Agujeros Negros y Egoismo

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'El agujero negro es el gran egoísta del universo: pequeño y condensador, avaro que recuenta cada noche la innumerable cifra de su energía.'

El agujero negro es el gran egoísta del universo: pequeño y condensador, avaro que recuenta cada noche la innumerable cifra de su energía. Se sabe que existe, pero no ha sido visto, solo se le intuye por el material que acarrea a las puertas de su voracidad. Es el resultado de un colapso gravitatorio que ha impelido su masa a comprimirse de manera hiperbólica. Al agujero negro le ha faltado espiralidad. Sin la espiral, la gravitación aumenta el peso de su fatalidad: consigue ser más él que nadie (que nada) a fuerza de no poder ser nada más que eso. Es absolutamente rico pero no gasta nada, ni siquiera alumbra un poco. Energía oscura, fecal. Convierte lo variado del universo (lo diverso) en lo uno de sí. El agujero negro es el ricachón del universo, un rico que no se lleva bien con nadie porque no gasta un átomo. ¡Es intratable! Ni recicla ni transforma, es un puño. No se le puede prestar nada porque nada devuelve. No dialoga; acepta, eso sí, todo, pero no suelta palabra. No es especular ni dialéctico: es un misterioso solitario que no sufre compañía ni siquiera de sus semejantes. Un monstruo así atrae, parece tan inteligente como el que no habla nunca y sobre el que todos se hacen preguntas: cómo será, qué habrá en su interior... El agujero negro es un barroco negativo, la soledad hiperbólica.

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¿Estamos dentro de un agujero negro?

Un físico de la Universidad de Indiana asegura que podríamos tener varios Universos superpuestos

Nikodem Poplawski.

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Nikodem Poplawski, un físico teórico de la Universidad de Indiana (EEU), lleva años sosteniendo que nuestro Universo podría encontrarse dentro de un agujero negro. El físico, que pese a las críticas de algunos colegas ya ha publicado sus trabajos en la prestigiosa Physics Letters B, ha ideado un modelo, basado en un sistema de coordenadas Euclidiano, con el que podría explicar el origen de la inflación cósmica.

Según Poplawski, todos los agujeros negros podrían tener agujeros de gusano -también llamados ‘puentes Einstein-Rosen'- y éstos, albergar universos completos. Dicho de otro modo, nuestro Universo, tal y como lo conocemos, se encontraría dentro de un agujero negro que, a su vez, se encontraría en otro universo mayor. Estos puentes unirían diferentes regiones del espacio-tiempo, conectando agujeros negros con agujeros blancos o lo que es lo mismo, espacios de los que ningún objeto puede escapar por encontrarse en cuerpos supergravitatorios (los agujeros negros), frente a zonas donde nada puede penetrar.

El físico teórico considera que cada agujero negro produciría un nuevo Universo

Para entender su teoría, es preciso concebir el espacio-tiempo, no como un lienzo bidimensional, sino como una varilla flexible unidimensional. Así, doblar la varilla representaría la curva del espacio-tiempo, mientras que retorcerla sería la torsión del espacio-tiempo. El mecanismo de torsión actuaría como una fuerza repulsiva que contrarrestaría la fuerza de la gravedad atractiva que viene de la curvatura del espacio-tiempo.

En condiciones normales, la atracción gravitacional supera a las fuerzas de torsión repulsiva, propiciando el colapso de materia en pequeñas regiones del espacio. Sin embargo y de manera puntual, la torsión puede ser muy fuerte e impedir la compresión de la materia con densidad infinita; la materia alcanzaría un estado de grandeza extrema pero con densidad finita. Dado que la energía puede convertirse en materia, la enorme energía gravitacional en este estado de densidad extrema provocaría una generación intensa de partículas, incrementando significativamente la materia en el agujero negro y desembocando en un Big Bang.

El físico teórico considera que cada agujero negro produciría un nuevo Universo gracias a este mecanismo de torsión, capaz de descomponer la materia en electrones y quarks y la antimateria, en materia oscura. Así, esta misma torsión sería la fuente de la energía oscura que se extiende por el espacio e incrementa la tasa de expansión del Universo. Dicho de otro modo, en su opinión la expansión acelerada del Universo sería la evidencia más clara del fenómeno de la torsión.

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En una línea de investigación similar, desde el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la astrónoma Débora Dultzin Kessler, asegura que en el centro de cada galaxia activa existe un agujero negro supermasivo, con una masa que puede ir desde un millón hasta 10.000 millones de veces la masa del Sol.

Nuevas incógnitas

Otro de los argumentos con que Poplawski sostiene su teoría es el hecho de que cada universo hereda el eje de rotación del su agujero negro padre y las últimas investigaciones realizadas en más de 15.000 galaxias espirales revelan que no todas giran en el mismo sentido, unas lo hacen en el sentido de las agujas del reloj y otras a la inversa. Otros físicos teóricos que han trabajado en teorías similares, como Damien Easson de la Universidad de Arizona, hablan aún de especulación, pero se muestran entusiasmados con los avances expuestos por Poplawski. Otros, como Andreas Albrecht de la Universidad de California, califican de interesantes los nuevos hallazgos, pero rebajan su peso en la explicación de los orígenes del Universo pues en último extremo, sostienen, la creación se desplaza a una realidad alternativa pero aún ignoramos la procedencia del Universo padre en el que estaría el agujero negro en el que nos encontramos.

