Amenaza Nuclear

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Informe amenaza nuclear y residuos radiactivos. Autor: Cipriano Marin

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«En un programa de gran envergadura basado en la fisión,los desechos radioactivos llegarán a ser tan considerables quepodrán contaminar la totalidad de nuestro planeta. En estascondiciones, los márgenes de seguridad admisibles en otras ac-tividades, son en este caso inaceptables».

Hannes AlfvenPremio Nobe! de Física 1970

«Si no dejásemos problemas para resolver a nuestros hijos,su uida estaría falta de sal»

Marce! BoifeuxDirector General de Electricité de France, pronuclear

«A lo largo de la segunda mitad del siglo XX los occiden-tales han empezado a buscar otras formas de energíapara darun nuevo empuje a su tecnología. Sus ojos se detuvieron en laenergía atómica, una forma de producir energía cuyos subpro-duetos son las sustancias más nocivas que el hombre haya cono-cidojamás.

Hoy la especie humana se hcrya confrontada con la propiasupervivencia de la especie.El modo de vida conocidocomo ci-viliz¡¡ción occidental se encuentra en un camino muerto y ni si-quiera su propia cultura posee respuestas viables que aportar.Confrontados con la realidad de su propia destrucción nopue-den sino ir más lejos hacia una destrucción todavía más eJiéazLa aparición del plutonio sobre este planeta es el signo másclaro de que nuestra especie está en peligro. Es una señal quela mayoría de los occidentaleshan decidido ignorar»

Mensaje de los indios iroqueses al mundo occidental

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UNA AVENTURADESCABELLADA

En 1948, una singular reuruon celebrada en elAmerican Petroleum Institute daba el espaldarazo de-finitivo a la utilización «pacifica» de la energía nuclear.Desde entonces y especialmente en esa reunión deempresarios y militares se sabía que, aún superandotodos los inconvenientes técnicos de seguridad en losreactores termonucleares, el auténtico Talón de Aqui-les de su desarrollo sería el problema de los residuosradiactivos. Aún así, y con asombrosa y genocidairresponsabilidad, las multinacionales deciden promo-cionar el negocio nuclear con la necia idea de que elprogreso tecnológico lograría mitigar los efectos de laindustria nuclear.

Casi cuarenta años más tarde la situación no ha va-riado sustancialmente, con la única diferencia de queel hada mágica del progreso oficial no sabe cómo ha-

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cer desaparecer al medio millón de toneladas de resi-duos radiactivos acumulados en los últimos años.

La aventura nuclear tanto económica como tecno-lógicamente está resultando un terrible fracaso. A pe-sar de la famosa crisis energética del 73, sólo dos añosmás tarde, las opciones de compra de nuevas instala-ciones comenzaron a disminuir vertiginosamente enlos EE. uu De los 51.500 Mwe solicitados por lascompañías eléctricas, no quedaban en pie a finales de1978 más que un total de 18.000 Mwe '. Las opcionesde compra no han hecho más que decrecer en los últi-mos cinco años. La industria nuclear pues, entraba enuna crisis sin precedentes. El coste de una instalaciónse llegó a triplicar en valor dólar entre 1967 Y 1976.La oposición generalizada y el creciente problema delos residuos han añadido nuevas dosis de inseguridada un negocio que se inició con intereses civiles tanpoco claros.

Aúnasí, y a pesar del enorme catálogo de eviden-,cias antinucleares, una serie de países, fundamental-mente los europeos, y entre ellos el estado español,han seguido apostando por mantener la aventura nu-clear. Tras Harribourg, el accidente imposible segúnlos tecnócratas nucleares, el Estado Español siguemanteniendo en funcionamiento sus instalaciones ter-monucleares y pretende ampliar la capacidad en lospróximos años con la inmediata puesta en servicio deCofrentes, Lemoniz y Valdecaballeros, es decir, si an-tes no se arruinan las eléctricas.

Todo ello contradice gravemente la postura oficialespañola contra los vertidos marítimos y la mantenidaa través de publicaciones y folletos por el partido en el

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gobierno durante las pasadas elecciones municipales.Puesto que si se siguen produciendo residuos en lascentrales nucleares en algún sitio habrá que verterlos.No sería muy gratificante el que tras enormes esfuer-zos se consiga impedir la continuidad de los vertidosfrente a las costas gallegas o canarias, solamente paraque se cargue el muchuelo a las islas Tonga o se utili-cen cementerios atómicos continentales en cualquierpaís tercermundista.

La única postura que podemos entrever como lógi-ca y consecuente sería la del cierre inmediato de lascentrales y la celebración de un referendum.

Ante la saturación del actual vertedero Atlántico(unas 97.000 toneladas vertidas) y las consiguientesdificultades internacionales que está acarreando, laAgencia de Energía Nuclear (NEA) de la Organiza-ción para la Cooperación y el Desarrollo Económico(OCDE) llevan ya algunos años tratando de encontrarentorno a las costas canarias un lugar idóneo para lainstalación de un nuevo basurero nuclear. Los buquesoceanográficos holandeses Tyro y Tydeman han recala-do en los últimos años con cierta frecuencia por nues-tras islas con el fin de desarrollar el interesante «pro-grama científico» de encasquetarnos un cementerionuclear, todo ello sin la más rnírurna información y sinla consulta previa a la población canaria, de Madeira ode las Azores, zonas más directamente afectadas porsu posible ubicación.

Este trabajo, dada su extensión, sólo pretende mos-trar los riesgos más evidentes del vertido de residuosradiactivos en las fosas marinas, aportando la infor-mación y razones más inmediatas que justifican la in-mediata cancelación de dicho proyecto.

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LOS REGALOSDE LA INDUSTRIA NUCLEAR

Todo el ciclo nuclear desde las minas de uranio, alas plantas de reprocesamiento y los residuos, pasandopor las mismas centrales nucleares y la vertiente mili-tar, supone una continuada contaminación del medioambiente y de la vida. Por una parte, la enorme mag-nitud de su impacto sobrepasa los limites de una sim-ple actividad humana (grandes cantidades de tierra re-movidas para sacar unos pocos kilos de uranio, milesde litros de agua por segundo para refrigerar el reac-tor, centenares de megawatios en forma de calor disi-pados a la atmósfera continuamente ...), y por otra estála producción de un nuevo tipo de agente contami-nante, antagónico a la vida misma: la radioactividad.Contra este agente la vida carece de protección, laevolución de la vida ha sido acompañada por una con-tinuada desaparición de las radiaciones ionizantes y las

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especies más recientes (entre ellas la humana) carecentotalmente de mecanismos defensores. Las actividadesnucleares humanas tienden a incorporar la radioactivi-dad al ambiente en el que se desarrolla la vida y las cé-lulas humanas padecerán sus consecuencias.

Los elementos que poseen esta propiedad puedenser de origen natural como el uranio, el radio, el torioy pocos más, que se encuentran siempre en concentra-ciones muy bajas formando parte de las rocas, de lasaguas, etc. Estos elementos tienen la propiedad de serinestables y cuando pasan a un estado estable emitenuna radiación. Los elementos naturales al estar muydiluidos y tener vidas muy largas emiten relativamentepoca radiación, que además es en su mayor parte ab-servida por las rocas que los cubren o por las molécu-las de agua donde están disueltos. Hay que tener encuenta también que aunque puedan emitir radiacionesen la biosfera, están tendrán generalmente un carácterexterno, o sea que actuarán desde el exterior del orga-nismo por lo que sus efectos serán muy pequeños, yaque la radiación quedará absorvida en su mayor partepor los tejidos muertos que forman la epidermis y nopenetrarán mucho más en los tejidos vivos.

