Adriana Ocampo, científica colombiana.

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Adriana Ocampo. Historia de una colombiana en la Nasa Por Paola Andrea Gómez P., Reportera de El Pais Desde niña quiso devorarse el universo. Y aquellos puntitos lejanos de luz que veía en el firmamento eran su mayor inspiración. Entonces, se imaginaba recorriendo hasta el confín del sistema solar. O haciendo parte de la legendaria misión de Viaje a las Estrellas, junto al capitán Kirk y mister Spock. Las muñecas, por más bonitas que fueran, no la trasnochaban. En cambio, su juego de química, con el que preparaba toda clase de menjurges, era el antídoto perfecto para volver loco a sus padres. Y sus pobres hermanas pegaban un brinco cada vez que abrían sus cajones y encontraban escarabajos y arañas que la chiquilla traviesa utilizaba para sus experimentos. Así empezó a acercarse a los misterios que encierra la bóveda celeste. Y después de esas conversaciones íntimas e imaginarias con los astros, que avizoraba desde su terraza, entendió que estaba signada “para atender el llamado de las estrellas y seguir el sueño”. Hoy, tras recorrer un largo camino , Adriana Ocampo Uría es toda una eminencia en el campo científico. Y hace parte de la cuota de colombianos que deja muy en alto el nombre del país en el exterior. La científica colombiana Adriana Ocampo escuchó en Cali las inquietudes de los ‘gomosos’ del espacio.

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Adriana Ocampo.

Historia de una colombiana en la Nasa 

Por Paola Andrea Gómez P., Reportera de El Pais 

Desde niña quiso devorarse el universo. Y aquellos puntitos lejanos de luz que veía en el firmamento eran su mayor inspiración. Entonces, se imaginaba recorriendo hasta el confín del sistema solar. O haciendo parte de la legendaria misión de Viaje a las Estrellas, junto al capitán Kirk y mister Spock. 

Las muñecas, por más bonitas que fueran, no la trasnochaban. En cambio, su juego de química, con el que preparaba toda clase de menjurges, era el antídoto perfecto para volver loco a sus padres. Y sus pobres hermanas pegaban un brinco cada vez que abrían sus cajones y encontraban escarabajos y arañas que la chiquilla traviesa utilizaba para sus experimentos. 

Así empezó a acercarse a los misterios que encierra la bóveda celeste. Y después de esas conversaciones íntimas e imaginarias con los astros, que avizoraba desde su terraza, entendió que estaba signada “para atender el llamado de las estrellas y seguir el sueño”. 

Hoy, tras recorrer un largo camino, Adriana Ocampo Uría es toda una eminencia en el campo científico. Y hace parte de la cuota de colombianos que deja muy en alto el nombre del país en el exterior. 

Basta con echar un vistazo rápido a sus logros: reconocida por la revista Discovery como una de las 50 mujeres más importantes de la ciencia; protagonista de la misión que confirmó que no había anillos alrededor de Marte; fue la primera en identificar el cráter de impacto que dio raíz a la extinción masiva de los dinosaurios y hoy dirige una importante misión de la Nasa: Juno, que explorará a Júpiter, el planeta más grande del sistema solar. 

Esta barranquillera criada en Argentina y con fuerte arraigo a la ‘Sucursal del Cielo’ (aquí vive su familia) visitó recientemente la ciudad para compartir sus conocimientos con los amantes de la Astronomía, en la Universidad Javeriana. Su apariencia fresca y su simpatía rompen el molde de la pinta de ‘nerd’ tímido con que se relaciona a un científico. Eso sí, es franca al reconocer que de no haber sido absolutamente disciplinada no estaría dónde está. 

La científica colombiana Adriana Ocampo escuchó en Cali las inquietudes de los ‘gomosos’ del espacio. 

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“Mis padres me enseñaron a perseverar y a entender que si algo es difícil hay quetrabajar más fuerte para sacarlo adelante”, relata Adriana. 

Siendo aún estudiante de secundaria en Los Ángeles se sumergió en el mundo sideral, en el Laboratorio de Propulsión Jet, dedicado a la exploración del sistema solar. 

Allí se vinculó a la Nasa como ayudante técnica, en 1973. Cuando terminó el colegio le ofrecieron la oportunidad de seguir en el centro espacial. Mientras iba a la universidad le dedicaba 20 horas a la semana a sus oficios, todas las noches, los sábados y domingos. 

