Arte de Cordoba

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  • ESPACIO DE ARTE

    P R O Y E C T O F E D E R A L

    ARTE DE CRDOBA EN BUENOS AIRES

  • Un emprendimiento cultural de

    Suipacha 658Ciudad de Buenos AiresTel. [54 11] 4328 3287

    ISBN-10: 987-9358-27-9ISBN-13: 978-987-9358-27-6

    de los textos, Daniel Capardi de esta edicin, Fundacin Osde

    Impreso en el mes de septiembre de 2006en Docuprint, Argentina

    Fecha de catalogacin: 25/09/2006

    Capardi, DanielProyecto federal : arte de Crdoba en

    Buenos Aires / Daniel Capardi y Antonio Oviedo - 1a ed. - Buenos Aires :Fundacin OSDE, 2006.

    180 p. ; 29x20 cm.

    ISBN 987-9358-27-9

    1. Artes Decorativas. I. Oviedo, Antonio II.Ttulo

    CDD 745

  • Del 20 de octubre al 30 de noviembre de 2006

    P R O Y E C T O F E D E R A L

    ARTE DE CRDOBA EN BUENOS AIRES

  • FUNDACIN OSDE

    CONSEJO DE ADMINISTRACIN

    Presidente Rodolfo Gonzlez

    Secretario Omar Bagnoli

    Prosecretario Hctor Prez

    Tesorero Carlos Fernndez

    Protesorero Aldo Dalchiele

    Vocales

    Csar Amorosi

    Liliana Cattneo

    Horacio Dillon

    Daniel Eduardo Forte

    Julio Olmedo

    Toms Snchez de Bustamante

    Jorge Saumell

    Ciro Scotti

    COMIT DE ACTIVIDADES

    CULTURALES

    Presidente Rodolfo Gonzlez

    Secretaria Liliana Cattneo

    Omar Bagnoli

    Daniel Eduardo Forte

    Julio Olmedo

    IMAGO ESPACIO DE ARTE

    Direccin general

    Comit de Actividades Culturales

    de la Fundacin OSDE

    Coordinadoras ejecutivas

    Marcela Gen

    Mara La Munilla Lacasa

    Asistentes

    Nora Arrechea

    Micaela Bianco

    Juan Patricio Curci

    Nadina Maggi

    EXPOSICIN Y CATLOGO

    Curador

    Daniel Capardi

    Asistencia general de la exposicin

    M. Fernanda Almanza

    Investigacin

    Antonio Oviedo (coordinador)

    Equipo de investigacin

    Ana Clarisa Agero

    Sonia Banegas

    Diego Garca

    Alicia Rubio

    Documentacin

    Marta Fuentes

    Conservacin

    Eugenia Lardizabal

    Restauracin

    Silvina Moyano

    Jacinto Palacios

    Montaje

    Beto de Volder

    Ignacio Valdez

    Fotografa

    Susana Prez (Crdoba)

    Jos Cristelli (Buenos Aires)

    Diseo grfico

    Estudio Lo Bianco

    Correccin

    Alicia Distasio

    Mario Valledor

    Digitalizacin de imgnes

    Edge Premedia

    Impresin

    Docuprint S.A.

    AGRADECIMIENTOS

    La muestra ha sido posible gracias a la

    generosa colaboracin de las autoridades

    de la provincia de Crdoba y de los

    coleccionistas y artistas que han facilitado

    sus obras.

    Gobernador

    Jos Manuel de la Sota

    Vicegobernador

    Juan Schiaretti

    Secretaria de Gobierno

    Mara del Carmen Poplawsky

    Presidente de la Agencia Crdoba Cultura

    Pablo Canedo

    Director del Museo Provincial

    de Bellas Artes Emilio Caraffa

    Adolfo Sequeira

    Centro de Arte Contemporneo

    de Crdoba Chteau Carreras

    Fundacin Bonino

    Fundacin Roberto J. Viola

    Galera Grafis

    Galera Rubbers

    Galera Zurbarn

    Fernando Allievi

    Luz y Mauro Herlitzka

    Mario Martnez Crespo

    Julio A. Zelarrayn

  • N D I C E

    Umbrales de una coleccin: el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa 6

    Bibiografa breve 22

    Obras 23

    Cronologa 154

    Biografas y detalle de las obras expuestas 160

  • 6La coleccin de obras existente en el Museo Caraffa ofrece la posibilidad detrazar, aunque no exhaustivamente, una historia del arte producido en Crdobadurante el siglo XX, a la vez que permite explorar algunos de los avatares msrelevantes surgidos en el devenir de esa misma historia. No escapar a nadie elhecho de que la historiografa del arte local tiene un carcter disperso,fragmentario; sus expresiones suelen ser, y son, las ms de las veces, incompletas,carentes por ahora de un impulso capaz de abarcar o de dar cuenta de unatotalidad que resulta esquiva por las razones mencionadas. Tales limitaciones sehacen todava ms evidentes cuando se intenta recoger una prehistoria del artelocal. Lo mismo ocurre con el llamado perodo colonial, slo que en este ltimocaso sus manifestaciones perduran en la arquitectura de las iglesias y, en menormedida, en la faceta decorativa o pictrica de stas. Respecto de los aoscomprendidos por la colonia, corresponde destacar ciertos rasgos: el rol degrandes comitentes asumido por la Iglesia y las rdenes religiosas; asimismo, unacirculacin relativa de objetos y estilos desde cuadros barrocos a proyectos decarcter edilicio procedentes de la metrpolis espaola, y los surgidos dehibridaciones como lo fueron las pinturas de la escuela cuzquea y las variantesdel barroco arquitectnico traspuestas a Amrica.

    Desde los inicios del siglo XIX, los cambios drsticos provocados por losmovimientos de emancipacin empezaron a socavar de modo inevitable el podersocial de la Iglesia. Si bien su actitud de proteccin del desarrollo artstico sehallaba bastante consolidada y superaba la brindada por el Estado colonial, laprdida de su influencia se fue haciendo cada vez ms visible. Ms tarde, entremediados y fines de siglo, una serie de iniciativas, tanto privadas como estatales,erigieron un marco ms favorable para cimentar el espacio artstico. Pese a losazarosos vaivenes de la vida poltica, los esfuerzos del Estado en pos de laenseanza del arte no tardaron en mostrar resultados y avances. Gobernadorescomo Jos Javier Daz, Juan Bautista Bustos, e incluso la misma Confederacin,propiciaron efectivamente con sus medidas de gobierno el dictado de clases dedibujo. Sin duda la ms significativa result ser la creacin, hacia 1857, de lallamada Aula Acadmica de la Concepcin, a cargo del portugus Luis GonzagaCony, que fue el mbito de formacin de artistas como Genaro Prez, FidelPelliza, Andrs Piero y Herminio Malvino. A lo largo del siglo mltiplesvaivenes polticos agitaron el plano nacional y, obviamente, el provincial, y recindurante las dos ltimas dcadas del siglo XIX sobrevino un perodo de mayorcalma capaz de facilitar condiciones adecuadas para un crecimiento cualitativo dela actividad plstica en Crdoba, que se tradujeron en impulsos privados ypblicos claramente dirigidos a una institucionalizacin progresiva del espacioartstico. En este sentido, la nueva situacin queda reflejada en la creacin del

    U M B R A L E S D E U N A C O L E C C I N : E L M U S E OP R O V I N C I A L D E B E L L A S A R T E S E M I L I O C A R A F FA

    Daniel CapardiAntonio Oviedo

  • 7Museo Politcnico Provincial (1887), la de la Academia de Pintura (1896) y elanuncio de un sistema de becas para la formacin de los artistas en Europa.

    La apertura, en 1895, de la academia particular de Emilio Caraffa, conocidacon el nombre de Escuela de Pintura. Copia del Natural, se puede calificar de hitodecisivo en virtud de su carcter temprano y de su especificidad. Fue el gobiernode Figueroa Alcorta muy cercano a Caraffa el que le provey en esaoportunidad de recursos destinados a garantizar un proyecto educativo. Susprogramas de estudios incluan la figura, la naturaleza muerta y el paisaje, y entrelos docentes aparecen Ricardo Lpez Cabrera, Manuel Cardeosa, Toms Garzny el propio Emilio Caraffa. Trasladada en 1915 a un sector del teatro RiveraIndarte, un ao ms tarde, y a instancias del director de Arquitectura de laprovincia, Juan Kronfuss, y del gobernador, Ramn J. Crcano, la Escuela dePintura se instal en el recientemente inaugurado edificio de la Sala de Pinturadel Museo Politcnico Provincial, creado en 1887, cuya coleccin se inclinababsicamente hacia la historia natural. Aos antes, en 1911, un decreto delgobierno ordenaba la creacin de una seccin de bellas artes, dirigidaconjuntamente por el por entonces director del Museo Provincial, Jacobo Wolf, yel de la Academia, Emilio Caraffa. Ambos contribuyeron, ms all de tironeos ypugnas derivados de cuestiones econmicas, al incremento de la coleccin depintura, que sera la base del actual Museo Provincial de Bellas Artes EmilioCaraffa. En 1916, la coleccin se traslada al nuevo edificio del Parque Sarmiento,proyectado por Juan Kronfuss siguiendo lineamientos eclcticos luego viradoshacia un estilo neoclsico, y se separa del Museo Provincial en 1922, cuando sela designa como Academia de Bellas Artes, con la direccin del pintor EmilianoGmez Clara. El ltimo acto de la separacin institucional ocurre en 1930,cuando Antonio Pedone asume la direccin. Otro aspecto referido a una polticamusestica que empieza a definir sus cauces es el concerniente a la gestin deDeodoro Roca al frente del Museo Provincial durante el gobierno radical de Loza.Entre otras, la idea ms interesante de Roca apuntaba a concebir al museo comofoco de investigacin cientfica y centro de alta cultura, poniendo al mismotiempo de relieve la importancia de la investigacin del pasado colonial.

    Este cuadro quedara incompleto si se omitiera mencionar la accin dedeterminadas figuras vinculadas al mbito de la poltica provincial como RamnCrcano, Jos Figueroa Alcorta o Jos del Viso, todos ellos singularizados por lamisma preocupacin de impulsar iniciativas artsticas y musesticas (organizacin desalas de pintura, concursos, exhibiciones bianuales, subvenciones, becas al exterior,premios, etc.) que marcaron esta primera poca de tanteos y rumbos innovadoresen un terreno an lleno de interrogantes. En este sentido, Ramn J. Crcano es, sinduda, la figura sobresaliente. La decisin de adquirir en 1926, durante su segundomandato, una obra moderna Bailarines, de Emilio Pettoruti para el patrimoniodel Museo sigue siendo reveladora de las inquietudes personales de Crcano y, almismo tiempo, toca muy profundamente las distancias objetivas que mantena lapintura de Crdoba con lo que ya era por entonces la incontenible irrupcin de lasvanguardias. Quizs haya que esperar ms de tres dcadas para encontrar en laexperimentacin casi paroxstica de Jorge Bonino un gesto equivalente de audaciaante lo nuevo, a la altura del que produjo Crcano

    Caricatura de Sarmiento en El Mosquito, 1871

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    Asimismo, es importante subrayar el papel cumplido por sectores o gruposextraoficiales interesados en la organizacin de la cultura. Historiadores comomonseor Pablo Cabrera, magistrados o abogados como el positivista CornelioMoyano Gacita y Jos del Viso, y pintores como Genaro Prez se renen desde1894 en El Ateneo, suerte de primer centro cultural de la ciudad donde seorganizan en los tres aos subsiguientes prestigiosos salones de pintura. En ellosparticipan nada menos que Genaro Prez, Andrs Piero, Manuel Cardeosa,Herminio Malvino, Flix Pelliza y Honorio Mossi, y aunque estos salonesconstituyeron un importante espacio de consagracin, El Ateneo decaepaulatinamente hasta desaparecer finalmente en 1913. Por entonces, surgen otroscircuitos privados, como la Galera Bobone y, desde 1911, los Salones Fasce, quelograrn entre 1920 y 1924 el apoyo econmico de la provincia a los efectos deque se puedan instalar en ellos muestras en diversas pocas del ao.

