“ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero,...

23

Transcript of “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero,...

Page 1: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo
Page 2: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo

“ORINOCO” es una alegoría de la Vida: dos seres humanos en una

embarcación que va por uno de los ríos más caudalosos del mundo, sorteando

infinidad de problemas. Esto nos remite, indefectiblemente, al filósofo Heráclito,

para quien el fundamento de todo es el cambio incesante. Todo se transforma en

un continuo proceso de nacimiento y destrucción, resultado de lucha de opuestos,

de conflictos y ajustes de fuerzas contrapuestas. Y así son Fifí y Mina, los

personajes: dos caras de una moneda, dueñas de dos perspectivas: una optimista,

soñadora y pragmática, otra temerosa y sombría.

También “Orinoco” nos remite al poeta español Jorge Manrique, por lo que nos

dice en las Coplas a la muerte de su padre. El único destino seguro de la vida es

la muerte, pero es la trayectoria misma la que señala Carballido como la

posibilidad constante de tomar decisiones, la elección de cómo viajar, con qué

actitud hacerlo.

Así, el cuento “El lino”, de Hans Christian Andersen, es leitmotiv de la obra:

“¡Falta lo más hermoso todavía!”, dicen las flores de lino, y es el pensamiento

de Fifí, que tiñe la travesía. La esperanza como única posibilidad de

sobrevivencia. La fuerza interior, para contrarrestar la fragilidad y el desamparo.

Otra característica importante de “Orinoco” es su orientación feminista,

poniéndonos en frente a dos mujeres que sufren todo tipo de humillaciones y

vejaciones, muestras vivas de la injusticia social y la inequidad, anti-heroínas

tomadas aquí como modelos de solidaridad, fuerza y lucha.

Sinopsis breve

“ORINOCO” es una alegoría de la Vida: dos seres humanos en una embarcación

que va por el río, sorteando infinidad de problemas. A pesar de todos los

obstáculos, la esperanza se manifiesta como única posibilidad de sobrevivencia.

Page 3: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo

1988… Al finalizar la celebración de las 100 representaciones,

con EMILIO CARBALLIDO, en El Tinglado, en Mérida, Yucatán.

2018… Al finalizar la función en el X Festival EMILIO CARBALLIDO,

en Córdoba, Veracruz.

Page 4: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo
Page 5: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo
Page 6: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo
Page 7: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo
Page 8: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo
Page 9: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo
Page 10: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo

RESEÑAS y CRÍTICAS

http://www.yucatan.com.mx/imagen/hacen-gala-de-su-experiencia

in IMAGEN

Hacen gala de su experiencia

4 agosto, 2018, 1:00 am

“Orinoco” reúne a sus protagonistas de hace 30 años

Que la existencia es como un viaje, desde Homero lo supimos, pero en

nuestro mexicano ámbito, un veracruzano con cara de niño travieso y voz

algo chillona —Emilio Carballido— replanteó aquel símil desde las líneas de

una obra teatral tan amplia y profunda como el río de su nombre: “Orinoco”.

A tres décadas de su estreno en Mérida —¿recuerdan Tinglado?— bajo la

dirección de Francisco Marín y con la presencia escénica de Silvia Káter y

Bertha Merodio, este inteligente trío ha querido repetir la experiencia por

tres razones: enfatizar la validez de la obra, probar la perdurabilidad de su

eficacia profesional y rendir homenaje a tres desaparecidos.

El primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más

señoriales. En segundo término, el actor y escenógrafo de la primera puesta

de “Orinoco”, el creativo Pedro Colmares, a 15 años de su ausencia, y

finalmente, la pianista Ligia Cámara, quien nos falta desde hace cinco años y

Page 11: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo

ejecutara arreglos propios de la música de Eduardo García Guerrero para la

misma obra y en similar ocasión.

