Algunas observaciones sobre la decoración cerámica en verde y manganeso, Guillem Rosselló Bordoy.

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Cuadernos de Madinat al-Zahra: Vol. 1, Año 1987. Revista de difusión científica del Conjunto Arqueológico Madinat al-Zahra (Medina Azahara).

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MADINAT AL-ZAHRA'I

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coRPoBA, t987

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SUMARIOMANUEL OCAÑAJIMÉNEZPresentación Pág. 7

o t.ar JOtrfNADAS SOBRE MADINAT AI-ZAHRA'.PONENCIAS

MANUEL ACIEN ALMANSAMahnat al-Zahra'en el urbanísmo musulmán Pág. 11

CHRISTIAN EWERTElemenfos decoratiuos en los tableros paríetales del salón ríco

de Maúnat al-Zahra' . Pág. 27

J. E. HERNÁNDEZ BERMEJOAproximacilín al estudio de las especies botánicw originariamente existentes

enlosjardinesde Mattnatal-Zahra' Pág. 67

ALFONSO JIMÉNEZ MARTÍNLos jardines de Maúnat al-Zahm' Pág. 81

ANA LABARTA - CARMEN BARCELóLwfuentes árabes sobre al-Zahra': estado de la cuestíón Pág. 93

MANUEL OCAÑA JIMÉNEZConiileraciones en tomo al próIogo de la obra oMattnat al-Zahra'.

Arquitectura y decoraciónr, de don Félix Hemández Ciménez Pág. 107

GUILLERMO ROSSELLO-BORDOYAlgunas obseruaciones sobre la decoración cerámica en uerde y manganeso Pág. 125

. ESTUDIOS

ANTONIO VALLEJO TRIANOEl baño próximo al salón de 'Abd al-Ra\man III Pág. 141

. CRóNICA DEL CONJUNTO

ANTONIO VALLEJO TRIANOCrcinica años 1985-87 ' Pá9. 169

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1.as JORNADAS SOBRE MADINAT AL-ZAHRA'

PONENCIAS

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ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE LA DECORACTóNCERAMICA EN VERDE Y MANGANESO

GUILLERMO ROSSELLó-BORDOY

n el estudio de las cerámicas de época islá-mica en uso en al-Andalus, bien por fa-

bricación propia, bien llegadas a nuestro solarpor vía comercial, hemos pasado, en unos pocosaños, de una etapa de casi absoluta ignorancia a

un momento de plétora de hallazgos que, a decirverdad, han producido como una especie de em-pacho, ante el cúmulo de materiales que, en losúltimos veinte años, han ido manifestándose, conuna regularidad asombrosa

Si volvemos la vista atrás, fue en 1967 cuan-do los hallazgos de Palma de Mallorca (1), en ca-lidad y cantidad suficiente, se unieron a los ha-llazgos clásicos de Ilbira y a|-Zahrá' (2), permi-tiendo iniciar esta etapa renovadora.

En este período, tengamos bien presente,que hemos pasado de cero (dejando de lado am-biguas definiciones) a poder identificar, al me-nos, de siglo en siglo, la producción cerámica ydesde tiempos muy recientes es factible identifi-car por anáüsis formal y temática decorativa losdiferentes centros productores.

La gran cantidad de hallazgos que Balaguer(3), Toledo (4), Valencia (5), Extremadura y Me-seta Central (6), Setefilla (7),Leida (8) y más re-cientemente Zarugoza (9) y Murcia (10) han in-corporado a los hallazgos modernos de Mallorca,nos permiten apuntar a una difusión general de

este tipo decorativo que abarca prácticamentetodo el ámbito geográfico andalusi por otro

lado su cronología parece estabilizarse en torno a

dos siglos: el X y el XL Fenómeno que en puntosconcretos del Magreb parece correr por sende-ros parecidos, al menos cronológicamente.

Estas circunstancias: gran cantidad de hallaz-gos, diferencias formales y estilísticas, nuevoscentros productores, obligan al investigador a

constantes revisiones de sus ideas y de sus plan-teamientos, pues es preciso tarntzar con cuidadola información a fin de establecer una línea deplanteamiento segura que nos permita establecerunas conclusiones válidas.

Es quiás, por esta circunstancia, que, en elmomento actual nos encontremos ante una eta-pa de balbuceos, sujeta a constantes revisiones ycambios que, para el profano puedan parecerinadecuados y poco serios, pero la investigaciónnace precisamente a partir de este momento enque los materiales, abundantes, son suficientespara contrastar opiniones, aunque un nuevo des-cubrimiento puede hundir una teoría y obligar a

reestructurar las argumentaciones de un modoabsoluto.

