Aprender a Amar Parte 2

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APRENDER A AMAR PARTE 2 Diferentes en las Motivaciones (IV) (2005-06-23) Tema 4: Diferentes en las motivaciones Los hombres se motivan y adquieren fuerza cuando se sienten necesarios y las mujeres se motivan y adquieren fuerza cuando se sienten queridas. Nos encontramos nuevamente ante aspectos enormemente diferenciales entre el hombre y la mujer, fundamentales a la hora de entenderse, comprender y poder comunicarse. Cuántas veces los hombres y las mujeres se extrañan de las reacciones de la otra parte porque ignoran cuáles son las teclas más importantes que pueden hacer reaccionar a la otra persona. Cuando en una relación afectiva el hombre no se siente necesario, poco a poco se vuelve pasivo; por el contrario, cuando se siente necesario, está motivado para todo. Al igual las mujeres, cuando no se sienten queridas, se desaniman y se cuestionan si no está ella dando demasiado. Vamos a profundizar en este tema. 1. Lo que una mujer debe saber. El hombre al querer al alguien encuentra el camino generalmente para salir de sí mismo, para pensar que vale la pena dar algo de sí mismo, para convencerse de que no vale la pena estar metido dentro de su propio yo. Sin embargo, para el hombre sentirse querido es algo así como sentirse necesitado. Sintiéndose necesitado, el hombre es capaz de todo, sobre todo, de no tener sentimientos egoístas. Más aún, si además comprueba que ha sido capaz de demostrar su valía, su autoestima crece y su estado emocional mejora enormemente. Por el contrario, cuando la mujer no le hace sentir que es necesario, el hombre suele regresar a su estado más común: la indiferencia o el egoísmo. No sentirse necesario es para el hombre una muerte lenta. Muchos problemas en el matrimonio se deben a que al hombre lo hacen sentir necesario en otros ambientes fuera de su hogar. Sentirse necesario, en resumen, es que el hombre sienta que se valora, que se confía en él y que se le acepta. A partir de ahí a mujer tiene un enorme campo de acción para tratar de mantener una relación afectiva en la que el hombre se encuentre a gusto y capaz de intercambiar con la mujer lo que ésta necesita. 2. Lo que el hombre debe saber.

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Diferencias entre las motivaciones y el lenguaje en la pareja

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APRENDER A AMAR PARTE 2

Diferentes en las Motivaciones (IV)

(2005-06-23)

Tema 4: Diferentes en las motivaciones

Los hombres se motivan y adquieren fuerza cuando se sienten necesarios y las mujeres se motivan y adquieren fuerza cuando se sienten queridas. Nos encontramos nuevamente ante aspectos enormemente diferenciales entre el hombre y la mujer, fundamentales a la hora de entenderse, comprender y poder comunicarse. Cuántas veces los hombres y las mujeres se extrañan de las reacciones de la otra parte porque ignoran cuáles son las teclas más importantes que pueden hacer reaccionar a la otra persona. Cuando en una relación afectiva el hombre no se siente necesario, poco a poco se vuelve pasivo; por el contrario, cuando se siente necesario, está motivado para todo. Al igual las mujeres, cuando no se sienten queridas, se desaniman y se cuestionan si no está ella dando demasiado. Vamos a profundizar en este tema.

1. Lo que una mujer debe saber.

El hombre al querer al alguien encuentra el camino generalmente para salir de sí mismo, para pensar que vale la pena dar algo de sí mismo, para convencerse de que no vale la pena estar metido dentro de su propio yo. Sin embargo, para el hombre sentirse querido es algo así como sentirse necesitado. Sintiéndose necesitado, el hombre es capaz de todo, sobre todo, de no tener sentimientos egoístas. Más aún, si además comprueba que ha sido capaz de demostrar su valía, su autoestima crece y su estado emocional mejora enormemente. Por el contrario, cuando la mujer no le hace sentir que es necesario, el hombre suele regresar a su estado más común: la indiferencia o el egoísmo. No sentirse necesario es para el hombre una muerte lenta. Muchos problemas en el matrimonio se deben a que al hombre lo hacen sentir necesario en otros ambientes fuera de su hogar. Sentirse necesario, en resumen, es que el hombre sienta que se valora, que se confía en él y que se le acepta. A partir de ahí a mujer tiene un enorme campo de acción para tratar de mantener una relación afectiva en la que el hombre se encuentre a gusto y capaz de intercambiar con la mujer lo que ésta necesita.

