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Aparatosideológicos-laborales

de Estadoy líneade masas en México

Enrique González Rojo

La concepción tradicional que sostie-nen los clásicos del marxismo respectoal Estado puede resumirse haciendonotar que éste no es otra cosa que elaparato o el instrumento que, operandoen la instancia social que le corres-ponde, expresa los intereses de la clasedominante o, lo que es igual, implicauna gestión destinada en su esencia asalvaguardar un sistema social deter-minado. Las primeras formulacionesacerca de la naturaleza del Estado,respondiendo a la caracterización pre-cedente, ponían el acento en la esenciade clase del Estado y, con ello,subrayaban su carácter de producto,que no causa, de la sociedad civil. Eneste planteamiento había, sin embargo,un peligro: el del mecanicismo, el de lainterpretación del Estado como un meroproducto inercial de las relacionessocio-económicas. Para salir al paso alreductivismo mecanicista, se acuñóbien pronto la fórmula de la "autonomíarelativa" del Estado. Y se creyó hallaren ella lo que podríamos denominar la"interpretación dialéctica del Estado".Detengámonos un momento en estepunto. Esta tesis, al poner de relieve elcarácter autónomo del Estado, rechazael causalismo mecanicista, el reducti-vismo metafísico de las teorías delEstado como aparato, y también esta

tesis, al hacer énfasis en el aspectorelativo de esa autonomía, impugna lateoría idealista (hegeliana) de laautonomización absoluta del Estadorespecto a la sociedad civil (y lafamilia). La naturaleza del Estado nodebe ser examina, por consiguiente, ni ala luz del idealismo (tesis del Estadoautónomo) ni a la luz del materialismomecanicista (tesis del Estado epifeno-ménico). Enamorados de esta dialécticaabstracta, un gran número marxistascreen poseer una concepción dialéctico-materialista de lo que es el Estado. Nocomprenden, sin embargo, que la"autonomía relativa" es un concepto noexplicativo sino limitativo. Nos dice loque no es la cosa, pero no lo que es.Aplicado al Estado nos afirma que ésteno es un producto inercial de lasociedad civil ni una instituciónindependiente de manera absoluta delas relaciones económico-sociales. Perono nos aclara qué tipo de autonomíaposee y a qué clase de limitación orelatividad se halla sujeta. En unapalabra, no nos esclarece el fundamentode la "autonomía relativa". Quien tomay da un concepto delimitativo por unconcepto explicativo confunde elpreámbulo del conocimiento con elconocimiento y se desliza impercep-tiblemente hacia un planteamientoideológico.

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¿Cuál es, pues, el fundamento deesta "autonomía relativa del Estado"?En primera instancia, hay un funda-mento funcional: el Estado es el cuerposocial en que opera la burocracia. No esun aparato de capitalistas puesto alservicio del régimen burgués, sino unaparato de burócratas, que pueden ser ono capitalistas, puesto al servicio delrégimen burgués. El Estado posee su"autonomía relativa" (en diferentesgrados según las condiciones históricas)porque en su seno, desempeñando lafunción de burócratas, hay un conglo-merado de individuos (o funcionarios)que aunque dependen del sistemaburgués, no es necesario que represen-ten los intereses particularistas de tal ocual grupo económico capitalista. Aunel sector burocrático-político de la claseburguesa se ve en la necesidad, dentrodel aparato estatal, de actuar con ciertasmediaciones burocráticas o, lo que esigual, no puede imponer sin más susintereses particulares sin negociar –ne-gociación a veces muy conflictiva– conlos otros sectores de la burocracia.

Si el fundamento funcional de la"autonomía r elativa" del Estado resideen la existencia de una burocracia quesin estar formada forzosamente porcapitalistas se subordina al capital, elfundamento estructural de dicha"autonomía relativa" se localiza, en elcapitalismo, fundamentalmente en laexistencia de una clase intelectual, de laque se separa un sector para desempe-ñar las funciones burocrático-políticas.Podríamos asegurar, sin temor a equi-vocarnos, que detrás de los burócratascon poder decisorio se halla unintelectual, un intelectual en el sentidoamplio de ser un trabajador dueño demedios intelectuales de producción.Buena parte de los burócratas son

intelectuales en sentido radical, esto es,individuos que se diferencian de losempresarios capitalistas por carecer demedios materiales de producción y quese distinguen de los obreros (de laciudad y del campo) por poseer mediosintelectuales de producción. Es verdadque otra parte de la burocracia estáconstituida por la fracción burocrático-política de la clase burguesa; pero lacaracterística de estos burócratas es lade que, además de ser dueños demedios materiales de producción, sonpropietarios de medios intelectuales deella. Como burgueses e intelectualesque son, pertenecen entonces, a unacierta dualidad clasista. Lo anterior nospermite retornar a nuestra afirmación deque detrás de los burócratas con poderdecisorio se hallan los intelectuales.Decimos con poder decisorio, porque laburocracia puede ser dividida, a nuestroentender, en una alta burocracia oburocracia intelectual y una pequeñaburocracia o burocracia manual (ointelectual simple), división ésta quenos pone de relieve que el poderpolítico real del Estado, no recae, comoes lógico, en la pequeña-burocracia,sino en la alta: constituida porburócratas/intelectuales y por burócra-tas/burgueses-intelectuales.