Pero la utilización de elementos naturales como eluranio, para fines energéticos y militares conlleva laliberación a la biosfera de estos (uranio, torio, radio,etc...) y además la producción de nuevos elementosenormemente peligrosos (como el plutonio) e isótopossintetizados en los reactores nucleares que escapan encantidades variables a la atmósfera, a las aguas, etc.

De entre todos los procesos del ciclo nuclear noscentraremos en los eslabones finales de la cadena de

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producción, que son los que inciden directamente enel objeto de este trabajo, es decir, qué se vierte en elmar y de dónde provienen estos vertidos.

Residuos

El combustible nuclear al ser «quemado» (fisión) enlas plantas atómicas produce toda una nueva gama deelementos y efluentes radioactivos. Parte de estos ele-mentos (los de menor actividad) son evacuados direc-tamente al medio ambiente por la propia central me-diante chi'meneas o a través del agua de los sistemasde refrigeración. El resto de los residuos y el combus-tible irradiado son almacenados durante un tiempo, enpiscinas especiales, en la propia central, a la espera desu próximo destino y con el fin de permitir la desinte-gración de los isótopos radioactivos cuyo período desemidesintegración sea corto (caso del iodo 131, unode los productos de fisión más peligros CllYO períodoes tan sólo de ocho días)2.

Un reactor frecuente, de 900 Mw de potencia, fun-cionando con regularidad puede producir al año entre100 Y 300 metros cúbicos de residuos sólidos de débilactividad y unas 30 toneladas de combustibles irradia-dos de los que más de 200 g son de plutonio.

Una vez enfriados en estas piscinas durante tresmeses, los residuos son enviados directamente a loscementerios nucleares (tanto marinos como terres-tres), o bien transportados a las plantas de reprocesa-miento.

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Plantas de reprocesamiento

Los residuos que intentan sumergir frente a nues-tras costas provendrán fundamentalmente de las plan-tas de reprocesamiento europeas, concretamente deLa Hague. La O.C.D.E. ha elegido nuestras aguas ylas costas gallegas como lugares agraciados en la lote-ría nuclear. Estas instalaciones, quizás las más peligro-sas dentro del ciclo nuclear, tienen como función eltratar los residuos de los combustibles con el fin deseparar una serie de productos de fisión. El combusti-ble consumido en las plantas se corta en porciones depequeña longitud, se disuelven en ácido y se somete auna serie de procesos de separación química con el finde separar el Plutonio de toda la masa de combustible(uranio). El resto del material (excepto ciertos gasesque se descargarían por separado y las partes metálicasde los elementos combustibles que no se disuelven enácido) sería lo que se denomina desecho de «alta acti-vidad».

Además de todos los productos de fisión, que sonlos responsables de la mayor parte. de esta actividad,estos residuos incluirían isótopos de neptunio, ameri-cio y curio, junto con las cantidades de uranio y pluto-nio que no han sido extraídas en la operación de re-procesamiento, debido a las ineficiencias de las separa-ciones químicas. Es importante resaltar que el mejorde los procedimientos de separación deja escapar almenos entre el 1 y el 3%del plutonio presente. Todosestos residuos (de alta actividad) serán incorporados aun vidrio similar al Pyrex preparado en cilindros de 3m de longitud por 30 cm de diámetro. Cada cilindrode vidrio irá recubierto de un revestimiento de acero

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inoxidable de paredes gruesas, y preparados de estamanera sumergidos en las fosas marinas o en los ce-menterios terrestres (minas de sal regularmente). Lamayor parte del plutonio seguirá un camino bien dis-tinto aunque nada esperanzador: será utilizado de nue-vo como combustible en los reactores nucleares rápi-dos (supergeneradores) o bien empleado como materiabásica en las construcción de misiles y armas nuclea-res, utilización que, desde luego, consiste en una origi-nal manera de entender el empleo «pacífico» de laenergía atómica. La utilización del Plutonio denunciade manera irrefutable que la producción civil de ener-gía eléctrica en centrales nucleares y el negocio orga-nizado del terror militar son parte de un mismo ordende cosas. La carrera armamentística es la cara ocultade los «átomos para la paz».

Por su lado, las plantas de reprocesamiento emitenefluentes gaseosos y líquidos de importante actividaddirectamente al medio. Se expulsan todos los gasesnobles radioactivos, especialmente Kripton 85, cercadel 30 al 50%de todo el tritio existente en los procesosde tratamiento, ciertas cantidades de estroncio 90, ce-sio 137, cobalto 60 y rutenio 106. Por poner sólo unejemplo, la planta de La Hague (Francia) libera al añomás de 60.000 metros cúbicos de efluentes de débilradioactividad, pero que en términos absolutos sobre-pasan la cifra de 35.000 curios ',

Por lo tanto, lo que no ha sido vertido en el medioambiente mediante centrales, transportes, plantas re-procesadoras y misiles nucleares, será encerrado en losbidones ya mencionados para su transporte a los ce-menterios nucleares.

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Veamos algunas características de los contaminan-tes regalados por la industria nuclear, elementos quecircularán en nuestros medios marinos como veremosmás adelante:

El plutonio

El plutonio es un metal transuraniano, es decir, unelemento artificial inexistente en la naturaleza, creadoexclusivamente en el corazón de los reactores nuclea-res. Por fin se ha visto realizado el más preciado sue-ño de los antiguos alquimistas: la transmutación de loscuerpos, el haber sobrepasado a Dios creando nuevoselementos, pero con la única diferencia de que nues-tros «científicos» y militares, aprendices de brujo, hantransmutado un elemento natural en el más mortíferocontaminante existente hasta nuestros días.

La actividad del plutonio es mil veces superior a ladel uranio enriquecido (al 90%), combustible de losreactores nucleares, y cien mil veces más alta que la deluranio natural-,

El plutonio tiene una vida muy larga: su «período»es de aproximadamente 24.000 años, es decir, que unavez creado el plutonio perderá la mitad de su actividadradioactiva en el transcurso de 240 siglos. Hará faltaesperar otros 24.000 años para que pierda otra mitaddel resto de su actividad, y así sucesivamente. Paraque pueda convertirse en un material relativamenteinocuo serán necesarios el transcurso de 20 períodos,o de 14 para alcanzar una actividad similar a la deluranio natural. Por lo tanto, deberemos esperar sola-mente 24.000 X 20 períodos = 480.000 años para que

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las generaciones futuras puedan recordar sin miedo elorgullo que representaba en el siglo XX enchufar unlavaplatos a la energía producida por una central nu-clear. Nuestros cementerios marinos y terrestres debe-rán ser vigilados estrechamente por un espacio detiempo superior a 100 veces la historia de nuestra ci-vilización, nadie podrá criticar que la nuclear no creepuestos de trabajo, eternamente.

