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E n el último siglo, la humanidad ha vivi- do un proceso de urbanización sin pre- cedentes, que ha producido una eleva- da concentración de la población en las ciuda- des. Según las Naciones Unidas, cerca de la mitad de la población mundial vive en zonas ur- banas. Existe además un rápido crecimiento ur- bano, que está transformando las aldeas en pue- blos, los pueblos en ciudades, y las ciudades en megaciudades, por medio de un continuo éxodo desde el campo que está despoblando muchas áreas rurales del mundo. Para la División de Población de las Naciones Unidas, en las próximas tres décadas la población mundial continuará creciendo de forma progresi- va, especialmente en las ciudades de las regiones en vías de desarrollo, cuya población se duplicará pasando de 1.900 millones a 3.900 millones de personas. Si en 1950 sólo el 30% de la población mundial vivía en áreas urbanas, en el año 2000 el porcentaje aumentó al 47%, y para el 2030 se es- pera que llegue al 60%. Con una mayor urbaniza- ción, las megaciudades aumentarán considera- blemente en número y en tamaño. Como es conocido, el proceso de urbaniza- ción se inició con la revolución industrial y se realizó mediante la migración del campo a la ciu- dad, provocando un crecimiento desestructura- do de las ciudades y originando barrios densa- mente poblados, con escasos servicios y pocas condiciones de habitabilidad. De forma parale- la, los estilos de vida asociados al mundo rural fueron paulatinamente reemplazados por otros más acordes con la vida urbana. La separación física y psicológica entre el medio rural y el me- dio urbano se fue ampliando conforme las ciu- dades crecían y la población se desconectaba cada vez más de las áreas rurales de las que pro- venía, perdiéndose muchos de los valores cultu- rales ligados a la naturaleza. Este proceso imparable de crecimiento de las ciudades, así como los cambios en el uso del suelo, han provocado importantes efectos tanto desde el punto de vista ambiental como social y económico. El precio desorbitado de la vivienda, la reducción de la superficie de espacios verdes, el aumento de la contaminación (tanto atmosfé- rica como acústica), el estrés, el incremento del tiempo dedicado al transporte y la movilidad o la congestión provocada por el uso masivo del au- tomóvil, son algunos de ellos (Bell y Irwin, 2001). Tales efectos avalan la posición de los naturalis- tas, que entienden la ciudad como una agresión contra el medio ambiente porque transforma el paisaje y afecta a los ecosistemas urbanos y a los adyacentes (Douglas, 1983). Carlos Priego [email protected] Luis Rodríguez- Morcillo [email protected] Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA). Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Agricultura en la ciudad Del verde rural al verde urbano Agricultura Familiar en España 2010 168

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En el último siglo, la humanidad ha vivi-do un proceso de urbanización sin pre-cedentes, que ha producido una eleva-

da concentración de la población en las ciuda-des. Según las Naciones Unidas, cerca de lamitad de la población mundial vive en zonas ur-banas. Existe además un rápido crecimiento ur-bano, que está transformando las aldeas en pue-blos, los pueblos en ciudades, y las ciudades enmegaciudades, por medio de un continuo éxododesde el campo que está despoblando muchasáreas rurales del mundo.

Para la División de Población de las NacionesUnidas, en las próximas tres décadas la poblaciónmundial continuará creciendo de forma progresi-va, especialmente en las ciudades de las regionesen vías de desarrollo, cuya población se duplicarápasando de 1.900 millones a 3.900 millones depersonas. Si en 1950 sólo el 30% de la poblaciónmundial vivía en áreas urbanas, en el año 2000 elporcentaje aumentó al 47%, y para el 2030 se es-pera que llegue al 60%. Con una mayor urbaniza-ción, las megaciudades aumentarán considera-blemente en número y en tamaño.

Como es conocido, el proceso de urbaniza-ción se inició con la revolución industrial y se realizó mediante la migración del campo a la ciu-dad, provocando un crecimiento desestructura-

do de las ciudades y originando barrios densa-mente poblados, con escasos servicios y pocascondiciones de habitabilidad. De forma parale-la, los estilos de vida asociados al mundo ruralfueron paulatinamente reemplazados por otrosmás acordes con la vida urbana. La separaciónfísica y psicológica entre el medio rural y el me-dio urbano se fue ampliando conforme las ciu-dades crecían y la población se desconectabacada vez más de las áreas rurales de las que pro-venía, perdiéndose muchos de los valores cultu-rales ligados a la naturaleza.