    Paralelamente a todas estas lneas que, una vez esbozadas, tienden areafirmarse y aclimatarse, la constitucin de la coleccin del Museo Caraffamerece al menos algunas observaciones. Por aquellos aos se afirm con claridadla idea de que la cultura y sus manifestaciones prestigiosas merecan exhibirse. La representacin de la plstica y la representacin social de las elites seconvierten en trminos indisociables, de modo que no es difcil entender que ungnero como el del retrato haya despertado una inmediata y poderosa atraccinentre los miembros de las clases sociales ms altas. Por otra parte, ante lainexistencia de un arte local consolidado, surge el inters por la pintura europea,aunque sin embargo, no existen posibilidades inmediatas de incorporar o adquirirobras. En consecuencia, el decreto de 1912 que enumera los criterios paraconformar ese fondo de la coleccin, propugna que las obras pueden carecer de firma o no ser autnticas o, lisa y llanamente, que puedan tener el estatuto decopias, y, en ltima instancia, que sus autores puedan ser desconocidos.

    En este sentido, en el pasaje del siglo XIX al XX, el acontecer de la plstica deCrdoba muestra avances no muy firmes; en tanto, los titubeos estn a la ordendel da. No obstante, esta inestabilidad no es del todo negativa, sino que formaparte de un proceso en marcha en cuyo transcurso se han gestado una serie derelaciones de ciertas figuras entre s (Genaro Prez, Herminio Malvino, FlixPelliza, Honorio Mossi), con miras a la formacin del grupo o vinculadas aintereses acadmicos, pero que en modo alguno llegan a definir o elaborarprogramas estticos, y lo que en todo caso s adquiere primaca queda delimitadopor la institucionalizacin de una prctica en la cual todos ellos pueden,previsiblemente, ocupar un lugar.

    En este contexto, la actuacin de dos figuras clave contribuye a comprender laconstitucin del campo artstico de Crdoba: Genaro Prez y Emilio Caraffa.

    Sus derroteros artsticos son muy diferentes. Mientras que en la vida de Prezlos viajes son escasos, Caraffa se desplaza por distintos puntos de la Argentina yvisita, movido por bsquedas de ndole esttica, Npoles, Roma, Miln, Madrid yPars. Al igual que l, otros artistas, como Herminio Malvino, Octavio Pinto,Antonio Pedone y, aos despus, Jos Malanca, Roberto Viola y Ernesto Farina,fueron beneficiarios de becas concedidas para la formacin plstica en diversospases y durante perodos casi siempre prolongados. Estos viajes posibilitaron el

    HERMINIO MALVINO El Dr. Prez y el Prof. Mossi dibujando,1895Dibujo, 19 x 17 cmColeccin Museo Caraffa

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    contacto directo con las grandes obras del arte occidental y estimularon vocacionesque quedaran luego, en la mayor parte de los casos, plenamente reafirmadas.

    EL RETRATO Y EL DESNUDO Pese a la inexistencia de un mercado de arte,y a formas de mecenazgo an embrionarias, los gneros preponderantes, al menosa lo largo de las dos primeras dcadas del siglo XX, son el retrato, la pinturareligiosa y el paisaje. La mayora de las composiciones ms significativas de esteperodo son retratos de familiares de los artistas o de personas de claro prestigiodentro de la comunidad y, en menor medida, imgenes que reflejan el inters delautor por las costumbres de la poca. Cabe preguntarse qu es lo que determinael auge del retrato entre finales del siglo XIX y las primeras dcadas del XX. Unaposible respuesta es el influjo del pensamiento catlico en la formacin de lastradiciones de Crdoba, que se verifica no slo en el plano religioso sino tambinen el esttico. Ejemplo de ello son la arquitectura colonial y la ornamentacin detemplos y de casas de familia, en el sentido de que los pocos retratos familiaresdisponibles se vinculan con temticas religiosas. Esta situacin empez a cambiarhacia fin del siglo XVIII y principio del XIX, cuando los retratos son colgados enlos salones de las residencias ms importantes. La llegada desde distintos lugaresde Europa de maestros de pintura y pintores propiamente dichos CarlosODonnel, de La Corua; Guillermo Olivar, de Gnova, Honorio Mossi, deTurn aceler el proceso de laicizacin de la pintura que, desde siglos antesvena, producindose en el continente europeo. En Crdoba, la apelacin a lapintura como recurso para la decoracin de los salones se verifica al mismotiempo que la introduccin del retrato, cuyo propsito es el de homenajear a lospersonajes descollantes y a sus ancestros. Este hecho influye en la evolucin delarte local, si se considera que la llegada de la pintura al hogar burgus implicatanto la creciente autoafirmacin de sta como la de quienes la ejercen,impulsando con esa actividad una muy lbil conformacin de un mercado.

    De acuerdo con lo observado por E.H. Gombrich en su libro Los usos de lasimgenes, durante el siglo XVIII se pone en marcha una sutil transformacin de lafuncin del cuadro, que empieza a cumplir el rol de un recordatorio y a adquirir,al igual que los libros, el carcter de una fuente de conocimiento. A esterespecto, vale la pena destacar que Emilio Caraffa, por ejemplo, recibe el encargode pintar, inspirndose en el relato que hace Sarmiento en Campaa del EjrcitoGrande, un cuadro de considerables dimensiones con el ttulo de El paso del roParan por el general Urquiza (1896), obra que viene a exaltar un episodio delpasado que tuvo lugar antes de la batalla de Caseros. Tambin de Caraffa esEntierro en la aldea (1891), un leo donde retrata el cortejo fnebre de un nio y en el cual late la influencia de Un enterrement Ornans, de Courbet (1850). En una acuarela de 1918 titulada Escena de teatro, utiliza este mbito cercano a los temas del costumbrismo igualmente evocados por Piero en Escena decampo para retratar a un conjunto de actores que interpretan una pieza teatral.Las figuras individuales tambin se convierten en objeto de los retratos de Caraffa, como el Retrato de Juan D. Naso Prado, pintado en 1908.

    Un ejemplo destacable dentro de la obra de Fernando Fader, reconocidopaisajista, es el Autorretrato, resuelto con grandes trazos que evocan los de los

    El edificio del Museo Provincial, hoy Caraffa, en 1916

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    impresionistas. En Las colchas, la escena de costumbres es el camino elegido paramostrar a seis mujeres tejiendo y bordando telas. La mirada de una de las mujeresest dirigida al pintor y su fisonoma se desdobla en las cinco restantes, lo quepermite inferir la intencin de Fader de introducir sesgadamente otro gnero, eldel retrato. Algo similar ocurri con Enrique Borla, quien, adems de paisajes,realiz naturalezas muertas, desnudos y, en una faceta que tampoco escapa alacontecer del costumbrismo, trabaj las figuras insolentemente ambiguas de losdos pescadores representados en el cuadro conocido con ese ttulo.

    Entretanto, el pintor Jos Mara Ortiz eligi como modelos a mujeres deprocedencias sociales contrapuestas: La lechera (1894), en la que el anonimatosugiere su condicin humilde, y el Retrato de Doa Elina Oliva Igarzbal de Aguiar(1924), identificada rpidamente con un sector social prominente por su adustapose, su vestido y el sonoro apellido que da ttulo al cuadro. Cercano a esteplanteo que pone nfasis en la circunspeccin y severidad distante, se encuentra elRetrato de mi esposa (1903), de Manuel Cardeosa. El retrato de Lpez CabreraVerano busca apartarse de los cromatismos tenues y apagados, una actitud que mstarde parece haber adoptado Rosa Ferreyra de Roca en La urna verde.

    En el retrato parecen confluir los intereses de artistas y elites, y aquellos quedesempean un rol activo en la esfera poltica facilitan expresamente la realizacin dedeterminadas obras. En este sentido, el retrato de Jos Figueroa Alcorta, ejecutadopor Caraffa, responde a ese sistema de relaciones fluidas con el poder que cultivaronalgunos pintores. En la misma va, es importante mencionar los retratos de losJurez, de Manuel Lucero, del general Roca o incluso de Domingo F. Sarmiento,pintados por Genaro Prez; y al de Ramn Crcano realizado por Lpez Cabrera.

    Otra variante de este gnero, que cuenta con una larga tradicin en el arteoccidental, es la de los retratos de artistas, como el que Juan Gris le dedic aPicasso o, en nuestra geografa, los de Cesreo Bernaldo de Quirs a Fader y aRipamonte. En Crdoba, Herminio Malvino retrata simultneamente a HonorioMossi y Genaro Prez; Pedro Centenaro, a Onofrio Palamara. El retrato de JosHernndez realizado por Genaro Prez a partir de fotografas del escritor proponeuna representacin bajo condiciones diferentes a las que rigen las obras de suscolegas, como consecuencia de la mediacin de una reproduccin de la figura enuna tecnologa, por entonces, novedosa.

    Si se toma en cuenta que ya desde mediados del siglo XIX aparecen enBuenos Aires los desnudos de Prilidiano Pueyrredn y de Eduardo Schiaffino,resulta indiscutible que, en Crdoba, la prctica de este gnero se demora, puesrecin hacia 1921 Emiliano Gmez Clara presenta un Desnudo resuelto con lamisma osada retomada por otros pintores, como Francisco Vidal que lamanifestada por sus colegas porteos. La pregunta sobre las causas de estadilacin podra hallar una respuesta fcil en los prejuicios fomentados por laIglesia. En 1926 el gobernador Crcano deja sin efecto una ordenanza por la cualse prohiba a los modelos de las escuelas de arte posar totalmente desnudos. Coneste gesto parece ponerse en evidencia que el argumento del conservadurismotrastabilla y exige segn seala Alfredo Terzaga en Clericalismo y liberalismo. Doscaras de la medalla cordobesa fundamentos ms convincentes, capaces de albergarmatices en la interpretacin de una realidad de por s reacia a las simplificaciones.

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    A pesar de que la Iglesia va perdiendo paulatinamente su papel de comitenteen el campo del arte y de la pintura religiosa, y replegndose a medida quetranscurren las dcadas iniciales del siglo XX, algunos artistas son convocadospara realizar la decoracin del interior de Santo Domingo, San Francisco y laCompaa de Jess. Gonzaga Cony, Carlos Camilloni y Manuel Cardeosa, ascomo Genaro Prez y Honorio Mossi, copian telas, pintan murales y, en el casoparticular de Emilio Caraffa, ste tiene a su cargo, entre 1910 y 1914, ladireccin y el proyecto de decorado de la Catedral. Caraffa pint personalmenteLa iglesia triunfante o La gloria del cielo, ubicadas en la bveda central, y lasfiguras de San Juan y San Mateo, situadas en la pechina de la cpula. Vinculadocon esta misma temtica, cabe mencionar el cuadro de Gonzaga Cony Llegadadel ferrocarril a Crdoba, de 1871, donde se concilia la idea de un desbordanteprogreso con una simbologa clamorosamente religiosa. Pero esta operacin secompleta adems con la inclusin de dos retratos, el de Sarmiento y el de Mitre,quienes muy pronto, en razn de los destacados servicios prestados a la patria,alcanzaran el estatuto de prceres, si es que ya no lo eran por entonces.