Debemos añadir que bajo determinadas condicionesel plutonio se transforma en otros cuerpos radioacti-vos. El isótopo 239 se transmuta espontáneamente,tras la emisión de una partícula alfa, en Uranio 235,material fisible que tiene a su vez un período de...i750 millones de añosl>,

Uno de los grandes peligros del plutonio radica ensu increíble versatilidad. Absorbido por vía pulmonar,en forma de óxido de plutonio, provoca cáncer. Al sermuy soluble admite una fácil absorción por las espe-cies marinas, penetrando en las cadenas alimentariashasta alcanzar al hombre con concentraciones muchí-simo más altas que las del medio donde ha sido disuel-to.

La gran toxicidad del plutonio proviene del hechode que emite espontáneamente una gran cantidad departícular alfa. Esta actividad es de 137.000 desinte-graciones por minuto y microgramo (millonésima degramo) de Plutonio 239 (Pu 239), mientras que unmicrogramo equivalente de uranio natural no emitemás que 3 partículas alfa cada 2 minutos.

Los reactores nucleares, variando según el tipo,producen como subproducto una gran cantidad deeste violento veneno. Si nos atenemos a las cifras pu-blicadas en el boletín de A.T.E.N.6, por cada Mw (o

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millón de watios eléctricos producidos) y por año, secrean estas cantidades de plutonio:1> 405 g en los reactores de grafito-gas (Tipo Vandellós

1 - Tarragona - 480 Mw).1> 255 g en los reactores de agua pesada.1> 225 g en los reactores de agua ligera (Tipo PWR:

Almaraz - Extremadura - 930 Mw, Zorita - Guada-lajara - 160 Mw; y sistema BWR: Santa María deGaroña - Burgos - 450 Mw).

1> 1.025 g en los reactores rápidos (supergeneradores).Según estos datos, y sin contar con la entrada en

funcionamiento de las nuevas centrales previstas en elPlan Energético Nacional y prácticamente concluídas(Lemoniz, Cofrentes y Valdecaballeros), el Estado Es-pañol produce anualmente 1/2 Kg de Plutonio. Ladosis mortal admitida internacionalmente es de 0,7microgramos (millonésima de gramo)7, por lo que me-diante un simple cálculo aritmético podemos compro-bar que la industria nuclear española ha producido lasuficiente cantidad de plutonio como para aniquilar(en el hipotético caso de una dosificación adecuada) atoda la humanidad. Los datos a nivel mundial de! plu-tonio producido hue!gan puesto que sobrepasan losmás mínimos criterios de estricta racionalidad.

Otros residuos

Además del plutonio y otros transuranianos tendre-mos frente a nuestras costas, en e! caso de que permi-tamos la instalación del cementerio nuclear, toda unaserie de isótopos radioactivos de cuerpos habitualmen-te no activos, subproductos igualmente de la fisión de!

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uranio:I> Estroncio 90 (período 28 años) y el Estronao 89 (pe-

ríodo 51 días) que tienen un metabolismo idénticoal del calcio, al que sustituyen en caso de ingestiónsobreponiendo sus efectos cancerígenos, procandocáncer de hueso y de médula. Se han subestimadodurante mucho tiempo los efectos de este radionu-cleido, no se han tenido en cuenta los efectos pro-ducidos por las radiaciones beta. Solo recientemen-te se han descubierto los efctos del Itrio 90 surgidodel estroncio 90, que se acumula en los genitales,con los consiguientes peligros de mutaciones gené-ticas.

l> Cesio 137 (período de 30 años), que tiene un meta-bolismo idéntico al del potasio y que se fija en losmúsculos.

[> Iodo 131 (período de 8 días) ya citado anteriormen-te, se fija en la tiroides, produciendo cáncer en estaglándula.

[> Tritio H3 (período 12 años), que existe en estadonatural sólo en las altas capas de la atmósfera enuna cantidad estima da en 1960 de 1,8 kg. Entre1954 y 1964 las explosiones nucleares han creadounos 30 kg en las capas bajas de la atmósfera.

[> Carbono 14 (período 5.480 años), emisor de partícu-las beta negativas, existen unos 10 kg en estado na-tural. Sustituye al carbono natural, elemento esen-cial para la vida que se encuentra en casi todos lostejidos animales y vegetales.

l> Zinc 65 (período de 245 días). Su actividad alcanzaconcentraciones 20.000 veces más elevadas en pe-

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ces y molusco s al acumularse en las cadenas ali-mentarias.

1>Manganeso 54 (período 300 días) que posee una acti-vidad gamma considerable. El manganeso natural,al que suplanta, es un elemento presente en todoslos organismos vivos, jugando un papel biológicofundamental como oligoelemento.

1> Cobalto 57, 58 Y 60 (período 5,2 años). Su peligroradica en las radiaciones gamma.y toda una serie de radioisótopos que trataremos

con más detenimiento en el capítulo siguiente. Vea-mos pues cómo estos elementos pueden llegar hastanosotros y cuales son sus efectos en la salud.

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EFECTOSSOBRE LA SALUD

Concentración de la radioactividad en las cade-nas biológicas

La Comisión Internacional de Protección contra lasradiaciones (CIPR) ha definido concentraciones máxi-mas admisibles en las aguas considerando solamenteque la radioactividad puede llegar al hombre a travésdel agua. Ha prescindido deliberadamente de un efec-to conocido ampliamente por los biólogos; el de laconcentración progresiva de los productos radioacti-vos en las cadenas alimenticias. En efecto, los seresvivos poseen la propiedad de concentrar la radioacti-vidad así como otros polucionantes (por ejemplo elDDT, el mercurio ...).

Supongamos que se vierta cierta cantidad de ra-dioactividad en el agua marina. De hecho, como seña-

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laba Cousteau se han vertido toneladas de desechos ra-dioactivos en los mares, pues «muchos de los envasesdestinados a contenerlos se encuentran abiertos comoostrass", Por su parte las autoridades americanas ob-servaban desde 1.961 que sobre 100 contenedores su-mergidos a lo largo de California solamente 4 llegabanintactos al fondo de 2.000 metros'Pues bien, esta ra-dioactividad no se va a repartir de forma uniforme enel mar, no se va a diluir proporcionalmente al volu-men de agua como podría suponerse a primera vista.La radioactividad se va a concentrar en primer lugaren el plancton vegetal, 90.000 veces en el caso del ce-sio. Esto quiere decir que si en un metro cúbico deagua hay una cantidad uno de cesio en un metro cúbi-co de plancton vegetal encontraremos 90.000 vecesmás.

Del plancton vegetal la radioactividad pasará alplancton animal, y de éste a los peces y a los crustá-ceos que se alimentan del plancton animal. Los pecesy los crustáceos llevarán la radioactividad más concen-trada aún hasta nuestros platos.

ELEMENTOS TRANSMISORRADIOACTIVOS

FACTORConcentración

Carbono 14 FitoplactonManganeso 54 FitoplactonHierro 55 . . . . . . . . . .. FitoplactonCobalto. . . . . . . . . . . .. FitoplactonZinc 65 FitoplactonFósforo 32 . . . . . . . . . .. Fitoplacton

4.0002.400

40.0001.000

20.00030.000

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Plomo 210 .Cesio 144 .Rutenio 106 .Iodo 131 .Radio 226 .Manganeso 54 .Hierro 55 .Zinc 65 .Plata 110 .Cesio 114 ..Rutenio 106Rutenio 106Fósforo 32 .Fosforo 32 .Frísjoto 32 .

