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trabajo de investigacion sobre la crisis en el peru

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Contenido RESUMEN EJECUTIVO ........................................................................................................... 3

INTRODUCCION ........................................................................................................................ 4

CAPITULO I ................................................................................................................................ 5

1. Concepto General: ....................................................................................................... 6

CAPITULO II ............................................................................................................................... 8

2. Crisis Financiera ........................................................................................................... 9

2.1. Concepto de Crisis Financiera ............................................................................. 9

2.2. Causas de la Crisis financiera ............................................................................ 11

2.3. Consecuencias de la Crisis Financiera ............................................................. 14

CAPITULO III ............................................................................................................................ 16

3. Análisis Histórico de las Causas de la Crisis Global ....................................... 17

3.1. La Gran Depresión de los años 30 .................................................................... 17

3.2. La recesión Japonesa de los años 90 ............................................................... 18

3.3. La crisis Financiera Internacional: México 1994-1995 ................................... 19

3.4. La crisis Financiera Internacional: Asia 1997-1998 ........................................ 19

3.5. La crisis Financiera Internacional en los EE.UU. ............................................ 20

3.6. La crisis Financiera Internacional en la Eurozona en el 2010 ....................... 21

CAPITULO IV ........................................................................................................................... 23

4. Situación Actual de la Crisis Global ...................................................................... 24

4.1. Situación Actual de América Latina y el Caribe ............................................... 24

4.2. Fragilidades en el escenario Económico Internacional .................................. 25

4.3. El complicado escenario de los países industrializados ................................ 26

CAPITULO V ............................................................................................................................. 27

5. Impacto en la Economía Peruana: ......................................................................... 28

5.1. ¿En qué consistió y por qué ocurrió? ................................................................ 28

5.2. ¿Y por qué afecta esta situación al resto del mundo?.................................... 28

5.3. ¿Cuál fue el origen de este problema? ............................................................. 29

5.4. ¿Cómo reaccionaron los gobiernos?................................................................. 29

5.5. El caso europeo .................................................................................................... 31

5.6. ¿Hasta cuándo?.................................................................................................... 32

5.7 ¿Qué consecuencias tiene lo descrito en el Perú? ......................................... 33

5.8 ¿Cuándo terminará la crisis? ¿Tiene solución? .............................................. 33

ANEXOS .................................................................................................................................... 34

RESUMEN EJECUTIVO

El presente trabajo realiza un análisis de la coyuntura internacional actual, la

cual está experimentando una desaceleración con riesgo de una nueva crisis

debido a la incertidumbre y las tendencias generadas principalmente en el

comercio internacional. La gran profundidad, la cobertura y sincronización de la

crisis financiera acompañada de una contracción violenta del financiamiento

internacional y grandes problemas de sobreendeudamiento en las economías de

las zonas europeas tendrán efectos e impactos negativos en la economía

peruana, la cual está cada vez más insertada en la economía mundial; estos

impactos serán motivo de análisis de nuestra investigación.

Debido a esta relación de inserción comercial tanto la región como nuestro país

se encuentran muy expuestos a las fluctuaciones de los mercados

internacionales; sin embargo la aplicación de políticas contra cíclicas, el manejo

prudente las políticas fiscales y monetarias, la estabilidad de la inflación y el

impulso al crecimiento del PBI han hecho posible que el Perú sea un atractivo de

inversiones internacionales, esto tras la obtención del grado de inversión y la

confianza de los agentes económicos; lo cual permitirá a nuestro país estar en

una mejor posición para enfrentar y superar la actual coyuntura internacional de

inestabilidad y vulnerabilidad de las principales economías del mundo.

INTRODUCCION

El presente trabajo de investigación tiene como objetivo realizar un análisis de la crisis

económica internacional y los impactos que ocasionará a nivel nacional, la coyuntura

internacional muestra vulnerabilidades principalmente en el comercio internacional , la

intención en este estudio es observar los factores que condicionarán aún más la

inserción de las economías en América Latina sobre todo en el caso Peruano en el

nuevo escenario global; todo esto teniendo en cuenta la gran profundidad ,

sincronización y cobertura de la crisis financiera primero y económica después,

acompañado de una contracción violenta del comercio mundial tras la crisis del 2008 y

con riesgo de una nueva recesión de las principales economías mundiales.

En esta investigación se examinaran las importantes mutaciones que sufrió la economía

Peruana a raíz de esta crisis, y los impactos que ocasionará debido a la pérdida de

dinamismo de las economías mundiales y el decrecimiento mundial.

Se realiza una revisión conceptual pertinente de la crisis económica internacional, que

explica los principales conceptos para una visión clara y panorámica de los términos

más adelante usados para el análisis de la mencionada crisis global

Posteriormente se realiza un análisis histórico de las causas que originaron las crisis a

nivel mundial. La tercera parte realiza un estudio de la situación actual de la crisis global,

así como también en América Latina y el Caribe.

Finalmente el estudio termina con las conclusiones más importantes derivadas de este

trabajo. Para terminar, esperamos que la investigación realizada sea un pequeño aporte

para identificar el desenvolvimiento y comportamiento futuro de las economías

mundiales, así como el impacto que ocasionará a nivel nacional y local, gustosos de

recibir cualquier comentario para perfeccionarnos en el largo camino de la investigación

económica.

CAPITULO I

1. Concepto General:

La primera crisis financiera internacional del siglo XXI estalló en el 2007 con el virtual

colapso del sistema financiero de Estados Unidos; el detonante fue el estallido de

una burbuja inmobiliaria, alimentada por un boom crediticio durante los seis años

previos. En paralelo, burbujas inmobiliarias también estallaron en España, Irlanda y

Reino Unido. Por tanto, ocasionó una crisis en las economías avanzadas con

impactos en todo el mundo, manifestados en una desaceleración de la actividad

productiva y aumentos en el desempleo.

En el 2007, estalló la primera crisis financiera internacional del siglo XXI en Estados

Unidos y en algunos países europeos. Cinco años después la crisis no ha terminado,

pues muestra diversas ramificaciones, y en esencia se trata de la misma crisis que

estalló en el 2007 en Estados Unidos y generó repercusiones globales a partir de

setiembre del 2008. Los mecanismos de solución alimentaron aún más la crisis, que

mutó de financiera y privada a fiscal y pública.

En términos generales, la crisis puso sobre el tapete una antigua lección: si un

gobierno gasta por encima de sus ingresos, genera un déficit fiscal; el exceso de

gasto público puede ser cubierto durante un tiempo con deuda, pero si la tendencia

persiste, llega un momento en que ya no es posible endeudarse más. En esa

circunstancia solo queda reducir el gasto. Dicho de otro modo, al igual que en una

familia, no se puede gastar por encima de los ingresos de manera indefinida. Más

aún, en Estados Unidos y varios países europeos no solo se trata de un problema

de los gobiernos, sino también de las familias en sí, es decir, todas se han

acostumbrado a gastar más de lo que pueden pagar. Esto ha ocurrido desde hace

un par de décadas, pero con mayor profundidad en los primeros diez años del siglo

XXI. El crecimiento alto y sostenido de la economía mundial en medio de una ola de

innovaciones en las tecnologías de la información había generado la “muerte del

riesgo”, es decir, los agentes económicos redujeron la aversión al riesgo casi hasta

eliminarla debido al optimismo sobre el comportamiento de la economía mundial. El

resultado fue el boom crediticio y el sobreendeudamiento de las familias y el

gobierno de Estados Unidos que acompañó la burbuja inmobiliaria ocurrida entre los

años 2002 y 2007. Desde esa óptica, la crisis fue un resultado del éxito anterior. El

mundo transitó del crecimiento y la confianza a la depresión y el pánico.

Ante ese panorama sólo quedaba ajustar, es decir, disminuir el gasto y aumentar los

ingresos públicos para reequilibrar las finanzas públicas. Como consecuencia, las

familias compran menos, las empresas venden menos y la economía se contrae.

Las consecuencias en Perú son en primer lugar, el menor crecimiento económico

mundial se traduce en menores exportaciones; si bien es cierto que el oro viene

aumentando de precio, el resto de metales y otros productos no tradicionales pueden

observar una disminución de su demanda. Ello se traduce en un menor crecimiento

económico del Perú; las empresas tienen menos utilidades y la recaudación

tributaria disminuye, con lo cual el gasto público, en un contexto de menores

ingresos, podría tender a reducirse. En segundo lugar, la mayor emisión de dólares

seguirá inundando los mercados locales, de manera que es previsible una tendencia

hacia la disminución del tipo de cambio. En tercer lugar, será más complejo

mantener la estabilidad macroeconómica, pues el escenario externo será

desfavorable, comparado con lo ocurrido entre los años 2002 y 2008. En cuarto

lugar, la solidez macroeconómica del Perú, manifestada en un crecimiento

económico mayor del 5% con estabilidad monetaria, disciplina fiscal y alto nivel de

reservas, es un factor que juega a favor del Perú, pues puede ser atractiva para

hacer negocios, siempre y cuando la estabilidad política lo permita.

Desde luego, la solidez macroeconómica es una condición necesaria pero no

suficiente para enfrentar los problemas de exclusión de una gran cantidad de

peruanos; lo que pasa es que sin esta solidez no se puede enfrentar la problemática

social, pues provee de los recursos para hacerlo. La creación de empleos por parte

del sector privado y el funcionamiento adecuado de los programas sociales —es

decir, una mejor gestión pública— son claves. Invertir más y mejor en educación,

salud y seguridad ciudadana y diseñar programas de reducción y alivio de la pobreza

y desigualdad son parte del esfuerzo social que debe realizar el gobierno. Ello

requiere recursos cuya abundancia dependerá en gran parte de la evolución de la

economía mundial.

