Aguade Nieto (Santiago)_Formas de Organización Del Espacio Agrario en El Ambito Asturleonés...

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  • Semblanza y obrade don Claudio Snchez-Albornoz

    1. LAs DIMENSIONES Y RASGOS nscos EN LA PRODUCCINCIENTFICA DF SNCHEZ-ALBORNOZ

    Tarea difcil, an ceida a la brevedad, trazar una introduccina este volumen, que recoge estudios en homenaje a don Claudio Sn-chez-Albornoz. Difcil en primer trmino porque es muy poco pro-bable que pueda escribirse un texto mejor que el redactado por Gar-ca de Valdeavellano en los ltimos das de su vida, y que acaba dever la luz Tambin difcil por la misma magnitud de la obra al-bornociana, extensa, polmica y diversificada. Para intentar, no yaese arriesgado logro, sino slo una aproximacin a l, permtasemeque comience por recordar algunas de las ms significativas condi-ciones vitales de Snchez-Albornoz.

    Sera la primera su condicin de historiador y poltico, o vicever-sa, que otorga un aire especialmente atractivo a su construccin cien-tfica, teida siempre de una particular seal de teleolgico enten-der el curso de la Historia, como maestra de la vida 2 Si ese rasgo

    1 Garca de Valdeavellano, L.:, Madrid, Tipografa de Archi-vos, 1932, 94 pgs. DIIEC,- Caminos de Europa. Hacia el Estado continental.Convegno volta. Relaziones e Cornunicazione. Reale Accademia dItalia. Classedelle Selenze MoraIl e Sioriche, Roma, 1932, DIIEC; La Espaa de hoy vistapor un historiador, Anales del Instituto Popular de Conferencias, 19 (1933);Una pgina poco conocida de la historia hispana, La Prensa, 2 de julio de 1945;Reconquista de la Reconquista, Cuadernos (Congreso para la Libertad de lacultura, 35 1959], 63-68, DIIEC; Orgenes de Castilla. Cmo nace un pueblo,Revista de la Universidad de Buenos Aires, 3t poca, 1 (1943), 275-296 + 1 mapa;Comencemos por estudiar el destino histrico controvertido, Realidad, 2 (1947),

    En la Espaa Medieval. Tomo V. Editorial de la Universidad Complutense. Madrid 1986

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    es siempre en Snchez-Albornoz realidad permanente, aflora quizcon peculiar fuerza en ciertos escritos suyos.

    Es cierto que hay veces, las menos, en las que la produccin dedon Claudio se nos muestra slo como la propia del puro polticoactivo ~, pero en mi opinin es ms constante e influyente el rasgode mistura que acabo de apuntar.

    Habra que situar tambin como rasgo bsico de nuestro autor,su condicin de historiador profundamente crtico. No est tachadode prejuicios, sino de ideas previas, a las que defiende con fuerza,si superan el tamiz de su propia crtica. La cual, como cualesquieraotra, es suya, subjetivamente suya, como es propio de todo ser hu-mano. Pruebas importantes de su criticismo son, claro est y todoslos citan con razn, sus anlisis documentales. Pero por variar, qui-siera slo proponer otra dimensin de la misma actitud. Su apegoal suelo> a la geografa en que se dieron los hechos que estudia4.A esos dos rasgos hay que aadir su condicin de escritor que,permtaseme escribirlo precisamente as, historifica cuanto vivey sabe. Cualquier experiencia personal de su infancia o vida ante-rior es buen reto para que se lance a narrar historia o crnica vi-vida, incrustando desde luego en su discurso (como dira Foucault)los valores e intereses a los que ha servido con ejemplar tesn a lolargo de su existencia, con tal fidelidad a su historia personal comoslo el desterrado alcanza ~.

    115-120 y 420-424; Sensibilidad poltica del pueblo castellano en la Edad Me-dia>, Revista de la Universidad de Buenos Aires, 4~a poca> 2 (1948), 77-111.

    As ocurre en lugares como.- Historia de dos dcadas de errores, La Pren-Sa> 17 de enero de 1942, La tercera Repblica y la enseanza, Espaa Repu-blicana, 13 de abril de 1946; Libertad e igualdad>, Espaa Republicana> 1947;Treinta y cinco aos despus. Anecdotario poltico, 1976; De mi anecdotariopoltico, Buenos Aires, 1972, 180 pgs., 2.~ cd. ampliada, Barcelona, 1976, 275 p-ginas + 40 lminas; Ante un maana inexorable, La Vanguardia, Barcelona,23 de mayo de 1979; Mi testamento histrico-poltico, Barcelona, 1975, 256 p-ginas + 40 lminas.

    Es rasgo inherente a una lista numerosa de estudios, pero podra sinteti-zarse la preocupacin en unos pocos. As ocurre con A travs de los Picos deEuropa. Una ruta histrica,,, Revista de Occidente, 31 (1931), 250-275. Formaparte de esta preocupacin su atencin a las comunicaciones bsicas y perdu-rables trabajos como los titulados Vas romanas de Briviesca a Pamplona yde Briviesca a Zaragoza (en colaboracin con A. Blzquez). Memorias de laJunta Superior de Excavaciones y AntigUedades, 15, 1918> 14 pgs. + 8 lminas+ 2 mapas. Vas romanas de Botoa a Mrida, de Mrida a Salamanca, Arriacaa Sigenza, Arriaca a Titulcia, Segovia a Titulcia y Zaragoza al Bearn (en co-laboracin con A. Blzquez): Memorias de la Junta Superior de Excavacionesy AntigUedades, 24, 1920> 18 pgs. + 7 lminas + 2 planos.

    Advertencia filial a Lamentos y oraciones, de Teresa Menduifia de Sn-chez-Albornoz, Buenos Ares, 1950, 3-5; Recuerdos personales de la Inquisicin,Espaa Republicana> 14 de enero de 1958; y antes en> Viaje a los archivos ca-tedrales del Noroeste, Anuario de Historia del Derecho Espaol, 6 (1929), 580-584: La reorganizacin de los archivos catedrales, Revista de Archivos, Bi-bliotecas y Museos, 44 (1924), 527-533. Este rasgo se advierte en los estudios

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    No se puede dejar de subrayar, adems, su condicin de escritor,y bueno> grado que pocos alcanzan, que le permite tejer novelas y re-construcciones histricas> a modo de guiones de pelculas o de estam-pas coloristas, con la ms segura de las ambientaciones y la mayorcerteza en cada pormenor6.

    Y siempre> como teln de fondo> su condicin de hombre res-petuoso con los viejos maestros, por ms que discrepase de ellos encuestiones concretas. Rasgo este de hallazgo especialmente grato>cuando hoy est casi perdido en su mismo gremio por efecto de al-guna enseanza nefasta que sembr vientos y se asombra de recogertempestades. Rasgo este, repito, que los formados en alguna srdidaescuela de nuestro tiempo desconocen> creyendo que la groseradespreciativa es crtica seria o la voz desabrida> signo de carisma;el inventario de minucias construccin de ciclpea montaa7.

    Si nos desplazamos ahora desde el hombre a la obra, se podrasintetizar su significacin diciendo que la de nuestro autor ha sido,en definitiva, la del constructor de un eje explicativo de la Historiade Espaa, sobre el anlisis de las tensiones medievales. Las opera-ciones que tuvo que realizar para ello fueron principalmente dos.

    En primer trmino> la seleccin de su predominante campo detrabajo> que de un modo inicial queda referido en sus dos dimensio-nes, geogrfica (espacial) y temporal (histrica)> a la Alta Edad Me-dia astur-leonesa y catellana. No se trata> claro est, de afirmar queslo haya investigado dentro de ese marco> pero s de recordar queconstituye el reiterado punto de partida de sus inquietudes de inves-tigador. La eleccin no le vino de casualidad (me refiero a la presinde Menndez Pidal para que se presentase al premio 1934, 199 pgs. 4. cd. Buenos Aires, Nova, 1947,206 pgs., S. cd. Madrid. Rialp, 1966, 217 pgs., 6? cd. 1976; 7? cd.> 1978; Len, 1985.Hay trad. italiana, Npoles, 1971; Ben Ammar de Sevilla Una tragedia en la Es-paa de los taifas, Madrid, 1972, Un da en la Crdoba califal hace un n,ile-mo. Evocacin. Crdoba hace mil aos> en NPPE; Las tres vidas de JorgeManrique, La Vanguardia, Barcelona, septiembre de 1979, No es novelesco>como los anteriores, pero s tiene el mismo jugoso estilo Mauregato. A Leaffrom Asturian History, Yitzhak F. Baer Jubilee Volume, Jerusalem, 1960, 174-185.

    La muerte de Canseco, AHDE, 6 (1929), 595-596> 6 (1946), 194-197; AntonioBallesteros Beretta>, CHE, 11 (1949), 196; Los ochenta aos de Menndez Pi-dal, CHE, 11 (1949), 195>- Ramos Loscertales>, CHE, 25-26 (1957)> 377-380; Losnoventa aos de Gmez Moreno, CHE, 31-32 (1960)> 378-380.

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    die que la Alta Edad Media es un epicentro de situaciones y concep-tos bsicos en la Historia de Espaa. Antes de aqulla, la romanidadhaba constituido otro instante similar, aleada con el visigotismo (enparte continuidad y en parte innovacin) que ya supone la transi-ci hacia esa Alta Edad Media. Despus de sta no encontramos otrasacudida transformadora de igual hondura hasta los das del cons-titucionalismo, siendo aqu puente y fractura el complejo fenmenode la Ilustracin. Consecuencia de todo ello ser la trascendenciade lo altomedieval, trascendencia especfica, poco aplicable a otrosmomentos histricos. Trascendencia> en fin, imprescindible de pon-derar bien para conocer> adems de lo medieval, otros perodos cro-nolgicamente posteriores. Por mi parte siempre he experimentadodudas> y fuertes, acerca del planteamiento, tan frecuente hoy> queentiende como lgico potenciar la atencin a las pocas y tiemposms cercanos a nuestros das- Es cierto que tal cosa se predica enobras muy respetables por otra parte y que incluso (y eso ya me pa-rece ms preocupante) que tal mtodo se ha generalizado oficialmen-te en la Educacin General Bsica. Pero me pregunto si en much-simos aspectos, no en todos, naturalmente, no es la modernidad am-pliacin, crecimiento, camino recorrido, desde los nudos conceptua-les bsicos de muchas cosas, de muchas instituciones, que ya esta-ban establecidas desde la Edad Media. De verdad que por estar mscerca de nosotros hay que prestar ms atencin slo al desarrollomoderno de temas como las Cortes> los Consejos, los Municipios o lapotestad real? Ms atencin que a su raz e inspiracin inicial, quedetermina su naturaleza institucional en la dialctica de la estruc-tura poltica?

    En segundo lugar realiz Snchez-Albornoz una delimitacin y an-lisis muy personal de los principales vectores que a su juicio estable-can la significacin trascendental y globalmente perdurables o con-dicionadores de la Alta Edad Media. Cuatro son aqu los trazos prin-cipales que actan como piedras sillares para soportar el edificio queeste autor edifica.

    La despoblacin altomedieval del valle del Duero y su repobla-cin, creando tempranamente una masa de campesinos libres, cuyasposibilidades, mentalidades, valores y hbitos habran engendradoconsecuencias sociales y polticas de recia personalidad y profundoarraigo en el pueblo decantado desde aqullos. As, la poblacin allasentada, integrada por pequeos propietarios rurales, libres en cuan-to no vinculados a seoros, habra fracturado o al menos retrasadodecisivamente la presencia de formas polticas feudales que> si el pro-pio don Claudio diagnosticaba como reales y tempranas en la Espa-a visigtica, consideraba como inmaduras en tiempos altomedie-vales, aun cuando desde el siglo xi se tendiese en tierras leonesas a la

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    configuracin jurdica de grandes seoros sobre amplias propieda-des territoriales.

    En tal primer contexto se sitan temas que Snchez-Albornoz analizcon singular maestra en el manejo del arsenal metodolgico de estetipo venerable de historiador, discpulo de Ranke, que tiembla antesntesis o hiptesis arriesgadas que no crea surgir de un poderosoestrujamiento de los documentos. Recordar algunos de esos temas.

