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    A r t c u l o s Papeles del Psiclogo, 2013. Vol. 34(3), pp. 208-226http://www.papelesdelpsicologo.es

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    ste artculo est motivado por el artculo de Car-melo Vzquez en el n anterior de Papeles delPsiclogo titulado La psicologa positiva y sus

    enemigos: una rplica en base a la evidencia cientfica(Vzquez, 2013), el cual estaba, a su vez, motivado poruno mo anterior titulado La psicologa positiva: magiasimptica (Prez lvarez, 2012), en el que, a su decir,se hacan crticas desproporcionadas y pasionalesde la Psicologa Positiva (PsiPos). Ciertamente, la ma esuna crtica radicalde la PsiPos: de raz y total, pero noquiz desproporcionada respecto de lo merecido ni pa-sional por falta de razn.Es radical porque va a las races mismas de la PsiPos,

    tratando de mostrar que acaso no sea ms que el ltimoflorecimiento de una tradicin religiosa estadounidense,en alianza con el capitalismo consumista de ltima gene-racin. Una psicologa tpicamente americana. Y es to-

    talpor cuanto toca los fundamentos cientficos y empri-cos de la PsiPos, como presunta ciencia de la felicidad.Radical aqu no quiere decir tajante o disolvente, supues-to que la PsiPos no tuviera nada bueno y se propusieratirarla al ro.Dentro de esto, tal como yo la concibo, mi crtica es no-

    ble, puesto que habiendo tomado en serio la PsiPos, tra-ta de hacer una crtica (criba y discernimiento) muypropia de la indagacin cientfica y filosfica, sabidoque la filosofa es amiga del saber, no enemiga. Otracosa es que la crtica tenga razones y gusten ms o me-nos. Asimismo, entiendo que una crtica como sta esmuy propia de una revista como Papeles del Psiclogo,que cuenta con una seccin dedicada precisamente alcontraste de opiniones y debates (Forum). Pretendersustraer debates, como ste, de un espacio que pertene-ce al colectivo de psiclogos colegiados en ejercicio, sopretexto de que debe velar por el buen nombre de laPsicologa y sus profesionales (Vzquez, 2013, p. 91),como pretende Carmelo Vzquez, sera como la preten-sin de aquella dama inglesa que, al parecer, cuando la

    LA PSICOLOGA POSITIVA Y SUS AMIGOS:EN EVIDENCIA

    Marino Prez-lvarezUniversidad de Oviedo

    La Psicologa Positiva est en debate. Ha recibido importantes crticas, a las que reaccionan sus defensores, como es natural. El pre-sente artculo trata, ms que nada, de establecer las razones de una crtica dirigida a los fundamentos mismos de la Psicologa Posi-tiva: la positividad y la cientificidad. Frente al marcado nfasis en los beneficios de los afectos positivos, los estudios muestran quelos afectos negativos pueden ser tan positivos, como negativos pueden ser los afectos positivos. La positividad no est del lado positi-vo (porque no hay tal lado). Tocante a lo que la Psicologa Positiva dice saber cientficamente de la felicidad, no parece ser nadaque no se supiera. Incluso las mejores teoras, como el modelo de actividad positiva y la teora de la extensin-y-construccin impre-sionan por sus trivialidades segn estn plagadas de tautologas. Notable es tambin la falacia demostrada de la ratio de positivi-dad. Finalmente, se plantea que la felicidad no es sostenible como principio de vida (su bsqueda no es universal ni lo mejor que

    hacer en la vida), ni como objeto cientfico, como no sea acosta de hipostasiar la experiencia subjetiva.Palabras clave: Psicologa positiva, Felicidad, Teora de la extensin-y-construccin, MacGuffin.Positive Psychology is being called into question. It has received substantial criticism, to which its advocates, naturally, have reacted.The present article sets out, above all, to establish the reasoning behind the criticisms of Positive Psychologys very foundations: positi-vity and scientificity. In contrast to the marked emphasis on the benefits of positive affect, research has shown that negative affect canbe positive, just as positive affect can be negative. Positivity is not on the positive side (since no such side actually exists). Regardingwhat Positive Psychology purports to know scientifically about happiness, such knowledge does not appear to add anything to whatwe already knew. Even the best theories, such as the positive-activity model and the broaden-and-build theory, seem strikingly trivial,replete with tautology. Also noteworthy is the clear fallacy of the positivity ratio. Finally, it is asserted here that happiness cannot besustained as either a life-guiding principle (its pursuit is neither universal nor the best thing to do in life) or a scientific objective, un-less it be at the cost of reifying subjective experience.

    K e y w o rd s: Positive psychology, Happiness, Broaden-and-built theory, MacGuffin.

    Correspondencia: Marino Prez-lvarez. Universidad de Oviedo.Facultad de Psicologa. Plaza Feijo, s/n. 33003 Oviedo. Espaa.

    E-mail: [email protected]

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    teora de la evolucin era imparable, y se supona en-tonces que el hombre descenda del mono, deca algoas, por Dios, que al menos no se entere el servicio.Ni que decir tiene que una crtica noble es respetuosa

    con las personas y los autores, pero sus opiniones, ideasy argumentos puede que no sean tan respetables, por-que acaso estn equivocados, sean insostenibles o de sersostenibles sean triviales. Como dice Fernando Savater,en El valor de educar, lo absolutamente respetable sonlas personas, no sus opiniones, y el derecho a la pro-pia opinin consiste en que sta sea escuchada y discuti-da, no en que se la vea pasar sin tocarla como si de una

    vaca sagrada se tratase (Savater, 1997, p. 137).En la crtica noble, la honestidad de las personas, para

    el caso cientfica y profesional, no es algo que est en

    cuestin. Los psiclogos positivos no tienen necesidad dedecir en su defensa que lo que hacen lo hacen honesta-mente. Por supuesto que lo hacen con honestidad, esa noes la cuestin. Sin embargo, ni los cientficos estn exentosde la fusin-cognitiva, del apego o de la adhesin cuasi-religiosa a las doctrinas que profesan, aspectos que pue-den limitar la bondad de lo que hacen sin mermar suhonestidad. La clebre restauradora de Borja (Zaragoza),se recordar del verano de 2012, hizo surestauracin delEcce Homo con toda honestidad, sin duda.Una crtica noble admite rplicas y se arriesga a ellas.

    Carmelo Vzquez ha hecho una rplica documentada,

    argumentada, seria y brillante por momentos (decir pormomentos no es poco, porque ni el Sol brilla en todomomento). Es una rplica que hace justicia a la crticaa la que responde, por lo que tambin se ha de tomaren serio y merece su contrarrplica, sin tener por qu serel comienzo de un enredamiento de rplicas y contrarr-plicas. El propio Carmelo Vzquez declara la intencinde no continuar con este debate, en parte, dice, por nocontribuir a seguir alimentando currculos ajenos basa-dos en enjuiciar repetidamente el trabajo de otros. (p.106). Dejando de lado esta aparente prepotencia, sin

    estar claro, en todo caso, si se debiera escribir conguin despus de pre-, lo cierto es que quiz lo mejorsea fijar los argumentos y establecer los desacuerdos.Tan interesante como ponerse de acuerdo es saber po-nerse en desacuerdo.Por lo que a m respecta, igualmente, no es la intencin

    alimentar este debate, sin necesidad. Tampoco es el casoresponder uno por uno a todos los puntos que pudierantener surplica. El propio Carmelo Vzquez responde aalgunas crticas, no a todas, como dice, para no casti-gar al lector con discusiones parasitarias (p. 91). Todo

    esto est bien. Es perfectamente legtimo organizar la r-plica como uno estime mejor y el espacio y el tiempo lopermitan, as como velar por el bienestar del lector. Aeste respecto, es posible que los psiclogos positivos es-

    tn especialmente agradecidos de este ahorro, segnmuestra la investigacin que el estado feliz (happymood) hace a uno menos perseverante en tareas cogni-tivas demandantes y ms perezoso (lazy) (Alter y For-gas, 2007; Forgas, 2013). Sin embargo, queda la dudaacerca de si algunas crticas, de las ms importantes, nocontestadas, es slo por ahorrar molestais al lector o,

    valga decir, por incontestables como, por ejemplo, elcarcter tautolgico de los discursos y de la investiga-cin de la PsiPos (la relacin infalible entre bienestar,emociones positivas y satisfaccin) y la hipstasis o cosi-

    ficacin en la que se incurre al hacer una ciencia de lafelicidad.El propsito de este artculo es, ante todo, fijar mi pos-

    tura, para que los argumentos queden suficientementeclaros y, de acuerdo con Carmelo Vzquez, los lectorespuedan formarse su juicio (Vzquez, 2013, p. 106).

    Aunque se empezar por unas observaciones sobre larplica, el resto del artculo fundamentar y razonar lascrticas que, a mi juicio, merece la PsiPos, por su polari-zacin de la Psicologa y dudosa cientificidad.

    OBSERVACIONES SOBRE LA RPLICA

    Siendo, como se reconoce que es, documentada, seriay meritoria, la rplica de Carmelo Vzquez no deja detener sus debilidades, cuando no artimaas y argumen-tos ad hominem. Se van a sealar solamente cinco.1. Conceptos acadmicos, tomados como insultos. Cual-

    quiera que no tenga presente ms que la rplica, pu-diera pensar que la crtica de la PsiPos a la queresponde es un cmulo de insultos pues, como se dice

    ya en la primera pgina: No resulta fcil entablar undebate racional para responder a algunas crticasque, bajo una apariencia culta, conllevan descalifica-

    ciones nada acadmicas. (Vzquez, 2013, p. 91).Se refiere a calificar el optimismo como canalla osin escrpulos, denunciar la mala fe de la literatu-ra de la PsiPos, tildar de magia la actividad de unoscolegas o hablar de felicidad desptica. Debida-mentesacados del contexto en el que se utilizan, estosconceptos pudieran parecer exabruptos a quienes nohayan ledo el trabajo de referencia o les quede lejos(Prez-lvarez, 2012).Si algo tienen esos conceptos, es ser acadmicos.

