África Después de La Guerra Fría - Mark Huband
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África después de la Guerra Fría - Mark Huband
Cap. XI - Los estados canallas y los radicales !stados "nidos y #ud$n
Los ríos, el desierto y el ritual evidenciaban la amalgama de culturas y prácticas religiosas que han
configurado Sudán a lo largo de una historia dramática de invasiones y conflictos ideológicos, unahistoria que ha enriquecido devastado a la vez su tierra y su pueblo.
Sudán es un cruce de civilizaciones cuya rica herencia cultural ha influido en el proceso de cambio. La
religión ha moldeado directa o indirectamente la política sudanesa desde la caída del imperio otomano y
la revuelta de 11. !n siglo despu"s, el fundamento religioso de la vida política contin#a firmemente
arraigado. $l gobierno sudan"s, desde que conquistó el poder con el golpe de $stado de 1%%, ha
intentado crear un $stado islámico cuya política est" unida al sistema gubernamental. &unque la sharia,
el código legislativo basado en el 'orán, ha tenido cierto influ(o en la vida libanesa, el país más e)tenso
de *frica se ha convertido en una paria internacional, un estado +canalla+ más que una sociedad
islámica respetable.
Sudán ha superado un desafío para occidente y para los estados conservadores islámicos, no sólo
como adversario político y militar de la influencia occidental, sino tambi"n como e)perimento social y
religioso. Los países occidentales han confiado en los dictadores aliados de los países islámicos para
utilizar la fuerza bruta, en lugar de la persuasión, con el fin de diluir el mensa(e del islamismo político.
or su parte, occidente y $stados !nidos en particular han impulsado una política de aislamiento de
Sudán que no ha logrado atenuar el carácter dictatorial del r"gimen ni comprender el fundamento que
e)plica la política sudanesa y los acontecimientos de la d"cada pasada. La ineficacia de la política de
aislamiento no se desveló hasta que la debilidad del efímero nuevo orden mundial fue un hecho
manifiesto, tal como observaba Samuel -untington en 1%%%.
“Los oficiales norteamericanos parecen ciegos ante el hecho de que cuanto más ataca Estados Unidos
a un líder extranjero, más crece la popularidad de este entre sus compatriotas, que lo aplauden por
mantenerse firme. La demonización de los líderes hasta ahora no ha logrado reducir la duración de su
mandato guernamental! de hecho, el mejor modo de prolongar el r"gimen de un dictador en un país
peque#o tal $ez sea pro$ocar que Estados Unidos no denuncie como líder de un %r"gimen canalla% ni
una amenaza para la paz del mundo%.
$stos fracasos m#ltiples han contribuido a agravar las penurias de la población sudanesa.
Si bien la inestabilidad política, la pobreza y la guerra en los países en vías de desarrollo han
obstaculizado la e)pansión del nuevo orden, tal vez el mayor desafío ha sido el islamismo político. La
violencia que estalló en octubre de /// en 0srael y alestina, el fracaso del proceso de paz de riente
ró)imo, elección del deleznable &riel Sharon como primer ministro israelí han evidenciado el declive de
la política estadounidense en la región. La incapacidad de $stados !nidos para convencer a la facción
árabe de que podría desempe2ar la función de agente honesto en el conflicto ya era obvia. 3o ha
podido disimular tal incapacidad desde el momento en que $stados !nidos de(ó de ocultar el hecho deque su política nunca incorporo un sincero reconocimiento del agravio histórico sentido por los
palestinos en la cuestión de la tierra, así como del poder de la religión y la importancia de la
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reivindicación alestina 4y por tanto tambi"n de todos los árabes y musulmanes4 de controlar los
lugares santos islámicos de 5erusal"n. La debilidad diplomática occidental ante la violencia no sólo
representó un punto de infle)ión en el proceso de b#squeda de soluciones pacíficas para el conflicto
palestino4israelí, sino tambi"n la prueba final de que occidente tan sólo alcanzaba a comprender
superficialmente el carácter político 4religioso del mundo islámico en general.