    Los Concejos de hombres libres. Don Claudio los vio con msatencin a los componentes que> desde ese rasgo de defensa de lalibertad, quedasen como residuo en el fenmeno asociativo posteriorde las Hermandades, que con mirada hacia los elementos oligrqui-cos, en tales entidades determinantes del predominio de los intere-ses de grupos bien diferentes a los de los simples libres que iniciaronla repoblacin.

    Los Cortes. Que para nuestro autor limitaron el poder del rey,siendo paso decisivo hacia una monarqua con perfiles democrti-cos. Tambin aqu Snchez-Albornoz insisti ms que en otra cosaen la tendencia de los convocados por el monarca a cercenar los po-deres que ste tena, pero con menor atencin hacia cmo ese asaltose daba en beneficio de los sectores sociales detentadores de poderpoltico sobre los simples libres, semilibres y siervos, accedindosea la oligarquia en lugar de a la democracia, y ni siquiera represen-tando a burgueses> nobleza y eclesisticos como brazos de la socie-dad, sino agrupando desde dentro de tales sectores los intereses depoder de las fracciones en ellos dominantes, para la mejor defensade sus beneficiarios, nunca para su extensin al resto de los miem-bros ms dbiles de la clase. Siempre ms bien con afn de fusin eidentificacin social y jurdica de poderosos.

    El carcter germnico de las relaciones jurdicas y de la creacindel Derecho. Tema que, apurando las cosas, ms podra relacio-narse con modelos clticos, aun desdibujados y difciles de concre-tar, que sustituirse por forzados romanismos. Podr argumentarseque el fondo indoeuropeo comn entre lo celta y lo germano facilitaaqu una profundizacin en el misterio de este edificio jurdico, perono puedo suscribir la frase reciente de Julio Valden nada, porlo tanto, de una aportacin popular germnica ~. Comprese la an-tiqua 6,1,8 del Liber, con cuanto dicen la costumbre y el fuero medie-val sobre la responsabilidad familiar y la venganza de la sangre, porponer un ejemplo.

    Aun discutida y matizada esta tesis despoblacionista, sobre la mag-nitud y restauracin de los asentados al norte y sur del largo ro, distin-guindose, como sugera Mox, dos reas territoriales> lo cierto es que

    En el volumen de Revista de Occidente, cit. sup., nota 1.

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    trastorno demogrfico profundo existi, como reconoce incluso AngelBarrios, reciente ejemplo a destacar en la lnea de autores que por di-ferentes motivos (ciertos historiadores portugueses, simplemente pornacionalismo) han ido sumando reparos a una formulacin quiz de-masiado absoluta, como la leda por algunos en don Claudio. Real-mente la concibi y escribi as?

    La presencia y continuidad de la idea de reconquista desde Coya-donga hasta Granada. Lo cual no quiere decir que no estuviese tra-zada y sostenida por determinadas elites> a lo largo del tiempo (aca-so no han sido ellas quienes muchas veces han tomado la iniciativade promover conductas histricamente significativas?) ni que esa ideano conociese crisis e intensidades diversas. Ni que no se arropase su-cesivamente en impulsos diferentes, como el neogoticismo o la ideamedieval de Cruzada. Consecuencia bsica derivada desde aqu fueel asumir un sistema de valores como elemento predominante de lacultura> sistema al que podramos llamar cristiano-europeo y quea su vez engendrar otros dos efectos; la aceptacin (pero como su-plementaria y marginal) de elementos culturales islmicos y judos.Y la tendencia a contar con Catalua> que desde luego se encontra-ba mucho ms cerca del contexto formado en Castilla-Len que de lohebreo e islmico.

    La decisiva conexin vasco-castellana. No se ha cansado Snchez-Albornoz de repetir su tesis de que Castilla fue en ltima instanciacreacin de los vascones. Su imagen de la abuela gruona para sim-bolizar la presencia de ese factor que> no slo es Castilla, sino quecontribuye decisivamente a encumbrarla> es bien elocuente resumende sus convicciones al respecto ~.

    El papel global de Castilla en la Historia de Espaa. Poco tieneque ver esta cuestin con la inculta vulgaridad del tpico del cen-tralismo castellano. Se trata de algo que puede ejemplificarse biencuando se acude a los nmeros> pero que no se agota en ellos. Setrata de ser conscientes de que la presin fiscal sobre Castilla es en1553 de un 500 por 100 ms que en Catalua, Aragn o Valencia o deque en 1623 ha crecido hasta un 800 por 100 ms. Y no se trata dehechos aislados, sino de dos simples calas en un proceso que se man-tiene constante hasta las reformas fiscales de IvIon en el siglo pa-sado 10

    Cf r. VNPH, ODN y ORP. Y ello desde un lcido anlisis de asentamientosy desplazamientos> como los que se encuentran en Divisiones tribales y admi-nistrativas del solar del pas pasco, en VNPH, corresponde (fragmentariamen-te) a El solar de los vascones en la poca romana, de ODN, y ambos proce-den de Divisiones tribales y administrativas del solar del reino de Astnrias enla poca romana.

    ~Cfr. el captulo inicial de Martnez Diez> G.: Fueros s, pero para todos,Valladolid, 1976.

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    La constitucin de ese eje explicativo llevar a Snchez-Albornoza una visin en profundidad de la Historia de Espaa, que si siempreconstituye una perenne referencia en su obra y con mucha frecuen-cia se ejemplifica con la mencin a su Espaa> un enigma histrico,aparece tambin con igual intensidad en anlisis comparativos y sn-tesis de conjunto 1Va a presentarnos algo dotado de la diferenciaque hay entre la superficie plana que da la fotografa de un paisaje,y la profundidad en volmenes ordenados y corporeizados que ofreceese mismo paisaje de la foto recogido en una proyeccin estereogr-fica. O la que media entre un inventario o un catlogo sistematizado.O la que aparece entre un almacn de cuadros y un museo. Historiaplana frente a Historia en perspectiva. Ese es el gran signo que dis-tingue a Snchez-Albornoz. No Historia hecha supetficie, sino Histo-ria hecha cuerpo, como fruto de la ordenacin> relacin y subordina-cin armnica y recproca de las magnitudes y de los espacios.

    Plantear as las cosas haba de engendrar muchas consecuencias,y no todas de entre ellas le seran gratas. Quiz una de las principa-les sea la reiterada polmica; Snchez-Albornoz entender necesarioenfrentarse muchas veces con ideas adversarias y algunas van a apa-recrsele quiz donde menos las esperaba. No obstante, siempre re-cord que la polmica entre sabios es tan deseable cuanto imprescin-dible para el progreso de la ciencia> y as ms de una vez ha procla-mado que cuando se consideraba errnea una tesis> los estudiosostenemos el derecho y el deber de discutira. Mas se trata de hacerlocon una actitud que merece la pena recordar cuales rasgos ofrece.

    Ya he sealado arriba> como uno de sus talantes o condiciones vi-tales, su respeto, aun en las equivocaciones o en las discrepancias,a los viejos maestros, entendiendo por tales a los envejecidos en elestudio y la comprensin, no en la agria autoestimacin de sus sa-beres. Sobre ese trasfondo principal hay que colocar siempre al Sn-chez-Albornoz polemista> al que slo endurece> y cmo!, la falta deformas correctas en la discrepancia> pero nunca la discrepancia misma.

    Pero, adems de ese contexto mantenido> existen diversas variables.Se ha disentido contra la obra de Snchez-Albornoz por querer adop-

    Espaa y Francia en la Edad Media. Causas de su diferenciacin polti-ca, Revista de Occidente, 2 (1923), 294-316, y IJIIEC> Sobre historia espao-la. Cuadernos. Congreso para la Libertad de la Cultura> nm. 5, Pars, 1954,75-82; Dic christlichen Staaten der iberischen Halbinsel und dic Reconquista,Historia Mundi, VI, Berna, 1958, 288-318; Los reinos cristianos espaoles du-rante la Reconquista. Visin panormica, Buenos Aires, 1979, 80 pgs. + 4 ma-pas + 7 lminas. Textos complementarios y muy relacionados son: AmricoCastro: Ensayo de Historiologa, Cuadernos de Historia de Espaa> 21-22 (1954),380-382>- El por qu de Espaa un enigma histrico, Madrid, 1958, 50 pgs.;El drama de la formacin de Espaa y los espaoles, Barcelona, 1973, 147 p-ginas, 2. ed., 1977.

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    tar otra vertebracin de nuestra historia> respecto del sistema princi-pal de valores y su gnesis, de la que l pretenda atribuir como pro-pia, a Espaa. As, si Amrico Castro> Lemay o Mara Rosa Lida serianlos exponentes ms ntidos de esas divergencias antialbornocianas,adems cayeron en disear trazas de nuestra historia slo a partir deaquellas piezas con las que por su especializacin estaban ms fami-liarizados> lo que supuso que don Claudio les acusase de componer uncuadro que quedaba ms de acuerdo con sus deseos que con la rea-lidad. Mucho se envenen la discusin> pero, pese a la importanciaque se le ha dado y lo enquistada que lleg a ser, mantuvo siempreun aire de grandeza enfurecida que contrasta con lo triste de la im-presin producida por el conflicto entre Levi-Provenqal y Snchez-Al-bornoz, donde alguna vez los fantasmas de la mutua incomprensinentre ambos parecen moverse en un poco agradable trasfondo.

    Se juzgue como se quiera esta faceta del carcter polmico de donClaudio> todos estarn de acuerdo en> al menos, varias cosas. Una, queno se le puede achacar el silencio despreciativo a ningn esfuerzohonrado de investigacin histrica, por mnimo o corregible que fue-se; ni tampoco la bsqueda de defectillos para desmerecer obras degrandes alientos. Otra, que nunca confundi comodidad con pruden-cia, que se arriesg a distinguir entre los protagonistas de cualquierdebate cientfico> que jams crey cumplir con meros estados decuestiones, asumiendo con claridad expresar su toma de postura res-pecto de cada protagonista, y, en fin, que su razonamiento exhibisiempre una profunda documentacin y un estilo amistoso, al me-nos como punto de partida. Baste, adems, con apuntar que sus po-lmicas fueron muy diferentes entre s; quiz es en las discusiones quemantuvo con Torres Lpez, Marcelo Vigil y Abilio Barbero sobre elEstado visigtico o con Ubieto Arteta sobre puntos de la Historiamedieval navarro-aragonesa, donde el aire que se respira descu-bre el talante de personas unidas en la misma preocupacin, que dis-cuten para entenderse, no para ofenderse ni para despreciarse.

    No se puede entender agotada la referencia a la polmico> taninevitable al pensar sobre don Claudio, sin dejar dicho que existenotras dimensiones de discusin mucho ms srdidas que las menosbuenas que puedan existir en las disputas entre investigadores. Sn-chez-Albornoz no ha dudado, con gallarda poco frecuente, en enfren-tarse con quienes usan de argumentos histricos deformados parapropagar planteamientos que slo debieran proponerse como actitu-des polticas, lo que les hara respetables, pero que se disfrazan dehistoricismos, lo que les vuelve necedades. Hay que soportar en nues-tros das una cultureta pseudohistrica relacionada, por desdicha,con algo tan importante como es el ttulo VIII de la Constitucin,que muchas personas (soadores de pequeeces de aldea> vestidas de

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    historia de ciertas nacionalidades) creen servir afirmando cosascomo que los comuneros lucharon por la libertad, o que el JusticiaMayor de Aragn preludiaba al Defensor del Pueblo, o que nuestroscompatriotas vascos son una raza especial, o que Valencia es Cata-lua> o que los andaluces son moros... De entre esos disparates quealgunos repiten machaconamente a las gentes, presentando como ge-nios a los ridculos visionarios que los engendraron, Snchez-Albor-noz ha combatido especialmente tres. La contraposicin Castilla-Vas-conia, la islamizacin perdurable de la Andaluca actual y el trocea-miento de Castilla.