    Empezando por la felicidad canalla, que no el opti-

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    mismo, es un concepto introducido por Gustavo Buenoen El mito de la felicidad, seguramente por su poten-cia denotativa (significado) y connotativa (expresiva),para referirse a la concepcin subjetivista y utilitarista

    de la felicidad, desvinculada de las virtudes, en la quecada uno va a lo suyo. Viene a cubrir el sentido de laexpresin ms usual y ya cursi del carpe diem, res-pecto de la cual el trmino canalla resulta, sin duda,ms efectiva. En todo caso, su uso estaba explicado yjustificado en el texto. Como se deca, la denomina-cin de la felicidad como canalla, relativa a lo quetiene de canina (canalla del latn canis, perro, a tra-

    vs del italiano canaglia), quiere referir el aspecto deir cada uno a lo suyo a sacar la mayor satisfaccindel momento y de la oportunidad, siendo que la felici-

    dad est en los tiempos modernos desvinculada decualquier virtud inserta en un orden ms amplio (cos-molgico, teolgico-poltico), segn lo estaba en lasconcepciones tradicionales. (Prez-lvarez, 2012, p.196). Ni que decir tiene que este concepto formabaparte de toda una argumentacin, discutible, pero ra-zonada y razonable.La nocin de optimismo sin escrpulos, provenien-

    te de Schopenhauer, est elaborada por el filsofobritnico Roger Scruton en su libro, por cierto, alta-mente recomendable, Los usos del pesimismo (Scru-ton, 2010). El libro se dirige a pesimistas razonables,

    frente al buenismo segn el cual todo el mundo esbueno por naturaleza y siempre hay algo y alguienque impide su realizacin y tambin contra vendedo-res de falsas esperanzas, entre los que podramos in-cluir los promotores de la industria de la felicidad. Suuso en el texto explica que se refiere a una visin delmundo repleto de oportunidades y una actitud posibi-lista para ser y conseguir lo que quieras. La literaturadel ramo recuerda el optimismo cndidode Pollyanna

    y Pangloss y, a partir de aqu, se explicaban estosconceptos, etc. (Prez-lvarez, 2012, p. 193).

    La nocin de mala fe (mauvaise foi), como se re-cordar, es un concepto introducido por Sartre (en Elser y la nada) para referirse a una especie de autoen-gao, por el cual uno niega la libertad que tiene (la li-bertad es difcil de asumir por el vrtigo, el miedo y laresponsabilidad que implica) y, en su lugar, se com-porta como un objeto inerte, cosificado, irrespon-sable, justificndose en que hace lo que puede o loque debe. La referencia que se hace en el artculo a lamala-fe es la siguiente: La desenvoltura con que la li-teratura de la PsiPos y de autoayuda hablan de la feli-

    cidad no puede ser ms que una maniobra de mala-fe sartriana. Para no enfrentarse a su propia vacie-dad, esta l i teratura engaa y se autoengaa,presentando lo que no es, como si existiera, y lo que

    es, como si no existiera. (Prez-lvarez, 2012, p.198). Tengo para m que la nocin de mala-fe (mejorque autoengao y disonancia cognitiva) es fundamen-tal en psicologa, para acadmicos, profesionales yclientes de terapia. Puestos a ello, frente a la basurade los libros de autoayuda para la felicidad, recomen-dara Cmo ser un existencialistadel filsofo britnicoGary Cox (Cox, 2010).La nocin de magia, tomada de la antropologa

    cultural (Frazer y dems), se refiere a la magia simp-tica, segn la cual lo semejante produce lo semejan-

    te, para el caso, el pensamiento positivo comoatractorde efectos positivos. Las tautologas que pla-gan la PsiPos vienen a confirmar esta nocin. Sinocultar el efecto llamativo que pudiera tener la expre-sin magia simptica, no carece de sentido temticopor mor del argumento segn el cual parece que hu-biera una simpata entre ser positivo e irte bien (lapositividad como polo de atraccin, etc.).Finalmente, la nocin de felicidad desptica la in-

    troduce el socilogo francs Gilles Lipovetsky en suensayo sobre la sociedad del hiperconsumo tituladoLa felicidad paradjica(Lipovetsky, 2007). Como dice

    este autor: El derecho a la felicidad se ha transfor-mado as en imperativo eufrico que crea vergenzao malestar entre quienes se sienten excluidos de ella.En la poca en que reina la felicidad desptica, losindividuos ya no se limitan a ser desdichados, ahorase sienten culpables por no sentirse bien. (Lipovetsky,2007, p 323).Todos estos conceptos, altamente acadmicos y que

    es mejor conocer que no conocer, lejos de impedir undebate racional, sitan el posible debate en un planoms profundo o elevado, sin duda por encima y ms

    all, sea por caso, del Instituto Coca-Cola de la Felici-dad.2. Apropiacin de lo que ya se saba. Asimismo, quie-

    nes no supieran ms de psicologa que lo que dice laPsiPos, porque acaso se hubieran reseteado con sullegada o se dejen llevar por una primera impresindel, sin duda, excelente artculo de Carmelo Vzquez,pudieran pensar que todo lo bueno en Psicologa em-pez con la PsiPos. As, se presenta a los psiclogospositivos como colegas preocupados honestamentepor entender mejor el bienestar humano (Vzquez,

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    2013, p. 106). Bien, de acuerdo. Pero qu hacanlos psiclogos antes de la PsiPos o hacen los que nose adhieren a ella? No estaban interesados en el bie-nestar humano? Lo estaban, pero no honestamente?

    La PsiPos parece, ahora, por la audacia de su auto-denominacin como positiva, arrogarse todo lo quetiene que ver con lo positivo: emociones positivas, bie-nestar, crecimiento, cambios positivos tras la adversi-dad, crecimiento postraumtico. En relacin con elcrecimiento postraumtico, algo bien conocido deantes, Carmelo Vzquez aduce los trabajos de Tedes-chi y Calhoun (2004) y Joseph y Butler (2010), sin du-da pertinentes e importantes. Pero estos trabajos sonanteriores a la PsiPos, provenientes de las dcadas de1980 y 1990. El propio trmino crecimiento postrau-

    mtico data de 1995. [Como se recordar, la PsiPosfue fundada por Seligman en el ao 2000, en el jar-dn de su casa, con su hija de 5 aos, y lanzada cualencclica papal, desde la presidencia de la Ameri-can Psychological Association, a los efectos, el Vatica-no de la psicologa.]Los fundamentos conceptuales y evidencia emprica

    del crecimiento postraumtico, como dicen los propiosautores, tienen su origen en la corriente general dela psicologa, representando la PsiPos una continua-cin de esta tradicin (Tedeschi y Calhoun, 2004, p.3). A partir de aqu, los autores no se sirven de la

    PsiPos, entre otras cosas, porque su modelo ya fuepropuesto en 1998. Antes bien, la PsiPos se sirve deeste modelo. Otro tanto se puede decir de Joseph yButler (2010), quienes reconocen, cmo no, el empujeque el movimiento de los cambios positivos tras laadversidad ha recibido de la PsiPos, pero que, poras decir, este movimiento no vive de ella ni est a susexpensas. La cuestin es que no porque algo sea po-sitivo es propio de la PsiPos, ni deja de poder serconsiderado fuera de ella. Ms adelante, habr oca-sin, todava, de citar otras apropiaciones de la po-

    sitividad debidas a la psicologa de siempre.3. Pesimismo positivo y pasin negativa. La rplica deCarmelo Vzquez abandona por momentos la propiaPsiPos, para adoptar el pesimismo como estrategiapropia y negar la positividad que, por una vez, tieneel enemigo. As, l mismo adopta el tono pesimistade las avispas a las que se les chorrea (cabrea)con chorros de aire en contra de su vuelo, de otramanera feliz, hacia las flores. En esta situacin, lasavispas cometen errores cognitivos, dicen los auto-res del estudio en que se basa esta clasificacin de las

    avispas. La imagen de las avispas pesimistas queCarmelo Vzquez trae a colacin es oportuna y au-daz. En la primera gran crtica de la PsiPos de Ri-chard Lazarus, deca este autor, en vista de la

    respuesta que le dieron, que los psiclogos positivosreacionaban como las avispas a las que se les remue-

    ve el nido (Lazarus, 2003). Y va a tener razn Laza-rus. Lo cierto es que si algo caracteriza a esa cosallamada ciencia es la crtica. En la perspectiva de micrtica, no se puede por menos que celebrar que laPsiPos reconozca el pesimismo como mejor opcinque el optimismo, siquiera en esta ocasin.Por otro lado, se califican las crticas de pasionales,

    en este caso para descalificarlas. Como se dice, losargumentos pasionales no debieran tener un lugar

    prominente en una discusin acadmica (Vzquez,2013, p. 91), siendo que ms adelante se reivindicala pasin como una condicin mejor que la normal,cuando se dice entonces que necesitamos menos nor-malidad y ms pasin (p. 104). De hecho, la pasinest reconocida entre las fortalezas de la PsiPos, comoalgo que hace la vida ms digna de ser vivida (Valle-rand y Verner-Filion, 2013). No son la ciencia y ladiscusin acadmica apasionantes? Y no sabe lagente valorar los argumentos por lo que dicen y el ra-zonamiento que entraan, cualquiera que sea la pa-sin? Qu podramos pensar, y no solo Descartes,

    del alma sin pasiones?4. Curiosa manera de situar enemigos y amigos. No de-

    ja de ser tambin llamativo que a los autores que criti-can la PsiPos, citados en mi crtica, se les califiquede alguna manera, como si eso desautorizara su crti-ca, un tpico argumento ad hominem, como si sus ra-zones estuvieran ya descalificadas por ser de quienson. As, se tildan de infatigables polemistas, fi-lsofos foucaultianos, expertos en literatura, teri-cos de la terapia psicolgica, ensayistas oespecialistas en pedagoga aristotlica, dando a en-

    tender que no saben de PsiPos o no tienen por qumeterse en ella, como si sta fuera un parque privado.Sin embargo, esos autores puede que estn en bue-na posicin para valorar la PsiPos, precisamente, porla plataforma conceptual desde la que observan, conaltura de miras.El polemista es James Coyne, catedrtico de psico-

    loga de la Facultad de Medicina de la Universidad dePennsylvania e investigador en un Programa de On-cologa Conductual. Coyne revisa los datos y eviden-cias de la PsiPos en el cncer, infatigablemente

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    quiz por la persistencia en exagerar sus bondades,ms all de lo que permite la evidencia (Coyne, Ten-nen y Ranchor, 2010). A propsito de la crtica deCoyne, y en pro de la ecuanimidad, tiene razn

    Carmelo Vzquez en que habra que hacerse eco dela respuesta que le dieron (Vzquez, 2013, p. 99).Pero ese eco ya estaba hecho al citar en mi crtica lapropia respuesta de Coyne (Coyne, Tennen y Ran-chor, 2010), sin que nada haya cambiado. No porcontestar, las cosas quedan ecunimes. Por lo de-ms, es interesante seguir el Proyecto de EscepticismoSaludable de Coyne a favor de un papel crtico en elescrutinio de la psicologa de la salud, sabido que lacrtica es vital para la integridad y credibilidad de lasciencias de la salud, medicina y psicologa (Coyne,

    2010).El foucaultiano es Sam Binkley, profesor de socio-loga en el Emerson College (Boston). Precisamentepor estudiar foucaultianamente las races de la teorae investigacin sobre el bienestar psicolgico, Binkleyest en condiciones de poner de relieve la afinidad dela PsiPos con el programa neoliberal de gobernabili-dad: cmo el discurso de la felicidad participa de lapoltica neoliberal y del liberalismo avanzado denuestros das (Binkley, 2011a; 2011b).El experto en literatura es Eric Wilson, autor de un

    libro titulado Contra la felicidad. En defensa de la

    melancola. Este libro es mejor no leerlo, si se quierepermanecer en el pensamiento nico de la felicidad.La terica de la terapia es Barbara Held, catedrti-ca de Psicologa de la Universidad de Nebraska, psi-cloga terica/filosfica y clnica. Quiz porterica y por terapeuta, Held puede ver el ladonegativo de la psicologa positiva y la tirana queha llegado a ser en EEUU (Held 2002; 2004). La en-sayista no es otra que Barbara Ehrenreich, investiga-dora cient f ica y act iv is ta social , biloga deformacin, paciente de cncer que se tropez con la

    PsiPos que se aplica en ese mbito y autora del im-prescindible Sonre o muere (Ehrenreich, 2011). Ellaes tambin autora de Una historia de la alegra (Eh-renreich, 2008), que seguramente no perjudica para

    valorar la psicologa positiva. El especialista en pe-dagoga aristotlica es Kristjan Kristjansson, catedr-tico de Educacin del Carcter y tica de la Virtud dela Universidad de Birmingham. Gracias a que hacepie en Aristteles, resita la felicidad ms all de laindustria a la que ha dado lugar, en relacin con las

    virtudes (Kristjansson, 2012).

