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Universidad de La Sabana Vicerrectoría Académica Dirección de Docencia. ESTUDIO SOBRE LAS COMUNIDADES ACADÉMICAS EN LA UNIVERSIDAD DE LA SABANA Elaborado por: Ciro Parra Clara Inés Segura Chía, Colombia. Marzo de 2004.

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Universidad de La Sabana

Vicerrectoría Académica Dirección de Docencia.

ESTUDIO SOBRE LAS COMUNIDADES ACADÉMICAS EN LA UNIVERSIDAD DE LA SABANA

Elaborado por: Ciro Parra

Clara Inés Segura

Chía, Colombia. Marzo de 2004.

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TABLA DE CONTENIDO Introducción............................................................................................................................ 3 1. Comunidad académica: Una aproximación conceptual...................................................... 4

1.1. Algunos rasgos característicos. ............................................................................... 4 1. 2. Funciones implícitas. .............................................................................................. 8 1.3. Definición descriptiva y funcional. ....................................................................... 10 1.4. Dificultad para establecer una tipología. ............................................................... 10

2. Perfilando las comunidades académicas de la Universidad de La Sabana....................... 12 2.1. Tipo de estudio. ..................................................................................................... 12 2.2. Una visión institucional del concepto de comunidad académica en la Universidad de La Sabana................................................................................................................. 13 2.3. Descripción diagnóstica: un análisis por unidades académicas............................. 14 2.4. Un concepto ausente: formación de escuelas. ....................................................... 22

3. Valoración global y recomendaciones............................................................................. 23 Anexos: En volumen adjunto. ANEXO I Sondeo sobre el concepto de comunidad académica

• Cuestionario guía de entrevista • Respuestas de los entrevistados • Cuadros de análisis transversal • Resumen analítico

ANEXO 2. Comunidades académicas en la Universidad de La Sabana

• Instrumento • Consolidado por unidad académica • Descripción diagnóstica y análisis inicial por unidad académica

ANEXO 3. Cuadros resumen de Producción intelectual. ANEXO 4. Cuadro resumen de Reconocimientos

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Introducción El presente trabajo tiene como objeto diagnosticar si al interior de la Universidad de La Sabana existen “comunidades académicas” consolidadas o que estén en camino de lograrlo. Evidentemente el primer paso para alcanzar el objetivo es hacer una aproximación conceptual al término comunidad académica, determinar sus características fundamentales y las operaciones o funciones en las que éstas se manifiestan. Una vez establecidas las características y funciones de una comunidad académica ideal, se toman como categorías que guían la observación de colectivos académicos concretos. La observación busca determinar si esas categorías están presentes en la estructura y actividad de los grupos estudiados. El estudio otorga un papel fundamental a la percepción de los sujetos acerca de su propia actividad, pero la contrasta con algunos indicadores objetivos, como la producción intelectual y los reconocimientos formales, de los grupos observados. Estas dos fuentes de información son los soportes para el análisis interpretativo que realizan los investigadores, a la luz de las categorías que manifiestan la presencia de comunidades académicas. Los resultados obtenidos en este trabajo no pretenden ser concluyentes, pero si reflejan con alto margen de aproximación la realidad institucional en lo referente al objeto que nos ocupa: la existencia de comunidades académicas en la Universidad de La Sabana. El informe está estructurado en tres capítulos, según lo indicado en la tabla de contenidos. Lo acompaña un tomo de anexos en el que se encuentran todos los documentos que soportan los resultados del análisis. Agradecemos a todas las personas que colaboraron con los investigadores para la obtención de la información y aportaron elementos para su interpretación.

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1. Comunidad académica: Una aproximación conceptual. La expresión “comunidad académica” evoca de inicio la idea de conocimiento, de conocimiento compartido y hasta cierto punto, por ese mismo hecho, de conocimiento válido. Otro concepto casi necesariamente asociado al de comunidad académica es el de autoridad, entendida en un doble sentido: como el reconocimiento social que da el saber y como la presunción de veracidad del conocimiento que éste suscita en virtud de la autoridad de quienes lo poseen. Todavía podemos encontrar otro matiz conceptual, que podemos denominar como sujeto colectivo; y es la referencia no a un individuo sino a un grupo de personas. En síntesis, conocimiento, autoridad y grupo son tres rasgos que de inicio nos sirven para aproximarnos al concepto de comunidad académica, y que constituyen el telón de fondo de las siguientes reflexiones.

1.1. Algunos rasgos característicos. Profundizando en el análisis, lo siguiente que podemos afirmar es que la comunidad académica, en tanto que grupo social, genera un cierto nivel de institucionalización; es decir, una serie de formas estables de relación entre sus miembros; de puntos de interés comunes implícitos o explícitos que dan cohesión de grupo e identidad colectiva; un lenguaje con sentido propio y, hasta cierto punto, solo plenamente comprensible para esa “comunidad”; la existencia de protocolos reguladores de la actividad que constituye el objeto común del grupo; y un cierto código generalmente tácito para el ingreso, reconocimiento y permanencia de un sujeto dentro del grupo. La institucionalización de las comunidades académicas reviste múltiples niveles de formalidad. Las comunidades académicas en las que se da el máximo nivel de formalidad institucional hacen explícitas y públicas todas las características antes mencionadas, incluso hasta llegar a convertirlas en normativa jurídica, como es el caso de algunos colegios profesionales y de academias de intelectuales, como las “academias de la lengua”, “academias de historia”, “academias de ciencias” y otras, ya sean de nivel nacional o internacional. La pertenencia a este tipo de comunidades académicas es nominal, en virtud a méritos demostrados y validados por la propia comunidad. Puede hablarse también de comunidades académicas que se encuentran al interior de instituciones sociales que tienen un objeto que supera el de la comunidad académica, pero que necesita de ella para el logro de sus finalidades. Ese sería el caso de los centros de investigación y de formación propiciados por la empresa para el desarrollo de tecnologías de punta, en especial por las del sector industrial y farmacéutico. También se sitúan dentro de este rango los centros de estudios y de investigación social constituidos por el Estado o por organismos internacionales y, en nuestros días con mayor frecuencia, por las Organizaciones No Gubernamentales (ONG). Estas comunidades académicas no tienen una institucionalidad propia, sino derivada de la entidad a la que pertenecen.

