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Agua, vida y riesgo en la Sierra Tarahumara: Reflexiones desde la cosmovisión rarámuri Eduardo Saucedo Sánchez de Tagle Coordinación Nacional de Antropología INAH

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Agua, vida y riesgo en la Sierra Tarahumara: Reflexiones

desde la cosmovisión rarámuri

Eduardo Saucedo Sánchez de Tagle Coordinación Nacional de Antropología INAH

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Tarahumaras(85,018) Tepehuanes del

norte (7,906) Warijíos (2,136)Pimas (851)

Habitantes noindígenas (194,000)

DEMOGRAFÍA DE LA SIERRA TARAHUMARA

La Sierra Tarahumara está compuesta por aproximadamente 7,000 localidades, asentadas a lo largo de 60,000 km². Un territorio habitado por más de 290,000 personas, la mayor parte de ellas, establecidas a partir de un patrón de asentamiento marcadamente disperso, en donde el 52% de las localidades se constituyen por asentamientos de una o dos viviendas, con una densidad de población de apenas 4.2 hab. por km2.

1. Elementos sobre el significado del agua y el riesgo para los rarámuri.

2. Datos sobre riesgos asociados al agua en la Tarahumara, y otro tipo de riesgos que condicionan la vida rarámuri.

3. Seres, saberes, concepciones y prácticas asociadas al agua y al riesgo.

4. Conclusiones.

Bajichi (Aguaje) Frecuentemente se llevan alimentos y ofrendas a los aguajes; de lo contrario, los seres que ahí habitan podrían raptar y consumir las

alma de los rarámuri. La relación con estos seres apela al principio de reciprocidad: si bien se puede tomar el agua u otros productos asociados a ella, como los peces o ciertas plantas medicinales, se

debe ofrecer algo a cambio, de no ser así se puede enfermar e incluo morir.

Entre las fuerzas que gobiernan la región celeste del cosmos y aquéllas que actúan en la oscuridad inframundana, los rarámuri se consideran a sí mismos como los “pilares del mundo”. Su papel en el universo es intervenir en los ciclos naturales con trabajo y ritualidad, para aportar energía vital al cosmos.

La escasez de lluvia responde a faltas éticas, por ello el funcionamiento del universo depende de las acciones y las relaciones humanas. La lluvia y el agua en general no son sólo elementos necesarios para la vida, sino también median las relaciones con otros seres, reales e imaginarios, que componen el universo.

“Es notorio señalar que hasta el momento no se cuenta con ningún mapa que tan siquiera muestre la ubicación de las vías de comunicación (más allá de las escasas carreteras pavimentadas), ni mucho menos la distribución de la población en términos de su condición étnica, la territorialidad indígena (que no coincide ni con la municipal ni con la ejidal), la distribución de lenguas, de credos religiosos, de sistemas de gobierno, de servicios básicos, de fuentes de agua, de recursos naturales o de usos del suelo…” JUAN LUIS SARIEGO RODRÍGUEZ †

Según el CONEVAL, la CDI y el PNUD, al menos desde el año 2000, la totalidad de los municipios de la Sierra Tarahumara se encuentran por debajo de la media nacional, y la desigualdad interétnica registrada en el estado de Chihuahua (26.1%) es de las más agudas de todo el país. En el ramo educativo el índice de educación indígena es 34.1% menor al índice de educación no indígena. En términos de regiones indígenas la Sierra Tarahumara tiene el nivel de Desarrollo Humano más bajo de todo el país, que es menor en 49.1% del promedio nacional. Pobreza crónica, marginación de servicios públicos, discriminación y exposición a la violencia es una realidad cotidiana para los rarámuri.

“Si existe hambruna en la sierra Tarahumara, pero a pesar de eso, los indígenas no quieren dejar sus tierras porque así son felices…ellos desean vivir en su entorno, pese a las inclemencias climáticas, en esa felicidad que se envidia al conocer su ambiente y cultura; razón por la cual no hay migración a las ciudades. Por lo que esas versiones sobre los suicidios en la sierra debido al hambre son escandalosas y mezquinas” . César Duarte, Gobernador de Chihuahua. Informe de resultados del Operativo Conago III Navidad Segura, en Chihuahua capital en PROCESO en línea, No.1873, 18 de enero de 2012: http://www.proceso.com.mx/?p=295226

La explotación forestal, la minería, el turismo y el narcotráfico han generado una territorialidad opuesta a la territorialidad indígena. Una territorialidad esgrimida desde el poder, la cual se expresa a partir del papel que poseen las sociedades no indígenas para ejercer el control económico y político, para imponer estructuras de organización y administración, para ejercer el monopolio de la violencia, para justificar el modelo de desarrollo regional impuesto y para decidir sobre los destinos de los recursos naturales, incluyendo desde luego el agua.

“Nosotros sabemos que los pinos llaman a la lluvia. Los árboles, aunque no se muevan, aunque no lo podamos ver, también tienen su propia alma, por eso se les debe respetar; y existe sólo una época del año en la que se deben cortar; y por eso también en muchos lugares la gente aún les reza antes de tumbarlos, porque si se acaban los árboles se acaba el agua y se acaba la vida…todos nos acabamos”. Valentín Catarino.

El auge de la minería del oro y la plata en México se explica en parte por el alza sostenida en los precios internacionales de estos metales, especialmente del oro, cuyo precio se ha disparado en los últimos años desde 600 dólares la onza, hasta 1233 en estos días. Asimismo, las utilidades de las empresas mineras en México se dispararon de 207 millones de dólares en 2002, a 3 mil 133 millones en 2010, y desde mediados de la década pasada, la industria minera ha logrado tasas de crecimiento anual que duplican e incluso triplican las correspondientes al producto interno bruto (PIB) durante el 2010 y el 2011.

