Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas...

22
1 III Jornadas de Historia de la Patagonia San Carlos de Bariloche, 6-8 de noviembre de 2008 E4 Antropología e Historia: interdisciplinariedad, convergencias disciplinares y estudios de caso en Patagonia Arqueología del saber historiográfico de las sociedades indígenas pampeano- patagónicas de los siglos XVIII y XIX. Aportes para su estudio. Fabián Arias. [email protected] CEHIR-UNCO Introducción: El problema de poder abordar teóricamente el tipo de organización social de las poblaciones indígenas de las regiones pampeana y patagónica hacia los siglos XVIII y XIX ha generado a los estudiosos argentinos varios dolores de cabeza en la medida en que se ha hecho necesario enfrentar la cuestión de cómo caracterizarlo conceptualmente. En los últimos treinta años, al menos, se han encarado desde la arqueología, la antropología y la historia, en ese orden, diversos esfuerzos en pos de lograr comprender las evidencias del registro arqueológico, del material etnográfico y de la documentación histórica proponiendo un posible modelo de explicación de los procesos de poblamiento e interacción social de un amplio espacio que se extiende desde el Estrecho de Magallanes hasta las regiones cordilleranas y pampeanas del centro del país. Cabe destacar como el primer trabajo que se ocupa específicamente en buscar un marco teórico que posibilite explicar las evidencias y elaborar un posible modelo histórico es el escrito por Alberto Rex González en 1979, en donde acuñará la argumentación en torno de la condición del tipo de liderazgo al que habían arribado las parcialidades Ranqueles de la segunda mitad del siglo XIX: considerar las condiciones históricas del cacicazgo ranquelino podía dar cuenta de la específica costumbre del sutte que proponía entender González; por otro lado, instalaba la cuestión de la particularidad socio-económica del caso que abordaba, subrayando que era uno de los pocos señoríos ecuestres registrados históricamente en el mundo. También González se preocupará por realizar una puesta al día de la bibliografía antropológica y arqueológica que desde la década de 1940 venía estudiando el problema de los liderazgos étnicos en una importante cantidad de casos históricos a lo largo del continente americano. El autor fundó todas sus apreciaciones en la elaboración conceptual sugerida una década antes por Stewart, Fried y Service, quienes al momento de pensar la evolución que había tenido la organización de las sociedades humanas a lo largo de la historia, concebían un modelo básico que se reducía al tránsito por tres estadios: las bandas, las tribus y los estados. En concreto, los Ranqueles cabrían dentro de la segunda de esas fases, destacando como organizativamente conformaban un chiefdom, es decir, un cacicazgo o jefatura. La conclusión fundamental a la que arribaba el autor, se puede sintetizar en las siguientes palabras: “los grupos araucanos del territorio argentino estaban divididos en grandes cacicazgos o parcialidades... Nosotros designamos a estas grandes parcialidades araucanas de las llanuras como señoríos ecuestres” (1979: 139, destacados míos). Este estudio casi ‘monográfico’ de Rex Gonzáles definió los lineamientos generales de los trabajos que se van a hacer más comunes en la década de 1980; todos los estudiosos de la arqueología, antropología e historia en Argentina apelaron al mismo camino explicativo, tendencia que se viene discutiendo recién en los últimos años, apuntando a comprender la nueva evidencia arqueológica e histórica conocida.

Transcript of Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas...

Page 1: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

1

III Jornadas de Historia de la Patagonia San Carlos de Bariloche, 6-8 de noviembre de 2008 E4 Antropología e Historia: interdisciplinariedad, convergencias disciplinares y estudios de caso en Patagonia

Arqueología del saber historiográfico de las sociedades indígenas pampeano-

patagónicas de los siglos XVIII y XIX. Aportes para su estudio.

Fabián Arias. [email protected]

CEHIR-UNCO

Introducción: El problema de poder abordar teóricamente el tipo de organización social de las poblaciones indígenas de las regiones pampeana y patagónica hacia los siglos XVIII y XIX ha generado a los estudiosos argentinos varios dolores de cabeza en la medida en que se ha hecho necesario enfrentar la cuestión de cómo caracterizarlo conceptualmente. En los últimos treinta años, al menos, se han encarado desde la arqueología, la antropología y la historia, en ese orden, diversos esfuerzos en pos de lograr comprender las evidencias del registro arqueológico, del material etnográfico y de la documentación histórica proponiendo un posible modelo de explicación de los procesos de poblamiento e interacción social de un amplio espacio que se extiende desde el Estrecho de Magallanes hasta las regiones cordilleranas y pampeanas del centro del país. Cabe destacar como el primer trabajo que se ocupa específicamente en buscar un marco teórico que posibilite explicar las evidencias y elaborar un posible modelo histórico es el escrito por Alberto Rex González en 1979, en donde acuñará la argumentación en torno de la condición del tipo de liderazgo al que habían arribado las parcialidades Ranqueles de la segunda mitad del siglo XIX: considerar las condiciones históricas del cacicazgo ranquelino podía dar cuenta de la específica costumbre del sutte que proponía entender González; por otro lado, instalaba la cuestión de la particularidad socio-económica del caso que abordaba, subrayando que era uno de los pocos señoríos ecuestres registrados históricamente en el mundo. También González se preocupará por realizar una puesta al día de la bibliografía antropológica y arqueológica que desde la década de 1940 venía estudiando el problema de los liderazgos étnicos en una importante cantidad de casos históricos a lo largo del continente americano. El autor fundó todas sus apreciaciones en la elaboración conceptual sugerida una década antes por Stewart, Fried y Service, quienes al momento de pensar la evolución que había tenido la organización de las sociedades humanas a lo largo de la historia, concebían un modelo básico que se reducía al tránsito por tres estadios: las bandas, las tribus y los estados. En concreto, los Ranqueles cabrían dentro de la segunda de esas fases, destacando como organizativamente conformaban un chiefdom, es decir, un cacicazgo o jefatura.

La conclusión fundamental a la que arribaba el autor, se puede sintetizar en las siguientes palabras: “los grupos araucanos del territorio argentino estaban divididos en grandes cacicazgos o parcialidades... Nosotros designamos a estas grandes parcialidades

araucanas de las llanuras como señoríos ecuestres” (1979: 139, destacados míos). Este estudio casi ‘monográfico’ de Rex Gonzáles definió los lineamientos generales

de los trabajos que se van a hacer más comunes en la década de 1980; todos los estudiosos de la arqueología, antropología e historia en Argentina apelaron al mismo camino explicativo, tendencia que se viene discutiendo recién en los últimos años, apuntando a comprender la nueva evidencia arqueológica e histórica conocida.

Page 2: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

2

Específicamente en este trabajo, propongo recorrer algunas de esas explicaciones que elaboraron algunos de los autores más representativos en Argentina, con ciertas extensiones a la región de la Araucanía chilena, repasando específicamente cómo se caracteriza a las sociedades indígenas pampeano-patagónicas de los siglos XVIII y XIX. La elección del período temporal está en directa relación con mi trabajo previo, pero además se fundamenta en la condición histórica particular de poder recorrer en un período de al menos 200 años, la relación entre sociedades indígenas que están en interacción con estados de diverso tipo. Por otro lado, la preocupación por repasar este momento cronológico, radica en que se constituye en el principal objeto de estudio de los arqueólogos, quienes han sido los que hasta el momento han llevado la posta en la caracterización teórica, como sugeriré más adelante.

Trataré de fundamentar esta idea, repasando algunos aspectos centrales considerados en las principales líneas de estudio que han abordado para otros lugares del mundo el problema que pretendo desentrañar aquí: cómo se puede caracterizar desde la teoría a las sociedades que tienen una organización diversa a la estatal.

1. El planteo de un problema de larga data en las ciencias sociales. En promedio hace unos veinte años no se temía en vincular los datos de las fuentes

arqueológicas e históricas que se refieren a las sociedades indígenas de las Pampas y Patagonia con las sugerencias provenientes de la antropología estadounidense que se venía desarrollando al menos desde la década de 1950. Esta corriente teórica tiene un primer momento de impulso en las propuestas de la ‘antropología política’ de Kraeder (1972) y en las sugerencias de Stewart (1946, 1955), quienes observando sociedades que transitaron históricamente lo que se consideraban claros ‘estadios evolutivos’ en su conformación organizacional (tomando ejemplos paradigmáticos como el ‘Imperio Egipcio’, los ‘estados mesopotámicos’ o las ‘tribus de la estepas asiáticas’) ofrecían pistas para entender el proceso de evolución político de las sociedades en general.

En un segundo momento y abordando la pregunta sobre cómo había surgido históricamente el Estado, otro grupo de investigadores mantuvo la sugerencia del modelo evolutivo en estadíos (Service, 1972; Bartra, 1975: 78-92) si bien profundizó sus análisis a partir de una cantidad considerable de casos, tomando algunos como ejemplos únicos para entender los estados prístinos, entre ellos el de los Incas (Service, 1975) o aquellos surgidos en Medio Oriente o en la Grecia Antigua (Harris, 1977), o para entender el estadio inmediatamente anterior al Estado denominado universalmente como ‘la tribu’, que a su vez tenía su origen en las ‘sociedades segmentarias’, y aquí el análisis se nutrió con los múltiples ejemplos históricos de las sociedades polinesias (Sahlins, 1972, 1977).

Según el modelo conceptual sugerido, el origen de la cadena evolutiva, es decir, el estadio inicial o primordial, era el de las ‘sociedades igualitarias’, las bandas, las que vivían exclusivamente de la recolección y de la caza, por eso ‘los cazadores’ (Service, 1973) se convirtieron en la búsqueda de los antropólogos de las décadas de los ‘60 y ‘70 que multiplicaron las monografías etnográficas sobre las ‘últimas sociedades’ que en pleno siglo XX seguían viviendo de la caza y la recolección (Lee-De Vore, 1968), tomando como ejemplo por antonomasia a los Bosquimanos, a los Esquimales, a los indígenas australianos, (en quienes se basó Binford (1988) para reformular desde múltiples aristas a la arqueología), a ciertos grupos amazónicos, etc.1. 1 Para una revisión de toda esta línea de trabajo antropológica, sugiero dos estudios diversos: el primero del propio Lee (1992), en donde se presenta una puesta al día de las discusiones en torno del ‘modo de los

Page 3: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

3

Se hace necesario destacar como todo el marco teórico-metodológico, definido contemporáneamente a su desarrollo como ‘neoevolucionista’ por uno de sus críticos más acérrimos (Godelier, 1974: 198-222; 1977: 233-259), tiene su basamento conceptual en las sugerencias del arqueólogo Gordon Childe quien ya en 1936 había propuesto en su famoso libro La Revolución Neolítica como, a raíz del desarrollo de una serie de técnicas de producción económica, asociadas a un determinado tipo de relaciones político-religiosas y a un determinado tipo de asentamientos humanos que con el tiempo se van a conocer como ‘ciudades’, la ‘especie’ había evolucionado del simple estadio del ‘salvajismo’ al de la ‘barbarie’. Es importante también remarcar como Childe se nutrió de las sugerencias que en este sentido ya había hecho Engels en su conocido libro El origen de la Familia, la

propiedad privada y el Estado, (editado en 1884) en el cual se exploraba lo que en ese momento se concebía como el origen de lo social y era tributario del libro de Morgan Los

