Alfonso Salmerón

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Exposición homenaje a Alfonso Salmerón en el V Centenario de su nacimiento

Biblioteca de Castilla-La Mancha

Alfonso

Y l o s l i b r o s d e l a C o m p a ñ í a d e J e s ú s

Salmerón

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Alfonso

Y l o s l i b r o s d e l a C o m p a ñ í a d e J e s ú s

Exposición celebrada en la Biblioteca de Castilla-La Mancha del 18 de diciembre de 2015al 6 de febrero de 2016

Organiza Universidad de Castilla-La Mancha Biblioteca de Castilla-La ManchaComisarios David Martín López Carmen Morales MateoTextos David Martín López Carmen Morales MateoCoordinación Carmen Morales Mateo David Martín López Francisco J. Aranda PérezEquipo técnico Carmen Toribio Aguilera María Hijón Dávila Purificación Hormigos García Soledad Sánchez CorrotoDigitalización Mª Ángeles García de Blas Malagón Juan Carlos Benito Hungría Edición Antonio Pareja Editor Diseño y Maquetación Antonio Pareja Estudio, S.L.Fotomecánica e Impresión CódiceISBN 978-84-95453-79-7

Depósito Legal D.L. TO 1349-2015

Salmerón

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación.No podrá ser registrada ni transmitida por ningún medio, ni en ningún soporte sin el permiso previo por escrito del editor, bajo las sanciones establecidas en las leyes.

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ÍndicePresentación 9

Introducción 13

Alfonso Salmerón (Toledo, 1515 - Nápoles, 1585) 13

La provincia jesuítica de Toledo 17

Los libros de los colegios jesuitas y la Biblioteca Arzobispal de Toledo 21

1. Salmerón, teólogo trentino y gobernador napolitano 25

2. La teología salmeroniana 31

3. La Compañía de Jesús en su normativa 37

4. A.M.S.G.: Ad Maiorem Societatis Gloriam 45

5. Historia e historiografía jesuitas 53

6. La teoría política y los jesuitas 63

7. Literatura religiosa y edificante 71

8. La expulsión de la Compañía de Jesús (1767) 79

9. Usos de una biblioteca colegial jesuita 85

10. Toledo y su entorno 93

11. Alcalá y su radio de influencia 101

12. El sur de la provincia 109

13. Jesuitas en la Galería de Retratos de la Biblioteca Arzobispal 115

BIBLIOGRAFÍA 122

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Presentación

Un joven llamado Alfonso Salmerón llegó a Basilea en 1536, ciudad suiza frontera con Francia y Ale-mania, un frío día de diciembre, pocos meses después de la muerte del famosísimo Desiderio Erasmo

de Rotterdam: una urbe elevada a la categoría de símbolo y que acogió a uno de los personajes más relevantes de su siglo. Salmerón iba con Ignacio de Loyola y el resto de sus compañeros protojesuitas, y se detuvieron tres días allí para recuperarse de la dureza del camino. En esos días aquel  joven toledano, que había abandonado España cuatro años antes, no se limitó a cuidar de su bienestar o a recordar las aceleradas etapas de su vida (su salida de Toledo, la vida estudiantil en Alcalá de Henares, la marcha a París, su encuentro allí con Íñigo y su participación en los votos de Montmartre...), sino que tuvo también ocasión de comprobar los estragos de la rebeldía de los sedicentes evangélicos en la otrora soberbia catedral. Allí dentro, en un templo despiadadamente desnudo de imágenes, sin retablos ni altares, ya-cían enterrados los grandes reformadores Zuinglio y Ecolampadio, y allí también descansaban los restos de Erasmo, a pesar de que había permanecido siempre católico. Fueron tres días en los que, a pesar de sus escasos veintiún años, se dedicó a hablar —por supuesto, en latín— con todo aquel que quisiera es-cucharlo. No mucho más tarde, sus correrías le llevarían por buena parte de una Europa que empezaba a deshilacharse por la conflagración entre luteranismo y catolicismo, y regresaría a Basilea veinte años después. Para entonces, las esperanzas de acuerdo religioso se habían desvanecido por completo y en el horizonte se percibía la violencia de las guerras de religión que estallarían más adelante. En aquella segunda estancia Salmerón, ya maduro, se esforzó por recuperar para el catolicismo a un marqués italiano exiliado por motivos religiosos, pero sin éxito. Las posturas se habían tornado más rigurosas, aunque aquel español estaba ya curtido al haber participado intensamente en el concilio de Trento y formaba parte importante de una orden, la jesuítica, que ya se perfilaba como un adversario formidable de la Reforma. Así, la vida de Salmerón se desarrolló durante una época extremadamente viva, en la que se establecieron los fundamentos de nuestro mundo moderno. Fue testigo de excepción del auge del humanismo cristiano, de la Reforma protestante, del origen y fulgurante extensión de la Compañía de Jesús, del Concilio de Trento, de la recatolización de territorios de Centroeuropa, de la fundación de novedosas universidades... Y todo ello desde el altozano de una producción científica extraordinaria, siempre centrado en las ciencias sagradas.

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En este año 2015 se cumplen 500 años de su nacimiento en Toledo. Esto constituye una magnífica oportunidad para recuperar la memoria de esta figura tan notable como, por desgracia, bastante olvida-da. No es de extrañar por la sombra del portento de Teresa de Jesús. Pero Alfonso Salmerón fue uno de esos personajes que imprimió carácter en su tiempo y que tuvo una misión claramente europea, sobre la que conviene volver y profundizar. Fue un humanista, un religioso, un orador, un estudioso excepcional, en medio de una generación intelectual española realmente prodigiosa. Con este homenaje no se trata de hacer hagiografía ni un encomio incondicional. Pero sí es de justicia hacer que los ciudadanos del siglo XXI conozcan —siguiendo los tópicos antiguos de “quién, qué, dónde, con qué medios, por qué, cómo, cuándo”— la vida más que singular de un antepasado suyo que dejó tras de sí una huella ancha y luminosa, en la que muchos otros han podido apoyarse sólidamente.

Este homenaje-conmemoración a Alfonso Salmerón ha consistido, en primer lugar, en un ciclo de conferencias desarrolladas en San Pedro Mártir de Toledo (sede de la UCLM); en segundo lugar, y más perdurable, en la exposición bibliográfica en la Biblioteca Regional del Alcázar de Toledo, que estas líneas precede en este catálogo; y, por último, en una misa cantada en el Santuario de los Sagrados Corazones (antigua iglesia jesuítica de San Ildefonso) y un concierto de música coral de nuevo en San Pedro Mártir. Aprovechando este espacio queremos agradecer y mencionar de manera expresa a todas aquellas personas e instituciones que han hecho posible el recuerdo de esta efeméride.

En primer lugar a don Julio Javier Sangrador Fontecha, un verdadero enamorado del humanismo cris-tiano español, que desde hace meses nos ha venido espoleando para que fuera realidad este acto de remembranza de un toledano ilustre; profesor del Instituto Alfonso X el Sabio (aunque ahora ya vuelto a su solar natal salmantino), encontró la complicidad de otro compañero que ha sido también decisivo: don José María González Cabezas, a la sazón vicealcalde y concejal de Cultura de Toledo, quien desde el principio nos ha brindado su ayuda entusiasta y dado no pocas sugerencias. Precisamente, el Ayun-tamiento de Toledo, con doña Milagros Tolón Jaime a la cabeza, ha sido nuestro primer patrocinador e impulsor. Igual buen acogimiento y ayuda material nos ha prestado la Diputación Provincial de Toledo, con su presidente don Álvaro Gutiérrez Prieto, su vicepresidenta del Área de Educación, Cultura y Turis-mo, doña María de los Ángeles García López, y quien ha gestionado su contribución, don Julio Porres de Mateo. A pesar de su delicada situación económica, la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, cuya responsable es doña Reyes Estévez Forneiro, y en concreto el viceconsejero de Cultura, don Jesús Carrascosa Sariñana, no han querido dejar pasar esta ocasión, apoyando sobre todo a la Biblioteca Regional de la que son responsables. Tampoco po-dían faltar las Cortes de Castilla-La Mancha, cuyo presidente don Gregorio Jesús Fernández Vaquero ha mantenido un estrecho lazo con la UCLM que ha permitido sufragar este catálogo.

En la organización —y aportación económica— debemos ponderar la colaboración de la Universi-dad de Castilla-La Mancha que ha asumido este reto sin ambages. Su rector, don Miguel Ángel Collado Yurrita, y su gabinete, han estado pendientes de los pormenores y nos ha dado algún que otro empujón

cuando era necesario. Doña Fátima Guadamillas Gómez, con sus buenos servicios, nos ha facilitado mu-chas gestiones desde el Vicerrectorado de Relaciones Internacionales y de Formación Permanente. Doña María de los Ángeles Zurilla Cariñana, al frente del Vicerrectorado de Cultura y Extensión Universitaria, nos ha echado una mano, como hace siempre. Don Ricardo Izquierdo Benito, decano de la Facultad de Humanidades de Toledo, nos ha amparado. De la misma manera, el decano don Pedro José Carrasco Parrilla y el profesor don Feliciano Barrios, de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de Toledo, han sido nuestros anfitriones. Por último, los departamentos de Historia y de Filología Hispánica y Clásica, a los que pertenecemos los coordinadores, nos han facilitado la labor y arrimado el hombro en varias cosas. Con todo, la UCLM se ha visto complementada con las aportaciones e ideas de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, encabezada por su rector don Julio Luis Martínez, y que ha tenido en el padre don José García de Castro Valdés SJ un atento y eficaz interlocutor.

Todavía hay que mencionar al Arzobispado de Toledo, con don Braulio Rodríguez Plaza y don Ángel Fernández Collado, obispo auxiliar, quienes nos han acogido paternal y fraternalmente y han puesto a nuestra disposición lo que hemos necesitado, especialmente el Instituto Superior de Estudios Teológicos de San Ildefonso, dirigido por el padre don Francisco María Fernández Jiménez y el Santuario de los Sagrados Corazones cuyo encargado es el padre don Pedro Rodríguez Ramos.

Y dejamos para el final a aquellos que han hecho posible el catálogo que ahora el lector tiene entre sus manos. La Biblioteca de Castilla-La Mancha, dirigida por don Juan Sánchez Sánchez, ha aportado no sólo los fondos sino, sobre todo, el personal cualificado para llevar a cabo tal exposición, en concreto su directora adjunta doña Carmen Morales Mateo. Ella ha sido toda una lección de buen hacer, sobre todo para don David Martín López, nuestro especialista en el mundo jesuítico, quien ha arrostrado la mayor parte del esfuerzo que aquí se refleja y en momentos muy difíciles para él. Reconocemos también la ayuda de don Luis Escudero Escudero, profesor del IES Juanelo Turriano. Por último, a Antonio Pareja Estudio, S. L., factor fundamental de la cultura toledana, a quien debemos el diseño y muchos apuntes para que todo esto devenga en un refinado producto agradable al gran público. En él, también, se resu-me el entusiasmo, la afición y el altruismo en grandes dosis que hemos encontrado en todos los que han impulsado esta aventura que aquí alcanza constancia para nuestro presente y para el futuro.

Francisco J. Aranda Pérez e Ignacio J. García Pinilla (UCLM)Coordinadores del Homenaje a Alfonso Salmerón en el V Centenario de su Nacimiento

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Introducción

Alfonso Salmerón (Toledo, 1515 - Nápoles, 1585)

Este ilustre jesuita, uno de los primeros compañeros de San Ignacio de Loyola, nació en Toledo, hijo de Alonso Salmerón y Marina Díaz. Aunque la humildad y pobreza familiares no les permitieron disfrutar

de grandes posibilidades económicas, sus padres consiguieron que su hijo pudiera iniciar sus estudios en Toledo y después continuarlos en Alcalá, en el Colegio Trilingüe. Allí perfeccionó su instrucción en las lenguas latina y griega, que le abrieron las puertas del conocimiento filosófico y teológico en el que tanto destacó a lo largo de su vida como jesuita. En la ciudad complutense entabló amistad con Diego Laínez, que posteriormente fue elegido sucesor de San Ignacio. Con él marchó a París a los 17 años para concluir sus estudios humanísticos. Allí coincidieron con Ignacio de Loyola, que se encontraba en pleno periplo espiritual, e hicieron los Ejercicios Espirituales bajo su dirección, no separándose ya de su obra el resto de sus vidas.

Su labor como jesuita se inició con la propia Orden, pues fue uno de sus fundadores tras los votos de Montmartre, junto a Ignacio de Loyola, Diego Laínez, Pedro Fabro, Francisco Javier, Simón Rodrigues y Nicolás de Bovadilla. Desde entonces, fueron diversas las misiones a las que fue enviado a lo largo y ancho de la convulsa Europa de mediados del siglo XVI para predicar y confrontar la espiritualidad protestante. Después de hacer la profesión de cuatro votos (castidad, obediencia, pobreza y el cuarto específico jesuita de obediencia directa al papa), en abril de 1541, inició sus misiones. Primero fue enviado a Irlanda y Escocia; más adelante, después de doctorarse en Teología por la Universidad de Bolonia, a Alemania junto a Claude Jay y Pedro Canisio para enseñar en la Universidad de Ingolstadt. Finalmente, también fue a la dieta de Augsburgo junto al obispo Lippomano, a Flandes y a Polonia. Al margen de estos lugares, gran parte de sus oficios se centraron en la península italiana: al norte, en los obispados de Módena y Verona, fronterizos con los principados alemanes sureños; al sur, dirigiendo la provincia jesuítica de Nápoles y varios de sus colegios.

