Adonde Fueron Los Bichos

7/23/2019 Adonde Fueron Los Bichos

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Adndefueron

los bichos?

Ignacio Martnez


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Adnde fueron

los bichos?Ignacio Martnez


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Ediciones del Viejo VasaIsla de Gorriti 1934C.P. 11800 Montevideo/UruguayTel/Fax: (5982) 204 08 [email protected] en Uruguay

ISBN: 978-9974-7929-9-9

Todos los derechos reservadosCualquier reproduccin total o parcial de este librodeber contar con la previa autorizacin del autor.Queda hecho el depsito que marca la ley.

Ilustraciones: Ignacio Martnez Se utiliz nicamente papel, cascola y tijera

Diagramacin y armado: Javier Fraga

Distribucin: GUSSI Libros Yaro 1119 Tels.: 413 61 95 / 413 30 38

2010, Ignacio Martnez


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Adnde fueronlos bichos?


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I

El da que la lombriz de la tierra pensque se quedaba sin tierra

Beatriz la lombriz sali a caminar como lo hacatodas las tardes. Entre agujeros y recovecos, porencima de piedritas y terrones, por debajo de races

y por cuevas, Beatriz la lombriz quera llegar hastala huerta donde estaba su comida.

A la entrada del sembrado, por debajo de latierra, se encontr con las zanahorias que tanto legustaban pero...

Puaj, qu gusto ms asqueroso!

Sigui hasta las papas y...U! Parecen hechas de arena y con un saborhorrible.

Despus se dirigi a las exquisitas remolachaspero no pudo ni acercarse porque el olor era tanespantoso que la dej de todos colores.

Beatriz la lombriz se sinti mal, se descompusoy huy de aquel planto.

En el camino vio que muchas lombrices estabanmal y que la tierra era dierente, su color era die-rente, su gusto y su olor eran dierentes. Ningunahaba visto jams la tierra as.

Cuando sali de la plantacin enerma, se qued

entre las races de un enorme rbol y se dio cuenta

SIETE


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que no estaba sola. Otras lombrices, hormigas,cascarudos, saltadores, grillos, chinches de campo

y un montn de bichitos ms se haban reunido enel lugar para contar todo lo que les haba ocurrido.

Debe ser algn tipo de papa que est dando eseolor dijeron las hormigas.

No, eso no dijeron los cascarudos. Debe serla bosta de las vacas.

Vaya a saber qu comieron las muy bandidas!S, seguramente dijo un grillo por eso la tie-

rra tiene ese olor y ese color.Color? Qu color? pregunt Beatriz la lom-

briz.Ay, Beatriz! No me digas que no te has visto

en un espejo?No, no, por qu? qu es lo que pasa? meveo mal? ay, por avor un espejo! pidi Beatriz lalombriz y las hormigas amigas le llevaron una gotade agua para que se pudiera ver.

Por todas las lombrices del mundo! grit alverse reejada en la gota. Es que ella estaba total-mente amarilla aunque su color era rosado.

Tal vez por eso Beatriz la lombriz se enroscsobre su cabeza para no verse ms, pero enseguidapens que si ella estaba as, de color amarillo plido,las dems lombrices tambin deberan estar comoella. Despus de pensar eso se desenrosc despacito,

se asom sobre sus propios anillos y mir.

OCHO


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Hermanas! qu nos est pasando? pregunt.Todas las dems estaban amarillas, demacra-

das, horribles y ninguna contest. Slo se mirarontristes.

Debemos ir al arroyo para lavarnos propusonalmente una de ellas y todos dijeron que s ymarcharon en caravana por los tneles, pasadizos,corredores y agujeros que ellas mismas haban he-

cho en la tierra.Todas iban rumbo al arroyo, a la orilla, para que

el agua limpia les quitara ese color espantoso.

II

Cuando se dieron cuenta que en el arroyono haba nadie

En la orilla, justo al lado de una piedra, entrelas races de un sauce, estaba la salida de todos loscaminos subterrneos. Hasta all llegaron las lom-

brices, las hormigas, los cascarudos, los saltadores,los grillos, las chinches de campo y un montn debichos ms.

Beatriz la lombriz era muy buena nadadora, poreso sali de la cueva y se meti en el agua, se movi

velozmente hasta la mitad del arroyo y comenz a

llamar a todos sus amigos.

NUEVE


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DIEZ

Nadie contest y Beatriz la lombriz se puso unpoco nerviosa justo en el momento que not que

su color amarillento no slo segua sobre su cuerposino que ahora tomaba una coloracin violeta.

Esto qu es? Ay, mamita lombricita! grit. Esque no slo no haba nadie en el arroyo sino queel agua, en otro tiempo verde, resca y pura, ahoraestaba anaranjada, con vetas marrones y grises,

medio caliente y pesada, como si uera una cremapero de colores y gustos eos. No se vea nada yBeatriz la lombriz sinti dolor de barriga porque,seguramente, haba tragado agua.

Dnde estn mis amigos los peces y los can-grejos y mis primas hermanas las lombrices delagua? pregunt casi llorando.

Qu le pasa al agua que ahora est comouna sopa horrible? Debo volver con mis amigos ycontarles todo lo que est pasando dijo y regresnadando con dicultad porque le dola la barrigay se senta mal.

III

La terrible sorpresa que recibieron al salir a lasupercie y encontrarse con lo que se encontraron

Luego que Beatriz la lombriz cont todo lo

que haba visto y lo que no haba visto en el arro-


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ONCE

yo, la cueva qued en silencio, todos los cascaru-dos se golpearon sus caparazones pensando qu

hacer y los dems bichitos los miraban sin decirnada.

Ya est! dijo uno. Hemos llegado a unaconclusin.

CUL? preguntaron todos.Y... que no sabemos qu hacer.

Bah! Y para eso se golpearon tanto y pensarontanto? protest una chinche de campo. Todos hi-cieron silencio y siguieron pensando.

Miren dijo Beatriz la lombriz si no podemosquedarnos en la tierra, si el arroyo est todo sucioy ya no tiene habitantes, lo mejor ser salir a la

supercie.Ir arriba? pregunt el grillo.S, debemos ver a nuestros amigos del campo,

a los pjaros y a los hombres.BIEN! dijeron todos y comenzaron a subir

por los tneles, pasillos, corredores y agujeros queconducan al exterior.

La tierra segua con el mismo color y el mismoolor que tena el sembrado, all, donde viva Beatrizla lombriz.

En el trayecto algunos bichitos se preguntabanadnde habran ido los que vivan en el arroyo yel grillo les dijo que tal vez se hubieran ido al ro

grande o al mar inmenso.


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S, tal vez dijo Beatriz la lombriz pero loterrible sera que esas aguas tambin estuvieran

malas como el arroyo.Sera horrible! dijeron todos y continuaron

hacia arriba.El primero en saltar auera ue el grillo, luego

siguieron un montn de saltadores y nalmentesalieron las hormigas, Beatriz la lombriz y todas

las chinches de campo. El resto de los bichitos sequed cerca para construir un lugar amplio, limpioy cmodo para quedarse por ah si uera necesario.

Una vez que estuvieron auera ninguno tuvo con-suelo. Es que la tierra estaba esima, los pastos eranamarillos y secos, los rboles y las plantas tambin

parecan sin vida. Ningn bichito vio pjaro algunoy Beatriz la lombriz, que se haba subido a un juncopara ver ms lejos, no vio ningn animal.

Dnde estn las vacas? pregunt.No ves ninguna?No, ninguna.Tampoco veo caballos ni perros ni gatos ni go-

rriones ni gaviotas y personas tampoco veo!En ese preciso instante, cuando Beatriz la lom-

briz se dispona a bajar del rbol, un ruido ortsimohizo temblar la tierra y el aire, las hojas y las plantasy a todos los bichitos que, sin demora, se metieronde cabeza en los agujeros ms prximos. Es que el

ruido vena justo en direccin a ellos y a medida

DOCE


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que se acercaba pareca que el mundo se romperaen mil pedazos.

Corran! gritaron unos.Protjanse! decan otros.Al suelo, mtanse en cualquier agujero o deba-

jo de alguna piedra! eran los consejos de las hor-migas. Beatriz la lombriz ue la ltima en meterseen un agujero pero, aunque estaba muerta de mie-

do, igual se asom para ver qu era lo que producaese ruido ensordecedor que haca temblar la tierra.

Oh! Es terrible! Qu gigantesco! Nunca visemejante cosa!