    EL PERSISTENTE ESPACIO DEL PAISAJE No sera errneo afirmar queCrdoba en el ao 1895, de Honorio Mossi, marca un hito insoslayable enrelacin con los desarrollos del gnero paisajstico; tampoco faltaran razones paraotorgarle a este leo un carcter inaugural, considerando que en su composicinse anudan distintas variantes del paisaje: el urbano, el rural, el que hace confluir aambos, el que recoge ese elemento topogrfico de fuertes definiciones enCrdoba, como lo es la barranca. Cada una de las variantes mencionadas sernobjeto de ulteriores tratamientos en la pintura cordobesa; adems, todas ellaspersistirn en el inters de diversos artistas hasta fines del siglo XX, prolongandode ese modo la vigencia de un gnero que parece estar siempre provisto deenergas plsticas inagotables. Las razones de semejante perdurabilidad pueden sermuy diversas. Cierto rechazo a las innovaciones y rupturas desencadenadas por lasvanguardias no debera ser enteramente descartado. Acaso, tambin la de unaporfiada resistencia, nunca articulada conscientemente, hacia imposicionesprovenientes de Buenos Aires y que, como el acontecimiento formal de la compradel Pettoruti en 1926, siempre despertaron en todos los rdenes y en el delcampo artstico en particular idntica actitud. Ahora bien, hasta fines de ladcada del 20 el paisaje recoge sus imgenes de un espacio eminentemente rural.En tal sentido, y a lo largo de ese lapso previo a los aos 30, varias obras deLpez Cabrera, Camilloni y Fader constituyen una cabal demostracin de que lassierras fueron el espacio privilegiado en sus lienzos, sin perjuicio de admitir queotras opciones surgidas de la figuracin tuvieron, en dichos pintores y en otrostambin, sus expresiones no menos dignas de sealarse. A propsito de Fader, enRegando la huerta, la naturaleza se inscribe en un mbito donde el costumbrismoadquiere cierta resonancia.

    Lugares geogrficos de Crdoba o del norte argentino son en gran medidalos que traslada el tenaz paisajismo de Manuel Coutaret, y las sierras, de tangiblevisibilidad, se destacan con sus formas leves y sus tersos relieves. Masas ycontornos de montaas que no pueden disimular su artificialidad rodean caseros,

    JUAN KRONFUSSPlanta del Museo Provincial, segundo proyecto,1916Archivo de la Direccin General de Arquitectura dela Provincia de Crdoba

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    lagos, ros o arroyos; con frecuencia estn surcadas por caminos serpenteantesdonde la presencia humana suele ser escasa. Reina una atmsfera sosegada y hastaevanescente que los tonos suaves contribuyen a acentuar, excepto cuando esosmismos tonos se ensombrecen y se cargan de un dramatismo efectivamentetransmitido a quien lo contempla. Paisaje de Crdoba rene esos dos aspectos: porun lado, la exposicin de una naturaleza apaciguada, calma, envuelta por unsortilegio engaosamente ingenuo como se advierte en Montaas mgicas y porel otro, separada por un compacto muro rocoso, la sombra entrada a una minacon vagones y con mineros que acaban de emerger de las profundidades de latierra. Otro cuadro que excede su estatuto de paisaje y se proyecta a otradimensin es Prometeo, cuyo ttulo, tomado de la mitologa griega, escorroborado: entre las montaas se distingue un pico cubierto con una densa lavaroja que habra que asociar al fuego prometeico (como smbolo de la accincreadora del artista), puesto que la imagen que lo presenta se encuentra sumidaen un cromatismo tan agitado como inverosmil.

    Si, en buena medida, el paisaje defini el centro de gravedad de la plstica deCrdoba, resulta indispensable desmontar algunos de los dispositivos que explicanlas diversas modalidades que asume este gnero. Uno de ellos es la migracin depintores, tanto la de aquellos que partieron de Crdoba como la de los que llegarona la ciudad. As, para Emiliano Gmez Clara, Octavio Pinto, Jos Aguilera, EmilioCaraffa, Antonio Pedone, Jos Malanca, Roberto Viola y Ernesto Farina, el comndenominador fue el viaje artstico al extranjero: a Italia San Gimigniano,Florencia, la Toscana, a Espaa Vigo, a pases de Latinoamrica Per, Bolivia,Chile, incluso a Japn y China. Viaje artstico que, a su vez, prolong una actitudesttica referida al paisaje con el fin de resituarla en otros suelos. A la inversa,Crdoba y sus lugares serranos representaron para pintores oriundos de BuenosAires, como Cupertino del Campo, Jos Fioravanti, Atilio Malinverno, Italo Botti,Ceferino Carnacini, Ernesto Riccio, Eliseo Coppini y Miguel Carlos Victorica, unespacio para desplegar sus propias versiones del paisaje; en cambio, las de LuisTessandori, Herminio Malvino, Walter de Navazio, Francisco Vidal, LuisCordiviola, Carlos Camilloni, Jorge Horacio Crdoba, se concentran en un mbitoeminentemente rural a determinadas horas que pueden ser las del atardecer, las del

    JOS MALANCALas cuatro estaciones: La primavera, El verano, El otoo, El invierno, 1949-1954(polptico), leo s/tela, 153,5 x 153,5 cm c/parte Coleccin Museo Caraffa

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    medioda o las del descanso, o bien plasmando casi nostlgicamente arroyos,corrales con animales, recortes inmviles y silenciosos del campo. Pero si se buscaun paradigma de la quietud difana, no se tardar en hallarlo en muchos de lospaisajes pintados por fray Guillermo Butler, entre los cuales Hora de siesta es uno delos ms destacables.

    Otra de las variantes del paisaje pone en foco distintos aspectos de la urbe. El nombre de una calle, Rivadavia, es un paisaje urbano pintado por Aguilera enel cual se yergue la inconfudible arquitectura de una poca. Ernesto Farina, porsu parte, introdujo en sus cuadros rasgos distintivos de esa arquitectura y de susformas edilicias: as se las aprecia en sus terrazas e incluso en Calle de pueblo,donde las fachadas guardan no pocas semejanzas con las de la ciudad. OnofrioPalamara, en sus macizos y sombros paisajes urbanos, evoca repetidamente unaCrdoba inquietante.

    Los sectores perifricos de la ciudad han sido tambin objeto de las pinturasde Olimpia Payer El abrojal, de Crrega Nez Aledaos y Barrio humilde,en las que la barranca, ese gran tema, indisociable de la topografa de Crdobadesde que Sarmiento lo fund en la escritura del Facundo y fuente de tcitainspiracin de otros pintores, no est ausente. Tampoco lo est en las lgubresimgenes de Incendio en los hornos, de Egidio Cerrito, quien, llevndolo a otrocontexto menos explcito, tambin pinta las barrancas en Campo argentino.En La tormenta, de Horacio lvarez, la presencia recurrente de unas barrancasprovoca miedo y desconcierto en las figuras humanas que, vanamente, intentanatravesarlas. En la obra de Ramn Villafae Areneros, las barrancas aparecendispuestas en consecutivos escalonamientos que culminan en la parte superior delcuadro con un conjunto de casas dispersas que se van apretando hasta conformarlo que se alcanza a distinguir como el contorno de una ciudad.

    Alternando entre la urbe y el campo, el paisajismo cordobs ha perduradolargamente en la historia de la pintura cordobesa, y sus desarrollos,invariablemente anclados en la figuracin, suscitan, sobre todo en relacin conesta ltima opcin esttica, algunos interrogantes. En particular una de estaspreguntas, que subyace a los recorridos realizados hasta aqu, merece formularseantes que ninguna otra: Cul fue la razn de la duradera continuidad que tuvo lapintura paisajstica entre los pintores de Crdoba? Se podr aducir que existiuna adhesin en buena medida inalterable a un gnero que se ha mantenidoprcticamente igual a s mismo por siglos en la pintura occidental. Pensarlo bajoesos trminos dejara sin embargo de lado la posibilidad de hacer intervenir otrofactor oportunamente sealado hace ms de tres dcadas por el ensayista,historiador y crtico de arte Alfredo Terzaga en su libro Crtica de arte en laplstica de Crdoba. Con sagacidad no exenta de irona, Terzaga pona entoncesde relieve que los pintores se dejaron ganar por la rutina cmoda de un mediotranquilo la del ejercicio de la docencia, por ejemplo y de ese modoquedaron a trasmano de las preocupaciones que renovaban la pintura argentina.El juicio parece tener un carcter irrefutable, sobre todo si se considera que recinhacia los aos 50 otra generacin de artistas plsticos empezar a transitarcaminos todava a medias desconocidos, que ms tarde impulsarn vidamente las rupturas y las osadas vanguardistas.

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    INTERVENCIN Y PATROCINIO PRIVADO Existe un consenso generalacerca de que el golpe de Estado que derroc a Juan D. Pern en 1955 abri unanueva etapa en la historia del pas. Lo que sigue son cambios que no solamente secircunscriben al mbito de la poltica, sino tambin a lo cultural, comoconsecuencia de las acciones de desperonizacin iniciadas luego del ascenso dePedro E. Aramburu a la presidencia de la Nacin.

    En ese sentido, esto puede ser til para indicar cambios en el espacio mslimitado del arte local. En lo concerniente a las artes plsticas, el estado provincialestablece como eje de su gestin la organizacin de salones verdadera institucinen el pas, algunos de alcance nacional, cuya poltica era la de difusin ypromocin, adems de constituir un importante recurso para la ampliacin delpatrimonio del Museo. Los Salones de Artes Plsticas se iniciaron en 1951, bajoel gobierno peronista, y tuvieron continuidad hasta 1972, sin que sufrieranalteraciones durante todo ese perodo, salvo en el mecanismo de la constitucinde jurados. Esta voluntad de continuidad se ve reforzada si consideramos queVctor Manuel Infante, uno de los ms activos promotores del arte local, semantiene como director del Museo Provincial desde 1953 hasta 1963,sobreviviendo a los vaivenes polticos del perodo. La descripcin de estos hechosindica cierta autonoma del espacio artstico, que mantiene una relativaestabilidad.

    El patrocinio privado comenz en 1958 y rpidamente fue ganandoimportancia, al punto de llegar a posicionar en poco tiempo a la ciudad deCrdoba en un sitio de privilegio dentro de la escena del arte nacional einternacional. Es evidente que la transformacin acelerada de la posicin deCrdoba en el mundo internacional del arte durante la primera mitad de los 60se debe a la iniciativa de Industrias Kaiser Argentina (IKA), que organiz cincosalones de artes visuales desde 1958, sumados a las tres clebres bienalesamericanas de arte entre 1962 y 1966. Este tipo de acciones no fue privativo deCrdoba: el mismo ao que se inauguraba el Primer Saln IKA de Artes Visuales,abra en Buenos Aires el Instituto Di Tella. En ambos casos opera la mismaalianza industria y arte, una conjuncin que adquiere valor especfico si se vinculacon las ideas de desarrollismo, internacionalismo y modernizacin cultural.

