Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

35
Anorexia. Una perspectiva psicoanalitica* Silvia Tubert Introduccidn L os Uamados trastornos del comportamiento alimentario, aunque han sido registrados desde hace siglos, nunca alcanzaron la fre- cuencia ni la trascendencia social que tienen en la actualidad: se trata de un fen6meno masivo, como lo fue la histeria en tiempos de Freud. Los estudios epidemiologicos indican que se trata, esencialmen- te, de una patologia de la adolescencia femenina: en su incidencia la relacion hombre/mujer es de 1/10, la edad de comienzo es habitualmen- te la adolescencia y la frecuencia es mayor entre las clases medias y altas —aunque se esta extendiendo a las clases bajas— y en los paises occidentals. Asimismo, se ha observado un aumento de la incidencia en ciertos grupos (azafatas, modelos, deportistas, bailarinas) y la exis- tencia de casos de depresion, alcoholismo y trastornos de la alimenta- ci6n en la familia. Estos trastornos comprenden diversos tipos de manifestaciones; los mas importantes, segiin la clasificacion propuesta por el DSM IV son los siguientes: —Anorexia nerviosa, que puede ser de tipo restrictivo o purgativo. —Bulimia nerviosa, de tipo purgativo o no purgativo. —Trastornos alimentarios no especificados. * Este articulo forma parte de la "Memoria del proyecto de investigaci6n sub- vencionado en el marco del ill Plan Nacional de Investigaci6n dentro del Programa Sectorial (Clcri-Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales) denominado 'Estudios de las Mujeres y de Genero', 1997-1999" (Equipo de investigaci6n coordinado por Isabel Martinez Benlloch, Universidad de Valencia). 257

description

Trastornos alimentarios

Transcript of Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Page 1: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Anorexia.Una perspectiva psicoanalitica*

Silvia Tubert

Introduccidn

Los Uamados trastornos del comportamiento alimentario, aunquehan sido registrados desde hace siglos, nunca alcanzaron la fre-cuencia ni la trascendencia social que tienen en la actualidad: se

trata de un fen6meno masivo, como lo fue la histeria en tiempos deFreud. Los estudios epidemiologicos indican que se trata, esencialmen-te, de una patologia de la adolescencia femenina: en su incidencia larelacion hombre/mujer es de 1/10, la edad de comienzo es habitualmen-te la adolescencia y la frecuencia es mayor entre las clases medias yaltas —aunque se esta extendiendo a las clases bajas— y en los paisesoccidentals. Asimismo, se ha observado un aumento de la incidenciaen ciertos grupos (azafatas, modelos, deportistas, bailarinas) y la exis-tencia de casos de depresion, alcoholismo y trastornos de la alimenta-ci6n en la familia. Estos trastornos comprenden diversos tipos demanifestaciones; los mas importantes, segiin la clasificacion propuestapor el DSM IV son los siguientes:

—Anorexia nerviosa, que puede ser de tipo restrictivo o purgativo.—Bulimia nerviosa, de tipo purgativo o no purgativo.—Trastornos alimentarios no especificados.

* Este articulo forma parte de la "Memoria del proyecto de investigaci6n sub-vencionado en el marco del ill Plan Nacional de Investigaci6n dentro del ProgramaSectorial (Clcri-Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales) denominado 'Estudios delas Mujeres y de Genero', 1997-1999" (Equipo de investigaci6n coordinado por IsabelMartinez Benlloch, Universidad de Valencia).

257

Page 2: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

desde el div^n

En lo que respecta a los criterios diagn6sticos para la anorexia, lamayoria de los autores que se han ocupado del tema coinciden en des-tacar el miedo intenso a engordar, que no disminuye a medida que sepierde peso; la alteracion de la imagen corporal; una disminucion del25% del peso, aunque este criterio ha sido sustituido por la reducci6ndel indice de masa corporal (que se determina dividiendo el peso por elcuadrado de la talla: los valores de 17.5 o menos se consideran de riesgomedico); la negativa a mantener el peso corporal por encima del mini-mo segun edad y talla; la ausencia de enfermedades somAticas que jus-tifiquen la perdida de peso —los trastornos organicos son, por elcontrario, una consecuencia del adelgazamiento; no obstante, tienen a suvez efectos psicologicos y pueden alcanzar una magnitud capaz de pro-vocar la muerte. Podriamos afiadir la negaci6n de la perturbacion, laausencia de enfermedad psiquiatrica y la amenorrea, que suele conside-rarse como una consecuencia de la perdida de peso aunque diversosautores observaron que es frecuente que se produzca antes de que esaperdida lo justifique.'

En las anorexicas suelen presentarse ciertos rasgos comunes deuna manera bastante estereotipada: ignoran o niegan las sensaciones dehambre y de fatiga, les gusta preparar comidas muy elaboradas, colec-cionan recetas, acaparan alimentos en casa, conocen el contenido calo-rico de los alimentos, tienen una resistencia profunda al tratamiento,no admiten que se hayan producido modificaciones en su aspecto fisi-co y creen estar gordas, realizan ejercicios fisicos exagerados y en loscasos mas graves toman laxantes y diureticos y se autoprovocan vomi-tos. En cuanto a los rasgos de caricter que pueden operar como factoresque predisponen a la anorexia, la mayoria de los autores coincide en ladescripcion de la anorexica como "nifia modelo": obediente y perfeccio-nista, buena alumna, exigente consigo misma y preocupada por agra-dar y complacer a todos. En el piano familiar, es frecuente la presenciade casos de alcoholismo, depresion, trastornos de la alimentacion o almenos preocupaciones exageradas con respecto a la dieta, al control delpeso y a la apariencia fisica. Entre los factores desencadenantes juegan

' Silvia Mari, "Trastorno de la conducta alimentaria en la adolescencia. Ano-rexia y bulimia", trabajo presentado en la Escuela de Clinica Psicoanalitica de Ninosy Adolescentes de Madrid, 25-4-1998.

258

Page 3: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Silvia Tubert

un papel importante las separaciones o p6rdidas de distintos tipos.Tambien hemos de hacer referencia a los factores que tienden a perpe-tuar la sintomatologia, como los efectos de la desnutrici6n en el terrenobiologico, el aislamiento social que conlleva e incluso podemos obser-var en muchos casos, entre estos factores, los efectos iatrog^nicos de lostratamientos centrados en el problema somatico. Como consecuenciade la anorexia —o acompafiandola— se presentan diversos sintomas:amenorrea, trastornos del suefio, estrefiimiento, dolor abdominal, sa-ciedad prematura, intolerancia al frio, hipotermia, cianosis y vasocons-triccion. La persistencia del cuadro conduce a la caquexia, bradicardia,hipotensi6n, lanugo y edema.

Con respecto a la bulimia, los criterios diagnosticos se refieren aepisodios recurrentes de voracidad (binge eating), es decir, ingesta degran cantidad de alimentos en un corto periodo de tiempo y/o falta decontrol de la alimentacion durante el episodio; un promedio de dosepisodios de voracidad semanales durante al menos tres meses y unaautoevaluaci6n excesivamente determinada por la forma y el peso cor-porales. Se distinguen dos formas clinicas, la no purgativa y la purgativa;en la segunda se aprecian tambi^n conductas compensatorias, como losv6mitos autoinducidos o el empleo de laxantes y/o diureticos. Con fre-cuencia se observan casos mixtos que presentan deseos irrefrenables decomer, generalmente por atracones, una busqueda desesperada de ladelgadez y estrategias para bajar de peso (dietas hipocal6ricas, vomitosautoinducidos, purgantes), junto al miedo enfermizo a engordar. Loscasos de bulimia se asocian, con mucha mayor frecuencia que los deanorexia, a la ingesta de alcohol (20% de los casos), drogas (28%), robos(12%), automutilaciones (9%) e intentos de suicidio (23 %).^

Desde el punto de vista psicoanalitico debemos sefialar que la cla-sificacion de la anorexia y la bulimia como trastornos del comportamientoalimentario, tal como se las presenta en el DSM IV, conduce a un dobleerror que cierra las puertas a todo intento para comprender lo que estaen juego en estos casos. Por un lado, presupone que el TCA es unaentidad nosologica per se, en tanto que la clinica y la investigacionpsicoanaliticas ponen de manifiesto que se trata de un sintoma o con-junto de sintomas (sindrome) que se pueden desarrollar en diversos cua-

S. Mari, idem.

259

Page 4: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

desde el div^n

dros psicopatol6gicos y en diferentes estructuras de personalidad. To-dos los autores consultados consideran que estos trastornos son, pordecirlo asi, transestructurales y transnosograficos,' es decir, no remitena una categoria diagnostica ni a una estructura especificas, sino que setrata de un sindrome que da cuenta de una problematica psicopatol6gicaque es necesario comprender como proceso; por otra parte, pueden sermas o menos masivos y transitorios. Debemos notar, sin embargo, quesuelen presentarse en personalidades histericas u obsesivas —aunqueel sintoma mismo se aproxima a los de caracter histerico; recordemosque se excluyen de esta categoria diagnostica los casos en que la negati-va a alimentarse forma parte de un cuadro psicotico— y encubren, en lamayoria de los casos, cuadros depresivos de diversos grados de serie-dad. Por otro lado, la categoria de TCA situa a la anorexia y la bulimia enel piano de la conducta manifiesta; si las definimos como sintomas, por elcontrario, es porque entendemos que tales trastornos tienen un valor sim-bolico, es decir, han de ser descifrados para acceder a la significacion quetienen para el sujeto que los padece.

Al concebir el sintoma como un mensaje cifrado que revela y en-cubre al mismo tiempo ciertos deseos, angustias y conflictos de unapersona, se hace necesario recurrir, para acceder al sentido inconscientedel mismo, a las asociaciones verbales del sujeto, que abriran el caminoa la expresion de aquello que habia sido reprimido. De este modo, elpsicoanalisis sustituye la clinica de la mirada, propia del modelo medi-co, por la clinica de la escucha: se ofrece al paciente la posibilidad dehablar, puesto que solo en su discurso podra emerger su propia subjeti-vidad, en la medida en que logre poner en palabras aquello que semanifestaba como sintoma. En los casos de anorexia y de bulimia, pre-cisamente, el sujeto y su palabra quedan borrados a favor de los actos:ingesta de alimentos, rituales relacionados con ella, vomitos, purgaspasan a un primer piano en su vida; si la atencion medica y/o psicolo-gica se centra en estos actos y se propone conseguir su modificacion,dejando de lado la problematica subjetiva que aquellos manifiestan demanera simbolica, no hara mas que entrar en una lucha con el sujeto

Philippe Jeammet, "Dysregulations narcissiques et objectales dans laboulimie", en Brusset B., Couvreur C , Fine A., La houlimie. Moiiographies de la RevueFranqaiic de Psycltauahjse, Paris, PUF, 1991, p. 84.

