Acuíferos transfronterizos de México Ing. Rubén Chávez Guillén

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Acuíferos transfronterizos de México Ing. Rubén Chávez Guillén Resumen. En las cuencas y acuíferos compartidos por dos o más países, el aprovechamiento del agua superficial y subterránea en uno de ellos puede generar efectos negativos sobre su cantidad y/o calidad en los vecinos, efectos que a su vez pueden provocar impactos ambientales y socioeconómicos perjudiciales, así como conflictos políticos. A medida que el desarrollo económico y el crecimiento demográfico han generado mayores demandas de agua, la competencia por este vital recurso se ha vuelto más fuerte: se ha escrito que en el futuro cercano la competencia por el agua, es decir, por las fuentes compartidas, motivarán graves conflictos y aun guerras, situación que de hecho ya está ocurriendo en varias regiones del mundo. Dentro de este contexto, los acuíferos transfronterizos (AT) plantean complejos problemas relacionados con su manejo sustentable, la justa distribución del agua entre los países que los comparten, los efectos transfronterizos originados por la explotación que tiene lugar en cada país y las acciones pertinentes para prevenirlos o mitigarlos. El presente artículo trata de la atención que en México se ha dado a tan importante tema Introducción. Variado y complejos problemas de esta índole se presentan en la muy larga faja fronteriza entre México y los Estados Unidos, en la que predomina el clima seco por estar ubicada en la faja de los grandes desiertos del mundo, y en la que por lo mismo el agua subterránea reviste gran importancia.: se exponen brevemente aspectos conceptuales básicos relativos a los efectos transfronterizos; se mencionan los acuerdos binacionales que se han emitido al respecto y las modalidades de colaboración en el intercambio de información relativa a los AT; se mencionan los principales casos de estudio binacionales que se han considerado; se presenta un resumen de la participación de México en el Programa UNESCO/OEA Acuíferos Transfronterizos de las Américas, y finalmente se emiten recomendaciones generales para continuar atendiendo tan importante tema. Los efectos transfronterizos. El efecto más común es el abatimiento de los niveles del agua subterránea generado por el bombeo de pozos en un país, que se propaga subterráneamente a través de la frontera internacional, provocando en los pozos del vecino abatimientos adicionales a los causados por su propia operación, que se traducen en la reducción de su caudal y rendimiento con el consiguiente incremento del costo de extracción del agua, entre otras afectaciones. La extracción de agua en el país ubicado aguas arribaintercepta parcial o totalmente el flujo que pasa subterráneamente al de aguas abajo; aún más, puede invertir la dirección natural del flujo subterráneo y, con ello, la posición relativa de ambos desde el punto de vista hidráulico (obviamente, esto no puede ocurrir en las fuentes superficiales). El segundo también puede afectar al primero, incrementando su extracción para inducir mayor alimentación subterránea proveniente del país vecino (Figura 1).

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Resumen. En las cuencas y acuíferos compartidos por dos o más países, el aprovechamiento del agua superficial y subterránea en uno de ellos puede generar efectos negativos sobre su cantidad y/o calidad en los vecinos, efectos que a su vez pueden provocar impactos ambientales y socioeconómicos perjudiciales, así como conflictos políticos. A medida que el desarrollo económico y el crecimiento demográfico han generado mayores demandas de agua, la competencia por este vital recurso se ha vuelto más fuerte: se ha escrito que en el futuro cercano la competencia por el agua, es decir, por las fuentes compartidas, motivarán graves conflictos y aun guerras, situación que de hecho ya está ocurriendo en varias regiones del mundo. Dentro de este contexto, los acuíferos transfronterizos (AT) plantean complejos problemas relacionados con su manejo sustentable, la justa distribución del agua entre los países que los comparten, los efectos transfronterizos originados por la explotación que tiene lugar en cada país y las acciones pertinentes para prevenirlos o mitigarlos. El presente artículo trata de la atención que en México se ha dado a tan importante tema Introducción. Variado y complejos problemas de esta índole se presentan en la muy larga faja fronteriza entre México y los Estados Unidos, en la que predomina el clima seco por estar ubicada en la faja de los grandes desiertos del mundo, y en la que por lo mismo el agua subterránea reviste gran importancia.: se exponen brevemente aspectos conceptuales básicos relativos a los efectos transfronterizos; se mencionan los acuerdos binacionales que se han emitido al respecto y las modalidades de colaboración en el intercambio de información relativa a los AT; se mencionan los principales casos de estudio binacionales que se han considerado; se presenta un resumen de la participación de México en el Programa UNESCO/OEA Acuíferos Transfronterizos de las Américas, y finalmente se emiten recomendaciones generales para continuar atendiendo tan importante tema.