Qu es, Beatriz? Qu es? insistieron lashormigas y todos los dems bichitos que estaban

metidos en sus cuevas.No s. Parece un pjaro inmenso. Y es muychancho!

Por qu?Porque no deja de largar una cosa amarillenta

por su cola.Es un pjaro que est haciendo caca?Me parece que s contest Beatriz la lombriz

justo cuando el pajarraco enorme pasaba por enci-ma de ella y dejaba caer esa cosa horrible.

Tenemos que averiguar qu es eso! dijeronlos cascarudos.

Viene alguien! Viene alguien! grit Beatriz

la lombriz y todos esperaron en silencio que se

TRECE


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asomara por alguna cueva el que vena corriendohacia los bichitos escondidos.

IV

El momento en que los bichitos supieron la verdadde lo que pasaba en las tierras, el aire y las aguas

Es un bichote! dijeron las hormigas.Silencio! Que nadie hable! ordenaron las

lombrices y agregaron en voz bien baja. Si nos oyeo nos ve, capaz que nos quiere comer.

No, no los voy a comer. Ya los vi. Me doy cuen-

ta que estn conundidos y por eso he venido acontarles qu es lo que pasa dijo la rana Mariana,habitante de los baados, amiga de todos los bichosy conocedora de los ms lejanos lugares.

Todos los bichitos ueron haciendo lugar paraque la rana Mariana entrara en la cueva ms grande.Una vez que estuvo sentada en un rincn cmodo,

Beatriz la lombriz le pidi que les contara todo.Ese pjaro enorme que vieron es slo un

aparato que se llama avin y el polvo que larga esun ertilizante para que las plantas crezcan msrpido.

Y por qu todo el campo est vaco? pregunt

una hormiga.

CATORCE


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QUINCE

S, s, rana Mariana, por qu las plantas estnmuertas, eh? quiso saber un cascarudo.

Porque ese polvo slo sirve para las papasy todo lo dems se muere. Lo mismo ocurre enel arroyo. Cuando cae esa porquera los pecesenerman y hasta nosotros tuvimos que huir deall.

Y en el cielo, qu pasa en el cielo? insisti un

cascarudo.En el cielo ningn pjaro puede volar porque

el aire tambin est contaminado. Pero eso no eslo peor.

QU ES? quisieron saber todos.Lo peor es que los hombres no saben nada.

Ninguno?Bueno, muchos saben y estn haciendo cosaspara que esto termine. Otros saben y se hacen losdistrados porque as ganan mucho dinero.

Qu es eso? pregunt Beatriz la lombriz.No s muy bien pero debe ser una porquera

porque yo he visto gente que muere a causa de eso.Bueno, sigue, sigue reclamaron las lombrices.La mayora de los hombres, sin embargo, ignora

lo que est pasando y ni siquiera sospechan que,nalmente, ellos tampoco van a poder comer loque orece la tierra, ni van a poder beber el agua yni siquiera respirar.

OH! exclamaron.


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DIECISIS

Y quines son los que hacen todo eso? pre-gunt una chinche.

Pues los mismos hombres.AH! volvieron a exclamar.Lo que no s es qu podemos hacer concluy

la rana Mariana.UY! gritaron, porque no saber qu hacer era,

sin dudas, lo peor que les poda pasar.

Tenemos que pensar propuso Beatriz la lom-briz y todos se pusieron a mirar para el techo, parael piso, para sus propias narices, para cualquier lado;colocaron sus patas, antenas o colas sobre la rente,como hacen los que piensan, y se pusieron a pensar.Se hizo mucho silencio. Nadie interrumpa ni se

atreva a molestar. Slo desde lejos se oa el ruido delmotor de aquel enorme pjaro que llamaban avin.Ya s! grit la rana Mariana y todos presta-

ron atencin.

V

La alegra que tuvieron los bichitos cuandodescubrieron lo que se poda hacer

Lo primero que tenemos que hacer es contarleal mundo lo que est sucediendo dijeron las hor-

migas.


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DIECISIETE

Tambin podemos comenzar a estudiar qupasa cuando el aire, la tierra y el agua se llenan de

porqueras propusieron los cascarudos.Todo me parece muy lindo, pero creo que

tendramos que desarmar esos aparatos que con-taminan dijo Beatriz la lombriz y las chinchesaplaudieron porque no haba nada que les gustarams que andar por ah desarmando cosas.

La rana Mariana propuso conocer a los hom-bres que estaban trabajando para que aquello nosucediera.

Y tambin debemos saber el nombre bien clari-to de los que estn hacindose los bobos y no hacennada para impedir estas cosas dijo un cascarudo

muy enojado.BIEN! estejaron los dems.Si alguien quiere irse para su casa lo puede

hacer propuso Beatriz la lombriz pero nadie semovi porque saban que ya ni casa les quedaba.

Si alguien quiere unirse a la gente amiga de esepjaro enorme, que vaya noms, pero que vaya aho-ra y nadie se movi tampoco porque bien sabanque ningn hombre que anduviera en aquel avinse preocupara por un bichito.

Si todos estamos de acuerdo entonces lo quequeda es trabajar concluy la rana Mariana y con-t que otros animales y otras personas estaban en

ese momento en una casa que quedaba en la cima


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de una montaa y que, seguramente, se quedaranmuy contentos si todos esos bichitos se sumaban a

los trabajos que ya estaban haciendo.Iremos, rana Mariana, iremos dijo Beatriz la

lombriz pero lo primero es lo primero.SI! gritaron las hormigas hay que contarle

al mundo lo que aqu est sucediendo.Por cada agujero, por cada tnel, por los corre-

dores y los pasillos debajo de la tierra, las lombrices,las hormigas, los cascarudos, los saltadores, losgrillos, las chinches

de campo y un montn de bichitos ms salieroncorriendo para contarle a sus amigos lo que estabasucediendo.

Y t no sales corriendo tambin? preguntBeatriz la lombriz.S, t, que ests leyendo este cuento aclar la

rana Mariana y continu:Cuando des vuelta esta hoja lo mejor es que

salgas corriendo...No, corriendo no, Mariana, que salga caminan-

do noms, pero que salga interrumpi Beatriz lalombriz que no saba caminar porque las lombricesno caminan, se arrastran por el suelo.

Bueno, como dice Beatriz la lombriz, lo mejorser que salgas a contarle a tus amigos todo lo quesepas del dao que estn suriendo el aire, el agua y

la tierra. S, nosotros tambin dijo la rana Maria-

DIECIOCHO


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na justo en el momento que sala a los saltos parahablar con otras ranas y con otros sapos. Beatriz la

lombriz se meti en un agujero y desapareci tie-rra adentro. La cueva se qued vaca. Ya no habaninguna hormiga, ningn cascarudo y ningunachinche de campo. Slo haba algo escrito en el sue-lo que deca: nos vemos en la casa de la montaa.

Ms all, en la entrada de otro tnel, Beatriz la

lombriz escribi: y colorn, colorado, este cuentono ha terminado.

VI

Lo que pas poco tiempo despus

Luego de aquel da que los bichitos salieron acontarle al mundo lo que estaba pasando, muchosnios recibieron una carta.

Esa carta yo tambin la recib y te la quiero con-tar. Dice as:

Querida amiga,Querido amigo:

T no estabas en la casa de la montaa y nos dio

mucha pena que no estuvieras all. Por qu no fuis-

DIECINUEVE


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te? Bueno, no importa, si t eres amigo de la tierra yaeres amigo nuestro. Esperamos verte pronto. Nosotros

todava andamos por el mundo contando todo lo queest pasando. Mucho nos gustara que t hicieras lomismo pero sin salir corriendo.

Ah!, nos olvidbamos, en estas vueltas por elmundo nos enteramos que muchos nios han creado

grupos amigos de la tierra. No es una buena idea

para que t hagas algo parecido con tus amigos?Un beso grandsimo de Beatriz la lombriz, la rana

Mariana, las hormigas, los cascarudos, los saltado-res, los grillos, las chinches y un montn de bichitosms y de todas las personas reunidas en la casa dela montaa.

P.D.: Te queremos mucho, no te olvides.

VEINTE


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Por qu en el rono hay peces?


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I

Beatriz la lombriz, la rana Mariana, los cas-carudos, los grillos, las chinches de campo y unmontn de bichitos ms, haban comenzado surecorrido por el mundo haca ya mucho tiempo.Anduvieron por las montaas ms cercanas a lacasa de la montaa azul, donde se haban reunido

con otros bichitos, animales y personas. Despusdescendieron a los valles rondosos y conocieronnuevas plantaciones y nuevos amigos.

