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Índice

Este documento es propiedad de Tatum Consulting Group, S.A. Madrid, diciembre de 2011

1. Introducción2. Período 1996-19983. Período 1999-20014. Período 2002-20045. Período 2005-20076. Período 2008-2011

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A principios de 2011 nos planteamos conmemorar el 15º aniversario de tatum redactando nuestra historia a lo largo de estos años y, para ello, quisimos implicar a todas las personas que nos importan, no sólo las que trabajamos en tatum, sino también nuestros antiguos compañeros, nuestros colaboradores y nuestros clientes.

Y nos pareció que una forma original de redactar esa historia era usando la fórmula que utilizó el artista americano Joe Brainard en 1970 en su libro “I Remember” y, posteriormente, el escritor francés Georges Perec, en “Je me souviens”. En ambos casos, se tratan de evocaciones breves que empiezan con las palabras “Me acuerdo” y que rescatan imágenes con las que crecieron varias generaciones en todo el mundo.

Así, durante los meses de verano os animamos a que escribierais vuestros “Me acuerdo”, con el único requisito de que fueran breves y que se refirieran a recuerdos personales, pero que pudieran ser compartidos por la mayoría de las persona de tatum.

Os presentamos, a continuación, el resultado de esta experiencia. Como los libros de Historia, está organizado por épocas, en nuestro caso, de tres o cuatro años.

Esperamos que lo disfrutéis tanto como lo hemos hecho nosotros durante su preparación, revisión y edición.

Me acuerdo - 15 años de historia de tatum 3

Introducción

Me acuerdo de cuando decidí dedicarme a la consultoría y crear una consultora “DIFERENTE”. Fueron unos momentos apasionantes: todo era nuevo, todo era un reto, estaba desbordado por la ilusión.

Uno de los aspectos más difíciles era encontrar un nombre para la empresa: todos los que proponía estaban ya registrados. Hasta que Elena, mi mujer, me dijo: “¿Por qué no la llamas Tatum?”, el apodo con el que me llamaba un niño al que siempre he querido mucho. Ese es el origen de Tatum, y el niño hoy es uno de los líderes de la empresa.

La realidad de estos 15 años ha superado, con creces, toda la ilusión que puse en su creación. Esa realidad es la suma del talento, del esfuerzo, de la comprensión, del cariño, de la decisión, del sacrificio, de la paciencia... de clientes, socios, colaboradores, proveedores y, por supuesto, de todos los profesionales de Tatum, que hemos puesto en esta empresa lo mejor de lo que tenemos: “nuestra vida”, sin dejarnos nada en la recámara.

José Ignacio RiveroPresidente y Fundador de Tatum

4 Me acuerdo - 15 años de historia de tatum

1996 - 1998

Me acuerdo de cuando José Ignacio nos dijo que Magic Software tenía que cambiar de nombre por Tatum: lo mal que me sentó y el cariño que le tengo ahora al nombre.

Me acuerdo de cómo diseñamos el primer logo de Tatum en el garaje de un chalet de Mazarrón.

Me acuerdo de lo mucho que me gustaba aquella frase que acompañaba el nombre de Tatum: “El poder de la imaginación”.

Me acuerdo de los desayunos con José Ignacio en el VIPS de Almagro, los sábados por la mañana, para seguir trabajando en algunos temas.

Me acuerdo de la noche que estuvimos preparando la documentación para los primeros cursos de Gerentes de Ventas de Banesto: unos en Joaquín María López, otros en Almagro, otros en Serrano 240. Si no lo teníamos todo listo para el día siguiente adiós proyecto... ¡Y Paco cambiando la palabra rotafolio por papelógrafo a cada rato! Después, ese cliente nos dio de comer mucho tiempo.

Me acuerdo de la primera vez que vi a José Ignacio: era en el centro de negocios de Serrano y sería... noviembre de 1996. Paco Andrés y yo acabábamos de tener una primera reunión “exploratoria” para conocer mi interés por sumarme al proyecto. Paco nos presentó, y José Ignacio dijo: “No me cabe la menor duda de que tendremos una empresa de peso, por mí, y de altura, por ti”.


Me acuerdo de la entrevista que Paco de Andrés hizo a Chema para incorporarse a Tatum. Según me había dicho José Ignacio, Paco y Chema se conocían mucho... Yo me quedé a cuadros porque durante la entrevista ¡se hablaban de usted!

Me acuerdo de aquellas primeras reuniones en Joaquín Mª López de Tatum Formación con José Ignacio, y su reiterado: “¿Qué crees que aportas al proyecto?”. Afortunadamente, Paco sabía dar capotazos por todos nosotros.

Me acuerdo de cuando, por fin, dejamos atrás la casa de la abuela y nos vinimos a Basílica: parecía que la cosa iba en serio. En nada de tiempo, ya éramos un montón de gente trabajando en Tatum.

Me acuerdo de cómo olía la alfombra azul, aquel primer día que vinimos a Basílica.

Me acuerdo de aquellos primeros tiempos en Basílica cuando, por tener que terminar materiales para los cursos, nos quedamos toda la noche en la oficina. El portero no entendía por qué le preguntábamos a qué hora se iba y a qué hora volvía por la mañana.

Me acuerdo de mi primer día en Tatum: la oficina de Basílica estaba recién inaugurada y yo venía a trabajar como freelance. Me reuní con Eugenio y me soltó el primer marrón de mi vida profesional; mientras me lo explicaba, yo ponía cara de póker porque no tenía ni idea de cómo hacerlo. Esa tarde me fui al cine y me compré un libro sobre el tema. A las dos semanas volví con la solución, y ahí empezó mi andadura profesional en Tatum.


Me acuerdo de Paco, de sus geniales ideas y de sus dolorosos partos para crearlas.

Me acuerdo, con mucho cariño hacia “el maestro”, de todos aquellos cursos que impartimos para Banesto en Cercedilla: aquella sala en la que proyectar un fragmento de “El Bazar de las Sorpresas” era como estar en una sala de cine; aquellos primeros móviles sin cobertura en la Sierra; aquellos juegos de preguntas de conocimiento sobre producto; aquellos módulos de los cursos a desarrollar durante las cenas; aquellos primeros metaplanes; aquellas intervenciones de José Ignacio sobre la naturaleza de la venta...

Me acuerdo de la prehistoria... cuando en los cursos utilizábamos ¡acetatos como diapositivas!

Me acuerdo del equipo de Miguel Angel Calama en Banesto: Jorge y Enrique eran buenos al futbolín, ¡pero el equipo de Tatum siempre les vencía!

Me acuerdo de la primera reunión de José Ignacio, Paco y mía con las cuatro recientes incorporaciones a Tatum Formación: Cristina, Isabel, Patricia e Inmaculada. Aquel Paco provocador que comenzaba diciendo: “El Señor me ha concedido 3 gracias: la primera no tener hijas, la segunda no tener memoria y la tercera... la tercera no la recuerdo”.

