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AÑO IV TERCERA ÉPOCA — NÚMERO 37 ARÉVALO — JUNIO DE 2012 http://lallanura.es La XVII exposición de las Edades del Hombre que con el lema “MONA- CATUS” mostrará, hasta el 4 de no- viembre, la contribución de las órdenes monásticas al desarrollo de Europa, ha sido inaugurada el pasado día 22 de mayo por S.M. la Reina doña Sofía, acompañada por el Ministro de Cultura, don Ignacio Wert y el Presidente de la Junta de Castilla y León, don Juan Vi- cente Herrera. La exposición reúne en el Monaste- rio de San Salvador de Oña (Burgos), el mayor proyecto cultural en torno al arte sacro de Castilla y León. Supone ade- más, el impulso definitivo para dinami- zar el turismo y la economía en las co- marcas de la Bureba y las Merindades; así como contribuir a la consolidación del liderazgo y dinamización turística y cultural no solo de Oña y de Burgos, sino también de toda Castilla y León, según han indicado desde la Junta. Las Edades del Hombre se han convertido en una referencia ineludible que forta- lece la marca Castilla y León a nivel mundial. Queda pues menos de un año para que Arévalo acoja la XVIII edición de Las Edades del Hombre, de cuyo conte- nido, ubicación y lema se va a encargar la Fundación de Las Edades del Hom- bre. De la tarea de preparar las infraes- tructuras se deben encargar las adminis- traciones y el resto de los ciudadanos. Habrá cosas que por desgracia ya no dé tiempo a preparar, pero encontrar un punto de recepción de visitantes ade- cuado, adecentar y embellecer la ciudad en su conjunto, habilitar estacionamien- tos y áreas de recreo para los visitantes en número suficiente, elaborar un pro- grama de actividades culturales y de todo tipo que muestren lo que Arévalo y su comarca pueden ofrecer, entre otras, son algunas de las que podemos y debe- mos preparar. El tiempo se acaba. Tras la experiencia, que hemos com- partido, de Medina del Campo y Medi- na de Rioseco, que acogieron la mues- tra “PASSIO”, y las estimaciones para “MONACATUS” de casi medio millón de visitantes, no podemos imaginar me- nor incidencia para cuando Arévalo sea la sede de Las Edades del Hombre. Su proximidad a Madrid y las excelentes comunicaciones con casi todas las ca- pitales de la comunidad, así como la fa- cilidad para llegar desde otras comuni- dades como Galicia, Asturias o Castilla la Mancha, favorecerán sin duda el que visitantes de todas partes se acerquen hasta nuestra ciudad y comarca. Son muchos los que ya se interesan por los preparativos de tal evento. Son muchos los que estarán pendientes de lo que aquí suceda entonces. Como hemos dicho anteriormente, es enorme la re- percusión que tendrá dicho evento, que será el mayor de estas características de todo 2013. Será una ocasión única para Arévalo y su comarca de darse a cono- cer al mundo, aprovechando la marca Castilla y León y el prestigio que Las Edades del Hombre han conseguido a lo largo de todas las anteriores ediciones. No pocos desearían estar en el lugar de Arévalo. Por ello, debemos preparar- nos sin demora. Pensando fundamen- talmente en los que nos van a visitar. Imaginemos cómo quieren encontrar nuestra ciudad. Cuidar que los accesos a Arévalo tengan la mejor imagen posible, que los alrededores de los edificios y mo- numentos más emblemáticos, como el castillo, luzcan con más esplendor, que la limpieza de calles y plazas sea, por fin, una realidad. Es necesario co- menzar a trabajar en la concienciación y preparación de todos los ciudadanos, con negocios o sin ellos, de cara al evento que nos espera dentro de menos de doce meses, porque el tratamien- to que dispensen a quienes nos visiten también será importante. Y ante todo, recordar que el tiempo es cruel cuando no se aprovecha. “Monacatus” ha comenzado

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AÑO IV

TERCERA ÉPOCA — NÚMERO 37

ARÉVALO — JUNIO DE 2012

http://lallanura.es

La XVII exposición de las Edades del Hombre que con el lema “MONA-CATUS” mostrará, hasta el 4 de no-viembre, la contribución de las órdenes monásticas al desarrollo de Europa, ha sido inaugurada el pasado día 22 de mayo por S.M. la Reina doña Sofía, acompañada por el Ministro de Cultura, don Ignacio Wert y el Presidente de la Junta de Castilla y León, don Juan Vi-cente Herrera.

La exposición reúne en el Monaste-rio de San Salvador de Oña (Burgos), el mayor proyecto cultural en torno al arte sacro de Castilla y León. Supone ade-más, el impulso definitivo para dinami-zar el turismo y la economía en las co-marcas de la Bureba y las Merindades; así como contribuir a la consolidación del liderazgo y dinamización turística y cultural no solo de Oña y de Burgos, sino también de toda Castilla y León, según han indicado desde la Junta. Las Edades del Hombre se han convertido en una referencia ineludible que forta-lece la marca Castilla y León a nivel mundial.

Queda pues menos de un año para que Arévalo acoja la XVIII edición de Las Edades del Hombre, de cuyo conte-nido, ubicación y lema se va a encargar la Fundación de Las Edades del Hom-bre. De la tarea de preparar las infraes-tructuras se deben encargar las adminis-traciones y el resto de los ciudadanos.

Habrá cosas que por desgracia ya no dé tiempo a preparar, pero encontrar un punto de recepción de visitantes ade-cuado, adecentar y embellecer la ciudad en su conjunto, habilitar estacionamien-tos y áreas de recreo para los visitantes en número suficiente, elaborar un pro-grama de actividades culturales y de todo tipo que muestren lo que Arévalo y

su comarca pueden ofrecer, entre otras, son algunas de las que podemos y debe-mos preparar. El tiempo se acaba.

Tras la experiencia, que hemos com-partido, de Medina del Campo y Medi-na de Rioseco, que acogieron la mues-tra “PASSIO”, y las estimaciones para “MONACATUS” de casi medio millón de visitantes, no podemos imaginar me-nor incidencia para cuando Arévalo sea la sede de Las Edades del Hombre. Su proximidad a Madrid y las excelentes comunicaciones con casi todas las ca-pitales de la comunidad, así como la fa-cilidad para llegar desde otras comuni-dades como Galicia, Asturias o Castilla la Mancha, favorecerán sin duda el que visitantes de todas partes se acerquen hasta nuestra ciudad y comarca.

Son muchos los que ya se interesan por los preparativos de tal evento. Son muchos los que estarán pendientes de lo que aquí suceda entonces. Como hemos dicho anteriormente, es enorme la re-percusión que tendrá dicho evento, que será el mayor de estas características de

todo 2013. Será una ocasión única para Arévalo y su comarca de darse a cono-cer al mundo, aprovechando la marca Castilla y León y el prestigio que Las Edades del Hombre han conseguido a lo largo de todas las anteriores ediciones. No pocos desearían estar en el lugar de Arévalo. Por ello, debemos preparar-nos sin demora. Pensando fundamen-talmente en los que nos van a visitar. Imaginemos cómo quieren encontrar nuestra ciudad.

Cuidar que los accesos a Arévalo tengan la mejor imagen posible, que los alrededores de los edificios y mo-numentos más emblemáticos, como el castillo, luzcan con más esplendor, que la limpieza de calles y plazas sea, por fin, una realidad. Es necesario co-menzar a trabajar en la concienciación y preparación de todos los ciudadanos, con negocios o sin ellos, de cara al evento que nos espera dentro de menos de doce meses, porque el tratamien-to que dispensen a quienes nos visiten también será importante. Y ante todo, recordar que el tiempo es cruel cuando no se aprovecha.