    No parece que esta gente est descalificada paraopinar de la PsiPos, por razn de su formacin, posi-cin y plataforma conceptual. Antes bien, puede quesea muy importante lo que dicen.

    5. Vientos locales, en todas partes. La rplica de Carme-lo Vzquez trata de pasar las crticas de los enemi-gos de la PsiPos como vientos locales, sugiriendoalgo as como que son cosas que ocurren aqu, en Es-paa, de parte de autores que ignoran no slo lo quese lleva en el mundo, sino tambin la necesidad de in-tegrar todo. No saben lo buena que es la PsiPos, queno quiere ms que el bienestar de la gente? Qu eseso de criticar, no somos todos colegas? Perocomose dice en la rplicalos vientos locales no soplan enesta direccin de concordia y construccin. (Vz-

    quez, 2013, p. 106).Dejando aparte que la crtica supone precisamentecribar, discernir, no mezclar ni integrar porques (la propia criba como aparato y acto da buenaidea de lo que es criticar), las crticas a la PsiPosocurren en todas partes. Otra cosa es que no sequiera que haya vientos en contra, como parece quetampoco les gusta a las avispas. Se acaban de citarms arriba crticas enemigas, de unos y otros lares(Coyne, Binkley, etc.). La propia revista de lanza-miento de la PsiPos, American Psychologist, publicen 2012 un artculo que hace excusable la PsiPos, al

    tener que matizar todo con lo que se sabe de la psi-cologa de toda la vida (McNulty y Fincham, 2012)

    y en 2013 otro, demoledor, del que se hablarms adelante.Pero, puestos a hablar de vientos locales, la pers-

    pectiva de estos lares sur-europeos puede ser bienoportuna para percibir el exotismo de una psicolo-ga tpicamente americana. Tanto el aspecto religio-so de base, como el conchabamiento con elliberalismo consumista, convergentes en el individua-lismo positivo (Cabanas y Snchez, 2012), son qui-

    z ms fcilmente percibidos desde fuera, que siuno est inmerso en la cultura donde la PsiPos tienesus races y mayor florecimiento. Aunque bastara es-tar al tanto de la historia de la psicologa para no de-jarse sorprender por las novedades, los aires que serespiran en otros lugares no perjudican, sino que pue-den ser favorables, a la hora de valorar nuevas co-rrientes. En estos vientos locales, es de agradecer elanlisis lcido y adelantadode Mara Prieto-Ursa enpercibir la moda de la PsiPos cuando estaba en plenarecepcin (Prieto-Ursa, 2006).

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    A continuacin, se va a revisar la polarizacin de lapsicologa en positiva y negativa, tomando como piedrade toque los afectos.

    PERJUICIOS DE LOS AFECTOS POSITIVOS YBENEFICIOS DE LOS NEGATIVOSLa distincin entre afectos positivos y negativos, por

    ms que establecida y de sentido comn, es engaosa.Aunque, en realidad, no tiene ms sentido que el signoagradable/disconfortable, esta distincin introduce unadicotoma valorativa, que termina por prescribir unasemociones y proscribir otras. Bajo la tirana de la actitudpositiva, no sentirse feliz es poco menos que ser un fra-casado. Sin embargo, todas las emociones, cualquieraque sea su agrado, son funcionales y por ello positi-

    vas. As, los afectos negativos tienen efectos positivos,precisamente por la experiencia disconfortante que com-portan. Sin miedo no se ira muy lejos en la vida y sin

    vergenza no se sera persona. Por su parte, los afectospositivos no dejan, a pesar de todo, de comportar susdesventajas.En el contexto dominado por la PsiPos, con su nfasis

    monomanaco en los afectos positivos (felicidad, bienes-tar, satisfaccin), no est dems sealar los perjuicios desentirse demasiado bien y las paradojas de la felicidad ysu lado oscuro, as como los beneficios del afecto negati-

    vo y de la tristeza, quin lo dira.

    Fel ices pero acaso credos egos tas y tr is tesDemasiada felicidad puede empalagar y cuando me-

    nos interferir en la vida. Empalaga, seguramente, cuan-do eres tan feliz que ya no necesitas nada ms ypermaneces apalancado en estado de bienestar. Lafelicidad interfiere cuando lleva a uno a conductas deriesgo (aventuras mal calculadas, conduccin temeraria,optimismo galopante, probar de todo). Una felicidadsubida puede constituir una condicin clnica de hipo-mana o mana, caracterizada por un persistente estado

    de alegra y optimismo y ausencia relativa de afectosnegativos, de manera que todo va sobre ruedas. Aligual que en la depresin, la mana implica rumia, eneste caso, de pensamientos positivos del tipo lo bienque me siento y lo feliz que soy (Gruber, 2011a; 201b).Pocos hay ms felices que los pacientes bipolares en fa-se manaca.La felicidad no es apropiada y adaptativa en todo lu-

    gar y tiempo. Una persona alegre y jovial puede ser mslenta, confiada y creda (que una ms miedosa o pesi-mista) en detectar amenazas potenciales y posibles en-

    gaos. Los participantes en un experimento a los que seles ha inducido un estado de humor positivo, feliz,muestran una tendencia a aceptar la veracidad de lascomunicaciones y menos capacidad para detectar el en-

    gao que aqullos que tenan un humor triste, los cualeseran ms escpticos y hbiles en detectar mentiras (For-gas y East, 2008). No siempre se puede andar por ahalegremente.Cuando se trata de aprender algo nuevo, liberado de

    preconcepciones y estereotipos, los afectos positivos noson muy positivos para ello. Las personas felicesa lasque se les ha inducido un estado afectivo positivo, eu-frico, parecen tener un estilo de conocimiento msasimiladora lo que ya saben y estereotipado, que aco-modaticioa lo nuevo y atento a los detalles, diferente-

    mente al estado afectivo negativo (Alter y Fogas, 2007;Forgas, 2011a; 2011b; Gruber, Mauss y Tamir,2011). Asimismo, los felices son ms propensos alerror fundamental de atribucin, consistente en so-breestimar las disposiciones y motivos personales inter-nos a la hora de explicar las conductas observadas enlos dems, en detrimento de motivos externos como elrol social, la situacin y las circunstancias (Forgas,1998). Los felices pueden ser un tanto credos, ahoraen el sentido de vanidosos, orgullosos y pagados de smismos, como para tener que aprender cosas nuevasque desafen su seguridad.

    La felicidad de uno no es necesariamente una bendi-cin para los dems. Antes bien, el feliz tiende a seregosta, pensando en lo suyo, ms que justo con losotros. La felicidad infinita predicada por el Dalai Lamaseguramente se refiere al mundo imaginado por JohnLennon, sin cielo, ni infierno, ni pases, todos viviendo elmomento, en paz perpetua. Los participantes en un estu-dio a los que se les indujo un estado de humor positivo,hacen los repartos del juego (en un paradigma de eco-noma experimental) ms en funcin de sus impulsosegostas, que aqullos en un estado de humor negativo,

    quienes ponen ms atencin a las normas de justicia(Tan y Forgas, 2010). Es como si, por ser feliz, te lo me-recieras todo. En otro estudio, los individuos en estadode humor positivo mostraron niveles ms bajos de corte-sa, en comparacin con aqullos en un estado de hu-mor negativo. Los individuos felices parecen ser mssuperficiales en valorar la situacin, en contraste con lospesimistas, que parecen ser ms juiciosos y toman enconsideracin ms detalles. Mientras que los individuoscon humor positivo parecen ir sobrados, sin tener queatender a los detalles, los individuos con humor negativo

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    son ms cautos y estn ms atentos a los detalles, a lasnormas y a los usos apropiados en las interacciones(Morse y Afifi, 2013).Cuando todo va bien, no hay problema con expresar

    emociones positivas. Pero cuando se tienen problemas,la exhibicin de emociones positivas (cara sonriente ydems aparejos de felicidad) da a entender que todoest O.K, sin ser el caso y sin ser probablemente lo me-jor que uno pudiera hacer. Si realmente las cosas no

    van bien, las emociones negativas, como el enfado, laindignacin, la tristeza, el temor o la preocupacin,pueden ser ms positivas. Tampoco las cosas se arre-glan con auto-afirmaciones positivas, tan socorridascomo yo puedo, soy adorable, valgo mucho,etc., las cuales puede que sean as o que no (con per-

    dn). Como no es sorprendente, los estudios muestranque el auto-bombardeo con frases positivas va bien, oal menos no perjudica, a quienes ya tienen alta autoes-tima y ni lo necesitan, pero perjudica a quienes msnecesitan que el fraseo fuera cierto, los cuales terminanpor sentirse peor: ms alejados del ideal (Wood, Peru-novia y Lee, 2009).El mayor mandamiento de nuestro tiempo parece ser

    la persecucin de la felicidad. Los estadounidenses lotienen como un derecho inalienable en la Declaracinde Independencia: junto con la Vida y la Libertad, per-seguir la Felicidad (pursuit of Happiness). Dejando por

    el momento el matiz de perseguir, la bsqueda de lafelicidad entraa paradojas y tiene su lado oscuro(Ford y Mauss, en prensa; Gruber, Mauss y Tamir,2011).As, la bsqueda de la felicidad puede fcilmente traerlos efectos contrarios como decepcin, soledad y depre-sin. Un estudio correlacional mostr que la gente quems valora la felicidad, ms probablemente siente me-nos bienestar, menos satisfaccin con la vida y ms de-presin (Mauss, Tamir, Anderson y Savino, 2011). Otroestudio mostr igualmente que quienes ms valoraban la

