Amsterdam

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44 Ayer y hoy La Plaza Roja de Moscú, testigo de la transfor- mación del mundo. 45 Sabor urbano Grand Café Orient, uno de los secretos arqui- tectónicos de Praga. 46 A pie Descubre por qué Chelsea ha sido histó- ricamente uno de los barrios favoritos de los londinenses. 48 horas El Rijksmuseum de Ámsterdam es quizá el más famoso de los Países Bajos. Fundado en 1800 alberga una de las mejores colecciones de pintura europeas: exhibe nada menos que la obra de Rembrandt, Vermeer, Frans Hals y Jan Steen, entre otros de los grandes de la pintura flamenca. N o sólo sus paisajes en in- vierno son de una extraña delicadeza. Los canales se congelan, la gente emula osos de vasto pelaje. El cielo se vuelve un paisa- je parduzco. Y la luz, tan brillante y vivificadora en temporada de verano, toma un matiz de misterio. Ámsterdam en invierno. Esta ciudad compuesta por 90 islas, 170 canales y que está, en ciertas zonas dos metros por debajo del mar, es una de las metrópolis más cosmopolitas del mundo. La temporada invernal es una invitación a pasar mucho tiempo en interiores, pero también de explorar el íntimo mundo holandés. Con una temperatura veleidosa, se puede pasar del frío a una helada y de una breve llovizna a nieve en segundos, lo que puede esperarse siempre es un viento que cala. No encontrarás hordas de visitan- tes (casi todos se han marchado siguiendo el sol), entre las calles habrá gente del barrio. El frío invi- ta a quedarse en casa o en un bar, los hay por TexTo: rocío cerón FoTos: carlos sánchez Pereyra Ámsterdam: seis formas de descubrirlo Más allá de la Plaza Dam o el Palacio Real, te invitamos a recorrer esta ciudad por dentro y por fuera. Lo importante es observar, sentir más que llenar la agenda con todos los lugares que deberíamos haber visto. 01+02.11 41 lo mejor de la vida citadina Enero/Febrero 2011 Vida urbana

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Un articulo de la ciudad de Amsterdam. Las fotografias son de Carlos Sanchez Pereyra. Publicado en la revista Traveller National Geographic Latinoamerica.

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44 Ayer y hoy La Plaza Roja de Moscú, testigo de la transfor-mación del mundo.45 Sabor urbano Grand Café Orient, uno de los secretos arqui-tectónicos de Praga. 46 A pie Descubre por qué Chelsea ha sido histó-ricamente uno de los barrios favoritos de los londinenses.

48 horasEl Rijksmuseum de Ámsterdam es quizá el más famoso de los Países Bajos. Fundado en 1800 alberga una de las mejores colecciones de pintura europeas: exhibe nada menos que la obra de Rembrandt, Vermeer, Frans Hals y Jan Steen, entre otros de los grandes de la pintura flamenca.

No sólo sus paisajes en in-vierno son de una extraña delicadeza. Los canales se congelan, la gente emula osos de vasto pelaje. El cielo se vuelve un paisa-je parduzco. Y la luz, tan brillante y vivificadora en

temporada de verano, toma un matiz de misterio. Ámsterdam en invierno. Esta ciudad compuesta por 90 islas, 170 canales y que está, en ciertas zonas dos metros por debajo del mar, es una de las metrópolis más cosmopolitas del mundo. La temporada invernal es una invitación a pasar mucho tiempo en interiores, pero también de explorar el íntimo mundo holandés. Con una temperatura veleidosa, se puede pasar del frío a una helada y de una breve llovizna a nieve en segundos, lo que puede esperarse siempre es un viento que cala. No encontrarás hordas de visitan-tes (casi todos se han marchado siguiendo el sol), entre las calles habrá gente del barrio. El frío invi-ta a quedarse en casa o en un bar, los hay por

TexTo: rocío cerónFoTos: carlos sánchez Pereyra

Ámsterdam: seis formas de descubrirloMás allá de la Plaza Dam o el Palacio Real, te invitamos a recorrer esta ciudad por dentro y por fuera. Lo importante es observar, sentir más que llenar la agenda con todos los lugares que deberíamos haber visto.

