Adelante #2

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Hacer, mirar, pensar, hacer. ADELANTE es una publicación bimestral sobre arte y política, en formato impreso y online de libre descarga. [email protected]

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ADELANTE es una publicación trimestral sobre arte y política, en formato impreso y online de libre descarga.

Un espacio de reflexión e investigación, que abarca tanto aquellas experiencias históricas de arte político, como la actualidad y urgencia de pensar la relación entre capitalismo y arte, la situación del artista como trabajador, los espacios de autogestión y el rol del Estado.

Invitamos a participar a artistas, curadores, gestores, colectivos con: Ensayos, artículos, cuentos, poemas, dibujos, grabados, borradores, punteos, listas, denuncias, guiones, balances, propuestas, pinturas, collages, material encontrado, cartas, pro-gramas, manifiestos.

ADELANTE es una publicación, pero esperamos transformarnos en algo más. Un reagrupamiento de artistas.

Cortar, escribir, marchar, ocupar.

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ADELANTE 2

Trabajo en negroSin jubilación

Falta de presupuestoBecas exiguas para la creación e investigación.

Ley de museos pendienteEl problema del IUNA

AO, AMO, ADA, SAAP, TdA…

El mundo no terminóEstamos en el umbral de la ilusion y el entusiasmo

Tiempos difíciles, jodidos, interesantesTiempos felices

Inventar algo nuevo

Qué hacer,y cómo?

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Artistas Organizados Programa detallado de acciones y consecuencias

Antes que nada dos cosas primordiales a modo de introducción: lo que se ex-pone aquí es la opinión de un integrante de AO (no es mi intención ser objetivo sino presentar el panorama en el que se caldearon estas ideas). La segunda es que AO suele escribir sus textos concensuadamente y firmados como una unidad, por lo tanto aunque no la única, esta es una excepción. Por estas razones los invito a investigar todos los ar-chivos cargados en la página de AO. En el hay textos, videos y notas que dan una visión mucho más detallada.

http://artistasorganizados.wordpress.com/

NUEVAS TENDENCIAS 2

A finales del año pasado se hizo mediática la invitación por parte del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires a mas de 100 artistas donde se nos invitaba a participar de la muestra Nuevas Tendencias 2 a cambio de la donación de una obra. Como su título lo expresa, intentó conformar un catálogo de artistas contemporáneos que abarquen el periodo de trabajo desde 2002, fecha de su primer edición hasta 2012.

Para empezar el museo nos invitaba a la muestra como condición de donar una obra representativa. No siendo suficiente con que 110 artistas ofrezcan trabajos impor-tantes al patrimonio de la Ciudad, nos pedían además encargarnos de la foto profesional, enviar la obra con la explicación de no tener presupuesto, y a cambio de todo esto reci-biríamos el catalogo de la muestra!1 Antes de cerrar la lista ya 9 artistas le dijeron que no al Museo quedando fuera de la muestra, otros tantos se negaron y terceros, por ejemplo coleccionistas, donaron por ellos.

Se hizo visible esta exposición, primero por promoverse como una gran apuesta del Museo para restablecer el contacto con el público luego de encontrase 5 años cerrado

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por una serie de reformas y ampliaciones.

El MAMBA luego de estar en reformas durante tanto tiempo presentó en su “reinauguración” solo un tercio de la obra, edificio que por cierto nada tiene que hacer frente a los de otros museos del país como el Museo de Bellas Artes “Franklin Rawson” de San Juan, el Museo Evita(Palacio Ferreira) y Caraffa de Córdoba o los audaces xilos del MACRO de Rosario inaugurados hace casi 10 años.

PRIMER REACCIÓN

En primera instancia semanas antes de la concreción de la muestra, circuló un mail entre algunos participantes donde se manifestaba una total disconformidad acerca de las condiciones de la invitación. Rápidamente la mayoría respondió sumándose a lo expresado, y se habló de hacer una primera reunión con urgencia. No es menor decir que ni siquiera sabíamos quienes eran los artistas participantes. El Museo se había guardado la lista que ni siquiera nos quisieron compartir con livianas excusas a 2 semanas de la inauguración. El equipo curatorial estaba conformado por la directora del museo Laura Buccelato, la critica de arte Valeria Balut, al artista Marcelo Grosman y la gestora cul-tural Julia Converti.

Aquí empieza lo bueno, a mediados de junio del 2012, se realizó el primer en-cuentro, al que acudieron más de 50 artistas. Está reunión se presentó desde un comien-zo en forma de asamblea, vinieron un gran grupo de los participantes de la muestra (que íbamos enterándonos quienes éramos), expositores de la edición anterior, y más artistas que se habían interesado en esta organización espontánea.

Aquel día, las cosas que se hablaron excedieron completamente las cuestiones de la invitación. Vimos con claridad la ausencia casi total de discusión de las prob-lemáticas de las artes visuales dentro del ámbito de la política. Son demasiado evidentes los vacios legales y la ausencia de propuestas del Estado y de participación política en general. La enorme mayoría de los artistas trabaja sin ningún tipo de contrato escrito, a veces durante muchos años. vivimos casi completamente en negro, sin cobertura médica, ni sueldos, ni jubilaciones, ni despidos, ni vacaciones. Sin embargo muchos trabajan con “exclusividad” para una galería, como “asistente” para otros artistas, dando clases en centros culturales sin contrato alguno. Es tal la arquitectura legal, que los derechos adquiridos por los trabajadores sindicados se puede decir que no existen para nosotros, ninguna de las famosas conquistas laborales llegaron nunca al arte. Como si nunca nos hubiéramos considerado trabajadores.

Por todo esto, lo que se trataba de una invitación institucional de una supuesta generosidad por formar parte de una colección pública, terminó con el surgimiento de esta agrupación, especie de sindicato o gran colectivo político con el nombre de ARTIS-TAS ORGANIZADOS.

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Luego de meses de intensísimas asambleas en las que participaron más de 80 artistas, logramos alcanzar una buena cantidad de acuerdos. El trabajo que hay por hacer es realmente titánico y entendimos que había que ir paso a paso, empezando por la situ-ación específica de la muestra y el precedente de las donaciones. Entre los encuentros y un desmedido intercambio de mails se fueron desarrollando una serie de comunicados y textos donde expresamos este trabajo y los puntos acordados en una organización de una horizontalidad que pocas veces tuve la suerte de experimentar. En el centro de todo este trabajo aprendimos, nos informamos, nos pusimos en contacto con abogados, legisladores, organizaciones de artistas de otras ciudades y países, que nos asesoraron, probamos distintas formas de organización y coordinación del trabajo que significa cada reunión, los puntos a tratar, llegar a los acuerdos, establecer objetivos, parámetros, y sobre todo conseguirlos.

ITEMS DE TRABAJO

En primer lugar estudiamos todo lo acordado previamente entre los artistas y la dirección del Museo, desde los mails que intercambiamos, los papeles que firmamos, las leyes vigentes.

Se habló muchísimo de hacer o no hacer la muestra. Que decisión podía ser la más contundente, que se podía conseguir con estas acciones. De la decisión de donar o no a la colección del Museo.

Después de lo detallado de las complicadas condiciones en las que se daba la invitación, es preciso saber que es muy difícil para un artista llegar a formar parte de una colección pública, cualquiera siente la camiseta cuando lo incluyen en un seleccionado que representa un momento, un lugar, aun cuando esa selección pueda ser fallida.

De estas dos grandes preguntas sobre si había que hacer la muestra, y si había qué donar la obra en estas condiciones, la primera se resolvió sin demasiadas dificultades en dos encuentros y con una buena mayoría. La acción más representativa era SI hacer la muestra, pero solo frente a nuevas condiciones. Decidimos tomar la posta de la muestra y usar ese espacio para darle a la discusión la visibilidad que amerita la situación del trabajo de los artistas, el funcionamiento de las entidades públicas y la ausencia total de propuestas en políticas para las artes visuales.

Sin embargo para la segunda decisión, la de donar por sí o por no, fue un traba-jo extenso y extenuante que llevó casi los dos meses de la muestra, duda que intentamos usar como un arma en el desarrollo de la historia y que residía principalmente en decidir si se trataba de una decisión personal o una acción conjunta. Es fácil saber que es lo que nos convenía como grupo, pero no tanto que esa decisión respete la de cada uno. En definitiva el argumento que nos hacía ruido es que la donación no es para una gestión particular sino para el acervo de un museo, para la pequeña o grande historia del arte

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local, como lo puede ser representar a su país para un deportista. Sin embargo dadas las condiciones, el museo estaba prácticamente provocándonos, quisimos hacer algo con-tundente para manifestar nuestro malestar y dejar en evidencia la manipulación que se ejerce desde el aparato institucional privado o público al artista (no trabajador). PRIMEROS ACUERDOS

Algunas de los acuerdos que establecimos entre nosotros y luego con el museo eran:

- La suspensión de la obligatoriedad de donación para participar de la muestra.- La intervención del catálogo y plotter de la muestra con un sellado informando de la suspensión de las donaciones. Y fechando y firmando los hechos como un precedente para que ningún museo vuelva a repetir la idea de hacer su patrimonio con esta modal-idad.- La presencia en la muestra de un texto/solicitada firmado por AO exponiendo la situ-ación general de los artistas, las falta de regulación de nuestro trabajo, y de cómo todo el sistema del arte es perjudicado por esta ausencia y abandono del aparato estatal. Ex-presando también la forma en que se produjo la invitación y los métodos del MAMBA en particular.

Esta solicitada además circuló por las redes sociales y fue apoyada con su firma por más de 700 artistas y actores culturales. Y por último la realización de una serie de Mesas de Discusión en el Museo en el marco de la muestra, con la participación de re ferentes y actores de distintas áreas de las Artes Visuales para tratar de forma abierta los ítems más importantes de las discusiones de las asambleas.

La experiencia asamblearia en estos meses fue de tal intensidad que trascendió las fronteras del arte, gente totalmente ajena al ámbito cultural andaba preguntando que pasaba con lo del MAMBA.

Aquí entra el tercer gran tema de las asambleas, que era abrir las convocatoria, hacerla extensiva o no. Los temas que estábamos tratando nos comprometían a todos los artistas, desde los primeros comunicados, todo el mundo quería participar de las reuniones, ser parte. Pero este punto lo voy a tratar hacia el final del texto ya que merece un espacio propio.

La situación del Museo así como la del resto de los diez museos de la Ciudad es realmente decadente, con un déficit presupuestario y de personal escabroso (sin un pre-supuesto asignado, y juntando algunas cajas chicas, unos $20.000 suman el presupuesto anual con los que no deben ni pagar los impuestos del edificio).

Para darnos una idea los curadores de la muestra trabajaron ad-honorem, la Sociedad de Amigos del Museo compró las luces, plotteos y demás cosas que faltaban.

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Lo que nos trasmitía la Dirección del Museo era algo así como que debiamos agradecer que no lo cerraran definitivamente a lo que contestamos en todo momento que al contrario, tenían nuestro total apoyo para pedir y exigir un presupuesto digno y nuevas políticas para el Museo.

LAS MESAS

A partir de aquella reunión con la directora Sra. Laura Buccelatto, y durante el desarrollo de la muestra, los objetivos acordados se fueron cumpliendo en forma solo parcial o directamente obliterados como en el caso de las Mesas o Jornadas de Trabajo y Discusión. Pese a mostrase contenta con la “acción artística” la gran mayoría de los catálogos sellados fueron guardados en el Museo en vez de quedar a disposición del público como en cualquier exhibición.

