PolticaAlvarito lee discurso indito y desconocido de Trujillo sobre matanza de haitianos de 1937 4 de Septiembre del 2013

Rafael Lenidas Trujillo emitiendo un discurso (foto de archivo).

RedaccinEl comentarista de El Gobierno de la Maana ley este mircoles una carta enviada por el historiador Euclides Gutirrez Flix, que contiene un discurso del extinto dictador Rafael Lenidas Trujillo refirindose a la matanza de haitianos que se produjo en 1937.

En la carta se especifica que Trujillo emiti este discurso, de manera improvisada, en noviembre de 1939, en Santiago, ante una promocin de nuevos doctores en derecho, graduados de la Universidad de Santo Domingo.

A continuacin el discurso del dictador Trujillo en 1939 sobre la matanza haitiana:

Si mis manos se han manchado de sangre, ha sido para salvar de la haitianizacin del pas a la generacin de ustedes. Dentro de 50 aos, la ocupacin pacfica del territorio nacional por parte de Hait significa para ustedes que los haitianos podrn elegir autoridades dominicanas, podrn poner y disponer, podrn mandar a Duarte y los trinitarios al zafacn de la historia y anular para siempre sus ideales y su abnegada lucha, los cuales (ideales y lucha) no tienen ningn sentido para los haitianos.

Estancados en su error, los haitianos piensan que este lado les pertenece y como ven que somos gente decentes y pacficos, mansos vecinos que nunca en la historia les hemos invadido, creen que pueden venir aqu a hacer y deshacer. Hace poco andaban por ah robando y matando reces a su antojo, como si fuesen animales silvestres y sin dueo o como si aqu no hubieran leyes ni autoridad, ahora han aprendido que aqu hay ley y hay autoridad.

Jvenes dominicanos, en esa gente no se puede confiar, cuiden su pas y con ms ahnco despus de mi desaparicin del escenario poltico nacional. Traten de preservar los programas de dominizacin fronteriza que yo he creado y ciertamente extindanle la mano al necesitado, concdanle incluso un rincn para vivir como ya hicimos al cederles hincha, pero no dejen que les invadan sus casas ni sus haciendas, ni su patria y mucho menos que se las arrebaten con argucias o con fuerzas. Recuerden siempre las palabras sacrosantas de Juan Pablo Duarte: Dios Patria y Libertad.