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Entre la parafernalia militar mesoamericana, el uso de diferentes tipos de ar- mas ha permitido estudiar las distintas dinámicas de enfrentamiento que de- bieron realizarse entre grupos antagónicos a lo largo de las diferentes etapas históricas. Sin embargo, a través del arte resulta posible observar que es en el periodo Clásico (100-600 d.C.) cuando surgen varias clases de armas, entre las que incluimos útiles de proyección, corte, penetración y contundencia; de estas últimas, las mazas nos llaman la atención por su diversidad y morfología. De forma general, podemos aludir a las armas contundentes como aquellas que presentan formas alargadas y actúan sobre el objetivo mediante mayor peso en un extremo, además de presentar cantos romos o cortantes. Su mecanismo de acción puede generar dos tipos de heridas: una incisa contusa nunca muy acentuada en los bordes de las heridas, pues la solución de continuidad de los Entre las sociedades antiguas y modernas, las mazas o macanas han sido desde largo tiempo utensilios cuyo fin era el de ser usadas en el enfrentamiento cercano. Por ello en ocasiones se les acompañaba con instrumentos defensivos como escudos, rodelas o protecciones corpo- rales como cascos y corazas. Por su naturaleza contundente, las mazas eran creadas con materia- les duros, pesados y flexibles; así las maderas usadas debieron de haber sido seleccionadas y probadas previamente. En Mesoamérica las representaciones de estas armas las vemos co- múnmente en cerámica, escultura y materiales pictográficos e históricos desde épocas muy antiguas, hallándose incluso entre los vestigios olmecas. Posteriormente en el Clásico apare- cen como armas ampliamente utilizadas en los campos de batalla, como en el caso del cuarto 2 de Bonampak. No obstante, para el Posclásico aparece un tipo de maza cuya característica principal es una gran esfera en su parte distal unida a un mástil largo y pronunciado, que en ocasiones finaliza en un tope para evitar que se deslice de la mano. In both modern and ancient societies, mazes were artifacts whose main purpose was to be used in close combat. They were sometimes used along with defensive tools such as shields, rodels and corporal protections like helmets and breastplates. Given their blunt nature, mazes were made of hard, heavy and flexible materials; the woods that were employed had to be selected and tested in advance. In Mesoamerica, representations of these weapons are commonly found in ceramics, sculpture and pictographic and historical materials from very old times, even among the Olmec. Later in the Classic period they appear as weapons widely used in the fields of battle, as can be seen in room number 2 of Bonampak. However, by the Postclassic period a type of maze appears whose main characteristic is a large area in its distal part, coupled with a long mast that sometimes ends in a hilt to prevent it from sliding from the hand. Alfonso A. Garduño Arzave* El estudio técnico militar de las mazas de batalla El estudio técnico militar de las mazas de batalla El estudio técnico militar de las mazas de batalla El estudio técnico militar de las mazas de batalla El estudio técnico militar de las mazas de batalla del Posclásico en México del Posclásico en México del Posclásico en México del Posclásico en México del Posclásico en México * Facultad de Filosofía y Letras, UNAM.

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Entre la parafernalia militar mesoamericana, el uso de diferentes tipos de ar-mas ha permitido estudiar las distintas dinámicas de enfrentamiento que de-bieron realizarse entre grupos antagónicos a lo largo de las diferentes etapashistóricas. Sin embargo, a través del arte resulta posible observar que es en elperiodo Clásico (100-600 d.C.) cuando surgen varias clases de armas, entre lasque incluimos útiles de proyección, corte, penetración y contundencia; deestas últimas, las mazas nos llaman la atención por su diversidad y morfología.De forma general, podemos aludir a las armas contundentes como aquellas quepresentan formas alargadas y actúan sobre el objetivo mediante mayor pesoen un extremo, además de presentar cantos romos o cortantes. Su mecanismode acción puede generar dos tipos de heridas: una incisa contusa nunca muyacentuada en los bordes de las heridas, pues la solución de continuidad de los