Pero lo más grave fue la realización de las Mesas. Había sido propuesto y aprobada como una de las condiciones fundamentales para la realización de la muestra, el desarrollo de Las Mesas durante la Últimas Tendencias 2, con el permiso de usar los equipos y el espacio del Museo para realizarlas. Sin embargo luego la Dirección nos pidió reunirnos para discutir los temas de las Mesas, cosa a la que por supuesto no acced-imos. Entonces Buccelatto simplemente se desentendió de la realización de las mismas y no contestó más mails ni llamados. Hablamos de hacerlo en otros lugares, como la puer-ta del Museo (ya que éste nos había dado la esplada), otros museos, etc. pero finalmente se decidió hacerlo en el hall del mismo MAMBA, así fuimos con nuestros equipos, nos ocupamos de la organización y difusión.

Ese sábado de agosto llegaron los panelistas, con muchísima experiencia y tra-bajo en las áreas que íbamos a discutir esa tarde, en la que fue la primer y lamentable-mente única mesa de las 3 proyectadas: “Pautas para construir un Museo Público”: Mecanismos de planificación, desarrollo y evaluación (de lo real a lo ideal)

Del caldo que ya se había generado para ese entonces, fue llegando un público muy activo de unas 100 personas, más muchas otras que dejó afuera la policía por orden de la Dirección General de Museos (D.G.M.).

En este público participante se encontraban muchos pesos pesados de la cura-duría, crítica, museología, periodismo y obviamente un muy nutrido cuerpo de artistas ya que éramos básicamente los organizadores, para dar lugar a una asamblea abierta (un panaorama de preguntas e información general) y las mesas específicas.

Todo esto fue bastante impresionante, en lo que se mostró como una organi-zación sólida y constructiva, donde siquiera se levantó la voz, ni se atacó ni culpó a nadie por la situación general de los Museos, ni específicas de la muestra. No podrían imag-inarse un encuentro de 100 personas más pacífico y genuinamente interesado. Nuestra intención fue juntamos a pensar soluciones, no a criticar a nadie.

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Desde donde yo estaba no podía ver lo que pasaba en la entrada, se empezaron a escuchar gritos afuera, hasta que los oradores se empezaron a incomodar y pregun-tar qué pasaba. Mientras tanto afuera había llegado Pedro Aparicio (el Director de la D.G.M.) haciéndose el copado en bicicleta y con una orden de cerrar el Museo en la mano y un patrullero para hacer efectivo el cierre del mismo2.

Aparicio y el Ministro de Cultura Hernán Lombardi habían sido invitados especialmente a participar de las Mesas, contestando que no podría llegar por otros eventos a los que se había comprometido asistir. Al comprobar que teníamos buenos fundamentos y las acciones eran consecuentes, se quedaba sin razones para hacer lo que venía a hacer, cerrar el museo. Nos dijo en las puertas del MAMBA -¿Quieren que lo cierre?, No tengo ningún problema. (Y no se refería a ese día sino a que una de las in-creíbles cláusulas de la ordenanza que rige los Museos dice que si este señor solicita al Jefe de Gobierno de la Ciudad el cierre del Museo este otro está habilitado a hacerlo).

Entonces se cerraron las puertas del Museo con la gente en plena actividad dentro, un oficial de la policia labró un acta contravencional contra Artistas Organizados ya que la denuncia fue presentada desde el Museo. Dentro del Museo y pese a los distur-bios decidimos reanudar las jornadas como pudimos. Los oradores de ese encuentro eran Adriana Lauría (docente de la UBA, investigadora de carrera y curadora del Mamba durante mas de diez años), Fernando Farina (director del Fondo Nacional de las Artes y creador del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario) y Américo Castilla (Director Nacional de Patrimonio y Museos de la Nación (2003-2007). 3

DONACIONES

Después de esta jornada y los sucesos que conllevaron, intercambiamos una serie de mails expresando la necesidad de tomar la desición de donar o no juntos, como AO, como colectivo, como conjunto asambleario. Lo que sea que habíamos construido fue atropeyado brutalmente por el aparato ridículo del MAMBA – DGM. ¿Acaso es-tábamos pidiendo mucho? Un espacio para reunirnos en el seno mismo del conflicto, invitados por el mismo museo. La verdad al menos a mi me pareció inmejorable la situación esclarecedora de abuso tan descarada por parte de las autoridades (venirse en persona a cerrar el museo con las 100 personas dentro!!), fue por supuesto repudiado y visibilizado aún más en muchos medios4.

Así fue que de las DONACIONES EN SUSPENSO que se habían anunciado en los sellos del catálogo pasamos a decidir y por unanimidad, bajarnos todos juntos de las donaciones, dejándonos afuera de la colección y dejando un precedente fuertísimo como cierre de esta largo e intenso intercambio de fuegos entre artistas e instituciones públicas. 71 artistas (de los 110 aprox.) decidieron cancelar la donación de su obra. Vari-os de los artistas que no participaron de las asambleas decidieron finalmente donar por distintas razones. En cambio otros que no habían participado activamente de AO (por

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vivir en otras latitudes, estar de viaje, etc) se sumaron a retirar la obra.

La gestión de Laura Buccelatto se decía estaba en la cuerda floja ya desde antes de este último capítulo de la intervención policial, el mismo Lombardi había dicho a La Nación en una nota sobre las repercusiones de lo ocurrido con las donaciones, que prácticamente estaban por separarla de su cargo. Sin embargo allí sigue hoy, en su puesto desde hace 17 años y sin haber concursado nunca, vaya a saber que habrán acordado esta vez.

Es una pena no haber podido hacer un frente común con el Museo, la situación hasta ahora no ha mejorado en nada, dicen que habrá cambio de dirección, dicen, dicen. Vamos a ver. Mientras tanto AO ha perdido bastante de su intensidad inicial, el último comunicado hasta el momento fue uno extendido en diciembre del año pasado en el que se desea un feliz 2013 e invita a llevar ADELANTE los ítems fuertes de los que hablamos.

NECESIDADES DESCUBIERTAS

Estos son algunos de los vacios estructurales, de lo espacios desprotegidos y sobre lo que no hay casi nada obtenido, en este fuerte proceso de reclamo de ingreso del arte al sistema legal y de trabajo que recién comienza. Durante el desarrollo de estas asambleas nos enteramos de que no existe aún una Ley de Museos, a pesar de los cuatro proyectos existentes formulados por distintas agrupaciones políticas. Todo lo reglamen-tado es una vieja ordenanza que no se responsabiliza por el estado y funcionamiento de ellos, sino que expresa una serie de vaguedades de dudoso cumplimiento.

No tenemos siquiera un código de buenas prácticas que sirva para regular el trabajo, acordado por las distintas partes que participan en el sistema de trabajo del arte. Museos, galerías, asociaciones, fundaciones, etc.

Hablamos y avanzamos sobre la necesidad de un sindicato de artistas que pueda posicionarse en el marco del mundo del trabajo, con una SAAP en estado de deterioro. Un sindicato que responda a cuestiones básicas laborales como asesoramiento legal y expedido de facturación.

La imperiosa necesidad de creación de un instituto nacional, específico para las artes visuales, que cumpla la función de promover la investigación y producción de proyectos artísticos, otorgando becas que permitan a los artistas seguir produciendo in-dependientemente de su inserción en el mercado. Que articule una formalidad legal para el trabajador/artista visual, un registro, al efecto de trámites como la exportación de obras, pedido de subsidios, bolsa de trabajo, etc.

Desde estos organismos trabajar y posicionarse en promover y conseguir leyes, palabras escritas, salir del plano de “la queja” y de la “acción simbólica” e ingresar como

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adultos que somos al de la palabra escrita, las reglamentaciones y organismos sociales, con pedidos concretos y posibles que están a la altura de la necesidad de acción y repre-sentación que precisa el arte como cualquier área organizada del trabajo. Solo por decir algunos nombres de gente que trabajó intensamente esos meses de asambleas hiperproductivas y afiladísimo trabajo de comisiones:Silvia Gurfein, Gabriel Baggio, Leandro Tartaglia, Marina de Caro, Esteban Alvarez, Marcela Sinclair, Mariela Scafatti, Irina Kirchuk, Cristina Schiavi, Patricio Gil Flood, Patricio Larrambebere, Tomás Espina, Bruno Dubner, Mariano Giraud, Debora Prud-en, Gustavo Marrone, Verónica Romano, Magdalena Jitrik, Eduardo Basualdo, Fernan-da Laguna, Roxana Schoijet, Nicolás Bacal, Gachi Rosati, Leopoldo Estol, Max Gómez Canle, Carlos Huffman, Viviana Blanco, Lucio Dorr, etc, etc, etc.

ACTUALIDAD

Esperé hasta el final del texto para hablar de lo que fue la 3° gran cuestión de las asambleas de AO y que en mi parecer no pudimos resolver con mayor eficacia. La cuestión era que lo que nos había reunido a todos esos artistas era un hecho bien es-pecifíco, el de la muestra Nuevas Tendencias 2 y el pedido de nuestras donaciones por parte del MAMBA. Cada semana había que sacar en claro montones de puntos sobre los que debíamos exponer, intercambiar, plantear y votar. No nos fue fácil, la mayoría no teníamos muchas experiencias asamblearias, y a sabiendas que era tanta la tarea, que era tanto lo que se esperaba de nosotros, que no debíamos salir en los medios diciendo, los artistas trabajamos en negro, no tenemos jubilaciones, etc, etc, querer abarcar demasiado y que eso pase como un reclamo al cielo y pasar a la siguiente noticia sin más. Queríamos lograr un impacto significativo y lo más profundo posible, sobre esa pequeña o grande realidad de los museos, conseguir una primer victoria desde la cual armar nuestra plataforma. Sabíamos también que muchos de los participantes íbamos a trabajar solo en este periodo y decidimos después de muchas y recurrentes discusiones mantener cerradas las filas, justamente para que los temas a tratar, los que votemos sigan siendo los específicos a estas cuestiones: donaciones si, donaciones no, que se le dice a Buccelatto en el próximo mail, o que temas vamos a tratar en las mesas.

Sin embargo este fue un punto de discusión hasta el final, ¿¿Cuando era el momento de abrir la convocatoria?? Todo de lo que se hablaba al menos en las notas era del MAMBA, las donaciones... Y trabajamos en comisiones, investigamos en los distintos modelos de Ley de Museos que fueron llevados a la Legislatura, códigos de buenas prácticas, tomando ese modelo de artistas de otras ciudades. Quienes viendo lo difícil que es llegar a conseguir leyes, optaron por alcanzar acuerdos con las más impor-tantes instituciones públicas y privadas, una alternativa muy interesante y posible. Pero por supuesto, los temas del MAMBA y las donaciones nos estaban restando energía, discutíamos sobre esos mismos temas por lo próximo de su resolución y para entonces era difícil avanzar en otras direcciones.

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Hablamos también que AO, como cualquier organización, funcione como una estructura para usarse en distintos frentes, como una especie de sindicato al que acudir, pudiendo intervenir conjuntamente en casos específicos, en consultas y asesoría, abrien-do la organización a todos los artistas, que todxs puedan formar parte, siempre y cuando mantenga su forma de organización horizontal, un campo también de acción y experi-mentación colectiva.