    felicidad eran tambin los que ms soledad sentancuando antes de ir a la cama valoraban el evento msestresante del da (Mauss, Savino, Anderson, Weis-buch, Tamir y Laudenslager, 2012). Asimismo, otro estu-dio mostr que quienes ms esperaban pasarlo bien enNoche-Vieja, ms probablemente estaban decepciona-dos en los das posteriores (estudio citado por Ford yMauss, en prensa). Algo de esto puede ocurrir cada no-che que sales a ser feliz, en vez ir a pasarlo bien, sinms pretensiones ni representaciones.Estudios experimentales muestran, asimismo, que la al-

    ta valoracin de la felicidad (sentirme feliz es muy im-portante para mi) da lugar a menos felicidad y a msdecepcin, precisamente, en situaciones en las que la fe-licidad era de esperar por tratarse de un contexto emo-

    cional positivo. Estudios de este tipo consisten enpromover en un grupo de participantes elegido al azaruna valoracin de la importancia de la felicidad, me-diante, por ejemplo, la lectura de un artculo, en compa-racin con otro grupo que lee un texto que no tiene que

    ver con la felicidad. A continuacin, la mitad de cadagrupo ve una pelcula que induce un estado emocionalfeliz o triste. Los participantes a los que se les indujo a

    valorar la importancia de la felicidad se sintieron menosfelices y ms decepcionados en el contexto emocionalpositivo, que los participantes en el grupo sin tocar el te-

    ma de la felicidad; en el contexto emocional negativo (lapelcula que induca tristeza) no hubo diferencias entrelos grupos, probablemente, debido a que el propio con-texto ya justificaba el estado emocional triste, mientrasque en el otro uno tena que estar feliz (Mauss et al,2011; Mauss et al, 2012).La conclusin es que la valoracin de la felicidad no es-

    t asociada precisamente a ms felicidad, sino a menosbienestar y satisfaccin y a ms depresin. Para obtenerlos beneficios de la felicidad lo mejor que su puede ha-cer es no hacer nada por ella, sino ocuparse de la vida,que no es poco. Por su parte, la cuestin tampoco est

    en eliminar las emociones negativas, sino en aceptarlasde una manera positiva, como parte de la vida. Nadade esto es una receta para la felicidad, sino un mero re-cordatorio de que la vida es as: un ro, con remansos,remolinos, cascadas, recodos, que ya se sabe dnde vaa dar.

    Ocho buenas cosas del afecto negativoDont worry, be happy, no siempre es la mejor

    cancin.Y si ests triste, no siempre es para preocupar-se. Dont worry, be sadtiene tambin sus cosas buenas.

    Si el estado de felicidad puede traer consecuencias infe-lices, el estado de humor triste puede acarrear sus bene-ficios, al menos ocho (Forgas, 2013).1. Mejor memoria. Dentro de la consabida vinculacin

    entre afecto y memoria, el afecto negativo puede in-fluir en que uno recuerde mejor lo que pas. Deacuerdo con lo dicho acerca del estilo ms acomo-dativo a las circunstancias en el estado de humor ne-gativo (triste), a diferencia del estilo ms asimilativoa las preconcepciones en el humor positivo (feliz),los estudios encuentran, efectivamente, que el humor

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    negativo contribuye a un mejor recuerdo. As, lostestigos de un altercado, en un estudio experimental,que estaban tristes, presentaban menos distorsionesque los que estaban felices. El resultado refleja el co-

    nocido fenmeno de que la gente triste est ms ensintona con el entorno, mientras que la gente felizparece ser ms superficial (Forgas, 2013). Si la luci-dez conduce al pesimismo, qu decir de dnde vieneel optimismo.

    2. Juicios ms precisos. El humor negativo (a diferenciadel positivo) influye en reducir primeras impresiones(efecto de primaca). As, la gente con humor negativohace juicios ms matizados de los dems, de acuerdocon informaciones posteriores, sin quedarse con laprimera impresin como suele ser el caso en quienes

    estn con humor feliz (Forgas, 2013). En estudios deeconoma experimental, los participantes bajo humortriste toman decisiones ms precisas y prudentes, quelos felices, quienes fueron menos precisos, ms arries-gados y tuvieron ms prdidas (estudios citados por

    Andrews y Thompson, 2009). No es casual, segura-mente, que el inicio de la crisis, empezando por laquiebra del banco Lehman Brothers en 2007, estuvie-ra presidida por el pensamiento positivo y el optimis-mo (Ehrenreich, 2011). El humor negativo y ladepresin estn, igualmente, asociados a toma demejores decisiones en dilemas sociales, lo que se en-

    tiende que es debido a que muestran una conductams dependiente-del-contexto y sopesan mejor costes

    y riesgos (Andrews y Thompson, 2009). Estudios cita-dos por estos autores sugieren tambin que el anlisisreflexivo en la depresin (diferente de rumias impro-ductivas) puede mejorar el entendimiento de lo que lepasa a uno, facilitando as el esclarecimiento, el creci-miento y la recuperacin.

    3. Menos credulidad. Diversos experimentos muestranque, en general, el humor negativo tiene influenciasbeneficiosas en reducir la credulidad y aumentar el

    escepticismo a la hora de juzgar la posible certeza derumores y leyendas urbanas. El afecto negativo me-jora la atencin a los detalles y puede as mejorar lahabilidad en detectar el engao. Cuando participan-tes con humor inducido de felicidad o trristeza vieronen video el interrogatorio de una persona acusada derobo, los que tenan un humor negativo hacan msprobablemente juicios de culpabilidad y eran signifi-cativamente mejores en detectar pistas falsas. Igual-mente, los tristes eran menos propensos a aceptarexpresiones faciales como genuinas, de acuerdo con

    el estilo de procesamiento ms atento y acomodativoasociado al humor negativo (Forgas, 2013).

    4. Reduccin de estereotipos. El humor negativo puedetambin reducir el uso implcito de estereotipos. En un

    experimento consistente en el juego disparar/no-dis-parar, en el que el jugador hace de polica, cuya ta-rea es disparar a tipos malos, que llevan armas,pero no a aqullos que llevan latas de soda o un tel-fono (en vez de un arma). La tarea se complicabaporque la mitad de los individuos (con armas, latas otelfonos) llevaban un turbante musulmn, como posi-ble induccin de estereotipo. Dentro de la tendenciageneral a disparar al individuo con turbante, el humornegativo reduca y el positivo aumentaba esta tenden-cia estereotipada (Forgas, 2013).

    5. Ventajas motivacionales. La gente con humor triste esprobablemente ms persistente ante las tareas difcilesy menos propensa a adoptar estrategias autoexculpa-torios de un eventual fracaso (self-handicapping), quela gente feliz que, como se dijo, es ms conformista, ala baja (Forgas, 2013).

    6. Ventajas interpersonales. Ya se dijo que los felices noson necesariamente una bendicin para los dems, yaque parecen estar menos conectados con su audien-cia. Por el contrario, los que tienen un humor negativosuelen ser ms atentos y considerados (educados) a lahora, por ejemplo, de hacer preguntas y llevar una

    conversacin (Forgas, 2013). Por su parte, la timidezde siempre fue un estilo favorable para establecer re-laciones y as los tmidos solan caer mejor que losatrevidos, hasta que se invent la fobia social que lapatologiz (Lane, 2011) y se estableci el estilo extro-

    vertido tipo escuela de negocios (Cain, 2012).De otro lado, el humor triste tambin puede ser posi-

    tivo en suscitar atencin y cuidado de los dems, me-jor que ir por ah de guay, con lo que acaso tengastres problemas: lo mal que realmente ests, la priva-cin de la ayuda de los dems que quiz necesitas

    (pero como te ven tan bien) y la incongruencia en-tre como ests y como te muestras (propicia de decep-cin, soledad y depresin).

    7. Mayor justicia. Si, como se dijo, el humor feliz pro-mueve el egoismo (yo me lo merezco), el humor tris-te promueve la justicia (equidad), empezando por unreparto ms equitativo en juegos como los usados eneconoma experimental. De nuevo, los resultadosmuestran que el afecto negativo puede aumentar lapreocupacin por los otros y la equidad (Forgas,2013).

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    8. Persuasin ms efectiva. La mayor atencin a los as-pectos contextuales puede que est en la base de lamayor calidad de los mensajes persuasivos que pare-cen tener las personas en un estado de humor triste,

    respecto de aquellas en un estado feliz. Cuando a losparticipantes felices y tristes se les pidi, en un experi-mento, que escribieran argumentos persuasivos a fa-

    vor o en contra de temas controvertidos, los quetenan un humor negativo producan ms argumentospersuasivos y de mayor calidad, que los que estabanfelices (Forgas, 2013).

    Como concluye Forgas, los hallazgos estn en marca-do contraste con el nfasis unilateral en los beneficios delafecto positivo de la reciente literatura cientfica as co-mo en la cultura popular. (Forgas, 2013, p. 230). El

    afecto positivo no siempre es beneficioso ni deseable y,por su parte, el negativo no siempre es perjudicial, sinobeneficioso y deseable en muchas situaciones y aspectos.Con todo, la cuestin no era defender los afectos ne-

    gativos frentea los positivos. Se ha utilizado esta pola-rizacin (afectos positivos perjudiciales y negativosbeneficiosos) en aras del argumento, tratando de mos-trar que la positividad que enfatiza la PsiPos es insoste-nible. La PsiPos conoce y reconoce, ahora, en buenamedida gracias a las crticas recibidas, lo negativosque pueden ser los afectos positivos y lo positivos quepueden ser los negativos, segn todo es contextual y

    nada es lineal. La PsiPos asume la positividad de la psi-cologa tradicional y, por su parte, sta parece ahorams interesada en la positividad.Siendo as, y de acuerdo con Carmelo Vzquez, un

    buen destino de la PsiPos sera su disolucin en la co-rriente principal de la Psicologa (Vzquez, 2013, p.106). Este escepticismo acerca de la entidad de la Psi-Pos ya lo profesaba Carmelo Vzquez en 2006, lo quesea dicho a favor de su preclara idea y coherencia inte-lectual. Como deca entonces, lo que ahora tiene demovimiento o, si se quiere, de moda, acabar disol-

    vindose sin ms estridencias dentro del quehacer de laPsicologa. [], el escenario ms verosmil es que lo queahora llamamos Psicologa Positiva estar perfectamenteintegrada en el quehacer cotidiano de las prximas gene-raciones de psiclogos y el anlisis y medida del bienes-tar, de las emociones positivas, o de las mejoras efectivasen la vida de la gente que tienen nuestras intervencionesser el modo incuestionado de hacer las cosas. [] notiene gran inters la discusin de si la Psicologa Positivapretende ser un nuevo enfoque de la Psicologa. [] nose trata de crear otra variante polarizada de la Psicologa

    sino de tener en cuenta, promover e investigar aquellosaspectos relacionados con el bienestar y la felicidad hu-mana, incluso para iluminar lo que es el sufrimiento psi-colgico (Vzquez, 2006, p. 2).