Todos los destinos a los que fue enviado a predicar dan buena muestra de la buena opinión que se granjeó en su tiempo por el vasto saber que acumulaba, especialmente en las lenguas antiguas (griego,

< Alfonso Salmerón. Galería de Personajes Ilustres. Biblioteca de Castilla-La Mancha

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hebreo, siríaco y latín). Su físico robusto, unido al buen manejo de la expresión oral, permitieron a Ber-nardino Realino afirmar que tenía “una conversación de rey”.

A partir de la década de 1570, el envío del también toledano Dionisio Vázquez como viceprovincial le permitió poder dedicarse con más libertad a la redacción de sus sermones y a la preparación de su obra teológica. En esos empeños vivió sus últimos años de vida (†1585), con las excepciones de algunos encargos del general Claudio Acquaviva, como la asesoría en la preparación de las normas provisionales de estudios (1582), previas a la aparición del Ratio Studiorum (1599).

David Martín López

Nicola Orlandini. Historiae Societatis Iesu prima pars. Roma, 1615. Biblioteca de Castilla-La Mancha >

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Debido a la rápida extensión de la Compañía de Jesús por todo el mundo desde sus primeros años de existencia, la Curia romana, con San Ignacio al frente, decidió que lo mejor para facilitar el gobier-

no de los territorios era su división administrativa en provincias. Posteriormente, con la ampliación del número de fundaciones y el perfeccionamiento de la estructura y jerarquía jesuitas, éstas se integrarían, a su vez, en asistencias.

La provincia jesuítica de Toledo se creó en 1562 y fue la última en aparecer dentro de la Península Ibérica, desgajándose territorios de la provincia de Castilla (Castilla la Nueva), pero también de la Bé-tica (el área extremeña) y la de Aragón (el Reino de Murcia). A lo largo de la Edad Moderna, en esta provincia se produjeron más de una veintena de fundaciones, numerosos intentos que no fructificaron y las llamadas misiones interiores, que tuvieron lugar en las áreas rurales, como La Mancha y los Montes de Toledo. Se fundaron dos casas profesas, una en Toledo (1562) y otra en Madrid (1618), que eran las residencias de los jesuitas que habían realizado los cuatro votos. También hubo dos noviciados en la provincia, en Villarejo de Fuentes (Cuenca, 1567) y Madrid (1602), aunque de estas funciones también se ocuparían en Alcalá, Navalcarnero e incluso en la casa de Toledo. Los colegios fueron mayoría, por ser la institución que mejor respondía a sus fines pedagógicos, pero también al calor de las disposiciones del Concilio de Trento de fundar seminarios para la formación de los sacerdotes y mejorar la instrucción de la población. De este modo, hubo colegios en lugares tan dispares como Madrid, Toledo, Plasencia, Murcia, Cuenca, Badajoz, San Clemente, Belmonte, Guadalajara, Almagro, Daimiel y Alcalá, que fue el primero en fundarse. Por último, también se fundaron residencias de verano vinculadas a determinados colegios, como las de Jarandilla de la Vera, Casasbuenas, Beas de la Sierra y Jesús del Monte.

Tan vasta extensión de terreno, situada en el centro de la península, concedió a la provincia toledana una gran complejidad por todos los elementos que se reunieron dentro de ella. El ámbito político dio uniformidad a la provincia bajo la Corona de Castilla y la existencia de los reinos de Toledo, Murcia y la fracción extremeña del leonés. Sin embargo, tal situación se pierde cuando nos fijamos en las diferen-tes administraciones existentes, que provocaron que los jesuitas tuvieran que conocer perfectamente los procedimientos llevados por cada una de esas instituciones. La provincia englobaba varias diócesis, em-pezando por la Primada de Toledo y seguida por las de Cuenca, Sigüenza, Plasencia, Badajoz, Coria,

La provincia jesuítica de Toledo

Provincia jesuítica de Toledo a finales del siglo XIX, que albergaba las antiguas toledana y bética. Louis Carrez. Atlas geogra-phicus Societatis Jesu. Paris, apud Georgium Colombier, typographum, 1900, p. 30.

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Cartagena y algunos fragmentos del sur de las de Segovia y Ávila. Ligados a la administración eclesiás-tica nos encontramos con los tribunales del Santo Oficio de la Inquisición de Toledo, Cuenca, Murcia y Llerena, que dependían del Consejo Supremo de la Santa y General Inquisición, situado en Madrid. En tercer lugar, varios espacios del territorio provincial estaban sometidos al mandato del Consejo de Órde-nes porque las grandes órdenes militares, especialmente las castellanas, tuvieron allí sus encomiendas: la de Santiago tenía el Priorato de Uclés y las vicarías de Caravaca y Segura; la de Calatrava, todo el campo homónimo y la encomienda de Almonacid de Zorita; la de Alcántara controlaba una parte del área extremeña; y la orden internacional de San Juan de Malta, con el Gran Priorato de Castilla, que se extendía por el corazón de La Mancha. La complejidad provincial sigue con el ámbito jurídico, puesto que, junto a estas tres administraciones de índole religiosa, los colegios al norte del Tajo pleiteaban en la Chancillería de Valladolid y los que se encontraban al sur del río atendían sus litigios en la Chanci-llería de Granada. Por último, otros factores a tener en cuenta para entender la provincia y todo lo que tuvieron que hacer los jesuitas para lograr consolidarse en el territorio son el binomio campo-ciudad (tuvieron preferencia por este último) y la existencia de posesiones de diferentes casas nobiliarias, como las de los duques de Maqueda y Pastrana; los marqueses de Almazán, Coria y Villena; y los condes de Fuensalida, Orgaz y Oropesa.

A lo largo de los siglos, la Compañía de Jesús fue adquiriendo mucho poder e influencia. Ello siempre había provocado recelos por parte de las otras órdenes religiosas, de los reyes y de su entorno. A lo largo del siglo XVIII esta situación se agravó con, por ejemplo, las reducciones guaraníes (Paraguay), que fueron concebidas desde la península (España y Portugal) como intentos de la Compañía de fundar sus propios estados, al margen de la Corona. A mediados de esa centuria, con el desarrollo del Despotismo Ilustrado entre otras cosas, todo explotó y los jesuitas fueron expulsados de diferentes países, siendo es-pecialmente traumáticos los procesos de Portugal (1759), Francia (1762) y España (1767), que englobó a todos los territorios dependientes del Rey Católico a ambos lados del Atlántico. A partir de entonces, los ministros de Carlos III iniciaron un proceso de presión al papa Clemente XIV, que acabó fructificando en 1773 con la eliminación total de la Orden, salvo en los territorios rusos y prusianos.

Tras el decreto de la expulsión y la salida de jesuitas de las posesiones de la Corona, se procedió a la incautación de los bienes de todo tipo que poseían los jesuitas, que fueron lo que se vino a llamar como Archivo de las Temporalidades. Aquí destacó la labor del contador José de Archimbaud Solano, que se ocupó de su estructura, pero también de la preparación de inventarios y resúmenes organizados por provincias y centros. En el caso de la provincia de Toledo, todos los bienes comenzaron a centralizarse en Madrid, en las estancias del antiguo Colegio Imperial, en el que Carlos III situó los Estudios Reales de la capital. Con las Temporalidades se inició la dispersión, incluso eliminación, de la documentación jesuita que tanto complica a los investigadores el estudio de algunos episodios de la historia de la Orden antes de la expulsión. Entre los pocos fondos que evitaron las Temporalidades destacan los que forman parte del fondo Egerton de la British Library, con varios manuscritos de Juan de Mariana, y las bibliotecas de los colegios del Arzobispado Primado, que el Arzobispo Lorenzana reclamó para la Biblioteca Arzo-

División provincial de la Compañía de Jesús hispana (1562-1767)

bispal. Gracias a los esfuerzos de algunas instituciones y particulares bibliófilos que a lo largo del siglo XIX recopilaron documentos de diferentes y estrambóticas procedencias (llegó a utilizarse como papel para encender estufas o para envolver carne y pescado), hoy en día contamos con una buena cantidad de fuentes sobre la Antigua Compañía de Jesús, la de los siglos XVI-XVIII. Prueba de la dispersión que sufrieron los papeles jesuitas es que para investigarlos hay que ir a ciudades tan diversas como Madrid, Toledo, Alcalá, Roma, Londres o París, en el caso de la provincia toledana.

David Martín López

Provincia de AragónProvincia BéticaProvincia de CastillaProvincia de PortugalProvincia de Toledo

Leyenda

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La Compañía de Jesús llegó a reunir en las bibliotecas de sus centros importantes colecciones de libros para cumplir con diferentes finalidades, como el desarrollo de los estudios que se impartían en sus

aulas, la formación de novicios o la confección de argumentos para las disputas teológicas. A raíz de la expulsión de la Compañía de los territorios de la Corona española en 1767, estas bibliotecas formaron parte de los bienes que le fueron incautados. La confiscación de las llamadas Temporalidades (haciendas, edificios, bibliotecas…) se produjo mediante una serie de disposiciones redactadas por el fiscal Pedro Rodríguez Campomanes, tituladas Instrucciones del modo con que deben hacer los comisionados los inven-tarios de los papeles, muebles y efectos de los Regulares de la Compañía de Jesús.

Cuando Francisco Antonio de Lorenzana llegó a Toledo en 1772 para ocupar la sede arzobispal, puso su empeño en integrar las bibliotecas del colegio y casa profesa de la Compañía de Jesús en la Biblioteca Arzobispal creada un año más tarde. En efecto, fue en 1773 cuando Lorenzana fundó una biblioteca en el Palacio Arzobispal de Toledo, cumpliendo los mandatos de la Real Cédula de Carlos III de 17 de febrero de 1771, donde se ordenaba la apertura de bibliotecas públicas en los palacios arzobispales y episcopales. La Real Cédula incluía en estas bibliotecas “los libros que no se hallan destinados de los expulsos de la Compañía”. Además, una Real Provisión de 2 de mayo de 1772 del Consejo ordenaba “que las librerías de las Casas y Colegios que los Regulares de la Compañía tuvieran en estos Reinos, que no estén destinadas a otros usos y Establecimientos, se apliquen respectivamente para aumento y ampliación de las Bibliotecas Episcopales”.

En un principio, los libros de los colegios toledanos fueron adjudicados al Seminario Diocesano que se iba a instalar en el propio colegio jesuita de Toledo. Sin embargo, al no crearse esta institución, estos volúmenes se destinaron a la Universidad de Santa Catalina para uso de profesores y alumnos por su gran interés, siguiendo el ejemplo de gran parte de las bibliotecas jesuitas españolas. Sin embargo, ante el escaso interés demostrado por esta institución en el traslado de los libros -tal vez por falta de espacio, como indica Manuel Gutiérrez García-Brazales-, y viendo el deterioro que estaban sufriendo olvidados en el antiguo colegio, el arzobispo Lorenzana solicitó en varias ocasiones al Consejo Extraordinario su traslado a la Biblioteca Arzobispal. El Consejo accedió a su petición en julio de 1776, mes en que se depositaron en esta Biblioteca los volúmenes procedentes del Colegio de San Eugenio y de la Casa

< Francisco Antonio de Lorenzana. Sala Capitular. Catedral Primada de Toledo

Los libros de los colegios jesuitas y la Biblioteca Arzobispal de Toledo

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Profesa. Antonio Bueno se encargó de hacer una relación del total recogido, que ascendía a 9.064 libros. El traslado está confirmado en un apunte fechado en junio de 1776 de los Libros de Mayordomía del Palacio Arzobispal, en los que se da razón de todos los gastos de la Biblioteca. En ese apunte se indicaba la cifra de 718 reales en “gratificaciones por traer los libros de la Compañía a la Biblioteca”. También en noviembre de ese mismo año se realizó otro pago a Manuel Pérez García por el trabajo de haber reconocido y colocado los libros de los jesuitas de Almagro, que sumaban unos 200 volúmenes aproximadamente. Los libros de este colegio ya habían llegado a la Biblioteca Arzobispal, según indica el bibliotecario Pedro Manuel Hernández en cartas dirigidas a Lorenzana aunque, al parecer, todavía no habían sido organizados en los estantes correspondientes, de ahí el pago por su colocación.

Fue más tarde, con las desamortizaciones de bienes de los conventos de órdenes religiosas suprimi-dos durante la primera mitad del siglo XIX, cuando los libros de otros colegios jesuitas pasaron a engro-sar los fondos con lo que se creó la Biblioteca Provincial de Toledo. Una Real Orden de 22 de marzo de 1838 dispuso que los libros, cuadros y otros objetos artísticos fueran destinados a museos y bibliotecas. Las Comisiones Científicas y Artísticas Provinciales, a las que sucedieron las Comisiones de Monumentos Históricos y Artísticos, redactaron inventarios de bienes muebles e inmuebles de valor patrimonial de es-tos conventos para facilitar su conservación. Los libros recogidos en Toledo se reunieron en el convento de San Pedro Mártir para formar con ellos la Biblioteca Provincial. Entre los fondos desamortizados se encontraban los pertenecientes a la Biblioteca Arzobispal.