2. Lo que el hombre debe saber.

Para una mujer es fundamental sentirse querida y halagada. Cuando está agobiada, preocupada, abrumada, no necesita muchas veces más que compañía. Necesita sentir que no está sola; necesita sentirse ayudada y atendida. La solidaridad, la comprensión, la valoración y la compasión son formas en las que la mujer lee que es querida por el hombre. Mientras para el hombre lo mejor, al estar disgustado, es encontrarse solo; para la mujer es todo lo contrario. Su instinto siempre le enseña a la mujer lo importante que es para ella la proximidad, la intimidad y la comunicación. Cuando la mujer se siente querida y halagada casi nunca se pregunta por lo que ella está dando. No es así cuando las cosas son al revés. Fácilmente se cuestiona si vale la pena lo que está haciendo y lo que está dando y muchas veces deja de hacerlo. Paralelamente al hombre, en muchos matrimonios, las cosas se complican cuando la mujer encuentra un cierto afecto, que no encuentra en su marido, en otras personas compañeras de trabajo o de sociedad.

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3. Se han inventado ciertas huidas.

Con frecuencia, la falta de respuesta en temas afectivos o en el modo de comprender la comunicación a través del afecto, lleva a hombres y mujeres, en le matrimonio, a buscar huidas a sus problemas.

a. El hombre busca las huidas o bien buscando realidades en las que se siente necesitado o bien tratando de olvidar su vacío existencial. Así se sabe que para muchos hombres el trabajo, los amigos, el juego, la bebida, la infidelidad, se convierten en caminos falsos de “olvido” de problemas más personales e importantes. De todas formas todo ello le lleva al alejamiento de la mujer y a hacer imposible la comunicación.

b. La mujer busca las huidas o bien en quienes le hagan sentirse querida o bien en realidades sustitutivas. Para muchas mujeres los hijos, la infidelidad afectiva o física, la amistad con otras mujeres, e incluso, la religión, se convierten en caminos de satisfacer las necesidades afectivas que experimenta y que no encuentra en su cónyuge.

c. Ninguno de los dos satisface así sus más profundas necesidades y lo anterior se convierte simplemente en eso, en una huida, en un escape, en una forma de olvidar un problema. Lo grave es que se rompe profundamente la comunicación que brota del corazón.

4. Algunas recomendaciones para ambos.

a. Al hombre hay que recomendarle que esté atento y vigilante a esta necesidad de la mujer de sentirse querida y halagada. Son muchas las formas que a lo largo del día un hombre puede vivir este propósito, haciendo un esfuerzo de conciencia, aunque para él ciertas cosas no sean tan importantes. No se trata de que simule algo, sino de que regale lo que realmente a ella le gusta, como se suele hacer a la hora de comprar algo para alguien: se supone qué le puede gustar o atraer. Desde hacerle sentir desde la lejanía su recuerdo, desde alabarla por un vestido o una comida, desde demostrarle una capacidad de sacrificio ante un deseo suyo, desde respetarle sus gustos o deseos, desde valorarle lo que ella hace en casa, desde cuidar los detalles hasta repetirle muchas veces que la quiere hay un sinfín de modos de vivir esta dimensión de la relación mutua que acerca los corazones y predispone para una buena comunicación.

b. A la mujer hay que pedirle que procure ser consciente de esta necesidad del hombre de sentirse necesitado, valorado, apreciado, reconocido, solicitado. También son variadas las formas concretas en que la mujer puede hacer sentir esto al hombre. De no descalificarlo continuamente en temas que ella sabe que no son su campo, desde pedirle ayuda en otras muchas cosas, desde reconocer su valía y capacidad, desde hacerle sentir que es muy necesaria su presencia, desde echarle de menos hasta decírselo con palabras, hay muchas formas de hacerle sentir esto. Así abre el corazón del hombre y facilita esos otros momentos que se requieren para hablar más profundamente desde el corazón.

5. Conclusión.

Muchas veces el amor humano o se lo espiritualiza tanto o se lo materializa tanto que desgraciadamente se le priva de una necesidad vital, que es la dimensión “emocional”, esto que hemos recorrido de alguna forma y no completamente en este capítulo. Muchos escritores ven en la falta de sentimiento en las relaciones hombre-mujer, en el matrimonio y en otras situaciones de la vida, una de las causas más frecuentes de distanciamiento y de resentimiento. Es como afirmar que entre hombre y mujer no hay nada en común, ni siquiera en el mundo de los intereses y necesidades personales. Por ello es tan

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importante tomar conciencia mutua de estas necesidades profundas de ambos que, sin duda, ayudarán a mejorar continuamente la calidad de la comunicación.

