América latina esperando la industrialización sentada y de brazos cruzados
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AMÉRICA LATINA: ESPERANDO LA INDUSTRIALIZACIÓN SENTADA Y
DE BRAZOS CRUZADOS.
CINDY PAOLA LUGO TOVAR*
MELISA SALAS CONTRERAS*
RESUMEN
Las desigualdades entre las naciones ha sido sin duda uno de los mayores factores de
estudio dentro de la economía, diversas teorías, leyes, y un sin número de postulados
han surgido en torno a esta problemática y en especial sobre el papel del comercio
internacional. Según la teoría neoclásica, basada en la idea de ventajas comparativas de
David Ricardo, el libre comercio conduciría a reducir la desigualdad entre los países
desarrollados y los subdesarrollados. Sin embargo la libertad de comercio condujo, en
contraposición a lo pensado por la visión ortodoxa, a la consolidación de la división
internacional del trabajo, fundada sobre la explotación de ventajas comparativas
estáticas, condenando a la región Latinoamericana a una especialización pobre basada
en la exportación de bienes primarios a los países desarrollados.
PALABRAS CLAVES
Latinoamérica, Desigualdad, Centro, Periferia, Economía, Desarrollo, Trabajo,
Ventajas, Capitalismo, Industrialización, Potencias, Commodities, Explotación, escases.
ABSTRACT
The desigualdades between the nations it has been undoubtedly one of the major factors
of study inside the economy, diverse theories, laws, and one without number of
postulates they have arisen concerning this problematics and especially on the paper of
the international trade. According to the neoclassic theory, based on the idea of David's
Ricardo comparative advantages, the free trade would drive to reduce the inequality
between the developed countries and the underdeveloped ones. Nevertheless the
freedom of trade drove, in contraposition to thought by the orthodox vision, to the
consolidation of the international division of the work, founded on the exploitation of
comparative static advantages, condemning to the Latin-American region to a poor
specialization based on the export of primary goods to the developed countries.
KEYS WORDS
Latinoamerica, Inequality, Center, Periphery, Economy, Development, Work, Benefits,
capitalism, industrialization, Powers, Commodities, exploitation, scarcity.
*Economistas en formación de la Universidad de Sucre.
INTRODUCCIÓN
No todos los países tienen el mismo grado de organización social, ni similares
estructuras productivas, ni modos de vida equiparables. En la actualidad, dos realidades
contrastan bruscamente: la de los países desarrollados y la de los países
subdesarrollados, este ha sido uno de los temas de mayor preocupación a lo largo de la
historia, que sin duda ha logrado abrir brechas crecientes difíciles de cerrar entre las
naciones.
América latina ha sido sin duda uno de los escenarios donde la mayor causa del
subdesarrollo es la dependencia, y en donde es evidente las desigualdades entre el
centro y la periferia, las cuales se producían a través del comercio internacional. Sin
lugar a dudas, la representación más objetiva de la realidad de las economías
subdesarrolladas, provino del Estructuralismo Latinoamericano, liderado por Raúl
Prebisch y demás colaboradores de CEPAL, que constituyó el primer gran esfuerzo
teórico por interpretar las causas de la situación económica y social en la región y sus
perspectivas de transformación dentro de los marcos del propio sistema capitalista. El
desarrollo hacia dentro ocupó un lugar relevante en tal esfuerzo.
Con el fin de analizar la dinámica económica de los países subdesarrollados, a la que
considera completamente dependiente de las relaciones comerciales con los países
desarrollados, Prebisch construye un modelo dialéctico conformado por el centro
(países industrializados y de elevado ingreso nacional) y la periferia (países con escasa
o nula industrialización, dependientes de exportaciones de materias primas y de bajo
ingreso nacional). Así, Prebisch parte de la existencia de una disparidad entre el
crecimiento económico nacional de los países avanzados (el centro en su terminología)
y aquel que se da en los países que aún se están desarrollando (la periferia). Las
economías de los Primeros se automantienen a través del progreso tecnológico, en tanto
que las economías periféricas desempeñan el papel de suministradores de materias
primas para los centros industriales.