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Hace unas semanas leí en un me-dio de comunicación que se iban a iniciar obras de reforma de la plaza del Real con vistas a la próxima ce-lebración de las Edades del Hombre. Excelente idea si se hacen las cosas como sería de desear, pues creemos que no es fácil cambiar el aspecto de una plaza de tan singular importancia. Pero –aquí está la primera preocupa-ción- ¿Qué se va a hacer con el de-rruido edificio donde nació, Eulogio Florentino Sanz? Suponemos que ha-brá que disimularlo de alguna manera porque parece imposible que se pueda hacer otra cosa y las Edades del Hom-bre en Arévalo no pueden presentarse con ese baldón que nos deshonra sin

remisión.La otra preocupación que nos afli-

ge es lo que leemos hoy, 28 de abril, en Diario de Ávila: después de tantos años desde que Arévalo fuera desig-nada Cabeza de Partido Judicial, se especula con la posibilidad de que los Juzgados de nuestra Ciudad se supriman, por no poder soportar –se dice- la carga que suponen las 22.000 personas que actualmente son atendi-das y, como siempre ocurre en otros casos, estas instituciones se irían a Ávila. ¿Se podría evitar que se consu-mara tal cosa?

Jesús Gónzalez Fernández

pág. 2 la llanura nº 37 - junio de 2012

LA LLANURA de Arévalo.Publicación editada por:

La Alhóndiga de Arévalo, asociación de Cultura y Patrimonio.

Emilio Romero, 14-B - 05200 ARÉ[email protected]

Número 37 - junio de 2012 Deposito legal: AV-85-09

Director:Fernando Gómez Muriel

Redacción:Ángel Ramón González GonzálezJosé Fabio López SanzJuan C. López Pascual Juan C. Vegas SánchezJulio Jiménez MartínJuan A. Herranz

En este número: Jesús González Fernández, Marta Sampedro Soblechero, José Manuel González Casado, Emilio Oviedo Perrino, José María Manzano Callejo, Fernando Re-tamosa Marfil.

Fotografías: Julio Pascual, David Pascual, Ángel R. González, Juan C. López y archivo de La Alhóndiga.

Diseño y maquetación: La Alhóndiga, asociación de Cultura y Patrimonio.

Imprime: Imprenta Cid

Desde Madrid: Dos preocupaciones

La persistencia de la memoria Desde hacía dos semanas la mis-

ma pesadilla me despertaba cada noche: Relojes blandos y deformes aparecían en mis sueños y una cabeza extraña me hablaba.

Primero me veía paseando por una playa desierta. El mar estaba en calma y la arena fina se pegaba en mis pies. La luz era tenue y cálida. Podía estar amaneciendo o ser la última hora de la tarde. Me sentía bien.

Después ya no estaba en la playa. El mar se veía lejos, tranquilo, como si estuviera pintado en un lienzo. El horizonte amarilleaba encima del azul añil del cielo y solo había silencio.

Sin saber cómo había llegado has-ta allí, de repente, como sucede en los sueños, me encontraba de pie al lado de una especie de tarima de hormi-gón. Un reloj grande, plano y gomoso se escurría hacía el suelo, y amenaza-ba con deshacerse y desaparecer. En la superficie, lisa y de color marrón, de esa tarima, nacía un solo árbol que estaba muerto, fosilizado. De su única rama seca colgaba, como si fuera un filete gigante y blando, otro reloj que se balanceaba en aparente equilibrio.

Yo seguía quieta. Miraba las ma-necillas de los relojes fijas en una hora que no recuerdo. Como si el tiempo se hubiera detenido en ese preciso instante, cansado quizás de avanzar.

A mi lado, en el suelo, tirada en la arena, había una especie de cabeza

enorme, deformada. Parecía una ame-ba gigante con la forma de una cara de perfil, aplastada contra la tierra por el peso de un reloj blando que se adaptaba a su forma, del mismo modo que una silla de montar se acopla al cuerpo de un caballo.

Yo seguía ahí, quieta .en medio del silencio y la cabeza empezaba a hablarme: ¿Cómo mides el tiempo? ¿Por los años cumplidos? ¿Por las horas que marcan los movimientos de las manecillas de un reloj? ¿O por lo que queda en tu memoria de los su-cesos vividos? ¿Cuál es tu respuesta? ¿Si pararas los relojes podrías detener el paso del tiempo? Al tiempo nada lo detiene. El tiempo todo lo deforma. Agotará y ablandará tu memoria y tú dejarás de existir. Luego la boca se cerraba. Una presión sostenida en la garganta me impedía responder. De nuevo todo era silencio.

Yo intentaba alejarme, ir de nuevo hacia la playa, al mar. Pero mis pier-nas estaban clavadas en el suelo. No respondían. Mi cuerpo se volvía fláci-do. Mi carne se escurría hacia la tierra y se quedaba deformada al lado de aquella cabeza con un solo ojo y con la boca mellada por una mueca que parecía el esbozo de una media sonri-sa. Sentía que el tiempo me aplastaba.

Después me despertaba.

Marta Sampedro Soblechero

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XXV aniversario de la Coral “La Moraña”. Hemos asistido, en estos días pasados, a las celebraciones de los 25 años de existencia de la Coral La Moraña. Entre las actividades realizadas destacamos la exposición XXV aniversa-rio Coral “La Moraña”, en la que hemos podido disfrutar de fotografías, recortes de prensa y otros recuerdos conservados por los componentes del grupo; duran-te los días comprendidos entre el 27 de mayo y el 10 de junio de los corrientes. De igual forma pudimos asistir el pasado 3 de junio al concierto conmemorativo del citado 25 aniversario.

Visita medioambiental del mes de mayo. El pasado 27 de mayo pu-dimos disfrutar de nuestra habitual ex-cursión medioambiental, que cada mes nos propone Luis José Martín García-Sancho.En este caso se trató de la visita a un pi-nar en el término de Aldeaseca que man-tiene una colonia de cigüeñas blancas. Después visitamos el Prado La Velasco, lugar en el que el club de golf de Aré-valo mantiene un campo para la práctica de este deporte. Terminamos finalmente en la finca particular de nuestros buenos amigos Julio y David, que nos prepara-ron una exquisita merienda campestre.

“Poemarío” 2012. Se celebró el pa-sado viernes, 8 de junio, en la Casa del Concejo de Arévalo, el segundo recital poético en torno al agua, los ríos, la na-turaleza. El acto, organizado por el Plan de Medio Ambiente de CRUZ ROJA, y con el lema “Nuestras vidas son los ríos, nuestros ríos son la vida”, contó con la participación de algunos de los Poetas Arevalenses y Morañegos y nos permitió escuchar los más hermosos versos que estos dedican a nuestros ríos, nuestras alamedas, nuestras fuentes. Una muy in-teresante iniciativa que nos permite dis-frutar de la poesía cercana e íntima de los poetas de nuestra tierra.

Curso sobre Historia del Arte. Nos informan desde El Proyecto Leal, que están programando un curso sobre Historia del Arte especialmente relacio-nado con el Mudéjar. Se impartirá los días 18, 19, 20, 25, 26 y 27 de junio. El lugar de impartición dependerá del número de alumnos y su duración será de 50 horas, 20 de teoría, 20 de tutoría y 10 horas estarán destinadas a una ex-cursión por los monumentos de nuestras comarcas que se realizará el día 30 de junio. Si estáis interesados debéis hablar con Gema lo antes posible, bien llamando al teléfono 920 20 11 94 o a través del mail: [email protected].

Música para un sueño. Organiza-do por la Asociación Cultural “Amigos de Madrigal” y la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León, tendrá lu-gar el próximo día 30 de junio, sábado, a las 21,00 horas, un concierto a cargo

del Quinteto de Metales de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Se trata de un concierto benéfico por Santa María del Castillo y se celebrará en el espacio del pórtico del Convento Extramuros de Madrigal.

Visita de la Urna de Don Bosco a Arévalo. Nos hace llegar, nuestro buen amigo Antonio Esgueva, direc-tor del Colegio Salesiano de Arévalo, la noticia de que los próximos 20 y 21 de junio habrá diversos actos en torno a la visita a este colegio arevalense de la Urna que contiene una reliquia de San Juan Bosco. A las 19,30 horas del día 20 de junio ten-drá lugar el acto de acogida y recepción de la Urna en la rotonda de Fray Juan Gil y posteriormente tendrán lugar las diversos actividades que van a realizarse en torno a este acontecimiento. Podéis recabar información más detallada en la página del Colegio Salesiano http://sa-lesianoarevalo.com

...ooOoo...