Entre los ejemplares que forman la actual Colección Borbón-Lorenzana, cuyo origen proviene de la Biblioteca Arzobispal de Toledo, aparecen libros procedentes de unas catorce bibliotecas de colegios jesuitas, además de las ya mencionadas de Toledo. El tamaño de las colecciones de estas bibliotecas varía, conservando un número importante de ejemplares procedentes de los colegios de Talavera de la Reina, Ocaña, Almagro y Navalcarnero. También aparecen obras de los colegios de Almonacid de Zorita, Alcaraz, Alcalá de Henares, Madrid, Jumilla, Cuenca, Ávila, Valladolid y Burgos, así como algu-nos procedentes del Colegio de San Hermenegildo de Sevilla. La identificación de estas procedencias es posible gracias a los ex libris o anotaciones manuscritas que aparecen en las hojas de guarda o en las portadas con el nombre del colegio o casa profesa e incluso, en ocasiones, con el nombre del pro-pietario, como es el caso de Juan de Mariana. Otras anotaciones interesantes son las que muestran las revisiones y expurgatorios de la Inquisición.

Las bibliotecas de estos colegios incluían los libros utilizados en la formación de los colegiales tales como obras de gramática, retórica, textos clásicos para el estudio del latín y griego, filosofía, historia, política, matemáticas, astronomía o leyes. También se incluyen libros de temática religiosa como las Constituciones de la Compañía, libros destinados al culto, manuales de teología y doctrina cristiana. Destaca el elevado número de obras escritas por jesuitas relacionadas con su labor misionera por todo el mundo y los comentarios a las Sagradas Escrituras, como es el caso de la obra de Alfonso Salmerón.

Carmen Morales Mateo

Cristophorus Clavius. Algebra. Roma, 1608. Biblioteca de Castilla-La Mancha >

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1 Dentro de todas las circunstancias que rodearon la vida de Alfonso Salmerón, hay dos hechos que

destacaron por encima de todos: su participación en el concilio ecuménico celebrado en Trento y los diferentes cargos de gobierno que ocupó en el jesuitismo italiano.

Aunque inicialmente fue a Trento junto a Laínez para asistir espiritualmente a los participantes, su elocuencia y sabiduría le permitieron intervenir de manera activa en las sesiones, incluso como uno de los teólogos que representaban al Papa. Entre sus aportaciones al Concilio, destacaron la defensa de la misa como sacrificio y de la validez de aquellos matrimonios oficiados sin las formalidades requeridas por la Iglesia. También formó parte de la comisión que elaboró el Índice de libros prohibidos y preparó el orden de las sesiones sobre las indulgencias, el purgatorio y el culto de los santos y las imágenes.

En cuanto a sus cargos de gobierno, prácticamente ocupó todos en la provincia jesuítica de Nápoles, hasta tal punto que el cardenal Hozjusz afirmaba que aquel era “su reino”. Fue el primer provincial y también rector de los colegios de Nápoles, Nola y Catanzaro. Como provincial, procuró que el número de fundaciones en esta provincia fuera moderado para que disfrutaran de una mejor situación económi-ca. También sufrió las reticencias romanas a sus decisiones con el envío de diferentes visitas desde la Ciudad Eterna.

Salmerón, teólogo trentino y gobernador napolitano

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2. Salmeron, alfonso, (S.I.) (1515-1585)

Alphonsi Salmeronis Toletani e Societate Iesu theologi praeclarissime Commentarii in evangeli-cam historiam et in acta apostolorum ... Addita est auctoris vita, per R.P. Petrum Ribadeneyram cons-cripta, cum duplici indice locupletissimo ; [tomus primus]. -- Colonia : Anton Hierat y Johann Gym-nich, 1602

Retrato calcográfico a toda plana de Alfonso Salmerón

Sello del Instituto de 2ª Enseñanza de la Prov. de Toledo Ex libris ms. del Colegio de San Bernar-dino de Toledo

4-15717(I)

A lo largo de la historia se han hecho dos biografías de Alfonso Salmerón: la realizada por Pedro de Ribadeneyra a finales del siglo XVI, que fue incluida en varias de sus obras teológicas; y la que Giuseppe Boero escribió en 1880, traducida al castellano en 1887.

Alfonsi Salmeronis e Societate Iesu Commentarii in euangelicam historiam & in Acta Apostolorum in duodecim tomos distributi : tomus primus. -- Madrid : Luis Sánchez, 1598

Retrato calcográfico de Salmerón a toda plana

Ex-libris de la Biblioteca Arzobispal de Toledo y ex-libris manuscrito de la Casa Profesa de la Com-pañía de Jesús de Toledo

4-667

No son muchos los retratos que se conservan de Alfonso Salmerón, a pesar de ser uno de los fundadores de la Compañía de No Jesús. Sólo dis-ponemos de algunos grabados, como el de este ejemplar y el incluido en la portada de la Historia de Orlandini, además del retrato de la Galería de Personajes Ilustres de la Biblioteca de Castilla-La Mancha.

1. Salmeron, alfonso, (S.I.) (1515-1585)

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Canones et decreta Sacrosancti oecumenici et generalis Concilii Tridentini sub Paulo III, Iulio III, Pio IIII, Pont. Max. : cum indice copiosissimo. – Al-calá de Henares : Francisco de Cormellas y Pedro de Robles, 1564

1-4043

El Concilio Ecuménico celebrado en la ciudad italiana de Trento tuvo lugar de manera discontinua entre los años 1545 y 1563. Tuvo como objetivo remodelar la doctrina y la disciplina de la Iglesia católica, que había sufrido la escisión protestante. Es la principal manifestación de la Reforma cató-lica, también conocida como Contrarreforma, en contraposición a las Reformas protestantes. Sus decretos afianzaron las doctrinas puestas en duda por Lutero, como la validez de los sacramentos, o plantearon la necesidad de mejorar la formación del sacerdocio con el establecimiento de Semina-rios.

Urbium praecipuarum mun-di theatrum quintum / auctore Georgio Braunio ... -- [S.l. : s.n., s.a.]

En el recto de la h. de grab. 68 aparece la fecha de 1594

Plano de Nápoles

1-7062

Aparte de los diferentes cargos que Alfonso Salmerón ocupó en la provincia jesuítica de Nápoles, fue destacado en la ciudad por sus sermones, su ejemplo de vida y la partici-pación en la “Compagnia dei Bianchi della Giustizia”, a la que pertenecían los seglares más cualificados y promotores de la reforma religiosa.

4. Braun, Georgius3. Concilio de Trento (1545-1563)

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30 31

2En sus normas provisionales de estudios de 1582, Salmerón precisaba que no era necesario prescribir

una norma general de seguir a un autor concreto, sino que lo importante era que coincidiera con las enseñanzas de la Iglesia, las Sagradas Escrituras y los papas.

Resulta llamativo que una persona de la relevancia intelectual de Salmerón no viera publicados en vida sus escritos o sus sermones. Sus diferentes labores de gobierno y sus misiones en el Centro y el Norte de Europa le impidieron poder dedicarse por completo a ello, a pesar de que se le solicitara en diversas ocasiones por la gran recepción que siempre tuvieron sus palabras, “libres de toda ligereza formal y toda concesión a la vanidad”, como él mismo expresaba. A partir de la década de 1570, con la liberación de funciones por su delegación en el viceprovincial Dionisio Vázquez, pudo emplearse más en ello. A la altura de 1583 ya estarían las obras escritas y listas para ser revisadas por Juan de Maldonado, a petición de Claudio Acquaviva, pero su muerte lo impidió y hasta más de una década después de su muerte no apareció la primera edición.

Buen conocedor y experto en la Biblia, su obra teológica se centró prácticamente en los comentarios de sus diferentes secciones, como las cartas de San Pablo, las canónicas, los hechos de los Apóstoles, el Génesis y el Apocalipsis. También se publicaron sus sermones.

La teología salmeroniana

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Commentariorum in sacrosancta Iesu Christi Evangelia : tomus septimus / qui inscribitur de pa-rabolis domini authore P. magistro Alfonso Salme-rone e Societate Iesu. -- Madrid : Luis Sánchez, 1597

Ex-libris impreso de la Biblioteca Arzobispal de Toledo y ex-libris manuscrito de los Jesuitas de To-ledo

4-672

Los comentarios que Salmerón realizó sobre los Evangelios fue la obra más voluminosa de su producción escrita. Consta de once volúmenes en total, en los que dejó impresas sus exposiciones realizadas en los sermones públicos y lecciones universitarias sobre el Nuevo Testamento y el relato que los evangelistas (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) realizaron sobre la vida de Jesucristo. El uso de la imagen de los cuatro evangelistas y sus respectivas alegorías fue recurrente en las portadas de la obra de Salmerón.

Alfonsi Salmeronis e Societatis Iesu Disputatio-num in Epistolas divi Pauli : tomus tertius. – Madrid : Luis Sánchez, 1602

Ex-libris de la Biblioteca Arzobispal de Toledo y ex-libris manuscrito de la Casa Profesa de la Com-pañía de Jesús de Toledo

4-679

Pablo de Tarso dirigió sus famosas trece epísto-las a diferentes comunidades (romanos, corintios, gálatas, efesios, filipenses, colosenses, tesaloni-censes) y personas (Timoteo, Tito y Filemón) para difundir la fe cristiana y aplicar su mensaje a las diferentes circunstancias que se podían encontrar.

5. Salmeron, alfonso, (S.I.) (1515-1585) 6. Salmeron, alfonso, (S.I.) (1515-1585)

Page 18: Alfonso Salmerón

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Alfonsi Salmeronis e Societate Iesu Commentarii in Euangelicam historiam & in acta apostolorum : tomus secundus : qui inscribitur de verbi ante incar-nationem gestis. – Colonia : Anton Hierat & Johann Gymnich, 1612

Sello del Instituto de Segunda Enseñanza de la Provincia de Toledo

4-18571

Los Comentarios sobre los Hechos de los Após-toles son una de las obras más conocidas de Salme-rón. Su análisis sirvió para establecer paralelismos y divergencias entre la Iglesia católica post-Trento y la Iglesia primitiva. En uno de los casos, se cues-tionaba la diferente cantidad de milagros que se relataban en las Sagradas Escrituras y la disminu-ción que se había producido en su tiempo.

7. Salmeron, alfonso, (S.I.) (1515-1585)

Alfonsi Salmeronis e Societatis Iesu Disputatio-num in Epistolas Canonicas et Apocalypsim ; tomus quartus ac omnium operum postremus. -- Madrid : Luis Sánchez, 1602

Ex-libris de la Biblioteca Arzobispal de Toledo y ex-libris manuscrito de la Casa Profesa de la Com-pañía de Jesús de Toledo

4-680

Los Comentarios al Apocalipsis y a las Epístolas Canónicas cierran la atención que Alfonso Salme-rón mostró al Nuevo Testamento en su producción impresa. El también llamado Libro de las Revelacio-nes es uno de los libros bíblicos que más análisis e interpretaciones ha tenido a lo largo de la historia. Por su parte, las Epístolas Canónicas fueron escri-tas por los apóstoles Santiago, San Pedro, San Juan y San Judas Tadeo.

8. Salmeron, alfonso, (S.I.) (1515-1585)

Page 19: Alfonso Salmerón

36 37

3 La normativa fue uno de los aspectos que le concedió a la Compañía de Jesús un rasgo diferenciador

con el resto de órdenes religiosas de su tiempo. También la dotó de un carácter modernizador y de impulso de la Reforma católica y educativa.

El desarrollo de la Regla jesuita vivió un momento clave con la elección de Claudio Acquaviva en la IVª Congregación General (1581). A partir de entonces, se inició un proceso de oficialización de las fuentes con la generación de diferentes documentos impresos que pudieran ser utilizados a lo largo y ancho de la geografía jesuita. Además, durante ese generalato se iniciaron las pesquisas e informes en diferentes colegios, que acabaron desembocando en la aprobación definitiva en 1599 del Ratio Studiorum. Éste era un moderno plan de estudios basado en las experiencias colegiales del medio siglo anterior, en el que se contemplaban tanto las materias que se impartirían, como las obligaciones y debe-res de alumnos, profesores y demás personal subalterno. Todos los actos de la vida del jesuita, tanto los espirituales como los terrenales, se encontraban contemplados en estos documentos.

Junto a estas obras de carácter regulador, también comenzaron a producirse documentos de gestión interna de la Compañía que favoreciesen el gobierno y cuidado de todas las casas desde Roma. Entre ellos, destacaron los catálogos trienales, que se enviaban al general cada tres años para llevar el control del número de religiosos de cada casa, haciéndose referencia a diferentes aspectos de cada individuo, como la edad, nacimiento, estudios y los trabajos que realizaban.

La Compañía de Jesús en su normativa

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Exercitia spiritualia / Ignacio de Loyola. -- Roma : Antonio Blado, 1548

3369

Esta edición respondería a un primer corpus de publicaciones impresas de la Compañía de Jesús en su intento por normalizar su actividad en los primeros años, unida a la redacción de las Cons-tituciones de la Orden por San Ignacio. La “editio prínceps” de la obra apareció en Roma en el año 1548 en los talleres de Antonio Blado. Se conser-van muy pocos ejemplares en España, lo cual le concede un valor destacado por su rareza.

9. Ignacio de loyola, Santo (1491-1556)

Exercitia spiritualia / Ignatio de Loyola, Socie-tatis Iesu ... autore. -- Viena : Colegio de la Com-pañía de Jesús, 1563

24618

Los Ejercicios Espirituales no son un documento normativo como tal, pero son fundamentales para conocer la propuesta espiritual de San Ignacio y de sus hermanos de Religión desde el principio, basada en la acción y el esfuerzo del fiel por su-perar etapas.