La grandiosa idea de la división internacional del trabajo tiene como bases el repartir la
labor que debe desempeñar cada país, es decir, su principal objetivo debe ser garantizar
que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Según esa misma
distribución a América Latina se le otorga la tan respetuosa y realizable tarea de “saber
producir para perder”. Y esto no es un problema sólo del siglo XX o décadas posteriores
sino “desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron
a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta” (Galeano 1971). Es más,
esos años posteriores a tal masacre, sólo han servido para que Latinoamérica
perfeccione sus tareas.
Desde la repartición de ocupaciones y por ende de países a cada dueño
correspondiente; todas nuestras materias primas- a saber Brasil y Colombia son los
países con mayores riquezas naturales en el mundo, ubicados en América Latina-, ya
tienen dueño. “Las ingentes ventajas del desarrollo de la productividad no ha llegado a
la periferia, en medida comparable a la que ha logrado disfrutar la población de esos
grandes países” (Prebisch 1949). Una de las causas de este gran problema, es que
América Latina está acostumbrada a su fracaso y sólo cruza los brazos mientras observa
a su pequeño porcentaje de progreso técnico pasar a manos de su propietario. Lo que
nos indica que a pesar de que esos países industrializados se quedan con la gran mayoría
de las ventajas de un progreso técnico, del poco porcentaje que le queda a
Latinoamérica; la mitad también debe pasar a manos de aquellos por el simple hecho de
ser nuestros patronos. Por colocar ciertas cifras, si llega el 5% del progreso técnico a
manos latinoamericanas, vuelven a su dueño el 3%, para no ser tan dramáticos.
En fin, América Latina, es el continente con Doctorado en cómo saber perder, y
bastante. Quienes ganaron, ganaron gracias a que nosotros perdimos: la historia del
atraso Latinoamericano, implica el desarrollo del capitalismo salvaje. Propiciado por
nuestros señores inteligentes, postgraduados en saber manipular. A quienes se les
dificulta aceptar que el poder de la economía norteamericana necesita los minerales de
Latinoamérica como las plantas necesitan a la luz solar.
Lo anterior ocasiona, que la brecha se extienda. Logrando que sólo los países quienes
gozan de tal anhelado progreso, puedan brindarles mejoramiento en la calidad de vida
de sus habitantes. Como es de esperarse, América Latina no lleva la bandera de
vanguardia en ese asunto.
Como lo sustenta Galeano (1971) hacia mediados del siglo anterior, el nivel de vida de
los países ricos del mundo excedía en un cincuenta por ciento el nivel de los países
pobres. El desarrollo desarrolla la desigualdad. Claro ejemplo de ello es la distribución
de las riquezas mientras que el ingreso promedio de un ciudadano norteamericano es
siete veces mayor que el de un latinoamericano, Naciones Unidas también argumenta
que en la cúspide, seis millones de latinoamericanos acaparan, el mismo ingreso que
ciento cuarenta millones de personas ubicadas en la base de la pirámide social.
Por otro lado, la población de América Latina aumenta a pasos agigantados.
Población- que en su mayoría- no pertenece a esa cúspide que puede gozar de una buena
calidad de vida. En esta parte del mundo no es noticia que cada minuto muera un niño
de enfermedad o de hambre, que la población en edad de trabajar se encuentre
desocupada o subocupada, con viviendas insalubres, salud y educación, si no de pésima,
sí de muy poca calidad y que las tasas de analfabetos provoquen pequeños mini infartos
(mencionando sólo ciertos problemas); y todo esto a sabiendas de la gran riqueza tanto
natural como en capital humano con que se cuenta pero como la especialización nos
selló y el destino Latinoamericano es sólo fabricar commodities, es mejor esperar
sentados sobre los yacimientos de oro, metales preciosos y petróleo que nos llegue lo
que nuestros patrones decidan para empezar a medio invertir en la población.
Se desear tener la leve esperanza de que sea la ilusión de la industrialización, al menos
de cierta parte del territorio latinoamericano, lo que quizá nos conlleva a tener los
brazos caídos y las bocas taponadas a tal explotación terrenal y/o humana, y no la
simple idea conformista de servir a nuestros señores de arriba. Porque no es para nada
oculto que la industrialización latinoamericana es, dependiente y tardía. A pesar de que
por nuestros productos existen las potencias mundiales, potencias en saber controlar y
saber hacer que los de abajo sean conformistas.