Esta nueva puesta en escena —ahora en un salón de la Casa de la Cultura—

le ha demostrado al cronista que el transcurrir de los años —en vinos y

buenas obras de teatro— mejora las geometrías y fortifica las conexiones

entre el texto dramático y las experiencias vivenciales del espectador. Para

quien esto escribe, seguir el curso de la nave al garete por el Orinoco con su

par de humanísimas vedettes de antro tuvo ahora un significado más veraz y

profundo, como un doloroso resplandor que antes apenas se intuía.

Solo se requiere un fragmento del Stella Maris, nave fluvial sin timonel a

vista, para que amanezca en el trópico e ingresemos al hilo conflictivo que

brota del interior fatigado y harto de experiencias de Mina y Fifi y que se va

levantando y arrodillando según los golpes de estabilidad o duda, realidad e

idealismo, esperanza o sensatez, conforme la soledad esencial genere

perspectivas, ilusiones o desencantos ante el futuro.

Voluble y anchísimo es el río —y es el texto— por el cual transitan y habrá

de conducirlas quizá no al puerto donde planeaban debutar como coristas de

vaudeville, danzantes del montón, sino a una nueva, ignorada etapa de sus

existencias. Que cada quien ensaye variaciones de su destino. ¿El naufragio

tormentoso? ¿La mafia misógina?

¿El anchuroso mar, que es el morir?

Silvia y Bertha, a tres décadas de la primera vivencia, sabedoras de las ligas

que siempre se conservan de los juegos dramáticos, aunque también

convencidas de los dones de la madurez, nos parecieron aferradas a sus

personajes con mayor intensidad, dueñas de un bagaje de pericia dilatada y

Page 12: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo

siempre a mano. Fifi de Pigalle y Mina Stravinsky, mujeres de previsible

horóscopo, no ocultaron sus cicatrices, el recuerdo de sus noches, el linaje de

una fraternidad renovada diariamente.

Carballido ya se encargó de ungir a estas dos mujeres con la directa frescura

que alimenta simpatías. Paco Marín, cuya mano experta no les permite

sucumbir ante ningún exceso, traza perfectamente las intermitencias de

realismo e idealidad, el ir y venir de nubes encendidas o turbias. El director

ha medido la madurez de sus actrices y acomodado a ellas los adecuados

matices de personificación.

Encanto especial

Esta puesta a 30 años de la primera posee un encanto especial. Quienes

aman el teatro y sus veredas deben estar atentos para no dejarla pasar,

porque también hay que admirar la economía escenográfica ante un espacio

reducido y esas artimañas de luces que nos trasladan a selváticas zonas.

Queda en claro que el texto representado pertenece ya a lo que no muere.

Carballido ha sabido resaltar ese amor que —en palabras de Borges— “nos

deja ver a los otros como los ve la divinidad”.— Jorge H. Álvarez Rendón

Page 13: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo

https://www.lajornadamaya.mx/2018-08-15/Merida-y-Emilio-Carballido

EDICIÓN IMPRESA

INICIO

YUCATÁN

Mérida y Emilio Carballido

El 24 de junio de 1988 se estrena una nueva versión de 'Orinoco'

José Ramón Enríquez

La Jornada Maya

Miércoles 15 de agosto, 2018

La relación de Mérida con el dramaturgo Emilio Carballido fue siempre entrañable y ha

seguido siéndolo después de su desaparición física hace diez años. Un artista como él

sobrevive en su obra y una comunidad teatral como la nuestra no deja que se olvide. Las

fibras emocionales que supo pulsar, vibran de manera especial en esta ciudad.

Mucho de la buena relación de Emilio Carballido con Mérida se debió a la amistad que

tuvo con un director, el maestro Paco Marín, y con los grupos de actrices y actores que él

supo conjuntar en diversos momentos para montar sus obras. No ha sido Paco Marín el

único en montar a Carballido en Mérida pero sí han sido obras de Carballido las que han

marcado etapas fundamentales en la carrera de Marín en Mérida. Al menos este es el

caso de Orinoco, con la cual, hace ya treinta años, se fundó El Tinglado, una propuesta de

teatro independiente que continúa siendo tan ejemplar como recordada.