10. Ignacio de loyola, Santo (1491-1556)

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Constitutiones Societatis Iesu cum earum Decla-rationibus. -- Roma : Colegio de la Compañía de Jesús, 1583

Ex-libris de Luis Montalvo

17450

Las Constituciones son el principal documento normativo de la Compañía de Jesús. Fueron redac-tadas por Ignacio de Loyola a partir de 1547. Atendían todas las situaciones en las que podría verse inmerso un jesuita: el examen, la probación, la vida en la Orden, la fundación de colegios y universidades... Esta edición pertenecía a Luis de Montalvo (1549-1600), rector del colegio toleda-no de San Eugenio en la década de 1590.

11. Jesuitas

Ratio atque Institutio studiorum Societatis Iesu. -- Nápoles : Longo Tarquinio, 1598 (1599)

Ex-libris manuscrito del Colegio de Ocaña de la Compañía de Jesús

2135

El contenido del Ratio Studiorum responde a una base empírica, a través de las experiencias colegiales de diversos lugares del mundo, unida al espíritu docente que Ignacio de Loyola había pre-sentado en la IVª parte de las Constituciones, en la que, de manera más breve, atendía a la funda-ción, gobierno y materias que debían enseñarse.

12. Jesuitas

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42 43

Institutum Societatis Iesu ex decreto Congrega-tionis Generalis decimae quartae meliorem un di-gestum auctum : volumen primum. -- Praga : Univer-sitas Carolo-Ferdinanda, 1705

Ex-libris manuscrito del Colegio de San Eugenio y San Ildefonso de la Compañía de Jesús de Toledo

8999

Esta recopilación de documentos oficiales de la Compañía sería empleada en las fábricas jesuitas por los cargos de gobierno para tomar decisiones respecto a las circunstancias que se dieran, tan-to con sus hermanos, como con los externos. Han seguido editándose actualizaciones de esta obra, que hoy en día es de un indudable valor para la investigación.

13. Jesuitas

Page 23: Alfonso Salmerón

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4 Las novedades que introdujo la Compañía de Jesús en la espiritualidad y modo de proceder fueron cau-

sa de crítica desde los primeros años tras su fundación. El posible comportamiento herético, así como el dudoso origen (converso) de sus religiosos por la negativa inicial al establecimiento de pruebas de limpieza de sangre, fueron el caldo de cultivo para que surgieran críticas, incluso dentro de la Iglesia, como las del teólogo Melchor Cano y el arzobispo toledano Juan Martínez Silíceo.

A causa de estas críticas, los hijos de San Ignacio se armaron de un potente instrumento de propa-ganda que contrapusiera una imagen virtuosa a la oscura y negativa de sus opositores. De este modo, a partir del generalato de Acquaviva comenzaron a imprimirse una serie de obras que ensalzaran a la Compañía de Jesús en su conjunto y a través de sus individualidades. La Orden se mostraba como un ente único y dinámico, pero al mismo tiempo heterogéneo por la diversidad de territorios en los que se encontraban. También se daba importancia a los sujetos, que se presentaban como ejemplos de virtud para la sociedad, comenzando por el ideólogo y primer general, San Ignacio de Loyola, y continuando con el resto de sus hermanos de Religión, con especial importancia para aquellos que habían sufrido el martirio. La figura de Pedro de Ribadeneyra destacó en las primeras décadas como el principal represen-tante de la propaganda jesuita.

A.M.S.G.: Ad Maiorem Societatis Gloriam

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46 47

Vita Ignatii Loiolae, qui religionem clericorum Societatis Iesu instituit / a Petro Ribadeneira. -- Ma-drid : Viuda de Alfonso Gómez, 1586

Ex-libris de la Biblioteca Arzobispal de Toledo y ex-libris manuscrito de D. Francisco de Santiago Palomares

4-5132

Esta biografía fue traducida en 1592 al cas-tellano por el propio Pedro de Ribadeneyra. Sig-nificó el punto de partida del proyecto biográfico jesuita, que comenzó con las vidas de los primeros generales (Ignacio de Loyola, Diego Laínez y Fran-cisco de Borja), que también salieron de la pluma de este ilustre jesuita, continuó con diferentes histo-rias generales, provinciales y locales y las recopi-laciones de Nieremberg y Andrade del siglo XVII.

14. ribadeneyra, Pedro de, (S.I.) (1526-1611)

Annuae litterae Societatis Iesu anni MDLXXXI. -- Roma : Colegio de la Compañía de Jesús, 1583

Ex libris manuscrito de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús de Toledo

28705

Las Cartas Anuales son un documento muy des-conocido dentro de la producción impresa jesuíti-ca. Se desarrollaron fundamentalmente a partir de la IVª Congregación General (1581) y tenían la función de recopilar dentro de un mismo volumen las noticias que habían surgido en todo el orbe jesuita a lo largo de un año. Presentan un relato un tanto dulcificado e interesado de los acontecimien-tos, por lo que fue un elemento de propaganda más, a pesar de que fuera de uso interno de la Orden.

15. Jesuitas

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Tratado en el qual se da razon del Instituto de la religion de la Compañía de Jesús / escrito por el Padre Pedro de Ribadeneyra, religioso de la mis-ma Compañía. -- Madrid : Colegio de la Compa-ñía de Jesus de Madrid , 1605

Ex-libris ms. del Colegio de la Compañía de Jesús de Toledo

2872

Escrito en un momento convulso para la Compa-ñía de Jesús, especialmente para las provincias es-pañolas, en el que diversos de sus miembros solici-taron la intervención de Felipe II y la realización de una visita. Tras ella, los “memorialistas” solicitarían la ejecución de una serie de cambios que, entre otras cosas, separan el gobierno de las provincias españolas, con un superior al mismo nivel que el romano. Representa la defensa del ideal ignaciano ante compañeros como Dionisio Vázquez, o inclu-so Juan de Mariana, del que se imprimió póstuma-mente su “Discurso sobre las enfermedades de la Compañía” (1625).

16. ribadeneyra, Pedro de, (S.I.) (1526-1611)

Illustrium scriptorum religionis Societatis Iesu ca-talogus / auctore P. Petro Ribadeneira Societatis euisdem theologo. -- Amberes : Juan Moreto, 1608

Ex-libris ms. de la Compañía de Jesus de Toledo

SL/247

El catálogo de escritores jesuitas de Ribade-neyra fue el inicio de una magna obra que a lo lar-go de los siglos ha tenido continuidad dentro de la Compañía. Es una demostración de la capacidad literaria de los jesuitas en los diferentes campos del saber, con especial importancia para la teología. Posteriormente, autores como Felipe Alegambe, Nathanael Southwell y Carlos Sommervogel man-tuvieron este espíritu de recopilación bibliográfica en los siglos XVII y XIX, que en la actualidad ha sido retomado por la Universidad de Boston y el Proyecto “New Sommervogel”.

17. ribadeneyra, Pedro de, (S.I.) (1526-1611)

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Ideas de virtud en algunos claros varones de la Compañía de Jesús / recopilados por el Padre Juan Eusebio Nieremberg, de la misma Compañía. -- Madrid : María de Quiñones, 1643

Ex libris del convento de la Compañía de Jesús de Ocaña

327

Esta obra dio inicio a la serie conocida como “Varones ilustres de la Compañía de Jesús”. Se prepararía con razón de las celebraciones por el primer centenario de la fundación de la Orden. Sus primeros cinco volúmenes fueron escritos por este jesuita madrileño, que tuvieron continuidad con dos más que redactó el toledano Alonso de Andrade y las “Glorias del segundo siglo” de José Cassani, ya en el siglo XVIII. Uno de los puntos más destacados de esta obra, aparte de la gran cantidad de jesuitas que aparecen, es el carácter hagiográfico con el que se tratan sus biografías.

18. nieremberg, Juan eusebio (1595-1658)

Glorias del segundo siglo de la Compañia de Jesús : dibuxadas en las vidas de algunos de sus varones ilustres que han florecido desde el año de 1640 / escritas por el P. Joseph Cassani, de la misma Compañía ; tomo tercero y nono ; obra que empezó el V. P. Juan Eusebio Nieremberg . -- Ma-drid : Manuel Fernandez, 1736

Ex libris impreso de la Biblioteca Arzobispal de Toledo

4-1818

Esta obra significó la continuación en el siglo XVIII del gran proyecto biográfico jesuita iniciado por Juan Eusebio Nieremberg, centrado en aque-llos religiosos que nacerían o ingresarían en la Or-den a partir del cumplimiento del primer centenario de existencia de la Compañía de Jesús. La obra biográfica de Cassani se completó con los volú-menes dedicados a las vidas de San Estanislao de Kotska (1715) y San Luis Gonzaga (1726).

19. Cassani, José, (S.I.)

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5El campo de la Historia fue normalmente transitado por los hijos de San Ignacio. Incluso hubo momen-

tos en los que modernizaron la crítica documental, como hicieron los bolandistas flamencos del siglo XVII. Sin embargo, también hubo casos como el del toledano Jerónimo Román de la Higuera, acusado de falsear sus fuentes. Ello provocó que sus compañeros le negaran el apoyo para la publicación de su Historia de la imperial ciudad de Toledo, que aún hoy sigue manuscrita. En todo caso, dedicaron sus esfuerzos a la realización de historias generales y particulares, tanto de la propia Orden, como de los sucesos ocurridos fuera de ella.

En cuanto a las historias de la propia Orden, se convirtieron en un instrumento más de propaganda de sus trabajos y la virtud de sus individuos. La historiografía de la Orden surgió a partir de la década de 1580 con la intención de crear una Historia de la Compañía, con la que pudieran contrarrestar lo “reciente” de su fundación. De este modo, todas las historias provinciales y locales que se escribieron tendrían inicialmente forma de informe, aunque algunas tuvieron tan buenas trazas que pasaron a la imprenta. Algo que tienen todas en común es que junto al relato de los acontecimientos, aparecen nume-rosas biografías de jesuitas con la forma de elogio santoral.

Los escritores ignacianos también se ocuparon de la historia del mundo al margen de los sucesos ocurridos en su Orden. En este sentido, escribieron historias generales, junto a otras más concretadas en una región geográfica o una ciudad.

Historia e historiografía jesuitas

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Chrono-historia de la Compañía de Jesús, en la Provincia de Toledo / escrita por el P. Bartholomé Alcazar de la misma Compañia ; primera parte. -- Madrid : Juan García Infanzón, 1710

Ex-libris manuscrito del Colegio de Alcaraz

1-3364

La historia del padre Alcázar es una obra de indudable valor para conocer la evolución de las diferentes fundaciones en la provincia jesuítica de Toledo en la Edad Moderna. Se encuentra inmersa en el segundo gran proyecto historiográfico jesuita, iniciado a finales del siglo XVII y que dio como resultado una gran cantidad de historias provincia-les. Solamente se imprimieron sus dos primeros vo-lúmenes, correspondientes a los años 1540-1580. La obra continuaría hasta 1620, como puede ob-servarse por las copias manuscritas que se conser-van en el Archivo Histórico jesuita de Alcalá de Henares. Junto a la Historia de Francisco Antonio de 1604, son las únicas dedicadas a los territorios toledanos durante la Edad Moderna.

20. alcázar, Bartolomé de

Historiae Societatis Iesu prima pars / autore Nicolao Orlandino societatis eiusdem. -- Roma : Bartolomeo Zannetti , 1615

Ex-libris manuscrito del Convento de la Compa-ñía de Jesús de Almonacid de Toledo

32140

Dentro del primer proyecto historiográfico de la Compañía de Jesús, se le encargó a este florentino la redacción de la primera Historia General de la Orden. Sin embargo, murió en 1606, cuando solamente había preparado el tomo correspon-diente al generalato de San Ignacio. El proyecto fue retomado por Francesco Sacchino, uno de sus colaboradores, que se ocupó de los volúmenes correspondientes a los gobiernos de Diego Laínez (1558-1565), Francisco de Borja (1565-1572), Everardo Mercuriano (1572-1581) y Claudio Ac-quaviva (1581-1615).

21. Orlandini, nicola, (S.I.)

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Historia de las missiones que han hecho los re-ligiosos de la Compañia de Jesus para predicar Sancto Euangelio en la India Oriental y en los rey-nos de la China y Iapon / escrita por el Padre Luis de Guzman religioso de la misma compañia ; primera parte. – Alcalá de Henares : Viuda de Juan Gracián, 1601

SL/821

Resulta llamativo que Luis de Guzmán escribie-ra esta obra cuando ocupó diversos cargos en la provincia jesuítica de Toledo y no fuera misionero en los territorios asiáticos. No obstante, uno de los aspectos más importantes de esta obra es el relato que hace el padre Guzmán de los usos y costumbres cotidianos de aquellos territorios y el contraste existente entre la Cristiandad europea y el Extremo Oriente. Este choque cultural se manifes-tó en episodios como la embajada japonesa que viajó a Europa y cruzó la Península Ibérica para presentarse ante Felipe II y el Papa Gregorio XIII.

22. Guzmán, luis, (S.I.)

Historia de la provincia de Philipinas de la Com-pañía de Jesús : segunda parte desde el año de 1616 hasta el de 1716 / por el P. Pedro Murillo Velarde de la de la Compañía de Jesús. -- Manila : Imprenta de la Compañía de Jesus, Nicolás de la Cruz Bagay, 1749

Ex-dono manuscrito del autor para el Colegio de la Compañía de Jesús de Toledo

4-7767

Esta historia retomaba la narración de los tra-bajos apostólicos jesuitas en las islas Filipinas que había sido iniciada por Pedro Chririno (1604) y Francisco Colín (1663).