Finalmente decidimos abrir la convocatoria a partir de las mesas y así lo hici-mos, pero a todos los artistas que se negó su entrada en su momento era raro invitarlos luego a participar. Fue un grueso error creo. Debimos ser claros al respecto, explicar cuales eran las razones por las que no abríamos el juego y ponerle fecha a la convocatoria, era mucha la gente interesada en participar. Más que un mea culpa, ahora que ya está hecho, me parece más importante como experiencia de trabajo y organización para contarla y que no quede olvidada, así también en sus errores. Creo es una de las razones más fuertes por las que AO no con-tinuó su iniciativa que tan bien se venía desarrollando. Quien dice mas adelante retome su espacio de trabajo o simplemente se dirija a otros espacios como viene sucediendo. Pero por suerte y quizás también por la trascendencia y el desarrollo de estas discusiones que fuimos revisando, se crearon y reflotaron distintos frentes de organi-zaciones de artistas, de muy variadas motivaciones e ideas. No solo en Buenos Aires, sino en varios puntos del país y hasta fuera también. Las repercusiones fueron muchas, ya sabemos que la acción conjunta es mucho más fuerte.

Ahora mismo se están encontrando en el CC Conti un grupo de artistas a trabajar, algunos de los que participaron de AO, otro tantos que surgieron de una serie de encuentros en la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos (SAAP) y otros del Centro Cultural de la Coopercación, LIPAC, Frente de Artístas, y muchos otros.

Hubieron varios intentos de organización en el medio del arte contemporáneo local antes, pero no que yo sepa con este nivel de participación y acción conjunta. Es interesante que el medio donde se produjo todo este movimiento, el del Arte Con-temporáneo, es reconocido muchas veces como un ámbito snob y pretencioso, reacio a hacerse eco de necesidades tan normativas como los derechos de los trabajadores.

Quizás esto ya no sea así y muy al contrario, los artistas contemporáneos estén respondiendo a lo que se le pediría a cualquier movimiento que se llame a si mismo “contemporáneo” y es que esté actualizado, que esté en órbita y participe activamente de los sucesos que le rodean. Que exija su protagonismo en el Hoy.

Ariel Cusnir

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Notas

1 Costos de materiales, marcos, flete y fotografía, todo corría por nuestra cuenta salvo algunas excepciones como los que preparaban obra site specific que recibieron un pequeño presupuesto.

2 Según la ordenanza vigente Nº 48.889. Única herramienta legal que organiza la actividad de los museos de la Ciudad bajo la figura de la DGM, con que Aparicio pida al Jefe de Gobierno de la Ciudad(Mauricio Macri) el cierre del Museo, este se encuentra autorizado a hacerlo.

3 De estas mesas que eran tres las programadas, solo se pudo realizar una y de manera escandalosa con in-tervención policial y el cierre del Museo como portada. Las siguientes mesas tenían por objetivo hablar de la precariedad laboral de los artistas, la necesidad de creación de un sindicato, un código de buenas prácticas y demás puntos abiertos en el ítem “ACTUALIDAD”

4 Mas de 40 notas en medios gráficos y audiovisuales se refirieron específicamente al panorama y las prob-lemáticas desatadas acerca de la muestra, las donaciones, el MAMBA y AO.

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Che Mauricio en la avenida fantasma El martes de la semana pasada, habíamos quedado con un amigo, Francisco, en juntarnos a terminar la fachada del centro cultural. Tarea que veníamos arrastrando hace varios meses ya. Eran las 8 de la noche, el sol estaba escondiéndose. Ya no se veía casi nada, decidimos terminar la jornada. Los faroles de la calle Yatay son pocos e irradian una luz débil y amarillenta. Estábamos conversando, cuando un compañero nos informó que el acampe que estaban haciendo los chicos de la Sala Alberdi en la plaza seca del Centro Cultural San Martín, estaba amenazado de desalojo. Todo el verano había sido así pero ahora estaba pasando. Los querían sacar. Era importante que todos los que pudiéramos, fuésemos a hacer presencia y a sostener la toma. Los enfrentamientos con la policía están comenzando a ser moneda corriente, y entendimos que cuantos más fuéramos, más podríamos defender y hacer valer nuestros reclamos y los de la Sala.

Un grupo de compañeros ya había tomado la delantera rumbo a calle Sarmien-to. Después de limpiar los pinceles, nos subimos a una bici destartalada, las casi cuarenta cuadras que nos separaban del acampe estuvieron colmadas de incertidumbre y una curiosidad efímera sobre qué era lo que estaba pasando en el San Martin. Cuando llegamos, atamos la bici en un poste que nos costó elegir. Ya estaba cortada la Avenida Corrientes. Nos fuimos adentrando sobre el estado de la cuestión en las voces de los manifestantes que se escondían detrás de una barricada con pañuelos en las caras. “Son tres gatos locos y están cortando Corrientes” nos decíamos. Estaban meta darle y darle con palos a un container negro de basura que habían volcado sobre el asfalto. También había pallets y vallas, basura desperdigada como obstáculo. El sonido era constante, como una música de batalla. Del contenedor se había salido una chapa hermosa de Coca Cola roja con las letras blancas y ola característica.

Nos encontramos con Javier, un compañero de Leo. Nos cuenta que Tapia está bien, que salió del hospital, que hubo discusiones en la villa, y que el viernes se armaban

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15 cortes simultáneos en calles de la ciudad. Nos vamos acercando por la calle Mon-tevideo. Las caras de la gente se mezclan. Están los que vienen a solidarizarse como nosotros, los que miran para atrás como diciendo “a dónde me estoy metiendo”, y los que no tienen nada que ver y mientras salen de un café se resguardan empezando a caminar rápido en dirección contraria. Más nos acercábamos a las rejas que daban a la plaza seca, más gente había. El ambiente estaba caldeado. Se repartían trapos con vinagre o gajos de limón, nos dijeron que eso ayudaría a respirar bien en caso de gas lacrimógeno. Muchos se habían pintado dos líneas negras por encima de los pómulos.

Contamos mucha gente, tanta como un recital. Podrían ser quinientas en un cálculo rápido, pero sus cuerpos no estaban distendidos sino tensos. Intercambian datos como si fueran satélites rotos o expuestos a demasiada intemperie galáctica, porque las actualizaciones son constantes. Uno quisiera saber bien qué pasa y ponderar cuán alerta hay que estar para salir ileso. Aunque bien podría no pasar nada. Los vecinos del primer piso frente al Centro Cultural, hablan en voz alta como si fuera una especie de cabildo insólito. Balconeando como en un vodevil se expresan en contra de las rejas por medio de unos carteles de impresora inkjet y banderas que les acercan los chicos de la toma como improvisados camaradas. Pensamos que son valientes, todos sabemos donde viven. Los medios estaban allí.

Las rejas que habilitan la entrada a la plaza seca están cerradas. Hay gente trepándolas. Parecen endebles, de un soplido podríamos sacarlas de cuajo. El cordón policial que protege la entrada no reacciona. Permanecen inmóviles e inmutables, como una columna dórica. Es difícil decir si ellos pueden realmente impedir lo que está pas-ando. La cerca es un colador y tan pronto como eso, los que se colaron, de nuevo dentro de la plaza seca, agitan saltando como pulgas. Nadie sabe bien qué puede pasar.

De pronto se abrió una puerta lateral y se franqueaba la entrada a la plaza seca, seguían entrando los chicos a grito pelado. Y entonces nos separamos por un momento. Cami estaba afuera de la plaza con sus compinches del Partido, calmos, observando como si todo fuese una película. Leo adentro, con la sensación de que en cualquier mo-mento podía quedar detenido, atrapado en esa caja de ratas que en esta lógica misteriosa seguía siendo el preámbulo a un centro cultural cerrado hace meses. En enero Leo había estado en el acampe. Los chicos llevaban resistiendo más de 60 días con carpas con una cocina comunitaria, con asambleas en las que no se aplaudía sino que se había un gesto hobbit de agrado levantando las manos y moviendo los dedos cada vez que el ocasional portavoz dijera algo que ellos consideraran valioso.

El Centro Cultural San Martin había estirado sorpresivamente sus “vaca-ciones”, esto impidió a los chicos que tomaban y defendían su gestión de la sala del sexto piso salir sin miedo de que al volver su resistencia hubiese acabo lo mismo que acceder a baños, comida y bebida. El acampe había permanecido todo el verano asegurando la supervivencia de quienes todavía estaban adentro, por medio del paso de alimentos con sogas. Desde la plaza seca hasta la ventana de la sala.

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Esa sensación de horizontalidad, de puertas abiertas se ganaron nuestra sim-patía, incluso entendiendo sus limitaciones. Hippies sí, un poco sucios –puede ser, no es elegante quedarse a vivir en la calle- pero había algo más y amerita formular una pre-gunta ¿Qué es lo que en su empecinamiento los chicos defienden? El acceso a la cultura como un derecho. Que es libre y que no se debe detentar. Por eso ya habíamos defendido en varias ocasiones la lucha de la Sala Alberdi, aún cuando otros artistas los acusaran de haber roto obras, o dañado esculturas por apoyarles cosas encima. Como si las esculturas no fueran después de todo una parte de este mundo en pugna.

Camila le mandaba preocupada mensajes a Leopoldo. “Salí de ahí Leo es un lugar cerrado, van a reprimir”. Se vivió un momento de festejo colectivo muy intenso, cuando unos 10 oficiales armados con escudos y cascos, también denominados “tortu-gas ninjas” abandonaron la escena. La argarabía fue total, pensamos que lo habíamos logrado. La puerta se abrió de repente y la plaza seca era nuestra. Así. Todo rápido y sin heridos. Una gesta. La parte más clownesca de la Sala Alberdi celebra en bailecitos en ronda, y los inescrupulosos participes sonríen por doquier.

Se arma una asamblea que no cabe ni en la calle, ni en la plaza seca desde donde no se hizo alusión feliz a la reconquista de la plaza porque todo parecía demasiado urgente. Se piden refuerzos en las barricadas de Montevideo y Sarmiento. También en Corrientes. Es imprescindible frenar cualquier avance repentino de las fuerzas de segu-ridad.

Adentro del Centro Cultural estaba la policía, desde ahí nos relojean, creyendo que con sus miradas programadas y su sigiloso comportamiento pueden frenar el fervor de la lucha, ¡qué ingenuos!

La asamblea escucha a los abogados que dan un panorama legal de la situación, aunque tampoco pueden aclarar si la policía está habilitada o no a reprimir. Antes de tomar cualquier decisión esperamos a que termine una reunión con Lombardi, que están teniendo algunos representantes de la Sala. Se vota entrar al Centro Cultural en caso de que el ministro no acepte las condiciones que exigen los autogestionados. El ambiente se va tensando con el paso de los minutos como si la noche fuese macerando la incomodidad de cada uno. Comenzamos a organizarnos, se distribuyen los espacios. Se pide más gente para la plaza seca pero pocos quieren ir. ¿La gente se empieza a ir? Se cubren las barricadas y nos ponemos en papel de soldado. El cordón que se genera en las escalinatas que ofician de entrada a la plaza seca interpreta el “Haka de la Sala Alberdi”, que ellos mismos compusieron como protesta a las medidas privatistas de la cultura, particularmente dirigidas al Ministro de Cultura, Hernán Lombardi, y al Jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri. “Fachos!” gri-tan. Es una antigua práctica maorí, una danza de guerra argentinizada.

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La policía comienza a acercarse de a poco. Ahora el ambiente comprime la respiración. Sabemos que nos espera un enfrentamiento. No llegan novedades de Lom-bardi. Un estruendo anticipa el choque. Hay gritos desperdigados, sonidos de palos, de colisiones, un gran vacio que se va comiendo todos los pensamientos con prisa. Se romp-en vidrios. Se enciende una cortina. Aparece una señal de colapso muy concreta cuando desde adentro del centro sale un chorro de agua a presión que apunta a los que intentan entrar. Todos nos calzamos nuestros pañuelos, capuchas o trapos a la altura de la nariz, entendemos que es el momento.

