Alain Badiou y las amenazas del amor

Mtro. Ramón López González ramlopez@uv.mx

Filosofía UV Cada sociedad cuenta con una suerte de dispositivo filosófico con el cual pensar los problemas de su tiempo. Alain Badiou nos ofrece uno desde donde pensar los temas de la condición humana: la ciencia, la política, el arte y el amor. Las cuatro condiciones que la filosofía exige a todo sujeto. Badiou sostiene que el amor en nuestra sociedad actual se encuentra amenazado por la seguridad y la comodidad. Afirma en su texto el Elogio del amor que “ahí están los dos enemigos del amor, en el fondo: la seguridad del contrato de aseguración y la comodidad del goce limitado. Como amenazas que son, le restan importancia al amor porque evitan lo que le es primordial, el riesgo y la aventura. Riesgo y aventura del amor que implican casualidades, sufrimientos e imprevistos. Son los enemigos los que se oponen a la realización del amor con todo y sus riesgos.

Ahora bien, la seguridad y la comodidad ejercen una combinatoria que desplaza al otro en su alteridad cuando no responde a los fines propios.

Y es que el amor es esfuerzo, trabajo, constancia, en definitiva, un tipo de apuesta pascaliana. En cambio, la seguridad y comodidad exigida por uno, implica que los riesgos los corre el otro, como afirma Badiou. Los riesgos y la incomodidad le pertenecen al otro, por eso si este no cumple con una lista de requerimientos que permitan la seguridad y comodidad de UNO entonces la subjetividad del otro se ve desplazada. Y me parece que es un asunto delicado y preocupante, porque si el amor es amenazado entonces nuestra subjetividad también lo esta, es decir nuestra humanidad, porque una de sus condiciones no está siendo cumplida, la del amor.

El Amor seguro-contra-todo-riesgo que describe Badiou a propósito del sitio de citas Meetic en Francia con su campaña publicitaría que garantiza la seguridad en el amor, implica una idea de “amor con garantías”, pretendiendo medir los riesgos sobre la elección, el tiempo invertido, las opciones y alternativas que determinarán el futuro amoroso. Este tipo de “amor” pretende la “predicción”, lo que anticipa y manipula “el encuentro”, como si esto fuera posible. Tal parece que se introduce al amor en el mundo de la necesidad y la certeza como requerimientos de un saber matemático, donde el error es calculado de tal modo que si se le visualiza se le pueda eliminar.

Nos encontramos ante un amor calculador, que evaluando los riesgos pretende contar con un resultado a favor, un amor mensurable y operativo, como los que proponen tantos cursos y talleres de superación personal, o el éxito prometido por los coaching, que el mismo autor comenta en el libro arriba mencionado. Tal parece que la descripción realizada por Badiou es la de un amor y una subjetividad debilitada, característica de las sociedades del consumo y el individualismo, y por ende, se busca el amor como aseguración para contar con un poco de solidez y firmeza. Recuerdo en esto, a Antonio Caso uno de nuestros filósofos mexicanos que en su texto la Existencia como economía desinterés y caridad afirmaba que la ley del estadio económico era “el máximo de provecho con el mínimo de esfuerzo”.

Parafraseando las palabras de Badiou y teniendo en cuenta a Caso, habría que decir, que la mayoría de las relaciones de nuestras sociedades actuales se vinculan en una relación bajo el trasfondo de la siguiente frase: “máximo de seguridad con el mínimo de riesgo”, y esto mina la verdad del amor, la realización de los amantes, y la promesa de amor como destino, dado que no hay DOS sino UNO, esto es, los caprichos e intereses de uno solo, que no hace suyas las demandas de otro, es por eso que el UNO debe transitar –dice Badiou– hacia un DOS, porque el DOS es simbólicamente quien hace suya la alteridad, la incorpora suavemente sin aniquilarla: el amor ama la diferencia. Sólo así, el amor tiene posibilidades de permane-ser, y lo mismo la “humanidad”, esto es Hx, donde ‘x’ el amor, es una de sus condiciones, y si está se cumple entonces la humanidad tiene posibilidades de per-durar; y son tales posibilidades las que se deben reflexionar.

Para finalizar quisiera recordar las palabras del autor francés: “le corresponde a la filosofía la defensa del amor”, defenderlo de sus enemigos, de aquellos que quieren robarle su dignidad, pues como solía decir santa Teresa de Ávila “le han robado el nombre al Amor”.