Orígenes de la sociedad primitiva (editado en 1877); Engels comenzó a estudiar temas más vinculados a la bioantropología (1981), que en esos años estaba en sus inicios, e incluso a las Ciencias Naturales, tratando de construir un modelo ‘de larga duración’ que incluyera la evolución de la humanidad en la visión materialista de la historia. Childe siguió en esta línea explicativa durante décadas en varios trabajos de síntesis que se transformaron en ‘manuales’ (1964, 1990), y de ella se nutrió directamente la ‘antropología política’ (Kraeder-Rossi, 1982) que destaca como el surgimiento del Estado tuvo más que ver con la necesidad de manejar un problema administrativo vinculado a la gestión del excedente productivo antes que el surgimiento de una nueva forma de ejercer el poder como por ejemplo sostiene Mann (1991), o desde un lugar totalmente distinto una problemática relacionada con el manejo de los recursos como sugiere Carneiro (1970, 1981), entre otras líneas de estudio que pueden ser mencionadas2. En contraposición con aquel modelo ‘neoevolucionista’, y más que nada fundada en la antropología francesa, otra línea explicativa intentaba dar cuenta sobre cómo caracterizar la organización de las sociedades ‘indígenas’ inscribiendo sus sugerencias, si se puede decir, en una mirada ecléctica dado que creaba vínculos con el estructuralismo, por su preocupación de reconstruir los rasgos de las relaciones de parentesco como organización básica de la sociedad; con el funcionalismo británico, por su visión tan particular de la dimensión temporal al momento de reconocer como condición social una especie de ‘rechazo al cambio’ e incluso la enunciación de una cierta repulsión al contacto en función de pretender estar observando a las ‘sociedades primitivas en un momento prístino’; y con el materialismo histórico, por su vocación de comprender la base económica del sistema que permitiera desentrañar la características de las relaciones sociales en un momento dado (a título de ejemplo: Godelier, 1974, 1977; Clastres, 1978, 1981; Meillassoux, 1987; Saignes, 1990). Una cuestión interesante en esta propuesta, se refiere a la discusión sobre cómo denominar al estadio inicial que los ‘neoevolucionistas’ definían como bandas (Service, 1973), sociedades segmentarias (Shalins, 1977), tribus (Sahlins, 1972; Service, 1975), modo comunitario (Bartra, 1975), sociedades cazadoras-recolectoras (Lee-De Vore, 1968), y más cerca en el tiempo chiefdom (Earle, 1989), o tribal zone (Ferguson-Withehead, 1992). Continuando con una tradición iniciada por Durkheim, extendida por Levi-Strauss, y retomada, entre otros por Clastres al calificar a las sociedades que se estudia como ‘primitivas’ o ‘prístinas’, una parte del pensamiento antropológico pretende destacar la

cazadores-recolectores’; por otro, es interesante una artículo de síntesis de los alcances de la etnoarqueología en Sudamérica elaborado por Politis (2002). 2 Para el caso de las sociedades estatales mesoamericanas, una autora repasa todas las propuestas teóricas que se han sugerido para pensar el problema histórico del desarrollo de este tipo de experiencias, la mayor parte de las veces solo registradas arqueológicamente; ver al respecto (Forster, 1996).

Page 4: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

4

condición de inicial, original, de ‘primer momento’ que cabe a estas organizaciones. El punto que se enfatiza con todas estas denominaciones refiere a la ‘nueva’ capacidad relacional de los individuos (el segmento, la tribu, chiefdom), tanto como a la diversa condición material (comunitarismo, modo de producción tribal) en que se basamenta esa capacidad de gestar nuevos vínculos que posibilitan, a través de la reciprocidad y de la redistribución, el surgimiento de las condiciones básicas de la jerarquía y el liderazgo. 2. Un segundo momento de crisis: las elaboraciones de los ’80 y los ’90. Desde fines de la década de 1970 y en consonancia con la revisión que han sufrido las ciencias sociales en su conjunto, las ramas de la antropología mencionadas han sido criticadas originándose dos procesos de disímiles resultados: por un lado, un conjunto de estudiosos han intentado mantener ciertos elementos conceptuales del ‘modelo clásico evolucionista’ para tratar de estudiar a las sociedades pre-estatales del mundo teniendo en cuenta su condición de ‘tribus’ en contacto, según diversas condiciones históricas, con estados de todo tipo (‘imperiales antiguos’, ‘imperiales modernos’, coloniales, republicanos, etc.); mientras que otra línea de trabajo ha renegado de manera manifiesta contra todas las características de los modelos de interpretación tradicionales y ha propuesto dejar de usar como herramientas teóricas desde los sistemas de parentesco hasta los conceptos político-territoriales tradicionales como ser ‘tribu’3. En este último campo de estudio, los trabajos que planteaban la necesidad de entender el proceso histórico que se abrió con la expansión europea del siglo XV llevaron a una fuerte reformulación teórica en el sentido sugerido por la etnología clásica, destacando cómo esa mirada había occidentalizado la interpretación histórica de todas las sociedades del mundo en pos de construir un esquema legitimador del proceso de conquista que había cobrado dimensiones planetarias desde el siglo XVI (Wallerstain, 1979; Amin 1986, 1989; Wolf 1993). En tal medida, se sugería que las sociedades indígenas americanas (entre otras) habían sido estigmatizadas tanto como esquematizadas por los viajeros, exploradores y etnógrafos (Pratt, 1997) contribuyendo a ese proceso de descontextualización histórica el trabajo ‘de gabinete’ de los etnólogos. Desde este punto de vista es que se empezaron a criticar con más fuerza los conceptos de ‘tribu’, ‘nación’, ‘territorio tribal’, ‘lengua’, ‘contacto’ (Amsele, 1995), y se empezaron a enfocar los problemas que habían originado los distintos procesos de conquista, colonial y republicano, los que habían desestructurado (Wachtel, 1990) a las sociedades indígenas en un primer momento, crearon un mundo de ‘forasteros’ desconectados de las comunidades originarias (Saignes, 1999), provocaron crisis demográficas acentuadas, generaron traumáticos procesos de reacomodamiento territorial y produjeron un conjunto de nuevas identidades funcionales al proceso de colonización (Saignes, 1990). La otra línea de trabajo, como dije al principio, fuertemente conectada con la labor de los arqueólogos y del campo antropológico estadounidense, continuó manteniendo ciertos lineamientos descriptivos del modelo tradicional, si bien diluidos y matizados a partir de la crítica que se estaba viviendo en el resto del ámbito disciplinar. En concreto, si por un lado se pretendía morigerar el sesgo evolucionista que caracterizaba los estudios de las etapas

3 Es en este momento crítico que sufren los paradigmas antropológicos, que coincide con el cisma vivido en otros campos de las ciencias sociales (Revel, 1996; Barros, 1999), cuando se hicieron planteos extremos como dejar de usar el lenguaje de parentesco para analizar la organización de la sociedad a partir de la enorme cantidad de variantes que se habían encontrado alrededor del mundo (González Echevarría, 1994); también se plantearon serías dudas a las extensiones del concepto ‘tribu’ (Godelier, 1974); finalmente se llegó al ‘extremo’ de la escala social y se criticó la misma existencia del estadio de los ‘cazadores-recolectores’ que pretendían observar los antropólogos encarnado en cada una de las sociedades ‘primitivas’ modernas (Lee, 1992).

Page 5: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

5

previas, se intentará cubrir el problema conceptual del cambio histórico (Burque, 1985: 101-134; Nisbet, et. All, 1979) con la sugerencia de analizar la ‘complejización de la sociedad’ (Earle 1997a: 1-15; Haas, 1982) que matiza los problemas inherentes al contacto, del tipo que sea, con aparentes procesos de desarrollo autónomo motorizado por ‘los encuentros fronterizos’4.

De esta manera, se estudia la complejización social, y debemos ver detrás de esta cuestión nuevamente el problema de la organización de la sociedad, transitando estadios más o menos delimitados (Johnson-Earle, 1987), respondiendo a las presiones medioambientales (Flannery, 1975; Junquera, 1992), a la circunscripción territorial y la escasez de tierras y recursos naturales (Carneiro, 1970, 1981; Earle, 1997b: 71-99, 1997c), al problema de la guerra como instrumento al mismo tiempo político en tanto que económico (Creamer-Hass, 1985; Ferguson-Withehead, 1992; Earle, 1997c: 105-142) y dando cuenta de un modelo para interpretar el proceso de contacto de la sociedades indígenas con las sociedades coloniales primero y republicanas después, remarcando las condiciones de pacificación que surgieron a raíz de las necesidades de nuevos bienes materiales por parte de las sociedades indígenas, lo cual reintroduce una explicación clásica al problema del cambio social a través de la penetración de una tecnología ‘innovadora’ proveniente de una sociedad de mayor desarrollo hacia una sociedad de menor desarrollo, de tal forma se han estudiado los efectos de la difusión de los metales, armas de fuego, nuevos cultígenos y ganados entre otras cosas (Holder, 1970; Secoy, 1992)5. 3. Los efectos en Argentina: primer momento, la década de los ’80.

Como destaqué al inicio de este trabajo, el artículo del arqueólogo Rex González (1979) se convirtió en un puntapié inicial en torno del problema de las definiciones teóricas a partir de las cuales conceptualizar la tipología organizativa desde la cual interpretar a las sociedades pampeano-patagónicas del siglo XIX. “Service ha analizado el rol, progresivamente complejo, en la organización socio-política desde la banda al Estado y señala la necesidad de distinguir entre los grupos tribales menos complejos hasta la organización de los Estados primitivos, pasando revista a los diferentes grados de complejidad, uno de los cuales será el Señorío”- y destaca el autor como ya en la bibliografía específica de los antropólogos estadounidenses se marcaba la variabilidad de casos conocidos- “No hay duda de que dentro de la taxonomía de las organizaciones políticas es el 4 Desde este punto de vista, no se define el problema de la organización social en torno del concepto de’ tribu’ y sus grados de desarrollo histórico sino a través del concepto de chiefdom y sus diversas acepciones (señorío, cacicazgo, jefatura) según la sociedad a la que se lo aplique. Ya en la década de 1990 surgen una interesante serie de artículos producidos por arqueólogos mexicanos quienes desde el materialismo histórico criticaron los aspectos económicos, políticos y el factor de la guerra, que se vinculan a la problemática del surgimiento de los chiefdom: Gándara (1992), Sarmiento Fradera (1995); también se deben mencionar un conjunto de trabajos escritos por el arqueólogo Felipe Bate (1982), quien se concentra en reafirmar la importancia de los estudios de las ‘sociedades cazadoras recolectoras’ específicamente utilizando como ejemplo la información arqueológica obtenida en el extremo sur de la Patagonia argentina y chilena. En un artículo reciente, Boccara ha sugerido un conjunto de críticas en torno del tema del uso del concepto chiefdom y desde su perspectiva propone que el problema del surgimiento de organizaciones sociales más complejas en el momento colonial, cuestión que ha sido asociada a situaciones políticas y económicas, tiene que ver en realidad con el problema histórico de las identidades (2003: 66-69). 5 Es interesante destacar como la hipótesis de los efectos históricos que tuvieron las tecnologías provenientes de ‘sociedades más desarrolladas’ en ‘sociedades menos desarrolladas’ tienen un larga serie de antecedentes en la antropología, arqueología e historia argentina de los años ‘80; solo destaco algunos: en el caso de Pampas y Patagonia, el problema se enfocó desde los alcances de las ‘innovaciones agropecuarias’ (Mandrini 1984a y b, 1986, 1988; Palermo 1988), desde el efecto de las ‘innovaciones metalúrgicas’ (Mandrini, 1984b: 487-488; 1988: 321-322 ), y muy posteriormente se analizaran los escasos alcances que tuvieron las armas de fuego entre las parcialidades regionales (Jiménez, 1998).

Page 6: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

6

señorío el que entraña más dificultades de definición y encasillamiento. Sus variedades, como bien lo precisan Steward y Faron son caleidoscópicas” (1979: 140).

