Andén 79 - Estado esquizoide

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PARADA OBLIGADA EN LA COMPRENSION DE LA REALIDAD I ilustración por daniel martín - www.dmdesign.com.ar - [email protected] estado esquizoide año vi octubre 2014 precio: este periódico #79 no se vende

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  • PARADA OBLIGADA EN LA COMPRENSION DE LA REALIDADI

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    precio: este peridico

    #79no se vende

  • sta

    ff

    plantaestable

    maquinistajuan ignacio basso

    chanchogustavo zanella

    la que dice que el tren no tiene que poner guio para doblaryael tejero

    la que pasa por abajo del molinetegiselle mndez

    la que endereza las vasmara virginia compte

    la que hace sonar la bocinalorena barbosa

    guardabarrerasgabriela giambroni

    la que se pas de estacinmara beln morejn

    boleterojorge augusto cuello

    jefe de estacinhoracio ernesto giambroni

    el que no vio la barrera pedro pertusi

    los que corren la zorramanuel fontenlafranco dr

    el que corta las vasmartn giambroni

    2editorialE

    n el nmero de documento, en un guardapolvo, enlos impuestos que se pagan, en los colores de la ban-dera, en la cadena nacional que interrumpe el pro-grama de televisin favorito, en la decisin de unjuez sobre la libertad de una persona, en un satlite

    que orbita alrededor de este planeta; se encuentra el Estado enmultiplicidad de circunstancias, encarnado en diferentes suje-tos. Como con la mayora de las cosas que ya existen cuandose llega a este mundo, se suele naturalizar su presencia, aveces con resignacin, otras con indiferencia. Cuestionar elestado de las cosas es un ejercicio incmodo y, para muchos,innecesario. Quienes hacemos Andn estamos convencidos deque sacudir la modorra intelectual y hacer(nos) preguntas sonparte fundamental de nuestra tarea como comunicadores.En este nmero, entonces, se reflexiona sobre el Estado, pen-sando en los vaivenes histricos que tanto la institucin comonosotros, en tanto ciudadanos, hemos experimentado en losltimos aos. Una primera intuicin nos lleva a pensar que el moderno Esta-do capitalista, como institucin garante del orden social, se pre-senta generalmente como un mal necesario. Si rastreamos elmito fundante sobre el que se construy esta necesidad, llega-remos a las palabras del filsofo ingls Thomas Hobbes, quiensostuvo que en la mismsima naturaleza humana radica el peli-gro de su extincin. Si el hombre es el lobo del hombre, nece-sita una herramienta que le permita superar las pulsiones indi-viduales en pos de un equilibrio que beneficie a todos en medi-das similares. Qu sera de nosotros sin Estado? La guerra detodos contra todos, la primaca injusta de los ms fuertes sobrelos dbiles. Ahora bien, si miramos a nuestro alrededor, qutan lejos estamos de eso? A lo largo de los ltimos quinientos aos, se han desarrolladodistintos tipos de gobiernos estatales: monrquicos, absolutis-tas, democrticos, parlamentarios, socialistas, comunistas,totalitarios, religiosos, neoliberales, populistas. Entre el tipoideal y la manifestacin real de cada una de estas institucionesde gobierno, hay tantas variables como circunstancias histri-cas y lmites territoriales. Cules de estos elementos elegimospara pensar y describir los Estados actuales? Podemos mirar al aparato estatal como un ente represor yautoritario, la manifestacin de la ley, un conjunto de institu-ciones y prcticas que ordenan nuestro universo cotidiano ynos interpelan a actuar siguiendo innumerables rituales, casi

    como un padre castrador que imparte rdenes sin dar explica-ciones. En el mejor de los casos, luego de un proceso de disci-plinamiento, internalizamos la ley. Hobbes estara orgulloso denosotros, hemos logrado superar nuestros instintos de satis-faccin a cualquier precio para dar lugar a una convivenciapacfica y organizada. Pero, de dnde nace la ley? Quinesdefinieron ese contrato inicial? Podemos o debemos reformu-larlo?Preguntarnos por el Estado implica entonces hacer lo propiocon el poder. Cmo circula el poder en nuestra sociedad? Si imaginamos el poder como una fuerza que circula unidirec-cionalmente, una especie de entidad compacta y homognea,entonces podramos tomarlo, apropirnoslo y quizs, medianteuna revolucin, cambiar abruptamente el orden de las cosas.Pero si, por el contrario, creemos que todos tenemos poder yen cada interaccin lo ponemos en juego, la situacin se vuel-ve ms compleja: Cambiar el orden de las cosas implicaraentonces desandar y negociar una compleja trama de relacio-nes y sentidos. Una tarea de difcil resolucin en un terreno pla-gado de contradicciones. Un camino (casi) seguro hacia la locu-ra. Pierre Bourdieu describe estas ambivalencias sealando queel Estado acaricia con la mano izquierda mientras reprime conla mano derecha. Es el Estado por definicin un conjunto deinstituciones relacionadas de manera esquizoide? Qu nospasa a los ciudadanos? Estamos todos locos? Como si todo esto fuera poco, los Estados cuentan con un granargumento para interpelar los sentimientos de sus ciudadanos:la Nacin. Toda una red de instituciones y rituales al servicio degenerar ese sentimiento aglutinante que nos identifica y nosdistingue del resto del mundo. Tenemos entonces dos dimen-siones, segn los antroplogos Phillip Corrigan y Derek Sayer.Una dimensin totalizante, relacionada con el carcter y laidentidad nacionales. Y por otro lado, una dimensin individua-lizante que define, clasifica y regula a la poblacin segn suciudadana, gnero, estado civil, etnia, etc. Cmo navegamosdiariamente en este mar de clasificaciones? Esperamos, queridos lectores, que encuentren, en estas pre-guntas y en las que surjan de la lectura de este nmero, ele-mentos para generar sus propios cuestionamientos acerca delestado de las cosas. Y quin sabe, en algn momento, se ani-men a cambiar algunos pequeos detalles del orden delmundo.

    www.andendigital.com.ar

    el que no se quiere bajar del trencsar maffei

    el que pinta grafitis en la estacindaniel martin

    el que insiste con el carbngustavo guevara

    encargado del saln comedorluciano pablo basso

    la que se roba los quebrachosnatalia lpez

    el que se dedica a otra cosanicols alejandro miguez

    colgados del tren, como racimosgrupo de estudios para la liberacin (gel):martnforciniti, juan francisco martnez peria, mercedespalumbo, ezequiel pinacchio, soledad ramati ymariana fernndez talavera

    caminantes de las vas que se detienen en esta estacinnatalia snchez, cecilia canzonetta,fernando bogado, horacio crdenas,ezequiel alasia, magdalena grass, mataschiappe, andrea vallarini, gonzalorodriguez, julio brbaro, mauro benente

    boleto

    gratarola

    el

    estado

  • 3texturas

    natalia snchez /

    pobrezay desarrollocognitivo

    La pobreza incluye diversos puntos de impac-to, a nivel social, por ejemplo, factores comola segregacin, la falta de estimulacin, ladificultad para acceder a la educacin; y anivel fsico y psicolgico, como los dficits en

    la alimentacin, en la actividad fsica, el descanso y lacontencin afectiva, entre muchos factores ms.Encasillar estos factores en un nivel socioeconmicoparticular es reduccionista ya que son factores que nosolo se relacionan con el nivel de ingresos de unafamilia, sino con aspectos mucho ms complejos; noobstante difcilmente se pueda negar que probable-mente alguno o varios de ellos se presenten en fami-lias y nios en situacin de pobreza.Si nos ponemos a pensar sobre cmo influye especfi-camente esto en el desarrollo fsico y mental de cadanio, podemos encontrar mltiples investigacionesque arrojan algo ms de luz sobre el origen social y/obiolgico de las desigualdades.Podemos decir que todos estos factores generan unnivel, de moderado a alto, de estrs en quienes estnexpuestos a estos, o, ponindonos ms tcnicos,distrs (referido a un tipo de estrs negativo que tien-de a generar consecuencias negativas para lasalud). Pues bien, este tipo deestrs, al que en general se loasocia con el mundo adulto, esmucho ms complejo en sus con-secuencias cuando quien lo sufrees un nio.Detallemos un poco ms. El protagonistaestrella del estrs es el cortisol, una hor-mona que genera el cuerpo desde laglndula suprarrenal, frente a situacio-nes estresantes para el individuo. Encantidades adecuadas, el estrs, juntocon la segregacin de cortisol, esbeneficioso para la especie en tantopermite responder rpido y de maneraeficiente en situaciones de peligro.Pero aqu no hablamos de ese buenuso que nuestro cuerpo le da a estemecanismo para defenderse delambiente. El exceso de cortisol enedades tempranas genera dificulta-des en el desarrollo de reas cere-brales fundamentales para fun-ciones importantsimas para lavida del nio.El rea principalmente afectadapor este exceso de estrs es(entre otras) el lbulo frontal.Esta rea del cerebro (especfi-camente su parte ms anterior lla-mada corteza prefrontal) es la encargada de regular lamayor parte de las funciones de nuestro cerebro talescomo: la planificacin y control de procesos cognitiva-mente complejos, la orientacin y monitoreo de laconducta, la regulacin de las emociones, y aspectosque, como muchos autores describen, nos hacenespecficamente humanos.Pues bien, varios estudios comprobaron que toda estarespuesta biolgica a un medio recurrentementeadverso genera una disminucin en la materia gris dedicha rea. Estudios, como el de la Universidad deWisconsin en 2011, brindan sustento cientfico adichas afirmaciones. Esta investigacin compar eldesarrollo cerebral de nios de cinco meses a cuatroaos, provenientes de distintas situaciones econmi-cas y sociales. Utilizaron tcnicas de resonanciamagntica para evaluar a lo largo del tiempo cmo seiba desarrollando el cerebro de esos nios. Si bien los resultados de las evaluaciones durante losprimeros meses de vida arrojaban datos similares paratoda la muestra, las evaluaciones posteriores encon-traron una disminucin significativa en la materia grisde las reas parietales y frontales de los nios prove-nientes de familias con bajos recursos. Podramos nombrar infinidad de consecuencias queesto puede acarrear en el desarrollo de la personali-dad y del aprendizaje de un sujeto, como dificultadesen el desempeo escolar, tanto desde los aspectoscognitivos como los aspectos sociales, dificultades enla planificacin de actividades, en la regulacin de laconducta, en el manejo y monitoreo de las emociones,en la manipulacin de aprendizajes previos, entre

    muchsimas otras. Es decir, la pobreza no solo generaexclusin, sino que es en s misma fuente de la dismi-nucin de recursos de ese individuo para enfrentarsea la sociedad y al futuro.Para explicarlo en ejemplos simples, cotidianos: a unnio en esas condiciones seguramente le ser compli-cado hacer el seguimiento de la maestra durante lasclases, se sentir cansado, tal vez desanimado, irrita-ble, impulsivo lo que podra a su vez hacerle ms dif-cil entenderse con sus compaeros, sumado a la frus-tracin que cualquier ser humano sentira al tener quelidiar cada da con desafos que se vuelven tan cuestaarriba. El rea prefrontal tambin se encarga de la planifica-cin, con lo cual podemos ya imaginarnos que sertambin ms trabajoso establecer metas a plazos msprolongados que la satisfaccin inmediata frente a unobjetivo. Es decir, pequeos grandes inconvenientesque vuelven el da a da algo normal, pero agotador.Imaginemos sumarle, a esto, un ambiente, poniendoya en juego la sociedad, donde los referentes cerca-nos tal vez no comprendan estas dificultades, no

    esperen, no se adapten, no entien-dan las necesidades que una per-

    sona puede tener en esas cir-cunstancias. Ah todo se vuelve

    ms complicado, es tan amplio elabanico de factores que influyen,la cultura, la familia, la escuela,que sera difcil nombrarlostodos, as como sera mucho msdifcil pensar por dnde debera-mos empezar para que de algu-na manera ese problema sepueda revertir.