Entre las sociedades antiguas y modernas, las mazas o macanas han sido desde largo tiempoutensilios cuyo fin era el de ser usadas en el enfrentamiento cercano. Por ello en ocasiones seles acompañaba con instrumentos defensivos como escudos, rodelas o protecciones corpo-rales como cascos y corazas. Por su naturaleza contundente, las mazas eran creadas con materia-les duros, pesados y flexibles; así las maderas usadas debieron de haber sido seleccionadas yprobadas previamente. En Mesoamérica las representaciones de estas armas las vemos co-múnmente en cerámica, escultura y materiales pictográficos e históricos desde épocas muyantiguas, hallándose incluso entre los vestigios olmecas. Posteriormente en el Clásico apare-cen como armas ampliamente utilizadas en los campos de batalla, como en el caso del cuarto 2de Bonampak. No obstante, para el Posclásico aparece un tipo de maza cuya característicaprincipal es una gran esfera en su parte distal unida a un mástil largo y pronunciado, que enocasiones finaliza en un tope para evitar que se deslice de la mano.

In both modern and ancient societies, mazes were artifacts whose main purpose was to beused in close combat. They were sometimes used along with defensive tools such as shields,rodels and corporal protections like helmets and breastplates. Given their blunt nature, mazeswere made of hard, heavy and flexible materials; the woods that were employed had to beselected and tested in advance. In Mesoamerica, representations of these weapons arecommonly found in ceramics, sculpture and pictographic and historical materials from veryold times, even among the Olmec. Later in the Classic period they appear as weapons widelyused in the fields of battle, as can be seen in room number 2 of Bonampak. However, by thePostclassic period a type of maze appears whose main characteristic is a large area in its distalpart, coupled with a long mast that sometimes ends in a hilt to prevent it from sliding fromthe hand.

Alfonso A. Garduño Arzave*

El estudio técnico militar de las mazas de batallaEl estudio técnico militar de las mazas de batallaEl estudio técnico militar de las mazas de batallaEl estudio técnico militar de las mazas de batallaEl estudio técnico militar de las mazas de batalladel Posclásico en Méxicodel Posclásico en Méxicodel Posclásico en Méxicodel Posclásico en Méxicodel Posclásico en México

* Facultad de Filosofía y Letras, UNAM.

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tejidos se hace siempre por secciones; en lasheridas contusas los bordes son acentuados, yaque fueron producidas por un mecanismo no la-cerante. En general, puede señalarse que enlas heridas contusas se observa que a veces cier-tas partes de los tejidos —por su mayor elasti-cidad—, resisten el impacto sin romperse, y sesostienen a manera de pequeños puentes deunión entre los bordes y paredes de la herida.Sin duda el perfil que posee este tipo de arma-mento permite establecer un posible parámetrode daño que debieron tener algunos elemen-tos del equipo bélico utilizados en las guerrasmesoamericanas. Un ejemplo son las armas ela-boradas con cabezal de piedra y mástil de ma-dera (Müller, 1966: 225-238), poco tomadas encuenta en el Altiplano central porque no exis-ten referencias artísticas que avalen su uso. Sinembargo, por las muestras obtenidas en Teoti-huacán es posible corroborar su posible manejo(fig. 1).

Hemos de suponer que la naturaleza de es-tos instrumentos sin duda resultaba imprescin-

dible en los campos de batalla por el propósitoal que estaban dirigidos: un enfrentamiento cer-cano donde el escudo se hace necesario para elmejor desempeño del guerrero, que sin duda re-quiere de un arma ofensiva y otra defensiva (Has-sig, 1998: 83). Esta combinación de equipo pue-de apreciarse repetidamente con otro tipo dearmas en el área maya, donde la lanza y la ro-dela son elementos constantes en diferentesrepresentaciones bélicas (Brokmann, 2000:281) (fig. 2). En lo que respecta al periodo Pos-clásico temprano (900-1200 d.C.), los gruposdel Altiplano central y del Occidente crearondiversos dispositivos contundentes, desde ar-mas curvas semejantes a palos de hockey has-ta mazas con distintos tipos de cabezales, conlo cual se distinguen de otro tipo de armamentoofensivo (Arnauld, Carot y Fauvet, 1993: 192),(fig. 3).