Todos los arqueólogos, antropólogos e historiadores argentinos posteriores tomaron estas sugerencias en torno del señorío, y las aplicaron hasta el día de hoy.

También es importante remarcar como en Argentina los pocos estudios enfocados desde la antropología social de la década de los ’70 y los ’80, no tomaron como eje de su interés a las sociedades indígenas que habitaron históricamente el espacio pampeano-patagónico, situación esta vinculada más a una condición de la disciplina antes que a una falta de interés. Como destacan Guber y Visacovsky: “en el caso argentino, la ausencia de la antropología en los debates sobre el proceso social y político moderno estuvo íntimamente vinculada con el lugar secundario que ocupó la ‘antropología social’ en las ciencias sociales y en las humanidades. A su discontinua presencia institucional en la formación de grado y posgrado se suma una posición periférica en el tratamiento de temáticas centrales de la propia disciplina, tales como el parentesco, la organización social y política, y la religión” (2000: 289).

Finalmente, toda esta condición disciplinar de la antropología repercute, a mi entender, en la preeminencia de los arqueólogos al momento de teorizar sobre el problema histórico de cómo concebir el orden social de Pampas y Patagonia, y con posterioridad creará ciertas determinaciones en torno del modelo desde el cual se estaba pensando las tipologías sociales; en concreto: hasta una época muy reciente toda la cuestión investigativa se resumió en torno de dos problemas vinculados, primero, a la comprensión de los efectos que generó en las mismas la intromisión de tecnologías novedosas provenientes de ‘sociedades más desarrolladas’ y los efectos que esto tuvo sobre el cambio histórico, y, en segundo lugar, la caracterización del orden social como cacicazgos, señoríos o jefaturas, o en términos más generales los chiefdom.

Antes de avanzar y fortalecer mis argumentos, se hace necesario destacar una última cuestión vinculada con el contexto de discusión disciplinar en que se encontraba la arqueología en este período y en particular debo destacar la arqueología específica del área bonaerense y por extensión, dadas las vinculaciones históricas, la arqueología de Pampas y Patagonia en su conjunto.

Será Madrazo (1968, 1973) quien planteará los primeros lineamientos de un modelo de interpretación de la arqueología bonaerense en franco contraste con las tendencias instaladas en la época en las instituciones académicas argentinas6. Una década después Politis (1984, 1988) resumirá parte de la crítica que destacaba Madrazo: “las investigaciones actuales no comparten la totalidad de los métodos, los modelos y las teorías que actúan como referencia, las que han sido explicitadas en pocos trabajos... Tampoco las formas de interpretar el registro arqueológico son las mismas y como consecuencia actualmente están operando por los menos cuatro modelos diferentes7... La producción científica contemporánea ha traído a la Región Pampeana nuevos problemas y pocas soluciones [en torno de la comprensión del poblamiento humano]” (1988: 99).

6 Básicamente en estos artículos Madrazo recorre las hipótesis que desde la década de 1950 se manejaban para entender el poblamiento de la pampa bonaerense en una cronología extensa que legaba a los cazadores de megafauna, y como en época histórica se sumaba a la evidencia arqueológica el dato de las fuentes escritas. Como síntesis muy general, se puede destacar la interpretación de Madrazo caracterizando a las sociedades interserranas, de la pampa deprimida y de la pampa medanosa como tributarias de una tradición cultural definida como ‘de cazadores de larga distancia’ planteando vínculos históricos de muy larga data con las sociedades patagónicas. 7 En este lugar, Politis cita algunos de los trabajos conclusivos que se manejaban en la época, marcando en su selección muy claramente dos momentos metodológico-conceptuales: Menghin-Bórmida (1950), Austral (1971), Politis (1984) y Orquera (1981).

Page 7: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

7

Es en este contexto general que el antropólogo argentino Miguel Ángel Palermo escribe un trabajo de avanzada criticando los alcances conceptuales del llamado ‘modelo del complejo ecuestre’ (1986a)8 usado por los antropólogos estadounidenses para analizar los alcances que tuvo para las sociedades indígenas de las llanuras norteamericanas la adopción del caballo y el punto de contacto que se había sugerido respecto de las sociedades pampeano-patagónicas sudamericanas. En este sentido, una vez más el artículo de González había actuado de referente: “consolidó la formación de señoríos ecuestres el cambio de vida

que significó el adquirir el ‘complejo del caballo’, la concentración de población, la unión de distintas tribus menores bajo una autoridad única con gran poder de mando y decisión, la existencia de una jerarquía de poder decreciente desde el Gran Jefe a los caciquillos y la concentración de riquezas representadas por millares de cabezas de ganado” (1979: 140, destacados míos). En cierta forma, Palermo contrapondrá a esta aseveración un conjunto de críticas, de las que yo destaco solo tres dado su interés para las próximas líneas en este escrito: “[primero] no se puede hablar de un complejo ecuestre sudamericano, como suele hacerse por paralelo con el caso de América del Norte” – destacando con esto la multitud de ‘casos históricos’, como ya lo había hecho antes González-; [segundo] tradicionalmente, no se correlaciona el llamado ‘complejo ecuestre’ con los contextos económicos, de manera que pierde sentido la interpretación del fenómeno”-tema que más delante toman Mandrini y el propio Palermo-; “[tercero] quedan cuestiones por esclarecer en relación con el tema; algunas de ellas son: a) la supuesta tendencia al aumento del tamaño de los grupos y a su mayor complejidad como consecuencia de la incorporación del equino; b) los cambios de armamento siguientes a la misma; c) la [incidencia de la] cría de animales” (Palermo, 1986a: 171). Más adelante retomaré estas dos últimas sugerencias del autor para entender cómo se relacionan con los trabajos de investigación de la década siguiente.

La década de los ’80 es también el momento en que se editan una serie de libros pensados en la forma de ‘manuales’ que tratan de resumir los nuevos lineamientos de la antropología: el ‘manual’ publicado por Lischeti (1988), con un conjunto de trabajos críticos a las miradas tradicionales en distintos campos de la disciplina, o la interpretación etnohistórica de la historia de los últimos 10.000 años elaborado por Ottonello y Lorandi (1987); también es necesario mencionar las propuestas renovadoras en la arqueología pampeana (Yacobaccio et All. 1988) y patagónica (Borrero-Lanata 1992).

Por último, se hace preciso enfatizar como en este período de reformulaciones metodológico-conceptuales se potencia como línea de trabajo, al interior de la antropología y por sus extensiones al de la historia, la etnohistoria (Nacuzzi 1987, 1989-1990; Ottonello y Lorandi, 1987; Bechis, 1987) una suerte de híbrido académico entre las nuevas propuestas antropológicas posmodernistas y las sugerencias vertidas desde el quehacer histórico por los ‘microhistoriadores’ italianos y franceses (Revel, 1996). En concreto, se fortaleció como forma de trabajo típico ‘la monografía’ enfocada en una región específica, de límites espaciales y sociales acotados, atravesada por una temporalidad extensa; esta actitud de reducir las coordenadas espacio-temporales desde las cuales definir los limites del objeto generó específicamente en la historia todo un nuevo campo de investigaciones afín desde lo metodológico, que nutrió los nuevos estudios migratorios, el ‘nuevo’ enfoque de la historia regional y, con ciertas extensiones difusas, la nueva mirada etnohistórica sobre las sociedades indígenas regionales, ámbito en el que específicamente me interesa destacar los estudios referidos a Pampas y Patagonia que más adelante mencionaré9.

8 Es curioso, pero en este escrito Palermo no cita el trabajo de Rex González, a pesar de que sí considera algunas de las fuentes que usa este último. 9 La adjetivación de ‘límites difusos’ tiene que ver con que es más factible que los arqueólogos o antropólogos adopten con mayor soltura su condición de etnohistoriadores (Lorandi-Wilde, 2000), a que esta condición metodológica sea aceptada por los historiadores.

Page 8: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

8

Hasta aquí viendo en perspectiva los estudios argentinos entre 1970 y 1980, es

interesante subrayar una clara preeminencia de las influencias de los teóricos estadounidenses por sobre los europeos en lo que hace al estudio de las ‘sociedades indígenas’ de Pampas, Patagonia y, como sostendré un poco más adelante, la región de la Araucanía, es decir, todo el extremo sur del continente. Creo que más allá de entender que en este sentido los historiadores siguen, con un tiempo de retraso debo decir, las precisiones teóricas que proponen los arqueólogos argentinos más que los antropólogos sociales, de escasos desarrollos en el país en torno de estos temas, ese vínculo teórico que se ha construido desde la arqueología fundado en un particular paradigma, crea una primera determinación en el sentido de establecer que los modos de vida materiales de las sociedades indígenas ofrecen un principio de explicación a ciertos detalles de la evidencia con la que se trabaja (por ejemplo los efectos medioambientales sobre el poblamiento, la movilidad estacional en torno de un conjunto de campamentos, la complementariedad de los recursos, la preeminencia de la recolección, la importancia de la caza, el análisis de las tecnologías líticas, etc.)10.

En el caso concreto de Pampas se pueden citar un conjunto de artículos producidos por arqueólogos de la década del ‘80 y principios de los ‘90 que retoman las sugerencias teóricas señaladas para explicar cómo se organizaban las sociedades indígenas regionales en un momento tardío, el siglo XIX, para realizar el trasporte de ganado en las largas distancias que conectaban la costa atlántica con la falda oriental de los Andes, para su posterior comercialización en los mercados coloniales de la falda occidental andina; el problema ‘histórico’ a entender en ese momento era qué tipo de organizaciones sociales podían realizar esta actividad económica y cómo se conectaba la misma con el registro arqueológico. Como ejemplos generales, se pueden seleccionar algunos estudios representativos: Piana (1981), Goñi (1983-85; 1986-87), Slavski-Ceresole (1988), Mazzanti (1993), Beron-Migale (1990), Berón (1994), Biset (1991), Hajduk-Biset (1996).

Insisto, es esta acción metodológica la que ha determinado la visión que se tiene de las sociedades indígenas al momento de la llegada de los europeos a la región y posteriormente durante los casi 400 años de conflictiva convivencia planteando tanto su condición de menor desarrollo en términos económicos, ubicándolas en una situación de dura subsistencia y pasibles de ser influenciadas por las innovaciones tecnológicas provenientes de los colonizadores. Es justamente en torno de este problema vinculado al modelo disciplinar que se adoptó, que trabajaron Palermo (un antropólogo) y Mandrini (un historiador) en varios artículos entre mediados del ’80 y mediados de los ‘90.

Pero con la elección conceptual de los arqueólogos se instaló también una segunda determinación en torno de las interpretaciones que se hacen sobre las tipologías usadas para pensar el problema de la organización social adoptando las sugerencias mencionadas más arriba. Ahora sí, la responsabilidad en torno del avance de esta línea de estudio es propia de

10 De forma unánime, los arqueólogos que trabajan en Pampas y Patagonia hoy en día, citan hasta el hartazgo, las sugerencias arqueológicas y etnográficas de Binford (1988), quien estudió algunos grupos étnicos en el transcurso de la segunda mitad del siglo XX para comprender qué tipo de detalles contextuales debería tenerse en cuenta al momento de analizar un sitio con evidencia arqueológica a partir de esas observaciones hechas en vivo y en directo. En el mismo sentido, se pueden entender los estudios de Politis en torno de lo que se define como etnoarqueología (2002) observando grupos selvícolas colombianos, recorriendo los campamentos abandonados, o registrando el tipo de alimentación, los recorridos en torno de los recursos alimenticios, las formas de los asentamientos, la territorialización de las parcialidades, etc. También dentro de esta óptica de los trabajos arqueológicos enfocados desde los estudios etnográficos comparativos, se encuentra el artículo de Goñi (1995) sobre los usos actuales de los llamados ‘aleros’ y aún, con ciertas particularidades, los trabajos señeros de Biset (1986, 1991), sobre el uso trashumante de los valles cordilleranos neuquinos.