Como lo arguye Prebisch (1949) Estados Unidos, es el centro cíclico principal del
mundo. Su influencia económica sobre los otros países es manifiesta. Y el desarrollo de
la productividad en aquel ha desempeñado un papel importante afectando tanto el
comercio exterior como el ritmo de crecimiento del resto del mundo. Por lo que esto nos
conlleva a deducir que esta parte del planeta, depende de las variaciones-de cualquier
tipo- que presente nuestro gran poseedor.
Lo que tendría que desencadenar el aumento de la productividad es lo siguiente:
menores costos de producción, lo que se traduciría en menor nivel de precios para los
países dependientes, en cuanto a insumos para intentar su ilusoria industrialización se
refiere, pero tal disminución de precios, nunca ha llegado.
Por otra parte, Prebisch (1949) sostiene que la industrialización provocada por
aumento de productividad, hará subir los salarios y encarecerá relativamente el precio
de los productos primarios, pero como era de esperarse los monarcas del mundo no
pueden permitir tal situación y por ende se ven obligados a intervenir de manera directa
en la libre movilidad de factores de producción, mediante obstáculos a éstos. No podían
admitir que un exceso de oferta de mano de obra, estropeara los ingresos laborales de
sus pobladores que habían conseguido a través del gran esfuerzo sobrehumano de
explotar directa o indirectamente a sus capataces latinoamericanos. Explotación que se
puede tomar como el destino de estos, recordando el día de 1492 en que las botas
españolas se clavaron por primeras vez en estas tierras e hicieron lo mismo que sucede
en la actualidad, a diferencia de la poca diplomacia que estos utilizaron. Los
Latinoamericanos decidieron observar sentados con las manos atadas por sus lenguas,
cómo esos españoles eran tan hábiles para saquear sus territorios. Pensamiento y postura
que no han cambiado, ni aún con las guerras y crisis medio superadas. Sólo ha
cambiado el gentilicio de los asaltantes.
Industrialización latinoamericana dependiente de que los ricos “americanos puros” no
hayan disminuido sus utilidades netas con respecto al periodo anterior y que además los
presentes ingresos, sean superiores-en gran proporción- a los anteriores en el mismo
periodo. Puesto que si no es de esa manera, Prebisch (1949) se aumenta la intensidad de
la presión sobre América Latina. Pues al no comprimirse el beneficio periférico,
seguirán acumulándose existencias de mercaderías en éstos y contrayéndose la
producción industrial, y por consiguiente la demanda de productos primarios. Y esta
disminución de demanda llegará a ser tan fuerte que los ingresos necesarios para
comprar la maquinaria necesaria para continuar la industrialización no llegan como se
espera.
Parafraseando lo anterior, si no logramos los ingresos suficientes para comprar tales
maquinarias, es culpa de los gobiernos latinoamericanos porque no lograron disminuir
los beneficios económicos de sus habitantes, a tal punto de que vampiros
estadounidenses pudiesen tener el suficiente ingreso para demandar bienes primarios, es
decir, si no logra industrializarse Latinoamérica, es culpa, de los latinoamericanos.
Porque un coeficiente de importaciones bajo, de los países industrializados, no tiene
nada que ver con que productos del tercer mundo, lleguen a tener mercados para poder
entregarse al libre juego de oferta y demanda. Ese coeficiente no entra a discusión,
puesto que se considera irrelevante ante tal tema. Como es irrelevante, la educación en
países emergentes. No se encuentra ejemplo más preciso.
Al fin y al cabo para qué puede desearse el disminuir tal coeficiente en países
desarrollados, si los países latinoamericanos se identifican, en el mercado mundial, con
una sola materia prima o con un solo alimento. Para percibir un poquito más de
progreso, sin que los dirigentes de arriba observen de mala manera, se hace necesario
Prebisch (1949) un mejoramiento en la eficacia productiva y una legislación social para
arreglar de esta manera un poco el salario real; además de que la especialización se lleve
a cabo cómo debe ser, es decir, que al final se logre la disminución en costos y por ende
del nivel de precios que propicien tal industrialización en estos países. Por el momento
sólo se tiene que con mayor productividad y menores costos, los precios siguen iguales
o en casos mayores a los iniciales, donde la productividad era menor.