Las secciones de estas mazas, confecciona-das en una sola pieza, estaban fabricadas de már-mol jaspeado de rosa, aunque también fueronconfeccionadas en esteatita verde, arenisca com-pacta y andesita. Quizá el dato más relevante essu morfología tubular, con protuberancias que

Fig. 2 El armamento usado en el área maya duranteel Clásico implicaba escudo y una lanza comoarmas típicas de ofensiva y defensiva, dintel núm. 6de Yaxchilán (imagen tomada de Brokmann, 2000).

Fig. 1 Cabezal confeccionado de piedra basáltica de10 cm de circunferencia. Presenta un hueco centralpara incorporar un mástil a manera de una maza.Teotihuacán (ilustración del autor).

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pueden ir desde estrellas con cinco o más ele-mentos semi esferoidales hasta presentar unaserie de bandas que semejan una serie de ani-llos concéntricos separados por líneas verticales.Es necesario señalar que dichas mazas debenhaberse usado para infligir heridas profundas,bien con el fin de permitir la fractura de huesoslargos en brazos y piernas —incluso la fracturade costillas— a través de cotas y cascos confec-cionados con materiales textiles, fibra de ma-guey, cuero y láminas de madera que portabanlos guerreros de esta región (fig. 4). Por otrolado están las mazas confeccionadas en una solapieza de madera, cuya característica principales un área contundente de gran peso y un man-go alargado y estrecho, que en ocasiones pre-senta en su parte distal un tope o perforación a

manera de anillo que contaba con una cuerda otrozo de piel que se anudaba a la muñeca, a finde evitar que el arma saliera disparada por lafuerza inercial que se le imprime al momentode ser blandida. Una de estas mazas en particu-lar, a la que dimos el nombre de “maza con cabe-zal esférico”, consta de dos partes: un mango ci-líndrico con una pequeña esfera que funge comotalón, y otra esfera más grande y pesada en suparte distal, que sin duda era la parte contun-dente (fig. 5). Aparece representada en Cha-vero (1964 [1892]: láms. 18, 20 y 25) y en Durán(1984: 350), y muestra un diseño que al pare-cer no resultaba desconocido para otros gruposque llegaron a elaborar instrumentos semejan-tes, entre ellos los apaches y algonquinos (Ed-ward, 1978: 129) del Gran Suroeste de Estados

Fig. 3 Cabezal o punta de macana confeccionadade una sola pieza; este tipo de útiles son típicos delOccidente y eran fabricados en piedras duras comojaspe o mármol (imagen tomada de Arnauld, Fauvety Carot, 1993).

Fig. 4 Guerrero armado de lanza y arma curva;obsérvense las armas defensivas complementadascon coraza y casco (imagen tomada de la coleccióndel museo universitario Alejandro Rangel Hidalgo,Comala, Colima; fotografía del autor).

427-20 0 3 cm

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Unidos, así como onas y yaghanes de Américadel Sur (Frigolé, 1979: 233), (fig. 6).

En Mesoamérica, quizá el dato más antiguoque tenemos respecto a este tipo de mazas pro-viene del monumento C de Tres Zapotes, Vera-cruz, donde apreciamos a un personaje ricamen-te ataviado y portando dos objetos: en la manoderecha una maza con cabezal esferoidal conlos atributos ya mencionados, mientras en laizquierda lleva un elemento que parece una varaque se va ensanchando por su parte proximal.Si bien la escena —y otras que la acompañan—se ha considerado de carácter mítico, este per-sonaje y la dinámica con que fue tallado hace

pensar de inmediato en un guerre-ro armado y con actitud de blan-dir un arma (fig. 7).