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Sin embargo la institucionalización más genuina y originaria de las comunidades académicas se ha dado en la universidad1. De hecho, casi se podría afirmar que la universidad es el resultado histórico de la consolidación como institución social de comunidades académicas. La universidad como institución social orientada a la búsqueda, conservación y difusión del conocimiento es en sí misma una comunidad académica multidisciplinar. Sin embargo las comunidades académicas de carácter universitario no se agotan en la pura institucionalidad; nacen y se consolidan en la institución, pero están llamadas a trascenderla hasta formar redes de conocimiento disciplinar e interdisciplinar, alimentadas por la investigación de los mismos integrantes de esas comunidades. La institución universitaria es la primera generadora de comunidades académicas; en ella se asientan los nodos de esa red de conocimientos, nodos de investigación, crítica, validación y difusión, que entran en relación con otros nodos de conocimiento de la misma y de otras instituciones académicas. Así, la extensión y contornos de una comunidad académica no se agotan en una determinada institución, pero tienen su asiento en instituciones, siendo cada una de ellas, en sí mismas, una comunidad académica local o institucional2. La condición de posibilidad de la existencia de comunidades académicas de amplio espectro, que configuren verdaderas redes de conocimiento, es la presencia de comunidades académicas locales o institucionales de carácter universitario. No obstante, la definición de un colectivo institucional universitario como comunidad académica exige, entre otros rasgos fundamentales, la apertura y la búsqueda de canales de interacción con otros colectivos académicos. Cuando esos canales de interacción son estables y permanentes; de tal manera que la información fluye de modo continuo y alimenta significativamente los objetos y métodos de investigación, la elaboración y reelaboración del discurso, y los criterios de validación del conocimiento; estamos frente a una verdadera comunidad académica local, que se muestra capaz de insertarse en redes académicas de generación de conocimiento socialmente significativo. Sin embargo, el carácter de institucionalización no es el único rasgo que nos permite definir una comunidad académica, sino apenas una consecuencia necesaria de la condición de grupo social tendencialmente estructurado, que nos suscita el término “comunidad”. Desde otro ángulo, este mismo término nos habla de “cosa común”, de “interés compartido”, de rasgos de identidad común, de “conciencia de pertenencia”. Estas nociones son las que nos permiten diferenciar el concepto de colectivo o conglomerado social, del de comunidad. Una comunidad no es tal por el mero hecho de la coincidencia temporal o geográfica de un conjunto de sujetos; requiere de la existencia de una “misión” compartida y libremente aceptada. Una comunidad supone acuerdos en torno a los fines y a los medios válidos para lograrlos, además de una especie de norma autorreguladora de las funciones de sus miembros3. 1 Cfr. Martínez G., Armando. La construcción de la comunidad universitaria. En: Docencia universitaria, Volumen I, número 2. Universidad Industrial de Santander. 1997. Pp. 73-76. 2 Cfr. Consejo Nacional de Acreditación. La evaluación externa en el contexto de la acreditación en Colombia. Bogotá. Enero de 1998. Página 25. 3 Cfr. Ramírez G., Álvaro. Comunidad académica. En: Docencia universitaria, Volumen I, número 2. Universidad Industrial de Santander. 1997. Pp. 87-93.

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Una comunidad académica es entonces más que un “sujeto colectivo”, o dicho de otro modo, es un sujeto colectivo estructurado en torno a una misión común, con intereses compartidos. Cabe ahora la pregunta sobre cuál es el interés compartido por una comunidad académica, es decir cuál es su objeto propio. La respuesta no parece ofrecer mayores dificultades: lo propio de la “academia” es el cultivo del conocimiento superior, en las disciplinas científicas, las profesiones, las artes y las humanidades. El carácter de superior le viene dado por estar sólidamente afincado en procesos rigurosos de investigación; por versar sobre aspectos de la realidad social y natural altamente relevantes para el avance de las ciencias, para la comprensión del hombre y de su existencia, y para el progreso humano. Sin embargo, es precisamente la comunidad quien en último término valida el carácter de superior del conocimiento, mediante el dialogo y la crítica continua, tanto sobre el conocimiento mismo como sobre los procesos que lo han generado4. Reviste, en cambio, un mayor nivel de complejidad establecer si el conocimiento superior, objeto propio de las comunidades académicas, es o debe ser de carácter disciplinario o interdisciplinario. Estas categorías son de orden epistemológico, pero se refieren más a los límites de cada ciencia en particular y a los modos de aproximación a sus problemas fundamentales, que a las condiciones de validez del saber científico en general. Nos hablan también de la relación entre los núcleos problémicos de las diferentes disciplinas y de la posible integración entre ellos, lo que necesariamente implicaría una estrategia de aproximación plural en lo metodológico y unos criterios de validez que superan los de cada disciplina considerada en su singularidad. Determinar a priori el carácter disciplinar o interdisciplinar de una comunidad académica no es posible. Tampoco se pueden establecer estas como categorías necesarias o deseables en la configuración de las comunidades académicas, ello dependerá de la naturaleza epistémica del objeto de estudio, de la profundidad del abordaje y de los intereses de la comunidad que se ocupa de él. Prácticamente en todas las ciencias existen núcleos problemáticos que exigen una aproximación interdisciplinar, hay también objetos de estudio que están situados en el punto de convergencia de varias disciplinas y, por lo tanto, son por su propia naturaleza problemas interdisciplinarios5. Sin embargo, lo que si se puede afirmar como categoría deseable de una comunidad académica es que comparta un mismo paradigma, entendido como “el conjunto de saberes y pautas de acción propios de esa comunidad, es decir, el lenguaje, los métodos de trabajo, los valores, los conocimientos, las estrategias de prueba o refutación y, en general, los modos de producir y aplicar el conocimiento que caracterizan el trabajo de esa comunidad”6. La identidad, entonces, de una comunidad académica no está determinada por la disciplina sino por la participación de todos sus miembros en un mismo paradigma. Así, “los miembros de una comunidad académica se respetan mutuamente cuando

4 Cfr. Op. Cit. Consejo Nacional de Acreditación. Página 20. 5 Cfr. Artigas, Mariano. Mi visión de la Interdisciplinariedad. Lección Magistral. Universidad de Navarra. España. Mayo 17 de 2001. 9 páginas. 6 Op. Cit. Consejo Nacional de Acreditación. Página 11.