    La respuesta correcta a la cuestin del rumbo que deba seguir el capitalismoargentino en la era posperonista era la postulada por el desarrollismo: el pas tenaque abandonar la posicin de productor de bienes primarios que ocupaba en ladivisin internacional del trabajo, y sostena que ese cambio no se lograraespontneamente. La idea de desarrollo, como subraya Carlos Altamirano, fueuna variante de la idea de progreso y, como sta, supuso una visin del procesohistrico en trminos de etapas sucesivas de mejoramiento creciente de la vidaindividual y colectiva que, aunque parece concentrarse en el avance tcnico yeconmico, abarca en definitiva todas las esferas de la vida social.

    Esto parece verificarse en diversos proyectos y acciones que promovan laactualizacin de la cultura, encontrando un lugar privilegiado en el mbitouniversitario y cientfico sector que haba sufrido la prdida de su autonoma apartir de las intervenciones durante el peronismo, y se presentaba como un

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    movimiento doble, esto es, combinacin de apertura al mundo y recuperacin,luego del atraso provocado por el encierro del gobierno depuesto en 1955,segn los enfoques de Silvia Sigal y Andrea Giunta.

    Esa identificacin llamada tambin modernizacin o actualizacin es unode los sentidos que seala el trmino internacionalismo. La otra dimensinsemntica de este concepto especialmente en el mbito de las artes es elreconocimiento buscado en los centros artsticos extranjeros.

    Tal articulacin de la retrica desarrollista y los proyectos internacionalistascon un espacio artstico disperso y sin demasiado apoyo estatal funciona como lacondicin que permite que el emprendimiento artstico de IKA encuentrerepercusiones positivas inmediatas.

    La iniciativa de los salones responde entonces a las tareas y estrategias de laoficina de Relaciones Pblicas de IKA, y buscan trasladar segn A. Giunta alplano simblico de las representaciones culturales los xitos alcanzados en elplano econmico. Los salones de arte IKA se inician en 1958 y se organizan conuna regularidad anual hasta 1961. El ltimo tiene lugar en 1963.

    Si bien los estilos y las tendencias estticas de los artistas premiados en lossalones IKA resaltan por su variedad y heterogeneidad, es innegable que a su vezapuestan, en grado diverso pero siempre atenuado, a elementos modernistas.Adems de los rasgos generacionales que conforman el criterio clave en losabordajes acerca de la historia del arte argentino o cordobs, esa condicin es laque permite la denominacin de Artistas Modernos que el crtico CayetanoCrdova Iturburu supo darles y que es retomado por Nelly Perazzo y MaraCristina Rocca. Esta ltima admite que el grupo era heterogneo, estabacompuesto por distintas tendencias plsticas, con relaciones laxas y sin unprograma definido, pero decide mantener la denominacin, pues la idea degrupo encierra una preocupacin comn: quera y necesitaba nuevos espaciosexpositivos, dado que los tradicionales estaban ocupados por los artistasconsagrados.

    Ese grupo estaba conformado por Pedro Pont Vergs, Jos de Monte, RalCuquejo, Tito Miravet y Luis Saavedra, as como por Alfio Grifasi, ManuelReyna, Ral Pecker, Csar Miranda, Marcelo Bonevardi y Antonio Segu, todosellos premiados en repetidas ocasiones en los Salones Provinciales de ArtesPlsticas. Roberto Viola y Ernesto Farina, pertenecientes a una generacinanterior e impulsores de la renovacin esttica, constituan los referentes delgrupo. La denominacin de Artistas Modernos y ciertas coincidencias en sustrayectorias y en sus bsquedas estticas y estilsticas deberan, sin embargo,poner en duda la idea de la existencia de un grupo. El hecho de compartir unacoyuntura favorable en tanto artistas vinculados al modernismo esttico y a losintentos de renovacin no garantizaba que, una vez concluida dicha coyuntura, elgrupo lograra consolidarse. Esta impresin adquiere consistencia si se considera laausencia en Crdoba de tradiciones de vanguardia o modernas en las que talesartistas pudieran reconocerse o enfrentarse y, complementariamente, tener laposibilidad de fundar con sus acciones, proyectos y obras un legado para losfuturos artistas. Este panorama sombro no implica un juicio ni sobre la calidadde estos pintores ni sobre sus producciones.

    OSCAR CAPRISTOConfluencias, 1960leo s/tela,160 x 80 cmColeccin Museo Caraffa

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    Otro de los rasgos comunes es la presencia discreta de ciertas opcionesmodernas como el expresionismo, sin que se puedan descartar las surrealistas,informalistas y geomtricas.

    La aparicin de las bienales expresa no slo la sustitucin de un tipo de apoyopor otro, sino la conviccin de que los salones y las bienales cumplen el rolformativo y pedaggico que antes desempeaba el viaje a Europa, y seala laposibilidad para el artista de ser reconocido en los centros artsticos del mundosin traspasar frontera alguna.

    La radicalizacin de la Revolucin Cubana a principios de los 60 condujo a EE.UU. a la bsqueda y articulacin de un nuevo programa poltico dirigido aestablecer vnculos con Amrica Latina sobre otras bases. El objetivo era promoveruna presencia norteamericana capaz de servir al propsito del crecimientoeconmico y la transformacin social en un marco seguro. La Alianza para elProgreso tal el nombre que encontr esta vocacin panamericanista postulabaentonces una serie de medidas que buscaban frenar el avance del comunismo enel continente. Esta nueva trama interamericana deriva en una ampliacin de losconflictos en los cuales la cultura se convierte en una de las armas clave. Las Bienales Americanas de Arte que organiza IKA se ubican dentro de esaconstelacin ideolgica, cuyos polos pueden identificarse con el desarrollismogradual y la va revolucionaria.

    Siguiendo a Mara Cristina Rocca, las bienales de Crdoba respondieron auna confluencia de intereses en torno de la importancia del arte por parte dediversos actores provenientes de espacios especficos el artstico, la industriaprivada, el estado provincial, un nuevo pblico, todos ellos cobijados por elamplio espectro de posibilidades que brindaba el optimismo de la poca. Se destaca particularmente la alianza basada en la aspiracin de una prontamodernizacin cultural, surgida entre los artistas modernos locales y la IKA.Estos encuentros, subraya Rocca, no fueron casuales ni anecdticos, sino quedieron cuenta del estado de la cultura cordobesa y de cmo esas propuestasresultaron muy adecuadas a los intereses expansionistas de la poltica culturalnorteamericana. Sin embargo, el peso de la empresa, desde su Oficina deRelaciones Pblicas, parece ser determinante, en especial porque logra haceringresar al proyecto de las bienales la nueva posibilidad que pareca abrirse para elarte latinoamericano. No es casual, entonces, que Jos Gmez Sicre, jefe de laDivisin de Artes de la OEA, se convirtiera en uno de los asesores privilegiadosen la organizacin de las bienales, adems de participar como jurado en las dosprimeras. Su colaboracin consista en aconsejar desde la elaboracin de losreglamentos, los premios a ofrecer y la forma de adquisicin de las obras, hasta el papel que deba cumplir la bienal en el enfrentamiento con el comunismo. Con referencia a las bienales Rafael Squirru dice que su importancia estriba en que es manifestacin de cultura y la cultura es el medio ms importante de penetracin poltica. Esta dimensin del carcter de poltica culturalpermanentemente explicitada de las bienales dejaba en un segundo plano elprograma esttico, que, de todas maneras, no resultaba fcil de definir.

    El valor diferencial de la bienal de Crdoba resida justamente en suespecificidad continental. La convocatoria, limitada a pintura disciplina

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    reconocida tradicionalmente y vinculada al prestigio que la empresa buscaba,exclua la participacin de tendencias vinculadas al experimentalismo o lasvanguardias. Esa decisin, a pesar de ser cuestionada en variadas ocasiones por losartistas y los asesores, se mantuvo, al parecer, por voluntad de IKA.

    Para lograr el xito esperado en la planificacin de las bienales seinstrumentaron simultneamente complejas estrategias que suponan laparticipacin de diversos actores e instituciones. Las acciones especficasvinculadas con la organizacin de un premio internacional abarcaban, entre otras,la presentacin de exhibiciones extranjeras, la invitacin a participar comojurados a crticos de mximo reconocimiento en la escena internacional, as comola programacin de un itinerario internacional para la exhibicin de las obrasseleccionadas o la coordinacin del concurso con mltiples actividades paralelas.

    La continuidad de las bienales se vio afectada por la crisis econmica de laempresa. A pesar del giro autoritario que la poltica argentina tom con el golpede 1966, IKA pensaba continuar con el proyecto de las bienales. La venta de IKAa Renault, en 1967, adems de hacer manifiestos los problemas profundos queafectaban al modelo de crecimiento econmico de la provincia, supuso, ante lafalta de inters de la marca francesa, el fin del programa artstico americanista.

    Una dcada ms tarde, en noviembre 1975, Oscar Brandn presentaba lospremios del concurso nacional que haba organizado desde el Museo MunicipalGenaro Prez, que diriga desde 1971: Si pensamos que Crdoba, en undeterminado momento, hace poco menos de una dcada, se haba convertido enun importante centro plstico internacional, tendramos que consultar a uninvestigador en psicologa social para saber a qu se debi su letargo posterior. El objetivo de Brandn era y por eso describa un panorama negativo proponerla organizacin de un premio nacional de gran nivel que le permitira a la ciudadrecuperar, en parte, esa posicin de privilegio que ocupaba en el circuito artsticointernacional a mediados de los 60. De todas maneras, y ms all de la evidentejustificacin de las polticas encaradas por Brandn, nos interesa rescatar larepresentacin de la plstica local en los casi diez aos que van de 1966 a 1975,un perodo dominado por una pasividad que parece ser sntoma de un malestarprofundo.

    Si pensamos en la dinmica del espacio artstico en ciudades como BuenosAires o Rosario durante esa poca, Crdoba aparece sumida en un climaenrarecido. En esas dos ciudades se produce un proceso que va delexperimentalismo o las tendencias vanguardistas, en el marco de instituciones quelas apoyan e intentan promoverlas, a una creciente radicalizacin artstica quetermina, primero, en expresiones antiinstitucionales y, ms tarde, en el pasaje dela vanguardia artstica a la poltica. Este desplazamiento tiene lugar a fines de los60 y encuentra en Tucumn arde (1968) su punto de inflexin. En Crdoba no seproduce un fenmeno semejante. Es durante la gestin C. Matas Funes al frentedel museo Caraffa cuando se produce el conflicto en torno al Saln de ArtesPlsticas de Crdoba de diciembre de 1970, ao en el que tambin hubo quejaspor la organizacin del V Saln Juvenil. Unos meses antes, en agosto, tiene lugaruna exposicin denominada De la figuracin al arte de sistemas que, en definitiva,constituye la presentacin del CAyC en Crdoba. Luego de una serie de

    Jurado de premiacin del Saln de Crdoba,1967

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    CARLOS FERPOZZICiclos I,1966Partitura presentada en las I Jornadas de MsicaExperimental

    conferencias en las que participaron Osvaldo Nessi, Jorge Romero Brest, JulioPayr y Enrique Piero, tiene lugar el polmico XVIII Saln. A pocos das de laapertura, Carrega Nez, representando a los Artistas Plsticos Asociados deCrdoba, enva una nota al doctor C. Luque Colombres, ministro de Educaciny Cultura de la provincia, planteando varias objeciones y crticas al Saln.Especialmente critica el nombramiento como miembros del jurado de JorgeGlusberg, Osvaldo Nessi, Ernesto Deira y Alfredo Plank, argumentando laincompetencia y escasa representatividad de los integrantes designados. Si bien lasobjeciones apuntan a los premios otorgados, establecen una conexin significativaentre las obras premiadas y las conferencias antes citadas.

