Actores Tendencias y Nuevas Temáticas en El Mundo Global

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75 Actores, tendencias y nuevas temácas en el mundo global: desaos para Chile y América Lana Actors, trends and new themes in a global world: challenges for Chile and Lan America Raúl Allard Neumann * Resumen El artículo identifica diversas tendencias del sistema internacional actual, como la globalización, la interdependencia, las exigencias de competi- tividad de los países y de las empresas y variadas respuestas a la crisis internacional. También se refiere a diferentes actores, incluyendo los menos tradicionales como las empresas transnacionales –y su situación jurídica– las organizaciones de la sociedad civil internacional; países emergentes como China, India o Brasil y nuevas temáticas como el calentamiento global. Dentro de este marco se sitúan Chile y América Latina, las tendencias hacia la democracia, las nuevas formas de inte- gración y los desafíos de una presencia internacional mayor para con- tribuir al debate sobre la reestructuración de las instituciones políticas y económicas a nivel mundial. Palabras clave: globalización, competitividad, empresas multinacio- nales, América Latina, Chile como actor. Abstract The paper identifies some trends of the present international system such as globalization, interdependence, the challenges of competitiveness for Estudios Internacionales 165 (2010) - ISSN 0716-0240 • 75-108 Instituto de Estudios Internacionales - Universidad de Chile * Profesor, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso <[email protected]>. Recibido el 10 de noviembre de 2009; aceptado el 12 de enero de 2010.

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    Actores, tendencias y nuevas temticas en el mundo global: desafos para Chile y Amrica Latina

    Actors, trends and new themes in a global world: challenges for Chile and Latin America

    Ral Allard Neumann*

    Resumen

    El artculo identifica diversas tendencias del sistema internacional actual, como la globalizacin, la interdependencia, las exigencias de competi-tividad de los pases y de las empresas y variadas respuestas a la crisis internacional. Tambin se refiere a diferentes actores, incluyendo los menos tradicionales como las empresas transnacionales y su situacin jurdica las organizaciones de la sociedad civil internacional; pases emergentes como China, India o Brasil y nuevas temticas como el calentamiento global. Dentro de este marco se sitan Chile y Amrica Latina, las tendencias hacia la democracia, las nuevas formas de inte-gracin y los desafos de una presencia internacional mayor para con-tribuir al debate sobre la reestructuracin de las instituciones polticas y econmicas a nivel mundial.

    Palabras clave: globalizacin, competitividad, empresas multinacio-nales, Amrica Latina, Chile como actor.

    Abstract

    The paper identifies some trends of the present international system such as globalization, interdependence, the challenges of competitiveness for

    Estudios Internacionales 165 (2010) - ISSN 0716-0240 75-108Instituto de Estudios Internacionales - Universidad de Chile

    * Profesor, Pontificia Universidad Catlica de Valparaso . Recibido el 10 de noviembre de 2009; aceptado el 12 de enero de 2010.

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    governments and corporations and the various responses to the current crisis. Also, some actors are dealt with, including multinational corpora-tions and their legal status and non governmental organizations of the international civil society, and BRICs such as China, India and Brazil, as well as new challenges such as global warming. Within this framework, the paper examines the role of Chile and Latin America as actors in the international scene, and recent trends towards democratization, new integration efforts and the challenges of an increased role of the region in world affairs. The final purpose would be to achieve an increased presence and voice in the present debate regarding the restructuring of international political and financial institutions.

    Key words: globalization, competitiveness, multinational corporations Latin America, Chile as an actor.

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    I. Las nuevas tendencias del mundo actual

    1. Tendencias globales, competitividad, interdepedencia y crisis hacia una autoridad poltica mundial?

    Despus de algunas dcadas y tras aos de triunfalismo o inexorabilidad de la globalizacin, la actual crisis in-ternacional de alcance mundial inicia-da a mediados del 2008 ha obligado a repensar muchos temas, desde el rol del Estado y la libertad o regulacin de los mercados a los efectos de la glo-balizacin en la cultura y los cambios tecnolgicos. Se someten a anlisis la naturaleza misma de la globalizacin, sus mritos y sus disfuncionalidades y se propone revisar la institucionalidad o arquitectura del sistema financiero internacional.

    La naturaleza de la globalizacin nos lleva a ampliar el nmero de ac-tores: no solo los Estados y las organi-zaciones gubernamentales internacio-nales, partiendo por el Sistema de las Naciones Unidas, y la propia institu-cionalidad econmico-financiera, que refleja en buena medida la correlacin de fuerzas existente al trmino de la segunda guerra mundial y no la reali-dad actual, sino una plyade de nuevas categoras de actores o de viejos y nue-vos Estados que asumen un rol inter-nacional con nueva fuerza.

    Emergen o vuelven a surgir con peso internacional antiguos actores como China y la India, sufren cambios sustanciales otros como la Federacin

    de Rusia y comienzan a actualizar su capacidad latente como potencias eco-nmicas y creciente presencia poltica pases como Brasil y Sudfrica e inclu-so Turqua. Surgen tambin las organi-zaciones no gubernamentales que ope-ran a nivel internacional en forma de actores transnacionales, y un tipo especial de actor transnacional, que son las empresas multinacionales.

    Junto con los nuevos actores surgen o se renuevan y actualizan problemas que obligan a darles un tratamiento internacional debido a que superan el nivel de cada Estado, entre los que cabe mencionar el medio ambiente y el calentamiento global y las necesidades de energa, a la propia regulacin de la actividad financiera internacional y de las empresas multinacionales

    Al mismo tiempo, los mercados globales generan competencia a nivel de empresas que los pases procuran preservar en diversas formas y tam-bin la competitividad internacional a nivel de sociedades. Al respecto, he-mos visto los resultados de diversas mediciones realizadas en 2009, como la del Foro Econmico Mundial, que combina estudios estadsticos con la opinin de dirigentes y doce mil lde-res empresariales y la cooperacin de una red de institutos asociados- en la que Chile figura en el 30 lugar (el ao anterior en el 28), la mejor posicin entre los pases latinoamericanos, va-rios de los cuales crecen y se moderni-zan de modo importante. Por su parte, el estudio sobre la competitividad del International Institute for Manage-

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    ment Develoment (IMD), que recopila estadsticas econmicas oficiales y en-cuestas a empresas, ubica a Chile en el lugar 26, el mejor de Amrica Latina, seguido de Per, Colombia, Brasil y Mxico (Allard, 2009).

    En el mundo actual se da, natural-mente, competencia a nivel de empre-sas que tienen creciente movilidad y eligen los lugares donde operar y las tecnologas. Sin perjuicio de ello, tam-bin compiten los pases, las socieda-des y las economas en su conjunto.

    En qu compiten los Estados-na-ciones? Un punto central es la produc-tividad como factor apropiado para medir el comportamiento de una eco-noma.

    Los Estados-naciones competiran en un sentido amplio respecto de su capacidad de manejar eficazmente sus asuntos econmicos. Sin embargo, las polticas que inciden en la competiti-vidad son muy amplias: incentivo al ahorro, inversin, innovacin y educa-cin; facilitan el ajuste del sector pri-vado al cambio econmico y tecnol-gico; la capacidad de incubar o pro-mover empresas globalizadas; formar profesionales, tcnicos y trabajadores altamente educados o capacitados y flexibles; infraestructura fsica eficien-te, polticas econmicas acertadas; calidad de vida atractiva, entre otras cosas. En un estudio del ao 2008, Richard Vietor (2008: p. 373)), de la Harvard Business School, destaca que los pases compiten por los mercados de exportacin y las inversiones, as como en educacin, productividad y

    defensa y que en esta competencia global, el gobierno de cada pas es pie-za clave.

    Estos actores y estas temticas son propias de la trama de las relaciones internacionales y forman parte del sis-tema internacional, entendido como el conjunto de interacciones entre ac-tores polticos internacionales, bajo ciertas formas de control. Entre estas se cuentan, naturalmente, el derecho internacional y diversas normativas adems, en el plano comercial, en 1994 se constituy la Organizacin Mundial del Comercio (OMC), pero a nivel mundial no existen un gobierno, un parlamento o un sistema judicial con jurisdiccin y competencia globa-les. Esa realidad hace ms complejas las soluciones en un mundo cada vez ms interdependiente, en el sentido de dependencia mutua aunque no iguali-taria entre los Estados.

    Estos fenmenos nos llevan a ob-servar la realidad del sistema interna-cional en los dos ltimos siglos, por las necesarias referencias histricas a las que se vinculan los nuevos fenmenos. As, la globalizacin ha llevado a mirar la primera globalizacin, de la segun-da mitad del siglo XIX a la primera guerra mundial, con la ampliacin de los mercados, el comercio y la navega-cin, la revolucin industrial y fuertes olas migratorias, particularmente des-de Europa a Amrica.

    Algo anlogo ha acontecido con la crisis financiera del 2009 y sus solu-ciones que ha llevado a dar una nue-va mirada a la gran crisis de 1929, sus

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    causas, su naturaleza y los caminos que se siguieron para superarla. Pasa-do un ao desde que explot la crisis, los pases han elaborado y concertado programas de estmulo fiscal bastante vigorosos, pero las reformas del siste-ma econmico y la adopcin de me-didas que superen la desregulacin que origin la crisis siguen esperando. Las ltimas reuniones del G-20 en el segundo semestre de 2009 se han cen-trado a la vez principalmente en temas como el tope de las remuneraciones y participaciones de los ejecutivos que pese a ser importantes no parecen te-ner la magnitud requerida y reclamada cuando se desat la crisis en 2008 y en un programa ms de fondo orientado a darle al sistema una nueva arquitec-tura, an bastante difusa.

    El conocido historiador Eric Hobs-bawm (2004, pp. 31-33) anota como caractersticas mundiales a comienzos del siglo XXI el agotamiento de los re-cursos no renovables, el impacto de la revolucin tecnolgica en la mano de obra, la agricultura como la actividad que ms descarta trabajo humano, zonas que han sufrido des-industria-lizacin, imposibilidad del sector de servicios de emplear a las personas desplazadas de otros sectores y el hecho de que gran parte de los ope-rarios son absorbidos por el sector negro o informal. Por otra parte, el gran crecimiento de la produccin se ha basado en el conocimiento y la in-formacin, mbitos en que la riqueza acumulada y la capacidad intelectual de los pases occidentales a partir de

    su industrializacin le siguen dando al Norte una ventaja enorme, que los pases en desarrollo no han podido re-ducir en medida importante.