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Diferentes en el Lenguaje (V)

(Colaborador de Mujer Nueva, 2005-06-23)

Tema 5: Diferentes en el lenguaje

El lenguaje del hombre y de la mujer es el mismo y contiene las mismas palabras, pero el significado que cada uno le da a las palabras es distinto. Lo mismo pasa con las expresiones: parecen similares, y sin embargo, contienen unas connotaciones verbales o emocionales diversas. Por ello, resulta muy difícil que hombre y mujer se entiendan aun hablando de forma muy parecida. Así por ejemplo, la mujer, al decir: “creo que nunca me escuchas”, no espera que se tome la palabra “nunca” al pie de la letra; es para ella simplemente un modo de expresar la frustración que siente en ese momento. El hombre toma la expresión en sentido literal y por ello reacciona inadecuadamente.

1. Algunas quejas comunes que suelen interpretarse mal.

Lo que dicen las mujeres y lo que responden los hombres.

M. “Nunca salimos”H. “Eso es mentira, salimos la semana pasada”

M. “Nadie me hace caso”H. “NO es cierto. Hay gente que te aprecia”

M. “Estoy cansada, no puedo hacer nada”H. “Eso es una tontería, no estás acabada”

M. “Quiero olvidarme de todo”H. “Si no te gusta tu trabajo, déjalo”

M. “Nadie me escucha”H. “Pues yo te estoy escuchando ahora”

M. “Nada funciona”H. “¿Quieres decir que yo tengo la culpa?”

M. “Ya no me quieres”H. “Claro que te quiero. ¿Acaso no estoy aquí?”

M. “Siempre andamos con prisas”H. “Siempre no, el viernes tuvimos un día tranquilo”

M. “Quiero más romanticismo”H. “¿Insinúas que yo no soy romántico?”

En todo ello se puede observar que una traducción literal de las palabras de la mujer puede fácilmente confundir a un hombre acostumbrado a utilizar el hablar como medios de transmitir sólo hechos o

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información. Y vemos cómo las respuestas del hombre pueden conducir a discusiones. En este caso se puede hablar de una comunicación ambigua. La principal queja, por ello, de muchas mujeres es esa: “es que siento que no me escucha”. El hombre, al oír esto, tiende a invalidar los sentimientos de la mujer y a rebatirlos. Tienen que aprender los hombres a comprender lo que va más allá de las palabras.

2. Lo que las mujeres quieren decir cuando hablan.

La mujer, al hablar, no sólo utiliza generalizaciones, sino que pide una forma determinada de apoyo. Así, por ejemplo, volviendo a las frases anteriores.

a. “Nunca salimos”, está diciendo: “tengo ganas de salir y hacer algo juntos, pues me encanta estar contigo. ¿Qué te parece si salimos a cenar?”. El hombre generalmente entiende otra cosa como “no cumples con tu deber ; eres perezoso; poco romántico y aburrido”.

b. “Nadie me hace caso”, está diciendo: “Hoy siento que nadie me hace caso, que no se valora lo que hago. Supongo que estás muy ocupado; me doy cuenta de lo mucho que trabajas, pero a veces me da por pensar que no te importo. ¿Por qué no me das un beso y me haces sentir que especial para ti?” El hombre suele escuchar: “Soy muy desgraciada . NO tengo la atención que necesito. Ni siquiera tú me haces caso. Deberías avergonzarte. Yo jamás te trataría como tú me tratas a mí”.

c. “estoy muy cansada”, está diciendo: “He trabajado mucho hoy. Necesito descansar un poco. ¡Qué suerte poder contar con tu apoyo!”. Dime que lo estoy haciendo muy bien y que merezco un descanso.” El hombre entiende: “Yo lo hago todo y tú nada. Yo no puedo hacerlo todo. Me siento muy desdichada. Ojalá viviera con un hombre más sensible.”

d. “Quiero olvidarme de todo”, está diciendo: Quiero que sepas que me encanta mi trabajo, pero hoy me siento abrumada. ¿Por qué no me preguntas cómo me siento, pues me ayudaría a relajarme”. El hombre entiende: “Tengo que hacer muchas cosas que me hacen infeliz. Tú no me ayudas. Más aún, te importo un rábano yo y mis cosas”.