Felicitación a Laureano Gonzá-lez. Nuestro lector más longevo, Lau-reano González, cumplirá el próximo día 4 de julio 106 años de vida, ocasión que aprovechamos desde nuestra redacción para felicitarle por la celebración de su aniversario.

Suscriptor en las dos primeras etapas de “La Llanura”, sigue esperando cada día 15 de mes reencontrarse con el periódi-co. Esta felicitación la hacemos extensi-va a sus tres hijos, todos ellos miembros de la asociación de Cultura y Patrimonio “La Alhóndiga de Arévalo” editora de esta publicación.

pág. 3la llanura 37 - junio de 2012

Actualidad

REGISTRO CIVIL:Movimiento de población mayo/2012Nacimientos: niños 4 - niñas 5Matrimonios: 3Defunciones: 4

C/ Palacios de Goda, 7 (Polígono Industrial) · Arévalo

Tfno. y Fax: 920 303 254 - Móvil: 667 718 104

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Durante el pasado mes de abril y en los días que van transcurridos de mayo se ha hablado y escrito mucho sobre la reforma de los partidos judiciales, inclu-so se ha afirmado que desaparecerán los partidos judiciales de Arévalo y Piedra-híta en Ávila.

El partido judicial es la unidad terri-torial para la administración de justicia, integrada por uno o varios municipios y el partido judicial de Arévalo aparece reconocido en la Ley de 14 de octubre de 1882, adicional a la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1870.

El Consejo General del Poder Judi-cial ha aprobado una propuesta con los principios y criterios para el estableci-miento de una nueva demarcación judi-cial, esto es, para el diseño de los nuevos partidos judiciales, y dice que los nue-vos partidos judiciales deben responder a unos principios y criterios:

- Especialización. Como presupues-to inicial para una Justicia de calidad. Apuesta por una justicia titular y profe-sional: La nueva demarcación permitirá la implantación de la organización cole-giada de los Juzgados, con los servicios trabajando de forma coordinada. La Jus-ticia impartida por jueces interinos sería relegada a la excepción.

- Mismos derechos, mismos servi-cios. Las infraestructuras y las comuni-caciones actuales permiten crear parti-dos judiciales dotados de los servicios al ciudadano de similar calidad para todos los partidos judiciales.

- Tiempo y calidad del servicio. La atención al ciudadano no debe medirse en kilómetros, sino en tiempo de presta-ción del servicio público y en la calidad del servicio público.

- Proximidad. El desplazamiento desde un núcleo de población hasta la cabecera del partido judicial no podrá

exceder de 1 hora ó de 100 kilómetros de distancia a través de las comunica-ciones existentes, como límites de agru-pación. La excepción vendría justificada cuando la excesiva distancia o el tiempo empleado para el desplazamiento pueda poner en cuestión el derecho fundamen-tal.

- Eficiencia. Uso de las comunica-ciones telemáticas y las nuevas tecno-logías. El desplazamiento físico de las personas a las oficinas judiciales ha de reducirse a los supuestos estrictamente necesarios.

Según el Consejo General del Poder Judicial, con la aplicación de esos crite-rios habrá una reducción de los actua-les 431 partidos judiciales a menos de la mitad, entre 190 y 200. Se propone pasar de partidos judiciales actuales que abarcan a un máximo de 50.000 habitan-tes a otros que abarquen un máximo de 100.000 habitantes.

En la propuesta se recoge que Ávila capital pasaría a tener 6 juzgados, que comprendería el actual partido judicial de Ávila con 4 juzgados, y dos nuevos juzgados para integrar al de Arévalo y el de Piedrahíta, que desaparecerían, conti-nuando los 2 juzgados de Arenas de San Pedro.

Con esta propuesta, es muy evidente que el partido judicial de Arévalo desa-parecerá.

La desaparición del partido judicial de Arévalo rompe con los propios prin-cipios y criterios utilizados por el Con-sejo General del Poder Judicial:

- La atención y la proximidad de la justicia al ciudadano. La justicia se im-partirá más lejos (en Ávila). Habrá que hacer desplazamientos a Ávila, con la consiguiente pérdida de tiempo y ries-go en el viaje si se hace por carretera.

Tanto para los demandantes y demanda-dos como para testigos.

- La reordenación no atiende a las concretas circunstancias político-eco-nómicas de cada zona. Sabemos y es evidente que las circunstancias político económicas de la comarca de la Moraña y Tierra de Arévalo nada tienen que ver con las de Ávila, la zona de Cebreros-El Tiemblo-Las Navas del Marqués; la zona de Piedrahíta-El Barco de Ávila, etc.

- No habrá fácil acceso del ciudada-no al Juzgado.

- El partido judicial de Ávila pasaría a abarcar una población de 137.000 ha-bitantes, aproximadamente, superando los 100.000 habitantes aconsejables.

La desaparición del partido judicial de Arévalo supondrá más perjuicios que beneficios para sus habitantes y las loca-lidades que lo integran, será un paso más para la despoblación de nuestras locali-dades, dado que cada vez los servicios están más lejos, una “excusa” más para desatender el patrimonio y riqueza mo-numental de la comarca.

¿Hacia dónde vamos? ¿Qué futuro tiene el medio rural si cada vez tiene más lejos los servicios?

Ante esta situación debemos consi-derar que el concepto, la esencia misma del partido judicial está muy arraigada en la población de un determinado terri-torio perteneciente a un partido judicial. Todos hemos oído frases tales como: “Pertenezco al partido judicial de tal” o “Soy del partido judicial de cual”. Aho-ra, si desaparecen, los partidos judicia-les a instancias de la pretendida reforma planteada por el Consejo General del Poder Judicial, será un paso más en el camino al desarraigo de la población, de los ciudadanos, con respecto a su propio territorio.

Arévalo, mayo de 2.012José Manuel González Casado

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Tribuna Abierta: “La reforma de los partidos judiciales”

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Debo comenzar aclarando que cuan-do digo Arévalo en el título, lo hago para referirme no al conjunto de edi-ficios y calles, sino a la población que a lo largo de la historia la ha ocupado, y más concretamente, a esa parte de la población que la ha habitado y que de una u otra forma ha tenido capaci-dad de decisión. No toda la población que habita una ciudad decide por igual, lamentablemente. Es una parte de la misma la que decide qué cosas, hechos o personas pasan a formar parte de su Historia, la de esa ciudad, y cuáles son destinados al olvido.

Del mismo modo, debo aclarar que el término hijos, se refiere a todos aque-llos que de algún modo se consideran ciudadanos de esta ciudad. Bien por ha-ber nacido en ella o por haber venido a morar en algún momento de sus vidas a ella. Son en definitiva todos aquellos que la forman y conforman.

Por eso, cuando vemos los títulos que esta ciudad de Arévalo ostenta en su escudo, los cuales recuerdo por si acaso: muy Noble, muy Leal, muy Ilus-tre y muy Humanitaria, queda perfecta-mente claro que son títulos que se refie-ren al comportamiento de la población que a lo largo del tiempo ha vivido en ella, habiendo dado muestras suficien-tes de todos ellos a lo largo de su di-latada historia. Pero también es preciso destacar que no siempre está a la altura, y así deja en el más oscuro de los olvi-dos a algún hijo que ha destacado en su profesión, por sus obras, capacidades, méritos o simplemente personalidad y que merece figurar en el recuerdo y la memoria de Arévalo.

Por supuesto no me refiero a una cuestión de simpatías o antipatías sobre los hijos en cuestión, sino de prestigio reconocido. Resulta curioso cómo en muchas ocasiones ha sido mayor el re-conocimiento que han tenido fuera de esta ciudad, que o les vio nacer o les acogió en algún momento de sus vidas.