    Todo este contexto ha llevado a una intensa reflexin y debate sobre el mundo actual.

    Recientemente ha surgido un do-cumento muy iluminador, la Enc-clica Caridad en la Verdad, del Papa Benedicto XVI (2009), que contiene reflexiones y si bien no ofrece solucio-nes tcnicas especficas seala grandes lneas orientadoras para el anlisis y para la accin. As, en lo econmico y empresarial, aboga por una plurali-dad de formas de empresas, incluyen-do aquellas que persiguiendo beneficio cumplan una finalidad esencial de ca-rcter pblico, mientras que en lo pol-tico internacional propone una auto-ridad poltica mundial, bajo determi-nados supuestos, pensando justamente en consideraciones de bien comn de los pueblos y las personas.

    En medio de esta realidad global se da la situacin especfica de Chile como actor internacional y de la re-gin a la que pertenecemos y en que estamos situados, Amrica Latina. La insercin econmica global de Chile es muy amplia y activa de alguna ma-nera, en sus relaciones econmicas in-ternacionales se caracteriza por cierto equilibrio intercontinental pero en lo poltico y en materia de cooperacin internacional la accin parece adquirir fuerza a partir del entorno inmediato. La realidad no respalda la actitud de quienes hace algunos aos preconi-

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    zaban un adis a Amrica Latina porque nos subamos a otros carros o comercibamos a otra escala.

    La verdad es que si queremos cam-biar el patrn de nuestras exportacio-nes, por ejemplo, para incorporar ma-yor valor agregado o si queremos no solo recibir inversiones sino ser tam-bin nosotros las empresas instaladas en nuestro pas las que inviertan en el exterior, las posibilidades parten desde nuestra regin. Realidad que, en espe-cial en el caso de nuestro pas, coexiste con mercados abiertos y mundiales.

    2. Amrica Latina y el mundo en desarrollo en las dinmicas del mundo actual. Procesos, politicas y normativas

    La ltima encclica papal vuelve a insistir y actualizar a la realidad del siglo XXI la utopa de Pablo VI en Populorum Progressio respecto del de-sarrollo integral de todos los hombres y la totalidad del hombre, lo que im-plica que es preciso considerar todos sus aspectos, a lo que hay que sumar la necesidad de normas que regulen la conducta de los actores a nivel univer-sal para hacer frente a los problemas acuciantes de la humanidad.

    El tema que dejamos planteado en la parte final de este artculo es si Am-rica Latina ser un actor colectivo ac-tivo capaz de exponer posiciones con fuerza o si ms bien est destinada a ser globalizada desde afuera. Y las sinergias que pueden establecerse, por

    ejemplo, entre comercio, democracia y superacin de la pobreza, una nueva madurez en su comportamiento inter-nacional, ms all de las diferencias de nfasis en lo poltico y lo econmico.

    Europa, pese a sus diferencias y a las frecuentes guerras durante los si-glos de vigencia del Concierto Euro-peo que inclua la guerra como ins-trumento ha generado un estado de cosas que de hecho y de derecho torna prcticamente imposible un conflicto blico al interior de la Unin Europea. El desarrollo de la Unin Europea con-tina su avance y ya est en aplicacin el Tratado de Lisboa y la nueva figura de la presidencia de la Unin.

    Lograr Amrica Latina ser una regin en que est asegurada la paz? Al menos, qu polticas, qu institu-cionalidad y qu comportamientos apuntan en esa direccin?

    Superado el Consenso de Washing-ton y reconocindose que los Estados deben ser ms asertivos tras ms de una dcada de regionalismo abier-to, cabe preguntarse sobre qu bases se estara planteando una integracin siglo XXI y si en alguna forma pueden conciliarse los distintos niveles de co-operacin en que se dan las relaciones en que participan los pases latinoame-ricanos, en aras del inters comn por mejorar las condiciones de desarrollo y alcanzar una mayor igualdad al inte-rior de los pases y entre ellos.

    El propsito del presente artculo es dejar al menos planteadas estas in-terrogantes, en el contexto del sistema internacional de inicios del presente

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    siglo. Naturalmente, solo podemos presentar aqu algunos temas y expo-ner sus lneas gruesas y sus grandes tendencias, a fin de contribuir al de-bate y facilitarles, por ejemplo, a los estudiantes y cultores de las relaciones internacionales, del derecho y de las ciencias sociales, abordar problem-ticas contemporneas relevantes que en definitiva inciden en procesos, po-lticas, decisiones y normativas en los planos nacional e internacional.

    As, estos procesos y propuestas se concretan mediante regulaciones y polticas como las que procuran su-perar la crisis financiera y reactivar la economa, o en esfuerzos que miran a la OMC y la posible reapertura de las negociaciones que quedaron incon-clusas en Doha. Tambin se persigue superar las divergencias entre pases desarrollados y emergentes en torno al proteccionismo agrcola y otros temas. Igualmente, normativas sobre empre-sas financieras y multinacionales, de proteccin de inversiones y otras, as como consideraciones ms macro de una nueva arquitectura del siste-ma financiero internacional y tambin cambios en las estructuras polticas que reflejen la realidad actual.

    Se debate sobre los derechos y las responsabilidades de las grandes po-tencias industriales y tambin de los pases emergentes y grupos regionales: cmo se comportan o qu tendencias se visualizan en las distintas regiones del mundo, en particular en Amrica Latina, que en medio de la progresi-va pluralidad de las polticas guber-

    namentales procura grados de auto-noma y el logro de la capacidad de concertar opiniones en torno a gran-des lneas de inters a fin de influir en las decisiones a nivel internacional. En las siempre complejas relaciones entre Amrica Latina y los Estados Unidos intervienen muy directamente los de-nominados temas emergentes. Y todo ello en el contexto de una progresiva institucionalizacin de sociedades de-mocrticas, en las que impere el Esta-do de derecho en lo interno y la pro-gresiva ampliacin y el respeto al dere-cho internacional en el plano externo.

    II. Globalizacin y mundo global

    El proceso de globalizacin o la se-gunda globalizacin comienza a ges-tarse hacia fines de la dcada de 1970, y empieza a hablarse abiertamente de ella como fenmeno recurrente a fines de los aos ochenta, con el trmino de los llamados socialismos reales en Europa, la cada del Muro de Berln y la disolucin de la Unin Sovitica.

    Aunque an no adquiere el carc-ter de concepto unvoco, concebimos la globalizacin como el hecho de los intercambios y de las relaciones eco-nmicas internacionales a nivel global y la mundializacin de los mercados, lo que incluye adems la internaciona-lizacin de los flujos y mercados finan-cieros (cuyo comportamiento determi-na los movimientos de capital, crditos y monedas), la inversin extranjera di-

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    recta (IED) y la globalizacin de parte esencial de la produccin de bienes y servicios por la va de la proliferacin de empresas multinacionales o trans-nacionales.

    En el mundo contemporneo, la globalizacin ha pasado a ser un fen-meno omnipresente que incluye otros aspectos, tales como las nuevas tecno-logas de la informacin, la moderni-zacin de los medios de transporte, y la mundializacin de la informacin y de los medios de comunicacin, que permiten conocer los acontecimientos en tiempo real. Diversos procesos y tendencias en el campo cultural, con-tactos interculturales, temores de ho-mogeneizacin, as como reafirmacin de la propia identidad cultural y respe-to de la diversidad en este mbito.

    Algunos hablan de una compresin del mundo.

    En suma, se coincide en que la glo-balizacin se caracteriza por los inter-cambios econmicos internacionales, pero son variadas las interpretaciones acerca de su impacto en el sistema internacional y la crisis financiera ha incrementado la conciencia muy gene-ralizada de los dficits de gobernabi-lidad.

    Ms alla de su mbito econmico-financiero-comercial original, la glo-balizacin de algn modo ha pasado a simbolizar el sistema internacional de la poca actual, el mundo global. Y se advierte de diversas formas: en el incremento del intercambio de bienes y servicios, en el desplazamiento de personas con objetivos laborales, de

    estudios, turismo y otros, en la trans-ferencia de informaciones a nivel mun-dial y en interconexiones de diversos tipos y los efectos mundializados de fenmenos como la crisis econmica actual.

    La ya mencionada encclica Cari-dad en la Verdad describe lo que llama el estallido de la interdependencia planetaria que comnmente llamamos globalizacin (Papa Benedicto XVI, 2009, prrafo 33). Algunos, particu-larmente en Francia, prefieren llamarla mundializacin, que es la expresin que ocupa la Declaracin del Milenio de las Naciones Unidas.

    La interdependencia es una cate-gora que surge en la disciplina de la poltica o de las relaciones internacio-nales en la dcada de los aos ochenta y significa dependencia mutua aun-que no igualitaria y se expresa entre otros aspectos en la interpenetracin de los mercados de bienes y servicios. De hecho, ha pasado a involucrar a to-das las economas del mundo.

    En la realidad, hay ms mundiali-zacin que antes y pese a la recurren-cia de prcticas proteccionistas, en los pases desarrollados hay un grado cre-ciente de intercambios y apertura de mercados. En tanto, tambin se advier-ten desigualdades cada vez mayores tanto entre regiones como al interior de los pases; por otra parte, subregio-nes y reas, particularmente de Asia, han logrado salir del subdesarrollo.

    En este contexto, la ltima enccli-ca, junto con mostrar con realismo y crudeza la realidad de la globalizacin

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    y la necesidad de corregir las disfun-ciones y su carcter fundamentalmen-te socioeconmico, afirma que tras esa cara ms visible hay realmente una humanidad cada vez ms interrela-cionada. Adems, le quita el carcter determinista o inexorable que puede tener la globalizacin: seala que sera errneo oponerse ciegamente a ella, que tiene tambin elementos positivos y precisa que debe ser entendida como una realidad humana y que sus di-nmicas y estructuras no son indepen-dientes de la voluntad humana.

    III. Actores emergentes

    1. Evolucin y contexto

    En el sistema internacional inte-ractan actores de diverso tipo, consi-derndose que el principal de ellos es el Estado-nacin, cuyas interacciones determinaron el sistema en los lti-mos cuatro siglos. Por lo general, se fija como hito simblico de esta pre-eminencia de los Estados el Tratado de Westfalia, de 1648.

