Amor a Dios . . . y al dinero · y la Biblia y dando genero-samente, Dios multiplicará ... pectos...

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Una selección semanal ofrecida por Copyright © 2009 The New York Times LUNES, 24 DE AGOSTO DE 2009 VENTANA Los desposeídos suelen estar normalmente en las primeras filas de la protesta por sentirse priva- dos del derecho de representación siempre que el gobierno ignora sus intereses. Pero cuando los que se hacen oír son los que tienen más, es posible que haya un cambio en el aire. En estas últimas semanas, los noticieros de cable se vieron inundados por videoclips de estadounidenses frustra- dos, muchos de ellos blancos y en una po- sición económica razonablemente buena, gritando a sus represen- tantes por la propuesta de instituir algún tipo de sistema nacional de salud. Los hondureños que el mes pa- sado impulsaron el golpe para des- tituir al presidente Manuel Zelaya tramaron su derrocamiento en el living de las casas más conforta- bles del país. Sentían preocupación por el camino populista que estaba siguiendo el presidente Zelaya, según informó Ginger Thompson en The Times. Armida Villela de López Contreras, abo- gada y ex vicepresidenta, colaboró en la organización de las manifestaciones que llevaron a decenas de miles de personas a marchar hacia el Congreso. “Los pobres siempre manifestaron, y los ricos siempre hablan sin rodeos, pero hasta ahora la clase media nunca protestó”, le dijo López Con- treras a Thompson. “Es como si Honduras hubiera despertado”. Cansados de la corrupción estatal y del estancamiento de la economía, los electo- res japoneses rurales, normalmente dóci- les, están perdiendo la fe. Si bien apoyaron a los demócratas progresistas en todas las elecciones, salvo una en los últimos 55 años, las encuestan muestran, tal como informó Martin Fackler en The Times, que el partido se encamina hacia una derrota humillante en las elecciones nacionales del 30 de agosto. “El pueblo está enojado”, dijo a Fackler Takayuki Miyauchi, jefe de correos jubilado POR LAURIE GOODSTEIN Fort Worth, Texas E N EL ESCENArio, frente a miles de creyentes agobiados por deudas y por la inseguri- dad económica, Kenneth y Gloria Copeland y su equipo formado con los mejores pre- dicadores del “evangelio de la prosperidad” deleitaron a la multitud con anécdotas so- bre las vidas lujosas que han logrado siguiendo la Palabra de Dios. Aviones y yates privados. Una moto enviada por un simpatizante anónimo. Vaca- ciones en Hawai y cruceros a Alaska. Carteras de diseña- dores famosos. Un anillo de esmeraldas y brillantes. “Dios sabe dónde está el dinero y sabe cómo conse- guirlo para cada uno”, predi- có Gloria Copeland, vestida como directora de empresa. A pesar de la recesión eco- nómica, los predicadores del movimiento “el evangelio de la prosperidad” atraen considerables multitudes fervorosas. Su mensaje –que teniendo suficiente fe en Dios y la Biblia y dando genero- samente, Dios multiplicará esas ofrendas cien veces– resulta tranquilizador en tiempos difíciles. Los predicadores apenas admitieron la recesión, aun- que sí dijeron que no era una excusa para dejar de dar. “El miedo los volverá mezqui- nos”, dijo Kenneth Copeland. No obstante, según dijeron algunos que habían asisti- do en otras oportunidades, las canastas de las ofrendas volvieron más vacías que en años anteriores. La multitud de más de nueve mil personas era mul- tirracial, procedente de 48 estados y 27 países. El minis- terio de los Copeland, cuyo ingreso ronda los US$100 millones anuales, se difunde a 134 países. Muchos en este rebaño no confían en los bancos, ni en los medios de comunicación ni en Washington, donde el Comité de Finanzas del Se- nado está investigando si los Copeland y otros evan- gelistas de la prosperidad usaron las donaciones para enriquecerse y abusaron de su exención impositiva. Pero sí confían en los Copeland, que parecen encarnar la prosperidad con su vigorosa salud y la abundancia de hijos y nietos que los siguen en el ALEX QUESADA PARA THE NEW YORK TIMES La democracia y su descontento Sigue en la página III Los creyentes invierten en un evangelio del enriquecimiento y algunos predicadores se vuelven “carteristas espirituales”. V IV VI CIENCIA Y TECNOLOGÍA Teléfonos innovadores sin influencia global. EL MUNDO La crisis de Honduras trae más que recuerdos. ARTE & ESTILO Un novelista con un ojo para lo inusual. INTELIGENCIA: Un nuevo guión para América Latina. Página II. Amor a Dios . . . y al dinero Sigue en la página II

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Una selección semanal ofrecida porCopyright © 2009 The New York TimesLunes, 24 De Agosto De 2009

VENTANALos desposeídos suelen estar

normalmente en las primeras filas de la protesta por sentirse priva-dos del derecho de representación siempre que el gobierno ignora sus intereses. Pero cuando los que se hacen oír son los que tienen más, es posible que haya un cambio en el aire.

En estas últimas semanas, los noticieros de cable se vieron inundados por videoclips de estadounidenses frustra-dos, muchos de ellos blancos y en una po-

sición económica razonablemente buena, gritando a sus represen-tantes por la propuesta de instituir algún tipo de sistema nacional de salud.

Los hondureños que el mes pa-sado impulsaron el golpe para des-tituir al presidente Manuel Zelaya tramaron su derrocamiento en el living de las casas más conforta-

bles del país. Sentían preocupación por el camino populista que estaba siguiendo el presidente Zelaya, según informó Ginger

Thompson en The Times.Armida Villela de López Contreras, abo-

gada y ex vicepresidenta, colaboró en la organización de las manifestaciones que llevaron a decenas de miles de personas a marchar hacia el Congreso. “Los pobres siempre manifestaron, y los ricos siempre hablan sin rodeos, pero hasta ahora la clase media nunca protestó”, le dijo López Con-treras a Thompson. “Es como si Honduras hubiera despertado”.

Cansados de la corrupción estatal y del estancamiento de la economía, los electo-

res japoneses rurales, normalmente dóci-les, están perdiendo la fe. Si bien apoyaron a los demócratas progresistas en todas las elecciones, salvo una en los últimos 55 años, las encuestan muestran, tal como informó Martin Fackler en The Times, que el partido se encamina hacia una derrota humillante en las elecciones nacionales del 30 de agosto.

“El pueblo está enojado”, dijo a Fackler Takayuki Miyauchi, jefe de correos jubilado

POR LAURIE GOODSTEIN

Fort Worth, Texas

EN EL ESCENArio, frente a miles de creyentes agobiados

por deudas y por la inseguri-dad económica, Kenneth y Gloria Copeland y su equipo formado con los mejores pre-dicadores del “evangelio de la prosperidad” deleitaron a la multitud con anécdotas so-bre las vidas lujosas que han logrado siguiendo la Palabra de Dios.