$l poli"drico conflicto 3orte 4Sur que ha asolado a Sudán es un microcosmos de muchas batallas
religiosas, sociales y políticas que afectan a gran parte del continente africano. Sin duda alguna, tales
batallas acabarán dominando la historia futura de la zona, a medida que se e)pande el islam. La
b#squeda de soluciones para la p"sima situación económica y social del continente se cimentará cada
vez más en el sentimiento anti occidental, que culpa los inversores financieros, gobiernos y políticos
liberales de occidente.
6uhammad &hmad1 era el +líder+ de un tipo peculiar de nacionalismo sudan"s característico de la
"poca. La revuelta mahdista de 11 contra la hegemonía anglo 4egipcia en Sudán fue significativo
intento de instaurar un $stado islámico. -asta la independización del país, formalizada el 1 enero 1%78,la vida política de Sudán estaba dominada por las ambiciones políticas de Sayyid &bd al.9ahman al4
6ahdi, hi(o de 6ahdi.
$l r"gimen civil duró hasta el 1: noviembre 1%7, cuando el general de división 0brahim &bboud capitán
5ohn golpe de $stado como reacción ante el caos y la incompetencia del gobierno civil de coalición, que
no había conseguido resolver los graves problemas económicos y sociales. Sayyid &bd al.9ahman al4
6ahdi murió en 1%81. Su poder político religioso fue repartido entre su hermano Sayyid al46adi y su
hi(o, Sadiq al46ahdi.
Sin embargo, a partir de 1% los británicos habían logrado aislar la zona norte; principalmente árabe;de la zona sur del Sudán <africana;, proclamando su comuna haría oficialmente cerrada. $l ob(etivo de
=ran >reta2a era incorporar el sur a su política para *frica central y oriental. ?a antes de la
independencia comenzó a emerger la conciencia del Sur, enardecida principalmente por la sistemática
e)clusión de dicha zona de las negociaciones encaminadas a definir los t"rminos de la independencia.
$l agravamiento de la crisis política y militar en el sur, con el estallido de una guerra secesionista en
1%1 desencadenada por el movimiento popular de liberación de Sudán <6LS; y la crisis económica
del 3orte contribuyeron al derrocamiento de 3imeiri en 1%8, con Sadiq al46ahdi como primer ministro,
aunque la guerra del sur contin#a siendo un factor clave de inestabilidad gubernamental. La fuerza delconflicto b"lico del Sur acabó derrotando a Sadiq al46ahdi en un nuevo golpe de $stado incruento, el @/
(unio 1%%, ba(o el mando del general de brigada mar -assan el4>ashir.
1 $l 6ahdi o 6uhammad &hmed al 6ahdi <Aongola, 1 de agosto de 1BB C mdurmán, de (unio de 17;, fue un
líder religiosomusulmán del Sudán egipcio. Dras reunir bastantes seguidores, 6uhammad &hmad proclamó ser
el 6ahdi tan largamente esperado por los musulmanes. >a(o su autoridad religiosa se unieron los clanes
de >aqqarah para formar una alianza que pretendía establecer una rep#blica islámica como preludio a un estado
islámico mundial. 6uhammad &hmed declaró una (ihad, y llevó a su e("rcito a una guerra religiosa dirigida a acabar con
la ocupación otomana y egipcia. Su principal opositor fue el general 'harles =eorge =ordon, al que derrotó y mató en labatalla de 5artum. Sus tropas conseguirían varias victorias más <Eassala,Sennar ...;. Seis meses despu"s de la captura
de 5artum, moriría enfermo de tifus.