    Por su parte, tras algunos preanun-cios en el siglo XIX como el Congreso de Viena, que puso los cimientos de una paz relativa que se mantuvo casi un siglo despus de las guerras napo-lenicas y de las dos conferencia de La Haya para humanizar la guerra y en esa misma poca la Unin Panameri-cana en nuestro continente, en el siglo XX se desarrollaron fuertemente la di-plomacia multilateral, el concepto de

    seguridad colectiva y la cooperacin internacional y se crearon organis-mos internacionales gubernamentales como actores de gran presencia en el sistema internacional, particularmente a partir de 1945 con la creacin de las Naciones Unidas.

    El proceso tuvo tambin una va-riante importante por la va de las tendencias a la regionalizacin y la generacin de diversas modalidades de integracin econmica, esto es la bsqueda de espacios econmicos ma-yores por diversas vas, cuyo caso ms saliente es el ya mencionado de las Co-munidades Europeas, que se convirtie-ron en la Unin Europea actual. Como producto de sucesivos tratados multi-laterales y decisiones esta se ha am-pliado de seis a 27 pases y contiene un elemento de supranacionalidad que, por ejemplo, no existe en las experien-cias integracionistas latinoamericanas. As, las resoluciones de la Comisin Europea se imponen a los propios go-biernos de los Estados miembros.

    Por consiguiente, dentro de la po-ltica exterior de los diversos pases coexisten la diplomacia bilateral y la diplomacia multilateral. El sistema in-ternacional, por su parte, atraves por un perodo de ms de cuatro dcadas de bipolarismo y Guerra Fra entre los Estados Unidos y la Unin Sovitica, como grandes potencias, que se man-tuvo hasta la autodisolucin de esta ltima en 1989. En el campo econ-mico se haban transformado en im-portantes polos la Unin Europea e individualmente Alemania en exporta-

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    ciones y potencia financiera y Japn.En este contexto, los aos noventa

    mostraron un mundo globalizado con las caractersticas ya reseadas, que vena configurndose desde los tiem-pos finales de la Guerra Fra. Al mis-mo tiempo, viejos actores recuperan su presencia internacional y surgen nue-vos tipos de entidades que adquieren presencia a nivel internacional.

    2. Algunos actores nacionales emergentes o reemergentes

    La marcha del Asia a la moder-nidad en la expresin del libro de Mahbubani, cientista poltico de Sin-gapur sobre el Nuevo Hemisferio Asitico (Mahbubani, 2008) ha sido una caracterstica de las ltimas dca-das. Partiendo por Japn, que adopt una lnea de fuerte vinculacin pol-tica y econmica con Occidente y es, de hecho, parte del G-7 y del G-8.Su desarrollo ha tenido siempre caracte-rsticas propias, una poltica industrial deliberada y fuerte interaccin pbli-co-privada.

    En el siglo XIX China y la India declinaron fuertemente. Adems, la primera fue humillada durante la de-cadencia del Imperio con la apertura forzada de sus puertos a la influencia occidental.

    A partir de los aos setenta, con Deng Ziao Ping se inicia una poltica de reformas econmicas, apertura a la inversin extranjera directa, industria-lizacin y produccin de manufacturas

    con nfasis en las exportaciones, zonas econmicas especiales de economa capitalista y expansin gradual que le han permitido ingresar a la OMC. Las cifras son impresionantes: en tres d-cadas el ingreso per cpita, que sigue siendo bajo, se ha cuadruplicado, re-presenta el 20% del consumo mundial de cobre, el 40% del de cemento, y es el mayor consumidor mundial (27%) de commodities.

    Al mismo tiempo que China ha im-pulsado su agenda poltica internacio-nal y la va multilateral, 300 millones de chinos pasaron a engrosar la clase media equivalente a la poblacin de Estados Unidos y tambin ha incre-mentado fuertemente el gasto militar. Los analistas, sin embargo, creen que los efectos de este empoderamiento pueden ser distintos de los de otras rivalidades histricas entre potencias, por la propia interdependencia econ-mica china con Occidente. Mahbubani seala que China tiene ms confianza en el esfuerzo propio que ninguna otra potencia en el mbito mundial, y eso desde antes de la crisis, lo que se refleja en eventos tales como los Juegos Olm-picos de 2008 y la Feria de Shanghai, que se realizar en 2010.

    La crisis financiera que adquiri grandes proporciones a partir de 2008, ha acrecentado el rol internacional de China. Al mantener segn los prons-ticos tasas de crecimiento de 6 a 8% en 2009 y gracias en buena parte a un enorme programa de infraestructura e inversin fiscal ha empujado de alguna manera la demanda de productos de

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    diversos pases del mundo, entre ellos Chile. El autor de este artculo se en-contraba en Shanghai en noviembre de 2008 en una reunin internacional de puertos cuando se anunci el paque-te de inversiones de 560.000 millones de dlares y conversando con funcio-narios gubernamentales y por diver-sos medios, pudo apreciar que exista perfecta conciencia de que un plan de obras fundamentalmente interno tena efectos importantes en la redinamiza-cin de la economa mundial.

    Adems, la interpenetracin eco-nmica con Occidente ha quedado de manifiesto por el hecho de que China es un fuerte comprador de bonos y va-lores del Tesoro de los Estados Unidos, con lo cual esta potencia ha financiado su dficit (y sus guerras) sin producir inflacin interna. China ha acumulado dos billones de dlares gracias a que exporta un 35% de su PIB, cifra que los economistas en general estiman especialmente elevada. Autoridades monetarias y econmicas como Ben Bernanke, Presidente del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos consideran que esto es un exceso de ahorro de parte de los pases asiticos, que podran invertir por ejemplo en la propia China en vez de comprar bo-nos del Tesoro de Estados Unidos. Es en este contexto que algunos han lla-mado a sustituir gradualmente el dlar como moneda para las transacciones internacionales (lo que hace 40 o 50 aos peda el entonces Presidente de Francia, Charles de Gaulle). Es muy difcil que se logre, pues Estados Uni-

    dos se va a defender, pero poco a poco podra incrementarse el uso de una es-pecie de moneda internacional, como los Derechos Especiales de Giro.

    Con todas sus desigualdades, la In-dia tambin se ha consolidado como una economa pujante que tambin crecer en 2009 en medio de la crisis y ha encontrado nichos como el de las nuevas tecnologas electrnicas. El pas, que siempre ha sido motivo de fascinacin en Occidente, ha asumido histricamente cierto rol de punto de encuentro entre Occidente y el resto del Asia. En las ltimas dcadas ha de-sarrollado diversos rubros industriales y de servicios.

    El monto de la IED en India es muy inferior, por ejemplo, al de Chi-na, pero es significativo en el rea de tecnologas de la informacin. India orienta y regula esta clase de inversin y, por ejemplo, limita el porcentaje de control o propiedad que pueden tener extranjeros en rubros tales como ban-cos, sector elctrico e infraestructura, empresas automotrices e industrias de telecomunicaciones.

    Tras un perodo crtico en los aos noventa, la Federacin de Rusia ha retomado una fuerte asertividad en lo poltico y hecho uso de su poder ener-gtico.

    Brasil, pas con que se completan los BRIC grupo que se ha reunido bus-cando cooperacin e intercambios, ha alcanzado los 190 millones de ha-bitantes, posee un extenssimo territo-rio con fronteras con todos los pases sudamericanos con excepcin de Chile

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    y Ecuador, gran variedad de recur-sos naturales y un proceso vigoroso de industrializacin. En los ltimos aos se han localizado vastos depsi-tos de hidrocarburos en el fondo del mar frente a sus costas, de extraccin compleja pero que en el futuro podra convertirse en una riqueza cierta, en un mbito en que hace algunos aos incluso era deficitario. Se ha conver-tido en una potencia mediana a nivel internacional, con creciente influencia en Amrica Latina y Amrica del Sur y con aspiraciones globales. Se cuenta entre las primeras diez economas del mundo, tiene una poblacin creciente y, segn se ver en la seccin V, est diversificando sus intereses polticos y econmicos.

    3. La transnacionalidad y la emergencia de una sociedad civil internacional

    Como anotamos al comienzo, en el mundo actual coexiste una diversidad de actores estatales y no estatales. En el marco de los mayores intercambios a escala internacional de la dcada de los aos setenta y del mayor desarro-llo de las ciencias sociales y de la pol-tica internacional surgieron tendencias que identificaban y daban relevancia a nuevos fenmenos como la interdepen-dencia ya mencionada y la transna-cionalizacin, en particular con los tra-bajos de Robert Keohane y Joseph Nye (Keohane y Nye, 1971) y el paradigma de la interdependencia compleja.

    Para estos especialistas, las rela-ciones transnacionales implican con-tactos e interacciones a travs de las fronteras estatales que no estn bajo el control de los rganos centrales de la poltica exterior de los gobiernos. Las organizaciones transnacionales seran actores autnomos o cuasi autnomos en la poltica mundial.

    As, en el mundo actual son mlti-ples los canales que interconectan a las sociedades. Por su parte, los Estados se vinculan entre s y con organizaciones internacionales gubernamentales, pero en la prctica deben interactuar ade-ms con una amplia y variada gama de actores trasnacionales. Estos acto-res son de distinta naturaleza. Christo-pher Hill (Hill, 2003) reconoce actores transnacionales de carcter territorial, particularmente los movimientos de liberacin nacional (como la Organi-zacin para la Liberacin de Palestina, actualmente Autoridad Nacional Pa-lestina, el Partido de los Trabajadores de Kurdistn y diversos movimientos subnacionales), de carcter econmico (las EMN, que veremos a continuacin) y el variado mundo de las organizacio-nes que denomina ideolgico-cultu-rales que, teniendo gran diversidad, comparten el hecho de que difunden ideas no se plantean con carcter te-rritorial y perseguir un determinado inters o propsito comn de carcter internacional.

    La naturaleza de estos ltimos es muy variada, asocian partidos y co-rrientes ideolgicas, iglesias y en par-ticular la Iglesia Catlica, distintos in-

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    tereses como empresarios y sindicatos, profesionales, cientficos y redes del conocimiento, instituciones que per-siguen un inters determinado como las de carcter ambiental, derechos humanos (entre otras, Amnesty Inter-national, Transparency International, Greenpeace, Mdicos sin Fronteras, Fondo para la Vida Silvestre), la C-mara de Comercio Internacional y organizaciones que proporcionan fo-ros de discusin y accin sobre la glo-balizacin, como el Foro Econmico Mundial (WEF) que se rene en Davos, surgido con impronta empresarial y que concita la presencia de lderes mundiales y ha pasado a tener activi-dades permanentes. Su contrapartida son los antes denominados grupos an-tiglobalizacin o ms bien los partida-rios de una globalizacin alternativa, Otro mundo es posible, reunidos en el Foro Social Mundial.