Este proceso imparable de crecimiento delas ciudades, así como los cambios en el uso delsuelo, han provocado importantes efectos tantodesde el punto de vista ambiental como social yeconómico. El precio desorbitado de la vivienda,la reducción de la superficie de espacios verdes,el aumento de la contaminación (tanto atmosfé-rica como acústica), el estrés, el incremento deltiempo dedicado al transporte y la movilidad o lacongestión provocada por el uso masivo del au-tomóvil, son algunos de ellos (Bell y Irwin, 2001).Tales efectos avalan la posición de los naturalis-tas, que entienden la ciudad como una agresióncontra el medio ambiente porque transforma elpaisaje y afecta a los ecosistemas urbanos y alos adyacentes (Douglas, 1983).

Carlos Priego [email protected]

Luis Rodríguez-Morcillo

[email protected] de EstudiosSociales Avanzados

(IESA).Consejo Superior de

InvestigacionesCientíficas (CSIC)

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El Informe de Síntesis del IPCC (Intergovern-mental Panel on Climate Change), que representala voz consensuada de numerosos científicos yexpertos de todo el mundo sobre las causas yposibles soluciones del cambio climático, predi-ce que la elevada densidad poblacional y las ac-tividades que todas las personas llevamos a ca-bo en nuestro quehacer diario, presionan sobreel medio ambiente natural y tienen consecuen-cias globales que afectarán a toda la humani-dad.

Para combatir estos pronósticos, el reto paralas próximas décadas, establecido en la confe-rencia internacional que se desarrolló en Singa-pur con el lema “Vivienda sostenible: trazandonuevas fronteras”, será que las ciudades seanrediseñadas para avanzar hacia un modelo desostenibilidad económica, social y ambiental. Eneste sentido, la Unión Europea apuesta por nue-vos y más sostenibles desarrollos urbanos, poruna ciudad en la que los espacios verdes jue-guen un papel predominante en la mejora de lacalidad de vida.

El resultado de estos informes e investigacio-nes, y la creciente demanda de espacios verdesadecuados y cercanos a los hogares, ha reforza-do el valor que se le otorga en el nuevo planea-miento urbano a la presencia de estos espaciosnaturales en las ciudades. Y es que la presenciade vegetación en las ciudades no sólo cumpleun objetivo estético, sino que presenta impor-tantes beneficios para la población residente: 1)ambientales (aire puro, menor escorrentía de lasaguas de lluvia, absorción de CO2); 2) económi-cos (ahorro de energía, acumulación de agua,…),y 3) sociales (mejora del estado físico y psíquicode las personas, aumento de la conciencia eco-

lógica, mayor sensación de seguridad, espaciorecreativo y de ocio, construcción de identi-dad…).

En este siglo XXI van surgiendo nuevas ini-ciativas en sintonía con una sociedad cada vezmás sensibilizada con la situación del medio am-biente en las ciudades. Según el Ecobarómetrode Andalucía (encuesta anual de carácter me-dioambiental que realiza el IESA-CSIC), la po-blación muestra una especial preocupación porel estado del medio ambiente a nivel local, des-tacando problemas tales como el ruido, la con-taminación atmosférica, la suciedad de las ca-lles, el tráfico o la falta de parques y jardines.

En consonancia con ello, y siguiendo las re-comendaciones de los organismos nacionales einternacionales, los ayuntamientos han empeza-do a desarrollar políticas urbanísticas para me-jorar la salud y el bienestar de sus ciudadanos,tratando de afrontar temas relacionados con lamovilidad y el reacondicionamiento de las vi-viendas y edificios con sistemas de energía lim-pia, así como incorporando nuevos espacios ver-des de carácter público y multifuncional.

La presencia de espacios verdes en las ciu-dades ha empezado a cobrar creciente impor-tancia, no sólo como “pulmones verdes” queabastecen a las ciudades de aire fresco y tran-quilidad, sino como lugares que aportan benefi-cios de carácter personal y social. Entre todoslos beneficios de los espacios verdes urbanospara la sociedad prevalece uno frente a los de-más, a saber: la satisfacción de estar en contac-to con la naturaleza y tener un cierto control so-bre ella. De este modo, y gracias a esa necesi-dad de establecer lazos emocionales y afectivoscon la naturaleza, se va incorporando en las áreasurbanas una cultura que conecta directamentecon la que prevalece en las áreas rurales, pu-diendo verse en ello una especie de reactivaciónde la cultura rural en nuestras ciudades.