Entonces comenzó un enfrentamiento en dónde sería difícil decir quién ataca-ba a quién y si algo de lo que estaba pasando guardaba algún sentido. Definitivamente un antes y un después. De un lado policías, del otro lado nosotros que ensayábamos una huida tomados de los codos de otros compañeros con la premisa constante de no correr, porque correr podría detonar el pánico.

Nos perdimos y nos volvimos a encontrar a unas cuadras de ahí. Cuando los choques se asemejaban a las postales de los sesenta en las que estudiantes desafiaban el orden y la calle era un lugar en donde esquivar autos dados vueltas aunque esta vez no llegamos a eso. En la mirada de todos estaba esa sensación de fracaso como quién dice “ya fue” y también la seducción que genera el saberse fuera de un orden establecido y re-spetado por tanto tiempo. La avenida cortada, todo dado vuelta, corridas ahora también y gente, personas como nosotros que se preguntan qué es y donde empieza la cultura que hay que defender. No era así como nos habíamos imaginado Buenos Aires. A esa hora era vital estar acompañado para desandar todo lo sucedido en algo que comer y en un lugar más tranquilo

Leopoldo EstolCamila Morvillo

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El MEMOTEST es un juego de mesa común entre niños. Se colocan una cierta cantidad de piezas boca abajo sobre una mesa, cada jugador debe poner por turnos boca arriba dos piezas al azar, si las dos piezas tienen la misma figura el jugador tomara esas dos piezas y podrá automáticamente repetir el turno, pero si las dos cartas tienen diferentes figuras el jugador deberá volver a colocar las cartas boca abajo donde el próx-imo jugador deberá levantar nuevamente dos piezas, una vez que las piezas se acaben cada jugador deberá contar las cartas acumuladas en el desarrollo del juego.

El juego además de actividad lúdica, conlleva una forma de construcción de conocimiento y sirve como un estimulante para el desarrollo de actividades mne-motécnicas y simbólicas.

El proyecto MEMOTEST (http://memotest.fdacma.com.ar) pretende ser-virse de estas características para visibilizar la problemática de las desapariciones for-zadas en democracia (periodo 1983 a 2013), una de las tantas prácticas de violencia institucional perpetuadas desde el aparato represivo del Estado, que no podemos con-siderar como hechos aislados , sino más bien, como operaciones naturalizadas dentro de las fuerzas de seguridad, tanto provinciales como nacionales, a las cuales podemos sumar los casos de gatillo fácil, asesinatos de luchadores populares, apremios y torturas en las cárceles ,etc.

Reproduciéndose con impunidad y la tolerancia del sistema judicial, estas prác-ticas, en la mayoría de los casos golpean a los sectores más vulnerables de la sociedad, recordándonos los siniestros métodos de terrorismo de Estado utilizados por la última dictadura militar.

La desaparición forzada es un delito complejo y su propia naturaleza impide identificar cada caso como tal, dado que lo usual es la ausencia de información o la abun-dancia de pistas falsas para desviar cualquier tipo de investigación, a menudo, mucho tiempo después se puedan reunir pruebas y es cuando se puede argumentar que una situación era de hecho una desaparición forzada.

Tres elementos son necesarios para reconocer una Desaparición Forzada:

- Una persona es llevada a la fuerza- Por personas que actúan en nombre del Estado, autoridades del Estado o personas que actúan bajo la responsabilidad del Estado (por ejemplo soldados, policías, patrullas civiles o milicias- Que después negará u ocultará la verdad, la negación de información también incluye la negativa a ofrecer información sobre la suerte o el paradero de la persona desaparecida.

Memotest

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La desaparición forzada tiene como meta poner fuera de la protección de la ley, a la persona desaparecida, resultando la violación de múltiples derechos humanos. Sus efectos devastadores causan un sufrimiento continuo afectando tanto a la persona como a su familia y amistades, produciendo miedo entre la gente que pertenece a la misma comunidad o grupo, actuando como un modo de control social. Algunos casos de Desaparición Forzada:

- Cuando el ejército/la policía dice que no han detenido a una persona;- Cuando el ejército/la policía dicen que han arrestado a alguien pero se niegan a decir dónde está esa persona;- Cuando el ejército/la policía dice que se han llevado a esa persona, pero no dicen qué le ha ocurrido.;- Cuando el ejército/la policía no da ningún tipo de información;- Cuando el ejército/la policía/el grupo paramilitar oculta los restos mortales de una persona o lo entierra en una fosa común sin ningún signo de identificación.

Son pocos de los casos denunciados por organizaciones de DD.HH. que están caratulados legalmente como desaparición forzada, uno de ellos, es el de Luciano Ar-ruga, que a través de la lucha de familiares y amigos, lograron cambiar la caratula de la causa de una “averiguación de paradero” a “desaparición forzada” generando un impor-tante precedente tanto legal como político. El caso de Arruga es paradigmático de como la policía actúa en ciertos barrios del conurbano, a Luciano antes de ser secuestrado, los efectivos del Destacamento de Lomas del Mirador, le habían ofrecido robar para ellos en zonas liberadas. Luciano se negó y a partir de ese momento comenzó a ser sistemáticamente detenido y hostigado

La figura legal de la Desaparición Forzada

Durante la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) celebrada en 1994, se aprobó el Tratado sobre Desaparición Forzada de Perso-nas, nuestro país lo incorporó por ley 24.556 en el año 1995. Está en su ARTÍCULO II dice: “Se considera desaparición forzada la privación de la libertad a una o más per-sonas, cualquiera que fuere su forma, cometida por agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúen con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la falta de información o de la negativa a reconocer dicha privación de liber-tad o de informar sobre el paradero de la persona, con lo cual se impide el ejercicio de los recursos legales y de las garantías procesales pertinentes.”

En diciembre de 2009, a partir de la lucha de la madre de Iván Torres, la Comis-ión IDH envió un informe al Estado argentino, haciendo una serie de consideraciones y recomendaciones que debían ser cumplidas, entre las que se encontraba:

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“Adoptar las medidas legislativas que fueren necesarias para tipificar como delito la de-saparición forzada de personas en Argentina”. En Abril 2011 la cámara de diputados incorporo la desaparición forzada al Código penal.

El caso de Iván Torres es otro de los casos más emblemáticos, desapareció en pleno centro de Comodoro Rivadavia, la ciudad de la Argentina que mayor cantidad de casos de desaparecidos tiene desde la vuelta de la democracia, en relación con la cantidad de habitantes. Los últimos que lo vieron dijeron que un patrullero se le acercó. En la causa un testigo dijo que esa noche estuvo detenido en la comisaría y vio a Iván también detenido. Había sido amenazado por la policía, y la noche anterior hubo un allanamiento sin orden judicial en su casa. Otro testigo, Walter Mansilla denunció amenazas y recibió “protección” hasta que apareció muerto como NN en el hospital.Otra de los casos que más resonancia tuvo en los medios masivos es el de Julio López, querellante y testigo en la causa contra el genocida Miguel Etchecolatz, desapareció de su casa el día de los alegatos. Casi tres meses después su llavero fue arrojado al jardín de su casa.

Estos casos de violencia institucional, representan una de las problemáti-cas y uno de los grandes desafíos para todos aquellos involucrados en la lucha por los DD.HH. que consideran que su defensa, no se agota en luchar contra la impunidad de los crímenes de la última dictadura cívico militar, sino que también es una tarea con-stante para combatir las injusticias y desigualdades del presente.

A fin de cuentas, este es el mejor homenaje que podríamos hacerles a todos aquellos que cayeron peleando por un país más justo.

Lino Divas

Bibliografía:“Usar el derecho contra las desapariciones forzadas. Guía práctica para familiares de personas desaparecidas y ONGs” del EDIEC (Centro de Intercambio de Información sobre Desapariciones Forzadas)Archivo CORREPI

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Croacia

Una vez que saliste de la universidad Europea donde te internaste con la vaga esperanza de cambiar un poco tu percepción del mundo o acabar con el fantasma de homosexualidad que te persiguió durante años decidiste pasar una temporada en la casa del Tigre para recuperar fuerzas.

A menos que haya sido en la casa de San Isidro.

Ahí o allá un amigo muy amable de tu papa te ayudó sin razón alguna, te compraron obras de arte que habías realizado el año pasado cuando decidiste hacerte artista y que representaban fotos de tu familia avejentadas. Como si les hubiera pasado mucho tiempo por encima. Llamabas a eso “Arqueologías contemporáneas”, en realidad las habías sacado de un video que realizaste una vez que se fueron de vacaciones a Croac-ia en el velero de un amigo de tu padre y ahí aprovechaste para embelesarte con la belleza de tu mujer y de tu hijo caminando por la playa tomados de la mano y aunque no estabas del todo seguro de lo que hacías efectuaste un gesto decisivo: apretaste el botón de REC.

Cinco minutos después aplicabas un filtro de corrección de la imagen llamado innecesariamente “Vintage” y hacías tu primera obra de arte. Al llegar a buenos Aires se la mostraste a tu padre que además de ser un excelente empresario también sostenía filantrópicamente a las artes y a una serie de artistas necesitados de ayuda e incluso tenia una fundación a su nombre a la cual vos no habías ido nunca pero que sabias que te iba a ser de gran ayuda en este momento de tanta indecisión emocional y homosexualidad encubierta y tu padre se la mostró a otro amigo de la familia que tenia una galería en un barrio bohemio y es así como te convertiste en un bohemio tu mismo. Comías vegetari-ano y andabas mucho en bicicleta así que no te molesto tirar toda tu ropa a la basura y hacer como que solo un par de calcetines y un ambo de trabajo te quedaba en el armario. Te los ponías todos los días.

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En la casa del Tigre todas las formas eran: cubosrectángulosy paralepípedos

que representaban:

arco irisponys y Oro Puro

Viste tu cara en el espejo y te caías bien, llegaste a la casa en un velero que pi-loteaste vos mismo llevando a tus amigos, y cuando entraste a la casa que conocías hace años juntaste ramitas y te pusiste a hacer el fuego para un asado para todos tu amigos que eran 25.

Ahora avanzás por el pasillo largo y oscuro que huele a eucaliptos respirando a fondo mientras pasas la mano por la elegancia de las paredes forradas en cuero verdade-ro marrón y repujado, la casa data de 1676, del virreinato. Te paseas lentamente por el pasillo mientras vislumbras la mesa redonda de Formica de los años 50 con todas las 24 sillas-huevo alrededor y la lampara de pie con una bola en el extremo alumbrando hacia abajo todo el espacio de la habitación.

Ahora esperas pacientemente el evento artístico. Para inspirarte miras las es-trellas con un telescopio, podes distinguir cada constelación, ahí esta Orion! Ahí esta la nebulosa del cangrejo! Podes imaginarte un mapa mental que será tu próxima obra, algo similar al mapa de un radar, pero con tu nueva tecnología vintage, el rasgo distintivo y nostálgico que te acompañara por la nueva peregrinación de galerías que estas emprend-iendo y pronto será tu muestra, y te llamaron para proponerte participar en Los Angeles, Sao Paulo, Porto Alegre, te quedas callado y admiras las estrellas, casi sin darte cuenta estas toqueteando exitadisimo un teclado de computadora al que le arrancaste todas las teclas de no ser aquellas que te permiten bajo un intenso pero fácilmente descifrable codex contemporáneo describir en ceros y unos la nebulosa del amor. Sos un apasionado del amor, un romántico! Para vos no hay otra expresión del deseo que repetir tu nombre tu nombre y tu nombre tu nombre tu nombre tu nombre tu nombre tu nombre tu nom-bre, el tuyo una y cien mil veces y en ese repetir tu nombre repetís el nombre del otro el otro el otro que en realidad sos vos vos vos vos y vos y respiras exhalas inspiras expiras inspiras expiras cuando tu nombre resuena.