    Un grupo de acadmicos, con el apoyo de importantes cientistas so-ciales de Europa, Estados Unidos y Amrica Latina ha organizado el Foro Valparaso, reunin en el consejo ase-sor internacional, en el que se plantea la insercin internacional de Chile y la reflexin sobre la realidad y la globali-zacin desde Valparaso. En 2008, este internacional vers sobre Globaliza-cin y Justicia Social y mientras que el segundo que se realizar en el presente ao 2010, tendr como tema central La Educacin en la Sociedad del Conoci-miento y la Informacin.

    La amplia gama de instituciones no gubernamentales han pasado a con-

    formar la sociedad civil internacional. No es un fenmeno nuevo, pero s lo es la forma extendida y sistemtica en que operan como grupos de presin a escala internacional, la forma en que se insertan en el sistema internacional, incorporndose de modo consultivo en organizaciones y conferencias in-ternacionales, procurando influir en negociaciones intergubernamentales., con derecho a opinar y estar informa-das, en especial, a nivel multilateral.

    Un autor, (Rouill DOrfeuil, 2008), distingue cinco grandes familias de actores colectivos internacionales: a) las organizaciones internacionales no gubernamentales (las denominadas multinacionales del corazn, por cuanto manejan importantes recursos con actividades y sedes en distintos pases, con finalidades de bien pblico, como el OXFAM-Oxford Committee for Famine Relief y Greenpeace); b)los movimientos federativos de organiza-ciones no gubernamentes pertenecien-tes a una misma familia (los catlicos Caritas y Cooperacin Internacional para el Desarrollo y la Solidaridad, CIDSE); c) las coaliciones de federacio-nes nacionales de organizaciones no gubernamentales (Concord en Euro-pa); d) las coaliciones temticas inter-nacionales; y e) las redes internaciona-les de personalidades.

    Un punto clave es el de la repre-sentatividad de estas organizaciones. Por su naturaleza de grupos de inte-rs- particularmente en los que desa-rrollan una actividad vinculada al in-ters general el logro de sus objetivos

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    se vincula a su capacidad de movilizar voluntades y crear conciencia en la opinin pblica y entre los encargados de formular decisiones en los`planos nacional e internacional.

    4. Las empresas multinacionales o transnacionales y la inversin

    extranjera directa (IED). Posicin frente al derecho internacional Se atribuye a David Lilienthal ha-

    ber acuado en 1960 el trmino em-presa multinacional para referirse, en general, a las que tienen sede en un pas y operan y se organizan tam-bin bajo las leyes de otros pases. En 1971, en su obra Soberana en peli-gro, Raymond Vernon (Vernon, 1971 versin original, 1983 versin en es-paol) abord de manera positiva el tema de las EMN y las relaciones con los Estados causando impacto e intro-ducindolas como objeto de estudios polticos y no solo empresariales y econmicos.

    En nuestra opinin, se presentan como racimos de empresas que operan a escala internacional, vinculadas en-tre s por una compleja red de relacio-nes institucionales, de propiedad, de produccin, comerciales, administrati-vo-financieras y tecnolgicas, con una casa matriz y una gran estrategia comn (Allard, 2009). Autores como Gilpin (Gilpin, 2000) las definen en relacin con el pas de la casa matriz simplemente, una firma de una na-cionalidad determinada que tiene sub-

    sidiarias total o parcialmente propias al menos en otra economa nacional mientras que otros acentan su vncu-lo con la inversin o la creciente inde-pendencia que adquieren para actuar a nivel global y relacionarse con los Es-tados ya sea de origen o de los pases en que operan sus filiales. Son objeto tambin de fuertes temores y crticas, si bien no tanto de carcter ideolgico como en los aos sesenta y, en general, los pases tratan de atraerlas.

    El objetivo final de estas empre-sas, que tienen distintas motivaciones y cuyas razones para salir al exterior tienen diversas explicaciones, es esta-blecer una posicin en otra economa.

    Para nuestros efectos, cumplen fun-damentalmente las siguientes funcio-nes: a) desempear un papel importan-te en la globalizacin como conductos de la IED; b) influir en el cambio de patrones en el sistema internacional, desde el intercambio tradicional in-ter industrias a otro basado cada vez ms en el comercio y las transacciones entre las empresas matrices y sus filia-les; c) servir de canales para la difusin y aplicacin de tecnologas modernas; d) facilitar la produccin de bienes para la exportacin en el pas de la fi-lial; y e) contribuir a crear un sector moderno en la economa de los pases en desarrollo.

    Sin duda, tambin son cuestiona-das, quizs no por motivos tan ideol-gicos como hace tres o cuatro dcadas, pero basndose en excesos de la deslo-calizacin bsqueda de pases o eco-nomas permisivas en materia laboral

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    o de medio ambiente o en la impo-sibilidad de regular efectivamente la totalidad de sus actividades.

    En todo caso, los pases compiten por atraer la inversin que trae consigo la instalacin de estas empresas y algu-nos los que tienen mayores opciones procuran orientar sus actividades, por ejemplo, hacia determinados sectores de la economa, como lo hace la Fede-racin de Rusia, o fomentar inversio-nes en nuevos rubros o emprendimien-tos y no en la adquisicin de empresas y activos ya existentes, como es muy habitual en Amrica Latina.

    En materia de inversin se distingue entre la directa y la indirecta o de carte-ra. En el caso de la primera (IED) las EMN son sus principales conductos, aunque no los nicos, para su materializacin. Estos flujos forman parte de estrategias de las empresas y estn regulados, con mayores restricciones o apertura, por las normativas nacionales. Al respecto, hay una variada actividad diplomtica por la va de convenios bilaterales de proteccin de las inversiones (son muy numerosos los suscritos por Chile) o la incorporacin de clusulas en los acuerdos de libre comercio (como es caracterstico en los TLC denominados de cuarta generacin). Lo que se per-sigue es que no se discrimine contra el inversionista extranjero, que se le apli-que el trato nacional.

    En cuanto a la inversin de cartera, a diferencia de la directa, le permite al inversionista un grado de control o participacin en la gestin de la em-presa. Para el FMI es una categora de

    inversin internacional que refleja el objetivo de un ente residente en una economa (inversionista directo) de obtener una relacin duradera en el tiempo con una empresa radicada en una economa distinta de aquella del inversionista. Se considera IED cuando la inversin representa al menos entre el 10 y el 25% del capital de la em-presa. Por otra parte, en esta clase de inversin el objeto es lograr una utili-dad a corto plazo y el inversionista no tiene inters en la administracin de la empresa.

    En suma, los intentos de regula-cin de estas empresas, de algn modo exceden las jurisdicciones nacionales. Con conocimiento y apoyo de las Na-ciones Unidas y ante el fracaso del in-tento por regular internacionalmente las inversiones, como en su momento propuso la OCDE con la oposicin de instituciones de la sociedad civil, en el marco del Foro Econmico Mundial se ha establecido el Global Pact en la forma de un cdigo de conducta in-ternacional de carcter voluntario en materia de tica, relaciones laborales y respeto por el medio ambiente. La tra-tadista espaola Olga Martn-Ortega (Martn-Ortega 2008, p.193), seala que el propsito de esta iniciativa es incorporar a las prcticas empresaria-les unos valores y principios compar-tidos en orden a lograr un mercado con rostro humano mediante la ac-cin voluntaria y responsable de los sectores sociales empresariales. Sin duda, un avance, aunque para muchos sea insuficiente.

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    El nmero de EMN y sus sucursales y filiales extranjeras ha aumentado al punto que segn estudios de la UNCTAD realizados en 2008 estaran llegando a 79.000 y 790.000 respectivamente, favorecidas por su adaptacin a una economa globalizada. Continan siendo fundamentalmente un fenme-no propio de los grandes pases de-sarrollados. Sin embargo, tambin se dan las empresas translatinas, esto es, EMN cuya casa matriz se encuentra en algn pas latinoamericano y que en el ltimo tiempo han alcanzado un importante grado de internacionaliza-cin y apertura al exterior.

    Un aspecto de inters es la condi-cin jurdica de estas empresas frente al derecho internacional. Al respecto, compartimos la opinin predominante de que no son sujetos de dicho dere-cho. El destacado profesor espaol de derecho internacional, Remiro Bro-tons (Remiro Brotons, 2007: p. 269) se refiere, por una parte, al poder cre-ciente de las empresas transnacionales como un problema no resuelto que se agudiz hace algunos aos por la ola de liberalizacin econmica y, por la otra, a la corriente contraria que apun-ta a ampliar la normativa internacio-nal a reas que afectan la actividad de estas empresas y exigirles responsabili-dades jurdicas, sociales y ticas.

    Estos desarrollos han llevado a al-gunos autores a abogar por conceder-les una condicin jurdica limitada y especial basada en la compenetracin que existira entre sus fines y las ac-tividades propas de las instituciones

    pblicas y privadas, aludiendo a los trabajos de tipo mixto que realizan con los gobiernos y a las funciones que competen a las EMN en el marco de las normas de arbitraje internacional del CIADI (Allard, 2009: p.102). Otros au-tores sugieren que se les reconozca un status de participante en el derecho internacional por diversas razones pero sin otorgarles personalidad jur-dica internacional. En efecto, se men-ciona el hecho de que tanto el Estado receptor de la IED como la EMN pue-den recurrir al arbitraje internacional, de que pueden invocar el derecho in-ternacional y tendran obligaciones en ese plano. Igualmente, estas empresas tienen obligaciones de derecho inter-nacional en el mbito de los derechos humanos.

    En este contexto, Olga Martn-Or-tega opina que tendran la nacionali-dad del pas en que se constituyan o en el cual tienen sedes, lo que no im-pedira que siendo participantes en el derecho internacional, puedan ser destinatarios de normas jurdicas in-ternacionales, gozar de determinados derechos y sobre todo ser sujetos de determinadas obligaciones internacio-nales, en distintos mbitos, incluido el de los derechos humanos, sin que ello implique la atribucin de una suerte de personalidad jurdica internacio-nal (Martn-Ortega, 2008, p. 65).

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    IV. Algunos temas emergentes. Nuevos desafios de la globalizacin en contexto de crisis

    1. Planteamiento inicial

    En las ltimas dcadas, los Estados y las propias organizaciones interna-cionales se han visto desafiadas por diversos temas que requieren coopera-cin internacional y tratamiento a ese nivel debido a su naturaleza e impor-tancia. En algunos casos, estos temas constituyen un reto para el propio pla-neta. Son de diversa naturaleza y van desde el control de armas estratgicas y el desarme, pasando por nuevos de-safos en el mbito poltico como el terrorismo y el narcotrfico, hasta los problemas ambientales y el calenta-miento global.