Me acuerdo de las primeras propuestas sobre cómo debíamos vestir los formadores/as de Tatum... ¡y aquellos colores del vestuario de Carmen!


Me acuerdo de que Carmen me pareció, desde el principio, una magnífica profesional.

Me acuerdo de lo increíble que me parecía, al comienzo, ponerles a los ordenadores nombres de actores.

Me acuerdo del tiempo que nos llevó diseñar (en papel, claro) el juego de simulación sobre negociación (GNC) para un curso ¡que luego no llegamos a implementar! Pero, la versión informática sí la utilizamos para una Caja Rural.

Me acuerdo de aquel cuadrito con la portada de un disco de Art Tatum, con su foto, que evidenciaba mi posible aportación al proyecto Tatum (la parte de atrás del cuadro incluía una pregunta del Trivial sobre el personaje).

Me acuerdo de la primera cena de Navidad en el Centro Riojano: hicimos un amigo invisible y luego fuimos a tomar una copa creo recordar que al Teatriz.

Me acuerdo de cuando acompañé a Vicente Viñas a una reunión en Basílica, con José Ignacio como cliente (quería una presentación de Tatum en CD, o algo así). A los pocos meses volvíamos a Basílica, pero ya como nueva línea de negocio de Tatum.


Me acuerdo de Paco: me acuerdo sus dudas entre tarro y frasco; de sus horas y horas de reunión con el equipo para clarificar el enfoque del curso; de aquellas sesiones donde Chema, Carmen, Manu, Jaras, Igor, Patricia, Isabel, Cristina y yo pasábamos la mañana, la tarde y la noche ideando conceptos, juegos, materiales... Esa sensación de equipo, de trabajo conjunto, de respeto a la aportación de cada uno, es quizás uno de los mejores recuerdos. Además, no lo debimos hacer mal porque aún están vigentes esos materiales.

Me acuerdo de la primera vez que trabajé con el equipo de Tatum. Tuvimos que poner en marcha una red de gestores, la mayoría de más de 45 años. Al finalizar uno de los gestores se puso en pie y dijo, con lágrimas en sus ojos: “En representación propia y de mis compañeros quiero dar las gracias a Tatum por hacernos vivir de nuevo el Banco con ilusión”. Me emocioné. Eso es Tatum, un maravilloso equipo de excelentes profesionales, llenos de alma y valores, orientados a que las personas puedan desarrollarse en sus empresas y construir una sociedad mejor.

Miguel Ángel Calama

Me acuerdo de cuando la 5ª planta estaba vacía, excepto 4 ó 5 personas desarrollando los orígenes de Gamo. Entre ellos, creo recordar, Miguel, Fran, Roberto y un profesor andaluz que hizo el, todavía existente, scroll de la segmentación de Gamo.


Me acuerdo de Gamo, que casi nació con Tatum, y hoy en día sigue mejorando y seguimos vendiéndolo. Quizás, con Habaco, es el producto más antiguo y rentable de nuestra historia.

Me acuerdo de que éramos “las secretarias” de Tatum Formación: los que les hacíamos los PPTs. Cómo eran los que tenían “pasta”, les cobrábamos por cualquier cosa que nos pidieran.

Me acuerdo de lo que escaseaban al principio los ordenadores para el equipo “volante” de formación de modo que, cuando estábamos en la oficina y alguien se levantaba al servicio…

Me acuerdo de los que llegamos de AFI a Tatum en 1998: Vicente, Alex, Josemi, Fran, Fernando, Antonio, Jesús, Dani, Ángel y yo (si se me olvida alguno, es porque ya han pasado unos añitos).

Me acuerdo de cuando Brooke nos daba clases de inglés a primera hora. Y de cuando subió a la 5ª planta para encargarse de la recepción.

Me acuerdo del primer proyecto grande en el que trabajé en Tatum: la OSP (Oficina de Salidas Profesionales). Por si alguien tiene alguna duda, era una aplicación de búsqueda de empleo para recién titulados de una Universidad de Navarra. Me acuerdo de Juan Luis, Pablo Vispe, Cantero y Santi, que ya no están en Tatum, y trabajaron en ese proyecto.

Me acuerdo del ímprobo trabajo intelectual que nos supuso (con Antonio Delgado a la cabeza) crear la batería de pruebas psico-profesionales para la Universidad de Navarra. ¡Un trabajo del que aún hoy me siento orgulloso!


Me acuerdo de aquellas interminables jornadas de trabajo en la Universidad de Navarra: salíamos de Madrid a las 7 de la mañana; llegábamos a Pamplona a las 11; estábamos todo el día trabajando (parando para comer, eso sí) y nos volvíamos sobre las 8 de la tarde, llegando a Madrid a media noche. ¡Qué tiempos!

Me acuerdo del camarero de la Universidad de Navarra que, siempre que íbamos los del equipo del proyecto OSP, se acordaba de cómo queríamos cada uno el café (¿será que fuimos muchas veces?).

Me acuerdo de esos primeros seminarios-jornadas que organizamos en el Hotel Ritz: discretos y con encanto.

Me acuerdo de Antonio Delgado y una de sus “especialidades”: las tarjetas de visita. Las tenía de toda condición, tales como “Experto en insatisfacción de clientes”, “Gestor de expectativas inalcanzadas”, “Marketing planetario”... Eran los tiempos de “Tatum se escribe con ‘h’”.

Me acuerdo de aquellas fiestas de Navidad en las que estabas un poco perdido porque éramos muchos: “Esta persona, ¿será de TMP?, ¿será de Fundosa?, ¿será de Sistemas?, ¿será un camarero?”

Me acuerdo de Pablo Vispe: un tecnólogo entrañable.

Me acuerdo de cuando Rafael Aparicio me explicó que en un Consejo nadie opina sobre las cifras de la compañía, pero cualquiera debate a muerte sobre el color de las cortinas.


Me acuerdo de cuando un amigo común me presentó a Pedro como un buen técnico. ¡Qué buen ojo y que buen fichaje!

Me acuerdo de cuando las aplicaciones de Tatum (Gamo, Sherlock, Darwin, SET…) tenían los botones “Aceptar” y “Cancelar” representados con un sol y con una nube.

Me acuerdo cuando Chuso hacía de DJ y nos torturaba con los éxitos de ayer, hoy y siempre: una mezcla entre Raphael y Mónica Naranjo.

Me acuerdo de que, al principio, cada vez que alguien me veía grabando con una cámara de vídeo en Tatum la pregunta era: “¿Qué haces?” o, en el mejor de los casos, “¿Para qué lo haces?”. Ahora ya no pregunta nadie… se han acostumbrado.