Un hombre con autoridad esa hablando. A su alrededor sentados como en un congreso, una reunión de consorcio o una reunión de padres, un grupo de jóvenes. El hombre con autoridad aletea. Está cansado, pero sigue incolumne, con un aplomo de hierro. Todos charlan, mas bien discuten, se habla del teatro y del mundo. Del rol del te-atro en el mundo. Del rol de la pintura en el teatro, de que hasta que la pintura no deje de

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hacer lo que el teatro no pararemos de pararnos sin autoridad frente a la escenografía. Se menciona el horóscopo chino, una mujer con voz muy nasal parece haber amado algo, no se sabe bien que, lo amo, lo amo repite. Estas mareado. No encontras el cartelito de Exit por ninguna parte y pensas que el cuarto es grande pero el aire te empieza a faltar. Es tu turno de hablar: con una contundente falta de autoridad y gracia mencionas algo sobre el corrimiento de un ángulo a otro de la pintura que en realidad es un paralelismo de un determinado corrimiento conceptual de una noción a otra mientras tartamudeas y ob-servas el piso resquebrajado y gris y tu lengua tartajea en realidad estas exitado! Tratas de esconder tu erección por todos los medios y de desviar la vista de esas obras de arte que en realidad te intimidan y para compensar no podes evitar sentirte caliente mirandolas y quedas como un tarado y lo peor es que te importa, no obstante el día anterior tuviste un sueño en donde el pintor de estas imágenes que ahora te excitan tanto te recibía en el Sum de su departamento en un fiesta habitada por la repetición del mismo grupo de gente accionando los mismos objetos y reincidiendo en las mismas conversaciones y los mismos movimientos pélvicos hacia los cuerpos intimidados de otro grupo de gente que no obstante presentaba sus pelvis tímidamente y después te ibas a masturbar al baño y de ahí salías al salón vacío amueblado con veraniegos muebles de mimbre donde de fondo se repetía una melodía relativa a cierto ritmo tropical que mucho había sonado en los 90 y al final te dabas cuenta que no era un sueño, es decir si, era un sueño pero solo era la continuación de la noche anterior que en efecto la habías pasado en el SUM lleno de columnas jónicas dóricas romanas perteneciente al joven pintor-empresario de tan solo 21 años. Si no fuera por una cantidad de elementos inconexos que habitan tu mente en este momento tendrías bien en claro quien esta hablando o de que.Los ojos de las personas se abren como círculos tan perfectos como los perímetros de los muebles que habitan la casa de uno de los compañeros que esta semana los ha llevado a todos a un suburbio de la ciudad muy elegante, con un dejo subtropical. Esperas hasta que el pánico se te pase y la erección también y de a poco volvés al presente.

Estás navegando por el Delta ahora, navegas, navegas y navegas en un yatelas superficies son lisastu vida es un río manso, sin preocupaciones. Y navegas, navegas, navegas, navegas y navegas.

Liv Schulman.

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Critica de la razón pura

Lúcidamente agotados, Mario y yo no tenemos otra cosa en la cabeza que fórmulas de biología molecular y un examen aniquilador de aquí a quince días, catorce, trece, doce. Pero no por ello descuidamos a las Presencias: el cacique brasileño Capa Pre-ta -que espero me ayude-, y el Chico Egipcio, que se manifiesta únicamente de mañana y tiene seis años. Sólo que murió hace cuatro mil.

No sé cuál de los dos impide que goteen las velas del altar. Pero aquí cuando una vela se termina de quemar no queda nada de ella, ni una gota de cera en la palmato-ria: toda la estearina, psssst, evaporada en el aire. Las velas, en general, no se queman así: gotean desprolijamente durante horas y se agotan en una gran chorreadura final. Aquí, en cambio, fuera de un muñoncito de pábilo negro, es como si la vela no hubiera existido jamás. El aire la devora entera, un modesto milagro de barrio que no he visto en ningún otro lugar del mundo, pero que aquí sucede todos los días, salvo cuando está por pasar algo jodido.

Cosas de la casa.

Lo de las velas sublimadas lo constato cada mañana cuando, tras toda una noche sin dormir, largamos los libros y nos vamos, llenos de ojeras y dándonos de trope-zones, para la cocina. Allí, a la llama azul y dormida del gas de la hornalla, nos hacemos un café de sonámbulos y vemos amanecer lentamente sobre los malvones rojos y rejas negras del patio.

No tenemos una gota de sueño y queremos seguir así, hiperlúcidos, aunque los cuerpos se derrumben de fatiga. Tenemos dieciocho años, pero, como estudiantes del Nacional Buenos Aires, somos dos cultores expertos de La Voluntad, y sabemos man-donear en plan fakir a ese animal por ahora resistente, el cuerpo.

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Marita y su madre, que trabajan mucho de noche, a esta hora están dormidas y rendidas. En ese silencio de casa poderosa, oscura, vieja, de barrio, absorta en sus anchas paredes y altas techumbres, le planteo a Mario la tarea del día: síntesis de aminoácidos, pibe. Incluso en la cocina hablamos cuchicheando. Es lo mismo si no lo hacemos: la casa se traga los ruidos.

Mario vuelve con cuidado al living cavernoso. Oscuridad: velas apagadas. Ya fueron aspiradas por la atmósfera, todas. En el candelabro vacío, ante las figulinas es-trambóticas y los idolitos hindúes de cristal tallado, Mario enciende otro par de velas frescas, como cada mañana. Marita y su madre lo han autorizado. Siempre debe haber velas alimentando a las Presencias. Es cosa de verlas brillar, rojas, en ese living negro, multiplicadas por tantos espejos viejos.

Mario vuelve a la cocina y aprovechamos los diez minutos de desayuno para respirar un poco, prender un par de Particulares Negros para bajar el café, olvidarnos de la Biología Molecular, del examen con el profesor Guillermo Ovando. Es un tipo joven y buenazo, pero con el que no se jode ni valen simpatías personales o políticas a la hora de la hora. Cuando el rector Sáenz –un corrosivo fascista- me quiso expulsar del Colegio, a principios de año, por mi militancia, Ovando arriesgó su propio puesto y encabezó la casi total oposición del cuerpo de profesores a la medida. Y lo hizo con la misma buena leche despiadada con la que me va a aplazar y aplastar si no recuerdo la vía metabólica de síntesis del triptofano.

Once días para el examen, diez, nueve días. ¿Cuánto sabemos? Ahora en el “coffee-break” del desayuno hablamos más bien de la grandota Marita –novia de Mario- y su madre, una señora polaca algo loca a la que jamás ví o veo, pero sé que anda por la casa, removiendo oscuridades. Hablamos de Elo, mi novia. De su madre, una entrañable andaluza tampoco muy en sus cabales, y que luchó en la Guerra Civil Española.

Hablamos de la vida. De Elo, que es mi vida, aunque ella es tan ajena a todo esto, aunque ella es tan normal, y su cuello y sus axilas huelen a pan recién hecho. Pero ahora no está. No está ni siquiera en mi mente. ¿Cuántos días sin vernos? No importa. No existe. Elo no existe. Si yo tuviera cuerpo, mi cuerpo la extrañaría. Extrañaría su cuerpo, su olor a pan.

Mario y yo hablamos de La Vida Cotidiana, como si existiera, y tratamos de olvidarnos de la Biología, que en realidad es todo lo que existe, y que es un poco como los planos generales de La Vida –empezamos a sospechar-, o tal vez la vida traducida a química, y casi, casi a matemática.Seis de la mañana de nuevo. ¿Cuántos días han pasado? En la maceta de los malvones se posó un zorzal, gris perla y con pecho vagamente anaranjado. Y estuvo ahí afinando a gusto la potente, lírica garganta, hasta que se voló. Raro, nunca bajan pájaros a este

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oscuro patio interior.

Ocho días para el examen, siete. La ciudad trepida de vagos autobuses afuera. Y en la cocina de un caserón de Parque Patricios habitado por dos mujeres judías ded-icadas al espiritismo, madre e hija, un sionista irremediable (Mario) y un trotskista ya con prontuario policial (yo), ambos estudiantes del viejo Colegio de la Patria, se dedican a ser adolescentes comunes y corrientes diez minutos por día, mientras desayunan, y a hablar de sus vidas. Y quizás hay, escuchando, sin dejarse notar, diluido en el aire, un chico egipcio de seis años que murió cuando las pirámides eran una novedad.

Después, hasta las once de la mañana, parejo a los libros, duro a los apuntes. Garrapateamos decenas de hojas de block que intentan describir el barroquismo quími-co del citoplasma celular, según el estado más reciente del conocimiento en este año del señor 1972. Decenas y decenas de hojas cubiertas de fórmulas, vías y ciclos de reacciones se desordenan sobre la mesa del comedor, que es de aquellas que se hacían para veinte invitados, en una Argentina más robusta y familiera que la que nos tocó.

Casas de antes, con todo a lo grande: las paredes de cuarenta y cinco centímet-ros de espesor, las puertas de cedro paraguayo de dos metros cuarenta de alto, los techos artesonados de cuatro metros, los dormitorios como salones, los salones como hangares, los vitrales coloreados art-nouveau y los corredores tapizados de retratos de muertos. Pero muertos comunes, sin denominación de origen rara o vida post-mortem sospech-able, parientes enterrados, nomás.

Estudiamos en el vasto comedor, en una mesa de madera noble y patas escul-pidas con garras de león, algo más chica que un portaaviones. La tenemos, pobre, mar-avillosa mesa, regada de libros y papeles. Sufrida, abandonada mesa usurpada: en lugar de cargar platos llenos y familias ruidosas, en esta casa de locos, siempre medio vacía, ha dormido décadas bajo sábanas para guarecerse del polvo. Casi no trabaja. Es que aunque en la casa abundan los Invitados, son pocos los que todavía comen.

A fuerza de café, ayunos y noches en blanco, Mario y yo vamos camino de pare-cernos a esos. Vamos enflaqueciendo, empalideciendo, haciéndonos metafísicos. Solos en el caserón, salvo por Marita y su madre, que duermen. Y los Visitantes, que no.A las once de la mañana se filtra luz fuerte por las persianas. Abrimos una, pestañeamos como murciélagos. La calle ardiente, joder. La luz solar, una imprecación. Casi medi-odía. Diciembre de 1972. Buenos Aires. La dictadura militar de Lanusse en retroceso ante un formidable avance de masas. Situación pre-revolucionaria, carajo. Fábricas y universidades tomadas. Barrios en asamblea. Y lo poco que me importa, hoy. ¿Paramos diez minutos? Pero que sean diez y no veinte, Mario. Contamos los días hasta el exam-en: siete, seis, carajo, cinco. Que se nos va el tiempo, Daniel. Café Arlistán en la cocina, recalentado ene veces. Ni le notamos el gusto. Si lo tuvo alguna vez.

Se habla del ciclo de los ácidos tricarboxílicos: el isocítrico se transforma en

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oxalosuccínico con desprendimiento de dos hidrogeniones y dos electrones. El oxalu-succínico a su vez se descarboxilaba y daba un alfa-cetoglutámico, ¿no? Algo así, Daniel, algo así. Me impaciento. Se lo explico de nuevo, con precisión irritada, pero Mario tiene el cerebro fundido.

Dormimos una hora. No nos queda otro remedio... Ayer hubo que hacer lo mismo. Se pierde tiempo, durmiendo. Ya van cuatro horas perdidas, esta semana.

Seis días para el examen, cinco. Lo del ácido cítrico en cis-aconítico no lo tengo demasiado claro, pero Mario es paciente y lógico, casi un hermano mayor, o tío, o algo así. Con la última tostada, sonrío por entre mis ojeras para que Mario entienda que por fin entendí. Estoy demasiado cansado como para hablar.