    Con ese talante don Claudio ha cumplido una de las principalesmisiones que un lejano preceptista, fray Jernimo de San Jos, im-pona al historiador. Tenga bro y nimo el historiador para decirlotodo cuando conviene, que como el celo de la verdad se acompaade la prudencia> no hay que temer, sino esperar en las proteccin dela verdad misma, que es escudo fuerte contra toda calumnia>, y loque al respecto ha credo Snchez-Albornoz que tena que decir, altoy claro lo ha dicho; pues, como establece el mismo consejero> elnirarse en algn caso claro est que es lcito> porque la ira de suyono es mala y puede ser justa y buena cuando es para debida ven-ganza... No se ponga el sol sobre vuestra raw

    Dejemos constancia, para concluir este intento, quiz vano> de tra-zar una sntesis lo ms concisa posible de tal persona y tal obra,de cmo en ella, aunque la abarquemos con vista de ojo de pjaro>se aprecian otras dimensiones que, ya que no analizar> no se debeal menos dejar de citar. Me refiero a su enorme esfuerzo, provecho-so aun para arabistas> por aproximarse a la realidad cronstica e his-trica de la Espaa musulmana 12; a la significacin de su aventurade investigacin ultramarina sobre la historia espaola 12; a la exis-

    Espaa y el Islam, Revista de Occidente, 24 (1929), 1-30, y DIIEC, ElIslam de Espaa y el Occidente>, XII Settimane di studio del Centro Italianodi studio sullalto medioevo. Spoleto, 1965, 149-308; El Islam de Espaa y elOccidente, Madrid, 1974, 244 pgs. Historia de un moro de Crdoba La Pren-sa, 1 de noviembre de 1945. Me basta con el rub de Espaa, de Ibn Hazm aUnamuno, La Prensa, 7 de diciembre de 1945; Notas para el estudio de doshistoriadores hispano-rabes de los siglos viii y ix, Boletn de la Universidadde Santiago, 5 (1933), 401-440; Rasis, fuente de Aben Alatir, Bulletin Hispani-que, 41 (1939), 5-50; El rgimen de la tierra y la organizacin militar en laEspaa musulmana durante el siglo viii, Logos, 1 (1941), 53-93; Adiciones alestudio de la Crnica del moro Rasis, Moneda y Crdito, Madrid, 1978, 56 p-ginas: El Ajbar Maymua, Problemas historiogrficos que suscita, Buenos Ai-res. Instituto de Historia de la Cultura Espaola Medieval y Moderna, Facultadde Filosofa y Letras> 1944, 406 pgs.; El legendario ataque musulmn a Ovie-do>, Symposium sobre cultura asturiana de la Alta Edad Media, 1967, 255-260.

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    tencia, todava, de un caudal relicto de ensayos y trabajos no reco-gidos en miscelneas o colecciones y que deberan serlo ~

    2. LA DIFUSIN EN ESPAA DE LA OBRA ALBORNOCIANADEL EXILIO

    Si sta es la sombra que su obra proyecta> que de tema tan grandeen cuanto tal poco y mutiladamente se puede aludir en unas escasaspginas como stas> queda otra cuestin que tendremos que abordarpara concluir. Cmo, con qu apoyos, por cules caminos ha sidodifundida la produccin cientfica albornociana?

    Intentar sintetizar al respecto algunas cosas poco conocidas peropatentes. Poco vistas pero reales. Hechos no alegres ni positivos> peroaleccionadores y sobre todo ciertos. Partiremos de un hecho.

    En 1942 aparecen, en la ciudad argentina de Mendoza> los tres vo-lmenes de la obra En torno a los orgenes del feudalismo, de donClaudio Snchez-Albornoz, quien lograba comenzar poco despus, en1944 y en Buenos Aires> la serie de Cuadernos de Historia de Espa-a> que todava hoy constituyen una alentadora realidad en sus msde sesenta volmenes. Se iniciaba as la labor cientfica correspon-diente a los primeros aos de exilio del insigne historiador y poltico>Un exilio concluido formalmente en el verano de 1983, pero en elque se advierten dos etapas que me animara ahora a denominar tes-timonial y residual, separadas por el ao 1975 y distingibles per-fectamente entre si por las diferentes tesituras de nimo y motivosque mantienen la ausencia de nuestro protagonista.

    En 1985, la obra, pieza a pieza> no en resmenes> de Snchez-Albor-noz se ha popularizado incluso en trminos que la hacen familiara gentes que, aun de cultura alta o media, ejercen profesiones muydiversas de las que pueden engendrar fcilmente una cierta atencina la Historia. Ha desbordado desde luego los crculos de especialis-tas, que suelen ser el nico mbito de difusin para investigacionescomo la suya.

    Pero esa propagacin generalizada ha tenido que correr caminosmuy peculiares> que la hicieron an ms difcil de realizar de lo que

    14 Por ejemplo; Prehistoria y futuro del turismo, Los Andes, enero de 1941;Hablando con un valn> La Prensa, 1943; Bendita sea tu pureza> Leoplan, 16de enero de 1946; Genio y figura> La Prensa, 25 de febrero de 1948; El pensa-miento y la accin, La Prensa, 2 de junio de 1948,~ Madrid bifronte o la paz deMadrid, La Prensa, antes de 1953; Recia fe ibrica, La Prensa, 1953; Recuer-do de Spoleto, Spoletiunz, 1 (1954), l2>~ Ante el da X, Maana, Pars, 13 demarzo de 1966; La independencia Argentina en la historia de Espaa (?). Llue-ven Giles, La Vanguardia, 25 de julio de 1979; Al contra Cristo?> La Vanguar-da, 16 de agosto de 1979.

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    acontece ser usual con los productos de la investigacin cientfica,que pocas veces salen, en su forma primigenia, del mbito de cono-cimiento y comentario de muy contados especialistas, divulgndosesi acaso> entre quienes no lo son, nicamente generalizaciones muyelementales de sus resultados finales. No estar de ms esbozar aquuna pequea crnica de ese curioso fenmeno.

    Si la ciencia se propaga a travs de un ambiente de continuidady por medio de publicaciones peridicas especializadas> se debe em-pezar situando la cuestin en el destino dado en la posguerra espa-ola a la obra de Snchez-Albornoz. Atendamos a sealar, primero>cules eran la revista y el ambiente cientfico a quienes mejor corres-ponda, entre las existentes, asumir el papel de informar y valorar losnuevos escritos que pudiesen salir de la pluma de quien> aparte de sucondicin de combativo exiliado por razones polticas, seguir siendouna figura de primer orden en el plano de la investigacin.

    Atendiendo al ambiente que acogi la nueva obra de Snchez Al-bornoz, cabe distinguir la iniciativa privada de la pblica. Aludir ini-cialmente a la primera, que> como veremos, se separ notablementede la segunda, que fue la que determin la conducta seguida por larevista ms significativa y, por mejor escribir, la nica en este Or-den de cosas.

    Esa iniciativa privada se fragment lgicamente en actitudes muypersonales de cada profesor, que no pueden ser reducidas a denomi-nador comn ni presentadas como nicas. Como las experiencias eneste punto se diversifican> es conveniente puntualizar que lo que aquse narra no es ms que un relato referido a la especfica circunstan-cia madrilea de aquellos aos. Pero hay que aadir inmediatamenteque se trata de la ms significativa, como es obvio.

    Cuando, en la dcada de los cincuenta> un joven licenciado que hu-biese querido optar por la investigacin histrica como camino pro-fesional, entraba en contacto con los crculos de especialistas en losque deba concretar su preparacin para ello, adverta en seguida quealgo especial y diferente ocurra con la labor albornociana.

    Haba odo citarla en las clases de algunos de sus profesores> auncuando tambin haba percibido una escasez de ejemplares que difi-cultaba mucho la iniciativa de profundizar o ampliar las referenciasodas. Resultaba muy difcil encontrar en tales fechas en las bibliote-cas de las Facultades de la> entonces nica> Universidad de Madrid,estudios de Snchez-Albornoz posteriores a 1939.

    En la de Derecho se reorganizaba penosamente> luchando contrala limitacin de medios humanos y materiales> el enorme fondo pro-cedente del museo-laboratorio creado por don Rafael de Urea ySmenjaud, que se integraba en el recin fundado Seminario de His-toria del Derecho Espaol, y haba muy poco, poquisimo dinero, ade-

  • 30 Jos Manuel Prez-Prendes y Muoz de Arraco

    ms, para nuevas adquisiciones. Era regla frecuente entre los asi-duos que el Seminario se usaba para consultar fondos antiguos y ha-ba que acudir a los locales del Consejo Superior de InvestigacionesCientficas, y concretamente al Instituto Nacional de Estudios Jur-dicos, para poder lograr acceso a investigaciones ms modernas.

    En la Facultad de Ciencias Polticas y Econmicas> entonces nodividida, como hoy lo est en dos Facultades separadas, tampoco eraposible mayor xito para esa demanda. La inquietud por una Histo-ria referida a los hechos econmicos, adems de a las doctrinas, anno se haba planteado en ella. Faltaba tiempo para que la siembrainiciada a mediados de esa dcada> y con gran sosiego> por uno delos ms destacados discpulos directos de Snchez-Albornoz, don LuisGarca de Valdeavellano y Arcimis, fructificase en los Anes, Simn>y luego Fontana> Bustelo, Garca Lombardero, etc.

    A mucha distancia de estos centros, que estaban en la calle Anchade San Bernardo y en calidad de edificio ms remoto de la CiudadUniversitaria> entonces poco accesible con fluidez> se encontraba laFacultad de Filosofa y Letras, donde las dificultades no eran meno-res, pues comparta las comunes carencias de los centros universita-rios> y la tesitura de las enseanzas que all se impartan (salvo ejem-pos como las ctedras de Rumeu de Armas, Montero Daz o Pabn)al apuntar a la memorizacin de datos externos en lugar de haciaanlisis o sntesis de sistemas o instituciones econmicas> socialeso jurdicas, no era un factor estimulante para sensibilizar sobre lo queescritos forneos pudiesen aportar de innovacin.

    Tampoco el Ateneo de Madrid> que nutra buena parte de su bi-blioteca con las novedades que procedan del depsito legal de loslibros que se editaban en Espaa, estaba en mejores condiciones pararesolver tales carencias de bibliografa extranjera> y no se olvide quela de Snchez-Albornoz lo era. A lo ms que se poda llegar> y esoen crculos muy restringidos y gracias a la inolvidable actitud de li-beralidad y comprensin de aquel ejemplar bibliotecario que fue donAntonio Luengo> culto sacerdote de amplitud notoria de criterio, eraa burlar algunas ridiculeces de la censura. Esas dificultades materia-les eran un buen smbolo de otras arideces ms incisivas y desalen-tadoras> que esperaban con eficaz solidez al que quisiera hacer cre-cer su apetencia por tales temas> llevndola desde la atencin del es-tudiante hasta la seguridad del profesional.

    Ahora, dentro de ese contexto> y para ser exacto> debo reducirmeen lo que conozco por propia experiencia personal> a datos que pro-ceden del encuentro con la obra de don Claudio desde el eje histri-co-jurdico, que> conjuntamente con su vertebral medievalismo, cons-tituye una de las principales vas de acceso a la comprensin de sustrabajos.

  • 31Semblanza y obra de don Claudio Snchez-Albornoz

    La aproximacin a algunos de los tres Catedrticos de Historiadel Derecho espaol que entonces enseaban esa asignatura en Ma-drid, don Manuel Torres Lpez (de quien luego yo mismo sera dis-cipulo directo en mi preparacin como profesor), don Galo Snchezy don Alfonso Garca Gallo, era el cauce que deba seguir el recingraduado que -tuviese los intereses apuntados lneas arriba.

    Con su espontaneidad peculiar, Torres llevaba a su curso del Doc-torado sobre ide/es y gardingos en la Monarqua visigtica los tomos,casi inasequibles para un doctorando comn (tanto por el preciocomo por dilaciones de importacin)> sobre los orgenes del feudalis-mo> para comentarlos pausadamente> examinando una a una las af ir-maciones albornocianas, en constante dilogo con los casi nunca msde ocho o diez alumnos que estbamos matriculados cada curso. Msque conversar con nosotros, pareca hacerlo con la obra de quien ha-ba sido su amigo personal> su contradictor poltico y su compaerocientfico. Arrancaba de un sonriente comentario a la frase contraDahn y contra Torres, con la que se iniciaba el captulo 1 del pri-mer tomo de aquella obra. Cita por cita se iba comentando la dis-tancia que mediaba entre la fuente alegada en cada caso y la in-terpretacin que le otorgaban ambos sabios. Era una asombrosa lec-cin diaria que trascenda de lo cientfico para ser tambin un mo-delo de conducta humana. Sin intransigencias> sin personalismos, To-rres enseaba a comprender y respetar los criterios de Snchez-Albor-noz al mismo tiempo que profundizaba y explicaba sus mantenidasdivergencias. No he vuelto a encontrar un ejemplo similar de cmopuede suscitarse simultneamente por medio de la discrepancia tangran valoracin del adversario y lograr tanta adhesin a las propiastesis.