En otra parte hemos escrito:

En todo Estado moderno, podemosdistinguir tres aspectos: a) sus funciones,b) su carácter y c) su composición. Enlo que se refiere al primer aspecto,cuatro son las funciones relevantes: laadministrativa (jurídico-política), laideológica, la represiva y la económica.El Estado, entonces, no sólo cumplefunciones supraestructurales (admi-nistrativas, ideológicas o represivas)

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sino también estructurales: piénsese enel papel económico que juega el Estadoen un régimen de capitalismo mono-polista de Estado.

El carácter del Estado y, por ende,el de cada una de las funciones quedesempeña, depende en lo fundamentalde la clase que está en el poder. Si setrata de un régimen capitalista, elEstado en general, y sus funcionesadministrativas, ideológicas, represivasy económicas en particular, tendrán uncarácter burgués. Se administrará, enefecto, de acuerdo con los intereses dela burguesía o del sector de la burguesíaque ocupe los puestos centrales demando y otro tanto ocurrirá con lasotras funciones: todas ellas se llevarán acabo en consonancia con los interesesde la clase dominante y su sectordominante.

En lo que se refiere a la compo-sición del Estado moderno, convieneponer de relieve que, independiente-mente de la conformación gubernamen-tal del Estado burgués (monárquico,republicano, democrático o fascista), sehalla estructurado por tres sectoresclaramente discernibles: por el sectorburocrático-político de la clase bur-guesa, por el sector burocrático-políticode la clase intelectual y, en ocasiones,como es frecuente en América Latina,por el sector burocrático-político de loscuerpos coercitivos (militares y poli-ciacos).

Y más adelante:

El carácter del Estado determinano sólo sus funciones sino también sucomposición: la clase dominante y susector oligárquico acaban por determi-nar la composición esencial del Estado.Pero, en alguna medida, lo contrariotambién es cierto: la composición delEstado determina su carácter". Repare-mos un momento en esta última frase.El carácter del Estado repercute en susfunciones y su composición. La compo-sición reactúa sobre su carácter. Enrealidad habría que decirlo en estaforma: El carácter determina las fun-ciones y la composición; las funcionesdeterminan el carácter y la composición;la composición determina el carácter ylas funciones. O, lo que es igual todoinfluye en todo, todo determina a todo.Hay indudablemente una acciónrecíproca de los tres elementos. Perodichas así las cosas, se proporciona untotum revolutum donde todos los gatosson pardos. La verdad es que aunque elcarácter actúa sobre los otros dos ele-

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mentos, lo hace de manera diversa acomo lo llevan a cabo, sobre los otrosdos, las funciones y la composición.Nos parece que, de los tres aspectosque presenta todo Estado moderno, elcarácter tiene preeminencia. En lofundamental, las funciones y lacomposición responden al carácter declase del Estado. ¿Cuál es la razón deello? Que la clase dominante –domi-nante en sentido material– no puedepermitir la existencia de un Estado queno responda, en lo medular, a susintereses. Afirmar que la "autonomía"del Estado es relativa significa precisa-mente mostrar las coordenadas en quetiene que operar, de acuerdo con sucarácter de clase, la gestión estatal. Sila explicación de la relativa inde-pendencia del Estado la encontramos,en consecuencia, en su carácter, suautonomía, su no ser un mero productoinercial de las relaciones sociales,responde, creemos, a su composición ya sus funciones. ¿Por qué a sucomposición? Ya lo dijimos: porque

detrás del Estado está la burocracia(determinación funcional) y detrás dela burocracia está el sector burocrático-político de la clase intelectual y losburgueses intelectuales (determinaciónestructural). ¿Por qué a sus funciones?Porque el desempeño de éstas generapoder y el ejercicio del poder generaintereses. Las funciones administrati-vas, ideológicas, represivas y económi-cas son de tal índole que centralizan enlos funcionarios estatales una fuerzapolítica tal que representa la base,aunque dada con relatividad, para laautonomía del Estado.

II. Entre las funciones del Estadodestacan las represivas e ideológicas.Hay, en efecto, tres tipos de aparatosrequeridos por el Estado para reprodu-cir las condiciones de existencia delrégimen capitalista: los represivos(ejército, policía, etc.), los ideológicos(familia, escuela, iglesia, masa media)y lo que nos gustaría llamar aparatosideológico-laborales de Estado (coo-

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perativas, sindicatos, partidos políti-cos). Conviene subrayar la diferenciaentre los aparatos ideológicos deEstado (AIE) y los aparatos ideológi-co-laborales de Estado (AILE). LosAIE están constituidos por aquellasinstituciones que tienen como sufunción principal propagar la ideologíaburguesa en el todo social con el fin decohesionar a este último de acuerdocon los intereses de la clase dominante.Los AILE, en cambio, parecen respon-der a los intereses de los trabajadoresen su lucha contra el capital. Asumenuna forma de lucha, la proletaria, quesi en primera instancia expresa losintereses inmediatos (económicos,organizativos, etc.), de la clase obrera,en última instancia se halla dominadapor la ideología burguesa. Todos lossindicatos, por razones estructurales,cumplen una función integradora. Elsistema capitalista no podría subsistirsin sindicatos. Somos de la opinión deque el sistema sindical en su conjuntojuega el papel, en la sociedadcapitalista, de cohesionar al frenteasalariado en su negociación burguesacon la burguesía. Incluso los sindicatossupuestamente independientes desem-peñan un rol similar. Los sindicatos(tanto los "charros" cuanto los "inde-pendientes") no cuestionan, no impug-nan, no hacen peligrar realmente losintereses del sistema, sino que másbien lo apuntalan. Los sindicatos (in-cluyendo los "independientes") no seoponen realmente (revolucionaria-mente) al Estado y a la burguesía comoclase, sino que, como AILE, son partedel Estado. Conforman las corpora-ciones laborales instrumentadas oasimiladas por el Estado para controlara la masa.