Me acuerdo de aquellos frecuentes talleres de formación para una Caja Rural de Ciudad Real, en el balneario de Santa Cruz de Mudela y las continuas anécdotas: fantasmas, jubilados que se querían llevar la tele de la sala...

Me acuerdo de cuando cambiamos el nombre Tatum Formación por Tatum Recursos Humanos.

Me acuerdo de cuando celebrábamos todos los cumpleaños con un aperitivo del Goya (el bar a la vuelta de la esquina): ¡menudas tortillas! Y Eugenio compraba un regalo “gracioso” para el del cumpleaños.


Me acuerdo de cuando estábamos repartidos en las dos alas de la 3ª planta: el ala de los tranquilos y el ala de los ruidosos. Luego nos mezclamos, y se acabó la paz...

Me acuerdo del día en que Pepe Clavijo nos reunió a todos los de Tatum Aplicaciones Multimedia en un hotel de Comandante Zorita, para presentarnos al nuevo equipo comercial. ¡Cuántas expectativas!

Me acuerdo de la primera cámara de vídeo que compramos en Tatum, para utilizarla en un curso de Formación de Formadores para Banesto.

Me acuerdo de Igor haciendo una simulación con los clientes de Banesto. Interpretaba a un tendero gay... ¡Genial! ¡Divertidísimo!

Me acuerdo de las reuniones en las que acompañaba a José Ignacio a Comunitel para presentar avances sobre el Modelo Comercial. Estaba todo el equipo de Dirección en la sala del Consejo: Marcial Portela, Antonio Portela, Rafael Lorenzo, Juan Laso... ¡Qué nervios me entraban cuando José Ignacio salía de la sala para contestar a una llamada de móvil y me tocaba a mí contar lo que habíamos preparado!

Me acuerdo del viaje con Eugenio a Estocolmo acompañando al equipo de Comunitel para valorar la aplicación AVALON. Tuve que explicarles en inglés el “futuro Modelo Comercial” de la operadora de telecomunicaciones. Eugenio y yo nos dimos un estupendo paseo nocturno por el centro de Estocolmo. Fue lo único que pudimos ver de la ciudad. Eso sí, nos tronchamos de risa en la cena cuando nos dieron a probar las fresas como su postre estrella.

1999 - 2001


Me acuerdo de las cenas de incentivación que hacía Carmen con los mejores comerciales de la campaña de Comunitel. Creo que la primera fue en Gaztelupe. ¡Qué excelentes discursos daba Carmen y qué buenos regalos se llevaban los comerciales!

Me acuerdo de la noche que terminamos de desarrollar la aplicación de tecnológica de Comunitel: fue intensa ¡y divertida! Todavía conservo una foto de aquel momento.

Me acuerdo de aquella noche ultimando la entrega de GAMO a Comunitel en la que, cuando por fin logramos que todo funcionara, bajamos a sentarnos en los bancos en frente de la oficina con unas botellas de champán... ¡A saber qué horas serían!

Me acuerdo de la primera vez que vi a Rafael Aparicio: tuvo una entrevista individual con cada integrante del equipo de Formación. Me acuerdo de la reunión-fiesta que organizó en su casa de Riaza, al poco tiempo: le vi jugando al mus y cambié de inmediato mi percepción sobre él.

Me acuerdo del Juego del Euro: un juego para familiarizar a los niños con la nueva moneda, que presentamos a un concurso de juegos infantiles cuando todavía no era más que una maqueta (y, lógicamente, no ganamos). Durante esa época, también diseñamos las guías sobre el euro para adultos... ¡Qué manía le dio a José Ignacio con el euro!

Me acuerdo de cuando ‘nació’ el Netri, para el proyecto de salida a bolsa de Lanetro. Luego seguimos con la idea, y Miguel diseñó una canasta. ¡Qué difícil fue hacer el efecto de que la pelota botara como una de verdad!


Me acuerdo de los comerciales de Tatum Aplicaciones Multimedia: Marga, Virginia, Ana y Pedro (seguro que me dejo alguno), dirigidos por Fernando. Y me acuerdo de María Nicolás, que entró como becaria y siempre estaba sonriendo a pesar de que Luis se metía con ella todo el rato.

Me acuerdo de esas cajitas negras que inundaron la oficina durante tanto tiempo y que utilizamos para tecnificar nuestra task force: Casiopeas, creo que se llamaban. ¡Todo un avance!

Me acuerdo de cuando Pepe Clavijo salió de la sala grande y dijo: “El perro no ladra”, para referirse a que no le funcionaba la presentación que estaba enseñando a unos clientes. Cuando entramos a ayudarle, el problema era que no había metido el CD con la presentación.

Me acuerdo de la 5ª planta: Nuria en recepción, a la derecha el ala de TMP, con Carmen, Luisa y tantos otros, y a la izquierda, Tatum Aplicaciones Multimedia, dirigidos por Carlos Sáez.

Me acuerdo de los desayunos de Tatum Aplicaciones Multimedia. A primera hora de la mañana nos reuníamos todos en la sala y desayunábamos con los bollitos que se encargaba de comprar, por turno, uno de nosotros.

Me acuerdo de la presentación que organizó José Luís Altolaguirre en el Palace cuando se incorporó a Tatum.


Me acuerdo de cuando Tatum se repartía entre la 3ª, la 5ª y la 8ª planta de Basílica y, además, teníamos oficina en el Paseo de la Castellana y el Call Center, que terminó trasladándose a un polígono por la zona de Vallecas.

Me acuerdo del “Manual de Procesos” que tuvimos que hacer para describir el complicado entramado a la hora de reclutar, seleccionar, formar y poner a disposición de TMP un equipo de Ejecutivos Comerciales de Task Force.

Me acuerdo de la primera ocasión en que Tatum ofreció a TeleInformática ayudarnos en los proyectos de General Electric y BBVA. En momentos difíciles, siempre respondieron y fueron grandes colaboradores. Al igual que decían en su excelente campaña: “Se mojaron por nosotros”.

Me acuerdo de Ana, la pelirroja de recepción. No estuvo mucho tiempo, pero creo que casi todos la recordamos por algo. En mi caso, porque era un terremoto... y también por su forma ‘extravagante’ de vestir.

Me acuerdo de los/las becarios/as. Bueno, sobre todo de algunos: de Guillermo (el canario) y Elena (sin hache); de Fernando Rodríguez, de María Nicolás, de Lucía (la catalana), de Mayte y Joana... ¡Y también de cuando Sandra y Laura eran becarias de ESIC!

Me acuerdo de cuando el Atlético bajó a 2ª División y le hacíamos chistes a Luis Mari a propósito de su club.