    Igualmente fructfero> pero por vas muy diferentes, era el casode don Galo Snchez. Haba que conectar individualmente con l>rompiendo las barreras que elevaban su timidez y su criticismo. Ellose haca menos difcil en su permanencia diaria por las tardes en elAteneo de Madrid. Sosegadamente abordaba los temas que se le pro-ponan, descubriendo en seguida aquel espritu escptico que fue tansuyo, y desde luego una magnfica y actualizada informacin. Su edady su talante personal le permita ofrecer, sin propsito apologticoexpreso> una visin desmitificada del panorama real de la investiga-cin histrico-jurdica> donde tanto ganaba la labor distante de Sn-chez-Albornoz cuanto perdan otras personas y directrices que gozabande presentaciones triunfalistas en los mbitos oficiales y oficiosos delmomento. Supuso en cierto modo una prolongacin de la lnea dedon Galo, pero con mucha mayor incidencia universitaria, la presen-cia desde 1954 en la Universidad madrilea de don Luis Garca deValdeavellano, quien en parte por una antigua atraccin, en parte

  • 32 Jos Manuel Prez-Prendes y Muoz de Arraco

    por no franquersele con sinceridad y plenitud las puertas de loscrculos que monopolizaban las posibilidades de sostener la investiga-cin histrico-jurdica, pese a ser uno de los ms ilustres catedrti-cos de la especialidad, abri por su cuenta un camino propio> ini-ciando la formacin de historiadores de la economa, como antesdije.

    Alrededor del tercer catedrtico de los arriba citados se teja, des-de 1939 la urdimbre que le permitira asumir el liderazgo del Anuariode Historia del Derecho Espaol (en adelante AHDE), y ello nos per-mite enlazar ya con la iniciativa pblica respecto del ambiente cien-tfico al que afectaban los trabajos que segua publicando don Clau-dio desde su exilio transocenico. Si arriba record lo fundamentalde la funcin de una revista en esta tarea de difundir los progresosde cualquier ciencia, conviene advertir que en nuestro tema espec-ficamente examinado (la recepcin y difusin de la obra albornocianade la posguerra) el papel de la revista y el de la iniciativa oficial fueronen realidad una sola cosa.

    En la vida del AHDE existen dos grandes etapas, separadas porla guerra civil. Esta revista haba sido fundada en 1924 bajo el nom-bre protector de Diez Canseco 15 por Carande> Ots Capdequi, Galo Sn-chz, Ramos Loscertales y Snchez-Albornoz, pero siendo este ltimoel autor de la idea y su particular motor hasta 1935, mediante su ab-soluta dedicacin personal y el cuidado de ir incorporando nuevoscatedrticos a la redaccin, como Torres Lpez desde 1926 16> Garcade Valdeavellano, secretario del AHDE, al menos desde 1930, que yopueda comprobar ~ etc. Desde su fundacin hasta su volumen doce,en 1935> sigui un camino de seriedad y honestidad cientficas> sinque las discrepancias ideolgico-polticas entre sus promotores, queeran muy grandes, mermasen un pice su gran calidad.

    Lo que veremos va a suceder con el AHDE en el aspecto concretode su configuracin y comportamiento posblico, desde su reapari-cin en 1939-40, no se comprender bien sin relacionar lo acaecidocon el fenmeno ms amplio que condicion su suerte en la segun-

    Carande, R.: Contestacin, al discurso de Garca de Valdeavellano, L.,Sobre los burgos y los burgueses de la Espaa medieval, Madrid, 1960, pgi-nas 180 y 181. AHDE, 1 (1924), reverso de la portada, Advertencia, AUDE> 6(1929), pgs. 595-596. AHDE, 7 (1930), pgs. V-VIII. Cfr. adems mf. nota 18. Exis-te una muy poco fiable Historia del AHDE, publicada en el vol. 51 bis (1982),que ms responde al deseo de hacer frente a las diferentes censuras que ha reci-bido, que a una diagnosis seria y completa de su papel real. Como ejemplo deaqullas, adems de las que aqu se recogen, cfr. PESET, M. en su Prlogo aPrez-Sehoiz, Legislacin y jurisprudencia en la Espatia del Antiguo Rgimen,Valencia, 1978.

    1~ AHDE, 3 (1926), pg. 597.17 El 13-11-1930, Valdeavellano escriba a Torres por encargo de Albornoz

    para pedirle colaboracin en el AHDE> 8, que dice: quisiramos que salierapara primeros de marzo.

  • Semblanza y obra de don Claudio Snchez-Albornoz 33

    da. Lo ocurrido entre la Junta para Ampliacin de Estudios, anterioral ao 1936, y el Consejo Superior de Investigaciones Cientficas. Paradar nfasis a lo que se esperaba de ste, se procur no mencionar lorealizado por aqulla. Lo que en entidades benemritas, como el Cen-tro de Estudios Histricos, haban hecho sus miembros con slo vo-cacin, competencia y adecuados libros> trabajando con modestia enpequeos locales slo dotados de muebles de pino sin pintar, se su-mergi lo ms posible en el olvido ante la esperanza de que, quienestomaban el relevo en suntuosos edificios, contribuyesen, con una granlabor cientfica, a las justificaciones de toda ndole que se deseabanpara la recin instaurada situacin nacional.

    As las cosas, el AHDE trat siempre la nueva obra de Snchez-Albornoz dentro del contexto general de una erosin tcita, sistemti-camente practicada respecto de todo lo que recordase a las perso-nas y las aportaciones vinculadas al Centro de Estudios Histricos.

    Don Ramn Carande ha sintetizado mejor que nadie el proceso:despus de la guerra, con todo lo subsiguiente> el Anuario> al re-aparecer, estaba decapitado 12

    Los del grupo del Anuario, tal como alguno de sus nuevos in-tegrantes gust en presentarlo 19, practicaron desde 193940 un juegode elogios para ellos> especialmente hacia su nuevo lder (las exqui-sitas habilidades para destacar a toda costa la labor de ste mere-cen una monografa especfica), combinado con espectaculares silen-cios aplicados respecto a quienes fueron los fundadores. Actitud queresulta plenamente coherente con el espritu del marco institucionaltal como acabo de recordarlo. Y lo desplegaron especialmente desdesu seccin de reseas bibliogrficas. Hoy> pasados ms de cuarentaaos, se puede abarcar plenamente el entramado y la tcnica de unamaniobra tan perdurable como tcita. Bastar considerar algunos ejem-pos para no fatigar al lector, ya que una vez sealado el modelo decomportamiento que usaron> ampliar el catlogo de casos concretoses fcil para quien tenga inters en hacerlo.

    Snchez-Albornoz publica en Viena> 1938, como homenaje a Al-fonso Dopsch, un anticipo de sus ideas acerca de la tesis de Brunnersobre el servicio militar y el feudalismo, bajo el titulo La caballeravisigoda. Ms tarde dar forma definitiva a sus investigaciones conEn torno a los orgenes del feudalismo, en 1942, segn ya sabemos.Alcanza la obra en sus tres volmenes un total de 985 pginas. Puesbien, el AHDE le dedica seis de resea> en volumen que lleva fechade 1949, pero en realidad se difunde en 1950, es decir> cuando yahaca ocho aos que se haba publicado la obra. En comparacin>

    < Carande, R.: Galera de raros, Madrid, pgs. 121 y sigs. Reelabora conadiciones fragmentos de la Contestacin, cit. sup. nota 15.

    AHDE, 17 (1946), pg. 1.025. All se encontrarn las palabras citadas.

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    una monografa del lder de ese grupo con diecisis pginas recibeen el AUDE de 1959 cuatro de resea. A todo esto, y para comparartambin con un ejemplo extranjero, Paulo Merea haba escrito sobrela referida obra albornociana veintitrs pginas de recensin, en e vo-lumen II de la Revista Portuguesa de Historia de 1944. Coteje ellector y valore como quiera los respectivos tratamientos de los trescasos en espacio, tiempo y personas.

    Otro ejemplo; en 1962> aparece en Spoleto la monografa de Sn-chez-Albornoz Pervivencia y crisis de la tradicin jurdica romanaen la Espaa goda, de 106 pginas> y de ella no se dio recensin al-guna en el AHDE, ni corta ni larga, ni antes ni despus. Lamentableomisin involuntaria? Puede ser, pero hay algunos rasgos que nopermiten sostenerlo con facilidad, ya que este trabajo se opona a losque afirmaban el triunfo del Derecho romano en Espaa desterran-do cualquier tradicin germnica, y esa tesis fue una de las favo-ritas y reiteradas del nuevo grupo de AHDE, y lo fue unida a la deque la legislacin visigtica tuvo desde el principio carcter territorial.Pues bien, si el AHDE no detall ante sus lectores en qu se opo-na Snchez-Albornoz al antigermanismo, tan caro al nuevo lderdel AUDE posblico, tampoco se refiri nunca que Alfred Schultze,en su libro Uber westgotisch-spanisches Eherecht, Leipzig, 1944, con-tena un excursas final en el que se disenta de la teora de la terri-torialidad. Demasiada coincidencia la de ambos casos. A lo que hayque aadir que s se rese, en cambio, otro libro de Schultze, stesobre el derecho sucesorio de los anglo-salios primitivos, tema que,naturalmente, incida mucho menos que el derecho visigtico sobrenuestra propia historia jurdica20.

    Tampoco se encontrar recensin alguna de las colecciones albor-nocianas, como , Santiago de Chile> 1970; Estudios visigticos, Roma,1971; Miscelnea de estudios histricos, Len, 1971; Estudios so-bre Galicia en la temprana Edad Media>, La Corua, 1981; Estudiospolmicos, Madrid, 1979, o el fundamental volumen monogrfico deCHE, 53-54. Hay que subrayar estos silencios, especialmente espec-taculares, pues desde 1952 hasta 1965, es decir, durante trece aosconsecutivos, de especial fecundidad en la vida cientfica de don Clau-dio, no se resea un solo trabajo suyo en el AHDE21.

    Incluso cuando (siempre fuera de ese perodo) se hace alguna vez,no dejan de advertirse rasgos de poco deseo de hacerlo, de atribuir-les poca importancia. En- punto~hayque--diferenciar, para serjustos, los esfuerzos de quienes (desde lejos del grupo, como Vz-

    ~ AHDE, 15 (1944), pgs. 726-727.21 AI4DE, 51 (1982) bis, pg. 339.

  • Semblanza y obra de don Claudio Snchez-Albornoz 35

    quez de Parga o Palomeque, o menos desde lejos> como Gibert y Mar-tnez Dez) presentan el aire de querer cortar o atenuar la dilatadavergiienza que supona la permanente desatencin del AHDE haciadon Claudio, esfuerzo que se concretan hacia 194549 y 1969-81 (pocomrito posee la creciente atencin prestada desde 1975) diferencindosede lo que fue lnea usual de comportamiento mantenida por los respon-sables del AHDE en este tema. De sta es ejemplo la resea que se de-dica en AHDE a los Cuadernos de Historia de Espaa, -II, que fueforzada por el propio don Claudio y que no reciben una sola mencinms, ni siquiera en las propicias efemrides de los diez> quince, vein-ticinco aos, mientras que no se deja de insertar, nmero por nme-ro> la recensin de revistas editadas en Espaa que eran de mu-chsimo ms fcil acceso a los lectores espaoles que los Cuader-nos...>, como ocurre con el Anuario de Estudios Medievales. Nocensuro aqu que se prestase atencin a esta revista. Censuro que nose prestase a los Cuadernos.... Slo elogios merece el inters deFont Rius en cuidar que apareciesen sus notas sobre el Anuario deEstudios Medievales y ninguna culpa tuvo> claro est, de que noapareciesen reseas de Cuadernos..., que eran imprescindibles> dadolo poco accesible casi siempre de sus ejemplares, de llegada tarday escasa.