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reconocen que cumplen con las notas esenciales del paradigma, aunque se ocupen de problemas muy diferentes”7. El concepto de paradigma, como lo venimos entendiendo, permite la existencia en su interior de diferentes tipos de aproximación y de interpretaciones sobre un mismo problema significativo8. Tales diferencias son las que constituyen y hacen posible el establecimiento de líneas de pensamiento particular y diferenciado, tanto en los modos de abordaje como en su interpretación, en torno a los núcleos temáticos que configuran el ámbito de conocimientos propios del saber disciplinar o profesional de un determinado paradigma. Estas líneas de pensamiento particular y diferenciado, dentro de un mismo paradigma, las podemos denominar como “escuelas”. Otra cuestión sobre la que es necesario reflexionar, para tener una visión amplia y lo más completa del concepto de comunidad académica, es la investigación. Se supone de inicio que una comunidad académica es también una comunidad investigadora. No cabe otra alternativa si hemos afirmado que lo propio de la academia es el cultivo del saber superior, y este solo puede ser el resultado de procesos de investigación válidos, es decir, rigurosos y sistemáticos. Sin embargo, hay que matizar la expresión “comunidad investigadora”, pues son realmente sus miembros los que investigan y no la comunidad como ente formal. Con mayor precisión, se puede afirmar que los miembros de una comunidad académica se caracterizan por aportar conocimientos soportados en procesos de investigación. Siguiendo la lógica de la validación del conocimiento mediante el dialogo y la crítica, tales aportes cuentan de inicio con un aval metodológico que será refutado o validado, total o parcialmente, por la propia comunidad. Podemos considerar, entonces, que el acervo de conocimientos de una comunidad académica se nutre de la investigación de sus miembros; conocimientos que para ser aceptados como patrimonio común requieren del tamizaje de la crítica; a su vez, esta solo es posible por la difusión o socialización de los resultados de la investigación9. En este orden de ideas, investigación y comunicación constituyen un binomio inseparable dentro de una verdadera comunidad académica. En conclusión, una comunidad académica es necesariamente investigativa y dialógica. Ello implica la participación de todos sus miembros en la tarea de incrementar y difundir el conocimiento, entendido como el patrimonio de la comunidad académica. El proceso de difusión del conocimiento se da en dos ámbitos. El primero y más importante es precisamente al interior de la comunidad académica misma, y el segundo al exterior de ella. Al interior de la comunidad misma el conocimiento se difunde a través de publicaciones especializadas, de los informes de investigación, de foros de expertos, de discusión con pares, de seminarios o grupos de estudio permanentes y formalmente establecidos. Las cátedras abiertas, la docencia ordinaria, la publicación de manuales y los

7 Cfr. Ibid. Página 15. 8 Cfr. Hernández, Carlos A., y López C., Juliana. Disciplinas. ICFES. Bogotá. 2002. Página 47. 9 Cfr. Lucio, Ricardo y Luque, María M., Estado del arte de la educación superior. En: Estados del arte de la investigación en educación y pedagogía en Colombia 1989 – 1999. Tomo II. Colciencias, s. f. Páginas 270 – 295.

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eventos de divulgación masiva son, entre otros, modos de difundir el conocimiento al exterior de la comunidad académica misma10. La extensión de una comunidad académica está determinada por el mayor o menor radio de circulación del conocimiento que la constituye y por el numero de sujetos que participan significativamente en su generación y validación, por vía de la discusión crítica. Desde este punto de vista, no constituye comunidad académica la simple divulgación de contenidos científicos, por amplia que esta sea, sino el dialogo que tal divulgación suscite, orientado a validar e incrementar los conocimientos expuestos. Evidentemente la capacidad de participar de modo significativo, crítico y propositivo en la discusión académica supone y exige una “formación sistemática de nivel superior”. El conjunto de personas que la poseen, y lo demuestran con su intervención, son las que constituyen realmente la comunidad académica11.

1. 2. Funciones implícitas. Ya hemos visto los rasgos fundamentales de una comunidad académica, podemos preguntarnos ahora por sus funciones. Pero para abordar esta cuestión es necesario una aclaración previa: Una comunidad académica es esencialmente un ente relacional, es decir, su naturaleza está definida en términos de relaciones entre sus miembros. Un conjunto de sujetos aislados no hacen comunidad, se requiere que haya entre ellos una “común unidad” que solo es posible por el establecimiento de relaciones que, en el caso de una comunidad académica, de carácter funcional operativo. Las funciones de una comunidad académica, entonces, están determinadas por los tipos de relaciones que se dan entre sus miembros. Con otras palabras, una comunidad puede definirse a partir de lo que hace, y son esas funciones las que determinan sus rasgos fundamentales. Esto explica por qué las funciones ya han quedado enunciadas de modo implícito al hablar de los rasgos fundamentales de las comunidades académicas, lo que haremos ahora es solo explicitarlas. Una comunidad académica cumple en primer lugar una función de comunicación entre sus miembros, que es la base de las demás. Esta comunicación reviste diversos modos y niveles de formalidad, pero su objeto si es único: el conocimiento generado por sus miembros. Otra función propia es la de validación y crítica del conocimiento, que consiste en otorgar un aval de verosimilitud y credibilidad al conocimiento12. También con relación al conocimiento, la comunidad académica cumple la función de difundirlo o universalizarlo, a lo que algunos autores llaman “intersubjetivización del conocimiento”. La configuración de nuevos paradigmas y el ajuste o reconfiguración de los existentes es otra función de las comunidades académicas.

10 Cfr. Acevedo T., Álvaro. ¿Existe comunidad académica en la universidad colombiana? En: Docencia universitaria, Volumen I, número 2. Universidad Industrial de Santander. 1997. Pp. 77-58. 11 Cfr. Op. Cit. Consejo Nacional de Acreditación. Pág. 21. 12 Cfr. Op. Cit. Acevedo T., Álvaro. Página 80.

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En relación con sus miembros también se pueden evidenciar varias funciones de las comunidades académicas. La primera es la del reconocimiento y aceptación con base en la autoridad académica; este reconocimiento es por lo general implícito y se manifiesta en la apertura de canales de participación en las actividades de la comunidad. Paralela a esta función está la de marginación, que consiste en el desconocimiento o negación de la autoridad académica de un sujeto, hasta ese momento miembro de la comunidad; de la misma manera que el reconocimiento, la marginación también se da de una manera implícita mediante la exclusión del sujeto de los canales de relación con la comunidad. La comunidad cumple además una función reguladora de la actividad de sus miembros, en este caso, de la actividad académica, pues determina el paradigma dentro del que se enmarca el trabajo de generación, validación y difusión del conocimiento. Parte de esa regulación es también la mayor relevancia que la comunidad atribuye a ciertos núcleos problemáticos sobre otros dentro del mismo paradigma, tal diferenciación es una manera tácita pero eficaz de encauzar la atención, la investigación y el debate; la actividad académica; de los miembros de la comunidad. Finalmente, se puede afirmar que hasta cierto punto la comunidad académica también cumple una función de formación, pues indudablemente la participación en la discusión y el someter a la crítica de pares los resultados de la investigación incrementa el conocimiento de los sujetos que intervienen y enriquece la comprensión de los problemas planteados. Sin embargo, la formación que requiere un sujeto para integrarse a una comunidad académica es una función propia de la institución universitaria, que es el espacio social más apto para la apropiación del individuo de los valores que constituyen el ethos de la cultura académica. “La comunidad académica vive en las instituciones educativas y se forma en ellas (…) Los valores fundamentales de la cultura académica se adquieren dentro de las instituciones reales de educación superior”13, cuando estas favorecen un ambiente de trabajo entre sus miembros caracterizado por la apertura al diálogo y la critica, por el rigor intelectual en la argumentación, por el trabajo solidario y colaborativo para abordar problemas comunes, por la responsabilidad con la que se asumen las consecuencias de las propias acciones, y por el deseo de dominar en profundidad los objetos de conocimiento que constituyen el propio campo de saber. Para que estos valores constituyan un clima institucional, apto para la formación de comunidades académicas, deben estar presentes de modo operativo en todas las actividades cotidianas de la universidad: en los procesos de investigación; en la docencia; en los procesos de diseño y desarrollo del currículo; en las relaciones entre los diferentes individuos y estamentos que conforman el colectivo institucional, profesores, estudiantes y administrativos. Con otras palabras “estos valores se aprenden en las vivencias cotidianas dentro de la institución”14.