En su documentada historia cronológica del teatro mexicano durante todo el siglo XX, Así

pasan... Efemérides teatrales 1900-2000, Luis Mario Moncada da fe del acontecimiento:

“El 24 (de junio de 1988) se estrena una nueva versión de Orinoco de Emilio Carballido,

con la cual se da a conocer el grupo Tinglado AC de Mérida, Yucatán, bajo la dirección de

Francisco Marín”.

Page 14: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo

Carballido vino a Mérida no sólo a presenciar el estreno en esta ciudad de su Orinoco, con

dos insuperables actrices, Silvia Káter y Bertha Merodio, sino también a apadrinar el

arranque de un proyecto como el de El Tinglado que vivió muchos éxitos hasta que las

dificultades económicas se hicieron insalvables, como en tantos otros proyectos

independientes y fue necesario pasar a nuevas búsquedas en otros espacios. Pero ese

lugar, que se mantuvo casi una década en pleno Paseo de Montejo, frente al señorial

Palacio Cantón, sigue siendo añorado.

El hecho es que, treinta años después, vuelve a montarse Orinoco, bajo la dirección del

mismo Paco Marín y con las actuaciones de las mismas actrices.

Podría decirse que el paso de tres décadas no ha hecho que las actrices olviden sus

personajes, pero la realidad es que los dos personajes no han dejado ir a las actrices. Un

día, con una sabia dirección que dotó a cada una de un tono propio, Fifí y Mina, que así se

llaman los personajes, tomaron posesión de Bertha y Silvia respectivamente para ya no

soltarlas porque en ellas se hicieron carne y, en ellas, llevan treinta años viajando por el

Orinoco hacia un burdel en una plataforma petrolera, la Pío XII, que no existe y

comprendiendo que, como en el poema del gran Pedro Garfias sobre el Guadalquivir,

también “este río no va al mar, que va a la luna”.

Mina y Fifí eran potencias en un texto que un día se hicieron acto en El Tinglado, en los

cuerpos de Bertha Merodio y Silvia Káter, y no renunciarán a bogar por la metáfora del

eterno devenir que tan bien entiende Paco Marín, y, aunque Emilio Carballido no pueda

estar físicamente ante el nuevo escenario de su obra, lo está en la humanidad inagotable

de esos personajes que llegaron un día también a poseerlo: Carballido vive en ellas y esa

es la metafísica del teatro.

Como aún vive entre nosotros, aunque haya desaparecido hace 15 años, a quien dedican

la puesta: "A la feliz memoria del actor Pedro Colmenares, diseñador de todo el universo

visual de nuestra puesta en escena". Y sobrevive también en la ejecución de la música

Ligia Cámara que nos dejó hace 5 años. Así cierran el programa de mano de esta nueva

visita de Carballido a Mérida: "Nos reunimos para volver a montar Orinoco el mismo

director, las mismas actrices, la misma pasión".

[email protected]

Page 15: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo

http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=1&idTitulo=667395

POR ESTO! Agosto 2018

¡Que treinta años no son nada!

