Amor de huracán

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Amor de Huracán Me llamo Igor tengo 4 años: soy de una familia de huracanes, y les contare la historia de amor de mis papás. Mis papás se conocieron en el instituto de huracanes de Harvard, durante el trayecto escolar ellos se sentían atraídos, pero nunca habían tenido el valor de confesarlo, hasta el baile de graduación en el cual mi papá decidió invitar a mi mami para ir con él, esa noche las estrellas estaban más lindas que de costumbre y la luna brillaba esplendorosa, sin duda alguna fue cuando mis padres se dieron cuenta del inmenso amor que se tenían. Todos los huracanes que se graduaban estaban felices porque al fin podrían hacer lo que tanto soñaban, ya que eran huracanes certificados y podían ir a cualquier lugar del mundo que quisiesen, el director del instituto daba las felicitaciones y la fiesta había comenzado. Mis papás bailaban juntos girando por todo el océano atlántico, giraban y giraban sin cansancio esa noche papá le dijo a mamá que la amaba y le pidió fuese su esposa, ella sonrió y el comprendió que fue el sí a la propuesta. Mis papás se casaron en la Iglesia de Huracanes que se encuentra en las islas torbellino, hubo muchos invitados y el pastel fue de chocolate, que malo que mamá y papá no me llevaron, yo si quería probar el pastel mmmm! Pero bueno seguiré contándoles; mis papis pasaron su luna de miel en la constelación del amor aunque nunca me dicen mucho de ello, algún día lo quiero conocer porque mis papis son felices cuando recuerdan ese lugar, creo que debe ser bonito, ¿será como disneylandia? Mamá dice que a su regreso de ese viaje ya me tenía en su pancita, ahí yo era un pequeño ciclón y fui creciendo durante 10 días, que es el tiempo en el que logramos ser huracanes, todos llegaron el día en que yo nací, y me regalaron muchos juguetes divertidos con los que yo aprendo a ser un gran Huracán, aprendí a girar con más fuerza y ya no vomito al dar las vueltas, aunque aún no puedo jugar mucho tiempo en el agua porque puedo enfermarme.

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Amor de HuracánMe llamo Igor tengo 4 años: soy de una familia de huracanes, y les contare la historia de amor de mis papás.

Mis papás se conocieron en el instituto de huracanes de Harvard, durante el trayecto escolar ellos se sentían atraídos, pero nunca habían tenido el valor de confesarlo, hasta el baile de graduación en el cual mi papá decidió invitar a mi mami para ir con él, esa noche las estrellas estaban más lindas que de costumbre y la luna brillaba esplendorosa, sin duda alguna fue cuando mis padres se dieron cuenta del inmenso amor que se tenían.

Todos los huracanes que se graduaban estaban felices porque al fin podrían hacer lo que tanto soñaban, ya que eran huracanes certificados y podían ir a cualquier lugar del mundo que quisiesen, el director del instituto daba las felicitaciones y la fiesta había comenzado.

Mis papás bailaban juntos girando por todo el océano atlántico, giraban y giraban sin cansancio esa noche papá le dijo a mamá que la amaba y le pidió fuese su esposa, ella sonrió y el comprendió que fue el sí a la propuesta.

Mis papás se casaron en la Iglesia de Huracanes que se encuentra en las islas torbellino, hubo muchos invitados y el pastel fue de chocolate, que malo que mamá y papá no me llevaron, yo si quería probar el pastel mmmm! Pero bueno seguiré contándoles; mis papis pasaron su luna de miel en la constelación del amor aunque nunca me dicen mucho de ello, algún día lo quiero conocer porque mis papis son felices cuando recuerdan ese lugar, creo que debe ser bonito, ¿será como disneylandia?

Mamá dice que a su regreso de ese viaje ya me tenía en su pancita, ahí yo era un pequeño ciclón y fui creciendo durante 10 días, que es el tiempo en el que logramos ser huracanes, todos llegaron el día en que yo nací, y me regalaron muchos juguetes divertidos con los que yo aprendo a ser un gran Huracán, aprendí a girar con más fuerza y ya no vomito al dar las vueltas, aunque aún no puedo jugar mucho tiempo en el agua porque puedo enfermarme.

Mis papás siempre me han dicho que ser Huracán es algo hermoso, pero debemos controlar nuestra fuerza porque cuando algunos se enojan hacen demasiada destrucción, por eso entraré a la misma escuela que mis padres fueron, para lograr algún día ser como ellos y ocupar nuestra fuerza para cosas buenas.

A mí me encanta oír esa historia y también ser un huracán.