    Junto a lo anterior, la globalizacin ha incentivado la competitividad in-ternacional de los pases y sociedades de modo de optimizar su posiciona-miento en el mundo contemporneo tema que tambin dejaremos al menos esbozado.

    Y todo lo anterior en un contexto de crisis econmica de origen financie-ro la denominada crisis subprime del mercado inmobiliario estadouniden-se pero que super muy largamente ese origen y esa fase, sobre lo que tam-bin nos referiremos aunque sea bre-vemente.

    2. Nuevas temticas de la agenda internacional. Medio ambiente, energa y otros desafios

    El propio desarrollo en un mundo cada vez ms interdependiente e inter-conectado, el incremento del comercio y la dispersin y deslocalizacin de las actividades productivas origina e internacionaliza nuevos desafos.

    Estos procesos han significado grandes necesidades en materia de energa, en particular de combusti-bles fsiles, cuyo consumo produce el efecto invernadero, lo que a su vez dio lugar al uso de fuentes de energa al-ternativas como los biocombustibles, que tienen efectos en la agricultura y en la produccin de alimentos, y la utilizacin de energas limpias y reno-vables, lo que an no se ha generali-zado.

    Las presiones sobre el medio am-biente provocaron la reaccin de la co-munidad internacional mediante hitos como Estocolmo, en 1972 y el infor-me Brundtland, de 1987, que defini el concepto de desarrollo sustentable a partir de la interaccin de variables econmicas sociales y ambientales.

    Luego vino la Conferencia y De-claracin de Ro de Janeiro de 1992, que sent las bases de un nuevo orden jurdico internacional que incorpora lo ambiental, la responsabilidad de no causar dao al medio ambiente y el equilibrio del componente socioeco-nmico con el desarrollo sustentable. Un conjunto y una institucionalidad an en ciernes.

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    Existe creciente consenso sobre la amenaza que significan el calentamien-to global y el cambio climtico, que es fenmeno real, fundamentalmente causado por acciones humanas y que amenaza con efectos irreversibles o al menos duraderos. Se advierte la nece-sidad de reforzar las metas y controles a las emanaciones que agudizan este proceso a la vez que se mueven diver-sos intereses en juego.

    Esto explica la repercusin, la di-ficultad de alcanzar consensos y los intensos debates que tuvieron lugar en diciembre del 2009 en la Conferencia de Copenhague con participacin de pases desarrollados, potencias emer-gentes y pases en desarrollo y una presencia activa de la sociedad civil internacional y aportes de la comu-nidad acadmica: 192 pases, ms de 100 Jefes de Estado y 22.000 delega-dos acreditados por Organizaciones no Gubernamentales.

    Igualmente, diversos estudios sea-lan la necesidad de establecer normas especficas para Amrica Latina. Chi-le, por su configuracin martima y la situacin de recursos naturales como los glaciares, tiene un especial inters y responsabilidad en el tema.

    3. La crisis financiera de 2008 y la bsqueda de nuevas formas de cooperacion a nivel internacional

    Algunos economistas y analistas han sealado que la actual crisis tuvo su origen en la existencia de un nue-

    vo sistema financiero, ms amplio que el sistema bancario tradicional que conocemos, desarrollado al ampa-ro de una determinada desregulacin y en el contexto de la globalizacin y la internacionalizacin financiera. La ca-racterstica de ese mercado financiero es que est securitizado a partir de ttulos, documentos en que se tran-san pagars.

    Al comienzo se la denomin crisis subprime por el hecho de que se rela-cion especficamente con los prsta-mos hipotecarios en el mercado esta-dounidense que, alejndose de lo que haba sido tradicional, se otorgaron a deudores que no tenan la solvencia necesariar, basndose en determinados supuestos, entre ellos que el valor de las propiedades seguira aumentando, con lo cual su eventual liquidacin cu-brira la deuda aunque originalmente se hubiese prestado ms que el valor de la casa. De esta manera, se lleg a prstamos a deudores que han sido ca-ricaturizados como NINJA (no job, no income, esto es, sin empleo, ingresos o bienes).

    Esto se debi a que el banco venda rpidamente la hipoteca en forma de un paquete en forma de una llamada CDO collateral debt obligation o de un Mortgage Backed Security, que estaban asegurados. Por eso, cuando la burbuja explot tambin se vieron afectadas, primeramente, las asegura-doras.

    A fines de 2008 se escucharon vo-ces que exigan un nuevo Bretton Woods y los Estados asumieron la

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    responsabilidad de reactivar la eco-noma y aumentar liquidez financiera mediante fuertes paquetes de estmu-lo. A mediados de 2009, la atencin se centr en aspectos puntuales como el relativo a la limitacin de las remune-raciones que perciban los ejecutivos de bancos o las exigencias de mayor capitalizacin, en tanto se continua-ban realizando estudios sobre aspectos ms de fondo para poner trmino a la crisis, como veremos ms adelante.

    En una conferencia en que par-ticip, Narcs Serra economista, ex Vicepresidente del Gobierno de Espa-a (Serra, 2009, p.51) abog por un arreglo multilateral: Por qu necesi-tamos una nueva gobernanza? Por la prdida de poder de Estados Unidos, por el peso de las economas emergen-tes y por la inadecuacin de los orga-nismos internacionales, sobre todo del Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. Por esto, nicamen-te las soluciones multilaterales sern estables, ya que solo las soluciones aceptadas por una inmensa mayora de la comunidad mundial lo sern, y para que sean aceptadas habrn de ser multilaterales.

    A un ao de la quiebra de Lehman Brothers en septiembre del 2008 y con indicadores que apuntan a que co-mienzan a superarse los casos de rece-sin y con mejores perspectivas para 2010, se discute intensamente sobre las causas de la expansin de la crisis y el manejo inicial en la fase de ma-yor radicalizacin. Economistas como Krugman hacen hincapi en la falta

    de regulacin del sistema financiero como causa central y en los paquetes de estmulo fiscal como elementos ne-cesarios para detenerla y para que se recuperen los mercados, mientras que otros critican las decisiones iniciales de la administracin Bush, entre otras, el hecho de haber permitido la quie-bra de Lehman Brothers, el rescate de ING, y haber propuesto un paquete de rescate sin explicar claramente la mag-nitud de la crisis, lo que habra incre-mentado la desconfianza.

    La reunin del G-20 en Pittsburgh en septiembre de 2009 combin los temas puntuales (tope a las remunera-ciones de los ejecutivos bancarios) con la implementacin de cambios en las polticas econmicas para estimular el crecimiento. Para The Wall Street Jo-urnal, el G-20 se estaba convirtiendo en un experimento para ver si los pa-ses desarrollados y emergentes pueden operar como una especie de directorio de la economa global1.

    1 (The Wall Street Journal Americas, G-20 ultima plan para corregir los desequili-brios de la economa, Bob Davis y Ste-phen Fidler, en El Mercurio, Santiago, septiembre 21, 2009). Se hace referencia al documento de Estados Unidos, Marco para un crecimiento sostenible y equilibra-do que exhortara a Estados Unidos a ahorrar ms y reducir su dficit fiscal, a China a gastar ms y depender menos de las exportaciones (reconfigurar la econo-ma para depender menos de las exporta-ciones a Estados Unidos y acumular gi-gantescas reservas en moneda extranjera) y a Europa a realizar cambios estructura-les para atraer una mayor inversin de las empresas y mejorar su competitividad.

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    V. El papel de chile y amrica latina como actores internacionales

    1. Planteamiento Amrica Latina es un conglomera-

    do de naciones, ms de 30 dentro de la concepcin ampliada de Amrica La-tina y el Caribe, que incluye al Caribe anglfono cuya poblacin se aproxi-ma a los 600 millones de habitantes y debe enfrentar el reto de actuar inter-nacionalmente en un medio cambiante y con las realidades y tendencias rese-adas muy brevemente.

    En el caso de Chile, el reto es re-conocer sus diversas particularida-des as como se dan caractersticas especficas en otros pases pero que coexisten en una ubicacin natural, en lo poltico y econmico, en el mbito latinoamericano, lo que en nada obsta a una apertura universal.

    2. Diversos planos de interaccin y cooperacin

    Los pases latinoamericanos, y na-turalmente Chile entre ellos, actan a nivel multilateral en los rganos mun-diales y eventualmente intercontinen-tales como sucede con Chile, Mxico y Per en el APEC.

    Paralela y simultneamente inte-raccionan a nivel continental en los planos interamericano en que se in-corporan Estados Unidos y Canad; latinoamericano y del Caribe, o de un

    nmero significativo de pases como en la ALADI y el Grupo de Ro; y, en el caso de Chile, el rea sudamerica-na, particularmente UNASUR, y adems por la va de convenios de asociacin en los conglomerados subregionales como la CAN y el MERCOSUR. En el caso de otros pases como los centro-americanos y caribeos estas ltimas instancias corresponden a sus propias organizaciones subregionales.

    En cuanto a sus funciones se entre-cruzan las de carcter poltico, parti-cularmente en el caso de la OEA, con las de mecanismos de integracin y complementacin econmica, como ALADI y los mecanismos subregionales de carcter mixto como UNASUR, que miran a la coordinacin poltica y a la vez de complementacin de las pol-ticas sectoriales, o de consultas, en el caso del grupo de Ro.

    Junto a estos rganos coexisten las cumbres y la institucionalizacin de los dilogos de Amrica Latina con o sin el Caribe de habla inglesa, con Es-tados Unidos y Canad la Cumbres Interamericanas como la ltima de Trinidad y Tabago que sirvi de pri-mer encuentro con el Presidente Oba-ma y que sin formar parte del sistema Interamericano aprovecha la estruc-tura de la OEA para su seguimiento. Otras cumbres como la Iberoamerica-na, en la que participan Espaa y Por-tugal y con el liderazgo de aquella se ha institucionalizado y cuenta con una secretara que se encarga de activida-des de cooperacin. Las relaciones con la Unin Europea se conducen en re-

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    uniones alternadas en Amrica Latina y Europa y cuentan con mecanismos de difusin y seguimiento como dilo-gos subregionales y bilaterales que han tenido avances dispares. As, en Lima se detectaron avances modestos en el pilar comercial de las relaciones Eu-ropa-Mercosur y en general hay una asimetra entre la unidad que tienen los europeos para las negociaciones y las dificultades de alinear las postu-ras de los pases latinoamericanos, lo que constituye un desafo abierto para estos. Por su parte, la evaluacin que se ha realizado de los primeros cinco aos del Acuerdo de Asociacin de Chile con la Unin Europea es amplia-mente favorable. Igualmente, el Cen-tro Latinoamericano para la Relacio-nes con Europa (CELARE), con sede en Santiago, realiza una interesante labor en el mbito de la difusin.