FitoplactonFitoplactonAlgas porphyriaAlgas rojasAlgas diatomeasLapasLapasOstrasOstrasPecesLangostinosMe;illonesLarvas de insec.PájarosHuevos de pája.

40.00090.000

1.80018.000

2.200-7.3002.500-6.300

3.500.000250.000250.000

40600

2.000350.000500.000

1.000.000

E\lc cuadro ha sido elaborado a partir de los siguientes documentos: Incidencia de la ms-dust ria nuclear sobre la población» Eduardo Rodríguez Farré - Revista Mientras Tanton"! 1979; «Electronucleairc Danger» Grupo de Científicos para la información sobre laEnergía Nuclear - Ed. Seuill - París 1977; «Elements d'ecologie apliquée» Ramade Ld.Ediscience 1974; «Informe del PRI n" 55»; «Le elecrronucleaire en France» Sindicato de laCFDT - Seuill - Pans 1975; «Dossier nucleaire. Revista Fracture n° 4; «Human ecology.Sagan - Ed. Charles Thomas Pub. - Springfield 1974; «Nuclear dilema» Gene Bryerron -Ed. Ballantinc Book s.

Existen ya ejemplos conocidos y estudiados de estasconcentraciones en las cadenas alimenticias. Uno deellos se refiere al Mar de Irlanda que ha conseguidocontaminar a la población de Gales. Considerando so-lamente una de las vías de contaminación, el «pan dealgas», que es un producto típico y consumido regular-mente en estas regiones, la población ha sido expuestaa dosis de 70 pCi/gr de Rutenio 106. Esto suponien-do que no comiesen pescado y que la radioactividadsólo les llegase a través del pan, y que además sólo co-miesen 160 gr de pan al dia, lo que como ustedes pue-

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den ver es mucho suponer...En el caso de los consu-midores de pescado se calcula que han sido expuestosa dosis anuales de 300 milirems.

De todas formas la cuestión siempre es bastantemás complicada de lo que aparece a primera vista. Lasvariaciones en la concentración de los elementos ra-dioactivos son notables y a menudo desconocemospor qué se producen. Así, aún está por explicar porqué la leche de Milán posee el récord mundial de ra-dioactividad debida al Estroncio 90, por qué esa mis-ma concentración es más alta en algunos estados ame-ricanos que en otros, como por ejemplo en Dakota delNorte, en Nueva Orleans y en Louisiana. Existenpues, numerosas incógnitas respecto a la radioecolo-gía. Poco a poco algunas de ellas se van desvelando,no siempre con resultados tranquilizadores: segúncomparaciones hechas en estudios de laboratorio, losorganismos vivos acumulan cantidades significativa-mente más importantes de radioactividad por exposi-ciones crónicas que por exposiciones agudas, especial-mente en los elementos que tienen un papel fisiológi-co en el organismo 10.

La contaminación radioactiva, incluso a bajas dosisva a sufrir por tanto un fenómeno de amplificaciónbiológica que no es otro que su concentración en lascadenas alimenticias y que invalida los argumentosque presuponen que la radioactividad de disuelve uni-formemente en el medio. Así pues, la radioactividadllega hasta el hombre a través de los alimentos queconsume y es preciso recalcar que un producto ra-dioactivo incorporado dentro de nuestro organismobombardea a las células desde dentro. Su poder pató-geno es por lo tanto mucho más terrible que el de la

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radiación externa, cualquiera que sea su fuente 11.

El hecho de que los elementos radioactivos no serepartan uniformemente y de forma homogénea en laatmósfera y en el agua, como lo demuestran investiga-ciones metereológicas, oceanográficas y biológicas,constituye un argumento en contra de la existencia dedosis inocuas de radioactividad,

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El camelo de las dosis admisibles

Uno de los argumentos favoritos de los pronuclea-res es el de que a cierto nivel mínimo la radiación noperjudica. Se elaboraron, partiendo de esta base, unaserie de umbrales que determinaban cual era la dosisadmisible e inocua, el único problema es que la basees errónea y lleva a conclusiones absolutamente dipa-ratadas. Por ejemplo, según esto se han establecidodosis admisibles para el público en general y para lostrabajadores de la industria nuclear, estos últimos po-drían soportar seis veces más radiaciones que la gentecorrientev, de lo que se deduce que los trabajadoresnucleares son una raza de superhombre s antiradioacti-vos.

Por otra parte, las dosis admisibles varían según lanacionalidad. Así, los ingleses sólo podían soportardosis anuales de 0,5 rems al año en 1959, mientrasque los americanos sólo podían aguantar dosis anualesde 0,05 rems anuales'», es decir, que los ingleses pare-cen ser cien veces más resistentes a las radiaciones io-nizantes.

Desde que se establecieron, las dosis máximas ad-misibles han sufrido un notable ajetreo. Por ejemplo,en Inglaterra, para los trabajadores nucleares estas do-sis eran de 52 rems al año en 1925, en 1934 ya sóloeran de 36 rems, en 1950 se quedaron en 15 rems yen 1957 se situaron en 5 rems. Parece ser que nues-tros antepasados poseían una excepcional resistencia alas radiaciones que ya hoy no se encuentra en nuestrageneración.

Además de estas absurdas conclusiones, las dosisadmisibles carecen completamente de fundamento

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biomédico, como ya han admitido los propios organis-mos oficiales. El C.I.P.R. (Comisión Internacionalpara las Protección contra las Radiaciones Ionizantes)reconoce que «este umbral proporciona una latitud ra-zonable para la expansión de los programas de la ener-gía atómica en un porvenir previsible. Este límite norepresenta más que un balance aproximado entre elprejuicio posible y los beneficios eventuales que justifi-can la exposición»!'. Es decir, que los tecnócratas handecidido que los cánceres y las malformaciones congé-nitas son aceptables, pero que «esta carga suplementa-ria parece justificada si se consideran las ventajas pro-bablemente cada vez mayores que se sacarán de la ex-tensión y de la aplicación práctica de la energía atómi-ca»IS.Podemos preguntarnos para quién serán las ven-tajas y a quién le parece aceptable. Como siempre seintenta responsabilizar a todo el mundo de las decisio-nes tomadas por los tecnócratas para que los indus-triales obtengan beneficios exorbitantes.

Se admite pues como postulado que la humanidaddebe aceptar los riesgos de una elección tecnológicahecha de antemano. Elección tecnológica que es tam-bién una elección político-económica en la que los pe-ligros que corre la humanidad se han colocado en labalanza con las supuestas ventajas del desarrollo ató-mico, como ellos mismos reconocen: «Tenemos quetomar una decisión arbitraria acerca de cuanto dañoes el que vamos a permitir. No se trata de un hallazgocientífico sino más bien de una decisión adrninistrati-VID> -reconoce el Laboratorio Radiológico Naval delos Estados Unidos 16.

En realidad el nivel de daños tampoco está claropara la Comisión Internacional: «No se puede realizar

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un balance exacto de los riesgos y de las ventajas, puessería preciso para ello realizar una apreciación cualita-tiva de los daños biológicos eventuales y de las venta-jas probables que actualmente es irrealizable, Si se fija-se una dosis menor, se derivarían restricciones inacep-tables» 17. En resumen, los tecnócratas han decididocomprometer el futuro de la especie humana, alterarsu dotación gen ética y aumentar la ya creciente tasade cánceres para favorecer el desarrollo de la industrianuclear. Bajo el difraz de una elección técnica y cientí-fica se oculta una vez más una decisión política y eco-nómica realizada por un puñado de locos.