Sobre los libros de nuevo, como tigres. La calle suena muy lejos, como si es-tuviéramos en un corazón de manzana y no pegados a la vereda, pero separados de la vereda y de la ciudad y del mundo por paredes como de bunker. No se oye el barrio. El barrio es sonoro, como todo barrio del Sur, y se oye el barrio en todo el barrio, salvo en la casa de la madre de Marita.

Sobre la mesa de roble o lapacho, decenas de hojas de block encierran la suma de la coherencia, la cúspide organizativa de la materia librada a las fuerzas de la materia: la célula viviente. El Mapa Matemático del Ser se despliega lentamente, para nosotros, en los gráficos de modulación, de feeback negativo. Es maravilloso: La Vida. Era esto, después de todo.

No lo somos, pero nos sentimos descubridores. Miembros de una secta secreta. Casi se escucha el ruido de nuestros cerebros trabajando, parecido al crujir del papel bajo las lapiceras que no paran de descubrir y describir El Mundo. Tres de la tarde, aunque nadie se acordó de la comida, aunque Marita entró, dejó unos sandwiches que no fueron muy notados ni agradecidos, aunque en algún momento desaparecieron; presumible-mente comidos por nosotros.

A nosotros nos comen otras cosas. Tres de la tarde, e inevitablemente estamos preguntándonos las Preguntas Formidables: ya sabemos –porque Ovando nos obligó a enterarnos- qué cosa es La Vida. Al principio del estudio parecía sólo una innoble y enrevesada sopa química regida por la termodinámica, es decir sobreponiéndose por puro pedo contra la tendencia al caos de las cosas, pero luego se empieza a vislumbrar su lado abstracto, durable: es Código. Es Información. Es software, es Matemática, es algo impalpable e inmaterial pero que sin embargo hemos pasado a papel, y se resume en esas largas vías de transformaciones moleculares, las cuales dentro de cinco, cuatro, tres, dos días, deberemos explicarle al cordial y mortífero profesor Ovando.

Eso es LA VIDA, profe, de acuerdo. Pero: ¿qué carajo es entonces la Concien-cia? ¿Y qué es la Muerte?

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“No perdamos el tiempo en boludeces, Mario”, sugiero para cortar lo perplejo y circular de estas discusiones que han empezado a perseguirnos desde anteayer.

“Todo eso que nos preguntamos es una pura nube de pedos”, afirmo, en irre-batible tono trotskista. Mario me mira, demasiado fatigado para el escepticismo ante mi desesperado escepticismo.

Busco otros argumentos.

“Ahí, en esos papeles, ahí está lo Concreto, lo Duro, la Química, Lo Que Existe, Mario. Una mezcla de la dialéctica de Hegel con la Tabla de Mendeleiev, concha de tu hermana. Examen pasado mañana, Mario. Con Ovando. Ése sí que existe, pelotudo. Bajá a tierra, Mario, la puta madre. Porque Ovando nos revienta, Mario”.

Organizamos un rápido repaso. Es impresionante lo que hemos aprendido. Da vértigo.

Me pego una ducha muy fría en el baño antiguo, de techo alto y mayólicas decoradas, mientras recito -bajo los agujazos glaciales del agua- los distintos tripletes que pueden organizar las cuatro bases nitrogenadas y la codificación degenerada de los aminoácidos correspondientes a los distintos codones. El ADN, el hardware y el soft-ware de estar aquí, vivito y coleando, viviendo. No como el Moma Cesaris, compañerito de banco a quien dentro de pocos meses, aunque no lo sabemos aún, la cana bonaerense cortará en dos pedazos con un lanzagranadas de gas lacrimógeno disparado a quemar-ropa en el estómago, aunque la manifestación ya se habrá disuelto y el chico, acorralado por la alambrada del Tren Sarmiento, se estará entregando, altas las manos, no tiren, por favor no tiren. Pero eso todavía está en el futuro, y el tiempo no existe mucho. Me seco, absorto, la mente llena de una luz incolora, racional, nítida.

Ojalá este estado me durara toda la vida. Hoy entiendo la boba felicidad de santos, yoguis y talmudistas.

A las seis de la tarde constatamos sin emoción que el examen es mañana y que tampoco dormiremos esa noche. Dos semanas casi sin dormir. Se vive de un modo irreal, como en una película. Nada es enteramente. El tiempo parece lentísimo, y de pronto, cuando se lo creía detenido, han pasado diez horas. O diez días. Las acciones se disocian. Las consecuencias pierden sus causas y las cosas simplemente suceden. Las respuestas llegan antes, o años después de las preguntas.

Llaman por teléfono. Mario dice que es mi novia. Elo. No tengo novia. Tengo la mente tomada por las ecuaciones y la claridad. Atiendo. Hablo mecánicamente. No sé lo qué digo. Un beso, mi amor, chau.

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Llaman nuevamente por teléfono, algún compañero de militancia, para pedir instrucciones por una posible reunión de emergencia con el Partido Comunista, porque el Rector y la policía nos están haciendo mierda, están destruyendo a la izquierda en el Colegio, qué clase de dirigente sos. Y de paso, para desearme suerte, pero mientras mi cuerpo responde yo estoy en otro lado. Si los compañeros supieran... Qué abandonados los tengo. Mis viejos no llaman. Tienen una vaga idea de adónde estoy, creo, pero hace tiempo –desde que tengo quince, hace ya tres años- que ya no preguntan adónde duer-mo, qué hago.

A las ocho de la noche mi cuerpo está cansado, pero no tengo cuerpo y Mario tampoco. Somos una Mente Dual y Enorme que vampiriza libros, libros, libros, y les sorbe la vida en tinta.

Medianoche. Entramos pisando en puntas de pié y nos sentamos ante el altar, en lo oscuro. Marita y su madre ya han hecho sus trabajos nocturnos y duermen desde hace rato. Las velas que prendieron relumbran como rubíes calientes en la penumbra, y los espejos las proliferan.

Mario se concentra en el Chico Egipcio. Lo envidio un poco: qué bien que maneja la llama de la vela. Le acerca el cigarrillo, y la llama se divide en dos o se retrae, pero evita quemar el tabaco: “Es que el Chico no fuma”, sonríe Mario.

Capa Preta sí fuma y es el mío. Es o fue, dice Mario, un cacique brasileño cuya edad desconozco. No sé nada de él, salvo que me tiene alguna simpatía inexplicable, pese a que trato de no creer demasiado en él, especialmente en público. Ahora me concentro y lo llamo, pero el jueputa no está. No sé por qué siento que no está, y su ausencia hoy es tan evidente como su presencia otras veces.

Boludeces, puras boludeces, me digo.

Pero le muelo un cigarrillo y se lo doy a la vela, que lo absorbe chisporroteando. Capa Preta fumaba o fuma como un vampiro.

Aún así, Capa Preta no anda en zona, lo sé, no me llega.

Reflexiono: esta maldita casa de pelotudos, me digo, se me está metiendo en la cabeza y pudriéndome el cerebro. Creo en Marx y en la Materia todopoderosos y me recontracago en bultos que se menean, espíritus y otras mierdas New Age, pero igual me estoy volviendo tranquilamente loco. Salvame de la locura, Capa Preta. Y de Ovando.Cinco de la mañana. Nos ponemos el uniforme del Colegio: pantalón gris, camisa ce-leste, corbata y blazer azul marino. Los militares que teledirigen la Universidad de Bue-nos Aires decidieron, en 1968, cuando teníamos 14 y caras de bebé, que nos vistiéramos así y no como hippies. De modo que parecemos boluditos de colegio privado tilingo o tilingüe, de esos que dicen que enseñan inglés pero a duras penas saben castellano.

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La ciudad se despierta lejana, y roncan, atiplados, unos primeros colectivos que llevan, muertos de sueño, a los obreros rumbo a las fábricas del Sur Profundo: Barracas, La Boca, Avellaneda.

Dentro de un rato estaremos entre nuestros compañeros de Sexto Año, orient-ación Ciencias Biológicas, promoción ‘72: cigarrillos nerviosos en el claustro, repasos urgentes de ultimísimo momento, caras barbudas, ojos hinchados.

Preparo el último y horroroso café. La llama de gas azulea en la cocina a os-curas, se refleja danzante en los azulejos blancos de las paredes. Mario vuelve del living, donde –me dice- las velas han sido nuevamente gastadas por el aire hasta la base misma, sin dejar residuo alguno de cera derretida, lo cual es bueno, buenísimo. Me ve la cara y se ríe un poco:

“No te preocupes, Daniel. Capa Preta no viene porque hoy el Chico Egipcio se está haciendo cargo”.

No le pregunto cómo lo sabe.

Pero es cierto.

Lo constato más tarde, un poco antes de salir a la calle a tomar el colectivo has-ta el centro. Mientras Mario abre la puerta y entra, brutal y amarillo, el sol de la mañana, yo me retraso y me asomo con disimulo a la cavernosa penumbra del living: las velas nuevas (que hace dos minutos prendió Mario) están ardiendo imperturbables, sin gotear. El golpe de viento que entra con el golpe de sol no las desvía, ni siquiera tiemblan. La luz cruje, dorada, perfecta.

Todo en su lugar. Todo cierra.

Todo es lógico.

Buenos Aires, 1981.Daniel E. Arias

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Resistencia afectivista

Este es un escrito producido por quienes integramos COO, Cooperativa de jóvenes artistas tucumanos; una edición de textos y comentarios publicados o conversa-dos que comunican (dicen) nuestra acción/práctica/identidad. Como un oráculo.

COO es una figura virtual desde la cual trabajamos un grupo de artistas vi-suales, pintores, dibujantes, investigadores, profesores, directores de espacios de arte y gestores de San Miguel de Tucumán, con la intención de formar una cooperativa (o investigar el trabajo cooperativo en el quehacer artístico, ponele) y ensayar un gremio de artistas en nuestra Ciudad. Realizamos un planteo en un contexto particular durante un tiempo determi-nado; denominamos este trayecto Operación COO. Simultáneamente estamos desar-rollando Proyectos Curatoriales Cooperativos, donde realizamos muestras individuales de integrantes del grupo, curadas por otros miembros de COO, generando múltiples diálogos, poniendo en práctica el trabajo cooperativo. También fundamos una editorial: Ediciones COO, desde la cual publicamos hasta ahora dos libros. Esto hacemos, somos, nunca hubo una dinámica grupal definida; la fuimos/estamos/estaremos construyendo.Nos consideramos protagonistas de una fisura, de un modo de entender al artista y a su producción: un modo de ver/hacer (en) el arte. Pensamos COO como un ensayo –empírico– de micro-sociedad. Accionamos como artistas.

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En la primera acción de Operación COO realizamos un debate en el cual quisimos evidenciar posiciones: la nuestra y la de nuestros invitados [artistas, gestores independientes y representantes de instituciones públicas y académicas del ámbito de las artes plásticas y visuales de nuestra Provincia]. Queríamos saber cómo –nos dicen que– se manejan las instituciones que se relacionan directamente con nuestra formación y trabajo. (...) Queríamos evaluar, experimentar, pero sobre todo: queríamos construir un escenario que dé visibilidad al conflicto, situándonos nosotros como parte del mismo. Nos preguntamos: ¿cuál es el verdadero -en cuanto genuino- rol de las insti-tuciones?, ¿sostener un modelo?, ¿legitimarlo?, ¿asumir un compromiso de articulación de saberes?, ¿comunicar?, ¿hacer asistencialismo social a los productores y al público?, ¿victimizarse?, ¿excusarse? La gente que ocupa los cargos: ¿detectan un problema?; de ser así, ¿intentan solucionarlo? Entendemos que es necesario erradicar los cargos-trincheras. Proponemos salir de lo individual para abarcar las relaciones del conjunto. ¿Hasta qué punto nos tenemos que hacer cargo de una situación? (...) Una opción es hacerse -hacer- estas preguntas y procurar un nuevo orden que sea beneficioso para todos (no sólo para mi y mis pares), desviciarse (dejar el vicio,

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la adicción). La otra opción, igual de válida que la primera, es no preguntarse absoluta-mente nada.

