ACOMPAÑANDO A MARÍA EN SU SUFRIMIENTO · más grande y más fuerte que todo dolor y todo...

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ACOMPAÑANDO A MARÍA EN SU SUFRIMIENTO DEVOCIÓN DE LOS SIETE DOLORES MATILDE EUGENIA PÉREZ TAMAYO

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ACOMPAÑANDO A MARÍA

EN SU SUFRIMIENTO

DEVOCIÓN DE LOS SIETE DOLORES

MATILDE EUGENIA PÉREZ TAMAYO

“En la Virgen María todo es referido aCristo y todo depende de Él;

en vistas a Él, Dios Padre la eligió desdetoda la eternidad como Madre toda santay la adornó con dones del Espíritu Santo,que no fueron concedidos a ningún otro”.

(Marialis Cultus, Pablo VI, N.25)

“La piedad popular es un imprescindible punto de partida

para conseguir que la fe del pueblomadure y se haga más fecunda”.

(Aparecida N. 262)

“Las formas en que se manifiesta la piedad mariana,

sujetas al desgaste del tiempo,parecen necesitar una renovación

que permita sustituir en ellas los elementos caducos, dar valor a los perennes

e incorporar los nuevos datos doctrinalesadquiridos por la reflexión teológica,

y propuestos por el magisterio eclesiástico”.

(Pablo VI, Marialis Cultus N.24)

PRESENTACIÓN

La devoción de los Siete Dolores deMaría, es hermana del Rosario y del Víacrucis, y tiene como ellos una largatradición en la Iglesia.

En su individualidad, esta devoción estáfundamentada en diversas y múltiplesrevelaciones privadas, entre las cuales sedestacan las de santa Isabel de Hungría,que vivió entre los años 1207 y 1231, y sedistinguió por su amor y su servicio a lospobres. Y las de santa Brígida de Suecia,que vivió entre los años 1303 y 1373, yexperimentó diversas visiones yapariciones a lo largo de toda su vida,algunas de ellas referidas precisamente ala consideración de los sufrimientos deMaría, por ser la Madre de Jesús, el Hijoeterno de Dios.

Según lo refiere san Alfonso María deLigorio, el santo mariano por excelencia,Jesús mismo fue quien “le habló” a SantaIsabel, prometiéndole que daría graciasmuy especiales a quienes meditaran confrecuencia y devoción en los doloresespirituales de su Madre a lo largo de suvida terrena.

A santa Brígida le dijo la Virgen en unade sus apariciones: “Miro a todos los queviven en el mundo, para ver si hay quiénse compadezca de mí y medite mi dolor,más hallo poquísimos que piensen en mitribulación y padecimientos. Por eso tú,hija mía, no te olvides de mí que soyolvidada y menospreciada por muchos.Mira mi dolor e imítame en lo que puedas.Considera mis angustias y mis lágrimas yduélete de que sean tan pocos los amigosde Dios”.

También se relaciona con esta devoción laOrden de los Servitas – frailes Siervosde María -, comunidad religiosa fundadaen Italia, en el siglo XIII.

El símbolo de la devoción de los SieteDolores, es el corazón de María rodeadopor la corona de espinas de Jesús,atravesado por siete espadas, que hacenalusión a la profecía del anciano Simeón,según la narración del Evangelio de sanLucas (2, 22-35), y coronado por unaslenguas de fuego que representan suamor ardiente a Dios y a la humanidadentera.

El Rosario o la Corona de los SieteDolores se reza proclamando primero eldolor de la Virgen que se va a considerar,es decir, el acontecimiento en el cual sucorazón de Madre se une íntimamente

con el corazón de Jesús, su Hijo, ypadece con él sus angustias y dolores porla salvación del mundo. Luego se añadenun Padrenuestro, siete Avemarías, y elGloria que exalta a la Santísima Trinidad.La repetición de las Avemarías debe irunida a la meditación del acontecimientoque se propuso al comienzo.

Es especialmente apropiado ofrecer estaoración por los pecados propios y por lospecados del mundo, pidiéndole a la Virgenque nos ayude a tener verdaderoconocimiento y profundo dolor del malque hacemos, y de todo el mal que en elmundo se opone a la Verdad y el Amor deDios.

Además, también podemos unir losdolores y sufrimientos de nuestra vidacotidiana, y los dolores y sufrimientosque el mundo padece, a los dolores que

padeció Nuestra Señora, pidiendo paranosotros y para la humanidad entera, lagracia de ser fuertes y constantes en lalucha contra el mal y el pecado que nosacosan, y que intentan destruir la obraque Dios realiza en todos y cada uno denosotros.