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$l 6ovimiento opular de Liberación del Sudán <6LS;, que contaba con un decidido apoyo de $tiopía,
consolidó sus bases de apoyo en el sur del país e insistía en la necesidad de contar con un estado
secular y regionalmente equitativo. $n el periodo de al46ahdi no se reforzaron las leyes islámicas,
aunque tampoco fueron abolidas. $s por ello que el principal aspecto a combatir por parte del 6LS
fuera la eliminación de la Sharia y la implementación, en su lugar, de un código legal secular. La guerra
civil continuó y las rebeliones del sur se multiplicaron y agravaron por las hambrunas y la llegada
masiva de refugiados etíopes que huían de una situación alimentaria a#n peor. -acia 1%% el 6LS
logró avances militares significativos en contra del e("rcito oficialF para entonces el país estaba en clara
bancarrota. Las condiciones generales antes descritas fueron el escenario para un nuevo golpe de
estado <5unio, 1%%;. $l =eneral mar -assan &hmed >ashir suspendió al parlamento y a todos los
partidos políticos, encarceló a los principales líderes partidistas y se comprometió a barrer con la
corrupción para restaurar la estabilidad política. Ae cualquier modo el tema de la Ley 0slámica fue un
obstáculo ineludible. $l nuevo r"gimen ba(o >ashir mostró siempre fuertes indicios de que estaba
claramente influenciado por el Grente 3acional 0slámico.Seg#n -assan al4Dourabi, el problema más grave de Sudán desde la independencia sigue la b#squeda
de un gobierno estable.
or cuarta vez desde su independencia en 1%78, el Sudán vivió ba(o un r"gimen militar cuando un
grupo de oficiales militares tomaron el poder en (unio de 1%%. ara sorpresa de muchos, el gobierno de
mar -assan &hmed >ashir se alineó de alguna manera al Grente 3acional 0slámico <G30; lo cual
inevitablemente remembró al anterior dictador militar 5afar al43umayri quien encabezó un golpe de
estado sin derramamiento de sangre en abril de 1%7. 3umayri buscó legitimarse a trav"s de su
autoproclamada 9evolución 0slámica del SudánF su metaH islamizar al país más grande de *frica quecuenta con 7%: tribus y más de B// idiomas y dialectos. La islamización del Sudán implicó la imposición
de leyes islámicas y sus respectivos castigos severos así como un sistema tributario intensivo inspirado
en el zaIat 4tercer pilar del 0slam que obliga a tributar un porcenta(e fi(o de la riqueza para los
necesitados.
La 0slamización del Sudán ba(o 3umayri y >ashir, aunque diferentes, generaron las mismas
preocupaciones en torno al pluralismo político, "tnico y religioso, al disenso y a la tolerancia. &mbos
líderes utilizaron a la religión para (ustificar su continuidad en el poder y para acallar a los disidentes. &l
sur sudan"s siempre se le buscó alienar e islamizar sin ")ito. &demás, en contraste con el sur, lasinversiones y el desarrollo en el norte árabe musulmán eran claramente superiores. & pesar de que el
:7J de las reservas de petróleo y al menos dos tercios de las tierras cultivables se encuentran en la
porción cristianaanimista del sur, las ganancias se distribuyen en mitades iguales. La decisión de
2 -asan &bdalá al Durabi1 <nacido hacia 1%@ en Easala;, es un líder religioso y político e ideólogomusulmán sudan"s a quien se atribuye un papel destacado en la legalización de los códigos de conducta islámicos en elnorte de su país. &l Durabi dirigió el Grente 0slámico 3acional <G03;, movimiento político con influencia considerable enSudán pero escaso ")ito electoral. $n 1%:% fue designado ministro de 5usticia. $n (unio de 1%%, un golpe de estado dela 9evolución de Salvación 3acional, simpatizante de al Durabi, lo alzó a "l y al G03 al poder. $n marzo de 1%%8, alDurabi resultó elegido como parlamentario en la &samblea 3acional, cuya presidencia e(erció al tiempo que declinaban
su influencia y la de la facción internacionalista e ideológica de su partido a favor de dirigentes más pragmáticos a causade las sanciones impuestas por la 3! a Sudán en razón de la asistencia prestada a un atentado fallido contra la vidadel presidente egipcio-osni 6ubaraI. $n marzo de //B, al Durabi fue encarcelado en el presidio de Eobarde 5artum por orden de su antiguo aliado, el presidente mar al >ashir . Lo liberaron el de (unio de //7. Aesdeentonces ha sido encarcelado en numerosas ocasiones, siendo la más reciente el 1: de enero de /11, a raíz delasconvulsiones e)perimentadas por el 6undo árabe.