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Pensamos en la idea de trabajar, experimentar con nuestros propios cuerpos,ac-cionar dando la cara. Así nos metimos en la aventura de imitar/recrear performances hiteras de artistas consagrados. Evocamos lo legitimado y coqueteamos con la burla de la pretensión, pero a la vez nos conectamos desde “otro” lugar con nuestro cuerpo: el cuerpo como contenedor, articulador de lo que tenemos y somos. Creemos fundamental la idea de que los artistas debemos poner el cuerpo si realmente queremos cambiar nuestra realidad, es por eso que ofrecemos este exorcismo público de nuestras charlas de bar, debates institucionales, posteos, investigaciones, horas taller, ponencias, etc.

B: Claramente no hay compromiso, por lo tanto no hay cuerpo, entonces: no hay gremios o asociación de artistas tucumanos, por ejemplo.

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COO fue pensado como una idea puesta en discusión, una utopía puesta en acción. Una hipótesis inverosímil. Opera sobre una problemática específica: la falta de una figura que reúna, in-vestigue y proteja a la comunidad artística de la provincia, o quizás la falta de un “real sentimiento de comunidad” entre los artistas tucumanos. Planteamos entonces un ensayo de comunidad, como en la que vivimos: COO: una comunidad que no comparte algunas cosas. Compartir en un sentido de responder todos a un mismo perfil, ideológico o político. Tenemos diversas maneras de pensar, vivir y hacer arte. Lo que sí compartimos la necesidad de un cambio, nos reunió el amor por lo que hacemos y el deseo de revertir cuestiones en nuestra ciudad para que los artistas vivamos mejor.

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El archivo más rico de este recorrido COO está en las mentes, corazones y discos duros de sus miembros, revelar todo esto de una manera igual de fugaz pero profunda: como un gesto mínimo de amor, esto será acción tres, apelando siempre a el miembro más entrañable del grupo: nuestro contexto.

Resistimos bordando nuestra bandera.

Nota Los textos completos están disponibles online en www.issuu.com/cooartistastucumanos.

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“3- OBJETO DE LA PROFESIÓNP A R A E L T Í T U L O D E LICENCIADO EN BELLAS ARTES: ESTA CARRERA TIENE C O M O O B J E T I V O L A P R O D U C C I Ó N E INVESTIGACIÓN DENTRO DEL CAMPO ESPECÍFICO DE LAS ARTES PLÁSTICAS.”PLAN DE ESTUDIOS DE LA CARRERA DE BELLAS ARTES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO.

SUB escuela

Es una escuela portable de formato horizontal. Se origina dentro de la escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Rosario, como una escuela dentro de otra en formato "huésped".La modalidad huésped se entiende en tanto se ubica y desubica en el ámbito institucional. Se ubica dentro de sus paredes y se desubica en sus propuestas.Somos visitantes continuos. Creemos que un espíritu migratorio responde a una necesidad de no quietud que se imprime en el arte que nos atraviesa. TENDEMOS A HOMOLOGAR MOVIMIENTO CON PENSAMIENTO.Al tratarse de una iniciativa particular, SUB escuela elige su ámbito de trabajo y temas, los cuales se ajustan a sus necesidades. En la escuela, la labor colectiva es esencial. La acción grupal permite poner en contacto con otros la propia producción material e intelectual y además sirve para potenciar proyectos en los cuales se reúnen esfuerzos en términos colectivos.Quienes conformamos SUB escuela tenemos múltiples modos de ver, sin embargo, nos vincula un núcleo central: la iniciativa de querer modificar, construir, demoler y reconstruir la situación del arte local.

CREEMOS en la posibilidad de generar un espacio que nos permita reflexionar acerca de los modos y lugares en los que el arte se produce, circula, se legitima y se comercializa en nuestra ciudad.

NO CREEMOS en las ideas que se sedimentan, en la pasividad que éstas generan.

CONFIAMOS en la sustentabilidad de SUB escuela, como proyecto del que somos parte, pero que nos trasciende.

únete!FB > SUB escuela

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“3- OBJETO DE LA PROFESIÓNP A R A E L T Í T U L O D E LICENCIADO EN BELLAS ARTES: ESTA CARRERA TIENE C O M O O B J E T I V O L A P R O D U C C I Ó N E INVESTIGACIÓN DENTRO DEL CAMPO ESPECÍFICO DE LAS ARTES PLÁSTICAS.”PLAN DE ESTUDIOS DE LA CARRERA DE BELLAS ARTES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO.

SUB escuela

Es una escuela portable de formato horizontal. Se origina dentro de la escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Rosario, como una escuela dentro de otra en formato "huésped".La modalidad huésped se entiende en tanto se ubica y desubica en el ámbito institucional. Se ubica dentro de sus paredes y se desubica en sus propuestas.Somos visitantes continuos. Creemos que un espíritu migratorio responde a una necesidad de no quietud que se imprime en el arte que nos atraviesa. TENDEMOS A HOMOLOGAR MOVIMIENTO CON PENSAMIENTO.Al tratarse de una iniciativa particular, SUB escuela elige su ámbito de trabajo y temas, los cuales se ajustan a sus necesidades. En la escuela, la labor colectiva es esencial. La acción grupal permite poner en contacto con otros la propia producción material e intelectual y además sirve para potenciar proyectos en los cuales se reúnen esfuerzos en términos colectivos.Quienes conformamos SUB escuela tenemos múltiples modos de ver, sin embargo, nos vincula un núcleo central: la iniciativa de querer modificar, construir, demoler y reconstruir la situación del arte local.

CREEMOS en la posibilidad de generar un espacio que nos permita reflexionar acerca de los modos y lugares en los que el arte se produce, circula, se legitima y se comercializa en nuestra ciudad.

NO CREEMOS en las ideas que se sedimentan, en la pasividad que éstas generan.

CONFIAMOS en la sustentabilidad de SUB escuela, como proyecto del que somos parte, pero que nos trasciende.

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Es una escuela portable de formato horizontal. Se origina dentro de la escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Rosario, como una escuela dentro de otra en for-mato “huésped”.La modalidad huésped se entiende en tanto se ubica y desubica en el ámbito institucio-nal. Se ubica dentro de sus paredes y se desubica en sus propuestas.Somos visitantes continuos. Creemos que un espíritu migratorio responde a una necesi-dad de no quietud que se imprime en el arte que nos atraviesa. TENDEMOS A HO-MOLOGAR MOVIMIENTO CON PENSAMIENTO.Al tratarse de una iniciativa particular, SUB escuela elige su ámbito de trabajo y temas, los cuales se ajustan a sus necesidades.En la escuela, la labor colectiva es esencial. La acción grupal permite poner en contac-to con otros la propia producción material e intelectual y además sirve para potenciar proyectos en los cuales se reúnen esfuerzos en términos colectivos. Quienes conforma-mos SUB escuela tenemos múltiples modos de ver, sin embargo, nos vincula un núcleo central: la iniciativa de querer modificar, construir, demoler y reconstruir la situación del arte local.

CREEMOS en la posibilidad de generar un espacio que nos permita reflexionar acerca de los modos y lugares en los que el arte se produce, circula, se legitima y se comercializa en nuestra ciudad.

NO CREEMOS en las ideas que se sedimentan, en la pasividad que éstas generan.

CONFIAMOS en la sustentabilidad de SUB escuela, como proyecto del que somos parte, pero que nos trasciende.

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La Odisea de Ulises. Hércules. Espartaco.El rey Arturo. Robin Hood.El caballero de la noche. Superman. Spiderman. La Mujer Maravilla.

En la mitología y el folklore, un héroe es un personaje que encarna los rasgos claves valorados en su cultura de origen. Comúnmente el héroe posee habilidades so-brehumanas o rasgos de personalidad idealizados que le permiten llevar a cabo hazañas extraordinarias y beneficiosas para los demás, por las que es reconocido.

Una persona se convierte en héroe cuando realiza una hazaña extraordinaria y digna de elogio e imitación para la cultura de su lugar y tiempo, particularmente cuando para ello sacrifica o arriesga valerosamente su vida, mostrando así gran valor y virtudes que se estiman dignas de imitación (solidaridad, empatía, generosidad). Tradicional-mente, el término “héroe” se vincula sobre todo a las hazañas bélicas (héroe de guerra) o políticas (culto a la personalidad de los gobernantes o fundadores de un régimen político o Estado). El reconocimiento oficial de determinadas personas como héroes, y even-tualmente la concesión de títulos, medallas, recompensas, o la erección de monumentos, son un instrumento de las autoridades para fundamentar un régimen político o para fomentar determinadas conductas que se estiman deseables, sobre todo en épocas de crisis, agitación social y falta de confianza nacional.

La escritora Ayn Rand afirma que héroe es quien logra alcanzar el fin moral último, que bajo su perspectiva objetivista, es su propia felicidad. Para Rand, los hombres están solos en el mundo y deben liberarse de todo tipo de control, tanto político como religioso, para vivir guiados por sus deseos egoístas. Sólo si hacen esto se convertirán en figuras heroicas. Rand proclama un nuevo código de moral muy lejano a la idea del héroe generoso reconocido socialmente por sus virtudes.

En su idea de un mundo donde todos sean libres, Rand creía que el capitalismo

El artista como heroe

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laissez-faire era la única opción. El rol del estado, entonces, se limitaría a prevenir la vi-olencia contra los creadores y productores. Seguidores de Rand, como Allan Greenspan, fueron los que fomentaron en los 90s las políticas neoliberales y la apertura de los merca-dos resultando en las numerosas crisis regionales que culminaron en la crisis económica mundial del 2008.

Gran parte de estas políticas se basaron -y confiaron- en los avances tecnológi-cos del momento. Los pioneros de Sillicon Valley también fueron influenciados por Rand. Las nuevas tecnologías vinculadas a Internet prometían convertir a todos en héroes randianos. Se divisaba un nuevo tipo de orden. El feedback de todos los miem-bros de la red podría ayudar a crear un sistema estable. Y es la búsqueda de la estabilidad: emocional, política, de mercado, relacionada a la idea de libertad, lo que caracteriza a nuestra época.

La sensación de que todo es posible, de libertad absoluta, está presente en el arte contemporáneo. Esta idea proclama la conjunción de libertad y egoísmo que men-cionaba Rand. El actual régimen artístico internacional es igualador, no hay más per-iferia, y las elites globalizadas se relacionan con artistas nómades; ambas pruebas de la apertura del mercado del arte en línea con las políticas neoliberales. Según Cuauhtémoc Medina, el arte contemporáneo está hecho a medida para esta sociedad capitalista.

“Ser héroe es estar en permanente conflicto entre dos mundos”, recuerda el es-pecialista Bauzá en su obra El mito del héroe. Esto se debe a que la condición de héroe implica desempeñar una función social específica. Hoy, el artista representa al incon-formista creativo que todos quieren ser, un nuevo héroe contemporáneo que se mueve entre el contexto de las instituciones culturales y las utopías, y la realidad que ocurre por fuera del cubo blanco. Obras, artistas y público son actores de una misma red donde reina la libertad y a la que el resto de los sectores aspira.