13 Ibid. Páginas 24 - 25. 14 Ibid. Página 26.

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1.3. Definición descriptiva y funcional. Por lo que hasta ahora hemos mostrado acerca de las múltiples connotaciones del concepto de comunidad académica, es fácil hacerse cargo de la dificultad que ofrece formular una definición que compendie e integre de manera sintética y coherente todos los rasgos y matices del término. Sin embargo trataremos de hacer una definición funcional y descriptiva, que nos permita valorar la proximidad de comunidades académicas concretas con un ideal tipo. Una comunidad académica se puede entender como un colectivo humano que comparte un mismo interés: el de cultivar el conocimiento superior en una determinada área de saber. Ese conjunto de personas establecen entre sí redes de comunicación y generan espacios sociales para la difusión, el diálogo y la crítica sobre los procesos y resultados de su actividad académica, lo que genera un cierto nivel de institucionalización del grupo. La identidad, la cohesión y la extensión de la comunidad, se dan en la medida en que la vinculación y la participación de sus miembros en las redes de comunicación y en los espacios de discusión son permanentes y significativas. Desde el punto de vista funcional una comunidad académica valida y difunde el conocimiento que sus miembros generan. Sistematiza y explicita los paradigmas dentro de los cuales se desarrollan sus trabajos científicos investigativos, y puede llegar generar nuevos paradigmas. Determina los núcleos problémicos fundamentales o prioritarios dentro de su propio paradigma. Finalmente, la comunidad cumple además una función de reconocimiento la autoridad académica de sus miembros y, de modo complementario, también de formación en los valores que constituyen el ethos académico.

1.4. Dificultad para establecer una tipología. El nivel de consolidación de una comunidad académica concreta depende del mayor o menor desarrollo de todas y cada una de las características y funciones mencionadas en la definición. De otra parte, esas comunidades académicas particulares revisten múltiples modalidades según las características más destacadas y la función específica que privilegien o enfaticen, pues si bien, en el plano del “deber ser” deben ejercerlas todas, en el plano de la existencia real, más aún cuando se trata de comunidades en proceso de consolidación, es frecuente que no todas las características estén igualmente presentes ni que logren desarrollar todas las funciones. Es necesario considerar además que la naturaleza del objeto de estudio, sobre el que se constituye una comunidad académica, determina en buena parte sus características propias y el modo como ejerce sus funciones, tanto como las posibilidades y condiciones de reconocimiento de sus miembros. En este orden de ideas, resulta evidente que establecer a priori una tipología para clasificar las comunidades académicas es una tarea prácticamente inabarcable y en cierta medida inocua. Parece más asequible y práctico valorar la presencia de las características y funciones en las comunidades académicas concretas y establecer así su proximidad al concepto formal de comunidad académica que hemos establecido. Este tipo de análisis

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permite además respetar las particularidades, el perfil propio y singular que tiene cada comunidad y, si se quiere, a posteriori generar tipologías a partir de rasgos comunes. En coherencia con el anterior planteamiento, el presente trabajo por ser de tipo eminentemente conceptual, no pretende llegar a la formulación de una tipología de comunidades académicas, sino solamente establecer los criterios básicos, en términos de características y funciones, para valorar la existencia de comunidades académicas concretas, en nuestro caso, al interior de la Universidad de La Sabana.

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2. Perfilando las comunidades académicas de la Universidad de La Sabana. A partir del marco teórico que hemos formulado en el capítulo anterior, nos proponemos ahora hacer un rastreo, de carácter diagnóstico, sobre la apropiación del concepto de “comunidad académica” en los profesores de la Universidad de La Sabana y, lo que es de mayor interés para los objetivos de este trabajo, sobre la presencia de comunidades académicas particulares al interior de la Institución.

2.1. Tipo de estudio. Este es un estudio de tipo diagnóstico que tiene como objetivo práctico suministrar un insumo adicional para el proceso de autoevaluación necesaria para la Acreditación Institucional. Se realizó en tres fases: en la primera, se adelantó un sondeo entre los profesores de la Universidad con el fin de establecer cuál es la percepción que tienen acerca de la existencia de “comunidad académica” en la Institución y cuál sería su definición. Esta fase alimentó la configuración del marco teórico del estudio. En la segunda, se diseñó y aplicó un instrumento de observación sobre la existencia de comunidades académicas en la Universidad y los factores asociados a su generación y consolidación. Incluye también este instrumento el rastreo de la pertenencia de los profesores a estas u otras comunidades. La tercera fase la constituye el análisis interpretativo de la información recogida, enriquecido por la discusión crítica entre todos los miembros del equipo de trabajo: Ciro Parra, Clara Inés Segura, Aurora Forero, Leonor Botero. Los resultados de este análisis son los que presentamos en los siguientes epígrafes. El estudio se realizó a partir de una muestra selectiva de carácter intencional, para la que se eligieron los profesores más representativos de la Universidad; a juicio de los investigadores y de la Dirección de Docencia; tomando como criterios de selección los estudios formales realizados, el reconocimiento institucional, la trayectoria académica y profesional, y su buen desempeño investigativo y docente en la Universidad. 17 profesores participaron en la primera fase y 31, de los 33 seleccionados, en la segunda. La recolección de la información se realizó a través de la técnica de la entrevista personal, semiestructurada para la primera fase y totalmente estructurada para la segunda. (Pueden verse anexos 1 y 2) Las categorías de análisis utilizadas en la tercera fase se extractaron del marco teórico o fundamentación conceptual elaborado para este trabajo y son: condición de grupo; presencia de actividad y de resultados de investigación; divulgación de conocimientos; reconocimiento interno y externo de los miembros del grupo. A cada uno de estos criterios se asignaron varios descriptores, con base en los cuales se elaboró el instrumento aplicado en la segunda fase. Para el análisis se tuvieron en cuenta además fuentes de información adicionales como las ampliaciones verbales a los cuestionarios de las entrevistas, conversaciones informales con profesores, discusión crítica e informada entre los miembros del equipo de trabajo, y

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documentos de la Universidad sobre producción intelectual de los profesores (2001-2002) y reconocimientos obtenidos (1999-2004). La información extraída de estos dos últimos documentos se presenta en cuadros resumen (anexos 3 y 4).