Siempre me ha sorprendido el aban-dono que la figura de Juan Velázquez de Cuéllar, por ejemplo, ha sufrido a lo largo de la historia. O la del escritor Julio Escobar, la del compositor y músi-co Fermín Abad Martínez, la del pintor Emilio Soubrier (autor del cuadro de Isabel II que preside el despacho de la Alcaldía del Ayuntamiento de Arévalo) o el escultor Francisco Gutiérrez Arri-bas, autor de la fuente de Cibeles y de las Virtudes Cardinales de la Puerta de Alcalá, ambas en Madrid, que aunque

nacido en San Vicente de Arévalo resi-dió durante un largo periodo en Aréva-lo, y tantos otros que han desaparecido de la memoria colectiva.

Mi lista no pretende ser exhaustiva, todo lo contrario. Se trata de abrir la memoria y el recuerdo de todos y cada uno de los hijos de Arévalo, de los ac-tuales, y que recuerden a aquellos que hemos olvidado por una u otra razón. Recuperar su obra y su existencia para incorporarles al lugar que se merecen. Porque hay casos que pueden provocar cierto desacuerdo, no tanto en cuanto a los méritos de la persona en cuestión, sino por las connotaciones que alrede-dor de su vida y su obra se produjeron. Mal haríamos, si no somos capaces de reconocer las capacidades profesiona-les de determinadas personas por las cuestiones sociopolíticas que envolvie-ron su vida, y a mi memoria viene el nombre de Daniel González Linacero, maestro y pedagogo de gran prestigio.

Porque debemos reconocer que so-mos, en buena medida, víctimas del tiempo que nos toca vivir, sin que po-damos hacer nada para evitarlo. Y voy a poner un claro ejemplo de ello. El edi-ficio que hoy forma parte del Colegio Público la Moraña, sí ese, el edificio viejo, allá por los años que yo cursa-ba la E.G.B. se llamaba Grupo Escolar Onésimo Redondo, y ese mismo edi-ficio cuando fue construido recibió el nombre de Escuela Graduada Francisco Barnés Salinas, que por entonces era quien ocupaba la cartera del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, cuyo hermano Domingo también ocupó el mismo ministerio años más tarde y ambos pertenecieron a la ILE (Institu-ción Libre de Enseñanza), a cuya me-moria se dedicó una placa en uno de los colegios de Lorca. Como se puede ver, el mismo edificio y muy diferentes cir-cunstancias sociopolíticas. Este edificio en concreto, trae a mi memoria el nom-bre de un maestro que dejó en mí un re-cuerdo imborrable, don Manuel Sotillo.

Y por supuesto, no me estoy refi-riendo a llenar las calles de la ciudad con placas con sus nombres, que luego cambian los tiempos y son sustituidas sin pudor en muchos casos, como ocu-rrió con Mamerto Pérez Serrano, alum-no destacado de don Miguel de Unamu-no y cuya placa, que daba nombre a una calle, desapareció sin más ni más y ese recuerdo quedó borrado y esa calle se incorporó a la que hoy llamamos calle Larga, desde entonces más larga; o con

Fabián Francisco García-Fanjul Fer-nández, a quien, por voluntad popular se le otorgaron honores el 27 de mar-zo de 1.898, y cuya placa, la que daba nombre a una calle de Arévalo en su ho-nor, fue retirada tal vez por confusión, por negligencia, por ignorancia, por maldad, pero en cualquier caso sin vo-luntad popular. O esa placa que recor-daba el lugar de nacimiento de Emilio Romero Gómez, que fue retirada para adecentar una fachada y nunca más ha vuelto a su lugar en la pared.

Me refiero a recuperarlos para la me-moria colectiva de la ciudad. Mediante la publicación de sus obras o del fruto de su trabajo, facilitando y promovien-do la realización de estudios universita-rios sobre ellos y su labor profesional, la celebración de jornadas sobre sus trabajos o sus personas, o con la procla-mación pública de reconocimiento a su obra, a su vida.

Hablo por ejemplo, de que en la casa consistorial, en lugar destacado, figure para ilustración general de los ciudada-nos, la relación de nombres de aquellos que han ocupado la Alcaldía a lo largo de la historia de la ciudad. Que ellos, que han ocupado el puesto del primer ciudadano, pues así veo la figura del Alcalde, regresen y permanezcan en la memoria colectiva.

Me refiero a que se fomente entre los alumnos universitarios, hijos de esta ciudad, la práctica de realizar trabajos y estudios universitarios sobre personajes destacados de la misma, sobre su obra, y que estos trabajos se hagan público patrimonio de Arévalo.

Puede que todos estos pensamientos sean porque soy un romántico, influen-ciado tal vez por otro romántico espa-ñol, ese hijo de Arévalo que recibió el nombre de Eulogio Florentino Sanz y Sánchez.

Fabio López

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Arévalo y algunos de sus hijos

Daniel González Linacero, su esposa Palmira Perotas y su cuñada Electa. Cortesía de María Paz González Perotas

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pág. 6

Era una forma de acercarse al mundo exterior, fuera del entorno familiar, que surgía al paso de uno a medida que iba creciendo y haciéndose mayor. Los ni-ños de aquel tiempo nos relacionábamos con la naturaleza con un fin instrumen-tal y prolongando los comportamientos aprendidos de los mayores, es decir, con lo primero que nos encontrábamos era con la caza, un medio de aportar a la dieta habitual un alimento más y que era casi gratis: Liebres, conejos, perdi-ces, palomas, tórtolas, codornices, eran los elementos que con más frecuencia y habitualidad nutrían los morrales de los cazadores, alguna que otra chocha perdiz o algún sisón o asisón. Todo lo demás, como tordos etc. no pagaba el tiro, como se decía por aquellos tiempos.

Los primeros recuerdos de caza que tengo los relaciono con la caza de la co-dorniz en la media veda, con mi amigo Juanjo Gómez y yo haciendo de perros para su padre, Juan José, muerto prema-turamente el hombre. Íbamos por los tri-gales del Lugarejo, aún con las mieses sin segar y una perra setter blanca y ne-gra que a mitad de la mañana se asfixia-ba por el calor, pero que a primera hora cazaba a las mil maravillas, codornices a postura de perro y nosotros, chavales de doce o trece años, observando la jugada y viendo cómo evolucionaba el animal y se quedaba puesto con una o dos pa-tas levantadas y el resto del cuerpo en tensión. O, siendo ya más mayores, por las tierras de La Olmedilla, en el térmi-no de Palacios de Goda, donde teníamos localizado, por regla general, el bando de perdices, no obstante lo cual, eso no era ninguna garantía de éxito, pues las perdi-ces apeonaban y se corrían de lugar antes de poder levantarlas, o se metían en las tierras sembradas de remolacha donde no podíamos pisar.

Siempre hubo afición a la caza en Arévalo, y a la pesca también. A la caza en sus diversas modalidades, tenías a gente que en los tórridos meses de ve-rano cogía pollos de perdiz a la carrera (Domingo el pollito, por ejemplo, yo no sé si el mote le viene de esto) que luego veías en jaulas a la puerta del Bar Rol-dán, donde Pepe tenía un negocio de venta de machos de perdiz, usados por los señoritos andaluces propietarios de grandes fincas que los compraban para la caza a reclamo; un asesinato como otro cualquiera, pues las tontorronas de las hembras acudían en tiempo del celo a los llamados del apuesto doncel enjaulado.

Siempre hubo cazadores de tronío como mi amigo Sandalio, que se cono-cía el perdedero de todas las liebres de la comarca y de los limítrofes pueblos de la provincia de Segovia y su hermano Pe-rico el Cojo, que las mataba en la cama si se distraían y no salían corriendo, sin ninguna compasión ante el indefenso y dormido animal. Cazaban también el Chivi y su hermano Segundo Bragado, y Evencio el fotógrafo, y Marcelo el de las cajas de los muertos, al que recuerdo en una fría mañana de enero con una he-lada fenomenal y con una bufanda gris muy larga que tremolaba al viento y que le hacía parecer un ánima del purgatorio con las que él, por oficio, estaba fami-liarizado.