Otro ejemplo destacado del pe-riodo Clásico corresponde al cuar-to 2 de Bonampak, y en la llama-da escena de la batalla, en que sealude a varias armas contunden-tes, aparece un personaje portan-do un pertrecho semejante al queahora nos ocupa (fig. 8). No obs-tante, quizá el dato más importan-te provenga de la ciudad de Méxi-

Fig. 5 Láminas 18 y 25 del Lienzo de Tlaxcala; nótense las mazas decabezal esferoidal usadas junto con rodela.

Fig. 6 Maza con cabezal esferoidal de 54 cm delargo, proveniente de los grupos algonquinos(imagen tomada de Edward, 1978).

co, concretamente de las excavaciones hechaspor Jorge Angulo en la década de 1960 en Tla-telolco, donde fueron descubiertas —en con-texto arqueológico y con excelente grado depreservación— dos de estos artefactos, catalo-

Fig. 7 Detalle del Monumento C de Tres Zapotes;nótese el personaje ricamente ataviado portandouna maza con cabezal esferoidal y una vara (imagentomada de Cook, 1959).

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gados como T-8 y T-9. El hallazgo tuvo lugardurante el Proyecto de Reurbanización de laCiudad de México en 1965; los artefactos eranparte de una ofrenda, y además de esos dos ex-traordinarios materiales de madera se localiza-ron otros objetos relacionados con la guerra y elsacrificio: un propulsor en miniatura, la trompade un pez sierra y un mazo en miniatura de 15cm de largo con un cabezal confeccionado conel húmero de un infante, así como materiales

óseos de aves y piezas de lítica (Angulo, 1991:15), (fig. 9). En relación con su diseño, tal pa-rece que la longitud del arma podía variar, lomismo que el tamaño de la bola que presenta-ba en su parte distal. Aun cuando carecemos demayor información más allá de algunos datosen textos relacionados con la conquista, al pa-recer no fue posible recuperar el menor indiciorespecto a la materia prima para elaborar estasmazas. No obstante, si consideramos que se tra-ta de un instrumento contundente, la maderapara su confección debía ser dura y pesada, a finde tener una mayor capacidad ofensiva. Segúnlos textos históricos este artefacto era acompa-ñado de una rodela, como en el caso del macua-huitl y el tepuztopilli, con lo cual resultaba un ins-trumento idóneo para el enfrentamiento cuerpoa cuerpo, con una distancia de no más de 1.60m entre los contendientes.

La maza con cabezal esféricocomo arma ceremonial

Al igual que en Tlatelolco, entre los cientos deobjetos descubiertos entre los restos del Tem-plo Mayor de México también se encontró este

Fig. 9 Detalle de las exploraciones llevadas a caboen Tlatelolco durante los años sesenta, donde sedescubrieron dos mazas con cabezal esferoidal, lasúnicas descubiertas in situ a nivel arqueológico(imagen tomada de Angulo, 1991).

Fig. 8 Detalle del cuarto núm. 2 de Bonampak;nótese el personaje armado con una maza decabezal esferoidal y escudo (imagen tomada deMarquina, 1951).

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tipo de armamento, sólo que se le designó conel nombre de “cetros” (Matos, 2002: 311; Clark,1994: 228). Estos objetos formaron parte de laOfrenda K y fueron encontrados en el adoratorioA; son instrumentos de obsidiana, y si bien sudiámetro máximo es de 40 cm su carácter cere-monial es evidente, de lo cual podemos dedu-cir que probablemente este tipo de arma tuvoalguna utilidad o participación en ceremonias orituales, como sucede con otros elementos decarácter bélico que no son sino mera alusión alos que realmente se portaban en el campo debatalla, con la salvedad de estar ricamente con-feccionados (fig. 10). Aunado a ello es bien sa-bido que algunas deidades mexicanas fueronrepresentadas portando algún tipo de instru-mento de corte bélico, como el Huitzilopochtlicon la llamada serpiente de fuego —Xiuhcóatlo Mixcóatl—, mas también era representadocon arco y flechas, y otras veces portaba el átlatl.Igualmente, a deidades como Techalotl, uno delos Cenzontotochtin o 400 dioses del pulque, aquien se representaba armado con una de estasmazas de cabezal esférico. Dicho señor estabarelacionado con la festividad de Xocotl Huetzio caída de los frutos, la décima festividad en elcalendario ceremonial mexica celebrada en ho-nor al dios del fuego, Xiuhtecuhtli y Huehue-téotl. “Este demonio tenían ellos por dios y