    Para disolverse en la corriente principal de la Psicolo-ga, bien se podra decir, como en la pelcula Horizonteslejanos: Nunca debiramos haber abandonado el Mis-sissippi.Pese a todo, ah est la PsiPos, con sus sociedades,

    congresos, revistas especializadas, replicas y defensasvigorosas y hasta escpticos del movimiento convertidosen lderes. Ser porque hay, en verdad, una ciencia oser, en realidad, un efecto Quesalid?

    QU SABE LA PSICOLOGA POSITIVA DE LA

    FELICIDAD?La felicidad es el santo y sea de la PsiPos. Aunque noes el nico tema de su inters porque la PsiPos tambinse interesa en las fortalezas del carcter, la resiliencia, lasignificacin, el propsito, el compromiso y las buenasrelaciones (Park, Peterson y Sun, 2013, p. 12), la felici-dad es el centro de gravedad de todos estos temas, co-mo se ve en la pgina siguiente, donde los autores la

    vuelven a invocar para concluir que todos ellos constru-yen la felicidad (p. 13).

    La PsiPos aduce muchos beneficios derivados de la feli-cidad, se arroga un conocimiento cientfico de ella (no

    comn) y nos dice tambin cmo conseguirla. En con-traste con la nocin comn de que felicidad es el resulta-do de las cosas buenas que nos ocurren en la vida, losresultados de las investigaciones experimentales y longi-tudinales demuestran que emociones positivas como lafelicidad y la satisfaccin general con la vida conducenrealmente a mayores xitos acadmicos y profesionales,mejores matrimonios, buenas relaciones, mejor saludmental y fsica, as como mayor longevidad y resilien-cia. (Park, Peterson y Sun, 2013, p. 13).La verdad, resulta delicado situarse como crtico de la

    PsiPos, por lo que pueda sugerir de que uno no est afavor de la positividad y del bienestar de la gente. [Paratranquilidad de hapilogos y esperando amabilidad desu parte, sabido que la amabilidad es un ejercicio depsicologa positiva, me permito decir que mis crticas ala PsiPos fueron escritas, bsicamente, en el bienestar delas vacaciones en las terrazas Oviedo, la Costa Brava eIsla Canela. Nada hace indicar que en otro contexto lascrticas fueran ms positivas.] Una crtica de la felicidadno supone que uno est defendiendo lo contrario: que lafelicidad es mala cosa (aunque quiz haya cosas mejo-

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    res que hacer en la vida que perseguirla), que no sepueda estudiar (de hecho se viene estudiando desde ha-ce 25 siglos) y no se deba procurar (aunque todo pareceindicar que, por el momento, los mayores beneficiarios

    son los autores de los libros sobre cmo conseguirla).Con todo, veamos lo que sabe la PsiPos de la felicidad.

    Para verlo, se van a tomar las investigaciones de mayorperfil cientfico como son, probablemente, las del grupode Sonja Lyubomirsky, de la Universidad de California,autora del libro La ciencia de la felicidad, y Barbara Fre-drickson, de la Universidad de Carolina del Norte, auto-ra tambin de un libro popular sobre la Positividad. Lapropia Lyubomirky y colaboradores nos ofrecen un tra-bajo titulado Qu sabe la ciencia psicolgica acercade conseguir la felicidad? (Nelson, Kurtz y Lyubomirsky,

    en prensa), de acuerdo con un modelo de actividad-po-sitiva (Lyubomirky y Layous, 2013). Por su parte, Fre-drickson ofrece una teora matemticamente fundada dela positividad conocida como teora de la extensin-y-construccin (Fredrickson y Losada, 2005). No obstante,antes de revisar estas teoras, se va a establecer la posi-cin del argumento en relacin con la evidencia empri-ca de la PsiPos.

    Cuatro cosas sobre la evidencia empr ica de laPsiPos1) Faltara ms que los aspectos positivos de la vida

    no fueran positivos, siquiera por definicin. Hablan-do de bienestar, sin duda, bien es mejor que mal ypositivo mejor que negativo. El sempiterno y ubicuoplacebo, literalmente algo positivo que agradar,puede que sea lo que de positivo tenga la PsiPos: ungran placebo, consistente en decir cosas positivasagradables, que siempre placern ms que decir lascontrarias. Cuando los ejercicios de PsiPos se com-paran con ejercicios-placebo esmerados (no-desali-ados, dispuestos para ganar la intervencin que seestudia), sus resultados son indistinguibles (Mongrain

    y Anselmo-Mattews, 2012). De manera que o bienla PsiPos es Placebosin diferenciarse de l, obien el Placebo es PsiPoscuando funciona tan biencomo ella. El propio Carmelo Vzquez parece incli-narse por esta segunda variante, cuando dice quela intervencin placebo es tambin una intervencinpositiva no controlada (Vzquez, 2013, p. 103).

    Sin dejar de percibir aqu un caso ms de apro-piacin de lo positivo como cosa de PsiPos, estaapropiacin revela, malgr lui, que la PsiPos vienea ser, entonces, placebo controlado o domestica-

    do. Puesto que la intervencin positiva es indistin-guible del placebo, decir ahora que el placebo estambin intervencin positiva (cuando mejor funcio-na) deja, en todo caso, a la PsiPos en el terreno del

    placebo: PsiPos silvestre cuando el placebo no estcontrolado y PsiPos cientfica (suponemos) cuan-do el placebo resulta domesticado en estudios con-trolados y explicado ex post facto.

    2) Los datos de la PsiPos no dejan de ser, en buena me-dida, tautolgicos, por ms que se presenten con to-dos los hbitos cientficos (mtodos, estadsticas,modelos, teoras). No se trata slo de correlacionesde lo mismo con, ms o menos, lo mismo (bienestar,satisfaccin, emociones positivas), sino tambin deintervenciones donde el resultado valorado (por

    ejemplo, bienestar) es, prcticamente, la propia in-tervencin (por ejemplo, saborear recuerdos positi-vos). Al final, encuentras lo que metes. Si sigues unadieta rica en fructosa no debera resultar extrao en-contrar una elevacin glucmica en sangre. Los me-taanlisis de los que dispone la PsiPos (Bolier et al,2013; Vzquez, 2013), de por s, no hacen mscientfica ni eficaz a una disciplina. La parapsicolo-ga tambin se vale de ellos (Radin, 2006). Todo de-pende de lo que metas y mezcles. Las intervencionesde PsiPos sobre las que se aplica metaanlisis no secaracterizan precisamente por ser muy exigentes:

    adems de tautolgicas, los grupos de control noson muy desafiantes (y cuando lo son, la interven-cin-placebo es como la intervencin positiva).

    3) Apropiacin de lo positivo: pareciera que todo loque trae bienestar, satisfaccin, florecimiento, fueracosa de la PsiPos, segn lo aducen como evidencia ylo apuntan a su cuenta. Ya se ha citado el crecimien-to postraumtico. Otro tanto pasa con la activacinconductual, referida ahora como evidencia de la Psi-Pos (Bolier et al, 2013; Mazzucchelli, Kane y Rees,2010; Vzquez, 2013), siendo que data de la dca-

    da de los 70 del siglo pasado. El hecho de que exis-ta una intervencin disponible y atractiva parapromover el bienestar no quiere decir que se debaa la PsiPos ni se explique por ella. Lo mismo ocurreen relacin con la flexibilidad psicolgica y la acep-tacin (por lo dems nada nuevas) sobre las que sefundamenta la terapia de aceptacin y compromiso(ACT), las cuales parecen ahora propias de la PsiPos(Biswas-Diener y Kashdan, 2013). Una confronta-cin de las terapias contextuales con la PsiPos puede

    verse en Prez-lvarez (2014, cap. 8).

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    La curiosidad es otra cosa positiva que parecehaber descubierto la PsiPos, mostrando que quienessienten curiosidad en un da dado experimentantambin ms satisfaccin con su vida (Biswas-Diener

    y Kashdan, 2013). La PsiPos no repara en que la cu-riosidad est en el origen de la filosofa (segn Aris-tteles), seguramente porque la curiosidad a la quese refiere es ms turstica y de ocio (salto de trampo-lines y as) que filosfica (de sapere audeo atreversea pensar). Como quiera que fuera, lo que tiene depositivo la curiosidad no se descubre ahora con laPsiPos. La amistad es otra buena cosa que contribu-

    ye a la buena vida psicolgica (Biswas-Diener yKashdan, 2013; Park, Peterson y Sun, 2013). Epicu-ro, con su filosofa de la amistad, se habra adelan-

    tado por unos siglos a la PsiPos, como tambinSneca. Y lo que faltaba, los efectos positivos de ladepresin y de los afectos negativos son tambinasumidos ahora como propios de la PsiPos (Biswas-Diener y Kashdan, 2013).Por apropiados que son estos datos para el susten-

    tode la PsiPos, amn de consabidos, no es para quese los apropie, como si se debieran a sus descubri-mientos. Como se dijo, la PsiPos termina por descu-brir lo que ya se saba.

    4) Despus de todo, los ejercicios de la PsiPos no pue-den menos que parecer triviales y exticos a un ob-

    servador forneo, a poco que se atreva a pensar.Quiz en el contexto americano estadounidensetcnicas como sentirse agradecido al final del da(counting blessings), escribir cartas de gratitud, sa-borear las cosas buenas que nos han ocurrido opracticar el optimismo, encajen en la cultura de lagente, sin percibir su simplicidad y exotismo. La vir-tud de la simplicidad (Lyubomirsky y Layous, 2013),ronda aqu la simpleza. Va a resultar ahora, des-pus de 25 siglos, que la clave de la felicidad esten 2 o 3 tcnicas como las sealadas. Vlgame

    Dios!, exclamara Sancho, ver gigantes aqu.El agradecimiento es ahora una versin cientfi-ca de la otrora oracin te agradecemos, Seor, losalimentos recibidos? Quien tenga un problemareal o incluso ande buscando la felicidad qu pen-sar de saborear recuerdos o eventos cotidianos,si piensa un poco? Qu pensaran la maestra deprimaria o aquel municipal si recibieran una cartade agradecimiento por algo y de alguien que ni re-cuerdan? La prctica del optimismo, como si el opti-mismo se pudiera practicar as, de pronto, suena a

    chiste, como aqul del Papa en el que, viendo niosfamlicos, pregunta por qu estn as y le dicen por-que no comen. Entonces, el Papa les dice a los nioshay que comer! Hay que ser optimistas! Como si,

    de pronto, uno pudiera empezar a practicar el opti-mismo, sin haber hecho un mster en una escuela denegocios, pudiendo ser en la Harvard Business Scho-ol, de donde viene esta moda del estilo extrovertido(Cain, 2012).

