Anita Delmore Serie 8-12

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El anillo de esmeraldas NORMA HUIDOBRO

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Anita Delmore Serie 8-12

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  • Anita Demare no es como cualquier otra chica: es curiosa, decidida, inteligente y tiene la costumbre de meterse donde no la llaman. Con su amigo Matas y desafiando todos los peligros esta vez buscar la respuesta a la extraa desaparicin del anillo de esmeraldas de la seora Rita.Los casos de Anita Demare: una coleccin de Norma Huidobro solo para chicos valientes.

    El anillo de esmeraldas El anillo de esmeraldas

    NoRMA HuiDobRo

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    CC 28003190

  • LoS CASoS DE ANItA DEMARE

    www.norma.com

    Bogot, Buenos Aires, Caracas, Guatemala, Lima, Mxico, Miami, Panam, Quito, San Jos, San Juan, San Salvador, Santiago de Chile.

    El anillo de esmeraldas

    Norma Huidobro

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    Quin es quin...

    ana laura

    matas

    anita

    inspectorBordenave

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    Rita

    el muchacho y la chica del kiosco

    Rogelio y Angelina

    Bernardo

    ana mara

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    1 La hora de la siesta

    Me gusta el verano y me gustan las vacaciones, a quin, no? Y me gusta la hora de la siesta, cuando no hay nadie en la calle; al menos en mi barrio es as, en la parte de Barracas donde vivo yo, quiero decir, la que queda a la derecha de la autopista, yendo en direccin sur, y que segn Ana Laura es la parte ms fea de Ba-rracas. Para m, es la ms linda. Ella vive del otro lado, en la avenida Montes de oca, y ah s que es distinto, todo es distinto: el barrio y las personas. Est lleno de edificios y a la hora de la siesta hay tanta gente en la calle como a cualquier hora. No me gusta nada.

    A eso de las tres, casi siempre salgo a andar en bicicleta con Matas, aunque a veces me quedo le-yendo en casa. Si fuera por mi abuela, me quedara siempre; ella dice que la hora de la siesta es para estar adentro porque en la calle no hay nadie. Y a m me gusta precisamente por eso. Justo el viernes, que

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    habamos quedado con Matas en salir con las bicis despus de comer, mi abuela me cambi

    los planes. tens que ir a bus-

    car a Rita ms temprano me dijo, cuando yo recin empezaba a lavar los platos. Si no est ac a las tres y media, no la puedo peinar.

    Rita vive a seis cuadras de casa y viene a peinarse todos los viernes a las cinco de la tarde; mejor dicho, viene porque yo la voy a buscar. Es mi trabajo: la trai-go a la peluquera y despus la acompao a su casa. Rita tiene ms de ochenta aos y camina despacito agarrada de mi brazo; no quiere usar bastn porque dice que la hace ms vieja. A m no me molesta acom-paarla, al contrario, me gusta; Rita es muy divertida y siempre me cuenta cosas de su pasado, de cuando era bailarina en los teatros de revista y tena muchos amantes que le hacan regalos caros. Pero ahora mi abuela me cambiaba el horario, y tena que salir de casa por lo menos a las tres, porque con lo despacio que camina Rita, en menos de media hora no llegba-mos. Y yo haba quedado con Matas a las dos y media.

    Y a qu se debe el cambio de horario? pregunt.

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    No tuve ms remedio que darles el turno de las cinco a las hermanas Pastorino. Esta noche tienen una fiesta, as que quieren tintura, corte, peinado y manicura. Me llamaron recin. Les dije que vinieran ahora, pero no pueden. Igual, Rita no se va a enojar. Eso s, vas a tener que despertarla. No te olvides que siempre duerme la siesta hasta las cuatro.

    Por qu no la vas despertando por telfono, an-tes de que yo llegue? As ganamos tiempo

    S, ya lo pens, pero no s si lo va a escuchar. Rita tiene una rutina para la siesta que no se la cambia nadie; se acuesta a la una y media y duerme hasta las cuatro como un tronco. todos los das lo mismo. As que preparate porque vas a tener que echarle la

    puerta abajo para que te oiga. Qu lindo panorama. Le mand un men-

    saje a Matas para que no me esperara y me puse a leer un rato, mientras se haca la hora de salir. Por hoy, nada de bici, pens, porque entre que la iba a buscar a Rita y despus la llevaba de regreso a su casa, ms alguna ayuda que tendra que darle a mi abuela en la peluquera, se me ira toda la tarde.

    A las tres menos veinte sal de casa.