llamábase Techalotl que quiere decir un animalcomo zorrilla que tiene su morada entre las pie-dras en cuevas. Éste no es de los 400 dioses bo-rrachos. Su indumentaria es muy semejante ala de Ixtliltain que lleva en la mano una maza.Este personaje es un bailarín relacionado con elritual de Xocotl” (Códice Magliabechiano: 63-64).

El ejemplo anterior afianza la idea de que es-te tipo de arma probablemente estaba relaciona-da con las ceremonias dedicadas al dios del fue-go, tal vez porque la morfología misma delutensilio recuerda una tea o antorcha. Es inte-resante mencionar que también se le ha relacio-nado con un cetro porque se le representó conuna empuñadura confeccionada en papel de co-lores y un moño, a manera de atadura cubrien-do el mástil del arma. Sin embargo, es claro queademás de portar la maza, la deidad lleva un es-cudo adornado con papel y una bandera, lo queaporta una connotación guerrera y la combina-ción de arma ofensiva y defensiva, como puedeverse en Chavero (1963 [1892]).

El estudio técnico-arqueológico

Una vez conocidas las características de este ins-trumento bélico, orientamos nuestra investiga-ción del arma en tratar de reproducirla y com-

probar su capacidad lesiva. Paraesto recurrimos a la arqueologíaexperimental, a fin de tratar de du-plicar el efecto que pudo haber te-nido. Pero antes debemos mencio-nar que esta metodología es pocoutilizada en la arqueología me-soamericana por considerarse po-co lucrativa; sin embargo, con eltiempo este tipo de estudio se havuelto más demandante y detalla-da, dejando atrás las posturas ordi-narias de una arqueología tradicio-nal que sólo dirigía su atención alos datos estéticos y visualmenteatractivos. Uno de los objetivosprincipales de este estudio con-siste en convertir los datos dispo-nibles en un estudio profundo de

Fig. 10 Miniaturas (10 cm, hechas de obsidiana) asociadas conTechalotl, deidad relacionada con la embriaguez, procedentes delAdoratorio A y descubiertas durante las exploraciones del TemploMayor (fotografía tomada de Marco Antonio Pacheco, 1999).

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la tecnología usada para fines ofensivos en Me-soamérica. Para ello se tomó en cuenta el desa-rrollo de un conjunto de pruebas técnicas queconsideramos experimentales, en la medida enque parecen estar más apegadas al estudio demateriales balísticos y forenses que al análisisarqueológico. Para ello seguimos un patrón me-todológico semejante a los realizados en Europay Estados Unidos, donde la arqueología experi-mental ha sido reconocida como un instrumentoal servicio de la investigación. Se trata de in-terpretar los restos arqueológicos desde unaperspectiva de funcionalidad, mediante la prác-tica y reproducción de las condiciones físicas ymateriales, al duplicar el carácter creativo de laactividad humana a partir del manejo de ins-trumentos, herramientas, equipo y utillaje usa-dos por sociedades antiguas, y de los que po-seemos poca o ninguna información histórica yetnohistórica (Reynolds 1988: 16-17).