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fortalecer la política islámica y su eficacia en Sudán, así como de fomentar su influencia fuera del país,
hasta 1%%7 favoreció un inusitado grado de coordinación entre los países africanos orientales y los del
cuerno de *frica, donde se de(aba sentir la influencia sudanesa, con el ob(etivo de hacer frente com#n
contra Sudán.
ara aumentar la eficacia de la oposición de la zona contra 5artum, $stados !nidos incluso a Sudán en
su lista de estados que supuestamente financiaban el terrorismo internacional.
mar -asán &hmad al >ashir acusado de ayudar a grupos terroristas islámicos y haber dado cobi(o
a sama bin Laden, se le considera por $stados !nidos desde 1%%: una +amenaza internacional+ y
está incluido desde //1 en la lista de los siete países del mundo que albergan y patrocinan
el terrorismo internacional, habiendo sido bombardeada por las Guerzas &rmadas de $stados !nidos
en 1%% una fábrica ba(o la alegación de que producía material susceptible de ser usado como armas
químicas, aunque luego resultó ser falso.
Aesde los atentados del 11 de septiembre en $stados !nidos, &hmad al4>ashir ha realizado un
aparente giro, condenando todos los atentados habidos y manifestando su intención de cooperar conlas 3aciones !nidas. $n la actualidad, la situación de permanente guerra civil que padece Sudán
parece haber entrado en una dinámica de lenta resolución a trav"s de la 3!, y ba(o la presión de
$stados !nidos, Grancia, =ran >reta2a y $gipto.
!l %undo es puro teatro
-ablamos sobre Sudán y su papel como paraíso para organizaciones como -amas, cuyo rechazo del
acuerdo de paz de slo con 0srael la enfrentaba directamente a la rganización para la Liberación de
alestina <L;.
&lgunas de las condiciones tácitas aceptadas por -amas antes de establecerse en 5artum estipulaban
que nos llevaría a cabo sus operaciones fuera de alestina. Lo mismo que ocurrió en el caso de otras
organizaciones presentes en dicha ciudad. La organización libanesa -ezbollah, el grupo &bu 3idal, el
frente popular para la Liberación de alestina <GL; y el frente islámico de Salvación argelino <G0S;,
visitaron Sudán generalmente para impartir charlas sobre la conferencia popular árabe e islámica,
plataforma desde la que el4Dourabi aspiraba a reafirmar su influencia en el mundo islámico.
& comienzos de los %/, Sudán comenzó a preocuparse por la degradante situación de Somalia, y
consideró que era un terreno f"rtil para e)pandir su influencia en el cuerno de *frica. Keía que lacreciente presencia militar estadounidense en la zona durante el período 1%%41%%@ tenía como ob(etivo
crear una barrera contra los países islámicos.
&unque no cabe duda de que el4Durabi aspiraba a e)tender su influencia en el cuerno de *frica y otras
regiones, las afirmaciones de autores como 5ossef >odansIy tienden a establecer claros vínculos entre
todos los enemigos de $stados !nidos de modo que contradice los hechos documentados y suscitan
reacciones más derivadas de teoría conspiradora y paranoicas que un análisis racional de la realidad.
$ntretanto, -assan el4Dourabi, envalentonado por el papel de Sudán en Somalia, contin#a su carrera
hacia liderazgo islamista en la región.