Cazaba también Pepe Redondo y su hijo Anselmo, y Benito El Mono, todo un templo de sabiduría proletaria, ade-más de una excelente persona.

Cazaba también Jesús el de El Al-macén, el Nene, que tenía una escopeta marca Víctor Sarasqueta con expulsores, y su hermano Antoñito menos. Pescaba más que cazaba José el Guardín, y el que un día sería su suegro, Manolo Telilla.

Manolo era un caso especial ya que más que cazador yo diría que era una es-pecie de ornitólogo aficionado, y un pio-nero de su tiempo; menos científico que Luis José Martín García-Sancho, pero un tremendo conocedor de los pájaros y un hombre respetuoso con las aves a las que se dedicaba parte de la temporada y a las que conocía por el nombre, bien popular, bien científico. Con él íbamos, llegados los calores de verano, a enva-retar a la Verguería o a unas cuestas que había antes de llegar a Párraces. Por re-gla general íbamos a jilgueros que eran los más numerosos, mucho más que los pardillos, aunque éstos, según Manolo, tenían el canto más fino y armonioso. La técnica consistía en llevar unas varetas que se colocaban en un arbusto, general-mente un espino previamente prepara-do, del cual solo sobresalían las varetas que colocaba untadas de liga, una goma blanca y pegajosa, y nos guardábamos, con los reclamos de la misma especie, tras cualquier desnivel del terreno pero divisando las varetas. Al cabo de un rato nuestros pájaros, desde su jaula, empe-zaban a llamar con sus cantos a los con-géneres que acudían y se posaban en las varetas, teóricamente la posición mejor y más alta, para ver quién clamaba en el desierto encontrándose con las sorpresa de verse enganchados con la liga que les pegaba a las patas y, a veces, hasta a las alas si el pájaro se agitaba mucho.

Manolo, y su hermano Pancho eran artesanos maestros en hacer jaulas para pájaros. Hacían jaulas para pollos de perdiz, de forma de media caña y sin esquinas y una tela de lona en el techo para que el pollo no sufriese en los saltos que pegaba al estar enjaulado, al igual que las de las calandrias, más propensas aún a los saltos que las propias perdices; jaulas para jilgueros, de barrotes más estrechos; para úbanos, una especie de verderones más pequeños, los cuales se distinguían por tener el macho una “boi-na” de color negro en la cabeza, hasta para canarios con tres palos y columpio incluido, todas ellas artesanales y hechas a mano, con su puerta que tenía un mue-lle que abría para fuera.

Manolo era viudo y Pancho era solte-ro y tenían una hermana, Consuelito, que les ayudó a cuidar a las hijas del primero, Chelo y Blanca. Tenían también un pri-mo, Arturito Tarta Loba, que tenía unas tremendas orejas de soplillo y venía de Asturias a cazar la media veda y a pes-car la bermejuela en el Adaja y el barbo en el Duero. Arturo, como buen asturia-no, era aficionado a la privanza, y sobre todo en las épocas de pesca solía llegar al río alumbrado. Aún recuerdo la anéc-dota que se contaba de un día que habían parado en Rueda a almorzar y después de la ingesta, algo perjudicado dijo a voces dirigiéndose a los parroquianos: “Calculo yo que todos los aquí presentes son unos hijos de la gran chingada” pro-vocando que se levantase un tipo, alto y fornido que le increpó: “Oiga usted, maestro, qué dice usted”; contestando Arturito: “Pues entonces habré calcula-do mal”.

Emilio Oviedo Perrino

Caza y pesca

la llanura nº 37 - junio de 2012

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Según el diccionario de la Real Aca-demia Española (DRAE) el miedo es la “perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario”. El vocablo procede del latín metus, que tie-ne significado análogo. El diccionario ideológico de Julio Casares establece al-gunos términos asociados, como temor, recelo, aprensión, canguelo, espanto, pa-vor, terror, horror, fobia, susto, alarma, peligro o pánico.

En Psicología el miedo es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagrada-ble, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción prima-ria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta tanto en los animales como en el ser hu-mano. La máxima expresión del miedo es el terror.

Ya en los textos sagrados se habla del temor desde los albores de la vida. Así en el Génesis 9, 2:”… Y vues-tro temor y vuestro pavor será sobre todo animal de la tierra y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se moverá en la tierra y en todos los peces del mar. En el Levítico 26, 16: “… Yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura que consuman los ojos y atormenten el alma…”. En Isaías 8, 13: “:… A Jeho-vá de los ejércitos, a él santificad: sea él vuestro temor y él sea vuestro miedo…”. En esto coinciden el punto de vista reli-gioso y el científico, pues, para el bió-logo, el miedo no es, ni más ni menos, que la emoción con que se acusan, en los niveles superiores del reino animal, los fenómenos de parálisis o detención del curso vital que se observan hasta en los más sencillos seres vivos unicelula-res, cuando se ven sometidos a bruscos o desproporcionados cambios en sus con-diciones ambientales de existencia. Sus orígenes en la vida individual humana se

dan ya en el feto, el cual a los 3 meses es, ya capaz de responder a estímulos eléctricos, mecánicos y térmicos, de in-tensidad dolorosa, mediante una brusca contracción, seguida de la paralización de sus movimientos durante un período de varios segundos o de varios minu-tos, según los casos. Esta detención del curso vital no parece, tener aún carácter preventivo, sino que, con toda probabi-lidad, resulta de una inhibición refleja, directamente provocada por la llegada, a los centros nerviosos, de la onda de ex-citación anormal, puesta en marcha en el sitio de aplicación de los estímulos dolo-rosos (golpe, descarga eléctrica, etc...).

En el recién nacido esa reac-ción de contracción que hemos relatado en el feto se hace mucho más evidente. Efectivamente, si tomamos un neonato entre nuestras manos, lo suspendemos en el aire y lo dejamos caer un par de palmos, recogiéndolo nuevamente en ellas, podremos observar no solamente la misma brusca y general contracción de su musculatura, que le hace retomar su curvatura y flexión fetal, sino que los fenómenos de parálisis o disminución de las manifestaciones vitales subsiguientes se harán mucho más evidentes que en el feto: su corazón se habrá detenido uno o más segundos, al igual que su respi-ración, para reemprender su marcha dé-bilmente, primero, y en forma acelerada, después. Una palidez llamativa habrá sustituido en su cara a la rubicundez an-terior y si en ese momento pudiésemos pincharle un brazo o una pierna no pro-vocaríamos la salida de sangre, pues una brusca contracción de los vasomotores ha casi detenido la circulación periférica.

Durante la infancia los miedos son muy frecuentes, de modo que práctica-mente todos los niños refieren al menos un temor importante. Entre el 30% y el 50% de los niños presentan uno o varios miedos intensos. Aparecen diferencias de género y edad, encontrándose que las

niñas puntúan por encima de los niños en los test o inventarios de miedo, de la misma manera que los niños de ambos sexos obtienen puntuaciones superiores a los adolescentes. Los estudios longitu-dinales ponen de manifiesto los cambios evolutivos en este terreno. Durante el primer año son más frecuentes los mie-dos relacionados con estímulos intensos o desconocidos, como ruidos fuertes y personas extrañas. Hasta los seis años son comunes los temores relacionados con animales, tormentas, oscuridad, se-res fantásticos como brujas o fantasmas, catástrofes y separación de los padres. A partir de los seis años aparece el miedo al daño físico, al ridículo y, algo más tarde, a las enfermedades y accidentes, al bajo rendimiento escolar y a las discusiones entre los padres. De los 12 a los 18 años predominan los miedos que tienen que ver con las relaciones interpersonales y la pérdida de la autoestima. En general, los miedos físicos (animales, tormentas, daño, etc.,) disminuyen, mientras que se acentúan los miedos sociales (ridículo, rechazo, hablar en público, etc.). Espe-cial mención me merece, lo que la psi-cología americana, representada por Dan Kiley ha denominado Síndrome de Peter Pan. Es el miedo a hacerse mayor, a de-jar de ser niño. A comprometerse con las responsabilidades que se espera que se vayan asumiendo progresivamente con el paso de la adolescencia a la juventud y a la edad madura. Usualmente estas personas parecen ser seguras de sí mis-mas e incluso arrogantes; sin embargo, esto es solo una coraza para ocultar sus verdaderas inseguridades e indecisiones. Se esconden detrás de excusas o menti-ras en aras de disimular su incapacidad para crecer; suelen hablar de fantásticos proyectos, negocios increíbles, grandes aventuras amorosas… (continuará)

José María Manzano CallejoProfesor Asociado de

Psiquiatría. UCM Madrid

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La vivencia del miedo. Orígenes y evolución (I)

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El tercer día de la semana es mer-cado en Arévalo. ”Mercadillo” lo llaman los lugareños o “los baratillos” es otra denominación muy popular para referir-se al lugar donde es obligado acudir, para ver, curiosear, hablar, e incluso comprar.