    Ahora bien, mirando el vasomedio lleno y poniendo un

    gramo de optimismo aesta situacin, es impor-

    tante destacar que nuestrocerebro no solo puede serafectado por factores ambien-tales, sino que, tambin, tienela capacidad de desarrollarsey optimizarse. Hay un factor muy importan-te que tambin se pone en

    juego en toda esta cues-tin, una capacidadvaliossima a la que lla-mamos resiliencia. Seentiende por resilien-

    cia a la capacidad psi-colgica de las personas

    para sobreponerse a episodios de dolor emocional o agrandes contratiempos. Acadmicamente, se define laresiliencia psquica como el "resultado de mltiplesprocesos mentales que contrarrestan las situacionesnocivas. Para mayor claridad: una persona resilientees aquella que logra salir enriquecida de una situacindifcil que le toc vivir. Sera algo as como lo que note mata te hace ms fuerte, por explicarlo de unamanera poco cientfica.Entonces, y ac viene la parte esperanzadora, unambiente que fomente y soporte esta capacidad resi-liente, que d herramientas para aprender a hacersefuerte, ser la gallina o el huevo de solucin. Porquela dimensin del problema es inversamente proporcio-nal a la dimensin de nuestra capacidad de salir ade-lante, de aprender, capacidad que, por suerte, nosviene con la infraestructura que traemos desde elvamos. Es decir, ms o menos afectado por el cortisoly otras yerbas (no viene mal la analoga ya que la pro-pensin a las adicciones tambin se incrementa conlos factores desfavorables que leyeron antes), nuestrocerebro tiene la maravillosa capacidad de aprender, degenerar nuevas maneras de funcionar y de superarsea s mismo.En resumen, si logramos concientizarnos sobre laimportancia que tiene generar situaciones de conten-cin, de educacin, de inclusin y de estimulacin,muchos de estos factores afectados pueden ser rever-tidos. Y s, con la esperanza sola no alcanza, pero saber queexiste la posibilidad de cambiar es el primer paso paragenerar ese cambio.

    la pobreza y la desigualdadsocial generalmente sonatribuidas a una disminucinde una amplia gama deposibilidades en los nios,adolescentes y jvenes.entonces, la pregunta es: lapobreza y la desigualdadsocial son realmenteconsecuencia de unadisminucin de posibilidades ola disminucin deposibilidades es consecuenciade la desigualdad? larespuesta se asemejabastante al enigma sobre qufue primero, si el huevo o lagallina, ya que pensar en unfactor nos hace remitirnosinmediatamente al otro. larespuesta es ambas. sonfactores que continuamente seretroalimentan.

  • 4dilogo

    Queramos hacer un nmero sobre elEstado, centrado en la idea de supresencia o ausencia. A priori, unodira que el Estado debe estar pre-sente para garantizar la igualdad dederechos y oportunidades. Es algoque repetimos aun cuando no sabe-mos muy bien cmo construir esarealidad. Desde tu lnea de investiga-cin, qu significa que el Estadoest ausente o presente?En la lnea terica que me interesa ahora,pierde sentido la idea de ausencia, o pre-sencia, del Estado y cobra ms sentido laidea de estrategias o prcticas de gobier-no, que pueden estar operadas por Esta-dos o no estarlo. Por otro lado, otra lneaque tiene actualidad en Argentina (peroque tambin la tuvo en Bolivia y Ecuador)plantea que el neoliberalismo no implicun retiro del Estado, sino una mutacin deprcticas desarrolladas, o no, por el Esta-do. No se trata de un capitalismo desor-ganizado, sino de prcticas concretas.Adems, a nivel global hay conflictos queno pueden reducirse a problemticas inte-restatales. El de la deuda externa es unejemplo paradigmtico: hay algunos pri-vados que modulan las acciones que elEstado argentino puede o no puede tomar,y esta situacin no se explica por presinde un Estado a otro, sino por particularesque tienen capacidad de modular decisio-nes nacionales. Estas lneas que yo traba-jo relativizan un poco si el Estado es cen-tro o foco del poder o si las decisiones sonestatales o no lo son. Hay otros poderes.

    El tema nos surge como pregunta,como ciudadanos ms que comointelectuales o periodistas. Busca-mos plantearlo como problema y laidea de presencia o ausencia, estmuy presente en la doxa.Justamente, lo que hay que preguntarseno es si el Estado est presente o no, sinodentro de qu lgicas gubernamentalesde prcticas de gobierno se inscribe elEstado. Una idea frecuente es presentarlos noventa en Amrica Latina comoausencia y pliegue del Estado y un avance

    del mercado sobre algunas esferas queantes estaban organizadas y pensadasdesde el Estado. Pero en Argentina, Boli-via y Ecuador, el Estado se inscribe dentrode polticas ms amplias de gobierno dic-tadas por otras instituciones que tampocoson estrictamente estatales: el BancoMundial, el Banco Interamericano deDesarrollo, el Fondo Monetario Internacio-nal. Ya no es el viejo imperialismo en elque un Estado con una soberana dicta laspautas de lo que otro debe hacer o no.Gran parte de los mecanismos de imple-mentacin de tecnologas neoliberales enArgentina y Amrica Latina vino de lamano de una poltica de financiamiento ydesfinanciamiento por rganos multilate-rales de crdito como los ya mencionados.

    Cul sera un ejemplo que ilustreeste panorama?Si uno toma el perodo boliviano un pocoanterior a la asuncin de Evo Morales, y elperodo de la Constituyente en Bolivia,que dur dos aos y fue un trabajo difcilde articular, observa que hay una memo-ria muy cara para el pueblo boliviano, quefue la Guerra del Agua1. En los documen-tos de los propios sectores sociales, seanindgenas o cercanos a los movimientosobreros u otras organizaciones, la memo-ria de la Guerra del Agua aparece muymarcada, y sta puede ser utilizada comoun laboratorio conceptual para pensarcmo prcticas de gobiernos desarrolladaspor el Estado estaban pensadas para lle-var adelante prcticas neoliberales queexcedan al propio Estado. Qu pas enese entonces? En Cochabamba, terceraciudad ms importante de Bolivia despusde La Paz y Sucre, se produjo este inten-to de privatizacin del servicio de presta-cin de agua en los domicilios, que eramuy precario. Uno podra decir que comoel servicio era estatal, lo que hay es unretiro del Estado para que avance el mer-cado. Sin embargo, si uno analiza algunosdocumentos del Banco Mundial, granparte de los prstamos que se le daban aBolivia tenan que ver con modernizar alEstado, reorganizarlo para que las inver-

    siones pudieran desarrollarse como tales,hacer ms eficiente la prestacin del ser-vicio de justicia, crear marcos regulatoriosapropiados para preservar los intereses delas multinacionales, etc. No hay algo ascomo una exigencia de que el Estado seretire, sino que se reordene para garanti-zar determinadas prcticas. En Argentina,esto sucedi durante el perodo de privati-zacin de los servicios pblicos. Despus,el Estado est ah para mantener esa tec-nologa, por ejemplo, sancionando leyesque permitan que las divisas puedan ir alexterior. Por eso, las dos primeras leyesque hizo Menem fueron la Ley de Reformadel Estado y la Ley de Emergencia Econ-mica.

    Qu panorama internacional permi-ti estos mecanismos de privatiza-cin en Amrica Latina?En general, estos mecanismos de privati-zacin fueron acompaados por los Trata-dos Bilaterales de Inversin (TBI), quesuponan que los Estados en los que sedesarrollaban las inversiones no pudieranjuzgar esos procesos. Lo que hay ah esuna prrroga de la jurisdiccin. Argentinalidera a nivel mundial la cantidad de trata-dos bilaterales de inversin firmados. ElEstado no juzga ni ha juzgado las cuestio-nes relativas a la privatizacin del agua,de la energa elctrica, del gas, sino queeso se sustancia en el tribunal del CIADI(Centro Mundial de Arreglo de Diferen-cias) del Banco Mundial. Volviendo alejemplo de la Guerra del Agua, en Bolivia,se instala una empresa que tiene capitalesmayoritariamente norteamericanos, queen principio sera la prestataria del serviciodel agua. Esto nunca se termina de con-solidar. Lo curioso es que esta empresatermina fijando domicilio en el Estadoholands, porque Bolivia tena un tratadobilateral con prrroga de jurisdiccin enlos Pases Bajos. Las inversiones quetuvieran domicilio en Holanda, no iban aser juzgadas en el Estado boliviano. Lostratados son una pista que muestra que lalgica de la presencia del Estado, o suausencia, est relativizada, porque ac no

    es que hay un Estado presente que obligaa otro a firmar un tratado: no son los capi-tales norteamericanos los que fuerzan aello (el tratado estaba ya firmado) y no vaa ser el Estado norteamericano el que ter-mine juzgando los eventuales problemasde privatizacin que existan alrededor deeste contrato. Estamos frente a mecanis-mos gubernamentales que pueden estargestionados por el Estado o no estarlo yque no necesitan indefectiblemente lapresin de un Estado extranjero paradesarrollar esas prcticas, sino que quie-nes las desarrollan pueden ser privados.

    Podras explicar la idea de tecno-loga gubernamental?Es una idea que es desarrollada por MichelFoucault en Nacimiento de la biopoltica(1979). Es un Foucault interesado en pen-sar el presente. En general, sus trabajosgenealgicos sobre el origen de algunasprcticas se circunscriben a la poca clsi-ca. En este caso, analiza lo que estabacomenzando a desplegarse: el neolibera-lismo. Eran los recientes gobiernos deMargaret Thatcher y de Ronald Reagan.En este libro y en Seguridad, territorio ypoblacin (Curso en el Collge de France,1977-1978), su propsito es ahorrarseuna teora del Estado e inscribirlo en tec-nologas gubernamentales ms amplias.All acua el concepto de gubernamentali-dad. No podemos negar la existencia delEstado, dice, pero ste no puede ser ununiversal que explique cmo funcionan lasestrategias de gobierno. Hay que pasar alEstado por la grilla de inteligibilidad deestas prcticas. Estas tecnologas msamplias tienen una racionalidad: algo quelas inspira, una lgica de funcionamiento,de programas y de tcnicas para ponerlaen juego. En Amrica Latina hubo una tec-nologa neoliberal de gobierno que supusoun tipo particular de funcionamiento delmercado, basado en la idea segn la cualla competencia no era natural, sino quehaba que lograrla artificialmente. El Esta-do tiene que crear las reglas del juego enel mercado. Para el neoliberalismo, a dife-rencia del liberalismo, el mer-

    yael n. tejero yosovitch/ [email protected]

    tenemos dificultades para pensarprcticas emancipatorias que nosean en torno al estado

    dilogo con mauro benente, abogado y doctorando en derecho

    a menudo identificamos el neoliberalismo con un repliegue del estado que da lugar al libre juego (y abuso) del mercado. sinembargo, cuando se estatizan deudas privadas, es el estado el que ofrece los marcos legales para ello. y entonces? no eraque el estado estaba ausente?, o eso era para la gilada? en esta oportunidad, dialogamos con mauro benente, abogado ydoctorando en derecho (uba), becario del conicet, investigador del instituto de investigaciones jurdicas y sociales a. l. gioia,profesor de derecho en la uba, la universidad de palermo y la universidad nacional de jos c. paz. mauro es miembro del grupode trabajo crtica jurdica latinoamericana. movimientos sociales y procesos emancipatorios del consejo latinoamericano deciencias sociales, y del proyecto ubacyt qu memoria y justicia puede hallarse si la crtica de musealiza? conflicto ynegatividad en la teorizacin crtica y las intervenciones reparadoras. nosotros tenamos algunas preguntas y l, muchasrespuestas posibles que abren nuevos interrogantes. conocelos.