&rden y desorden de un %undo nue'o
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&trapada en una combinación de espiona(e deficiente y pre(uicios personales, la política
estadounidense en el mundo islámico en su con(unto, y en Sudán no ha logrado responder a la
evolución relativamente rápida del islamismo político. -asta hoy en día, la política $stados !nidos ha
confiado el mundo musulmán dividido y radicado fundamentalmente en riente ró)imo. $l apoyo
norteamericano 0srael, la manipulación de los aliados de &rabia Saudita para favorecer la supremacía
israelí son circunstancias que posibilitaron el entorno convulso de la zona, un entorno claramente
fomentado por la superioridad militar israelí, la impunidad estadounidense en su política de los +estados
canallas+ de riente ró)imo, y la ilegitimidad democrática de todos los líderes árabes.
ara desarrollar una respuesta adecuada a los cambios políticos es esencial comprender la situación
interna. $n 1%%:, -assan el4Dourabi sufrió un aislamiento político, y en marzo de //1 fue encarcelado
en 5artum. 6ás de una d"cada despu"s, prevalecían las mismas condiciones. ero en lugar de buscar
una solución que repare las causas de la guerra, el gobierno estadounidense se ha dedicado a apoyar a
quienes considera como sus aliados naturales, en la lucha contra un norte musulmán que en realidad
está profundamente dividido en cuestiones como la religión, la política o la raza.Dras la debacle norteamericana de 1%%41%%@ en Somalia, $stados !nidos no sentía con ánimo de
intervenir en los asuntos africanos. Sin embargo, durante el periodo 1%%41%%7, cuando se cimentaron
las maltrechas relaciones entre Sudán y $stados !nidos, la potencia norteamericana se planteó
internacionalizar la situación de Sudán, presionando los vecinos de este para que lo obligasen a
emprender un campo político del país.
La política estadounidense hacia Sudán a mediados de los a2os %/ está marcada por la e)asperación
con el gobierno sudan"s en general y con -assan el4Dourabi en particular. $n 1%%8 se clausuró la
emba(ada estadounidense en 5artum, en consecuencia la política norteamericana no logró evolucionar al ritmo que marcaban los cambios del país.
$l impulso de ese cambio político se vio seriamente amenazado cuando el / agosto 1%%, $stados
!nidos atacó con misiles de crucero la fábrica farmac"utica al4Shifa, a las afueras de 5artum. Seg#n
$stados !nidos, la fábrica estaba vinculada a sama >in Laden y se utilizaba para producir precursores
de armas químicas. $l ataque fue simultáneo a un bombardeo mucho más implacable contra la base de
bien la den en 5ost <&fganistán;. &mbos ataques fueron la respuesta estadounidense a la acusación de
Eevin ladren había planificado el devastador bombardeo de las emba(adas estadounidenses en 3airobi
y Aar es Salam el : agosto 1%%, donde murieron 8@ personas, mayoritariamente Ieniatas y tanzanos.$l ataque contra la fábrica al4Shifa revelaba un incontrolable deseo de venganza. 'omo eran dos las
emba(adas atacadas, la respuesta debía consistir tambi"n en un doble ataque.. $l principal sospechoso,
6ohamed Sadiq deh, había sido trasladado a $stados !nidos desde aIistán, $ste delató a bin
Laden como cerebros de los bombardeos. Dras el ataque contra la fábrica, una multitud atacó la
emba(ada británica en 5artum.
Danto los oficiales sudaneses como los diplomáticos interpretaban el ataque como una afrenta directa
contra Sudán, no contra bin Laden. $stados !nidos dice que ha destrozado infraestructura de bin
Laden. Seg#n un portavoz del gobierno, la realidad es que la agresión sólo ha destruido infraestructuras
de Sudán.
"na (uerra fría
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Dras el bombardeo de al4Shifa, ya no fue posible ocultar la ineficacia de la rígida política
estadounidense de aislamiento de Sudán. Si bien los líderes árabes habían sospechado anteriormente
que Sudán podía representar una amenaza para la seguridad, desde finales de 1%%/ y esos estados
<particularmente $gipto; y la propia organización y políticas islamistas siguieron considerando a Sudán
como una pieza importante en el escenario político islamista.
ero la disminución de la aparente amenaza de Sudán para los países vecinos no modificó la política
estadounidense, y desde entonces la obvia fragilidad del r"gimen sudan"s ha sido la prueba más
palpable en la inadecuación de la política norteamericana.