260

Page 5: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Silvia Tubert

que, entonces, se vera obligado a insistir en sus sintomas como unicamanera paradojica por cierto— de afirmarse y exigir ser reconocido comotal; o bien contribuira, iatrogenicamente, a desalojarlo de su posicionsubjetiva vinculada a su condicion de ser hablante para reducirlo a suexistencia organica, convirtiendose en objeto de los deseos e intencionesde los otros —en este caso, el personal sanitario. La etiqueta diagn6sticasuele ofrecer al sujeto una respuesta y una certidumbre acerca de supropia identidad. Esta certeza garantizada por el saber medico obturatoda posibilidad de interrogacion y cuestionamiento con respecto a suser y a su deseo que, como veremos mas adelante, es lo que esta enjuego en estos casos.

Es importante subrayar que la concepcion del sintoma como sus-tituto de aquello que no se puede poner en palabras no supone quehaya un significado unico y comun a todas las personas que lo padecensino que, por el contrario, es necesario buscar su significacion en cadacaso puesto que es el resultado de un proceso singular: la historia delas relaciones intersubjetivas en cuyo seno se constituyo el sujeto. Enconsecuencia, podemos decir que la anorexia y la bulimia tendran tantossentidos diferentes como pacientes aquejados por elias nos disponga-mos a escuchar. Sin embargo, intentaremos esbozar algunas generaliza-ciones siempre parciales y provisorias— a partir de nuestras observacionesclinicas.''

Los estudios epidemiologicos —como ya he sefialado— revelanun aumento impresionante en la incidencia de estos trastornos en elmundo occidental durante los ultimos veinte afios. En la medida enque afectan al cuerpo de las pacientes, responden a una compleja pro-blematica subjetiva y han adquirido un caracter de "epidemia" que losconvierte en una cuestion social relevante al tiempo que pone en evi-dencia su significaci6n como fenomeno cultural, exigen un enfoquemultidisciplinario que haga posible abarcar sus diversas dimensiones—biologica, psicologica, familiar y socio-cultural. En este trabajo me

4Agradezco a Gonzalo Morande por haberme autorizado a entrevistar pacien-

tes —tanto ingresadas como externas— en el Servicio de Trastornos de la Alimenta-ci6n del Hospital del Nino Jesus y a Eduardo Paolini por haberme facilitado el accesoa su fichero de historias clinicas. Asimismo quiero expresar mi agradecimiento atodas las pacientes cuyo discurso —oral o escrito— fue el punto de partida de misreflexiones sobre esta cuestidn.

261

Page 6: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

desde el divSn

ocupare de dos de elias: los ideales propios del imaginario social vin-culados al lugar de lo femenino en la cultura como espacio de malestar—segun los estudios epidemiologicos el 90% de los casos de anorexia sepresentan en mujeres, aunque en los ultimos afios ha aumentado la inci-dencia en varones— y la crisis narcisista de la adolescencia —la sintoma-tologia se inicia habitualmente en esta etapa de la vida, aunque tambienvan en aumento los comienzos en edades mas tempranas.

La anorexia y la construccion cultural del cuerpo femenino

Los ideales vinculados a la feminidad que dominan lo imaginario so-cial son responsabies, en parte, del malestar femenino en nuestra cultu-ra en tanto coadyuvan a la subordinacion social, legal, economica yfamiliar de las mujeres, imponiendo unos modelos de identidad queoperan como el lecho de Procusto: para amoldarse a ellos cada una hade recortar algo de si misma, ya sea que se trate de deseos, necesidades,aspiraciones o potencialidades personales. La renuncia, represion y alie-nacion que generan esos ideales se pagan, como ha mostrado Freud, alprecio de las neurosis u otras patologias."^ Desde este punto de vista, lapsicopatologia s61o se distancia de la psicologia normal —en el supues-to de que tal cosa exista— por una diferencia cuantitativa y no cualitati-va: los trastornos de la alimentacion, especialmente la anorexia, nospermiten apreciar, como si se tratara de una lente de aumento, los con-flictos inducidos por los modelos de identidad femenina —fundamen-talmente los referidos a la imagen corporal ideal y los medios prescriptospara alcanzarla— que dominan en el mundo occidental. Es decir, existeun continuo entre las exigencias interiorizadas de manera relativa y concierta flexibilidad por las mujeres que son consideradas como normalesy los efectos devastadores de esas mismas exigencias asumidas de ma-nera absoluta —tanto que pueden llevarlas a la muerte, aunque en unnumero reducido de casos— por las anorexicas. En este sentido, el idealde la esbeltez y las dietas seguidas para alcanzarlo proporcionan unexcelente ejemplo de un valor socialmente aceptado que quizas no ha-bria sido cuestionado si no mediara su aplicacion llevada hasta sus

•̂ Sigmund Freud, El malestar en la cultura, Ohras Completas, T. in, Madrid,Biblioteca Nueva, 1968.

262

Page 7: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Silvia Tubert

ultimas consecuencias en los casos considerados como patologicos. Laanorexia se presenta, entonces, como emblema de la construccion delcuerpo femenino en nuestra cultura.

El cuerpo humano no se genera exclusivamente por la reproduc-cion biologica sino que tiene una historia: no solo ha sido percibido,interpretado y representado de diversos modos en distintas epocas sinoque tambien ha sido vivido de maneras diferentes, se lo ha llamado a laexistencia en culturas muy variadas, ha estado sujeto a un amplio es-pectro de tecnologias y medios de control y se ha incorporado a diver-sos ritmos de produccion y consumo y a otros tantos regimenes deplacer y dolor. "̂

Las dietas no representanuna exigencia cultural reciente. La diete-tica griega regulaba la ingesta de alimentos con la finalidad de alcanzarla moderaci6n y el auto-dominio. En la Edad Media la practica cristianadel ayuno buscaba la purificacion espiritual y el dominio de la carne.En ambos casos la dieta era un instrumento para la construccion de unsujeto que buscaba desarrollar las posibilidades mas profundas de laexcelencia espiritual. Todas las religiones rechazan por igual la gula,imagen biblica del pecado original y tambien uno de los siete pecadoscapitales, y confian en que el ayuno permita ganar meritos y virtudes,en funcion de la oposicion maniquea del cuerpo animal y el espirituconsagrado a Dios. No ha de sorprendernos, entonces, que la bulimiase asocie con un sentimiento de debilidad espiritual y la anorexia conotro de fuerza. Asimismo, esto nos permitira comprender a la anorexiacomo un intento de escapar a la misma voracidad a la que se abandonael bulimico.

Hacia el final de la era victoriana, quizas por primera vez en elmundo occidental, las clases medias comienzan a rechazar el alimentoen aras de un ideal estetico: ya no se aspira a la perfecci6n del alma, sinoque se pretende que el cuerpo se ajuste a una imagen modelica que pres-cribe determinado peso o forma fisica como ideal. Hoy ya no se luchacontra los apetitos o deseos, buscando solo el control de los impulsos yla evitacion de los excesos, sino que se combate contra la grasa, la celu-litis, la flacidez. En consecuencia, se desarrollan numerosas tecnicas

'' Catherine Gallagher y Thomas Laqueur, The Making of the Modern Body, LosAngeles, University of California Press, 1987, p. vii.

263

Page 8: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

desde el divan

destinadas a lograr una transformacion puramente fisica, como las die-tas, gimnasias, medicamentos e incluso intervenciones quirurgicas.

Sin entrar en la cuestion de la explotacion industrial de estas tecni-cas y los intereses economicos que estan en juego, debemos sefialar queal mismo tiempo que aumenta la incidencia de los trastornos de laalimentacion surge la preocupacion por los casos extremos de quieneshan llegado a obsesionarse o han ido demasiado lejos en el intento dehacer coincidir su cuerpo con la imagen ideal. Asi, proliferan en laactualidad los libros y articulos sobre la bulimia y la anorexia nerviosajunto a las advertencias contra los riesgos de las dietas liquidas, la gim-nasia compulsiva, la cirugia de estomago y de reduccion de grasas y laliposuccion. Pero aunque estos excesos son percibidos como patol6gi-cos, la preocupacion por la gordura y la dieta no solo responde a lanorma sino que funciona, como ha observado Susan Bordo utilizandoconceptos de Foucault, como una poderosa estrategia de normalizadon,que busca la produccion de cuerpos dociles, capaces de auto-control y deauto-disciplina, dispuestos a transformarse y a mejorarse al servicio delas normas sociales y, fundamentalmente, de las relaciones de dominioy subordinacion imperantes.' Es decir, las representaciones del cuerpo(cientificas, filosoficas, esteticas), en funcion de los efectos performativosde los discursos que las articulan, operan como regulaciones practicasque no solo modelan sino que tambien construyen el cuerpo viviente.Foucault afirma, al referirse a la auto-disciplina, que el poder no necesi-ta emplear la violencia fisica para imponer sus reglas; le basta con unamirada vigilante que cada individuo llega a interiorizar, de modo queacaba por controlarse a si mismo. Y, en la medida en que las mujeresestan mas intensamente sujetas que los hombres a este tipo de control—en razon de su subordinacion social y familiar— esta maquinarianormalizadora reproduce, al mismo tiempo, la codificacion cultural delas diferencias y relaciones de poder entre los sexos. De este modo, lasdisciplinas de la dieta y el ejercicio, que surgen de las practicas norma-tivas de la feminidad en nuestra cultura —a las que simultaneanientereproducen—, preparan al cuerpo femenino para la docilidad y la obe-diencia. No obstante, las mujeres experimentan estas mismas practicas

^ Susan Bordo, Unbearable Weight: Feminism, Western Culture and the Body,Berkeley-Los Angeles-Londres, University of California Press, 1993.

264

Page 9: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Silvia Tubert

como fuentes de poder y de control en tanto las perciben como mediospara alcanzar la belleza, la aceptacion social, laboral y sexual; en suma,la posibilidad de influir en los otros: como afirmaba Foucault, el podery el placer no son excluyentes. La anorexia, en consecuencia, expresauna paradoja: se trata del deseo de controlar el cuerpo —cuando esimposible controlar alguna otra cosa— y de lograr la autonomia —nodepender de nada ni de nadie— pero el control acaba por escapar alcontrol y debilita tanto a quien la padece que debe ser hospitalizada ypasa asi a depender totalmente de los otros."