Me acuerdo de la broma que le gastamos a David. Hizo un “programita” para conseguir premios en una promoción online de una conocidísima marca americana, y lo dejó funcionando el fin de semana. Cambiando la fecha del servidor, le hicimos llegar una serie de emails en inglés indicándole que cesara en sus actividades o se tomarían medidas. El último, del FBI y con copia a José Ignacio (compinchado, claro está), le decía que se habían iniciado las acciones legales, y lo firmaba Perry Mason. Todavía recuerdo su cara, el lunes por la mañana, cuando fue José Ignacio a pedirle cuentas…

Me acuerdo del tiempo que tomó decidir el cambio de logotipo (que diseñaron los de Líneas): de ahí salió la carita sonriente de Tatum…

Me acuerdo de cuando teníamos dos horas para comer. ¡Qué desperdicio de tiempo!

Me acuerdo de cuando Nacho estaba metido en proyectos de tecnología. Acuñó una famosa frase que le decía a los clientes cuando daba algún pete la aplicación: “eso es que te falta una DLL”.

Me acuerdo de que, en el año 2000, todavía había que hacer los cursos de formación multimedia para algunas Cajas de Ahorros en disquetes, porque no tenían lector de CD, ¡¡y en 16 colores!! Y, en el 2004, había que hacerla en CD-ROM, porque la mayoría de los puestos de las sucursales no tenían conexión a Internet.

Me acuerdo de cuando Paco fumaba sus pipas, Altolaguirre sus puros y Eduardo sus puritos. ¡Qué ambientazo!


Me acuerdo de cuando me tocó ir a Barcelona a dar mi primera charla, porque Carlos Sáez no pudo ir. Era, ni más ni menos, que a los graduados de la escuela de negocios de la Universidad de Chicago... ¡Y en inglés!

Me acuerdo, estando en Venezuela (con Carmen y Ángel, entre otros), de la dificultad por hacernos entender en algunos términos, como “prospectar”, o en algunos conceptos, como “ratio de éxito” o “efectividad”, para lo cual, improvisamos un aro de baloncesto y lanzamos varias bolas, para calcular el porcentaje de aciertos. Pero, ¡Los Roques era un sitio alucinante!

Me acuerdo de aquel programa de desarrollo comercial que hicimos para Fundosa, en Murcia... desde donde nos llamaron cuatro meses después para preguntarnos si podían quitar el metaplán que habíamos puesto en la pared de la sala en la que habíamos trabajado.

Me acuerdo de cuando me tocó dar clases en el Euroforum. Daniel hizo los contenidos y yo me encargué de ponerle “voz”.

Me acuerdo del dibujo que hizo Miguel de Fran y Virginia, que seguramente todavía se pueda ver en los créditos de GAMO.

Me acuerdo de cuando Luís y Eugenio regalaron a Gema y a Manolo unos ovillos de lana y unas agujas de punto, para que se hicieran unas toquillas para el frío de la recepción, a causa del aire acondicionado. ¡Menudo cabreo se pilló Manolo!

Me acuerdo de Óscar Díez. ¡Qué buen tipo! Leal, currante y buen profesional.


Me acuerdo de cuando teníamos un mensajero propio, en plantilla. No estuvo mucho tiempo, porque tuvo un accidente a los pocos meses…

Me acuerdo de la primera banda sonora que tuvo Tatum, que Chema preparó hace “la tira”.

Me acuerdo de los de New York: José Antonio Montenegro y su socio, cantando y bailando en el karaoke de la fiesta de Navidad.

Me acuerdo del día de la “puesta de largo” (en el Hotel Ritz). Yo estaba en ese salón repleto, y recuerdo a montones de compañero/as del sector financiero que ya no están en esto de la Formación y el Desarrollo. Desde entonces y hasta ahora me he cruzado muchas veces profesionalmente y personalmente con personas de Tatum, que siempre me han dejado una huella amigable y profesional. Pequeños y detallosos “Me acuerdo”, que serían difíciles de recordar. Espero seguir teniendo la oportunidad de contar con la amistad y el buen hacer de todos vosotros.

Rafa MontesinosUnicaja

Me acuerdo de las llamadas comerciales de Luis Mari y su famoso: “soy Luis Mari, el rubio”. Y de cómo, cuando no le reconocían a la primera, lo repetía gritando más: “¡el rubio!, ¡el rubio!”


Me acuerdo de la broma que le hicieron a Fernando López: le cambiaron las teclas ‘h’ y ‘j’ del teclado el día que un cliente vino a ver una demo de su web. Fernando intentaba escribir la dirección ‘prueba.html’ para acceder a la web y siempre le daba error. Para salir del paso, Fernando le dijo al cliente que, por algún motivo, JAVA le estaba cambiando automáticamente la extensión. Y el cliente le respondió: “No ves que te han cambiado el orden de las teclas”.

Me acuerdo de la primera vez que fui a un curso con el equipo de formación. En la cena tuvieron un debate sobre qué es un lago, una laguna, un embalse, un pantano... Me impactó tanto ese debate dialéctico que, a la vuelta del curso, busqué todas las palabras en el diccionario y se las envié en un Word.

Me acuerdo de tantas cosas... del inicio de los inicios, con Banesto; de horas sin dormir y con “ánimos e ilusiones infinitos”; de Eugenio y Nacho ayudándonos a poner en orden Ortiz; de cómo fue naciendo GIO, que todavía sigue siendo el alma de Ortiz... Y, sin vosotros, sin Jose, Santi y Kiko, no hubiera sido posible.

ElenaOrtiz Construcciones y Proyectos

Me acuerdo de cuando hicimos un telemaratón online para conseguir fondos, creo que por un terremoto. Lo hicimos con el equipo de Líneas, y salió genial. ¡Hasta subastamos una raqueta de pádel de Aznar! (si no recuerdo mal).


Me acuerdo de Sherlock, sin duda una idea adelantada en el tiempo.

Me acuerdo de cuando estuvimos a punto de fusionar Tatum Formación con ACA (Agustín, Clarke & Associates).

Me acuerdo de Fernando López: todoterreno en la oficina y todoterreno en la calle.

Me acuerdo de Santi y Jose, y las reuniones en el Barba Roja. Y de Kiko, de su USB para formatear en Linux.

Me acuerdo de cuando descubrimos que en la oficina podías llamar a un teléfono y, mientras sonaba ese teléfono, podías desviar la llamada a otro teléfono... y dejabas a dos personas que no se habían llamado hablando entre ellas. No servía para nada, pero era divertido.

Me acuerdo de todas las personas, excelentes profesionales, que han pasado por Tatum en todos estos años y que me han ayudado, en muchas ocasiones, en los diferentes ámbitos de la vida profesional y personal. Gracias, de verdad.

Fernando MoroyDirector de Relaciones Institucionales de la Caixa - D.T. Madrid. Vicepresidente y CEO de Keiretsu Madrid

Me acuerdo de Agustín Bedia y su breve paso por Tatum como Responsable del área de Recursos Humanos.