La aparente imposibilidad de resolver el conflicto radica, al menos en parte, en la desconfianza que es a
la vez causa y consecuencia del enfrentamiento, y que sin duda e)plica su perdurabilidad. Doda labor
diplomática debe aceptar que el conflicto tiene profundas raíces históricas y que, aunque las
declaraciones de las diversas partes parezcan y sinceras cuando se someten a escrutinio, tras esas
palabras e)isten posturas verdaderas que, si se comprenden, permitirán obtener frutos diplomáticos
me(ores que los que cosechó la política de Susan 9ice <es la actual conse(era de Seguridad 3acional
de la administración bama;.
& mediados y finales de los %/, una serie de intentos, por parte de Sudán, de eludir su estatus de paria
reveló la hostilidad de $stados !nidos. Seg#n un destacado diplomático sudan"s, ya comienzos de
1%%8 se reunieron en secreto diplomáticos y oficiales de los servicios de inteligencia, tanto sudaneses
como norteamericanos, con el fin de discutir las principales e)igencias estadounidenses para la
normalización de las relaciones. $n aquel momento, $stados !nidos e)igía y logró la e)pulsión de
sama bin Laden del territorio sudan"s. Dambi"n reivindicaba el cierre del campamento de formación
militar de al46aIhtiar que seg#n se creía por aquel entonces, se utilizaba para entregar a terroristas
internacionales. Dambi"n se e)igía Sudán que delegase la entrada a individuos considerados pró)imos
a las organizaciones terroristas. & partir del intento de asesinato del presidente egipcio -osni 6ubaraI
en 1%%7 por militantes islamistas, se restringió a#n más la entrada de árabes en Sudán.
Sin embargo todas las serie de medidas emprendidas por Sudán fueron subestimadas por el gobierno
estadounidense como irrelevantes. $ra obvio que todo lo que se decidiera sería siempre, los o(os
$stados !nidos, inadecuado.
$l rechazo estadounidense del acercamiento político sudan"s condu(o a que 5artum intentase
establecer vínculos con $stados !nidos a trav"s de los servicios de inteligencia y seguridad. ero por desgracia los servicios adu(eron que no se les permitía aceptar la +amable+ invitación de Sudán y
rogaban que en futuras circunstancias sea posible la visita. & pesar de la negativa, los oficiales
sudaneses mantuvieron contactos esporádicos con el G>0.
or lo tanto se ve que Sudán había hecho todo lo que le había pedido $stados !nidos y esperaba
cambio alg#n tipo de se2al por parte de ashington. ero no ocurrió nada de eso.
Si es cierto, que en determinados aspectos Sudán intentó poner fin a su aislamiento cumpliendo las
e)igencias norteamericanas en materia de seguridad. Dodos indica en parte la debilidad del gobierno
sudan"s. ero al margen, los esfuerzos del gobierno sudan"s por renovar el contrato con $stados!nidos en 1%%% sentaron las bases de un nuevo tipo de relación. 6uchas decisiones estadounidenses
en lo que respecta a Sudán se han basado en la ignorancia, más que una política responsable.
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'uando en 11% el gobierno $stados !nidos incluso a Sudán en la lista de estados patrocinadores del
terrorismo, no aportó prueba alguna que (ustificasen la decisión. -asta comienzo del siglo MM0, la
política estadounidense no ha cesado de atacar a Sudán por el incumplimiento de los derechos
humanos en su territorio y la defensa del terrorismo internacional.
La política de $stados !nidos en Sudán no ha sabido aceptar la realidad del país. Susan 9ice, en
calidad de secretaria ad(unta de asuntos africanos, no contribuyó a acabar con la guerra 3orte 4Sur, que
constituye el n#cleo de los problemas de Sudán y muy anterior a la instauración del r"gimen actual de
5artum. La ineptitud para utilizar la diplomacia, para entablar verdaderas negociaciones, para aceptar el
hecho de que Sudán 43orte y Sur4 es un país e)tenso, comple(o y mal administrado que requiere un
compromiso constante, parece deliberada.