ALABANZA A MARÍA,esplendor de belleza

Nueve días con María

Maria Marcellina Pedico

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Presentación

«Es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre todo poderoso y eterno. Porque preservaste a la Virgen María de toda mancha de pecado original, para que en la plenitud de la gracia fuese digna madre de tu Hijo y comienzo e imagen de tu Iglesia, esposa de Cristo, llena de juventud y de limpia hermosura. Purísima había de ser, Señor, la Virgen que nos diera el Cordero inocente que quita del pecado de mundo. Purísima la que, entre todos los hombres, es abogada de gracia y ejemplo de santidad».

De acuerdo con este espléndido texto de teología «orada», tomado del prefacio de la Misa del 8 de diciembre, queremos ofrecer a los fieles una ayuda para prepararse adecuadamente a la solemnidad de la Inmaculada y a otras fiestas marianas. El misterio que la Iglesia celebra ilumina también nuestra oración, por medio de la cual se invita al pueblo cristiano, durante nueve días:

• a alabar a Dios, por todo lo que ha realizado en María desde el primer momento de su existencia, en vista de la obra salvadora de Cristo: la vestidura de

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humanidad que ella recibe es vestidura santa, porque está lavada «en la sangre del Cordero» (Ap 7,14);

• a darle gracias, por haber preparado a María para ser digna Madre del Mesías redentor; desde el primer instante de su vida, ella es el lugar donde Dios, que es santidad, misericordia y amor, habita como en su propia casa;

• a invocarlo, por haber creado a María llena de san-tidad y belleza, revelando en ella, la vocación de todos nosotros: el amor que siempre nos ha mostrado.

Orar con María significa celebrar la infinita miseri-cordia de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo para con la humanidad; significa asumir las mismas actitudes de la Virgen: el deseo de Dios, la invocación de su gracia, la acción de gracias por las maravillas que realiza en la historia, la dispuesta obediencia a su voluntad y el dejarse atraer por su fascinante belleza divina.

La elección de los nueve títulos de la oración quiere revalorizar imágenes y figuras con las que los fieles suelen invocar a la Madre de Dios: 1. «Toda Hermo-sa»; 2. «Morada del Espíritu»; 3. «Sierva del Señor»; 4. «Mujer vestida de sol»; 5. «Arca de la alianza»; 6. «Sede de la Sabiduría»; 7. «Mujer nueva»; 8. «Causa de nuestra alegría»; 9. «Puerta del cielo».

Se da un relieve particular a los textos de la Es-critura, puesto que la Palabra de Dios es el alimento fundamental para la vida espiritual del cristiano. Los pasajes bíblicos son posteriormente comentados por

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los escritos de los santos, de los padres de la Iglesia, del Magisterio y de los teólogos, es decir, de aquellas fuentes a las que hay que recurrir para caminar en santidad de vida.

Esta ayuda se dirige a las comunidades cristianas, a las familias religiosas, a los miembros de asocia-ciones particularmente relacionadas con las fiestas marianas. Sin embargo, cada uno de los esquemas se puede utilizar también como momento de oración en un día de retiro espiritual o en la preparación a una fiesta mariana.

Una preparación adecuada del ambiente en el que se hace la oración, contribuye a recoger buenos frutos. La elección y colocación de la imagen de la Virgen María es también muy conveniente para el mismo fin.

Además conviene que se observe la variedad y la distribución de los cometidos que se indican bajo las siguientes siglas:

G. = GuíaL. = Lector/lectoraA. = Asamblea

En la celebración está previsto el uso de elementos simbólicos, como:

– la Biblia abierta sobre el ambón;– las luces;– un icono de la Inmaculada u otra imagen mariana;

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– los regalos-recuerdo para distribuir después de cada encuentro (tiras de papel enrolladas y atadas con una cinta que llevan escrita una frase, oración o re-flexión; una estampa o un cartoncito rígido con frases) que comentan el título del encuentro o que sugieren un compromiso.

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8. Causa de nuestra alegría

CANTO DE ENTRADAMientras se entona un canto adecuado, quienes lo deseen pueden acercarse a la imagen de María para encender una luz.

MONICIÓNQuien preside explica el sentido del encuentro de oración con estas u otras palabras:

G. Hermanos y hermanas, nos hemos reunido en oración en el nombre de Jesús para contemplar a la Virgen María, causa de nuestra alegría. Pidamos al Espíritu Santo que nos haga testigos de la alegría evangélica.

ORACIÓN

G. Oremos. Oh Dios, que por la encarnación de tu Hijo has alegrado el mundo entero, concédenos que veneremos a María, causa de nuestra alegría, que caminemos constantemente en el camino de tus preceptos y tengamos fijos nuestro corazones en donde está la verdadera alegría.

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Por Cristo nuestro Señor.A. Amén.

LECTURA BÍBLICASe introduce la lectura con estas palabras u otras semejantes:

L. Se propone un pasaje bíblico, en el cual, la alegría de Jerusalén por el advenimiento del Mesías, se transforma en canto nupcial.