El mapa que aparece en este volumen fue rea-lizado por el propio Murillo Velarde después de diferentes versiones, a partir de su “Carta hydro-graphica y chorographica de las yslas Filipinas” (Manila, 1734).

23. murillo Velarde, Pedro

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Primera parte de la descripción general de Affrica : con todos los successos de guerras que a avido desde que Mahoma inventó su secta, hasta el mil y quinientos y setenta y uno / por Luys del Marmol Carvajal. -- Granada : René Rabut, Juan Diaz, 1573

Ex-libris ms. de los Jesuitas de Alcalá

4-7776

Es la primera obra en castellano dedicada a describir el territorio africano. Fue fruto de sus años como paje en la expedición militar tunecina de 1535, de los que en ocho sufrió cautiverio. En su relato, se aúnan los puntos de vista antropológico, histórico, geográfico y zoológico, haciendo una enumeración de los países, ciudades, ríos y fauna. Del mismo modo, en sus escritos se presentan las complejas relaciones existentes entre las civiliza-ciones cristiana e islámica.

24. mármol Carvajal, luis de

Io. Marianae hispaniae Socie. Iesu, Historiae de rebus Hispaniae libri XXV. -- Toledo : Pedro Ro-dríguez, 1592

Ex-libris de la Biblioteca Arzobispal de Toledo

4-5371

Este libro es, junto al “De Rege”, el más famoso de la extensa obra de Mariana. Fue traducida por él mismo al castellano unos años después (1601). Su preparación se iniciaría a partir de 1574, cuan-do fue enviado de manera expresa a Toledo desde Roma para que aprovechara los amplios fondos archivísticos que allí podría consultar. Su fama per-vivió en el tiempo, siendo el modelo en el que se fijaron multitud de historiadores de los siglos poste-riores, hasta la publicación de la “Historia General de España” de Modesto Lafuente (1850-1867).

25. mariana, Juan de (1536-1624)

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Mappamondo istorico cioè ordinata narrazione de quattro somni imperi del mondo e della monar-chia di Christo / opera del P. Antonio Foresti della Compagnia di Gesú. -- Venecia : Girolamo Albri-zzi, 1720

4-5876

En esta obra se narra la historia de los grandes imperios y países del mundo, a saber: Asiria, Per-sia, Grecia, Siria, Egipto, el reino de los Partos, Roma, los reinos europeos bárbaros y medieva-les, Venecia, Génova, España, Bohemia, Polonia, Hungría, Jerusalén, Chipre, Inglaterra y Escocia. Temporalmente, llegaba prácticamente hasta su época. Fue continuada por Apostolo Zeno, por el marqués Domingo Suárez y por el doctor Silvio Grandi.

26. Foresti, antonio, (S.I.)

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6 A pesar de que Ignacio de Loyola había dispuesto en las Constituciones de la Orden que sus religiosos

no podían verse inmersos en cuestiones de índole terrenal, a lo largo de la historia nos los encontra-mos en situaciones políticas y económicas que poco o nada tenían que ver con el ejercicio del aposto-lado. En diversas ocasiones se argumentó que la participación jesuita en la teoría política no estaba in-cluida en los campos vetados por las Constituciones, puesto que no significaba un ejercicio de la política en sí misma, sino una opinión. La participación del religioso se reducía al planteamiento de situaciones y soluciones, dejando de lado su realización sobre el terreno.

Una parte importante de la obra política de los jesuitas estuvo dirigida a la figura del Rey, formando parte de la extensa producción de literatura especular castellana, que se remonta a la Edad Media. En estos libros, los autores presentaban al monarca los medios a su disposición para mejorar como gober-nante y los ejemplos de la Antigüedad en los que fijarse.

La confrontación con las teorías de Nicolás Maquiavelo respecto al gobierno del príncipe fue otra de las características más destacadas de los autores políticos jesuitas. Frente al uso de la Religión por parte de la Política que defendía el secretario florentino, estos jesuitas respondían que el gobierno virtuoso era aquel subordinado al respeto y obediencia de la Iglesia Católica.

Los autores políticos más conocidos de la Compañía de Jesús fueron Juan de Mariana, Pedro de Riba-deneyra y Baltasar Gracián.

La teoría política y los jesuitas

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Tratado de la religión y virtudes que deve tener el príncipe christiano para governar y conservar sus estados contra lo que Nicolás Machiavelo y los políticos deste tiempo enseñan / escrito por el P. Pedro de Ribadeneyra, de la Compañia de Iesus. -- Madrid : Pedro Madrigal, 1595

Ex libris manuscrito del Colegio de la Compa-ñía de Jesus de Toledo

SL/3386

Conocida habitualmente como el “Príncipe Christiano”, esta obra fue la principal crítica que los jesuitas escribieron contra la teoría política de Nicolás Maquiavelo, su independencia de la polí-tica y, sobre todo, la instrumentalización de la Reli-gión por parte del gobernante en su provecho. Por otra parte, la obra de Ribadeneyra fue el primer “espejo de príncipes” que se imprimió dentro de la Compañía de Jesús.

27. ribadeneyra, Pedro de, (S.I.) (1526-1611)

Philosophia moral de príncipes, para su buena criança y govierno y para personas de todos esta-dos / compuesta por el Padre Juan de Torres, de la Compañía de Jesús. -- Burgos : Felipe Junta y Juan Bautista Varesio, 1596

Ex libris manuscrito de Eugenio de Narbona

20451

Juan de Torres fue el primer escritor jesuita que dedicó una obra a la figura del príncipe, aunque sus volúmenes fueron enviados a la imprenta des-pués del “Príncipe Christiano” de Ribadeneyra. Sin hacer la crítica encendida que hizo el toledano de Maquiavelo, la obra de Torres fue similar a ella, es-tableciendo que las virtudes cardinales (Fortaleza, Justicia, Prudencia y Templanza) eran las claves del buen gobierno.

28. Torres, Juan de, (S.I.) (1562-1633)

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Ioannis Marianae Hispani e Soc. Iesu De rege et regis institutione libri III. -- Toledo : Pedro Rodrí-guez, 1599

Ex libris manuscrito del Colegio de San Eugenio de Toledo

SL/1518

Es una de las obras más famosas de este jesuita talaverano, escrita a petición de García de Loay-sa, preceptor de Felipe III. Su notoriedad viene pro-vocada por la teoría del tiranicidio que aparece en sus páginas, que le causó más de un sinsabor al autor y a la propia Compañía de Jesús. El asesina-to de Enrique IV de Francia se relacionó con ello, por lo que sus copias fueron quemadas solemne-mente por el Parlamento de París en 1610. Por su parte, los jesuitas trataron de desmarcarse de ello y dieron órdenes por toda la Orden de que ni se imprimiera ni se enseñara en sus aulas.

29. mariana, Juan de (1536-1624)

El Enbaxador / por don Iván Antonio de Vera I Çvniga comendador de la Barra en la Orden de S.Tiago . A Don Felipe III. N. S glorioso Monarca, de España Emperador de las Indias. -- Sevilla : Francisco de Lyra, 1620

Ex-libris del Infante Luis Antonio Jaime de Borbón y ex-libris manuscrito y sello del Colegio de San Hermenegildo de la Compañía de Jesús de Sevilla

1-4847

Este volumen resulta de gran interés por su pro-cedencia y por el tema del que se ocupa. A pesar de provenir de un colegio jesuita, llegó como parte de la biblioteca del infante Luis Antonio Jaime de Borbón. Por otra parte, la obra del conde de Roca fue el primer tratado sobre diplomacia en castella-no, que se convirtió en un manual de uso común entre aquellos que iniciaban la carrera diplomá-tica. Puso en práctica aquellas enseñanzas que había impartido por orden del conde-duque de Olivares en las diferentes ocasiones en que fue en-viado como embajador a la península italiana. Las traducciones al francés (1635) y al italiano (1646) muestran la relevancia que tuvo su contenido en la época.

30. Vera y Zuñiga, Juan antonio de

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Typus mundi in quo eius calamitates et pericula nec non Diuini, humanique Amoris antipayhia, em-blematice proponuntur à R.R.C.S.I.A. -- Amberes : Jean Cnobbaert, 1627

Ex-libris manuscrito de Andrés Antonio Arteaga

SL/1958

Esta obra emblemática es una rareza dentro de la producción bibliográfica jesuita. Los emblemas representan la oposición entre el amor de Dios y el del hombre, haciendo continuas referencias a los problemas a los que se enfrentaba el ser humano en su vida cotidiana. Algunos autores relacionan la simbología utilizada en sus páginas con la al-quimia.

31. Typus

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7 Junto a la participación en las polémicas teológicas que tanta fama dio a los jesuitas desde un princi-pio, especialmente las mantenidas en Centroeuropa, nos encontramos con una literatura de un tono

menos belicoso y complejo para el gran público. Mientras aquellas obras estaban dirigidas a contradecir los argumentos de sus opositores protestantes, éstas tenían como objetivo el conjunto de la sociedad católica y la reforma de sus usos y costumbres.

La literatura edificante que desarrollaron los escritores de la Compañía de Jesús estaba enfocada a mostrar al católico los medios que estaban a su disposición para llevar una vida virtuosa y plena, que acabara desembocando en su salvación. Como los propios títulos de las obras señalan, se presentaban caminos, escaleras, itinerarios de virtud, esto es, normas de comportamiento que seguir, con indepen-dencia del estrato social al que se perteneciese. De hecho, los jesuitas clasificaban a la sociedad de dos maneras: por una parte, distinguían entre pecadores y virtuosos; por otra, de un modo más com-pleto y siguiendo el medieval orden de los estados, señalaban a los casados, viudos, mozos, criados y religiosos. Todos tenían su espacio en estas obras porque todos tenían su propio camino de virtud, que recorrían con cada acto cotidiano, por trivial que pudiera parecer.

Este género también tuvo sus manifestaciones en la realización de diferentes biografías ejemplarizan-tes, que mostraban a la sociedad espejos de virtud en los que mirarse. Normalmente fueron relatos de los miembros de la propia Orden, pero también se escribieron sobre personas que tuvieron en su entorno, especialmente en los casos de los benefactores.

Literatura religiosa y edificante

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Catecismo y exposición breve de la doctrina christiana / compuesto por Geronimo de Ripalda de la Compañía de Jesús ; y ahora de nuevo exa-minado y corregido por los padres Diego de Ri-vera y Juan Manuel de Villarrubia ... de la misma compañía. -- Madrid : Antonio Sanz, 1763

4-9676

El catecismo de Ripalda fue uno de los más famosos de la época y su vigencia llegó incluso hasta el siglo XX. No obstante, esta atribución al jesuita turolense no sería del todo correcta, puesto que el autor original del catecismo sería su herma-no de religión Gaspar de Astete. En todo caso, fue un documento básico en las escuelas y en la enseñanza de los misterios y las oraciones bási-cas, especialmente a los niños. Su redacción en castellano permitió la extensión de su uso, incluso por encima de la Biblia, que sólo podía ser leída en su versión oficial latina.

32. ripalda, Jerónimo de, (S.I.) (1536-1618)

Práctica del catecismo romano y doctrina chris-tiana : sacada de los catecismos de Pio V y Cle-mente VIII : con las divisiones y adiciones necessa-rias al cumplimiento de las obligaciones christianas ; van al fin añadidos varios exemplos de los puntos principales de la Doctrina/ dedicado a todos los de estos reinos por I.E.N. -- Madrid : Diego Diaz de la Carrera, 1640

Ex libris del Colegio de los Jesuitas de la Com-pañía de Talavera

360

El texto de este autor prolífico puso en marcha un método de adoctrinamiento consistente en la lectura del catecismo durante la Eucaristía. De este modo, se ampliaba y mejoraba la instrucción reli-giosa, que se convertía en masiva, eficiente y con un mínimo de calidad asegurada, independiente-mente de la preparación de los clérigos. Gracias a la labor de difusión del propio Nieremberg, este catecismo se convirtió durante mucho tiempo en el libro usado en muchas parroquias.

33. nieremberg, Juan eusebio (1595-1658)

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Segundo tomo de la perfección del christiano en los estados y oficios de las tres repúblicas, se-glar, eclesiástica y religiosa : tratasse mas parti-cularmente de la seglar : tiene cinco tratados / compuesto por el padre Luys de La Puente de la Compañía de Jesús. -- Valladolid : Francisco Fer-nandez de Córdoba, 1613

Ex-libris manuscrito del Carmen Calzado de To-ledo

14833

La obra del jesuita vallisoletano es uno de los mejores ejemplos de “recetarios de virtud” que la Compañía de Jesús redactó a principios del siglo XVII. La estructura de su obra en cuatro volúmenes permite ver la clasificación en “estados” que los jesuitas adoptaron de la tradición castellana me-dieval, pues don Juan Manuel ya usó tal término en su “Libro de los Estados”. Este segundo volumen está dedicado a los ámbitos sociales laicos, en los que se marcaban los usos y costumbres del virtuo-so, desde el monarca hasta el último de los criados de una casa. Los restantes estaban dedicados a los sacramentos (primero) y a los estamentos y jerar-quía eclesiástica (tercero y cuarto).