De all marcharon a las inmensas selvas pordonde esperaban ver pjaros de mil colores, bichosrarsimos y personas desnudas que se pintan el

cuerpo y la cara, y pueden hablar con las plantas ylas ores, con la tierra y los animales, con el cieloy las estrellas; pero desgraciadamente no vieron anadie.

Qu maravilla! deca Beatriz la lombriz cuandollegaban a un nuevo lugar.

Es increble! gritaban todos.Si no lo veo... deca la rana Mariana.... tendrs que ponerte lentes le contestaba un

cascarudo que siempre andaba de buen humor ysala corriendo perseguido por Mariana.

Tambin llegaron a los desiertos calientes.All los grillos andaban a los saltos para no

quemarse los pies en las arenas, la rana Mariana

VEINTITRS


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tambin, pero la pobre Beatriz la lombriz termina-ba con su panza colorada y los cascarudos nunca

antes haban odiado tanto a sus caparazones comoen ese momento, porque parecan metidos adentrode verdaderos hornos y la rana aprovechaba pararerse del cascarudo que le haca bromas.

Cascarudo, cascarudo, si tens calor and des-nudo le deca.

Fue en esos das de temperaturas insoportablesque decidieron ir al ro ms cercano que en reali-dad result ser el mismo ro que pasaba cerca desus casas, all en los plantos, donde terminaba elarroyo que ellos haban visto convertido en unasopa horrible.

Es un ro caudaloso dijo un cascarudo cuandollegaron.Una vez me contaron que aqu hay peces be-

llsimos record la rana Mariana y sin demoradejaron lejos las arenas y anduvieron por los pastosrescos.

Por un camino antiguo, hecho por hormigasnegras, comenzaron a bajar hacia el ro que ellos yahaban visto desde lejos, cuando dejaban el desiertocaliente.

En la orilla buscaron un lugar protegido entrelas plantas para hacer un campamento y descansarporque ya se haba hecho la noche. Al da siguiente

llamaran a los peces para conversar.

VEINTICUATRO


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VEINTICINCO

II

Los primeros rayos del sol lograron tocar la orillaa travs de la vegetacin rondosa. Uno de los cas-carudos ue el primero en despertarse y comenza golpear su caparazn para que todo el mundotambin se despertara.

Ua! dijeron algunos.

Epa! protestaron otros.Deja de golpear! exigi la rana Mariana.No es lindo despertarse a los golpes.Arriba! Arriba! Arriba haraganes! mando-

neaba el cascarudo.Luego de desayunar hojitas, todos los bichos se

pararon rente al ro y la lombriz Beatriz comenza llamar a los peces. Primero lo hizo bajito, comopara que slo el agua oyera, pero al ver que nadieapareca los llam a los gritos.

Pejerrey, Dorado, Vieja del Agua, Bagre bigo-tudo, Tararira, Sbalo amigo, Cangrejos! pero elagua estaba quieta como un espejo. Nada ni nadiese mova por ninguna parte.

Los bichos se quedaron muy desanimados entrelos cantos rodados. Las hormigas propusieronmarchar hacia el lejano lugar donde naca el ro ycuando todos se disponan a comenzar el largo via-

je, un viejo habitante del ro, conocedor de todos los

secretos y amigo de los peces, apareci ... volando!


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VEINTISIS

Un pato! Un pato! grit la rana Mariana.El ave descendi como un avin gigante y ya

en tierra camin graciosamente hasta los bichos,moviendo su cola.

Los vi desde el aire dijo y me di cuenta quese dirigan en una direccin equivocada.

Queremos ir adonde nace el ro contaron lashormigas.

All tampoco hay nadie cont el pato concierto pesar. Todos nos uimos al mar, donde elro termina su curso.

Pero qu ha sucedido? pregunt la rana Ma-riana.

Ah! ocurri algo terrible. Vayan all, los peces

les contarn y el pato corri, estir su cuello comouna echa y despeg vuelo indicando con sus patasel camino.

Sganme! grit desde el aire.Hum, sganme, sganme, como si uramos

aviones protest un cascarudo rezongn.

Te seguiremos, pero no vayas tan rpido gri-t Beatriz la lombriz y all marcharon todos losbichos.


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VEINTISIETE

III

Durante das y noches los amigos anduvieronpor la orilla del ro rumbo a su desembocadura.Pasaron por playas y montes, baados y pedregales;tuvieron que cruzar arroyos y nuevos ros, hijos deeste ro mayor que ahora, al igual que los otros, notena ni un solo pez.

Cuando llegaron a la gran desembocadura, larana Mariana dio un salto sobre una roca, la lom-briz Beatriz se coloc encima de un arbusto y elpato que los haba guiado baj y camin sobre laarena. Los tres llamaron a los peces y en un instanteel inmenso mar, que haba estado quieto, se agit

como nunca y un sinn de peces se asom por lasupercie. Algunos se levantaban como si quisieransalir del agua, otros saltaban para un lado y paraotro, todos se hundan de a ratos para respirar de-bajo del agua. Al nal la multitud de peces se acercal grupo de bichitos que los aguardaba en la orilla.

Sabamos que vendran dijo el Pejerrey viejoy sabio.

En realidad los estbamos esperando aclarun Bagre de enormes bigotes azules.

Amigos, qu es lo que ha sucedido? preguntun cascarudo.

Por qu en el ro no hay peces? quiso saber

Beatriz.


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Ah, amigas y amigos, desde hace muchos aosel pobre ro est suriendo mucho dijo la Vieja del

Agua y agreg: Casi todos los das tiran residuos...Residuos, qu son residuos? pregunt una

hormiga.Restos, basura, desperdicios, cosas intiles que

ya no quieren usar ms, entiendes?S! dijeron todos.

La mayora de esos residuos son lquidos malosque nos enerman.

Y quin tira eso en el agua? pregunt Beatrizla lombriz.

Las bricas que estn en las orillas y usan el rocomo si uera un cuarto de bao, pero tiran cosas

que el agua no puede disolver ni eliminar ni usarpara nada.Oh!Adems interrumpi un Dorado joven y

hermoso tambin tiran basura y en algunos atra-caderos...

... atracaderos? pregunt asombrado el grillo.Son puertos donde guardan barcos, lanchas y

veleros...Ah!Bueno continu el Dorado all largan nafa,

aceites y otras cosas, y el agua se pone sucia y noso-tros quedamos todos engrasados, no podemos mo-

vernos bien ni nadar ni comer ni respirar ni vivir.

VEINTIOCHO


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Uy!, eso es terrible.Adems agreg el Bagre a veces tenemos que

salir disparando porque las personas organizantorneos de pesca con redes y ni tiempo nos dejanpara protegernos...

Pescan tanto, tanto intilmente que hay espe-cies que estn amenazadas de desaparecer porqueno alcanzan a tener hijitos y reproducirse conclu-

y la Vieja del Agua y todos quedaron en silencioen la orilla.

La gente parece boba y no termino de enten-derla dijo el pato. El agua les da la vida pero lacontaminan; los peces les dan alimento pero losexterminan; los ros les dan energa para iluminar

el mundo y hacer andar las mquinas, y ellos losestropean en un lado o en otro.Es cierto dijo Beatriz la lombriz pero en estas

vueltas por el mundo hemos visto muchos amigosde la tierra...

... y del agua y los peces aclar la rana Ma-riana.

S, s, claro. Por suerte esa gente no quiere quelas cosas sean as dijo Beatriz.

Desde que salimos de la casa de la montaaanduvimos mucho y lo que le ocurre a este ro paranosotros no es nuevo, ya nuestro arroyo estaba maldijo el grillo.

Es cierto! gritaron las hormigas. Hemos vis-

VEINTINUEVE


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to lagos enermos, mares contaminados y corrientesde agua dulce que antes era riqusima y ahora no

se puede beber.Qu disparate! dijo el cascarudo.No podr ni tomar mate! grit la chinche de

campo y otra vez todos se quedaron en silencio.Qu podemos hacer? se pregunt en voz alta

Beatriz.

Sin hallar respuesta, los bichos armaron otravez un

campamento. Los peces volvieron al ondo delmar.

Las hormigas prepararon la cena con hojas yraces rescas. La noche cay sobre los bichos como

si uera una piedra pesada, como suele caer la in-certidumbre de no saber qu hacer.

IV

Unos aqu y otros all, acostados, mirando el

cielo estrellado, pensaban hacia dnde seguir, cmocontinuar sus vueltas por el mundo y qu cosashacer esa misma maana.

Cuando el sol asom su primer pestaa de luz,apareci el pato.