Sin embargo los avances obtenidos a 1o largode este período, más de veinte años de investiga-ción y la bibliografia, copiosa desde 1978, hanido aportando, grano a grano, una informaciónque permite establecer unas bases o esquemas

para determinar un encuadre morfológico, esti-lístico y cronológico de muchas manifestaciones

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e¡rqer (sezerd se¡ ep ¡3red) FturoJ opedsr Ie oleg.trlgy ap euou IO opol ep oSrq o¡ e y o13rs

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seJal e 'operoru L aprerr ua ralnced oursrleruoJfun uef,npord anb osaueSu¿u L eJqof, ep soprxguof, epeJo3ep L ocue¡q ue epeuprl'oln1 ep ecnu-preJ ep odu un oruoJ BlrrrnJep soruqrpod

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innumerables ocasiones y la ha defendido conargumentos sólidos pero discutibles, la produc-ción palatina de el-Zahrá' tuvo como medio dedifusión el constante transvase de gobernadoresde las marcas que, en época califal, pasaban de unlugar a otro con una rapidez escalofriante. Alasignar una marca fronteriza a uno de los mag-nates cordobeses el nombramiento iba acompa-ñado de dones especiales, entre los cuales le cerá-mica de lujo pudo ocupar uno de los lugares dehonor. Esto explicaría la presencia del verde ymanganeso palatino en ciudades alejadas del cen-tro de poder. La cerámica de el-Zehrá', además,

suele llevar como elemento decorativo, nom-bres de mujer, la !'áriyas del harén califal, queocuparían sus ocios decorando la cerámica Ladonación de estas obras singulares sería unamuestra más del afecto del soberano hacia sus

amigos que iban a representarle en las zonas con-flictivas. La teoría es váüda y en especial tiene unvalor poético que la arqueología no puede aten-der. Puede ser una reaüdad, sin duda, pero no es

una regla inmutable, pues las cerámicas en verdey manganeso que vamos hallando en la periferiade al-Andalus se parecen a las de al-Zahra',ttntopor su forma como por su decoración especial-mente por su técnica pero no son IGUALES, enverdad presentan semejanzas, están inspiradas ensus temas y formas, pero estilísticamente son di-ferentes. Lo cual no invalida la presencia de cerá-micas de al-Zahrá' en estos hallazgos periféricos,del mismo modo que aparecen cerámicas de Il-bira, concretamente en Mallo¡ca.

Esta circunstancia motivó que, años atrás,

propusiera la posibilidad de una expansión de las

técnicas formales y decorativas de al-Zahrá'im-puesta por motivos socio-políticos (24). Hoy talvez no acepte su validez con la fuerza con la quela planteé, pero no he conseguido pruebas queme obliguen a abandonarla. Mi hipótesis se plan-teaba del modo siguiente:

<Si en el momento de la fitrn, que pone final califato de Córdoba y da origen a los pri-meros taifas, los soberaños de al-Andalusdesmembrado, acogen bajo su amparo a po-líticos, literatos, alemas y faquíes épor qué noocurriría algo similar con los artesanos espe-cializados? (Jn buen ceramista podía tener

igual cobijo en una corte ilustrada de taifas

que un buen poeta o un calígrafo eminente>.

Creo que esta hipótesis sigue siendo válida,pero con un punto de partida concreto; entre1008 y 1036, es decir en el momento que se

produce el colapso califal y se generan los nue-vos estados taifas. En síntesis es aceptable para elsiglo XI... pero éQUE OCURRIO CON LASCERAMICAS EN VERDE Y MANGANESOhalladas en la periferia de al-Andalus, a la modade al-Zahrá', pero con elementos característicosque la diferencian de la producción palatina? yque cronológicamente corresponden al siglo X,es decir antes de la FITNA.

Esta diáspora de ceramistas tuvo que produ-cirse antes de la revolución. El wali desplazado a

la periferia por el califa pudo llevar en las acémi-las que portaban su bagaje la producción áulica,pero también pudo llevarse, como parte inte-grante de su séquito, al alfarero especialista queestablecido en Toledo, Zaragozz, Valencia, Mur-cia, Málaga, Mallorca se dedicara a reponer sus

vajillas a la moda de al-Zahra'pero con nuevoselementos propios que diferencian de un modoespecial las producciones que poco a poco a va-mos conociendo.

éCuál de los irlanteamientos será el adecua-do? Por ahora es prematuro pronunciarse. N.ece-sitamos análisis químicos de los soportes cerámi-cos, pues la composición de los barros nos daráelementos diferenciantes que permitirán definirel origen local de las arcillas. La aplicación de ladecoración, si bien es importante, queda en unlugar secundario.