Sin embargo, muchos científicos se han alzado con-tra semejante disparate. Incluso algunos que original-mente trabajaban para la industria nuclear han deser-tado horrorizados ante la irresponsabilidad asesina desus patronos. Un buen ejemplo de ello es el estudiorealizado por el Dr. J. W. Gofmam, Profesor de FísicaMédica de la Universidad de California y Director delLaboratorio Livermore de la CE.A. y el Dr. ArthurTamplin. En 1963 fueron encargados por la CE.A.para realizar estudios sobre los problemas de contami-nación ambiental derivados del uso de la energía nu-clear. Sus conclusiones contrariamente a lo que espe-raban la CE.A. y la industria nuclear fueron una au-téntica bomba. Según ellos si toda la población ameri-cana fuese expuesta a la dosis aceptable se produciríancomo mínimo 32.000 muertes adicionales por cáncercada año. En consecuencia, los autores proponían unainmediata reducción de la dosis considerada comoaceptablev, reconociendo a la vez que no existía dosisinocua para la salud. Por supuesto, esta propuesta, quelesionaba gravemente los intereses industriales fue

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combatida encarnizadamente por estos. Existen otrosestudios similares como el de la Academia de Cienciasde los Estados Unidos, según el cual, si toda la pobla-ción fuese expuesta a una dosis de 0,17 rems año (do-sis muy inferior a la admitida) que es 0,5 rems/año, lamortalidad por cáncer aumentaría en un 4,9% y la deleucemia en un 8,Tt. Se producirían entre 3.000 y15.000 cánceres adicionales al año y entre 100-1.800anomalías genéticas solamente en la primera genera-ción. Esta estimación de la Academia ha sido conside-rada por otros autores como muy optimista. 19.

Numerosos científicos coinciden en negar rotunda-mente la existencia de la dosis mínima aceptable, apar-te de los argumentos ya vistos citemos por último laopinión de H. Marcovitch, Profesor de Genética de laUniversidad de Orsay: «para los efectos genéticos ysomáticos no tenemos ninguna indicación de que pue-da existir un umbral. Actualmente, la hipótesis máshonesta es admitir que no hay umbral, que hay lineali-dad totabs-".

Pero no hay que extrañarse de que las propuestaspara reducir las dosis admisibles sean combatidas.Karl Morgan (Director durante treinta años del De-partamento de Física de la Salud en el LaboratorioNacional de Oak Ridge y presidente de las comisionesInternacional y Americana de Protección contra lasradiaciones) ponía el dedo en la llaga cuando afirmabaen un artículo publicado en el «Bulletin of AtomicScientists»: «Si (como solicita la Academia Nacionalde Ciencias) reducimos en un factor diez la actual do-sis máxima admisible, dudo seriamente que muchascentrales nucleares pudiesen continuar en funciona-miento»21.

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Múltiples estudios han demostrado en la prácticaque dosis inferiores a las admitidas como tolerableshan empezado ya a causar sus siniestros efectos asesi-nando impunemente a miles de personas. En este con-texto resulta particularmente criminal la propuesta deaumentar la dosis que puedan recibir los trabadores dela industria nuclear hecha por el I.C.P.R.22.

Muera seguro trabajando en la industria nuclear

No existen evidentemente estudios sobre los efectosde los vertidos radioactivos en el mar, pero sí existensobre los peligros para los trabajadores de la industrianuclear. Es preciso destacar que estos trabajadores es-tán rigurosamente controlados con dosímetros quemiden la tasa de radioactividad recibida para que éstanunca sobrepase la «dosis segura», mientras que en elcaso de los vertidos marinos es absolutamente imposi-ble controlar la dosis de radioactividad que recibe us-ted cuando se come un plato de mejillones a la vina-greta. Uno de los estudios más completos fue realiza-do por Mancuso sobre una población total de 35.000personas que habían trabajado entre 1944 y 1972 en laCentral de Hanford. Analizó las causas de muerte de4.032 personas y la dosis de radiación que cada unahabía recibido. En el trabajo colaboraron Alice Ste-ward, Profesor en Birmingham, pionero de la epide-miología del cáncer y el estadístico Georges Kneale.Los resultados fueron los siguientes: el efecto cancerí-geno de las pequeñas dosis de radiación aparecían en-tre diez y veinticinco veces más elevado que en las hi-pótesis que habían servido para establecer las dosis

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umbral. Una irradiación cinco veces inferior a la dosisconsiderada como admisible suponía entre siete yocho mil cánceres adicionales por millón de personas.La dosis con doblé riesgo de contraer un cáncer eramenor de la mitad de la dosis considerada como segu-ra. Estas conclusiones derivaban del análisis de loscánceres producidos en los antiguos trabajadores-c.

La respuesta de las autoridades no se hizo esperar;no renovaron el contrato del Dr. Mancuso y le priva-ron de sus medios de trabajo. Y no es porque estos re-sultados fueran nuevos, ya en 1974 el Dr. Samuel Mil-ham había realizado un estudio independiente porcuenta del Gobierno Federal que mostraba cómo lafrecuencia de cánceres en antiguos trabajadores eraanormalmente elevada, a pesar de haber estado ex-puestos a dosis muy inferiores a las consideradascomo inofensivas. Este trabajo fue silenciado y los es-tadisticos oficiales acostumbraban a presentar todoslos años un informe tranquilizador eleborado a basede datos fragmentarios.

Otro estudio fue el realizado por el Dr. Najarian dela Facultad de Medicina de Boston en los trabajadoresde Portsmouth (astillero nuclear). A pesar de que laMarina le negó el acceso a los ficheros médicos, Naja-dan consiguió seleccionar en las actas de defunciónestatales las pertenecientes a 1.772 trabajadores falle-cidos. El exceso de defunciones por cáncer era de un75%con relación a la mortalidad general del resto dela población. Especialmente claro fue el aumento deleucemias: 459%más elevado.>.

El aspecto más destacable que se deduce de estosestudios es que los trabajadores están tan protegidoscontra los efectos nocivos de las radiaciones por los

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dosímetros, como si en vez de estos aparatos llevasencolgada una zanahoria. Y si esto sucede con personassupuestamente controladas con rigor, podemos pre-guntarnos qué sucede con la población en general>,

En la localidad de Gardfield, Montana, cerca de lacentral nuclear se producen 600Z más leucemias y230Z más abortos que la media nacional americana.Otro estudio realizado en Charleroix, Michigan, dondese encuentra instalada otra central, arrojó los siguien-tes aumentos de enfermedades con relación al restodel Estado: 49% más de mortalidad infantil, 18% másde mortalidad en mujeres embarazadas, 400Z másmuertes por leucemia, 15% más muertes por otros cán-ceres, 230Z más de malformaciones genéticas26•

Estos últimos datos se refieren a centrales en «buenestado», es decir, que su funcionamiento está cataloga-do como no contaminante. En casos de escape ra-dioactiva oficialmente reconocidos, como ocurrió enla central de Harrisburg, la mortalidad infantil aumen-ta apreciablemente, lo mismo que la mortalidad gene-ral como demostraron los trabajos del Dr. Sternglass yel Dr. Me. Leond. Tras la publicación de este informeSternglass fué objeto de furibundas acusaciones y su-frió la destrucción de 25.000 ejemplares de su libro.Por su parte Me. Leond fué «relevado» de cargo deScretario de Salud en Pensilvania-".