Muchachas, muchachos! gritaba enloquecido

y eliz. Ya sabemos por qu no hay peces en el ro;

TREINTA


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TREINTAY UNO

tambin sabemos que no podemos volver a nuestratierra contaminada...

Y? pregunt el cascarudo.Eso ya lo sabemos, s, pero no sabemos cmo

seguir...Tenemos que volar! anunci el pato. En-

tienden?Todo el campamento se qued patas para arriba.

Cascarudos, hormigas, chinches de campo, grillos,lombrices, ranas y un montn de bichitos msmiraban asombrados al pato. Era cierto, en el rono se podan quedar y, adems, los peces estabantrabajando con mucha dedicacin para mejorar su

vida y ellos, los bichos, no podran hacer mucho

all en la orilla. Al planto de Beatriz la lombriz noera bueno volver y an quedaba mucho mundo porrecorrer para contarle a las personas y a los demsanimales lo que estaba sucediendo, pero volar?cmo iban a volar?

Alguna vez viste a una rana volando?, patoloco.

Y a una lombriz?El nico que puede volar un poco soy yo dijo

orgulloso el grillo.Lo que t haces es saltar, no volar, grillo engre-

do aclar una hormiga muy sabia.Comprendo todo lo que dicen interrumpi

el pato pero yo les propongo volar en un globo


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TREINTAY DOS

como los que he visto entre la gente y ue tal laexclamacin y el entusiasmo que no lo pensaron

ms y enseguida se pusieron a trabajar porque des-de el aire podran ver mejor qu estaba pasando,cruzaran los ros y las montaas ms cilmente,y adems, conversaran con los pjaros del mundoque seguramente tendran mucho para contarles.

Durante el da cosieron hojas hasta armar un

globo redondo y verde; lo rodearon con una red dejuncos tiernos y tejieron la canasta que los llevarade viaje. Cuando todo estuvo terminado se subieronal nuevo vehculo volador y Beatriz la lombriz dejuna carta para el viejo Pejerrey.

El pato puso su pico chato debajo del canasto

ocupado ahora por los bichos, y con un gran esuer-zo comenz a correr, a correr y a correr, empujandoel globo hasta elevarlo por el aire. Ya arriba la brisase encarg de hacer volar a los bichos y el pato secoloc cerca para vigilar que todo anduviera bien.El grupo se alej en medio de un cielo esplndido.

V

Pejerrey, Pejerrey anunci la Vieja del Aguaque andaba recorriendo la supercie en la orilla,colgada de una rama de aquel sauce llorn, hay una

carta para ti.


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TREINTAY TRES

Todos los peces se juntaron y el Pejerrey abri elsobre hecho con hojas de gomero, estir el rollito

de hojas de choclo donde ue escrita la carta y co-menz a leer en voz alta.

Querido PejerreyQueridos peces amigos:

Hemos decidido seguir viaje por el mundo paracontarle a la gente, a los animales y a las plantas,todo lo que hemos visto.

Antes pensbamos que sera una buena idea for-mar grupos amigos de la tierra, pero ahora tambin

se deberan formar grupos amigos del agua, de losros y de los mares. Esperamos encontrar muy prontouna solucin para la vida de todos, porque esto queest pasando ya no debe ocurrir ms.

Hasta pronto. Nos vemos en los prximos viajes.

Beatriz la lombriz

la rana Mariana, el pato,los cascarudos, las hormigas,los grillos, las chinches de campo

y un montn de bichitos ms.

P.D.: Saludos a los peces de todos los mares.


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Adnde fueronlos pjaros?


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I

El globo de hojas y juncos ya haba recorridomucho cielo.

Anduvo por cielos azules, esplndidos, donde lavista se pierde en el horizonte, all lejos.

Vol por cielos nublados, con el color plateado,como si algn gigante hubiera puesto una gran

pantalla gris, una enorme sombrilla.Tambin cruzaron tormentas horribles donde

los rayos parecan echas enloquecidas y el vientohuracanado sacuda el globo como si estuvieraadentro de una licuadora. Las noches estrelladasueron hermosos momentos de este largo viaje,

oportunidad inigualable para soar, lo que apro-vecharon todos los bichos. Beatriz la lombriz socon su huerta orecida, sin ertilizantes malos ycon mucha variedad de rutas y verduras. La ranaMariana so con la laguna limpia, de agua pura.Los grillos, los cascarudos y las chinches de camposoaron con una tierra oscura, rtil y rica.

Una maana el pato Renato vio a lo lejos unpuntito en el cielo.

Amigos dijo bajito miren, all hay algo yseal la manchita en medio del cielo despejadoy celeste.

Qu ser? pregunt el grillo.

No lo s, pero parece que viene hacia nosotros.

TREINTAY SIETE


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En unos instantes se pudo distinguir bien; setrataba de un pjaro enorme que volaba como si le

pesaran mucho sus alas, pas muy cerca del globo,apenas mir con sus ojos tristes y continu su viajesin siquiera saludar, hasta perderse en la lejana.

Enseguida aparecieron muchos puntos en elcielo.

Eran pjaros iguales al primero, que parecan

emigrar a tierras lejanas, cargando sobre sus alasun inmenso cansancio, como si hubieran sidoderrotados en una guerra tremenda o como si nodescansaran ni sonrieran durante los ltimos siglos.Todos pasaron muy cerca del globo de los bichitos,pero ninguno alter su marcha y siguieron su curso

como si no se hubieran encontrado con nadie.Qu estar pasando? pregunt la rana Ma-riana.

Quines eran esos pjaros, pato Renato?No lo s. Nunca los haba visto.Uno de los enormes pjaros que iba a la cola de

aquel grupo apesadumbrado, pareci or la conver-sacin de los amigos del globo y detuvo su vuelo,dio vuelta, se acerc y habl.

Somos Pelcanos, aunque algunos nos llamanAlcatraces dijo.

Por qu parecen tan tristes?Es que estamos tristes. Nosotros vivimos de la

pesca, ese es el alimento para nosotros y nuestras

TREINTAY OCHO


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TREINTAY NUEVE

amilias, pero ya no hay peces en los mares y noshemos quedado sin comida dijo y eso no sorpren-

di a los bichos porque ya saban que las aguas seestaban quedando sin sus habitantes.

Adems agreg se vuelve insoportable vivircerca de los grandes poblados porque el aire no sepuede respirar o se nos ensucian las plumas y esimposible volar dijo y se march por donde vino.

Desde lejos grit:Cudense! y cerr su enorme bocota que tiene

una bolsa en la parte de abajo del pico que parecelas que se usan para ir a hacer los mandados.

El globo sigui su camino. Nadie habl en eltrayecto. Cada uno se ocup de mirar para un lado

y para otro cuidando el vuelo.

II

Despus de aquel encuentro con los Pelcanosen medio del cielo y el mar, el grupo de bichosse dirigi a las costas y para sorpresa de todos,no hallaron Gaviotas ni Golondrinas de Mar quesiempre haba en grandes cantidades. Las orillasestaban vacas.

Se metieron tierra adentro pero no vieron Hor-neros ni Gorriones ni Zorzales ni Pjaros Carpin-

teros ni siquiera algn pequeo Colibr.


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CUARENTA

La cosa era muy seria, tanto que decidieron so-brevolar la selva y para asombro de los bichos, en

lugar de encontrar un paisaje verde y orido, vieronuna selva pobre, seca y con grandes espacios despo-blados de rboles que alguien se haba encargadode cortar, convirtiendo esas zonas de la selva en

verdaderos desiertos.All no haba Tucanes ni Currucas ni Loros ni

Pjaros Tejedores.Al n volaron hasta el lago, pero tampoco en-

contraron Garzas o Cigeas.Nada, no hay nada dijo Beatriz la lombriz con

mucha pena.Imagnate agreg el pato Renato seguramen-

te tampoco debe haber Aguilas ni Pavos Reales niFaisanes ni Cndores; no vale la pena ni salir abuscarlos, verdad?

Verdad. No debe haber ya ni Buitres por ningnlado.

Esto es terrible y yo ya estoy agotada dijo unahormiga y propuso descansar.

El globo busc un rbol alto, descendi sobresu copa y arm un pequeo campamento entresus ramas.

La noche lleg muy rpido sobre aquel vallesolitario. Beatriz se enrosc en una rama, la ranaMariana encontr un agujero y se meti en l para

reposar unos momentos, mientras todos los dems


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CUARENTAY UNO

bichitos prepararon sus camas sobre las ampliashojas de aquel rbol rondoso y generoso. Slo el

pato Renato se qued cerca del globo que habanatado en la rama ms alta. El sueo los venci aln.