e. “Nadie me escucha”, está diciendo: “me parece que te aburro, creo que no te intereso; hoy estoy muy susceptible. ¿Por qué no tienen conmigo una atención especial. ¿Por qué no me preguntas muchas cosas del día? Dame tu apoyo con frases cariñosas. El hombre entiende: “Yo te presto atención siempre y tú nunca. Cada día es más aburrido estar contigo. Yo quiero a mi lado una persona interesante y tú no lo eres. Eres egoísta.”

f. “Nada funciona”, está diciendo: “Si supieras como me ayuda sentirme mejor el compartir contigo lo que siento. Hoy parece que nada me sale bien; todo ha salido de forma distinta a la esperada.” El hombre entiende: “Nunca haces nada a derechas. No confío en ti. Otra persona hubiera hecho mejor las cosas.”

g. “Ya no me quieres”, está diciendo: “Hoy tengo la sensación de que no me quieres y por ello necesito que me digas que me quieres, aunque sé que es así. Dame confianza en tu amor y dime varias veces esas palabras mágicas: Te quiero. Sólo con oírlo me siento mejor.” El hombre oye: “Yo te he dado lo mejor de mí misma y tú no me has dado nada. No te importa nadie. He sido una tonta por quererte”.

h. “Siempre andamos con prisa”, está diciendo: “Llevo todo el día corriendo. No me gusta andar con tanta prisa. Ojalá tuviéramos una vida más serena. Sé que nadie tiene la culpa. Solidarízate conmigo aunque sea sólo con la expresión: tampoco a mí me gusta”. El hombre entiende: “Eres un irresponsable. Esperas siempre hasta le último momento. Nunca puedo estar a gusto contigo. Siempre me estás metiendo

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prisas”.

i. “Quiero más romanticismo”, está diciendo: “Cariño, has trabajado mucho últimamente. Tomemos un tiempo de descanso. Me lo paso muy bien cuando podemos estar a solas sin los niños y sin cosas que hacer. ¿Me vas a sorprender pronto con un ramo de flores y llevándome a cenar? El hombre oye: “Ya no me satisfaces. NO me atraes. Ojalá te parecieras un poco a...”

3. Cuando los hombres no hablan.

El mayor desafío para las mujeres es apoyar al hombre cuando éste no habla. Para la mujer es fácil interpretar el silencio de los hombres. Al principio la mujer cree que él se ha vuelto sordo o que no oye lo que ella le dice. En el silencio del hombre la mujer no debe leer que ella no le importa o que no le interesa lo que ella le ha dicho. Debe descubrir más bien otro proceso distinto al suyo. Mientras ella en su propio silencio estaría demostrando siempre que alguien no le interesa, no debe ver en el silencio del hombre lo mismo. No debe imaginar lo peor cuando el hombre calla. No es el silencio una amenaza. No debe presionar al hombre para entrar en su cueva ni siquiera con el fin de ayudarlo.

a. ¿Por qué se meten los hombres en sus cuevas? Son varias las razones: o bien porque necesitan meditar en un problema y hallar una solución al mismo, o bien porque no tienen la respuesta a una pregunta, o bien porque están disgustados y agobiados y necesitan tiempo para tranquilizarse y recuperar el autocontrol, o bien porque necesitan encontrarse a sí mismos y aclarar muchas cosas. Para lograr lo mismo, la mujer tiende a hablar. Por eso, la mujer al no aceptar esta realidad, ha provocado muchos conflictos innecesarios. Son innecesarias en este contexto preguntas como: “Ocurre algo?” A lo cual generalmente el hombre responde: “NO”. La mujer complica un poco más al decir: “Sé que te preocupa algo. ¿Qué es?”. “Nada”, dice él. “Seguro que sí te pasa algo”. “Déjame en paz”. “Por qué me tratas así?”, termina diciendo ella.

b. Cuando los hombres hablan. Lo que dice el hombre y lo que responde la mujer.