2.2. Una visión institucional del concepto de comunidad académica en la Universidad de La Sabana Para establecer los rasgos distintivos de las definiciones de comunidad académica obtenidas en la fase preliminar de este estudio, se analizaron los factores mencionados por la muestra inicial de profesores (anexo 1), teniendo en cuenta dos aspectos: los conceptos comunes en cada una de ellas y segundo, la argumentación que acompañó la exposición de componentes del concepto y su relevancia. Teniendo en cuenta las categorías de análisis adoptadas, podemos decir que en las definiciones de los entrevistados todas las respuestas tienen como elemento común que la comunidad académica está compuesta por profesores. Sin embargo, vale la pena mencionar que algunas respuestas incluyen a administrativos y estudiantes, lo que puede interpretarse como la identificación, por parte de algunos profesores, entre el concepto de comunidad académica y el de comunidad universitaria. La mayoría de las respuestas incorporan en la definición de comunidad académica categorías como: producción intelectual, desarrollar y difundir conocimientos, compartir creencias y prácticas, compartir un proyecto, compartir una misión, compartir experiencias de investigación o artículos. Es minoritaria la presencia de otras categorías, tales como: la apertura a otras comunidades y a la sociedad, la determinación de los límites de la propia comunidad, y la función del contexto social como factor determinante para su configuración y desarrollo. Son muy marcadas las diferencias en cuanto a los criterios para determinar la identidad de la comunidad académica. Encontramos dos aproximaciones: en la primera la identidad está definida por la pertenencia a la misma institución o área académica; en la segunda, por la vinculación con un objeto de estudio compartido. Estas mismas aproximaciones se utilizan para establecer la extensión de la comunidad. En conclusión se puede afirmar que los profesores entrevistados tienen una cierta familiaridad teórica con el concepto de comunidad académica y en general perciben con acierto algunos de sus rasgos fundamentales: investigación, interés compartido y comunicación. Sin embargo, también mayoritariamente, no perciben como presentes estos rasgos en el trabajo académico habitual propio y de sus colegas, o por lo menos no logran evidenciarlos con facilidad.

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2.3. Descripción diagnóstica: un análisis por unidades académicas La siguiente descripción diagnóstica para cada una de las doce unidades académicas de la Universidad se basa en el análisis de la información desde la perspectiva de las características esenciales e indicadores relacionados establecidos en el concepto de Comunidad Académica definido para este estudio. • FACULTAD DE MEDICINA En la Facultad de Medicina trabajan docentes con formación en los niveles de maestría, doctorado y post doctorado. Varios de estos docentes intervienen activamente en la discusión de problemas significativos en sus respectivas áreas de saber. Estos profesores tienen reconocimiento, no sólo dentro de la Universidad de La Sabana sino también en otras instituciones de educación superior de Colombia y del exterior. A pesar de que la Facultad de Medicina es joven, ya se pueden destacar los trabajos que se adelantan en biología molecular, neurociencias y salud comunitaria. En un futuro cercano se pueden consolidar comunidades académicas disciplinares e interdisciplinares en estas áreas. En el área de biología molecular hay un profesor con formación de nivel postdoctoral que está generando conocimiento en ese campo. Dirige un grupo de investigación estable conformado por 4 profesores; este grupo ha ido generando al interior de la Facultad una dinámica de trabajo científico de alto nivel, en el que se han incorporado algunos estudiantes; además trabaja en red con centros de investigación de dos universidades extranjeras. Uno de los proyectos que viene adelantando, “El Papel represor de JPTR1”, iniciado en diciembre del 2001, recibe financiación del Fondo Patrimonial Especial de la Universidad y fue presentado a Colciencias para solicitar co-financiación. Otra investigación, “Control transcorporal de Adipocito”, se inició en enero del 2004. El investigador principal de estos proyectos tiene publicaciones en revistas internacionales indexadas. Los trabajos que se están desarrollando en el campo de la biología molecular, aunque no tienen contraparte en el seno de la Universidad de La Sabana, circulan en la red del conocimiento en este campo. Los aportes de este profesor a la generación de nuevos conocimientos y la interacción estable con pares académicos, lo insertan en una comunidad académica de carácter científico de ámbito internacional. Dependiendo de la ampliación y estabilidad del grupo de trabajo, se podrá consolidar una comunidad académica en esa área al interior de la Facultad de Medicina. En el área de las neurociencias existe un grupo de profesores que están adelantando dos proyectos de investigación, a los que han vinculado algunos estudiantes. Uno de los proyectos es financiado por el Fondo Patrimonial Especial de la Universidad de La Sabana, y próximamente se presentará a Conciencias para buscar co-financiación. Por ser un grupo incipiente ninguno de los integrantes muestra publicaciones; la investigadora principal afirma que está próxima la publicación de un artículo en una revista internacional. El grupo

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goza de algún reconocimiento institucional, por la trayectoria profesional de la profesora que lo lidera. Parecería que la constitución y actividades del grupo de neurociencias están relacionados con la tesis de doctorado que adelanta la investigadora principal. La ampliación del objeto de estudio e investigación y la permanencia del equipo de trabajo son los factores determinantes para que el grupo se consolide como comunidad académica en esta área. En el área de salud comunitaria se realizan trabajos a nivel local y nacional que vinculan la investigación y la proyección social, con un fuerte énfasis interventivo. Participan un número significativo de profesores de la Facultad, quienes mantienen una relación permanente con otras entidades educativas, hospitalarias, estatales -nacionales y locales- que se ocupan de la promoción de la salud. Los miembros de esta área son reconocidos dentro de su profesión, tanto institucionalmente como a nivel nacional, en el ámbito académico y en el de la salud comunitaria, por lo cual reciben frecuentes consultas formales e invitaciones a participar en eventos del sector. Sin embargo, la divulgación escrita de sus trabajos es aún escasa. El proyecto más importante que están realizando es el de “Escuelas Saludables”, el cual también vincula a profesores y estudiantes de otras facultades. Este proyecto ya ha generado algunas publicaciones y ha sido expuesto en diversos foros organizados por entidades oficiales y privadas del sector de la salud pública. A partir de los resultados de sus investigaciones, la Secretaría de Salud de Soacha promulgó el plan de desarrollo municipal y plan local de salud, aceptados por el Consejo. El Área de Salud Comunitaria es la más cercana a consolidarse como comunidad académica, pues presenta un equipo de trabajo estable, una línea de trabajo definida, ponen en circulación y someten a crítica interna y externa sus avances; gozan de reconocimiento como grupo, interactúa de modo estable con otros colectivos académicos en su misma área. Además jalona acciones promisorias que vinculan a otras facultades, especialmente en torno a trabajos de proyección social, lo que fomenta el surgimiento de comunidades interdisciplinarias. • FACULTAD DE INGENIERÍA La Facultad de Ingeniería cuenta con un buen número de docentes con formación de maestría y tres con nivel de doctorado. Evidenciamos dos ámbitos de trabajo significativo: Procesos Agroindustriales y un grupo en el área de matemáticas y estadística. El área de Procesos Agroindustriales muestra una trayectoria en investigación desde 1998; tiene un grupo de investigación reconocido por Colciencias. Cuenta con cuatro publicaciones en revistas especializadas internacionales: tres en el 2001, y una en revista internacional indexada del año 2002. En ese mismo año se registran dos ponencias en el extranjero. Una publicación se utiliza como libro base en la Universidad y su texto ha sido reeditado en el extranjero; estas publicaciones evidencian reconocimiento externo de algunos profesores y profundización teórica en su campo de estudio. Finalmente, al interior