Pero la pregunta por un sistema estable donde los actores son libres es más compleja. Las redes son permeables a la traición.

Ayn Rand tuvo un affaire con un discípulo y su esposa se sacrificó aprobando la relación, dejando de lado su fin último de felicidad.

La economía mundial y las burbujas en los mercados devinieron en crisis. En vez de estabilidad se generó caos. Los mercados se corrompieron.

Internet no resultó ser un nuevo tipo de democracia sino algo más complejo. Las corporaciones controlan y miden audiencias, hay administradores y leyes. Empresas mercantilizan la interacción social y las intimidades. Las redes sociales fueron usadas para incentivar el consumo y captar adeptos a partidos políticos. En el arte contemporáneo para que cualquier obra sea posible, para que el

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artista sea “libre”, es necesaria una cierta profesionalización, un espacio, un statement, y es allí donde entran en juego los mecanismos de legitimación propios del mercado. Con este proceso, el artista pierde soberanía. La figura del artista emprendedor cómo héroe asociado a la libertad y a la utopía podría estar tratando de justificar un sistema lleno de interacción entre los actores, pero repleto de fallas.

La figura del administrador interrumpe las libertades. El sistema, o el fun-cionamiento del mismo, implica de por sí, una pérdida de libertad. La libertad de uno termina en el comienzo de la libertad del otro. El problema es ético. Cada individuo tiene un esquema moral diferente, y para que hubiera una moral estandarizada la debería proclamar alguien, sea Rand, sea el Estado, sea un administrador; atentando contra la libertad misma. No existe la libertad individual absoluta porque somos seres sociales. Y es por esta razón que la red falla. Falla en Rand, falla en Sillicon Valley y en la economía, falla en Internet, y falla en el arte contemporáneo.

Podemos establecer quiénes son los actores y como serán posiblemente sus comportamientos pero siempre hay algo que sucede en la escala social que no podremos detectar. Siempre hay un factor negativo: el engaño de Rand, los inversores que se cuidan a sí mismos, políticos que ceden a la presión, el déficit de atención al ver obras de arte en una galería online, avatares que se complotan para tener más visibilidad que otros. Al estar todos los actores interconectados, al corromperse uno se corrompen todos, casi como un virus. El sistema siempre está corrupto.

“Hay una grieta, una grieta en todo. Así es como entra la luz.”, canta Leonard Cohen.

Según Isabelle Graw, la crisis económica es también una crisis de confianza, de no creer en los valores del momento. Es la cuestión histórica del bien y del mal. Los héroes siempre estuvieron. Representan los valores a los que se aspira, sean cuales fuer-an. Los héroes son un instrumento de las autoridades para fundamentar el sistema. La visión del héroe de Rand es la correspondiente a esa sociedad neoliberal. Ahora que es evidente el fracaso de este modelo, la pregunta es ¿quién será el héroe del mañana? Y fundamentalmente, ¿qué valores serán los que éste represente?

Se podría decir que existe una moral actual. Una economía actual.Una tecnología actual.Un arte actual.Y héroes actuales que por ahora están sólo en las películas.

Joaquín Aras

* El legado de las ideas randianas en la economía liberal y la informática se puede ver claramente en el primer episodio de una excelente serie de documentales llamada All watched over by machines of living grace, que realizó Adam Curtis para la BBC.

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En la historia, la bancarrota mundial que atravesamos no tiene precedentes. Refleja el avance de la crisis inmanente al sistema capitalista; y como tal, pone en jaque al conjunto de las relaciones sociales existentes. Pero aunque no es noticia que el sistema “no va más”, que su composición orgánica lo lleva a su propia destrucción, de nada sirve sentarse a esperar que caiga por sí mismo; se necesita pasar a la acción, hacerle frente al derrumbe, plantear una salida. El pasado histórico nos demuestra que los capitalistas saben beneficiarse de su crisis, en la medida que el daño lo paguen los trabajadores. En otras palabras, sabemos que la estantería se cae, la cuestión es que no se nos caiga en la cabeza: que la paguen los trabajadores no se reduce a la afección de los salarios, significa que la pague la salud, la vivienda, la educación, la investigación científica, tecnológica, la creación intelectual y artística. Bajo el peso de la bancarrota mundial, la creación huma-na, en todas sus expresiones, pide a gritos una alternativa - la crisis es del capitalismo, que la paguen los capitalistas!

En un extremo, el arte se ha convertido en un negocio millonario. En el marco de la crisis, la incertidumbre en los mercados de acciones, junto con la serie de medi-das de estímulo aplicadas en todo el mundo, alentó la compra de propiedades y elevó la demanda de las llamadas ‘inversiones de pasión’ (deporte, joyas, obras de arte). Las grandes subastas internacionales son todo un modelo de cómo el arte ha devenido en una mercancía más en el capitalismo, una forma de inversión similar a las acciones, los inmuebles, el oro, o la soja por estos lados.

Los fondos de inversión y los bancos adquieren obras de arte para resguardar las inversiones de sus clientes (lo que se llama activo refugio). El fenómeno se observa con particularidad en nuestro país, en la feria de arteBA, donde las mayores compras las vienen realizando grandes empresas como la aseguradora suiza Matching Funds, Petrobras, Mercedes Benz y Chandón, además del Citibank que se ha incorporado en los últimos años. * En contraste con los números millonarios, reluce la masa de artistas que no llega a fin de mes, librados a la más absoluta desprotección de su trabajo y la ausencia de

Por la organización independiente de los artistas visuales

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lugares públicos y gratuitos para exponer.

El abuso de las galerías y los espacios de exposición, así como el lazo entre el Estado y el avance del negocio privado, quedaron expuestos una vez más en la convoca-toria de junio del año pasado, al concurso “Nuevas Tendencias” auspiciado por el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA). De la indignación que provocó la en-trega voluntaria de la obra al museo como condición para participar, surgió un espacio de asamblea cuya experiencia fue fugaz, pero que dejó sin embargo latentes en todo un sector, reclamos históricos, que van reviviendo en la voz de los artistas más jóvenes.Los hijos del Argentinazo, que vivimos los años de “bonanza” del kirchnerismo, asisti-mos ahora al agotamiento del “modelo”.

Hace diez años, la devaluación (de los salarios por sobre todo), hizo muy rent-ables los costos de producción en el país, provocando un boom en la exportación de producciones audiovisuales; Argentina se convirtió en una tercerizada world-wide de la publicidad. A los dibujantes, ilustradores, diseñadores, esto les abrió un campo nuevo de trabajo (siempre precario).

Tras una década de crecimiento de la actividad, como consecuencia de la re-cesión mundial, ese boom se desinfló abruptamente en 2012, y el resultado fue la pérdida de cientos de empleos.

La juventud precarizada, en todos los aspectos de su vida, sufre día a día el rigor del ajuste capitalista. En 2012, en el terreno del arte y la cultura, ha sembrado un tendal de luchas, iniciativas de organización y procesos asamblearios, donde los planteos particulares que los convocaron, se vieron superados y ampliados por reivindicaciones más profundas, que coinciden antes que nada, en la necesidad de una organización para defender nuestro trabajo. Los viejos gremios que nucleaban a los artistas visuales, ADA y SAAP (Aso-ciación de Dibujantes Argentinos y Sociedad Argentina de Artistas Plásticos), se han despabilado urgidos, entre otras cosas, por el despertar político de la juventud.

En ADA, la vieja dirección demostró sensatez y cierto grado de sintonía con este proceso de orden general. Resolvió disolver la asociación y convocó a una serie de asambleas abiertas, para constituir (sobre la base de la personería jurídica ya conquista-da) una nueva organización, que supere los límites del formato de asociación profesional orientando su actividad al terreno de la lucha por los derechos del dibujante.

La comisión directiva de la SAAP convocó a una subcomisión de jóvenes con el objetivo de impulsar la Ley de Pensión para Artistas Visuales. La apertura fue parcial desde un principio, y las intenciones de la directiva no del todo claras. Aún así, nos acercamos numerosos artistas jóvenes. En cuanto la discusión superó el planteo puntual de la ley de pensión para comenzar a pensar las condiciones de los artistas como traba-

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jadores, y qué herramienta deberíamos darnos, la comisión directiva cerró el espacio de la subcomisión de jóvenes. Además la dirección de SAAP se fracturó. Dependerá del influjo de una nueva camada de activistas -la nuestra- la posibilidad de aprovechar las conquistas que la asociación representa, y llevar a término los fines por los que Berni y Spilimbergo (entre otros artistas socialistas, comunistas y anarquistas) fundaron la SAAP en 1925: apoyar y proteger los intereses de los artistas como trabajadores, y por extensión solidarizarse con las luchas del pueblo.

Como demuestra el caso, la organización de los artistas como trabajadores no es un proceso nuevo en la historia. Pero sí intermitente, que se ha visto interrumpido por las grandes derrotas de la clase obrera, victorias parciales del capitalismo que supo sacar provecho a las sucesivas crisis, reconstruyendo el sistema en base al deterioro cada vez mayor de las condiciones de vida.

Para este cometido el capital no media en acuerdos.

En el San Martín por ejemplo, hay un enorme negociado con el alquiler del complejo para eventos privados, parte de un acuerdo más general que macristas y kirch-neristas tienen en la Ciudad, que incluye el traspaso del subte y la venta de terrenos ferroviarios. La represión llevada a cabo en la madrugada del 13 de marzo último por la Metropolitana y la Policía Federal en la toma de la Sala Alberdi, con heridos de bala de plomo a la luz de las cámaras en el mismo centro de la Capital, demuestra hasta qué punto el Estado está a disposición del negocio privado, como lo está su aparato represivo cuando el caso ‘amerita’ el uso de la fuerza.

Experiencias como las de la Sala Alberdi no salieron de un repollo. Desde que existe el capitalismo, existe la lucha contra la privatización de la educación y la cultura, práctica política heredada de los 90, con la que este gobierno ha pretendido siempre impostar una ruptura donde sólo hay continuidad.

Pero el desafío frente a la catástrofe del sistema no es el de resistir sino el de construir una alternativa. La lucha que ya protagonizan los estudiantes en las escuelas artísticas, estamos llamados a protagonizarla el conjunto de los artistas en nuestros lug-ares de trabajo y espacios de creación.

Para afrontar este desafío con independencia del Estado y los empresarios, es necesario reagruparnos en torno a un programa. Un programa que sirva para la conquis-ta de nuestras reivindicaciones más básicas, como la regulación de la actividad en todos los rubros y la defensa de nuestros derechos laborales. Un programa anticapitalista, que comprometa a los artistas del lado de los trabajadores en los acontecimientos del país y del mundo, que siente posición en la arena de la lucha política, que es en definitiva, el terreno donde se define y se ha definido siempre el destino del arte, la cultura y toda creación del hombre.

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Con esta caracterización, programa y perspectiva, hemos participado como Frente de Artistas de los distintos espacios y procesos, AO, ADA, SAAP, Caras y Care-tas, ADELANTE.

Los invitarmos a acompañarnos. Nos encontramos todos los viernes a las 19:30 hs, en Yatay 334.

Frente de Artistas

FB > fda.frentedeartistas

Notas*extractos de la nota “Los Capitales se Refugian en el Arte” - Prensa Obrera 1225, 7/6/2012

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ADELANTE somos:Soledad Manrique, Lino Divas, Ivo Aichenbaum, Juan Nicolas Cuello, Camila Morvillo, Paula Barbetti, Francisco Borghini Pe-

reyra y Agustina Trbizan.

Esta edición se terminó de imprimir en Mayo de 2013

[email protected] orientales 181

Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina

El equipo editorial se encuentra abierto a nuevos compañeros.

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