Las manifestaciones más primiti-vas de los AILE son las organizacionesmutuales y cooperativas. La caracterís-tica esencial de éstas, como de lamayor parte de las cajas de resistenciay de las coaliciones obreras, es quediseñan su gestión dentro del sistemaburgués y no contra él. Las cooperati-vas, por ejemplo, reproducen lascontradicciones capitalistas, a pesar desu apariencia de islote de ayuda mutua,por razones internas (diferenciación enlas condiciones económicas) y porrazones externas (relación económico-política con otras organizaciones einstituciones burguesas). Su finalidadmás evidente (con la creación defondos, etc.) es coadyuvar a lageneración de mejores condiciones deexistencia de la fuerza de trabajo, locual, como se comprende, lejos deatentar contra el régimen capitalista,coadyuva ostensiblemente a su repro-ducción. Y no sólo eso, sino que enalgunos casos, como es bien sabido, elmovimiento cooperativista ha creadoalgunas cooperativas que, en coyuntu-ras especiales, tras de adquirir ciertaestabilidad económica, se ven en laposibilidad de contratar mano de obray de convertirse en sociedades capita-listas, explotadoras. No es raro el caso(por ejemplo en los EE.UU.) de que laprehistoria de una gran empresa estéconstituida por una cooperativa afortu-nada de este tipo.

Entre los AILE ocupa el sindica-lismo el lugar preeminente en México.En otra parte hemos escrito:

Una vez que se han analizado...las funciones, el carácter y la composi-ción del Estado... conviene examinarbrevemente los sistemas de control delEstado respecto a los sectorespopulares básicos de la nación mexica-

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na. Creemos que estos sistemas decontrol pueden ser aprehendidos en lavinculación existente entre el aparatoestatal y lo que hemos denominado su'trípode' popular, esto es, los tresgrandes pedestales organizados en quedescansa el Estado: la clase obrera, elcampesinado y las 'organizacionespopulares' o la llamada 'clase media'.

Y después:

El Estado mexicano... controla alpueblo en su conjunto: a los sectorespopulares desorganizados y a los sec-tores populares organizados.

El control que ejerce el aparatoestatal sobre el conjunto del pueblo lolleva a cabo de modo 'pacífico' y/oviolento. El control 'pacífico', cotidia-no, común, el control nuestro de cadadía, lo hace a través de los aparatosideológicos de Estado principales: lafamilia, la escuela, la iglesia, los

medios masivos de comunicación, losdeportes enajenantes, el 'arte' mediati-zador, etc. El control violento, general-mente ejercido de manera 'preventiva'o cuando falla el 'pacífico', se lleva acabo por medio de los cuerpos repre-sivos del Estado...

El control al pueblo organizadoimplica todo lo anterior, más unanueva forma de control: la organi-zación. Los sectores populares orga-nizados no son otros que aquellos que,dada su importancia económica,política y social, se precisa controlarincluso organizativamente.

Los AILE responden evidente-mente a estas necesidades organiza-tivas del régimen. Y en México, comodecíamos, el sindicalismo ocupa ellugar preeminente entre estos AILE.

Para analizar la situación delmovimiento sindical en México repro-duzcamos el siguiente esquema:

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CUADRO SOBRE EL SINDICALISMO EN MÉXICO

CARÁCTER ECONOMICISTA

Tipos de Sindicalismo Control Ubicación

CARÁCTERPOLÍTICO-COYUNTURAL

Adviértase que este cuadro estádividido en dos apartados: el caráctereconomicista habitual que presentadicho sindicalismo y el carácterpolítico que puede asumir en ciertascoyunturas. En el primer apartado debetomarse en cuenta, pensamos, los tiposde sindicalismo que existen en nuestropaís, la forma de control específico aque están sometidos y la ubicaciónparticular que presentan en las diversasramas de la economía nacional. Haytres tipos de sindicalismo en México:el blanco, el de control estatal y elpretendidamente independiente, quepresenta dos formas: 1. Controlado porla izquierda amaestrada y 2. No con-trolado por la izquierda amaestrada. Elsindicalismo blanco (por ejemplo elexistente en Monterrey) se halla tan di-rectamente controlado por la iniciativa

privada que en sentido estricto nopuede hablarse de que lleve a caboningún tipo de negociación de lostrabajadores con los capitalistas. Lasventajas económicas de que frecuente-mente dispone, no han sido obtenidasmediante la lucha, sino que constitu-yen una de las medidas empresarialespara impedir la lucha. Por eso, desde elpunto de vista del control, puede asen-tarse que este tipo de sindicalismo secaracteriza por lo que podemos llamardependencia pasiva. En el sindicalismode control estatal, el más importantedel país, aunque la burocracia sindicalse presenta como representante delproletariado en sus tratos con laburguesía, de hecho no hace otra cosaque negociar, como representante enrealidad de la burguesía, con la presiónobrera que existe constantemente. Se

Sindicalismo Blanco Dependencia No vital/vital Espontáneo/conscientePasiva

Sindicalismo de Dependencia No vital/vital Espontáneo/conscienteControl Estatal Activa

Sindicalismo"Independiente"con dos formas:

1. Controlado por Mediatización No vital/vital Espontáneo/conscientela izquierda burocrático-amaestrada intelectual

(reformista)

2. No controlado Mediatización No vital/vital Espontáneo/conscientepor la izquierda, burocrático-ni la amaestrada obrerani la no amaes- (reformista)trada.