    Al margen de las instituciones tradicionales, podemos visualizar la emergenciade otro proyecto a principios de los aos 70, concentrado especialmente en lagrfica y el asociacionismo. La eleccin del grabado como soporte o medioexpresivo supone ya una toma de posicin en cuanto al vnculo arte/sociedad. En este marco aparece el Club de Artistas Plsticos de Crdoba, que, adems dela siempre renovada intencin de organizar una red de relaciones que permitiera a los artistas del interior evitar el circuito de reconocimiento y consagracin deBuenos Aires, construye en Crdoba un centro alternativo. Accin esta, cabeaclarar, que no implica una poltica antiinstitucional.

    Entre 1965 y 1966 se produce la irrupcin de expresiones artsticas quepodramos definir como vanguardistas. Entre ellas, cabe mencionar laorganizacin del Primer Festival Argentino de Formas Contemporneas oAntibienal y las Jornadas de Msica Experimental, ambos realizados en el marcode la III Bienal Americana de Arte, en 1966, y la experiencia performativa deJorge Bonino, protagonista central de la que fue llamada una vanguardiaintempestiva en Crdoba.

    En el primer caso, si bien la Antibienal fue organizada por cordobeses, supusola participacin excluyente de artistas de Buenos Aires y Rosario, vinculados alInstituto Di Tella. El mismo Jorge Romero Brest presenta el catlogo del festivaldifundido como el lugar para la expresin de las tendencias no contempladas enla bienal. Dominan las intervenciones urbanas, los happenings y el pop, queterminan por provocar cierto escndalo que deriva en su clausura. En el segundocaso, las Jornadas fueron organizadas desde el Centro de Msica Experimental dela Universidad de Crdoba, contaron con el envo de reconocidos msicosexperimentales a nivel mundial como John Cage y tuvieron un xitoimprevisto en los cuatro conciertos ofrecidos en Cinerama. El ltimo es quizs elque merezca un anlisis ms detallado. A partir de su primer espectculo (Boninoaclara ciertas dudas, de 1965), Jorge Bonino plantea formas y modos que sern losque terminen por imponer las performances de principios de los 70. Elespectculo de Bonino tiene una dimensin que incluye la representacin teatraly un dispositivo verbal que enfatiza la arbitrariedad de todo sistema lingsticoy la construccin de sentido que deriva de su uso, a travs de la invencin de unalengua inexistente que, por eso y con la ayuda de la representacin, se convierteen universal. Los elementos que acompaan sus improvisaciones un pizarrn,un mapamundi, diplomas para los asistentes sealan su pasado como profesoruniversitario.

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    PRODUCCIONES DE LA POSDICTADURA Con el retorno de lademocracia en 1983, la recuperacin de la memoria y las demandas de justicia seenlazaron con la tarea de reconstruccin del Estado y un nuevo pacto con lasociedad. Lo que para muchos constituy algo ms que una simple narracin decrmenes o testimonios, permiti someter esos acontecimientos a la accin de laley. El Nunca ms y el juicio a las Juntas marcaron una dimensin histrica quecondujo a la reordenacin de las significaciones de ese pasado, y lo constituyeronen la referencia que abre este perodo.

    En medio del exceso meditico de imgenes y testimonios, los temas de lamemoria y los derechos humanos se instalan tardamente en la escena pblica yorganizan la visibilidad en los primeros aos de la democracia. Todava sonanalizados a la luz de componentes imaginarios, bsicamente culturales,determinantes de una manera de percepcin y experiencia, hecha de visiones,escenas y creencias que no estn exentas de clichs y lugares comunes. Estoplantea las condiciones de la criba, o el grid, de las producciones del perodomencionado.

    Algunos rasgos estilsticos predominan en las producciones de dicha poca, en la interseccin de las influencias externas y las apropiadas por cierta memoria.As, en su uso contemporneo, la parodia se aplica a algunas prcticasneoexpresionistas. Para tal fin utilizan la cita, con el objeto de ignorar ideasconvencionales de destreza pictrica, lo cual torna difcil la distincin entre unabuena y una mala obra. Slo algunas galeras exhiben estas producciones comoJaime Conci o Feldman, pero aqu las cotizaciones no alcanzan los mismosniveles que en los pases centrales.

    Estas producciones no carecan de significado poltico o social. Aun cuando lapintura era equiparada a la moda y a un objeto de transaccin comercial, existamenos demora en la puesta al da del lenguaje, con lo cual el clich parecanaturalmente integrado a su realizacin.

    El intento de reordenamiento de significaciones a travs de losacontecimientos sealados al comienzo abre la posibilidad de interrogarse sobrelos alcances de las representaciones artsticas, incluso las muy anteriores y las queemergen a travs de prcticas nuevas que implican repeticiones y diferencias.Prevalece un dominio de la tcnica que fue caracterstico del arte cordobs, y suprctica muestra aires renovadores. Pero aun cuando las ideas conforman elcorpus internacional, a nivel local los artistas parecen estar atravesados por lasmismas inquietudes de los primeros modernos de los aos 60. Sus obras,figurativas en la mayora de los casos, exhiben rasgos expresionistas, surrealizantes,o apelan a cruces estilsticos derivados de la figuracin libre, y hasta llegan a laabstraccin, de escasa tradicin en el medio. La parodia se apodera de ellas y sedirige intencionalmente contra los aos del proceso militar. Tambin adquierepreeminencia el humor, que haba cumplido un rol destacado en algunos eventosde las bienales IKA, as como durante los 70, con las bienales del humor y lahistorieta en el Museo Municipal Dr. Genaro Prez.

    Roque Fraticelli, Remo Bianchedi, Pablo Canedo, Mario Grinberg, PabloBaena, Roger Mantegani, Rubn Menas, Oscar Pez, Fernando Allievi, FabinLiguori, Pablo Scheibengraf, Marcelo Torreta y Ramiro Vzquez son algunos de

    Jorge Bonino

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    los artistas que trabajan en este perodo. La obra de estos pintores prosigue hastael presente, mostrando la diversidad de imgenes a las que vienen recurriendodesde la dcada de los 80. Se podra agregar a lo ya expresado que en ningn casoestn presentes el descuido en la factura o la intencin crtica hacia destrezastcnicas tradicionales, hacia los modos de ejecucin, pero desde el punto de vistadel lenguaje estos artistas abren caminos continuados por algunos ms jvenes, yen otros casos retoman incipientes recorridos de la tradicin de la pintura deCrdoba.

    El conocimiento del origen de la obra conforma nuestra manera de mirarla,escucharla o leerla y nos suministra las formas no obvias a las que aqulla separece o de las que se diferencia. En este sentido, la redistribucin de fronterasque plantea la escena global promueve la aparicin de nuevas prcticas, que nopueden citar o referir fcilmente a alguna tradicin, excepto la instituida por lareproduccin.

    Probablemente, la generacin de la mayor parte de las producciones de los 90nace de una poca tecnolgica en la que el control de las imgenes estabaconfiado a la mquina, y para la cual el mundo era antes que nada, algofotografiado, publicado en diarios o emitido por algn canal de televisin; unapoca en la que todo era sometido a procesos de reproduccin. Estos fueronsustituidos por el de la remake o, en otros trminos, el de rehacer, en donde cadaimagen y su procesamiento reflejaban el mismo procesamiento y la mismaimagen. Los artistas de estos aos adoptan distintos usos de la imagen, desde lafotografa hasta la desmaterializacin sonora.

    A partir de la fotografa, Res, Marcos Lpez, Adriana Bustos, Anank Asseff,Gabriel Valansi y Hugo Aveta remiten en muchos casos al retrato: El boxeadorRal Balbi, en el antes y el despus de una pelea; el Asado en Mendiolaza, comoparodia de la ltima cena, que incluye el grotesco en una escena colectiva deartistas locales; el registro del animal de un carro cartonero de la ciudad; cuandono el autorretrato resuelto como marca de gnero.

    Asimismo, se eligen las tomas de imgenes televisadas por una cadena queemite escenas de bombardeos de la Guerra del Golfo, o bien se reconstruyenespacios que emergen de arquitecturas ficticias. La fotografa es, sin duda, ellenguaje que introduce una mirada que no estaba en la escena. Este lenguajeaparece en un medio contaminado de imgenes y procedimientos capaces demotivar a un pblico joven. Los cruces que plantea la fotografa, como el de lasartes electrnicas el sonido y la utilizacin digital en imgenes y soportes, sedefinen por oposicin a la resistencia a innovaciones que alteren la vigencia delarte de la pintura.

    Jos Pizarro propone un retrato en el cual los criterios de la instalacinadquieren peso propio: una pintura que contiene un gesto digital realizado a lamano y un casco con inscripciones publicitarias que remiten al crneo delmemento mori. Eventos como Las Jornadas de Msica Electroacstica que dealgn modo retoman en estos aos el evento tambin realizado en el marco de laltima bienal IKA permiten el desarrollo en forma incipiente de la investigacinsonora por un grupo de msicos. Este rpido tejido de acontecimientos sita eltrabajo de Juan Sorrentino, consistente en recomponer de manera efmera

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    retratos, a partir de relatos de espectadores eventuales, en el espacio vaco debastidores blancos que se inspiran en algunas obras pertenecientes al primerperodo de la pintura de Crdoba, en las obras de Manuel Cardeosa y RosaFerreyro de Roca.

    Estas obras pueden concebirse como derivas del arte conceptual que noprosperaron debido al poco inters de las galeras, y que hoy tienen un destinociertamente rratico, puesto que la crtica no se interes, y de ese modo se volvidifcil su recepcin. Son los espacios acadmicos los que pueden legitimar estetipo de obras? Paradjicamente, en la actualidad la actividad desarrollada desdeestos centros promociona sus propios productos. La autocelebracin tal vez sea elrasgo ms evidente de la poca. Otras prcticas emergentes que pueden sealarseson la de los colectivos Costuras Urbanas, Urbomaquia o Recolectivo, deexistencia eventual o discontinua que operan en el espacio pblico redescubiertoen los aos del retorno a la democracia.

    Si el desarrollo de una historia del arte local sigue siendo algo pendiente,toda mirada retrospectiva debiera intentar pensar las obras y los estilos comoproductos que exceden tanto los atributos individuales del artista como eldesarrollo puramente disciplinario. Incluso no tanto en cuanto correspondencia o comparacin referida a las obras, sino respecto de las similitudes entre losresultados creativos. Esto nos llevara ms directamente a la mirada que cadapoca construye.