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    cado no es una entidad natural que fun-ciona sola, sino que hay que crear esascondiciones de competencia. Se crea unmarco de juego. Algunos juristas hablande la seguridad jurdica, es decir, que lasreglas sean claras. Que todos los indivi-duos logren ingresar al juego del merca-do. Por eso, algunas lneas del neolibera-lismo se interesan por la pobreza no entrminos relativos, sino en trminos abso-lutos: que no haya individuos por debajode determinado umbral que no puedanconsumir. Eso se logra con planes socia-les focalizados. Si bien algunos planesson interesantes, si no van acompaadosde una mejora del lugar en donde se vive,de los suministros, las escuelas, el barrio,el hospital, etc, solo permiten que esesujeto ingrese al mercado. Por otro lado,el neoliberalismo intenta lograr que losindividuos se vean como empresarios des mismos que deben invertir constante-mente a travs de la capacitacin, elaprendizaje de idiomas, ir a tal escuela,etc. Cmo funciona bien esta tecnologadel empresariado de s mismo? A partirde una situacin de inestabilidad y riesgocreada por tecnologas de gobierno. Porejemplo, la flexibilizacin laboral. Enton-ces, dos patas: competencia de mercadoy empresariado de s.

    Cmo se puede pensar, a la luz deestos postulados, el caso de ladeuda?La deuda es una tecnologa de poder.Sobre el endeudado pesa una imposibili-dad de tomar cualquier decisin a futuro.A nivel microfsico, no es el Estado el quemodula estas decisiones. Estas situacio-nes, que son tecnologas de gobierno, sepueden trasladar a las situaciones en lasque el Estado est endeudado. El proble-ma de la deuda no acosa solo a los pa-ses latinoamericanos. Todos los paseseuropeos se encuentran tambin endeu-dados y no solamente con Estados, sinocon particulares o clubes de particulares,como el Club de Pars. Esos acreedorestienen la capacidad de modular decisio-nes de los pases a futuro. En algunos

    casos, ni siquiera son grandes multinacio-nales, sino pequeos privados.

    Qu alternativas hay para pensar-nos por fuera de esta lgica o paraevitar subyugarnos a estas tecno-logas de poder?Cuesta pensar todava cmo hacemospara tener prcticas de resistencia que nosean relativas al Estado. Si estuviramosen el siglo XIX, en la medida en que elpoder funciona concentrado en el Estado,desarticularlo sera el camino para tenerprcticas emancipatorias. Ahora, si lastecnologas de gobierno no transitanexclusiva y excluyentemente por el Esta-do, sino que estn dispersas en distintasinstituciones y prcticas, no alcanza contomar el Palacio de Invierno para modifi-car esas prcticas. Cmo lograr articula-ciones emancipatorias quitndole la cabe-za al rey y dejando de pensar que es elEstado el que concentra todas las activi-dades gubernamentales?

    Quitarle la cabeza al rey es algo quepuede leerse en dos sentidos posi-bles. Habls de quitarle centralidad.Bien podramos entender decapita-cin en sentido metafrico.Si pensamos en la decapitacin (ensentido metafrico), se est perdiendouna parte del problema: quizs hayaotros tantos por decapitar. Esta es unadiscusin que se ha desarrollado en Boli-via: para decapitar otros focos de poderquizs sea necesario reactivar ciertasprcticas estatales. Seguimos pensandoen la centralidad del Estado y tenemosdificultades para desarrollar otro tipo deprcticas que no sean respecto del Esta-do. En algunas campaas relativas alcuerpo de la mujer o en algunas lneasdel feminismo, como en el caso del abor-to, se advierte una demanda de distribu-cin de mecanismos anticonceptivos o delaborto legal, seguro y gratuito. La lgicasigue siendo respecto del Estado, peroste no produce medicamentos. La granindustria de los laboratorios cuyasganancias solo son superadas por el tr-

    fico de armas y drogas ilegales es laque produce medicamentos y an notenemos un modo conceptual de exigirlesa ellos que presten este tipo de anticon-ceptivos. Es un ejemplo pequeo de queen algunas luchas que son microfsicas,como la anticoncepcin, todava tenemosdificultades para pensar prcticas eman-cipatorias que no sean en torno al Esta-do.

    En el caso de Bolivia, tampoco huboinnovaciones en cuanto al modo depensar las prcticas emancipato-rias?Veamos el caso. La demanda por unanueva Asamblea Constituyente, en Boli-via, no se plantea verticalmente; son lospropios movimientos sociales los que lapiden. Esto se puede ver en los ttulos delas marchas. A inicios de los aos noven-ta, varias organizaciones indgenas mar-chan por la tierra y algunas cuestiones dejurisdiccin2. En los primeros aos deeste siglo, aparece la Asamblea Constitu-yente3: el reclamo de la sociedad civil seconstruye por fuera de los movimientosclsicos como la Unin Obrera Boliviana,a travs de nuevos movimientos u otroshistricamente postergados. Bolivia tuvomuchas Constituciones y estos sectoresnunca formaron parte de ellas. Estasorganizaciones, nucleadas en el Pacto porla Unidad, armaron dos borradores deproyectos constitucionales, en los cualesse animaron a pensar en la propiedadcomunal de la tierra para los indgenascuestin que no entr en la Constitu-cin, en instituciones polticasindgenas que entraron parcialmentey en la administracin de la justicia queentr bastante bien, pero siguen pen-sando en el Estado como nico foco depoder. Casi no hay huellas sobre el cami-no por seguir, si deseamos pensar prcti-cas emancipatorias sin referencia al Esta-do. En el texto constitucional boliviano,cules fueron las discusiones? La Asam-blea Constituyente plante cuestiones(algunas ms radicales que otras) queprovinieron del Pacto de la Unidad, que

    inclua a gran parte de los movimientossociales e indgenas, que solo estuvieronmuy parcialmente representados por elMAS. La lgica es ms o menos la misma:haba una consagracin de derechos y unreclamo hacia el Estado, que deba garan-tizarlos. Cmo ponemos lmites a prcti-cas gubernamentales que no transitanpor el Estado? Cmo hacemos para exi-girles otro tipo de funcionamiento? Locierto es que no ha habido mayores lmi-tes a poderes no estatales, salvo en elcaso de la limitacin del latifundio o laexplotacin de los recursos naturales.Nuestra concepcin de los derechos estarticulada en relacin al Estado. Perosaliendo de esta lgica de la presencia-ausencia del Estado, todava no sabemoscmo articular los derechos. En el caso deVenezuela, Ecuador y Bolivia se dio algointeresante y fue la desestructuracin dealgo que es caro al Estado moderno: laidea de que solo el Estado puede admi-nistrar violencia. Eso fue as en el proyec-to. Ahora eso est desdibujado en laprctica. Pero tanto en Bolivia como enEcuador, ya no es el Estado el que puedehacerlo, sino que las comunidades (enEcuador, se llama Justicia Indgena; enBolivia, Justicia Indgena Originaria Cam-pesina) pueden tener su propio derechopenal. Entonces vemos que es posibleque proyectos polticos institucionalespermitan y legitimen la administracin noestatal de la justicia o la violencia. Esaslgicas de desgajar el Estado moderno ysealar dnde no estara el Estado, no seadvierte en otras partes del texto consti-tucional. No se han pensado los derechossin el Estado

    1 Se denomina Guerra del Agua a una serie de pro-testas que tuvieron lugar en la ciudad de Cochabam-ba, Bolivia, entre diciembre de 1999 y abril del 2000.Su causa fue la privatizacin del suministro de agua.

    2 En 1990, se desarrolla la Marcha por el Territorio yla Dignidad protagonizada por Organizaciones de losPueblos Indgenas de Tierras Bajas.

    3 En 1999, se desarrolla la Marcha por la AsambleaConstituyente, por la Soberana Popular, el Territorio ylos Recursos Naturales.

  • Segn la definicin de la RAE1,el estado es la forma de orga-nizacin poltica, dotada depoder soberano e indepen-diente, que integra la pobla-

    cin de un territorio.Parte de los integrantes de esa pobla-cin, generalmente la mayora, nace enel territorio de ese estado, sin eleccin,solo dependiendo de la ubicacingeogrfica de su madre en el momentodel parto. Otra parte es inmigrante, y nonecesariamente por decisin libre.Difcilmente esos habitantes tenganalguna responsabilidad por cmo esdicho Estado en el momento en que lle-garon.Somos parte del estado, con obligacio-nes y derechos escritos en infinidad deleyes, tantas que desconocemos lamayora, tantas que no alcanza conguiarnos por lo que creemos que es elbien para todos, para cumplirlas. Lanecesidad de una ley escrita, jamshubiera tomado cuerpo si el gobierno yla jurisprudencia no hubieran realizadola arbitraria conversin de lo inocente enculpable2 . Frase interesante, segura-mente hay necesidad de que haya leyescrita, al menos hasta que evolucione-mos lo suficiente como para prescindirde ellas.Las leyes se escriben con intencionali-dades y presiones de todo tipo. Un lobbyde un poderoso necesita la oposicin deuna gran lucha de la poblacin, que semoviliza al tomar conciencia y obrar enconsecuencia. Esa conciencia nos llamaa luchar para modificar muchas de esasleyes, o, en situaciones ms urgentes, ala desobediencia civil.

    Empresas del estadoDesde chico, nac en 1960, me gust laidea de un estado ideal. Prefera lasempresas estatales porque considerabaque eran un bien social, un avance. Msall de quienes tenan el control deestas, significaban un escaln desde elque se poda discutir, tal vez con menosdificultad, algo realmente justo, sin sergaranta definitiva, sin quedarnos con losbrazos cruzados. Por eso luch comopude en los noventa contra las privatiza-ciones y las desregulaciones. Justamen-te, haciendo uso del ms duro pragma-tismo, el Kirchnerismo estuvo a favor deesas privatizaciones, as como un gransector de la actualmente llamada oposi-cin. Este trmino tan usado, tanto porlos medios que impulsan a sus candida-

    tos para focalizar la vidriera en ellos,como por el gobierno, para convencerque solo existira lo que est ms a laderecha de ellos.

    ParticipacinEs fundamental preguntarnos: quin seocupa de cambiar esta realidad que estan injusta?, en manos de quines deja-mos las decisiones? Frente al modelo deestado burgus actual herramientafundamental para sostener el capitalis-mo, que nos est llevando a la catstrofetotal, se ha planteado,como un opuesto por nega-cin, la anarqua.Cmo transformar estesistema en otro que

    garantice la equi-dad? Cmo lograr

    un estado basa-do en una

    forma deorgani-

    zacindistinta? Latarea es dif-cil, ya que una socie-dad sobreexplotaday alienada no tiene casimargen para proyectar yconstruir otro modo de orga-nizacin social que reempla-ce el capitalismo, pero es inelu-dible, porque lo reclama eldolor que provoca y por-que no tenemos margen,ya que est terminandocon nuestro planeta.Al respecto hay distin-tas posturas sobreel posible fin delcapitalismo: Secae slo, Hay queapurar la cada, Hagamos lo que haga-mos, no se cae. Tambin hay distintasmiradas respecto, por ejemplo, al parla-mento. Algunos partidos anticapitalistas,como el P.R.T., sostienen que no se debeparticipar de las elecciones porque impli-ca ayudar al sistema y ponen su esfuer-zo en otras opciones. Otros, como losque participan del F.I.T., tienen tres dipu-tados nacionales haciendo un intensotrabajo, presentando proyectos, hacien-

    do tribuna, sin abandonar su fuertepresencia en las luchas sociales. Al con-trario, dando ejemplo de que se puede.