Además de que los países de América Latina, esperan sentados y con los brazos
cruzados, también aspiran y esperan que las instituciones de esos países que lo tienen en
“vía de desarrollo” sean quienes les brinden soluciones, como lo son el Banco Mundial,
el Fondo Monetario Internacional, y demás instituciones financieras estadounidenses.
Esto debido a los problemas sociales antes mencionados de si no todos, sí de la gran
mayoría de los países de América Latina. Lo que provoca, la fuga de capital humanos.
Es decir, los que deberían ser nuestros profesionales, maestros o doctores, se dedican
preferentemente al estudio de los problemas ajenos a su nacionalidad. Como lo alega
Prebisch (1949) deben existir, economistas latinoamericanos, para problemas
latinoamericanos. Pero esa situación como se menciona es producto de ciertas
consecuencias del sistema capitalista que deja pidiendo subvenciones a países
emergentes, las cuales no alcanzan para suplir las necesidades a toda su población. Y
por el poco o casi nulo presupuesto a ciencia y tecnología. O sea, es causa del mismo
sistema salvaje de capitalismo que manejan los ya industrializados que poseen sus
propias teorías, y sin embargo los de abajo debemos esperar que se cumpla la
universalidad de ciertos modelos y/o políticas, para poder resolver problemas
característicos de este tipo de economías.
Aún con todo lo anterior, sigue pareciendo poco la influencia de países desarrollados
en los que no lo están, por lo tanto se hace necesario implementar teorías que aboguen
por los aspectos positivos de la inversión extranjera de aquellos en estos. Argumentando
que la escasez de capital físico hace justa y necesaria este tipo de inversiones ya que la
insuficiencia de éste para realizar las inversiones necesarias, se puede suplir con capital
externo, o sea, ahorro de países extranjeros, obviamente desarrollados. Porque, es casi
imposible pensar que en países con insuficientes niveles de ingresos, donde lo gran
parte sino la mayoría de estos, se destina al consumo, se presente un ahorro interno tan
fuerte que no haga necesario la intervención extranjera. Por ello, se debe esperar (otra
vez) que los inversores del centro decidan llevar sus monedas hacia la periferia.
Galeano (1971) manifiesta lo siguiente:
“La canalización de los recursos nacionales en dirección a las filiales imperialistas
se explica en gran medida por la proliferación de las sucursales bancarias
norteamericanas que han brotado, como los hongos después de la lluvia, durante
estos últimos años, a lo largo y a lo ancho de América Latina. La ofensiva sobre el
ahorro local de los satélites está vinculada al crónico déficit de la balanza de pagos
de los Estados Unidos, que obliga a contener las inversiones en el extranjero, y al
dramático deterioro del dólar como moneda del mundo”
La escasez de dólares significa que el país no compra bienes y servicios, ni presta
dinero, en la medida en que otros países necesitan aquella moneda para cubrir sus
necesidades. Se acudiría entonces a las reservas monetarias y liquidar dólares o enviar
oro a Estados Unidos. En pocas palabras América Latina proporciona la saliva además
de la comida, y los Estados Unidos se limitan a poner la boca.
Serían innumerables los casos que se podrían presentar para tener aún más sustento de
la dependencia de Los Estados Unidos en países subdesarrollados. Aquellos que creen
que los países terminan en el borde de sus fronteras, olvidan con una amnesia
intencionada, de que son un ejército de mercaderes, banqueros, etc., de empresas
norteamericanos quienes se han apoderado, a lo largo de una historia oscurecida, de la
vida y el destino de la mayoría de los pueblos del sur, y que actualmente también la
industria de América Latina yace en el fondo integrando sus respectivas
subordinaciones. Porque es que debe ser imposible pensar de que de que si la tecnología
pudiese hablar, sus palabras serían en español.