La Corona de los Siete Dolores de María,es una oración que se puede rezar encualquier momento del día y del año, peroque parece especialmente adecuada parael Tiempo de Cuaresma, la Semana Santa,y en la Fiesta de la Exaltación de laSanta Cruz, el 3 de mayo o el 14 deseptiembre, según la costumbre, y el 15de septiembre, Memoria de NuestraSeñora de los Dolores. Teniendo encuenta que es una oración que reúne en símisma la alabanza, la acción de gracias, yla petición humilde de perdón.

MOTIVACIÓN INICIAL

La vida de María está íntimamente unidaa la vida de Jesús. María existe paraJesús, para ser su Madre en la carne. Losacontecimientos más importantes en lavida de Jesús, son tambiénacontecimiento de primer orden en lavida de María. Los evangelios nos dan fede ello.

Uno de estos acontecimientos que unen lavida de Jesús y la de María es laPresentación de Jesús niño en el Templode Jerusalén, cuarenta días después desu nacimiento, como mandaba la Ley deMoisés, y su encuentro con el ancianoprofeta Simeón, según el relato delEvangelio de san Lucas.

“Cuando se cumplieron los días de lapurificación de ellos, según la Ley de

Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalénpara presentarlo al Señor, como estáescrito en la Ley del Señor: “Todo varónprimogénito será consagrado al Señor”, ypara ofrecer en sacrificio un par detórtolas o dos pichones, conforme a loque se dice en la Ley del Señor.

Y he aquí que había en Jerusalén unhombre llamado Simeón; este hombre erajusto y piadoso, y esperaba la consolaciónde Israel; y estaba en él el EspírituSanto. Le había sido revelado por elEspíritu Santo que no vería la muerteantes de haber visto al Cristo del Señor.Movido por el Espíritu, vino al Templo; ycuando los padres introdujeron al niñoJesús, para cumplir lo que la Leyprescribía sobre él, lo tomó en brazos ybendijo a Dios diciendo: “Ahora, Señor,puedes, según tu palabra, dejar que tu

siervo se vaya en paz; porque han vistomis ojos tu salvación, la que haspreparado a la vista de todos los pueblos,luz para iluminar a los gentiles y gloria detu pueblo Israel”.

Su padre y su madre estaban admiradosde lo que se decía de él.

Simeón les bendijo y dijo a María, sumadre: “Este está puesto para caída yelevación de muchos en Israel, y para serseñal de contradicción - ¡y a ti misma unaespada te atravesará el alma! - a fin deque queden al descubierto las intencionesde muchos corazones”.” (Lucas 2, 22-35). Vamos a rezar ahora la Corona de losSiete Dolores de María, según latradición de la Iglesia. Aunqueseguramente fueron muchos más, los queenunciaremos pueden ser considerados

como los más importantes ysignificativos.

A medida que vamos repitiendo lasAvemarías, pensemos en los sentimientosde Nuestra Señora, en las diversascircunstancias que tuvo que enfrentarcomo mujer y como madre en cada uno deestos momentos, y de manera muyespecial, en la inmensa desolación queexperimentó su corazón amoroso, en eldesarrollo de la Pasión y Muerte deJesús. Hagámoslo con recogimiento y devoción, yofreciendo a Dios el dolor de todas lasmadres de nuestro país y del mundo. Eldolor de las madres de los secuestradosy de los desaparecidos; de los niños y losjóvenes que mueren a causa de laviolencia. El dolor de las madres que

pierden sus hijos en la droga y el alcohol,o en cualquier otro vicio que obnubila lamente y destruye la voluntad. El dolor delas madres que ven sufrir a sus hijos acausa de su pobreza, en cualquier lugarde nuestra patria y en todos los rinconesde la tierra. Pidamos para todas ellas elconsuelo y protección de María, Madrede Jesús y Madre nuestra, colaboradoramaravillosa de su Hijo en la salvación delmundo.

PRIMER DOLOR DE MARÍA:

LA PROFECÍA DEL ANCIANOSIMEÓN,

EN EL TEMPLO DE JERUSALÉN

Cuando Simeón se alejó, María y Joséemprendieron su camino de regreso aBelén. Las palabras del profetacontinuaban resonando en la intimidad de

sus corazones, y entendieron con todaclaridad, que Dios mismo había habladopor boca del anciano.

En el secreto de su alma, María repasabatodo lo que había oído decir sobre Jesús,primero al ángel Gabriel, luego a Isabelsu parienta, después a José que le habíacontado su sueño con el ángel; hacíaapenas unos pocos días, a los pastores deBelén, y ahora a Simeón, el profeta deYahvé. El Misterio de Dios, presente enJesús, llenaba su existencia; la fe y laesperanza eran su fuerza; la alegría detener a su hijo y de compartir con Diossu secreto maravilloso, iluminaba su vidasencilla y pobre.