Ariel Avilés Marín ¡Que treinta años no son nada! “Tengo miedo del reencuentro”, dice la letra de un tango del genial Carlos Gardel; miedo… tal vez no, emoción si, mucha; tal fue el caso la noche del jueves 2 en la Casa de la Cultura del Mayab, en la que para privilegio de este cronista afortunado, tuve tres grandes motivos de alegría. Hace treinta años me tocó en suerte ser testigo del estreno de esta puesta maravillosa y, con ella, el banderazo que ponía en movimiento a ese tren indetenible y terco que se llamó Tinglado y que marchó por diez años sobre unos rieles sostenidos en durmientes de amor, puestos por un gran número de gente inolvidable, que se dio y prodigó en cualquier número de puestas en escena que dejaron profunda huella en la historia del teatro en Yucatán. En un abrir y cerrar de ojos, ya se habían completado sesenta representaciones y, en otro soplo de tiempo ya eran cien; en ambos casos, Emilio Carballido, el autor, se hizo presente. Con motivo de las cien representaciones, después de develar la placa correspondiente, Emilio nos dijo: “Sueñen, sueñen siempre, no tengan miedo de soñar, y después, anoten sus sueños, de ahí pueden salir obras maravillosas”. Como en el juego del mágico pase de un encantador, Paco Marín nos dio el regalo invaluable de conjurar al tiempo y arrebatarle un pedazo que flotaba a la deriva, en el caudaloso río que da nombre a la obra: Orinoco. Paco nos obsequia con el sabor de un río que arrastra eternidad, eternidad en la que han estado suspendidas todos estos años Fifí y Mina, Mina y Fifí, en espera de la convocatoria que las pusiera de nuevo en el caudal hecho de ilusiones y vivencias humanas; la mano hechicera de Paco gira los dedos en el aire y da vida a todo un conjunto de vivencias ¡que incluye tantas cosas! A su llamado acude Pedro Colmenares y nos viste la escena con mágicos colores y ropajes, que nos transportan a tiempos idos, pero que tercamente se han fijado en la memoria, para hacernos sentir que ¡Treinta años no son nada! La emoción del reencuentro, nos asalta, nos estaba esperando en la mampara para acceder a la sala, en la presencia del cartel original, el que estaba a la puerta de Tinglado hace tres décadas, y debajo de él, la placa de las cien representaciones. Ya, desde ahí, la emoción nos agita el pecho, dos traicioneras lágrimas quieren resbalar por el rostro, que ¡Treinta años no son nada! Somos los mismo de hace treinta años. En la primera fila están Tela y Blanch Dubois, el gran cornista de cronistas tiene lista y afilada la pluma para iniciar su testimonial tarea, por algún rincón de la sala han de estar Lisístrata y Hécuba, me parece que vi a Tartufo junto a la consola del sonido, creo que Orgón miraba desde arriba; un detalle… las nieves del tiempo han puesto sienes plateadas a todos. Los buenos vinos maduran con el tiempo, su paso les da un sabor muy especial; Orinoco no es la excepción y las Mina y Fifí de ahora, comparten ese buqué y se paladean con deleite sin igual. Genial y soberbia mancuerna hacen en escena Silvia Kater y Bertha Merodio o Bertha Merodio y Silvia Kater, como se quiera citar a esta

Page 16: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo

pareja de reinas y señoras de los escenarios. La emotiva magia que da al ambiente la fidedigna reproducción del ambiente, con la escenografía incluida, el persistente ruido del motor del barco, los gritos de los pájaros de la selva venezolana, todo nos remitió al local de Paseo Montejo sin remedio y con gran gusto. El toque de añejamiento de esta puesta nos encantó sobremanera, sentimos andares más firmes, expresiones más exactas y un asumir la esencia de los personajes con una naturalidad mayor, más cómoda, más libre. La actuación superior de las protagonistas nos dejó sentir la presencia de Salomé, el tercer personaje de la historia, Mina y Fifí nos construyen magistralmente su presencia para casi sentirlo moverse por la historia. La obra de Carballido es de altos vuelos, el personaje principal, el río Orinoco, es la esencia misma de la vida que fluye sin cesar y que arrastra en su imparable e incontenible corriente las vidas de estas dos mujeres, vedettes que han visto ya pasar sus mejores tiempos, a las que la vida golpea, pero el orgullo levanta. Mina mira las cosas con poca fe, se queja de todo y de todos. Fifí es la imagen misma del optimismo, su frase: “¡Y falta lo más hermoso todavía!” es la esencia misma del drama. Durante los diálogos del par de mujeres, el autor nos va poniendo chispas brillantes de sabiduría que son garbanzos de a libra: “Las cosas son lo que son, y no lo que parecen”; “se acabó, se acabó, te digo que la vida es así”; “no se ha acabado nada, falta lo más hermoso todavía”. Una escena en especial hirió nuestro recuerdo en forma muy sensible: Mina y Fifí toman champaña tibia, en tazas de aluminio abolladas. Esto nos hizo evocar entrañables tardes y noches, en la casa junto a los rieles del tren, cerca de Itzimná, alrededor de la mesa de Pilar Fernández, con Paco Marín, Nonoya Iturralde, Elena Larea y Pilar Jufresa, tomando café, en tazas de peltre despostillado, que Pilar bautizara como: “Potes de leprosario”. Emilio Carballido se muestra en esta obra como un profundo conocedor del corazón femenino, nos comunica cómo en la íntima convivencia, las mujeres solitarias llegan a una compenetración tal, que se rebasan límites y se traspasa el plano de una simple amistad. El dolor del alma de la hija que teme la llegada del padre borracho y lo que ésta trae consigo: “Tu padre te golpeó cuando volvió borracho, te comportas como una reina, te sientes como ella, cuando los soldados la empujan, para cortarle la cabeza”. El mágico conjuro de Paco llevó al ambiente las inigualables manos de Ligia Cámara, presente también, con su piano en esta puesta. La música de Eduardo García Guerrero, con los arreglos de Erik Baqueiro, puso la nota precisa a las escenas con sus fondos y las canciones interpretadas por Bertha y Silvia. Hay magia por todos lados, la gran metáfora de la obra es la vida misma. El motor del “Stella Maris”, como todo en la vida, llega a su fin y el barco navega ahora a la deriva, pero el viaje no se detiene ahí. Otro mágico sitio es el inalcanzable Pozo Petrolero “Pío XII”, un lugar final al que no se ha de llegar nunca; es el sueño inalcanzable y deseado, es la esperanza en un mañana mejor. El optimismo de Fifí no conoce límites, empuña el timón y grita con alegría: “¡Y falta lo más hermoso todavía!”, y la navegación se reanuda de ahí y para siempre. El “Stella Maris” navegará por siempre por el Orinoco, no importa cuánto tiempo pase, Mina y Fifí, Fifí y Mina, siempre estarán preparadas para navegar de nuevo. ¡Que treinta años no son nada!