    En algunos casos su existencia ha estado consolidada por dcadas, como la OEA desde la firma de la Carta en 1948, que adems recogi la experien-cia de la Unin Panamericana, que sin ser tcnicamente una organizacin internacional logr propiciar conven-ciones importantes. Otras fueron fru-to tambin de una evolucin como el caso de la ALADI, que en 1980 sucedi a la ALALC con un cambio de la estra-tegia integracionista, en ambos casos por medio de tratados suscritos en Montevideo.

    En el plano subregional, el organis-mo ms nuevo es el Mercosur, creado a partir del Tratado de Asuncin de 1991. Junto con su rol principal de

    propiciar el libre comercio y constituir una unin aduanera incompleta, sirve de marco para el Mercosur de consul-tas polticas y en otros campos como el educativo. UNASUR es fruto tambin de una evolucin en la primera dcada del siglo XXI y funciona activamente aunque jurdicamente se encuentra en proceso de ratificacin. Chile an no lo ha hecho, pese a lo cual presidi su Consejo durante su primer ao de fun-cionamiento. Fruto de la influencia y de la iniciativa de la Repblica Boliva-riana de Venezuela y de su Presidente, Chvez, funciona ALBA, al que perte-necen tambin pases como Cuba, Bo-livia, Nicaragua.

    Otros intentos de integracin, como el ALCA, no han cristalizado.

    3. Dinmicas de la cooperacin regional

    Por lo general se plantean en el de-bate pblico y poltico a nivel conti-nental como ejemplo de burocracias excesivas, superposiciones o niveles disyuntivos entre los cuales hay que optar.

    Para entender su dinmica hay que tener presente lo acontecido en el mundo global y la crisis reciente a que se ha aludido brevemente en los p-rrafos anteriores as como otros temas de carcter ms permanente como la no fcil y a la vez necesaria coexis-tencia en el continente de la principal potencia mundial y ms de 30 pases en desarrollo. Igualmente, la propia

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    realidad intralatinoamericana, en que coexisten diversas tradiciones e intere-ses comunes junto a viejas rivalidades y situaciones histricas.

    Paralelamente se desarrollan las actividades bilaterales, que en el plano de la complementacin econmica tie-ne un marco amplio en la ALADI, y la accin de los organismos no guberna-mentales y de la sociedad civil en sus distintas manifestaciones, entre ellas las empresas translatinas y la inversin intralatinoamericana.

    Dentro de las dinmicas de tipo po-ltico sin duda que ha sido relevante la tendencia a la democratizacin.

    Entretanto, en lo econmico a partir de los aos noventa se produ-jo una coincidencia en las polticas econmicas de apertura al comercio internacional, con fenmenos como el denominado Consenso de Washington y polticas impulsadas por la CEPAL, como el regionalismo abierto.

    4. La democracia en la regin

    A fines del decenio de 1990 al con-tabilizarse una mayora de gobiernos elegidos democrticamente en Am-rica Latina se observ una tendencia que se ha consolidado en lo que va co-rrido del siglo XXI.

    El tema de la democracia ha esta-do presente en el sistema interameri-cano. A diferencia de la Carta de las Naciones Unidas, la Carta de la OEA menciona la democracia como objeti-vo, si bien en sus primeras dcadas de

    funcionamiento fueron recurrentes los regmenes no democrticos. A partir de 1992 y particularmente a raz de la aprobacin de la Carta Democrti-ca Interamericana, en Lima en 2001, existen lineamientos para aplicar sus principios a casos concretos. Parale-lamente se desarrollaron diversas po-lticas orientadas a institucionalizar a nivel interamericano la defensa de los derechos humanos, entre las que cabe mencionar en especial la Comisin In-teramericana de Derechos Humanos, con sede en Washington, y la Corte In-teramericana de Derechos Humanos, que funciona en San Jos.

    El caso de Honduras resuelto elec-toralmente pero no en cuanto a legi-timidad democrtica a comienzos de diciembre del 2009 ha reflejado las complejidades del tema: hubo pronun-ciamientos claros contra la destitucin del Presidente Zelaya por la va militar, a pesar de las alegaciones del gobierno de facto de que los militares habran actuado en el marco de la instituciona-lidad. En su comunicado de 28 de junio de 2009 el propio Departamento de Es-tado de Estados Unidos calific lo suce-dido de coup detat, posicin que le vali dificultades al Gobierno de Oba-ma para la ratificacin por el Senado del nombramiento de su Subsecretario de Estado para Asuntos Hemisfricos. En su momento, se aplicaron medidas de fuentes otrora impensadas como el Fondo Monetario Internacional, que hizo ver que Honduras no tendra ac-ceso a los 150 millones de dlares en Derechos Especiales de Giro, su cuota

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    en el paquete de estmulo global equi-valente a 250 mil millones de dlares. Posteriormente, la situacin se torn ms compleja con las propuestas de San Jos y Tegucigalpa-San Jos y una aparente variacin de la posicin de Es-tados Unidos.

    La verdad es que los mecanismos del sistema interamericano aplicaron desde el comienzo los principios y medidas previstos para exigir el res-tablecimiento de la democracia, ms all de las dificultades para aplicarlas y del peligro de que la organizacin fuera tachada de ineficaz. Quienes asumieron roles activos fueron pases de la corriente principal de la di-plomacia latinoamericana. As, estn los casos de Brasil que asumi de hecho un rol muy directo al dar asilo en su Embajada a Zelaya y mantener su posicin al declarar el Presidente Lula en la Cumbre Iberoamericana de Estoril que el proceso electoral del 29 de noviembre adoleca de falta de legitimidad de origen, de Chile, Costa Rica cuyo Presidente asumi un rol mediador y de bsqueda de soluciones en coordinacin con la OEA aunque tom ms adelante una posicin dis-tinta con ocasin de las elecciones de noviembre y de Argentina. Adems, naturalmente, de la Repblica Boliva-riana de Venezuela, que llev a cabo diversas actividades conjuntas con el Presidente Zelaya en el mbito bilate-ral y del ALBA.

    Al cierre de este artculo la OEA no haba adoptado una resolucin final, pero un importante nmero de pa-

    ses, pese a valorar el proceso electoral como consulta ciudadana, insistan en la ilegitimidad de origen, sin conside-rar el pronunciamiento del Congreso hondureo del 2 de diciembre de 2009 de ratificar la destitucin de Zelaya, por estimar que condonar de hecho el golpe tendra consecuencias muy ne-gativas como precedente.

    Existe, en consecuencia, con vaive-nes y variaciones fuertes y la excep-cin de Cuba, un proceso central de consolidacin democrtica. El proce-so electoral uruguayo del 2009, que culmin con la eleccin en la segun-da vuelta electoral de noviembre de Jos Mujica de pasado tupamaro, ha mostrado que la transicin del pas bajo la conduccin del Frente Amplio y del Gobierno de Tabar Vsquez lo ha consolidado en una lnea progresis-ta y democrtica similar a la corrien-te principal. Mujica ha declarado que cree en el estilo negociador del Presi-dente Lula.

    Es interesante la opinin externa- por ser francs aunque dedicado por dcadas a estudiar Amrica Latina- de Alain Rouqui (Rouqui, 2009: p.15) en conferencias que dict en junio del 2009 en la Universidad Diego Portales en Santiago y en el Foro Valparaso. En esta ciudad, afirm que la con-solidacin representativa no se puede explicar solo por el fin de la historia o la victoria final de la democracia y el mercado en los aos noventa.

    Para Rouqui, esta primavera de-mocrtica no habra sido posible sin un movimiento de fondo, una tenden-

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    cia fuerte que hizo que la democracia volviera a Amrica Latina y que con-sisti en que la democracia pasara a ser un valor ampliamente compartido. Es decir, en todo el espectro ideolgi-co se gener un consenso en el sentido de que haba que aceptar y acatar los resultados de las contiendas electora-les. Agreg nuestro autor que muchos guerrilleros y revolucionarios se han incorporado al proceso democr-tico como lo demuestra el caso re-ciente de El Salvador y que la lucha armada habra dejado de ser opcin, con excepcin de Colombia donde el conflicto es muy antiguo y persiste, prolongado por los ingresos del narco-trfico y por una anterior desmoviliza-cin fracasada de las guerrillas.

    En un estudio reciente, Ignacio Walker, expresa que no es la demo-cracia como tal la que est en crisis en Amrica Latina. Ya hemos dicho que esta goza de una legitimidad como nunca antes, sin perjuicio del males-tar y el descontento que tambin exis-ten respecto de ella, especialmente en torno a su funcionamiento (Walker, 2009: p. 227). Siguiendo a Przeworski, Walker define la democracia como un sistema de instituciones que aspira a obtener la adhesin espontnea de las principales fuerzas polticas (principal-mente los partidos), basada en la com-petencia poltico electoral y la incer-tidumbre sobre los resultados (Walker, 2009: p. 232). El autor afirma que esta democracia de instituciones es la ms funcional y conducente al objetivo de la gobernabilidad democrtica.

    5. El regionalismo abierto y nuevas tendencias integracionsitas. El caso de UNASUR

    Las tendencias integracionistas en la regin surgieron en los aos sesenta bajo el influjo de las experiencias de las entonces Comunidades Europeas, lo que explica algunas de las caracte-rsticas del primer Tratado de Monte-video, de 1960, que cre la ALALC. Al mismo tiempo, reflejaban las posturas cepalianas de sustitucin de importa-ciones y las tendencias de los propios pases hacia la industrializacin y la modernizacin de la economa y de la sociedad. Las normas originales del Pacto Andino actual Comunidad An-dina de Naciones (CAN) de, por ejem-plo, restringir la repatriacin de utili-dades de las inversiones extrarregiona-les simboliza estos esfuerzos iniciales.