El dolor que vendría y que ya sentíancaminar a su lado, no podría, de ningunamanera, sumirlos en la tristeza, porque

sabían que el amor de Dios es siempremás grande y más fuerte que todo dolor ytodo sufrimiento.

Entonces, alegre y gozosa, María renovóuna vez más su entrega, repitiendo en sucorazón, su “SÍ” incondicional a Dios,aquella bella mañana de la anunciación:“He aquí la sierva del Señor; hágase enmí según tu palabra” (Lucas 1, 38).

PadrenuestroSiete AvemaríasGloria...

SEGUNDO DOLOR DE MARÍA:

LA HUÍDA A EGIPTO

El Evangelio según san Mateo nos refierela visita de los sabios de Oriente a Jesús,guiados por una estrella. Y a continuación,la huída de María y José, con Jesús

recién nacido, como desplazados de supaís, para protegerlo de la ira deHerodes, que equivocadamente veía en él,una amenaza directa para su reinado.

Del mismo modo que la visita de estospersonajes extraños, fue para María yJosé, un motivo de gran alegría, el avisodel ángel para que salieran rápidamentede Israel y se refugiaran en Egipto, lescausó un gran dolor, no sólo por lo que unviaje repentino implicaba en sí mismo,sino también por lo que significaba paraellos, dejar su tierra, su familia, susamigos, su modo de vida, y dirigirse a unpaís extranjero donde todo es diferentey por la misma razón, profundamenteintimidante.

Sin embargo, ambos vieron en estascircunstancias difíciles de su vida laVoluntad de Dios, y enfrentaron el

momento con valor y dignidad, seguros deque Él mismo los protegía y los guiaba.

La vida de Jesús, María y José, enEgipto, como desterrados, fue una vidacon todas las dificultades propias de sucondición. Pero su fe se fue haciendocada vez más fuerte, y resistieron laprueba.

PadrenuestroSiete AvemaríasGloria...

TERCER DOLOR DE MARÍA:

LA PÉRDIDA Y HALLAZGO DE JESÚS EN EL TEMPLO DE JERUSALÉN

Lucas nos cuenta que cuando Jesúscumplió los 12 años, edad en la que losvarones israelitas empezaban a ser

servidores de la Ley, fue con sus padresa Jerusalén, para celebrar allí la Fiestade la Pascua. Y nos dice que al volver acasa, al concluir la primera jornada decamino, María y José no lo encontraronentre sus parientes y amigos, por lo quedebieron regresar a la ciudad.

Allí, al cabo de tres días, lo hallaron en elTemplo, hablando con los doctores, queestaban admirados de su sabiduría. Podemos imaginar fácilmente, el dolor deMaría ante la ausencia de Jesús, ytambién, el impacto que les causó a ella ya José su respuesta tajante y sinexplicaciones: - “¿Por qué me buscaban?...¿No sabían que debo encargarme de lascosas de mi Padre?...”.

Nunca antes Jesús les había hablado deesta manera. Siempre había sido un niño

cariñoso, obediente, sumiso... Entonces,¿qué pasaba ahora?... ¿Qué razonestenía para actuar de esta manera?... Todosonaba extraño y difícil de entender.

María guardó silencio. De su boca no salióni una sola palabra de reproche, y sucorazón permaneció libre de todoresentimiento. Se mantuvo serena yhumilde. En lo profundo de su alma unaluz empezaba a abrirse caminolentamente, y ella comprendió que aquelsuceso era una nueva manifestación delMisterio de Jesús; un misterio que ni ellani José entendían, pero que ambosamaban, aceptaban y acogían con sucorazón de creyentes fieles.

Y no sucedió nada más. El evangelista sólodice que Jesús regresó con María y Joséa Nazaret, “y vivía sujeto a ellos. Sumadre conservaba cuidadosamente todas

las cosas en su corazón” (Lucas 2, 51).

PadrenuestroSiete AvemaríasGloria...

CUARTO DOLOR DE MARÍA:

LA MADRE SE ENCUENTRA CONJESÚS

EN EL CAMINO DEL CALVARIO

Aunque no estuviera presenteconstantemente a su lado, porque lascircunstancias y las costumbres no se lo

permitían, no podemos dudar de queMaría siguió muy de cerca todas lasactividades de Jesús a lo largo de su vidapública. Hasta sus oídos llegaban las alabanzas dequienes creían en él, y también las falsasacusaciones que le hacían.

