Akay

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Akay Son tiempos de paz. La era de la oscuridad terminó hace ya muchas décadas y el hombre vive sin temor alguno, pero esto no durará mucho, ya que las sombras tarde o temprano despertaran. Es el año 450 y todo transcurre con normalidad en una pequeña aldea del gran reino de Heser. Sus habitantes son hombres y criaturas de buen cora- zón, trabajadores y humildes. Entre ellos Akay, un joven de gran corazón, amado por todos en la aldea. Fue criado por la aldea, ya que su madre murió en el parto y su padre desapareció misteriosamente cuando Akay tan sólo tenía 10 años. Por ello Akay vive agradecido con todos los aldeanos que son su familia. Un día Akay salió en busca de plantas curativas que se encontraban en un bosque al sur de la aldea, aunque este día no era como los demás, algo en su interior lo inquietaba, aun así siguió con su trabajo. Al buscar plantas curativas Akay seguía muy inquieto, él presentía que algo no iba bien, por lo que decide volver a su aldea rápidamente solo con apenas unas cuantas plantas, al llegar a un pequeño claro del bosque se percató de que salía un humo negro y espeso, que venía de la dirección en la que se encon- traba su aldea, al ver esto Akay soltó las plantas y se apresuró a llegar rápido a su aldea, que aún se encon- traba a una gran distancia, llegando a su aldea bastante tarde quedo completamente impactado al ver que su aldea estaba completamente consumida en llamas y envuelta por espesas nubes de humo negro, un humo negro tan oscuro que no parecía del mundo de los vivos. Akay buscó desesperadamente algún rastro de vida en su aldea carcomida por llamas, pero al buscar en la aldea algún signo de vida, no encuentra ni un solo cuerpo de los aldeanos ni tampoco rastros de que se haya librado lucha alguna, solo encuentra machas negras en la tierra, en su búsqueda de supervivien- tes escuchó un débil susurro que lo llamaba, Akay se dirigió rápidamente al lugar del que provenía el susurro. Al llegar al lugar encontró al jefe de la aldea tendido en el suelo, muy débil. Corrió en su ayuda y al revisarlo en busca de heridas se dio cuenta de que no tenía herida alguna en su cuerpo, aunque si tenía unas extrañas manchas oscuras en todo su cuerpo. Akay le preguntó qué fue lo que ocurrió en la aldea, por qué los aldeanos habían desaparecido, a lo que el jefe respondió con voz entrecortada. -Fueron unas sombras, aparecieron de la nada y absorbieron a todos en la aldea- -Pero, ¿cómo es que lograste sobrevivir?- preguntó Akay- -Fue por este amuleto- -¿Qué amuleto?- -el amuleto me fue entregado por tu padre, Akay- -¡Mi padre!-

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Una simple historia que hice hace mucho tiempo.

Transcript of Akay

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AkaySon tiempos de paz. La era de la oscuridad terminó hace ya muchas décadas y el hombre vive sin temor alguno, pero esto no durará mucho, ya que las sombras tarde o temprano despertaran.

Es el año 450 y todo transcurre con normalidad en una pequeña aldea del gran reino de Heser. Sus habitantes son hombres y criaturas de buen cora-zón, trabajadores y humildes. Entre ellos Akay, un joven de gran corazón, amado por todos en la aldea. Fue criado por la aldea, ya que su madre murió en el parto y su padre desapareció misteriosamente cuando Akay tan sólo tenía 10 años. Por ello Akay vive agradecido con todos los aldeanos que son su familia.

Un día Akay salió en busca de plantas curativas que se encontraban en un bosque al sur de la aldea, aunque este día no era como los demás, algo en su interior lo inquietaba, aun así siguió con su trabajo. Al buscar plantas curativas Akay seguía muy inquieto, él presentía que algo no iba bien, por lo que decide volver a su aldea rápidamente solo con apenas unas cuantas plantas, al llegar a un pequeño claro del bosque se percató de que salía un humo negro y espeso, que venía de la dirección en la que se encon-traba su aldea, al ver esto Akay soltó las plantas y se apresuró a llegar rápido a su aldea, que aún se encon-traba a una gran distancia, llegando a su aldea bastante tarde quedo completamente impactado al ver que su aldea estaba completamente consumida en llamas y envuelta por espesas nubes de humo negro, un humo negro tan oscuro que no parecía del mundo de los vivos.