    Otro ejemplo de la descrita conducta nos lo ofrece el caso de larecensin dedicada a una coleccin de estudios de don Claudio, con-cretamente la editada por la Universidad Autnoma Nacional de M-xico bajo el titulo Estudios sobre las instituciones medievales espa-olas> 196522 Recuerde el lector que arriba he mencionado no me-nos de cinco colecciones grandes de monografas de nuestro autorque no se recensionaron, y la nmina podra ampliarse. Cul, seriala razn de elegir precisamente sta para hacerlo? No lo s y novoy a inventariar suposiciones. Pero hay dos hechos significativos queregistro y el lector juzgar lo que quiera. El tema y el autor de laresea. Respecto del tema, estaba claro que constituye la coleccinde escritos de Snchez-Albornoz que menos inters encierra para losestudiosos espaoles> pues de las 828 pginas que el libro alcanza,357 reproducen estudios que procedan del Anuario en su primeraetapa, es decir, se haban publicado en l; se trata de tres mono-grafas de las incluidas. Otros cuatro estudios all reimpresos forma-ban parte (y, por tanto, en alguna medida repetida) de la enjuta in-formacin que sobre la obra de Snchez-Albornoz se haba dado ennmeros anteriores. Otro aspecto de esta curiosa y poco explicableresea es la figura de su autor> un oscuro seor apellidado Bas, cuyanica experiencia conocida en parecidas lides> hasta ese momento,

    AHDE 37 (1967), pgs. 634-636,

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    eran exactamente cinco pginas y media publicadas en el volumenanterior del AHDE, sobre temas por completo diferentes23. Tngaseen cuenta al respecto que las reseas de las obras de conjunto dellder del AHDE en tiempos posblicos siempre fueron hechas en elAHDE por catedrticos (que jams apreciaron, por otra parte> nierror ni errata, ni cosa discutible, en ninguna de ellas), y que, como yase ha visto ms arriba, en Portugal, se ocup de Snchez-Albornoznada menos que Paulo Merea en cuestin de recensiones. Ante estoshechos, no es demasiada suspicacia que se entienda como resultadode la operacin la difusin de una imagen doble y falsa que era malae injusta para Snchez-Albornoz y era buena, pero tambin injusta,para el AHDE. Para el primero, porque lo que se presenta es un au-tor que se limita a reimprimir viejos trabajos> como si no hicieseotra cosa y se le aplica> como reseante, un desconocido> en contrastecon los reverenciadores de la obra del lder del AHDE posblico. Parael segundo, porque al reiterar informacin da la impresin de quela transmite sobreabundante> cuando en rigor la da mutilada y empo-brecida, y sobre todo desorientadora.

    Ya he sealado arriba cules eran los motivos para que el gru-po del Anuario procediese de semejante modo. La exactitud de midiagnstico se prueba cuando se observa que se practic igual con-ducta con don Ramn Menndez Pidal, a cuya gigantesca obra slose destinan siete lineas (no pginas siquiera)> y eso ya en 1966 y porobra de Martnez Dez (que ya haba luchado contra el tratamientodado a Snchez-Albornoz, como hemos visto) y con ocasin de reim-primirse sus Documentos lingiisticos de Espaa ~t o con Garcade Valdeavellano, cuyo Curso de Historia de las instituciones espa-olas, para el que don Galo juzgaba justa una elogiosa resea enAHDE, tampoco recibi ninguna25> o con Carande, Torres Lpez, Ra-mos Loscertales o Rubio Sacristn, cuya jubilacin se dej pasar sindedicarles como corresponda a su calidad cientfica y a su signifi-cacin en la historia del AUDE un volumen de homenaje.

    Dios escribe derecho con renglones torcidos, como dijo la Santade Avila, y si sta era> se busquen y aleguen las disculpas que sequieran, la tnica ambiental que yo me atrev, y me enorgullezco deello, a denunciar por impreso hace justamente veinte aos 26, no esextrao, amigo lector, que se sienta igual admiracin que alegra cuan-do, pese a todos los obstculos, las investigaciones de Snchez-Albor

    AHDE, 36 (1966), pgs. 632-633 y 666-669.24 AHDE, 36 (1966), pg. 655.25 En carta que diriga a Valdeavellano, al revisar en 1968 la primera edicin

    de su libro Curso de Historia de las Instituciones Espaolas, don Galo Sn-chez deca: espero que el Anuario haga una recensin elogiosa.

    En mis Apuntes de historia del Derecho espaol>, Madrid> 1964, pg. 24.

  • 37Semblanza y obra de don Claudio Snchez-Albornoz

    noz son tema integrado en la cultura de muchsimas gentes, que ago-tan sus obras. Y eso por parte de todos. Por parte de sus ms coin-cidentes discpulos> y desde luego tambin desde los que nos atrevemosa plantear discrepancias en unas pocas cuestiones concretas (al ladode la admiracin y aceptacin del mtodo y de la inmensa mayorade sus conclusiones) a la gigantesca y admirable fbrica que este l-cido> tozudo y sapientsimo madrileo del borsalino y las gafas quefue el querido don Claudio, plane y edific en las ms difciles cir-cunstancias posibles.

    Es seguro que> dadas sus arraigadas y nunca ocultadas creencias,pasara alguna vez por la mente de este gran hombre la conviccinde que hubo un algo providencial como factor muy prximo en sutrabajo> pues el xito generalizado que ha obtenido, y que va mu-cho ms all de lo que es lgico esperar para los que practican in-vestigaciones del tipo de la suya, trae a la mente el recuerdo delsalmo:

    Si Yahvh no construye la casa>en vano se afanan los constructores.

    3. Los ESTUDIOS DE S>4NCHEZ-ALBORNOZ Y SUS COLECCIONES

    Existen diversas bibliografas que recojen los trabajos de este au-tor, preparadas por sus discpulas argentinas. As> la de 1957, reprodu-cida por Quintn Aldea en DAE y otra> fechada en 1979. Ambas apare-cieron en Buenos Aires. Incluimos aqu slo lo que en ellas no se indica,es decir> una relacin cronolgica (en estas bibliografas se presentasistematizada) de los diferentes estudios (monografas> ensayos> artcu-los periodsticos) de Snchez-Albornoz, que se han coleccionado en di-versas miscelneas> sealando, si se da ese caso, tambin su edicinoriginal. Cuando se trata de trabajo pequeo> no reproducido en co-leccin (generalmente es de inters menos marcado para los histo-riadores) hemos prescindido de l y para su hallazgo debern seguirseconsultando las bibliografas citadas. Tnganse tambin en cuenta lasnotas 2, 3, 4, 5, 6, 7, 11, 12, 13 y 14 de este trabajo.

    Una visita al cerro de Guisando, Diario de Avila>, 1 de julio de1910, TPEH.

    Avila y Joyel/anos, Diario de Avila, 9 de septiembre de 1911, TPEH.Aportaciones para la Historia. Avila desde 1808 a 1814> Nuestro

    Tiempo>, Madrid> septiembre de 1911, 22 pgs. MEH. TPEH.Una pgina de historia contempornea. La poltica espaola du-

    rante el mes de enero (1913). Serie de 10 artculo~ publicados en el

  • 38 Jos Manuel Prez-Prendes y Muoz de Arraco

    Diario de Avila, 12 al 18 de marzo de 1913. DRE (con el ttulo Laretirada de Maura en 1913>).

    La potestad real y los seoros en Asturias, Len y Castilla du-ranfr los siglos VIII al XIII. Revista de Archivos, Bibliotecas y Mu-seos, 21 (1914), 263-293. VNEIME, II. EIME. TPEH.

    Vas romanas del valle del Duero y Castilla fa Nueva (en colabo-racin con A. Blzquez). Memorias de la Junta Superior de Excava-ciones y AntigUedades, 9, 1917, 30 pgs. 11 lminas + 5 mapas. ONE11127

    Vindicacin histrica de Castilla. Valladolid, 1919, 30 pgs. TPEH.La Curia regia portuguesa en los siglos XII y XIII. Junta para la

    Ampliacin de Estudios e Investigaciones Cientficas. Centro de Es-tudios Histricos, Madrid, 1920, 194 pgs. IDIH.

    Un texto desconocido del Fuero de Len. RFE, 10 (1922), 317-323.IDIH.

    Espaa y Francia en la Edad Media. Causas de su diferenciacinpoltica, Revista de Occidente, II, VI (1923), DIIEC.

    Las Behetras. La encomendacin en Asturias, Len y Castilla.AHDE, 1 (1924)> 158-333. VNEIME, 1. EIME.

    El Juicio del Libro> en Len durante el siglo X y un feudo cas-tel/ano del siglo XIII. AHDE, 1 (1924), 3S2-390. IDII{ (separados).

    El obispado de Simanca. Homenaje a Menndez Pidal, III, Madrid,1926, 325-344 pgs. MEH.

    Carta de hermandad entre Plasencia y Escalona. AHDE> 3 (1926),503-605 pgs. IDIH.

    Solariegos y collazos navarros. Un diploma que los diferencia.AUDE, 4 (1927), 451-452 pgs. IDIH. VNPH.

    Muchas pginas ms sobre las behetrias. AHDE, 4 (1927), 1-157 p-ginas. VNEIME, 1. EIME.

    La primitiva organizacin monetaria de Len y Castilla. AHDE> 5(1928), 301-324 pgs. VNEIME, II. EIME.

    Divisiones tribales y administrativas del solar del reino de As-tunas en la poca romana. BRAH> 95 (1929), 315-395 pgs. + 1 mapa.VNPE> ODN, ONE 1.

    Seoros y ciudades. Dos diplomas para el estudio de sus recpro-cas relaciones. AHDE, 6 (1929), 454-462 pgs. IDIH.

    Espaa y el Islam, Revista de Occidente>,, II, VII, (1929), DIIEC.La Crnica de Albelda y la de Alfonso III. BH, 32 (1930)> 305-325

    pginas. IHHM. ONE, II.Fuentes para la historia de las divisiones eclesisticas visigodas.

    BUS (1930), 1-57 pgs. IDIH.La redaccin original de la crnica de Alfonso III. Spanische

    Cfr. sup. nota 4.

  • Semblanza y obra de don Claudio Snchez-Albornoz 39

    Forschungen der Grresgesellschaft, 2 (1930), 47-66 pgs. IHHM.ONE, II.

    La Espaa del Cid y la de hoy. El Sol, Madrid, 9 de marzo de1930. Post.

    De Birovesca a Suessatio. Revista de la Biblioteca, Archivo y Mu-seo del Ayuntamiento de Madrid, 8 (1931), 1-24 pgs. VNPH, ONE> 1.

    La reforma agraria ~n la Historia. Madrid, 1932, DIIEC.La jornada del Guadecelete. BRAH, 100 (1932), 691-700 pgs. DAE

    (s. n.). ONE> III.Caminos de Europa. Hacia el Estado continental. Convegno Volta.

    Relazione e Comunicazione. Reale Academia dJtalia. Classe delleScienze Morali e Storiche. Roma, 1932, 1-11 pgs. DIIEC.

    La batalla de Polvoraria. AIiM. Letras. 1 (1933), 1-14 pgs. DAE(s. n.). ONE, III.

    La crnica del moro Rasis y la Continuatio Hispana. AUM. Letras3 (1934), 229-265 pgs. IHHM.

    Una va romana en Asturias. La va de la Mesa y de Lutos. Anua-rio del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arquelo-gos, 3 (1935), 151-174 pgs. ONE, 1.

    La mujer en Espaa hace mil aos. Jockey Club. Buenos Aires,1935> 46 pgs. DAE.

    La repoblacin del reino asturleons. Humanidades, 25 (1936).VNEIME; II. Cfr. adems ONE.

    Roosevelt y Carlomagno. Los Andes, 1 de enero de 1941. CUPE.De El Escorial a la Casa Blanca. Los Andes, 19 de febrero de 1941.

    EHE.El orgullo y la estirpe de don Ramiro. Los Andes, 2 de marzo de

    1941. EHE.Ni whisky ni cerveza, mate. Los Andes> 6 de marzo de 1941. Post.Los ros van a la mar. Los Andes, 9 de marzo de 1941. Post (simi-

    lar ttulo en La Vanguardia, 28 de junio de 1981). DHE.El vino y los borrachos en la Espaa mora hace mil aos. Los

    Andes, 30 de marzo de 1941. EHE.Los baos en la historia de Espaa. Los Andes, 7 de abri de 1941.