La aparición de verde y manganeso en Tole-do y Valencia obügó a reinterpretar los hallaz-gos. Ahora es Murcia la que se une al grupo,hace unas semanas fiie Zaragoza, materiales queaún no he podido estudiar. Setefilla y Lérida, asícorno Benetüser han aportado cerámicas que,por el perfil de sus piezas hay que situarlas en elsiglo X, tienen un aire cordobés, pero no lo sonAsí pues considero aceptable pensar que la pro-ducción en verde y manganeso se diversificó ya,de un modo concreto, en plena época califal. Alo largo del siglo XI las producciones localesquedarían ya perfectamente definidas por sus as-pectos estilísticos.

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Dentro de este campo es quiás el caso de

Mallorca el más definitorio. Las cerámicas en

verde y manganeso salvo piezas puntuales que se

pueden adscribir a Ilbira y al-Zahrá', halladas en

Mallorca corresponde a una producción localcon un tipo de ataifor, de perfil quebrado carac-

terístico que no es frecuente en la Península La

decoración geométrico floral es profusa yo diríaque barroca, contrapuesta totalmente al esque-

matismo y sencillez propia de al-Zahrá'y dife-rente al predominio de temas zoomórficos que

caracterrzan la producción de Ilbira. En 1982 en

Toledo al celebrarse el II Coloquio Internacio-nal de Cerámica Medieval (25) pude identificardeterminadas piezas halladas en Pisa y publicadas

magistralmente por nuestras colegas GRAZIE-LLA BERTI y la recordada LIANA TON-GIORGI (26), como de producción mallorqui-na. Esta suposición tuvo un final feliz pues gra-

cias al esfuerzo común con los colegas italianos

fue posible analizar las pastas de las cinco piezas

halladas en Italia y cotejarlas químicamente con

fragmentos del testar mallorquín fechable en el

siglo XI (27).La identidad de los barros, el análi-

sis de las formas y el cotejo de los temas decora-

tivos reflejó de inmediato el origen mallorquínde estas piezas. Con ello podríamos documentarla producción en verde y manganeso en el esta-

do taifa de Mallorca.Es indudable que el proceso de análisis debe

de continuar, pues sin un estudio completo que

permita comparar los hallazgos de los diferentes

puntos que día en día, nos dan a conocer pro-ducciones locales nuestra investigación poco

tendrá de válida.Pasemos a otro tema

Los rnotivos decorativos

Antes de iniciar este apartado quiero recalcar

que me referiré al verde y manganeso sobre o

bajo cubierta, sin diferenciar las variantes que la

aplicación del vedrío decorativo, antes o después

de la capa impermeabilizante, puedan producir.Tampoco atenderé a los problemas producidos

por la técnica de cuerda seca, que uriliza también

el verde y manganeso más otros colores y que

plantea problemas similares, sin embargo el tra-

tarse de una técnica que no está representada en

r28

Mallorca (cuatro fragmentos entre varios cente-nares de piezas esrudiadas) no he tenido ocasión

de centrarme en ella y no puedo opinar sobre su

problemática.Según la magistral definición de MANUEL

CASAMAR (28) ia cuerda seca se obtiene apli-cando a la decoración cerámica la técnica del es-

malte tabicado (ocloisonneé> según la terminolo-gía habitual), los límites obtenidos con un ele-mento graso impiden el corrimiento de los colo-res que no pueden traspasar sus alveolos. La coc-ción al eliminar la grasa y vitrificar los óxidosaplicados deja la característica superficie en relie-ve, delimitando los espacios de color.

La técnica en verde y manganeso prescinde

del elemento graso para delimitar los colores. Es-

tos se aplican a pincel bajo o sobre los óxidos de

cobertura y dan lugar a una variada temática de-

corativa-El proceso de fabricación sería:

- Modelado de la pieza

- deshidratación

- cochura del soporte (labor propia del alfarero).

En estricta teoría cada aplicación de colorexige una nueva cochura, pero ésto es un artifi-cio que dudo haya sido utilizado nunca, hasta el

punto de que el apartado de deshidratación del

soporte es suficiente para dar la consistencia ne-cesaria al barro y ahornarlo con la capa imper-meable, blanca en nuestro caso a base de óxidos

de plomo o bien óxidos de estaño, aplicada sobre

el barro verde.La experiencia actual nos indica que la pieza

torneada y deshidratada recibe la impermeabili-zación y los temas decorativos ala vez y con una

cochura única es suficiente. Al menos éste fue el

proceso seguido por los alfareros mallorquines

que reprodujeron el plato de la liebre, proceden-te de Ilbira, que conserva el Museo de Mallorca.