Me acuerdo de nuestra delegación en Valladolid.

Me acuerdo de los partidos de fútbol que, a última hora, echábamos en la 5ª planta, a punto de ser abandonada.

Me acuerdo de Guille (Guillermo Madroñal) y su pasión por Mike Oldfield: el único músico, según él, que no debía pasar hambre.

Me acuerdo de cuando entré en Tatum como becaria. Primero a ayudar en el área comercial, donde me hice experta en sobres, fotocopias y demás... Luego solicité ayudar en RRHH; y ahí comenzó mi carrera profesional: ayudar a preparar cursos, selección, formación online... Aprendí cosas que, hoy en día, sigo utilizando y que siempre agradeceré a Tatum que me haya enseñado.

Me acuerdo de cuando íbamos, después de trabajar, a jugar al baloncesto al polideportivo Fernando Martín en la Dehesa de la Villa. Incluso José Luis Altolaguirre vino a algún partido.

Me acuerdo de una famosa llamada de móvil que recibió Luis Mari: era de una amigo y le debió hacer mucha ilusión, porque gritó: “¡Hombre, Montoya!”. Estalló una carcajada general tan sonora que tuvo que levantarse de su sitio a hablar en una sala.

Me acuerdo de las encantadoras Ana y Susana, que se alojaban en la residencia de monjitas de Serrano con Goya. Recuerdo que una vez me las encontré yendo hacia la oficina, caminando muy tranquilamente, y pensé: “Estos canarios…”.


Me acuerdo de Susana, la diseñadora, de sus buenos diseños y del revuelo que causaba entre los chicos de Sistemas.

Me acuerdo del día en el que yo estaba moderando un focus group para BBVA, a medio día en Basílica. Habíamos acondicionado la sala para que los clientes pudieran visionar el grupo a través de un circuito cerrado de televisión y, cuando faltaba poco más de media hora para acabar, salí un momento para preguntar a los clientes si necesitaban que abordáramos algún tema más, y veo a todos los compañeros apiñados alrededor de algunos ordenadores, y en las pantallas se veía, una y otra vez, un avión empotrándose contra las Torres Gemelas. Tuve que volver a la sala y seguir con la moderación como si tal cosa. Pero, al acabar, no pude evitar decirles: “Afuera está ocurriendo algo terrible...”


Me acuerdo de que cuando entré en Tatum me sentaba en la 5ª planta, ala izquierda; después, bajé a la 3ª, ala derecha; después, volví a la 5ª, ala izquierda; subí a la 8ª, ala derecha; volví a bajar a la 3ª, ala izquierda y, por último, 3ª, ala derecha. ¡Qué mareo!

Me acuerdo del día en que me llamó un tal Eugenio de Andrés para llegar a un acuerdo con Tatum… ¡y lo primero que me dice es que es anti-madridista! Luego, en la primera reunión con él, en una cafetería, me pedí una cerveza y él... ¡un zumo de piña!

Lolo SainzExseleccionador Nacional de Baloncesto y Exentrenador del Real Madrid de Baloncesto. Partner de Tatum en el programa Alto Rendimiento para el Desarrollo Directivo

Me acuerdo de las jornadas maratonianas previas a la puesta en marcha del ERP de Ortiz Construcciones (GIO). Algunos días empezaban a las 7:30 y terminaban a las 23:30 o más ya que, para bien o para mal, Ortiz no cerraba en todo el día su oficina. Fue una paliza, pero guardo un estupendo recuerdo de ese proyecto.

Me acuerdo de aquellos primeros talleres sobre captación para el Ministerio de Defensa. ¡Cómo han cambiado los tiempos!

2002 - 2004


Me acuerdo de que siempre me ha gustado sentarme al lado de una ventana. Aunque creo recordar que hubo una época en que no fue así, un tiempo en el que estuve sentado al lado de Chuso, con su música siempre alta.

Me acuerdo mucho de las reuniones con Paco para analizar como trasladar el baloncesto a la empresa. Creo que conmigo se quedó traumatizado.


Me acuerdo de las cenas de Navidad de Tatum en las que Luis Mari y José Luis Altolaguirre cantaban ‘Maitetxu mía’ con voces de barítonos. No se dejaban ni una estrofa sin cantar.

Me acuerdo de cuando Daniel amenizaba las tardes de Tatum Consultores con música de los Hombres G. Y Lidia intentaba contrarrestar con Bjork, pero nadie la dejaba.

Me acuerdo de la broma que le gastamos a Marcos diciéndole que le había tocado un viaje en un concurso ¡en el que ni siquiera había participado! Tengo la imagen grabada de todos asomados a las ventanas de la oficina para ver cómo entraba en la agencia de viajes a reclamar su regalo.


Me acuerdo de mi debut con Tatum en el colegio Menesianos. La práctica fue espectacular: ellos de traje y corbata, ellas con tacones e incluso ¡una embarazada! ¡Fantástico! Esto empezaba bien.


Me acuerdo de cuando el equipo de consultoras éramos las “Consultoras yeyé”: ¡menudos bailes!

Me acuerdo (mucho) de Andea Östrom, la sueca, que se encargó de la comunicación de Tatum. Recuerdo que una vez trajo comida típica sueca y creo que, excepto ella, nadie más comió.

Me acuerdo de cuando realicé, junto a mis directores territoriales de Nefitel, un curso de Gestión del tiempo. Magnífico, provechoso y, lo más espectacular, nos regalaron un reloj despertador sin agujas, solo segundero.

Me acuerdo de las comidas en la “sala noble”, con siesta incluida en los sillones. ¡Ummmmm!

Me acuerdo, porque me lo recuerda Federico de vez en cuando, que nos conocimos en una reunión general de Tatum en la que solté una “bordería” típica mía, que parece que le dejó impactado.


Me acuerdo de cuando Santi le dio un puñetazo a Woody por preguntarle quince veces lo mismo.

Me acuerdo de Conchi y Leandro (el limpiacristales); una desenchufando un equipo con la aspiradora y el otro gritando: “¡Corre! Enchúfalo antes de que se vayan los datos”.

Me acuerdo del equipo de las consultoras ye-ye, de la “abrazo-terapia”, de Chuso haciendo de DJ y, sobre todo, de ese gran equipo humano que éramos, sois y seréis.

Me acuerdo de Susana, que hizo la animación de la sonrisa del logotipo de Tatum poniéndole un cuerpo.

Me acuerdo de haber ido a entrevistar a pequeñas Pymes (floristerías, peluquerías...) y a gestorías, por Valladolid y por Murcia, para un proyecto de comercialización de patentes y marcas para Ungría, que finalmente, y por nuestra sugerencia, no puso en marcha.