Page 17: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo

https://www.lajornadamaya.mx/2018-08-24/Del-Orinoco

EDICIÓN IMPRESA

Del Orinoco

Mares

Giovana Jaspersen

Foto: Archivo La Jornada Maya

La Jornada Maya

Viernes 24 de agosto, 2018

“Orinoco es una aventura de mi alma, vivida con arrebato.

Quienes ahora la comparten se han convertido,

por eso, en un barco azaroso, bipolar y desgarradoramente optimista.”

(E.C)

Nunca pensé que un día tendría el atrevimiento, casi cinismo, de publicar algo de lo que ya

escribió José Ramón Enríquez. Eso, porque creo que él todo lo dice mejor, y que incluso

cuando calla, calla mejor, pues en el mutismo habita la ausencia de su palabra, y eso, es

hueco enorme.

Mucho menos aún, pensé que osaría a escribir después de él y de teatro, él lo sabe todo, y

yo -por fortuna- cuanto más veo, menos sé; las obras buenas se me vuelven reales y casi

cortas para reconocer que es drama, y las “malas”, las olvido cuanto antes para así poder

volver.

A pesar de esto, debo escribir del reciente Orinoco de Carballido en Mérida, porque yo no

vi el montaje de hace 30 años en el emblemático Tinglado del Paseo Montejo, cuando dicen

que la avenida en boga, cobijaba mujeres de un lado de la escarpa y hombres del otro. Y

tampoco podría reconocer el aroma de aquel teatro pequeño que levantara Paco Marín,

quien cuenta con el brío de los ochenta, que sobrevivía gracias a las funciones matinales

para las escuelas; con las que lograban, por ejemplo, que la tragedia griega fuera algo más

que las horas en el aula.

Page 18: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo

Hubo que escribir entonces, desde la lejanía, sin la dulzura de la nostalgia ni el recuerdo;

desde mi generación, que apenas imagina la Mérida de hace 30 años y el ritmo de sus

pasos.

La misma, que poco sabe de Carballido y la voluminosa producción que tuvo su máquina

de escribir, que supuestamente le comprara el padre en el Monte de Piedad, y que por

coincidencia hubiera pertenecido a Novo (del que también sabemos poco, pero por esta

ocasión no importa tanto). El veracruzano que escribió como si las palabras le estorbaran

dentro y sacó y sacó voces para no cargarlas, nos parió a muchas antes de que naciéramos.