Sin embargo entre los desechos del testar del

palacio Desbrull (29), escombrera de una alflre-ría en acción en el siglo XI aparecen piezas de-fectuosas de cochura sin indicios de vedrío algu-no: ni capa impermeabilizante ni tema decorati-

vo. Por ello no es aventurado pensar que en

aquella época eran frecuentes dos cochuras. Algosimilar se desprende del horno de Zaragoza ex-cavado por Antonio Mostalac (30).

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Compete al decorador la aplicación de losóxidos de cobertura por inmersión o aplicacióna la brocha. Pensemos que en los siglos X y XIlas cerámicas en verde y manganeso impermea-bilizan su haz en blanco, mientras el envés apare-ce en verde, melado, o amarillo, por lo general.

Finalmente el tema decorativo se traza alpincel. Los rasgos fundamentales en manganeso,que produce un trazo oscuro y los rellenos enverde.

En el caso de la decoración bajo cubierta se

invertirían los términos: primero la decoración yluego la cobertura vitrificante. Esto lleva anejoun riesgo: el corrimiento de los colores de la de-coración. Problema que no puedo tratar pues enla acrualidad los alfareros de Mallorca no 1o utili-zan. Me imagino que la pericia de un buen arte-sano obviaría estas dificultades.

La utilización de elementos vitrificantes es

antigua, al menos en época romana ya se da, ra-ramente en verdad, pero aparecen piezas vidria-das en verde monocromo. La cerárnica bizantina,tan mal conocida, utiliza el sistema y en al-Andalus lo podemos rastrear a partir del siglo X,adelantarlo al siglo anterior, me parece prematu-ro.

Formalmente el recipiente que recibe, conmás frecuencia este tipo de decoración es el atai-for o zafa (en Portugal recibe el nombre de

MALGA, resurrección afortunada de un voca-blo arcaico, en desuso hoy, que hizo José Luis de

Matos (31) al estudiar los materiales del Cerro da

Vila en el Algarve).

Los tipos formales son muy claros.ATAIFOR 0 (no constatado en Mallorca) y

que por tanto no pude introducir en mi sistema-tización. Se trata de una pieza concoide de labiosrectos, sin reborde, paredes ligeramente curvas,algo abiertas y base convexa sin ningún tipo derepie o solero. Es la forma más común de al-Zahra'y posiblemente de Ilbira aunque el perfilexacto de los ataifores de Ilbira nos sea descono-cido. Se constata en Cerro da Vila en Portugal.En Valencia no aparece y en Setefilla no se pue-de identificar con certeza, pues faltan soleros en-lazables con este tipo de bordes. Algo similar po-dría decirse de los materiales de la Alcazaba deBadajoz. Podría enlazar directamente con el tipo

característico de gran pátera tardorromana de si-gillata clara (fig. 1)

ATAIFOR I, concoide, de labio exvasado,paredes curvas, base convexa con solero muybajo y de diámetro grande. Es raro en al-Zahra',aunque exista; muy frecuente en Valencia; y enMallorca, salvo piezas importadas, no es frecuen-te. Su perfil entronca con las cerámicas chinas ysu rastro es muy f;ícil de seguir desde Persia hasta

el Atlántico entre los siglos VIII y IX. Está pre-sente en Caños de Meca y en Vascos (fr9.2)

Otra forma califal sería el ATAIFOR III querecuerda al tipo 0 pero de gran tamaño, paredescurvas bien torneadas, labio recto y solero bajo yancho, que hailamos en Mallorca y posiblemen-te en la Alcazaba de Badajoz [Jna variante conborde engrosado es frecuente en Benetüsser.

Como es lógico las variantes que puedan de-tectarse son numerosas y con toda seguridad do-cumentarían diferentes talleres o lugares de pro-ducción distintos. A este respecto quisiera hacerun inciso. Mi sistematüación cerámica ha tenidoun éxito, digamos que inmerecido, pues se refe-ría en exclusiva a la cerámica hallada en Mallor-ca, importada en algunos casos y fabricada en laIsla en la mayoría de ellos. Veo que ha sidoadoptada por muchos investigadores que la si-guen como si fuera la Biblia, lo cual es un error,un tremendo error, pues las variantes localespueden ser tan importantes que a la larga han dedistorsionar mi esquema introduciendo un sin-número de variantes y subvariantes que puedanconvertir en inoperante el esquema tipológicopropuesto. A lo sumo lo que resta es la seriacióny ésta, en algunas ocasiones ha tenido que ser re-tocada y afrnada. Como me considero inductoral pecado en muchos casos quisiera que Alláh meperdonara al inducir a error a los nuevos investi-gadores que tan amablemente me siguen y acep-tan a pies juntillas mis teorías.

Los tipos II y IV corresponderían a formasdesarrolladas a lo largo del siglo XI y tal vez has-ta inicios del siglo XII. En el XIII y XIV los atai-fores no serán más que modificaciones de loscinco tipos básicos hasta hoy identificados.