Aviones y yates privados. Una moto enviada por un simpatizante anónimo. Vaca-ciones en Hawai y cruceros a Alaska. Carteras de diseña-dores famosos. Un anillo de esmeraldas y brillantes.

“Dios sabe dónde está el dinero y sabe cómo conse-guirlo para cada uno”, predi-có Gloria Copeland, vestida como directora de empresa.

A pesar de la recesión eco-nómica, los predicadores del movimiento “el evangelio de la prosperidad” atraen considerables multitudes fervorosas. Su mensaje –que teniendo suficiente fe en Dios y la Biblia y dando genero-samente, Dios multiplicará esas ofrendas cien veces– resulta tranquilizador en tiempos difíciles.

Los predicadores apenas admitieron la recesión, aun-que sí dijeron que no era una excusa para dejar de dar. “El miedo los volverá mezqui-nos”, dijo Kenneth Copeland. No obstante, según dijeron algunos que habían asisti-do en otras oportunidades, las canastas de las ofrendas volvieron más vacías que en años anteriores.

La multitud de más de nueve mil personas era mul-tirracial, procedente de 48 estados y 27 países. El minis-terio de los Copeland, cuyo ingreso ronda los US$100 millones anuales, se difunde a 134 países.

Muchos en este rebaño no confían en los bancos, ni en los medios de comunicación ni en Washington, donde el Comité de Finanzas del Se-nado está investigando si los Copeland y otros evan-gelistas de la prosperidad usaron las donaciones para enriquecerse y abusaron de su exención impositiva.

Pero sí confían en los Copeland, que parecen encarnar la prosperidad con su vigorosa salud y la abundancia de hijos y nietos que los siguen en el

Alex QuesAdA pArA The New York Times

La democracia y su descontento

Sigue en la página III

Los creyentes invierten en un evangelio del enriquecimiento y algunos predicadores se vuelven “carteristas espirituales”.

VIV VICIENCIA Y TECNOLOGÍA

Teléfonos innovadores sin influencia global.

EL MUNDO

La crisis de Honduras trae más que recuerdos.

ARTE & ESTILO

Un novelista con un ojo para lo inusual.

INTELIGENCIA: Un nuevo guión para América Latina. Página II.

Amor a Dios . . . y al dinero

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e l m u N d o

ii Lunes, 24 De Agosto De 2009

Rio de Janeiro, BrasilAmérica Latina vivió en agosto un gran revuelo en

el que los países izquierdistas del hemisferio hicieron sentir su ira contra los EE. UU. y su aliado regional más estrecho, Colombia. No hace falta decir que el presiden-te venezolano, Hugo Chávez, encabezó las críticas al hablar de una “fuerza militar yanqui” amenazadora.

El desencadenante fue el proyecto de aumentar la presencia militar estadounidense en Colombia, que ahora asciende a unos 250 efectivos, para intensificar los vuelos de vigilancia en el marco de la lucha contra la droga, así como de compensar la disposición ecuatoria-na de poner fin a un acuerdo de diez años que permitía vuelos estadounidenses desde una base en ese país. No importa que siga vigente un acuerdo preexistente que limita la presencia militar de EE. UU. en Colombia a 800 efectivos. No importa que todo aumento de tropas sea muy escaso. Tampoco importa que el presidente Obama haya aclarado que EE. UU. no va a establecer bases militares propias en Colombia.

Chávez, que dio la bienvenida a barcos de la marina rusa a aguas venezolanas, se lanzó a su habitual exa-geración retórica. Era inminente una invasión estado-unidense, sugirió, como ya lo había hecho en muchas ocasiones anteriores. Caracas retiró a su embajador en Bogotá. Nicaragua, Ecuador y Bolivia, que aprove-chan la generosidad petrolera venezolana, no se que-daron atrás.

Todo ese revuelo tiene resonancias familiares. Cuan-do cubrí América del Sur a mediados de los años ochen-ta, aún estaban abiertas las heridas de las batallas de-rivadas de la Guerra Fría. En Chile seguía gobernando un dictador que respaldaba EE. UU., el general Augus-to Pinochet. Su mano de hierro era un recordatorio de toda la sangre vertida en nombre del respaldo estado-unidense a los militares a los que se había entrenado como baluartes contra la revolución izquierdista.

Uno de esos movimientos izquierdistas, el peruano Sendero Luminoso, siguió causando estragos que re-cordaban la brutalidad que acechaba tras las consig-nas utópicas. Las sociedades se tambaleaban; la infla-ción se desbocaba. Atrapada entre el caudillo y el Che, América Latina seguía sangrando, y también seguía estancada.

La diferencia, por supuesto, es que en aquel momen-to la violencia era real, no retórica. En los 25 años si-guientes, el desplazamiento de América Latina hacia la democracia fue abrumador, la cooperación regional floreció y la apertura de las economías se tradujo en beneficios inmensos, si bien desiguales.

Es cierto que Chávez sigue usando lo que Obama calificó de “la tradicional retórica antiyanqui”. Lanza insultos, y hace más el papel de bufón que de amenaza. Sus palabras no pueden ocultar el hecho de que Chávez continúa manteniendo una fuerte relación comercial con EE. UU. y Colombia. Depende de las compras de petróleo por parte de EE. UU. y de los productos de Colombia.

Más significativo que todas las bravuconadas fue que el presidente colombiano, Álvaro Uribe, hizo un viaje por siete países que calmó las cosas, Brasil des-empeñó el papel de mediador que le corresponde por sus dimensiones y su importancia, y el gobierno de Obama se apresuró a brindar garantías, como si admi-tiera que tendría que haber celebrado consultas más amplias en relación con el plan.

Es el cambio, no la continuidad, lo que resulta eviden-te en América Latina. Una relativa estabilidad reem-plazó a la volatilidad violenta. Los gobiernos militares quedaron desacreditados. El apoyo de EE. UU. a la de-mocracia en la región es ahora inequívoco. Hasta las viejas consignas antiyanquis perdieron su atractivo con Obama.

La pobreza persiste, sin duda. Chávez aprovechó la protesta social. Sin embargo, sus intentos de convertir su socialismo petrolero en un movimiento y una ideo-logía antiestadounidenses globales no tienen éxito, tal como lo demostró el último pequeño revuelo. El prag-matismo, y no la revolución, es el nuevo lenguaje de América Latina.

iNTeligeNcia/roger cohen

ecos de América Latina

Envíe sus comentarios a [email protected]

de 67 años. “Queremos a cualquiera, menos al Partido Demócrata Libe-ral”.