    La vieja idea que afirma que las obras slo pueden evolucionar si permanecencircunscriptas en el interior de su medio especfico, condicin de su autonomasegn seala Clement Greenberg, se traslada a la escena local, que evidenciatambin ciertas claudicaciones, al enfrentar el problema de la modernidad comoconcepto heredado, y la imposibilidad de postular previamente una categorageneral abstracta. Esto explica que algunas producciones, muchas veces reducidasa parmetros acadmicos, parezcan marginales o insignificantes, y que incluso seimpulsen otras destinadas fatalmente al circuito tautolgico de la originalidad. La escena actual se manifiesta como un espacio molecular, fragmentado, poroso,que incita la bsqueda emprica de pluralidades como condicin previa paraencontrar modelos unitarios, y de los que pueden dar cuenta algunaspublicaciones recientes. Como exteriorizacin de lugares, puesta en obra deconsignaciones (archivo), o en la formulacin de pasos diferentes. En estesentido, el arte de Crdoba se habra convertido en un campo de investigacincada vez ms amplio, abierto al ejercicio de la crtica.

    Afiche de El da electrnico, 1993Museo Caraffa

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  • O B R A S

  • L U I S G O N Z A G A C O N Y

    Llegada del ferrocarril a Crdoba, 1871leo sobre tela, 162,5 x 205 cm

    25

  • E M I L I O A . C A R A F FA

    Playa de Vigo, 1889leo sobre tela, 40 x 76 cm

    26

  • 27

    E M I L I O A . C A R A F FA

    Entierro en la aldea, 1891leo sobre tela, 109 x 150 cm

  • 28

    E M I L I O A . C A R A F FA

    Escena de teatro, 1918Acuarela sobre papel, 61,5 x 40,5 cm

  • G E N A R O P R E Z

    Ruinas, s/fleo sobre madera, 22 x 32 cm

    29

  • J O S M A R A O R T I Z

    La lechera, 1894leo sobre tela, 134 x 86 cm

    30

  • H O N O R I O M O S S I

    Crdoba en el ao 1895, 1895leo sobre tela, 50 x 195 cm

    31

  • H E R M I N I O M A LV I N O

    Arroyo serrano, 1895leo sobre tela, 73 x 112 cm

    32

  • M A N U E L C A R D E O S A

    Retrato de mi esposa, 1903leo sobre tela, 88 x 61 cm

    33

  • O C TAV I O P I N T O

    Numen tutelar de Ongai, 1910leo sobre tela, 154 x 120 cm

    34

  • 35

    O C TAV I O P I N T O

    Puente imperial de Pekn, s/fleo sobre madera, 48,5 x 61 cm

  • E M I L I A N O G M E Z C L A R A

    Piazza del Popolo, 1913leo sobre tela, 150 x 200 cm

    36

  • A N D R S P I E R O

    Escena de campo, s/fleo sobre tela, 134 x 95 cm

    37

  • R I C A R D O L P E Z C A B R E R A

    Verano, s/fleo sobre tela, 88 x 92 cm

    38

  • R I C A R D O L P E Z C A B R E R A

    Paisaje, s/fleo sobre tela, 37 x 50 cm

    39

  • P E D R O C E N TA N A R O

    Retrato de Onofrio Palamara, 1915leo sobre tela, 47 x 32 cm

    40

  • W A LT E R D E N AVA Z I O

    Paisaje, s/fleo sobre tela, 117 x 74 cm

    41

  • F E R N A N D O FA D E R

    Autorretrato, 1914leo sobre tela, 100 x 80 cm

    42

  • 43

    F E R N A N D O FA D E R

    Las colchas, 1919leo sobre tela, 160 x 200 cm

  • 44

    F E R N A N D O FA D E R

    Regando la huerta, 1920leo sobre tela, 115 x 132 cm

  • C A R L O S C A M I L L O N I

    Primera misa, 1916 leo sobre tela, 116 x 100,5 cm

    45

  • C A R L O S C A M I L L O N I

    Atardecer, 1916leo sobre tela, 50 x 55 cm

    46

  • 47

    C A R L O S C A M I L L O N I

    Paisaje, 1920leo sobre cartn, 14 x 20,5 cm

  • G U I L L E R M O B U T L E R

    Hora de siesta, 1922Tmpera sobre cartn, 29 x 39 cm

    48

  • 49

    A N T O N I O P E D O N E

    Plaza de la cisterna, 1925leo sobre tela, 81 x 69 cm

  • 50

    A N T O N I O P E D O N E

    San Gimignano, 1925leo sobre tela, 99 x 120 cm

  • 51

    A N T O N I O P E D O N E

    Porta a le fonte - San Gimignano (Iglesia), 1925leo sobre cartn, 27,8 x 33,7 cm

  • A N T O N I O P E D O N E

    Atardecer en San Gimignano, 1925leo sobre tela, 95 x 101 cm

    52

  • 53

    TA L O A R G E N T I N O B O T T I

    Valle Los Cocos, 1927leo sobre hardboard, 64 x 78 cm

  • AT I L I O M A L I N V E R N O

    Rancho en Tulumba, 1927leo sobre tela, 75 x 94 cm

    54

  • 55

    O N O F R I O PA L A M A R A

    Sin ttulo, s/fleo sobre madera entelada, 68 x 49 cm

  • 56

    L I N O E N E A S P I L I M B E R G O

    Campesina italiana, 1928leo sobre tela, 184,5 x 99 cm

  • 57

    J O S M A L A N C A

    La quebrada azul, 1927leo sobre tela, 78,5 x 99,5 cm

  • 58

    J O S M A L A N C A

    Lago Titicaca, 1928leo sobre tela, 100 x 118,5 cm

  • 59

    J O S M A L A N C A

    Copacabana, 1928leo sobre tela, 99,5 x 149,5 cm

  • 60

    J O S M A L A N C A

    Paisaje (La Estancita), 1940leo sobre tela, 111 x 153 cm

  • 61

    J O S M A L A N C A

    Bolivia, 1944leo sobre tela, 76 x 79 cm

  • 62

    R O S A F E R R E Y R A D E R O C A

    La urna verde, 1929leo sobre tela, 150 x 120 cm

  • 63

    O C TAV I O F I O R AVA N T I

    Paisaje (Crdoba), s/f Tmpera sobre papel, 50 x 69,5 cm

  • 64

    E R N E S T O R I C C I O

    Cuchi Corral, s/fleo sobre cartn, 43,7 x 49,5 cm

  • 65

    FA U S T O E L I S E O C O P P I N I

    Llegando a la esquina, 1930leo sobre tela, 74 x 115 cm

  • 66

    E N R I Q U E B O R L A

    Pescadores, 1933leo sobre tela, 130 x 98 cm

  • 67

    D E O D O R O R O C A

    Ongamira, 1935leo sobre cartn, 51 x 63 cm

  • 68

    J O S A G U I L E R A

    Calle de San Gimignano, 1932leo sobre tela, 74 x 70 cm

  • 69

    J O S A G U I L E R A

    Paisaje, 1938leo sobre tela, 100 x 85 cm

  • 70

    J O S A G U I L E R A

    Calle Rivadavia, 1956leo sobre tela, 75 x 80 cm

  • 71

    R O B E R T O V I O L A

    Calle de Florencia, 1934leo sobre tela, 64,5 x 53 cm

  • 72

    R O B E R T O V I O L A

    Molloy Recuerda, 1963leo sobre tela, 170 x 100 cm

  • 73

    M I G U E L C A R L O S V I C T O R I C A

    Acueducto de Saldn, 1942leo sobre tela, 32 x 26 cm

  • 74

    M A N U E L C O U TA R E T

    Las caleras (Dumesnil), 1938leo sobre tela, 110 x 125,7 cm

  • 75

    M A N U E L C O U TA R E T

    Paisaje de Crdoba (Lago del Mal Paso), 1940leo sobre tela, 120 x 130,5 cm

  • 76

    M A N U E L C O U TA R E T

    Casero en la montaa, s/fleo sobre hardboard, 70 x 79 cm

  • 77

    M A N U E L C O U TA R E T

    Anunciacin, 1943leo sobre tela, 127 x 145 cm

  • 78

    M A N U E L C O U TA R E T

    Norte argentino, 1943leo sobre tela, 69,7 x 85 cm

  • 79

    M A N U E L C O U TA R E T

    Paisaje, s/fleo sobre hardboard, 71,3 x 80,5 cm

  • 80

    M A N U E L C O U TA R E T

    Montaas mgicas, 1944leo sobre tela, 126 x 140 cm

  • 81

    M A N U E L C O U TA R E T

    Prometeo. Cuesta de Miranda, 1947leo sobre tela, 110 x 147 cm

  • 82

    E R N E S T O S O N E I R A

    Figura de mujer, 1939leo sobre tela, 73 x 99,8 cm

  • 83

    L U I S T E S S A N D O R I

    Descanso, 1940leo sobre tela, 150 x 180 cm

  • 84

    F R A N C I S C O V I D A L

    Descanso, 1940leo sobre tela, 165,5 x 145,5 cm

  • 85

    O L I M P I A PAY E R

    El abrojal, 1945leo sobre cartn, 50 x 70 cm

  • 86

    C E F E R I N O C A R N A C I N I

    En el lago Ro Tercero, 1946leo sobre hardboard, 35 x 50 cm

  • 87

    H O R A C I O LVA R E Z

    La tormenta, 1948leo sobre hardboard, 75 x 89,5 cm

  • 88

    J O S L I D O R O B A R R I O N U E V O

    Paisaje, 1949leo sobre tela, 52,2 x 70,5 cm

  • 89

    J O S C R R E G A N E Z

    Barrio humilde, 1949Tmpera sobre papel, 49 x 64 cm

  • 90

    R A M N V I L L A FA E

    Areneros, 1950leo sobre tela, 60 x 70 cm

  • 91

    E G I D I O C E R R I T O

    Campo argentino, 1951leo sobre tela, 160 x 195 cm

  • 92

    E G I D I O C E R R I T O

    Incendio en los hornos, s/fleo sobre tela, 89 x 140 cm

  • 93

    J O R G E H O R A C I O C R D O B A

    Medioda, 1953leo sobre tela, 135 x 115 cm

  • 94

    L U I S C O R D I V I O L A

    Descanso en mi corral, 1957leo sobre tela, 95 x 75 cm

  • 95

    A L F I O G R I FA S I

    Salamanca, 1959leo sobre tela, 98,5 x 126 cm

  • 96

    M A R C E L O B O N E VA R D I

    Estructura espacio - azul, 1958leo sobre tela, 100 x 70 cm

  • 97

    M A R C E L O B O N E VA R D I

    Templo, 1986Construccin sobre madera, 110 x 70 cm

  • 98

    A N T O N I O S E G U

    El cabezn, 1958leo sobre tela, 180 x 120 cm

  • 99

    A N T O N I O S E G U

    Estudio de un paisaje americano, 1962leo y collage sobre tela, 200 x 120 cm

  • 100

    E D U A R D O G I U S I A N O

    El cazador de pjaros, 1959leo sobre tela, 60,2 x 80,3 cm

  • 101

    R A L P E C K E R

    El ilusionista, 1959leo sobre tela, 200 x 102 cm

  • 102

    C S A R T O M S M I R A N D A

    Pjaros crepusculares, 1960leo sobre cartn, 70 x 99,5 cm

  • 103

    P E D R O P O N T V E R G S

    Hacia adentro, 1961leo sobre tela, 130 x 90 cm

  • 104

    E D U A R D O B E N D E R S K Y

    De la serie Testimonios, 1965leo sobre tela, 94,7 x 94,7 cm

  • 105

    C A R L O S M A N U E L C R E S P O

    El primer corregidor, 1965leo sobre tela, 122 x 102 cm

  • 106

    M A N U E L R E Y N A

    Los abribocas, 1966Collage sobre hardboard, 53 x 80,3 cm

  • 107