El tipo II corresponde a un vaso abierto, deperfil quebrado: paredes rectas con reborde queenlazan con la base curva que tiene un solerobajo y ancho. Es una forma africana que tendrá

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Page 11: Algunas observaciones sobre la decoración cerámica en verde y manganeso, Guillem Rosselló Bordoy.

sn mayor desarrollo en Mallorca (32) y se halla

presente en Valencia (33), esporádicamente la

vemos en Setefilla y Mértola (34), pero sus va-riantes más conocidas hay que buscarlas en elnorte de Africa (35): Túnez y Qayrawán (figs. 3

v 4).

La decoración califal está representada por las

dos técnicas bien definidas hasta hoy: al-Zahrá':austera, simple, ocupando una faja central o unreducido espacio de la superficie a decorar que-dando amplias zonas en blanco. Los temas son

también muy simples: epigráficos, rectilíneos,vegetales y geométricos. De momento la únicainformación publicada es la de Pavón que peca

de excesivamente esquemática (36). Faltan los

elementos zoomórficos o son muy escasos; sin

embargo las firmas de los decoradores son muyfrecuentes.

En Ilbira (aunque las piezas genuinas de llbi-ra sean muy pocas), el tema decorativo tiende a

ocupar todo el espacio. El zoomorfismo de Ilbiraes de una fantasía y calidad insuperable.

Por ahora los centros arqueológicos que hap

proporcionado decoración en verde y mangane-so son los siguientes:

- Cerro da Vila en el extremo atlántico conelementos atribuibles a al-Zahrá'y a Ilbira.

- Mértola en el Guadiana presenta las mis-mas características si bien hay grandes importa-ciones norteafricanas.

- Setefilla con decoración geométrica y ve-getal sin raíces en lo de al-Zahrá'y con una cro-nología inestable.

- Toledo con elementos decorativos pro-pios enraizados en lo cordobés, con un predomi-nio excepcional de la cuerda seca.

- Alcalá de Henares.

- Badajoz.

- Gormaz.

- Vascos.

- Talavera.

- Valencia con elementos propios y cordo-beses.

- Benetüsser con elementos propios y for-mas cordobesas ya evolucionadas a consecuencia

de la aparición del repie y los bordes engrosados.

- Lérida con elementos propios y,

- Pisa que recoge la producción de todos los

\32

centros productores: Egipto, Norte de Africa,Mallorca, al-Andalus peninsular.

Los recientes hallazgos de Murcia y Zaragoza

que aún desconozco amplían el cuadro de una

forma muy extensa y no hacen más que confir-mar la dispersión de los productores y que esta

dispersión puede ser bastante antigua-

ParaJ. Zozaya (37) que conoce perfectamen-te los hallazgos de la meseta entre Duero y Tajo,la hipótesis monogenista de un centro productorcon una ampüa capacidad de difusión no puedeser aceptada y se decanta hacia múltiples centrosproductores, de ámbito local a veces restringido,muy restringido, donde, esporádicamente existela posibilidad de encontrar un elemento temáticaprocedente de al-Zahrá'o de llbira, bien sea im-portado, bien sea imitado. A este respecto es

muy útil su último hecho en colaboración conM. Retuerce.

Quisiera tan sólo añadir algunos comentariossobre la producción mallorquina del XI aplicadabásicamente al ataifor ripo II, con urtlts caracte-rísticas especiales basadas en un barroquismoexagerado. Elementos geométricos enlazados

con temas vegetales y florales ocupan toda la su-perficie a decorar, con una tendencia al <horrorvacui>. Se mantiene el esquema en cruz, de raízcordobesa, pero sobrecargado de elementos y es

característico en las paredes la alternancia de tra-zos verticales agrupados por colores.

Entre estas piezas mallorquinas destacan las

fastuosas representaciones de barcos, definidas

por dos ataifores hallados en Pisa, correspon-diente a la serie recientemente autenticada, que

nos aportan un documento gráfico excepcional

que incide en la arquitectura naval y que no es elmomento glosar.

El decorado en verde y manganeso, del mis-mo modo que aparece de súbito, desaparece y, alo largo del Siglo XII coincidiendo con la hege-monía de las soberanías africanas: almorávidesprimeró, almohades luego, observamos uneclipse casi total en la decoración del servicio de

mesa. Esto 1o he intehtado explicar a través de la

austeridad islámica, renacida con el acceso al po-der de estos movimientos integristas que predi-can, y predican con la fuerza de las armas, un re-torno hacia lapureza coránica primigenia.

Page 12: Algunas observaciones sobre la decoración cerámica en verde y manganeso, Guillem Rosselló Bordoy.