La propuesta para modificar el sistema de salud estadounidense pa-reció detonar un encono profundo en los Republicanos, quienes ahora se sienten excluidos de un Estado que su partido controló durante muchos años.

Hubo manifestaciones ruidosas que terminaron en peleas a los gol-pes, arrestos e internaciones.

“Están desmantelando el país”, le gritó Katy Abram, 35, al senador Arlen Specter de Pensilvania, en un diálogo reproducido por Ian Urbina y Katharine Q. Seelye en The Times. “No queremos convertirnos en Ru-sia”. Es probable que este método para “debatir” sea visto como una vía de retorno al poder.

“Esto va más allá del sistema de salud”, les dijo Carolyn Doric de Ha-rrisburg, Pensilvania, a Urbina y Se-elye. “Tiene que ver con el poder y es una manera de recuperar el poder”.

Para la democracia, mucho más

perjudicial que la pelea es posible-mente el sentimiento de apatía, que, según escribió Hassana Sherjan en una columna del Times, es el senti-miento instalado en muchos afganos con un nivel de educación elevado, a propósito de los comicios presiden-ciales del jueves último.

Sherjan, quien es directora de la

Ayuda a Afganistán para la Edu-cación, dijo que uno de sus colegas había hablado de la elección con diez amigos y el grupo decidió no votar. “La elección es un mero formulis-mo”, dijo el colega de Sherjan.

Pero si de democracia se trata, gritarles a los legisladores es mucho más saludable que pasarlos por alto.

La democracia y su descontentoViene de la página 1

edgard garrido/reuters

Partidarios del depuesto presidente Manuel Zelaya protestan en Honduras.

POR CATHERINE RAMPELL

A pesar del dicho, de que los opues-tos se atraen, los estudiosos han descubierto que en casi todos los as-pectos imaginables, la gente tiende a elegir parejas que se ven, suenan y actúan igual que ellos.

Sin embargo, en el área que está más cargada de conflictos poten-ciales, el dinero, la gente, de alguna manera, tiende a acercarse a su total opuesto, de acuerdo con un nuevo es-tudio.

Los “despilfarradores” y los “taca-ños” tienden a casarse unos con otros. Desafortunadamente, estas parejas disparejas reportan matrimonios me-nos felices que las personas con acti-tudes similares hacia el gasto.

¿Cómo sabemos todo esto? Los investigadores en la Universidad de Pennsylvania, la Universidad de Mi-chigan y la Universidad Northwes-tern, en Illinois, estudiaron varios sondeos que pedían a parejas casadas que evaluaran de manera separada sus sentimientos personales hacia el gasto del dinero.

Luego, los participantes fueron clasificados en una escala de Tacaño-Despilfarrador. Los términos no se refieren a cuánto gana o gasta una persona, sino cómo describía la gente sus sentimientos respecto de gastar.

Los despilfarradores, en esta es-cala, dicen experimentar muy poco dolor al gastar, lo que provoca que gasten más de lo que deberían; más tarde se arrepienten de su impruden-cia financiera.

Los tacaños, en contraste, repor-tan sentir demasiado dolor al gas-tar. Luchan para separarse de sus

centavos, y aún así con frecuencia se reprochan tener tantas dificultades para vivir la vida.

A partir de tales dife-rencias, el amor florece (al menos a un grado modera-do, aunque estadísticamente significativo, descubrió el estudio).

“Casi todas las investigaciones previas han descubierto que uno se junta con gente similar”, dijo Scott I. Rick, profesor de mercadotecnia de la Universidad de Michigan y coautor del estudio. “La gente ha intentado hallar evidencias de complementa-riedad, pero normalmente no las en-cuentran”.

¿Por qué la gente busca sus polos opuestos en cuanto a gastar? Lo más probable es que lo que odiamos en no-sotros mismos, también lo odiemos en otras personas.

“Puedo ver cómo esto podría ser una de esas diferencias seductoras en las primeras etapas del noviazgo”, afirmó Stephanie Coontz, profesora en la Universidad Estatal Evergreen, en Olympia, Washington, y directora de investigación para el Consejo de Familias Contemporáneas. “¿Quizá uno se dice: ‘este chico me hace sentir tan libre’, o ‘esta chica me hace con-trolarme’?”.

Sin embargo, como han descubier-to estudios anteriores, las decisiones de gastos son una fuente común de conflicto marital y un elemento im-portante para el divorcio. Este nuevo

estudio mos-tró que las parejas finan-

c i e r a m e n t e opuestas reportan

mayores conflictos por el dinero y menores

niveles de felicidad con-yugal.Parece ser que la gente está

consciente de este potencial pa-ra el conflicto. En otra serie de sondeos, los autores les pregun-

taron a personas solteras acerca de sus parejas ideales. Las respuestas en general describieron a un cónyuge que fuera idéntico a ellos en asuntos de consumo.

Quizá esta brecha entre las cuali-dades que la gente dice querer y los cónyuges que realmente escoge, se da debido a que la gente no habla de dinero, señalan expertos en rela-ciones. Las parejas nunca se dan el tiempo de hablar de cómo se desa-rrollarán sus diferentes actitudes hacia los gastos en su vida cotidiana de casados.

Sin embargo, en términos más ge-nerales, la gente simplemente es mala para predecir qué quiere en el amor y el matrimonio, descubrieron los in-vestigadores.

“Al parecer no tenemos casi ningu-na precisión introspectiva en cuanto a lo que queremos en una pareja”, ex-presó Eli J. Finkel, profesor de psico-logía en Northwestern y coautor del estudio.

Finkel especuló que la recesión po-dría amplificar los efectos negativos de las parejas poco compatibles eco-nómicamente.

CHris gasH

Lo más difícil en una pareja es hablar de dinero y gastos

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e l m u n d o

Lunes, 24 De Agosto De 2009 III

ministerio.“Si Dios lo hizo por ellos, lo hará

por nosotros”, dijo Edwige Ndoudi, que este mes viajó con su marido y sus tres hijos desde Canadá pa-ra la Convención de los Creyentes del Sudoeste, donde los Copeland y otros se turnaron para predicar durante 5 días, 10 horas diarias, en el Centro de Convenciones de Fort Worth.

“Los que vienen no son pobres”, explicó Jonathan L. Walton, profe-sor de religión en la Universidad de California, Riverside, que ha escri-to sobre el movimiento y estaba allí realizando una investigación. “Se ubican en esa categoría nebulosa entre clase trabajadora y media”.

Stephen Biellier, un camionero de Mount Vernon, Missouri, contó que él y su mujer, Millie, fueron a la convención rezando para que es-te fuera “el año de la superación”. Tienen una deuda de US$102 mil, dijo la señora Biellier.