Me acuerdo del curso que hicimos con Fnac Callao en el pabellón de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Uno de los participantes se dio un golpe con el balón y se le montó el dedo. Tuve que entrar en el vestuario del Real Madrid y pedir al fisio que lo atendiera. ¡Qué tipo más duro! ¡No se quejó ni un poco!

Me acuerdo de la foto que se hicieron las chicas de Tatum disfrazadas de futbolistas y Eugenia Garrido de portera... “escondiendo el balón bajo la camiseta”.


Me acuerdo de cuando en los eventos de verano terminábamos tirando a la gente al “pilón”. Pobre Arancha Lozoya: no se escapaba nunca.

Me acuerdo de todas las dificultades que tuvimos que superar en nuestra empresa, hace años, para implantar el Sistema GAMO; y lo fácil que resultó con la ayuda de Tatum superar la resistencia al cambio entre el personal.

Carlos Abella PicazoEn la actualidad, Paradores de Turismo

Me acuerdo de cuando “alguien” incluyó el CV de la mujer de David (con el móvil de David como contacto) en una selección de empleo que estaba haciendo Fran. Fran llamó al móvil para concertar una entrevista con ella, y estuvieron David y Fran un buen rato hablando, cada uno desde su sitio de la oficina, hasta que se dieron cuenta.

Me acuerdo de la teoría de Woody de que en el futuro no existirán los viajes en el tiempo. Para probarla, se fue a un colina y se estuvo esperando durante horas a ver si venía del futuro. Como no llegó, concluyó que en el futuro no se podría viajar en el tiempo.

Me acuerdo de cuando Santi se ponía música “hardcore” para poder concentrarse.

Me acuerdo de cuando había en cada ala un “termómetro” que indicaba las ventas que íbamos cerrando en el mes. Si alcanzábamos el objetivo de ventas, nos daban la tarde libre del primer viernes del siguiente mes.


Me acuerdo del primer año que nos planteamos cerrar la oficina durante dos semanas de Agosto. ¡Cuántos miedos! Parecía que se iba a hundir el mundo, y ahora es algo tan normal como la jornada intensiva.

Me acuerdo de cuando conocí a Amaury, en el hotel donde estábamos finalizando un taller para Pelayo.

Me acuerdo de cuando, en compañía de José Ignacio, Carmen y Ángel, vimos a Roger Waters en la piscina del hotel de Caracas… Y José Ignacio preguntándonos: “Pero, ¿quién decís que es?”.

Me acuerdo de cuando entré en la oficina un día y me arrepentí de no llevar botas de agua. Todo estaba inundado y la moqueta sonaba “choff, choff”, al caminar

Me acuerdo de cuando nos enteramos que Conchi iba en uno de los trenes del atentado del 11-M.


Me acuerdo de que, en mi primer proyecto con Tatum, allá por 2005, le dije al que por entonces era mi jefe que si Tatum hacía lo que decía que iba a hacer y en el tiempo que indicaba, yo me quitaba el sombrero. ¡Y vamos si me lo quité! Cumplieron como unos campeones (todavía me pregunto cómo pudieron hacer). Ese fue el inicio de una hermosa, fructífera y enriquecedora relación profesional.

Gema ZafraEOI Escuela de Organización Industrial

Me acuerdo de que, el día que entré en Tatum, me llamó Federico al despacho y me dijo: “Enhorabuena! Creo que has tenido mucha suerte de entrar en Tatum”. A día de hoy, lo sigo pensando.

Me acuerdo de la Convención que celebramos en Madrid con el soporte y apoyo de Tatum. Fue un éxito.

Mutua General de Seguros – Euromutua

Me acuerdo de la sala ‘noble’ y de la sala ‘pequeña’.

2005 - 2007


Me acuerdo de una cena con mis compañeros en un restaurante del centro de Salamanca. Al día siguiente teníamos un “outdoor” con el Banco de Madrid, en el Castillo de Opas. Trabajamos mucho, nos cansamos mucho y nos divertimos mucho más.

Me acuerdo del EBITDA y del “va de veras” (¡va por ti, Federico!).

Me acuerdo de cuando conocí a los “tatunes” en un outdoor en Aldea Santillana. Todos ellos tan corporativos con sus polos de Tatum. Al principio pensé que serían una especia de secta y, seguramente, peligrosa. Después me contagiaron de su positivismo y alegría. Esta seguramente es la palabra que mejor los define, son gente alegre, ¡coño!

Me acuerdo de la primera Jornada sobre Marketing en el Sector Financiero, en el Club Financiero Génova. A pesar de ser la primera, conseguimos que acudieran unas 35 personas (un buen número, de Tatum) y, entre ellas, representación del BBVA y del Santander. Seis años después el evento se ha consolidado, y al último, en el Hotel Miguel Ángel, han asistido más de 170 personas.

Me acuerdo de lo bien que lo pasamos en las jornadas que organizó Tatum cerca del embalse del Atazar. ¡La cara de sorpresa de todo el personal era para grabarla! Y lo que disfrutaron trabajando.

Carlos Abella Picazo


Me acuerdo de un outdoor con 300 personas de Dell, que tenían que hacer (e hicieron) 20 paellas en una carpa de Somontes. Todos comieron de su propia paella.

Me acuerdo del partido de fútbol que nos enfrentó al equipo de PeopleMatters con el de Tatum. Menos mal que no vivimos del fútbol… Pero fue muy divertido y demostró que son una gente estupenda.

Ignacio MazoEn la actualidad, Senior Director de BTS

Me acuerdo de la subasta de objetos de famosos que hicimos una Navidad. Conseguimos recaudar de todo: camisetas de jugadores del Real Madrid y del Barça, otra de Butragueño, libros dedicados, ¡hasta unos vaqueros rotos del cantante de Doctor Livingston!

Me acuerdo de un día precioso en Girona con el entrañable Paco de Andrés, comiendo un bocadillo en un parque porque nos habíamos gastado todo el presupuesto en la comida del día anterior. Charlábamos de la vida, del trabajo, de viajes, de las parejas... ¡Cuánto me acuerdo de Paco!

Me acuerdo de los días anteriores a cada entrega de los Planes de Marketing de Adeslas (Central, Zonas y Delegaciones). ¡Venga a imprimir!, y a ver si cuadraban los datos de los anexos de mercado.


Me acuerdo del evento de verano que hicimos en Aldea Santillana. ¡Qué bien lo pasamos en las canoas y los veleros, para acabar casi todos bañándonos en el Atazar! Hacía un calor tremendo y el agua estaba limpísima. Y Arantxa, con el embarazo de Claudia bien avanzado, se atrevió con una canoa.