    Puesto que los datos y las tcnicas no tienen sentido si-no en el contexto de las teoras, echemos entonces un

    vistazo a las teoras sealadas de Lyubomirsky y Fre-drickson, probablemente, las mejores disponibles, comose dijo.

    Modelo de la actividad-posi t ivaEl modelo de la actividad-positiva(positive-activity mo-del) de Lyubomirsky y colaboradores fue desarrolladopara entender las variables mediadoras que explican oexpliquen cmo y por qu funcionan las actividades po-sitivas en mejorar la felicidad (Layous y Lyubomirsky, enprensa; Lyubomirsky y Layous, 2013; Nelson, Kurtz yLyubomirsky, en prensa). Las actividades positivas sondel tipo de las siguientes: adems de las sealadas(agradecimiento, cartas de gratitud, saboreo y optimis-mo), actos de amabilidad, afirmacin de los valores msimportantes de uno, uso de fortalezas, prctica de la au-

    tocompasin y meditacin sobre sentimientos positivos.La felicidad se define como bienestar subjetivo afectivo(experiencia de emociones positivas) y cognitivo (satis-faccin con la vida de uno).Lo que el modelo de actividad positiva trata de expli-

    car son los mecanismos de cmo y por qu las activi-dades positivas aumentan el bienestar. Asimismo, tratade identificar las variables moduladoras que mejorajustan las actividades con las personas. El modelopropone, y confirma, atencin!, que las actividadespositivas dan surgimiento a mayores emociones positi-

    vas, pensamientos positivos, conductas positivas y satis-faccin de necesidades bsicas, las cuales, a su vez,fomentan la felicidad. En otras palabrascontinan losautores, del mismo modo que niveles elevados de Vi-tamina C explican cmo y por qu comer fruta ctricareduce el escorbuto, nuestro modelo establece que msemociones positivas, pensamientos positivos, conductaspositivas y satisfaccin de necesidades explican cmo ypor qu la realizacin de actividades positivas conducea mayor felicidad. En las conclusiones, los autores ter-minan diciendo: En relativamente poco tiempo, la

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    ciencia psicolgica ha hecho grandes avances en el en-tendimiento de cmo la gente puede alcanzar la felici-dad. Uti l izando alguna de las ms efect ivasmetodologas disponibles, los investigadores han en-

    contrado que la felicidad se puede lograr va simple,con actividades rentables, no estigmatizantes, dirigidaspor uno mismo, tales como escribir cartas de gratitud omantener un optimismo diario. (Nelson, Kurtz y Lyu-bomirsky, en prensa). Como concluyen en otro lugar:Un cuerpo creciente de evidencia est mostrando queestrategias incrementadoras-de-felicidad promuevenaumentos de bienestar. (Layous y Lyubomirsky, enprensa).Conclusiones triviales y tautolgicas se encuentran en

    otros importantes autores de la PsiPos, igualmente, con

    un marcado perfil cientfico. As, Park, Peterson y Sun di-cen: Quiz el hallazgo ms consistente de la psicologapositiva es que las relaciones buenas con otras perso-nasamigos, familiares y compaeros de trabajosonel factor que contribuye de manera ms importante a labuena vida psicolgica. Cabe indicar que los aspectosque muestran correlaciones ms fuertes con la felicidadson de naturaleza social: por ejemplo, la extraversin, elapoyo social, el nmero de amigos, las actividades deocio, el matrimonio y el empleo (pero no los ingresos)[] Las buenas relaciones proporcionan apoyo emocio-nal e instrumental en momentos de estrs y desafo, pero

    tambin proporcionan un sentido de conexin y la opor-tunidad de celebrar las cosas buenas de la vida. (Park,Peterson y Sun, 2013, p. 15).Impresionante y admirable! Pero, si uno no acta de

    mala-fe (dejndose engaar ingenua o interesadamente)o no es un optimista sin escrpulos (sumido en el buenis-mo), no puede por menos que quedar pasmadoante se-mejantes hallazgos: autnticas trivialidades infalibles.Otra posibilidad es haber dejado de pensar, como su-gieren Fernndez-Ros y Novo (2012). Mejor que laimagen de la fruta ctrica y el escorbuto, ira la de la

    fructosa: a ms glucosa, ms glucemia.En vistas de los mecanismos hallados (triviales tautolo-gas), no es de esperar gran cosa de las variables modu-ladoras. La verdad, no parecen ser sino calderillacientfica: si la variedad o la rutina de las actividadespositivas es mejor para la felicidad (la variedad pareceque mejor), qu dosis de actividades es la ms adecua-da (al parecer el recuento de agradecimientos es mejoruna vez por semana que tres), la proporcin mejor entreemociones positivas y negativas (si 3 a 1 o otra tasa), elajuste de las actividades con las personas (trato social

    para extrovertidos y actividades reflexivas para introver-tidos) y as (Layous y Liubomirsky, en prensa; Nelson,Kurtz y Lyubomirky, en prensa).Con todo, lo cierto es que la investigacin de procesos

    y mecanismos puede dar trabajo para ocupar las vi-das y vitaes de investigadores. Como concluyen los auto-res: Estudios futuros deben continuar investigando cmo

    y por qu actividades positivas particulares funcionan enaumentar la felicidad y se deberan continuar llevando acabo estudios controlados para entender el papel causalde factores o mecanismos potenciales. (Nelson, Kurtz yLyubomirky, en prensa). Son de esperar numerosasaportaciones, al propio currculum vitae.

    Teora de la extensin-y-construccinLa teora de la extensin y construccin (broaden-and-build theory) de Barbara Fredrickson, cuya formulacin

    ms compleja incluye una ratio de positividad(Fredrick-son y Losada, 2005), representa probablemente el mo-delo ms complejo del florecimiento humano. Encomparacin con aquella ecuacin espurea que repartala felicidad en porcentajes (50% gentico, 10% circuns-tancias y 40% actividades), la ratio de positividad sepresenta como una ecuacin matemtica empricamentefundada. En esta perspectiva, la felicidad se ofrece comouna espiral autopropulsada a partir de un encendidoemocional positivo o pequeos encendidos iniciales.

    El aspecto ms relevante de la teora es una distincin,en la perspectiva evolucionista, de las emociones positi-

    vas y negativas, por el alcance de sus efectos. Mientrasque las emociones negativas reducen las urgencias con-ductuales a acciones especficas de sobrevivencia (comolucha o huda), las positivas expanden el rango de pen-samientos y acciones (exploracin, juego), facilitando lageneratividad y la flexibilidad conductual. En contrastecon las emociones negaticas, siempre segn esta teora,que seran directas e inmediatas, los beneficios de lasemociones positivas se propagan indirectamente y a lar-

    go plazo. Aunque el afecto positivo sea transitorio, losrecursos personales reclutados a travs de momentos depositividad son duraderos. Como estos recursos se acu-mulan, funcionan como reservas que pueden servir almanejo futuro de amenazas e incrementar ventajas parala sobrevivencia. As, las experiencias de afecto positivo,aunque fugaces, pueden encender procesos dinmicoscon repercusiones sucesivas para el crecimiento y la so-brevivencia (Fredrickson y Losada, 2005, p. 679).Si las perspectivas tradicionales sostienen que el afecto

    positivo marca la salud y el bienestar actual, la teora de

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    la extensin-y-construccin va ms all y sugiere que elafecto positivo tambin produce salud y bienestar en elfuturo. Varios estudios habran mostrado que afectos po-sitivos medidos en un momento inicial predicen aumen-

    tos de bienestar unas semanas despus (como muchagente habr comprobado despus de unas vacaciones).Esta evidenciadicen Fredrickson y Losadamotivanuestra prediccin de que el afecto positivo es un ingre-diente crucial para el florecimiento de la salud mental(Fredrickson y Losada, 2005, p. 679). En esta lnea, su-gieren una especie de efecto mariposa o dependenciade las condiciones iniciales consistente en un florecimien-to en espiral a partir de pequeos momentos felices.A este supuesto efecto mariposa de los afectos positvos,los autores aplican las ecuaciones diferenciales de la di-

    namca de fluidos (ecuaciones de Lorenz) para descri-bir los cambios emocionales a lo largo del tiempo. Apartir de datos previos de dos estudios del psiclogo chi-leno Marcial Losada, en los que haba aplicado el mode-lo dinmico no-lineal al funcionamiento de equipos dealto rendimiento, se mostraba que altos niveles de positi-

    vidad estaban ligados a 1) repertorios conductuales msamplios, 2) mayor flexibilidad y resistencia ante la ad-

    versidad y 3) funcionamiento ptimo (Fredrickson y Losa-da, 2005, p. 682). De la ecuacin diferencial de loscambios emocionales en el tiempo deriva la clebre ratiode positividadde 2.9013, con la precisin de cinco dgi-

    tos, segn la cual, y redondeando, 3 experiencias deafecto positivo por una de negativo sera la proporcinptima mnima para una espiral de florecimiento. Comola positividad no tiene un crecimiento lineal (demasiadapositividad no es buena) hay tambin un punto mximoa partir del cual la dinmica compleja del florecimien-to se desintegra y en vez de florecimiento hay languide-cimiento. Concretamente, el languidecimiento empiezaen la ratio de positividadde 11.6346 (Fredrickson y Lo-sada, 2005, p. 684).Esta ley se dara en todos los niveles: individual, de

    pareja y en equipos. Como dicen los autores: Nuestrodescubrimiento de la ratio de positividad crtica de 2.9puede representar un gran avance (p. 685). La ratiode positividadpodra ser el descubrimiento del siglo yun hallazgo nico en las ciencias humanas, si no fuera,como resulta al final, que carece enteramente de fun-damento. La ratio de positividad, a pesar de ser am-pliamente citada (si bien Carmelo Vzquez no hacehincapi en ella, lo que sugiere prudencia de su parte)

    y de su sospechosa precisin, no ha sido revisada crti-camente, hasta ahora.