    EHE.El historiador y el poltico. Los Andes, 4 de mayo de 1941. EHE.De Don Rodrigo a Lebrn. 12 de mayo de 1941. EHE.Otoo.

  • 40 Jos Manuel Prez-Prendes y Muoz de Arraco

    Esperanza. La Prensa, 2 de julio de 1941. Post.De mi pasado estudiantil: Mlida. Los Andes, 20 de julio de 1941.

    CUPE.Desde Zacala a Smolensco. La Prensa, 2 de septiembre de 1941.

    Post.Pi y Margall y Castilla. Una hiptesis sabre la gnesis del fede-

    ralismo de Pi y Margall. Los Andes, 14 de septiembre de 1941. ERE.Alfonso el Sabio y la economa dirigida. La Prensa>, 14 de no-

    viembre de 1941. EHE.Volver! Volver! La Prensa> 18 de noviembre de 1941. CUPE.Historiadores musulmanes en destierro. La Prensa, 30 de di-

    ciembre de 1941. EHE.Sentir e tiempo. La Prensa, 4 de diciembre de 1941. CUPE.Un documento de inters para la historia del vasallaje espaol.

    Logos, 1-2 (1942), 315-319 pgs. OIR.El annimo continuador de Alfonso III. Spiritus II, 45, serie E.

    Historia. Mendoza, 1942, 23-29 pgs. IHHM.Fuentes latinas de la historia romana de Rasis. Instituto Cultural

    Argentino Hispano-Arabe. Buenos Aires, 1942> 47 pgs. IHHM.En torno a los orgen~s del feudalismo. Universidad Nacional de

    Cuyo. Mendoza. 1942; t. 1: Fideles y gardingos en la monarqua visi-goda. Races del vasallaje y del beneficio hispano, 256 pgs.; t. II:Los rabes y el rgimen prefeudal carolingio. Fuentes de la historiahispanomusulmana del siglo VIII, 394 pgs.; t. III: Los rabes y lacaballera franca del siglo VIII, ATO pgs.; t. 1, 1974; t. II: 1977; t. III:1979. Fragmentos del t. III, en VNPH~.

    Addenda a las Fuentes de la historia hispano-musulmana del si-glo VIII. En torno a los orgenes del feudalisnzo, II, 2. ed. (1977),399-342 pgs. 29

    Europa destronada. La Prensa, 3 de febrero de 1942. CUPE.Lecciones de un conservador. Los Andes. 7 de junio de 1942. CUPE.Desde Lerma hasta Laval. Ni pedir ni aceptar la entrega de deste-

    rrados polticos. La Prensa 18 de julio de 1942. ERE.lidio. Recuerdos. La Prensa 25 de julio de 1942. CUPE.Palabras y palabras: Las Cortes. La Prensa, 11 de agosto de

    1942. EHE.Lecciones para tiranos. Felipe II y las Cortes de Castilla. La Pren-

    sa, 4 de septiembre de 1942. ERE.Una ocarina en la noche. La Prensa> 4 de octubre de 1942. CUPE.

    2 Tngase en cuenta el anticipo de sus ideas en La caballera visigoda>Wirtschaft und Kulturfestchrift zum 70 Geburstag von Alfons Dopsch, Viena,1938, pgs. 92-108.

    Tnganse en cuenta los estudios cit. sup. nota 12.

  • Semblanza y obra de don Claudio Snchez-Albornoz 41

    Mantenello y enmendallo. La Prensa, 13 de noviembre de 1942.CUPE.

    Mas que os pese. La Prensa, 13 de noviembre de 1942. CUPE.Ruina y extincin del municipio romano en Espaa e institucio-

    nes que le reemplazan. Instituto de Historia de la Cultura EspaolaMedieval y Moderna. Buenos Aires> 1943, 150 pgs. EV.

    Un ceremonial indito de coronacin de los reyes de Castilla. Lo-gos, 2 (1943), 75-97 pgs. VNEIME; II> BIME.

    Trashumancia. La Prensa, 22 de febrero de 1943. Cf.Batalla contra el tedio. La Prensa, 10 de marzo de 1943. Cf.Levitas en Madrid. , 13 de marzo de 1943. EHE.Frente al maana. La Prensa> 17 de abril de 1943. Cf.Una lanza por la historia. La Prensa>, 24 de abril de 1943. Cf.El conocimiento cientfico de la historia. La Prensa, 11 de ma-

    yo de 1943. HL.Las fuentes histricas. 8 de diciembre de 1943. HL.La razn histrica. La Prensa, 26 de diciembre de 1943. HL.Otra vez Guadalete y Covadonga. 1: Sobre el lugar en que lucharon

    visigodos y musulmanes. CHE, 1-2 (1944), 11-67 pgs.Otra vez Guadalete y Covadonga. II: Sobre la fecha de la batalla

    de Covadonga. CHE, 1-2 (1944), 68-114 pgs. ONE, 1, II.Muza en Asturias? Centro Asturiano de Buenos Aires> 1944> 25

    pginas. ONE.Serie de documentos inditos del reino de Asturias. CHE, 1-2

    (1944), 298-351 pgs. IDIH.De Sidonia a .Segoyuela. Revista de Filologa Hispnica, 6 (1944)>

    191-196 pgs. EP. ONE, 1.

  • 42 Jos Manuel Prez-Prendes y Muoz de Arraco

    El precio de la vida en el reino asturleons hace mil aos. Logos,3 (1944), 225-264 pgs. VNEIME, II. EIME.

    Notas sobre los libros ledos en el reino de Len hace mil aos.CHE, 1-2 (1944), 222-238 pgs. MER.

    Prlogo a las Notas de Ibn Abi Riga de las lecciones de Ibn Ha-bid acerca de la conquista de Espaa por los rabes. Traduccin porMelchor Antua. CRE, 1-2 (1944)> 248-253 pgs. MER.

    Morir a tiempo. , 25 de diciembre de 1944. CUPE. Una crnica asturiana perdida? Revista de Filologa Hi~pnica,

    7 (1944), 105-146 pgs. IRRM. ONE, II.Dnde y cundo muri Don Rodrigo, ltimo rey de los godos. CHE,

    3 (1945), 1-106 pgs. ONE> 1.La sucesin al trono en los reinos de Len y Castilla. Boletn de

    la Academia Argentina de Letras, XIV, 50, 1945, 35-124 pgs. VNEIME>II. EIME.

    Jovellanos y la historia. Jovellanos, su vida y su obra. Centro As-turiano. Buenos Aires, 1945, 549-593 pgs. EAH.

    Cardos de Castilla. La Prensa>, 12 de marzo de 1945. Cf.Venganza. La Prensa, 5 de abril de 1945. ERE.Libertad. Espaa republicana, 14 de abril de 1945. Post.Fallido descubrimiento de Amrica por los musulmanes de Al.

    Andalus. La Prensa> 13 de agosto de 1945. ERE.De Medina AI-Zahara al Escorial, La Prensa, 13 de septiembre

    de 1945. DAE.Un eslabn moro en la cadena que va de Sneca a Unamuno. La

    Prensa>, 8 de octubre de 1945. EAH.Romances en la sierra de Gredas. Leopln. Buenos Aires, diciem-

    bre de 1945. CUPE.La Espaa musulmana. Segn los autores islamitas y cristianos

    medievales. 3 vois., 2. ed. Buenos Aires, 1946; 3., 47 y 5~ eds. Bue-nos Aires, 1960, 1973, 1975 y 1978. Prlogo en DAE. Seleccin en , Madrid, 1983. Introduccin enPost. A completar con los nmeros II y IV de NPPE~.

    a Tngause en cuenta los trabajos relacionados y complementarios que secitan sup. en las notas 1, 2 y la referencia que antecede a la 29.

  • Semblanza y obra de don Claudio Snchez-Albornoz 43

    El culto al Emperador y la unificacin de Espaa. Anales del Ins-tituto de Literaturas Clsicas, 3 (1946), 120 pgs. + 1 mapa. MEE.

    San Isidoro. Rasis y la seudo Isidoriana. CHE> 4 (1946). 73-113pginas. IRHM.

    El Senatus visigodo. Don Rodrigo, rey legtimo de Espaa. CHE,6 (1946), 5-99 pgs. ONE, 1.

    El Aula Regia y las asambleas polticas de los godos. CHE, 3 (1946),5-110 pgs. EV.

    En apoyo de dos viejas tesis. 1: Sobre las Nominae Sedium Epis-copalim visigodas. CHE, 5 (1946)> 128-136 pgs. IDIR.

    En apoyo de dos viejas tesis. Sobre la fecha del Fuero de Len.CRE, 5 (1946), 136-139 pgs. IDIH.

    Documentos de Samos de los reyes de Asturias. CHE, 4 (1946), 147-160 pgs. MEH. EGTEM.

    Deviseros y propietarios. Un documento castellano que los equi-para. CHE, 5 (1946), 170-172 pgs. IDIH.

    Asturias resiste. Alfonso el Casto salva a la Espaa cristiana. Lo-gos, 5 (1946), 9-33 pgs. + 3 dibujos, + 1 mapa. ONE, II.

    Rajo la lluvia estival. La Prensa>, 7 de marzo de 1946. CUPE.Lpez, Prez, Gutirrez. La Prensa, 21 de marzo de 1946. Cf.Del enemigo el elogio. La Prensa>, 8 de abril de 1946. EHE.Traducciones en Toledo. La Prensa, 30 de mayo de 1946. ERE.De la mezquita de Crdoba a la catedral de Durham. III.

    Races medievales del Quijote. Homenaje a Miguel de Cervan-tes Saavedra en ocasin de su cuarto centenario. Facultad de Filoso-fa y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 1947, 139-160 pgs.DAE, EAH.

    El 5 tipendium> hispano-godo y los origenes del beneficio pre-feudal. Instituto de Investigaciones Histricos. Departamento de His-toria de Espaa. Buenos Aires, 1947, 148 pgs. EV.

    Un castellano de pro (Brindis por Len Felipe). Espaa Republi-cana, 9 de agosto de 1947. EHE.

  • 44 Jos Manuel Prez-Prendes y Muoz de Arraco

    De la pasin a la razn. Espaa Republicana> 8 de noviembre de1947.

    La campaa de la Morcuera. Anales de Historia Antigua y Medie-val (1948), 5-60 pgs. + 8 lminas + 1 mapa. VNPH. ONE, III.

    El autor de la Crnica llamada de Albeldo. EH, 50 (1948), 291-304pginas. IHHM. ONE> II.

    La autntica batalla de Clavijo. CHE, 9 (1948)> 94-139 pgs. VNPH.ORP. ONE, III.

    Itinerario de la conquista de Espaa por los musulmanes. CHE,10 (1948), 21-74 pgs. Sobre este trabajo se apoyan las sntesis deltema en ONE> VNPH, ODN y ORP.

    Colofn a un centenario. Un precursor hispano-musulmn de Fran-cisco de Vitoria. La Prensa>, 23 enero de 1948. EAR.

    Contratos de arrendc~miento en el reino asturleons. CHE, 10(1948), 142-179. IDIH.

    El miedo en la historia. La Prensa, 10 de mano de 1948. EHE.Tod.

    Origen de las libertades castellanas. Hechos e Ideas, A. IX, n-mero 52, julio de 1948, pgs. 71 y ss. ERE.

    Proceso de la romanizacin de Espaa desde los Escipiones hastaAugusto. Anales de Historia Antigua y Medieval (1949), 5-35. pgs.MEH.

    Los libertos en el reino asturleons. RPH> 4 (1949), 9-45 pgs.VNEIME> 1. EIME.

    Alfonso III y el particularismo castellano. CRE> 13 (1950), 19-100pginas. VNPH. IHHM. ONE> 1.

    De los Banu al-Ajama a los fijosdalgo? CHE, 16 (1951), 130-145pginas. 1Dm. EP.

    El nombre de Castilla. Estudios dedicados a Menndez Pidal. II.Patronato Marcelino Menndez y Pelayo. C. SA. C. Madrid> 1951, 629-641 pgs. VNPH, ODN, ORP. ONE,II.