Me acuerdo de la primera Jornada Padrinos que hicimos con el Comité de Dirección de Caja Rural de Ciudad Real: participamos José Ignacio, Eugenio, Chema y yo. No era nada fácil el enfoque, y Chema estuvo fenomenal. Todos nos felicitaron... a pesar del lío en el que les metimos al animarles a visitar la Red de Oficinas permanentemente. ¡Qué gran idea de José Ignacio!

Me acuerdo de los cambios de sitio en la oficina: los primeros se hicieron por sorteo… el último, no.

Me acuerdo de Fidel y su tremenda moto… Y de su opuesto, Fernando, y su pequeña moto...

Me acuerdo de un evento outdoor que organizó Tatum, en el que perdimos la vergüenza todos los asistentes, por las cosas que nos pidieron hacer, y que luego tuvimos una maravillosa comida todos juntos.


Me acuerdo de un montón de cursos con Carmen y Chema, en Almagro, implantando el PGIO. No fueron nada fáciles, pues actuábamos más como gente de la casa, implantando nuevas formas de hacer, que como formadores externos. Incluso en las comidas y cenas tocaba trabajar, pues venía gente del Comité de Dirección. Las charlas motivadoras del Director General tras las cenas eran excelentes.

Me acuerdo de Jesús (¿Álvarez?): un chico majete, pero muy callado.

Me acuerdo de cuando José Ignacio era Vicepresidente del Real Madrid, y podíamos ir de vez en cuando al fútbol y al básquet.

Me acuerdo de la celebración del 10º Aniversario de Tatum, cuando Ramón Calderón habló estupendamente de nuestra colaboración en su campaña a la Presidencia del Real Madrid.

Me acuerdo de la sensación de tuve cuando pisé el césped del Santiago Bernabéu, con cuidado de no sobrepasar la línea blanca, para hacernos la mítica foto que está colgada en recepción. Era como poner el pie en un santuario.

Me acuerdo de lo duro que se me hizo, como buen atlético, pisar el césped del Bernabéu en el 10º aniversario de Tatum. Y lo peor es que alguien hizo fotos que han quedado para la posteridad; es decir, que nuestros hijos y nietos podrán verlo.


Me acuerdo del 10º aniversario de Tatum, cuando mi socio Javier Campelo, del Atlético de Madrid, tuvo que pisar por primera y última vez el maravilloso césped del Santiago Bernabéu. Desde entonces es “otro” gracias a Tatum.

Bernardo LorenzoSocio Director Grupo GESOR

Me acuerdo de cuando fui a ver un Real Madrid-Nastic, en el palco del Bernabéu, con mi amigo Daniel Primo. Fue una tarde estupenda. También de un outdoor que montamos con los jefes de venta de mi empresa y nos fue muy bien. Un abrazo, amigos.

Me acuerdo de la cantidad de veces que he disfrutado con mis amigos de Tatum en el Bernabéu. Por supuesto, viendo ganar al Real Madrid.

Carlos Abella Picazo

Me acuerdo de la dinámica que preparó Paco en el evento de verano en la Barranca, en la que unos cuantos terminamos llorando. Estilo tatum…

Me acuerdo del día que pasamos en “De pino a pino”, subidos a los árboles y esforzándonos todos por conseguir los puntos suficientes para ‘ganarnos’ la comida. ¡Fue muy divertido!


Me acuerdo del evento de verano en el que hicimos un circuito por

puentes, tirolinas y demás, entre los pinos. Conseguí hacer el nivel más

alto, junto a Arantxa, Carmen y Cecilia; el resto de los que terminaron

ese nivel eran chicos “fuertes” de Tatum. Y después, ‘pedazo’ picnic,

¡con pata de jamón y cortador (Fran) incluidos!

Me acuerdo de que me perdí uno de los eventos de verano más sonados:

el de las tirolinas, los puentes de cuerdas entre árboles, etc., porque

me coincidió con la cita en el notario para firmar la compra de mi casa.

Me acuerdo de unas jornadas de formación que celebramos en Almagro

con motivo del lanzamiento de nuestro nuevo modelo comercial.

Fue una experiencia muy enriquecedora, que puso de manifiesto la

importancia de la persona como eje principal de nuestra entidad.

Juan Antonio Chapresto AgudoDirector de Desarrollo de Negocio de Caja Rural de Ciudad Real

Me acuerdo del outdoor que hicimos en las lagunas de Ruidera con

el equipo de Desarrollo de Negocio de Caja Rural de Ciudad Real: las

barcas, las canciones de Juancha con la guitarra, la hoguera...


Me acuerdo del evento de verano de Tatum donde di una charla, y después con 41 grados a la sombra entrenamos en una cancha ¡al aire libre! Lo dieron todo pero casi mueren en el intento.


Me acuerdo de cómo sudaban Pedro López y Federico en la práctica que hicimos con Lolo Sainz en un evento de verano a pleno sol de julio. Yo creo que querían que Lolo les fichara para la Selección.

Me acuerdo de que, después de un periplo por diferentes compañías, localidades en España y países, volví a Madrid. En aquel entonces, año 2005, empecé a colaborar y a realizar un acompañamiento estratégico en la Dirección de Personas al Grupo Rayet. Una de las primeras acciones formativas ya previstas para el equipo comercial la impartía Tatum; así que le dije a la responsable de formación del Grupo Rayet que quería acercarme a la inauguración/ clausura del curso. Fue así como acudí por primera vez a las instalaciones de Tatum, y tuve oportunidad de saludar por primera vez a varias personas del equipo de Tatum y conversar unos minutos con Eugenio de Andrés. Con el paso del tiempo, la relación se ha consolidado y hemos colaborado en otras actividades que han resultado, al menos en lo que a mí respecta, de un enorme valor añadido y de mucho aprendizaje.

Jorge Cagigas


Me acuerdo del evento solidario que hicimos en Somontes un sábado de Navidad, con un frío tremendo, en el que organizamos juegos para un autobús con niños de una ONG.

Me acuerdo de cuando estábamos trabajando Ana y yo en Rivas, para el Ayuntamiento, y se nos estropeó el coche de empresa (un Megane): llamé a Tatum diciendo que se había roto el coche y a la grúa para que se lo llevara al taller. Nosotros nos pedimos un taxi para volver a Tatum. Cuando llamaron del taller dijeron que no se había roto nada: la alfombrilla se había enrollado debajo del pedal del embrague, y no iba ni para arriba ni para abajo. Pensé: “tierra trágame”. Podéis imaginaros el cachondeo en la oficina, salvo algún compañero que me consolaba diciendo: “eso le pasa a cualquiera”. Sí, ¡a cualquiera!


2008 - 2011

Me acuerdo de Paco: de los desayunos con churros que compartimos,

de nuestras charlas, de lo mucho que me ayudó y de lo que aprendí y

me reí con él.