Page 9: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

9

los historiadores que han abordado el tema adoptando aquellas sugerencias de los arqueólogos sin poder superar las preguntas y explicaciones sugeridas desde esa disciplina. Completando esta mirada es que se pueden destacar algunos estudios historiográficos y etnohistóricos particulares de la década de 1980 que marcaron pautas claras, siguiendo aquel modelo general elaborado por los antropólogos estadounidenses y retomado por los arqueólogos argentinos, repaso los mismo destacando la clara regionalización de los casos analizados: en el ejemplo de los Pehuenche de la cordillera neuquina es claro el vínculo entre una historiadora y una arqueóloga (Varela-Biset, 1987, 1989, 1992; Biset-Varela, 1990); para la Pampa bonaerense, el ya mencionado artículo de Rex Gonzáles (1979) sobre el sutte y sus implicancias para comprender la complejización de las sociedades indígenas de Pampas marca claros indicios que después son continuados por Mandrini (1984 a y b, 1988, 1994, 2000), Palermo (1986a, 1988, 1989) y Bechis (1984, 1989)11; finalmente para Patagonia se pueden mencionar las propuestas de la arqueóloga Nacuzzi (1987, 1989-90, 1991, 1993-94)12. Como clara extensión social, económica y cultural de lo que se está observando en las evidencias arqueológicas e históricas en Pampas y Patagonia, la región de todo el extremo sur continental chileno, y en particular de la Araucanía en el contexto colonial, en la falda occidental de los Andes debe ser incluida en esta revisión dadas las evidentes conexiones históricas de espacios fronterizos colindantes, autónomos y con una tradición histórica particular13. En este sentido los estudios ‘modernos’ que abordaron el problema de cómo era la organización social de las sociedades indígenas son mucho más escasos todavía para el territorio del extremo sur continental chileno, donde solo se pueden mencionar específicamente vinculados al eje que me interesa hasta aquí los artículos de Silva Galdames (1984, 1985, 1990), Casanova Guarda (1982) y con ciertas limitaciones los estudios publicados por León Solís (1989).

Por supuesto que existen múltiples matices en toda esta bibliografía, como las líneas claramente materialistas históricas de parte de la propuesta de Palermo (1989), o la interpretación sobre las condiciones de ocupación del espacio con una clara perspectiva de historia regional que elaboran desde la arqueología Ana María Biset y desde la historia Gladys Varela (1990), o la sugerencia del peso del cambio social a través del efecto de la tecnología en Palermo (1988) y Mandrini (1988). En concreto, lo que pretendo destacar es que en general todas estas interpretaciones son tributarias de aquel modelo teórico general conformado por los arqueólogos para el análisis del tipo de evidencia que encontraban, el cual a su vez hunde sus raíces en las elaboraciones teóricas de los antropólogos estadounidenses. 3.1 Segundo momento: la década de los ’90.

11 Bechis ya explora el tema del ‘cacicazgo o chiefdom’ en su tesis doctoral (1984: 88). 12 Este último artículo de Nacuzzi es donde la autora propone utilizar el modelo de ‘jefatura dual’ para explicar un caso específico de caciques de las Sierras bonaerenses, en el último cuarto del siglo XVIII. 13 Ya Pinto Rodríguez, haciendo una lectura crítica de las sugerencias de León Solís (1989), destacaba sobre este particular: “la Araucanía era también un espacio fronterizo por el oriente [es decir, en su ámbito transcordillerano] y por el sur. Si asumimos que la región de los llanos estaba poblada por mapuches propiamente tales, hacia la cordillera y el sur se ubicaban Pehuenches, Poyas, Puelches y Huilliches. Aunque

algunos autores proponen incluir todas o partes de estas agrupaciones entre los mapuches, sin duda tenían

estilos de vida diferentes, percibidos incluso por los europeos que tomaron contacto con ellos” (1990: 25, resaltados míos). Más cerca en el tiempo, Boccara siguiendo a Bechis (1984) incurre en la misma generalización criticada en la cita, cuando define socialmente como pan-mapuche (2000: 29; 2002: 15; 2003: 85) a todo el espacio del extremo sur del continente americano, relacionando demasiado esquemáticamente ciertos procesos socio-históricos de espacios fronterizos ubicados a ambos lados de los Andes claramente contiguos y conectados pero no homogéneos y unificados.

Page 10: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

10

Para la década siguiente de 1990, en Argentina y en Chile los modelos sugeridos por la antropología estadounidense y francesa de los años ‘70 se fueron revisando en pos de los cambios de paradigmas que se estaban viviendo en aquellos ámbitos científicos, afectando las interpretaciones de los investigadores que abordaban los espacios regionales que destaqué en el parágrafo anterior; a pesar de esto, en muchos casos, la crisis disciplinar no significó para algunos investigadores el tratar de entender la problemática general (¿cómo se organizaban las sociedades indígenas?) adoptando un marco conceptual distinto, sino que por el contrario, en muchos estudios históricos, se optó por no adoptar una clara teoría sino un conjunto de conceptos que se inscriben en una postura ecléctica que en algunos estudios particulares todavía mantuvo claras conexiones con el modelo ‘neoevolucionista’. Destaco distintos ejemplos para ilustrar lo que digo

En el ejemplo de la Araucanía hubo autores que claramente se erigieron en críticos de la versión de la historia que se había acuñado con los ‘Estudios Fronterizos’14 los cuales si bien no adoptaron del todo una definición para caracterizar a la sociedad indígena la inscribieron en un contexto histórico mucho más complejo en términos económicos-políticos (Pinto Rodríguez, 1995, 1996), religiosos (Foerster, 1993) y culturales (Boccara, 1996a y b, 1999a y b). En conjunto, se intentó apuntar a que el problema de definir cómo se organizaban las sociedades indígenas debe ser matizado por una crítica permanente a las percepciones de los observadores/relatores de las fuentes documentales al momento de describir cómo eran las sociedades ‘del pasado’; en este sentido, se da una clara revalorización de las organizaciones tradicionales de los indígenas, pero profundizándose en un conjunto de prácticas culturales reconstruidas a través de un universo de fuentes extenso que incluye la información oral brindad por las comunidades originarias existentes hoy en día, pero toda esa información es catalizada a partir de la actualidad que viven los indígenas del sur chileno y el mejor ejemplo de esta actitud es la negativa de los investigadores a definirlos como ‘araucanos’, tal como hacen las fuentes históricas, usando en su lugar la autodefinición moderna de ‘mapuches’.

El caso de Pampas, al cual voy a sumar el de Patagonia, no se aleja demasiado de los ejemplos citados; a pesar de una creciente cantidad de estudios de caso, el problema de cómo se organizaban las sociedades indígenas curiosamente no es tomado como línea de investigación15. Villar y Jiménez, desde un extenso conjunto de artículos se han concentrado en analizar el tema de la conflictividad entre las parcialidades indígenas, destacando insistentemente el problema de la guerra inter e intraétnica a lo largo del último cuarto del siglo XVIII y la primera mitad del XIX (entre otros: 1997, 1998, 2000, 2001b); Bechis ha profundizado el caso de estudio propuesto en su tesis de doctorado (1984), enfocándose en la relación entre sociedades indígenas y los estados republicanos en el siglo XIX (1992, 1997,

14 En la historiografía chilena se definió como estudios fronterizos a una línea de interpretación que se concentró en intentar dar una nueva mirada a la relación con las sociedades indígenas en las múltiples fronteras de la República de Chile desde la entrada de los europeos hasta la época de consolidación del estado a fines del siglo XIX. Específicamente en el caso de los territorios ubicados al sur del río Bio Bio, conocidos en general como Araucanía, se iniciaron a principios de la década de 1980 un conjunto de trabajos que básicamente intentaban dar cuenta de las particularidades que había tomado la convivencia fronteriza entre indígenas y españoles; una especie de hito se dio en la compilación de estudios, ya clásicos, incluidos en el libro Relaciones

Fronterizas en la Araucanía (Villalobos, et All., 1982), complementado posteriormente por otro libro de conjunto, Araucanía. Temas de Historia Fronteriza (Villalobos-Pinto Rodríguez, 1985); en 1989, Villalobos editará su conocido Los Pehuenche en la Vida Fronteriza, que muestra los alcances de esta propuesta historiográfica. Ya en 1984 José Bengoa publica un libro que en cierta forma planteará una mirada distinta en torno de la ‘sugestiva’ connotación de pacificación que encierra la idea del pactismo que resalta el estudio de Méndez Beltrán (1982) o el ‘equilibrio fronterizo’ que permanentemente destaca Villalobos (1992). En 2002, en el prólogo de un libro de conjunto que compila, Boccara se referirá en duros términos a la imagen que construyeron los historiadores de los estudios fronterizos (2002: 7-9). 15 A continuación solo destaco los trabajos principales de cada autor.

Page 11: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

11

1998a y b, 2000, 2001). Ratto, se ha dedicado principalmente a entender cómo las parcialidades indígenas se tuvieron que adaptar a las condiciones impuestas por el naciente estado republicano argentino, poniendo el énfasis en la conformación de los grupos de ‘caciques amigos’ y la función que cumplían en el sistema defensivo de la frontera (1995, 1997, 1998 a y b, 2003a y b). Nacuzzi se ha aplicado al estudio de la conformación de identidades (1998), dejando de lado algunas sugerencias interesantes hechas en trabajos previos (1987, 1991). Gotta (1993, 1995a y b) ha hecho un interesante esfuerzo teórico por discutir las cuestiones vinculadas al liderazgo, si bien no ha podido escapar de los modelos conceptuales que construyó. Gascón (1998, 2001) ha desarrollado una interpretación de las relaciones fronterizas entre las sociedades indígenas de Pampas y las poblaciones coloniales del último cuarto del siglo XVII y primeras décadas del XVIII, apegada al modelo historiográfico elaborado por el historiador chileno León Solís (1989, 2001), heredando una buena parte de las limitaciones construidas por este último. Crivelli Montero (1994 a, 1995, 1997, 1999), como arqueólogo, ha sugerido en un importante conjunto de publicaciones el análisis de las condiciones materiales que desarrollaron las sociedades indígenas del borde oriental de las Pampas, no superando este nivel de análisis, es decir, el enmarcado en el paradigma arqueológico/antropológico de comprender la ‘base material’ de las sociedades, perdiendo de vista el complejo entramado ralacional que da entidad histórica a esa ‘estructura’ económica, en donde la presencia de los estados colonial primero y republicano después se constituye en un factor clave.

Es importante destacar el trabajo de Mandrini, quien ha hecho sensibles esfuerzos por caracterizar políticamente a las sociedades indígenas pampeano-patagónicas en distintos trabajos: en un primer momento se concentró en explicar por qué consideraba que eran cacicatos (1984b, 1988), después profundizó una línea de análisis ya sugerida por Rex González (1979), tratando de comprender a través de la práctica del sutte el incremento de la complejización social en ciertos grupos de indígenas pampeanos del siglo XIX (1994, 2000); por último, ha intentado explicar como a través de la conformación de un orden económico distinto del tradicional, que él adscribe al ‘pastoralismo’ (1991, 1993), se gestaron las condiciones de posibilidad para que se organizaran liderazgos más potentes que incluso pudieran controlar el comercio interregional a lo largo de un ámbito geográfico extenso. Justamente en los últimos trabajos (Mandrini, 2000; Mandrini-Ortelli, 2001, 2003), es que ha querido caracterizar esos liderazgos en una gama de propuestas, señoríos-jefaturas-cacicazgos, englobadas dentro del término chiefdoms.