CAPITULO II

2. Crisis Financiera

2.1. Concepto de Crisis Financiera Ya nadie cuestiona que nos encontramos ante la mayor crisis financiera

internacional desde la Gran Depresión. Desde septiembre de 2008 se han

producido acontecimientos sin precedentes que están reconfigurando el

sistema financiero internacional y que desafían la ortodoxia económica liberal,

que se mantenía prácticamente incuestionada desde los años 90 bajo el

liderazgo de EEUU. Así, la crisissubprime que estalló en agosto de 2007 se ha

transformado en una crisis financiera sistémica, cuyo epicentro ya no está sólo

en EEUU, sino que se ha desplazado a Europa y Japón y está teniendo un fuerte

impacto en el crecimiento de las economías emergentes.

La banca de inversión ha desaparecido, los gobiernos han redefinido el papel

de prestamista de última instancia y se han lanzado paquetes de rescate a

ambos lados del Atlántico, primero para instituciones concretas y después para

el conjunto del sistema bancario. El G7 asegura que empleará todos los

instrumentos a su alcance para apoyar a las instituciones financieras que lo

necesiten, pero al no haber presentado un plan coordinado carece de

credibilidad. El Congreso estadounidense ha dado luz verde a la segunda a su

plan de rescate, el Troubled Asset Relief Program (TARP), dotado con 700.000

millones de dólares y que finalmente dedicará 250.000 millones a inyectar

fondos para recapitalizar –y nacionalizar parcialmente– la banca, algo que

muchos republicanos no aprueban (el resto se destinará a la compra de activos

tóxicos). El Reino Unido, mostrando un inusual liderazgo, ha nacionalizado parte

de su sistema bancario y asegurará los créditos interbancarios. El euro grupo

seguirá el modelo británico, aunque cada país ha habilitado cuantías diferentes

para comprar acciones preferentes de los bancos descapitalizados o apoyarlos

con sus problemas de financiación a corto plazo (el total de fondos disponibles

para atajar la crisis en Europa asciende a más de 2,5 billones de euros).

Además, los bancos centrales han abierto nuevas vías para aumentar la

liquidez. En EEUU la FED ha comenzado a prestar directamente al sector

privado a través de la compra de papel comercial sin garantías, lo que supone

saltarse a los intermediarios financieros bancarios. En Europa, el BCE ha

eliminado las subastas hasta enero, lo que supone que pondrá a disposición del

sistema bancario toda la liquidez que sea necesaria, y el Banco de Inglaterra ha

decidido asegurar las emisiones de deuda a corto y medio plazo de los bancos.

En definitiva, las autoridades de los países avanzados han dejado claro que

están dispuestos a facilitar toda la liquidez que sea necesaria, tanto para

garantizar los depósitos y rescatar instituciones en riesgo como para que se

recupere la confianza en el mercado interbancario y que el dinero vuelva a fluir

hacia las empresas, nacionalizando la banca si es necesario. Lo harán incluso

si eso supone tomar riesgos que podrían llevar a la propia descapitalización de

sus bancos centrales. Por último, en una acción sin precedentes, el 9 de octubre

los principales bancos centrales del mundo (incluido el de China) han rebajado

de forma coordinada los tipos de interés en medio punto, lo que supone

reconocer que sólo una respuesta global puede frenar la crisis.

A pesar de la batería de medidas adoptadas por los gobiernos y los bancos

centrales (que han llegado tarde pero que demuestran que se ha aprendido de

anteriores crisis) por el momento la falta de liquidez y de confianza se

mantienen. Además, el contagio se ha visto facilitado por la elevada integración

del sistema financiero internacional y por la sensación de falta de un liderazgo

claro y de coordinación transatlántica. Un elemento que ha aumentado aún más

la desconfianza es que el FMI ha revisado al alza su estimación de las pérdidas

del sistema bancario mundial derivadas de la crisis hipotecaria estadounidense.

Ahora las sitúa en 1,4 billones de dólares (455.000 millones más que en abril),

lo que supone que hasta el momento sólo se habrían hecho públicas la mitad

de las pérdidas, es decir, que todavía podrían quebrar más bancos. Además,

en sus perspectivas económicas de octubre el FMI ha constatado que la

contracción del crédito ya ha golpeado a la economía real, precipitando la

recesión en varios países desarrollados y haciendo previsibles incrementos

significativos en las tasas de desempleo durante 2009. De hecho, el Fondo

pronostica que la economía mundial se desacelerará considerablemente y

crecerá al 3,9% en 2008 y al 3,0% en 2009 (1,9% si se mide a tipos de cambio

de mercado), su tasa más lenta desde 2002. Este menor crecimiento contribuirá

a moderar significativamente la inflación (especialmente la de los alimentos, las

materias primas y la energía), pero el actual contexto de crisis y la situación de

“trampa de la liquidez” en la que parecen encontrarse algunas economías

avanzadas indican que la deflación supone un riesgo mayor a medio plazo que

la inflación.

Y es que lo que en un principio parecía sólo un problema de liquidez se está

revelando además como un problema de solvencia que requiere una fuerte

recapitalización del sistema bancario en los países avanzados, que

necesariamente pasa por un rescate del sector público (la pregunta, sobre todo

en EEUU, es en qué medida el Estado nacionalizará la banca). También se hace

imprescindible un paquete de estímulo fiscal coordinado en el que los países

emergentes, sobre todo China, deberían jugar un papel. Aumentar el gasto y

recapitalizar la banca no evitará la recesión, pero reducirá su duración y su

impacto sobre el empleo siempre que se haga de forma coordinada (las

soluciones unilaterales corren el riesgo de ser inefectivas y servir sólo para

aumentar la deuda pública de los países ricos). Por último, es necesario mejorar

la regulación financiera, reforzando la supervisión de los mercados de derivados

de crédito y elevando los requerimientos de capital de las instituciones

financieras para evitar niveles de apalancamiento y riesgo tan elevados como

los actuales.

Pero todo ello exige liderazgo político, porque la historia muestra que en un

momento como el actual las soluciones técnicas, por sí solas, no devuelven la

confianza a los mercados. En un mundo multipolar como el actual no existe una

potencia hegemónica capaz de tomar las riendas de la situación. Eso no

significa que no pueda haber liderazgo, pero para bien o para mal sólo se puede

aspirar a un liderazgo compartido. Por lo tanto, las instituciones nacionales de

los países avanzados y de las potencias emergentes tendrán que coordinarse

y además será necesario reforzar los foros de cooperación multilateral, lo que

requiere aumentar su legitimidad.

Este artículo analiza las causas de la crisis, evalúa las respuestas económicas

y políticas que los gobiernos han puesto en marcha y explora su impacto

geopolítico.

2.2. Causas de la Crisis financiera

La crisis financiera mundial es el resultado la liberalización financiera de las

últimas dos décadas –que no fue acompañada de una nueva regulación

adecuada– y del exceso de liquidez global, generado principalmente por EEUU.

Ambas alimentaron una euforia financiera que distorsionó la percepción del

riesgo, llevando a un exceso de apalancamiento que, sumado al

sobreendeudamiento de familias y empresas y a la escasa regulación del sector

bancario no tradicional, dieron lugar a burbujas, tanto inmobiliarias como de

otros activos. El estallido de la burbuja inmobiliaria en EEUU precipitó la crisis y

la globalización financiera la extendió rápidamente por todo el mundo.

Pero todo ello no hubiera sido posible sin el cambio radical que el sector

financiero ha experimentado en los últimos años. La banca comercial, cuyo

negocio tradicional era aceptar depósitos y dar préstamos que se mantenían en

sus balances, ha dejado de ser el actor principal del sistema financiero

internacional. El nuevo modelo, basado en la titulización de activos, consistía

en que los bancos de inversión (los nuevos intermediarios entre los bancos

comerciales y los inversores) creaban derivados financieros estructurados

(conocidos como Structured Investment Vehicles, SIV) que permitían que los

bancos comerciales subdividieran y reagruparan sus activos, sobre todo

hipotecas, y los revendieran en el mercado en forma de obligaciones cuyo

respaldo último era el pago de las hipotecas (Mortgage Backed Securities,

MBS), muchas veces fuera de su balance. Este modelo, conocido como

“originar y distribuir” y que tuvo como principal defensor al ex presidente de la

Fed Alan Greenspan, debía permitir tanto la cobertura de riesgos como su

transferencia desde aquellos inversores más conservadores hacia los que

tenían una menor aversión al mismo y buscaban mayor rentabilidad. Con ello,

se aseguraría una asignación óptima de capital, que multiplicaría de forma

espectacular el crédito y promovería el crecimiento económico a largo plazo. La

libre movilidad de capitales permitió que los derivados financieros se

comercializaran en todo el mundo. Hoy su valor total asciende a 390 billones de

euros, casi siete veces el PIB mundial y cinco veces más que hace seis años.

Los mercados financieros están plenamente globalizados.