Ellos creen que los Copeland los rescataron de la quiebra hace 23 años, cuando compraron su primer camión a un interés del 22 por cien-to y tuvieron que reacondicionar el

motor dos veces en un año.Más o menos por esa época, la

señora Biellier vio por primera vez a Kenneth Copeland por televisión y comenzó a enviarle 50 centavos por semana. “Habríamos quebra-do si Copeland no hubiera rezado por nosotros cada día”, dijo.

Los Biellier forman parte de los alrededor de 386 mil seguidores en todo el mundo que los Copeland llaman “asociados”, y que en su mayoría envían contribuciones y se hacen acreedores a oraciones especiales de los Copeland.

Para el Profesor Walton, en cambio, los predicadores de la prosperidad son “carteristas es-pirituales”. Y agrega: “Minimizar e ignorar las duras realidades de esta crisis económica es más que irresponsable, es algo digno de re-probación”.

Los Copeland no accedieron a ninguna entrevista, pero una de sus hijas, Kellie Copeland Swis-her, y su marido, Steve Swicher, ambos en el ministerio, hablaron por ellos.

Kellie dijo que el ministerio da “un mínimo del 10 por ciento de lo que ingresa” a obras de caridad.

El comité del Senado, como par-

te de su investigación impositiva, solicitó documentos al ministerio. Este se ha resistido a la solicitud, dijo Kellie Swisher, porque los Co-peland no quieren revelar pública-mente los nombres de sus “asocia-dos”.

Steve Swisher dijo que pese a la recesión económica, los ingre-sos del ministerio invertidos en la convención fue un 3 por ciento más alto que el año pasado. Al pregun-tarle si los Copeland han adaptado

el mensaje a la economía, la señora Swisher respondió: “El mensaje que predican es la Palabra de Dios. La Palabra no cambia”.

En la convención, los predicado-res – entre los cuales también es-tuvieron Jesse Duplantis y Jerry Savelle – salpicaron sus sermones con críticas al Gobierno, los me-dios y otras iglesias, muchas de las cuales condenan la prédica de la prosperidad. Pero en general, los predicadores trabajaban intensa-

mente para recordar a la multitud que son los elegidos de Dios. “Mientras todos los demás padecen ham-bre”, dijo Savelle, un teleevangelista de Texas, “el pueblo de la alianza vivirá el mejor de los tiempos”. “Si un pensamiento de

preocupación por el dinero asoma a su mente, lo que deben hacer es sembrar”, continuó Savelle: arro-jar dinero, a la manera de semillas, en “terreno fértil” como los minis-terios de los predicadores. “Ese es el plan de estímulo de Dios para ustedes”, dijo.

Acto seguido, centenares de per-sonas desfilaron por los pasillos hasta el escenario para depositar sobres, efectivo y monedas en las escalinatas alfombradas.

POR MICHAEL WINES

PEKÍN — La Organiza-ción Mundial de Comercio condena hasta ahora a Chi-na en un importante caso sobre las restricciones de ese país a filmes y libros importados. Luego de una protesta empresaria global, el gobierno chino abandonó sus explosivas acusaciones de espionaje contra ejecu-tivos de un gigante minero extranjero, la compañía angloaustraliana Rio Tinto. Por otra parte, el gobierno dijo hace poco que había da-do marcha atrás en lo relati-vo a otro polémico proyecto de instalar software de cen-sura en todas las computa-doras nuevas que se venden en el país.

En el transcurso de su prolongado auge económico, por lo general, China logró separar su actitud agresi-va en el ámbito empresario global de su política interna, que el Partido Comunista si-gue controlando con firme-za. Sin embargo, los últimos acontecimientos plantean la cuestión de cuánto tiempo pasará antes de que ambos planos choquen.

La política y los negocios choca-ron en cada uno de esos asuntos, y los negocios ganaron. Los nego-cios no siempre ganan, y cuando lo hacen, como en estos casos, las razones pueden o no ser fortuitas. Sin embargo, por lo menos en algu-nas cuestiones importantes, China parece estar enfrentando la reali-dad de que el mundo externo de los negocios puede ser desafiante cuando sus ganancias se ven ame-nazadas. Es así que el sistema au-toritario chino también puede ver-se obligado a evolucionar de ma-neras que sus autoridades pueden no estar dispuestas a respaldar de inmediato.

Pekín tiene ahora una presencia global, consecuencia de su gran crecimiento interno y de una ver-tiginosa expansión internacional. Decisiones que antes se tomaban en un terreno exclusivamente in-terno –como censurar sitios web, proteger los intereses de sus em-presas estatales y restringir el

ingreso de entretenimientos y no-ticias extranjeras a China – ahora tienen ramificaciones internacio-nales.

“Este es un país que se encuen-tra en medio de una gran transi-ción de su papel global”, señala Kenneth Lieberthal, un experi-mentado analista de China que en la actualidad integra la Brookings Institution, una organización sin fines de lucro de políticas públicas que tiene sede en Washington, D.C. “Siempre pusieron la vista en el pa-sado para determinar qué es bueno para China, y lo siguen haciendo. Pero por primera vez a eso se le su-ma la consideración de que están en posición de ser los que crean las

reglas, no sólo los que las acatan”. Las autoridades chinas, dice, “es-tán empezando a aprender cómo manejar eso.”

Hace poco, los fiscales chinos pa-recieron dispuestos a abandonar la decisión anterior de procesar a em-pleados de Rio Tinto por espionaje y robo de secretos de estado.

Los ejecutivos de Rio Tinto nega-ron enérgicamente las acusaciones, y tanto EE. UU. como Australia declararon que las medidas chi-nas podrían tener repercusiones comerciales y diplomáticas. Las amenazas de procesamiento por espionaje produjeron gran males-tar en las empresas extranjeras que operan en China. De todos modos, si

esas instancias representan tendencias o excepciones –o ninguna de las dos cosas – es algo que sigue siendo objeto de debate.

Según muchos especia-listas, los funcionarios chi-nos parecen tener cada vez más conciencia de que sus actos tienen consecuencias más amplias que las que habrían tenido hace unos años.

Otros especialistas des-tacan, sin embargo, que lo que los extranjeros consi-deran cambios de política calculados con gran cuida-do puede no serlo.

La decisión del gobierno de instalar software de cen-sura en las computadoras –y su posterior reversión– no es más que un ejemplo, dicen: es probable que la propuesta original haya salido de una camarilla gu-bernamental que luego se

vio desbordada cuando los usua-rios de Internet y las empresas ex-tranjeras empezaron a oponerse al proyecto.

“¿China es susceptible a la pre-sión internacional?