Es importante repetir la conexión conceptual de Mandrini con aquel trabajo de González (1979), para enmarcar la necesidad de introducir posibles críticas. En 1984, Mandrini definía el trabajo presentado a las VI Jornadas de Historia Económica: “La base económica de los cacicatos araucanos del actual territorio argentino”; en un trabajo de 1988 sugerirá: “la constitución de grandes unidades política territoriales a las que aquí hemos llamado ‘cacicatos’, y que no parecen diferir demasiado en su características básicas de las entidades políticas a las que los antropólogos llaman señoríos o jefaturas ([en] inglés chiefdoms)” (1988: 325-326); posteriormente, en otro artículo, reafirmará estas ideas: “entiendo que la categoría de ‘jefatura’ es la que más se ajusta a la información histórica disponible, y es por tal motivo que una hipótesis central de mi investigación fue la definición de los grandes cacicatos indios –al menos hacia mediados del siglo XIX- como verdaderas ‘jefaturas’ (chiefdoms), traducción que prefiero a la de ‘señorío’, que tienen otras connotaciones” (2000: 250). Se puede sostener que a su manera Mandrini ha contestado una buena parte de las sugerencias que hacía Palermo (1986a), sobre la importancia del uso del caballo, sobre las diversas instancias económicas intra y extra comunales, en torno de la conexión socio-económica entre el mundo indígena y el mundo colonial (que Mandrini sintetiza con

Page 12: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

12

insistencia en destacar “la conformación de bastos circuitos de intercambio”); pero, por otro lado, no ha podido superar las discusiones conceptuales en que arqueólogos y antropólogos han subsumido desde la década de 1970 la cuestión de cómo se organizaban las sociedades indígenas pampeano-patagónicas. Para ser más claro: el trabajo de Mandrini se concentra, como bien lo indican muchos de los títulos de sus artículos, en una descripción de lo que a grosso modo podemos definir como la ‘base material’ de la sociedad, vinculada a las formas de subsistencia y ocupación del espacio, pero no ha podido profundizar en las condiciones históricas en que se desarrollan indefectiblemente las relaciones sociales, es decir, en contextos de enfrentamientos y luchas por la hegemonía, generando un modelo de interpretación que por momentos da la impresión de un estatismo inherente que solo se ve quebrado por la introducción de disrupciones externas, como lo es el cambio económico sucedido a raíz de la innovación tecnológica, que no es explicado por la presencia de la sociedad colonial sino por una neutral adopción, por ejemplo, del caballo o de otros bienes materiales; incluso en torno del álgido tema de la ‘araucanización’, es decir, el proceso mediante el cual las influencias socio-culturales provenientes del occidente de los Andes se asientan al oriente, pocas soluciones aporta a describir las condiciones históricas de las migraciones sucedidas hacia el espacio pampeano y desde el mismo hacia otros ámbitos regionales, siendo desdibujadas estas cuestiones en favor de introducir solo una crítica conceptual en el mismo sentido que lo hicieron Palermo, Garlbusky, Madrazo o Politis, entre otros, pero sin una clara propuesta que de cuenta de los procesos históricos que estudian desde hace años Bechis, Villar y Giménez, Nacuzzi, Ratto, o incluso los historiadores que enfocan parte del problema desde Chile como lo son Villalobos, León Solís, Pinto Rodríguez, Casanova Guarda, y en el último tiempo el antropólogo Boccara. Conclusiones Preliminares:

Viendo en conjunto todos los estudios que he mencionado, para el caso de Pampas y Patagonia se destaca en el análisis una preponderancia de lo que en términos discursivos solo voy a llamar ‘macroproblemas’, esto es: las alianzas guerreras, las relaciones con los estados colonial y republicano, los ‘sistemas de indios amigos’, las relaciones comerciales de larga distancia, la vinculación con los mercados coloniales; finamente como un barniz de todo lo anterior se examina el problema del tipo de liderazgo que podía sustentar todo este esquema de relaciones sociales, el cual se interpreta de manera funcional al modelo historiográfico, con todas sus connotaciones teóricas, pero desde mi perspectiva descontextuado del ámbito social que posibilita su existencia.

El problema, a mi entender, radica en que se ha perdido de vista la importancia que tiene el análisis de la organización social a nivel intracomunal para poder avanzar en la comprensión de los efectos de esa organización en el nivel regional y macroregional. Por ejemplo, la comunidad es vista solo en sus aspectos materiales, es decir, en las condiciones de la producción económica para la subsistencia o para el comercio (y aquí es donde aflora más claro el modelo teórico de los arqueólogos), pero no en sus aspectos sociales, como ser el del parentesco o el de las redes sociales que surgen a través del mismo (y aquí es donde falta trabajar más desde la antropología social). Otro punto crítico se concentra en la imagen de los líderes, a quienes se los analiza desde una posición demasiado individual, casi independientes de la comunidad que legitima su existencia y sus prestigio, generando una interpretación de la ‘política’ indígena con un sesgo demasiado occidentalizado, en la que las adscripciones étnicas o culturales no tienen ingerencia o se las analiza en un plano totalmente secundario. Por último, me interesa destacar la mirada sobre el espacio, fragmentado en una parte de los estudios y visto como un simple soporte en otras, perdiéndose de vista la centralidad que tiene para sociedades que, a pesar de las condiciones históricas de la

Page 13: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

13

relaciones económicas con la sociedad colonial o republicana, todavía necesitan manejar importantes porciones de territorio de manera tradicional para mantener ciertas pautas básicas del poblamiento. Quiero subrayar a continuación una serie de temas que en próximas investigaciones deben ser profundizados para encarar el problema de la organización social de las poblaciones indígenas de los siglos XVIII y XIX en las Pampas y Patagonia. Destacaré estas cuestiones solo en términos generales, sin apuntar bibliografía específica. 1) El parentesco y la onomástica: cada vez más se hace necesaria la reconstrucción de lo que podemos denominar en términos generales como los ‘sistemas de parentesco’ que estaban funcionando en el período en Pampas-Patagonia. Se supone habitualmente una conexión unívoca con la experiencia Mapuche, registrada etnográficamente desde fines del siglo XIX, cuestión que podemos criticar dada la diversidad social de un espacio que ha querido ser uniformado con nominaciones generalizantes como pan-mapuche, pan-tehuelche e incluso ‘araucanización’. Los datos de las fuentes históricas nos permiten sugerir la existencia de varios sistemas onomásticos, entre los cuales particularmente resalta como una cosa diversa a lo Mapuche lo Tehuelche. 2) Las redes sociales intra e inter-comunales: Lo anterior tiene extensiones claves al momento de poder reconstruir las relaciones sociales entre los individuos de una toldería, pero al mismo tiempo posibilita el pensar desde un modelo inter-comunitario que, además, desde el siglo XVIII cuenta con la particular variable de la condición interétnica, es decir, a partir de comprender los aspectos básicos que hacen a las relaciones parentales, podemos pensar en la construcción de modelos relacionales en los cuales uno de los vínculos fundamentales ente los individuos sea la distancia genealógica desde un origen, es decir, podemos restablecer redes de jerarquización y status social, en donde es importante resaltar para el caso Tehuelche, el lugar fundamental que ocupan las mujeres en tanto no solo son materia del ‘intercambio’ diplomático sino que además son las portadoras a otras tolderías de todo el prestigio familiar16, la condición étnica17, a lo que se suma el patrimonio material que aporta su padre y que esta heredará a sus hijos. En tal sentido, se debe trabajar con ahínco en la conformación de modelos relacionales que contemplen el orden social al interior de las comunidades del propio grupo étnico, las extensiones del mismo al interior de la comunidades del resto de los grupos étnicos y, finalmente, a los bordes liminares del territorio indígena donde se asientan los hispanocriollos primero y los argentinos o chilenos después. 3) El problema del liderazgo étnico: Son evidentes las extensiones de los puntos anteriores para la comprensión del liderazgo; no solo podemos entender el mismo desde el status que confería al individuo su lugar en la red parental, sino que podemos entender en la misma clave la importancia que tienen las relaciones políticas extracomunales en la construcción de un campo de acción propio de líder. Quiero resaltar la condición étnica de estos liderazgos, perdida en los modelos construidos por los investigadores de los últimos treinta años, en 16 Las mujeres son los miembros de la comunidad que saben todas las canciones de linaje (los tayël) y crean las propias de los nuevos individuos; cuando se mudan a la toldería del marido tienen la tarea de ser transmisoras y mantenedoras de este acervo tradicional, a partir del cual se construye el relato histórico de la comunidad. 17 Recordemos que a través del matrimonio, el hombre perteneciente a un clan tehuelche puede incorporar los nombres prestigiosos de otro clan usando como ‘vehículo’ a la esposa. En este sentido, las tramas identitarias comunales se vinculan no solo incorporando nuevos individuos sino además fundamentando la relación desde la legitimidad del ‘relato genealógico’, que por un lado enhebra las biografías particulares (por ejemplos mantenidas por las canciones tayël) con las historias comunales (de otro tipo de relatos).

Page 14: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

14

tanto pretenden dar cuenta de las dotes de la autoridad de un individuo, en el sentido que lo determina el modelo teórico propuesto, es decir, se trata de ubicar al líder desde una caracterización teórica (cacicazgo, jefatura, etc.) y se deja en el camino la fundamental importancia que tiene para el mismo líder la legitimidad comunal, el reconocimiento de sus parientes y allegados, en última instancia, el rol que tiene en este tipo de sociedades ‘cara a cara’ el ejercicio de un tipo de política que depende de las opiniones, de la oralidad, del status de los primogénitos según el cual incluso las mujeres pueden arengar o transformarse en ‘cacicas’. En síntesis, considero fundamental para recuperar la variable relacional inherente a estas sociedades que podemos conectar con las que la historiografía francesa nomina de ‘Antiguo Régimen’, el vínculo entre el individuo y el grupo en un momento en que la escisión del individuo construida por la Modernidad todavía no tiene sus efectos. 4) El problema identitario: creo que es factible pensar las repercusiones que todo lo anterior tiene en torno del problema identitario. La constitución de las relaciones interétnicas desde el siglo XVIII motorizó diversos procesos de particularización que, le guste o no a los investigadores actuales, tienen su raíz en potenciar distintos diacríticos culturales (como lo es la lengua) desde los cuales se construyó la materialidad de una diferencia. ¿Cómo se ubicaron en ese contexto los líderes y las comunidades de las que formaban parte? Construyendo adscripciones, lo que en cierta forma revivió porciones del acervo cultural vinculado a la tradición pero también desechó otras partes generando nuevas incorporaciones; esto se puede constatar, por ejemplo, comparando las ceremonias más importantes a las que era sometido un individuo a lo largo de su vida (imposición del nombre, celebración de la primera menarca, matrimonio, ceremonia fúnebre, duelo) y los cambios y permanencias que sufrieron estas instancias societales, sobre las cuales las fuentes históricas y etnográficas nos informan abundantemente desde el siglo XVIII.

¿Dónde podemos ubicar la función de los líderes y la particular connotación ‘étnica’ de su poder? Por un lado, en la capacidad de gestar políticamente un marco de entendimiento inter-comunidades en momentos en que la propia comunidad debe adaptarse a los cambios que el proceso histórico impone, pensemos esta situación en el contexto de la imposición del sistema colonial o de la consolidación coercitiva del Estado republicano; por otro lado, el líder está capacitado, dadas sus dotes carismáticas tanto como el status que detenta, ambas situaciones que lo legitiman frente a sus parientes y parciales, para gestar los nuevos vínculos con ámbito social externo a la comunidad.