Pero con la repetida reestructuración de activos y las múltiples ventas para

transferir el riesgo llegó un momento en que se hizo imposible dilucidar el nivel

de riesgo real de cada uno de los títulos. En este sentido las agencias de rating,

pese a no reconocerlo, eran incapaces de cumplir su tarea. Aunque la mayoría

de los derivados financieros tenían como activo subyacente el pago de las

hipotecas estadounidenses, el mercado que más creció en los últimos años

(hasta los 62 billones de dólares) fue el de las permutas financieras para

asegurar contra el riesgo de impagos de los nuevos derivados de crédito (Credit

Default Swaps, CDS), lo que permitió que nuevos actores, como las compañías

de seguros, entraran en el mercado de derivados. De hecho, mientras no se

produjeron impagos los CDS se convirtieron en un excelente negocio.

Este modelo generó enormes beneficios para sus participantes y contribuyó

(aunque no fue la única causa) al elevado e insostenible crecimiento de la

economía mundial entre 2003 y 2007. Además, el exceso de ahorro en las

economías emergentes (sobre todo en China y los países exportadores de

petróleo) y su escasez en EEUU incrementó los flujos de capital hacia EEUU,

alimentando su déficit por cuenta corriente, y con él los desequilibrios

macroeconómicos globales (en 2007 EEUU absorbió casi la mitad del ahorro

mundial, el Reino Unido, España y Australia otro 20% y las reservas de los

bancos centrales de los países en desarrollo superaron los 5 billones de dólares

–1,9 billones en China–). Pero como la mayoría de las entradas de capital iban

a parar al sector inmobiliario y no a otro tipo de inversiones más productivas, en

última instancia el modelo se basaba en que los estadounidenses pudieran

pagar sus hipotecas, lo que a su vez dependía de que el precio de sus viviendas

siguiera subiendo, condición necesaria para que los hipotecados pudieran

refinanciar su deuda contra el valor apreciado de su inmueble. Y la existencia

de un mercado hipotecario subprime, en el que se otorgaban hipotecas a

individuos con dudosa capacidad de pago, incrementaba los riesgos (también

debe reconocerse que gracias a ese mercado muchos estadounidenses que

anteriormente no tenían acceso al crédito, pudieron comprar un inmueble. Y

algunos sí están pudiendo hacer frente a su hipoteca).

Aunque fuera posible prever que los precios inmobiliarios no podrían continuar

subiendo indefinidamente, el elevado crecimiento de la economía mundial, la

baja inflación, los bajos tipos de interés (negativos en términos reales) y la

estabilidad macroeconómica (lo que se conoce como el período de “la gran

moderación”) redujeron la aversión al riesgo. Ello llevó a un mayor

apalancamiento, incentivó aún más la innovación financiera y las operaciones

fuera de balance y dio lugar a lo que a la postre se ha revelado como una euforia

irracional. Además, mientras duró el boom, no parecía existir la necesidad ni de

revisar la regulación ni de modificar la política monetaria. Ninguna autoridad

quería ser responsable de frenar el crecimiento. De hecho, la brusca bajada de

tipos de interés de la Fed ante la recesión de 2001 (y el mantenimiento de los

mismos en el 1% durante un año) fue considerada como una excelente

maniobra para acortar la recesión en EEUU tras los ataques del 11–S. Sin

embargo, hoy se interpreta como una política errónea que contribuyó a inflar los

precios de los activos, sobre todo los inmobiliarios, impidiendo el ajuste que la

economía estadounidense necesitaba para tener un crecimiento sostenible a

largo plazo (también puede argumentarse, como hizo el presidente de la Fed

Ben Bernanke con su hipótesis delGlobal Savings Glut, que China, con su

elevada tasa de ahorro y su tipo de cambio intervenido y subvalorado, fue el

auténtico causante de los desequilibrios externos estadounidenses). Por último,

la idea de que los mercados financieros funcionan de forma eficiente y que los

agentes son suficientemente racionales como para asignar de forma adecuada

el riesgo (sobre todo si utilizan modelos matemáticos sofisticados) terminaban

de legitimar el modelo.

Pero al final la confianza en el mercado fue excesiva porque Hyman Minsky

tenía razón. Los mercados financieros son incapaces de autorregularse y

tienden al desequilibrio, sobre todo tras largos períodos de crecimiento y

estabilidad que incentivan los excesos y las Manías. El sistema financiero

internacional es inherentemente inestable por lo que, según Minsky, no es

posible escapar de crisis financieras periódicas, cuyas consecuencias serán

más devastadoras cuanto mayor sea el período de crecimiento que las preceda.

Aun así, el desarrollo de la crisis no ha sido lineal y las decisiones, tanto técnicas

como políticas, tomadas en el último año y medio han condicionado (y

continuarán condicionando) su desarrollo, para bien o para mal. Por eso es

esencial que las autoridades no repitan algunos de los errores cometidos y

muestren el liderazgo suficiente para evitar un largo período de estancamiento.

Algo que tanto el Reino Unido como el eurogrupo han empezado a hacer.

El estallido de la burbuja inmobiliaria en EEUU y las primeras quiebras

derivadas del mercado subprimese remontan a agosto de 2007, cuando el

aumento de la morosidad generó importantes pérdidas en las instituciones

financieras. Desde entonces, la Fed ha recortado los tipos de interés y los

bancos centrales de todo el mundo han inyectado liquidez al sistema bancario,

lo que ha permitido contener la situación aunque no evitar la desaceleración ni

recuperar la confianza en el mercado interbancario. En febrero y marzo de 2008,

los rescates del banco comercial británico Northern Rock y del banco de

inversión estadounidense Bear Stearns supusieron una primera llamada de

atención sobre la gravedad de la crisis. Era la primera vez (en esta crisis) que

un banco de inversión estadounidense era rescatado para evitar un colapso

sistémico y que las autoridades británicas intervenían para evitar un pánico

bancario.

Pero fue en septiembre de 2008, con la quiebra de Lehman Brothers, cuando la

crisis alcanzó una nueva dimensión (el rescate de los dos gigantes hipotecarios

estadounidenses, Fannie Mae y Freddie Mac, también puso de manifiesto que

el colapso inmobiliario norteamericano era de enormes proporciones, pero

ambas instituciones tenían un estatus semipúblico, por lo que era de esperar

que el gobierno estadounidense utilizara fondos públicos para salvarlas). Dejar

caer a Lehman Brothers ha sido, posiblemente, el mayor error que se ha

cometido hasta la fecha y nunca se sabrá si el Tesoro estadounidense y la Fed

no lo rescataron porque su visión pro–mercado (según la cual el Estado no

debería ayudar a todas las instituciones financieras en problemas) les impidió

analizar objetivamente las consecuencias de sus actos o porque no tenían

información suficiente y adecuada para evaluar el impacto real de la medida. En

cualquier caso, como Lehman Brothers era un actor tan relevante a nivel global

su desaparición, además de generar enormes pérdidas para sus acreedores,

congeló el mercado monetario estadounidense a corto plazo, un mercado de

2,5 billones de euros que las empresas de todo el mundo utilizan para financiar

sus operaciones a corto plazo. El pánico global que desató la quiebra de

Lehman Brothers también terminó de secar el mercado interbancario y dio lugar

a una volatilidad en los mercados sin precedentes. La quiebra de una institución

sistémica desataba una crisis sistémica.

El rescate y la nacionalización días después de American Internacional Group

(AIG), la mayor aseguradora estadounidense, no sólo significó una redefinición

del papel de prestamista de última instancia (las empresas de seguros en

principios no se consideraban sistémicas, pero AIG se había introducido en el

mercado de CDS), sino que introdujo todavía más incertidumbre sobre qué

instituciones merecían ser rescatadas y cuáles no. Ello obligó al gobierno Bush

a lanzar el plan de rescate de 700.000 millones de dólares al tiempo que

desaparecía la banca de inversión (Bear Stearns y Lehman Brothers ya habían

quebrado, Merrill Lynch fue adquirida por Bank of America y Goldman Sachs y

Morgan Stanley solicitaron la transformación en bancos comerciales, sujetos a

mayor regulación y capaces de captar depósitos). Al mismo tiempo, el contagio

alcanzó a Europa, con quiebras bancarias en el Reino Unido, el Benelux y

Alemania, lo que aceleró acciones unilaterales que pusieron de manifiesto la

falta de coordinación y la debilidad de la gobernanza económica europea.

Como explica Krugman, a quien se concedió el premio Nobel de economía en

medio de la crisis, el sistema financiero está más integrado y apalancado que

en cualquier momento de la historia. Por lo tanto, según iba cayendo el precio

de los activos inmobiliarios y sus derivados y se iban haciendo públicas las

pérdidas bancarias, las instituciones financieras se encontraban con demasiada

deuda y poco capital. Entonces se veían obligados a vender parte de sus títulos

(la falta de liquidez les impedía pedir nuevos préstamos a otros bancos), lo que

deprimía aún más los precios y causaba nuevas pérdidas, además de dejar sin

crédito al sector productivo. Este círculo vicioso de desapalancamiento y

descapitalización era a la vez imparable y global. Solo una fuerte intervención

pública podía frenarlo.

2.3. Consecuencias de la Crisis Financiera Aunque esta crisis es la mayor desde el crash del 29, las dos son muy

diferentes. En aquella ocasión la economía mundial experimentó deflación y las

tasas de desempleo superaron el 20% en un momento en que los Estados no

tenían redes de cobertura social como las que existen actualmente. Además,

no había economías emergentes (entonces periféricas) capaces de aportar

crecimiento y financiación al centro. Por lo tanto, aunque en los próximos años

el desempleo crecerá y la inflación caerá es muy probable que la economía

mundial pueda escapar de una depresión como la de los años 30. Y la razón

fundamental es que se ha aprendido mucho de aquella crisis, sobre todo en el

aspecto técnico. La asignatura pendiente continúa siendo la del liderazgo

político.