Los efectos transfronterizos. El efecto más común es el abatimiento de los niveles del agua subterránea generado por el bombeo de pozos en un país, que se propaga subterráneamente a través de la frontera internacional, provocando en los pozos del vecino abatimientos adicionales a los causados por su propia operación, que se traducen en la reducción de su caudal y rendimiento con el consiguiente incremento del costo de extracción del agua, entre otras afectaciones. La extracción de agua en el país ubicado “aguas arriba” intercepta parcial o totalmente el flujo que pasa subterráneamente al de “aguas abajo”; aún más, puede invertir la dirección natural del flujo subterráneo y, con ello, la posición relativa de ambos desde el punto de vista hidráulico (obviamente, esto no puede ocurrir en las fuentes superficiales). El segundo también puede afectar al primero, incrementando su extracción para inducir mayor alimentación subterránea proveniente del país vecino (Figura 1).

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Figura 1.- Posición relativa de los países con respecto a la frontera. Se refiere a la posición desde los puntos de vista topográfico e hidrogeológico.

Algunos AT tienen como nivel base de descarga a un río que es frontera internacional –el Río Bravo, por ejemplo- y que recibe las aportaciones subterráneas procedentes de ambas márgenes, de manera que en su estado natural no hay flujo subterráneo a través de la frontera. El bombeo de pozos en uno o en ambos lados de ésta reduce el caudal base del río, afectando a ecosistemas (vegetación ribereña, fauna, humedales,…) y/o a captaciones directas del escurrimiento superficial; si el abatimiento provocado por los pozos es de cierta magnitud, intercepta la totalidad de la descarga del acuífero a la corriente en el área de influencia de aquéllos e induce alimentación al acuífero desde el cauce, con la consiguiente merma del escurrimiento superficial aguas abajo. En el extremo, se desconecta el acuífero del río y se induce flujo subterráneo (por debajo del cauce y a través de la frontera) hacia el país que provoca el mayor abatimiento, con los efectos antes descritos (Figura 2).

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Figura 2.- En condiciones naturales, la frontera internacional coincide con una corriente (Río Bravo/Grande) que es nivel de descarga del AT compartido.

Otro efecto es el generado por la derivación y uso en el país “aguas arriba” del agua de una corriente superficial que es fuente de recarga para el país “aguas abajo” con la consiguiente disminución en éste de la disponibilidad de agua superficial y subterránea. También puede darse el caso de que se realicen en el primero desarrollos u obras que provoquen un ascenso de los niveles del agua subterránea (una presa con filtraciones importantes, riego con agua superficial, recarga artificial…) que se propaga al país vecino. En general, este efecto es favorable para el país “aguas abajo”, ya que incrementa la recarga y el almacenamiento de su porción del acuífero; sin embargo, puede ser perjudicial cuando la superficie freática es somera, pues se pueden generar problemas de drenaje en zonas urbanas, industriales o de riego. Un efecto relacionado con la calidad del agua se presenta, por ejemplo, cuando el desarrollo en el país “aguas arriba” contamina su porción del AT y la pluma contaminante migra subterráneamente hacia el país “aguas abajo”. ¿Qué magnitud de un efecto transfronterizo se considera perjudicial? Esto es relativo y depende de varios factores que suelen presentar desigualdades entre ambos países. Por ejemplo, si en el país afectado los pozos son profundos y tienen gran capacidad de extracción, un abatimiento de origen transfronterizo de pocos metros podría no afectar significativamente su caudal y costo de operación; por el contrario, si se trata de un acuífero de reducido espesor y las captaciones en el país afectado son cortos, de baja capacidad de extracción y con reducido tirante de agua en su interior (norias o galerías filtrantes), los mismos abatimientos podrían reducir significativamente su rendimiento y, en el extremo, inutilizarlos. En este sentido, los humedales, la vegetación ribereña, los manantiales de origen somero, el caudal base de la corriente alimentada por el acuífero y las captaciones poco profundas, son mucho más sensibles a descensos relativamente pequeños de los niveles freáticos (Figura 3).