Así pues, la teoría alumbra nuevas incógnitas: ¿qué sabemos de nuestro universo padre y cuántos universos superpuestos tenemos encima de nosotros? ¿Cómo podemos probar que nuestro Universo se encuentra dentro de un agujero negro? Y lo que puede llegar a resultar más inquietante: del mismo modo que nosotros no podemos ver lo que pasa dentro de los agujeros negros, cualquier otro observador externo no podría saber qué sucede en el que alberga nuestro Universo.

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¿El agujero negro es el vórtice del egoísmo?

Publicado en 8 noviembre, 2009 a las 12:50 am

Pregunta: ¿Se puede establecer una analogía espiritual entre los agujeros negros que absorben la materia y nuestro egoísmo?

Respuesta: Todos los sucesos astronómicos son consecuencia del deseo creado en el nivel inanimado.

Éste posee unas dimensiones tan gigantescas que el siguiente nivel de la naturaleza, el vegetal, simplemente es incomparable con las dimensiones del Universo.

El nivel inanimado de la materia y su deseo es de una mayor potencia cuantitativa en comparación con el nivel vegetativo.

Sin embargo, éste último es un nivel superior al inanimado debido a una diferencia cualitativa entre ambos.

En lo que se respecta a los agujeros negros, así funciona nuestro ego, el deseo de recibir placer. Él está dispuesto a engullir un mundo entero.

Tenemos que comprender aún que todo el cuadro del Universo se forma dentro de nosotros. Será entonces cuando la física se unirá con la Cabalá.

(Extracto de la lección sobre La introducción al libro de la boca de un sabio, correspondiente al 6 de noviembre 2009)

El ojo humano. Una maravilla de diseño. Una ventana que enlaza dos mundos, que comunica el exterior y el interior, que los relaciona, que los implica, que los enriquece.

Su estructura, compleja y a la vez sencilla, nos muestra un sin fin de paralelismos con el Cosmos y sus misterios.

Si nos fijamos en la pupila, vemos un sol, una estrella, pero que en vez de luz radiante posee luz oscura, que es la luz del interior, que es la energía que predomina en el Universo.

También podría ser un agujero negro que se traga todo lo que hasta él llega, incluida la luz, pero… ¿No es eso lo que hace el ojo? ¿No convierte la luz en impulsos eléctricos que envía al cerebro?

En el iris se refleja una ventana, pero esa es otra ventana, la que comunica con el mundo externo, el mundo donde la Vida experimenta, el mundo donde hacemos las prácticas y donde aprobamos o suspendemos.

Y el ojo nos guía a través de ese mundo siempre cambiante, siempre en transformación, recogiendo imágenes, grabando experiencias, transmitiendo sensaciones.

Alrededor del sol negro, o del agujero negro, existe un universo cambiante, una sinfonía de colores, de brillos, de matices, de misterios.

Si actúa como sol, irradia hacia el mundo externo la vida, la esencia, la inteligencia, la expresividad de quien existe detrás, en la profundidad.

Si actúa como agujero negro absorbe hacia el interior todo lo que le rodea, siendo luego la mente la que clasifica, la que separa lo útil de lo inútil, lo que interesa de lo que no.

Y ese movimiento dentro-fuera, fuera-dentro, se produce en un tiempo sin tiempo, sin pautas ni esquemas, automático.

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Es la mente la que lo dirige, la que lo maneja.

Podríamos decir que el ojo es la ventana de la mente, el instrumento por excelencia de la mente.

Pero también es una copia en miniatura del funcionamiento del Cosmos, porque somos un microcosmos, unas criaturas hechas a imagen y semejanza del Creador.

Y estamos aquí para aprender, para enriquecernos y tratar de hacernos sabios.

Aprender, por tanto, implica saber utilizar el ojo y sus funciones, saber dirigir la mirada hacia aquello que nos atrae para extraer de ello su esencia, la sabiduría implícita en todo lo creado.

Implica saber observar.

Saber Mirar para saber Ver. Saber Ver para saber Comprender.

Pero saber Ver es captar lo que Es en lo que miramos, no lo que suponemos, interpretamos, creemos o deducimos.

Aprender a Ver es aprender a Observar. Sin condiciones. Sin poner en ese acto nuestros prejuicios. Sin “manchar” la visión con nuestro criterio.

Observar con Pureza para Ver con Verdad.

Y aprender también significa saber emitir a través de nuestra mirada la energía que somos, nuestra esencia, nuestra naturaleza, nuestros sentimientos, nuestra fuerza.

A través de una mirada se puede transmitir el alma, y también los infinitos matices de la mente.

Y todo ello puede ser porque existe esa maravilla que llamamos ojo.

Pero aun hay más, mucho más, oculto en esa preciosa máquina y en su correcto uso como ventana de la mente.

Búscalo, observa tus ojos como nunca lo hiciste, descubre el poder que hay en ellos, pero, sobre todo, quieras o no, ten presente que siempre te delatarán, que te mostrarán tal como eres, tal como piensas, tal como sientes.

Así es y está bien que así sea.