Viejos y nuevos escenarios de naturalezaurbana

Cada vez es más necesario analizar los espaciosverdes en su totalidad (incluyendo variables so-ciológicas), puesto que los procesos naturales yhumanos que se desarrollan en la ciudad estánfuertemente unidos. La aplicación del concepto“naturaleza urbana” significa que debería revi-sarse el tradicional concepto de “espacio ver-de”, ya que, en el futuro, tendrán que ser consi-deradas nuevas realidades.

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▼La presencia devegetación en lasciudades no sólocumple un objetivoestético, sino quepresentaimportantesbeneficios para lapoblaciónresidente

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Bajo esta premisa surgen nuevos escenariosde naturaleza urbana como manifestaciones eco-lógicas que, junto a los espacios verdes tradicio-nales (parques, jardines…), se adaptan al ca-rácter cada vez más multicultural de las ciuda-des. La cultura de origen agrario y rural de losgrupos sociales que emigran a las ciudades haenriquecido los barrios urbanos y han incorpo-rado nuevos estilos de vida que hubieran sidoimpensables en décadas anteriores. En ese sen-tido, los parques y jardines, los huertos urbanos,las minigranjas, los patios ajardinados de las vi-viendas o los ecobarrios, tienden a satisfacer lanecesidad del ciudadano de estar en contactocon la naturaleza.

Parques urbanos (nuevas demandas para elsiglo XXI)

A lo largo de la historia, los parques o jardinespúblicos han jugado un papel importante en eldesarrollo de las sociedades. Desde la Antigüe-dad, con los famosos jardines colgantes en laBabilonia de Nabucodonosor (siglo VI a.C.), pa-sando por los jardines de la Alhambra (siglo XIII),hasta el parque del Retiro en Madrid (siglo XVIII)o el Central Park de Nueva York (siglo XIX), losespacios verdes urbanos han constituido el úni-co eslabón a lo largo de la historia que unía alhabitante de la ciudad con la naturaleza.

Sin embargo, el concepto de parque urbano,así como la finalidad para los que fueron crea-dos, ha ido evolucionando conforme la sociedaddemandaba nuevos espacios de interacción so-cial y un mayor contacto con la naturaleza. Laidea de jardines privados y delimitados, propiosde las clases pudientes de los siglos XVI al XVIII,se fue transformando, dando lugar a un nuevoconcepto de parque o jardín público, donde eluso y disfrute de la naturaleza estaba abierto atodo el conjunto de la sociedad. Es en ese mo-mento cuando el término “parque público” em-pieza a cobrar significado.

En la actualidad, el concepto de parque ur-bano ya no puede ser entendido únicamente co-mo un elemento estético, sino que tiene que con-siderar nuevos aspectos, propios de una socie-dad que carece de tiempo para salir al campo,y donde el contacto con la naturaleza se hacecada vez más esporádico.

La importancia de los parques urbanos enlas ciudades radica en los numerosos efectospositivos y en las funciones que tienen para lapoblación residente, funciones que pueden ma-

nifestarse en varios ámbitos. En el ámbito ecoló-gico, los parques urbanos juegan un papel im-portante en la regulación del ecosistema urba-no, desde la biodiversidad de la ciudad hasta elcontrol climático o, como hemos señalado, la re-gulación de la filtración del agua.

En el ámbito de la arquitectura del paisaje yel diseño, los parques urbanos deben contem-plarse a partir de su sentido estético y de su in-tegración en el contexto de la ciudad (el correc-to funcionamiento de los equipamientos cons-truidos, la transmisión de la historia por mediode esculturas, monumentos, placas conmemo-rativas, etc.). Además, los parques urbanos tie-nen que considerar aspectos tan importantes co-mo la accesibilidad (formas de comunicación ytransporte) o el área de influencia dentro de laciudad.