H. “NO me pasa nada”M. Sé que te pasa algo”

H. “Estoy bien”M. “Pero pareces preocupado. Hablemos un rato”

H. “No es nada, mujer”M. “Quiero ayudarte. Sé que algo te preocupa”

H. “Todo va bien”M. “Estás seguro”

H. “Nada importante”M. “Yo sé que algo te preocupa”

H. “NO hay problema”

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M. “Sí lo hay y yo puedo ayudarte”

4. Lo que los hombres quieren decir cuando hablan.

Los hombres suelen usar expresiones que buscan la autoafirmación personal y así deben entenderlo las mujeres.

a. “Estoy bien”. El dice: “Estoy bien y puedo solucionar esto solo. No necesito ayuda. Gracias. Ella entiende: “No estoy dispuesto a compartir contigo mis cosas. No confío en que puedas ayudarme en nada. Eres un cero a la izquierda. NO quiero perder tiempo”.

b. “No pasa nada”, él dice: “Estoy consiguiendo superar esta preocupación o problema. Si necesito ayuda, la pediré”. Ella entiende: “No importa lo que ha ocurrido. Es un problema que me da igual y, aunque a ti te moleste, no me importa”.

c. “No es nada”, él dice: “No se me ocurre nada que yo no pueda solucionar; hazme el favor de no preocuparte más al respecto”. Ella entiende: “No sé qué es lo que me preocupa. No me importunes ni fastidies.”

d. “Todo va bien”, él dice: “Esto no es culpa tuya; no te preocupes, no te agobies. Yo puedo salir adelante solo”. Ella entiende: “Tú no me sirves; no podrías hacer nada al respecto; no quiero decirte la verdad de las cosas”.

e. “Nada importante”, él dice: “NO ocurre nada del otro mundo; se trata de cosas normales. Hazme el favor de no preocuparte por este problema. Lo único que estás haciendo es preocuparme más a mí”. Ella entiende: “Estás haciendo una montaña de un grano de arena. No exageres las cosas.”

5. ¿Qué debe hacer la mujer cuando el hombre está dentro de la cueva?

Los hombres suelen decir que cuanto más se esfuerzan las mujeres por hacerlos hablar, más se demoran ellos.

a. ¿Cómo apoyar a un hombre cuando está en la cueva? La mujer debe procurar no desaprobar su necesidad de retirarse a ella, no interpretar ayudarle a solucionar su problema, no haciéndole preguntas acerca de cómo se siente, no sentándose al lado de la cueva a esperar que salga, no apiadándose de él, haciendo algo que lo haga feliz. Si la mujer necesita charlar a veces es mejor que le escriba una carta o busque una amiga. Si quiere ayudarle, lo mejor es que separa que la mejor forma es confiar en que él puede salir adelante. Debe saber que al hombre se le quita un problema de encima cuando a ella la ve tranquila y feliz. Debe estar segura de que animando y no preguntando va a tener mejores resultados.

b. Es muy difícil para la mujer entender que para el hombre el apoyo no está en aportar soluciones o compartir problemas. El hombre se va abriendo a la mujer en la mediad en que se vea valorado y digno de confianza. Una mujer puede decir a un hombre que no le gusta cómo viste sin darle una charla acerca de la ropa; si este comentario molesta al hombre, debería respetar su susceptibilidad y disculparse: “no era mi intención decirte cómo debes vestir”. En otro momento podría hacer alguna labor en este sentido recordando lo sucedido en días pasados; incluso se podría proponerle ir de compras para mejorar el repertorio. Éste es un método que se puede usar ante muchas situaciones distintas. Si el hombre se siente siempre aconsejado, perderá su sentimiento de poder y de fuerza. Se volverá inseguro y perezoso.

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c. Algo que la mujer debe evitar por todos los medios es asfixiar al hombre. “A qué hora sales mañana de viaje?”. No te va a dar tiempo para desayunar. ¿Llevas el pasaporte y el billete de avión? ¿Llevas dinero suficiente? ¿Has puesto calcetines en la maleta?”. Para la mujer todo ello es símbolo de amor; pero para el hombre no. Se siente fastidiado y agobiado. Peor es todavía que la mujer le diga en un segundo momento: “ya ves que te había avisado”.

6. Algunos aspectos para mejorar en este campo.

a. ¿Cómo manifestar apoyo a una mujer? Al retirarse a su cueva, el hombre siempre tiene que decir: “Necesito estar un rato a solas, pero volveré”. Al oírle hablar, escucharla. Cuando pregunta, participarla en algo de lo que se piensa y agradecerle su apoyo.

b. ¿Cómo manifestar apoyo a un hombre? Cuando está preocupado hacerle sentir que él puede solucionar las cosas. Cuando tiene entre manos una preocupación, hacerle comprender que la vida es así para todos. Cuando haya que aconsejar, ser oportuna y precisa. Cuando haya que decir algo, nunca hacerlo ante otros.