III

Buh! Buh! Buh! se oy en el silencio de lanoche y el grupo se despert a los saltos, las hormi-gas quedaron agarradas de los bordes de las hojas,Beatriz se hizo un nudo en la rama que la sostena,la rana Mariana qued bizca, las chinches se abra-

zaron unas a otras y los grillos no cesaban de saltarcomo si rebotaran y no pudieran quedarse quietos.Qu ue ese ruido?Quin anda ah, en la oscuridad, asustndo-

nos?Aparezca de una vez, caramba!Buh! Buh! Buh!, soy yo, aqu, atrs de estas

ramas.Y quin eres t? pregunt por n Beatriz y

todos miraron para el lugar desde donde vena lavoz.

Yo soy el Bho Real! dijo y apareci un granpjaro con cara de juez o inspector, con una mirada

muy seria, pico no, cejas arqueadas y alas a los cos-


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tados, como si estuviera ormando la y cantandoel himno nacional.

Haca das que no veamos ave alguna. Por nvemos una, pero por qu ests aqu? preguntel grillo.

Saba que vendran dijo el aire me lo cont yestaba esperndolos. Yo s que quieren saber adn-de ueron los pjaros y eso es lo que quera decirles.

A la luz de la luna, el Bho Real se pos sobreotra rama, esper que todos los bichos se pusierana su alrededor, les pidi a las lucirnagas que ilu-minaran un poco ms el lugar y comenz a contar.

El aire est muy enrarecido dijo.De lejanos lugares llegan nubes de humo que lo

contaminan y lo vuelven venenoso para la vida delos animales y las plantas.Para los animales humanos tambin? pre-

gunt Beatriz.S, para ellos ms que ninguno.Y quin hace eso? pregunt Mariana.Precisamente los seres humanos dijo el Bho

Real y lo terrible es que ellos viven del aire querespiran, igual que nosotros, pero parece que anno se han dado cuenta que morirn si siguen en-ermando el aire as.

Cmo lo hacen? pregunt Beatriz.Tienen unas enormes torres que llaman chi-

meneas...

CUARENTAY DOS


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Cuntas?Ah, no lo s! Tal vez miles, decenas de miles,

millones.Ooohhh!Esas chimeneas largan gases malos, nubes pe-

ligrosas. Los autos que usan para caminar...Qu, no tienen piernas los pobrecitos?S, pero les gusta andar sentados y esos aparatos

se pasan tosiendo y tiran un humo horrible por lacola.

Eso es tremendo!S, lo es. Adems mucha gente se pone unas

chimeneas pequeas en la boca y larga humo acada rato.

Eso es bien bobo!S, lo es. Hay lugares donde las personas ya an-dan por sus calles con mscaras y tapabocas porquesi respiran normalmente se enerman.

Eso ya es ridculo!S, lo es. Eso ocurre en las ciudades y me da

risa porque alguna de ellas se llama... BuenosAires!

JA JA JA JA JA JA! rieron los bichos comolocos. Los cascarudos se agarraban la barriga, larana lloraba de risa y las hormigas se tapaban laboca unas a otras para tratar de parar la risa, perola carcajada ue general.

Da gracia, s, pero es para llorar dijo el grillo

CUARENTAY TRES


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y todos se callaron, se hizo silencio y cada uno sehundi en un proundo pensamiento.

Los humanos se habrn enermado de estu-pidez? pens Beatriz la lombriz y sinti ganas dedecir que s con la cabeza.

En qu piensas, Bea? pregunt el cascarudo.En que tenemos que hacer algo ahora, no hay

tiempo que perder.

En nuestro planto no podemos vivir, en el rono hay peces, los pjaros se han ido lejos. Esto nopuede ser y la causa de todos estos males sealaa las personas, as que debemos hablar con ellas,tendremos que ir a las ciudades.

S! gritaron todos y los cascarudos, siempre

lentos, comenzaron a bajar del rbol. Las hormigas,en la, hicieron un camino que pareca un tobognalrededor de los troncos. El grillo dio un salto y sebaj.

Yo tambin me ir dijo el Bho Real. Me unira todos los dems pjaros que van rumbo al sur,all lejos, donde todava se puede respirar aunquehace ro y la capa de ozono parece un queso llenode agujeros.

Si vas a ir al sur, entonces te voy a pedir quelleves una carta de nosotros.

Excelente idea! gritaron las hormigas y lams pequea junt un grupo numeroso de amigas

y trajeron una hoja de banano, inmensa y sana, el

CUARENTAY CUATRO


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CUARENTAY CINCO

grillo hizo tinta con el jugo de unas remolachas yBeatriz comenz a escribir con una ramita.

Queridas aves amigasQueridos pjaros amigos:

Triste est el mundo sin ustedes. El cielo sin aves

parece desnudo. Los campos no son iguales si faltanavestruces y andes con sus zancadas de verdaderosatletas; ni sern iguales los hielos sin los simpticos

pinginos.Alguien se puede imaginar el planeta sin el canto

de cantores como ustedes?

Habr mejor tenor o soprano que las aves? Sepodr formar un coro mejor que el de los pjaros porlas maanas?

Sinceramente queremos que vuelvan a los lugaresde donde son, por eso hemos decidido seguir nuestroviaje hasta donde viven las personas para hablar conellas de todo lo que estn haciendo con la tierra, el

agua y el aire. Contamos con ustedes porque biensabemos que si los precisamos vendrn enseguidaen nuestra ayuda.

Hasta pronto. Ojal nos veamos en una granesta de todos los animales del mundo, incluidos loshumanos, claro est.

Un beso de Beatriz la lombriz, la rana Mariana, el


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CUARENTAY SEIS

pato Renato, los cascarudos, las hormigas, las chin-ches de campo, los grillos y un montn de bichitos

ms.

P.D.: Saluden de nuestra parte a las aves de loscielos del mundo.


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Por qu la genteest triste?


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I

Llegar a la primera gran ciudad no ue nada cil.Tuvieron que pasar por pequeos poblados, villas,caseros y pueblitos, pero recin cuando hallaronla inmensa autopista, parecida a las culebras zigza-gueantes, comprendieron que ese sera el caminoque conducira a la metrpoli, y la siguieron.

Al principio era insoportable, pero luego se acos-tumbraron, lo que es terrible, y entendieron queno haba otra posibilidad; tuvieron que aguantar elruido, el humo y el olor nauseabundo de la gasoli-na que largaban miles y miles de autos, camiones,motos y vehculos de todo tipo en aquella carretera

inernal.A veces se enlenteca la marcha all abajo, elescndalo era ms suave y a los bichos les parecaavanzar muchsimo porque dejaban atrs cientos ycientos de vehculos casi parados.

Pero otras veces la pista pareca un ro vertigino-so que avanzaba a gran velocidad, a punto de des-bordarse, y los bichos se asomaban por los bordesdel canasto sin salir del asombro de ver aquellaspersonas y aquellas mquinas a toda carrera.

En direccin contraria era igual. Para un ladoy para otro dos torrentes de ruedas y chapas pa-recan ir en busca de algo que no poda esperar ni

un segundo.

CUARENTAY NUEVE


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Y ese es, ms o menos, el ritmo de locura quetienen las ciudades grandes dijo el pato Renato

que algo haba escuchado en sus viajes.Ay, mamita querida!Qu aventuras llegarn? pregunt Beatriz sin

esperar respuesta.Los dems bichos slo miraban con sus inmen-

sos ojos el movimiento a su alrededor.

A lo lejos la carretera daba una vuelta por detrsde una loma que estaba repleta de casitas de techosrojos. Frente a ese cerro unas chimeneas grises nocesaban de largar al aire columnas de humo de to-dos los colores, desde el blanco ms blanco, hastael negro impenetrable.

El cielo ya no era azul, tena una densa brumadel color de los ladrillos suspendida sobre todoel lugar. Cuando el globo dio la vuelta a la colinaapareci el gigantesco muro de cemento, el paisajeestaba recortado en lneas rectas, y miles y milesde ventanas parecan ser los ojos de la ciudad quelos estaban mirando desde lejos. Un poco ms allapreci una baha con grandes barcos de acero y elagua marrn. En un costado los bichos vieron unparque rodeado de rejas como si no dejaran entrarni salir nada. Por las calles y avenidas de la ciudad,corsos de autos y ruidos iban y venan como ma-nadas de balos asustados.