En el ámbito social, los parques urbanos hande ser espacios integradores y multifuncionales,permitiendo el pleno desarrollo de las relacionessociales y satisfaciendo las necesidades de ociopara una sociedad cada vez más multicultural.Los espacios verdes urbanos también tienen queser soporte físico de actividades recreativas y dedescanso.

Puede decirse, por tanto, que la presenciade los parques urbanos en la ciudad constituyeun poderoso elemento de identificación de losciudadanos con la naturaleza y un modo de re-activar (renovándolas) las raíces culturales vin-culadas al mundo rural de muchos de sus habi-tantes. Es, en definitiva, un factor de suma im-portancia en la calidad de vida de las ciudades,entendida como una combinación de las condi-ciones del medio ambiente y de los niveles debienestar de la persona.

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▼Los parques yjardines, loshuertos urbanos,las minigranjas, lospatios ajardinadosde las viviendas olos ecobarrios,tienden asatisfacer lanecesidad delciudadano de estaren contacto con lanaturaleza

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Los huertos urbanos (un lugar de conexión conla agricultura y el medio rural)

Para la mayoría de la población que reside enlas ciudades, el campo ya no es un lugar mera-mente agrícola, sino que es también un lugar derecreo donde escapar de los problemas urba-nos. Los huertos urbanos son una magnífica ma-nera de que los habitantes de las ciudades en-tren en contacto con la naturaleza, favoreciendoademás la posibilidad de satisfacer la demandapor un nuevo tipo de agricultura (ecológica y sos-tenible). En este sentido, los huertos urbanos ylas casas con huertos familiares son indicadoresde ese cambio de valores y de las nuevas nece-sidades sociales, que, además, favorecen el con-tacto de los seres humanos con la naturaleza ysus ciclos vitales.

El aumento de la esperanza de vida y el cre-cimiento de la población jubilada en buenas con-diciones físicas y mentales convierten a los huer-tos urbanos en lugares idóneos para la reinte-gración de esta población en la cultura agrícolay rural de la que muchas personas proceden yde las que se habían desconectado cuando seincorporaron a otra actividad profesional. Intere-santes experiencias se están dando en muchosmunicipios, al integrar los huertos urbanos enlas políticas sociales destinadas a este tipo depoblación.

Además, junto con las granjas escuela, loshuertos urbanos están siendo excelentes vías pa-ra educar a la población infantil en los valoresde la naturaleza, propiciando el contacto con losciclos de producción de los alimentos. Constitu-yen también espacios de ocio al aire libre quepermiten compensar de algún modo la abruma-dora oferta de ocio en áreas cerradas propiciadapor el predominio de los juegos cibernéticos ylos llamados deportes de salón.

Los ecobarrios (un nuevo concepto de barrio)

El reencuentro con la naturaleza y el reconoci-miento de los beneficios que aporta han llevadoa plantearse a muchos ciudadanos, pero tam-bién a las autoridades municipales, un nuevoestilo de vida (más saludable y confortable), sur-giendo de ello el concepto de “ecobarrios”. Esteconcepto puede definirse como una “comuni-dad de personas que, con una visión de largoplazo, se organiza voluntariamente con la inten-ción de mejorar su calidad de vida, para así lo-grar de manera integral el bienestar humano y el

bienestar del medio ambiente a través de un di-seño espacial coherente, fundamentado en lavida comunitaria, dirigido a la conservación dela energía y de los recursos naturales” (Aristizá-bal y Rojas, 2003).

Los ecobarrios, como nuevo paradigma ur-bano, son un nuevo modelo de vida que sugiereun enfoque ecológico del urbanismo, y en el quela cultura rural (revisitada) desempeña un papelfundamental. Los barrios, que fueron escenarioprivilegiado de un urbanismo tradicional, preo-cupado por los servicios sociales, los equipa-mientos y las relaciones personales entre sus ciu-dadanos, han ido perdiendo identidad con el pa-so del tiempo. Por eso, los ciudadanos,agrupados en organizaciones de tipo vecinal, bus-can mejorar su calidad de vida y lograr el bien-estar humano en armonía con el medio que lorodea.

Y esto se plantea a partir de las siguientespremisas: 1) el incremento de las oportunidadesde contacto y comunicación social y del inter-cambio de información para la toma de decisio-nes y para aumentar las posibilidades de crea-ción de un tejido social organizado con una iden-tidad asociada al espacio urbano; 2) el uso eficazde los espacios verdes urbanos a lo largo de to-do el día y el consiguiente aumento de la seguri-dad de los espacios públicos; 3) el aprovecha-miento eficaz de los recursos derivado de un ur-banismo más racional.