Si la forma esbelta, delgada pero firme, ha llegado a imponersecomo modelo estetico dominante en nuestra cultura, es porque repre-senta una solucion de compromiso entre exigencias contradictorias yporque permite acallar la angustia que genera el cuerpo, su realidadsiempre inaprehensible, sus exigencias, sus limitaciones que obstaculi-zan los proyectos humanos, su relacion significante con la muerte, tan-to en el sujeto que se encarna en el como en el cuerpo social, cuyasdebilidades tambien representa.^

La compulsion a amoldar el propio cuerpo a una imagen y el re-chazo a las carnes que desbordan el limite ideal —ya no se trata decorregir un peso excesivo sino de hacer entrar el cuerpo en los contornosde una forma imaginaria— dan cuenta de la angustia, individual y so-cial, ante el fantasma de una corporalidad identificada con deseos, ape-titos e impulsos incontrolables. El cuerpo se convierte en metafora de laexigencia pulsional, que amenaza al sujeto poniendo permanentementeen cuestion su supuesta identidad y lo obliga a reconocer, paralela-mente a su corporalidad, su falta de ser y su desconocimiento de simismo. El cuerpo representa, de este modo, un doble problema: para elsujeto mismo, que solo vive encarnado en una materia que, sin embar-go, le parece ser exterior y ajena a su subjetividad; para la cultura, quesolo puede persistir y transmitirse a traves de una sucesion de genera-ciones de individuos cuyos cuerpos nunca pueden ser completamente

" Harriet Fradd, "Anorexia as Crises Embodied: A Marxist Feminist Analysis ofthe Household", en Fradd H., Resnick S., Wolff R., Bringing it All Back Home. Class,Gender and Power in the Modern Household, Londres y Boulder (Colorado), PlutoPress, 1994, p. 112-131.

^ Silvia Tubert, "Des6rdenes del cuerpo", Revista de Occidente, num.134-135 (1992).

265

Page 10: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

desde el div^n

controlados. En este sentido Mary Douglas, para quien el cuerpo es unaforma simbolica y puede funcionar como metafora de la cultura, haobservado que la inquietud que lleva a mantener unos limites corpora-les rigidos y que se manifiesta, por ejemplo, en rituales y prohibicionesconcernientes a las excreciones corporales y a las delimitaciones entreel interior y el exterior del organismo, se hace mas intensa y evidente enlas sociedades o en los periodos hist6ricos inestables. Los bordes delcuerpo pasan a representar las fronteras sociales. De este modo, el con-trol rigido de los cuerpos, el dominio de los deseos, responde al inten-to de regular en el organismo del individuo las inestabilidades otransformaciones que amenazan al cuerpo social.'"

No es extrafio entonces que la angustia ante los apetitos incontro-lables de las mujeres se intensifique en periodos en que aquellas ad-quieren una mayor independencia y se manifiestan en el espacio publico,tanto social como politico. Asi, en la segunda mitad del siglo xix, para-lelamente a la primera ola del feminismo, se produjo una proliferaci6nde imagenes femeninas oscuras, peligrosas y malvadas en el arte y laliteratura. En ningun otro momento se represento a la mujer de maneratan coherente, programatica y desnuda como vampiro, castradora o ase-sina." Asimismo, el siglo XIX se destaco por la obsesi6n por la sexuali-dad —en especial la femenina— y su control medico. El tratamientopara la excitacion sexual excesiva incluia la aplicacion de sanguijuelas enel cuello de la matriz, la clitoridectomia y la extirpacion de los ovarios.'^En esa misma epoca se puso de moda un corse mas ajustado que nun-ca: mientras las sufragistas trabajaban por la emancipacion legal y poli-tica de las mujeres, la moda y la costumbre las aprisionaban fisicamentemas de lo que jamas lo habian hecho."Asi, por ejemplo, un anuncio de1878 afirma que el corse es "el monitor siempre presente de una mentebien disciplinada y de sentimientos bien regulados".''' Por otra parte, a

'" Mary Douglas, Pureza y peligro.Un analisis de los conceptos de contaminacion ytabu, Madrid, Siglo xxi, 1991.

Peter Gay, La experiencia burguesa. De Victoria a Freud, vol. I: La educacion delos sentidos, Mexico, ici;, 1998.

'^ Barbara Ehrenreich y Deirdre English, Brujas, comadronas y enfermeras, Barce-lona, LaSal, 1984.

'^ Amaury deRiencourt, Sex and Poiuer in History, Nueva York, David McKay,1974,p. 319.

'•* S. Bordo, op. cit. p . 162.

266

Page 11: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Silvia Tubert

la imagen de una mujer peligrosa, insaciable y agresiva le responde unafeminidad ideal, purgada de todos los aspectos amenazadores, que des-empefia un papel importante en el mantenimiento de las relaciones depoder entre los sexos: la doctrina cientifica oficial —en la voz deKrafft-Ebing, por ejemplo— proclamaba que la mujer carece de deseossexuales, lo que se articula perfectamente con el tema moral de la mujercomo angel del hogar.

La literatura de la epoca da cuenta de una estetica de la delgadez, ladebilidad y el hambre prototipica de las heroinas victorianas: algunasrecurren a la negacion de su cuerpo para manipular a las familias, comolas anorexicas; tambi^n, como elias, comen a escondidas; preparan losalimentos para los demas pero nunca los prueban. Otras enferman mis-teriosamente entre el momento critico de la admision de sus sentimien-tos y la declaracion amorosa del heroe. El primer signo de esa enfermedades generalmente el rechazo de la comida y se presenta, como en laanorexia, en el momento en que la heroina debe reconocer su propiasexualidad: castiga asi, al mismo tiempo, a su cuerpo por sus deseosinaceptables y a su entorno por no reconocerlos.'''

En una epoca como la nuestra, marcada por el cuestionamientode las identidades sexuales de hombres y mujeres, y la transforma-cion de las categorias y relaciones genericas, no nos sorprende quetengan tanto auge tecnicas que intervienen con violencia en los cuerposfemeninos —ademas de los estereotipos que constituyen un poderosoinstrumento ideologico para contener los apetitos femeninos, como lanocion de que las mujeres prefieren cuidar y alimentar a los otros masque a si mismas. Esta intervencion puede tener fines aparentemente opues-tos: garantizar su funcion procreadora, como sucede en el caso de lastecnicas de reproduccion asistida, o consolidar una forma ideal que defi-ne a la feminidad no maternal, cuando se trata de la estetica corporal."^

Peter Gay sugiere que estos ideales son producto de una reaccional peligro de que se produzcan modificaciones en las relaciones estable-cidas entre los sexos; aunque —debemos afiadir— no actuan solo desdeel espacio social y cultural sino que son interiorizados de modo que

^ Helena Michie, The Flesh Made Word. Female Figures and Women's Bodies,Nueva York y Oxford, Oxford University Press, 1987, p. 26.

"• S. Tubert, op. cit.

267

Page 12: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

desde el div^n

llegan a operar desde el ideal del yo de las mujeres. El lucido analisisde John Berger permite apreciar la identificacion de la mujer con lamirada masculina, con la consiguiente division subjetiva. Berger afir-ma que las mujeres estan ahi para satisfacer un apetito ajeno pero nopara tener uno personal; el deseo de ser reconocidas como deseablescontribuye a que se configuren como objetos para ser consumidos porlos otros mas que como sujetos de un deseo propio. Los hombres mi-ran a las mujeres y estas observan como son miradas, lo que determinano solo la mayor parte de las relaciones entre hombres y mujeres sinotambien la relacion de la mujer consigo misma: el observador existenteen la mujer es masculino, en tanto que la observada es femenina. Alexperimentar su propio cuerpo como si fueran los observadores mascu-linos de si mismas, se transforman en un objeto, en particular en unobjeto visual.'''

Robert Crawford sefiala que en la sociedad industrial post-ca-pitalista las contradicciones estructurales de la vida economica produ-cen exigencias agonisticas en la personalidad. En tanto productores,debemos ser capaces de reprimir y diferir la gratificacion inmediata denuestros deseos para cultivar una etica del trabajo; en tanto consumido-res, servimos al sistema a traves de una capacidad ilimitada de capitularante el deseo y ceder a los impulsos, abandonandonos a una satisfac-cion constante e inmediata, consumiendo los productos industrialesque nos prometen la plenitud y la felicidad. Debemos consumir, lo queexige ceder continuamente a la tentaci6n pero al mismo tiempo se cen-suran los excesos que podrian llevar, a la larga, a anular nuestra capaci-dad productiva.'" No podemos dejar de mencionar, aunque no entremosahora en ello, la situacion de las grandes mayorias que enfrentan unproblema diferente, al tener que convivir con el incesante estimuloconsumista y la carencia de recursos economicos, fuente de un males-tar que se suma al derivado de la imposibilidad de satisfacer las necesi-dades humanas mas elementales.

Esta contradiccion, que nos divide al situarnos al mismo tiempoen dos posiciones incompatibles, se articula con los antagonismosintrapsiquicos que escinden nuestra subjetividad: exigencia pulsional e

'^ J. Berger, Modos de ver, Madrid.'" S. Bordo, op. cit.

268

Page 13: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Silvia Tubert

imposibilidad de hallar un objeto adecuado y definitivo (lo que nosencadena al consumismo, que ofrece siempre nuevos objetos que pro-meten el acceso al goce, uniendo asintoticamente el placer libidinal objetaly la satisfaccion narcisista); falta de ser e imposibilidad de prescindirde una identidad que no puede sino ser ilusoria, en tanto nos propor-ciona una imagen de unidad y plenitud (lo que nos conduce a deman-dar lo que nos ofertan, que no es meramente un objeto sino que representala esperanza de ser alguien que, ademas, tiene poder).^"^ Segun SusanBordo, el cuerpo esbelto codifica la idea tantalica de una personaauto-regulada en la que todo estd en orden a pesar de las contradiccionesde la cultura y, debemos afiadir, pese a su propia escision como sujetodeseante. Asi, el caracter problematico de la estructura social, articula-do a las incertidumbres propias de nuestra condicion de sujeto hablan-te, acaba por inscribirse en el cuerpo. La bulimia se configura, desdeesta perspectiva, como una contradiccion moderna de la personalidadque expresa explicitamente el desarrollo exagerado del hambre de con-sumo irrestricto (orgias de ingesta incontrolada de comida), que coexis-te en una tensi6n inestable con la exigencia de sobriedad y la necesidadde purgaci6n (vomitos, ejercicios fisicos compulsivos e ingesta de laxan-tes).