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de esta área se esta gestando un Centro de Investigación de Procesos Agroindustriales CIDPA. En el grupo de estudio del área de matemáticas y estadística se están desarrollando 3 proyectos de investigación relacionados con el campo de la didáctica de las matemáticas en la educación superior. El grupo esta integrado por 6 profesores de la Facultad de Ingeniería y 2 de otras facultades de la Universidad; aunque recientemente creado, la dinámica de trabajo refleja estabilidad. La profesora que lo lidera mantiene relación estable con un par académico del extranjero; además presentó, junto con otro integrante del grupo, una ponencia en España en el año 2001. De otra parte, este grupo tiene tres equipos de asesoría, que trabajan los mismos temas de los tres proyectos de investigación, pero no tenemos claridad acerca del objeto y naturaleza de esas asesorías. Finalmente, en necesario mencionar que la Facultad cuenta con un centro de investigación erigido institucionalmente: Centro de Investigación en Tecnologías Avanzadas de Decisión, Carlos Jordana (CITAD). A este centro están vinculados aproximadamente 8 profesores de la Facultad, que trabajan en dos temas: cadena de abastecimiento agroindustrial, y en investigación de operaciones. El Centro ha generado relaciones con el sector productivo, que constituye un aporte muy significativo en la articulación entre universidad y empresa. Podemos concluir que en esta Facultad está en gestación una comunidad académica en torno a los procesos agroindustriales, que aún no cuenta con ningún órgano de difusión para la socialización de sus avances, que favorezca una mayor visibilidad institucional. Sin embargo varios de sus profesores han hecho divulgación en revistas internacionales y mediante la participación en eventos de divulgación en calidad de ponentes. • FACULTAD DE ENFERMERÍA En la Facultad de Enfermería hay un grupo de estudio estable en torno a un objeto común el Modelo de Cuidado de Callista Roy; muestra una alta participación de profesores (14 de 16 que trabajan allí). Esto muestra diálogo académico, disponibilidad para el trabajo colectivo y deseo de actualización permanente; además refleja identidad y compromiso institucional. Es necesario resaltar también las actividades de proyección social, para las que se ha conformado un equipo de asesoría. Este es un factor de incidencia en el alto reconocimiento que se concede a los profesores de enfermería al interior de la Universidad. Cuenta con un órgano de difusión institucional, con un número significativo de artículos escritos por los profesores de la Facultad. En el 2001 publicaron 8 artículos, seis de los cuales se relacionan con la pedagogía de la profesión, y dos con temas propios de la enfermería. En el año 2002 publicaron 5 artículos, 3 en temas propios de la enfermería y 2 en educación. También tienen una publicación reciente en una revista extranjera, 3 ponencias en temas de la pedagogía de la profesión que fueron publicadas y un capítulo en un libro editado por la Universidad Nacional de Colombia en el año 2002.

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No obstante lo dicho, este estudio no evidenció que se estén adelantando trabajos de investigación formales en ninguna de las áreas académicas de la Facultad. También parece que el grupo de estudio tiene poca interacción con otros colectivos académicos, tanto dentro como fuera de la Universidad. Esta podría ser la razón por la que todavía los miembros de este grupo no gozan de un reconocimiento externo significativo, ni individual ni como comunidad, con excepción de dos profesores que han publicado un par de artículos en revistas diferentes a la institucional. El análisis hecho a partir de la información suministrada por esta Facultad nos permite afirmar que no existe realmente una comunidad académica, pero si un grupo de estudio que en virtud a su estabilidad, configuración y claridad en el objeto del que se ocupa, puede en un futuro próximo generar conocimientos propios soportados en procesos de investigación, desde los cuales tendría posibilidad de lograr una mayor apertura y relación con otros colectivos académicos. Este sería un paso muy significativo para establecer una comunidad académica en la Facultad de Enfermería. • FACULTAD DE PSICOLOGÍA En la Facultad de Psicología se desarrollan proyectos de investigación aislados, adelantados por equipos pequeños y no estables. Los trabajos de investigación son todavía incipientes y sus objetos muy dispersos; es decir, que no encontramos un área de interés académico común. No identificamos tampoco la existencia de grupos de estudio consolidados, y de la misma manera que en los procesos de investigación, no se percibe un interés temático compartido en un área de conocimiento. En cuanto a difusión de la actividad académica, se registran 3 ponencias entre el 2001 y el 2002, pero ninguna publicación. La interacción con otros colectivos académicos es poco frecuente y de carácter informal. Son relaciones a nivel individual de algunos profesores con colegas externos a la institución, pero que son poco significativos como indicadores de comunicación entre comunidades académicas. Podemos concluir que en la Facultad de Psicología no existe evidencia de comunidad académica, ni tampoco rasgos que permitan vislumbrar a corto plazo su configuración. • FACULTAD DE DERECHO Las publicaciones de los años 2001 y 2002 muestran que en esta Facultad se hace divulgación de la actividad académica, especialmente en el campo del derecho comercial. Cuenta con un órgano de difusión institucional, pero con poca participación de los profesores. Se han conformado varios grupos de estudio, pero aún participan pocos de los profesores de la Facultad. Uno de estos grupos, denominado “Cacique de Turmequé”, está reconocido por

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Colciencias desde 1998 y sostiene la línea de investigación en Justicia Constitucional. Sin embargo no registra publicaciones. Actualmente no evidencian estar desarrollando algún proyecto de investigación, a pesar de que tienen el Centro de Investigaciones Socio Jurídicas. No se trasluce una discusión habitual al interior de la Facultad en torno a los objetos de estudio propios de las ciencias jurídicas, ni tampoco en cuanto al ejercicio de la profesión. Los núcleos problémicos que generan alguna interacción son prioritariamente de tipo administrativo y curricular. Varios profesores muestran publicaciones de libros y en revistas nacionales e internacionales, pero parece que obedecen a un trabajo individual que no vincula a los demás miembros de la Facultad. Podemos concluir que en la Facultad de Derecho no existe evidencia de comunidad académica, pero sí algunos profesores eminentes que podrían generar a su alrededor grupos de estudio y de investigación profesoral. Estos grupos serían el inicio de una comunidad académica, dependiendo de su estabilidad y permanencia. • FACULTAD DE EDUCACIÓN En esta Facultad falta unidad en cuanto al interés académico, lo cual se manifiesta en la dispersión temática de los proyectos de investigación. Los grupos de estudio al interior de la misma carecen de estabilidad para consolidarse y no están integrados en torno a ejes temáticos; esto les resta visibilidad. Falta mayor comunicación y socialización del conocimiento generado en cada uno de esos grupos. Hay un proyecto de investigación que tiene co-financiación por parte de Colciencias, en el área de Política Educativa y Formación de Docentes. Otros dos proyectos están en proceso de configuración. Por otra parte, aunque cuenta con un medio de difusión periódica, las publicaciones de sus profesores en ella es poca. En el año 2001 sólo dos profesores publicaron artículo, y en el 2002 lo hicieron tres. Entre otras publicaciones de los miembros de la Facultad durante el período del 2001 y 2002 se encuentran 3 ponencias; dos libros de texto, un artículo en revista internacional y un libro producto de investigación. Algunos profesores tienen publicaciones que han sido utilizadas como texto de base para la docencia dentro de la Universidad y en otras instituciones. Al interior de la Facultad no hay comunidad académica, pero puede decirse que algunos de sus miembros están insertos en otras comunidades académicas externas a la Universidad, reflejada en su participación en grupos de estudio externos estables y consolidados; además gozan de reconocimiento por parte de esas comunidades.