Por supuesto que lo es”, señala Charles Freeman, un prestigioso especialista en China del Centro de Estudios Internacionales y Es-tratégicos de Washington. “China tiene intereses internacionales, y estos se ven afectados por lo que hace en el plano interno”, afirma. “Hay una constante batalla entre organismos respecto de cuánto capital político gastar en temas internacionales o en intereses in-ternos.”

En las luchas de poder de Pekín, los negocios siguen adelante

michael stravato para the new york times

Invierten en evangelio de Dios y de la prosperidad

Viene de la página 1

La imagen de China pasó a ser la de un insider.

reuters

china retiró planes para instalar un nuevo software de censura. un internet café en la provincia de shanxi.

a pesar de los tiempos difíciles, los creyentes aportan efectivo en una convención en Fort worth, texas. a cambio, los predicadores les prometen prosperidad.

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e l m u n d o

IV Lunes, 24 De Agosto De 2009

POR GINGER THOMPSON TEGUCIGALPA, Honduras — El golpe de

estado en Honduras ha resucitado a muchos de los fantasmas de la guerra fría de Centro-américa, pero pocos tan polarizantes como Billy Joya, ex capitán de policía acusado de haber liderado un escuadrón de la muerte.

Hizo su reaparición en un popular progra-ma de entrevistas vespertino apenas horas después de que soldados subieran al presi-dente, Manuel Zelaya, a un avión con destino al extranjero.

Su propósito, afirmó Joya, fue defender el derrocamiento y ayudar a tranquilizar a un público que se liberó del régimen militar ha-ce menos de tres décadas. En lugar de ello, activó alarmas entre los defensores de los derechos humanos en todo el mundo.

“El nombre Billy Joya reverberó mucho más que Micheletti”, protestó Joya, quizá con demasiado vigor, al referirse al jefe del gobierno de facto, Roberto Micheletti, insta-lado por el Ejército. “Al instante, mi imagen estaba en todas partes”.

Las imágenes en conflicto de este ex poli-cía, figura vilipendiada que se retrata como víctima, son difíciles de reconciliar. Los gru-pos de derechos humanos lo consideran uno de los ex operadores más despiadados de una unidad militar con respaldo estadounidense, conocida como el Batallón 316, responsable de secuestrar, torturar y asesinar a cientos de personas sospechosas de ser izquierdis-tas durante los años ochenta.

Hoy en día, Joya, de 52 años, esposo y padre de cuatro hijos, se ha convertido en consultor

político de algunas de las personas más pode-rosas del país, entre ellas Micheletti, durante su fallida campaña para llegar a la Presiden-cia, el año pasado. Ahora que Micheletti efec-tivamente se ha asegurado el puesto, Joya ha resurgido como una especie de enlace entre Micheletti y los medios internacionales.

En los 14 años desde que fue enjuiciado por primera vez bajo cargos de detener ile-galmente y torturar a seis estudiantes uni-versitarios, ha emprendido una búsqueda solitaria dirigida no sólo a defenderse, sino también a reivindicar la lucha anterior del Gobierno contra el comunismo. “Ni una sola vez en 14 años ha habido una sola prueba le-gítima que me vincule con estos crímenes”, afirmó.

Edmundo Orellana, ex procurador gene-ral hondureño que fue el primero en intentar procesar los crímenes contra los derechos humanos, dijo que era “absurdo” que Joya siguiera en libertad.

“Billy Joya evidencia que el régimen civil ha sido un cruel engaño para el pueblo hondu-reño”, dijo. “Él demuestra que la ignorancia y la complicidad aún reinan dentro de nuestros tribunales, especialmente cuando se trata de las fuerzas armadas”.

Joya argumentó en una entrevista que el Batallón 316 era una unidad técnica especia-lizada en la interdicción de armas, no en la contrainsurgencia.

Conflicto pone en riesgo al Lago Victoria FOTOGRAFÍAS POR vAneSSA vick PARA The new YORk TimeS

Disputa entre Kenia y Uganda no ayuda a peces del Victoria.

Resurge fantasma de la guerra fría en Honduras

POR JEFFREY GETTLEMAN

ISLA MIGINGO, Lago Victoria — La pe-queña Isla Migingo no parece nada del otro mundo.

Es una losa de piedra que no alcanza si-quiera la media hectárea de superficie, reple-ta de casuchas de metal oxidado, montones de basura, prostitutas y pescadores de mira-da vidriosa. Es esencialmente una barriada miniatura bañada por las aguas del lago más grande de África.

Sin embargo, la minúscula Migingo es cau-sa de enorme alboroto: resulta que la isla yace justo en la disputada frontera acuática entre Kenia y Uganda, y los políticos incluso han amenazado con declarar la guerra por ella.

¿El motivo?Peces. Muchos peces, aunque quizás no

los suficientes. La isla es un paraíso para la pesca con caña, rodeada por bancos de sa-brosa, y exportable, perca del Nilo. Sin em-bargo, al Lago Victoria, uno de los cuerpos de agua dulce más grandes del mundo, del que depende la supervivencia de 30 millones de africanos empobrecidos, se le podrían estar acabando estos peces. De acuerdo con un re-ciente estudio, las existencias de percas del Nilo han caído casi un 70 por ciento, lo que po-ne en jaque a una industria crucial con valor de cientos de millones de dólares.

Tal vez existe un problema aún mayor en Migingo: la rápida disminución en los nive-les del agua del lago. El nivel ha bajado más de un metro en la última década y explosivos crecimientos de algas, que cubren la superfi-cie del lago como una capa de gruesa pintura verde, ahogan a los peces.

De acuerdo con los medioambientalistas, se trata de una prueba irrefutable de que el cambio climático, la sobrepoblación, la con-taminación, la deforestación y demás males modernos azotan una zona de África que no está preparada para lidiar con ellos.

“Ahora tienes un ecosistema totalmente desequilibrado”, expresó Nick Nuttall, vo-cero del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente, que monitorea cui-dadosamente al Lago Victoria. “Debería constituir una preocupación extrema para toda persona a la que le importe el futuro de 30 millones de personas. Las presiones a las que está sometido este enorme recurso natu-ral de África Oriental se intensifican”.

Lo mismo sucede con las emociones que despierta la isla Migingo. En un reciente par-tido de rugby entre Kenia y Uganda, segui-dores kenianos corearon, “Migingo, unida, jamás será vencida”. Los pescadores en Mi-

gingo denuncian que, en rondas en la isla, los policías ugandeses últimamente propinan golpizas y, peor aún, les roban su pesca.

La disputa se caldeó este año, cuando Uganda mandó a soldados a apropiarse de la isla. Los ugandeses incluso izaron una ban-dera, lo que provocó la ira keniana. Antes de que el nivel de agua del lago bajara hace unos años, Migingo era poco más que una roca aflorando en el agua y a nadie parecía impor-tarle. Hoy, vista desde la costa, sigue siendo un brumoso abultamiento en el horizonte, aunque más de 300 personas radiquen en ella, principalmente pescadores kenianos.