Por eso, no fue difícil para ella, enterarsede la persecución de los fariseos, losdoctores de la ley, y los sumossacerdotes, y tampoco de los sucesos quetuvieron lugar en el Monte de los Olivos,mientras Jesús oraba, después de habercelebrado la Pascua con sus discípulos.Del juicio del Sanedrín, aquella mismanoche; del juicio de Pilato, muy tempranoen la mañana; de la flagelación y lacoronación de espinas; y, finalmente, desu condena a muerte de cruz.

Tan pronto como llegó a sus oídos lanoticia de que Jesús había salido delpalacio de Pilato, cargado con la cruz, yque era llevado por los soldados para serejecutado, María ya no pudo permanecermás tiempo lejos de él, y aunque un dolorinmenso laceraba su alma, corrió a suencuentro. No podía dejarlo solo, enaquella hora trágica y definitiva; su amorde madre no se lo permitía.

Ya podemos imaginar el infinito dolor dela Madre, cuando pudo acercarse a Jesús,abriéndose paso entre la turba. Lo quesintió al ver de cerca su mirada triste, surostro ensangrentado, la corona deespinas que hería su cabeza, la pesadacruz que arrastraba con dificultad, y lasheridas de su cuerpo castigado con losazotes de sus verdugos.

Seguramente los soldados romanostrataron de alejarla, como hacían siemprecon las madres de los condenados, peroella insistió en seguir el cortejo a pesarde su inmenso sufrimiento, y su totalimpotencia para cambiar las cosas.

PadrenuestroSiete AvemaríasGloria...

QUINTO DOLOR DE MARÍA:

LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE DE JESÚS

Imposible pensar en otro momento másdoloroso en la vida de María, que aquelen el que vio a Jesús crucificado como uncriminal; desecho físicamente, humillado

por los jefes de su pueblo, y a punto yade morir, en medio del silencio y laaparente ausencia de Dios. La presencia de María al pie de la cruz,debió ser para Jesús un gran consuelo y ala vez un nuevo dolor. Sentía su amor demadre y todo lo que ese amor lecomunicaba de ternura, de apoyo, decomprensión, de paz; pero experimentabatambién la angustia de verla allípadeciendo todos y cada uno de sussufrimientos físicos y espirituales, en unaíntima compenetración, y no podía hacernada para dar a su corazón adoloridoaunque fuera el más pequeño alivio, unaesperanza.

¿Cómo pudo María permanecer al pie dela cruz de Jesús, sin morir ella tambiénde dolor?... La respuesta es clara: por la

fuerza de su fe inconmovible y su amorprofundo y generoso, a Dios y a suVoluntad salvadora. El Espíritu Santo lallenó con sus dones y sus gracias para queviviera esta circunstancia trágica, sindejarse arrastrar al abismo de ladesesperación, segura y confiada en quesi Dios había permitido que sucediera loque estaba sucediendo, era porque aquelacontecimiento entraba en sus planes deamor por los hombres.

La muerte de Jesús, dramática ysobrecogedora, pone punto final a laescena. María siente que su corazón sedesgarra por el dolor que experimenta.Las palabras del anciano Simeón muchosaños atrás, resuenan en su mente y en sucorazón una vez más, pero un momentodespués, aunque todo sigue siendooscuro, en el secreto de su alma, llena del

Espíritu Santo, parece nacer unaesperanza.

PadrenuestroSiete AvemaríasGloria...

SEXTO DOLOR DE MARÍA:

JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y COLOCADO EN LOS BRAZOS

DE SU MADRE

Una de las obras del arte religioso, másfamosas en el mundo entero, es "La

Pietá" de Miguel Ángel. Representa aMaría con Jesús muerto en sus brazos.El artista plasmó majestuosamente enesta maravillosa obra, un momentocumbre en la vida de Nuestra Señoracomo madre de Jesús.

María contempla amorosa y doliente, elcuerpo exánime de su hijo, que yaceinmóvil en sus brazos de madre. Losmismos brazos que lo acunaron cuandoera pequeño, las mismas manos que loacariciaron con ternura y delicadezacuando estaba enfermo y cuando dormía.

Lo contempla en absoluto silencio que esoración callada. Con pleno dominio de susemociones maternales. Su rostro expresacon total transparencia los sentimientosmás íntimos y profundos de su corazón,desgarrado por la muerte injusta yhorrible que ha padecido.

Detenernos ante esta imagen de María,admirarla como obra de arte y también,como creyentes, nos llevainmediatamente a pensar en el inmensosufrimiento que invadió la vida entera dela Madre y la inmensa soledad en quequedó sumida su alma, después de lamuerte cruel de Jesús.

Muchos momentos de tristeza y desoledad interior debió enfrentar María alo largo de sus años, pero este es elprincipal de todos, la circunstancia másdifícil de encarar, y también la másincomprensible para ella.

Pero en su corazón está la fe, y cuandohay fe, todo sufrimiento, por grande quesea, es soportable. Porque la fe dasentido aún a lo que no se puedecomprender.