En función de ello nuestro proyecto se ca-racterizó en observar las razones de por qué seadoptaban determinadas soluciones técnicasante determinadas circunstancias, con el pro-pósito de hallar la funcionalidad y finalidad dedeterminados útiles o artefactos, y lo que elloimplicaba. Con miras a cualificar y cuantificarlos datos a obtener en el proceso de la experi-mentación se diseñaron los siguientes esque-mas, que permitieron establecer diferentes pa-rámetros del presente estudio:

Datos básicos o características del arma.a) Materiales utilizados para su elabora-

ción.b) Diseño y configuración (curva, alarga-

da, recta y con bordes).c) Peso aproximado (maniobrabilidad, con-

tundencia en puntos específicos).Datos de prueba individual por tipo dearma.a) Resultado del impacto o daño en el ob-

jetivo (sólo si el arma es de contacto).b) Resultado de penetración en el objeti-

vo (sólo si el arma es punzante).c) Resultado de la incisión en el objetivo

(sólo si el arma es cortante y de im-pacto).

Pruebas físicas y de desempeño.a) Velocidad (elemento importante para

determinar el poder lesivo del arma enestudio, en el objetivo impactado).

b) Desempeño del arma en su trayecto.c) Fuerza impulsora utilizada en su uso.d) Flexibilidad, dureza y resistencia.e) Fuerzas físicas que intervienen en su

utilización.

Estas pruebas se basaron en la observaciónde diferentes fenómenos en laboratorio que nosllevaron a establecer los siguientes objetivos par-ticulares: a) determinar la capacidad lesiva dearmas contundentes a partir del uso de réplicasmuy cercanas al modelo original, registrando lashuellas dejadas de los útiles en materiales óseosy musculares. b) Determinar la presión que ejer-cen las armas en el objetivo de práctica, toman-do como referencia el peso, velocidad y energíacinética invertida, así como las trayectorias delutensilio durante las pruebas experimentales.Así, cada una de estas pruebas tuvo como basetratar de duplicar las condiciones de las armas

Fig. 11 Techalotl, deidad relacionada con laembriaguez, porta una maza adornada con papel,además de un escudo (imagen tomada del CódiceMagliabechiano, lám. 64).

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al momento de ser usadas y la potencial capaci-dad ofensiva que pudieron haber tenido; secontó con diferentes equipo y materiales paraelaborar las armas, pero en ningún momento sebuscó desarrollar estos utensilios mediante téc-nicas usadas por los antiguos pueblos mesoame-ricanos, tan sólo comprobar su eficacia como ins-trumentos de guerra y su capacidad lesiva.

Descripción de las réplicas usadasen los experimentos

Para realizar de manera experimental dos ma-zas con cabezal esferoidal partimos de los mode-los de mazas encontradas en las mencionadasexcavaciones de Tlatelolco durante la décadade 1960. Entre otras razones, optamos por estetipo de mazas porque se dispone de diferentesrepresentaciones de ellas en documentos delsiglo XVI, y por el hecho de que en el subsuelode la ciudad de México se han preservado va-rias muestras. De ahí que las dimensiones si-guientes deriven de estos descubrimientos tanimportantes (fig. 12).

Maza esferoidal 1Maza esferoidal 1Maza esferoidal 1Maza esferoidal 1Maza esferoidal 1. Peso: 0.730 kg; 65.05 cmde largo, cabezal de 7 cm. de largo por 6 de an-cho; 3.05 cm de mango en su parte distal y 2.05en su parte proximal, pequeña esfera para man-tener la mano asida al mástil de 3.0 por 3.0 cm.Fue elaborada con palo de Boj (Buxus sempervi-rens), cuya superficie es dura y de gran peso.

Maza esferoidal 2Maza esferoidal 2Maza esferoidal 2Maza esferoidal 2Maza esferoidal 2. Peso: 1.108 kg. 68 cm.de largo, cabezal de 9 cm de largo por 8 de an-cho, 4.05 cm de mango en su parte distal y 3cm. en su parte proximal, pequeña esfera paramantener la mano asida al mástil de 4 x 4 cm.Fue elaborada en madera de encino (Quercus ro-tundifolia) mjuye densa y compacta, resistentey homogénea.