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trata, por consiguiente, desde el puntode vista del control, de la mediatiza-ción "charra", de un tipo de sindicalis-mo que puede caracterizarse comodependencia activa. El sindicalismopretendidamente independiente (prete-ndidamente porque es un sindicalismoincapacitado para escapar realmente alos sistemas de control de la burguesía)tiene, como se muestra en el cuadro,dos formas: en la primera se nos ponede relieve que si no está controladodirectamente por el capital, sí lo estáindirectamente: a través de una iz-quierda amaestrada que, en nombre deuna política flexible y antidogmática,se presta constantemente a hacerle eljuego al régimen actual (como en elcaso de la reforma política o en el de la

solicitud de ingreso del SUNTU alCongreso del Trabajo). Se trata, desdeel punto de vista del control, de lo quehemos llamado una mediatizaciónburocrático-intelectual. Pero no de unamediatización en que los intelectualesfuesen verdaderamente revolucionariosy marxistas-leninistas (con todas laslimitaciones que ello significase), sinode una mediatización reformista,pequeño burguesa y aun burguesa. LaCoalición de Izquierda, por ejemploque es en realidad la coalición departidos amaestrados, no sólo carecede una idea clara, de un planteamientocientífico, de una programaciónrigurosa de las vías concretas pararealizar el socialismo en general y elsocialismo en México en particular,

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sino que carece incluso de unprograma científico y revolucionariopara destruir –desde luego que comoresultado de un proceso y en una co-yuntura determinada– el sistema capi-talista en nuestro país. Hablamos de laposibilidad de destruir el capitalismosin construir el socialismo, porqueestamos convencidos de que es factiblemediante la estatización de los mediosde producción, dar al traste con elsistema de capital privado (lo quenormalmente se entiende por capi-talismo), sin que ello signifique elcomienzo de la construcción delsocialismo, ni siquiera la conformaciónde un pretendido régimen de transiciónentre el capitalismo y el socialismo.Esta destrucción del capitalismo sin laconstrucción del socialismo (el cualimplicaría, además de la mera sociali-zación de los medios de producción, ladesaparición del trabajo asalariado, larevolución cultural, la revoluciónsexual-familiar, la revolución anti-autoritaria y el internacionalismo),arrojaría, como ha arrojado, un modode producción nuevo, no previsto, noanalizado suficientemente y que nopodemos examinar en este sitio. Lamediatización burocrático-intelectualde ciertos sindicatos en México (porejemplo los universitarios) no es,entonces, una mediatización marxista-leninista, sino una mediatizaciónmarxista-leninista de nombre y refor-mista de hecho. En la segunda formadel sindicalismo "independiente" senos muestra lo que Lenin llamaba "lalucha burguesa de la clase obrera", eleconomicismo honesto asumido comolínea general de negociación. Desde elpunto de vista del control, en este tipode sindicalismo encontramos una me-diatización no directamente burguesa

(como en el caso del sindicalismoblanco) no "charro" (como en el casodel sindicalismo de control estatal) nointelectual-reformista (como en el casodel sindicalismo controlado por laizquierda amaestrada sino burocrático-obrera. Los propios obreros son quie-nes, al margen de los políticos burgue-ses y pequeños burgueses (intelectual-les) negocian con los capitalistas. Perolo hacen de manera también reformista.Reformismo que tiene por lo menosdos explicaciones visibles: la del atrasopolítico de estos sectores de la claseobrera y la conformación paulatina deintereses creados en los burócratassindicales, por obreros que sean ohayan sido.

Nos parece importante tomar encuenta, como lo hace el cuadro, laubicación económica de los diferentessindicatos, porque no es lo mismo, lapresencia de un sindicato en un sectorvital o estratégico de la economía aotro que se halla en un sector no vital operiférico de ella. Las diferenciaspolíticas de ello saltan a la vista. Yesto está en relación estrecha con elsegundo apartado general del cuadro osea con el carácter político que lalucha sindical puede asumir en ciertascoyunturas. Cae de suyo, por ejemplo,que en términos generales, la luchasindical en los sectores vitales de laeconomía tendrá un contenido máspolítico que la desarrollada en lossectores no vitales. De la mismamanera que resulta necesario aclararque entre los sectores vitales y los novitales hay toda una gama de sin-dicatos intermedios, entre la luchaespontánea y la lucha consciente (ensentido socialista) hay también unabanico de posiciones intermedias.

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Una conclusión que puede obte-nerse de todo lo dicho con anterioridad,es la de que ninguno de los sindicatos,a pesar de sus diferencias, escapa a laacción integradora del sistema. Lossindicatos juegan el papel, en términosgenerales, no de desintegradores delorden social, sino de cohesionadoresde este orden. Los sindicatos aparecen,entonces, como AILE.

El carácter de AILE de los sindi-catos, se evidencia con toda claridaden los aspectos económico, socio-político, organizativo y cultural.