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133

Page 13: Algunas observaciones sobre la decoración cerámica en verde y manganeso, Guillem Rosselló Bordoy.

fficm.

Fig. 4: Atafor tipo IIa:

1) Hallada en al-Zahra'.2) Hallado en llblra (Según Cano).j) Hallado en Ceno dal4la (Según Matos).

4) Producción de Qala'de los Banu Hammad hallado en Mallorca (Según Roselló-Bordoy).

Fs el único tipo que hallamos en yacimientos tanto orientales como occidentales, aunque sea en proporción

escaa. De momento no es posíble determinar w posible orígen.

134

Page 14: Algunas observaciones sobre la decoración cerámica en verde y manganeso, Guillem Rosselló Bordoy.

...-Z

Estas razones, sin embargo, no acaban de

convencerme, pues si el verde y manganeso de-separece de los ataifores, a partir de ahora deco-rados en verde monocromo, se mantiene en lacuerda seca parcial con temas vegetales y geo-métricos que, si bien no pueden calificarse deausteros, no atacan a la ortodoxia coránica- El si-glo XII será una época de evolución en las for-mas del servicio de mesa que se complican ymodifican sustancialmente: perfiles más acusa-

dos, rebordes complejos, soleros altos y de escaso

diámetro.En la evolución de los aspectos formales ob-

servada en esta época tendremos la base para en-cuadrar la cerámica común nazerí que, en líneas

generales, seguirá la línea morfológica impuestapor los almorávides, seguida por los almohades ydiversificada a partir del segundo tercio del sigloXIII.

En Mallorca he podido constatar un renaci-miento del verde y manganeso en los últimosmomentos de la época islámica (primer terciodel siglo XIII). Se trata de ataifores del tipo IIIvariante a, de menor tamaño del prototipo querastreamos en época califal y conocemos en épo-ca de taifas, caracterizaü por un solero anular,alto, de escaso diámetro y perfil curülíneo. Aveces presenta agujeros de suspensión.

La decoración, geométrica es complicada,con tendencia a cubrir todo el espacio decorable,pero de trazado muy tosco y factura poco ele-gante. Hallamos entre estos ataifores inscripcio-nes cursivas, en escritura nasji no cúfica, quecomo es sabido se introduce en al-Andalus a fi-nes del siglo XII con lo que tenemos un precio-so elemento para precisar su cronología.

Si estos ataifores son producción andalusí oimportados del Magrib no ha sido posible defi-nirlo de momento. Su temática decorativa re-cuerda el mundo, bereber, de carácter popular,sin la perfección artística de las decoracionesqayrawaníes del siglo X.

Como colofón hay que recordar que en elsiglo XIII a medida que los monarcas de la coro-na de Aragón ocupan tierras islámicas reaparece

con fuerza el verde y menganeso.Cataluña, Valencia, Teruel, son importantes

centros de producción con características biendefinidas. Esta prodrrcción se rastrea en el Sur de

Francia y en Itali4 producto de alfares propios,con temas específicos, perfectamente definidosque permiten identificar con claridad los dife-rentes centros de producción

Tras una recesión muy larga volverá a rena-cer en Mallorca y Teruel la moda del verde ymanganeso, pero ésto ocurrirá en el siglo XVII yqueda muy lejos de nuestro tema-

NOTAS

* Redactado este texto como una simple conferencia los organi-zadores del coloquio consideraron oportuna su publicación.Ante ello he preferido dejar el texto tal cual, añadiendo sim-plemflte el oportuno aparato crftico que se reseña en las notasque siguen, introduciendo algunos comentarios sobre aspectos

particulares.1. Los hallazgos de Mallorca fueron dados a conocer en el Sem-

minaire de Flammamet sur la cerá.mica méditerranéenne, cele-brado en Túnez en 7973, al no pubücarse sus act¡s se pubücóun resumen: <I-¿ cerámica árabe en Mallorco en Mayurqa, 74

(Palrna 1975) pp.215-230.Tnb{os del Museo de Mallo¡ca 20.