    Algunos ejemplos y contraejemplosde participacinLa Constituyente Social es una intere-sante propuesta que empez a funcionarhace cinco aos impulsada por la CTA,hasta su divisin, a raz de las eleccionesinternas, en septiembre del 2010.Consiste en la organizacin y promocinde un proceso de debate y organizacin

    popular que busca alen-tar una nueva expe-riencia poltica ysocial en nuestropas, que recuperepara las mayoras sucapacidad de auto-gobierno en elmarco de un proyec-to de sociedad justo,equitativo y

    democrtico, con elmayor grado posible

    de protagonis-mo y unidadpopular, con larepresentacinms amplia delas expresio-

    nes organizadasde nuestro Pue-blo y en funcinde las priorida-des y accionesque se definanpart ic ipativa-mente enAsambleas dis-tritales, regio-nales y nacio-nales3.

    No puedodejar desealar queel texto dicerecuperar,lo que impli-

    ca que alguna vez las mayoras habra-mos tenido, en nuestro pas, autogobierno. De algo, no me enter.El sector a cargo de Pablo Micheli4 noborr la idea de la Constituyente de susproyectos, aunque no parece haberavances notables. El sector dirigido porHugo Yasky5, convertido en un verdade-ro felpudo-apndice del gobierno, ahorahabla de la convocatoria econmicasocial, una invitacin a los trabajadores

    y los sectores productivos, y declara, atravs de Stella Maldonado, que noexiste un programa ms revolucionarioque la fuerza poltica y social dispuesta asostenerlo6. Creo que confunde la sopacon la olla.Siguiendo con lo sindical, Claudio Marn,de FOETRA, declar en Minuto1 que:Hasta que no haya una alternativamejor para los trabajadores [segn ellos,no la hay] habr que apoyar a estegobierno, por eso no pararon los pasa-dos 27 y 28 de agosto; lo mismo que dijede la palabra oposicin. En la lnea denuestra Presidente, que dijo que a laizquierda de ella solo est la pared; si espor negar, el sionismo neg repetida-mente, a travs de sus representantes,la existencia de los palestinos porejemplo, Golda Meir dijo, en 1969: Noexiste tal cosa como los palestinos,nunca existieron. Tambin la reinaVictoria de Inglaterra lleg a decir queBolivia no exista, luego de que undiplomtico ingls tuviera un incidenteen dicho pas.En la Constituyente Social se planteabano seguir delegando y se invitaba adescubrir las races de nuestra capaci-dad en cada problema7. Es que es rid-culo confiar nuestra representacin enquienes en la prctica se guan por elmandato de otros intereses, o por otrotipo de corrupcin, o por burocratiza-cin, no haciendo ms que empeorar lasituacin.Se marcaban, como ejes fundamentales,la distribucin de la riqueza, la democra-cia participativa y la soberana sobre losrecursos naturales, el medioambiente yel hbitat. Claro que (opino), al analizarla distribucin de la riqueza, se debe lle-gar a cuestionar los modos de produc-cin. Lo dems, como reformas impositi-vas, son solo eso: reformas; un poco deoxgeno.Si la distribucin primaria, la que sematerializa en el transcurso del propioproceso de produccin, fuese satisfacto-ria, habra necesidad de mecanismosque vuelvan a actuar en el mbito de ladistribucin? Indudablemente no. Perotal equidad est fuera objetivamentede la lgica interna del capitalismo8. Con la Constituyente Social se buscabaimpulsar un cambio en la lnea deaccin, pasando de confiar en otroapoyndolo a ponerse a construir poruno mismo. Sin duda, en el momentohistrico en que vivimos, es una pro-puesta muy interesante, pedaggica

    6territorios

    lo necesitamos?, vale la pena sostenerlo?es una herramienta para quines? leyes,soberana, participacin, educacin, deuda externa e interna, redistribucin de la riqueza.el estado, una forma a la que estn ligados, tambin, los que miran para otro lado.

    el estado valiumcsar maffei/ [email protected]

  • 7texturas

    y generadora de cambios ms profun-dos.Es necesario observar qu partidos pol-ticos llevan adelante la organizacin deAsambleas y Congresos abiertos con ver-dadera intencin de lograr participacin,y cules hacen otro tipo de encuentros,por ejemplo, con los representantes delas corporaciones. En el caso de estosltimos, es muy elocuente la ceguera, ymuy perverso el sistema, porque lapublicidad utiliza siempre palabras comofuturo, esperanza, impulsando a dejar enlas manos de los que saben qu hacer,mostrndose siempre como algo nuevo ydistinto. Y no lo son.Podemos mencionar otras propuestasque, si bien pueden ser didcticas, tam-bin son anestesiantes, como los presu-puestos participativos que suelen seruna porcin del presupuesto que se dejapendiente para que, en reuniones orga-nizadas con ese fin, la gente decida losbeneficiarios de ciertas partidas de dine-ro.Tambin hay letra en la Constitucin,como los artculos 39 (derecho de inicia-tiva) y 40 (consulta popular) que sonms simblicos que verdaderas herra-mientas de participacin. Ms bien pare-cen ser elementos para convencernos deque tenemos un verdadero sistemademocrtico

    El Estado y sus funcionesMs all de la discusin sobre la necesi-dad o no de una organizacin social lla-mada Estado, en nuestro pas, los traba-jadores nunca tuvimos en nuestrasmanos esa herramienta. Podemos discu-tir intencionalidades, distintos perodoshistricos con mayor o menor mirada dela situacin de los sectores ms poster-gados.Refirindose a la primera etapa peronis-ta, dice Javier Lindenboim: Sin perjuiciode lo afirmado en las conocidas estrofaspartidarias, estas polticas de ningunamanera solucionaron las profundas con-tradicciones de una sociedad como laargentina que era vctima tanto del desa-rrollo del capitalismo como de su insufi-ciencia9.Por ahora el Estado es un moderador dealgunos efectos negativos, y en muchoscasos genera una dependencia quegarantiza la continuidad del mismo efec-to.Los sectores ms duros de los privilegia-dos presionan para sacar mejor tajada,con el riesgo de que se les muera el

    esclavo o la gallina de los huevos de oro.Por ejemplo, Gary Becker, premio Nobelde economa 1992, declaraba en plenadcada de esplendor para ellos: El Esta-do solo debe ocuparse de los ms margi-nados para que no cometan delito. Criti-can el estado grande, porque consideranque pueden tener ms exclusividadcomo beneficiarios.Regulan la desregulacin. Pero, muchossaben que eso no alcanza para sostenerla hegemona. Necesitan convencer a lasmayoras de que hacen lo mejor paratodos. Por eso necesitan el estado bene-factor.Mientras, se toma deuda cuando la nece-sitan ellos con objetivos variados quevan desde fugar capitales, pasando portodo tipo de negocios hasta para haceruna guerra, si la necesitan.Y despus quieren convencernos de queel pas necesita ser considerado buenpagador, sino no tenemos acceso al cr-dito. Y la deuda siempre la pagamos conla crisis social de las grandes mayoras.

    ConclusionesSimplemente he tocado algunos aspec-tos del tema, como amerita un artculo.Tratando de hacer un simple aporte,aunque el tema da para mucho ms. Elhecho de que soy docente y no toqu eltema educacin, que tanto tiene que vercon el estado y con el pueblo, es unabuena muestra.De lo que no cabe duda es de que urgepasar de este estado adormecedor,herramienta para garantizar un sistemaindudablemente injusto y depredador, aotro que sea realmente instrumento decambio de estructuras, y de que debe-mos poner todas nuestras capacidades yvoluntades, porque tenemos tanto laobligacin como el derecho de hacerlo.Ms all de la visin que cada unotenga, desentenderse es ser cmplicedel estado, de este Estado

    1 http://lema.rae.es/drae/?val=estado2 Godwin, William, De la educacin nacional, en Laeducacin en las ideas libertarias, coleccin crticasocial, Ediciones FORA.3 http://www.constituyentesocial.org.ar4 http://www.ctanacional.org5 http://www.cta.org.ar6 http://www.cta.org.ar/stella-maldonado-3020.html7 http://www.constituyentesocial.org.ar8 Lindenboim, Javier (2005), El reparto de la torta.Claves para todos, Editorial: Capital intelectual.9 dem

    La vorgine de la vida urbana esfcilmente asimilable a la locura.Miles de estmulos, rdenes, unritmo de vida y expectativas que se reci-ben, se procesan y actan con un mni-mo de conciencia disponible. Ya Marxnos explic que la alienacin es parte denuestra vida desde que venimos a estemundo capitalista. Es posible entoncesescapar a la locura? Un segundo deconciencia libera? Cmopasamos de ella a laaccin coherente? A mediados de la dcadade 1950, Gregory Bate-son desarroll la teoradel double bind o doblecoaccin para explicarel origen de laesquizofrenia. Bsica-mente esta patologa era elresultado de la exposicin a mensajesambivalentes ante los cuales era imposi-ble, para el sujeto, dar una respuestacorrecta. Imaginemos, por ejemplo, a unnio al que su madre le reclama con pal-abras afecto, pero que al mismo tiempoen los actos lo rechaza fsicamente. Hagalo que haga el nio ser reprendido porsu madre. La prolongacin de este tipode situaciones en el tiempo produce enel sujeto una incapacidad para producir ocodificar cierto tipo de mensajes y semanifiesta en una inhabilidad emocionaly social. Ahora si pensamos en la inmen-sa cantidad de mensajes ambiguos querecibimos de parte de la sociedad desdeque somos nios, cmo hacer para novolvernos locos? Es posible resistir omejor nos entregamos a la locura?Bateson vino a mi mente mientras miroa travs del enorme ventanal. Estoy enun piso treinta y nueve en una torre enPuerto Madero. Son las seis de la tarde.Desde ac arriba, los kilmetros dereserva ecolgica se ven como unaplacita. La altura y el cambio de per-spectiva hacen que todo se veapequeo, insignificante, aunque almismo tiempo las luces que se empiezana encender me recuerdan la vastedad dela ciudad. Miro los suburbios y pienso enCami y en lo que pas apenas unashoras atrs. Mi mente suele empearseen conectar los extremos y reparar enlas contradicciones. Cami seguramenteya est empastillada, perdida en algunaesquina de Soldati o Flores. Todava meresuena su voz: Yo no voy a volver. Teacompao hasta la parada del colectivo,pero no voy a volver. Me son sincera.Y me dej desconsolada. No me daba

    miedo quedarme sola en la villa, conocael camino de salida. La abrac, la insult,le dije un montn de cosas. Supongoque en realidad le quise decir quevolviera conmigo para dejarse cuidar unrato ms. Es difcil ser empleado estataly tratar de poner curitas donde en reali-dad hay hemorragias. Uno es parte delmismo aparato estatal que sostiene ladesigualdad de clases y que reprime(gracias, seor Marx, otra vez), y

