Afección desordenada

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Entre el pecado y el trastorno Consideraciones psicoespirituales AFECCIÓN DESORDENADA

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Entre el pecado y el trastorno

Consideraciones psicoespirituales

AFECCIÓN DESORDENADA

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El concepto de afección es clave para la inteligencia de los Ejercicios. Según San Ignacio «Afección es el amor más o menos que se tiene a una cosa o persona, el cual mueve a quien lo tiene y le hace elegir la tal cosa o favorecer a la tal persona con preferencia a otras».

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Es una atracción afectiva hacia un algo que atrae (personas, poblaciones, oficio u ocupación, situación, objeto material, etc.), que implica una valoración positiva del mismo. Será una inclinación patente y apasionada, o un apego más sutil, tamizada por el uso de mecanismos defensivos que racionalizan y enmascaran la a. a los ojos del sujeto

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Es propia del ámbito de la segunda semana por

ser inconsciente y bajo apariencia de Bien. De hecho el discernimiento específico de la a.

se ofrece principalmente en las reglas números tres a seis de la Segunda Semana, concretamente las referidas a la ambivalente consolación con causa [Ej 331-334];

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DIMENSIÓN PSICOLÓGICA DE LA AFECCIÓN- APEGO

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Psicología EspiritualidadPatógeno: favorece, promueve o causa la enfermedad. Pero en si mismo no es patológico.Patológico: Supone un trastorno en la personalidad . La rigidez es tal que no puede adaptarse al ambiente por sus propios medios. Criterio de discernimiento: Impedimento grave para trabajar y vincularse.

Afección desordenada: es fruto de un engaño, un reclamo mal respondido. Predispone al pecado. Es inconsciente e involuntario.Pecado: algo elegido con plena advertencia y libertad. Opción contra el proyecto de Dios.Criterio de discernimiento: Aparta o distrae gravemente del fin para el que fui creado.

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NUESTRA PERSONALIDAD ES FRUTO DE UNA HISTORIA

• Todas nuestras intenciones, acciones y operaciones están contextualizadas y condicionadas por una historia y una psicología.

• Somos, en parte, un envase. En él recibimos las emociones, sentimientos, deseos, pensamientos, impulsos, afectos. Desde ahí se configura nuestra capacidad de respuesta.

• Patrones de conducta aprendidos elaboran lo recibido y lo otorgado.

• Hay que atender lo que surge en este nivel: heridas, miedos, puntos de desintegración, mecanismos de defensa, culpas, fragilidades.

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Cada uno de nosotros tiene su deformación, basada en lo que le

faltó o exageró en su primera infancia.

Podemos resumir la idea con el siguiente esquema:

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Limita nuestra visión del mundo a nuestra forma de ver las cosas

Limita nuestra visión del mundo a nuestra forma de ver las cosas

Esta fijación es la mayoría de las veces inconsciente. La encontramos en nuestras costumbres.

Esta fijación es la mayoría de las veces inconsciente. La encontramos en nuestras costumbres.

Todo hombre tiene un rasgo de carácter central, como eje alrededor del cual gira su personalidad

Todo hombre tiene un rasgo de carácter central, como eje alrededor del cual gira su personalidad Esta fijación corresponde

al sistema de defensa establecido por el niño

Esta fijación corresponde al sistema de defensa establecido por el niño

La afección desordenada es expresión de tal fijación defensiva y actúa a modo de reclamo o compensación..

La afección desordenada es expresión de tal fijación defensiva y actúa a modo de reclamo o compensación..

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Costumbres visibles

Motivaciones inconscientes

Apegos Afección desordenada

Heridas del niño

Mecanismos de defensa

Compulsiones

En forma de Iceberg:

Miedo

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Advertencia saludable

“La afección desordenada suele ser un reclamo legítimo inadecuadamente expresado”

Es el niño herido que reclama inapropiadamente ser tendido en cuenta.

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Mensaje. “Ponerle rostro”

• Es muy provechoso interrogar a la afección.

• Preguntarle qué mensaje tiene para mi.• Qué reclamo legítimo encubre tras su

engaño.• Qué dimensión de mi persona está está

solicitando ser atendida.

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RESUMIENDO Para san Ignacio el mundo afectivo forma parte de la naturaleza del hombre, y como tal no es renunciable, PERO…. al ser susceptible de desorden deber ser monitoreado, discernido y encauzado si es necesario.