La misma oposicion se inscribe en la aparente paradoja del aumen-to simultaneo de la obesidad y de la anorexia. Si la bulimia encarna ladoble exigencia del capitalismo consumista, la anorexia y la obesidadrepresentan otros tantos intentos de solucion de la contradiccion, cadauno de los cuales se situa en uno de los polos de la misma. La obesidadpodria entenderse como capituladon ante el consumo, basada en la creen-cia en la promesa de saciar el deseo, eliminandolo al identificarlo conla pura necesidad; la disolucion del sujeto en un cuerpo-organismo atraves de su absoluta encarnadon. La anorexia, en cambio, se asocia a la6tica del trabajo que requiere un estricto autocontrol; el sostenimiento deldeseo en una escena ajena a las necesidades del cuerpo; el intento desalvaguardar la dimension de sujeto deseante al desencarnarlo y renegarde su corporalidad. En ambos casos se manifiesta una resistencia a lanorma cultural, que la bulimica, en un movimiento pendular, cumple alpie de la letra. En los trastornos de la conducta alimentaria se aprecia.

' S. Tuberf, op. cit.

269

Page 14: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

desde el divan

entonces, el esfuerzo por ajustarse al estereotipo de la mujer atractiva y, almismo tiempo, el rechazo de ese estereotipo. En la anorexia, de maneraparadojica, se sacrifica el cuerpo para aproximarse al ideal y simultanea-mente se ataca y destruye ese ideal al ofrecer una parodia de la demandasocial de delgadez, que imita y ridiculiza a unos modelos imposibles.

El cuerpo esbelto es, sobre todo, un ideal femenino, asi como lostrastornos de la alimentacion predominan entre las mujeres. Susan Bor-do ha observado que si la esbeltez contemporanea representa un correctocontrol del deseo, su significadon esta sobredeterminada porque el ham-bre ha sido siempre una metafora cultural de la sexualidad, el poder y eldeseo femeninos: desde la diosa Kali, sedienta de sangre que, en una desus representaciones, aparece devorando sus propias entranas, pasandopor las brujas del siglo. xv, descritas como voraces e insaciables, hasta lasrepresentaciones de las mujeres como seres dominados por sus emodo-nes, someHdas a sus caprichos y, en suma, mas ligadas por su corporalidadal reino de la naturaleza que al de la cultura. Es fadl apreciar que lasanorexicas se autocontemplan con una mirada vigilante y acusadora porcuanto se encuentran habitadas por una representadon de si mismascomo hambrientas, insadables y descontroladas, al tiempo que intentandesesperadamente alcanzar el ideal de control y eliminacion de sus de-seos sexuales, expresados en el lenguaje de la pulsion oral.

En las culturas patriarcales, la regulacion del deseo femenino cons-tituye un problema: los deseos femeninos son otros, misteriosos,amenazantes. Esta imagen de la mujer deviene mas problematica, comoya he sefialado, en periodos de transformacion de las relaciones estable-ddas entre los sexos. A medida que proliferan las representaciones te-rrorificas de la mujer insaciable —sobre todo en la segunda mitad delsiglo XIX— adelgaza la imagen del cuerpo femenino, haciendose massemejante a la de una nifia o un adolescente. Pero la representad6nandrogina de la mujer no solo tiende a apaciguar la inquietud que sus-dta lo imaginario colectivo con respecto a los deseos femeninos, sinoque tambien asume una significadon aparentemente contradictoria, quepuede explicar su atractivo para las mujeres mismas: les ofrece unaimagen diferente de la del cuerpo maternal asodado a su destino repro-ductor. A la representacion pasiva de la feminidad, la anorexica —queno se contenta con ser deseable sino que aspira tambien a ser deseante—opone una actitud activa de control, culturalmente asociada a la mascu-linidad, lo que le permite integrar lo femenino y lo masculino en unideal androgino.

270

Page 15: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Silvia Tubert

La contradiccion se pone de manifiesto, ademas, por cuanto laanor^xica controla y rechaza la comida para satisfacer el estereotipo dela mujer atractiva, para lograr la aceptacion de los otros como objetosexual pero, simultaneamente, niega y denuncia el estereotipo: trata delograr la belleza y se convierte en parodia de la demanda social de esbel-tez; imita y se burla a un tiempo del modelo, intentando recuperar suautonomia en el acto de transformarse imaginariamente en su propiaconsumidora.^" De este modo, se niega a aceptar la representacion de lamujer asociada a lo corporal, a la carne; su cuerpo consumido repre-senta el rechazo de la imagen social de la sexualidad femenina. La para-doja es, una vez mis, que la pretendida huida de la carne la vuelve aconducir a la obsesion por la carne.

Fraad habia de una exigencia triplemente contradictoria que seimpone mediaticamente a las mujeres en la actualidad: 1. Que sean"femeninas" y se centren en el ambito domestico en una sociedad enque las necesidades se perciben como una molestia; 2. Que se centrenen la competencia y el rendimiento en los ambitos social y politico enlos que actuan con desventaja; 3. Que se centren en el sexo y seanatractivas en un espacio publico en que esa actitud entrafia riesgos.^'

En oposicion a la definicion del cuerpo femenino como un organis-mo biologico que debe realizar sus funciones reproductoras, para lo cuales necesario que el sujeto normalice su deseo, estamos en presencia deuna imagen estetica que el sujeto debe colocar en el lugar de su ideal delyo; en ambos casos se trata de construcciones discursivas que lo despo-jan de sus referentes subjetivos al ignorar la dimension del deseo incons-dente que nos exige tomar en consideracion la singularidad. La patologiade la alimentacion, en sus diversas formas, pone de manifiesto que elcuerpo es un escenario en el que se desarrolla el drama del sujeto: solopuede reconocerse en los significantes propios de un orden simbolicoque no puede constituirlo como humano sin alienarlo; solo puede darcuenta de su experienda corporal a traves de un lenguaje y de unas ima-genes que mediatizan su relacion singular con su propio cuerpo.

^" H. Fraad, op. cit. p. 115.

^' Idem, p. 123.

271

Page 16: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

desde el divSn

Anorexia, bulimia y crisis narcisista de la adolescencia

La problematica de los trastornos de la alimentacion se despliega en elcuerpo de una manera multidimensional: en tanto sintoma, se aproxi-ma a la conversion histerica por cuanto se activa en el espacio fisicoaunque remite a otra escena, creando un nuevo cuerpo en el cuerpo."Ademas, se produce un cortocircuito de la representacion, que desenca-dena procesos fisiologicos que, a su vez, tendran efectos psiquicos.^^ Espor eso que, si la histeria se contenta con producir una anatomia imagi-naria, aunque 6sta afecte a sus funciones, en la anorexia el cuerpo se vecomprometido en su dimension real —en este sentido, se trata de unapatologia psicosomdtica de alto riesgo. Es decir, no solo se presenta comoescenario en el que se juegan conflictos que no se pueden expresar deotro modo, que no acceden al discurso del sujeto, sino que 6ste inter-viene en su cuerpo (dietas, purgas, vomitos) —y, en este sentido, setrata de una patologia del acto: se hace lo que no se puede decir. Pode-mos afirmar, con Lacan^''que no nos hallamos ante cuerpos hablantes sinoante sujetos hablados por el cuerpo. Asi, por ejemplo, observamos que eldiscurso de las pacientes esta centrado en la nutridon: cantidad y cali-dad de alimentos ingeridos o evitados, peso, dietas, etc. Esto fadlitaque el medico, ante una situaci6n enigmatica e inquietante, capaz dedespertar tanto la fascinacion como el horror, se sienta obligado a inter-venir, es dedr, a actuar en el piano organico —por otro lado, su forma-cion no suele proporcionarle otro tipo de recursos— manteniendo asi lareladon subvertida entre el sujeto y el cuerpo, en la que el sintoma seha escondido en lo real del cuerpo emadado. Pero esta daro que, aun-que el drama se despliega en el cuerpo, lo que esta en juego desde elpunto de vista del sentido no es el organismo biologico sino la subjeti-vidad alienada en el; para que esta pueda emerger en la palabra es nece-sario no actuar sino escuchar.

El hecho de que la edad de comienzo de los TCA sea la adolescen-cia (se han observado dos momentos privilegiados de comienzo: la pu-bertad y en torno a los 18 afios, cuando se acaban los estudios

" Paul-Laurent Assoun, Corps et Stjwptome, T. i., Cliiiique du Corps ParisAnthropos, 1997, p. 27.

^̂ Bernard Brusset, "Introduction Generale", U Boulimie, KIP, op. cit., p. 11.Jacques Lacan, Le simiiiaire. L' aiigoisse, xerografia.

272

Page 17: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Silvia Tubert

secundarios) nos lleva a pensar que existe alguna relacion entre el sinto-ma y la crisis que se experimenta de manera privilegiada —al menos enla cultura occidental— en este momento de la vida, asi como su mayorincidencia entre las mujeres nos condujo a considerar su relaci6n conla construccion del cuerpo femenino en la cultura. En efecto, la com-prension de los trastornos de la alimentacion no se agota, de ningunamanera, con la referencia a los efectos subjetivos de los ideales est^ticosde la figura femenina. Aunque estos desempefian, evidentemente, unpapel importante, no nos permiten entender por que no todas las muje-res sufren su impacto de la misma manera; para orientarnos en esadireccion es necesario explorar la dimension intrasubjetiva, fundamen-talmente en lo que respecta a la peculiaridad de los procesos adolescen-tes. Mi hipotesis, en este sentido, es que los trastornos de los que nosestamos ocupando corresponden a un fracaso en la resolucion de lacrisis adolescente, de modo que hemos de analizar esa crisis con algundetalie. Quiero aclarar ante todo que entiendo que la adolescencia no esmeramente una etapa evolutiva sino que esta marcada por el enfrenta-miento del sujeto con las coordenadas basicas de nuestra existencia: lasexuacion y la mortalidad. En consecuencia, la resoluci6n de la crisiss61o puede ser parcial y relativa, puesto que la angustia, la incertidum-bre y la herida narcisista que derivan del reconocimiento de aquellascoordenadas estaran presentes a lo largo de toda nuestra vida, aunquegeneralmente de manera mas atenuada o bien encubiertas por las mas-caras de la adultez y la madurez.^^

Freud observaba que en la pubertad, en virtud del segundo floreci-miento de la sexualidad desencadenado por la maduracion gonadica, seproduce una reedicion del complejo de Edipo que s61o se resuelvemediante la intervencion definitiva e inexorable del tabu del incesto("exigencia civilizadora" que actua especialmente en la adolescencia),que conduce a la ruptura generacional y a la liberacion de la autoridadde los padres.^" El pasaje por la situacion edipica hace posible la articu-lacion simbolica de la diferencia entre los sexos y la diferencia entre lasgeneraciones. Pero la metamorfosis corporal que se produce en este mo-mento supone, desde el punto de vista pulsional, una exdtacion somatica

'̂̂ S. Tubert, Ln muerte y lo imaginario en la adolescencia, Madrid, Saltfes, 1982.^'' S. Freud, "Tres ensayos sobre teoria sexual", op. cit. T. i.