    despus (en el mejor de loscasos) intentareparar y restituirderechos. Esosmotivos, entre otros,cruzaron la vida deCami y la ma.No puedo dejar de pen-sar en los suburbiosdesde este piso dondetodo es dorado. El arreg-

    lo floral que corona la enorme mesa delliving es bellsimo. Dos docenas de rosasblancas, frescas, impolutas. Si ac haybasura, est bien escondida. No como enlos barrios, donde todo est tanexpuesto. Todo lo que hay, lo que sobra,lo que falta. La basura, los transas, eldesamor. Cuntos narcotraficantesvivirn en esta lujosa torre? Cuntasmadres desamoradas y nios tristeshabr?Y pienso adems que si no me debierancuatro meses de sueldo, no hubiera lle-gado hasta ac. Siento que mis horas detrabajo extra dando clases de apoyoescolar subsidian la desidia e ineficaciaestatal. El Estado, que debe garantizarlos derechos de todos sus ciudadanos,pero especialmente de los nios, nias yadolescentes, no puede garantizarles unsueldo, ni A.R.T., ni obra social a losempleados que se ocupan justamente deaquellos nios. Y eso ahora me poneenfrente de otra jovencita que probable-mente vaya a uno de los colegios mscaros del pas. Tratar de procesar las realidades contra-dictorias en un razonamiento lgico ycoherente es una tarea ardua. Buscaruna respuesta correcta, sin caer en lalocura probablemente sea imposible.Bateson saba perfectamente que la sal-ida del laberinto siempre es por arriba.Eso incluye usar la lgica para entenderel sistema en un sentido ms amplio yelevar la conciencia para encontrar algode paz. Ms tarde ser tiempo para eso.Mientras tanto, solo me queda disfrutarde un mundo donde no caben todos,pero s muchos y variados mundos

    giselle mndez/ [email protected]

    lo frgil de lalocura, o del intento detransitar los extremos sin perderla razn

  • 8descolonialidad

    Como hemos mencionado reiteradamente enesta columna, la perspectiva descolonial estu-dia el surgimiento del patrn de poder moder-no-colonial en Amrica y su desarrollo. Uno desus componentes fundamentales fue la conso-

    lidacin de los Estado-nacin capitalistas, monoculturales,monotnicos y monojurdicos. Se trata de un proceso delarga duracin que hunde sus races en la poca colonial,durante la cual determinados sujetos y lgicas socialesfueron afirmando su hegemona, en detrimento de otros.Me refiero, por ejemplo, a ciertas formas y relaciones deproduccin (la plantacin con trabajo esclavo, la hacien-da con trabajo servil, la estancia con trabajo asalariado),a una cultura (cristiana, patriarcal), a una etnia (los blan-cos) y a una manera de instituir normas jurdicas (desdearriba hacia abajo de la pirmide social). De ms est decir que esta historia estuvo plagada deconflictos y proyectos alternativos, desde su mismocomienzo. En ese sentido, los intelectuales descolo-niales sealan a Felipe Guaman Poma de Ayalacomo una las ms tempranas expresiones integra-les de resistencia frente al patrn moderno-colo-nial de poder y, especialmente, frente a esas prcticashegemnicas de las que surgira el Estado-nacin capi-talista eurocntrico. Walter Mignolo lo considera elprimer terico poltico descolonial (La opcinde-colonial: desprendimiento y apertura, enTabula Rasa N 8, pp. 259-264); mientras que,para Enrique Dussel, se trat de la mxima concien-cia crtica posible a la modernidad eurocentrada en sutiempo (Meditaciones anti-cartesianas, en Tabula RasaN 9, pp. 179-195).Qu lo hizo merecedor de estos laureles? Pues bien,Guaman Poma fue un indgena (yarovilca por lnea pater-na, inca por lnea materna) que vivi en los Andes entrefines del siglo XVI y comienzos del XVII, se convirti alcristianismo, aprendi castellano y escribi un volumi-noso libro titulado Nueva Cornica y Buen Gobier-no. Esta obra era en realidad una carta dirigida alrey espaol Felipe III, en la que denunciaba laopresin y la explotacin que ejercan las autori-dades coloniales sobre los pueblos andinos. Hay ms. Su carta no slo condena los padecimientos delos indgenas en ese presente, sino que tambin se refie-re al pasado y al futuro. Por un lado, relata una historiauniversal que comienza con la creacin del mundo, comola Biblia, y luego se desarrolla a partir de la fusin de ele-mentos cristianos y andinos. Por ejemplo, asegura que losindgenas son descendientes de No y que empezaron apoblar Amrica luego del diluvio universal. Tambin queel apstol san Bartolom predic el evangelio en losAndes durante los primeros siglos del cristianismo, muchoantes de la llegada de los espaoles, y que solo el recien-te dominio inca sumi a los indgenas en la idolatra. Espor esto ltimo que los seores andinos no incas, comosu padre, no se resistieron a la conquista y recibieronpacficamente a quienes venan a devolverlos a la sendadel verdadero Dios. Estas ideas son mucho ms que las fantasas mestizas deun inspirado escritor; constituyen las bases para la for-mulacin de un proyecto poltico. En sus considera-ciones sobre el futuro, Guaman Poma se atreve aproponerle a Felipe III una modificacin sustan-

    cial de la situacin de la colonia: el fin de las enco-miendas, la restitucin de las tierras a los seoresandinos y el establecimiento de un Estado autno-mo gobernado por los propios indgenas, aunquesometido a la monarqua universal del reyespaol y a la iglesia cristiana. Como dije, este pro-yecto se apoya argumentativamente en la historia univer-sal previamente relatada, por lo menos en dos pun-tos. En primer lugar, si los andinos ya eran cristia-nos antes de que los espaoles llegaran, resultainjustificable la explotacin (anti-cristiana) ala que los someten los enco-menderos, so pretextode instruirlos en la fe;con la disolucindel imperioinca ya estndadas lascondicionespara una ree-vangelizacinp a c f i c a .Adems, si

    n ohubo oposi-cin violentaa la conquista,los espaoles no puedenapelar a la doctrina de la gue-rra justa para legitimar su apropia-cin de las tierras indgenas. Es descolonial la utopa estatalde Guaman Poma? No cabendudas de que tanto el proyectocomo sus fundamentos contienenelementos que se oponen directa-mente a la matriz de poder moderno-colonial: los indgenas aparecen reconoci-dos como sujetos capaces de autodeterminacinpoltica; su condicin de siervos explotados es absoluta-mente condenada; la cultura cristiana de los conquista-dores es reapropiada sincrticamente, aprovechndosesu potencial liberador a favor de los subalternos y en con-tra de la dominacin.Sin embargo, el Estado de Guaman Poma no care-ce de marcas coloniales. Tomemos en cuenta que estese postula como una de las cuatro partes del mundo,cada una gobernada por sus respectivos pobladores nati-vos (y todas sometidas a la monarqua universal de Feli-pe III). As, adems de una Amrica para los indgenas,habr una Guinea para los negros, una Turqua paralos moros y una Roma para los europeos. Demodo que se trata de un proyecto poltico mono-tnico, tal como se pretendern los Estados-nacin modernos. No deber sorprender entonces queGuaman Poma manifieste en reiteradas ocasiones que losmestizos, negros y mulatos son los que ms rpidamen-

    te adoptan las conductas corrompidas de los espaoles, adiferencia de los pobres indios. En segundo lugar, creo que su reapropiacin sincrtica yliberadora del cristianismo merece ser examinada conmayor atencin. Guaman Poma no se limita a valerse delcristianismo como herramienta crtica del colonialismo;proyecta un Estado cristiano. Y ms all de argumentarque los indgenas eran cristianos en el pasado, recono-ce que en el presente son idlatras. Por lotanto, la realizacin de su utopa debe transitarnecesariamente el camino de la evangeliza-cin. Hay algo as como una evangelizacindescolonial? Para esclarecer esta cuestin, es completamente per-tinente mencionar que Guaman Poma colabor dehecho en la evangelizacin. Sabemos por su propiotestimonio que ofici de intrprete en una de las

    campaas de extirpacin de idolatras, dirigidapor el visitador de la iglesia Cristbal de Albor-noz contra el TakiOnqoy. Este fue un culto

    andino que profesaba el rechazo de todas lasimposiciones del colonizador espaol (nom-bres, vestimenta, comida, religin) y el retorno

    a la adoracin de las huacas, las divinidades loca-les. Dicho episodio ha sido llamativamente omitido porquienes han elevado a Guaman Poma a las msaltas cumbres del pensamiento descolonial; sinembargo, creo que merece una seria reflexin. Laprctica evangelizadora de Guaman Pomaest muy lejos de ser dialgica e intercultural,

    como podra sostenerse que fue la desarrolladapor Bartolom de las Casas. Las extirpaciones deidolatras recurran a la represin de los idlatras, a laconfiscacin de sus objetos sagrados, etc. Surgeentonces una nueva pregunta: puede una prc-tica colonial colaborar en la construccin de unEstado descolonial?

    Desde ya rechazo cualquier intento de rehuir alproblema, del tipo admitamos en el panten

    descolonial al Guaman Poma terico poltico pro-gre, y reneguemos del Guaman Poma evangelizador

    retrgrado. Solo un idealista que separa el pensa-miento individual de la praxis social de la que ineludi-

    blemente forma parte podra realizar una propuestasemejante. Pero como dije: el proyecto estatal de Gua-man Poma resulta perfectamente compatible con la evan-gelizacin forzada. La nica solucin consiste en asumir que, tal como lamodernidad que la engendra, la descolonialidad poseecaras liberadoras y dominadoras. No han existido, niexisten, prcticas descoloniales puras; quienescombaten el patrn de poder moderno colonial enalguna de sus formas lo replican en otras. Y quie-nes pretenden construir un Estado descolonialcorren siempre el peligro de que su prctica seconvierta en un episodio ms en la historia de laconsolidacin del Estado-nacin moderno capita-lista.Los pensadores descoloniales poseen tambin un ladooscuro. Si lo ignoramos, se nos tornar incomprensiblepor qu, teniendo tantos prceres, la batalla contra lacolonialidad sigue estando tan lejos de haberse ganado.

    martn forciniti (GEL)[email protected]

    guaman goma y el estadoutopas descoloniales, prcticas coloniales

    felipe guaman poma de ayala es reconocido indiscutidamente como uno de los primeros pensadoresdescoloniales. sin embargo, los rasgos coloniales del estado que proyecta nos permiten poner en duda esaconsideracin, al tiempo que nos invitan a seguir indagando sobre la naturaleza misma de la descolonialidad

  • 9preguntas

    No tiene por qu sorprendernos que losrecientes estudios de filosofa poltica hayanconcentrado sus fuerzas en repasar losmomentos en los cuales los grandes nom-bres de su panten han trabajado con las

    formas preestatales. Los diversos acontecimientos hist-ricos abiertos por la cada del bloque sovitico en 1989han demostrado que revisar las proposiciones referidas aesos vnculos pre-estatales puede derivar rpidamenteen un posible estudio de lo que llamaremos formas pro-toestatales, ya no ligadas estrictamente a un vnculohistrico que indicara una preexistencia a la aparicindel Estado moderno, sino una forma de apuntar a lasligazones que persisten por debajo de la conformacinde un aparato de Estado y que, sin embargo, si se obser-va con cuidado, el propio Estado administra para poderprevalecer. No hablamos aqu de un Estado por fuera delEstado tal como se considera, vulgarmente, al cerradomovimiento de ciertas organizaciones, como la mafia,sino a vnculos de circulacin de flujo (digamos: no sola-mente de dinero) considerados por el propio Estadofuera de sus satlites o dependencias, pero dentro desu administracin, una protoforma que ya determina cir-culaciones sin quedar organizadas en la rgida estructuradel Estado (socialista o capitalista). El ejemplo ms concreto que podemos retomar y quepertenece a nuestra historia reciente es el (aparente)surgimiento de los llamados clubes de trueque entre1994 y el 2002, aunque los lmites estrictamente histri-cos son difusos y ameritan un estudio aparte. Esosclubes de trueque nacieron amparados en formas deautogestin no incentivadas por el aparato estatal yfueron las principales protagonistas de reorganizar laestructura estatal desde sus operaciones polticas espec-ficas (las asambleas barriales). La posterior consolidacinde un nuevo pacto estatal a partir del 2003 con la asun-cin del gobierno por parte de Nstor Kirchner y contin-uada hasta nuestros das no pudo darse sin esta reorga-nizacin promulgada desde abajo, a nivel molecular,que deriv en formas molares como las del resurgidoEstado. Qu verdadera alternativa de izquierda o, almenos, de ciertas caractersticas progresistas, podemossealar como posibles para tratar de escapar a esaderecha fantasma innombrable, pero tangible en susfragmentarias apariciones que nos atosiga desde el msall (nuestro 2015)?