Con todo ello se pretende facilitar el accesoa las dotaciones, a los equipamientos y a los cen-

▼Los huertosurbanos son unamagnífica manerade que loshabitantes de lasciudades entren encontacto con lanaturaleza,favoreciendoademás laposibilidad desatisfacer lademanda por unnuevo tipo deagricultura(ecológica ysostenible)

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tros de trabajo, redu-ciendo globalmente lasnecesidades de despla-zamiento urbano, lo queimplica valorar el espa-cio público como un es-pacio multifuncional (deestancia, de socializa-ción, de intercambio, dejuego) no exclusiva-mente destinado a lamovilidad (Verdaguer,2000).

La imagen que sur-ge de estas premisas secorresponde con la ima-gen de un paisaje urba-

no constituido por edificios bien orientados, equi-pados para hacer el mejor uso de las energíasrenovables, y bien conectados con las redes deinformación y comunicación global. Lugares concalles y espacios públicos concebidos para unacómoda circulación peatonal, sin barreras ar-quitectónicas, con equipamientos fácilmente ac-cesibles y con abundante vegetación, adaptadano sólo al clima, sino también a los lugares detrabajo y a las zonas comerciales, y entreveradacon las áreas residenciales.

Sería, de algún modo, una versión modernay más sostenible de lo que se ha venido en lla-mar “ciudad mediterránea” (Rueda, 1995), enla que la concepción del tiempo y el espacio co-necta con la cultura rural, y donde se planteauna forma diferente de vivir (en esa línea se des-arrolla el llamado movimiento “slow”, que estáteniendo un fuerte impulso).

Las casas con patios (un ejemplo de naturalezaentre lo rural y lo urbano)

La tradición de los patios en el sur de Españaarranca de los griegos y fueron también influi-dos por la cultura romana, siendo Córdoba unlugar donde estos espacios se han desarrolladode forma singular. Con la llegada de los árabes,el patio cordobés incorporó las fuentes de aguay la vegetación, recreando la imagen del paraí-so musulmán. Desde esa época, el patio tuvouna función social, convirtiéndose en un lugarde sociabilidad donde se tiene la libertad de po-der hablar con los familiares y vecinos al aire li-bre, y donde se disfruta de la naturaleza sin ne-cesidad de salir del hogar.

Hasta la fecha, el patio cordobés no ha evo-

lucionado mucho, pero se distingue por su va-riedad, destacando varios tipos: 1) los patios delos palacios señoriales, conventos o antiguos hos-pitales; 2) los patios de las casas populares (pa-tios tradicionales); y 3) los patios de nueva cons-trucción (patios modernos).

Es en los dos últimos tipos (casas particula-res con patio) donde se ha gestado una culturade cuidado de las plantas y macetas, que supo-ne una forma de vida y una tradición de raícesagrícolas, y que ha originado una de las fiestasmás populares del mayo cordobés, siendo el má-ximo exponente de la vida social de los patios decasa de vecinos. En esos días de mayo, los ha-bitantes de las casas con patio abren sus hoga-res a los visitantes para que puedan observar elesplendor de sus plantas e imaginar el modo devida que cobijó esas casas a lo largo de los si-glos1.

Lo que significan y representan las plantaspara los ciudadanos de Córdoba varía en fun-ción de si residen o no en casas con patio delcasco histórico. Para los que no residen, debidoal contacto esporádico u ocasional con estos pa-tios, las plantas se perciben como un objeto mí-tico-natural que requiere atención humana. Pa-rece que mientras más alejados están los ciuda-danos de las plantas, más magia y necesidad deatención se les atribuye.