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• FACULTAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL Y PERIODISMO Encontramos en esta Facultad la existencia de dos grupos de estudio registrados en Colciencias, pero todavía sin productos de investigación: el Observatorio de Medios y el Centro de Investigación de la Comunicación Organizacional CICCO, en los que participan prácticamente todos los profesores de planta de la Facultad y algunos de cátedra. Al interior de cada grupo se adelantan proyectos de investigación que, de momento, no están registrados ante ninguna instancia institucional o externa. De otra parte, los objetos de investigación no están agrupados de manera evidente en torno a líneas, lo que genera una gran dispersión temática. La Facultad de Comunicación Social y Periodismo cuenta con un órgano de difusión periódica, en el que se registran 2 publicaciones de sus profesores en el 2001 y 7 en el 2002, además de un artículo en revista internacional en el 2001 y una ponencia en el 2002. Esta Facultad recibió una certificación de la calidad de sus procesos académicos, otorgada por el Consejo Latinoamericano de Acreditación de la Calidad de Escuelas de periodismo CLAEP – Sociedad Interamericana de Prensa SIP. Podemos concluir que hay una comunidad de profesionales que cuenta con un significativo reconocimiento social, en virtud a su desempeño en los medio de comunicación. La preocupación académica gira alrededor de la enseñanza de los contenidos de la profesión; es de carácter didáctico y curricular. Todavía no llega a desarrollos significativos en torno a la teorización y conceptualización en el campo de la comunicación y el periodismo. • FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y ADMINISTRATIVAS En esta Facultad se encuentran dos grupos de estudio, uno orientado al trabajo de reflexión y reestructuración curricular, y el otro en torno al tema “Innovación y cambio”. El primero tiene dos núcleos de trabajo: desarrollo y evaluación de competencias profesionales; configuración de un nuevo programa de pregrado. En este grupo participan solo profesores de planta. En esta Facultad hay dos grupos con potencial reconocimiento ante Colciencias. Uno de ellos, el grupo de Innovación, trabaja en el marco del proyecto sobre innovación del OCyT. Este grupo vincula a profesores de otras instituciones y de otras facultades de la Universidad. Sin embargo, por lo reciente de su configuración, todavía no goza de reconocimiento como grupo. En cuanto a proyectos de investigación podemos afirmar que hay iniciativas dispersas, no estructuradas de manera sistemática. Esto dificulta su valoración y seguimiento. Los profesores de la Facultad registran un bajo número de publicaciones, una ponencia en el 2002 y dos libros de texto (uno en el 2001y el otro en el 2002). Esta baja producción escrita puede relacionarse con la desaparición de su revista institucional. El profesor que

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lidera el proyecto de investigación interdisciplinar registra dos ponencias en el 2001 y la elaboración de un libro producto de la investigación en el 2002. En esta Facultad no se percibe la existencia de comunidad académica. Sin embargo se puede afirmar que algunos profesores de los grupos de estudio constituidos si están insertos en comunidades externas a la Universidad y gozan de algún reconocimiento. El grupo de Innovación puede proyectarse como comunidad institucional si sistematiza su actividad investigadora y logra una mayor difusión interna y externa de sus resultados. • INSTITUTO DE HUMANIDADES Para este análisis es importante tener en cuenta que el Instituto de Humanidades está conformado por 6 departamentos y sólo se sondearon dos de ellos, que se seleccionaron teniendo en cuenta su trayectoria institucional y el número de docentes adscritos: Departamento de Filosofía y Departamento de Lingüística y Literatura. En estos departamentos se encontró la existencia de grupos de estudio y de investigación. La visibilidad del trabajo académico del Instituto no se percibe en términos de comunidad, sino que se circunscribe a cada Departamento y, dentro de él, a un sujeto en particular. Por ejemplo, el profesor del Departamento de Lingüística goza de un reconocimiento muy significativo, tanto al interior como al exterior de la Universidad de La Sabana. Esto se evidencia no sólo por las distinciones que le han otorgado, sino también por sus publicaciones a nivel nacional e internacional y por el apoyo y participación de investigadores de una universidad extranjera en un proyecto de investigación. En el año 2001 edita un libro en el cual 4 profesores del Departamento, y él mismo escriben cada uno un capítulo. Adicionalmente ha escrito dos capítulos en libros editados en Varsovia y un artículo en un libro publicado en Colombia. En el año 2002 escribió dos artículos que fueron publicados, uno en un libro polaco y el otro en un libro editado en Colombia y en Brasil. La misma o similar situación se presenta en los demás Departamentos, que cuentan con algunos profesores de reconocida autoridad académica tanto al interior como al exterior de la Universidad. No obstante parecería que todavía ninguno de los Departamentos ha logrado consolidar un grupo de estudio e investigación estable, que permita visualizar a corto plazo su conformación como comunidad académica. No encontramos evidencia de integración de los diferentes departamentos del instituto alrededor de líneas de investigación comunes; sin embargo ello puede ser consecuencia de la metodología que siguió este trabajo. Si hay, en cambio, múltiples iniciativas de investigación en cada departamento, dentro de las cuales merece especial mención, por ser el más estructurado, el proyecto sobre Historia de la Iglesia en Colombia, del Departamento de Historia. Este proyecto está aprobado por el Fondo Patrimonial Especial de la Universidad de La Sabana. En la revista del Instituto, que se edita anualmente, la participación de los profesores arroja los siguientes resultados en los últimos dos años: en el año 2001 publicaron 9 artículos, y