    L U I S S A AV E D R A

    Los que no hablan, 1966Tinta sobre papel, 88 x 58 cm

  • 108

    A N T O N I O M O N T E I R O

    El misterio de una puerta, 1967leo sobre tela, 111,3 x 70 cm

  • 109

    J O R G E B O N I N O

    El mtodo Bonino (performance), Pars, septiembre de 1972

  • 110

    E R N E S T O FA R I N A

    Terraza de Crdoba, 1972leo sobre tela, 120 x 150 cm

  • 111

    E R N E S T O FA R I N A

    Calle de pueblo, s/fleo sobre tela, 76 x 100 cm

  • 112

    D A L M A C I O R O J A S

    Nuevo proyecto para..., 1972Xilografa, 155 x 76 cm

  • 113

    O S C A R C U R T I N O

    Anunciacin, 1972leo sobre tela, 143 x 189 cm

  • 114

    B E R N A R D O P O N C E

    Pjaro, 1973leo sobre arpillera, 59 x 75 cm

  • 115

    E N R I Q U E G A N D O L F O

    Paisaje con haz de luz, 1976leo sobre hardboard, 48 x 80 cm

  • 116

    A R M A N D O M O L I N A R O S A

    Otoal, 1978leo sobre tela, 30 x 40 cm

  • 117

    J O S D E M O N T E

    Detrs del muro, 1979Acrlico sobre tela, 130 x 150 cm

  • 118

    J O R G E T O R R E S

    Sin ttulo, 1982leo sobre hardboard, 50 x 60 cm

  • 119

    R O G E R M A N T E G A N I

    Figura, 1982Acrlico y pastel sobre tela, 130 x 115 cm

  • 120

    O N O F R E R O Q U E F R AT I C E L L I

    Paisaje, 1984Acrlico sobre tela, 185 x 159 cm

  • 121

    C A R L O S A L O N S O

    Amanecer argentino I (dptico), 1984Pastel al leo sobre papel, 70 x 50 cm cada pieza

  • 122

    C A R L O S A L O N S O

    Amanecer argentino II, 1989Pastel al leo sobre papel, 70 x 100 cm

  • 123

    C A R L O S A L O N S O

    Manos annimas II (dptico), 1984Pastel sobre papel, 70 x 50 cm cada pieza

  • 124

    C A R L O S A L O N S O

    Manos annimas III, 1984Pastel sobre papel, 70 x 50 cm

  • 125

    C A R L O S A L O N S O

    Manos annimas IV, 1984Pastel sobre papel, 70 x 50 cm

  • 126

    C A R L O S A L O N S O

    Manos annimas VII, 1986Pastel al leo sobre papel, 70 x 100 cm

  • 127

    C A R L O S A L O N S O

    Manos annimas X, 1986Pastel al leo sobre papel, 70 x 100 cm

  • 128

    C A R L O S A L O N S O

    Manos annimas (trptico), 1989Tcnica mixta sobre papel, 37 x 28 cm - 37 x 32 cm - 37 x 32 cm

  • 129

    D I E G O C U Q U E J O

    Por sobre la caada, 1988Acrlico sobre tela, 170 x 150 cm

  • 130

    N O R B E R T O C R E S TA

    C-574 (Homenaje a Batz), 1988Acrlico sobre tela, 150 x 200 cm

  • 131

    PA B L O B A E N A

    Sarampin, 1991leo sobre tela, 180 x 140 cm

  • 132

    E R N E S T O B E R R A

    El lago, 1992Tcnica mixta sobre papel, 210 x 195 cm

  • 133

    E D U A R D O M O I S S E T D E E S PA N S

    Sinfona en cuatro movimientos, 1995Acrlico sobre tela, 150 x 300 cm

  • 134

    PA B L O C A N E D O

    El sueo, su gente y la luz, 1995leo sobre tela, 100 x 80 cm

  • 135

    R E M O B I A N C H E D I

    Catafalco etrusco, 1996leo, acuarela, lavandina, lpiz y barniz sobre papel pegado sobre madera, 160 x 69,5 cm

  • 136

    M I G U E L O C A M P O

    Sin ttulo 00/8, 2000Acrlico sobre tela, 125 x 156 cm

  • 137

    F E R N A N D O A L L I E V I

    La casita de mis sueos, 2000Lpiz sobre papel, 38 x 118 cm

  • 138

    R U B E N M E N A S

    La playa, 2001leo sobre tela, 44 x 54 cm

  • 139

    M A R C O S L P E Z

    Asado en Mendiolaza, 2001Fotografa color sobre papel, 91,5 x 259 cm

  • 140

    G A B R I E L VA L A N S I

    Zeitgeist (eplogo) Bagdad-Kabul 1991/2001, 2002Fotografa digital (14 imgenes montadas sobre material lenticular),80,5 x 114 cm

  • 141

    J O S P I Z A R R O

    Oulgrieec, 2002Pintura y objeto instalado

    Acrlico sobre tela, casco, libros, langosta, 150 x 120 cm - 35 x 33 x 28 cm

  • 142

    M A R I O G R I N B E R G

    Sin ttulo, 2003Pintura industrial sobre tela, 148 x 148 cm

  • 143

    O S C A R P E Z

    El quinto jinete, 2003Tcnica mixta, 186 x 160 cm

  • 144

    R E S

    El boxeador (Ral Balbi, boxeador), 2003Fotografa tipo C y textos impresos sobre papel fotogrfico112 x 88 cm (cada pieza) - 17,5 cm x 98 cm (cada texto)

  • 145

    FA B I N L I G U O R I

    Patria y laberinto, 2003Cromoxilografa sobre tela, 153,5 x 122 cm

  • 146

    PA B L O S C H E I B E N G R A F

    Sin ttulo, 2003leo sobre tela, 146,5 x 181 cm

  • 147

    A N A N K A S S E F F

    Sin ttulo (Proyecto PB), 2003Fotografa color sobre papel, 180 x 110 cm

  • 148

    R A M I R O V Z Q U E Z

    Sin ttulo, 2003Acrlico sobre tela, 60 x 50 cm

  • 149

    A D R I A N A B U S T O S

    Nena, 2004Fotografa color sobre papel, 120 x 120 cm

  • 150

    M A R C E L O T O R R E TA

    Ciervito, 2005Acrlico sobre tela, 200 x 200 cm

  • 151

    H U G O AV E TA

    Pasillo, de la serie Espacios sustrables, 2006Caja de luz, duratrams, toma directa, 100 x 150 cm

  • 152

    J U A N S O R R E N T I N O

    47 segundos. Cuadro Sonoro N 2, de la serie Retratos, 2006 Parlante sobre bastidor, grabacin, reproductor de CD y amplificador, 150 x 120 cm

  • 154

    Entre 1887 y 1922, producto de la accin combinada de iniciativas

    particulares y de espasmdicas polticas oficiales, quedan definidas

    las tres grandes lneas de institucionalizacin del arte en Crdoba:

    una academia provincial (1896), una coleccin pblica de arte

    (1911) y un sistema de becas para la formacin en el extranjero

    (1922), cuyo destino, con la excepcin de Jos Malanca, es

    siempre Europa y a diferencia de los artistas porteos casi nunca

    Pars. Paralelamente, ciertas iniciativas particulares dan lugar a

    asociaciones culturales como El Ateneo (1894) y a los primeros

    salones. El giro de siglo traduce la percepcin de que el arte local

    est por hacerse, cosa que instala una cesura respecto del pasado

    colonial a la vez que seala al Atlntico como proveedor de

    modelos y esperanza formativa. Esa relativa ausencia local en la

    escena nacional ser alterada, en gran medida, por impulso de

    unas miradas ajenas que, muy especialmente desde mediados de

    la dcada del 10, encontrarn en las sierras su gran tema y urdirn

    la saga iconogrfica del paisaje mediante la cual Crdoba emerge

    en tanto espacio representado y de representacin. Aunque es

    claro que eso dialoga con otros desarrollos, como los que desde

    1890 han dado un gran teatro, unas aulas de msica o han

    plasmado una diversificada opinin pblica a travs de la prensa,

    menos evidente resulta el paulatino proceso de especificacin del

    espacio artstico como tal, en parte expresado en la constitucin

    de colecciones pblicas, algunas de cuyas coordenadas se

    sealan aqu.

    1911 La gestin conservadora de Flix T. Garzn inicia la formacin de

    una galera de pintura y escultura bajo la direccin conjunta de los

    directores del Museo Politcnico (Jacobo Wolff) y de la Escuela de

    Pintura (Emilio Caraffa); el mismo ao, inaugura la Biblioteca

    Crdoba y el Conservatorio Provincial de Msica.

    1913 Se declara extinguida la asociacin cultural El Ateneo.

    Juan Kronfuss propone un proyecto con motivos coloniales para

    el edificio del Museo.

    La gestin de Ramn J. Crcano crea la Comisin Provincial de

    Bellas Artes, integrada, entre otros, por Caraffa, Wolff, Hugo del

    Carril, Andrs Piero y Octavio Pinto, a cuyo cuidado quedan el

    Conservatorio Provincial, el Teatro Rivera Indarte, la Escuela de

    Pintura y el Museo Provincial.

    La Universidad concursa la decoracin del plafond central de su

    Saln de Grados, que adjudica a Ricardo Lpez Cabrera; Walter

    de Navazio obtiene el primer premio en el Saln Nacional de Bellas

    Artes (SNBA) por Fresco vespertino.

    1914 Con una exposicin de ms de cien obras, algunas adquiridas

    por la provincia y otras enviadas en prstamo por la Nacin, se

    inauguran las Salas de Pintura del Museo Provincial.

    Se crea el Fondo de Bellas Artes para la accin de la Comisin

    homnima.

    Se construye en el Parque Sarmiento el Pabelln de las

    Industrias.

    Bajo la direccin de Caraffa se concluye la decoracin de la

    bveda central de la Catedral; Fernando Fader obtiene el Premio

    Adquisicin del SNBA, que rechaza por ser inferior a la tasacin de

    la obra.

    1915 Juan Kronfuss, nuevo director de Arquitectura de la provincia,

    elabora un segundo proyecto de museo, de carcter neoclsico,

    del cual slo llega a construirse la sala de pinturas.

    Se aprueba el Proyecto de Exposicin Bianual de Pintura,

    Escultura y Arquitectura.

    Emiliano Gmez Clara asume como director de la Academia,

    cargo que ocupa hasta 1931 y desde el que implementa el

    estudio del desnudo con modelo natural; Pinto obtiene el Premio

    Estmulo del SNBA.

    1916 Se inaugura el Primer Saln de Artes de Crdoba en el Pabelln

    de las Industrias.

    La gestin radical de Eufrasio Loza designa a Deodoro Roca

    director del Museo Provincial y centraliza la Comisin de Bellas

    Artes; al mismo tiempo que suprime la enseanza del desnudo con

    modelo vivo en la Academia, otorga una beca para estudios en el

    exterior a Octavio Pinto.