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    2 En la calle

    Ni un alma en la calle. El sol, a pleno. A m me gus-ta, pero igual camino por el lado de la sombra; no me voy a achicharrar porque s, noms. Cuando llegu a Iriarte, me baj la visera de la gorra casi hasta la na-riz; qu solazo. Pens en Ana Laura, que antes se la pasaba tomando sol en la terraza y ahora no quiere quemarse ni un poquito porque dice que el sol arruga la piel y que ya no est de moda andar toda broncea-da. Para ella la moda es fundamental; y se puso peor desde que consigui ese trabajo de recepcionista en el estudio de arquitectura y se fue a vivir a Montes de oca. De qu se las da? De mujer independien-te? Si es tan independiente, que no le pida plata a la abuela para llegar a fin de mes. As, cualquiera. No cambia ms Ana Laura. Dijo que se iba de casa porque

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    quera independizarse y resulta que aparece casi todos los das a buscar algo: plata, comida, que le cosan un botn (no sabe coser un botn!), hasta una torta me pidi que le hiciera para llevar a la oficina el da de su cumpleaos. No tiene vergenza. Cuando yo me vaya de casa, me las voy a arreglar sola. No pienso pedirle nada a nadie. Voy a vivir de mi trabajo, como hace la abuela.

    Siempre que me pongo a pensar en Ana Laura, me distraigo. En vez de doblar en Santa Magdalena, segu de largo una cuadra ms; me di cuenta cuando cruc Salom. Bueno, no era para tanto, despus de todo. Do-bl hacia California y otra vez apareci Ana Laura en mi cabeza. Ella y su vestido de cumpleaos; el vestido que llev a casa para que la abuela le subiera el do-bladillo y que iba a estrenar en la fiesta que haca con sus amigos. Sus amigos, s, porque la abuela y yo no estbamos invitadas.

    Rita vive en California entre Salom y Santa Mag-dalena, as que antes de llegar a la esquina, volv a cruzar Salom, esta vez retrocediendo, y ah noms, al dar vuelta la esquina en California, casi me trago a un hombre que caminaba en la misma direccin que yo. Cmo no lo vi cuando cruz?, porque tena que haber cruzado, si no, de dnde sali? Brot de las baldosas?

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    l iba despacio y yo, a trancos largos, como siempre. tan distrada estaba, que no lo vi? Casi me lo llevo puesto. Cuando pas a su lado, lo reconoc.

    Hola, Bernardo. Vas a la casa de tu ta?Anita, qu sorpresa. S, voy para all. Y vos qu

    hacs en la calle a esta hora, con semejante calor?Voy a buscar a Rita para llevarla a la peluquera.

    Mi abuela le tuvo que adelantar el turno.Bueno, vamos juntos, entonces. Yo paso a salu-

    darla, nada ms, a ver cmo anda.La casa de Rita es la tercera, contando desde

    Salom. Es una casa linda, no muy grande, con un jar-dn lleno de rosas, que le cuida Rogelio, un vecino que hace trabajos de jardinera en el barrio y es amigo de mi abuela desde que eran chicos. A Rita le gustan mu-cho las rosas, dice que cuando era vedette sus admi-radores le mandaban ramos todos los das. Bernardo toc el timbre, y de tan fuerte que suena, lo escucha-mos desde la vereda. Pasaron unos segundos, y nada; entonces, toqu yo.

    tenemos que darle tiempo a que se levante dijo Bernardo.

    Mi abuela la iba a llamar por telfono, as que a lo mejor ya se levant.

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    Nada. toqu otra vez, pero ahora dej el dedo so-bre el timbre un rato largo. Me pareci que Bernardo se pona nervioso.

    Pobre, mi ta dijo, est muy viejita.Me qued mirndolo, tratando de adivinar cuntos

    aos tendra l. Sera como mi abuela? En eso se oy la voz de Rita desde adentro:

    Ya voy, Anitaaa! Esperame un segundo.tard ms de un segundo. Cuando sali, mir la

    hora en mi celular: las tres y diez. Recin habl con tu abuela dijo Rita mientras

    abra la puerta, pero se interrumpi al ver a su so-brino. Qu sorpresa, Bernardo, no saba que estabas ac

    Vena a saludarte, ta. Me encontr con Anita en la esquina.

    Caminamos hasta Iriarte y vimos venir un 70. Ber-nardo se despidi con un beso rpido a Rita y cruz casi corriendo.

    Vas a tomar el colectivo por unas pocas cua-dras? le grit Rita. Bernardo vive cerca, en California y Herrera.

    S, ta! Demasiado calor! alcanz a responder, antes de subir al colectivo.

  • Anita Demare no es como cualquier otra chica: es curiosa, decidida, inteligente y tiene la costumbre de meterse donde no la llaman. Con su amigo Matas y desafiando todos los peligros esta vez buscar la respuesta a la extraa desaparicin del anillo de esmeraldas de la seora Rita.Los casos de Anita Demare: una coleccin de Norma Huidobro solo para chicos valientes.

    El anillo de esmeraldas El anillo de esmeraldas

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    El a

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