Yo llegué a él –identificado por los dos aromas de su rosa como el padre de la primera obra

teatral feminista, cuando ya me había escrito– por una profesora que era mala enseñando

literatura pero tenía muy buen gusto en la lectura.

Entonces, Orinoco ya era, y seguirá siendo, porque quienes nos bañamos en él sabemos ya

para siempre que “¡falta lo más hermoso todavía!”; y que no tiene tiempo, así como Mina y

Fifi no tienen edad, ni color de piel definido. Son mulatas cuando somos racistas,

adolescentes o cincuentonas dependiendo de la hora y del estado de ánimo –seguramente

nuestro, de él y de ellas–, según apuntó el propio autor.

Y en este andar del tiempo sin tiempo, se cobija otra razón para hablar del Orinoco

meridano, el que cuando leí de un montaje 30 años después con las mismas actrices y el

mismo director, pensando en la rotunda locura que era, recordé… “Mina es mayor, una

mujer más allá de los 40 (que podría, tal vez, pasar de los 50 (…). Fifí es menor, va hacia

los 30 o acaba de pasarlos, pero podría tener 20 y aun parecer de menos”. Y con la memoria

confirmé que en la locura, habita también la piel de la grandeza.

A diferencia de Silvia Káter, Bertha Merodio y muchos más, tampoco conocí el timbre de

la voz de Carballido, ni cómo se modificó después de la parálisis facial antes de su longeva

muerte a los 82; pero desde la primera vez que escuché a Paco Marín supe que no quería

que se callara nunca, pues es remanso y fuerza al mismo tiempo. Y ahora, lo puedo

imaginar dictando el rumbo de las plumas, en la estética de la no decadencia, de la

supervivencia y la dignidad. La otra belleza.

Entonces estas líneas eran urgentes, como agradecimiento a todos quienes lo hicieron, pues

que el espectador vaya del llanto a la risa es ya difícil de lograr, y más aún hacerlo a las

once de la mañana en un escape del cotidiano.

Todas las razones se cobijan en las ganas de levantarse de la silla para subir al Stella Maris

a servirles champaña, cantar, ver el amanecer y bañar al negro Salomé con sus ojos de

bestia. Porque uno no quiere que se vayan, ni que se hundan; sino naufragar sabiendo que el

amor es un montón de cosas de las que no comprendemos nada y no tienen por qué

importarnos, y que incluso en lo sombrío del borde de la nube habita la complicidad del

equilibrio, que mira desde un ojo un color cenizo, que el otro puede ver dorado.

Orinoco es hoy, no sé si mejor o peor que hace treinta años, pero sí sé que las protagonistas

logran no tener edad y ser todas las mujeres que han roto el borde, desbordándose. Siendo

otras, familias y cariños, en equilibrios que se perciben desequilibrados; que bailan y ríen

Page 19: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo

con la misma simpleza que temen o lloran; que se reclaman y perdonan porque se saben y

se tienen. Porque son espacio que se habita y también se defiende.

Pero escribir de Orinoco sería vano sin desear que siga, que se vea y sea un pretexto. Para

resaltar la belleza del teatro que tanto ejerció Carballido, el que se aleja del ejercicio egoísta

del poeta que atormentado busca liberarse; para provocar en, y al otro. Haciendo poesía en

escena, con ellos y nosotros. Los Mares son una constante en su obra, y así, esperamos que

se vaya y vuelva siempre, que aun siendo ceniza, falte lo más hermoso todavía, de su

desgarrante optimismo bipolar.”

Mérida, Yucatán

[email protected]

Page 20: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo
Page 21: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo
Page 22: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo
Page 23: “ORINOCO” - SilviaKatersilviakater.com/wp-content/uploads/2017/05/ORINOCO-2018.pdfEl primero, Carballido, quien hace diez años hizo mutis hacia escenas más señoriales. En segundo