1. En lo económico. Los sindica-tos juegan el papel, en la formación

social capitalista, de negociar lacompra-venta de la fuerza de trabajo.Ante la insaciable rapiña de los capita-listas, que sueñan con "topes salaria-les" a perpetuidad, y que no toman encuenta que los escasos ingresos de lostrabajadores minan sus condiciones desalud y reproducción, los sindicatospugnan por la adquisición de mayoressalarios y mejores prestaciones econó-micas, y al hacer tal cosa luchan porconservar a la clase obrera dentro delos límites de salud indispensables paraque pueda tener lugar la reproducciónampliada del capital. Los sindicatosson, pues, la otra cara de la moneda

capitalista: protegen las condiciones devida de los agentes productivos querequiere el régimen depredador delcapitalismo.

2. En lo socio-político. El movi-miento sindical aparentemente fomentala combatividad de los obreros; perocomo lo realiza dentro de límites muyprecisos, en realidad lo que hace escontener o frenar la lucha. El impulso

revolucionario es en última instanciacongelado, enmarcándolo en el eco-nomicismo. En estas condiciones, lossindicalistas se hallan atados, en lo quea su lucha cotidiana se refiere, a la"noria sindical" y a la perpetua carreraentre los precios y los salarios, a unaeterna lucha en el modo de produccióncapitalista, pero no contra él, lucha enque los obreros desgastan todas sus

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energías y que no les permite asumirtareas más políticas y revolucionarias.Cuando la lucha rebasa ciertos límites(cuando por ejemplo, asume, dentro desu forma económica, un contenidopolítico) el Estado se hace presente ydeclara la huelga inexistente o ilegal.La amenaza de un fallo de las Juntasde Conciliación y Arbitraje en taldirección, opera asimismo en unsentido restrictivo, enmarcador, ya quela táctica sindical, temerosa de laacción estatal, reduce la lucha al nivel(estrictamente economicista) en que nointervenga represivamente el Estado.El aparato estatal se hace tambiénpresente en la corrupción de los líderes,en la represión encubierta (amenazas,etc.) y en la represión abierta. Todasestas acciones, reales o posibles, estándestinadas a salvaguardar la acción delsindicalismo dentro de marcos econo-micistas e intentando encauzar la luchade clases por el camino de la"negociación pacífica" y la "armoni-zación de los intereses del capital y eltrabajo".

3. En lo organizativo. Los sindi-catos se hallan organizados esencial-mente de forma anti-democrática, enque la dirección sindical sustituye a labase. Se presenta la división jerárquicacomo resultado necesario de ladivisión del trabajo. El sustituismo nosólo aparece en los sindicatos blancosy en los de control estatal, sino tam-bién en los pretendidamente indepen-dientes. Tan es así que el fenómeno del"charrismo rojo" de que se habla endichos sindicatos no es un mero"argumento burgués" en oposición alcontrol "marxista-leninista" de estossindicatos, sino una realidad indudable.En los sindicatos supuestamente inde-pendientes ocurre, como decía Panne-

koek, que "Los funcionarios son es-pecialistas del trabajo sindical, mien-tras que los obreros sindicalizados,absorbidos por sus tareas en la fábrica,no pueden juzgar ni dirigir por sí mis-mos".1

4. En lo cultural. El atraso de losobreros se expresa en los siguientespuntos:

- Atraso ideológico (métodosartesanales de lucha, econo-micismo, nacionalismo revolu-cionario, etc.).

- Reproducción de las contradi-cciones capitalistas entre traba-jo intelectual y trabajo manual,entre hombre y mujer, entrejóvenes y viejos, entre autori-dad y base.

- Ausencia, en una palabra, deun "laboratorio de comunis-mo" donde se combatiera loanterior y donde se asumieraanticipadamente la revoluciónarticulada.

Frente a este estado de cosas, nosgustaría hablar de la existencia, en lalucha sindical, de dos tipos de líneasoportunistas: la línea oportunista enprimera instancia (la que no luchacontra el charrismo) y la línea opor-tunista en segunda instancia o luchareformista (la que cree que la pugnadebe limitarse a combatir el charrismo.Algo así como decir: "eliminemos alos charros, ya que lo demás vendrápor añadidura").

Contra estas dos líneas, contra eloportunismo burgués y el reformismode la izquierda amaestrada o de losobreros atrasados, se debe levantar unalínea sindical revolucionaria. La esen-

1 A. Pannekoek, K. Korsch., P. Mattick, "Crítica delBolchevismo", El sindicalismo, Editorial Anagrama,Barcelona, 1973, p.70.

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cia de ésta consiste en pugnar contra elsindicalismo como AILE. La luchadebe ser enderezada, de manera estra-tégica y táctica desde luego, contra elEstado y sus aparatos ideológico-laborales.

Hay que combatir, que quedeclaro, una interpretación mecánica delo anterior: la de que se está pugnando

por abandonar la lucha en los sindi-catos. Nada más lejos de nuestraintención que sugerir tal cosa. Lapugna sindical debe ser por parte delos obreros conscientes, o por parte delos intelectuales desclasados, tratar demodificar a la larga o a la corta el con-tenido y forma de los sindicatos o deusarlos como vía para conquistar

nuevas formas (obreras) de organiza-ción y lucha (democracia laboral,autogestión, consejismo...).

La toma de conciencia de lossindicatos como AILE, nos conduce ala línea de masas. Los obreros sólopodrán luchar contra elcapitalismo ysimultáneamente por el socialismo,cuando descubran o reconquisten susformas propias, obreras, indepen-dientes, autogestivas de lucha.