    Pero, ahora, el psiclogo britnico Nicholas Brown ydos coautores, entre ellos el fsico Allan Sokal, han publi-cado un artculo demoledor de la ratio de positividad, enla misma revista (Brown, Sokal y Friedman, 2013). [Co-

    mo se recordar, Sokal es clebre por aquel artculo de1996 en el que parodiaba la teorizacin postmoderna ala moda entonces y que, sin embargo, fue publicado enuna importante revista de estudios culturales sin que re-pararan en que, como l mismo explic, era un frragode jerga postmodernista, reseas aduladoras, citas gran-dilocuentes fuera de contexto, y un rotundo sinsentido,apoyado en las citas ms necias que haba podido en-contrar sobre matemticas y fsica, formuladas por aca-dmicos en Humanidades genricamente llamadospostmodernos. Sokal es tambin coautor (con Jean

    Bricmont) del libro oportunamente titulado Imposturasintelectuales.] Lo malo de las imposturas intelectuales esque una revista seria puede publicar chorradas tanbien escritas como falaces y tan aparentes como huecas.Lo bueno es que, gracias a la crtica, el conocimiento secorrige y puede progresar sin falsas armonas y cons-trucciones espureas. La ciencia no es cosa de concor-dia y construcciones yuxtapuestas, lo que est bienpara las asociaciones de vecinos y los campamentos,donde unos acampan junto a otros.Brown, Sokal y Friedman demuestran (no opinan)

    que la aplicacin de las ecuaciones de Lorenz para

    modelar la evolucin en el tiempo de las emocioneshumanas carece totalmente de justificacin y aparteestaran todava los errores conceptuales y matemti-cos de la aplicacin concreta que hacen Fredrickson yLosada (Brown, Sokal y Friedman, 2013, p. 2). Los au-tores establecen cinco condiciones que debe reunir laaplicacin de ecuaciones diferenciales a sistemas na-turales y sociales, ninguna de las cuales estara cum-plida ni en los trabajos originales de Losada ni en elcitado de Fredrikson y Lossada (2005). Lo que hay enlos trabajos de Losada, de acuerdo con Brown, Sokal

    y Friedman, es una abundancia de frmulas matemti-cas, cuya nica funcin, dicen, es crear, sin justifica-cin, una ecuacin que pretende describir unarelacin entre la razn de Positividad y Negatividadque, curiosamente, proporciona un buen encaje de losdatos (Brown, Sokal y Friedman, 2013, p. 10). Pero,aun si los trabajos previos fueran correctos (que no loson), la derivacin que hacen Fredrikson y Losada(2005) de una ratio de positividad crtica mnima estatalmente arbitraria, no ms que un artefacto(Brown, Sokal y Friedman, 2013, pginas 11 y 12). La

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    cuestin no es que sea otra cifra, distinta de 2.9013,sino la gratuidad de cualquier valor que fuera.El caso es que no hay nada inherentemente implausible

    en la idea de que la gente con una tasa ms alta de

    emociones positivas que negativas pueda estar mejor.Sin embargo, la idea de que la gente con una positivi-dad por encima de cierta cifra est significativamentemejor que aquella por debajo, simplemente porque estenmero haya cruzado alguna lnea mgica, no se sostie-ne en nada (Brown, Sokal y Friedman, 2013, p. 12). Laaparente credibilidad de la aplicacin de ecuaciones di-ferenciales abstradas del dominio de las ciencias natu-rales para describir interacciones humanas parece estarjustificada, ms que nada, por la similitud lingsticaen-tre elementos del vocabulario tcnico de la dinmica de

    fluidos y las metforas utilizadas en la descripcin de ladinmica de las interacciones humanas (encendidoemocional, efecto mariposa).Anlisis crticos como el de Brown, Sokal y Friedmandeben ahorrar mucho trabajo futuro dedicado a diluci-dar si la pretendida ratio de positividades 3 a 1 u 8 de10 (Nelson, Kurtz y Lyubomirky, en prensa) y dejar deembaucar a la gente con falsas medidas, como no sepriva la propia Fredrickson en su libro popular: Positi-vity: top-notch research revels the 3-to-1 ratio that willchange your life (Fredrickson, 2009). Lo que despresti-gia a la psicologa son fmulas y formulaciones pseudo-

    cientficas como stas que se encuentran en la ciencia dela felicidad y para el caso en la PsiPos, no las crticas.La revista, American Psychologist, en el que aparece el

    trabajo crtico, triturador, de Brown, Sokal y Friedman,brind, como es propio, a los autores concernidos laoportunidad de defender su teora. Mientras que Losadano ha respondido, por el momento, Fredrickson ha reco-nocido el fiasco y trata de salvar, segn su imagen, el ni-o (la idea de positividad), sin que sea arrojado con elagua sucia de la palangana (ecuaciones matemticasimpropiamente aplicadas) (Fredrickson, 2013). La preten-

    dida ratio de positividadse convierte ahora en afirmacio-nes heursticas tales como ms alto es mejor, dentro delmites (Fredrickson, 2013, p. 7). La autora sigue defen-diendo, como es de esperar, su teora de la potenciacinpositiva, segn la cual, las emociones positivas proporcio-nan beneficios (p. 3), para decir despus que todo depen-de del contexto y de la dosis (p. 7). La verdad, es quepara concluir esto no se necesitaban ecuaciones matemti-cas, ni siquiera una teora con nombre propio.Para calibrar las hiptesis y hallazgos de la PsiPos bas-

    tara con preguntar a la gente, sea por caso, un taxista.

    Los psiclogos positivos mejor iran, de vez en cuando,en taxi a sus centros de investigacin y preguntan al ta-

    xista (a varios para ms seguridad) acerca de sus hip-tesis, si estar bien es mejor que estar mal, si los afectos

    positivos, las relaciones positivas y una vida positi-va estn ms relacionadan con lo negativo o con lopositivo, etc.

    Posible efecto QuesalidNo parece que haya ciencia a la vista y la evidencia

    emprica es como es. Los propios lderes de la PsiPos sonescpticos acerca de su entidad y, sin embargo, lderes.Qu puede estar pasando? Nos queda el efecto Que-salid. Como se recordar, segn nos cuenta Lvi-Strauss(en Antropologa estructural), Quesalid era un chamn

    involuntario que vivi a principios del siglo XX en Van-couver (Canad). Empez a interesarse en el chamanis-mo siendo escptico de su funcionamiento. Entr en laescuela de chamanes y aprendi las tcnicas. Parasu sorpresa, aquello funcionaba y la gente no dejaba debuscar su ayuda. Al final, fue el gran chamn de la tri-bu. Ahora, ya se debe al xito, le va bien y tiene que de-fender su ciencia. Es como si uno terminara porcapitanear un barco por ah cuando nunca debiera ha-ber abandonado el Mississippi.

    LA FELICIDAD, UN MacGuff in PARA LA PSICOLOGAPOSITIVADe las secciones precedentes resultan dos grandes con-

    clusiones. Una es que la positividad carece de sentidocomo para dar base a una psicologa de su signo. Tannegativos pueden ser los afectos positivos, como positi-

    vos los negativos. La otra gran conclusin es que el su-puesto saber cientfico de la PsiPos no es, en realidad,nada que no se supiera. Siendo as, cmo es, entonces,que la PsiPos es tan boyante?, con tanto xito, fortuna yfelicidad creciente. Quiz sea porque tambin es boyan-teen el sentido que se dice de un buque que por llevar

    carga ligera no cala hondo. Y quiz sea esto, precisa-mente, lo que la mantiene en la cresta de la hola, tan demoda como superficial.Se viene hablando de felicidad como si fuera una idea

    clara y distinta. Pero, lo cierto, es que no se sabe qu esla felicidad, segn para cual es algo distinto y ni siquieralo mismo a lo largo del tiempo. Aunque la PsiPos defineoperativamente la felicidad como bienestar subjetivo ysatisfaccin con la vida, ello no hace sino desplazar lacuestin a lo que sea el bienestar. Para el caso, estamosen lo mismo.

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    Toda disciplina que quiera presentarse como cienciade la felicidad, debe plantear cuestiones de ms cala-do. Y no por plantearlas, lo que sea la felicidad quedanecesariamente acotado como objeto de una ciencia,

    porque puede ser que, parafraseando a San Juan de laCruz, ni baste la ciencia humana para saberla enten-der (Subida del Monte Carmelo). Pero as, al menos, elestudio de la felicidad no sera tan superficial. No basta-ra con subir al Monte Carmelo y tener all una unindivina, para el caso, una concordia de unos conoci-mientos con otros, poniendo en comunin todo lo quese ha encontrado. Ms que eso, sera necesario subir alos Picos de Europa de la filosofa y plantear con alturalas cuestiones conceptuales y filosficas que, se quiera ono, implican el estudio de la felicidad (Prez lvarez,

    2012). Por lo que aqu cabe hacer, se van a planteardos grandes cuestiones de fondo. Aun siendo discutibles,como son, permtase nicamente su planteamiento, porfijar el argumento y acordar los desacuerdos. Las doscuestiones tienen la misma entrada: la improcedencia dela felicidadcomo:

    principio de la vida y objeto cientfico.

    La improcedencia de la fe l ic idad como principio dela vida1) No se sabe qu es la felicidad. La felicidad no es un

    trmino categoremtico, que diga algo por s mismo,sino vaco, sincategoremtico, a expensas de deter-minarse con diversos contenidos y valores, a vecescontrapuestos entre s. La felicidad trgicade quienlleva a cabo una venganza seguramente no es delmismo tipo que la felicidad curside quien contemplauna puesta de sol. (Prez lvarez, 2012, p. 198).Como dice Aristteles, aun para una misma perso-na, la felicidad ser la salud si est enferma, la ri-queza cuando es pobre y as. Todos quieren lafelicidad, dice Sneca, pero al buscarla, andan a

    tientas. Lo que pudieran tener en comn los distintoscontenidos y valores es un sentimiento de bienestarsubjetivo. Pero es como decir nada, porque puedeser cualquier cosa, para empezar, lo que t digas.

    As, un estudio seala hasta 17 tipos de bienestarsubjetivo (Diener y Chan, 2011, p. 26).

    2) Lo que sea la felicidad es inseparable de las activi-dades y contextos, ms all del momento subjeti-

    vo. La expe riencia de bi enes ta r subjet ivo es tintercalada en el curso de las actividades y contin-gencias que forman parte de lo que hacemos y nos

    pasa, al hilo de las circunstancias de la vida. Lapreponderancia que el bienestar subjetivocobrahoy sobre todas las cosas, responde ms a unacondicin moderna, entendible en trminos histri-

    cos (utilitarismo, consumismo, etc.), que a su natu-raleza intrnseca, definible y objetivable por smisma.

    3) La felicidad no es un fenmeno universal. El ser hu-manodeca Nietzscheno aspira a la felicidad; s-lo el ingls hace eso, teniendo a la vista seguramenteel utilitarismo surgido all. Pero hoy quiz sean los es-tadounidenses quienes ms lo hacen. Como dice laperiodista britnica afincada en EEUU, Ruth Whipp-man, la manera americana de buscar la felicidad esagobiente: soy feliz? suficientemente feliz? tan fe-

    liz como los dems? podra estar haciendo algoms para ser todava ms feliz? La meta es tan elu-siva y difcil de definir, que es imposible saber cun-do se ha logradoun billete para la neurosis.(Whippman, 2012). El Dalai Lama mejor hara enrevisar su aserto segn el cual el propsito de la vidaes la felicidad. Como si la gente no tuviera cosasms importantes que hacer.Lo cierto es que la felicidad, lejos de ser una aspi-

    racin universal, no es algo que busque todo el mun-do, sino que incluso es aversiva para mucha gente(Johanloo y Weijers, en prensa). Los estudios mues-

    tran que la felicidad no es siempre lo ms valorado,sino muchas veces algo aversivo y temido. La genterefiere ms de una razn para temer la felicidad (Jo-hanloo y Weijers, en prensa). Ser feliz trae malas cosas: tras la felicidad viene la

    infelicidad, como despus de una subida vieneuna bajada; so sera necesario ser taoista parahacerse cargo de esta dialctida y va-y-ven de lafelicidad; estando feliz puedes estar seguro de queno lo vas a estar ms adelante.