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Figura 3.- Relatividad de los efectos transfronterizos.

¿A qué distancia de la frontera pueden ubicarse captaciones o desarrollos sin provocar efectos transfronterizos? También esto es relativo y depende de las características de cada sistema acuífero: a diferencia de los sistemas superficiales, en que los efectos de una acción que afecte el régimen de escurrimiento se propaga rápidamente aguas abajo, en los subterráneos la propagación es muy lenta, de manera que el impacto transfronterizo podría no generarse o tardar mucho tiempo en manifestarse (años o décadas) si dicha acción se aplica a gran distancia de la frontera (Figura 4).

Figura 4.- El efecto transfronterizo puede ser de reducida magnitud con respecto a los demás términos del balance del país afectado; sin embargo, puede ser perjudicial para vegetación ribereña o para captaciones someras en las inmediaciones de la frontera.

En general, es deseable que los países que comparten un AT tiendan al estudio y al manejo sostenible de toda la unidad en forma conjunta mediante una colaboración que puede tener diferentes modalidades (Figura 5); sin embargo, cuando el acuífero es de gran extensión, alcanzar este objetivo puede ser muy tardado y costoso, no tener la misma prioridad para ambos o no ser viable. En este caso es recomendable que, al menos, se preste especial atención al estudio y manejo de su porción fronteriza, con el fin de prevenir o corregir afectaciones mutuas.

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Figura 5.- Modalidades y aspectos a considerar en la ejecución de estudios binacionales de los AT.

Un aspecto muy complejo se refiere a la distribución “justa” o “equitativa” del recurso entre los países que comparten el AT, los cuales suelen presentar notables desigualdades en muchos aspectos (Figura 6).

Figura 6.- Los países que comparten un AT pueden presentar notables desigualdades en aspectos diferentes.

varias interrogantes a responder: ¿Cuál es la distribución entre ambos países de las dimensiones, características hidráulicas, recarga, reserva, demanda, extracción

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y calidad del agua del acuífero? ¿Cuál es el marco legal de ambas partes en materia de agua? ¿Puede uno de los países reclamar una mayor fracción del recurso hídrico disponible porque le corresponde una porción mayor del acuífero, porque su demanda de agua es mayor, porque inició antes su captación y uso, porque aporta una fracción mayor de la recarga, etc? Obviamente, por ser un problema multifactorial, no hay un criterio general de manejo y distribución del agua de los AT, por lo que en cada caso tendrán que acordarse entre las partes, con base en el conocimiento técnico del mismo, entre otros factores. Los países que lo comparten deberán determinar los efectos transfronterizos reales o anticipar los potenciales, mediante un estudio específico que de preferencia incluya un modelo de simulación, y elaborar un plan de manejo conjunto orientado a un manejo sustentable y a la prevención de conflictos derivados de tales afectaciones (Figura 7).

Figura 7.- Aspectos a considerar en la distribución “justa” del agua de los AT.

La atención a los AT de México. En México, la atención institucional a este tema se inició a raíz de la construcción, en la década de los “70”, de una batería de pozos en la Mesa de San Luis Río Colorado, Son., con el fin de abastecer de agua a la ciudad de Tijuana. La batería, conformada por pozos de gran rendimiento captó –y capta hasta la fecha- un volumen anual aproximado de 197 millones de metros cúbicos (Mm3). Como reacción de los EUA y a falta de un tratado binacional en materia de aguas subterráneas entre ambos países, en el Acta 242 de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) se incluyeron dos artículos que limitan a dicho volumen la extracción de agua subterránea dentro de la faja Sonora-Arizona, y establecen el compromiso de consulta mutua antes de realizar una obra o acción en materia de agua en toda la frontera, que pudiera afectar al país vecino (Figura 8).