Sin embargo, el Gobierno ugandés alega que Migingo yace en aguas ugandesas y la pesca keniana es ilegal. Lo que subyace todo esto es que el pescado es esencial para la economía ugandesa, que no cuenta con las industrias manufactureras o turísticas de Kenia. Cada año, Uganda gana más de US$100 millones con la exportación de per-cas del Nilo, aunque la sobrepesca y la mala administración medioambiental vulneran esa situación.

Una cosa es clara, al menos a decir de los expertos.

“Migingo está en territorio keniano”, afir-mó John Donaldson, miembro investigador de la Unidad Internacional de Investigación de Fronteras, instituto británico dedicado a estudiar las disputas fronterizas. Está cerca el asunto, agregó, pero un documento de 1926 ubica a la isla unos cuantos cientos de metros dentro de territorio keniano.

De acuerdo con Henry Aryamanya-Mugis-ha, director de la agencia ugandesa de pro-tección medioambiental, la sobrepoblación y sobreexplotación agrícola en la costa keniana del lago diezman los pantanos en los que los peces desovan. Al mismo tiempo, la rápida deforestación reduce el nivel de precipitación que fluye al lago y el nuevo desarrollo en la zona vierte en sus aguas fertilizantes, conta-minantes industriales y hasta aguas negras, que propician el crecimiento de algas que blo-quean la penetración de sol y oxígeno.

“Es algo muy, muy triste”, expresó Arya-manya-Mugisha. “Ocurre tan rápido. Hace cinco años, estaba lleno de peces”.

Esa es la razón por la que Migingo es tan ideal. Las aguas que la rodean son relativa-mente profundas y llenas de percas y, una vez allí, los pescadores no gastan tanto com-bustible porque tiran básicamente una línea y sacan su cena.

“No hay ningún otro lugar como éste”, ex-presó Charles Okumu Chambu, pescador en Migingo.

edGARd GARRidO PARA The new YORk TimeS

“Nunca fue mi responsabilidad detener, torturar ni desaparecer gente”.

BIllY JoYAAcusado de liderar un escuadrón de la muerte

Pescadores kenianos y ugandeses reclaman la propiedad de los peces alrededor de un islote en el Lago victoria. estudios revelan una baja del 70 por ciento en las existencias, lo que pone en jaque a una industria con valor de cientos de millones de dólares.

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c i e n c i a y t e c n o l o g í a

Lunes, 24 De Agosto De 2009 V

POR HIROKO TABUCHI

TOKIO — A primera vista, los teléfonos celulares japoneses son un sueño para los aficionados a los dispositivos: listos para acceso a Internet y correo electrónico, tam-bién cumplen la función de tarjetas de crédito, pases de abordar para el transporte público e incluso calcu-ladoras de grasa corporal.

Sin embargo, es difícil encontrar a alguien en Chicago o Londres que use un teléfono celular japonés, como un Panasonic, Sharp o NEC. Pese a años de intentar incursionar en los mercados extranjeros, los fabricantes de teléfonos de Japón tienen poca presencia más allá de

las costas de su país.“Japón lleva una ventaja de años

en cualquier innovación. Sin em-bargo, no ha podido sacarle ventaja financiera a eso”, afirmó Gerhard Fasol, presidente de Eurotechnolo-gy Japan, empresa de consultoría de tecnología informática, con sede en Tokio.

Los japoneses tienen un nombre para este problema: el síndrome Galápagos.

Los teléfonos celulares japone-ses son como las especies endé-micas que Darwin encontró en las Islas Galápagos: fantásticamente evolucionadas y divergentes de sus primos en el territorio continental, explica Takeshi Natsuno, quien imparte cátedra en la Universidad

Keio, en Tokio.Este año, Natsuno, quien desarro-

lló un popular servicio inalámbrico de Internet llamado i-Mode, reunió a algunas de las mejores mentes en el área para debatir la forma en que los teléfonos celulares japoneses pueden volverse internacionales.

“Lo más asombroso sobre Japón es que incluso una persona promedio tendrá un teléfono súper avanzado”, indicó Natsuno. “Así que nuestra pregunta es: ¿acaso no puede Japón aprovechar esa ventaja?”

El único fabricante japonés de teléfonos con alguna participación significativa en el mercado mundial es Sony Ericsson, coinversión entre un fabricante japonés de aparatos electrónicos y una empresa sueca de telecomunicaciones, con sede en Londres.

La falta de influencia mundial de Japón resulta más sorprendente aún porque sus teléfonos celula-res marcan la pauta en casi todas las innovaciones de la industria: capacidad para correo electrónico en 1999, teléfonos con cámaras en el 2000, redes de tercera generación en el 2001, descargas completas de música en el 2002, pagos electróni-cos en el 2004 y televisión digital en el 2005.

De hecho, los fabricantes japone-ses de teléfonos celulares pensaron que se habían posicionado para do-minar la era de los datos digitales. Sin embargo, se les pasó la mano en ingenio. En los años noventa establecieron un estándar para la red de segunda generación que fue rechazado en el resto del mundo. Las compañías de telefonía celular crearon servicios en la Red conte-nidos dentro de una sola zona, como i-Mode. Esos universos de Internet móvil fomentaron enormes mer-cados de comercio electrónico y

de contenido dentro de Japón, pero también han incrementado el aisla-miento del país del mercado global.

Entonces, Japón rápidamente adoptó un estándar de tercera ge-neración, en el 2001. El resto del mundo no avanzó al mismo ritmo, lo que básicamente hizo que los te-léfonos japoneses fueran demasia-do avanzados para la mayoría de los mercados.

Al mismo tiempo, el vertigino-so crecimiento del mercado para teléfonos celulares en Japón a fi-nes de los noventa y principios de la década siguiente le dieron a las compañías japonesas pocos in-centivos para comercializar en el extranjero. Sin embargo, ahora se contrae significativamente el mer-

cado, afectado por una recesión y una economía que envejece. La in-dustria continúa fragmentada, con ocho fabricante de teléfonos celula-res que se pelean un mercado que sumará poco menos de 30 millones de unidades este año.

Varias compañías japonesas, por lo tanto, ahora tienen bajo conside-ración hacer un esfuerzo para in-gresar a los mercados extranjeros.

En una reunión del grupo de Nat-suno, 20 hombres y una mujer se congregaron en torno a una enorme mesa de conferencias en un rasca-cielos, en el centro de Tokio, donde examinaron cifras de mercado, lan-zaron consignas y dejaron ver su desacuerdo al menear la cabeza.