Lo que nos espera

Las alteraciones que las radiaciones ionizantes pro-ducen sobre los seres humanos van desde 105 efectos acorto plazo como el descenso general de las defensas

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del organismo, a los efectos a largo plazo sobre las ge-neraciones futuras (mutaciones genéticas) pasando porla inducción de cánceres y el envejecimiento precozdel individuo. Sin embargo, estas alteraciones son difí-ciles de reconocer y de imputar a la contaminación ra-diactiva por varios motivos:- Los efectos no se pueden distinguir de otros análo-

gos producidos por diversas causas.- El tiempo que tardan en aparecer muchas de estas

alteraciones puede ser extremadamente largo (dece-nas de años para los cánceres y centenares de añospara las mutaciones genéticas).

- Algunos de estos efectos pueden transmitirse a lasgeneraciones futuras con el consiguiente deterioro alargo plazo del patrimonio hereditario de toda la es-pecie humana.

- Los efectos de las bajas dosis de radiación recibidasse acumulan progresivamente en el organismo.

- Existen personas especialmente sensibles a las radia-ciones, niños, enfermos alérgicos, etc.Uno de los efectos de la radioactividad que menos

se suelen tener en cuenta es la reducción de la capaci-dad defensiva del organismo. Las células de la sangredisminuyen, empezando por los glóbulos blancos. Es-tas modificaciones se producen con dosis muy bajas deradiación (5 rems). Este hecho es de la mayor impor-tancia pues condiciona una mayor susceptibilidad delorganismo a padecer infecciones de cualquier tipo. Asílo que para un sujeto normal podría ser una infecciónsin importancia, para una persona cuyas defensas sehallen alteradas por las radiaciones ionizantes podríaser mortal. Sobre estudios estadísticos cuyo valor aúnno ha podido ser contestado, Steward ha observado

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que la mitad de los leucémicos mueren antes de que suenfermedad haya podido ser diagnosticada. Mueren detodo tipo de infecciones debidas al descenso de sus de-fensas (debilitamiento del sistema inmunitario). Así,por ejemplo, un niño leucémico cuya esperanza devida es de un año, corre tres veces más riesgo de mo-rir de neumonía que un niño norrnal-". Hay que teneren cuenta que otros agentes también producen estedescenso de las defensas y que algunos son de uso co-rriente como los medicamentos antireumáticos, anti-histamínicos, los sicotropos (tranquilizantes), los hip-nóticos y barbitúricos, los antihipertensivos, etc. Porlo tanto, la radioactividad, venga de los residuos mari-nos o de cualquier otra fuente, no sólo puede matar-nos de cáncer, sino también de gripe o de cualquierotra infección corriente.

La aparición de cánceres es junto con las alteracio-nes genéticas el peligromás importante de la exposi-ción a radiaciones ionizantes, especialmente a las debajas dosis. Los cánceres más frecuentes son las leuce-mias, cánceres de la sangre. Diversos estudios realiza- .dos por Steward, Bross y Rosewell han demostraa6 ~que se producen entre tres y treinta leucemias suP~._mentarias por cada 10.000 nacimientos por cada re~ -:,(una radiografía proporciona una dosis de 0,2 a 0,8rems). Pero además, encontraron que los niños conenfermedades alérgicas eran tres o cuatro veces mássensibles a las radiaciones. Entre los niños asmáticb~irradiados antes de su nacimiento, la tasa de leucemiase multiplica incluso por cincuenta. Como de costum-i.re este programa de investigación ha sido suprimidoigual que el de Mancuso. Las radiaciones también pue-den producir otros cánceres que desgraciadamente no

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se pueden distinguir en nada del resto.No existe un nivel de radiación por debajo del cual

no se observen efectos, es decir, cualquier dosis pormuy débil que sea, comporta un riesgo de que aparez-can mutaciones. Hay que tener en cuenta, además,que el efecto de las radiaciones se acumula cualquieraque sea el intervalo que las separe. El problema funda-mental de la inducción artificial de mutaciones es quehay que pensar en una población de millares de indivi-duos y durante varias generaciones. Un efecto auquemínimo a escala inmediata puede tener repercusionescatastróficas a largo plazo, pues toda mutación acabapor manifestarse tarde o temprano. Como dice el bió-logo Jean Rostand «no existe umbral de nocividad ypor consiguiente toda exposición a las radiaciones io-nizantes por muy ligera que sea aumenta la tasa demutaciones y me apresuro a subrayar que mutación enel caso de la especie humana es en un 99%sinónimo demutación de carácter monstruoso o enfermizoe-", To-dos los genetistas admiten hoy que la única dosis queno comporta un riesgo mutágeno es la dosis cero.

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VERTIDOSEN EL MAR

Una vez superadas todas las barreras autojustificato-rías, el principal problema para la industria nuclearcomienza en el momento de deshacerse de los resi-duos. Inicialmente los residuos eran almacenados enbidones metálicos, posteriormente se utilizó el metodode encerrados en cemento, y en vista de los sucesivosfracasos se ha procedido al ya mencionado método devitrificarlos, La búsqueda de lugares idóneos paracrear cementerios nucleares se ha convertido en au-téntico quebradero de cabeza para los gerentes del ne-gocio nuclear. Nadie quiere tener los vertidos cerca desu casa. Por ello que se utilizó inicialmente el métodode arrojado en alguna de las diecinueve fosas marinasexistentes con profundidades mayores de 7.000 me-tros, con la insana esperanza de que difícilmente sepodría hacer una comprobación posterior del estado

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de los residuos.Es muy importante destacar que este procedimiento

de vertidos marítimos fue abandonado por los ameri-canos, pioneros en la energía atómica desde el iaño1959!. Actualmente los métodos empleados en los Es-tados Unidos sólo admiten el enterramiento (con muyserias dudas) en minas de sal. Sólo los países europeosjunto con la Unión Soviética siguen practicando el yadesechado de arrojarIos al mar.

Como no sólo era la industria nuclear la que vertíasus desechos en el mar, los estados ribereños delAtlántico Norte intentaron reglamentar este procedi-miento ya convertido en práctica común firmando laConvención de Oslo el 15 de febrero de 1972, la cualtomó carácter universal, salvo para Francia, mediantela Convención de Londres el 29 de Diciembre de1972. Esta Convención prohibía la inmersión de pro-ductos catalogados como peligrosos (plásticos, mercu-rio, cadmio), sometiendo a permisos muy específicoslos considerados «menos» peligrosos (arsénico, plomo,cobre, zinc).y similar procedimiento para la inmersiónde cualquier sustancia o producto industrial. A partirde esta Convención, ratificada por veinte estados el 30de agosto de 1975, la Organización Intergubernamen-tal consultiva de la navegación marítima añadió a laya larga lista, ciertos hidrocarburos pesados así comolos desechos radiactivos de alta actividad. Estas prohi-biciones no han tenido ninguna eficacia, la industrianuclear se ha saltado a la torera todos los tratados in-ternacionales. Sin el más mínimo disimulo sólo unaño mas tarde de firmarse los tratados, la Agencia dela O.C.D.E anunciaba que durante dos meses, junio yjulio de 1976, 6.700 toneladas de residuos radiactivos

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en recipientes de hormigón fueron sumergidos porBélgica, Holanda e Inglaterra. Las primeras inmersio-nes experimentales europeas habían tenido lugar en196 7 tras cinco viajes realizados por el navío Topaz.Los vertidos no sólo no han cesado, sino aumentadoen cantidad y frecuencia hasta llegar a situaciones es-candalosas al verter frente a las costas gallegas desa-fiando abiertamente a la opinión pública internacionaly oponiéndose a la voluntad del pueblo gallego.