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Figura 8.- El Acta 242 de la CILA contiene el único acuerdo general que se ha establecido en relación con los AT que comparten México y los Estados Unidos. Al amparo de este instrumento se han llevado a cabo intercambios de información y estudios binacionales de AT seleccionados de común acuerdo entre ambas partes.

Desde entonces, la Autoridad Hidráulica en turno se dio a la tarea de analizar los problemas reales o potenciales de este tipo que se empezaron a detectar, conjuntamente con representantes de la parte estadounidense y con la mediación de la CILA. Así, en 1986, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) formó el Grupo Interinstitucional sobre Acuíferos Transfronterizos, que analizó primero el caso del acuífero “Juárez–El Paso”, por ser entonces el más conflictivo desde el punto de vista en cuestión, ya que en él se habían registrado abatimientos de 30 a 40 m en las zonas urbanas de Ciudad Juárez y El Paso, y el incremento gradual de la salinidad del agua extraída por los pozos, lo cual era motivo de preocupación porque los acuíferos de esa cuenca son la principal fuente de abastecimiento de esas ciudades (Figura 9). Después, en los años “90” se inició un largo proceso de negociación relativo al proyecto del revestimiento del Canal Todo Americano (CTA), en el Valle Imperial, California (EUA), cuyas filtraciones aportaban al acuífero de Mexicali, en Baja California, una alimentación subterránea de unos 100 millones de metros cúbicos por año (Mm3/a) de agua de baja salinidad (<900 mg/l, de sólidos totales disueltos). La parte mexicana demostró que el revestimiento causaría en territorio mexicano: la reducción de la recarga subterránea de ese acuífero, la disminución del rendimiento de los pozos ubicados en la porción norte del valle de Mexicali, la eliminación del ecosistema del Dren de La Mesa y el incremento de la salinización de la porción norte del acuífero (Figura 10), efectos negativos que fueron técnicamente demostrados por la parte mexicana, por lo que no fueron tema de discusión mayor. En cambio, las discusiones se centraron en el derecho de los Estados Unidos a disponer del volumen infiltrado en el CTA, dado que el agua

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conducida por éste era derivada del río Colorado como parte de la asignación que le correspondía conforme al “Tratado de Distribución de Aguas lnternacionales entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América" (1944). Finalmente, se acordó una compensación en especie para México.

Figura 9.- El AT denominado “Juárez- El Paso” fue el considerado en primer término por los efectos que generaron conjuntamente los pozos concentrados en ambas zonas urbanas.

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Figura 10.- El caso del Canal Todo Americano fue el más complejo hasta ahora en materia de acuíferos transfronterizos.

Posteriormente, se iniciaron los análisis binacionales de los AT denominados “Santa Cruz”, “San Pedro” y “Nogales”, compartidos por Arizona (EUA) y Sonora (Mex.), y “Bolsón de La Mesilla”, compartido por Nuevo México (EUA) y Chihuahua (Méx.), en los que corresponde a México la porción “aguas arriba”, a diferencia del caso del AT de la cuenca baja del Río Colorado, en que le corresponde la porción “aguas abajo” (Figura 11).

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Figura 11.- En el lapso 2010-2016 se realizaron estudios hidrogeológicos binacionales de los acuíferos transfronterizos “Río San Pedro y “Río Santa Cruz”.