273

Page 18: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

desde el div^n

dificil de procesar psiquicamente. Esto genera una intensa angustia yevoca, al mismo tiempo, los fantasmas y recuerdos de caracter libidinalreferidos a la sexualidad infantil pregenital. De modo que la modifica-cion corporal despierta, y se convierte en representante de, fantasiasinconscientes en las que se articula el deseo; simultaneamente, aquellatransformacion produce una herida narcisista que afecta al yo o, en sucaso, revela en este momento su fragilidad. Esto conduce a apartar lalibido de los objetos y retornar al autoerotismo que proporciono la sa-tisfaccion sexual en la infancia. Este redescubrimiento del cuerpo lositiia en primer piano, en el centro de las preocupaciones del sujeto, altiempo que el yo, que es entre otras cosas un yo corporal, sufre a su vezuna serie de transformaciones, especialmente en lo que respecta a laimagen de si, que se viven como perdidas:

—La perdida de la imagen de si mismo que se habia elaborado enla infancia y alcanzado cierta estabilidad en el periodo de latencia: losadolescentes observan en el espejo una figura transformada, que nocoincide con su auto-representacion y genera la experiencia de extrafia-miento con respecto a su cuerpo.

—La perdida de la representacion narcisista del nifio o nifia ideal,es decir, sin carencias, ajena al reconocimiento de la castracion, lasexuacion y la mortalidad, reconocimiento que dara lugar a una profun-da herida narcisista.

—La perdida de la figura de los padres como soporte del ideal delyo infantil (en funcion, precisamente, de la ruptura generacional aso-ciada a la instauracion del tabu del incesto), que relanza la dialecticaidentificacion/separacion, en tanto le hace revivir el drama de la separa-cion originaria, de la decepcion inicial consecutiva al desprendimientoirreparable del otro.

Estas transformaciones ponen en cuestion la organizacion del es-quema o imagen corporal, resultante de la identificacion narcisista conla forma corporal del otro establecida en el estadio del espejo y puntode partida, a su vez, de la unidad fantasmatica del yo, fragil pero nece-saria. Este yo, tal como afirma Freud, ha sido en su origen un yo corpo-ral, la proyeccion de la superficie del cuerpo.^''

^' S. Freud, "Introduccidn al narcisismo", op. cit. T. I.

274

Page 19: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Silvia Tubert

Por todo ello podemos concebir la crisis de la adolescencia comocrisis narcisista y aproximarnos desde esta perspectiva a la problemati-ca intrasubjetiva de la anorexia, que se presenta entonces, en una de susdimensiones, como una patologia del narcisismo. Pero veamos prime-ro algunas caracteristicas de esta crisis, que se despliega tanto en elterreno de la pulsion sexual como en el del narcisismo, el yo corporal yel goce mortifero asociado a la liberacion de la pulsion de muerte.

Ante todo, se aprecia un retraimiento de la libido, que se apartade las representaciones de personas y cosas del mundo exterior paraorientarse hacia el propio yo. Este proceso, necesario e importantepara la reestructuracion psiquica del sujeto, suele desarrollarse en unaetapa transitoria a partir de la cual libidinizara nuevos objetos, ajenosa la constelacion edipica; sin embargo, se puede producir un estanca-miento en la posici6n narcisista con el consiguiente peligro de desequi-librio y regresion. Manifestaciones clinicas del retraimiento libidinalson, por ejemplo, los frecuentes trastornos organicos que se presentanen este momento de la vida, asi como la alteracion del ritmo del suefio,las preocupaciones hipocondriacas y la actualizacion de algunas carac-teristicas de la vida animica infantil, como la omnipotencia de las ideaso la sobreestimacion del poder de los propios deseos. Cuando esta"megalomania" fracasa, como consecuencia de la confrontacion entre elyo real y el yo ideal, suelen generarse cuadros depresivos.

La resolucion de esta crisis se produce a traves del reencuentro conel Otro, en tanto puede ser reconocido en un piano simbolico, comoobjeto del deseo, lo que supone la aceptacion de que no se lo puedetener —como se creyo haber poseido alguna vez a los objetos de lainfancia— sino encontrar. Es decir, al ingresar en el orden del intercam-bio se anula el circuito cerrado del narcisismo y no solo el Otro sino elpropio sujeto llega a significarse de manera simbolica, mediante la iden-tificacion con los emblemas que orientaran su identidad adulta y sexuada.Sin embargo, el narcisismo marca el tipo de eleccion de objeto querealiza inicialmente el adolescente de ambos sexos. En un primer mo-mento, el objeto erotico se escoge conforme a su propia imagen, demodo que la eleccion es de caracter homosexual, ya sea consumadacomo tal a traves de juegos sexUales o sublimada en la relacion con elamigo 0 amiga intimos en los que se proyecta el yo ideal infantil que elsujeto ya no puede sostener. Luego, cuando se produce la eleccion he-terosexual, observamos las huellas del narcisismo en la idealizacion dela pareja, a quien se coloca en el lugar del yo ideal perdido. Desde este

275

Page 20: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

desde el divin

punto de vista, se trata de subsanar la ruptura narcisista ocasionada porla perdida de la bisexualidad imaginaria de la infancia: lo femenino enel caso del varon y lo masculino en el de la mujer se recuperan, tambienimaginariamente, en la relacion con el otro sobrevalorado. De este modo,el otro representa aquello que completaria imaginariamente al sujeto,encubriendo asi la castraci6n que supone nuestra realidad corporalmonosexuada.

La crisis narcisista incluye tambien una amplia problematica refe-rida a la autopercepci6n puesto que en la adolescencia "normal" es fre-cuente encontrar una distorsion —mayor o menor— de Ia imagen de simismo: la imagen corporal que devuelve el espejo no corresponde a laauto-representacion estructurada a lo largo del periodo de latencia, porlo que se experimenta al cuerpo como ajeno y desconocido. En casosextremos —como sucede en la anorexia— la distorsion producida por laimpronta del cuerpo fantasmatico en el cuerpo real puede llegar a con-figurar un verdadero delirio corporal.

Freud afirmaba que el punto mas espinoso del sistema narcisistacorresponde a la creencia en la inmortalidad del yo; la imposibilidad deseguir afirmandola impone el reconocimiento de la finitud de la exis-tencia.̂ * En consecuencia, el reconocimiento de la sexuacion renun-cia a la bisexualidad imaginaria e interrogacion acerca de la propiaidentidad sexuada— y el de la mortalidad —renuncia a la inmortali-dad— son, en cierto modo dos caras de la misma moneda. Parte impor-tante de la psicopatologia especifica de la adolescencia —tal como sucedeen las anorexias y bulimias— se vincula con la imposibilidad de asumiresta doble herida narcisista y a las correspondientes operaciones defen-sivas con las que se intenta neutralizarla.

Debemos mencionar, aunque solo sea brevemente, que esta proble-matica afecta tambien a los padres de un hijo o hija adolescente. Por unlado, la transformacion corporal de los jovenes cancela la imagen del nifioo nifia maraviUosos que sostiene una representacion narcisista primaria;en efecto, en la economia libidinal parental los hijos se sihian como pro-longacion y lilHmo reducto del narcisismo de los padres, de modo que elnuevo individuo queda asociado al desHno psiquico de otros. Por otro, lanecesaria separacion del hijo o hija amenaza con la disolucion de la fami-

S. Freud, "Introduccidn al narcisismo", op. cit.

276

Page 21: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Silvia Tubert

lia, lo que sugiere el caracter temporal de la instituciones y las vidashumanas; en ultima instancia, la mortalidad. En terminos generales paracomprender las anorexias y bulimias es imprescindible investigar su com-promiso con la estructura familiar, ya que si el sintoma revela y encubreal mismo tiempo el enfrentamiento del sujeto que lo padece con unascoordenadas existenciales que despiertan angustia y son dificiles de aceptar,cumple tambien una funcion similar para sus padres o al menos algunode ellos. En muchos casos de bulimia es facil apreciar que el cuerpo de lahija inveshdo narcisishcamente de una manera ambivalente —idealiza-cion y hostilidad— encarna el objeto de un duelo imposible de la madre.Esto nos permite entender la frecuente complicidad de los padres con unsintoma que pretenden reducir pero que, inconscientemente, contribu-yen a perpetuar.

En consecuencia, la angustia especifica de la adolescencia no serefiere solo a la reedicion del conflicto edipico con su correlato, la castra-cion y la consiguiente separacion de los objetos originarios, sino tambiena los procesos relacionados con la transformacion de la propia imagen.Como consecuencia del derrumbe narcisista se produce, empleando unconcepto de E. Lemoine,^' una verdadera particion: la perdida imagina-ria de una parte de si mismo, vivida como una mitad, es decir, la perdi-da de si mismo en tanto unidad imaginaria. Es posible situar estaparticion imaginaria en cuatro dimensiones de significaci6n (de acuer-do con las perdidas a las que ya me he referido anteriormente):

—Ruptura del vinculo con la madre, soporte de la posicion narci-sista del sujeto en su infancia, en tanto constituia con ella una celulaautosuficiente y ocupaba el lugar del objeto de su deseo (a esto nosreferimos al hablar de reedicion del complejo de Edipo).

—Perdida del yo corporal, debido a la metamorfosis puberal.—Perdida de la bisexualidad imaginaria, es decir, del otro sexo

negado por la realidad anatomica. Si en el piano pulsional aquella seexperimenta como castracion, en lo que concierne a la imagen corporaly a la identidad del yo se presenta como particion, en tanto es necesariorenunciar a la otra mitad, de la que se podia disponer imaginariamenteen la infancia.

Eugenie Lemoine-Luccione, Partage des Femmes, Paris, Seuil, 1976.

277

Page 22: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

desde el divSii

—Culminacion de la diferenciacion entre el yo actual y el yo ideal(hablamos siempre en terminos relativos, ya que la discriminacion totalnunca se acaba de alcanzar); la libido que ocupa la representacion delyo ideal en la posicion narcisista se desplaza al ideal del yo. En la me-dida en que la particion se experimenta como un desdoblamiento, seintenta restaurar el narcisismo perdido mediante la relacion con objetosque operan como un doble del sujeto por cuanto representan al ideal yasumen tanto el antiguo vinculo con la madre como la bisexuahdad.Este objeto ocupa el lugar de la imagen especular y responde al desdo-blamiento narcisista de la propia imagen.