PadrenuestroSiete AvemaríasGloria...

SÉPTIMO DOLOR DE MARÍA:

JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO

Los evangelios no nos lo dicen conclaridad, pero es fácil suponerlo. Maríaacompañó a Jesús hasta su sepultura, lacual se realizó precipitadamente por laproximidad de la celebración de laPascua. Estaban con ella, Juan y las

demás mujeres que habían permanecido asu lado desde su llegada al Calvario, ydurante todo el tiempo que se prolongó laagonía de Jesús.

Una vez cerrada la tumba, y sellada, comoera costumbre, María abandonó el lugarcon su dolor y su soledad a cuestas. En elsecreto de su corazón, María oraba y ensu oración callada pero ferviente, repetíauna y otra vez su “SÍ” de Nazaret.

María no comprendía los hechos queacababa de presenciar, no entendía porqué Jesús, su hijo querido, el Hijo delDios Altísimo, había muerto así, en plenamadurez, dejando a medio camino sumisión de profeta del Señor; y tampocoentendía por qué su muerte había sidotan cruel, tan humillante; la muerte de uncriminal.

María no comprendía, pero sabía, teníaplena certeza de que las cosas de Dios noson para entenderlas sino para aceptarlascon humildad, con fe, con esperanza.

María callaba... María oraba... María seentregaba nuevamente... María creía... Seguía creyendo a pesar delo que había sucedido con Jesús.María amaba... Seguía amando a pesar delo que le habían hecho a Jesús. María esperaba... Seguía esperando apesar del aparente fracaso de Jesús; desu profundo dolor de madre, de suinmensa soledad, del hondo vacío quesentía en su corazón.

Sabía que Dios no defrauda a nadie,porque es el Dios del amor, el Dios delperdón, el Dios de la Vida.

Padrenuestro

Siete AvemaríasGloria...

ORACIÓN FINAL:

Virgen María, Madre de los Dolores,bendícenos y protégenos con tu amor tierno y delicado, y bendice y protege a todas las madres del mundo.

Ayúdanos a escuchar siempre con fe y esperanza, la voz de Jesús, y a acoger con amor la Voluntad de Diospara nuestra vida.

Queremos, Señora Nuestra, vivir íntimamente unidos a tu corazónhumilde y generoso, sencillo y fervoroso,y al corazón misericordioso y compasivo

de Jesús, que cumpliendo maravillosamente la Voluntad del Padre, alcanzó para todos nosotros, la salvación. Amén.

Padrenuestro por las intenciones delSanto Padre y de la Iglesia.

BIENAVENTURANZAS DE MARÍA

“Bienaventurados los que escuchanla Palabra de Dios y la cumplen” (Lucas 11, 28)

"Bienaventurados los pobres deespíritu, porque de ellos es elReino de los cielos.Bienaventurados los mansos,porque ellos poseerán en herenciala tierra.Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.Bienaventurados los que tienenhambre y sed de justicia, porqueellos serán saciados.Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.Bienaventurados los limpios de

corazón, porque ellos verán a Dios.Bienaventurados los que trabajanpor la paz, porque ellos seránllamados hijos de Dios.Bienaventurados los perseguidospor causa de la justicia, porque deellos es el Reino de los cielos.Bienaventurados serán cuando losinjurien y los persigan y digan conmentira toda clase de mal contraustedes por mi causa. Alégrense yregocíjense, porque surecompensa será grande en loscielos; pues de la misma manerapersiguieron a los profetasanteriores a ustedes" (Mateo 5,3-12)

“Bienaventurados los que creensin haber visto” (Juan 20, 29)

María es bienaventurada, porque tuvosiempre, a lo largo de toda su vida,conciencia de su pequeñez, de sudebilidad, de su condición de criatura,de sus limitaciones, frente a lagrandeza, a la omnipotencia, a lainfinitud de Dios, su Creador, Padre ySeñor.

María es bienaventurada, porque supodarle siempre a Dios el primer lugaren su corazón y en su vida.

María es bienaventurada, porque no tuvomiedo de entregarse plenamente aDios, de asumir por Él todos losriesgos, de confiar ciegamente en supalabra y en su bondad, de esperarlotodo de Él.

María es bienaventurada, porque sumayor deseo, su más grande anhelo,

fue realizar en todo y siempre lo queDios quería de ella, lo que esperabade ella, su Voluntad para con ella.

María es bienaventurada, porque toda suvida fue un constante “SÍ” a Dios.

María es bienaventurada, porque mantuvoa lo largo de toda su vida una actituddesprendida y generosa, alejada detodo egoísmo, de toda codicia, detoda ambición.