    A partir del 1980, con el nuevo Tratado de Montevideo, que estable-ci la Asociacin Latinoamericana de Integracin (ALADI) nace una estrate-gia diferente que propicia los enten-dimientos directos entre las distintas economas. La ALADI privilegia como modalidad de accin una preferen-cia arancelaria regional y acuerdos bilaterales, los acuerdos de comple-mentacin econmica (ACE), que han resultado ser un mecanismo til para aumentar el comercio intrazonal. El acuerdo de asociacin de Chile con el Mercado Comn del Sur (MERCOSUR) se materializ por esa va y los acuer-dos de libre comercio entre sus miem-bros se registran en ALADI.

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    De este modo, se ha avanzado en una poltica de regionalismo abierto, combinando preferencias arancelarias intrazonales con apertura externa al resto del mundo, pero sin que exista una institucionalidad slida a nivel la-tinoamericano.

    Un desarrollo diferente y que est llamado a tener proyecciones en el fu-turo en la medida en que se concrete el apoyo poltico de los pases es el de la Unin de Naciones Suramerica-nas (UNASUR). El tratado constitutivo fue suscrito en Brasilia el 23 de mayo de 2008 y tras un ao de presidencia transitoria de la presidenta Michelle Bachelet, est instalando su Secreta-ra General en Quito. Componen la Unin doce pases sudamericanos y a partir del quinto ao de su entrada en vigor se podr examinar la solicitud de admisin de otros Estados latinoa-mericanos. El organismo fue resultado de una evolucin de varios aos que en sus comienzos cont con el apoyo de pases como Brasil y Venezuela. Es interesante destacar el Prembulo del tratado que seala que sus miembros entienden que la integracin surame-ricana debe alcanzarse a travs de un proceso innovador que incluya todos los logros y lo avanzado por los pro-ceso del MERCOSUR y de la CAN, as como la experiencia de Chile, Guyana y Suriname, y vaya ms all de su con-vergencia.

    UNASUR no se presenta como un esquema de integracin comercial del tipo rea de libre comercio o unin aduanera, sino que es un impulsor

    de cooperacin en el plano poltico y de armonizacin y convergencia de polticas en diversas reas de inters comn, como las de infraestructura, energa, educacin y otras.

    6. El caso de Chile

    Con 16 millones y medio de habi-tantes y un PIB per cpita de 10 mil dlares, Chile se sita como pas de ingreso medio. Desde el punto de vista geogrfico est alejado de los grandes centros de decisin internacionales pero tiene una insercin externa ac-tiva en lo comercial y en lo poltico, economa abierta y prestigio de buen manejo de lo econmico. El pas ha logrado avances significativos en la disminucin de la pobreza, si bien se mantienen las desigualdades de ingre-so propias de la regin.

    Puede afirmarse que Chile cuenta con recursos del denominado soft power o poder blando segn la cate-gora enunciada por Nye ( Nye, 2004) que le permiten persuadir y posicio-narse pacficamente, apelando a un capital social que combina cohesin interna, gobernabilidad en lo poltico, una cultura que integra identidades y diversidades, interaccin pblico-pri-vada en lo econmico y una poltica exterior reconocible, que le permite maximizar sus atributos y capacidades para contribuir a su propio desarrollo y optimizar su presencia internacional.

    La opinin pblica internacional es favorable a los esfuerzos simultneos

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    por reducir la pobreza del 40% al 13.7% en dos dcadas, a una apertura comercial unilateral muy amplia- 6% de arancel aduanero general, que en la prctica es inferior al 2% por el efec-to de tratados de libre comercio con 58 pases, y una poltica exterior que, adems, propicia soluciones multilate-rales y est dispuesta a realizar tareas de cooperacin desde el mbito bila-teral, aprovechando, por ejemplo, el prestigio a nivel latinoamericano de sus universidades, hasta la contribu-cin a Operaciones de Paz de Nacio-nes Unidas, como en el caso muy sin-tomtico de Hait.

    El traslado de esa sensacin fa-vorable a logros reales en materia de desarrollo y posicionamiento interna-cional funcional a aquel constituye un reto que es preciso abordar. A pesar de sus avances, Chile no es miembro del G20 al que s pertenecen tres pa-ses latinoamericanos por un tema de volumen o de peso especfico, que de alguna manera lo siguen dando en la nueva realidad del siglo XXI los vie-jos atributos de poblacin, territorio, recursos naturales y acumulacin de capital.

    Al respecto, hay que considerar al menos, tres elementos: el posicionamiento frente a la crisis,

    en lo interno y externo. Se ha reco-nocido al Gobierno la capacidad de adelantarse a la crisis mediante po-lticas contracclicas que le permi-tieron ahorrar cuando el valor de sus productos de exportacin, en particular el cobre, alcanzaron pre-

    cios muy altos y adoptando medi-das de estmulo coordinadas entre el Ministerio de Hacienda y el Ban-co Central, con adecuada informa-cin al Parlamento y los diversos sectores polticos y empresariales.

    el tipo de liderazgo internacional ejercido por la Presidenta Bachelet y su Gobierno as como la estabi-lidad del sistema democrtico ma-nifestada por el ordenado proceso electoral que culmin con el triunfo de Sebastin Piera, candidato de la oposicin. En este plano, Chile no tiene el peso fsico de otros pa-ses en poblacin y territorio y, sin embargo, puede utilizar el prestigio de una economa sana y un proce-so poltico estable. Puntos altos en esta lnea fueron las intervenciones de la Presidenta en la Asamblea General de Naciones Unidas, en los perodos ordinarios de sesiones de 2008 y 2009.

    la contribucin del pas a una Am-rica Latina ms influyente en los asuntos mundiales. Estimamos que la forma de asumir un rol interna-cional y de aprovechar nuevos po-sicionamientos como ser el ingre-so a la OCDE que implica prestigio, contactos y acceso a informaciones y proyectos a la vez que cumplir con altos estndares en determi-nadas polticas es a travs de una base fuerte en Amrica Latina. A pesar de las inestabilidades pro-pias de los procesos regionales de consulta e integracin, Chile puede asumir, junto a otros, la bsqueda

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    de convergencia en materias funda-mentales de coordinacin de pol-ticas como energa, infraestructura, cooperacin econmica, sin perjui-cio de las diferencias en matices en lo econmico y en lo poltico.

    7. Las tendencias en Amrica Latina en la post guerra fria. Brasil, Venezuela y otros actores

    En el marco de la crisis internacio-nal actual, en la regin pueden presen-tarse distintos escenarios y situaciones: nuevos desafos o el hecho de que los grandes centros de poder no le presten atencin, pero a la vez oportunidades de accin ms asertiva.

    En 2004, durante el Gobierno de George W. Bush y con el recuerdo rela-tivamente reciente de los atentados del 11-S y en un contexto de precrisis, dos autores norteamericanos, Joseph Tul-chin y Ralph Espach sostuvieron que sin la rgida estructura ideolgica y geoestratgica de la Guerra Fra los pases latinoamericanos reciben una atencin menor que antes por parte de las potencias mundiales. Por otra parte, sealaron que desde un punto de vista ms amplio, los pases de Amrica Latina son cada vez ms im-portantes para la hegemona global en trminos de economa y seguridad as como para el conjunto del mundo por-que se entretejen temas clave para las potencias mayores como son el nar-cotrfico, la inmigracin ilegal, la ne-cesidad de incrementar las exportacio-

    nes y la delincuencia internacional.En ese contexto, la tesis de estos au-

    tores apunta a que Amrica Latina con-taba con una oportunidad para ampliar su autonoma en el sistema internacio-nal los intereses de seguridad de los Estados Unidos en la regin se haban flexibilizado pero a su juicio los Esta-dos latinoamericanos tenan que apren-der a pensar en trminos estratgicos y actuar resueltamente en los asuntos del continente y del mundo (Tulchin y Es-pach 2004: pp.10, 11,22 y 23).

    Por su parte, en su anlisis de la dimensin poltica del futuro equili-brio mundial por reas geogrficas, Hobsbawm pone de relieve una visin recurrente respecto de nuestra regin (Hobsbawm 2008:p.45): Amrica del Norte es dominada por una economa regional, Estados Unidos; en Europa, la Unin Europea tiene en su futuro lgico, cuando desaparezcan los ves-tigios de la Guerra Fra, una asocia-cin con pases ex comunistas incluida Rusia; en el este y sudeste del Asia, China apunta a tener hegemona eco-nmica, aunque Japn seguir siendo protagonista y lo ser tambin la India. Para este historiador, ni la regin mu-sulmana occidental ni frica albergan una economa hegemnica, en tanto en Sudamrica por su mero tamao y potencialidades, la economa brasilea tendr un rol central, sobre todo si la mexicana pasa a ser un apndice del sistema norteamericano.

    En la visin de Hobsbawm esto no significa que estas economas estn en conflicto con la economa global, que

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    ya refleja una interdependencia que les aporta beneficios reales o potenciales y s implica que la globalizacin no puede, como pretende el neoliberalis-mo, asemejarse al suave fluir de una corriente lquida. Agreguemos que la actual crisis ha corroborado dramti-camente esta ltima afirmacin.

    Brasil al que mencionamos como BRIC en la seccin 3.2. de este artculo bajo el ex Presidente Henrique Cardo-so y en particular en la actual Admi-nistracin del Presidente Lula da Silva, ha incrementado su visibilidad a nivel regional y mundial.

    La acadmica Regina Soares de Lima, de la Universidad Candido Mendes de Rio de Janeiro, sintetiza el posicionamiento internacional de Brasil, pas que consolid sus fron-teras a comienzos del siglo XX. Para ella, a partir de la post segunda gue-rra mundial y en el marco de pro-puestas como la de la CEPAL, el pas asumira una identidad regional bra-silea (Soares de Lima, 2008, p.99). Este retorno a la regin se vincul a la superacin de la rivalidad con Ar-gentina a partir del Programa de Co-operacin de 1986 y del MERCOSUR y posteriormente a un nfasis sudame-ricano, que la autora vincula a una reaccin ante el ingreso de Mxico al TLCAN que se percibi como la prdida de ese pas para la coalicin latinoamericana (Soares de Lima, 2008, p.101). As, durante el primer mandato del Presidente Lula da Silva Amrica del Sur fue definida como el punto de partida para una nueva

    insercin de Brasil en el sistema inter-nacional (Soares de Lima, p: 99).

    Actualmente, en la segunda Admi-nistracin del Presidente Lula, Brasil busca adems del MERCOSUR cons-truir espacios de cooperacin regional en las reas de la energa y la infraes-tructura fsica a la vez que desarrolla nuevos intereses geoeconmicos, re-sultantes de la expansin de las inver-siones de empresas brasileas en la re-gin (Soares de Lima, p.110). Brasil tambin apunta a una mayor relacin con Centroamrica y el Caribe y a una aproximacin limitada a Estados Uni-dos particularmente para cooperar en fuentes energticas renovables como los biocombustibles y a participar ac-tivamente en los foros mundiales.