III. El sector campesino organizadoconstituye uno de los tres pilares desustentación del régimen.2

En caso de que se aflojara elcontrol de este pilar, como ocurriríacon cualquiera de los otros, el sistemapolítico mexicano correría el riesgo deuna seria desestabilización y entraría, ano dudarlo, en una fase crítica...

2 Para lo que viene a continuación consúltese "Losdiversos mecanismos del sistema de controlcampesino" de Alicia Torres, en Iztapalapa. Revista deCiencias Sociales y Humanidades, UAMI, 1979, pp.102 y ss.

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Son muchas y muy variadas lasformas de control que ha empleado ysigue empleando el Estado respecto asu pilar campesino. Creemos, sinembargo, que una sobresale respecto alas demás. Hacemos referencia a lareforma agraria...

Es tan importante el papel desem-peñado por la reforma agraria en elcontrol campesino que creemos noequivocarnos al hacer notar que lahistoria de la reforma agraria enMéxico es, en cierto sentido, lahistoria del control ejercido por elrégimen sobre su soporte campesino.

No hay una reforma agraria almargen de las clases sociales. Lareforma agraria mexicana, tanto larealizada con decisión y profundidad,cuanto la llevada a cabo con titubeos yreticencias, no puede ocultar su notoriocarácter burgués. Aunque nunca selleva a cabo la reforma agraria sinafectar intereses (lo que, vistohistóricamente, explica su avance,estancamiento, retroceso, reanimación,etc.), muestra al fin de cuentas uncontenido: ser expresión de la 'políticaagraria' de la oligarquía. Esta últimaaseveración nos pone en guardia,contra los ideólogos democrático-burgueses que identifican el avance dela reforma agraria con 'lo revolucio-nario' en abstracto y el estancamiento oretroceso de ella con 'lo reaccionario'en general. El régimen de Cárdenas,con esta perspectiva, sería revolucio-nario y el de Alemán, con sus reformasal Art. 27, reaccionario. En realidad,tanto el régimen cardenista como elalemanista, promovieron, a pesar desus diferencias, una 'política agraria'burguesa. En cierto sentido puedeasentarse, inclusive que 'a más reformaagraria más control de los campesinos'

ya que el campesinado a quien seentregan tierras, se otorga crédito, segarantiza un mercado etc., tiende aconvertirse en un férreo pilar,mediatizado por completo, del régimen'agrarista' y 'revolucionario'...

La reforma agraria, como lasideologías, los aparatos ideológicos deEstado y la mayor parte de lasinstituciones del régimen burgués,tiene una forma y un contenido. Suforma, consiste en beneficiar a ciertoscampesinos, en convertirlos enintegrantes de la PEA..., en transfor-marlos en ciudadanos con todos susderechos y deberes. Su contenidoesencial consiste en mediatizarlos, enponerlos al servicio del régimenburgués, en una palabra someterlos aun control decidido...

Lo afirmado con anterioridad estávisto enfocándolo esencialmente desdeel punto de vista del poder. Hemosexaminado, en efecto, los sistemas decontrol que emplea el Estado parasujetar a la masa campesina a susintereses, a su política y a susdesignios. ¿Qué pensar, en cambio, dela propia lucha campesina, esto es, delmismo problema pero enfocándolo apartir de los campesinos? Los cam-pesinos tienen dos opciones: luchar porque avance la Reforma Agraria oluchar por emanciparse de la tutelaburguesa. Quienes conciben la luchaen el primer sentido no rompen elcontrol burgués, se hallan enajenados auna concepción democrático-burguesa.Asumen –parafraseando una frase deLenin sobre la lucha tradeunionista– lalucha burguesa de los campesinos. Lalucha por emanciparse de la tutelaburguesa tiene otro sentido. Es unalucha, sí, por la reforma agraria, peropor una reforma agraria que más que

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ser 'integral' o 'radical', es una reformaagraria socialista. Claro que puedenemprenderse ciertas luchas reformistas,siempre y cuando ellas sean conce-bidas como medios y no como fines,como etapas que coadyuvan a que enun momento dado sea posible unareforma agraria que abandone sucarácter burgués. La lucha por eman-ciparse de la tutela burguesa parte,pues, de la conciencia de lo que es y hasido históricamente la reforma agrariaen México. Implica luchar por lograr laautonomía respecto al Estado, asícomo emprender una lucha denodadapor descontrolar el pilar campesino delrégimen capitalista mexicano...

La sujeción organizativa, políticae ideológica del Estado sobre lasmasas rurales se ejerce principalmentea través de ciertas 'correas de transmi-sión' las organizaciones campesinas...

Las formas en que se ejerce elcontrol a través de las organizaciones ypartido puede ser de dos géneros:directa o indirecta.

a) Forma de control directa. Loque proporciona al control sucarácter directo es que seejerce a través de organiza-ciones oficiales. Tal el caso dela CNC y del PRI...

Los agentes encargados depromover, ejecutar o hacer retrocederla reforma agraria tienen como caracte-rística común el haber sido generadodesde arriba. La CNC, por ejemplo, secreó por decreto oficial el 10 de juliode 1835...

Si se examina con cuidado lahistoria de las organizaciones cam-pesinas en México, desde la década delos veintes hasta el presente, seadvierte con toda claridad que existeuna tendencia que va del control dis-

perso de los campesinos por parte delgobierno al control unificado...