María es bienaventurada, porque siemprefue más importante para ella el serque el tener, el amar y el servir, queel bienestar particular y la propiacomodidad.

María es bienaventurada, porque fuesiempre sencilla y humilde; el orgulloy la vanidad no tuvieron nunca un

lugar en su historia, a pesar de serquien era: la Madre del Hijo de Dios.

María es bienaventurada, porque siendoconsciente de su condiciónespecialísima, no se dejó llevar nuncapor el deseo de poder, de prestigio,de honores, ni reclamó para sí mismaconsideraciones especiales,prebendas, comodidades.

María es bienaventurada, porque aceptócon paciencia las dificultades que lavida le trajo y supo sobreponerse aellas con entereza y valentía.

María es bienaventurada, porque el dolorno la llevó a perder la fe; al contrario,la hizo crecer en ella. El sufrimientofortaleció su alma e hizo másprofunda su entrega a Dios.

María es bienaventurada, porque tratósiempre de ser buena, de hacer elbien, de reflejar en su vida, en susacciones, en sus palabras, la bondadinfinita de Dios.

María es bienaventurada, porque hizo delamor el motor de su vida, y supocombinar armónicamente su amor porDios y su amor por las demáspersonas, haciéndoloscomplementarios.

María es bienaventurada, porque perdonósiempre y a todos.

María es bienaventurada, porque fuecompasiva y sintió como propios eldolor de los demás, las necesidadesde los demás, los problemas de losdemás.

María es bienaventurada, porque nuncajuzgó a nadie, nunca condenó a nadiepor sus acciones o por sus omisiones,ni explícitamente ni en su corazón.Sabía que el único que puede juzgarnuestra conducta con certeza y plenoderecho, es Dios.

María es bienaventurada, porque no diolugar en su vida, ni por un instante, alodio, al rencor, a la envidia, a laviolencia; fue siempre pacífica,tolerante, delicada, acogedora,conciliadora.

María es bienaventurada, porque elrespeto a los demás fue norma clarade su vida.

María es bienaventurada, porque sucorazón fue siempre sensible a lasnecesidades de los más pobres y

débiles, y sirvió con entrega ygenerosidad a quienes necesitaban suayuda.

María es bienaventurada, porque semantuvo pura en su cuerpo y en sualma, a lo largo de toda su vida.

María es bienaventurada, porque fuesiempre recta, honesta, trasparente,en sus pensamientos, deseos, accionese intenciones.

María es bienaventurada, porque nuncasintió miedo de amar como amaba; decreer como creía; de darse como sedaba.

María es bienaventurada, porque vivió lavida con alegría, con esperanza, conilusión siempre renovada.

María es bienaventurada, porque abrió sucorazón a Dios, y Él realizó en ella ycon ella verdaderas maravillas, de lasque todos nosotros somos testigos ybeneficiarios directos.

A NUESTRA SEÑORA DE LAENCARNACIÓN

Virgencita preñada,Madre de la esperanza,Señora del Misteriode un Dios que se hace hombresin dejar de ser Dios.

El alma se me llena de dichay el corazón me salta de alegríaal pensar en el Hijoque crece en tus entrañas por obra del EspírituCreador.

Virgencita preñada,Madre de la esperanza,

Señora del Misterio insondable deDios,de rodillas te pido:muéstrame a tu Jesús.

Quiero, Virgen y Madreadorarlo contigo,en el Misterio íntimode tu seno fecundo,por gracia del Amor.Amén.

¡BENDITA ENTRE LAS MUJERES...!

Dulce Virgen María,bendecida de Dios, su hija amada;yo también te bendigo,te bendigo y te alabo,me alegro contigo y te proclamo contodos los que creen:¡Bendita eres entre todas las mujeres!

¡Bendita eres María!Bendita por tu amor grande yprofundo, capaz de darse a Dios

enteramente,para vivir su amor que es eterno y permanece fiel en dichas y

tristezas.

¡Bendita eres María!Bendita por tu fe firme y confiada,

que te llevó a creer sin buscar pruebas,porque sabías que Dios es la verdad ynunca engaña.

¡Bendita eres María!Bendita por saber esperar contratoda esperanza,en el misterio oculto de tu vientrefecundoque llena tu corazón de paz y te hace sentir la mujer más felizde nuestra tierra.

¡Bendita eres María!¡Bendita entre todas las mujeres delmundo y de la historia!Ayer y hoy, mañana y siempre,porque Dios vive en ti, te conoce y te ama tiernamente.

¡Bendita eres María!Bendita por tu bondad y por tu

gracia,bendita por tu corazón limpio,bendita por tu mirada pura,bendita por tu "SÍ" fuerte ysereno,bendita por tu humildad y tusilencio.