Escapar de la jaula del subdesarrollo, que aunque algunas instituciones (pertenecientes
a los territorios que propiciaron esta condición) sostengan que este término es obsoleto,
que ahora se deben nombrar a tales países “en vía de desarrollo” es lamentable pensar
que al menos esta parte de la población ve esa vía ocupada por los ya desarrollados. Vía
ocupada con las minorías que manejan el mundo, cargando con nuestro oro, bronce,
hierro, plata, platino, níquel, esmeraldas, flora, fauna, suelo, subsuelo, capital humano, y
demás riquezas naturales; mientras nosotros esperamos que lleguen para poder avanzar.
Esperanza que se ve truncada si deciden aquellos no llegar nunca y tenernos como desde
tiempos remotos, sumisos a sus mandatos y ordenes, haciéndonos creer que estamos
cerca de la tan utópica industrialización y los que en realidad conocen del tema, saben
que no se llega ni a la primera consonante. Que el motor que nos tiene aún sentados
observando es la esperanza. Nada de esperanza no haría siquiera arrodillarnos y
prepararnos para arrancar en cualquier momento, mucha esperanza es mala; una chispa
de esperanza está bien. Los latinoamericanos, nos encontramos en esa última posición.
Como lo planteaba Galeano (1971) ¿Es América Latina una región del mundo
condenada a la humillación y a la pobreza? ¿Condenada por quién? ¿Culpa de Dios,
culpa de la naturaleza? ¿El clima agobiante, las razas inferiores? ¿La religión, las
costumbres? ¿No será la desgracia un producto de la historia, hecha por los hombres y
que por los hombres puede, por lo tanto, ser deshecha? ¿Será que debemos seguir
esperando sentados y sólo observando que se logre la plena ocupación del centro cíclico
principal para que así los latinoamericanos podamos pararnos y ahora sí lograr
promover el comercio internacional y estimular la industrialización de América Latina?
¿Otra vez esperar como casi siempre? ¿Hasta qué punto se debe seguir bajo la sumisión
de bandera de las barras y las estrellas? Si la respuesta es hasta el apocalipsis, entonces
sentémonos también a ver pasar el tren de la anhelada industrialización, con las
potencias que ya conocemos manejándolo, por los siglos de los siglos.
CONCLUSIÓN
Es cierto que al fin ha terminado por aceptarse la industrialización periférica como
exigencia ineludible del desarrollo económico y ahora comienza a sentirse con
creciente intensidad el obstáculo que ello trae al desarrollo económico, porque la
demanda de manufacturas que importan tiende a elevarse con celeridad, las
exportaciones primarias se acrecientan con relativa lentitud, en gran parte por razones
ajenas a los países latinoamericanos. Hay pues, una tendencia latente al desequilibrio
que se agudiza con la intensificación del desarrollo económico y este estrangulamiento
exterior del desarrollo no es consecuencia sólo de la lentitud con que tienden a crecer
las exportaciones primarias frente a la celeridad con que lo hacen las importaciones
industriales provenientes de los grandes centros, y del escaso intercambio recíproco de
los países latinoamericanos, sino que en los últimos años obedece también en gran
medida al deterioro de la relación de precios del intercambio, que tanto afecta al poder
de compra de las exportaciones.
Todas las anteriores consideraciones confluyen en la idea de que el subdesarrollo
consiste en un estado de “equilibrio”, del cual no es posible escapar por medio de las
fuerzas del libre mercado. El problema requiere entonces comprender el funcionamiento
del mecanismo que lo causaba y emprender luego las acciones necesarias para vencer la
inercia. De lo contrario, los países periféricos continuaran en estado de subdesarrollo,
agravado por el hecho de que aumentará constantemente la brecha que los separa de los
centrales, ya que estos se encuentran sobre un sendero de crecimiento estable. Frente a
esta evolución de la economía mundial, lo único que los países periféricos pueden hacer
para salir de su atraso relativo, es encarar por sí mismo un proceso de industrialización
de sus economías basado en el desarrollo del mercado interno de cada país y en la
constitución de mercados comunes entre ellos.
BIBLIOGRAFÍA
Galeano, E. (1971). “Las venas abiertas de América Latina”. Siglo veintiuno editores
S.A. de C.V. Pág: 15-17-289-340. Argentina.
Prebisch, R. (1949). El desarrollo económico de América Latina y algunos de sus
principales problemas. Comisión Económica Para América Latina y el Caribe. Pág: 6-
12-13-20-21.