Es posible observar una gradacion en el pasaje del yo ideal al idealdel yo en funcion de los objetos que va libidinizando el adolescente enel intento de restituir su narcisismo, aunque esta vez de un modo sim-bolico que requiere una diferenciacion cada vez mayor: el diario intimo^el amigo o amiga intimos (del mismo sexo que el sujeto), un sustitutodel objeto parental idealizado (idolos juveniles) y, finalmente, el com-pafiero heterosexual. En esta condiciones, lo que se ama, segun Freud,es aquello que posee —supuestamente— la perfeccion que le falta al yopara alcanzar el ideal. Es decir, se ama una imagen de algo que se creehaber poseido y perdido: el yo ideal, que ya no puede sostenerse ante laconfrontacion con la realidad, es sustentado por otro; cuanto mas valio-so sea este otro, tanto mas valioso resultara el propio yo.^'

En suma, el nino o nii\a debe desprenderse de las identificacionescon sus padres, tanto primarias, es decir, generadas a partir de la posi-cion narcisista infantil —en la que el yo ideal corresponde al deseo delos padres, para quienes funciona inicialmente como espejo participan-do asi en la organizacion narcisista parental—, como secundarias opostedipicas —que a diferencia de las anteriores son parciales e inclu-yen, fundamentalmente, la asuncion de los modelos de la masculini-dad y la feminidad. Los conflictos de los adolescentes con sus padresconstituyen un signo de este proceso de diferenciacion que es esencialen la estructuracion del sujeto. Es en este sentido que Lacan habia de laalienacion (identificacion fusional con el otro) y la separacion comomomentos fundantes en la genesis del sujeto deseante. En consecuen-cia, la nueva identidad que se configura en la adolescencia no es una

S. Freud, "Introduccion al narcisismo", op. cit.

278

Page 23: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Silvia Tubert

mera sintesis o integracion de las identificaciones infantiles, como sesuele decir, sino que consiste, esencialmente, en la destruccion de aque-llas. Por eso, en la medida en que se establece sobre la base de la sepa-racion y la particion, podemos decir que no hay identidad sinoimaginaria: puesto que implica separacion, no hay identidad con elotro; en tanto supone particion, no hay identidad consigo mismo.^'

Como ya he sugerido, todo aquello que se pierde en la aisis narci-sista de la adolescencia se elabora a traves del fenomeno del doble, cuyafuncion es, precisamente, restaurar el narcisismo herido. Es asi queencarna el pasado (todo lo que se ha perdido) y representa, al mismotiempo, una recuperacion imaginaria del yo inmortal: la idea de la mor-talidad se niega mediante una duplicacion del yo.̂ ^ Este doble del ado-lescente (producto del cuadruple desdoblamiento ya mencionado)constituye su verdadero objeto, casi a la manera de un objeto transicionalo principio organizador. Aunque podra encarnarse en el diario intimo,el amigo o.amiga, el idolo o la pareja, el doble se significa, fundamen-talmente, en la imagen especular, en el reflejo del propio cuerpo. Porun lado, la perdida del cuerpo infantil enfrenta al adolescente con lasombra del cuerpo —en terminos de E. Lemoine—, es decir, con sudensidad: no es una mera imagen sino que tiene, por lo menos, tresdimensiones; es un cuerpo sexuado, pulsional, marcado por la falta yel deseo. Por otro lado, aunque en estrecha relacion con lo anterior, elcuerpo es el referente del proceso de simbolizacion, cuyo fracaso setraduce en fenomenos de fragmentacion, despersonalizacion o desdo-blamiento. Un ejemplo de ello es la disociacion entre el sujeto y sucuerpo —como objeto desubjetivizado— en la anorexia y la bulimia.

El doble es, entonces, un producto de la disolucion de la identidadinfantil, cuestionada por las transformaciones corporales que exigen elreconocimiento de la sexuacion y la mortalidad. En tanto tal, cumple unafuncion defensiva contra la despersonalizacion aunque, al mismo tiem-po, representa una amenaza para la integridad del sujeto por cuanto en-carna el amor narcisista al propio yo y todo aquello que el sujeto rechazaporque no lo puede asumir. El complejo proceso de salida de esta coyun-

S. Tubert, "Identidad y adolescencia. Reflexiones sobre un mito", Clinica 1/Salud, vw, 2(1997).

^^ Otto Rank, El doble, Buenos Aires, Ori6n, 1976.

279

Page 24: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

desde el div^n

tura comprende la asuncion del cuerpo real monosexuado y mortal, queconduce a la sustitucion del yo ideal por el ideal del yo —femenino omasculino, en concordanda o no con el sexo anatomico—, la remodelacionde la imagen del cuerpo, producto de la articuiacion de la identificacionimaginaria narcisista, la libidinizacion y la potencialidad sustitutiva ysimbolica del lenguaje, que orienta la identificacion; y la configuraciondel objeto del deseo —eleccion de objeto, ya sea hetero-homosexual. Elfracaso de este proceso o conjunto de operaciones simbolicas se significaen una serie de manifestaciones sintomaticas que se pueden entendersimultaneamente como patologias del narcisismo y patologias del acto—destinadas a exorcizar al doble mortifero del adolescente: tal es el casode los intentos de suicidio, el abuso de alcohol y drogas, la delincuenciay los trastornos de la alimentacion.

Anorexia y bulimia: el fracaso en la elaboracionde la crisis narcisista de la adolescencia a la luz

de la construccion cultural de la feminidad

La clinica psicoanalitica de la anorexia y la bulimia da cuenta de unaproblematica similar, lo que era de esperar si se tiene en cuenta queambos sindromes se solapan: la bulimia se presenta como subtipo en el50% de las pacientes con anorexia; entre la bulimicas, de 25 a 57% tienenuna historia previa de anorexia. En ambos casos el sintoma se situa enel eje de la problematica que al sujeto le plantean el cuerpo y su goce, lootro en si mismo que constituye el inconsciente pulsional. Hilde Bruchen los afios cincuenta y Maria Selvini en los sesenta ya habian aproxi-madc) los sindromes de anorexia y bulimia. Se llego a considerar a laanorexia como una suerte de organizacion reactiva al impulso bulimicoy al deseo regresivo de fusion con el objeto originario. Segiin B. Brusset,la anorexia es un bulimia virtualizada, realizada alucinatoriamente demanera subyacente a la sensacion de hambre y a las representacionesalimentarias activadas por la restriccion de la nutricion. Es como si labulimia se realizara inconscientemente y sus efectos fueran alucinadosen la percepcion del cuerpo como lleno y grueso. Una de las formasmas frecuentes en que la anorexica lucha contra la impulsion bulimicaes el desplazamiento de la libido desde la funcion de autoconservacionhacia la hiperactividad fisica, intelectual y social, asi como hacia el idealde la delgadez. Pero su goce tambien se genera al hacer el vacio, elimi-

280

Page 25: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Silvia Tubert

nar, expulsar, lo que revela la impronta de la pulsi6n de la muerte.Todos los demas deseos se borran y pierden su efecto sobre el funcio-namiento psiquico, que impresiona en muchos casos por su empo-brecimiento y su rigidez.'^

Tanto en la anorexia como en la bulimia se pone en evidencia elfracaso en el doble proceso de pasaje de la relacion de objeto narcisistaal reconocimiento simbolico del Otro que hace posible el encuentro conel objeto diferenciado del propio yo; y de la identificacion primaria queconfigura al yo ideal —en la imagen del nifio maravilloso, objeto abso-luto del deseo de la madre— a la identificacion secundaria constitutivade un ideal del yo relativamente autonomo que sostenga la propia iden-tidad —siempre inestable, fragmentaria, inacabada. Este pasaje se pro-duce merced a la experiencia del lenguaje, que ha de articularse con ladimension narcisista o especular de la identificaci6n para configuraruna imagen corporal localizada en un espacio simb61ico. El fracaso deeste proceso libra al sujeto a una lucha a muerte con un objeto que,aunque ya no se identifica totalmente con el por cuanto ha operado laescision, tampoco se puede diferenciar suficientemente de el; esta per-dida insoportable aproxima la anorexia y la bulimia a la depresion, quemuchas veces subyace a ellas. Freud habia observado tempranamente(1895) que "la neurosis alimentaria paralela a la melancolia es la ano-rexia. La tan conocida anorexia nerviosa de las adolescentes me parecerepresentar, tras detenida observacion, una melancolia en presencia deuna sexualidad rudimentaria".^

En la medida en que no se ha elaborado el duelo de una modali-dad de relacion primaria con el objeto, prevalece el principio delplacer-displacer sobre el de realidad. Si en un nivel se observa un modode funcionamiento neurotico, en otro encontramos una problematicanarcisista ligada a un duelo imposible de elaborar y a la angustia deseparacion vivida como perdida irreparable. El resultado es, con fre-cuencia, significar la particion en la dualidad cuerpo-psiquismo y en-carnar el objeto inasimilable en el cuerpo. En consecuencia, en lugar deutilizar la hostilidad para separarse del objeto, el superyo la dirige con-

^̂ Bernard Brusset, "Psychopathologie et metapsychologie de I'addictionboulimique". La boulimie, Kir, op. cit., p. 116.

^ S. Freud, "Manuscrito G. Melancolia", O. C T. ill, p. 679.

281

Page 26: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

desde el div^n

tra el yo que, en funcion de la regresion narcisista, vuelve a ser funda-mentalmente un yo corporal. Es decir el fracaso del proceso simbolicode separacion mantiene al yo en una fusion imaginaria con el objetoque se intenta romper mediante el desdoblamiento y la enajenacion delpropio cuerpo. En este sentido —hablando en terminos generales, puestoque nunca insistiremos bastante en la necesidad de desentrafiar la sig-nificacion singular de cada sintoma— la anorexia tendria una doblesignificacion que, en cierto modo, podriamos calificar de progresiva yregresiva (en terminos de Foucault se trata del par antitetico obediencia/resistencia): sustraer el cuerpo —como significante del yo— a la rela-cion con un otro indiferenciado —la madre que se ha apropiado imagi-naria y a veces realmente del cuerpo de la hija; destruir ese cuerpocomo linico medio de provocar una separacion o corte simbolico queno se puede practicar de otro modo y de deshacerse de una feminidadconflictiva. El anhelo de matar a la hija de la madre tiene necesariamen-te una connotacion suicida; al exigirse a si misma el cumplimiento delideal, la hija se convierte en un reproche viviente dirigido al otro. Debequedar claro que la "protesta" de la anor^xica, como la que entrafia elsintoma histerico clasico, se presenta inscripta en el cuerpo de la joven,lo que no supone ningun tipo de comprension social o politica por suparte; por el contrario, los sintomas mismos operan como una barreraque impide la toma de conciencia de la problematica cultural que lostrasciende.''^ De este modo, la resistencia potencial resulta utilizada parael mantenimiento y la reproduccion de las relaciones existentes tantoen el seno de la familia como en la escena social mas amplia.