De hecho, las autoridades no están repitiendo los dos errores más graves que

se cometieron en los años 30 porque han internalizado las dos explicaciones

más conocidas de la Gran Depresión, la de John Maynard Keynes en la Teoría

general de 1936 y la de Milton Friedman y Anna Schwartz en Una historia

monetaria de Estados Unidos, 1867–1960, publicada en 1963. Keynes explicó

la Gran Depresión por la insuficiencia de demanda efectiva de la que sólo se

pudo escapar mediante una política fiscal expansiva. Para Friedman y Schwartz

el crash del 29 fue el resultado de una mala política monetaria de la Fed, que

no inyectó suficiente liquidez en la economía a tiempo. Afortunadamente, como

hemos visto arriba los bancos centrales están inyectando liquidez y los

gobiernos están aumentando el gasto; es decir, Keynes, Friedman y Schwartz

han sido escuchados.

Pero es la tercera explicación de la Gran Depresión, la del historiador Charles

Kindleberger en El mundo en depresión, 1929–1939 (1973), de la que la

comunidad internacional tiene más que aprender. Para Kindleberger, el crash

bursátil se convirtió en una prolongada depresión por la falta de liderazgo de

una potencia hegemónica mundial capaz de encargarse de la provisión de los

bienes públicos necesarios para el mantenimiento de un orden económico

liberal y abierto, incluida la provisión de un mecanismo que proporcione liquidez

al sistema cuando se producen situaciones de crisis. Durante la Gran Depresión

el Reino Unido ya no era capaz de actuar como potencia hegemónica porque

su imperio estaba en decadencia. Y EEUU, la potencia en auge, no quiso cargar

con los costes de actuar como líder por razones políticas internas relacionadas

con la doctrina Monroe del aislacionismo. Esta situación provocó un vacío de

liderazgo que llevó a los países industrializados a poner en práctica políticas

proteccionistas y devaluaciones competitivas que no hicieron más que extender

y generalizar la crisis hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

Aunque forjar y consolidar un liderazgo político fuerte en momentos de crisis es

especialmente difícil, la economía mundial no tiene otra salida porque ante el

pánico las soluciones técnicas no son suficientes para devolver la confianza a

los mercados. El problema es que el mundo es multipolar y no existe una

potencia hegemónica. Y además, el impacto de la crisis es asimétrico y está

acelerando la reconfiguración del equilibrio de poder a nivel mundial en favor de

las potencias emergentes, muchas de las cuales ven en la crisis tanto riesgos

como una gran oportunidad para cambiar las reglas de juego del mercado global

en su favor. Por ello el liderazgo sólo puede ser compartido y debe basarse en

la cooperación internacional.

Afortunadamente, lo que en un principio fueron rescates ad hoc de instituciones

financieras concretas y acciones unilaterales descoordinados se han ido

convirtiendo en planes más amplios y con cierto nivel de coordinación, sobre

todo en el eurogrupo. Además, el primer ministro británico Gordon Brown, el

único presidente del G7 con conocimientos significativos de economía, se ha

erigido en el líder político e intelectual tanto de los planes públicos de rescate

como de la reforma del sistema financiero internacional.

Así, el pragmatismo parece haber vencido a la ideología, la negociación ha

funcionado y se han terminado aprobando planes coherentes en casi todos los

países avanzados, planes que coinciden tanto en la necesidad de recapitalizar

el sistema bancario nacionalizando parcialmente la banca como en asegurar los

créditos interbancarios. En este sentido es particularmente importante tanto la

aprobación del plan estadounidense –que sólo fue aceptado por el Congreso

tras la introducción de importantes enmiendas– como las clarificaciones

posteriores del Tesoro, que finalmente aceptará nacionalizar temporalmente

parte de la banca (los detalles técnicos sobre el sistema de subasta para adquirir

los activos tóxicos del sistema bancario todavía no han sido aclarados). Todo

ello tendrá un importante impacto en las cuentas públicas que, dependiendo de

cómo respondan los mercados, verán incrementar su déficit y su nivel de deuda

pública sobre el PIB en mayor o menor medida. Pero en cualquier caso, por el

momento, el desembolso público para hacer frente a las pérdidas se estiman en

el entorno del 5% del PIB combinado de EEUU y la UE, una cifra mucho menor,

en proporción al PIB, que en anteriores crisis.

En definitiva, hacia mediados de octubre el emergente liderazgo europeo y las

acciones concertadas habían permitido recuperar cierto nivel de confianza. Pero

el capital seguía huyendo hacia activos seguros, el mercado interbancario

seguía teniendo problemas y las causas estructurales de la crisis no habían sido

resueltas. Además, el impacto del colapso financiera sobre la economía real

será muy significativo durante 2009 por lo que el liderazgo compartido tendrá

que continuar. El reto consiste en que incluya a las potencias emergentes en la

inminente reforma de la gobernanza económica global. De hecho, además de

jugar un papel importante en la modificación de los sistemas de regulación y

supervisión financiera, las potencias emergentes serán la fuente principal de

demanda si las economías avanzadas entran en recesión. Pero la decisión de

aumentar el gasto es política y en el caso de China está ligada a la de reevaluar

el tipo de cambio.

CAPITULO III

3. Análisis Histórico de las Causas de la Crisis Global

3.1. La Gran Depresión de los años 30 A principios de octubre de 1929, en Wall Street, ciertos indicios comenzaron a

inquietar a los corredores de la gran bolsa de valores neoyorquina. Los precios

al por mayor del hierro, del acero y del cobre, así como los beneficios de la

industria del automóvil, bajaban.

El jueves 24 de octubre de 1929, conocido como el jueves negro", se inicia la

crisis económica mundial con el crack financiero de Wall Street.

Presagiando la tormenta, algunos especuladores astutos trataron de vender sus

títulos mientras las cotizaciones aún iban en alza. El movimiento ya estaba en

marcha, y las ventas se multiplicaron. Entonces los grandes bancos decidieron

comprar para detener la baja, pero no pudieron hacer frente a los 16 millones

de acciones volcadas sobre el mercado el martes 29 de octubre. Las

autoridades no comprendieron la situación; en noviembre, el presidente Hoover

aún decía: " Compren ahora, la prosperidad está a la vuelta de la esquina"

El desconcierto fue general: ¡casi trece millones de títulos fueron puestos a la

venta a cualquier precio!, la caída de las cotizaciones se aceleró; el 13 de

noviembre, las acciones industriales habían bajado de 469 puntos a 220.

Han pasado más de cincuenta años y aún se continúa debatiendo la causa de

la gran recesión económica de los años 30, la gran depresión constituye un

extenso debate sobre qué originó las causas de esta gran depresión. A

continuación se muestra un cuadro con datos estadísticos sobre qué originó la

gran crisis de los años 30:

CUADRO N°1: ¿Qué ocurrió durante la gran depresión?

El cuadro anterior muestra que la disminución de la renta registrada a principios

de los años treinta en Estados unidos coincidió con un descenso de los tipos de

interés lo que llevo a algunos economistas a sugerir que la causa fue el

desplazamiento restrictivo de la IS denominada esta tesis hipótesis del gasto, la

perturbación contractiva del gasto privado es considerada la causa principal

pues fue una disminución exógena del gasto en bienes y servicios, induciendo

a los consumidores a

ahorrar una parte mayor de

su renta en lugar de

gastarla, otra explicación

señala que fue la gran

disminución que

experimentó la inversión en

viviendas, una vez que

comenzó la depresión

ocurrieron varios

acontecimientos que

posiblemente redujeron aún

más el gasto, a inicios de la

años treinta quebraron

muchos bancos

disminuyendo el gasto en inversión , esto ocasionó que algunas empresas no

puedan conseguir los fondos necesarios para realizar inversiones de capital

provocando un desplazamiento restrictivo de la función de inversión.

Ben Bernanke (1983) sostiene que “los políticos de la época tenían más interés

en equilibrar el presupuesto que en utilizar la política fiscal para mantener la

producción y el empleo en sus tasas naturales”.

El cuadro N°1 muestra que la oferta monetaria disminuyó en un 25% entre1929

y 1933 aumentando la tasa de paro pasando del 3.2% al 25.2% , la hipótesis

monetaria sostenía que la principal causa era la disminución radical de la oferta

monetaria, la contracción de la oferta monetaria ha provocado la mayoría de las

recesiones económicas y la gran depresión, aunque la contracción monetaria

fuera la responsable del paro entre estos años, pero al analizar la hipótesis

monetaria existe una contradicción, pues si lo que desencadenó la depresión

hubiera sido un desplazamiento de la LM entonces lo lógico es que debieron

subir los tipos de interés, sin embargo éstos bajaron continuamente, también

durante estos años el nivel de precios descendió un 25%, muchos economistas

culpan a esta deflación de la gravedad de la gran depresión, la deflación

convirtió lo que era una recesión económica normal en un periodo sin

precedentes de elevado paro y disminución de la renta.

3.2. La recesión Japonesa de los años 90 Las empresas japonesas hicieron grandes inversiones en el Este Asiático, con

la base del fuerte yen después del Acuerdo Plaza en septiembre de 1985. La

estrategia de Japón - enfocado a lo externo, para paliar los efectos de la drástica

reducción de sus exportaciones y luego del Acuerdo Plaza, fue el incremento

de las inversiones en el este asiático, aprovechando el yen fuerte.