Lo que quiero resaltar con esto último es la contradictoria función que tienen los líderes étnicos del período que analizo al momento de aceptar cambios, por ejemplo en torno de las condiciones de comercialización o de tratar un pacto político, tanto como de refrenarlos, por ejemplo cuando tiene que respetar las condiciones impuesta por el parentesco para elegir con quienes se van a casar los primogénitos de su familia, o al momento de poder elegir un nombre para un nuevo vástago que debe insertarse en la historia comunal del clan del cual forma parte. Es en este particular momento en que la presión de la coyuntura acorrala a la comunidad en una situación acuciante cuando las dotes carismáticas del líder tanto como su condición de ‘lector de los nuevos tiempos’ posibilita encontrar salidas novedosas; en este sentido es que podemos ver como los líderes étnicos desde la década de 1740, según nos muestran las fuentes, hablan varios idiomas18, y si no los habla él consigue ‘lenguaraces’, situación que nos enmarca también la funcionalidad de determinados

18 Por ejemplo para un Serrano o Pampa de las Sierras Bonaerenses, se hace necesario conocer los dialectos tehuelches (tres al menos), el castellano y la denominada durante la época ‘lengua de Chile’ hoy conocida como ‘lengua de los Mapuche’ o mapudungun.

Page 15: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

15

‘especialistas’ que contribuyen a las tareas políticas del líder destacándose en este sentido los ‘secretarios’ que saben leer y escribir19.

Son estas las particulares condiciones en que se construirán las identidades que afloran en el transcurso de los siglos XVIII y XIX, proceso sobre el que los historiadores, y en menor medida los antropólogos argentinos, están trabajando actualmente. Esta última cuestión me permite introducir el problema metodológico concreto de fortalecer el trabajo interdisciplinario, cuestión compleja para tratar en poco espacio, pero que a la luz del recorrido iniciado desde la década de los ’70 hasta acá necesita de nuestra labor concreta, en tanto el estudio de las sociedades indígenas ha demostrado las fructíferas condiciones de posibilidad al pensar desde al menos tres disciplinar sociales un mismo objeto de esquivas fronteras. Bibliografía: a) Bibliografía antropológica AMSELLE, Jean Loup: “Etnias y Espacios: por una Antropología Topológica”, En el Corazón de la Etnia, Bs. As., EUDEBA, U. B. A., Departamento de Historia, 1995, Fichas de cátedra Nº 13. BINFORD, Lewis: En busca del Pasado, Barcelona, Editorial Crítica, (1983), 1988. BÓRMIDA-CASAMIQUELA: “Etnografía Gününa Këna. Testimonio del último de los tehuelches septentrionales”, RUNA, 1958-59, Vol. IX, parte 1-2, p. 153193. CARNEIRO, Robert: - (1970), “A theory of the origin of the state”, Science, 1970, vol. 169, nº 3947, p. 733-738. - (1981), “The chiefdom: precursor of the state”, en: JONES-KAUTZ (edit.), The transition to statehood in the

new world, Cambridge university press, 1981, p. 37-75. CASAMIQUELA, Rodolfo: El linaje de los Yanquetruz. Confirmación etnológica de la presencia-en época

histórica-del sustrato pantehuelche en el área pampeana, Trelew, Impreso por Biblioteca Popular ‘Agustín Álvarez’, 2004. CLASTRES, - (1978), La sociedad contra el estado, Caracas, Monte Ávila, (1974)1978. - (1981), Investigaciones en antropología Política, Barcelona, Gedisa, (1980)1981. CRIVELLI MONTERO, Eduardo: - (1994a), “Araucanos en las Pampas”, Todo es Historia, Bs. As., 1994, nº 323, p. 8-32. - (1994b), “El cacique Bravo, del Limay a la frontera de Buenos Aires. Reexamen de un episodio de la expansión Tehuelche”, Jornadas de Arqueología e Interdisciplinas, Bs. As., PREP-CONICET, 1994, p. 177-202. - (1995), “Estacionalidad y sistema de asentamiento indígena en la Pampa Bonaerense durante la etapa ecuestre”, en ROCHETTI, Ana María (comp.), Primeras Jornadas de Investigadores en Arqueología y

etnohistoria del Centro-Oeste del país, Río Cuarto, Univ. Nac. de Río Cuarto, 1995, p. 69-87. - (1997), “El malón como guerra. El acoso a la frontera de Buenos Aires y la pacificación de las Pampas a fines del siglo XVIII”, en CIPOLLETTI, María S. (Coord.), Resistencia y adaptación nativas en las tierras bajas

Latinoamericanas, Quito, ediciones Abya-Yala, 1997, p. 175-204. - (1999), “La región pampeana”, en Nueva Historia de la Nación Argentina, Bs. As., edit. Planeta, 1999, t. 1, p. 181-208. CHILDE, Gordon:

19 También debemos considerar entre los especialistas de que se rodea el líder a los baqueanos, a los grandes cazadores, a quienes realizan tareas vinculadas con la ganadería, y a los especialistas de la guerra, los conocidos ‘capitanejos’ y ‘conas’.

Page 16: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

16

- (1964), Evolución Social, México, Universidad Autónoma de México, Dirección General de Publicaciones, (1961) 1964. - (1990), Los orígenes de la Civilización, Bs. As., FCE, (1936) 1990. FERGUSON-WHITEHEAD: “The violent edge of the empire”, en: FERGUSON-WHITEHEAD (edit.), War in

the tribal zone. Expanding states and indigenous warfare, New Mexico, School of American Research Press, 1992, p. 1-30. FOERSTER, Rolf: Introducción a la religiosidad Mapuche, Santiago, Editorial Universitaria, 1993. FRIED, Morton: The evolution of political society. An essay in Political Anthropology, New York, Random House, 1967. GODELIER, Maurice: - (1974), “El concepto de tribu: ¿crisis de un concepto o crisis de los fundamentos empíricos de la antropología?”, en: GODELIER, Maurice, Economía, Fetichismo y religión en las sociedades primitivas, Madrid, Siglo XXI, (1973)1974, p. 198-222. - (1977), “¿Neoevolucionismo o marxismo?”, en: GODELIER, Maurice, Antropología y Economía, Barcelona, edit. Anagrama, (1974)1977, p. 233-259. GONZÁLEZ ECHEVARRÍA, Aurora: Teorías del parentesco, Madrid, Eudema, 1994. GONZÁLEZ, Alberto Rex: “Las exequias de Painé Güor. El suttee entre los araucanos de la llanura”, Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, Bs. As., 1979, t. XIII, p. 137-160. GUBER, Rosana-VISACOVSKY, Sergio: “La antropología social en la Argentina de los ‘60 y los ‘70. Nación, marginalidad crítica y el ‘otro’ interno”, Desarrollo Económico, jul-sept. 2000, vol. 40, nº 158, p. 289-316. Handbook of South American Indians, Julian Steward editor, Smithsonian institution, Bureau of American Ethnology, Washington, Government printing office, 1946, vol. 1 y 2, bulletin 143. HARRIS, Marvin: Cannibals and kings: the origins of cultures, New York, Random House, 1977. HOLDER, Preston: The hoc and the horse on the plains, 1970. JOHNSON, Allen-EARLE, Timothy: The evolution of Human Societies, Stanford, Stanford University press, 1987. JUNQUERA, Carlos: “Ecología y guerra: hipótesis y sugerencias sobre estos conceptos en la Amazonia”, Revista Española de Antropología Americana, 1992, p. 163-180. KRAEDER, Laurence: La formación del estado, Barcelona, Labor, (1968)1972. KRAEDER, Laurence – Ino ROCCI: Antropología Política, Barcelona, Editorial Anagrama (1980)1982. LEE, Richard: “Art, science or politics? The crisis in hunter-gatherer studies”, American Anthropologist, 1992, vol. 94, nº 1, p. 31-54. LEE, Richard- Irven De Vore (eds.): Man the Hunter, Chicago, Aldine Publishing, 1968. LISCHETTI, Mirtha, (comp.): Antropología, Bs. As., EUDEBA, 1988. MAUSS, Marcel: Introducción a la Etnografía, Madrid, Ediciones Istmo, 1967. MEILLASSOUX, Claude: Mujeres, graneros y capitales. Economía doméstica y capitalismo, México, Siglo XXI, (1975) 1987. NACUZZI, Nidia:

Page 17: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

17

-(1987), “Una hipótesis etnohistórica aplicada a sitios de Patagonia central y septentrional”, en: Comunicaciones: 1º Jornadas de Arqueología de la Patagonia, Rawson, Dir. de Cultura de la Provincia, 1987, p. 179-184. - (1989-1990), “El aporte de la etnohistoria al estudio de la arqueología de Patagonia”, RUNA, Bs. As., 1990, vol. XVIII. - (1991), “La cuestión del nomadismo entre los Tehuelches”, Cuadernos de Etnohistoria, Bs. As., 1991, nº 1, p. 103-134. - (1993-1994), “Los cacicazgos duales en Pampa-Patagonia durante el siglo XVIII”, Relaciones de la Soc. Arg.

de Antropología, 1993-94, t. XIX, p. 135-144. - (1998), Identidades Impuestas. Tehuelches, Aucas y Pampas en el norte de la Patagonia, Bs. As., Sociedad Argentina de Antropología, 1998. - (2000), “Estrategias sociales en una situación de contacto. El caso del norte de la Patagonia”, en: BOCCARA-GALINDO (EDIT.): Lógica Mestiza en América, Temuco, Instituto de Estudios Indígenas-Universidad de La Frontera, 2000, p. 139-164. - (2002), “Los grupos, los nombres, los territorios y los blancos: historia de algunos nombres étnicos”, en: BOCCARA, Guillaume (edit.), Colonización, resistencia y mestizaje en las Américas, Quito, ediciones Abya-Yala, 2002, p. 259-289. OTTONELO, María Marta-LORANDI, Ana maría: Introducción a la arqueología y etnología. 10000 años de

historia argentina, Bs. As., EUDEBA, 1987. PALERMO, Miguel Ángel: - (1986), “Reflexiones sobre el llamado complejo ecuestre en la Argentina”, RUNA, Bs. As., 1986, vol. XVI, p. 157-178. - (1988), “La innovación agropecuaria entre los indígenas pampeano-patagónicos. Génesis y procesos”, Anuario

del IEHS, Tandil, 1988, nº 3, p. 43-90. - (1989), “Indígenas en el mercado colonial”, Revista Ciencia Hoy, enero-noviembre 1989, vol. 1, nº 4, p. 22-26. SAHLINS, Marshall: - (1972), Las sociedades tribales, Barcelona, Labor, (1968)1972. - (1977), La Economía de la Edad de Piedra, Madrid, Akal, 1977. SERVICE, Elman: - (1972), Evolución y cultura, México, Editorial Pax, 1972. - (1973), Los Cazadores, Barcelona, Labor, (1966)1973. - (1975), Origins of the state and civilization, New York, 1975. STEWARD, Julian: - (1946), “Introduction”, en: STEWARD, ed., Handbook of South American Indians, Washington, 1946, vol. 1, p. 1-5 - (1955), Theory of culture change: the methodology of multilinear evolution, University of Illinois Press, 1955. WOLF, Eric: Europa y la gente sin historia, Bs. As., FCE, (1982) 1990. b) Bibliografía arqueológica AA. VV.: Arqueología Contemporánea Argentina. Actualidad y perspectivas, Bs. As., Edic. Búsqueda, 1988 AUSTRAL, Antonio: “El yacimiento arqueológico de Vallejo en el NO de la provincia de La Pampa. Contribución a la sistematización de la Prehistoria y Arqueología de la región pampeana”, Relaciones de la Soc.