Los casos referidos fueron seleccionados de común acuerdo entre ambas partes y analizados por delegaciones técnicas de ambos países, que se reunieron periódicamente en ciudades fronterizas de ambos lados, para intercambiar información y resultados. Los análisis binacionales consideraron la compatibilidad de los datos de ambas partes en la faja fronteriza, la definición del modelo conceptual de los AT seleccionados, la interconexión hidrogeológica a través de la frontera internacional y la evaluación de los efectos transfronterizos reales o potenciales. Con base en la revisión inicial, se fijó un marco de referencia geográfico común, se acordaron los objetivos de los estudios binacionales y el programa de trabajo a realizar para obtener la información faltante. Su objetivo principal fue desarrollar un modelo hidrodinámico de los AT que permitiera analizar conjuntamente su manejo y su respuesta a los proyectos que ambas partes tuvieran en proceso o en proyecto, que directa o indirectamente pudieran afectar al país vecino. Por parte de México, se realizaron estudios complementarios financiados por la CONAGUA y coordinados por la CILA, con el apoyo de universidades, instituciones de investigación y el Servicio Geológico Mexicano. El Programa UNESCO/OEA ISARM Acuíferos Transfronterizos de las Américas. Dado que el tema en cuestión fue cobrando cada vez mayor interés e importancia a nivel mundial, en el año 2002 la UNESCO y la OEA acordaron crear el Programa Acuíferos Transfronterizos, para cuyo desarrollo dividieron el planeta en varias regiones y promovieron la formación de grupos con representantes de los países de cada una interesados en el tema. México fue convocado a participar en el grupo Acuíferos Transfronterizos de las Américas, formado por representantes de 24 países americanos, que durante el lapso 2003-2012 trabajaron conjuntamente en el análisis de 68 AT distribuidos en esos países (Figura 12).

Figura 12.- El Programa UNESCO/OEA Acuíferos transfronterizos de las Américas.

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Los avances fueron presentados y discutidos en talleres anuales que tuvieron lugar, por turno, en nueve de los países representados. Como producto del Programa se elaboraron y publicaron cuatro monografías. cuyo contenido resultó de gran utilidad práctica a nivel global, por la gran variedad de condiciones -físicas, climáticas, ambientales, socioeconómicas y, sobre todo, hidrogeológicas- que presentan los acuíferos analizados (Figura 13). En particular, el cuarto libro presenta una amplia descripción de las metodologías a aplicar en el análisis del tema de que se trata, con un enfoque interdisciplinario y considerando las componentes de lo que ahora se ha llamado “Gobernanza del Agua”. Los resultados del Programa revelaron gran variedad de contextos y notables desigualdades entre los países del continente americano, especialmente en cuanto a la información disponible sobre sus acuíferos compartidos y a los recursos con que cuentan para obtenerla, aunque también se reconoció que tal desigualdad se debe en parte a que en Centroamérica y Sudamérica la presión sobre los recursos hídricos subterráneos es mucho menor, por sus condiciones climáticas y abundancia de agua superficial.

Figura 13.- Monografías del Programa UNESCO/OEA Acuíferos transfronterizos de las Américas.

En este sentido, hubo consenso en que México y los Estados Unidos tienen la frontera real o potencialmente más conflictiva desde el punto de vista hidrológico, lo cual se debe a su gran desarrollo y a que en ella predomina el clima seco, propio de la faja de los grandes desiertos del mundo. En este Programa también se consideraron varios acuíferos de la frontera sur de México; sin embargo, por ser la porción más lluviosa de su territorio, la importancia relativa del agua subterránea es mucho menor en comparación con los de la frontera norte.

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Figura 14.- Dentro de este programa, la faja fronteriza entre México y los Estados Unidos fue considerada como una de las más complicadas a nivel mundial, por el predominio del clima seco y por su nivel de desarrollo.

Cabe aclarar que, en una primera etapa, en este programa sólo se consideraron los AT de mayor importancia por sus dimensiones y por los riesgos transfronterizos reales o potenciales identificados por ambas partes, para no distraer la atención en los acuíferos menores. Sin embargo, si eventualmente se decidiera continuar los estudios binacionales de todos los AT de la faja fronteriza, se podrían considerar los ilustrados en la Figura 15, los cuales fueron delimitados conjuntamente con criterio hidrogeológico. En esta propuesta se definen 36 AT.