Tradicionalmente, los martes de Aré-valo eran cita obligada para los morado-res de la comarca, donde agricultores y ganaderos negociaban y acordaban sus transacciones, realizaban las compras necesarias para sus haciendas, y cómo no, dedicaban algo de tiempo a solazar-se. Aunque tiempos y modos han cam-biado, aún hoy quedan restos de aquellos comportamientos que los arevalenses y morañegos en general, siguen cultivan-do hoy.

Visitar cualquier martes los “ba-ratillos” es una experiencia que nadie debería perderse; es un foro de encuen-tro genuinamente popular, en el que se mezclan gentes de diferente condición y procedencia, donde se charla, comer-cia, comenta e intercambia información sobre los acontecidos locales recientes y en general como conversación recurren-te, de lo mal que está la vida y el tiempo reinante. En fin, es un buen sitio para to-mar el pulso a la ciudad.

Cuando llegamos al Parque Vellan-do, lugar en el que está enclavado, per-cibimos una sensación caótica del lugar. Puestos de venta con colores y tamaños diferentes, que colocados de forma arbi-traria, huyen del aburrido sistema temá-tico de exposición del Corte Inglés. En el suelo, cajas de cartón esparcidas que contienen las mercaderías para la venta al mismo tiempo que sirven de impro-visado almacén del tendero. Vehículos, ¡una tanda de ellos! Son elementos multiusos, sirven unas veces de oficina, otras de salón o de dormitorio llegado el caso, en no pocas ocasiones ofrecen refugio cuando llueve o son probadores improvisados para clientes. Contribuye también a la aparente anarquía reinante, el público asistente; gentes corrientes y sencillas entre las que sin duda se camu-flan algunos pícaros buscavidas, que van y vienen de un lado hacia otro sin orden ni concierto.

El bullicio del gentío nos rodea. Si prestamos un poco de atención y escu-driñamos los sonidos que en el viento se alojan, intuiremos las secretas conversa-ciones de madres e hijas que juntas acu-den a comprar, que se mezclan con las voces del tendero que grita sus mule-

tillas comerciales, - “¡¡graaaciassss mi viida!!”, “¡¡que - bo-ni –to - lo- que - te lle -vaaas - mi - niiiñaaa¡¡”- , para agra-decer las compras al respetable y ejercer de reclamo para el próximo comprador. Nos llegará también el rumor de la char-la del amigo que se interesa por la salud de algún conocido, cuchicheando en voz baja la gravedad del asunto, junto con otras desgracias y vicisitudes que acon-tecen en la vida cotidiana. En el cruce de dos calles, dificultando el paso, un grupo de viejos rememora los siempre duros tiempos pasados, cargados de nostalgia y añorando la esplendidez de la perdi-da juventud. Cercanos a aquellos, como salidos de un comic, subrayando el salto generacional próximo y al mismo tiem-po ¡tan lejos! jóvenes vestidos de negro, con tatuajes, pendientes y peinados im-posibles, pululan buscando, quizás, algo extravagante que reafirme su identidad.

Es posible que en este revoltijo nos encontremos con alguien cercano, o ami-gos de juventud a los que no veíamos desde años atrás, con los que sin duda mantendremos una agradable, emocio-nada y pausada conversación que nos reconfortará y conciliará con nuestros semejantes. Mientras esto sucede, la concurrencia, ajena a nuestra íntima ale-gría, se agolpa ante los puestos, pregun-tan precios, tallas, colores, si se puede o no descambiar el próximo día, tocan y revuelven la mercancía, se piden opinión sobre la compra unas mujeres a otras, al final se regatea, mejor dicho, ¡creen que regatean! a estos sabios ambulantes de la vida, hasta llegar por fin, al término del negocio. Los hombres que acompañan callan, aceptan el trato, y cargan con las bolsas repletas de compras.

Este aparente sindiós que hemos descubierto desde la llegada, en realidad no es así. Existe cierto desorden, sí, pero ordenado, o vicever-sa, lo cual viene bien, hace que el paseo por este provisional escenario callejero rompa la monotonía visual, haciéndonos saltar de un puesto a otro para curiosear las mercaderías que salen a nuestro en-cuentro en este de-corado improvisado: Aquí, zapatos, de todas las tallas, mo-delos y colores; allí,

artesanía del oriente y de países leja-nos que evocan cuentos de infancia que transcurrían en la fabulosa y enigmática Bagdag; más allá, marroquinería ofreci-da por subsaharianos que junto con los éxitos musicales de su “top manta” ob-tienen unos dineros para mal sobrevivir. Acullá, como todo mercado errabundo que se precie, no pueden faltar las firmas de “marca”, para pijos pobres, un poco más lejos capta la atención otra parada que comercia con ropa interior, la deno-minaremos la tienda de “las braguitas voceadas”, - ¡Tres por cinco euroossss guapaaasss¡- canta la vendedora gita-na tratando de atraer la atención de los curiosos. En otro puesto, perfectamente alineadas, cual piernas de grupo de bai-ladoras de Cancán en el Moulin Rou-ge, piernas de maniquíes vestidas con medias para señoras que muestran una gama de colores digna del mismo Andy Warhol. En otro lugar, frutas y verduras, espectacularmente colocadas, naranjas, fresas, plátanos canarios junto a los no menos afamados tomates del pueblo de Martin Muñoz, rojos y carnosos, manza-nas verdes, manzanas rojas que brillan como recién enceradas, relucientes pi-mientos, lechugas del terreno y un sin-fín de delicias humildes que nos incitan a degustarlas pecaminosamente al igual que sucedió con aquella manzana ofre-cida por la serpiente maligna a nuestra primera y pecadora madre, la cual dicho sea de paso nos libró del aburrimiento. No me resisto, sigo el ejemplo de mi an-tepasada, tomo una manzana, instintiva-mente la froto contra la manga, la acerco a mi boca, cierro los ojos y mordiéndola despacio saboreo su intenso sabor dulce en el que funde, en una sola sensación, todas los atractivos concentrados en este lugar en una mañana de martes, pero no de un lugar cualquiera, ni de una mañana común, tampoco de un martes corriente, sino en un lugar concreto, durante una mañana especial de un martes arevalen-se.

Fernando Retamosa Marfil

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Mil y una formas de vivir Arévalo.Martes, mercado.

Mercadillo de los martes en la época en que éste se hacía en el entorno de la plaza de la Villa. (Del libro El Castillo de Arévalo)

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El pueblo de Martín Muñoz, actual-mente de la provincia y diócesis de Se-govia, perteneció hasta mitad del siglo XX a la diócesis de Ávila y estaba en-cuadrado en el arcedianato de Arévalo, ya desde sus más remotos orígenes me-dievales. Tiene su origen, como la ma-yoría de las localidades de su entorno, a finales del siglo XI, en el periodo de la repoblación de estas tierras castellanas, al sur del Duero. El apellido de su fun-dador lleva a pensar a los historiadores que sería de origen burgalés y la abun-dancia de este topónimo “Muñoz” en la comarca les hace pensar a algunos, que la repoblación se haría entre un conjunto de familias con cierto parentesco, tal vez para protegerse a la hora de iniciar esta aventura en un territorio desconocido.