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lo mejor de la vida citadina

Enero/Febrero 2011

Vida urbana

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montones aquí o bien entrar en un co-ffeeshop y fumar un cigarro de marigua-na (legal aquí) para relajarse del mundo de la megaproducción. Enero es uno de los meses con mayor número de eventos en la ciudad, la semana de la moda, o el evento nacional de salto y equitación son dos de los preferidos de la temporada. Esta es una guía para viajeros que saben que pocos lugares son mejor que muchos.

Una mañana de paisajesSi se ha llegado de mañana, para tomar-le el pulso a la ciudad, no hay más forma que hacer “lo que viereis” como reza el di-cho popular: renta una bici, si el clima lo permite, es decir si no llueve, y lánza-te por los canales del centro de la ciudad, el Prinsengracht, el Keijzersgracht y el He-rengracht. Pasear por aquí da al visitan-te una estampa entre lo contemporáneo y el pasado, bellas casas datadas del siglo XVII siguen de pie deslumbrando todavía con su austera belleza (algunas tan ladea-das que no se sabe cómo hacen sus habi-tantes con tanta inclinación). La zona más opulenta es Herengracht por la calle de Nieuwe Spiegelstraat. Vale la pena hacer una escala en el Museo Willet-Holthuys (Herengracht 605), una casa, por no decir mansión, del siglo XVII con mobiliario de la época que te permitirá adentrarte al es-píritu de la época y tratar de sentir cómo se vivía en aquella época. Siguiendo en bici se puede llegar al parque más emble-mático de la capital holandesa el Vondel-park, que debe su nombre al poeta Joost van den Vondel, bardo nacional. Aquí es fácil reconocer las razones por las cua-les la pintura holandesa (o llamada fla-menca) tiene en el paisaje y el retrato sus mejores obras. Las escenas cotidianas en invierno con árboles solitarios y lagos o fuentes congeladas son imágenes apaci-bles que contrastan de pronto con el bu-llicio y la alegría de los niños en trineos o patinando, o se ven atravesadas por con-tornos de siluetas de largos abrigos; vida en exteriores que parece una partitura. El

parque en esta temporada es una suer-te de música visual. En algunas zonas del parque hay pequeños kioscos donde ven-den bebidas y cosas sencillas para comer.

para entrar en calorCervecería Heineken. Indudablemen-te un paraíso para reponer energías, calor y vivificar el alma. Una cerveza mundial-mente conocida ha hecho de este espacio más que un museo. Se pueden ver todos los procesos de cómo se hace una cerve-za, desde la selección de la cebada, las maltas, la fermentación, hasta ser parte de este proceso y llegar al momento cul-minante: un buen tarro de cerveza. Otra opción es entrar a cualquier cervecería de Ámsterdam, son como pequeños ba-res, con luz tenue donde no debes dejar de probar las kroketten que no son otra cosa que pequeñas croquetas de carne, las más típicas, o de pescado o camarón, que se llevan a las mil maravillas con la cerveza. Un típico platillo holandés pre-sente en todas las mesas cuando hay un partido de fútbol, el deporte nacional.

los interiores de Un mUndo: casa de ana FrankSu historia le ha dado la vuelta al mundo. La mayoría de los adolescentes, por lo menos hasta los de mi generación, tuvo en algún momento en sus manos el Dia-rio de Ana Frank. Historia de una adoles-cente que, de manera articulada, con una prosa llena de vitalidad y brillos de hu-mor, narró al mundo entero cómo y qué significaba vivir en la sombra mientras el régimen de Hitler destruía gran parte de Europa. Y, para dolor de los lectores quienes acompañan a Ana durante sus periplos y pensamientos por el mínimo espacio del “detrás de la puerta”, Ana muere a manos del régimen de la suás-tica. Este museo es por ello, un espacio que no sólo honra la vida de esta joven escritora, es también un emblema de la Europa decidida a no dejarse vencer ante nada. Por ello, es interesante una visita

Ideal para recorrerla a pie o en bici, deslúmbrate con sus museos, arquitectura y austera belleza.

Andar en bicicleta es una buena manera de experimentar la vida local y conocer el sabor holandés.