Arg. de Antropología, 1971, nueva serie, t. V, p. 49-70. BATE, Luís: Orígenes de la comunidad primitiva en Patagonia, México, Ediciones Cuicuilco, 1982. BERÓN, Mónica A.: “El recurso y el método: estrategias de movilidad y asentamiento en la subregión Pampa Seca”; en: Arqueología, Instituto de Ciencias Antropológicas, UBA, Bs. As., 1994, Nº 4, p. 213-234. BERON-MIGALE, “Rutas de comercio indígena y paraderos: el sitio Tapera Moreira, prov. de La Pampa”; en: Comunicaciones Regionales, X Congreso de Arqueología Argentina, San Fernando del Valle de Catamarca, 2-

8 de Abril de 1990, t. 3, p. 129-134.

Page 18: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

18

BISET, Ana María: “El sitio arqueológico de Caepe Malal. Una contribución para el conocimiento de las sociedades indígenas del noroeste neuquino en el siglo XVIII”, Cuadernos de Investigación, Arqueología y

Etnohistoria de la Patagonia Septentrional, Tandil, UNICEN, 1991, p. 18-35. BISET-VARELA, “Modelos de asentamiento y ocupación del espacio de la sociedad Pehuenche del siglo XVIII: la cuenca del Curí Leuvú. Provincia de Neuquén”, Revista de Historia, Neuquén, Fac. de Humanidades, Univ. del Comahue, 1990, Nº 1, p. 17-25. CREAMER, Winifred-HASS, Jonathan: “Tribe versus chiefdom in lower central America”, American

Antiquity, 1985, vol. 50, nº 4, p. 738-754. EARLE, Timothy: - (1997a), “The evolution of Chiefdoms”, en: EARLE (edit.), Chiefdoms: Power, Economy and Ideology, Cambridge University Press, (1991) 1997, p. 1-15 - (1997b), How Chiefs come to power. The political economy in Prehistory, California, Stanford University Pres, 1997. FLANNERY, Kent: La evolución cultural de las civilizaciones, editorial Anagrama, (1972) 1975. GÁNDARA, Manuel: “El análisis teórico: aplicaciones al estudio del origen de la complejidad social”, Boletín

de Antropología Americanista, 1992, nº 25, p. 93-102. GOÑI, Rafael: - (1983-85), “Sitios de ocupación indígena tardía en el departamento Picunches”; en: Cuadernos del Instituto

Nacional de Antropología, Bs. As., vol. 10, p. 363-387. - (1986-87), “Arqueología de sitios tardíos en el valle del río Malleo, provincia de Neuquén”, Relaciones de la

Sociedad Argentina de Antropología, Bs. As., t. XVII/1, p. 37-66. - (1995), “El uso actual de aleros: algunas implicaciones arqueológicas”, en: Cuadernos del Instituto Nacional

de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, Bs. As., Nº 16, p. 329-341. HAJDUK-BISET: “El sitio arqueológico Caepe Malal I (cuenca del río Curí Leuvú, provincia de Neuquén)”; en, Julieta Gomez Otero (editora), Arqueología sobre Patagonia, Ponencias de las Segundas Jornadas de

Arqueología de la Patagonia, CENPAT, 1996, p. 77-87 MADRAZO, Guillermo: - (1968), “Hacia una revisión de la prehistoria de la Pampa Bonaerense”, Etnia, 1968, nº 7. - (1973), “Síntesis de arqueología pampeana”, Etnia, enero-junio 1973, nº 17, p. 13-25. MAZZANTI, Diana: “Control del ganado caballar a mediados del siglo XVIII en el territorio indio del sector oriental de las serranías de Tandilia”; en: Mandrini-Reguera (comp.), Huellas en la tierra, Tandil, I.E.H.S., 1993, p. 75-89. MENGHIN-BÓRMIDA: “Investigaciones prehistóricas en Cuevas de Tandilia (prov. de Buenos Aires)”, RUNA, 1950, vol. III, p. 5-35. ORQUERA, Luís: - (1981), “Arqueología y etnografía histórica de las regiones pampeanas”, en PIANA, Ernesto, Toponimia y

Arqueología del siglo XIX en La Pampa, Bs. As. EUDEBA, 1981, p. 31-59. - (1987), “Advances in the Archaeology of Pampa and Patagonia”, Journal of the World Prehistory, 1987, vol. 1 (4), p. 333-413, (versión traducida por el autor, 79 pp.). PIANA, Ernesto L.: Toponimia y arqueología del siglo XIX en La Pampa, Bs. As., EUDEBA, 1981. POLITIS, Gustavo: - (1986), “Investigaciones arqueológicas en el área interserrana bonaerense”, Etnia, julio-diciembre 1984, nº 32, p. 7-52. - (1988), “Paradigmas, modelos y métodos en la arqueología de la Pampa bonaerense”, en AA. VV., Arqueología Contemporánea Argentina, Bs. As., Ediciones Búsqueda, 1988, p. 59-107. - (2002), “Acerca de la etnoarqueología en América del sur”, Horizontes Antropológicos, Porto Alegre, diciembre 2002, año 8, nº 18, p. 61-91. SECOY, Frank: Changing military patterns of the Great Plains Indians, Lincoln and London, University of Nebraska Press, (1953)1992. SLAVSKY-CERESOLE, “Los corrales de Piedra de Tandil”, Revista de Antropología, Bs. As., Año III, Nº 4, Marzo-Abril de 1988, p. 43-50. ARMIENTO FRADERA, Griselda: “Tribus y cacicazgos arqueológicos: una discusión acerca del origen de la estratificación social”, Boletín de Antropología Americanista, 1995, nº 27, p.95-108. c) Bibliografía histórica

Page 19: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

19

AMIN, Samir: - (1986), El desarrollo desigual, Barcelona, edit. Planeta-Agostini, 1986. - (1989), El Eurocentrismo. Crítica de una ideología, México, siglo XXI, 1989. BECHIS, Martha: - (1984), Interethnic relations during the Period of Nation-State formation in Chile and Argentina: from

sovereign to ethnic, Ann Arbor, University Microfilms International, 1984. - (1989), “Los lideratos políticos en el área araucano-pampeana en el siglo XIX: ¿autoridad o poder?, I

Congreso Internacional de Etnohistoria, Bs. As., julio 1989, 29 p. - (1992), “Instrumentos para el estudio de las relaciones étnicas en el período formativo y de consolidación de los estados nacionales”, en: HIDALGO-TAMAGNO, Etnicidad e identidad, Bs. As., CEAL, 1992, p. 82-108. - (1997), “Manipulación de Rosas en la Araucanía, 1829-1832”, Boletín de Historia y Geografía, Santiago Universidad Católica Blas Cañas, º997, nº 13, p. 49-68. - (1998a), Fuerzas indígenas en la política criolla del siglo XIX”, en: GOLDMAN-SALVATORE, Caudillismos

rioplatenses. Nuevas miradas a un viejo problema, Bs. As., EUDEBA, 1998, p. 293-317. - (1998b), “La etnia Mapuche en el siglo XIX, su ideologización en las Pampas y sus intentos nacionistas”, Revista de Estudios Trasandinos, Año 2, 1998, nº 3, p. 139-162. - (2000), “Cuando los regalos no llegan, ‘los jefes se ponen verdes’: Política y regalo entre caciques de las Pampas en una Junta General de 1830 descripta por sus participantes”, Cuadernos del Sur, 2000, nº 29, p. 7-31. - (2001), “De hermanos a enemigos: los comienzos del conflicto entre los criollos republicanos y los aborígenes del área arauco-pampeana, 1814-1818”, en: BANDIERI, Susana (Coord.), Cruzando la Cordillera, Neuquén, CEIR-UNCO, 2001, p. 65-100. - (2002), “Ángulos y aristas e la guerra por las vacas en los comienzos del siglo XVIII: ‘dibertimentos’, asesinatos y rivalidades jurisdiccionales”, Relaciones de la Soc. Arg. de Antropología, 2002, vol. XXVII, p. 9-28. BOCCARA, Guillaume: -(1996a), “Dispositivos de poder en la sociedad colonial fronteriza chilena del siglo XVI al siglo XVIII”, en PINTO RODRÍGUEZ (ED.), Del discurso colonial al pro indigenismo, Temuco, Edit. de la Univ. La Frontera, 1996, p. 27-39. -(1996b), “Notas acerca de los dispositivos de poder en la sociedad colonial fronteriza. La resistencia y la transculturación de los reche-mapuche del centro-sur de Chile (XVI-XVIII)”, Revista de Indias, 1996, Vol. LVI, p. 659-695. -(1999a), “El poder creador: tipos de poder y estrategias de sujeción en la frontera de Chile en la época colonial”, Anuario de Estudios Americanos, 1999, t. LVI, Pág. 65-94. - (1999b), “Etnogénesis mapuche: resistencia y reestructuración entre los indígenas del centro-sur de Chile (siglos XVI-XVIII)”, Hispanic American Historical Review, Duke University Press, 1999, vol. 79, nº 3, p. 425-461. - (2000), “Antropología diacrónica. Dinámicas culturales, procesos históricos y poder político”, en: BOCCARA-GALINDO (EDIT.): Lógica Mestiza en América, Temuco, Instituto de Estudios Indígenas-Universidad de La Frontera, 2000, p. 21-59. - (2002a), “Colonización, resistencia y etnogénesis en las fronteras americanas”, en: BOCCARA, Guillaume (edit.), Colonización, resistencia y mestizaje en las Américas, Quito, ediciones Abya-Yala, 2002, p. 47-82. - (2002b), Mundos Nuevos en las fronteras del Nuevo Mundo. Relectura de los procesos coloniales de

etnogénesis, etnificación y mestizaje en tiempos de globalización, versión digital en: www.EHESS.Fr/CERMA/Revue - (2003a), “Fronteras, mestizaje y etnogénesis en las Américas”, en: MANDRINI-PAZ (comp.), Las fronteras

hispanocriollas del mundo indígenas latinoamericanos en los siglos XVIII-XIX, Neuquén, Artes Gráficas Limay, 2003, p. 63-108. - (2003b), “Rethinking the margins/thinking from the margins: culture, power, and place on the frontiers of the New World”, Identities: Global Studies in Culture and Power, 2003, nº 10, p. 59-81. BURQUE, Peter: “El cambio social”, en: BURQUE, Sociología e Historia, Madrid, Alianza, 1987, p. 101-133. CASANOVA, Holdenis: “El rol del jefe en la sociedad Mapuche prehispánica”, en: VILLALOBOS-PINTO RODRÍGUEZ, Araucanía. Temas de Historia Fronteriza, Temuco, Ediciones U. de La Frontera, 1985, p. 31-45. GASCÓN, Margarita: - (1998), “La articulación de Buenos Aires a la frontera sur del Imperio Español, 1640-1740”, Anuario del

IEHS, Tandil, 1998, nº 8, p. 193-213. - (2001), “La transición de periferia a frontera: Mendoza en el siglo XVII”, Andes, 2001, nº 12, p. 175-199.