    El tributum quadragesunale. Supervivencias fiscales romanasen Galicia. Melanges dHistoire du Moyen Age. Louis Halphen. Paris>1951, 645-658 pgs. VNEIME, II. EIME. EGTEM.

    En el centenario de Hinojosa. CHE, 17 (1952), 5-19 pgs. EAH.Ante una versin de El collar de la Paloma>. Espaa, 18 (1952)>

    130-151 pgs. An.Los vascos y los rabes en los dos primeros siglos de la Recon-

    quista. Boletn del Instituto Americano de Estudios Vascos> 3 (1952),365-379 pgs. MEH, VNPN, ODN.

    Ante Espaa en su historia> de Amrico Castro. CHE, 19 (1953),129-143 pgs. DAE, EAH. DAE.

    El Canciller Ayala, historiador. Humanitas, 1 (1935), 13-46 pgs.EAH -

  • Semblanza y obra de don Claudio Snchez-Albornoz 45

    Espaa y el feudalismo carolingio. 1 problemi della civilta caro-lingia. Spoleto, 1954> 109-145 pgs. VNEIME, II. EIME.

    El juego de fuerzas en la historia. Benedetto Croce. Instituto deLiteratura Italiana. Facultad de Filosofa y Letras, Universidad deBuenos Aires, 1954, 213-233 pgs. SE.

    Mi primera jornada en los Picos de Europa. Torrecerredo, 7(1954). Cf.

    Ante la Historia Compostelana. Logos, 6 (154), 67-95 pgs. EGTEM.EAM -

    Sobre el autor de la llamada Historia Silense. CHE, 23-24 (1955),307-316 pgs. IHHM.

    Con ocasin de la muerte de Ortega y Gasset. CHE, 23-24 (1955),394-396 pgs. ERE, DRE, cfr., en An> pgs. 143 y sigs.

    Pelayo antes de Covadonga. Anales de Historia antigua y medieval(1955), 7-20 pgs. ONE, II.

    Problemas de la historia navarra del siglo IX. CHE, 25-26 (1956)>5-82 pgs.> y Prncipe de Viana> 20 (1959), 5-62 pgs. MEH. VNPH.ORP. ODN, III.

    Normandos en Espaa en el siglo VIII? CHE, 25-26 (1056), 304-316 pgs. EP. VNPH. ONE, II.

    Oneca y Leodegundia. Anales de Historia Antigua y Medieval(1956), 35-44 pgs. One, III.

    Panorama general de la romanizacin de Hisuania. Revista de laUniversidad de Buenos Aires, 57 poca, 1 (1956), 3-40 pgs. MEH.

    Una nueva hora para Espaa. La Vanguardia, Buenos Aires, 12de abril de 1956. Post.

    Espaa, un enigma histrico, t. 1, Buenos Aires, 1957; 27 ed. Bue-nos Aires, 1962, 37, 47, 5~ y 67 eds. Barcelona, 1971, 1973, 1976, 1978.Prlogos en DAE, Cf. Fragmentos VNPH, DAE, ORP, ODN y con unmapa de Caro Baroja en la La trayectoria histrica de Vasconia. Eldestino de Navarra, Madrid> 1977, las pgs. 646 y sigs. del vol. II(subtituladas en ODN, El pas vasco o la Espaa sin romanizar)que adems se usan como prlogo en la obra de DEL BURGO, 1. His-toria de Navarra. La lucha por la libertad, Madrid> 1978. Existe tra-duccin inglesa en 1978.

    Para que siga soplando el espritu de Dios. La Prensa> 28 de ju-no de 1957. CUPE.

    Algo ms sobre la premuslim en la Espaa musulmana. Atlnti-da. Buenos Aires, octubre de 1957> pg. 63. ERE.

    El relato de Alfonso III sobre Covadonga. Humanitas, 3 (1957),13-60 pgs. IHHM.

    La saa cedosa de un arabista. CHE> 27 (1958), 5-42 pgs. MEH, EFy IHHM (con el ttulo En defensa de viejas teoras).

  • 46 Jos Manuel Prez-Prendes y Muoz de Arraco

    Las caas se han tornado lanzas (Rplica a Amrico Castro). CHE,27 (1958), 43-66 pgs. DAE, EAH.

    El culto de Santiago no deriva del mito dioscurido. CHE> 28 (1958),5-42 pgs. MER. EGTEM. DAE.

    La epstola de San Eulogio y el Muqtabis de Ibn Hayyan. Prncipede Viana> 19 (1958)> 265-266 pgs. MEH. VNPH.

    El Precarium en Occidente durante los primeros siglos medieva-les. Etudes dHistoire du Droit priv> oflertes a Pierre Petot. Paris,1959, 481-507 pgs. VNEIME> II.

    El gobierno de las ciudades de Espaa del siglo V al X. Spol.tto>1959, 359-391 pgs. VNEIME, II. EIME.

    Reconquista de la Reconquista. Carta abierta a Luis Araquistain.Cuadernos del Congreso para la libertad de la Cultura, 35 (1959)> 63-68 pgs. DIIEC.

    Tradicin y derecho visigodos en Len y Castilla. CHE, 29-30(1959), 244-466 pgs. IDIR.

    Originalidad creadora del Arcipreste. Frente a la ltima teora so-bre el Buen Amor. CRE, 31-32 (1960), 275-290 pgs., y Cuadernos (Con-greso para la libertad de la cultura), nm. 47 (Paris, 1961), 75-83 pgs.MER. EP. DAE (s. nj.

    Moneda de cambio y moneda de cuenta en el reino asturleons.CHE, 31-32 (1960), 5-32 pgs, y Moneta e soamb nellalto medioevo.Spoleto, 1961, 171-202 pgs. VNEIME, II. EIME.

    Dos comentarios. 1: Otra vez los Jimenos de Navarra, CHE, 33-34(1961), 314-327 pgs. METE!. El. VNPH. 0kV.

    Dos comentarios. JI: Despus de leer a Lapeyre. CHE, 33-34 (1961),327-336 pgs. MEH

    Los leudes en la Lex Visigothorum. RCHHD, 2 (1961), 11-21 pgs.IDIH. EP.

    Pervivencia y crisis de la tradicin jurdica romana en la Espaagoda: 11 pasaggio dallantichita al medioevo in Occidente. Spoleto,1962, 128-199 y 221-232 pgs. VNEIME> II.

    Precisiones sobre el Fath al-Andalus. Revista del Instituto Egipciode Estudios Islmicos en Madrid (1962), 1-21 pgs. El. IHHM.

    Dudas sobre el Ordenamiento de Njera. CHE, 35-36 (1962), 315-336 pgs. IDIH.

    La

  • Semblanza y obra de don Claudio Snchez-Albornoz 47

    Notas para el estud]o del Petitum. Homenaje a Ramn Caran-de II. Madrid, 1963, 388-418 pgs. VNEIME, II. FIME.

    De nuevo sobre la Crnica de Alfonso III y sobre la llamada His-toria Silense. CHE, 37-38 (1963), 292-3 17 pgs. EP. IHHM.

    Falsificaciones en Cardea. CHE, 37-38 (1963), 337-345 pgs. MEH.Burgueses en la Curia Regia de Fernando II de Len? Homena-

    gem no Professor Doutor Paulo Merea. RPH, XII. Coimbra, 1964, 4-39 pgs. IDIH.

    La expedicin del monte Oxifer. Festschrift Percy Schramm zuseinem sicbzigsten Geburstag>, 1964, 252-267 pgs. ONE. II.

    Observaciones a unas pginas de Lemay sobre los traductores to-ledanos. CHE, 41-42 (1965), 313-324 pgs. MEH. EP.

    Devaluacin monetaria en Len y Castilla al filo del 1200? 1, Bar-celona. Facultad de Filosofa y Letras, 1966, 607-617 pgs. 1131H.

    Despoblacin y repoblacin del valle del Duero. Instituto de His-toria de Espaa. Buenos Aires, 1966. Fragmentos en II-IHM, VNPM,EGTEM.

    Pequeos propietarios libres en el reino asturleons. Su realidadhistrica, Agricoltura e mondo rurale in Occidente nel alto medioevo.Spoleto, 1966, 183-222 pgs. IDIR.

    Menos dudas sobre el Ordenamiento de Njera. ADM, 3 (1966),465-468 pg. DIII.

    Dnde vas Alfonso VI? Prncipe de Viana, 27 (1966), 315-319 p-ginas. MEH.

    El hispanismo de Madariaga. Liber Amicorum. Bruges, 1966, 107-109 pgs. Cfr.

    La prdida de Espaa 1. El ejrcito visigodo: su protofeudaliza-cion. CHE, 43-44 (1967), 5-78 pgs. IDIH.

    Zarpazos del Sensual Abd al-Rahnin de Crdoba contra el CastoAlfonso de Oviedo. CHE, 45-46 (1967), 5-78 pgs. VNPH (fragmentos).EGTEM. ONE, II.

    Imperantes y potestades en el reino astourleons. CHE, 45-46(1967), 352-378 pgs. DIII.

    Longevidad e inflexibilidad. La Prensa, noviembre de 1967. Post.El ejrcito y la guerra en el reino asturleons. Spoleto, 1968> 202-

    408 pgs. IDIH.Consctquences de la Reconquete et du repeuplement sur les insti-

    tutions feodovassaliques de Leon et de Castille. Colloque sur les struc-tures sociales de l>Aquitaine, du Languedoc et de l>Espagne au pre-mier age feodal. Annales du Midi, 80 (1968), 359-370 pgs. IDIR; enespaol.

    Observaciones a unas pginas sobre el inicio de la Reconquista.CHE, 48-48 (1968), 341-352 pgs. El.

  • 48 Jos Manuel Prez-Prendes y Muoz de Arraco

    Invasiones normandas a la Espaa cristiana durante el siglo IX.1 normanni e la loro espansione in Europa nell>alto Medioevo. Spo-leto, 1969, 367408 pgs. VNPH (La segunda invasin y el reino dePamplona).

    Las campaas del 882 y del 883 que Alfonso III esper en Len.Archivos leoneses, 23 (1969), 169-182 pgs. ONE, -

    Frente a unas pginas errneas sobre la conquista de Espaa porlos musulmanes. CRE, 40-50 (1969), 284-309 pgs. EP. ONE.

    El Tercer Rey de Espaa. CHE, 49-50 (1969), 5-49 pgs. VNPH.ORP. ODN, III.

    A la muerte de Menndez Pidal. CHE, 40-50 (1969), 410-414 pgs.Cf. DHE.

    Un regente en Pamplona durante el cautiverio de Fortun Garcs?Homenaje a Jos Esteban Uranga. Pamplona, 1971, 177-182 pgs. EP.VNPH.

    Historia y libertad. Accademia Nazionale dei Lincei. Adunanzestraordinarie per il conferimento dei premi A. Feltrinelli. Roma> 1971,165-177 pgs. SE. CUPE. HL.

    Repoblaciones del reino asturleons. Proceso, dinmica y proyec-ciones. CHE> 53-54, 1971 (1973), 236-461 pgs. VNEIME, II. DAE (s. n.,las proyecciones). SLLH (slo las proyecciones> s. n.).

    La potencia fiscal de los concejos de Castilla en la segunda mitaddel siglo XII. Festgabe fiAr Werner Krauss zum 70. Geburstag. Ber-ln, 1971, 585-589 pgs. VNEIME, II. DIIEC.

    En los albores del culto jacobeo. Compostellanum, 16 (1971), 37-71 pgs. EGTEM, ONE, II.

    Orgenes de la nacin espaola. Estudio crticos sobre la Historiadel reino de Asturias. Instituto de Estudios Asturianos> t. 1. Oviedo,1973; II, 1974; III, 1975. Fragmentos en ODN, ORP, VNPH ~

    Commissa, comitatus, mandationes. Studi Storici in onore di Ot-tormo Bertalini, 1972, II, 169-655 pgs. VNSIME, 1.

    Algunos doctjmentos procesales del reino de Len y Castilla (1050-1300). Homenagem au Doutor Torquato de Souza Soares. Revista Por-tuguesa de Historia, XVI, 1972 (1978), 1-21 pgs. VEINEM, III.