Poco a poco el sueño tomaba forma. La niña que jugaba con las estrellas se graduó como Licenciada en Ciencias Geológicas. Ligada al corazón de los estudios espaciales empezó a ‘transitar’ por todos esos planetas que conoció en las páginas de los libros de Geografía. 

De Marte se enamoró en la misión Viking, planificando las observaciones de las lunas Fobos y Deimos. Un satisfactorio trabajo que concluyó con la publicación del Atlas de Fobos y sirvió de guía para una misión rusa hacia aquella luna. 

Saturno y los planetas gigantes la conquistaron en la Misión Voyager, donde trabajó en los equipos de navegación y planeamiento. 

En el reino Jurásico. 

Hasta aquí su vida nada aburridora, como ella misma la define, resulta llena de descubrimientos. Pero sin duda el que la posicionó entre las mejores de la ciencia fue el hallazgo del cráter de impacto Chcxulub que ocasionó la extinción de los dinosaurios, hace 65 millones de años. 

“Estaba en la Agencia Espacial Europea, en Holanda, y decidí seguir el estudio de los investigadores Álvarez, que en 1980 publicaron su teoría sobre la extinción de estos animales, pero les faltaba identificar dónde estaba el cráter. En 1988 publiqué un trabajo mostrando aspectos sobre el asteroide que causó la devastación total de la biosfera, pero fue tan controversial que sólo me lo aceptaron en 1991. Eso es parte del proceso científico: proponer cosas nuevas que tardan años en ser aceptadas”, recuerda. 

En términos sencillos, según su teoría, el azufre contenido en el mencionado asteroide acabó con los alimentos de los animales y el planeta se congeló. Los dinosaurios no soportaron las terribles condiciones climáticas y los primeros en desaparecer fueron los que habitaban en la Península de Yucatán. Poco a poco el resto se extinguió. Sólo los pájaros, descendientes del mundo jurásico, lograron sobrevivir. 

Júpiter la espera 

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La aventura espacial de esta mujer, que definitivamente no tiene ‘los pies sobre la tierra’ ya cursa un nuevo capítulo. Tras una larga temporada en Europa, desde hace un año Adriana vive en Washington, en la oficina directiva de la Nasa, donde coordina todo el programa de investigación del planeta Júpiter. 

Una atractiva misión que se lanzará en el 2011 pero cuyo trabajo previo tarda años en explorar. “Es la primera vez que vamos a ir al planeta más grande de nuestro sistema solar por intermedio de paneles solares. Poner una misión de este tipo en el espacio es muy complejo y se requiere del talento y de una gran cantidad de personas para llevarla a cabo con éxito”, expresa. 

Por ahora ese es su principal reto. Mientras tanto sigue corriendo de un lugar a otro: de Cabo Cañaveral a la Patagonia; del Polo Norte a Colombia; de Centroamérica a casa. En ocasiones visita una fundación que impulsa el interés científico en las jovencitas latinas. 

Y a pesar de haber desentrañado más de un enigma del universo, las estrellas jamás han desaparecido de sus sueños. Todos los días, sin importar el cansancio y de las 14 horas de trabajo, Adriana se siente plena porque, como ella lo dice: “Los retos son grandes y complejos, pero es más grande satisfacción de saber que estoy haciendo algo único por la humanidad”. 

Adriana Ocampo Uría 

Estudios: Licenciada en Ciencias Geológicas. Científico que admira: Marie Curie. Especialidad: impacto de asteroides y planeación de misiones planetarias. 

En sus propias palabras 

Estoy sorprendida gratamente de la capacitación y el talento que hay en Colombia con el tema espacial. Hay que apoyar a quienes tienen esta iniciativa para que sigan su sueño”: Adriana Ocampo Uría geóloga de la Nasa.

Tomado de: http://historico.elpais.com.co/paisonline/notas/Octubre312006/adriana.html

Para mayor información ver:

http://m.eltiempo.com/vida-de-hoy/mujer/la-colombiana-que-brilla-en-la-nasa/11303261

http://www.verbienmagazin.com/colombiana-adriana-ocampo-con-sitio-en-la-historia-de-la-conquista-del-espacio/