    En los ltimos aos, la posicin internacional de Brasil ha aumentado sostenidamente su visibilidad. Utili-zando parmetros anlogos a los em-pleados para el caso de Chile en la sec-cin 5.5. cabe afirmar que Brasil con sus propias caractersticas, produccin diversificada y gran poblacin abor-d la crisis en forma inteligente, ha adoptado en forma creciente un rol de intermediador y moderador en con-flictos en la regin y en Amrica del Sur, con una participacin activa en el G-20 y en los foros mundiales y re-gionales. La obtencin de la sede de la Olimpadas del ao 2016 para Ro de Janeiro fue planteada por el Presi-dente Lula da Silva como una aspira-cin sudamericana y en su simbolismo guarda paralelismo con la importan-cia asignada por China a los pasados

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    juegos de Beijing y a la prxima Feria Universal de Shangai en 2010.

    Una situacin especial siguen sien-do las polticas de corte revisionista en lo interno donde ha sido fuertemente criticado por su poltica de control de algunos medios de comunicacin y externo de la Repblica Bolivariana de Venezuela, bajo la presidencia de Hugo Chvez. En esta ltima se man-tiene con retrica antiimperialista en la corriente principal de las relaciones sudamericanas y latinoamericanas, a la vez que anuncia milicias y se en-vuelve en fuertes pugnas con la oposi-cin en situaciones relativas a libertad de informacin, juega en la poltica mundial relacionndose con pases como Irn y adquiriendo armamento en Rusia, lo que lo pone en una suer-te de situacin lmite en las relaciones con Estados Unidos. En todo caso, con la Administracin Obama el nivel de tensin ha bajado, comparado con la anterior del ex Presidente Bush. Algo anlogo sucede en sus relaciones con Espaa, que llegaron a un punto ms bajo en el duelo verbal que sostuvo con el Rey en Santiago, en la Cumbre Iberoamericana de 2007, y en las que combina diplomacia visita a Madrid en septiembre de 2009 y relaciones econmicas (inversiones petrolferas de Repsol-YPF en Venezuela).

    Las polticas de Chvez combinan socialismo del siglo XXI, caudillis-mo, cierta dosis de pragmatismo para jugar la carta petrolera, siempre po-derosa incluso con las fluctuaciones de precios, Venezuela contina siendo

    uno de los pases latinoamericanos con mayores relaciones comerciales con Estados Unidos y un grado de histrio-nismo que atrae la atencin de los me-dios. Me correspondi atenderlo como Intendente Regional de Valparaso durante la visita que hizo a Chile en 2001 en el Gobierno de Ricardo Lagos y pude apreciar su manejo de los me-dios, su inters por el detalle en todo lo que concierne al desarrollo y su esti-lo que rompe el protocolo tradicional, sin quebrarlo totalmente. Durante la navegacin por la baha de Valpara-so en una moderna lancha torpedera de la Armada, Chvez se dirigi direc-tamente al personal de marinera que atenda a la comitiva, en presencia del Almirante de la I Zona Naval, para preguntarles por sus grados, carrera en la Armada y otros y formul diversos comentarios y observaciones sobre la materia, y cre una situacin de cierto desasosiego entre quienes nos encon-trbamos all.

    Una especialista venezolana, Ana Mara Sanjun, del Centro para la paz y los derechos humanos de la Univer-sidad Central de Venezuela, observa que Chvez lleva adelante su poltica exterior desde un marco nacional especfico, en que la energa juega un papel crucial. Ms nacionalismo en lo interno un papel ms extendido del Estado, mayor independencia de Es-tados Unidos y una expansin de la demanda energtica son los factores que sustentan su actual agenda regio-nal (Sanjun, 2008, p.158). Agrega la autora que mediante diversas formas

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    de integracin alternativa, solo en 2007, Venezuela comprometi en la regin casi 8.800 millones de dlares en donaciones, financiamientos de di-versa ndole, compra de ttulos pbli-cos, emprendimientos sociales y ayuda energtica (Sanjun 2008, p.62).

    8. Lineamientos para el futuro

    Una mirada a la situacin actual de la regin permite comprobar que como ha sido siempre se dan relaciones de asimetra de poder con Estados Unidos y que tambin como ha sido igualmente una tendencia no hay polticas concer-tadas que sean claramente latinoameri-canas.

    Se presentan fracturas (Russell y Tokatlian, 2009) entre el norte y el sur de la regin y el propio Estados Unidos tendra polticas diferenciadas para ambas reas geogrficas, que tie-nen sensibilidades diferentes respecto de la potencia en materias de seguri-dad. En este sentido, la geografa sera el factor fundamental en la determi-nacin del grado de importancia rela-tiva de Estados Unidos para los pa-ses o subregiones de Amrica Latina (Russell y Tokatlian, 2009: p. 214).Por otra parte, en la actual coyuntura internacional se dan las condiciones para aprovechar diversas opciones mediante una poltica externa activa por parte de los pases de la regin. Y, en ese sentido, las tendencias a la fragmentacin y tambin a una ma-yor heterogeneidad de nfasis y lneas

    de accin pueden significar tambin oportunidades de movilidad en lo in-ternacional.

    En un estudio reciente, Roberto Russell y Juan Gabriel Tokatlian abor-dan las opciones estratgicas de Am-rica Latina frente a Estados Unidos y sealan la importancia de atraer a dicha potencia a la resolucin polti-ca y en comn de problemas compar-tidos que afectan por igual a todos los pases de la regin (Russell y Tokat-lian. 2009, pp. 229 y 230) esfuerzos en que podran intervenir mecanismos latinoamericanos ad hoc y tambin la OEA.

    Las estrategias que visualizan estos autores seran las de multilateralismo vinculante (para que este multilatera-lismo sea posible es preciso que exista un orden internacional que cuente con un alto grado de institucionalizacin y pueda inducir a la gran potencia a adherir o aplicar las normas existen-tes); contencin acotada (creacin progresiva de espacios e instrumentos regionales de accin que reduzcan, excluyan o prevengan la accin de la gran potencia en un rea geogrfica y favorezcan la capacidad colectiva de interaccin con Washington); y co-laboracin selectiva (construccin de lazos cooperativos con Estados Unidos para incidir en la forma que ejerce su poder e influencia, reducir incertidumbres, hacer frente en for-ma conjunta a problemas comunes en los planos bilateral o multilateral y en problemas tales como migraciones, debilidad estatal, crimen organizado

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    y drogas ilcitas), y pueden ser usadas indistintamente (Russell y Tokatlian 2009: pp. 224-227). Naturalmente, en general estas polticas o modelos son adaptables a una accin latinoameri-cana externa con el resto del mundo.

    Entre los retos para el futuro que surgen de este anlisis, cabe sintetizar:a) la coyuntura internacional en el

    segundo semestre de 2009 parece caracterizarse por los esfuerzos por superar la crisis financiera y econ-mica y ayudar a la recuperacin, lo que impone dilogos e interaccio-nes como las que se llevan a cabo en el G 20. Igualmente, cierto re-acomodo poltico por las nuevas iniciativas an no totalmente de-cantadas pero ms alineadas con la institucionalidad y multipolaridad internacional de la Administra-cin Obama. En este contexto, se abren espacios potenciales para que Amrica Latina cumpla una funcin activa en las principales de-liberaciones polticas y econmicas que se llevan a cabo.

    b) Para aprovechar adecuadamente esta coyuntura deber existir cierto grado de coordinacin de polticas de parte de Amrica Latina en su conjunto o de reas y subregiones como Amrica del Sur, adems de las relaciones interamericanas en el marco de la OEA o de las Cumbres, que tienen mayor incidencia en los temas que efectivamente se tratan a ese nivel y que interesan en comn a la regin y a Estados Unidos. En-tre ellos, cabe mencionar los rela-

    tivos a democracia y los derechos humanos, el narcotrfico, algunas crisis polticas y un debate poltico sobre los intereses de ambos po-los de la relacin, sus asimetras y complementariedades.

    c) En lo primero, al nivel latinoameri-cano, la situacin de Mxico opera-r como una especie de bisagra en-tre su relacin econmica creciente con Amrica del Norte y Estados Unidos y su necesidad de mantener vnculos que la equilibren con los vecinos del sur sin que empero le sea posible asumir en este caso un liderazgo, salvo respecto de su en-torno geogrfico ms inmediato.

    d) En lo que toca a Amrica del Sur, la integracin parece apuntar a las consultas polticas frecuentes para lo cual es importante la consolida-cin jurdica de la UNASUR y a una integracin ms orientada a la inte-gracin fsica y de coordinacin de polticas en el plano del desarrollo econmico y social que en nuevos mecanismos relacionados con el li-bre comercio o la unin aduanera.

    e) Es importante mantener el horizon-te y las perspectiva de un rea de libre comercio regional que puede ser fruto de un proceso evolutivo y gradual de convergencia de esque-mas y modalidades ya existentes y que, al mismo tiempo, encierra dificultades por la diversidad de polticas comerciales y acuerdos subregionales y preferenciales, co-existiendo as tendencias a la frag-mentacin y a la integracin.

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    f) Se percibe como tendencia una po-sicin activa de Brasil que asume un rol de potencia mediana y cre-ciente a nivel internacional, con un estilo a la vez asertivo y moderado como el que juega el Presidente Lula da Silva.

    g) Chile, en las postrimeras del go-bierno de la Presidenta Bachelet, sobre la base de su amplia apertura internacional, estabilidad democr-tica y manejo acertado de la crisis puede jugar un rol articulador de las diferencias al interior de la re-gin. En este sentido, es importante conjugar su presencia en el mbito internacional que se puede refor-zar con el ingreso a la OCDE, con una base de accin en lo poltico a nivel latinoamericano y sudame-ricano que le permita, junto con otros actores y conglomerados, influir en los asuntos regionales y mundiales.

    h) En los casos de Brasil, Argentina y Mxico, que participan en el G-20, y de Chile, que tiene experiencia en el APEC y en materia de tratados de libre comercio, y mediante las in-versiones externas de sus empresas, pueden asumir un rol activo en una eventual reanudacin de la Ronda de Doha y en los estudios y consul-tas que estn en desarrollo con vis-tas a una reforma de las organiza-ciones financieras internacionales. Para estos efectos, resulta necesaria la interaccin de los sectores pbli-co y privado.

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