Se eligieron dos tipos de madera, palo deBoj y encino, debido a que sus propiedades re-sultaban adecuadas para un arma contunden-te, donde el peso y la dureza del utillaje debie-ron jugar un papel fundamental en su poderlesivo. Fue por ello que desde un principio des-cartamos maderas menos resistentes y livianas—como el pino blanco y otras maderas más frá-

giles—, que sin duda nos hubieran ofrecido unimpacto menor y una débil capacidad lesiva.

Las pruebas

Las prácticas experimentales se realizaron ini-cialmente sobre el cadáver de una oveja de 31kg de peso, con un diámetro de 1.17 m, 30 cmde ancho superior y 40 cm de ancho inferior; seeligió el cuerpo de este tipo de animal porquesus características óseas y musculares se aseme-jan a las de un ser humano. La idea principalconsistió en comprobar la eficacia lesiva me-diante los impactos de la maza, todos ellos condiferentes trayectorias y desde distintos ángu-los, algunos determinados específicamente paracausar los mayores daños y efectos. Para realizarel análisis se recreó un escudo o rodela con ra-dio de 60 cm, a fin de simular y condicionar lamanera en que debieron haberse dado los im-pactos en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo.

Maza con cabezal esferoidal 1Maza con cabezal esferoidal 1Maza con cabezal esferoidal 1Maza con cabezal esferoidal 1Maza con cabezal esferoidal 1. Se designa-ron dos sectores para practicar los impactos,

Fig. 12 Réplicas de mazas con cabezal esféricousadas durante la experimentacion (fotografía delautor).

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tratando de simular su comportamiento en ob-jetivos móviles y posición defensiva. Por ello seeligió el sector intercostal izquierdo y los hue-sos largos del blanco. Debido a la naturaleza deeste objeto contundente, pudimos catalogar lasfracturas y el tipo de lesión dejada en el cuerpode la oveja:

Intercostal. El impacto se realizó a una dis-tancia de 1.5 m del objetivo con un ángulo deproyección a 90º de inclinación respecto a lavertical del objetivo. El resultado del impactofue una alteración del tejido óseo entre las cos-tillas 3, 4 y 5 con fracturas compuestas cerradasy oblicuas de cortes rectos y angulares de 45º,sin provocar astillamientos y con un desplaza-miento de un centímetro hacia la parte internade la cavidad toráxica (fig. 13).

Huesos largos. Impacto realizado en el ante-brazo del cuarto delantero izquierdo a una dis-tancia de 1.5 m del objetivo con un ángulo deproyección a 80º de inclinación respecto a lavertical. El resultado del impacto en el cadáverfue una alteración del tejido óseo, en específi-co la diáfisis con una fractura simple desplaza-da y cerrada de forma oblicua de corte recto,sin provocar astillas y con un desplazamiento de85º respecto a la vertical del hueso (fig.14).

Resultados

Las diferentes pruebas demostraron la capaci-dad lesiva de la maza, evidenciadas en las hue-llas dejadas sobre el material, posteriormentediseccionado para comprobar los diversos efec-tos que pudo haber provocado en el cuerpo deun ser humano vivo.

Maza con cabezal esferoidal 1. A través de lasprácticas realizadas fue posible determinar que,entre otros efectos, el arma podía dislocar y frac-turar miembros superiores e inferiores comopiernas y brazos, ya que son las partes más cer-canas y expuestas al alcance del arma. Por otrolado, el utensilio presentó una gran capacidadlesiva, cuyo efecto consistió en provocar frac-turas expuestas simples, tanto en costillas comoen las epífisis, lo cual sin duda hubiera genera-do inmovilidad inmediata e incapacidad de des-

plazamiento. Es decir, al analizar la lesión y laforma en que se fracturaron los huesos, la pre-sión ejercida para romper hueso compacto ytrabercular (huesos circulares) sin duda debióde haber sido una presión del orden de 170 kgpor mm2 (Amorós , 1985: 97-127), (fig. 15).