Como consecuencia del fracaso en la simbolizaci6n, el cuerpo real—donde esta enquistada la significacion— se convierte en un campo debatalla donde combaten las pulsiones de vida con las de muerte —elfantasma adolescente de morir como nifio para renacer a la existenciacomo adulto relativamente autonomo pasa al acto; la sexualidad se en-frenta con la autoconservacion —se intenta controlar la angustia que ge-nera el encuentro con la sexuad6n y la mortalidad reduciendo a su minimaexpresion el cuerpo que las significa—; el yo se opone al otro —que sepresenta como un doble, es decir, como una parte enajenada de unomismo. La clinica psicoanalitica de los trastornos de la alimentacion nos

^^ Bordo, op. cit., p. 159.

282

Page 27: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Silvia Tubert

permite apreciar el despliegue de este triple conflicto tanto en el terrenode la sexualidad como en el de la imagen de si mismo; en terminosfreudianos, en las trayectorias de la libido de objeto y la narcisista.

En lo que respecta a la imagen, la anorexia revela su construccion deacuerdo con un modelo de feminidad que se inscribe en la superficie delcuerpo merced a un doble proceso: por un lado, se produce una identifi-cacion con una imagen de la mujer culturalmente fetichizada (insistendaen la moda, el maquillaje, los regimenes dieteticos), por otro, esa imagenesta desencarnada, es decir, desprendida de su sensualidad, de sus refe-rentes subjetivos, y alienada de la materialidad del cuerpo.^ Asi, porejemplo, es frecuente que las adolescentes aquejadas de anorexia hablendel deseo de "quedarse en los huesos", eliminando la carne asociada alerotismo. En consecuencia, el cuerpo real se percibe como algo separadodel sujeto, casi como un "cuerpo extrafio" que es necesario controlar eincluso castigar por su falta de perfeccion, por su inadecuacion a la ima-gen ideal, precisamente en la adolescencia, cuando pasa a un primerpiano el cuerpo como fuente de desorden. La transformadon corporal im-previsible, la menstruacion, las primeras poluciones, el nuevo floreci-miento de la sexualidad que marca al organismo como cuerpo erogeno,como sede del placer y del dolor, la confrontacion con la realidad mono-sexuada a la que se asocian fantasmas de castracion y el consiguienteintento de negarla sosteniendo las fantasias infantiles de bisexualidad,dan cuenta de la vivencia de monstruosidad fisica tan frecuente en la ado-lescencia y de las dismorfofobias que caracterizan tanto a la anorexia comoa la bulimia.

La busqueda de la delgadez, identificada con la perfeccion, tieneentonces varias vertientes: defensa ante la angustia suscitada por losdesordenes del cuerpo —asociados tanto en lo imaginario social comoen la familia y en la subjetividad de las mujeres, fundamentalmente,con el cuerpo femenino—, castigo, busqueda de una identidad que de-vuelva la estabilidad perdida. Lo que se suele elaborar es una pseu-do-identidad, en tanto se funda en una sobreadaptadon a las expectativasde los otros: en terminos generales, se trata de nifias que han sido exce-sivamente responsables, hiperactivas, perfeccionistas y sumisas; en la

^^ J. Holland, C. Ramazanogen, S. Sharpe y R. Thomson, "Power and Desire:The Embodiment of Female Sexuality", Feminist Revietv, num. 46 (1994), 21-38.

283

Page 28: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

desde el divan

adolescencia se someten tambien a los modelos ideales culturales, lostoman "al pie de la letra", pero los exageran llevindolos hasta sus ulti-mas consecuencias, en una verdadera parodia que, en tanto tal, dejatrascender una hostilidad sorda —que pasa por la autodestruccion— yuna rebeldia abortada. El cuerpo desordenado entrafia diferentes peli-gros; algunos de ellos dependen de la condicion humana, como losasociados a la sexualidad, la sexuacion, la castracion y la mortalidad, yotros derivan del lugar que la sociedad patriarcal asigna al cuerpo de lamujer, como la violencia sexual: en muchos casos, efectivamente, laspacientes han sufrido abusos en la infancia. La adolescente intenta con-jurar estos peligros y la angustia que conllevan mediante la produccionde una figura androgina y la asuncion de unos valores que tradicional-mente se han codificado como masculinos: auto-dominio, ejercicio dela voluntad y desarroUo de la capacidad intelectual. De este modo, asu-me y subvierte los ideales esteticos de la feminidad al tiempo que seesfuerza por desarrollar las potencialidades que una larga historia desubordinacion ha pretendido suprimir en las mujeres.

La imagen del cuerpo, en suma, se ha convertido en metafora devalores morales, intelectuales y esteticos; se encuentra, como el yo, so-metido a la tirania del ideal —tanto cultural cuanto instancia intrapsi-quica— con el que tiene una relacion persecutoria en la medida en queese ideal amenaza con ocupar el lugar del yo (destruirlo); la imagen delcuerpo perfecto atenta contra la integridad corporal; el narcisismo ad-quiere una tonalidad mortifera.

Desde el punto de vista pulsional, el fracaso en la resolucion de lacrisis adolescente conduce a una regresion que supone el desplaza-miento de la genitalidad a la oralidad y la reactualizacion del autoerotis-mo. En este punto se bifurcan los dos tipos de trastorno: la bulimica seabandona a la repeticion de un goce al que se niega a renunciar, dandoexistencia al cuerpo libidinal en una experiencia de placer y de dolorsimultaneos o sucesivos, en la que pierde al objeto —y correlativamen-te, a si misma— por el fracaso de la articuiacion simbolica. La anorexica,en cambio, lo controla —y lo reencuentra— en el ascetismo, que leproporciona el "placer del noplacer".^^ Este ascetismo expresa un deseo

^'' M. Miles, "The Good Body", en Winkler M.G. y Cole L. B., Asceticism inContemporary Culture, New Haven y Londres, Yale University Press, 1994 p. 50.

284

Page 29: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Silvia Tubert

singular, al tiempo que alivia un dolor psiquico insoportable en tanto loreemplaza por el sacrificio del cuerpo, dolor voluntario, elegido y con-trolado que sera, a su vez, erotizado. El ascetismo puede ser entonces lalinica forma de aliviar el dolor psiquico; su practica actua, a traves delcuerpo que muere de hambre, la muerte de hambre psiquica. Pero tam-bien es una forma de resistencia: en oposicion a la exagerada atencionque se presta a su cuerpo, en detriniento de su existencia como sujetode deseo, la anorexica intenta, paradojicamente, compensar la inmensasignificacion social del cuerpo.^ Tal como sucede con el asceta, el re-chazo de los objetos socialmente designados como deseables funda unaactividad de auto-construccion alternativa que le permite escapar imagi-nariamente a la pasividad y al sometimiento. En este sentido, el estudiode Caroline Walker Bynum sobre las actitudes y practicas alimentariasde las religiosas medievales muestra que con frecuencia lograban, me-diante la abstinencia ahmentaria, autoridad social y religiosa.^^ En estascondiciones, el castigo de si mismo y de los otros ocupa asimismo unlugar secundario con respecto a la produccion de un goce; es lo queponen en evidencia los documentos historicos que mencionan los pla-ceres sensoriales asociados al ascetismo. Tomas de Aquino, por ejem-plo, advertia acerca de los peligros del ayuno en razon de la "renovadonde los sentidos" que se produce como resultado de la deprivacion sen-sorial: deshabitua el sentido del gusto y clarifica el paladar. A traves delas practicas asceticas los sentidos quedan despojados de sus condicio-namientos, el cuerpo se modifica y hace notar que siente de una maneradiferente.*'

Lo que esta en juego, fundamentalmente, es el deseo de hacer reco-nocer su propio deseo; en este sentido, es una protesta contra la reduc-cion de toda demanda al piano de la necesidad.'" Siguiendo la sugerenciade Lacan, podemos entender que la anorexica sacrifica la necesidad, laautoconservacion, para afirmarse como sujeto de deseo mas alia de sucorporalidad. Esto es predsamente lo que no puede enundar verbalmen-

^ Idem, p . 61.'* C. Walker Bynum, Holy Feast & Holy Fast: The Religious Significance of Food to

Medieval Women, Berkeley, University of California Press, 1987.'"' M. Miles, op. cit. p. 54."" J. Lacan, "La direcci6n de la cura y los principios de su poder", Escritos it,

Mexico, Siglo XXI, 1984.

285

Page 30: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

desde el div^n

te, por lo que emerge bajo la forma de sintoma, es dedr, a traves de unaformaci6n de compromiso. Logra asi hacer presente su deseo —su con-dicion de sujeto y no de mero objeto del deseo del otro— pero solo deuna manera regresiva que sustituye el deseo por el goce autoerotico y laautocontemplacion narcisista.

En terminos generales, la significaci6n del sintoma remite tanto ala relaci6n temprana de la nifia con la madre —en la medida en quedespliega la problematica de la oralidad— como al pasaje fallido por lasituaci6n edipica: la actualizacion del erotismo oral, que retorna de loreprimido en el sintoma, es el producto del desplazamiento de unagenitalidad que no se puede asumir.

Esto nos lleva a mencionar, al menos, la dimensi6n familiar de lacuestion, en tanto el fracaso en la resolucion de la crisis adolescente esel resultado de una historia de relaciones intersubjetivas que requiereque consideremos el sintoma en su referencia al otro, por cuanto elsujeto forma parte de la economia libidinal y es objeto de los fantasmasde quienes fueron sus objetos primarios. En el contexto de la relacioncon la madre, la negativa a comer puede representar un intento de esta-blecer una separacion, una distancia, de impedir que el otro la "llene";es la unica forma de hacerlo con una madre que, segun informan lashistorias clinicas, ha centrado su atencion a la hija en la alimentacion,obstruyendo la enunciacion de cualquier deseo posible mediante la sa-tisfaccion de la necesidad organica o la exigencia de amoldarse al idealmaterno. A medida que la hija crece, la madre puede desplazar el inte-rns por sus necesidades a otros aspectos de su existencia, siempre quese trate de algo concreto —como el rendimiento en los estudios, porejemplo— pero no puede tomar en consideraci6n la condicion de suje-to de la nifia: sus deseos, fantasias, aspiraciones. En consecuencia, es-pera rendimientos elevados de su hija pero toma la mayor parte de lasdecisiones que le conciernen: aquella ha de ser aceptada y valorada so-cialmente como producto de su madre, como espejo que debe reflejarsu ideal narcisista. Por eso, si en los casos mas leves, asociados a es-tructuras histericas o cuadros depresivos, la anorexia puede entendersecomo acting-out (actuadon), en el sentido de la escenificacion de unconflicto que no se puede articular de otro modo, que se muestra alotro, en los mas graves, cuando el proceso de alienacion se aproxima ala psicosis, hemos de pensar en un verdadero pasaje al acto, puesto quese trata de una ruptura en la que el sujeto esta destituido de su posiciony reducido a la condicion de objeto.