NatioNal GeoGraphic traveler42

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a este museo, aparte de adentrarse por los más extraños recovecos de la casa e ir imaginando algunas de las escenas narra-das en el libro.

donde el mUndo comienza. comer en asia estando en ÁmsterdamEn el centro de Ámsterdam pareciera que, aparte de todas las familias de hon-gos y mariguana que llegan aquí, tam-bién han echado raíces las más lejanas cocinas. No es raro por ello que, en el gusto popular de los amsterdameses, siempre esté mencionado un restauran-te asiático: thai, viet, hindú, malayo, su-rinamés, indonés, chino, en fin. Si te encuentras por el bohemio barrio del Jor-daan, sugerimos el Kinaree Thai Cusisi-ne (1e Anjeliersdwarsstraat 14), pequeño y con buena cocina tailandesa. Otra op-ción es el Korean Garden (Europaplein 21), uno de los consentidos de los loca-les. La lista es larga, la mejor recomenda-ción es entrar al restaurante, echar una mirada rápida y si hay comensales asiáti-cos, ¡bingo!, seguro te llevarás una buena

experiencia. Los nativos nunca mienten a la hora de comer la buena comida de sus países de origen.

el arte de la belleza. mUseUmplein La gran plaza y jardín de Museumplein es un lugar que en verano se ve atesta-do de gente que pasa largas horas reci-biendo la luz solar. En esta temporada es

un sitio de paso para llegar a los gran-des museos: el Van Gogh Museum y el Rijksmuseum, este último en una gran remodelación pero con un espa-cio abierto donde presenta sus piezas maestras de autores como Rembran-dt y Vermeer. También el Rijks tiene un espacio en el aeropuerto de Schi-phol, entre las salas E y F, más allá de control de pasaportes, donde podrás ver la exposición El invierno holandés, una selección de los más bellos paisa-jes invernales directo de la colección del museo. Imperdible. ¡Y gratis! Esta-rá abierta hasta marzo. Regresando al Museo Van Gogh, si eres amante de la pintura o de la personalidad excéntrica de Vincent no puedes irte de Ámster-dam sin pasar una tarde o mañana en este espacio. Sus series de flores japo-nesas son de una belleza cautivadora.

el barrio rojo y la iglesia mÁs emblemÁticaImposible decir que se fue a Ámster-dam y no visitar su Barrio Rojo. Es el barrio de los coffee shops y de las prostitutas en los ventanales (si te

preguntas por qué algunas tienen luz roja es porque antes de que hubiera luz eléc-trica usaban quinqués de vidrio rojo para iluminar los ventanales y la tradición per-manece) y las sex shops pero más allá es también la zona más vieja de la ciudad y donde se encuentra la iglesia y museo Nuestro Señor en el Ático (Oudezi-jds Voorburgwal 40). Una iglesia escon-dida en el ático de una casa de tres pisos que data de hace más de 200 años cuando practicar el catolicismo estaba prohibido en la Ámsterdam protestante. Es un espa-cio silencioso y de particular serenidad. Es como un tesoro escondido.

La comida asiática es una de las favoritas de los locales, por lo que encontrarás una amplia variedad de restaurantes chinos, thai, vietnamita, malayo, indonesio. Un sabor picante que te hará entrar en calor.

logÍsticamuseo Heineken. Stadhouderskade 78, se puede llegar por los tranvías 7, 10, 16, 24 o 25.museo anne Frank. Prinsengracht 263-267. Los tranvías 13 y 17 y los camiones 142, 170 y 172 te dejarán a pasos del museo.museo Van gogh. Paulus Potterstraat 7. Desde la Estación Central se pueden tomar los tranvías 2 o 5.Rijksmuseum. Jan Luijkenstraat 1

recomendacionesCompra una tarjeta para usar los tran-vías de 48 horas, tiene un costo de 11.50 euros y puedes usarlo muchas veces y te evitarás la lluvia y el frío.También puedes comprar la museum card que te da acceso a la gran mayoría de museos de la ciudad y es mucho más económico.Si quieres ir de noche a un bar los dos sitios más animosos se encuentran en rembrandtplein y en leidseplein.

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