Las plantas del patio, en cuanto a naturalezacultivada, se perciben como producto del esfuer-zo necesario para mantenerlas, y así la propia vi-da del cuidador adquiere sentido por el esfuerzodesplegado en la producción de una isla de na-turaleza en el interior de la ciudad. Es un esfuer-zo compensado para los que residen en estas ca-sas, ya que, gracias al cuidado de las plantas, re-ciben diversos tipos de satisfacciones: 1) el placersensual que proporciona al cuidador en sí mis-mo, pues a través de los sentidos se goza con in-tensidad de las diferentes estaciones del año yde los microclimas que generan las plantas enlos patios; 2) una satisfacción de tipo espiritual(las plantas del patio son propiedad y privilegioque identifica al morador frente al resto de losciudadanos, porque las plantas se convierten enla esencia más pública de la estancia del hogar:“un patio sin macetas, pues no es un patio” ); 3)una satisfacción de carácter social, ya que el cui-dado y disfrute del patio facilitan a sus morado-res la integración en los grupos de referencia (lafamilia y el vecindario), además de potenciar lasociabilidad, tanto por la ayuda mutua que se pro-duce entre vecinos y por la sana competenciaentre ellos como por las celebraciones gozosas

▼La tradición de lospatios en el sur deEspaña arranca delos griegos yfueron tambiéninfluidos por lacultura romana,siendo Córdoba unlugar donde estosespacios se handesarrollado deforma singular

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que se desarrollan en los barrios durante los ritosde paso o fiesta de los patios).

En definitiva, los patios son percibidos por lapoblación como un entorno que facilita el con-tacto con la naturaleza y permite reproducir, enparte, la vida agrícola, con la que se comparaexplícitamente el cuidado de las plantas.

Entre los jóvenes, el patio y sus plantas re-presentan un vergel particular, un pequeño rei-no vegetal puesto al servicio del hombre urbano,que, a pesar de su evolución técnica, no puedeprescindir de las sensaciones que le reporta elcontacto con la naturaleza. El patio y sus plantassignifican aislarse del entorno urbano, retornar ala naturaleza y reencontrarse consigo mismo, per-mitiendo disfrutar de sus sensaciones sin salirdel entorno urbano. Es un vivir en la naturalezasin salir de la ciudad, y en ese sentido, el patioes una transposición hacia estadios pretéritosde una humanidad en naturaleza.

Las mujeres mayores, por su parte, proyec-tan una imagen con sus tareas como si fuera unaprolongación de los cuidados maternales que yaejercieron. El patio les proporciona sensacionesparecidas al ambiente natural, pero sin sus ries-gos, pues les da la seguridad de tener una natu-raleza controlada y que tiene propiedades tera-péuticas, ya que les aleja del bullicio de la urbey les relaja del estrés cotidiano.

Los patios también son fuente de autoestimapara sus moradores, como consecuencia de lassensaciones experimentadas por el contacto conla naturaleza. Tener casas con patio es un privi-legio sobre la población urbana que ya no tiene

oportunidad ni la capacidad de valorar ese tipode vida.

Las casas con patio son una isla de naturaleza,pero requieren del barrio histórico donde están ubi-cados para continuar siendo una isla en la ciudad.En definitiva, una forma de vida, una opción frentea otros estilos de vida en la misma ciudad.

Conclusiones

En este artículo hemos tratado del proceso porel cual la agricultura (y con ella la cultura rural)penetra en las ciudades a través de diversas mo-dalidades: parques, jardines, áreas verdes, huer-tos urbanos, ecobarrios, casas con patios... Esuna forma de recuperar en las áreas urbanas lacultura vinculada a la agricultura y el medio ru-ral mediante la presencia de espacios de natu-raleza dentro de los recintos donde moran loshabitantes de las ciudades o bien en las zonasdestinadas al esparcimiento y el ocio.

La necesidad de liberarse de las tensionesprovocadas por la vida urbana, pero también lasdemandas de ocio por parte de la ciudadanía y,en particular, de aquellos grupos de la poblaciónque, con un buen estado de salud física y men-tal, acceden a la jubilación explican, en ciertomodo, esta reactivación del interés por integrarla naturaleza en las áreas urbanas. Si a ello se leune la tradición de jardinería y cuidado de lasplantas en algunas casas con patios, nos encon-tramos con la presencia de la cultura agraria yrural en pleno corazón de las grandes urbes. ■

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▼ Notas

1 La importancia de los patios para la ciudad de Córdoba ha motivado que el Ayuntamiento presentara a la UNESCO su candidatura pa-ra que sean designados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Es precisamente del estudio realizado por el IESA-CSIC, e incorpora-do al dossier de la candidatura, del que extraemos algunas conclusiones para desarrollar el hilo argumental de este apartado.

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