34. Puente, luis de la, (S.I.) (1554-1624)

Vida de Doña Isavel de la Palma, religiosa bea-ta de la Cassa Professa de la Compañía de Jesús de Toledo / escripta por el Padre Estavan de la Palma, su confesor Rector de el Colegio de San Eugenio de la misma Compañía de Jesus de Toledo la qual paso de esta vida a la eterna primero de diciembre de mil y seiscientos y treinta años. -- S. XVII, post 1630

Ex- libris ms. del Colegio de San Bernardino de Toledo

Ms 626

Esteban de la Palma (1564-1636) ha pasado a la posteridad como hermano de Luis de la Pal-ma, que fue uno de los jesuitas más ilustres de su tiempo en la provincia jesuítica de Toledo, siendo su provincial en un par de ocasiones y gobernan-do algunos de sus colegios. No obstante, Esteban también ocupó varios puestos de responsabilidad en la Compañía de Jesús, siendo rector de los cole-gios de Talavera y Toledo, prefecto de estudios en Alcalá de Henares y predicador y confesor durante las últimas décadas de su vida en Toledo. Junto a esta biografía de doña Isabel de la Palma, que posiblemente fuera su hermana, también escribió la vida de doña Ana Sotelo, abadesa del convento de Santo Domingo el Antiguo.

35. Palma, esteban de la, (S.I.)

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Dechado de Perfección. Relación breve de las vidas dignas de consideración de algunos santos naturales de la ciudad imperial de Toledo que flo-recieron en un mismo linage en gran perfección y admirables y santas virtudes. – Sevilla, 1649

Ex libris manuscrito de Francisco Javier de San-tiago Palomares

Ms.445

Este volumen está dedicado a mostrar las bio-grafías ejemplares de diversos miembros de las fa-milias Palma, Hurtado y de la Fuente, que estaban relacionadas por vínculos familiares. Resaltamos la biografía del jesuita Melchor Hurtado, que des-pués de graduarse en Salamanca, ingresó en la Compañía de Jesús y fue misionero en Japón y en las islas Filipinas, donde sufrió cautiverio y murió en 1608. El relato destaca por ser un elogio, pero también por las breves descripciones que se hacen de la geografía y los pueblos filipinos, como los tagalones o los bisayas.

36.

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8 A mediados del siglo XVIII, los jesuitas disponían de un gran patrimonio y tenían un importante ascen-

diente en la sociedad como resultado del trabajo apostólico desarrollado en los siglos anteriores. Ello provocó las desconfianzas de algunas de las grandes monarquías europeas del momento, en pleno auge del Despotismo Ilustrado y sus políticas de reforzamiento de la figura del Rey. Mientras unos monarcas atendían a su labor educativa en los colegios, otros los miraron con recelo porque entendían que eran espías del Papa y sus grandes posesiones eran un obstáculo para su poder absoluto.

Ese contexto de oposición regalista a la Compañía de Jesús culminó con las expulsiones de Portugal (1759), Francia (1762) y España (1767). En el caso de España, se utilizó el descontento de los motines del pan de los años anteriores (el motín de Esquilache fue uno de ellos) y se acusó a los jesuitas de ha-berlos instigado en contra de la Corona, volviendo a la población en su contra. A partir de la Pragmática Sanción de 1767, se procedió a la expulsión de los religiosos de todos los territorios hispanos de uno y otro lado del Atlántico y a la incautación de todos sus bienes en las llamadas Temporalidades. No obstante, los ministros de Carlos III no se contentaron con ello y fueron más allá, comenzando a presio-nar a los pontífices para que procedieran a su eliminación completa. Clemente XIII mantuvo su apoyo a los jesuitas en ese momento tan complicado. Sin embargo, su sucesor Clemente XIV se doblegó y en 1773 promulgó el breve Dominus ac Redemptor, por el que la Compañía de Jesús desaparecía casi por completo, con la excepción de los territorios de Rusia y Prusia, donde los jesuitas recibieron el apoyo de Catalina la Grande y Federico II, respectivamente.

La expulsión de la Compañía de Jesús (1767)

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Deduccion chronologica y analitica en que por la succesiva serie de cada uno de los reynados de la monarquia portuguesa, desde Juan III hasta el presente, se manifiestan los horrorosos estragos que hizo en Portugal y en todos sus dominios la Compañía llamada de Jesús hasta su expulsion en 1759 / escrita por Joseph de Seabra de Silva ; traducida del idioma portugués por Joseph Maymó y Ribes. -- Madrid : Joaquín Ibarra, 1768

Ex-libris manuscrito de la Librería del Convento de los Franciscanos de Yepes

13143

En los años que siguieron a la expulsión de los jesuitas españoles, pasaron por la imprenta varias obras que justificaban tal acontecimiento, señalando “todos los males” que la Compañía ha-bía realizado allá donde se había instalado. En unos casos, como el que acompaña estas líneas, el Secretario de Estado Adjunto del Marqués de Pombal se remontaba siglos atrás hasta la propia fundación de la Orden. En otros, como ocurrió res-pecto a las reducciones guaraníes del Paraguay, se llegaba a afirmar que las ciudades autosuficien-tes que habían fundado los jesuitas tenían como objetivo acabar fundando un reino independiente de los monarcas español y portugués.

37. Seabra da Silva, José de (1732-1813)

Instrucción formada por los señores fiscales de orden del Consejo en el Extraordinario, sobre el orden y método, con que deberá procederse á la sustanciación y determinacion de los pleytos y ne-gocios, que se susciten contra los bienes y efectos pertenecientes á las Casas, Colegios, Residencias ó Misiones, que los Regulares de la Compañía te-nían en los dominios de Indias é Islas Filipinas. -- [S.l.] : Imprenta del Superior Gobierno, 1768

Fechada en Madrid a 24 de febrero de 1768, firmada por D. Pedro Rodríguez Campomanes y José Moñino

P.V. 64 (15)

Tras la expulsión de 1767, se procedió a la in-cautación por parte de la Corona de todos los bie-nes raíces y muebles que tenía la Compañía en los territorios gobernados por Carlos III en la península y Ultramar. De este modo, emitió esta instrucción por la cual se señalaba el modo de proceder con las llamadas “Temporalidades”.

38. Instrucción

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Breve de nuestro muy santo padre Clemente XIV por el qual ... suprime, deroga y extingue el institu-to y orden de los Clérigos Regulares, denominados de la Compañía de Jesús. -- Madrid : Pedro Marín, 1773

4-22530

El papa Clemente XIV no ocupaba la silla ponti-ficia romana durante la década anterior en la que se produjeron las expulsiones de la Compañía de Jesús. Sin embargo, sufrió las presiones de tales acontecimientos y el 21 de julio de 1773 promul-gó el breve “Dominus ac Redemptor”, mediante el cual suprimía la Compañía de Jesús, que solamen-te se mantuvo activa en las monarquías del Este de Europa, donde obtuvieron los apoyos de Catalina la Grande y Federico II.

39. Iglesia Católica. Papa (1769-1774: Clemente XIV)

Real Cédula de S.M. y señores de su Consejo, encargando a los Tribunales Superiores, Ordina-rios Eclesiásticos, y Justicias de estos Reynos cuiden respectivamente de la egecución del Breve de su Santidad por el qual se anula, disuelve y extingue perpetuamente la Orden de Regulares, llamada la Compañía de Jesús. -- Madrid : Pedro Marín, 1773

4-21673

Tras el decreto de expulsión de la Compañía de Jesús de todos los territorios de la Corona del 31 de marzo de 1767, vino el breve de Clemente XIV de 1773 por el que se disolvía la Orden ig-naciana. A renglón seguido, Carlos III emitió esta Real Cédula para asegurarse que se hacía cumplir el mandato pontificio y no había jesuitas en sus territorios.

40. españa [Cédula, 1773-09-16]

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9 Los fondos de las bibliotecas de los diferentes centros que regentó la Compañía de Jesús (colegios,

casas profesas, casas de probación o noviciados) reflejan las diversas materias que enseñaron en sus aulas y los asuntos extraescolares a los que se dedicaron sus miembros.

Por sus vínculos con el Humanismo, en sus fondos se encontraban las principales obras de la Antigüe-dad greco-latina, con autores como Aristóteles, Virgilio, Julio César, Séneca, Arquímedes y Horacio. A ellos, se unían otros de época medieval, como Santo Tomás, cuya Summa Theologica siguieron, Ramón Llull, Guillermo de Ockham y Giovanni Boccaccio. Por último, como no podía ser de otra manera, sus estanterías también albergaban las obras cumbre del erasmismo, con volúmenes del propio Erasmo de Rotterdam y Luis Vives.

Debido a que su principal utilidad sería el apoyo en la instrucción colegial, en las bibliotecas jesuitas había libros de Gramática y Ortografía castellana (Antonio de Nebrija) y latina (Aldo Manuzio); Álgebra y Matemáticas (Clavius); Medicina (Galeno); Geometría (Euclides); Filosofía; Retórica (Cicerón); Historia (Tucídides, Homero, Tito Livio, Tácito, Plinio, Salustio); y Teatro (Sófocles, Eurípides), en cuya disciplina destacaron por las obras pedagógicas que compusieron y representaron en sus colegios.

Otro uso al que se destinaban los fondos de las bibliotecas jesuitas fue la confección de argumentos dentro de las polémicas teológicas que mantuvieron contra sus homólogos protestantes. En este sentido, hay que resaltar los privilegios pontificios que tuvieron los jesuitas para tener libros heréticos en sus biblio-tecas, con el objetivo de conocerlos y, a partir de ello, poder rebatirlos. También sirvieron como material de consulta para aclarar aquellas dudas cotidianas que se presentasen.

Usos de una biblioteca colegial jesuita

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Homiliae clarissimi viri fratris Hieronymi Sauo-narolae Ferrariensis ordinis praedicatorum in totum libellum Ruth, ac in totum Michaeam, & in tria alia scripturae loca, opus nunc primùm ex Hetrusca lin-gua in Latinam versum / interprete fratre Alfonso Mugnozio Tevario familiae item predicatoriae. -- Salamanca : Juan de Cánova, 1556

Ex-libris manuscrito de la Casa Profesa de Tole-do. Certificación manuscrita de haber sido expur-gado en el año de 1587, según escrito autógrafo del padre Juan de Mariana.

SL/368

La obra de Girolamo Savonarola, religioso ita-liano que vivió en Florencia durante la segunda mitad del siglo XV, se incluyó en el Índice de libros prohibidos por la Inquisición, de ahí la certifica-ción de Juan de Mariana de 1587. Predicó contra el lujo de la sociedad florentina y contra la corrup-ción de la Iglesia Católica, llegando a cuestionar al Papa Alejandro VI, por lo que fue castigado con la excomunión y la muerte en la Piazza de la Signoría. Sin embargo, aunque su obra sufrió el expurgatorio inquisitorial, se podía leer en los colegios jesuitas.

41. Savonarola, Girolamo (1452-1498)

Questión moral : si el chocolate quebranta el ayuno eclesiástico : tratase de otras bebidas i confecciones que usan en varias provincias / por Antonio de León Pinelo. -- Madrid : Viuda de Juan González, 1636

Ex-libris manuscrito de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús de Madrid

SL/1570

El historiador Antonio de León Pinelo, tras haber pasado su infancia y juventud en América, llegó a ser Cronista Mayor de Indias ya en tierras es-pañolas entre 1658 y 1660. Antes de esos años escribió esta curiosa obra sobre si el consumo de chocolate y otras bebidas muy habituales en tierras americanas era compatible con el ayuno cristiano. Fue publicado en la imprenta madrileña de Ca-talina de Barrio, viuda de Juan González, cuyo taller ya había impreso el Epítome de la Bibliothe-ca Oriental y Occidental, nautica y geográfica de León Pinelo.

42. león Pinelo, antonio de

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Ael. Antonii Nebrissensis Introductiones in la-tinam grammaticen per eundem recognitae atque exactissime correctae glossematis cum antiquo exemplari collatis. – Granada : Sancho y Sebas-tián de Nebrija, 1552

Ex-libris manuscrito del Colegio de la Compa-ñía de Jesús de Almonacid

Res.893

Obra del humanista sevillano Antonio de Nebri-ja, profesor de gramática y retórica en la Univer-sidad de Salamanca, publicada por primera vez en 1481. Sus hijos, Sancho y Sebastián Nebrija, establecieron una imprenta en Granada en 1533 y allí imprimieron las obras de su padre, para lo que tenían privilegio otorgado por Carlos V. Las gramáticas de Nebrija formaban parte de las bi-bliotecas de los colegios para enseñanza del latín y del castellano.

43. nebrija, antonio de (1444-1522)

Reglas de ortografía en la lengua castellana / compuestas por Antonio de Lebrija ; hízolas reim-primir a añadiendo algunas reflecciones don Gre-gorio Mayáns i Siscar. -- Madrid : Juan de Zuñiga, 1735

Ex-libris del Convento de la Compañía de Jesús de Talavera

SL/3675

Antonio de Nebrija fue el autor de la prime-ra gramática de la lengua castellana en 1492. En esta obra dividía la gramática en cuatro dis-ciplinas: ortografía, prosodia, etimología y sinta-xis, que fueron estudiadas durante toda la Edad Moderna en los colegios y universidades. El libro formaba parte de los manuales donde los estudian-tes aprendían las reglas ortográficas. La edición impresa por Juan de Zúñiga en 1735 lleva comen-tarios del polígrafo Gregorio Mayans i Siscar.