Historiadores antiguos relacionan el nombre de Martín Muñoz con el de un noble burgalés, casado con una noble segoviana, Jimena Bezudo, y que de su prole vendrían otros “Muñoz”, que fundarían algunos pueblos próximos. Incluso otros lo quieren asimilar con el “Martín Muñoz” del Cantar del Mio Cid, “el vasallo que en tan buen punto nació”. No creo que sea necesario forzar tanto a la historia, pues en la misma provincia de Segovia, hay varias localidades con el mismo nombre y todas se atribuyen la misma leyenda.

En el año 1250, el pueblo de Martín Muñoz contaba ya con unos 360 habi-tantes, el núcleo más poblado de todo el

arcedianato de Arévalo, a excepción de Madrigal, Rágama y Sinlabajos, además de la propia villa. En el año 1587 conta-ba con unos 3000 habitantes. En el 1752 desciende a 1200. En el año 1850 cuenta con 879. En el año 1950 sube hasta 1500 y actualmente tiene un censo de 373.

Como datos curiosos y de interés histórico y demográfico resaltamos los siguientes: En el año 1752 había en la vi-lla de Martin Muñoz de las Posada, en el convento franciscano de Corpus Christi, un total de 26 frailes, y al servicio de la parroquia y diferentes capellanías, un to-tal de 14 clérigos seculares. En ese mis-mo año consta la existencia de “un pozo de nieve” de propiedad municipal que rentaba al año 100 reales. Los pozos de nieve abundaban por todo el país; has-ta allí se acarreaba la nieve, se prensaba hasta convertirla en hielo y luego se uti-lizaba sobre todo con fines terapéuticos. También el Concejo era propietario, en parte, del molino de la “Irvienza” , jun-to al rio Voltoya, por el cual recibía una renta anual de 2.683 maravedíes.

En el capítulo de despoblados con-viene anotar la presencia de “La Irvien-za” y “El Espino”, aldeas que ya existían en el año 1247, pero que en el año 1752 ya aparecen como despoblados y agre-gados a la villa de Martín Muñoz. El despoblado de Navalperal del Campo, situado al norte, mantuvo una más larga existencia, pues, aunque su origen es de la misma época que los dos anteriores, tuvo una vida más larga, que llega hasta finales del siglo XVII o principios del XVIII. Este despoblado, en lo referente a la jurisdicción civil, se agregó al térmi-no de Montuenga, por estar encuadrado en la Tierra de Arévalo; en lo relativo a la jurisdicción eclesiástica, dependía de Martin Muñoz, por lo que su patrimonio artístico y religioso quedaría guardado en la parroquia de Martín Muñoz.

El plano de este pueblo presenta un claro perfil longitudinal, Norte-Sur, si-guiendo el trazado del antiguo camino

que iba desde Madrid hasta Asturias, pasando por Olmedo, Valladolid y León. En nuestra comarca y en todo el Valle del Duero, en general, es muy frecuente esta orientación, que viene condicionada por factores geográficos y factores históri-cos. Los cursos de nuestros ríos, afluen-tes del Duero, sirven de guía a nuestros caminos tradicionales y, por otra parte, la historia de la Reconquista es una lar-ga marcha del Norte hacia el Sur que se prolonga después en las relaciones polí-ticas y comerciales entre las ciudades al sur del Sistema Central (Toledo, Madrid) con las ciudades al norte (Valladolid, Burgos, León).

Estos pueblos “camineros” eran tran-sitados con mucha frecuencia por vian-dantes de todo tipo y condición y ade-más era el paso obligado de transportes y mercancías. No es de extrañar que en el año 1752, en el famoso Catastro de En-senada, hubiera censados en este pueblo nada menos que cinco carreteros de la Cabaña Real, con un total de 95 bueyes. Esto explica además el sobrenombre “de las Posadas”, pues no solo era lugar de paso sino también de estancia y pernoc-tación.

Dentro de este plano urbanístico de marcada tendencia longitudinal y de ca-lles estrechas y apretadas observamos una notable excepción al llegar a su plaza. Es esta plaza porticada una de las más amplias y mejor conservadas de to-dos los pueblos de la comarca. Allí se ce-lebraba anualmente una feria de ganados y productos del campo que comenzaba el 17 de Septiembre y duraba hasta el día 29. Un gran escenario para un encuentro festivo y de gran importancia económi-ca para los pueblos próximos. Como las grandes ferias de Castilla, se celebraba a finales del verano, después de la reco-lección, para intercambiar productos y reponer los ganados necesarios para la próxima sementera.

Ángel Ramón González

Martín Muñoz de las Posadas (Primera parte)

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A LA CORAL “LA MORAÑA”

Bellas canciones cantáis cada díacon entusiasmo, ganas y tesón,cada nota sale del corazóny os enciende una chispa de alegría.

Que no pasaba el tiempo parecía:cinco lustros pasaron de rondóny seguís con una gran ilusióncantando con salero y armonía.

Cinco lustros dan para muchas cosas:conciertos, discos, viajes, ilusiones,misas, ensayos, ritmo y melodía.

Como si fuera un manojo de rosasen recuerdo de tantas emocionesos quiero dedicar esta poesía.

María Jesús Eleta Salazar

Nuestros poetas

ARÉVALO

Arévalo es el pueblo que más quiero,así lo digo y a nadie hiero.Me gustan mucho sus paisajesy de importancia los Cinco Linajes.Mención especial a las cigüeñasque de las iglesias son sus dueñas.Cuando veo su castillo, de su gran torre me maravillo.Tiene una estatua de Isabel la Católica bien hermosay espero que nadie diga otra cosa.Caminando por la plaza de la Villa disfruto como cualquier chiquilla.También está la plaza del Real;cuando subo al templete y me pongo a jugaral final no quiero bajar.Para poner un buen colofónno se vayan sin tomar el mejor tostón.Por eso quiero que comprendáis que Arévalo es mejor de lo que imagináis.

Elena Clavo Martín. 11 años.

DEL MISTERIO NATURAL

Del misterio natural y espontáneome hablaron las cosas...

Del fresco arroyo,el murmullo del agua que escapaba entre espadañas.

Del trino del mirloel fresno y el álamoque le cobijan en sus ramas.

De la hoja rendida,la brisa tempranaque de la rama al suelo la columpiaba.

De la tarde que declina,el sol que se entregay se recuesta en la alomada.

Del misterio natural y espontáneome hablaron las cosas...¡Era Dios que el primer versome regalaba!

Segundo Bragado

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En la primera quincena de junio mu-chos medios de comunicación han pre-sentado informes de Cáritas Nacional o Diocesana. Esto es así porque el día del Corpus se celebra el día Nacional de Ca-ridad y cada grupo de Cáritas informa de los proyectos desarrollados.

Cáritas es el servicio organizado de la caridad en la Iglesia. Hablar de Cáritas es hablar de una doble realidad: es hablar de pobreza en sus distintas manifestacio-nes y de un grupo de personas de Iglesia que pretende ayudar a paliar las conse-cuencias de la pobreza.

La ayuda que Cáritas Parroquial de Arévalo ha proporcionado, durante el año 2011, a las familias en situación de necesidad se ha centrado fundamental-mente en alimentos de primera necesi-dad y ropa. En algunos casos puntuales se ha ayudado económicamente para saldar deudas contraídas por rentas de casas, hipotecas, facturas de luz y otros.

Los alimentos que se han distribui-do provienen de Cruz Roja, de la Cam-paña “Operación Kilo”, que se hace en Navidad en los colegios de la ciudad y en algunos pueblos, y, cuando es nece-sario, se compran. La ropa se obtiene de donaciones de particulares. Los medios económicos llegan de las colectas espe-cíficas que se hacen en la parroquia, de donativos de la gente, de la Tómbola de

la Caridad y de las aportaciones de un grupo de socios que abonan periódica-mente una cantidad.