Akay buscó desesperadamente algún rastro de vida en su aldea carcomida por llamas, pero al buscar en la aldea algún signo de vida, no encuentra ni un solo cuerpo de los aldeanos ni tampoco rastros de que se haya librado lucha alguna, solo encuentra machas negras en la tierra, en su búsqueda de supervivien-tes escuchó un débil susurro que lo llamaba, Akay se dirigió rápidamente al lugar del que provenía el susurro. Al llegar al lugar encontró al jefe de la aldea tendido en el suelo, muy débil. Corrió en su ayuda y al revisarlo en busca de heridas se dio cuenta de que no tenía herida alguna en su cuerpo, aunque si tenía unas extrañas manchas oscuras en todo su cuerpo. Akay le preguntó qué fue lo que ocurrió en la aldea, por qué los aldeanos habían desaparecido, a lo que el jefe respondió con voz entrecortada.

-Fueron unas sombras, aparecieron de la nada y absorbieron a todos en la aldea-

-Pero, ¿cómo es que lograste sobrevivir?- preguntó Akay-

-Fue por este amuleto-

-¿Qué amuleto?-

-el amuleto me fue entregado por tu padre, Akay-

-¡Mi padre!-

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-sí, tu padre me dijo que guardara el amuleto hasta cumplieras 18 años Akay-

-creo que ha llegado el momento de que te lo entregue- dijo el jefe de la aldea

El anciano tomó el amuleto y lo puso en las manos de Akay, diciéndole que busque a su padre, en las montañas de Isir, ese era el único lugar al que él pudo haber ido, tras decir esto el jefe de la ladea muere, Arkay muy desconcertado por lo que le dijo el jefe y por la destrucción de su aldea y la desaparición de todos sus conocidos, toma fuerzas para poder seguir adelante y descubrir que fue lo que ocurrió en su aldea.

Pasando por todo este mal Akay se prepara para partir, llevando consigo solo algunas de sus cosas y su amuleto, al alejarse de su aldea, miró por última vez lo que una vez fue su hogar. Tras caminar por mucho tiempo llegó a un pequeño poblado, el cual no era nada amigable con los extraños, las personas eran bastante cautelosas, al caminar por el poblado Akay pide indicaciones para llegar a las montañas de Isir, pero nadie respondía a su pregunta y solo lo evadían, tras cansarse de tanto caminar, se dirige a una taberna a ver si tenía más suerte ahí, al entrar se sienta en la barra y pregunta al cantinero.

-¿Sabes cómo llegar a las montañas de Isir?-

-no lo sé chico y si fuera tú, no andaría preguntando sobre ese lugar- respondió el cantinero con voz temerosa.

Al no poder encontrar respuestas en ese lugar Akay decide ir hasta el siguiente pueblo en busca de respuestas, porque al parecer nadie sabía o no querían decir nada de las montañas de Isir.Cuando Akay se preparaba para salir del pueblo un misterioso con la cara cubierta se le acercó y le dijo.

-¡Ey! Chico, quieres saber dónde están las montañas de Isir ¿verdad?–

-sabes dónde están las montañas de Isir- respondio Akay-

-claro que lo se chico-

El misterioso hombre le dice a Akay que las montañas están pasando el bosque muerto que esta al norte del antiguo castillo de Berrot, al decir esto el hombre desaparece sin decir más. Akay sin saber que pensar de lo que había dicho el misterioso hombre, tomó rumbo hacia el castillo de Berrot que quedaba al norte del pueblo en el que se encontraba. Era un camino largo el que llevaba a las ruinas del castillo, al caminar por varias horas, noto que el amuleto tenía un extraño brillo, observándolo con más detenimiento el brillo fue mermando hasta apagarse, esto confundió un poco a Akay, al examinarlo un poco no vio nada fuera de lo común y siguió su camino.