286

Page 31: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Silvia Tubert

Si la anorexica se siente invadida por el otro e intenta dejarlo fuerapara afirmarse como sujeto, la bulimica se siente vacia y procura incor-porar al objeto, que cree haber tenido y perdido, a traves de la ingestade comida —en muchos casos, ademas, de alcohol y/o drogas." Ya OttoFenichel habia observado la naturaleza adictiva de la bulimia, a la quedefinia como una "toxicomania sin droga".**̂

Generalmente encontramos en las historias dos situaciones opues-tas que pueden hallarse en la raiz del conflicto: la madre no ha libidiniza-do suficientemente a la hija, no la ha visto nunca como "la nifia ideal", obien no ha podido ver en ella otra cosa que la encarnacion del ideal,extendiendo su nardsismo a la hija, lo que no le permite reconocerla comootro. La hija, correlativamente, asume los fantasmas de la madre con laconsiguiente imposibilidad de formular un deseo propio. Winnicott haestablecido la relacion existente entre los sintomas que implican dejarmorir al propio cuerpo y una experiencia temprana de "muerte psiqui-ca", es decir, de inexistencia —en algun sentido— para el otro. Esto es loque sucede cuando la hija no logra constituirse como sujeto diferenciadoporque no puede salir —o solo sale traumaticamente— de la identifica-cion primaria con la madre: la nifia se convierte en portavoz de los de-seos de la madre y esta atribuye sus propios deseos a la hija y trata desatisfacerlos bajo la apariencia de ocuparse de aquella. En esta situacionla consuncion del cuerpo se convierte en un medio para la "superviven-cia" subjetiva, que pone en acto, al mismo tiempo, la separacion —gene-radora de culpa por alejarse de la madre y temor a que esta no "sobreviva"a la separacion, de modo que la propia existencia solo pueda garantizarsea expensas de la madre— y la uni6n con ella —el sindrome refuerza ladependencia, por el peligro real que entrafia. De este modo, la luchaentre pulsiones de vida y de muerte adquiere una expresion dramatica enla relacion madre-hija.

En muchos casos las historias clinicas dan cuenta de una relaci6nintensa y ambivalente con la madre, que se rompe a causa de algunaforma de abandono, (por ejemplo, en ocasion del nacimiento de un

^^ Marcelo Hekler y Celina Miller, Anorexia-bulimia: deseo de nada, Buenos Aires,Paid6s, 1994; Baravalle, Graziella, Jorge, C. H. y Vaccarezza, L. E., Anorexia. Teoria yclinica psicoanalitica, Barcelona, Paidos, 1993.

*^ O. Fenichel (1945), Teoria psicoanalitica de las neurosis, Mexico, Paid6s, 1994,pp. 429-431.

287

Page 32: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

desde el div^n

hermano o la falta de atencion en algun momento crucial de la vida dela nifia). La ambivalencia de la relacion se desarrolla, con frecuencia,sobre el fondo depresivo de la madre y de su imagen negativa de lafeminidad; el narcisismo de la hija, en consecuencia, estara marcadopor la ambiguedad y la insatisfaccion cronica.

Como consecuencia de las dificultades mencionadas, pasa al pri-mer piano una vinculacion privilegiada con el padre, que es en realidadun contra-investimento defensivo de la anterior y carece de la calidadestructurante de la reladon paterna. El padre parece, generalmente, pococomprometido con la vida familiar —lo que confirma la imposibilidadde encontrar otro objeto fuera de la relaci6n primaria fallida—, peropuede presentar una actitud contraedipica y convertir a la hija en sufavorita, lo que confiere a la relacion una fuerte tonalidad incestuosa,frecuentemente reforzada por intentos de seduccion por parte de otrosmiembros del entorno familiar. Al llegar a la pubertad esta relacion sehace insostenible. En la medida en que los fantasmas incestuosos, queamenazan realizarse, y la fragilidad narcisista se refuerzan mutuamen-te, la confrontacion edipica se convierte en un factor desorganizadorque, al desencadenar la regresion, permite apreciar el caracter masivode la relacion originaria. Si el padre no garantiza claramente el respetoal tabu del incesto la nifia se ve obligada a hacerse cargo de estableceruna distancia defensiva, eliminando de su cuerpo los signos de la femi-nidad: lo que rechazan, fundamentalmente, son sus pechos, caderas,vientre y muslos o como suelen decir, "el cuerpo de cintura para aba-jo". En este sentido, en tanto afirma y borra el cuerpo al mismo tiempo,la anorexia encarna la contradiccion entre la presencia y la ausencia delcuerpo femenino, lo que revela el fallo en la funcion de espejo de lamadre y al mismo tiempo la adhesion a ella en busca de la imagenideal. Como el nifio que aleja y acerca el carretel,"" la anorexica hacedesaparecer su propio cuerpo, cuya sexualidad femenina —identificadacon el cuerpo materno— no puede asumir ni sinibolizar, y lo hace re-aparecer como metafora de una palabra que no puede enunciar. Lo ob-serva obsesivamente, lo pesa, lo controla, porque no logra desdfrar susignificacion. Como hemos visto, la imagen de si y las respuestas delobjeto externo ocupan una posicion central en la regulacion narcisista

"" S. Freud,"Mas alia del principio del placer", op. cit. T I.

288

Page 33: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

Silvia Tubert

de las adolescentes; en los trastornos de la alimentadon, la importanciade la mirada del otro se asocia a la habilidad de la estructura subjetiva ya la primacia de lo que sucede en la superficie corporal. Jeammet hasubrayado el papel del contrainvestimento de las sensaciones corpora-les que hacen presente al objeto, en detrimento de los sentimientos y delas representaciones psiquicas que presuponen la ausencia del objeto ypor lo tanto el riesgo de perderlo."' En la medida en que no se ha "inte-riorizado" el objeto, tampoco se puede elaborar el duelo por su perdida;es esta ausencia de elaboracion psiquica y de simbolizacion lo que de-termina el pasaje al acto: el deseo se transforma en necesidad, el afectoen sensacion, la angustia en hambre. La crisis bulimica, desde estaperspectiva, puede entenderse como un montaje perverso de una vul-nerabilidad ligada al mantenimiento de una dependencia excesiva delos objetos externos, asociada al fracaso parcial de la interiorizaci6n.La comida se asemeja a un fetiche: la crisis bulimica crea una fuentede excitacion interna y la aplaca, en una alternancia que representa lacarencia —desamparo o depresion— y su ocultacion."''

Es necesario sefialar, una vez mas, el caracter iatrogenico de lostratamientos que se centran en la mera eliminacion del sintoma y tienencomo objetivo fundamental lograr que la paciente "gane peso". Estostratamientos reproducen el modelo de relacion familiar que condujo pre-cisamente a la produccion del sintoma y, lo que es mas grave aiin, inter-vienen en lo real del cuerpo mediante actos que insisten en ignorar alsujeto y lo reducen —una vez mas— a la posicion de objeto. Muchasveces estos actos estan destinados a aliviar la angustia que despierta lafigura de la anorexica en tanto pone en escena la presencia de la muerte.Pero lo qlie intenta, excepto en un numero muy reducido de casos, no esmorir sino estar a punto de morir, sobrevivir negando toda necesidadvital, llevando una vida en los limites de lo posible."^ Cuando la anorexicase niega a comer, escribe Ginette Raimbault, esta intentando decir qu^ eslo que quiere: "palabras, esas palabras que hacen lo humano, que lo in-sertan en una historia, que lo vinculan con el Otro en una dependenciadiferente de la comida, que lo inscriben como un ser de deseo y no solo

"'̂ p. Jeammet, op. cit., p. 96."•̂ Idem, p. 97."'' Ginette Raimbault, Clinique du rM, Paris, Seuil, 1982, p. 123.

289

Page 34: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica

desde el divan

de necesidad"."" La hospitalizacion puede ser necesaria cuando es impo-sible el tratamiento ambulatorio, en los cuadros depresivos graves, en losintentos de suicidio, en toxicomanias o abusos de medicamentos querequieren una desintoxicacion, y cuando existen problemas somaticos ometab61icos. Pero la mayoria de los autores consideran que el tratamientoambulatorio, fundamentalmente psicoterapeutico, es el mas adecuado,en tanto sugieren que el programa dietetico no ha de ser impuesto sinoestablecido de acuerdo con cada paciente."'

Ser "anorexica" o"bulimica" constituye una respuesta a la pregun-ta por la propia identidad —problema existencial, especialmente angus-tiante en la adolescencia—, Io que explica la tenacidad con que laspacientes parecen aferrarse a estas etiquetas diagnosticas. Pero se tratade una pseudo-respuesta que aliena al sujeto; de ahi la necesidad de irmas alia del sintoma tanto en el proceso diagn6stico como en el tera-peutico: las etiquetas solo sirven para confirmar la falsa identidad. Eneste sentido, es probable que los servicios destinados exclusivamente altratamiento de estos trastornos tengan efectos iatrogenicos, reforzandoaquello que pretenden curar al incluir a las pacientes en una categoriadiagnostica que, a pesar de estar fundada en una comunidad inexisten-te entre ellas (excepto en lo que respecta al sfntoma), tiene efectosperformativos; fundamentalmente, la produccion de una identidad co-lectiva imaginaria que anula la posibilidad de reconocimiento de la di-versidad y la singularidad de la problematica subjetiva.

Ginette Raimbault y Caroline Ellacheff, Las indomables. Figuras de anorexia,Buenos Aires, Nueva Vision, 1991.

Christine Vindreau, "La boulimie dans la cliniqe psychiatrique". La boulimie\m\ op. cit. p. 78.

290

Page 35: Anorexia -Una Perspectiva Psicoanalitica