La tendencia histórica es, pues, irdel control disperso al controlunificado, porque evidentemente ladispersión dificulta el control y dasurgimiento a ciertas áreas de des-control que chocan con la políticafundamental del régimen...

b) Forma de control indirecta.Esta forma se lleva a cabo pormedio de organizaciones queen sentido estricto no puedenser consideradas como oficia-les. Tal es el caso, en nuestrosdías, de la CCI y de laUGOCM. Resulta paradójicoque agrupaciones nacidas paracombatir la mediatizaciónoficial de los campesinos porparte de la CNC, estén inscri-tas, en última instancia, en loque hemos llamado formas decontrol indirectas...

Aunque no tratemos a fondo eltema del control indirecto, doshechos se hacen evidentes: a) en lasagrupaciones pretendidamente in-dependientes no se ha erradicadosuficientemente la ideología de larevolución mexicana... b) la inexis-tencia histórica de un movimientocampesino independiente (en elsentido fuerte de la expresión) noshabla de un problema de mayorprofundidad: la ausencia de unverdadero partido de la claseobrera en nuestro país.

La razón fundamental, entonces,por la que no existe descontrolefectivo, por la que incluso lasorganizaciones no oficiales y su-puestamente independientes entran,independientemente de su concien-cia e intenciones, al juego guberna-

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mental, reside en la ausencia de unpartido de la clase obrera (y, comoes lógico, de una política campesinaasociada a tal partido).Si la toma de conciencia por parte

de los obreros revolucionarios de quela estructura sindical juega en elcapitalismo el papel de AILE, conducea la estrategia de la línea de masasobrera, la toma de conciencia por partede los campesinos revolucionarios deque la forma esencial de control delmovimiento campesino mexicano es yha sido la reforma agraria –poseyendoen las organizaciones campesinas losAILE del agro–, lleva a la estrategia dela línea de masas campesina.

La línea de masas tiene como suesencia la pugna por la organizaciónindependiente y combativa del pueblorespecto a los sistemas de control de laburguesía. Implica, de manera necesa-ria, que las masas adquieran la expe-riencia de organizarse por sí mismas.Supone la fidelidad al principio mar-xista clásico de que la emancipación dela clase obrera (y de los campesinos)es obra de ella misma. Somos de laopinión de que tanto los obreros comolos campesinos pobres deben tender ensus centros de trabajo político (sindi-catos, asambleas y comisariados ejida-les, etc.), a conquistar a la larga, y através de la lucha económica y política,

sus organizaciones específicas declase, esto es, la de los consejosobreros en la ciudad y la de lascomunidades campesinas independien-tes en el agro.

La línea de masas –la lucha pororganizar, en el momento oportuno, losconsejos obreros, a partir de unmovimiento proletario consciente delsignificado de la estructura sindical enel capitalismo, y las comunidades

campesinas independientes, a partir deun movimiento agrario consciente delsignificado de clase de la reformaagraria burguesa y sus AILE organiza-tivos– es el fundamento para la exis-tencia de un partido obrero-campesinocomunista de alcance nacional. Elpartido de la clase obrera no puedegestarse, por consiguiente, al margende la línea de masas. Condiciónfundamental para la existencia de este

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partido –de este Estado Mayor deldescontrol– es la lucha constante delas masas por su organizaciónindependiente y combativa respecto alos sistemas de control político,ideológico y organizativo de la bur-guesía. No puede existir un verdaderopartido de la clase obrera que no poseasus cimientos en la lucha estratégica delos obreros y campesinos conscientespor generar, en la coyuntura adecuada,los consejos y las comunidades querepresenten sus propias formasautónomas de organización y combate.Pero si es verdad que la línea de masases el fundamento para la existencia deun partido obrero comunista de alcancenacional, como dijimos, la existenciadel partido –o de sus núcleos pre-partidarios– es la garantía para que lalínea de masas se fortalezca, se amplíe,se consolide, en una palabra, represen-ta la condición verdaderamente indis-pensable para que se realice dichalínea de masas y, con ella, laconformación de bases populares parala destrucción del capitalismo y lacreación del socialismo.

Respecto al problema del partidode la clase obrera en nuestro país haycuatro posiciones que nos pareceninaceptables:

1. Que la vía mexicana al socia-lismo no es partidaria. 2. Que ya existetal partido (y se considera que éste esel PCM o el PST o el PPS, etc.).3. Que la creación del partido es im-postergable y que, al margen decualquier otra consideración, debe sercreado inmediatamente. 4. Que es ne-cesario, sí, crear el partido; pero queesta creación es el "resultado de unproceso", la "culminación de una seriede luchas obreras y campesinas". No eseste el sitio adecuado para comentar

las dos primeras posiciones. Basta queafirmemos, al respecto, que nos ha-llamos plenamente convencidos de queno es posible la revolución anti-capitalista y la implantación delsocialismo sin la existencia de unpartido de la clase obrera, nacional porsu forma e internacionalista por sucontenido; y que no nos cabe duda deque, independientemente de algunascaracterísticas democráticas que pu-dieran contener, ninguno de los par-tidos que constituyen la izquierdanacional, y que se autoconsideran yautoproclaman "partidos de la claseobrera", "vanguardias del proleta-riado", "destacamentos dirigentes dela clase trabajadora", expresan losintereses históricos de la clase obrerao del proletariado manual de la ciudady el campo.