Al llegar a las ruinas buscó un lugar en el cual descansar ya que había caminado por dos dias tiempo, encendió una pequeña fogata, se sentó a su lado y por el cansancio que tenía se quedó profundamente dormido. En sus sueños alguien lo llamaba, aunque no sabía que o quien lo estaba llamando, siguió la voz que lo hasta un monumento extraño hecho de cristal, al tocarlo su amuleto comenzó a brillar, pero no como la última vez, ahora el amuleto tenía un brillo mucho más fuerte tan fuerte que lo segaba.

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Al tocar su amuleto sintió un fuerte dolor en su pecho y al soltar el amuleto vio una �gura blanca que le dijo.

-despierta Akay, tienes que seguir tu camino- poco a poco la silueta se fue desvaneciendo-

-¡espera! Dime quien eres- dijo Akay-

Al desaparecer la extraña �gura Akay despertó con un leve dolor en su pecho y bastante confundido, con muchas preguntas ¿Por qué tuvo ese extraño sueño? Y ¿Quién era la extraña �gura blanca?, con muchas interrogantes en su cabeza decidió seguir con su camino. Al estar en el camino Akay todavía seguía con el extraño dolor en su pecho, no podía explicarlo, a llegar a la entrada del bosque sintió una extraña sensación, sentía que algo lo observaba desde las sombras, aunque esto no lo detuvo para seguir adelan-te. Al entrar al bosque sintió como cambio la atmosfera, ese lugar era bastante sombrío, era como si la vida del bosque le hubiera sido totalmente arrebatada.

Al adentrarse más en el bosque, sintió que la presencia que lo asechaba se acercaba más y más, al punto de que ya la sentía en su espalda. Con un giro brusco Akay trato de ver a la sombra que lo seguía, pero al girarse no logro ver nada, las sombras que lo asechaban no se mostraban, parecía como si esperaran algo para poder atacar, al percatarse de esto comienza a correr con todas su fuerzas para tratar de salir de ese oscuro bosque, pero entre más corría el bosque parecía cerrarse ante él. Desorientado comienza a perder la noción del tiempo, y a olvidar el motivo por el que estaba en el bosque, el bosque le arrebataba sus recuerdos a cada hora que pasaba en ese oscuro lugar, luchaba cada segundo para mantenerse en pie, pero la presión sobre él era tan fuerte que cae de rodillas al piso, sin fuerzas para poder levantarse Akay �nalmente cae inconsciente sobre las muertas raíces del bosque.

En su estado inconsciente Akay tiene otro sueño sobre el extraño monumento de cristal, solo en la inmensidad del vacío, perdido en sus sueños comenzó a desintegrarse en él, su alma estaba desapare-ciendo y pronto todo su ser dejaría de existir. Con su último aliento Akay dice.

-padre, madre, amigos creo que no cumpliré con mi misión, perdón-

Al cerrar sus ojos esperando su �nal una voz le dice.

-levántate Akay, este no es tu �nal-

Cuando la extraña voz dijo estas palabras Akay recobro el sentido y todo su ser volvía en sí. Al despertar las sombras lo rodeaban completamente, eran espectros nauseabundos, salidos de lo más profundo de la oscuridad. Al encontrarse completamente rodeado Akay no sabía qué hacer, el miedo se apoderaba de él, al cerrar sus ojos el amuleto le susurro.

-quieres vivir-

-si, por favor ayúdame- responde Akay

-bien, ahora nuestro contrato está cerrado- dice la misteriosa voz

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El amuleto comienza a irradiar una intensa luz, Akay quedó completamente sorprendido por la luz que desprendía, de repente su mano irradiaba un gran calor y algo comenzó a aparecer en ella. Era una espada tan ligera y cálida, con una tenue luz blanca. De repente escucho la voz nuevamente.