    Fernando Fader se radica en Ischiln.

    Se inaugura el nuevo edificio de Museo Provincial, actual sede

    del Museo Provincial de Bellas Artes (MPBA); Kronfuss remodela la

    fachada de la Universidad y ampla la Legislatura.

    1918 Estalla la Reforma Universitaria.

    Manuel Coutaret se radica en Crdoba; Jos Malanca expone

    por primera vez en el Saln Fasce, junto a Hctor Valazza y

    Antonio Pedone.

    1919 Se crea el Museo de Historia Natural, que rene la coleccin

    natural de la provincia, separada en 1911.

    C R O N O L O G A

  • 155

    1920 La provincia subsidia al Saln Fasce y compromete

    estacionalmente el edificio para exhibiciones propias.

    El Museo Nacional de Bellas Artes adquiere el Retrato de Jos

    Menndez Novella, de Caraffa.

    1921 Alejandro Perekrest realiza el busto en mrmol de doa Trnsito

    Cceres de Allende; Pinto regresa a Crdoba y a los pocos meses

    se traslada a Buenos Aires.

    Se publica Arquitectura colonial en la Argentina, de Juan

    Kronfuss.

    1922 Se sanciona la ley de becas para perfeccionamiento de artistas

    en el extranjero; la seccin plstica del Museo Provincial queda

    bajo la direccin de la Academia; en ella comienza a funcionar el

    curso nocturno de la Escuela de Artes Aplicadas.

    1923 Pedone, Valazza y Francisco Vidal reciben la beca del gobierno

    provincial. Con el apoyo de estos tres, Malanca se suma al viaje

    europeo; Lpez Cabrera regresa a Espaa.

    1924 Luego de una primera exposicin en Buenos Aires, Luis

    Tessandori se radica en San Javier.

    Se inaugura el Barrio Obrero neocolonial, diseado en 1921 por

    Juan Kronfuss.

    1925 Guillermo Butler obtiene el Primer Premio en el SNBA por su leo

    Paisaje de Crdoba.

    En su segunda gestin, Crcano compra y dispone restaurar la

    casona llamada de Sobremonte, sede del Museo de Historia

    Colonial; la comisin est integrada, entre otros, por Kronfuss y

    Martn Noel.

    1926 Pettoruti expone en el Saln Fasce; Crcano decreta la compra

    de Bailarines.

    Carlos Camilloni, vicedirector de la Academia, viaja a Europa para

    adquirir material didctico.

    Malanca, Edelmiro Lescano Ceballos y Ricardo Musso son los

    nuevos becarios de la provincia.

    1928 Francisco Vidal obtiene el Gran Premio en el SNBA por su obra

    Retrato de nio.

    1929 Ricardo Musso logra el Primer Premio del SNBA por su escultura

    Estudio.

    1930 La intervencin golpista autonomiza el Museo Provincial de Bellas

    Artes y nombra a Antonio Pedone su director; a pedido de ste,

    Malanca es designado ayudante-conservador.

    Pedone obtiene el Primer Premio del SNBA por su obra

    Naturaleza muerta.

    Jos Aguilera, Enrique Borla y Horacio Jurez reciben la beca del

    gobierno provincial.

    Se inaugura en el Parque Sarmiento el Monumento a Dante

    Alighieri, de Francisco Petroni.

    1931 Malanca obtiene el Premio Estmulo del SNBA.

    El pintor Ernesto Farina viaja a Europa y se radica en Turn,

    donde permanece hasta 1938.

    Se realiza la Exposicin de Industrias y Comercio y Quincena del

    Turismo, que incluye una muestra plstica efectuada en el MPBA.

    1932 En la Universidad Nacional de Crdoba (UNC), los docentes

    reformistas Gregorio Berman y Jorge Orgaz son cesanteados.

    Se constituye una nueva Comisin de Bellas Artes que tiene a su

    cargo la Academia Provincial de Bellas Artes (APBA), el Teatro

    Rivera Indarte y la Banda de Msica.

    Se abren los espacios de exhibicin Plasman y Art-Studio.

    1933 Vicente Puig y Roberto Viola reciben la beca del gobierno

    provincial.

    Con sede en Casa Plasman se realiza el Primer Saln de Otoo,

    auspiciado por el diario Los Principios y organizado por el

    dibujante Luis Roberto Altamira.

    Se construye el templete en homenaje a Vlez Sarsfield en la

    Biblioteca Mayor, ejecutado por Kronfuss, Jaime Roca, Salvador

    Godoy y Carlos Camilloni.

    1934 El Jockey Club monta Crdoba artstica ayer y hoy, inicio de una

    serie de exposiciones en su sede.

    1936 Se reorganiza la Comisin de Bellas Artes y se realiza la primera

    exposicin itinerante de artistas plsticos cordobeses.

    Emilio Casas Ocampo y Ernesto Soneira obtienen la beca del

    gobierno provincial.

  • A R T E D E C R D O B A E N B U E N O S A I R E S

    156

    1938 El Jockey Club Crdoba realiza su Primer Saln de Artes

    Plsticas.

    Vidal recibe el Gran Premio del SNBA, por su leo Quietud, y

    Nicols Antonio de San Luis, el Primer Premio en Escultura, por

    Medioda.

    1939 Horacio Jurez obtiene el Primer Premio de la Comisin Nacional

    de Cultura; en Crdoba, se crea la Comisin Municipal de Cultura.

    1940 Ernesto Soneira presenta una exposicin de leos y acuarelas en

    el Ministerio de Obras Pblicas, clausurada por su presunta

    obscenidad.

    Rafael Alberti, exiliado de Espaa tras la instalacin de Franco,

    reside en Villa del Totoral.

    1941 Se realiza el Primer Saln Municipal de Pintura y Escultura, de

    convocatoria nacional, organizado por la Comisin Municipal de

    Cultura y patrocinado por la Sociedad de Beneficencia de

    Crdoba.

    Musso obtiene el Gran Premio de Escultura en el SNBA por su

    obra Amrica.

    1942 Se inaugura la Escuela Normal Superior Dr. Agustn Garzn

    Agulla, institucin que por su estructura de talleres convoca como

    alumnos o docentes a artistas del mbito local.

    1943 Se crea el Museo Municipal de Bellas Artes Dr. Genaro Prez,

    dirigido entonces por Roberto Viola.

    Se reglamenta el Saln Anual de Artes Plsticas de la Provincia

    de Crdoba.

    1945 Por decreto de la intervencin federal, la APBA adopta el nombre

    de Escuela Provincial de Bellas Artes y Artes Aplicadas Dr. Jos

    Figueroa Alcorta.

    1948 Se abre la Galera Feldman con una exposicin de Lescano

    Ceballos.

    El gobierno peronista crea la Escuela Superior de Bellas Artes de

    la Universidad Nacional de Crdoba.

    1950 El museo de artes plsticas adopta el nombre de Museo

    Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa (MPBA).

    1951 El MPBA es sede del I Saln Argentino de Artes Plsticas de

    Crdoba, organizado por el Ministerio de Educacin y Cultura de la

    provincia; al ao siguiente pasa a llamarse Saln de Artes Plsticas de

    Crdoba, aunque se lo conoce usualmente como Saln de Crdoba.

    Se publica el tomo I de Crdoba. Sus pintores y su pintura (siglo

    XVI), de Luis R. Altamira; el dedicado a los siglos XVII y XVIII es

    publicado en 1953.

    1955 Se inaugura el monumento a Jernimo Luis de Cabrera, realizado

    por Horacio Jurez y Onofrio Pacenza, cuyo concurso se haba

    realizado en 1942.

    Pablo Neruda se instala temporalmente en Villa del Totoral.

    1956 Se reanuda la actividad del Saln de Artes Plsticas de Crdoba,

    interrumpida por el golpe de 1955.

    La Municipalidad de Crdoba instituye el Premio Municipal

    Genaro Prez para su Saln Anual.

    1957 El Saln de Crdoba comienza a alternar anualmente las

    disciplinas pintura-grabado y dibujo-escultura.

    Marcelo Bonevardi obtiene el Premio Municipalidad de Crdoba.

    El Rotary Club instituye premios para la Escuela Provincial de

    Bellas Artes, vigentes hasta 1965.

    Crdova Iturburu diserta sobre La era industrial y la formacin de

    nuevas corrientes artsticas.

    1958 Patrocinado por Industrias Kaiser Argentina (IKA) se realiza el

    I Saln de Artes Visuales, que incluye las secciones pintura,

    grabado, afiche y fotografa.

    1959 Se realiza la Primera Bienal de Pintura Actual, impulsada por la

    Fundacin Pipino y Mrquez.

    II Saln de Artes Visuales IKA, con las secciones pintura,

    escultura y cermica.

    1960 III Saln de Artes Visuales IKA, que cuenta con las secciones de

    escultura y grabado.

    Lino Enea Spilimbergo se radica definitivamente en su finca de

    Unquillo.

    Se inaugura el Canal Experimental LV1 H Telecor, luego Canal 12.

    1961 Se realiza la primera edicin del Festival de Folklore de Cosqun.

    IV Saln de Artes Visuales IKA, con las secciones pintura,

    grabado, afiche y fotografa.

  • C R O N O L O G A

    157

    Abre la Galera Gutirrez y Aguad, dirigida por Armando Sica,

    Luis Riera y Domingo Bifarella, sucesivamente.

    1962 Se realiza la Primera Bienal Latinoamericana de Arte, promovida

    por IKA, en cuya vspera se amplan las instalaciones del Museo

    Caraffa, con diseo funcionalista.

    Sica, con la asistencia de Pedone y Farina, realiza la nueva

    decoracin del Saln de Grados de la UNC.

    Comienza a operar LV80 TV Canal 10, dependiente de la UNC.

    1963 V Saln de Artes Visuales IKA, dedicado exclusivamente a

    Pintura.

    Se inaugura la sucursal local de la portea Galera Rubbers,

    dirigida por Sara Povarche de Casas.

    Se inaugura el Museo Municipal de Bellas Artes de La Calera.

    Se publica en Crdoba la revista Pasado y presente.

    1964 Se realiza la Segunda Bienal Latinoamericana de Arte.

    La Escuela de Artes de la UNC organiza el Primer Saln

    Latinoamericano de Grabado Universitario.

    Bajo la direccin de Alejandro Bonome se inaugura la Galera

    Lautrec con el V Saln de Primavera; se abre la Galera Cristal,

    dirigida por Daniel Cristal.

    1965 Jorge Bonino presenta el unipersonal Bonino aclara ciertas

    dudas; al ao siguiente lo lleva al Instituto Di Tella.

    1966 Primera edicin del Festival de Doma y Folklore de Jess Mara.

    Segundo Saln Latinoamericano de Grabado Universitario.

    Se realiza el Primer Saln Juvenil de Artes Plsticas de Crdoba,

    creado por la Caja Popular de Ahorros.

    Luego de su paso por el Instituto Di Tella, se presenta en el

    MPBA 11 Artistas Pop: La Nueva Imagen, promovida por Philip

    Morris y auspiciada por la embajada de los EE.UU.; Fiat Concord

    adquiere obras de artistas argentinos para los trenes que fabrica

    en Crdoba.

    Las universidades nacionales son intervenidas por el gobierno

    golpista y muchos de sus docentes ms notables perseguidos y

    cesanteados; a pesar de la cla