Pruebas en plastilina balística

Una segunda fase de nuestro experimento serelacionó con el uso de la maza para realizar prue-bas de trayectoria y penetración de proyecti-les. El objetivo en esta parte consistió en deter-minar la capacidad de inserción y poder depenetración del arma en objetivos semiblandos,simulando hueso y piel, para comprobar de ma-nera más eficaz lo que ya habíamos observadoen el examen de impactos realizados en la ove-ja. En los resultados obtenidos destacó la fuer-za impresa en el cabezal al momento del impac-

Fig. 13 Prueba de impacto núm. 1 (fotografía delautor).

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to, ya que no sólo pudo penetrar una gruesa capade plastilina balística —una superficie de 16cm de largo, 11 de ancho y 8 cm de grosor—,sino que dejó una impresión de 6 cm de anchopor 2 de profundidad, lo que sin duda podría

haber generado una seria contusión craneal o lafractura de huesos largos, como pudo verse en elmaterial de origen animal del experimento an-terior (fig. 16). Se trata de un instrumento muymaniobrable y perfecto para ser blandido ha-ciéndolo rotar con la muñeca y darle mayor im-pulso debido a su mástil cilíndrico y estrechoen la parte proximal; también puede usarse paragolpear de arriba hacia abajo, dejando caer todoel peso del utensilio y tratar de inmovilizar alenemigo de un solo impacto.

Comentarios finales

Para diseñar las pruebas de este experimentose contó con la cooperación y apoyo del Depar-tamento de Prehistoria y Arqueología de la Uni-versidad Autónoma de Madrid, así como delpersonal del Laboratorio de Arqueología Expe-rimental de la misma institución, bajo la direc-ción del doctor Javier Baena Presley y sus cola-boradores. Es la primera vez, dentro del estudiodel utillaje mesoamericano, que se desarrollaneste tipo de estudios en mazas y armas contun-dentes, lo cual implicaba, necesariamente, unatécnica de experimentación poco desarrollada enMéxico. Los resultados de dichas pruebas per-miten concluir que las mazas desarrolladas en-tre los mexicas y otros pueblos contemporáneosdel Altiplano central representaban equipos muyeficaces para el combate cuerpo a cuerpo. Estoquiere decir que según la fuerza impresa en elarma, ésta pudo infligir daños que iban desde lainmovilización del enemigo —mediante un cer-tero impacto en brazos, muñecas, costillas y pier-nas— hasta provocar severos daños, e inclusola muerte, con impactos en la cabeza o la espi-na dorsal.

Se trata sin duda de un excelente elementode batalla, el cual —como puede apreciarse endiversas fuentes del siglo XVI— hacía juego conun escudo, permitiendo así el embate y la pro-tección de armas semejantes. Por otro lado, yen comparación con otras armas de la época,puede señalarse como un arma muy superior aotros útiles de guerra como el macuahuitl, queperdía capacidad de ataque tras el desgaste de

Fig. 15 Fractura generada en la diáfisis izquierda delobjetivo, nótese la manera en que se rompió; laflecha indica la trayectoria del arma (fotografía delautor).

Fig. 14 Prueba de impacto núm. 2 (fotografía delautor).

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Fig. 16 Pruebas realizadas sobre material balístico A) y B) superficie del objetivo (4 cm X 7 cm y 3.15 cm deancho. C) y D) penetración del arma 6 cm de ancho x 2 cm de profundidad (fotografías de autor),

A B

C D

las navajas líticas En cambio, este tipo de mazapodía seguirse utilizando en el campo de bata-lla como arma de ataque y contención, e inclu-so bien pudo haber sido un arma muy certerapara dejar fuera de combate a un contrincanteque posteriormente podía ser capturado.

Bibliografía

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