El debate se centró en los teléfo-

nos en sí. El énfasis en el hardware hace que incluso los teléfonos más nuevos en el país sean volumino-sos. Algunos analistas dicen que las compañías de telefonía celular sofocan la innovación, al exigir tan-tas funciones de hardware en los aparatos.

Mientras tanto, los desarrolla-dores japoneses están celosos de la avasallante popularidad global del fenómeno Apple iPhone y la tienda App Store, que han alejado a la in-dustria de los teléfonos celulares en EE. UU. y Europa de su obsesión con las especificaciones de hard-ware hacia el software. Mientras jugaba con su propio iPhone 3G, Natsuno dijo: “Este es el tipo de te-léfono que yo quería hacer”.

POR ANNE EISENBERG

Un diminuto telescopio de vidrio, del tamaño de un chícharo, ha sido implantado exitosamente en los ojos de personas con retinas seve-ramente dañadas, ayudándolas a leer, mirar la televisión y ver mejor los rostros conocidos.

El nuevo dispositivo es para per-sonas con una forma irreversible y avanzada de degeneración macu-lar, en la que se desarrolla un punto ciego en la visión central de ambos ojos.

En un breve procedimiento am-bulatorio, un especialista en cór-neas implanta el minitelescopio en un ojo, en lugar de su lente natural.

El telescopio magnifica las imá-genes en la retina, extendiéndolas para que puedan caer en células sa-nas fuera de la mácula dañada, dijo Allen W. Hill, director ejecutivo de VisionCare Ophthalmic Technolo-gies, en Saratoga, California, que fabrica el implante.

En marzo, un panel asesor de la Dirección de Alimentos y Medica-mentos (FDA, en inglés) recomen-dó unánimemente la aprobación del dispositivo. VisionCare dice que es-pera que la FDA le dé el visto bueno a finales de este año. En Europa, el dispositivo ya ha sido aprobado pa-ra su uso.

El telescopio implantado encie-rra muchas esperanzas para los pacientes, típicamente personas de

Mejoran la vista, con implante en forma de telescopio

toshifumi kitamura/agence france-presse — getty images

Los teléfonos inteligentes en Japón pueden incluir chips que funcionan como tarjetas de crédito, lo que permite comprar de una máquina expendedora con tan sólo deslizar el aparato.

visioncare James giLman

Tecnología popular en Tokio no sirve en otras ciudades.

Teléfonos japoneses no se adaptan a resto del mundo

un telescopio diminuto puede ser insertado en un ojo para permitir que la gente con una forma avanzada de degeneración macular pueda leer, mirar televisión y ver rostros.

edad avanzada, que sufren de dege-neración macular relacionada con la edad (DMRE) en su etapa avan-zada, dijo Janet P. Szlyk, miembro del panel asesor.

El dispositivo no cura la enfer-medad, pero sí mejora la agudeza visual, dijo. Por ejemplo, una per-sona que quizás vea una mancha cuando dirige la mirada al rostro de un amigo podría, con la ayuda de la imagen magnificada, ver una mancha solamente en el área de la nariz o boca de la persona.

“Las personas pueden utilizarlo para reconocer rostros en un entor-no social”, comentó Szlyk. “Ese es un avance inmenso”.

El telescopio se implanta en un ojo para funciones como lectura y reconocimiento facial. El otro ojo, inalterado, se usa para la visión pe-riférica durante otras actividades, como caminar.

Ruth A. Boocks, de 86 años, de Alpharetta, Georgia, quien reci-bió un implante del dispositivo en marzo del 2003 durante las pruebas clínicas, dijo que rápidamente su cerebro aprendió a adaptarse. Ella usa sus nuevas capacidades visua-les en diversas formas: para leer correos electrónicos o mensajes proyectados en la parte inferior de la pantalla cuando está viendo te-levisión, por ejemplo. “Mi objetivo

era leer hasta el último renglón de un optotipo, pero no lo pude hacer”, dijo. (Ha llegado al tercer renglón de abajo hacia arriba).

“Me siento como una mujer jo-ven”, agregó. “Esto me ha abierto muchas oportunidades”.

Henry L. Hudson, especialista en la retina, en Tucson, Arizona, dijo que el aparato no era para todas las personas con DMRE. “Quizá solamente 20 de cada 100 candidatos recibirán el telescopio. Quizás no sean elegibles debido a la forma de sus ojos”, o pueden te-ner otro problema, como mantener el equilibrio, que excluye su selec-ción, agregó.

Durante la etapa de prueba del aparato, no hubo aumento en la incidencia de caídas entre los par-ticipantes, dijo Hudson. Más de 200 pacientes recibieron implantes en el estudio, y los efectos en el grupo han sido objeto de seguimiento du-rante los últimos cinco años.

“La gran mayoría de los pacien-tes ha sido capaz de adaptarse rápidamente al nuevo estado” al utilizar un ojo para caminar y el otro para leer, para reconocimiento facial y para actividades similares, comentó. “El paciente promedio pasa de ser legalmente ciego a ser capaz de leer libros con tipografía grande”.

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a r t e y e s t i l o

Vi Lunes, 24 De Agosto De 2009

Por DAVID COLMAN

Es probable que Robert Pattin-son – el de la melena salvaje enma-rañada en la popular serie fílmica estadounidense “Twilight” – sea el único en el mercado de la adu-lación adolescente de este verano. Su peinado, en cambio, tiene mu-cha competencia. En este momen-to asistimos a una pequeña erup-ción de abundante pelambre en la población masculina joven de los Estados Unidos – y, como siempre suele pasar con el pelo, está cre-ciendo.

Están los afros, las crestas mo-hawk, las rastas y los Pompadour.

Hay cascadas hippies (con barbas haciendo juego), peinados con vo-lumen y puntas estilo punk y des-mechados multicolores. Y estos son solamente los más identifica-bles.

Con un afro gigante, Victor Jeffreys II, habla orgullosamente de su “pelo no normativo”, como él lo define. Cameron Cooper, estilis-ta de moda, se refiere a su cráneo creativamente rasurado como “el punto de exclamación al final de mi frase”.

Marguerite Jukes, estilista de la peluquería Bumble and Bumble en el centro de Manhattan, donde

se acondicionan las melenas del elenco de “Hair” en Broadway di-ce que “De golpe, hay una gran ola de tipos que simplemente quieren experimentar. Ya nadie quiere un corte prolijo. No hay un look en particular: hay un poco de todo”. Incluso se ha vuelto una experta en lograr que la apariencia no sea totalmente perfecta, “como si se hubieran cortado ellos mismos en el baño”.

Empresas de moda que se dedi-can al cuidado del cabello señala-ron que las ventas de los productos más extremos – el gel fuerte, las pomadas, las pastas y los serums –

aumentaron considerablemente en este último tiempo, y son los clien-tes varones los que representan gran parte del incremento.