Esta publicación fue un simple avance a los siguientes estudios

sob¡e la cuestión2. Ias primeras referencias habría que buscarlas en los trabajos

cláicos de Velízquez Bosco:, Medina al-Zahrá y Gómez More-rro,padre: Medina ftira (1888), sin embargo los primeros traba-jos, sistematizados con criterio arqueológico son los de Carnps

C.azorla: Cerámi¡a y ufulrios de Meilina Azahra (Córdoba)y Cerámi-ca musulmana ile Málaga ambas pubücx en Adquisiciones delMuseo Arqueológico Nacional (1940-1945) Madnd" 1942 yEguatxlbáñez I-a cerámica de Elviu en M-lvl" Arq. Provinciales,6 (1945} Como corpus gr:ífico hay que acudir a IVI" GómezMoreno: El atte árabe eEañol hasta (os almohades pubücado en

Ars Hispaniae III (Madrid, 1951) si bien estos materiales se va-loran únicamente a partir de sus aspeqtos estilfsticos sin atender

a sus valores formales Dentro de los trabajos primerizos hay

que recordar la memoria de Mergelina a rafz de sus trabajos en

Bobutro: Bobastto, Memoia de las excaneiones realizadas en las

Mesa ile Wllaverile (El Chom, Málaga) en InformesJS.EA., 89(Madri¿ 1927). Este trabajo se complementa con la revisiónreciente de Isidoro Lozano García: <Ce¡ámicas procedentes de

Mesas de Villaverde (El Chono, Málaga) en el Museo Arqueo-lógico Nacionab en B.A.E.O,, 20 (Madri{ 19 84), pp. 359 -37 1.

3. Los primeros [¡ellazgos de Balaguer los reseña Luis Díez Coro-nel La abazaba de Balaguer y st palacio árabe del síglo XI CS.I.C.

Iy''rjda" 1969. La intervención de Manuel Ocaña Jiménez nocreo llegara a pubüca¡se nunca Siguen luego los trabajos de:

D:da, Dorothea <Keramik und Glassfunde auf der Burg vonBalaguero en Ewert, Chistiarr lslar¡rsrhe Funde in Balaguer (Ber-lin, 197 1), pp. 25 1-268.Giralt Balagueró,Josep: fu cerámica andaluina de Balaguer. l|v4.e-

moria de Licenciatura defendida en el Estudi General de Lleidaen febrero 1986 (inédita).

4. Aguado Villalba José: La cerámia hiqano-musulmana de Toledo.

Madrid 1983.

Martínez Lillo, Sergio: <Plato con motivo zoomórfico de

Iayoo en ,4l-Qantara 6 (Madrid 1985), pp. 491-502.Izquierdo, Ricardo: <Excavaciones Arqueológicas en la ciudad

hispano-musulmana de Vascos (Toledo) en ff,4.H 7 (Madrid197 9) pp. 249 -392 y N.A.I4 1 6 (Madrid, 1 983), pp. 289-380.

135

Page 15: Algunas observaciones sobre la decoración cerámica en verde y manganeso, Guillem Rosselló Bordoy.

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'9 eiou 3se?^ 't€'8¿6I ?u.t[?d s]ueaFg sTpnlsg,p rrl.]rlsuI 'Dtollohl ua

aqtul pitw?D) ol ep ugnozlowalns ap ofosag:g '.4.op:og-gllesso¡ 'Z€

'06t-9¿t'dd'(e86 1'eocisrl) ¡' ¡1's Vn8nyo¿ olqoanb4V O ue <e[ L W orrr3 op saq¿r.e sBSleWD :sm1 gsof 'sore¡4¡ aq 1 g

'os¡ue8u¿u ,( ap::rr ¡e '

áluáreJJJ o¡ ua poadse ue 'orpntsa ap ss¡rFadsJad sq ue¡duetzo8enT ua so8ze¡eq sarouetln'ugoerqqnd ep sq^ uA'¿86I3p oraua ua zanbzg¡e¡ ap ¿s¿J ¿l ue ope.rqeler ombo¡o3 ¡r-arpaur erodg ep sel? erpeu s:e1sa1 L ora:e¡e ap souJoH aJqos

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?lrpery) ¡ ol&opanbty H'pzN ua qlruqsac ese¡ ¿n8rlr¡e qua soperrpe.rd soepuosD :f '¡o3 sdue3 ,( g',{oprog-9¡asso)l '62

'tzn-Ltn 'dd';361 pr:pr¡¡¡ zrd¡ p¡1'l1 pa-úds7 auv ue <qogedsa Ie^arparu er¡urgte3D :lanu"W ¡r?uese3 gZ

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¡qenetpelN ol&opeqilV ua (lX oloras leu Frorewrp nruorznpo:d aluarpuodsuro: ¿l J esrd rp rJru¡eJ3f, rurf,

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Page 16: Algunas observaciones sobre la decoración cerámica en verde y manganeso, Guillem Rosselló Bordoy.

35

36.

37.

Sobre Mertola véase:

Torres, Claudio: ([Jm lote cerámico da Mértola islámico enActds I C.A.M.E. (Huesca" 7985) Zaragoza,1987, tomo IV, pp.193-228.Torres, Claudio: A Alcágoua de Méttola. Mérto\17982.Berti y Tongiorgx I bacini ceramici delle chiese di pba.