15.- Acuíferos propuestos para un programa más amplio que considere todos los AT de la faja fronteriza entre México y los EUA.

Un beneficio colateral del Programa es que su enfoque conceptual, criterios y metodologías de estudio, no sólo son aplicables a los acuíferos que comparten dos o más países, sino también a los compartidos por dos o más entidades políticas de un mismo país -estados, regiones, municipios, provincias…- ya que el problema es esencialmente el mismo: el manejo de una fuente de agua compartida. Por ejemplo,

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en México hay varios acuíferos interestatales e interregionales que han sido objetos de conflicto: Vizcaíno-Berrendo (BCS-BC), Valle de Mexicali-San Luis Río Colorado (BC-Son.), Región Lagunera (Coah-Dgo.), entre muchos otros (Figura 16).

Figura 16.- Algunos acuíferos de México compartidos por dos o más estados o regiones hidrológicas, que ya presentan problemas por la distribución del agua disponible. .

Conclusiones. Aunque no se ha celebrado un tratado general de aguas subterráneas entre México y los EUA, el Acta 242 de la CILA contiene artículos que han hecho las veces de un acuerdo general que ha propiciado el intercambio de información relativa a los AT y el estudio binacional de los más importantes. Pero tal acuerdo de voluntad es insuficiente, porque el stress hídrico regional seguirá en aumento a consecuencia del crecimiento demográfico y económico, de la severa sequía que ha azotado parte de la faja fronteriza y de la probabilidad de que el cambio climático afecte negativamente sus recursos hídricos. El conocimiento de la porción mexicana de los AT considerados ha sido aceptable en principio, pero requiere ser actualizado y complementado para alcanzar un nivel de conocimiento más o menos comparable con el de los estudios de la porción estadounidense de los mismos acuíferos, con el fin de contar con los elementos técnicos necesarios para celebrar conjuntamente, en su momento y de ser pertinente, un tratado binacional específico en materia de aguas subterráneas -necesariamente conciliado con los tratados relativos a las aguas superficiales- que no resulte desventajoso o de cumplimiento inviable para nuestro país. Independientemente de esto, es recomendable que este tema sea expresamente considerado en las modificaciones de la Ley de Aguas Nacionales o en la generación de una nueva versión de la misma. Recomendaciones. Para continuar el programa de colaboración binacional en materia de acuíferos compartidos entre México y los Estados Unidos, se recomiendan las líneas de acción siguientes:

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➢ Seleccionar de común acuerdo los AT a considerar, jerarquizados

considerando la importancia del agua subterránea para ambas partes, los efectos transfronterizos ya identificados y el riesgo de generarlos.

➢ Definir un marco de referencia común para los fines del programa. Los límites y denominaciones de los AT no tienen que apegarse necesariamente a los que cada parte haya adoptado para sus propios fines, como los aplicados por la CONAGUA para sus fines administrativo-legales.

➢ Prestar atención, en principio, al estudio de una faja fronteriza de los AT.

cuya amplitud sería fijada de común acuerdo considerando los efectos transfronterizos existentes o los esperados en el corto o mediano plazo.

➢ Definir las modalidades de colaboración más ágiles tanto para el

intercambio de información y estudios disponibles, como para la ejecución de los que se requieran para alcanzar los objetivos del programa binacional.

➢ Buscar en principio los órdenes de magnitud de los términos que

intervienen en el análisis, sin buscar una precisión innecesaria, costosa y tardada.

➢ Revisar y, en su caso, hacer compatibles las disposiciones de los

instrumentos (tratados, acuerdos, actas…) vigentes en materia de aguas superficiales, con los análogos en materia de aguas subterráneas, dado que los vigentes no toman en cuenta la estrecha relación entre ambas.

➢ Diseñar y operar sistemas de medición y monitoreo conjunto de aguas

subterráneas y superficiales, complementar los existentes, para la detección oportuna de efectos transfronterizos adversos y para dar seguimiento a las acciones de los planes de manejo conjunto que se implementen.

Rchg/ Octubre del 2020. [email protected]