¡Bendita eres María!Bendecida de Dios.¡Bendita entre todas las mujeres delmundo y de la historia!Bendita ayer y hoy, mañana y siempre,Bendita, bendecida, amada y alabada.Amén.

SANTA MARIA DE BELÉN

Santa María,Virgen de Nazaret,Señora de Belén,el tiempo se ha cumplido...la promesa del Padre a los hombres debuena voluntad es ya una realidad.Dios está entre nosotros como un niñopequeño nacido en un portal.

Qué linda que te ves, Virgen Maríacon tu rostro sonriente y tumirada limpia,sosteniendo en tus brazos a tuNiño, Jesús, el Emmanuel,que es Dios-con-nosotros.

Qué linda que te ves, Señora mía,al lado de José, tu compañero fiel,arrullando amorosa al Salvador del mundo

que vive de tu carne y de tu sangrepor la gracia de Dios.

Qué linda que te ves, Madre deDios,ofreciendo tu Niño a los pastoresque alegres y gozosos salieron abuscarlocuando oyeron a los ángeles cantarel gloria de Belén.

Qué linda que te ves, Virgen y Madrerodeada de reyes y de sabiosque guiados por la estrella llegaron a Belén entusiasmadosporque en el mundo había nacido un nuevorey.

Santa María, Virgen de Nazaret,Señora de Belén...yo vengo a unirme a ti en este día

de gozo y esperanza,para cantar contigo al Dios que dala vida, la gracia y el perdón.Amén.

SEÑORA Y MADRE MÍA

Santa María,Madre de Jesús, mi Señor y Salvador,Virgen de la humildad y de la gracia,Virgen de la entrega a Dios y de la fidelidad absoluta y total.Mi corazón se regocija en ti y canta porque tú eres la elegida de Dios, la Virgen Madre,la pura, la Señora.¡Bendita seas!

Cada vez que te miro, Señora y Madre mía,siento que contigo nuestro mundo se ha llenado de luz y de dicha de fe y de esperanza,de amor y de paz;y que a pesar de que el mal está también presente, por todas

partes,el bien es mucho, muchísimo más fuerte y gana la partidad, porque tú estás aquí, en medio de nosotroscomo ejemplo y modelo, guía y compañera en nuestro caminar.

Enséñame María a amar a Dios con todo el corazóncomo lo amaste tú;enséñame a amarlo con un amor sincero, cálido y profundo,capaz de los mayores sacrificios y la más grande entrega.

Enséñame a abrirle mi corazón, de par en par, como se lo abriste tú siempre,para que Él lo llene completamentecon su presencia viva y palpitante que impulsa y enriquece.

Enséñame María a creer y a esperar en su Palabra que da Vida,y a entregarme sin miedo a su Voluntad, como tú te entregaste,con la plena certeza de que sus designios traen siempre un bien,aunque las apariencias digan otra cosa.

Enséñame María a hacerme pobre,desprendida de los bienes del mundo y de mis propios caprichos e intereses,para pensar sólo en los intereses, deseos y caminos de Dios,y poner todo mi empeño en buscarlos y hacerlos realidad.

Enséñame María a ser humildey a mantener mi humildad por encima de todo, ahora y siempre,como la mantuviste tú,

aún habiendo sido escogida para ser la Madre Jesús, el Hijo del Dios viviente.

Enséñame a ser generosa siempre,a servir con amor y dedicación a quienes me necesitan,como serviste tú a tu prima Isabely a todas las personas que compartieron su vida contigo.

Enséñame María a ser sencilla, honesta, sincera y justa,para agradar a Dioscomo lo agradaste tú a lo largo de toda tuvida.

Santa María, Madre de Jesús mi Señor y Salvador,mi corazón se regocija en tiporque tú eres la elegida de Dios.¡Bendita seas! Amén.

MADRE DE LOS DOLORES

Madre de los dolores, Virgen del sufrimiento,Señora de la pasión y de la cruz...Me duele verte así, triste y llorosa,temblando de agonía,porque Jesús, tu hijo, y el Hijo de Dios Padre,que creció en tus entrañas,hoy cuelga del madero, lívido, sin aliento, abandonado y solo,ofreciendo su vida en sacrificio con amor infinito,por salvar a los hombres del pecado.

Madre de los dolores, Virgen del sufrimiento,yo quiero vivir contigo este instante sublime,tener tus mismos afectos,

tu fe, tu amor y tu esperanza,tu entrega generosa y tu plena certezade que todo ha ocurrido como Dioslo quería.