La gente apilada en las esquinas, en las paradas

CINCUENTA


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CINCUENTAY UNO

y en las estaciones se vea como racimos colgadosde aroles y edicios.

Adnde aterrizamos, pato? quiso saber elgrillo.

No s. Jams vine a una ciudad as, tan grande.Vinimos a hablar con la gente,as que debemos ponernos donde veamos ms

personas sugiri Beatriz y entre las calles que se

cruzaban y se enredaban en madejas enmaraadasde asalto, apareci un lugar indicado.

All! Ese es el mejor sitio! seal Marianay el globo se dirigi a la cabeza de un caballo debronce que llevaba un jinete tambin de bronce,en medio de una plaza por donde transitaban ver-

daderas multitudes. Se posaron all, descendierondel canasto y se pusieron a observar.Parece ser el centro de la ciudad aqu not una

hormiga y sac una libretita para anotar lo que vea.

II

Miren! grit un cascarudo sealando una delas esquinas de la plaza. La gente se juntaba cuandouna luz estaba roja y los autos pasaban y pasaban.Cuando esa luz de la gente se pona verde, entonceslas personas salan caminando ligero, igual que los

autos, todos juntos, al mismo paso, mientras los ve-


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CINCUENTAY DOS

hculos esperaban parados, observando, rugiendo,temblando ansiosos.

Esa operacin se repeta una y otra vez por lap-sos ms o menos iguales. Lo terrible, lo inslito eraque exactamente lo mismo ocurra en innidad deesquinas de la ciudad, yendo y viniendo en incon-tables direcciones.

Observen all! seal Beatriz los bancos de

la plaza donde haban personas sentadas unas allado de las otras sin mirarse ni hablarse ni tocarsecon suaves caricias, sino quietas como estatuas,mirando revistas o diarios o cualquier cosa, con la

vista perdida vaya uno a saber en qu lugares.Esa gente no me gusta observ un cascarudo

pero mira, Bea, all hay unos jvenes que miran conentusiasmo a unas jvenes...Dnde?All! y tanto se estir el cascarudo tratando

de sealar el sitio que perdi el equilibrio y se cayde la cabeza de la estatua a la cabeza de una niaque pasaba por la plaza cabizbaja y seria.

Uy, perdn! dijo el cascarudo mientras losdems bichos dejaban de respirar, el pato casi sale

volando y la nia por poco se desmaya al ver uncascarudo hablando.

Nos descubrieron dijo Mariana bajito.No, no, no te descompongas t que el que est

golpeado soy yo dijo el cascarudo y la nia mir


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CINCUENTAY TRES

para todos lados, se agach, lo tom en sus manosclidas y lo observ con sus enormes ojos negros.

Cmo te llamas?Anna, y t?Cascarudo, no ves que soy un cascarudo? y

enseguida cont toda la historia y el viaje.Finalmente seal la cabeza del caballo y le pidi

a Anna que no le revelara a nadie el ormidable

secreto.Esa noche los bichos volaron a casa de Anna

tal cual haban arreglado, all, pasando aquellaschimeneas, despus de la baha, en la alda de laprimera colina, en una de las casitas de tejas rojas,la sexta despus del rbol viejo, la que tiene un arol

en la puerta.Anna los esper en la ventana de su cuarto.

III

Camino a la casa de Anna los bichitos vieron laciudad encendida como un rbol de navidad y elespectculo resultaba ormidable desde el globo.El aire ahora estaba un poco ms limpio y se oanmenos ruidos. Notaron que haban menos autosa esa hora y la gente pareca andar ms tranquila,aunque algunas personas iban tan despacito que

cualquiera poda pensar que no queran ir a ningn


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lado o no tenan ningn lado adonde ir. Sus carasestaban serias y lo nico que hacan era mirar el

piso.Por algunos lugares haba gente durmiendo en

recovecos, al aire libre y lo peor, lo que jams sepodra entender era que, entre esa gente, habamuchos nios como Anna.

De madrugada llegaron a la casa en medio de la

luz de la luna esplndida.Hola, Anna, gracias por esperarnos dijo Ma-

riana y las hormigas, los cascarudos, los grillos ylas chinches de campo se sentaron en el borde delos postigos. El pato Renato y Beatriz la lombrizle regalaron a Anna dos semillas de girasol y un

canto rodado.Anna escuch con atencin todo el relato quehicieron los bichos sobre el viaje por la tierra, losros y los cielos. Uno a uno dijo lo que haba vistoy los amigos que haba conocido. Beatriz comentla amargura que le provoc descubrir nios en lacalle, lavando vidrios de autos en los semoros paraganar unas monedas o...

Qu son monedas? pregunt la hormiga mspequea.

Algo que se usa para comer o para...Son ricas y dulces?No! Nada de eso. Sirven para comprar cosas.

La comida hay que comprarla?

CINCUENTAY CUATRO


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S contest Anna con cierta pena y agreg: Elagua tambin se compra.

Y el aire?No... todava no.Y la alegra?No.Y el amor?No.

Y...?Basta, hormiguita chiquitita!Deja que Anna nos cuente cmo es su ciudad,

si? pidi Beatriz.En realidad tenemos muchas cosas eas, s.

Mucha gente vive encerrada con rejas y mil ce-

rraduras.Oh!No hay sucientes parques. La gente anda apu-

rada y muchos viven mal.Es por eso que la gente est triste?S, seguramente debe ser por eso dijo Anna y

enseguida cont que en el mundo de las personashay guerras, violencia y drogas.

... y eso es slo un montn de porquera dijo.Cuntanos ms pidi el cascarudo.La ciudad tiene mucha mugre y el aire es raro y

malo. Hay ciudades que tienen el agua tan ea queno se puede beber.

Pah!

CINCUENTAY CINCO


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Otras ciudades tienen muchsima gente pobrey siguen llegando ms todos los das.

El mundo de las personas parece estar pataspara arriba not una chinche de campo y se mircon sus compaeras y con los cascarudos que biensaben que cuando se quedan patas para arriba no

se pueden dar vuelta y ese puede ser el n.No tiene nada lindo tu mundo, Anna? pre-

gunt Beatriz.S. Por suerte tengo amigos, escuela, amilia

y ores, todava tengo ores y lugares donde sepueden plantar, aunque esos lugares cada vez sonms chiquitos porque las mquinas estn tirandorboles y pelando el mundo. Por eso creo que an

queda mucho por hacer.S, eso, debemos hacer algo.Qu podemos hacer?No s.Tendramos que juntarnos con todos los nios

como t, Anna dijo la rana Mariana.Eso sera antstico, pero cmo hacerlo? dn-

de reunirnos?

IV

El lugar podra ser mi playa propuso el pato

Renato y a todos les encant.

CINCUENTAY SEIS


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CINCUENTAY SIETE

T, Anna, sera bueno que te juntaras con ami-gos de todo el mundo para organizar esa gran

reunin, no?S, eso har, pero deben ser slo nios, si?

pidi.Bien dijo Beatriz mientras tanto nosotros

escribiremos una carta para todos lados haciendola invitacin te parece?

Excelente dijeron los bichos y se pusieronalrededor de un papel, Anna trajo una vela y...

Anna interrumpi el cascarudo que habacado all en la plaza creo que lo mejor ser quet misma escribas esa carta.

Est bien, si no les parece mal.

Al contrario dijeron y la nia sac un lpiz desu mochila y comenz a escribir.

Queridas amigas y amigos del mundo entero:

He escuchado con mucha atencin lo que me han

contado mis amigos los bichos, y ahora s lo que estsucediendo en la tierra, el agua y el aire. Yo les contlo que ocurre en las ciudades y, la verdad, no es ascomo quiero que sea el mundo.

Algo tenemos que hacer.Los invito a comunicarse conmigo de la mane-

ra que deseen para organizar juntos un encuentro


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CINCUENTAY OCHO

mundial de nios amigos de la tierra, no les pareceuna buena idea?

A partir de ahora podemos intercambiarnos pro-puestas sobre cmo debe ser esta reunin.

Desde ya les adelanto que mi amigo, el pato Rena-to, propuso hacer el encuentro en la playa Chichiri-viche, pero est en nosotros decidir dnde convienems.

Manden sus respuestas a la direccin que les pongoatrs del sobre.

Un beso para todos de Anna, la nia de la ciudad,Beatriz la lombriz, el pato Renato, la rana Mariana,los cascarudos, las chinches de campo, los grillos, lashormigas y un montn de bichitos ms.

P.D.: No se demoren que no hay tiempo que perder.Es urgente.Otro beso.(El beso tambin va urgente).


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Quin dijoque el mundoest perdido?


