adhesión a La Ley Nacional de Prevención, Erradicación y Sanción de la Violencia hacia la Mujer

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La autoridad: “En épocas remotas, las mujeres se sentaban en la proa de la canoa y los hombres en la popa. Eran las mujeres quienes cazaban y pescaban. Ellas salían de las aldeas y volvían cuando podían o querían. Los hombres montaban las chozas, preparaban la comida, mantenían encendidas las fogatas contra el frío, cuidaban a los hijos y curtían las pieles de abrigo. Así era la vida entre los indios onas y los yaganes, en la Tierra del Fuego, hasta que un día los hombres mataron a todas las mujeres y se pusieron las mascaras que las mujeres habían inventado para darles terror. Solamente las niñas recién nacidas se salvaron del exterminio. Mientras ellas crecían, los asesinos les decían y les repetían que servir a los hombres era su destino. Ellas lo creyeron. También lo creyeron sus hijas y las hijas de sus hijas”. 1 Estamos cerca de conseguir la adhesión a la ley nacional de prevención, erradicación y sanción de la violencia hacia la mujer. Digo conseguir porque me considero parte de una sociedad que luchó por la conquista y efectivización de sus derechos, de esa población femenina que obtuvo el voto en 1947, de la esperanza y lucha de las madres y abuelas de plaza de mayo por encontrar a sus hijas, hijos, nietas y nietos, de la sanción de la ley de matrimonio igualitario en Argentina, entre otros hitos importantes. Afortunadamente me tocó nacer y crecer en democracia y por eso pude ver con mis propios ojos los logros de esas luchas. Mañana, en la Legislatura, un par de papeles tienden a cobrar importancia, ponen en juego el presente y el futuro de nosotras, y el pasado, claro, esos papeles están ahí porque muchas mujeres han sufrido acoso en el trabajo, abuso sexual, violencia doméstica, femicidios. En estos días muchas veces escuché decir “Ah sí, eso de la Violencia de género, está muy de moda ahora”, lamento decirles señoras y señores que no está “de moda” siempre existió, la diferencia es que ahora la problemática está visibilizada y ya no pertenece al ámbito privado. Cuando una mujer es golpeada, humillada, maltratada es una situación que nos compete a todas y todos, los derechos humanos no son una lección de historia, son responsabilidades, respeto, tolerancia, justicia. Mañana en la Legislatura no vamos a exigir solamente la adhesión a la ley nacional, estamos también expresando ante la cultura patriarcal que las mujeres participamos en la sociedad convencidas de nuestros derechos como humanas sin sentirnos culpables, por eso y buscando 1 Galeano, Eduardo “Memoria del fuego. Las caras y las mascaras”.

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La autoridad:

“En épocas remotas, las mujeres se sentaban en la proa de la canoa y los hombres en la popa.

Eran las mujeres quienes cazaban y pescaban. Ellas salían de las aldeas y volvían cuando podían o

querían.

Los hombres montaban las chozas, preparaban la comida, mantenían encendidas las fogatas

contra el frío, cuidaban a los hijos y curtían las pieles de abrigo.

Así era la vida entre los indios onas y los yaganes, en la Tierra del Fuego, hasta que un día los

hombres mataron a todas las mujeres y se pusieron las mascaras que las mujeres habían inventado

para darles terror.

Solamente las niñas recién nacidas se salvaron del exterminio.

Mientras ellas crecían, los asesinos les decían y les repetían que servir a los hombres era su destino.

Ellas lo creyeron. También lo creyeron sus hijas y las hijas de sus hijas”.1

Estamos cerca de conseguir la adhesión a la ley nacional de prevención, erradicación y sanción de

la violencia hacia la mujer.

Digo conseguir porque me considero parte de una sociedad que luchó por la conquista y

efectivización de sus derechos, de esa población femenina que obtuvo el voto en 1947, de la

esperanza y lucha de las madres y abuelas de plaza de mayo por encontrar a sus hijas, hijos, nietas

y nietos, de la sanción de la ley de matrimonio igualitario en Argentina, entre otros hitos

importantes.

Afortunadamente me tocó nacer y crecer en democracia y por eso pude ver con mis propios ojos

los logros de esas luchas. Mañana, en la Legislatura, un par de papeles tienden a cobrar

importancia, ponen en juego el presente y el futuro de nosotras, y el pasado, claro, esos papeles

están ahí porque muchas mujeres han sufrido acoso en el trabajo, abuso sexual, violencia

doméstica, femicidios.

En estos días muchas veces escuché decir “Ah sí, eso de la Violencia de género, está muy de moda

ahora”, lamento decirles señoras y señores que no está “de moda” siempre existió, la diferencia es

que ahora la problemática está visibilizada y ya no pertenece al ámbito privado. Cuando una mujer

es golpeada, humillada, maltratada es una situación que nos compete a todas y todos, los

derechos humanos no son una lección de historia, son responsabilidades, respeto, tolerancia,

justicia.

Mañana en la Legislatura no vamos a exigir solamente la adhesión a la ley nacional, estamos

también expresando ante la cultura patriarcal que las mujeres participamos en la sociedad

convencidas de nuestros derechos como humanas sin sentirnos culpables, por eso y buscando

1 Galeano, Eduardo “Memoria del fuego. Las caras y las mascaras”.

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producir transformaciones que también favorezcan a las generaciones venideras y así ir

deconstruyendo las brechas de género, apelamos al empoderamiento.

El empoderamiento se define como un proceso de cambio mediante el cual las mujeres aumentan

su acceso a los mecanismos de poder en orden a actuar para mejorar su situación.

Como parte de la Secretaría de Jóvenes Profesionales del CPAS nos sumamos a la lucha por la

adhesión a la ley nacional de prevención, erradicación y sanción de la violencia hacia la mujer.

¡EMPODERATE!

Antonella Valdez

Secretaría de Jóvenes Profesionales del CPAS