    Un repaso marxistaCmo hacer con el Estado? Esa es la gran preguntaabierta por el siglo XX desde su propio nacimiento. En ElEstado y la revolucin1, Lenin observa que el propioMarx va cambiando su perspectiva para asegurar que elobjetivo primordial de la revolucin no sea apoderarse dealguna manera especfica del Estado burgus por partedel proletariado, sino destruirlo. Dice Lenin: Sin perder-se en utopas, Marx esperaba de la experiencia delmovimiento de masas la respuesta a la cuestin de quformas concretas habra de revestir esta organizacin delproletariado como clase dominante y de qu modo estaorganizacin habra de coordinarse con la conquista dela democracia ms completa y ms consecuente2.Destruir el Estado burgus y reemplazarlo por una nuevaforma propia del proletariado, ese sera el objetivo pri-

    mordial que slo el devenir histrico asegurara. Pero enesta tarea, es necesario retomar los estudios de las for-mas preestatales y precapitalistas que Marx consideraimprescindibles para entender la ideologa burguesa adestronar. Esa misma ideologa burguesa, por caso,determina que el trabajo es la verdadera fuente deriqueza del hombre y que toda forma de organizacin deese trabajo (la capitalista y, por extensin, la propiaforma del Estado moderno) es necesaria para mayorprovecho del hombre. La crtica de Marx es implacable:

    El trabajo no es la fuente de toda riqueza. La naturalezaes la fuente de los valores de uso (que son los que ver-daderamente integran la riqueza material!), ni ms nimenos que el trabajo, que no es ms que la mani-festacin de una fuerza natural, de la fuerza de trabajodel hombre3. Cualquier forma de revelarse en elaccionar revolucionario, para esta perspectiva, debeatender que la fuente de riqueza es la naturaleza y queel trabajo es una forma de accin (del que se deriva unaforma de organizacin) que trata de entender la maneraen que esa riqueza puede extraerse y distribuirse.Despus de la destruccin del Estado burgus, lo quequedara por hacer es revisar de qu manera se puedeadministrar la fuerza del hombre y la riqueza obtenida deesa fuerza ejercida sobre la naturaleza. Esa era la lecturade Marx, pero, qu nos queda a nosotros?

    De aqu para adelanteNo podemos decir, en nuestro contexto, que el Estado hasido destruido en algn momento histrico especfico.Podemos decir, en lo que corresponde al ltimo cuartodel siglo XX y a los catorce aos del siglo XXI, que hemospasado de un Estado represivo que busc cumplir a rajat-abla el mandato liberal de un mercado incondicionado aun Estado debilitado, reducido, que trat de cumplir el

    mismo objetivo, pero con un aparato represivo muchoms abstracto, digamos, que supo combinar con sinies-tra elegancia los golpes con las proclamas, las balas deplomo y de goma con los programas educativos, elaparato represivo con el ideolgico. La crisis de 2001cerr este proceso y permiti la reapertura de lo estatala partir de 2003, pero en el actual clima de cierre deetapa puede verse aflorar violencias particulares yreclamos de represin por parte de diversos sectoressociales. A eso debemos sumar la reaparicin demovimientos obreros que vuelven a recalcar el marco delucha contra un Estado represivo (como sucede con losobreros del sector automotriz), la preeminencia de fig-uras represivas supuestamente progresistas como sal-vacin de todos los males (Berni), la descentralizacin delas fuerzas policiales (o sea, las policas municipales), laresistencia a abandonar modelos represivos en la trans-misin ideolgica (la resistencia a la mal llamada flexibi-lizacin de los aplazos en la educacin primariabonaerense), etc. Todo este panorama dibuja un potentemovimiento a la derecha impulsado (dialcticamente?)por el mal llamado giro a la izquierda del gobierno, elcual, estrictamente, nunca adopt esta tendencia, sinoque supo leer el panorama y llevar adelante polticas par-ticulares con las cuales la izquierda se poda identificar. Si las experiencias del 2001 demostraron la importanciade revisar las formas de organizacin popular pararepensar un vnculo con lo estatal, quizs una lecturapoltica y estratgica de relevancia para el actual gobier-no o para cualquier postulante progresista a hacerse conl sera la de revisar los modos de articulacin de esasprcticas con una organizacin estatal acorde. Todo elmundo lo sabe, pero nadie lo ha pensado con seriedad,y aqu est nuestra concreta afirmacin: el verdaderoespacio poltico del porvenir es la as llamada villa mise-ria, en donde se producen experiencias cotidianas deintercambio por fuera de la regulacin estatal, algo queno tiene por qu condenar esas prcticas a la ilegalidadmientras no haya una propuesta efectiva que busqueadministrar esas relaciones para producir un nuevo pactoestatal. Lo que decimos no es parte de un discurso bien-pensante que quiere pasar por progresista, sino que esun verdadero llamado al pensamiento crtico y poltico delmaana: hasta qu punto se ha visto la villa miseriafuera de la mscara pequeo burguesa de la excentrici-dad (tal como lo demuestra ese tonto exotismo deci-monnico que escribe crnicas de personas que visi-tan las villas) o del peligro? No ser que todo nuestroactual pensamiento en torno a las villas miserias ha esta-do teido de la curiosidad sociolgica-antropolgica y noha recalado en un verdadero pensamiento poltico?Cules son las formas protoestatales que podemosencontrar en esos espacios y qu metodologa revolu-cionaria o progresista puede extraerse de esa experien-cia? Preguntas abiertas de quien suscribe que, tal comose sospechaba en el ttulo y en lo escrito, solo puedenresolverse una vez entregados a la accin.

    cmo hacer? fernando bogadofernandobogado.com

    @letristefebo

    1 Lenin (2012) El Estado y la revolucin. (J. A. Alemn, Trad.),Buenos Aires: Sol 90.2 dem, p.61. 3 Marx, K. (2014) Antologa (P. Scaron, Trad.), Buenos Aires:Siglo XXI, p. 340.

  • Hoy me levant pensando en el Mundial. Salde casa con el caf en la mano. ltimamen-te nunca estoy donde tengo que estar. Lavida es eso que te pasa mientras ests lle-gando tarde. Pongo el auto a 140 por Pana-

    mericana, para sentir algo, aunque lo nico que sientasea el auto temblar. Se repite el disco de Cerati, no quie-ro escuchar la radio porque s que estn todos hablandode la ceremonia inaugural y eso me deprime. ltimamen-te nadie dice lo que quiero escuchar.LLego al trabajo, son las 9.32 del jueves. Desde hace seisaos que trabajo en un Centro de Salud, en algn puntodel conurbano bonaerense. Un barrio perdido donde nollega ni el diario. El Centro es una casa venida abajo condos consultorios, una sala de espera, una cocina. Est alfinal de una calle de tierra, la rodea una enorme canchade ftbol, tiene un quincho y una pileta que hoy estvaca y llena de grietas. Diez aos atrs ac haba un Hos-pital de da, se atendan un montn de pibes que queransalir de las drogas. Se armaban torneos de ftbol con loschicos del barrio. Para dejar las drogas, tenas que ofre-cer algo a cambio. Hoy, el pasto est largo y todo lleno debarro. La miro mientras me hago el primer mate del da.Desde que trabajo en el Estado tomo ms mate quenunca. Miro la cancha por la ventana, afuera hace fro;adentro, casi que lo mismo. Vuelvo a pensar en el Mun-dial.A las 10.15 de la maana, llega el primer paciente del da.Al lado de su nombre figura un cartel que dice urgente.Es un hombre de unos treinta aos, est agitado y acele-rado. Se sienta en frente de m. El consultorio grandetiene algunas sillas y un escritorio que separa tu vida dequien tens enfrente. El hombre tiene puesto un jeangastado y varias capas de abrigo. Me cuenta que su nicohijo est internado por algo que le agarr en el rin. Quedesde que pas eso su vida cambi. Apoya los codossobre sus rodillas, para contener las manos que le tiem-blan, querindose escapar de sus muecas. De la frente,le caen gotas de sudor mientras repite que est desespe-rado, que ya se agarr a pias con varios mdicos. Medice que necesita plata. Que no sabe qu hacer por suhijo. Que l siempre haba soado jugar al ftbol con su

    hijo varn, que ahora estaba enchufado, me dice algo dela mala praxis. Yo lo escucho, y l sigue. Que lo tengo queayudar, que necesita plata ya. Que si ac no le damos res-puesta, se va a encadenar en la plaza municipal. Me diceque va a salir por televisin y que yo voy a quedar pega-da por haberlo atendido hoy y no haber hecho nada. Memira fijo, buscando mi reaccin. Le digo, sonriente, queno sera la primera vez que un paciente mo salga porCrnica, que por m estaba bien, que hasta me da chapa.A un psicpata no hay que tenerle miedo. A un psicpa-ta, psicpata y medio. Me mira sorprendido y su actitudcambia. Le digo que se quede tranquilo, que piense ques lo mejor para su hijo, y ya que estamos que intente nofumar marihuana as puede manejar un poco mejor lasituacin. Se va ms tranquilo, pidindome otro turnopara el prximo lunes.Despus de l, llega Franco. Es el nico paciente que mellama por la primera slaba de mi nombre. Ni doctora nilicenciada. Franco lleg un ao atrs, chupado y atrapa-do entre psicofrmacos que usaba para drogarse. Tenauna cicatriz en el cuello, de punta a punta, haba intenta-do matarse. No poda ni hablar, vea cosas que no esta-ban, pesaba menos de cuarenta kilos. Se intern y ahorale dieron el alta. Viene a verme para hacer la reinsercinsocial. Esa parte es la ms difcil, porque volver a casa sinser fisura es volver y no ser nadie. Me cuenta que eldomingo quiso ir a la cancha. Me lo cuenta para que yole diga que no puede. Franco sabe lo que implica ir a la