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I

Al principio pensaron que era una locura.Son cosas de nios decan algunos adultos.Nunca antes se ha hecho algo as aseguraban

otros.Denitivamente no ser posible armaban

personas mayores que no tienen imaginacin y susrostros estn aburridos. Sin embargo los nios y losbichos siguieron trabajando intensamente.

Cartas, llamadas telenicas, axes, correo elec-trnico, seales de humo, mensajes satelitales,botellas cerradas con cartas adentro, gritos en lasmontaas con eco y palomas mensajeras iban y

venan.Al poco tiempo llegaron a casa de Anna algunos

nios de todo el mundo. Trataban de organizar elgran encuentro.

Beatriz la lombriz, la rana Mariana, las chinches,las hormigas, los grillos, los cascarudos y el pato

Renato participaban atentamente instalados sobrela mesa de luz. El tema era ver dnde haran lareunin.

Puede ser en el medio del ocano propusoRatu de once aos, llegado de Fiji, isla de Oceana,pero todos saben que no es posible estar parado

sobre el agua.

SESENTAY UNO


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Tal vez podamos hacerlo en la cumbre del pla-neta, en el Everest dijo Koyllur, nia andina de

ocho aos, acostumbrada a las alturas.Surya Tulsi apoy la idea. Es que l viva en las

montaas del Himalaya y reunirse en el Everest eracomo estar en su casa, pero todos saben que subirocho mil ochocientos cuarenta y ocho metros noes cil.

Ni sobre el agua ni en las montaas. Nada deeso.

Lo mejor ser hacerlo en el desierto donde yovivo propuso Modibo, hijo de Mandinga, habitan-te del Sahara, pero esta sugerencia tampoco tuvoxito porque nadie aguantara varios das bajo los

terribles rayos del sol.Mucaja, nia ianomami, habitante de las selvasamaznicas, a orillas del gran ro, propuso que todose hiciera en su regin y la idea habra sido aceptadade no ser por la oposicin de Anna.

Nosotros no estamos acostumbrados dijo, letengo miedo a las culebras y los alacranes. El calores insoportable y los mosquitos ni les digo!

En todo caso les propongo hacerlo en la ciu-dad...

NO! gritaron nios y bichos.Pensaron y pensaron y al n ue Beatriz la que

record la propuesta del pato Renato y, entonces,

ya nadie lo dud.

SESENTAY DOS


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SESENTAY TRES

El mensaje ue muy claro, todos los nios delmundo se enteraran. Los adultos no.

Ningn adulto sabr de esto? quiso saberRatu.

Ninguno... bueno, ninguno, no. La nica quesabr del encuentro ser la Anciana Mgica dijoMucaja.

Aquella mujer sin edad seguramente ya sabra

que sobre el mar Caribe, en la playa Chichiriviche,tendra lugar el Primer Encuentro Mundial de Ni-os Amigos de La Tierra.

Ahora tendremos que trabajar dijo Modibo.S seal Koyllur y sobre todo ver de qu

manera llegamos all.

II

El grupo organizador integrado por Ratu, Koy-llur, Mucaja, Modibo, Surya Tulsi, Anna y todoslos bichos, ya saba que concurriran al encuentro

cinco mil trescientos veintisis nios. De cadacontinente vendran mil nios, trescientos serannios sin pas (como los gitanos), veinte vendrandel polo norte (como los nios esquimales) y seisseran los del grupo.

La Anciana Mgica puso toda su ayuda. Aquella

mujer siempre andaba de buen humor y era muy


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SESENTAY CUATRO

sabia, por eso hablaba poco. Los ltimos tiemposlos haba pasado en las nubes tratando de coser la

capa de ozono o pasando una inmensa aspiradorapor la alombra del cielo.

Los nios y la Anciana slo hablaban de la re-unin.

Despus del encuentro podramos organizaralgunos juegos y terminar bailando en la arena.

Qu les parece? dijo Modibo.Excelente! dijeron todos menos la Anciana

que se ri y mir su antiqusimo bastn hecho conla rama de un cedro.

T tambin podrs bailar dijo Ratu y se lanzsobre ella, la abraz y le dio como dos mil besos...

buenos, tal vez no tantos.Cmo le damos un ltimo detalle al encuen-tro? pregunt Anna.

Podramos baarnos todos juntos en la playapropuso Surya.

Desnudos? pregunt Anna.Y por qu no, eh? protest Modibo.Lo mejor ser terminarlo de la manera que

quieran...Las nubes estn listas anunci la Anciana

Mgica y todos los nios del mundo se subieron aellas, en cada lugar donde la mujer haba mandadonubes para trasladar a los participantes. Algunas

eran pequeas y llevaban un solo nio. Otras eran


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SESENTAY CINCO

inmensas y podan cargar cientos... bueno, tal vezno tantos.

Lo cierto es que rumbo al mar Caribe viajabancinco mil trescientos veintisis nios, una An-ciana Mgica, Beatriz la lombriz, la rana Maria-na, el pato Renato, las chinches, los cascarudos,los grillos, las hormigas y un montn de bichitosms.

CHIVICHIRICHE nos espera! grit la An-ciana Mgica y todos rieron.

CHICHIRIVICHE, Anciana, Chichiri-viche corrigi Mucaja y se lanz sobre la seorapara darle cinco mil... epa! tal vez no tantos, peroms o menos un montn de besos.

III

Los ltimos en llegar ueron los nios de Japn;es que una tormenta los haba retrasado cuandocruzaban el Trpico de Cncer. Koyllur cant una

cancin de bienvenida en quechua. Los niosescuchaban en la arena y en el agua. La playa Chi-chiriviche no era muy grande y la vegetacin de laselva caa casi al borde de sus orillas. El agua estabaserena y verde. Los nicos que resoplaban comoballenas soocadas eran los nios esquimales que

no dejaban de zambullirse.


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Cuando el sol se ocult detrs de los rboles,Anna propuso ormar una ronda en la arena.

Lo mejor ser presentarnos propuso Surya Tulsiy los nios asiticos se pusieron de pie por todoslados.

Venimos del continente ms poblado del mun-do dijo un nio indio que tena su casa a orillasdel ro Krishna.

De todas maneras lugar tenemos aclar unania china de largas trenzas y vestido de ores.

Hay muchas enermedades porque las aguasestn contaminadas anunci un nio rabe.

Y la gente se muere de hambre porque no haycomida record un nio camboyano.El aire

tambin est contaminado dijo un nio japonsque viva en Tokio.Lo peor, creo, es la guerra interrumpi un nio

irak de enormes ojos negros y mir a la nia deCroacia y a unos nios de Bosnia que permanecanserios.

Pensamos igual que t dijeron nios israelesy palestinos. Entonces toda la playa qued en silen-cio. Hasta las gaviotas callaron.

No ser que el alma de las personas tambinest contaminada? dijo Surya Tulsi.

El alma de toda la gente no. Por suerte haymuchos adultos que yo s que tienen el alma bien

limpita todava aclar Modibo.

SESENTAY SEIS


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Nosotros venimos de tierras hermosas sepresent Mucaja.

Pero desde hace aos la gente agujerea loscampos y las montaas, las selvas y el ondo de losros, desesperados por hallar oro, plata y esmeral-das agreg Koyllur.

Nosotros ya no podemos ni respirar dijo unnio mexicano.

Y nosotros no podemos baarnos en nuestrosros; hay mucha hepatitis y mucho clera recorduna nia peruana.

Mucaja propuso hacer una pausa para cenar. Elsol se haba ido y el cielo estrellado recibi la lunallena. Se hicieron ogones por toda la playa para

comer rutas y verduras, y para beber jugos y aguaresca. Cada grupo se puso un nombre y as ueronapareciendo el grupo de las montaas, el del agua,el de la selva, los desiertos y las ciudades.

En una punta rocosa Anna se reuni con to-dos los nios venidos de las grandes ciudades delmundo.

Nosotros no aguantamos ms dijo un niode Tokio en cualquier momento nos caeremosde la isla todos se rieron, en especial los deLondres.

En Buenos Aires vamos a terminar marronespor el humo.

En Hamburgo vivimos con miedo porque en

SESENTAY SIETE


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cualquier momento puede estallar una estacinnuclear y chau.

La Anciana Mgica escuchaba con atencin aquy all, y tomaba notas en una libreta de hojas demaz, bien secas y planchadas.