44. nebrija, antonio de (1444-1522)

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Purae elegantes et copiosae latinae linguae phrases / ab Aldo Manutio Paulli Filio conscriptae. -- Lyon : Pierre Landry , 1582

Ex-libris manuscrito del Colegio de la Compa-ñía de Jesús de Talavera

SL/2373

Las obras de Aldo Manuzio el joven, nieto del humanista e impresor Aldo Manuzio, fueron utiliza-das para aprender latín en los colegios. Miembro de una de las familias de impresores venecianos más célebres del siglo XVI, buscaba un modelo de elegancia en la lengua latina, por lo que sus edi-ciones llegaron a ser muy frecuentes como obras de referencia y manuales de estudio durante años. Esta edición fue impresa en Lyon por el afamado taller de Pierre Landry.

45. manuzio, aldo, el Joven

Cl. Galeni Pergameni quinta classis, eam medi-cinae partem quae ad pharmaciam spectat. -- Basi-lea : Hieronymus Froben, 1561

Ex-libris de la Biblioteca Arzobispal de Toledo y ex-libris manuscrito de la Casa Profesa de la Com-pañía de Jesús de Toledo

4-4159

Galeno (siglo II d.C.) es uno de los autores bá-sicos de los estudios médicos de la Antigüedad clásica. Tuvo un saber de carácter especulativo. Entendía que la enfermedad suponía un desequili-brio de los cuatro humores básicos (sangre, linfa, bilis amarilla, bilis negra o melancolía), que se te-nía que equilibrar a través de los vómitos, el sudor o las sangrías. Hasta tal punto fue importante su obra, que hoy en día se sigue llamando “galeno” al médico.

46. Galeno

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10La llegada de la Compañía de Jesús a los territorios de la actual provincia administrativa de Toledo

fue convulsa y problemática, debido a que el arzobispo Juan Martínez Silíceo prohibió a los jesuitas ejercer el apostolado en su archidiócesis. La entrada de los hermanos de San Ignacio podría significar la injerencia romana en su gobierno y que en el arzobispado llegaran individuos de dudoso pasado con-verso. Su muerte en 1557 dio inicio al proceso de extensión jesuita por todo el Arzobispado Primado.

En Toledo, los jesuitas gozaron de importantes apoyos y en pocas décadas habían conseguido con-solidar su posición en el tejido urbano toledano con dos fundaciones, la Casa Profesa y el Colegio de San Eugenio. El primero fue un caso excepcional porque unos años después de su apertura en 1562, en 1605 se permitió que recibieran la dotación de los hermanos Manrique, cuando su estatus como casa profesa no lo permitía. El segundo fue fundado en 1583 por el arzobispo Gaspar de Quiroga, que el año anterior había fundado el Colegio de Santa Leocadia en Talavera.

La llegada de los jesuitas a Ocaña estuvo rodeada de todos los mencionados problemas con Silíceo, llevados a su máxima expresión con el encarcelamiento del protonotario apostólico Luis de Calatayud, que pretendía fundar un colegio jesuita en la localidad. Tras la muerte del arzobispo y unas duras nego-ciaciones, sus aulas se abrieron en 1558.

Desde estas localidades se enviaron sucesivas misiones interiores hacia el sur, especialmente a los Montes de Toledo, para darse a conocer en aquellas zonas en las que era más complicado que supieran de su existencia. Entre los resultados de estas misiones se encontraría la fundación de Los Yébenes en el siglo XVIII.

Toledo y su entorno

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Homeri omnium poetarum principis ilias / An-drea Divo interprete, ad uerbum translata. Herodo-ti Halicarnassei libellus, Homeri uitam continens, Conrado Heresbachio interprete. – Lyon : Vicencio de Portonaris, 1538

Ex libris manuscrito de la Compañía de Jesús de Ocaña. Certificación de haber sido expurgado en 1614

SL/2377

Las obras de los clásicos griegos y latinos for-maban parte destacada de las bibliotecas de los colegios jesuitas como seguidores de la tradición humanista dentro de la que se impartían sus ense-ñanzas. Este ejemplar pertenece a una edición de 1538 de la Ilíada, traducida al latín por el italiano Andrea Divo di Capodistria e incluye la Vida de Homero atribuida a Herodoto en el siglo V a.C. Aunque el ejemplar fue expurgado en 1614, formó parte de la Biblioteca de los jesuitas de Ocaña.

47. Homero

De horologiis sciothericis : libri tres / Ioanne Voello. -- Tournon : Claudio Michel & Thomas Sou-bron, 1608

Ex-libris del colegio de la Compañía de Jesús de Talavera

1-625

El jesuita francés Jean Voel es autor de este tra-tado sobre relojes de sol y astronomía, ilustrado con diversos grabados relacionados con medicio-nes astrales y las constelaciones. Fue impreso en la ciudad francesa de Tournon, en los talleres de Claudio Michel y de su cuñado Thomas Soubron. Procedente del Colegio de Talavera, este ejemplar forma parte del importante número de obras que llegó a la Biblioteca Provincial de Toledo durante las desamortizaciones del siglo XIX.

48. Voellus, Jean, (S.I.) (1541-1610)

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Álgebra / Christophori Clauii ... e Societate Iesu. -- Roma : Bartolomeo Zannetti, 1608

Ex libris impreso de la Biblioteca Arzobispal de Toledo y manuscrito del Colegio de San Eugenio de la Compañía de Jesús de Toledo

4-4068

Christopher Clavius fue un matemático y as-trónomo jesuita alemán, cuyas obras fueron estu-diadas en toda Europa durante siglos. La edición incluye ejemplos de cálculos matemáticos para la enseñanza del álgebra y fue publicada en vida del autor en el taller romano de Bartolomé Zannetti. Este ejemplar perteneció a la Biblioteca del Cole-gio de San Eugenio de Toledo.

49. Clavius, Christophorus, (S.I.) (1538-1612)

Logicalia parva illuminati doctoris Raymundi Lu-lli. – Alcalá de Henares : Arnao Guillén de Brocar, 1518

Ex libris manuscrito de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús de Toledo

Res.34

Obra del escritor, filósofo y teólogo mallorquín Ramón Llull donde aparece su apodo de “doctor iluminado”. Fue impresa en Alcalá de Henares por Arnao Guillén de Brocar que destacó por la cui-dada selección de los autores que salieron de sus imprentas, sobre todo de textos publicados para la Universidad, y por la calidad de sus impresiones. Este ejemplar formó parte de la Biblioteca de la Casa Profesa de Toledo.

50. ramón llull, Beato (ca. 1232-1315)

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Omnia Andreae Alciati V.C. Emblemata / cum commentariis quibus emblematum omnium aperta origine, mens auctore explicatur, et obscura omnia dubiaque illustrantur, per Claudium Minoem Diuio-nensem. -- Amberes : Cristophe Plantin, 1581

Ex-libris manuscrito de la Casa Profesa de To-ledo

16776

La variedad y calidad de las obras que incluía la Biblioteca de la Casa Profesa de Toledo se de-muestra en ediciones como la de los Emblemas de Andrea Alciato, impresa en los talleres de Cris-tóbal Plantino. Las colecciones de emblemas, de carácter pedagógico por lo general, estaban for-madas por un lema, ilustrado por imagen alegóri-ca y acompañados por un comentario. La primera edición apareció en 1531 y tuvo un éxito tan im-portante que pronto fue imitada por otros autores.

51. alciati, andrea (1492-1550)

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11La primera fundación jesuita en la Península Ibérica fue el colegio complutense, que tuvo lugar en 1543.

También sufrió los inconvenientes provocados por Silíceo desde Toledo. Desde allí se produjeron dife-rentes movimientos jesuitas por el entorno. A pesar de que las fundaciones de Madrid y Toledo tuvieron su relación con los jesuitas de Alcalá, el área conquense fue el que más notó la influencia alcalaína.

Desde la ciudad universitaria se enviaron diversas misiones hacia el obispado conquense, que se materializaron en una importante cantidad de apoyos y de fundaciones en las primeras décadas de existencia jesuita, empezando por la propia cabecera diocesana, donde la inicial residencia del cole-gio complutense se convirtió en colegio en 1554. A esta fundación seguirían las de Belmonte (1558), Villarejo de Fuentes (1567), Huete (1570) y San Clemente (1613).

El influjo de los jesuitas de Alcalá también se manifestó hacia el norte, en la actual provincia de Guadalajara, hacia donde dirigieron diversas misiones interiores. Su más clara manifestación fue la apertura de la residencia de Jesús del Monte (actual Loranca de Tajuña, Guadalajara) en 1558, donde iban los religiosos desde Alcalá para pasar el verano o para buscar reposo y buenos aires. Desde allí se iniciaron también los contactos por el resto de la provincia de Guadalajara, en cuya capital fundaron colegio en 1631, unos años después del establecimiento en Almonacid de Zorita (1614). Anteriormente existió un conato de fundación en Sigüenza, pero la muerte el obispo sin dejar una dotación por escrito lo imposibilitó.

Hacia el oeste también apoyaron el primer colegio madrileño y, sobre todo, el Colegio de Navalcar-nero, al que ayudaron económicamente para conseguir las bulas necesarias para poder disfrutar de las rentas del sacerdote Juan Bautista de Madrid.

Alcalá y su radio de influencia

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P. Virgilii Maronis Universum poema / cum ab-soluta Servii Honorati Mauri & Badii Ascensii inter-pretatione ; Probi & Joannis Vivis en Eglogas alego-riis. -- Venecia : Pietro Dusinelli, 1586

Ex-libris manuscrito de la Compañía de Jesús de Cuenca

4076

La obra de Virgilio fue motivo de múltiples edi-ciones comentadas durante todo el Renacimiento, con un total de 328 ediciones solamente en el siglo XVI. Esta edición incluye la obra completa comen-tada por el profesor e impresor Badio Ascensio, con las interpretaciones alegóricas de las Églogas o Bucólicas escritas por Luis Vives. Publicado en la imprenta veneciana de Pietro Dusinelli, es uno de los escasos ejemplares que provienen del Colegio de Cuenca.

52. Virgilio marón, Publio

Ioannis Ludovici Vivis De disciplinis libri XX, in tres tomos distincti, quorum ordinem versa pagella indicabit ; cum indice copiosissimo. -- Lyon : Jean Frellon, 1551

Ex libris manuscrito de la Librería de la Casa Profesa Compañía de Jesús de Madrid

4-17293

Obra del humanista valenciano Juan Luis Vives que contiene todo su saber enciclopédico y labor pedagógica. La edición está publicada en los talle-res lyoneses del impresor francés Jean Frellon que destaca por la belleza de las letras capitales que inician cada capítulo. Este ejemplar formaba parte de la biblioteca de la Casa Profesa de Madrid e incluye el sello del Instituto de Segunda Enseñanza de Toledo.

53. Vives, Juan luis (1492-1540)

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Thucydidis Atheniensis De Bello Peloponensium Atheniensiumque Libri octo / Laurentio Vallensis in-terprete. Una cum vita authoris fotiusque operis tabella post opus apporenda. – París : Imprenta Ascensiana, 1513

Ex-libris manuscrito de la Compañía de Jesús de Alcalá

Res.162

Traducción al latín de la Historia de la guerra del Peloponeso del historiador ateniense Tucídides realizada por Lorenzo Valla, humanista y filósofo romano de la primera mitad del siglo XV. Esta edi-ción parisina incluye una magnífica portada gra-bada con la imagen de una imprenta, que fue la marca tipográfica de Badio Ascensio. Este ejem-plar procede de la Biblioteca de la Compañía en Alcalá.

54. Tucídides

Aristotelis Stagiritae Metaphysicorum libri XIIII. -- Lyon : Herederos de Jacques Giunta, 1560

Ex-libris manuscrito de la Compañía de Jesús de Navalcarnero

1-4562

Edición en formato dieciseisavo que incluye, junto a la Metafísica de Aristóteles, el libro de Metafísica de Teofrasto, siendo un ejemplo de la importancia de los textos filosóficos en los estudios jesuitas. Fue impreso en Lyon por la familia Giunta, una de las más importantes familias de impresores italianos de los siglos XV y XVI que siguieron los pasos de Aldo Manuzio en cuanto al formato redu-cido de las ediciones de textos clásicos. Este ejem-plar formó parte del Colegio de Navalcarnero.

55. aristóteles

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L. Annei Senecae Cordubensis Tragoediae sep-tem. -- Lyon : Sébastien Gryphius, 1541

Ex-libris de la Biblioteca Arzobispal de Toledo y ex-libris manuscrito de los Jesuitas de Navalcarnero

4-4771

Esta edición que incluye diez tragedias de Séneca fue impresa en los talleres de Sebastian Gryphius o Greyff en Lyon. Este impresor alemán fue un gran impulsor de la cultura humanista, sien-do traductor de clásicos griegos al latín y editor de obras de Erasmo, entre otros humanistas. El ejem-plar lleva estampado el sello de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de la provincia de Toledo.

56. Séneca, lucio anneo

Adagia quaecumque ad hanc diem exierunt / Paulli Mannuccii studio, atque industria Doctis-simorum Theologorum consilio, atque ope … ab omnibus mendis vindicata, quae pium et veritatis Catholicae studiosum Lectorem poterant offendere. -- Venecia : Societas Unitorum, 1585

Ex-libris manuscrito de la Compañía de Jesús de Almonacid

SL/2351

Una de las primeras obras del humanista, fi-lósofo y teólogo holandés Erasmo de Rotterdam, que incluye los comentarios de Pablo Manuzio. La primera edición fue publicada en Venecia, en el año 1508 por su padre el gran impresor Aldo Manuzio. Ésta fue corregida y aumentada por el propio autor en numerosas ocasiones en el mismo taller, comenzando con ello una fecunda relación editorial y de amistad que dio como resultado la publicación de cuidadas ediciones de clásicos griegos y latinos. Los “Adagia” de Erasmo fue un libro muy difundido durante el Renacimiento.