    cancha. Me agradece que le ponga lmites porque nadiems lo hace. Franco me pide a gritos que lo cuide de lmismo. Me pregunto si alguien lo entiende, si alguien ensu familia sabe lo qu es que algo te mate, pero que sigasiendo el amor de tu vida. La droga nunca deja de gus-tarte, aunque te quite todo, hasta el hambre. La hora del almuerzo es un segundo termo de mate. Mesiento afuera al sol para que me d calor. Me pongo a leeralgo, pero no me puedo concentrar, no me acuerdo la lti-ma vez que pude terminar un libro. Mi compaera de tra-bajo se queda adentro. El silencio es infinito.Al rato me avisa que lleg Claudia con su hermano. Losdos son menores de edad, yo insisto en citar a la madre,pero la madre nunca vino. Tiene que ir a trabajar parapoder darle plata a sus hijos, plata que gastan en consu-mo y en venir a tratamiento solos. Solos, porque sumam se est ganando el peso que ellos gastan en dro-garse, que es lo que les hace venir a verme. Se los quiseexplicar, agarr una hoja, dibuj un crculo que mostrabael circuito; les dije que sa era la cuerda por donde seestaban ahorcando. Por ltimo, llega Evelina, a quien siempre le doy el ltimoturno as vuelvo a casa un poco ms optimista. Evelina, am, me salva la vida. Empez tratamiento el verano pasa-do. Tena la cabeza rapada porque se haba cansado deque su padre la arrastrara por el piso tirndole de lospelos. Cuando lleg viva en la calle. Evelina fue la prime-ra persona a la que vi llorar de hambre. Uno estudia psi-cologa y despus descubre que a veces es ms terapu-tico un paquete de fideos. Ahora dej las drogas paraestudiar Filosofa. Esta es la Argentina: en medio de lavilla, te hablan de Sartre. Evelina me salva la vida. Eveli-na no sabe que hoy empieza el Mundial, Evelina es hijade la tierra, as dice. Termina la jornada. Trepo por la enredadera social y llegoa mi barrio. Estaciono detrs de una Honda Cr-V polari-zada. En mi barrio los hombres estn bronceados todo elao. En mi barrio, hay un spa para perros y gatos. Suboal sptimo cielo de mi casa. Son las 5 de la tarde, empie-za el primer partido del Mundial. Suena el silbato y entodos los televisores del mundo estn mirando lo mismo.Hoy, somos todos argentinos.

    10texturasdecime

    qucecilia canzonetta /

    se siente

  • 11metal pesado

    ezequiel alasia /

    Otro da para ser

    En la literatura, y precisamentedentro de la potica que se ins-cribe dentro del gnero delHeavy Metal, surge un conceptoque retoma varias de las defini-

    ciones que dimos anteriormente: la enfer-medad. El metal activa la metfora de laenfermedad para deconstruir de maneracrtica el funcionamiento social. No es solouna figura retrica, sino un mecanismopara comprender el mundo3. Este concepto que es recurrente dentrode la literatura occidental aparece en elmetal bajo las siguientes formas: - Comola fibra moral del individuo y la sociedad4;- Como metfora comn para la decaden-cia moral o social5; - Como seal de unindividuo para escapar de un destino6; -Como mtodo de redencin para losenfermos y marginados7; - Como mediode realzar la conciencia de la muerte, evo-cando cuestiones de moralidad y comple-jidad de la vida8; - Como una extraafuerza que penetra la vida humana y ladestruye9.La enfermedad nace del desequilibrioimpuesto por el propio lenguaje polticoque tiende a escindir nociones como esta-do y sociedad, pblico y privado, gobiernoy mercado. Este desequilibrio puede seridentificado a partir de la organizacinsocial que se impone a partir de la luchade clases. Beatriz Preciado teoriza sobre laenfermedad10 a partir de la idea de estig-mas. Estas estigmatizaciones11 son gene-radas para controlar a la sociedad y queesta misma se autorregule, reproduciendolos mismos conceptos hacia su propiaclase. Este lenguaje enfermo permite alcapital suprimir y fragmentar a aquellossujetos que no reproducen la homogenei-dad cultural, haciendo que se organicen apartir de la categora que les es impuesta.El heavy metal, en una suerte de refor-mulacin, denuncia esta fragmentacinbajo el lema de que todos estn enfer-mos. Rompe las categorizaciones e inclu-so las divisiones de clase ya que tanto losdominantes como los dominados sonparte de dicha enfermedad, unos impo-nindolas y otros reproducindolas12 , laburguesa y el proletariado, el estado y elpueblo. La potica del heavy metal observa yconstruye el concepto de enfermedad apartir de una serie de relaciones que se

    dan en un nivel ms complejo, donde sinpensar en el estado, lo estamos reprodu-ciendo. La enfermedad es el campoestratgico de las relaciones de poderdonde se establecen los diferentes tiposde conducta tanto del gobernante comodel gobernado. Es all donde la literaturaemerge para poder develar las distintasarticulaciones de sometimiento que sereproducen no solo en los dispositivos ins-titucionales, sino en las mismas personas.Son estas articulaciones que, en unanecesidad de categorizarla para podercomprenderla mejor, remiten a un tipo deenfermedad conocida como esquizofre-nia, palabra del griego clsico que signifi-ca dividir (schizein) y mente (phren),dndole una connotacin aun mayor a losdispositivos de control y dominacin queoperan a partir de la fragmentacin yorientacin de las mentes hacia ideas quepuedan seguir desarrollando su modo deproduccin, su existencia.

    1 Aristteles. Potica 1457 b.2 Masseta, Paula. 2009, pp. 37-55.3 Susan Sontag en La enfermedad y sus metfo-ras dice que hay que desactivar la metfora deenfermedad para entender el funcionamientosocial. En la potica heavy es a la inversa, se laactiva para explicar y representar la sociedad.4 Ya no creo en nada; Ya no creo en ti; Ya nocreo en nadie; Porqu nadie cree en mi. V8(1983:1).5 La gran masa anestesiada; se revuelca enegosmo.; Y sin el comn sentido; se ha entrega-do al escapismo, Hermtica (1989:2).6 Robo un auto para trasladarse; hacia las sole-dades vivientes, Hermtica (1991:1).7 Mata el miedo que guarda el animal.; Limpiael cuerpo, pues dentro de l ests, Hermtica(1989:5).8 Basta, no hay nada que ocultar.; Muerto estoyaqu.; Tras el porvenir., Hermtica (1991:6).9 La ciudad duerme en un corte de luz.; Elvaciamiento se est efectuando.; Y entreveradoen la confusin,; se ahoga mi grito de desespe-racin, Hermtica (1989:4).10 Preciado, Beatriz (2013) La muerte de la cl-nica. 11 Metforas que son impuestas por las distin-tas relaciones de poder (instituciones, estado,medios masivos).12 Ser guardianes o vig as de toda la miel; queguarda en toda colmena el sucio poder.; Preda-dor, ecologista, pobre o gran seor.; Drogade-pendiente, doctor o paciente; entreverado en elmontn, Hermtica (1994:2)

    segn aristteles1, la metfora consiste en darle a una cosa elnombre de otra. desde ya entendemos que no es posible pensar sinmetforas y que todo pensamiento es interpretacin. estospensamientos muchas veces son impuestos a partir de una serie derelaciones sociales que componen y se identifican con lo que hoyconocemos como estado. este concepto que, para foucault, podraser una realidad compuesta2 , emerge de las distintas relacionesque se dan en el marco de una sociedad: gobierno, instituciones,moral. esto les permite a las clases dominantes regular la conductade las personas con el fin de lograr ciertos objetivos, pretendiendoque los sujetos la asimilen y la reproduzcan, volvindose, as, elestado un dispositivo que se desarrolla de manera dinmica y queexcede la esfera de lo burocrtico e institucional.

  • 12territorios

    Desde el 2001 a la actuali-dad la desocupacin pasde un 25% a un 7, 8%.Ms all de las condicio-nes estructurales que

    posibilitan su crecimiento cuantitati-vo y las actuales limitaciones, megustara centrarme en el aspectopoltico que implica la recuperacinde la cultura del trabajo, y las difi-cultades que esto significa en trminosprcticos desarrollo de un oficio, recupe-racin de la dignidad de al menos dosgeneraciones sin ganarse el sustento, yen trminos polticos recuperacin dederechos , tal como lo mencionan algu-nos sindicatos y organizaciones socialesde trabajadores excluidos.Qu significado ha tenido el trabajo asa-lariado en la Argentina? Situados histri-camente, la crisis mundial de la dcadadel treinta puso en jaque la doctrina del li-beralismo como nico modo de organizarla sociedad. Los desarrollos terico-polticos del modelo keynesiano-concibieron un capitalismo ms mo-derado, en el que el obrero era consi-derado como parte de la demanda deproductos, y el estado, como agentede redistribucin econmica de la ri-queza social. En Argentina con el es-tado benefactor consolidado desde1945, el trabajo asalariado junto con undesarrollo de industria nacional, fue lapropuesta poltica de un estado con am-pliacin de soberana.En nuestro pas, la dignidad del traba-jador se construy histricamentecon gobiernos populares, ligada a laidentidad nacional. El trabajador a-salariado se incorporaba a la vida so-cial y poltica, ampliando sus dere-chos, con el movimiento peronista.Al conversar con antiguos trabajadores delas grandes empresas estales YPF, Fe-rrocarriles, talleres de exploracin del Mi-nisterio de Minera, es notorio el orgulloy sentido de pertenencia del obrero porsaberse constructor de pueblos y caminosy proveedor de todo aquellos que se con-suma y produca en el pas en un modelosocial con redistribucin de la riqueza so-

    cial: en 1954 los asalariados partici-paron en un 50% de la apropiacinde la riqueza, y el perodo 1950-1973fue el ms favorable, con un prome-dio de superior al 44%1. Desde 1976, las complementarias polticasde financiarizacin de la economa (san-cin de la Ley de Entidades Financieras en1977) y de destruccin de la industria na-cional, hasta el Plan de convertibilidad(privatizaciones de las empresas estata-les) del 90 hicieron que ese Estado Be-nefactor quedara materialmente destrui-do2. Durante el perodo de inestabilidad polti-ca del 55 al 73 y luego de dichas refor-mas, comenz una cada abrupta de laparticipacin de los trabajadores en la ri-queza que culmin en los aos noventa.(Debido a que ha cambiado la forma derealizar las estadsticas, no se puede esta-blecer un porcentaje para establecer lamagnitud precisa que permita compararcon la dcada del 50. No obstante, esti-man que es menor al 30%)3. A pesar detodo este proceso histrico, durante la d-cada del noventa, los trabajadores conti-nuaron resistiendo las polticas de vacia-miento, reorganizndose para mantenersus fuentes de trabajo y cierta forma deconcebir la sociedad, basada en el trabajocomo fuente de socializacin e integracinsocial..Sin duda el recuerdo del estado benefac-tor construido bajo el peronismo sigue te-niendo peso en nuestra cultura y nuestroimaginario. En qu medida es posiblerecuperar el estado con fines redis-tributivos ante un capital altamenteconcentrado?Los aspectos macroeconmicos (fragmen-tacin social, financiarizacin de la eco-noma global, grado de penetracin delcapital concentrado en los principales ejesde la economa argentina- minera, e-nerga, etc.). Son relevantes y sin dudaconstituyen un lmite o condicin necesa-rios para esbozar una respuesta a estapregunta. No obstante, me parece im-portante al momento de pensar la re-cuperacin del trabajo la nocin pol-

    tica como espacio de lo humano que la doctrina neoliberal nos quiereapropiar-, pues entiendo que aunquelo estructural s condiciona el funcio-namiento del Estado y de nuestrasvidas, no son determinantes. Desdeeste punto de vista, es posible compren-der al estado como un espacio de disputapoltica en el que diversos grupos de in-ters (econmico, poltico) pugnan con di-ferentes posibilidades de imponer su pos-tura.