“En los años ’60, lo único impor-tante era el largo”, dijo Michael McDonald, diseñador del vestua-rio (y los peinados) de la reposi-ción de “Hair” en Broadway. “Re-cién en los ’70, y en la época disco, el pelo de los hombres empezó a tener realmente ‘estilo’. Y a partir de entonces cada momento tuvo su look, de modo que ahora, en el siglo XXI, ya hemos visto prácticamen-te todo”.

A menudo, los hombres que quie-

ren una apariencia más extrema buscan inspiración en un ídolo del rock. Pero lo que hace a esta curio-sa tendencia mucho más curiosa todavía es la escasa conexión que tiene el peinado con el momento, el hombre o la música que lo origi-naron. Es muy probable que el tipo con pelo castaño largo y barba ten-ga una onda techno en su iPod, y el tipo con el mechón teñido de azul probablemente esté tamborilean-do los dedos al compás del death metal. “Es imposible saber qué on-da tienen guiándose por el pelo”, dijo Jukes. Ni siquiera el peluquero lo sabe a ciencia cierta.

Por LARRY ROHTER

CIUDAD DE MÉXICO — Mario Bellatin asistió hace unos años a una de esas conferencias literarias en las que se les pide a los escrito-res que hablen sobre sus autores favoritos. Como no quería hacerlo, inventó un escritor japonés llama-do Shiki Nagaoka y habló con apa-rente convicción sobre la fuerte influencia que éste había ejercido sobre él, esperando que la broma quedara desenmascarada durante la instancia posterior de preguntas y respuestas.

En lugar de ello, el público le hizo muchas preguntas sobre Nagaoka, del que había dicho que tenía una nariz tan grande que le hacía las cosas difíciles a la hora de comer. Bellatin, un novelista mexicano, decidió extender la broma y escribió una falsa biogra-fía titulada Shiki Nagaoka: Una nariz de ficción. Los lectores ya están habituados a esas salidas de Bellatin, que tiene 49 años y se perfila como una de las principa-les voces de la ficción experimen-tal en castellano. En la serie de novelas cortas que escribió desde 1985, no sólo juega con las expec-tativas de lectores y críticos, sino que también adapta el lengua-je, la trama y la estructura a sus misteriosos propósitos, y lo hace de formas tan inquietantes como desconcertantes.

Algunos críticos mexicanos mayores no saben qué pensar del estilo transgresor de Bellatin y se sienten perplejos ante su mezcla de ficción y realidad. “Trato de no inscribirme en ningún grupo lite-rario”, dice Bellatin, que destaca que “mis libros son mejor recibi-dos en el exterior, en Argentina y en Francia, que aquí, en México.”

En lo que constituye un indicio de

su creciente fama inter-nacional, Bellatin firmó hace poco un contrato con la editorial francesa Gallimard que estipula que sus trabajos se pu-bliquen en Francia antes de que lo hagan en caste-llano en América Latina. Como es habitual en él, aprovechó la oportuni-dad para otra travesu-ra: en lugar de publicar el manuscrito original aquí, piensa hacer que se traduzca al castellano la traducción al francés.

“El escritor es siempre el último que llega a la fiesta, el último que se divierte con el acto de la escritura”, se queja Bellatin. “Quiero leer mi propia producción y asombrarme; quiero poder leerme como si tam-bién fuera un lector que llega a mi texto por primera vez.”

Si bien en 2002 obtuvo una beca Guggenheim y participó en talle-res y retiros para escritores en los Estados Unidos, Bellatin es poco conocido en el mundo angloparlan-te. El primero de sus trabajos que se tradujo, una antología llamada Damas chinas, apareció apenas en los dos últimos años. Salón de belleza de 1994, se publicó este mes en City Lights Books de San Fran-cisco.

Al igual que buena parte de su trabajo, Salón de belleza es fuer-te, alegórico e inquietante, y tiene

una trama que hace pensar en La peste, de Camus o en Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago. En una ciudad anónima que padece una epidemia que no se nombra, un peluquero travestido convirtió su negocio en un hospicio para hom-bres que mueren de la enfermedad, a los que cuida con la misma indi-ferencia con que cuida a los peces que tiene en acuarios y que consti-tuyen su única diversión.

Muchas de las novelas de Bella-tin, entre ellas Salón de belleza y Shiki Nagaoka, se concentran en personajes cuyo cuerpo está de-formado, desfigurado o enfermo, o cuya identidad sexual es incierta o fluida.

Ese es uno de los motivos por los que Diana Palaversich, que escri-bió la introducción a una reciente recopilación de la obra de Bella-tin en castellano, no lo compara

con otros escritores latinoame-ricanos sino con cineastas como David Cronenberg y David Lynch y con pintores como Frida Kahlo. Al propio Bellatin le falta el brazo derecho, consecuencia de un pro-blema congénito con el que señala que juega, admite y aprovecha en su trabajo al “escribir con todo mi cuerpo”. Según su estado de áni-mo, en ocasiones aparece con una prótesis terminada en una especie de gancho, que elige de su colec-ción de más de doce.

“La gente suele decir, y tiene mucha razón, que toda la buena ficción es producto de una herida, de una distancia entre el escritor y la normalidad”, dice el novelis-ta y crítico Francisco Goldman, amigo de Bellatin. “En el caso de Mario, la herida es literal y tiene todo tipo de matices psicológicos y de dolor. Parece relacionarse

con la sexualidad y el deseo, con el deseo de un cuerpo completo. Uno de los aspectos suyos que más me gustan es que escribe para todos los monstruos –ya sea en el senti-do literal o en un sentido privado y metafórico–, algo que en verdad nos emociona”.

Si bien Bellatin nació en México, es hijo de un inmigrante peruano de ascendencia italiana. Pasó par-te de su juventud en Perú antes de obtener una beca para estudiar cine en Cuba. Al volver a México, se convirtió al islamismo sufí y escribió también con el nombre de Abdul Salaam. “Para mí la litera-tura es un juego, una búsqueda de formas de atravesar fronteras”, dijo. “Pero en mi trabajo las re-glas del juego son siempre obvias. Las entrañas están a la vista y se puede ver qué es lo que se está co-cinando.”

Los hombres, como los que se ven aquí en las calles de Nueva York, están buscando peinados más audaces.

JANET JARMAN pARA ThE NEw YoRk TiMEs

Chicos jóvenes de todo el país llevan los cortes de pelo al extremo

Bellatin, un novelista con espíritu travieso

foTogRAfíAs dE hiRoko MAsuikE pARA ThE NEw YoRk TiMEs

Mario Bellatin, un escritor mexicano,

con una de sus doce prótesis. su trabajo

juega con el lenguaje y la trama.