57. erasmus, Desiderius (1467-1536)

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12El área centro-meridional de la provincia fue fundamentalmente una zona de confluencia de las misiones

procedentes de Toledo y los obispados de Cuenca y Cartagena. Las fundaciones en estos territorios tuvieron que esperar unas décadas y, aun así, no tuvieron nunca una situación consolidada. El caso de Almagro se desmarca de esta afirmación, aunque para que finalmente se abriera el colegio en 1611, la Compañía tuvo que sustentar una residencia inicial desde 1602 para demostrar en Roma que los recursos que ofrecían la localidad y su entorno eran suficientes.

Las fundaciones jesuitas del sur de Extremadura y del vasto territorio manchego reflejan la insistencia y la llamada al esfuerzo que hacían los jesuitas en sus predicaciones, puesto que sólo después de varias décadas de misiones interiores consiguieron comenzar a levantar colegios. En el caso extremeño se pro-dujeron a partir de la década de 1630, cuando aparecieron los colegios de Badajoz, Llerena, Trujillo y Frejenal, que se mantendrían hasta el final.

En La Mancha hay constancia de más misiones, en localidades del Campo de Montiel y de Calatrava, como Membrilla, Almodóvar del Campo, Alcázar de San Juan, La Solana y Villanueva de los Infantes. No obstante, hubo menos colegios y alguno de ellos con muchos problemas, como el de Daimiel, que fue llevado al Consejo de Órdenes por el párroco de Santa María a mediados del siglo XVII. Otra de las fundaciones manchegas que se beneficiaron de estas misiones fue la de Alcaraz (1601), donde ya había hecho un intento en 1583 el arzobispo Quiroga. También llegarían a esta localidad desde Segura de la Sierra y el Reino de Murcia, donde habían fundado los colegios de Murcia (1554) y Caravaca (1570). Años después se fundaría en esta zona un colegio en Albacete.

El sur de la provincia

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Exercitia spiritualia / M. Ignatio de Loyola So-cietatis Iesu auctore. -- Burgos : Felipe Junta, 1574

Ex-libris manuscrito de la Compañía de Jesús del Colegio de Segura

16173

Esta obra en formato dieciseisavo incluye un conjunto de oraciones y meditaciones preparadas por San Ignacio de Loyola que ejercieron una in-fluencia decisiva en la espiritualidad católica de los siglos posteriores. La edición fue preparada en la imprenta burgalesa de Felipe Junta, impresor perteneciente a los Giunta, una familia florentina que extendió su negocio tipográfico por ciudades como Venecia, Lyon, Salamanca, Burgos y Madrid.

58. Ignacio de loyola, Santo (1491-1556)

Declaración magistral sobre las [sic] Emblemas de Andrés Alciato con todas las Historias, Antigüe-dades, Moralidad, y Doctrina tocante a las buenas costumbres / por Diego López. -- Nájera : Juan de Mongaston, 1615

Ex-libris ms. de la Compañía de Jesús de Alca-ráz

4-4061

Los Emblemas de Alciato fueron traducidos al castellano por Bernardino Daza Pinciano y comen-tados por Diego López. La literatura emblemática española se caracterizó por la temática religiosa y moral, teniendo dos ejemplos destacados en los hermanos toledanos Sebastián de Covarrubias y Juan de Horozco. En esta edición se reprodujeron los grabados estampados en la de Lyon de 1549, copiándose invertidos e introduciendo cambios no exentos de errores. El ejemplar incluye el sello de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de la Provincia de Toledo.

59. lópez, Diego

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Q. Septimii Florentis Tertulliani Opera quae hac-tenus reperiri potuerunt omnia. Iam postremum, ad exemplaria manuscripta collatione facta. Cum Ia-cobi Pamelii Brugensis, theologi ab eodem Pamelio recèns adiecta. -- París : [s.n.], 1616

Ex libris manuscrito del Colegio de la Compa-ñía de Jesús de Almagro

Anotación manuscrita: “Está expurgado confor-me al expurgatorio y su apéndice que saco la In-quisición de 1632 a 16 de abril de 1633 Elmi. Perez”

4-19277

Pamelio (Jacques de Joigny de Pamele) fue un teólogo belga que colaboró en la creación del co-legio de jesuitas en Brujas durante el año 1575. Destacó como editor de diversas obras, entre las que destacan las de Tertuliano, cuya primera edi-ción apareció en París en 1584, la de San Cipria-no y un catálogo de comentarios a las Sagradas Escrituras. Este ejemplar, procedente del Colegio de Almagro, es un ejemplo más de cómo libros expurgados por la Inquisición eran utilizados en los colegios jesuitas. Incluye el sello del Instituto de Segunda Enseñanza de Toledo.

60. Tertuliano, Quinto Septimio Florente

Commentariorum ac disputationum in primam partem S. Thomae tomus primus [-secundus] / auc-tore Gabriele Vazquez Bellomontano Societatis Iesu. – Alcalá de Henares : Viuda de Juan Gra-cián, 1598

Ex-libris de la Biblioteca Arzobispal de Toledo y ex-libris manuscrito del Colegio de la Compañía de Jesús de Alcaráz

4-577

Nacido en Belmonte (Cuenca, 1549), el teó-logo jesuita Gabriel Vázquez fue profesor en Ma-drid, Alcalá, Ocaña y Roma, siendo tan conocido en su tiempo que fue apodado “el Agustín espa-ñol”. Este volumen es el primero de los siete que forman la obra fundamental de Vázquez, compues-ta por los comentarios al pensamiento de Santo Tomás de Aquino, publicados la mayor parte en vida del autor. El ejemplar incluye el sello de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de la Provincia de Toledo.

61. Vázquez, Gabriel, (S.I.) (1549-1604)

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13La Biblioteca de Castilla-La Mancha conserva una serie de ochenta y dos retratos de personajes cé-

lebres nacidos o vinculados con Toledo, que fueron pintados y adquiridos por orden del Arzobispo Francisco Antonio de Lorenzana para decorar las salas de la Biblioteca Arzobispal. Esta galería de re-tratos representa a escritores, teólogos, músicos, historiadores, políticos, santos y arzobispos vinculados a la Sede Primada de Toledo. Es una fuente histórica de primer orden porque ofrece la imagen de los personajes más destacados de la cultura toledana a lo largo de los siglos.

La realización de estos cuadros al óleo fue llevada a cabo, al menos, por dos pintores diferentes. Uno de ellos fue Dionisio de Santiago Palomares -hermano del famoso calígrafo Francisco Javier de Santiago Palomares-, que pintó, entre otros, el retrato del cardenal Lorenzana. El otro artista identificado es Pedro Morales, que firmó algunos de los retratos al dorso de los lienzos.

Según consta en el Libro de Mayordomía del Palacio Arzobispal, los cuadros fueron pagados entre los años 1775 y 1799 dentro de los gastos mensuales de la Biblioteca. En estos apuntes se indican los pagos realizados a los pintores, tanto a Palomares hasta 1792 -fecha de su fallecimiento-, como a Morales a partir de 1795. También aparece el pago al propio bibliotecario Pedro Manuel Hernández por “varios retratos de jesuitas que compró para la Biblioteca”.

Entre estos jesuitas que forman parte de la Galería aparece retratado el propio Alfonso Salmerón, figura central de esta exposición, al que acompañan los polifacéticos Juan de Mariana y Pedro de Ribadeneyra, el teólogo Gaspar de la Fuente, el escritor ascético Luis de la Palma, el disidente memo-rialista Dionisio Vázquez y Miguel Hernández, que fue el encargado de las gestiones en Flandes para la traslación de las reliquias de Santa Leocadia a Toledo.

Jesuitas en la Galería de Retratos de la Biblioteca Arzobispal

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Uno de los más conocidos e influyentes intelec-tuales jesuitas del Siglo de Oro. Antes de dedicarse por completo a la escritura, se ocupó de diversas lecciones de Teología y Artes en el Colegio Roma-no (1561), Mesina (1561-1569), París (1569) y Toledo (1584). Volvió a Toledo en 1574 por razo-nes de salud y, en cierto modo, por los cambios que se habían producido en la Compañía de Je-sús tras la elección de Everardo Mercuriano como general. Desde entonces vivió en Toledo hasta su muerte, dedicándose prácticamente por completo a la investigación y la reflexión, para lo que contó con varios ayudantes. Fue un autor polifacético, que envió a la imprenta escritos de diferente índo-le, como Historia, política, economía, comentarios bíblicos... También colaboró en diversas ocasiones como consultor del Arzobispo Quiroga en la con-fección del Índice de Libros Prohibidos o el exa-men del llamado “Manual Toledano”, de García de Loaysa y Francisco de Pisa.

62. Juan de mariana (Talavera, 1536-Toledo, 1624)

Uno de los mayores exponentes de la primera generación de jesuitas después del grupo funda-dor. A lo largo de su vida fue un firme defensor de la Compañía y del orden establecido en ella, especialmente en las décadas de 1570 y 1580, durante la crisis que desde las provincias de Tole-do y Castilla ocasionaron algunos disidentes que pedían reformas en la Orden hispana. Hasta la elección de Mercuriano (1573), realizó diversos trabajos misionales y docentes a lo largo de Eu-ropa, en París, Lovaina y Padua, siendo también Provincial de Toscana y Sicilia, Visitador de Lom-bardía y Rector del Colegio Romano. Con el pri-mer general no español, fue enviado a España y residió entre Toledo y Madrid las últimas décadas de su vida. En ellas desarrolló toda su obra escrita, en la que destacan sus biografías de los primeros generales (Ignacio de Loyola, Diego Laínez y Fran-cisco de Borja), el Príncipe Christiano y la Historia de las provincias jesuíticas de España y Ultramar, que quedó manuscrita.

63. Pedro de ribadeneyra (Toledo, 1526-madrid, 1611)

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Ingresó en la Compañía de Jesús en 1561. En-tre sus primeras misiones como jesuita destacó su labor como sacerdote castrense en Flandes, siendo célebre en la historiografía toledana y de la Orden su participación en el sitio de Maastricht en 1579. Mientras ejercía entre soldados, se requirió su par-ticipación en la traslación de las reliquias de Santa Leocadia desde la abadía benedictina de Saint Ghislain (Bélgica) a Toledo, que tuvo lugar entre los años 1585 y 1587. Desde entonces, residió únicamente en la Casa Profesa de Toledo, dedi-cándose a labores de confesión y predicación.

64. miguel Hernández (mora, 1543-Toledo, 1609)

La vida de este jesuita tuvo un antes y un des-pués con la elección de Mercuriano como general (1573). Hasta aquel momento, ocupó diferentes cargos de importancia dentro de la Orden, como la Prefectura de Latín y Retórica en Plasencia (1555) o la rectoría en Ávila (1558-1561). Durante el ge-neralato de Francisco de Borja se intensificó su ac-tividad, siendo ayudante de J. A. de Polanco, Rec-tor del Colegio Romano (1568-1570), Visitador y Vice-provincial de Nápoles (1570-1571). Todo cambió a partir de 1573, cuando fue enviado a su patria toledana de vuelta, de la que se move-ría ya poco, salvo breves estancias en Segovia (1585) y Valladolid (1586). Al regresar a Toledo fue uno de los principales disidentes, conocidos como “memorialistas”, que solicitaron a Roma im-portantes cambios en la estructura de la Orden, e incluso dirigieron diversos memoriales al Rey y a la Inquisición para pedir la realización de una visita que evaluara la situación de las provincias españo-las y la conveniencia de las reformas propuestas. En cuanto a su obra, escribió un Martirologio y la primera biografía de Francisco de Borja, que quedó manuscrita.

65. Dionisio Vázquez (Toledo, 1527-Toledo, 1589)

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Estudió Teología en Alcalá de Henares, donde alcanzó el Grado de Licenciado. Posteriormente ingresó en la Compañía de Jesús en 1556 en el colegio complutense, realizando finalmente la pro-fesión de cuatro votos. Fue Rector del Colegio de Arévalo. Perteneció a uno de los linajes toledanos que vio cómo alguno de sus miembros ingresaba en la Orden ignaciana, como los Pisa, los Palma, los Hurtado..., con los que, además, les unían vín-culos familiares.

66. Gaspar de la Fuente

Una de las figuras fundamentales para enten-der la evolución de la Provincia jesuítica de To-ledo entre los siglos XVI y XVII, en la que ocupó diversos cargos: fue Provincial en dos ocasiones (1614-1617 y 1624-1627); fue Rector en los co-legios de Talavera (1592-1596), Alcalá de He-nares (1607-1610; 1630-1633), Murcia (1612-1614), Madrid (1618-1622) y el Colegio Imperial (1627-1629); también fue Maestro de novicios en las casas de probación de Villarejo de Fuentes (1600-1603) y Madrid (1603-1607). Compartió su labor gubernativa con la confección de algunas de las más destacadas obras ascéticas del momen-to, como su “Camino Espiritual” o su “Historia de la Sagrada Pasión”. Varios de sus hermanos ingre-saron en la Compañía de Jesús: Hernando (1548-1575) y Gabriel (1570-1594), que no pasaron del noviciado; y Esteban (1564-1636), que fue profeso y desempeñó diversos trabajos, especial-mente en el entorno toledano.

67. luis de la Palma (Toledo, 1560-madrid, 1641)

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Este libro de

Alfonso Salmerón y los libros de la Compañia de Jesússe terminó de imprimir

el día 15 de Diciembre de 2015

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