    El Fuero de Len. Su temprana redaccin unitaria. Len y su his-toria II, 1972, 11-70 pgs. VNEIME, 1.

    Sorpresas infantiles. La Prensa, 2 de enero de 1972. CUPE.Confidencias. La Prensa>, 21 de junio de 1972. CUPE.Ilomines mandationis y iuniores. CHE> 53-54, 1971 (1973), 1-235

    pginas. VNEIME, 1. EGTEM. Caps. II, V, VI y VII> con los nme-ros 4, 2, 5, 6, respectivamente.

    Pantallazos. La Prensa>, 25 de febrero de 1973. CUPE.

    Cr. el trabajo sobre Mauregato cit. sup. en nota 6.

  • Semblanza y obra de don Claudio Sanchez-Albornoz 49

    El sentido de la historia. Presentacin de la historia universal;Carroggio> Barcelona> 1974, 12 pgs. SE (diferente del prrafo delmismo ttulo de Espaa> un enigma histrico).

    Un extrao viaje de bodas y Mi maestro alemn, 1974. CUPE.Cristianos y judos. Para decidir al profesor Lacomba. Indice,

    octubre 1974, 3-6 pgs. El.Sobre una epstola del Papa Juan IX a Alfonso 111 de Asturias.

    Bulletin de l>Institut Historique Belge de Rome, XLIV, MiscellaneaCharles Verlinden, 1974, 551-563 pgs. EGTEM. ONE, III.

    Sobre el acta de consagracin de la iglesia de Compostela en 889.Fesschrift in honor of the Reverend Joseph M. F. Marique, 5. J..Massachussets> 1975, 275-292 pgs. EGTEM. ONE, III.

    Documentos para el estudio del procedimiento judicial en el reinoasturleons. Homenaje a lix Agustn Millares Cario. Las Palmas>1975, 143-165 pgs. VNEIME> III.

    El Palatium regis asturleons. CHE, 59-60 (1976), 5-104 pgs.VNEIME, III.

    Los hombres libres en el reino asturleons hace mil aas. CHE,59-60 (1976)> 375-425 pgs. SLLH.

    Donaciones reales restringidas en la Espaa goda y postvisigoda?Romenaje a don Jos Mara Lacarra, 1977, 7-16 pgs. VNEIME> III.

    Panorama histrico de la Castilla del milenario. Boletn de la Aca-demia Argentina de Letras, t. XIII, 163-164> 1977> 93-135 pgs. NPPE.

    En torno a la batalla de Simancas. Addenda a mi rplica a Chal-meta. CHE, 61-62 (1977), 444-449 pgs. El.

    Seis documentos de Celanova para el estudio del procedimientojudicial en el reino de Len durante el siglo XI. Homenaje a FrayJusto Prez de Urbel, Silos, 1977> 153-164 pgs. VNEIME> III.

    Otra vez sobre una vieja polmica. Filologa, 17-18 (1976-1977)> 375-382 pgs. EP.

    El sueo de una noche de verano. La Vanguardia, Barcelona,12 de marzo de 1977. Cf.

    Las llaves de la casa perdida. La Vanguardia, 17 de agoto de1977. Cf.

    Una ancdota olvidada. El Pas, Madrid, septiembre de 1977. Cf.Porras Barrenechea. La Vanguardia, 28 de septiembre de 1977. Cf.Tres San Migueles. La Vanguardia>, 2 de noviembre dc 1977. Cf.Un chico vivo que promete. La Vanguardia>, 4 de diciembre de

    1977. Cf.Recordando el Beln familiar. La Vanguardia> 23 de diciembre

    de 1977. Cf.El rgimen de la tierra en el reino asturleons hace mil aos. Ins-

    tituto de Historia de Espaa. Buenos Aires, 1978> 246 pgs. VNEIME,III.

  • 50 Jos Man&l Prez-Prendes y Muoz de Arraco

    Los puntos sobre las es. La Vanguardia, 22 de abril de 1978. Cf.Dos elogios de Aldo Moro. , 17 de mayo de 1978.

    Cf.Proyecciones deportivas del desastre de la Invencible. ~, 6 de junio de 1978. Cf.Secreto de Confesin. La Prensa>, Buenos Aires, 10 de junio de

    1978. Cf.Y Vd. qu es? La Vanguardia>, 20 de junio de 1978. Cf.Una huelga inesperada. La Vanguardia, 8 de julio de 1978. Cf.Pobres toros! La Vanguardia> 28 de Julio de 1978. Cf.Castillejo, un ejemplo a imitan La Vanguardia, 31 de agosto de

    1978. cf.Solhenitzin, Albornoz y Madariaga. La Vanguardia> 9 de sep-

    tiembre de 1978. Cf.Las claves de nuestro tiempo. Mundo Cristiano, nm. 181. Ma-

    drid, octubre 1978> 35-50 pgs. Cf.Algunas amargas verdades. , 4 de octcubre de

    1978. Cf.En torno a mis tacos castellanos. La Vanguardia, 25 de octu-

    bre de 1978. Cf.Un extrao cautiverio. La Vanguardia, 15 de noviembre de 1978.

    Cf -1-lace ochenta aos. La Vanguardia, 6 de diciembre de 1978. Cf.Un da en la Crdoba Califal hace un milenio. Barcelona, 1979.

    NPPE.El .asturortm regnum y Beato de Libana. Actas del sympo-

    sium para el estudia de los cdices del Comentario al Apocalipsis deBeato de Libana. Madrid, 1978, 21-33 pgs. NPPE.

    En torno a algunos documentos de Sahagn. CRE, 61-62, 1977(1978), 379-387 pgs. El.

    Los siervos en el Noroeste hispano hace un milenio. CHE, 61-62,1977 (1978), 5-95 pgs. VNEIME, III.

    Los judos en el reino asturleons. CRE> 61-62, 1977 (1978), 343-356 pgs. VNEIME, III.

    Ante el Len de hace menos de mil aos. CRE, 61-62, 1977 (1978),450-455 pgs. EP.

    Rplica al arabista Chalmeta. CHE, 59-60 (1976), 425-434 pgs. E?.Pobre Reconquista! La Vanguardia, 6 de enero de 1979. Post.Frente a una arremetida. La Vanguardia>, 11 de febrero de 1978.

    Cf.De Buenos Aires a Australia. La Vanguardia, 6 de febrero de 1979.

    Cf.En ni prisin. La Vanguardia>, 14 de marzo de 1979.Mis libros. La Vanguardia, 29 de marzo de 1979. Cf.

  • Semblanza y obra de don Claudio Snchez-Albornoz 51

    Un liberal menos. La Prensa> 2 de abril de 1979. Cf.Dos vidas. La Vanguardia, 22 de abril de 1979. Cf.Sede regia y solio real en el reino asturleons. Asturiersia Medie-

    valia. Oviedo, 1973. VNEIME, III.Una lanza por mi Espaa musulmana. Hispania 139, 1979, 339-342

    pginas. EP.Otra vez a la defensiva. Frente a Vigil y Barbero. Madrid, 1979. El.Ancdotas y reproches. La Vanguardia, 4 de marzo de 1979. Cf.Une societe d>exception dans l>Europe feodal. En ARDE, 50

    (1980). Aun (incluye versin espaola).A la ciudad de Buenos Aires. CHE> 63-64 (1980). Tod.Una carta a Felipe II. CRE, 63-64 (1980). Tod.El reino astur-leons (722-1037). Sociedad, economa, gobierno,

    cultura y vida. HEMP, VII. 1980. Prlogo en DHE.Prlogo a

    10 de noviembre de 1981. DI-lE.Quevedo y la Argentina. La Prensa. Buenos Aires, 5 de junio

    de 1981. OHE.En torno a nuestra aspereza temperamental. La Vanguardia,

    21 de octubre de 1982. Aun.Mi siglo XX. Historia grfica del siglo xx>. Madrid, 1983. Aun.La Edad Media espaola y la empresa de Amrica. Madrid, 1983

    (cfr. incluye textos breves, no recogidos en la Bibliografa de1979 y de los que no se indica procedencia.BH = Bulletin Hispanique.BRAR = Boletn de la Real Academia de la Historia, Madrid.BUS Boletn de la Universidad de Santiago de Compostela.

    * Cf. Confidencias, Madrid, 1979.Cfr. Confer.CHE = Cuadernos de Historia de Espaa, Buenos Aires.

    * CUPE Con un pie en el estribo, Madrid, 1974.* DAE Del ayer de Espaa. Trpticos histricos, Madrid, 1973.* DHE = Dpticos de Historia de Espaa, Madrid, 1982.

  • 52 Jos Manuel Prez-Prendes y Muoz de Arraco* DIIEC = De la invasin islmica al Estado continental, Sevilla, 1985.* EAH = Espaoles ante la Historia, Buenos Aires> 1958, 2. ed. Buenos Aires,

    1969, 3a cd. Buenos Aires, 1977. Traduccin al italiano, Npoles, 1964.* EGTEM = Estudios sobre Galicia en la Temprana Edad Media, La Corua,

    198* EHE = Ensayos sobre Historia de Espaa> Madrid, La y 2.a ed. 1973.* EIME = Estudios sobre las instituciones medievales espaolas. Mjico, Uni-

    versidad Nacional Autnoma, 1965.LO = Edicin originaria.

    * EP = Estudios polmicos, Madrid, 1979.* EV Estudios visigodos, Instituto Storico Italiano per il Medio Evo. Studi

    storici, fascs. 78-79, Roma, 1971.HEMP = Historia de Espaa, fundada por R. Menndez Pidal y dirigida por

    3. M. Jover Zamora, Madrid (Espasa-Calpe).HJVV Homenaje a Jaime Vicens Vives. Barcelona, 1965.

    * HL = Historia y libertad. Ensayos sobre historiologa, Madrid, 1974.* IDII-1 Investigaciones y documentos sobre las instituciones hispanas, San-

    tiago de Chile, Editorial Jurdica, 1970.* IHHM Investigaciones sobre Historiografa Hispana Medieval (siglos VIII

    al XIII), Buenos Aires, Instituto de Historia de Espaa, 1967.* MEH Miscelanea de Estudios Histricos, Len, Centro de Estudios e Inves-

    tigacin San Isidoro, 1970. Su prlogo se reproduce en DAE.* NPPE = Nuevas pginas sobre el pasado de Espaa, Barcelona, 1979.* ODN Orgenes y destino de Navarrw Trayectoria histrica de Vasconia.

    Otros escritos, Barcelona, 1984.* ONE = Orgenes de nacin espaola. El reino de Asturias. Oviedo; 1, 1972; II,

    1974; y III, 1975.* ORP = Origenes del Reino de Pamplona. Su vinculacin con el valle del Ebro,

    Pamplona, 1981. En su segunda edicin se aade un prlogo de Snchez-Albornoz que se reproduce en 00K como epilogo.

    * Post. = Postrimeras. Del pasado hacia el futuro, Barcelona, 1981.RChHD = Revista Chilena de Historia del Derecho, Santiago de Chile.RFE = Revista de Filologa Espaola> Madrid.RPI-1 Revista Portuguesa de Historia.

    * SE = Siete ensayos, Barcelona, 1977.* SLLH = Sobre la libertad humana en el reino asturleons hace mil ao$,

    Madrid, 1976 (CIr. adems el nm. II de NPPE).Spoleto = Settimane di Studio del Centro italiano di Studi sullalto Medio-

    evo Spoleto.TNWH = The New World books at bis History. Proceedings of the secon

    International Congress of historians of the United States and Mexico.Austin, Texas, 1963.

    * Tod. Todava Otra vez de ayer y de hoy, Barcelona, 1982.* TPEH = Mis tres primeros estudios histricos, Valladolid, 1974.* VNPH Vascos y navarros en su temprana historia, Madrid, Ediciones del

    Centro, 1974.* VNEIME = Viejos y nuevos estudios sobre las instituciones medievales espa-

    olas, Madrid, 1976, 3 vols. Prlogo reproducido en Cf.Las indicaciones con asterisco identifican las obras y miscelneas de mono-

    grafas y ensayos de don Claudio Snchez-Albornoz.

    Jos Manuel PREZ-PRENDES Y MUOZ DE ARnco(Catedrtico de la Facultad de Derecho de la UniversidadComplutense. Director de la Fundacin Snchez-Albornoz)