-que estas esperando, úsame y lucha- dice el amuleto-

-pero, yo no sé cómo usar una espada- responde Akay-

-tranquilo Akay, tu solo carga contra ellos, sé que podrás hacerlo-

-es una locura, moriré- responde Akay-

-¡lucha!-

Tomando todo el valor Akay carga contra los espectros, al luchar contra ellos se da cuenta de que sus movimientos son muy rápidos al igual que sus re�ejos, podía ver todos los ataques de los espectros. Akay los rebano muy fácilmente, era como si hubiera nacido para luchar, al acabar con todos los espectros quedo completamente sorprendido de la hazaña que había logrado.

-¡amuleto!, ¿tu hiciste esto verdad?- pregunto Akay-

-yo solamente soy un catalizador Akay, la fuerza provino de ti- responde el amuleto

Cuando el amuleto responde esto, su espada desaparece.

-¡espera!, no he terminado de hablar, aún tengo muchas preguntas-

Con muchas interrogantes en su cabeza, Akay siguió con su camino. Al salir del bosque sintió un gran alivio, ya que por �n había logrado salir de ese oscuro bosque, ahora solo tenía que seguir su camino pues ya estaba muy cerca de su destino �nal, las montañas de Isir.

Al llegar a las montañas de Isir sintió un gran alivio, ya solo le faltaban unos pasos para encontrarse con su padre, o eso pensaba él. Porque al llegar al lugar no encontró nada, se dispuso a buscar por todo el lugar en busca de alguna señal de su padre, aunque no lograba encontrar nada. Sin esperanzas y pensan-do que no encontraría a su padre, se sentó sobre una roca y pensó el ¿por qué? le pasaba eso a él, es que todo esto le había pasado por nada, había hecho esa gran travesía solo para encontrarse con nada. Lamentándose, de pronto un pequeño rayo de luz provino de su amuleto, pareciese como si lo estuviera guiando a alguna parte, siguiendo el pequeño rayo de luz llego a un callejón sin salida, donde se pregun-tó ¿por qué? el amuleto lo llevo a ese lugar sin salida.

Sin opciones, Akay se estaba dando por vencido, al prepararse para irse del lugar, vio una pequeña luz que provenía de la pared de roca, al inspeccionarla un poco la pared comenzó a desmoronarse, cuando al �n cayeron todos los escombros vio que se abrió una entrada, al ver esto entro a la cueva que se abría ante él, era un largo pasadizo el cual tenía unas extrañas rocas que se encendían cada vez que se adentra-ba en la cueva.

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Llegando al �nal del largo pasadizo Akay logro divisar un pequeño estudio, el cual tenía muchos pergaminos, al inspeccionar un poco más el lugar, encontró unos restos, inmediatamente sintió que era su padre, había muerto ya hace muchos años. Akay cae completamente de rodillas al ver que al �nal de su viaje no había podido encontrarse con su padre, llorando de rodillas pensó que su viaje había terminado sin respuesta alguna, de repente logra ver en la mano de su padre algo que parecía una carta, al leerla vio que era un mensaje que su padre le había dejado. El cual decía.

-si estás leyendo esto Akay, quiero que sepas que siempre te he amado, tuve que dejarte al cuidado de la aldea pensando en que sería lo mejor para ti, lejos del peligro que me asechaba, aunque no te deje completamente solo, deje para ti un amuleto el cual es un catalizador para que tu fuerza salga a la luz Akay, tu eres el único que puede salvar a la humanidad de la oscuridad que se avecina, sé que tu lograras hacerlo tu madre y yo te queremos mucho y te estaremos cuidando siempre, aunque no logres vernos siempre estaremos contigo. El amuleto te guiara en tu viaje Akay confía en él, te espera un largo camino que recorrer pero sé que tú lo lograras, tienes que defender la paz de todos, destruye el mal y séllalo por toda la eternidad, con�ó en ti Akay, cuídate hijo-

Leyendo las palabras de su padre Akay entendió que es lo que tenía que hacer, destruir al mal y prote-ger a todos de la oscuridad. Ahora se dirigía en busca del lugar en el que se encontraba el mal, para así destruirlo para siempre.

Y así partió Akay con las palabras de su padre, ya sabía que tenía que hacer, si ahora Akay tenía un nuevo propósito, destruir al mal…