    Breve repaso histrico respecto deltrabajo asalariado en ArgentinaLa Argentina se caracteriza por ser uno delos pases ms industrializados y urbaniza-dos de Amrica Latina; por eso el trabaja-dor asalariado, desde un punto de vistaestructural, tuvo y tiene tanta relevancia.Y desde el histrico - poltico, por el rolprotagnico de la clase obrera en la con-quista de sus derechos. En el ao 2001, la desocupacin en la Ar-gentina alcanz su pico ms alto con el25%. La reduccin de la economa impli-caba ms de 6 millones de argentinos conproblemas laborales producto de la deso-cupacin y la precarizacin laboral4. Laprivatizacin de las empresas estatales yla prdida de derechos histricos que sig-nific la Ley de Flexibilizacin Laboral5 dela dcada del 90 fue reconfigurando unmercado de trabajo con menor capacidadde negociacin que lo llev a aceptar con-diciones cada vez ms desfavorables., a-solados por el fantasma de la desocupa-cin. La desocupacin, - en trminos tericos elejrcito industrial de reserva (Marx6)- esun aspecto estructural del sistema capita-lista, de carcter cclico y se relaciona conlas relaciones polticas en un momentohistrico. En Amrica Latina, la poblacinsobrante aumenta por el predominio deestructuras productivas dominadas por elcapital extranjero y su asociacin con do-minios internos.El otro gran golpe dado a la clase traba-jadora fue en 1976 con el quiebre delmovimiento obrero, que haba adquiridogran capacidad de lucha y conciencia de

    su rol en la construccin del estado na-cional. Tal como afirmaron luego algunosde los dictadores:

    lo que buscamos fue debilitar elenorme poder sindical que era unode los grandes problemas del pas.La Argentina tena un poder sindi-cal demasiado fuerte, frente al cualera imposible el florecimiento decualquier partido poltico ()Hemos debilitado el poder sindicaly esta es la clave para cualquier sa-lida poltica en la Argentina. (JuanAlemann, Secretario de Hacien-da)7.

    Luego, durante la dcada del 90, los tra-bajadores expulsados se organizaron parasostener su dignidad. Todo esto en uncontexto meditico de estigmatizacinsobre los piqueteros, equiparados a br-baros.Brukman, Zann en Neuqun, IMPA, Gri-sinpoli y tantas otras fbricas recupera-das, MTD de Solano, Maximiliano Kosteki,Santilln. El recibimiento de los comer-ciantes con vasos de agua al entrada de lacapital a los piqueteros denostados en losmedios. Stiglitz criticando al Banco Mun-dial. Argentina despertaba. A la fuerza.Por la fuerza.En el ao 2003, con el gobierno de NstorKichner, comienza a recuperarse la eco-noma y a desarrollarse polticas para re-cuperar la cultura del trabajo y la sancinde leyes que van restituyendo los dere-chos avasallados8. Se reabren y se amplala disputa de espacios dentro de algunosorganismos del Estado para concretar lapoltica de inclusin entendiendo estocomo cierto rol benefactor del estado- enun contexto de crecimiento de la desigual-dad a nivel mundial y nacional.

    Avances y desafos en la recupera-cin de los derechos laborales: de laexclusin a la dignidadComo parte de la recuperacin de dere-chos, ha aumento del trabajo estatal conun 39% en los ltimos 11 aos. (aun-que de manera precarizada en un

    La reconstruccin de la dignidad del trabajo

    magdalena grass /[email protected]

    en la era del capitalismo financiero

    tomando la convocatoria de andn para reflexionar sobre el estado, en este momento de recuperacin de la demo-cracia en trminos polticos y econmicos, me pareci relevante la pregunta planteada: para quin es el estado?al recordar nuestra historia como estado, vemos que con los gobiernos de facto siempre se ha retrocedido en losderechos polticos, sociales y econmicos. comprendiendo el trabajo como un derecho social fundamental, planteoun breve recorrido de la recuperacin de trabajo asalariado y algunos desafos que llevan a cabo organizaciones detrabajadores dedicadas a tan ardua labor.

  • 13territorios

    252%)9; la Asignacin Universal porHijo, la ampliacin de la cobertura jubila-toria y otro tipo de subsidios contribuyenal mejoramiento de los trabajadores asa-lariados en general.Pero como signo de este momento delcapitalismo, se distingue el crecimientodel trabajo precarizado. Existe tambinuna parte importante de la poblacin queha padecido a dos generaciones realizan-do trabajos considerados socialmentecomo poco dignos.El sistema genera un tendal de excluidos,figura que se construye sobre el principiode que hay una poblacin que no tieneuna funcin social ni como vendedora defuerza de trabajo ni como consumidora.En esta categora pretenden ser consi-derados los jvenes de los barrios a-menazados por el paco y la delincuencia-cartoneros, recicladores de basura, ven-dedores ambulantes, cooperativistas,micro emprendedores, trabajadoresautnomos. Organizaciones como la CTEP (Confede-racin de Trabajadores de la EconomaPopular) interpelan al estado en sus pol-ticas pblicas: no slo ser consideradoscomo objeto de asistencia social sinocomo sujetos de derechos.Plantean, que su trabajo es tan valiosocomo otros, y que la categora de mono-tributista, cooperativista etc., bajo la queprestan servicios a empresas privadas yal estado, se encubre lo que es, desde elpunto de vista del derecho laboral, unarelacin de dependencia10. Proponentambin creacin de mercados popularespara combatir la inflacin, por acceso a lasalud y por un trabajo digno y sin explo-tacin.

    1 Javier Lindemboim, Centro de estudios sobrepoblacin , empleo y desarrollo, Facultad deCiencias Econmicas- UBA.http://eco.mdp.edu.ar/cendocu/reposito-rio/00161.pdf

    2 La Ley de Entidades Financieras, sancionadadurante el gobierno de facto de Videla el 14 defebrero de 1977. Ministro de Economa: Mart-

    nez de Hoz. Actualmente rige la Ley 21.526.http://www.envarelkadri.org.ar/index.php/otros-articulos/organizaciones/1013-la-ley-de-entida-des-financieras-y-el-plan-de-martinez-de-hoz-el-proceso-sigue-vivo-por-revista-zoom

    3 Para este punto consultar: Centro de estudiossobre poblacin , empleo y desarrollo, Facultadde Ciencias Econmicas- UBA.http://eco.mdp.edu.ar/cendocu/reposito-rio/00161.pdf

    4 http://www.cta.org.ar/Desafio-romper-el-nu-cleo-duro-de.html. Pedro Wasiejko, SecretarioGeneral Adjunto de la CTA.

    5 Sancionada el 15 de marzo de 1995 - que,entre otras cosas, eliminaba la negociacin sa-larial colectiva, entre otros abances sobre losderechos laborales.

    6 Marx denominaba ejrcito industrial de re-serva a una parte de la poblacin que peridi-camente estaba desocupada como algo inhe-rente al sistema capitalista y fluctuaba segn elciclo econmico y las crisis peridicas. A lo largode estos 200 aos, se consider normal que elporcentaje de personas desocupadas oscilaraentre el 2 y el 5% de la poblacin econmica-mente activa.

    7 Citado extrada de Pensar la Dictadura: te-rrorismo de Estado en Argentina. Ministerio deEducacin, Presidencia de la Nacin. Pg.35.Del libro Dossier Secreto, Planeta, 1993.

    8 Para una enumeracin de las leyes sanciona-das en materia de proteccin laboral, consultar:http://www.cta.org.ar/Los-derechos-laboral-conquistados.html

    9 Si la planta de trabajadores del Estado nacio-nal creci en los ltimos 11 aos un 39 por cien-to, lo hizo de la siguiente manera: los puestosde trabajo generados dentro de la planta per-manente, lo que incluye los derechos consagra-dos por las leyes y la Constitucin lo hicieron enun 25 por ciento, mientras que los puestos detrabajo de contratados trabajadores sin de-rechos- aument un 252 por ciento entre 2002y 2013. Fuente: http://www.a-terosario.org.ar/article2782.htmldencia

    10 http://blogsdelagente.com/derecholaboral/tag/dependencia/dependencia jurdica, dependencia tcnica, de-pendencia econmica.

    Del trabajo comunitario en lasescuelas, de las clases enaulas y veredas, de rondasabrazadas entre maestros,alumnos, padres y vecinos,

    surgen estas preguntas, airadas e inquisi-torias denuncias. En cada una se enhe-bran mil respuestas, por eso pregunta-mos, porque algo sabemos. Ms que unaausencia son invitaciones, manos tendi-das para pensar sobre lo que nos mere-cemos.Cul es la funcin de la escuela? Qu lepedimos? Qu ser humano debe for-mar? Un consumidor, un dcilempleado, un ciudadano libre quepaga sus impuestos? O un tra-bajador consciente de su lugaren el mundo?Para qu hay que apren-der? Para qu saberms? Para pasar degrado? Para agencia-rse credenciales?Para entrar al VIP?Para ampliar unrepertorio de vocab-los seductores?Para acomodarse ycuidar la quintita?O para reinterpretarlas propias interpretaciones, generarnuevas relecturas de la realidad y permi-tir que la escribamos entre todos?Cules son las funciones de losdocentes? De qu nos tenemos quehacer responsables? Estamos paracuidar blancas palomitas? O somos losencargados de crear las condiciones paraun proceso de produccin colectiva deconocimientos?Somos adems camareros (de viandas ymeriendas), enfermeros (de golpes y ras-paduras), mdicos de cabecera (de con-trolar vacunas, enfermedades, pediculo-sis y miopas), secretarias ejecutivas (desobres, asistencia, registros, comunica-ciones, documentos y constancias),madres y abuelas (de cario, contenciny educacin en la convivencia democrti-ca), asistentes sociales (del hambre ydel abandono) y hasta Reyes Magos (delDa del Nio, las vacaciones y algncumpleaos)? Ser el proyecto que laescuela ensee menos y se dedique msa contener?Merece un maestro cobrar lo que cobra?Es posible que el Estado pague en negrocasi la mitad de un sueldo? As financiasu proyecto de nacin? Es la docenciaun trabajo pensado para hacer en dobleturno? Hay manera de no llegar a casa,encorvados y maltrechos, para dormir ysalir, enseando entre los ltimos sus-piros?Es el problema de la educacin el dere-

    cho a huelga? Por qu hay que garanti-zar ciento ochenta o ciento noventa dasde clase? Cuntos ms das, mejor?Deben ser a toda costa, a como d lugar,en cualquier condicin? Es eso la public-itada inclusin?Cmo propone el Estado resolver laemergencia educativa que deja sin mae-stros a los nios? Qu hace por laapremiante falta de profesionales deapoyo a la enseanza (maestras recuper-adoras, de apoyo, psicopedagogos, asis-

    tentes sociales)? Qu dice de lasuperpoblacin de las aulas? Sepuede ensear y aprender digna-mente en salones con ms decuarenta alumnos, hipocresade un edificio guardanios?Qu funcionario alimenta-ra a sus hijos con lasviandas que dan en lasescuelas? Hay algncriterio nutritivo ensu elaboracin?Las escuelas soncomedores? Sepuede estudiarmatemtica entregajos de mandari-nas?

    Por qu ms horas de ingls y node plstica o de msica? Una lenguaextranjera ensea ms que los lenguajesartsticos?Por qu se aumentan los subsidios a lasescuelas privadas? Los intereses dequin se defienden?Por qu los maestros no participamos nien las decisiones ni en las discusionessobre la poltica educativa? Acaso noestamos en condiciones intelectualespara hacerlo? Nada tenemos para decir?Si los directivos desbordan de tareasadministrativas, qu