Señora de la pasión y de la cruz,Madre de todos los que sufren,comparte con nosotros tu secreto de amor y valentía,que te hace Señora de ti misma sin dejarde ser Madre,frente al dolor de un hijo que se mueretan sólo por amar al que es más débily enseñarnos a todos el valor del servicio,el honor del humilde,la grandeza del pobre,la alegría del justo,la libertad que comunica la verdad,la paz que da el perdóny la gran misericordia que Dios Padre

tiene para nosotros.

Madre de los dolores, Virgen del sufrimiento,Señora del Calvario,me duele verte así, temblando de agoníaporque Jesús, tu hijo, y el Hijo de Dios Padre,sigue muriendo hoy en la cruz del silencio, la soledad y el miedo,de tantos otros hombres y mujeres que derraman su sangrevíctimas sin sentido del odio y la violenciaque enceguece a quienes aprietan el gatillo,y les hace olvidar el valor de la viday el amor de su Dios. Amén

VIRGEN DE LA ESPERANZA

Virgen María,Madre de la soledad,Señora del silencio...Comparto tu dolor, siento tu pena,unida a ti callo, elevo mi corazón a Dios, yespero...

Virgen María,Madre de la soledad,Señora del silencio...Hoy, triste y acongojada, repitocontigo tu "SÍ" de Nazaret y deBelén,acepto contigo la Voluntad delPadre, aunque no la comprenda,aunque llene mi alma de dolor ymis ojos de lágrimas, aunque sienta que en ello y porello, se me va la vida.

En el fondo de todo dolor, de todosufrimiento,hay siempre una esperanza.Vendrán días mejores, así lo creo.Días de luz, días de Vida...Eso es lo que espero.

Virgen María,Madre de la soledad,Señora del silencio...No sé por qué pasó lo que pasó, no loentiendo... Sólo tengo preguntas sin respuestas, Pero, igual que tú, no me pregunto, sólocreo y espero...No intento responderme, para el dolor esdifícil hallar una respuesta, Por eso espero...Dios sabe lo que hace y por qué lo hace. Dios sabe todo.Dios saca bienes de los males porque es

bueno.En Dios todo es amor, y del amor nace la luz, nace la vida,nacen el bien, la alegría, la paz...

Virgen María,Madre de la soledad,Señora del silencio...Tu corazón de madre te lo dice, y el corazón de una madre no seengaña.Tu fe de hija de Dios Padre tepide creer, y la fe mueve montañas.Por eso yo, contigo, estoy segura de que aunque parezca el fin, no esel fin.Por eso yo, contigo, siento quesucederán cosas... cosasmaravillosas...Amén.

¡ALÉGRATE MARÍA!

Llénate de gozo, ¡Alégrate, María!Hay una gran noticia para ti.La más bella noticia que alguien puedaescuchar.La más grande noticia de ahora y desiempre:

Jesús, tu hijo, y el Hijo de DiosPadre,el Salvador del mundo y de loshombres,ya no yace difunto en el sepulcrooscuro y frío.¡El sepulcro ahora está vacío!.Jesús ha escapado de lashorribles sombras de la muerte.¡Ha resucitado! ¡Ha renacido!¡Ha vuelto a tener vida!

Una Vida que es nueva y parasiempre.

Llénate de gozo,¡Alégrate, María!Seca tus lágrimas.Ilumina tu rostro con tu dulce sonrisa.Canta, exulta, regocíjate.

Ya viene a saludarte Jesús, tu hijoamado.Dios Padre recibió su sacrificio, y ahora le ha devuelto la vidarenovada,lo ha llenado de honores y degloria,porque fue fiel y cumplió su tarea,y en la cruz del dolor y elsufrimiento,con fe, con humildad y con amor,ha vencido la muerte y el pecado que destruyen al hombre, su mejor

obra.

Llénate de gozo,¡Alégrate, María! Canta, exulta, regocíjate.

También tú tienes parte en lavictoria inmensa de Jesús porque dijiste “Sí”, muyclaramente,movida por tu humildad decreatura y tu amor de hija buena,cuando Dios te pidió que fuerasparte de sus planes de amor para loshombres.

Mantuviste tu entrega sin pedirnada a cambio.Esperaste contra toda esperanza.Fuiste siempre amorosa y sencilla.Guiaste a Jesús por el camino

recto,y estuviste a su lado silenciosa yamante,hasta que, lleno de amor ysufrimiento, exhaló su último suspiro en la cruzdel Calvario.

Llénate de gozo,¡Alégrate, María!

Jesús, tu hijo, y el Hijo de DiosPadre,el Salvador del mundo y de loshombres,ya no yace difunto en el sepulcrooscuro y frío.¡El sepulcro ahora está vacío!Ha escapado de las sombrashorribles de la muerte.¡Ha resucitado! ¡Ha renacido!¡Ha vuelto a tener vida!

Una Vida que es nueva y parasiempre. Amén