El 45% de las exportaciones niponas se dirigían a Asia, así como el 30% de sus

inversiones. Además, Japón era el principal importador de materia prima,

petróleo, gas natural, madera y níquel de los países de la región.

Durante la década de 1990, tras muchos años de rápido crecimiento y

envidiable prosperidad la economía japonesa experimentó una prolongada

recesión. El PBI real creció a un tasa media de 1,3 % durante toda la década ,

mientras venía creciendo un 4,3% en los últimos veinte años, la producción

industrial se estancó y la tasa de paro aumentó, aunque la recesión japonesa

de los noventa no es similar en magnitud a la de los años treinta tienen algunos

aspectos similares: En primer lugar ambas se deben en parte a un gran

descenso de las cotizaciones bursátiles, redujeron el gasto de consumo, los

bancos comenzaron a tener dificultades lo cual exacerbo la caída de la actividad

económica; en el caso de

Japón los bancos habían

hecho en los años ochenta

muchos préstamos avalados

por acciones o por inmuebles,

cuando cayó el valor de estos

avales los prestatarios

comenzaron a no devolver sus

préstamos, lo cual redujo la

capacidad de los bancos para

conceder préstamos,

produciéndose una

“contracción del crédito” por lo cual las empresas tuvieron más dificultades para

financiar sus proyectos; en ambos casos la disminución de la actividad

económica coincidió con unos tipos de intereses muy bajos esto llevó en ambos

casos a una situación de “trampa de liquidez.

3.3. La crisis Financiera Internacional: México 1994-1995

Desde finales de la década de los setenta, cuando se dio una abrupta

devaluación del peso mexicano quedó claramente establecido el agotamiento

del modelo proteccionista que había venido utilizando este gobierno.

Posteriormente, los gobiernos de José López Portillo, Miguel de la Madrid,

Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, todos pertenecientes al mismo

partido político PRI, que estuvo en el poder desde 1929, dirigieron a México

hacia una apertura comercial de alguna manera indiscriminada, que llevó al país

a caer en varias crisis económicas, las principales presentadas en 1976, 1982

y 1994.

En agosto de 1994 la economía mexicana sufrió una devaluación, bajo el

sistema de tipo de cambio fijo el banco central acuerda intercambiar la moneda

nacional peso por moneda extranjera dólar, por lo tanto el aumento de la prima

de riesgo del país presionó a la baja el valor del peso, el banco central aceptó

pesos y pago en dólares, esta intervención en el mercado de divisas contrajo la

oferta monetaria y la moneda se depreció causando la pérdida de confianza en

los responsables de política económica; temiendo una nueva devaluación del

peso, la bolsa de valores mexicana se hundió, los inversores se mostraron poco

dispuestos a comprar su deuda, además los cambios del riesgo percibido de un

país debido a la inestabilidad política constituyeron un importante determinante

de los tipos de interés y de los tipos de cambio en las economías abiertas.

3.4. La crisis Financiera Internacional: Asia 1997-1998 En 1997 los países asiáticos también experimentaron una crisis financiera

internacional, el problema comenzó en el sistema bancario, durante muchos

años los gobiernos de los países asiáticos habían intervenido en la gestión de

asignación de recursos, en particular de los recursos financieros. Muchos

bancos asiáticos habían concedido préstamos a los que más poder político

tenían y no a los que presentaban los proyectos de inversión más rentables, el

circulo vicioso se formó cuando los problemas del sistema bancario minaron la

confianza internacional, esta pérdida de confianza elevó las primas de riesgo y

los tipos de interés, esto redujo los precios de las acciones y de otros activos,

el descenso de los precios de los activos redujo el valor de los avales utilizados

para solicitar préstamos, elevando las tasas de incumplimiento de los préstamos

bancarios . Como hemos observado como mejor se comprenden los efectos a

largo plazo de una contracción crediticia es mediante la teoría del crecimiento,

con su énfasis en la acumulación de capital como de crecimiento, cuando una

contracción crediticia impide a algunas empresas invertir, los mercados

financieros no asignan de la mejor manera posible el ahorro nacional,

ocurriendo que se realicen proyectos de inversión menos productivos que los

que podrían realizarse y esto reduzca el potencial de la economía para producir

bienes y servicios.

3.5. La crisis Financiera Internacional en los EE.UU. La crisis financiera ha sido resultado de la incapacidad de pago de los

préstamos hipotecarios de miles de personas que tenían créditos Sub-Prime.

Muchos de ellos contratados con pago de sólo intereses o con opciones de

amortización negativa, que al cambiar a préstamos totalmente amortizados

(pago de intereses y capital) propició el incremento de los pagos a realizar

dejando sin posibilidad de pagar a los deudores, que de por si tenían un pobre

historial crediticio y una nula capacidad de pago, lo cual ya se sabía.

La imposibilidad de pago puso en problemas a las instituciones financieras que

habían otorgado hipotecas e hizo retroceder de manera profunda los precios de

las casas, lo que agravó la situación de los prestamistas que junto con la cartera

vencida que acumulaban, veían caer el precio de los inmuebles que habían

quedado en garantía por las hipotecas. Entre diciembre de 2006 y diciembre de

2007, el precio de las casas cayó en un 25% y dio inició a la “crisis inmobiliaria”

preparando el escenario para la crisis financiera de 2008.

En el año 2008 comenzó la crisis económica mundial originada en estados

unidos, siendo los principales causantes de la crisis los altos precios de las

materias primas, la sobrevalorización del producto, una crisis alimentaria

mundial y energética, una elevada inflación planetaria y la amenaza de una

recesión en todo el mundo, así como una crisis crediticia, hipotecaria y de

confianza en los mercados. La causa raíz de toda crisis según la Teoría

Austríaca del ciclo económico es una expansión artificial del crédito.

Jesús Huerta de Soto (2008) explica que “esta crisis surge de la expansión

crediticia ficticia orquestada por los bancos centrales y que motivó que los

empresarios inviertan donde no debían”

Los Estados Unidos, la economía más grande del mundo desde el 2003 tuvo

una política expansionista que impulsó la financiación de hipotecas de baja

calidad, las llamadas “subprime” y un endeudamiento desmesurado vía tarjeta

de créditos, lo que ocasionó que entraran en el 2008 en una grave crisis

crediticia e hipotecaria que afectó aún más la fuerte burbuja inmobiliaria que

venían padeciendo, así como el valor del dólar que tendió a la baja,

manteniéndose esta tendencia hasta la actualidad. Como bien señala George

Soros en su libro «El nuevo paradigma de los mercados financieros» (Taurus

2008) “El estallido de la crisis económica del 2008 puede fijarse oficialmente en

agosto de 2007 cuando los Bancos centrales tuvieron que intervenir para

proporcionar liquidez al sistema bancario”, tras varios meses de debilidad y

pérdida de empleos, el fenómeno colapsó entre el 2007 y 2008, causando la

quiebra de medio centenar de bancos y entidades financieras, este colapso

arrastró a los valores bursátiles y la capacidad de consumo y ahorro de la

población. En septiembre de 2008, los problemas se agravaron con la

bancarrota de diversas entidades financieras relacionadas con el mercado de

las hipotecas inmobiliarias, como el banco de inversión LehmanBrothers, las

compañías hipotecarias FannieMae y Freddie Mac o la aseguradora AIG. El

gobierno norteamericano intervino inyectando cientos de miles de millones de

dólares para salvar algunas de estas entidades.

3.6. La crisis Financiera Internacional en la Eurozona en el 2010

La crisis de la eurozona también llamada crisis de la zona del euro o también

llamada crisis del euro es una serie de acontecimientos que han venido

afectando negativamente desde principios del año 2010 a los 16 Estados de la

unión europea que conforman la Eurozona o Zona Euro, esto porque han

adoptado el euro como moneda única y componen entre sí una unión monetaria

plurinacional en el seno de la comunidad Europea. Durante este período los

estados de la comunidad Europea vinieron padeciendo una crisis de confianza

sin precedentes, con ataques especulativos sobre los bonos públicos de varios

de sus miembros, turbulencias en sus mercados financieros y bursátiles, y una

caída del valor cambiario de la moneda única, en un contexto de incertidumbre

y dificultad por alcanzar un acuerdo colectivo que todavía persiste. La crisis

comenzó con la difusión de rumores sobre el nivel de la deuda de Grecia y el

riesgo de cesación de pagos de su Gobierno, se hizo público que durante años

el Gobierno griego había asumido deudas profundas y había llevado a cabo

gasto público descontrolado, lo cual contravenía los acuerdos económicos

europeos. Cuando llegó la crisis financiera internacional, el déficit

presupuestario subió y los inversores exigieron tasas mucho más altas para

prestar dinero a Grecia. Todos los países de la eurozona se vieron afectados

por el impacto que tuvo la crisis sobre la moneda común europea. Se produjeron

temores de que los problemas griegos en los mercados financieros

internacionales pudieran desatar un efecto de contagio que hiciera tambalear

las economías de los países con economías menos estables de la Eurozona

como España, Portugal, Irlanda y Italia; los cuales al igual que Grecia tuvieron

que tomar medidas para reajustar sus economías. La crisis de la eurozona

fueron causadas por una serie de factores complejos, entre los que se han

encontrado la globalización de las finanzas, las fáciles condiciones de acceso

al crédito durante el periodo 2002-2008 que impulsaron prácticas de préstamo

y endeudamiento arriesgado, los desequilibrios comerciales y las burbujas

inmobiliarias que estallaron en el año 2008. Un posible relato descriptivo de las

causas de la crisis comenzaría con el aumento significativo en los ahorros

disponibles para la inversión en el período 2000-2008. La tentación ofrecida por

esta fuente de ahorros rápidamente disponible superó los mecanismos

regulatorios de control en todos los países, a medida que los inversores de renta

fija global se movían en busca de mejores rentabilidades se creaban sucesivas

burbujas en todo el planeta, si bien esas burbujas han ido estallando

provocando caídas de los precios de los activos (por ejemplo, las propiedades

inmobiliarias), no ha ocurrido lo mismo con los pasivos en manos de los

inversores globales, que mantienen su precio total, lo que a su vez ha hecho

que se generen dudas sobre la solvencia de los gobiernos y sus sistemas

bancarios. La manera en que cada país europeo involucrado en esta crisis tomó

prestado e invirtió el dinero varía de un caso a otro. Por ejemplo, los bancos

irlandeses prestaron su dinero a promotores inmobiliarios, generando una

burbuja de precios inmobiliarios gigantesca.