Luego de cenar se orm el grupo de las pregun-tas que trabajara entre las palmeras al da siguiente.Despus ueron a descansar mientras Koyllur toc

la quena.Koyllur, cmo se llama esta meloda? quiso

saber Mucaja.Se llama Estrella como mi nombre y se toca

en la isla del Sol, en medio del lago donde naci elprimer hombre y la primera mujer.

El sol ue el padre de esa pareja?S.Y la madre?Ah, la madre ue... digamos la tierra, la Pacha-

mama! dijo Koyllur orgullosa y mir sonriendo ala Anciana Mgica que tambin sonrea.

IV

La segunda jornada del encuentro ue de juegosy bailes. Esa maana se despertaron tarde. Despusdel almuerzo hicieron una pausa compartiendo la

sombra resca.

SESENTAY OCHO


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SESENTAY NUEVE

Modibo comenz los estejos. Ms de cien niasy nios aricanos se sentaron rente a unos tron-

cos huecos y comenzaron a golpearlos con uerza,llamando la atencin de todos. Despus los ritmosueron ms suaves invitando a bailar. Koyllur y losnios andinos no se hicieron esperar acompaandoa los aricanos con melodas de las montaas, conquenas, palos y pequeos tambores. Koyllur cant:

Camri ustaUnuiquitaPara munquiMai impiriChichi munquiRiti munqui.

No entiendo nada dijo Anna en el odo de unnio peruano.Est cantando en quechua, eso es lo que pasa.Pero qu dice?T, real doncella, nos dars lloviendo tus

hermosas aguas; tambin haz de granizar y hastanevars. Y en ese preciso instante comenz a lloversobre toda Chichiriviche, pero como haca muchocalor siguieron bailando y cantando bajo la lluvia.

La Anciana Mgica, sentada sobre una roca,disrutaba su lluvia y las canciones. Entre msica ypoesa los nios se tomaron de la mano y ormaronrondas y parejas. Beatriz invit al cascarudo, Maria-

na sac a bailar al grillo y el pato Renato bail con


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SETENTA

las chinches y las hormigas. La Anciana hizo delcielo una enorme bveda para que las canciones se

oyeran mejor, apag el sol, dej slo un resplandor,pint de colores las gotas de lluvia y prepar dostoneladas de ensalada de ruta.

La diversin dur hasta el amanecer.

VHoy es el tercer da record Surya ser el

momento de or qu hizo el grupo de las preguntas.Anna ue a buscarlos dijo Modibo parece que

trabajaron toda la noche iluminados por bichitos

de luz.Despus de almorzar ensaladas el grupo depreguntas se instal en las dunas usando enormescaracoles como altavoces para que todos pudieranescuchar. Anna habl.

Mucho sabemos ahora de las cosas que le pa-san al mundo. Muchas cosas podemos decir pero

hemos preerido preguntar.Un nio estadounidense se puso de pie.Everyone has the right to lie, liberty and se-

curity o person (1) dicen los Derechos Humanos,por qu hay guerras en el mundo, entonces?

Un nio de Niger, negro como la noche, de boca

ancha y sonrisa blanqusima sigui su turno.


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SETENTAY UNO

Nul ne sera tenu en esclavage ni en servitude;lesclavage et la traite des esclaves sont interdits sous

toutes leurs ormes (2) dice tambin la declaraciny sin embargo muchos nios son usados para eltrabajo.

Quin cree tener el derecho de usar y abusarde nosotros?

Miren! grit Mucaja y todos miraron el agua

y la playa. La Anciana Mgica haba trado animalesde dierentes partes del mundo que se haban insta-lado en la arena. Ms all el mar estaba repleto depeces de mil colores y tamaos. Los rboles pare-can orecidos de aves de los ms lejanos lugares.

No queremos que destruyan nuestra amilia

dijo un lobo marino.A nosotros nos estn quitando nuestra casacoment una nutria de los baados uruguayos.

No queremos tener ms hijos que nacerncondenados a terribles matanzas dijo una ballenaazul. Entonces vol un hornero y habl.

Nosotros hacemos nuestras casas igualitasdijo. No entendemos por qu ustedes, los huma-nos, viven en casas tan dierentes. Unos en palaciosy otros entre latas y cartones.

Nadie ser sometido a torturas ni a penas otratos crueles, inhumanos o degradantes (3) diceny yo pienso que si los adultos dejaran de pegar, tal

vez las guerras se terminaran, no?


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A veces me pregunto interrumpi Ratu porqu daan el agua?

Por qu tenemos que respirar aire sucio? pre-gunt Anna.

Los nios tenemos derecho de recibir edu-cacin, pero en donde yo vivo no pueden ir a laescuela dijo Modibo y muchos nios se pusieronde pie para contar lo mismo.

Se arm un gran bochinche, entonces Mucajahabl.

Nadie tiene derecho de dejarnos un mundoenermo, viejo y triste.

La gente sonre poco, no juega en los parques nise saluda dijo Koyllur. La Anciana Mgica escriba

todo lo que los nios decan.Qu piensas hacer con esas hojas? preguntMucaja.

Un libro, one single book, un seul livre, paraque la gente sepa lo que pensamos.

La mujer sin edad se transorm en nube y sedeshizo en lluvia con gotas de mil colores.

Todos subieron a sus nubes y comenzaron elviaje de regreso.

Ojal lean este libro de maz! dijo un nioguatemalteco.

Tal vez tengamos que vernos muchas veces msanunci Anna. Pero sera bueno que alguna vez

lo hiciramos slo para bailar y jugar.

SETENTAY DOS


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En pocos momentos el lugar qued vaco.Nadie hubiera pensado que ah haban estado

ms de cinco mil nios. La arena, hmeda an,tena colores. Muy lejos de all los nios viajabanpor el mundo para hablar con la gente sobre la vidaque queran en este siglo y en este milenio. Cadauno contara qu haba sucedido en el encuentro.

Saban que algunos adultos diran son cosas de

nios o locuras de pequeos y que un encuentroas jams se podra realizar. Pero a ninguno deellos le importaba demasiado.

Lo importante era hacer amigos de la tierra, delaire y del mar.

Beatriz la lombriz, la rana Mariana, el pato Re-

nato, las chinches, los grillos, los cascarudos y lashormigas, volvieron a su huerta junto a un montnde bichitos ms. Ya no escriban cartas, ahora te-nan un libro y por primera vez sentan que si losnios eran capaces de hacer todo lo que hicieron,el mundo poda mejorar.

Beatriz escribi una notita para poner adentrodel libro.

Amigo lector deca quin dijo que el mundoest perdido? Todava podemos hacer juntos muchascosas. Aqu, entre nosotros, hay un sitio para ti. El

mundo tambin es tuyo y te precisa.

SETENTAY TRES


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Un beso de Beatriz y todos los bichos de esta his-toria.

Muchachas, muchachosa la rueda, ruedaque vuestra sea la calle

y toda la vereda. (4)

(1) Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a laseguridad de su persona (Declaracin de los Derechos Hu-

manos, art. 3).

(2) Nadie ser sometido a esclavitud ni servidumbre; la esclavi-tud y la trata de esclavos est prohibida en todas sus ormas.

(Declaracin de los Derechos Humanos, art. 4).

(3) Declaracin de los Derechos Humanos, art. 5.

(4) Verso de Lber Falco, poeta uruguayo, 19061956.

SETENTAY CUATRO


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Cancin de la lombriz Beatriz

(recitado)No queremos la mugre ni la guerra,

somos amigos de la tierra.

El mundo estaba engripado

y tambin contaminado.

Le dola la cabezade tener tanta pobreza.

Tena mucha locura

de vivir en la basura.

Los rboles se moran,la gente los destrua.

Y los bichos disparaban

pues la gente los cazaba.

El mundo estaba sin dientes,tena enermo el ambiente.

Quin encontrar el remedio

de proteger nuestro medio?

SETENTAY CINCO


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Quin quitar la tristezaa nuestra Naturaleza?

Ser cada ser humano,el remedio est en sus manos.

En lugar de disparateses mejor tomarse un mate.

No me rompas el planetani abriques escopetas.

En lugar de destruires ms lindo construir.

Quiero volar por el cielode un mundo de caramelo.

Ch, adulto, no armes ms loque el mundo tambin es mo!

Esta cancin que te regalamos orma parte de la obra de teatroAdnde ueron los bichos?, de Ignacio, que obtuvo el PremioFlorencio al Mejor Texto de Autor Nacional, Premio Floren-cio como Mejor Espectculo para Nios y Premio Musa de

AGADU a la obra ms vista por los nios de Uruguay.

SETENTAY SEIS


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En este libro estn todos los viajes de los bichos.

Adonde Fueron Los Bichos

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