Los vertidos en el mar

Veamos alguno de los peligros que este procedi-miento tan fácil de deshacerse de los residuos crea.

1> No existe ninguna garantía de que los antiguos ni los ac-tuales contenedores retengan su mortifera carga por espaciostan prolongados de tiempo.

En septiembre de 1970, el comandante J. Cousteaupresentó ante el Consejo de Europa las pruebas obte-nidas en el curso de unas observaciones realizadas endepósitos de bidones de residuos radioactivos france-ses en el Atlántico. Los análisis demostraban que ungran número de estos bidones no habían resistido lapresión y se encontraban abiertos: «Los hemos foto-grafiado abriéndose y cerrándose como ostras», decla-ró Cousteau.

Las autoridades americanas observaron desde 1961que sobre cien recipientes, sumergidos a lo largo de lacosta de California, solamente cuatro se manteían in-tactos a una profundidad de 2.000 m. Esta observa-

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cron limitó automaticamente la capacidad de inmer-sión a sólo e! 5%de los efluentes radioactivos menospeligrosos de la industria americana 30.

En 1976, la E.P.A. (Environmental ProtectionAgency), una especie de Ministerio de! Medio Am-biente en los EE.UU., contrató los servicios de dosimportantes organismos oceanográficos para explorarmediante submarinos los depósitos de residuos ra-dioactivos del Atlántico y e! Pacífico. Estos depósitosse formaron por inmersiones masivas de residuos rea-lizadas entre 1954 Y 1956, a profundidades de 3.000m; en total se sumergieron 45.000 bidones. Los resul-tados de esta exploración arrojaron que un mínimo de15.000 bidones estaban totalmente reventados. Lasmuestras tomadas en la zona demostraron que e! nivelde radioactividad de las aguas era cinco veces superiora la dosis de seguridad>',

Igualmente es conocida la película obtenida por latelevisión holandesa que muestra un contenedorabriéndose por efecto del choque con la superficie delagua y vertiendo su contenido-s.

Pero veamos que dicen al respecto los propios res-ponsables. Jhon Lewis, Director Adjunto de la Divi-sión de Tecnología Química de Harwell afirma: «Loscontenedores arrojados al mar para quedar deposita-dos en el lecho marino no están diseñados para evitarque e! agua de mar alcance e! material contaminado.Esto es un error muy corriente. Su objetivo es hacerque los residuos lleguen sin problemas al fondo de!mar. En efecto, cuando e! Organismo Internacionalde Energía Atómica decide qué tipos de residuos nodeben ser arrojados al mar, asume desde el primermomento que de los contenedores va a escapar la ra-

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dioactividad y que ésta va a alcanzar los fondos mari-nos. Nos encontramos ante una evaluación extraordi-nariamente conservadora del peor casoposible, por cuan-to en general, los contenedores durarán varias décadasy los materiales radioactivos tienden a disolverse muylentamente (...) Los contenedores tienen sin embargo,que llegar al fondo intactosx=. Sin comentarios.

El mismo autor afirma que sólo en 1981 se arroja-ron al mar 2.100 curios de emisiones alfa; aproxima-damente 39.000 curios de tritium y 70.000 curios deotros emisores beta y gamma.

Tampoco hay que esperar a que los vertidos se ex-pandan sin llegar al fondo. En lo que concierne a lapretendida estanqueidad de los contenedores tenemosel caso denunciado por la CFOT (Sección de energíaatómica). En el transcurso de un viaje destinado alvertido de residuos, una inspección de rutina detectóla existencia de contaminación radioactiva en una delas bodegas del barco: 50 veces superior a la admisibleen el aire. Solución: se abrieron las escotillas, se aireóla bodega y a la hora prevista se procedió a la inmer-sión de los residuos. Misión cumplida.".

[> No es cierto que los materiales radiactiuos se mantengan in-móviles en elfondo. Por muchas garantías que rfrezca la fosa.

Los oceanógrafos saben que las grandes corrientesmarinas movilizan las aguas más profundas. La co-rriente descubierta por Townsend Cromwell en 1951,tiene un curso de 6.000 km recorriendo el fondo delPacífico Central con un caudal muy cercano a la mitaddel que tiene el Gulf Stream. El Gulf Stream mo~iliza

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4 mil millones de toneladas de agua a la velocidad de8 Km/h. La corriente de Humboldt remonta la costaoccidental de América del Sur, y el Kuro Sivo la delPacífico Norte.

Los fondos marinos están pues en lento pero cons-tante movimiento.

Por otro lado existen corrientes profundas de turbi-dez. <<Aeste respecto, se puede citar un caso clásico enoceanografía. El 18 de noviembre de 1929 se produjoun maremoto al sur de Terranova, fenómeno en prin-cipio superficial y que poco puede afectar a las 'fosassubmarinas. Sin embargo, cables telegráficos submari-nos, eleborados para durar siglos, se rompieron suce-sivamente, comenzando por los más cercanos y aca-bando por los más profundos. Los últimos cables enromperse lo hicieron trece horas después del maremo-to, a más de 550 Km de distancia del epicentro. Segúnse supo después, el movimiento submarino había pro-vocado un alud o corriente de turbidez, formado porrocas, grava y fango, que recorrió una enorme distan-cia. Unos contenedores en mal estado y corroídos porel agua del mar, mal podrían soportar el embate deuna corriente de turbidezs»,

I> Los residuos radiactivos pueden llegamos por otros procedi-mientos desde el fondo de las fosas marinas.

- Por medios físicos, especialmente difusión y co-rrientes verticales.«Si los residuos alcanzan más temperatura que el me-dio circundante, por su actividad nuclear, pudierandarse incluso corrientes de convección ascendentes.

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En cualquier caso el resultado sería una amplia disper-sión de la radioactividad, tanto horizontal como verti-cal. Se suele 'olvidar que el mar, incluso a gran profun-didad, contiene organismos vivos, y esto implica untransporte, débil pero constante, de oxígeno y nu-trientes por medios físicos. La biosfera está en perma-nente movimiento y sometida a un perfecto procesode mezcla y homogeneizado»>.