CAPITULO IV

4. Situación Actual de la Crisis Global

En la etapa actual no existen condiciones para una ruptura revolucionaria, pero tal

situación podría cambiar en los próximos años.

Una posible crisis mundial tendría un valor estratégico y táctico para las izquierdas

porque permitiría ganar espacios para fortalecer un proyecto histórico alternativo.

Pero, en este supuesto caso, y ante el insuficiente desarrollo de las clases

trabajadoras, el movimiento socialista democrático y revolucionario tendría que

concertar alianzas con las fracciones más progresistas de la burguesía para evitar

que tomen el poder los sectores más reaccionarios, como fue el caso del periodo de

entreguerras (nazismo y fascismo).

En la etapa actual del capitalismo las izquierdas debemos luchar con todos los

medios a nuestro alcance, por conquistas que mejoren sustancialmente las

condiciones laborales y de vida de las clases trabajadoras en el marco del nuevo

modelo productivo, lo cual deberá traducirse en incrementos de los salarios reales,

la generación suficiente de empleos estables, la más amplia extensión de la

seguridad social, y el mejoramiento de la educación y la cultura de las masas

populares.

El neoliberalismo se propuso superar los problemas estructurales de rentabilidad y

elevar la explotación capitalista, y en ello ha tenido éxito. Las posibilidades de revertir

estas tendencias dependen de la concientización y reorganización de las izquierdas

y organizaciones de masas.

¿Hasta qué grado se puede hablar de un viraje hacia una nueva correlación de

fuerzas favorable a las izquierdas? La correlación aún es adversa, pero existen

avances reflejados en las coaliciones y fuerzas políticas que gobiernan los

principales países industrializados de Europa y varios países emergentes y de

menor desarrollo en Asia y América Latina. También notamos avances importantes

en países del ex bloque soviético.

4.1. Situación Actual de América Latina y el Caribe

La continua caída del crecimiento y menores perspectivas de un repunte

sustancial del mismo constituyen un reto para la región de América Latina y el

Caribe (ALC), ejemplificado por una ‘nueva normalidad’ con tasas de

crecimiento estancadas y un menor margen de maniobra de cara a una salida.

En los últimos años las economías regionales experimentaron tasas de

crecimiento relativamente bajas, de entre 2% y 2,5% del PIB —lejos de la fuerte

expansión de 2003-2012, cuando se registraban tasas de más de 5%, muy por

encima de los demás países emergentes y del G7.Se espera un repunte en

2015, aunque no será suficiente para restaurar las anteriores tasas de

crecimiento de la región.

Esta desaceleración se relaciona a la caída en los precios de las materias

primas, a una economía china más lenta y menores inversiones.

El crecimiento promedio de la región se verá lastrado por la desaceleración de

economías importantes como Argentina y Brasil. Los puntos positivos incluyen

a Panamá, República Dominicana, Nicaragua, Bolivia, Paraguay y Perú (con un

promedio esperado para 2015 de 4%-6%). Se espera que México, Chile, Costa

Rica y Uruguay se mantengan en la banda del 3%-4%.

A los expertos y diseñadores de políticas les preocupa que estas perspectivas

más acotadas pongan en peligro las conquistas sociales de la última década y

empujen a las economías latinoamericanas hacia la llamada trampa del ingreso

medio cuando las perspectivas de desarrollo de un país se estancan.

En los últimos diez años, América Latina logró sacar de la pobreza a más de 70

millones de personas; mientras, su clase media se expandía hasta representar

más del 50% de la población. Educación, infraestructura, seguridad y servicios

de atención a la salud de mejor calidad son ahora el núcleo de las demandas

de la creciente clase media de la región. Mientras trabaja para satisfacer estas

nuevas expectativas, la región a su vez enfrenta el desafío de tener una buena

parte de su población viviendo en la “pobreza crónica” 130 millones de

personas, de acuerdo a un estudio reciente.

Los expertos advierten que el espacio para adoptar políticas tendientes a

reanimar el crecimiento de ALC se está estrechando, y esto requerirá una

combinación justa de herramientas monetarias y fiscales. Reordenar el gasto

público y aprovechar las tasas de cambio para estimular la economía, sin

desatar la inflación, estarán entre las opciones de la región a futuro.

4.2. Fragilidades en el escenario Económico Internacional

La caída en el precio del petróleo y el aumento en la fragilidad del mercado

financiero global “dejarán una huella profunda en el escenario económico

mundial”, alertó el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por su sigla en inglés).

En conferencia de prensa desde Basilea, Suiza, el director del Departamento

Monetario y Económico del BIS, Claudio Borio, destacó que la caída en el precio

del petróleo es la tercera más grande de los últimos 50 años, sólo rebasada por

la que siguió a la quiebra de Lehman Brothers y la resultante de la crisis de los

países exportadores de petróleo de 1985.

Ahí consideró que el origen de la caída se encuentra en factores de demanda,

la desaceleración de China y el aumento inesperado de la oferta. Descartó

hacer comentarios particulares sobre México, pero matizó que “habrá

ganadores y perdedores de la caída” y estimó que el impacto podría ser

desproporcionado en algunas regiones del mundo, lo que “sin duda va a generar

vulnerabilidades domésticas”. En la última sesión de la semana, el crudo en

Estados Unidos cerró en su menor nivel desde julio del 2009, mientras que el

Brent promedió menos de 70 dólares por barril en la semana por primera vez

desde el 2010.

Los precios siguieron cayendo, en momentos en que el mercado enfrenta un

exceso de oferta debido al auge del esquisto de Estados Unidos y ante la

decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo.

El economista en jefe de Barclays para México, Marco Oviedo, ha destacado

que la debilidad que trae el precio del petróleo no genera presiones para las

finanzas públicas para el año entrante, pero sí pone de relieve el reto para el

2016.

Según la Secretaría de Hacienda, por cada dólar que cae el petróleo, dejan de

ingresar al país 3,800 millones de dólares. Es un reto, no es inmediato, pero los

inversionistas lo van a seguir con detenimiento, advirtió.

Por su parte, en reiteradas ocasiones, el secretario de Hacienda, Luis

Videgaray, ha descartado afectaciones a la economía mexicana derivado de la

baja en el precio del petróleo a nivel mundial y el peso frente al dólar.

4.3. El complicado escenario de los países industrializados

En la mayoría de países desarrollados la economía está basada en un sistema

capitalista y es de librecambio, regida por las leyes de la oferta y la demanda.

Una economía puede juzgarse sana, si el índice de desempleo es bajo, (menos

del 6%) las tasas de interés y la producción total del país está en pleno equilibrio,

o sea, con los precios de los bienes y servicios que los consumidores pueden

pagar y los productores están dispuestos a seguir produciendo, porque las

ganancias así lo permiten.

Esto es un mercado en equilibrio, donde todos están contentos y dispuestos a

producir, ganar y a pagar impuestos, que son redistribuidos en bienes y

servicios a la misma población.

En una economía sana, la corrupción es mínima y la productividad es alta. El

estado se hace cargo de prestar los servicios públicos (Agua, energía,

educación, salud, transporte) y no permite su privatización. En el caso de que

lo permita, es bajo unas reglas de funcionamiento claras y bajo control del

estado, lo que no sucede en las economías de países en desarrollo, donde los

servicios públicos pueden ser prestados por entidades privadas que se

enriquecen prestando un servicio indispensable a la población y con precios

exorbitantes que la gente no alcanza a pagar.

CAPITULO V

5. Impacto en la Economía Peruana: La primera crisis financiera internacional del siglo XXI estalló en el 2007 con el virtual

colapso del sistema financiero de Estados Unidos; el detonante fue el estallido de

una burbuja inmobiliaria, alimentada por un boom crediticio durante los seis años

previos. En paralelo, burbujas inmobiliarias también estallaron en España, Irlanda y

Reino Unido. Por tanto, ocasionó una crisis en las economías avanzadas con

impactos en todo el mundo, manifestados en una desaceleración de la actividad

productiva y aumentos en el desempleo.

En el 2007, estalló la primera crisis financiera internacional del siglo XXI en Estados

Unidos y en algunos países europeos. Cinco años después la crisis no ha terminado,

pues muestra diversas ramificaciones, y en esencia se trata de la misma crisis que

estalló en el 2007 en Estados Unidos y generó repercusiones globales a partir de

setiembre del 2008. Los mecanismos de solución alimentaron aún más la crisis, que

mutó de financiera y privada a fiscal y pública.

5.1. ¿En qué consistió y por qué ocurrió?