Daoulatü, A: (Poteries et ceramiques tunisiennes> (Tunis,I.N.A.A., 1979).Utt1, desde el punto de vista estilístico, aunqueno publica los perfiles cerámicos.Pavón, Basilio: <Notas sobre la cerámica hispano-musulmanaoen A.A. 32 (Madrid-Granada , 1967), pp. 415-437.Pavón Maldonado, B: <La loza doméstica de Madinát al-Zahrá>en A.A. 37 (1972), pp. 191-227.Zozaya,J. y Retuerce, A: <Variantes geogr:íficas de la cerámicaomeya andalusí: los temas decorativos> en l-a cetámica meilíeudlenel meditenaneo occidentale. Firenza, 1986, pp.69-128.

Redactado e1 texto anterior llegan a mis manos las Actas del ICongreso de Arqueologra Medieval Española donde se pubücauna importante comunicación de Fernando Valdés sobre losorígenes del verde y manganeso. El trabajo es fundamentalpues recoge con paciencia benedictina los yacimientos orienta-les y norteafricanos que han proporcionado cerámicas de este

tipo, digamos arcaicas (siglos X-XI) en un intento de determi-nar los posibles orígenes de esta técnica que, indudablementeno fue exclusiva de al-Andalus. I¿ hipótesis sobre el origen y laulterior expansión de la técnica, es digru de ser tenida en cuen-ta, si bien necesia del debido contr¡te, pues gran parte de losmateriales norteafricanos que expücaían el reflujo haciaOriente después del siglo XI no presentan una cronologú se-gura- Es indudable que el texto de Valdés, pubücado con el re-traso habirual en nuestras pubücaciones (Congreso celebradoen 1985, Actas aparecidas en 1987) por io que se refiere a laPeníruula Ibérica debe contrastarse con la cartografia de Zo-zaya y Retuerce (mapa 7) del coloquio de Siena (celebrado en1984 y publicado en 198ó).A este tespecto es preciso añadir que al celebrarse las f.ilJorna-d¿s de al-Zahrá' en noviembre de 1987 salían a la luz las tan es-

peradas Actas del II Coloquio Internacion¿l de Cerámica Me-dieval celebrado en Toledo en 1981 (el pie de imprenta Ma-dri{ 1986, es engañoso, pues realmente llegó a nuestras manospoco antes de la indicadasJornadas). En estas mismas fechas pu-dimos ver, casi de refi1ón, las Actas del II Congreso de Ar-queología Medieval, celebrado en enero de 1987, y aparecidasen noviembre del mismo año, con una celeridad desacostum-brada, aunque su distribución, al menos para los que no fre-cuentamos el centro de la Península deja bastante que desear.Ia amplia serie de trabajos aparecida en estas dos publicacionesobligaría a revisar algunas de mis afirmaciones, si bien no afec-tan al contenido general de mi exposición. Sin embargo consi-dero, en estrictajusticia, incluir las siguientes referencias biblio-gráficas que aportan puntualizaciones a mi escrito.

Ki¡chner y Granell, Hele¡ra <I¡s safes dels estras II i III deShadfilah, en Actas I C.A.I\4E Huesca, 1985 (Z,aragoa, 7986),pp.149-192.

Torres, Claudio: dJm lote cerámico da Mértola isHmico enAtt ds I C.A.M.E. Huesc4 1 98 5 (Zat agoa, 1 986), pp. 19 3-228.Olmo Enciso, I¿uro: <Nuevas datas para el estudio del asenta-miento hispano-musulmán de Mesas de Ast¿n en Actas IC.A.M.E. Huesca, 1985 (Zaragoza, 1986), pp. 229-142.Izquierdo Benito, Ricardo: <Tipologír de la cerámica hispano-musulmana de Vascos (Toledo)> en Actds II C.C.M.IuIO.Tole-do, 1981 (Madrid, 1986), pp. 113-125.Abellín; Espinar; Carreras y Blanco: <Cerámica hispano-musulmana de la provincia de Cídiz P¡imeras piezas halladuen el yacimiento de Los Caños de Meca> en Actds IIC.C.M.M.O. Toledo, 1981 (Madrid, 1986),pp. 141-147.De Matos, José Luis Martins: <Céramique musulmane du Sudde Portngal> en Actas II C.A.M.M.O. Toledo, 1981 (Medrid1986), pp. 149-154.

krma; Miralles y Soler: <Cerámicas musulmanas de El Tosaletde Sanr Esteve, Valenaa> enAüa II C.C.M.M.O. Toledo, 19g1(Mad¡i{ 1986), pp. 155-163.

I¿s actas del II Congreso de Arquéologír Medieval Española,como he indicado, no han llegado a mis manos.

I

137