Organizar la ayuda a las familias que lo solicitan es tarea de un grupo de vo-luntarios que dedican parte de su tiem-po a atender a quienes solicitan ayuda, a estudiar los casos de las personas que solicitan esa ayuda, a seleccionar y orga-nizar la ropa que se recibe, y a distribuir la ropa y los alimentos de la forma más adecuada posible. El grupo de volunta-rios atiende los martes de 9 a 11 de la mañana y de 5 a 7 de la tarde en la casa que está junto a la iglesia de El Salvador.

El número de familias a las que se ha atendido en el año 2011 ha sido de 167. De ellas 153 viven en Arévalo y 14 en pueblos de la zona.

Durante el año se han repartido 26 to-neladas de alimentos, de los que 9 tone-ladas nos han llegado de Cruz Roja por medio de la Concejalía de Acción Social del Ayuntamiento, con la colaboración

de Protección Civil. Casi 3 toneladas provienen de las campañas realizadas en Navidad. Para las 14 restantes se ha dedicado parte de la ayuda económica recibida.

La ayuda económica directa ascien-de a 6.200 Euros y su destino va desde ayuda para libros, becas de comedor, ayuda a transeúntes, ayuda a familias que pasan por una situación especial. La cantidad total invertida asciende a 17.000 Euros

De las familias atendidas, más de una tercera parte son inmigrantes, otra terce-ra parte son familias que siempre han tenido un bajo poder adquisitivo, y unas 50 familias, que, hasta hace poco tiem-po, vivían dignamente de su trabajo y a las que la situación económica actual ha trastocado sus previsiones económicas y no disponen de medios suficientes para hacer frente a la situación.

Cáritas Parroquial de Arévalo actúa en colaboración con los servicios socia-les de la Diputación Provincial en Aré-valo (CEAS).

Informe de Cáritas Parroquialla llanura nº 37 - junio de 2012

AGENDA DE ACTIVIDADESCine-Teatro “Castilla”

Concierto de fin de curso de la Escuela Municipal de Mú-sica. Con la participación de alumnos, profesores y la Banda Municipal de Música.Viernes, día 22 de Junio de 2012 a las 22,00 horas.

Representación teatral: “LOCA MENTE”Compañía: EL CIRCULO, de ArévaloViernes, día 29 de Junio de 2012 a las 22,00 horas.

Convento Extramuros en Madrigal de las Altas Torres.Concierto Benéfico por Santa María del CastilloQuinteto de metales de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León.Sábado 30 de junio de 2012, a las 21,00 horas.Organizan. Asociación Cultural “Amigos de Madrigal” y Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León.

Arevalorum, Museo de historia de Arévalo Exposiciones Fotográficas: Del 1 al 14 de junio de 2012: “CASTILLA Y LEÓN EN

LOS FONDOS FOTOGRÁFICOS DEL INSTITUT AMATLLER D’ART HISPÀNIC”.

Del 15 al 30 de junio de 2012: “ÁNGEL QUINTAS”. Foto-grafías, 1950-1970”

Viernes y sábados de 12,00 a 14,00 y de 18,00 a 20,00 horas. Domingos de 12,00 a 14,00 horas

Diputación de Ávila - Consejo Provincial de Tu-rismoJornada de Turismo: “La Moraña”. Dirigida a Ayuntamien-tos y empresarios del sector turístico de la Moraña. (Jornada de capitalización y difusión dirigida a las Pymes del sector turístico de la zona.)Lunes, día 18 de junio a las 10:00 horas, en la Casa del Con-cejo de Arévalo, Plaza del Real, 20.

Colegio Salesiano “San Juan Bosco) de ArévaloVisita de la Urna de don Bosco. A lo largo del mes de Junio se van a realizar diferentes actividades para preparar la visita de la reliquia de la Urna a Arévalo.El día 20 de junio a las 19,30 tendrá lugar la acogida y recep-ción de la Urna en la rotonda de Fray Juan Gil.

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Arévalo tradicional:la Fiesta de La Lugareja

Tarde azul. El nervio arevalense —casticismo, juventud, tradicionalis-mo— se pone un reguero rojo sobre el pecho —la corbata del cofrade—; corona la vara blanca con el escudo de «La Lugareja», sonríe satisfecho y sale a la calle. Voltean las campanas de las Bernardas monjiles. Y la Cofra-día de Nuestra Señora de la Asunción empieza a hacer un derroche de cohe-tes —secos estampidos y estrellitas voladoras— hacia la inmensidad.

Dice el tambor:—Tara-ta-tara — tara-ta-tara...

Y dice la gaitilla:—Piri-pi-piri—, piri-pi-piri...

Gritan los chiquillos. Ríen las mu-jeres, Todo Arévalo siente una alegría ejemplar de primavera, alegría de pre-sentimiento, y de emoción...

La Cofradía va hacia el Lugarejo —caserío alto a los pies de Roma en Castilla— en busca de la Virgen aisla-da y paciente, huésped de Arévalo una vez al año...

Y llega el domingo —hoy— y la Cofradía —bello cuadro de «Las Lan-zas» Velazqueñas sin pico y con escu-do— llena el ex palacio de don Juan II, ante la imagen bella y angustiada de la Madre.

Cantan las monjas su fervor. Y las dos Madres —del Dolor y del Amor— lloran y sonríen en bella mezcla de maternidad.

Y por la tarde, la Virgen flota sobre la prosa, como un bello verso de flores y cosechas. Y los cofrades la escoltan. Y la gaitilla y el tamboril ríen. Y los cohetes estallan cerca de la ilusión. Y las mujeres se visten de mayo. Y los hombres rebosan de optimismo. Y los niños corren contentos. Y los viejos lloran recordando…

Arriba —a los pies de Roma en Castilla— la gente espera. El Luga-rejo recibe a su Virgen. El labrador —vestido de luto, ¿por qué le gustará tanto vestir de negro al labrador?— algo febril de vino y de sol, grita y baila. La Virgen queda en su ermita. Y el baile —el baile de jota primitiva, algo ruberiana— surge en la placita campera. Las tiendas prehistóricas —cuatro palos y arpillera— se llenan de gente. Se reúnen las familias y se buscan los novios. El arroyo arrulla amores y promesas. Y a lo lejos Aré-valo —muy solo— reza por todos, en espera de que todos sean fuertes y modernos a la sombra de sus torres...

El lunes es un crespón negro con adornos de plata… Hay misa de difun-tos por la mañana. Y luego el crespón enlutado es un traje blanco de novi-cia: la bendición de los campos. ¡Oh, bella procesión del lunes, cuando las madres y las mozas llevan sobre sus hombros a la Madre que fue moza siempre! Las espigas se esponjan sal-picadas por la sangre de las amapolas.

Cantan pájaros invisibles. ¿Qué vendrá? Nube negra, que eres un mal presagio en el cielo: vete lejos de aquí, donde no tiñas con llanto el sudor del labriego...

Bello almuerzo el de la cofradía. Bello almuerzo labrador donde el pan

está santificado… Y bello atardecer el último, con el declinar de la fiesta...

Corbata roja y pendón rojo: eres un recuerdo de Villalar. Los Comuneros castellanos nos donaron esta insignia de valor y de libertades que Arévalo ostentará siempre como bandera ideal e imaginaria del caballero romántico que arranca sobre un corcel sediento y sin bridas del Castillo donde Blanca lloró sus desventuras…

Mujercita de las naranjas que vendes a los chicuelos. Viejecita del pidión. Hombre cansado que pides limosna. Mozo que bailas. Nena que sueñas. Mujer de San Pedro y de los Descalzos que bailas despeinada, po-bre y alegre. Cofrade tradicionalista... Que en vosotros nunca se seque la semilla del pasado. El futuro —avión audaz— coronará vuestras vidas con un fraternal saludo de anunciación.

Julio Escobar.

Clásicos Arevalenses

la llanura nº 37 - junio de 2012