Las dos últimas posiciones re-quieren, en cambio, de un comentariomás extenso. La tercera posición tienerazón, contra las dos primeras, en quela vía de la revolución socialista nopuede dejar de ser en nuestro país,como en otras partes, una vía partidaria.Y le asiste la razón, igualmente, en laconvicción de que, dado que no existeel partido obrero-campesino, enMéxico, hay que luchar por crearlo.Pero concibe la creación del partido almargen de las luchas obreras ycampesinas. Piensa que el partidopuede ser creado por decreto. Peca deinmediatismo voluntarista. Cree que lavanguardia obrera puede ser confor-mada, por así decirlo, en un laboratorio.No repara en que el organismo diri-gente de una revolución socialista nose improvisa, no surge al margen delas leyes históricas y las prácticastéorico-políticas necesarias para queaparezca lo que hemos llamado el

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"Estado Mayor del descontrol", esto es,el partido comunista real. La con-cepción de la creación inmediatista delpartido es responsable en nuestro paísde muchos procesos abortados, de undesfase permanente entre los fines ylos medios, de un desgaste inútil odesproporcionado de energías, si no esque de una suerte de masturbaciónpolítica sin sentido, que muestraelocuentemente el divorcio entre los"políticos profesionales" y las luchasobreras y campesinas cotidianas.Podría pensarse, por consiguiente, quela última posición encara correcta-mente los problemas. Y que lo hace detal forma en virtud de que, en contradel inmediatismo voluntarista, piensaque la creación del partido no puededarse sino como el resultado de unaserie de luchas obreras y campesinas.Pero el error de esta posición provienede otro lado. Es un error de carácterevolucionista. Los defensores, repre-

sentantes y hasta feligreses de esteplanteamiento ponen constantementeel acento en que "no hay que forzar lasituación", en que "el partido surgiráen el momento en que tenga quehacerlo", en que "no podemos darsaltos en el vacío" o en que "no hayque comer ansias". Argumentos in-cluso –sin dejar de tener parcialmentela razón–, que los intentos de crearartificialmente la organización devanguardia perjudica a las luchascotidianas y las expone a una mayorrepresión o, al menos, a una posibledesviación de su perspectivas Laconcepción evolucionista, adolece, sinembargo, de una falla indiscutible:concibe el proceso de la creación delpartido de clase al margen de la inicia-tiva humana. El evolucionista aceptadeclarativamente, de dientes afuera, lanecesidad de que exista el partidoobrero-campesino en nuestro país, perono hace nada por coadyuvar a su

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constante y abnegada en la "línea demasas" significa su colaboración en elproceso que evolucionará hasta dar aluz el partido-vanguardia que requierela revolución socialista; pero no se dacuenta –la misma lucha cotidianacolabora a veces en esta ceguera– deque si la lucha popular, obrera ycampesina, constituye la condiciónnecesaria de la existencia del partidoobrero, no resulta, en cambio, suf-iciente. Una lucha de masas sin partidoestá también destinada a abortar ysufrir derrotas sistemáticas. La luchaobrero-campesina no genera por símisma el partido de clase. Los obrerosconscientes, los campesinos avanzadosy los intelectuales verdaderamenterevolucionarios deben, entonces, tomaren sus propias manos la creación delpartido. Una creación, desde luego,que responda al proceso de la línea demasas, que se articule, que secompenetre, que se cohesione con lasluchas obreras y campesinas. Unacreación que, resulta obvio, no puedeser una labor artificial, divorciada delnivel que guarda la lucha de clases ennuestro país. Pero una creación, unproceso creativo, que se asumevoluntariamente, que exige nuestraatención, nuestro empeño, nuestraconvicción revolucionaria. Hoy porhoy, el criterio esencial para detectar siun revolucionario lo es seriamente enel sentido profundo del término, en elsentido radical de la expresión, lohallamos en si coadyuva o no a lagestación del partido, en si está enposibilidad de comprender sunecesidad o si se muestra renuente a talcomprensión.

Los partidos que conforman laizquierda nacional pertenecen también,a nuestro modo de ver las cosas, a los

AILE. Estos no sólo agrupan a las coo-perativas, los sindicatos y las organiza-ciones campesinas habituales, sinotambién a los partidos de la, izquierdaamaestrada. Estas agrupaciones políti-cas reúnen todas las característicasdefinitorias de los AILE. No sonorganizaciones de impugnación real alsistema. Carecen de esencia destruc-tiva. No luchan contra las reglas deljuego burgués, sino dentro de estasreglas. El sistema capitalista mexicanorequiere de este tipo de partidos. Son,digámoslo sin ambages, partidos quecoadyuvan a la reproducción de lascondiciones de existencia del régimenmonopólico y financiero de Estado querige en nuestro país. Su fraseologíarevolucionaria, su "marxismo-leninis-mo" no son sino el ropaje necesario, eldisfraz elocuente de partidos que,acogidos a la reforma política de laburguesía, juegan el papel de la"oposición leal a su majestad". Formanparte, pues, del sistema. Pueden tener,y tienen, elementos honestos, comba-tivos, abnegados; pueden poseer en su"haber" histórico luchas importantes yde gran importancia democrática; pero,por su inoperancia, su irrealidadhistórica, su carencia de esenciadestructiva, no coadyuvan al descon-trol del trípode estatal, sino que,integrados al sistema –aunque presen-tándose, desde luego, como opo-sitores–, forman parte de lo que hemosdenominado aparatos ideológicos-laborales de Estado en México.