Me acuerdo del primer evento outdoor que organizamos en Puente

Nuevo con GNF: un gran despliegue y mucho trabajo que se vio

recompensado. La actividad nocturna fue la bomba: todos los ingenieros

disfrazados, compitiendo por el primer puesto en un karaoke, y Eugenio

con sombrero de leopardo y pañuelo rojo al cuello dirigiendo la escena

sin complejos. ¡Genial!

Me acuerdo del proyecto de formación en “Comunicación Relacional” a

Directores de Oficina de Unicaja. Acababa de parirlo Paco y, en lugar de

una pequeña prueba, nos contratan 25 cursos a impartir en 3 meses. Los

primeros cursos, hasta que encajó todo (contenidos, metodologías...)

fueron complejos, con permanentes llamadas a Paco, con análisis de

las valoraciones... Además, no cualquier formador podía darlos. Las

valoraciones de Inma fueron excepcionales; incluso mejores que las de

Paco, que fue el que diseñó el curso.


Me acuerdo, con agrado, de una fantástica jornada en Aldea Santillana, increíble lugar, perfectamente elegido, donde tuvimos la oportunidad de dirigir/liderar un carruaje de caballos (¡experiencia única y totalmente emocionante!) y, como siempre, disfrutar de las bien organizadas reuniones de Tatum. ¡Mucho ánimo para seguir adelante! Todos os lo agradeceremos de corazón.

Julia SerranoResponsable Desarrollo Liderazgo

Me acuerdo de algunas de mis caídas: una, por ir leyendo la BlackBerry al bajar del autobús en Nuevos Ministerios (me dolió, aunque disimulé, y tuve que comprarme unas medias, porque me había roto las que llevaba); otra, por las escaleras de bajada al parking de la calle Orense (menos mal que Eugenio iba delante...) y, otra más, corriendo del “ala norte” al “ala sur” de la oficina, me escurrí y me romí el zapato (por suerte Sara estaba allí para “recogerme”).

Me acuerdo de la visita del GREF a la Ciudad Deportiva del Real Madrid, con la charla de Lolo Sainz. Quedaron todos encantados.

Me acuerdo del verano que se remodeló la oficina: cuando volvimos de vacaciones, los baños seguían en obras y teníamos que organizar expediciones en grupo para ir a los aseos del Filo.


Me acuerdo de lo mucho que me gustó el vídeo que se hizo en 2009 con fotos y el tema “Viva la vida” de fondo. Fue la primera vez que escuché la canción y se me quedó grabada. ¡Ah!, fue un detallazo el regalo de Navidad para todos: una noche en un Parador.

Me acuerdo del primer “Webinar” (seminario en red por internet) que realizamos Tatum (Eugenio de Andrés), Epicteles (Jorge Cagigas) y Cezanne Software (José Manuel Villaseñor), sobre “Personas y Tecnología: elementos transformadores de las Organizaciones”. Fue muy ilustrativo e interesante.

Me acuerdo del Programa de Alto Rendimiento de Lolo Sainz, para los Jefes de Ventas de Adeslas: todos uniformados con unos polos que habíamos comprado para el evento. Alucinaron con la charla y con las actividades en cancha. Incluso llevamos a Alberto, el fisio, por si había algún percance.

Me acuerdo de aquel evento de verano del año 2009: todos cantando y bailando, uniformados, en los Jardines de Azca, bajo la atenta mirada de los transeúntes que quedaban atónitos al ver semejante episodio. Resultó toda una batalla, emocionante y divertida.

Me acuerdo de la cara que ponía la gente que nos veía bailar en mitad de la plaza de Azca al equipo Tatum: “¡get up, stand up, stand up for your right!”.


Me acuerdo de ir a buscar el coche de empresa y perderme en las

“catacumbas” del parking de la calle Orense. Y de no encontrar la

entrada al parking, dando vueltas y más vueltas por los túneles de

Azca...

Me acuerdo de la presentación que hicimos con el ilusionista Dani Alés

del programa Energón en Aldea Santillana. ¡Fue un exitazo! Les encantó

a todos y, de hecho, nos salieron varios contratos.

Me acuerdo de la primera charla-actuación que vi de Dani Alés, con

Eugenio, en Burgos. ¡Fue brutal!, y el auditorio quedó fascinado.

Me acuerdo de los últimos eventos de Navidad que, por la crisis, hemos

celebrado en la oficina, decorándola con dibujos de Miguel: un año,

simulando la calle, y al año siguiente, como si fuera un avión. Quedó

espectacular. ¡Inolvidable!

Me acuerdo de la decoración de la oficina en las dos últimas fiestas de

Navidad que celebramos “como en casa”, para no incurrir en gastos.

Con pocos recursos e imaginación, ¡lo que somos capaces de hacer! Y

qué decir de la excelente comida preparada entre todos.


Me acuerdo de aquella reunión en McDonald’s en la que confundí una imagen de Ronald McDonald con el dibujo de un árbol. Había que estar allí para escuchar cómo se puso el cliente:- (Cliente, con tono amistoso): Eso no es un árbol, es una imagen de Roland McDonald.- (Yo, queriendo quedar bien): ¡Ah! ¿El payaso?- (Cliente, con tono ya menos amistoso): ¡Que no te escuche nadie en McDonald’s llamarlo payaso! Es Roland McDonald.Entre los nervios y las risas, acabé tirando el agua que me habían ofrecido y empapando las presentaciones que íbamos a hacer. Pero, nos lo pasamos bien.

Me acuerdo del evento de familias en casa de Pedro López: los niños con la Play, la piscina, la barbacoa, los juegos... ¡Estuvo genial!

Me acuerdo de un vídeo en el que a la gente de Tatum la mojaban, literalmente. En él se veían las reacciones de todos los participantes mientras el agua les caía sobre la cabeza. Todos aguantaron muy bien el tipo. La verdad es que los vídeos con los que nos obsequian en verano y Navidad se hacen esperar. Siempre me sorprenden.

Poli SánchezDirectora de MK Marketing+Ventas


Me acuerdo de la cara de susto de mis hijas mientras veían cómo grabábamos el vídeo “nos mojamos”. Estaban preocupadísimas porque el agua estaba helada y porque se me iba a mojar la camisa.

Me acuerdo de cuando hicimos la composición y la grabación en estudio del jingle de Tatum: “Te ayudamos a crecer, porque nos importar tú. Con talento y buen hacer, contigo la gente de Tatum”. Fue muy gratificante resumir la esencia de una organización en un estribillo musical.

Me acuerdo de pensar: “Cómo voy a hacer yo para grabar algo ingenioso en verano con un flotador, para la felicitación de Navidad”. Pues, ¡quedó genial!

Me acuerdo de la fiesta de Navidad, en el Hub Madrid, con los niños (nuestros hijos, los de los clientes, los de los colaboradores...). Fue divertidísima: los niños lo pasaron fenomenal y el equipo Tatum trabajó muy unido.


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