En términos generales, la crisis puso sobre el tapete una antigua lección: si un

gobierno gasta por encima de sus ingresos, genera un déficit fiscal; el exceso de

gasto público puede ser cubierto durante un tiempo con deuda, pero si la tendencia

persiste, llega un momento en que ya no es posible endeudarse más. En esa

circunstancia solo queda reducir el gasto. Dicho de otro modo, al igual que en una

familia, no se puede gastar por encima de los ingresos de manera indefinida. Más

aún, en Estados Unidos y varios países europeos no solo se trata de un problema

de los gobiernos, sino también de las familias en sí, es decir, todas se han

acostumbrado a gastar más de lo que pueden pagar. Esto ha ocurrido desde hace

un par de décadas, pero con mayor profundidad en los primeros diez años del siglo

XXI. El crecimiento alto y sostenido de la economía mundial en medio de una ola de

innovaciones en las tecnologías de la información había generado la “muerte del

riesgo”, es decir, los agentes económicos redujeron la aversión al riesgo casi hasta

eliminarla debido al optimismo sobre el comportamiento de la economía mundial. El

resultado fue el boom crediticio y el sobreendeudamiento de las familias y el

gobierno de Estados Unidos que acompañó la burbuja inmobiliaria ocurrida entre los

años 2002 y 2007. Desde esa óptica, la crisis fue un resultado del éxito anterior. El

mundo transitó del crecimiento y la confianza a la depresión y el pánico.

Ante ese panorama sólo quedaba ajustar, es decir, disminuir el gasto y aumentar los

ingresos públicos para reequilibrar las finanzas públicas. Como consecuencia, las

familias compran menos, las empresas venden menos y la economía se contrae.

5.2. ¿Y por qué afecta esta situación al resto del mundo?

Porque Estados Unidos y Europa son los principales demandantes de bienes y

servicios del resto de países, entre ellos China. Si Estados Unidos y Europa compran

menos al resto del mundo, China producirá menos, pues observa cómo se reducen

sus principales mercados; los tres motores de la economía mundial se frenan y con

ellos la economía mundial. En el 2009, la economía mundial experimentó una

recesión sincronizada, es decir, una caída de la producción de –0.5%. En Estados

Unidos fue de –2.6% y en la Eurozona la recesión fue de –4.1%. El Perú, luego de

crecer en 9.8% en el 2008, lo hizo solo en 0.9% en el 2009. Como consecuencia, en

América Latina el resultado de la evolución del PBI fue de –1.7%. China, gracias al

tamaño de su mercado interno, creció en 9.2%.

La implicancia principal para una economía pequeña como la peruana es su

dependencia de la evolución de la economía mundial; lo que pase con ella impactará

sobre nuestro país. Por ello, la crisis actual configura un entorno externo

desfavorable para el gobierno actual, a diferencia del contexto internacional

favorable que enfrentaron Toledo y García durante el periodo de auge de la

economía mundial. Y por ello debe tenerse cautela con los incrementos en el gasto

público, pues la solidez macroeconómica es nuestro principal amortiguador de los

embates de la crisis.

5.3. ¿Cuál fue el origen de este problema?

El colapso del sistema financiero de Estados Unidos hacia los años 2007 y 2008.

Los sistemas financieros tienen como principal función la canalización de los fondos

de los depositantes a los inversionistas. Si dejan de operar de manera normal, el

sector productivo de la economía se frena, debido a la reducción drástica del crédito.

¿Y por qué colapsan los sistemas financieros? Porque algunos no pueden pagar sus

deudas. La historia muestra que las crisis financieras son crisis de deuda, sea del

sector privado o del sector público, que aparecen luego de un periodo de auge

crediticio manifestado en burbujas especulativas en algún activo, por lo general en

acciones o viviendas.

Durante la primera década del siglo XXI, Estados Unidos vivió por encima de sus

posibilidades. Por un lado, hubo una disminución de impuestos y un alto nivel de

gasto público del gobierno, en especial por guerras en el exterior como la de Irak,

como consecuencia del ataque a las Torres Gemelas del 2001. Por otro lado, las

familias se sobre endeudaron gracias a un boom crediticio que llevó a un aumento

desmedido de los precios de las viviendas y otros activos. ¿Y por qué las entidades

financieras otorgaron tantos créditos? Porque gracias a los adelantos en las

tecnologías de la información, los bancos comerciales que otorgaban los préstamos

revendían estos a bancos de inversión en Wall Street, los cuales, a través de

complicadas técnicas financieras, creaban nuevos productos financieros opacos y

exóticos que, a su vez, eran vendidos a inversionistas en todo el mundo. La

disminución en la tasa de interés abarató aun más los préstamos; como dirían los

economistas, fue una combinación de una política fiscal expansiva (mayores gastos

y menores impuestos) con una política monetaria expansiva (menores tasas de

interés). El resultado: un boom crediticio y sobreendeudamiento que colapsó en

agosto del 2007 y alcanzó impactos globales a partir de setiembre del 2008 con la

quiebra y desaparición de los bancos de inversión en Wall Street. Mientras tanto, en

varios países de la Eurozona como España e Irlanda, el boom crediticio también

generó burbujas en los precios de varios activos, como las viviendas. La

interconexión del mundo hizo que la posibilidad de una nueva Gran Depresión,

similar a la de hace ochenta años, fuera real.

5.4. ¿Cómo reaccionaron los gobiernos?

Con el objetivo de evitar un descalabro similar al ocurrido durante la Gran Depresión

de los años treinta del siglo anterior, los gobiernos implementaron programas de

estímulo económico, es decir, incrementos en el gasto público con el objetivo de

“reavivar” la economía, dado que el sistema financiero no funcionaba y, por tanto, el

consumo y la inversión privada, motores del crecimiento, mostraban disminuciones

históricas; la solución fue mayor gasto público ante el menor gasto privado. El

problema es cómo financiaron el mayor gasto, y es aquí donde la solidez o la

debilidad macroeconómica entran en juego, pues el punto de partida sí importa.

Mientras que los gobiernos de Estados Unidos y de algunos países de la Eurozona

(Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia) se endeudaron para financiar los

mencionados programas en circunstancias en que los niveles de deuda ya eran

altos, el Perú no requirió hacerlo, pues tenía ahorros (superávits fiscales) del trienio

2006-2008. La prudencia fiscal rindió sus frutos.

En términos simples, los bancos centrales y los gobiernos fueron al rescate, los

primeros emitiendo dólares y euros (préstamos de los bancos centrales a los

gobiernos) y los segundos, gastándolos, de modo que el mayor gasto público

“reemplazara” temporalmente al menor gasto privado. Ello permitió una

“recuperación desde la demanda” en el 2010, que no era sostenible, pues el

mecanismo no podía continuar, pero que sí otorgaba tiempo para enfrentar los

problemas del sistema financiero, tarea que no se hizo; por esa razón el año 2010

mostró una ligera recuperación, aunque no sostenible. En ese año, el PBI mundial

creció en 5.2%, mientras que el de Estados Unidos lo hizo en 3.0% y el de la

Eurozona en 1.9%. La “aparente” recuperación económica mundial estuvo liderada

por las economías emergentes, que crecieron en 7.3%, mientras que las avanzadas

lo hicieron en 3.2%.

De esta manera, hacia el 2011 la capacidad de repago de las deudas de los

gobiernos se redujo y los acreedores comenzaron a dudar de los préstamos

realizados a los gobiernos. En Estados Unidos, es necesaria la aprobación por parte

del Congreso para que el gobierno siga endeudándose; en otras palabras, cuando

la deuda llega al límite establecido, el Congreso tiene que aprobar la ampliación del

techo de la deuda. Sin embargo, aquí comenzó un problema político, pues en una

de las cámaras tiene mayoría el Partido Republicano, mientras que en la otra lo tiene

el Partido Demócrata, del cual es miembro el actual presidente, Barack Obama,

candidato a la reelección en noviembre de este año. Luego de días de intensa

negociación política, se llegó a un acuerdo: aumentar el límite de la deuda a cambio

de reducciones en el gasto público.

Sin embargo, endeudarse más no soluciona el problema, a menos que la economía

crezca más, de modo de tener los recursos para el repago. De ahí que la relación

entre la deuda y el PBI sea clave. Mientras más crezca la economía, mayor

recaudación logra el gobierno, pues las empresas tienen más utilidades. Pero si las

familias en Estados Unidos están con altos niveles de endeudamiento, no pueden

gastar y con ello incentivar la demanda; por eso la economía crece menos, y el

gobierno recauda menos y reduce su probabilidad de pago de deuda. En agosto del

2011, la calificadora de riesgo Standard & Poor redujo la calificación crediticia de la

deuda pública de Estados Unidos, algo que ocurría por primera vez con la deuda del

país del norte. La deuda pública como proporción del PBI era de 100%, y de 150%

si agregamos la deuda del sector privado, y el plan de consolidación fiscal no fue

percibido como suficiente. A modo de comparación, en el caso peruano la deuda

pública asciende al 21% del PBI. El Perú tiene mayor capacidad de repago que los

Estados Unidos.

Standard & Poor hizo lo correcto: los niveles de deuda señalados, un déficit fiscal

cercano al 10% del PBI y, en especial, un crecimiento muy bajo, unidos a los

problemas políticos de concebir un plan de consolidación fiscal tenían que reflejarse

en una rebaja de la calificación crediticia, sea la de Estados Unidos o la de cualquier

país del mundo.