L. Escuchad la palabra de Dios del Profeta Isaías (61,9-11)

Su raza será renombrada entre las naciones y sus vástagos en medio de los pueblos.Todos cuantos los vean reconocerán que son la raza bendita del Señor. Yo salto de gozo con el Señor, mi alma se entusiasma con mi Dios, porque me ha puesto los vestidos de la salvación, me ha envuelto en el manto de la justicia, como un recién casado se ciñe la diadema o una novia se adorna con sus joyas. Pues como la tierra echa sus brotes, como un huerto hace brotar lo sembrado, así el Señor Dios hará germinar la justicia y la alabanza entre todas las naciones.

CANTOSe introduce el canto con estas palabras u otras semejantes:

G. Haciendo nuestros los sentimientos del profeta Isaías, nos dirigimos a María con un canto.

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LECTURA ECLESIALSe introduce la lectura con estas palabras u otras semejantes:

L. Escuchemos lo que el Magisterio de la Iglesia ha escrito sobre la alegría cristiana.

L. De la exhortación apostólica Gaudete in Domino (9 de Mayo de 1975) de Pablo VI († 1978)Nadie está excluido del gozo que trajo el Señor. El

inmenso gozo que anunció el ángel la noche de Na-vidad es de veras para todo el pueblo, para Israel que esperaba entonces ansiosamente un Salvador, y para el pueblo innumerable de todos aquéllos que, a lo largo de los tiempos, acojan su mensaje y se esfuercen por vivirlo.

Ante todo, la Virgen María, que había recibido el anuncio del ángel Gabriel y cuyo Magnificat era ya el himno de exultación de todos los humildes [...]. Disponible al anuncio llegado de lo alto, la sierva del Señor, la Madre del eterno Hijo, explotó de gozo ante su prima Isabel, que exaltaba su fe: «Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu exulta en Dios, mi Salvador», María comprende, mejor que ninguna otra criatura, que Dios realiza obras maravillosas: su nombre es santo, Él muestra su misericordia, enaltece a los humildes, es fiel a sus promesas. No es que la vida de María salga de la trama ordinaria; pero ella reflexiona sobre los pequeños signos de Dios, meditándolos en su corazón. No es que se le ahorren sufrimientos; ella está en pie

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junto a la cruz, asociada de modo eminente al sacri-ficio del siervo inocente, ella que es la madre de los dolores. Pero está también abierta sin límites al gozo de la Resurrección; y es elevada, en cuerpo y alma, a la gloria del cielo.

Primera criatura redimida, morada incomparable del Espíritu, habitáculo purísimo del Redentor de los hombres, y al mismo tiempo hija predilecta de Dios y, en Cristo, Madre universal. Ella es el prototipo perfecto de la Iglesia terrena y glorificada. ¡Qué admirable reso-nancia adquirieron, en su existencia singular de Virgen de Israel, las palabras proféticas dirigidas a la nueva Jerusalén! «Me alegro plenamente en el Señor, mi alma exulta en mi Dios...». Junto a Cristo, ella recapitula en sí todos los gozos, María vive la alegría perfecta prometida a la Iglesia: «Madre llena de santa alegría»; y precisamente sus hijos aquí en la tierra, dirigiéndose hacia la que es Madre de la gracia, la invocan: «Causa de nuestra alegría».

RESPONSORIO

G. Contemplando a la Madre de nuestra alegría, la aclamamos juntos:

Sobre ti, María, la complacencia de Dios: Tú serás el gozo del Señor.

A. Sobre ti, María, la complacencia de Dios: Tú serás el gozo del Señor.

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G. Aclame al Señor toda la tierra, gritad, exultad con cantos de alegría.

A. La alegría que Eva nos quitó tú nos la das en tu Hijo.

G. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

A. La alegría que Eva nos quitó tú nos la das en tu Hijo.

BREVE EXHORTACIÓN Y PAUSA DE SILENCIO

SÚPLICA CORAL

G. Presentemos nuestra súplica al Padre misericordioso, diciendo:

Interceda por nosotros María, causa de nuestra alegría.

L. Concédenos, oh Dios, que vivamos alegres en tu servicio.

L. Concédenos, oh Dios, que caminemos por los senderos de la alegría evangélica.

L. Concédenos, oh Dios, que celebremos gozosamen-te la Eucaristía dominical.

L. Concede, oh Dios, a los jóvenes que busquen la verdadera alegría.

L. Concédenos, oh Dios, que gustemos el fruto de una alegría perenne.

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ORACIÓN

G. Oremos. Acoge, oh Padre, las súplicas de tu pueblo en oración; tú que en Cristo Salvador nacido de la Virgen María nos has dado todo bien, concédenos que gustemos el fruto de una alegría perenne. Por nuestro Señor Jesucristo.A. Amén.

DESPEDIDA

G. Vayamos en paz acompañados por María, «Causa de nuestra

alegría».

A. Demos gracias a Dios.

A la salida se distribuye un recuerdo-compromiso sobre el misterio de María que se ha celebrado.

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Índice

Presentación ....................................................... 3Día 1º. Toda hermosa ....................................... 7Día 2º. Morada del Espíritu ............................ 13Día 3º. Sierva del Señor .................................. 19Día 4º. Mujer vestida de sol ............................. 25Día 5º. Arca de la alianza ................................ 32Día 6º. Sede de la Sabiduría ............................. 38Día 7º. Mujer nueva ........................................ 44Día 8º. Causa de nuestra alegría ..................... 50Día 9º. Puerta del cielo ..................................... 56