Múltiples sondeos han demostrado que los océanosestán formados por una capa oxigenada de unos 1.000metros apta para la vida, una capa intermedia no oxi-genada, y otra profunda oxigenada destinada a remon-tarse a la superficie y apta para la vida (Bogorov yKreps, en 1958, encontraron en la fosa de las Tonga,a 10.816 m de profundidad, gusanos, moluscos bival-vas, gasterópodos y placton). La capa superficial reco-rre en un año el bucle de las grandes corrientes circu-lares con franjas de dispersión y concentración localesya comprobadas en las mareas de petróleo. Las aguasprofundas cubren el trayecto entre el Artico y elEcuador con un período de 300 a 1500 años según losautores-",

Investigaciones realizadas en la fosa de Gascognehasta 4.400 m de profundidad confirman las hipótesisanteriores. Se han localizado valores significativos detritio a profundidades que deberían poser una ausenciaabsoluta de movimientos detectables. «De hecho, lascaracterísticas hidrodinámicas y de esta región permi-ten considerar que la existencia de corrientes de turbi-dez en masas de agua profundas, marcadas por las in-fluencias superficiales, es permanente y se extiendehasta el nivel del sedimento rnarinos-".

Estas consideraciones ponen en evidencia la falta

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de lucidez de los gerentes del átomo, al pretendercomo el avestruz ocultar la responsabilidad en el fon-do de los mares. La dispersión universal de los isóto-pos radioactivos les alcanzará de nuevo en su casa, oal menos a sus descendientes.- Por medios biológicos.«Esto implica una concentración a través de cadenasalimentarias o, en otras palabras, acumulación en or-ganismos filtradores, que son comidos por depredado-res, que a su vez son comidos por superdepredadores.En cada uno de estos escalones, los radioisótopos delarga vida tienden a concentrarse cada vez más. Losmovimientos verticales de peces pelágicos, tema en elcual se investiga intensamente en la: actualidad, hacenque especies típicas de gran profundidad puedan en-contrarse ocasionalmente cerca de la superficie. Porotra parte, los movimientos horizontales de grandesdepredadores pelágicos (atunes, tiburones) tambiénpueden transportar su carga radioactiva a través demiles de kilómetros. El doble proceso de concentra-ción y transporte es causa de que los residuos nuclea-res aparentemente olvidados en una fosa submarinapuedan aparecer en las costas de cualquier país»>",

C> ¿Los residuos Ifegan realmente a uerterse enfosas marinas?

Noviembre de 1976. El comunicado cotidiano a losnavegantes de origen británico difundido por el Servi-cio Hidrográfico de Brest incluía un parte cuando me-nos sorprendente: «Un recipiente que contiene sustan-cias radioactivas se ha perdido entre 56° 38' N, 0° 55'E. En caso de que sea atrapado por alguna red, no

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izarlo a bordo y remolcarlo al puerto más próximodespués de haber alertado a las autoridades locales.Dimensiones: 2,40 X 1,80 X 1,20 metros. Color azulclaro» 11. Nunca fue encontrado. No sólo vierten dese-chos radioactivos en el mar, es, que además los pier-den.

Hechos como éste son relativamente frecuentes,también en 1976 los pescadores de la localidad deGranville atraparon en sus redes un contenedor idén-tico a los descritos. Las autoridades locales jamás die-ron ninguna explicación. Técnicos anónimos lo reco-gIeron.

En todo este trabajo hemos estado manejando fuen-tes y datos supuestamente verídicos, hemos hecho sis-temáticamente referencia a los informes oficiales y alas agencias e instituciones directamente responsablesde cada proceso. ¿Quién nos garantiza que los datosdeclarados no están muy por debajo de la realidad,cuando sistemáticamente la industria nuclear ha viola-do la propia legislación internacional en reiteradasocasiones? A través de los medios de comunicaciónhemos asistido a un espectáculo esperpéntico. Una in-terpelación formal del Gobierno Alemán sobre el ac-tual paradero de la dioxina vertida en Seveso. Nadiesabe donde se encuentra. Tres Estados implicados setiran la pelota. ¿Quién nos garantiza que este mismosistema no es ya una práctica habitual para la AgenciaInternacional de Energía Atómica?

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NOTAS

1. Informe CFDT. Dossier Elearonudeaire Seuill

2. Bemard L. Cohen. La eliminación de los residuos radiactiuos.Rey. Cientific American.

3. Aurora Moreno. El problema de los residuos radiactioos Al-falfa Extra Nuclear Barcelona 1977.

4. Philipe Reine. Armes nudeaires et ¡usées Vol V - «Le pro-bleme atornique» - Paris 1974.

5. Jean Pignero. Plutonio, una muerte odiosa P.R.!. N° especial.

6. J. Baumier. .Aspeas techniques et économiques des centrales nu-tleaires. ATEN.

7. Jean Pignero op. cit.

8. René Dumont. Utopia o Muerte. Monte Avila Editores ..

9. Pierre Pizon. Manuel du biologiste antinucJeaire. P.R.!. n° es-pecial.

10. Groupement des Scientifiques pour l'infonnation sur l'e-nergie nucleaire. ElectronucJeaire Danger. 1977 Seuill.

11. Alfredo Embid. Algunos coartados de los modernos prometeos.Transición n" 21 1980.

12. P. Pizon. Les regles medicales et legales de la protection contr«les r~one11lents ionisants.

13. Rey. Fracture. Dossier NucJeaire. n" 4. Paris.

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14. Pierre Samuel. Ecologie detente ou cic/e infernal. Union Ge-neral d'Editions 10-18.

15. Rev. Fracture op. cit.

16. Boletin del Laboratorio Radiológico Naval de los EE.UU .. Citado en el P.RJ.

17. Recomendaciones del C.P.R.I. de 1959 n" 19-17

18. Varios autores. Nuestro mundo en peligro. DOPESA

19. Eduardo Rodrlguez Farré. Incidencia de la industria nuclearsobre la población. Rev. Mientras Tanto n" 1 Nov. Dic.1979.

20. Informe CFDT op. cit.

21. Michel Bosquet. La Muerte a pequeñas dosis. Rev. Ozonon" 46.

22. Your Health at risk. Enero 1982. Radation and health i,gor-mation. Traducido al castellano por la FAT (Ap. 46177Madrid).

23. Philipe Dufetelle. Tesis doctoral de medicina 1979. Univer-sidad de Toulouse,

24. op. cit. 19, 21, 22. Revista Jano n" 336 - Panorama mé-dico.

25. A. Embid. Lo que no le han contado sobre el cáncer. Libros deIntegral. Barcelona.

26. C. Eisman, N. Castaño. En España también contaminan.Rev. Ciudadano Junio 1979

27. A. Embid. op. cit. 25.

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28. Michel Bosquet op. cit.

29. op. cit. 19

30. Manuel du Bioiogiste anti-nucleaire. P.R.!. 1978.

31. El problema de los residuos radiactivos, Alfalfa, extranuclear. Barcelona.

32. Ramón Muñoz Chápuli. Aspectos oceanográfirosy bioiógi(osde ios vertidos nucleares. El Pais.

33. John Lewis, Energía Nuclear y Medio Ambiente. ATOM,publicación oficial de la Agencia de Energía Atómicadel Reino Unido. N° 229. Septiembre 1981.

34. op. cit. 1

35. op. cit. 32

36. op. cit. 32

37. op. cito 30

38. P. Ch. Leveque. Pbenomenes Geoiogiques et 5tockage des Pro-duits de Fission. Laboratoire de Radiogéologie et de Mé-canique des Roches, Burdeos.

39. op. cit. 32.

40. op. cit. 30.

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