5.5. El caso europeo

Durante el primer trimestre del 2012, los problemas europeos han puesto en tela de

juicio la existencia misma de la Eurozona. ¿Qué pasa con Europa?

La crisis europea combina varios elementos. En primer lugar, varios países tienen

un problema de sobreendeudamiento público, como Grecia, Italia, Portugal e Irlanda,

en los cuales la deuda pública es mayor que el 100% del PBI (en Grecia se ubica en

torno al 160%); en Francia, Bélgica, Alemania y Reino Unido se ubica entre el 80%

y el 99%. En segundo lugar, el déficit fiscal supera el 6% del PBI en Reino Unido,

Irlanda, Grecia y España. En tercer lugar, el crecimiento es lento, y esto es clave,

pues el crecimiento genera los recursos para el repago de la deuda. Grecia y

Portugal enfrentarían una recesión de –3% este año, al igual que Italia (–2.2%) y

España (–1.7%), mientras que Alemania y Francia apenas estarían por encima del

0%. En cuarto lugar, Europa enfrenta problemas de competitividad, es decir, le es

caro producir y por ende competir con otros países en los mercados externos,

problema más visible en Italia, España, Portugal, Grecia e Irlanda. En quinto lugar,

algunos países como Irlanda enfrentan los efectos de una crisis bancaria. En sexto

lugar, en España e Irlanda hubo una burbuja inmobiliaria. En sétimo lugar, y como

consecuencia, existe un problema de desempleo: la tasa de desempleo en España

alcanza el 23% (y el 50%, es decir, uno de cada dos, si nos referimos al desempleo

juvenil); en Grecia, el 18%; y en Portugal e Irlanda, alrededor del 15%. La variedad

de problemas genera la necesidad de varias respuestas en forma simultánea y

coordinada, y no solo medidas de reducción del déficit fiscal como viene ocurriendo.

Desde un punto de vista estructural, la Eurozona tiene un problema de diseño

institucional. La Eurozona está compuesta por 17 países, todos son parte de la Unión

Europea, que está compuesta por 27 países. La zona del euro es una unión

monetaria, que desde 1999 utiliza al euro como moneda oficial y tiene sus

fundamentos institucionales en el Tratado de Maastricht de 1992; esto significa que

una entidad llamada Banco Central Europeo (BCE) tiene bajo su responsabilidad la

política monetaria de los 17 países y, por tanto, la emisión del euro; los países

miembros no tienen moneda propia y usan como banco central común al BCE. Sin

embargo, además de incluir economías con distintos niveles de competitividad, la

Eurozona no es una unión fiscal; en términos simples, mientras que el control

monetario está en manos de una institución común, la disciplina fiscal depende de

cada gobierno, por lo que ellos pueden contraer deuda y generar altos déficit

fiscales. Esto, a pesar de que el tratado constitutivo impone restricciones fiscales

que quedan bajo la responsabilidad de cada gobierno.

Los problemas de solvencia de Grecia, Irlanda y Portugal en cuanto a la situación

fiscal aumentaron el nerviosismo de los mercados, y desde el último trimestre del

2011 la atención se centró en la posibilidad real de una moratoria de la deuda. Los

inversionistas muestran cada vez menos disposición a prestar dinero a economías

percibidas como riesgosas en términos de repago de deuda, y en caso de hacerlo,

exigen una tasa de interés mayor para compensar el riesgo, con lo cual la deuda

mantiene su espiral ascendente. Los programas de rescate por parte del Banco

Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional no han

sido suficientes, pues el problema no es de liquidez, sino de insolvencia.

Así como la crisis financiera de Estados Unidos fue enfrentada con paquetes de

rescate que implicaron mayor deuda e inyección de liquidez a las entidades

financieras, los problemas en Europa fueron afrontados de manera similar con más

dinero que “rescató” a los gobiernos con problemas de repago de deuda a cambio

de programas de ajustes. Los casos más emblemáticos son los de Grecia, Portugal

e Irlanda. En el cuarto trimestre del 2011, entraron en recesión los siguientes países:

Bélgica, República Checa, Irlanda, Grecia, España, Italia, Países Bajos (Holanda),

Portugal y Eslovenia. Las tasas de desempleo, consecuencia del ajuste, superan el

20% en España, Grecia, Irlanda y Portugal. La tasa de desempleo juvenil (menores

de 25 años) es 50% en España y Grecia, y 36% en Eslovaquia. Los problemas

europeos tardarán aún en resolverse.

5.6. ¿Hasta cuándo?

La primera crisis financiera internacional del siglo XXI no es un fenómeno nuevo,

pues eventos similares han ocurrido desde la burbuja de los tulipanes en Holanda

en 1634. Por tanto, existen precedentes para evaluar hasta cuándo puede durar la

resolución de la crisis, aunque sean solo referenciales.

En el caso actual estamos lejos de su resolución; se trata de una crisis de las

economías avanzadas, con características globales, que sólo es comparable con la

Gran Depresión de ochenta años atrás, cuya resolución tardó doce años. Al igual

que en esa época, la combinación de las dificultades en Estados Unidos y la

Eurozona ha desatado una crisis de confianza a nivel global. Cuando eso ocurre, los

inversionistas migran hacia el activo más seguro y probablemente el único que

queda, el oro, que como consecuencia ha visto incrementar su precio a niveles

nunca vistos.

En Estados Unidos, la crisis financiera dio origen a una crisis fiscal, mientras que en

Europa las dificultades fueron mayormente fiscales desde un inicio. La crisis

financiera de los años 2007-2008 tuvo en sus mecanismos de salida —los

programas de estímulo económico— las semillas de la segunda parte de la crisis: la

fiscal.

Otra lección de la historia tiene relación con la solución por implementarse frente al

exceso de endeudamiento. Además de la necesidad de ajustar el gasto, los

acreedores “perdonan” parte de la deuda; eso es lo que ha ocurrido con Grecia en

marzo de este año. Los inversionistas privados que le habían prestado al gobierno

griego tuvieron que aceptar una reducción de la deuda de cerca del 70% del valor

original. Lo han hecho porque tienen la idea de que es mejor cobrar menos que no

cobrar nada. Grecia tiene una deuda pública equivalente a 160% del PBI y se espera

que con el acuerdo se reduzca a 120% recién en el 2020, nivel aún insuficiente.

Grecia lleva seis años de recesión.

Una pregunta pertinente es la siguiente: ¿por qué el mundo sigue aceptando dólares

(tanto los bancos centrales como las familias) si el dólar es la moneda de un país

con dificultades? La respuesta no es simple, pero parece ser que la ausencia de una

moneda sustituta, en términos comerciales y como reserva de valor —es decir,

ahorro—, es una de las razones. Desde 1945, el dólar ha sido la moneda de reserva

del mundo; ello ha permitido que Estados Unidos emita moneda sin dificultades,

pues cualquier exceso de dólares “sale” del país y es aceptado en el resto del

planeta. Eso convierte al país eje del sistema en un caso único. Y si el núcleo tiene

problemas serios, el mundo se tambalea.

5.7 ¿Qué consecuencias tiene lo descrito en el Perú?

En primer lugar, el menor crecimiento económico mundial se traduce en menores

exportaciones; si bien es cierto que el oro viene aumentando de precio, el resto de

metales y otros productos no tradicionales pueden observar una disminución de su

demanda. Ello se traduce en un menor crecimiento económico del Perú; las

empresas tienen menos utilidades y la recaudación tributaria disminuye, con lo cual

el gasto público, en un contexto de menores ingresos, podría tender a reducirse. En

segundo lugar, la mayor emisión de dólares seguirá inundando los mercados

locales, de manera que es previsible una tendencia hacia la disminución del tipo de

cambio. En tercer lugar, será más complejo mantener la estabilidad

macroeconómica, pues el escenario externo será desfavorable, comparado con lo

ocurrido entre los años 2002 y 2008. En cuarto lugar, la solidez macroeconómica del

Perú, manifestada en un crecimiento económico mayor del 5% con estabilidad

monetaria, disciplina fiscal y alto nivel de reservas, es un factor que juega a favor del

Perú, pues puede ser atractiva para hacer negocios, siempre y cuando la estabilidad

política lo permita.

Desde luego, la solidez macroeconómica es una condición necesaria pero no

suficiente para enfrentar los problemas de exclusión de una gran cantidad de

peruanos; lo que pasa es que sin esta solidez no se puede enfrentar la problemática

social, pues provee de los recursos para hacerlo. La creación de empleos por parte

del sector privado y el funcionamiento adecuado de los programas sociales —es

decir, una mejor gestión pública— son claves. Invertir más y mejor en educación,

salud y seguridad ciudadana y diseñar programas de reducción y alivio de la pobreza

y desigualdad son parte del esfuerzo social que debe realizar el gobierno. Ello

requiere recursos cuya abundancia dependerá en gran parte de la evolución de la

economía mundial.

5.8 ¿Cuándo terminará la crisis? ¿Tiene solución?

Aunque los economistas rara vez acertamos con los pronósticos, la revisión de otros

casos similares en la historia muestra que durante los siguientes años veremos un

crecimiento lento de las economías avanzadas, mientras enfrentan el problema de

la deuda. Ello implica que el nuevo motor del crecimiento económico mundial serán

las economías emergentes, lideradas por China, India y las economías de Asia

Oriental.

En los siguientes meses, la constante será la volatilidad, en medio de una crisis de

deuda de las principales economías avanzadas. La prudencia fiscal y la disciplina

monetaria serán los pilares para mantener la solidez macroeconómica.

ANEXOS