No existen estudios sobre el impacto ecológico que el turismo mal planificado pueda llegar a generar sobre el entorno natural y sobre las comunidades serranas, principalmente en materia del agua (el recurso más escaso en la Sierra) y de la contaminación, de por sí ya grave, en los suelos y los ríos. Todo eso sin contar las repercusiones sobre la fauna y otros espacios bióticos que desde hace tiempo rayan ya en el “ecocidio”.

A pesar de que es un fenómeno que aún no se ha estudiado, el notorio incremento durante los últimos años de los incendios forestales en la Tarahumara, puede atribuirse en buena medida al constante desmonte de nuevas tierras para la narcosiembra. El impacto que producen los incendios forestales debe ser focalizado sobre el efecto que se produce en las cuencas acuíferas en general y en última instancia, sobre la calidad del agua de los ambientes acuáticos involucrados.

“La cosmovisión es un hecho histórico de producción de procesos mentales inmerso en decursos de muy larga duración, cuyo resultado es un conjunto sistémico de coherencia relativa, constituido por una red colectiva de actos mentales, con la que una entidad social, en un momento histórico dado, pretende aprehender el universo en forma holística”. Alfredo López Austin

Los mitos y los relatos rarámuri indican que uno de los principales personajes asociados con el agua son las serpientes. Las cuales dominan los “aguajes” o lugares donde nace el agua. Responsables de cuidar el nacimiento continúo del vital líquido, también son una amenaza constante para los rarámuri. En lo mitos devoraban niños, en la actualidad devoran sus almas.

“Ahí, adentro de los cerros vive el uribi, aunque también puede vivir en en los aguajes. Se puede formar primero como pájaro chiquito o como zorra, y luego como gente, hombre o mujer. Puede ser también como un ser humano pequeñito, como un niño. Sólo sale de noche y dicen que puede llamar a la lluvia. Es muy rico, y adentro de las piedras y cerros donde vive tiene casas muy grandes y llenas de muchas cosas, más que en una tienda. Si eres hombre, y caminas solo mucho tiempo, se te forma como mujer, y si eres mujer se te aparece como hombre, para llevarte al cerro y hacerse novios; luego, cuando la gente regresa, después de un tiempo se enferma y hasta se puede morir”. Testimonio rarámuri.

“Cada río, fuente y ojo de agua tiene su culebra a quien se debe que el líquido mane de la tierra; y como dichas serpientes se ofenden fácilmente, los tarahumares levantan siempre sus chozas á cierta distancia de las corrientes y evitan acostarse junto a la orilla cuando se van de viaje”. Carl Lumholtz.3).

La petición de la lluvia está dirigida al Sol y a la Luna, identificados con Onorúame-Iyerúame, las principales deidades rarámuri , quienes a cambio del sacrificio animal otorgan lluvia a los tarahumaras. Según Carl Lumholtz la sequía era reprochada principalmente a la Luna, y para remediarlo, en las ceremonias arrojaban agua al cielo para que los astros-dioses llenaran sus depósitos. Este autor escribió: “…la lluvia es el centro a que convergen todos los pensamientos tarahumaras”.

“En contextos rituales, las flechas se asocian con la lluvia, los relámpagos y las víboras, […] víboras míticas, ríos y pozos. Un ejemplo de la vinculación entre flechas y serpientes de agua (rekoméke) es la peculiar ceremonia de provocar la lluvia, practicada por un famoso chamán de nombre Sebastián y recordada por muchos ancianos en El Cuervo. Durante tiempos de sequía, dicho chamán cruzaba el río Batopilas y viajaba al suroeste de Satevó, donde siempre había agua en una pila colocada junto a un árbol, subía a él, llegaba a una rama que colgaba sobre el agua, y con su arco disparaba una flecha hacia las profundidades. En forma lenta, el agua hacia un remolino, y gradualmente empezaba a subir; se decía que una culebra gigante se encontraba en el fondo y, una vez que había sido golpeada con la flecha, comenzaba a moverse en círculos, mismos que a su vez hacían que las nubes se moviesen y lloviera”. Jerome Lévi.

“Para ellos no son los animales, en modo alguno, seres inferiores; sino creen que entienden la magia, que son poseedores de amplio saber y que pueden ayudarles a conseguir que llueva. En la primavera, el gorjeo de las pájaros, el arrullo de las palomas, el canto de las ranas, el chirrido de los grillos y todos los mil ruidos que emiten los habitantes de la selva son para los indios otras tantas solicitudes a los dioses para que envíen el agua, pues ¿qué otra razón tendrían para cantar? La extraña conducta de muchos animales al comenzar la primavera, no tiene para el tarahumar más explicación sino que aquéllos están igualmente interesados en que llueva; y como los dioses atienden las peticiones de los ciervos expresadas con las cabriolas y movimientos que ejecutan, y las que el pavo manifiesta con su curioso modo de hacer la rueda, y premian a unos y a otros enviándoles la lluvia, fácilmente infieren que deben ellos bailar como los venados e imitar el juego del pavo para ganarse la gracia de los dioses”. Carl Lumholtz

En este entendimiento hidráulico del mundo, toda el agua es de origen subterráneo y deberá convertirse en lluvia mediante la intervención humana, sea mediante el ritual, la danza o mediante la elaboración de flechas. Finalmente, los cerros también pueden entenderse como lugares sagrados en tanto que ahí se realizan comunmente los yúmare.

Eduardo Saucedo Sánchez de Tagle Profesor-investigador

Coordinación Nacional de Antropología INAH