Page 20: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

20

GOTTA, Claudia: - (1993), “Una aproximación histórica al problema del ganado como moneda en norpatagonia, siglos XVIII-XIX”, Anuario del IEHS, 1993, nº 8, p. 13-25. - (1995a), “La conformación de jefaturas en norpatagonia, algunos planteos” en: ROCHIETTI (comp.), Primeras Jornadas de Investigadores en Arqueología y Etnohistoria del Centro-Oeste del País, Río Cuarto, Univ. Nac. de Río Cuarto, 1995, p. 93-97. - (1995b), “Acerca de algunas consideraciones acerca del papel desempeñado por la guerra en la complejización sociopolítica de los indígenas de norpatagonia en el siglo XIX: la jefatura de Sayhueque y los planteos teóricos de Webster y Carneiro”, 1995, 21 pp. JIMÉNEZ, Juan Francisco: - (1998), “De malares y armas de fuego. Guerras intra-étnicas y transformaciones en la tecnología bélica en Araucanía y las Pampas (1818-1830)”, en: VILLAR (edit.), Relaciones inter-étnicas en el sur bonaerense, 1810-1830, Bahía Blanca, 1998, p. 47-78. LEON SOLIS, Leonardo: -(1991), Maloqueros y Conchavadores en Araucanía y la Pampas, 1700-1800, Temuco, Ediciones Universidad de la Frontera, 1991. - (2001), Los Señores de la Cordillera y las Pampas: Los Pehuenche de Malalhue, 1770- 1800, Mendoza, Universidad de Congreso-Municipalidad de Malargüe, 2001. MANDRINI, Raúl: - (1984a), “Prólogo”, en: Los Araucanos de las Pampas en el siglo XIX, Bs. As., CEAL, 1984, p. 7-23. - (1984b), “La base económica de los cacicatos araucanos del actual territorio argentino (siglo XIX)”, VI

Jornadas de Historia Económica, Córdoba, (mecanografiado), p. 478-494. - (1986), “La agricultura indígena en la región pampeana y sus adyacencias (siglos XVIII y XIX)”, Anuario del

IEHS, 1986, nº 1, p. 11-81. - (1988), “La sociedad indígena de las Pampas en el siglo XIX”; en: LISCHETTI (comp.), Antropología, Bs. As., EUDEBA, p. 309-335. - (1991), “Procesos de especialización regional en la economía indígena pampeana (s. XVIII-XIX): el caso del suroeste bonaerense”, Boletín Americanista, Barcelona, Nº 41, p. 113-135. - (1992a), “Pedir con vuelta. ¿Reciprocidad diferida o mecanismo de poder?”, Antropológicas, México, enero 1992, p. 59-69. -(1992b), “Indios y fronteras en el área pampeana (siglos XVI-XIX): balance y perspectivas”, en Anuario del

IEHS, 1992, nº 7. - (1993), “Las transformaciones de la economía indígena bonaerense (1600-1820)”; MANDRINI-REGUERA (comp.), Huellas en la tierra, Tandil, IHES, p. 45-74. - (1994), “Sobre el sutte entre los indígenas de las llanuras argentinas. Nuevos datos e interpretaciones sobre su origen y prácticas”, Anales de Antropología, México, 1994, vol. 31, p. 261-278. - (1997), “La frontera y la sociedad indígena en el ámbito pampeano”, Anuario del IHES, 1997, Nº 12, p. 23-34. - (2000), “El viaje de la fragata San Antonio, en 1745-1746. Reflexiones sobre los procesos políticos operados entre los indígenas pampea- no-patagónicos”, Revista Española de Antropología Americana, 2000, nº 30, p. 235-263. MANDRINI, Raúl-ORTELLI, Sara: - (1996), “Repensando los viejos problemas: observaciones sobre la araucanización de las Pampas”, RUNA, Bs. As., 1996, vol. XXII, p. 135-150. - (2002), “Los ‘Araucanos’ en las Pampas (c. 1700-1850)”, en: BOCCARA (edit.), Colonización, Resistencias y

Mestizaje en las Américas (siglos XVI- XX), Quito, Ediciones Abya-Yala, 2002, p. 237-257. - (2003), “Una frontera permeable: los Indígenas pampeanos y el mundo rioplatenses en el siglo XVIII”, GUTIÉRREZ-NAXARA-LÓPEZ (orgs.), Fronteiras, paisagens, personagens, identidades, San Paulo, Franca-UNESP, 2003, p. 61-93. MANN, Michael: Las fuentes del poder social, I. Una historia del poder desde los comienzos hasta 1760 dc., Madrid, Alianza Editorial, (1986)1991. NISBET, Robert- Thomas KUHN- Lynn White y otros, Cambio Social, Madrid, Alianza, (1972)1979. ORTELLI, Sara: “La araucanización de las Pampas: ¿realidad histórica o construcción de los etnólogos”, Anuario del IEHS, 1996, nº 11, p. 203-225. PINTO RODRIGUEZ, Jorge:

Page 21: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

21

- (1990), “Frontera, misiones y misioneros en Chile, la Araucanía 1600-1900”, en: AA. VV., Misioneros en la

Araucanía, 1600-1900, Bogotá, CELAM, vol. 1, p. 19-154. - (1996a), “Integración y desintegración de un espacio fronterizo. La Araucanía y las Pampas, 1550-1900”, en PINTO RODRIGUEZ (edit.), Araucanía y Pampas. Un mundo fronterizo en América del Sur, Temuco, ediciones Univ. de la Frontera, 1996, p. 11-46. - (1996b), Redes indígenas y redes capitalistas. La Araucanía y las Pampas en el siglo XIX”, en: BONILLA-GUERRERO (edit.), Los pueblos campesinos de las Américas. Etnicidad, cultura e historia en el siglo XIX, Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, 1996, p. 137-153. PRATT, Mary Louise: Ojos Imperiales. Literatura de viajes y transculturación, Bs. As., Universidad Nacional de Quilmes, (1992)1997. RATTO, Silvia: - (1995), “Conflictos y armonías en la frontera bonaerense, 1834-1840”, Entrepasados, Año V, 1995,nº9,p. 21-34. - (1997), “La estructura de poder en las tribus amigas de la provincia de Buenos Aires (1830-1850)”, Quinto

Sol, Santa Rosa, Univ. de La Pampa, 1997, p. 75-102. - (1998a), “¿Finanzas públicas o negocios privados? El sistema de racionamiento del negocio pacífico de indios en la época de Rosas”, en: GOLDMAN-SALVATORE, Caudillismos rioplatenses. Nuevas miradas a un viejo

problema, Bs. As., EUDEBA, 1998, p. 241-265. - (1998b), “Relaciones interétnicas en el sur bonaerense, 1810-1830. Indígenas y criollos en la conformación del espacio fronterizo”, en: VILLAR (edit.), Relaciones inter-étnicas en el sur bonaerense, 1810-1830, Bahía Blanca, 1998, p. 19-46. - (2003), “Soldados, milicias e indios de ‘lanza y bola’. La defensa de la frontera bonaerense a mediados de la década de 1830”, Anuario del IEHS, 2003, nº 18, p. 123-152. REVEL, Jacques: “Microanálisis y construcción de lo social”, Entrepasados, Rosario, Año V, 1996, nº 10, p. 141-160. SANTAMARIA, Daniel: “La historia, la etnohistoria y una sugerencia de los antropólogos”, Desarrollo

Económico, Bs. As., octubre-diciembre 1985, vol. 25, nº 99, p. 465-472. SAIGNES, Thierry: - (1989), “Entre ‘bárbaros’ y ‘cristianos’. El desafío mestizo en la frontera chiriguano”, Anuario del IEHS, 1989, nº 4, p. 13-51. - (1990), Ava y Karay. Ensayos sobre la frontera Chiriguano (siglos XVI-XX), La Paz, Hisbol, 1990. SILVA GALDAMES, Osvaldo: - (1984), “Los Araucanos prehispánicos, ¿un caso de doble filiación?”, Boletín, Museo de la Araucanía, Temuco, 1984, nº 1, p. 41-46. - (1985), “Grupos de filiación y territoriales entre los araucanos prehispanos”, Cuadernos de Historia, Santiago de Chile, 1985, nº 3, p. 7-24. - (1990), “Guerra y trueque como factores de cambio en la estructura social. Una aproximación al caso Mapuche”, en: BRAVO ACEVEDO (Edit.), Economía y Comercio en América Hispana, Santiago de Chile, Serie Nuevo Mundo: Cinco siglos, 1990, nº 5, p. 83-95. VARELA, Gladys-BISET, Ana María: - (1987), “El yacimiento arqueológico de Caepe Malal. Un aporte para la comprensión de la historia indígena del noroeste neuquino en el siglo XVIII”, Boletín del Departamento de Historia, Neuquén, Fac. de Humanidades, Univ. del Comahue, 1987, Nº 8, p. 130-153. - (1989), “Entre guerras, alianzas, arreos y caravanas: los indios de Neuquén en la etapa colonial”, en: Bandieri-Favaro-Morinelli, Historia de Neuquén, Bs. As., edit. Plus Ultra, 1989, p. 65-106. - (1992), “Los Pehuenche en el mercado colonial”, Revista de Historia, Neuquén, Fac. de Humanidades, Univ. del Comahue, 1992, nº 3, p. 149-157. VILLALOBOS, Sergio: - (1982), “Tipos fronterizos en el ejército de Arauco”, VILLALOBOS- ALDUNATE Y OTROS, Relaciones

fronterizas en la Araucanía, Santiago, ediciones Univ. Cat. de Chile, 1982, p. 175-210. - (1989), Los Pehuenche en la vida fronteriza, Santiago, Ediciones Universidad Católica de Chile, 1989. -(1992), La vida fronteriza en Chile, Madrid, editorial MAPFRE, 1992. VILLALOBOS-PINTO RODRÍGUEZ, Araucanía. Temas de Historia Fronteriza, Temuco, Ediciones U. de La Frontera, 1985.

Page 22: Arqueología del saber historiográfico de las sociedades ...hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas de Bariloche - 2008/Arias.pdfArqueología del saber historiográfico de las sociedades

22

VILLAR, Daniel (Edit.): Relaciones inter-étnicas en el sur bonaerense, 1810-1830, Bahía Blanca, Departamento Humanidades U. N. del Sur-IEHS-UNCPBA, 1998. VILLAR, Daniel- JIMÉNEZ, Juan Francisco: - (1997), “Aindiados, indígenas y política en la frontera bonaerense (1827-1830)”, en Quinto Sol, Santa Rosa, Instituto de Historia Regional- Fac. Cs. Humanas, Univ. Nac. de La Pampa,1997, año 1, nº 1, p. 103-144. - (2000), “Botín, materialización ideológica y guerra en las Pampas, durante la segunda mitad del siglo XVIII. El caso de Llanketur”, Revista de Indias, sept.-dic. 2000, vol. LX, nº 220, p. 687-707. - (2001a), “Yo mando en este campo. Conflictos intertribales en los Andes meridionales y Pampas durante los años de guerra a muerte”, en: BANDIERI, Susana (Coord.), Cruzando la Cordillera, Neuquén, CEIR-UNCO, 2001, p. 101-116. - (2001b), “‘Para servirse de ellos’: cautiverio, ventas a la usanza del pays y rescate de indios en las Pampas y Araucanía. (Siglos XVII-XIX)”, en Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, Bs. As., 2001, vol. XXVI, p. 31-55. - (2003), “La tempestad de la guerra: conflictos indígenas y circuitos de intercambio. Elementos para una periodización (Araucanía y las Pampas 1780-1840)”, en: MANDRINI-PAZ (compl.), Las fronteras

hispanocriollas del mundo indígena latinoamericano en los siglos XVIII-XIX, Neuquén, IEHS, CEHIR, Univ. Nac. del Sur, 2003, p. 123-171. WACHTEL, Nathan: “Los indios y la conquista española”, en: BETHELL (edit.), Historia de América Latina, Barcelona, Crítica editorial, 1990, t. 1, p. 170-202. WALLERSTAIN, Imanuel: El moderno sistema mundial, Madrid, Siglo XXI, 1979, 2 volúmenes.