    Ser feliz puede hacer que te sientas peor perso-

    na: si estas padeciendo injusticia y marginacin,estar feliz sugiere que ests tomando las cosas a laligera; uno puede aborrecer la felicidad porque sesentira indigno de merecerla sabiendo que otrosestn con sufrimiento.

    La expresin de felicidad puede ser malo para unoy los dems, en algunas culturas: puede molestar aotros y suscitar envidias y mal de ojo, lo que a lapostre podra perjudicar a uno.

    Perseguir la felicidad puede ser tambin malo parauno y los dems: por las paradojas que entraa, el

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    egoismo autocomplaciente, el desvo de compro-misos con la comunidad y negligencia para conlos dems. El bienestar en muchas culturas implicams las emociones socialmente comprometidas

    (sentimiento de comunidad, amistad y vergenza),as como la armona social, que el bienestar subje-tivo, centrado en sentirse bien uno, con elevadaautoestima y escasa vergenza (Gruber, Mauss yTamir, 2011, p. 228).

    Como concluyen los autores, la evidencia que he-mos reunido no slo pone en duda la universalidadde la alta valoracin de la felicidad, sino que tam-bin muestra que diferentes creencias acerca de ellallevan a algunas personas y grupos a temerla. (Jo-hanloo y Weijers, en prensa).

    4) Cosas mejores que hacer en la vida. Un mejor objeti-vo que la felicidad podra ser una vida significativa,con sentido y valiosa. Una vida significativa puedeno ser necesariamente feliz y una vida feliz puedeque no sea muy significativa y valiosa, sino acaso untanto insignificante y autocomplaciente. Aunque feli-cidad y vida significativa tienen mucho en comn,los estudios muestran que son experiencias de la vi-da distintas (Baumeister et al, 2012). Mientras que lafelicidad sera una experiencia ms elemental, enrai-zada en la tendencia natural a la satisfaccin y lacomodidad subjetiva, situada en el presente, la vida

    significativa sera ms compleja, enraizada en valo-res culturales que pueden incluir dificultades, insatis-facciones, incomodidades y la realizacin deactividades no precisamente placenteras. Asimismo,la vida significativa implica la integracin del pasa-do, presente y futuro, asume la propia vida (lo felizque sea) y la proyecta ms all del momento, sin im-portar lo fcil o difcil que resulte (Baumeister et al,2012).

    La PsiPos tambin habla de vida significativa, empe-zando por Seligman et al, a propsito de la educacin,

    pero en la prctica se queda en los tpicos ejercicios deescribir tres cosas buenas que ocurrieron cada da du-rante una semana y reflexionar sobre ellas (por quocurrieron, qu significan) y en usar fortalezas ca-ractersticas de uno (Seligman et al, 2009). Aunque re-fieren una serie de beneficios, no se habra de serdemasiado optimista, a tenor de lo que se sabe acercade los efectos paradjicos de perseguir la felicidad y defomentar la autoestima. As, el ejercicio de las tres co-sas buenas, adems de dejar fuera buena parte de la

    vida, puede fcilmente llevar a la decepcin y la sole-

    dad, por efecto paradjico, como sabemos por los expe-rimentos citados. En relacin con las fortalezas de uno,

    ya se sabe lo que trajo el culto y el cultivo de la autoesti-ma: egos inflados y narcisismo.

    La improcedencia de la fe l ic idad como objetocient f ico1) Ciencia sospechosa. Se llevan ms de 25 siglos de-

    batiendo acerca de la felicidad, como para que aho-ra, en los ltimos aos, se descubran sus claves. Porotra parte, ya es difcil establecer el estatuto de lamisma Psicologa como ciencia de la conducta, co-mo para que, de pronto, se establezca la ciencia dela felicidad. Lo cierto es que lo que sabe cientfica-mentela PsiPos de la felicidad son cosas consabidas,

    si es que no directamente simplezas, como se hamostrado. Las mayores credenciales cientficas de laPsiPos parecen ser los datos, como si eso ya hicie-ra una ciencia. La apelacin a los datos, hechoso evidencia emprica no va ms all de la concep-cin popular de ciencia (Chalmers, 2012, p. 1). Losdatos, si dicen algo cientfico es en el contextode una plataforma conceptual, teora o modelo. Porlo que ya vimos, los mejores modelos y teoras de laPsiPos son, por as decir, de andar por casa, paraconsumo interno. No resisten un escrutinio. La mayorplataforma conceptual de la PsiPos sigue siendo,

    malgr lui, la ideologa neoliberal en la tradicin delindividualismo positivo (Cabanas y Snchez, 2012;Prez lvarez, 2012).

    2) La felicidad, ms que cosa de ciencia. La temtica yproblemtica de la felicidad desborda su considera-cin como objetocientfico. Si, por un lado, la felici-dad es una ideaque cruza muchos campos, msque una categora cientfica, por otro, la ciencia noes el patrn de todo saber, ni la ltima palabra. Lafelicidad es un ejemplo claro de cmo el conocimien-to cientfico queda por debajo del fenmeno, como

    no sea reducindolo a hallazgos triviales.3) De la hipstasis a la impostura. Cmo que no sepuede estudiar cientficmente la felicidad? Por su-puesto que se puede, puesto que se hace. Lo hace laPsiPos. Y lo hace a costa de hipostasiar, reificar osustantivar la experiencia subjetiva como aspecto co-mn a la multitud y diversidad de contenidos y valo-res de fel ic idad. La hipstasis supone aquentresacar, descontextualizar y sobredimensionar laexperiencia subjetiva, convertida ahora en objeto einstrumento, siendo que es un aspecto inseparable

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    que forma parte de todo un curso de actividades, vi-cisitudes y circunstancias de la vida. El recorte y aco-tamiento de un aspecto subjetivo no se habra deconsiderar un logro o hallazgo, sino una hipstasis.

    La experiencia subjetiva de bienestar en relacin conel rode la vida es poco menos que el flogistoen re-lacin con la combustin: acaso como el humo, queexiste (como existe la experiencia), pero que sin elfuego no es gran cosa, como para ser cosa de unaciencia. Erigir del bienestar subjetivo una ciencia,por ms que se estudie metdicamente, ronda la im-postura, si recordamos lo que realmente ha aporta-do: nada que no se supiese, trivialidades e inclusondices falaces.

    4) Iatrognesis cientfica. La reificacin de la subjetivi-

    dad puede que no traiga conocimientos nunca vis-tos, pero no es inocua. El estudio de la felicidad, consus instrumentos (escalas, ratios) y procedimientos(ejercicios, cursillos), se presta especialmente el co-nocido efecto de la reflexividad institucional, segnel cual, los propios conocimientos cientficos reobransobre el fenmeno estudiado, alterndolo y adulte-rndolo en alguna medida (sensibilizacin, hiperre-flexividad). En particular, la consideracin de lafelicidad como instrumento para mayores xitosacadmicos y profesionales, mejores matrimonios,etc. (Park, Peterson y Sun, 2013, p. 13), en vez de

    una derivacin de cmo te va en la vida, puede quetermine por traer paradjicamente beneficios prri-cos (Ford y Mauss, en prensa; Gruber, Mauss y Ta-mir, 2011; Lipovetsky, 2007; Whippman, 2012). Alfinal, la ciencia de la felicidad viene a solucionar losproblemas que crea la propia ciencia de la felicidad.

    Un MacG uff inSiendo as, que ni principio de la vida ni objeto cientfi-

    co, la cuestin crtica est en explicar la bonanzade laque goza la literatura de la felicidad. Quiz la clave est

    en perseguir, ms que en hallar y tener. En la pelculaEn busca de la felicidad (dirigida por Gabriele Muccinoen 2006), el protagonista repara en cmo Thomas Jeffer-son escribiendo la Declaracin de Independencia, enaquel apartado que hablaba acerca de la vida, la libertad

    y la bsqueda de la felicidad. [] supo poner la palabrabuscar ah en medio, como si nadie realmente pudieraalcanzar la felicidad. Significa que la felicidad es algoque estamos destinados a buscar, pero que nunca encon-traremos? Era tan listo Jefferson como para poner eso,a fin de tener entretenido al personal?

    Lo cierto es que la gente, empezando por los america-nos a los que se dirige la Declaracin de Independen-cia, los mismos a los que se refiere hoy Whippman,andan buscando la felicidad, sin saber qu es, donde

    lo importante parece que fuera la propia persecucin.La persecucin de la felicidad recuerda las pelculas deespas. El intrngulis de las pelculas de espas no esttanto en lo que buscan (una frmula, un cdigo secre-to, un diamante), como en la elusiva bsqueda. Esoque buscan, y que puede ser cualquier cosa, es lo quehace funcionar la pelcula y la hace tan intrigante. Eseelemento de suspense que hace que avance la tramapero que en s no es importante es un MacGuffin, se-gn la conocida expresin inventada por Hitchcock. Loexplica el propio Hitchock a Francois Truffaut: La pa-

    labra procede del music-hall. Van dos hombres en untren y uno de ellos le dice al otro Qu es ese paqueteque hay en el maletero que tiene sobre su cabeza?. Elotro contesta: Ah, eso es un McGuffin. El primero in-siste: Qu es un McGuffin?, y su compaero de via-je le responde: Un MacGuffin es un aparato paracazar leones en Escocia. Pero si en Escocia no hayleones, le espeta el primer hombre. Entonces eso deah no es un MacGuffin, le responde el otro. (El cinesegn Hitchcock).No hay leones en Escocia, pero hay una maleta encima

    del viajero con un artilugio. El viajero de la maleta ha

    mantenido la intriga y la persecucin del otro viajero,para el caso, la ciencia de la felicidad y la literatura deautoayuda (en la maleta y sobre la cabeza). Como su-giere Whippman, la felicidad parece funcionar como unMacGuffin, pero que, como dice, este elusivo MacGuf-fin est creando una nacin de nervios destrozados.(Whippman, 2012).El final de El halcn maltes puede aclarar el resto,

    cuando preguntan de qu est hecho el pjaro (un Mac-Guffin), por el que se mata la gente. Como respondeSam Spade (H. Bogart), shakesperianamente: Del mate-

    rial del que estn hechos los sueos.REFERENCIAS

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