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en el 2002 publicaron 13. La publicación en otras revistas institucionales, en este mismo periodo, fue de 3 artículos. A ello se suman varias ponencias en eventos nacionales e internacionales y la edición de 2 libros y 7 capítulos de libros. Debido a la estructura del Instituto es particularmente difícil valorar la presencia de comunidad académica en su interior. El nivel de desarrollo de cada Departamento en cuanto comunidad académica es muy heterogéneo; desde nuestra perspectiva el de Filosofía es que muestra mayores posibilidades de alcanzarlo en menor plazo. Desde otro punto de vista, el Instituto tiene grandes posibilidades de constituirse como comunidad académica si logra determinar con mayor precisión un núcleo temático que integre los saberes de sus diferentes departamentos, y genere líneas de investigación de amplio espectro. • INSTITUTO DE LA FAMILIA El Instituto de la Familia ha ido perfilándose más como un centro de orientación familiar de carácter terapéutico y asistencial, que como una unidad académica orientada al estudio de la familia. Esto se evidencia en que la actividad del instituto es principalmente de capacitación de orientadores familiares y de asesorías particulares sobre problemas prácticos de la vida familiar. La actividad académica del Instituto gira en torno a proyectos de investigación individuales de dos de sus integrantes. Estos proyectos están registrados ante la instancia correspondiente de la Universidad. Además funciona un grupo de estudio orientado al análisis de casos, en el que participan la mayoría de los profesores de la Unidad. Pero no podemos precisar si su carácter es de tipo académico o de capacitación terapéutica. No parece que el Instituto de la Familia constituya una comunidad académica dentro de la Universidad. El reconocimiento con que cuenta es de carácter profesional. La actividad investigadora se desarrolla a modo de proyectos individuales de dos profesores. • UNIDAD DE INFORMÁTICA PARA LA DOCENCIA Es una unidad de servicios orientada al apoyo de la actividad docente de la Universidad, y a la capacitación de profesores y estudiantes en el manejo de las TIC’s. Al interior de esta unidad se ha configurado un grupo de trabajo que busca desarrollos didácticos a partir del aprovechamiento de herramientas informáticas. Este grupo cuenta con varios proyectos de investigación de tipo aplicativo, uno de los cuales fue presentado a Colciencias en febrero del 2002, pero no fue aprobado. Han presentado dos ponencias en ASCUN, una en el 2001 y la otra en el 2002, sobre la aplicación de las tecnologías informáticas en la Universidad de La Sabana. Vale la pena resaltar la actividad de alfabetización informática que realiza esta Unidad con los niños de las escuelas de la zona de influencia de la Universidad, a través del proyecto Kanguro Informático. Esta actividad le ha generado un cierto reconocimiento, a nivel

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externo, que se manifiesta en dos ponencias en el 2002; una en un simposio organizado por la Sociedad Mexicana de Computación y la otra en el II Encuentro Nacional de Extensión Universitaria, organizado por ASCUN. Esta Unidad no muestra trabajos significativos de tipo conceptual y teórico sobre su objeto de estudio. Tampoco nos parece que sea esa su función. En este orden de ideas no se registra allí comunidad académica, ni tiene porque exigírsele. • AREA DE LENGUAS EXTRANJERAS El Área de Lenguas Extranjeras cuenta con un colectivo docente preocupado por mejorar las estrategias de enseñanza. Este es el objeto de los proyectos de investigación de algunos profesores del área. Sin embargo no presentan ningún grupo de estudio formalmente establecido. Dos proyectos de investigación están radicados ante la Dirección de Investigación, uno iniciado en enero del 2001 y otro en enero del 2003. Goza de reconocimiento institucional más de carácter administrativo que docente. A partir de la información recibida, no se puede presumir la existencia de comunidad académica en esta Área.

2.4. Un concepto ausente: formación de escuelas. Entendiendo el concepto de escuela como “una línea de pensamiento particular y diferenciado, en torno a alguno de los núcleos temáticos que configuran el ámbito de conocimientos propios del saber disciplinar o profesional”, el rastreo de información realizado no nos permitió encontrar evidencias claras de su existencia en la Universidad. Una explicación posible es la ausencia de grupos consolidados y permanentes. Los que se han encontrado son recientes, algunos incluso apenas están diferenciando sus objetos de estudio, discusión y trabajo. Los profesores de la Universidad tienden a identificar escuela con línea de investigación. También se identifica como el proceso de formación de estudiantes en el ethos académico de un área de saber particular, para el relevo generacional en el ejercicio docente, o como semillero de futuros investigadores. Sin embargo, también dentro de esta acepción son pocos los casos encontrados; se reducen a la incorporación de estudiantes de pregado en algunos trabajos de investigación profesoral o en grupos de estudio de los docentes, en las Facultades de Medicina y de Derecho.

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3. Valoración global y recomendaciones Establecer la existencia de comunidades académicas no resulta tarea fácil a pesar de la conceptualización elaborada en el presente estudio. Sin embargo las características identificadas en ella, nos permiten descubrir sus diversas manifestaciones a través del análisis de los indicadores, y proponer recomendaciones para robustecer el proceso de surgimiento y consolidación de estas comunidades en la Institución. Al aplicar las características establecidas en el marco teórico de este estudio; investigación, reconocimiento, comunicación e identidad de grupo; en las diferentes unidades de la Universidad, encontramos que en estricto sentido no existen comunidades académicas consolidadas; es decir, que ninguno de los casos observados manifiesta plenamente o en grado eminente los rasgos ideales de una comunidad académica. Sin embargo, en algunos colectivos académicos se da una mayor proximidad con este ideal. En otros no están presentes todos con la misma visibilidad, pero destacan en alguno de ellos. Finalmente encontramos sujetos aislados que con su trabajo jalonan procesos de estudio e investigación, que convenientemente apoyados pueden llegar a convertirse en el punto de partida para la configuración de comunidad académica. En las facultades de Medicina e Ingeniería existen grupos de profesores que adelantan trabajos de investigación y proyección social desde campos de saber propio. Participan en redes de conocimiento, lo generan y lo divulgan. Los progresos de su actividad investigativa y la validación crítica de sus resultados, se manifiestan en el ejercicio de la actividad docente y en el impacto social sobre algunos grupos humanos, como el caso de los proyectos del área de salud comunitaria, o en ámbitos productivos-empresariales desde el área de procesos agroindustriales. Estas dos líneas de trabajo han logrado configurar equipos estables que ya cuentan con un cierto nivel de identidad particular, y con algún reconocimiento nacional y aún internacional. Por lo tanto podemos considerarlos como comunidades académicas en proceso de consolidación. Encontramos también algunos grupos de estudio e investigación, que todavía no muestran productos validados, porque no han sido suficientemente confrontados y divulgados; en los que el reconocimiento no alcanza a todo al colectivo, sino solo a algunos de sus miembros. La mayoría de estos grupos no cuentan con una trayectoria larga en el tiempo; sus miembros comparten un interés común, pero no alcanzan un reconocimiento interno y externo como integrantes de un colectivo. En esta categoría podemos situar el grupo de estudio conformado por las profesoras de Enfermería, sobre el Modelo de Cuidado de Callista Roy; en la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, el grupo de Innovación y Cambio; en el Instituto de Humanidades, el Departamento de Historia; en la Facultad de Educación, el grupo de trabajo sobre Políticas Educativas y Formación Docente; y posiblemente, dependiendo de sus avances en la definición de su objeto, en el Área de Lenguas Extranjeras, un grupo de estudio sobre didáctica especial. Por último, también caben en esta categoría las iniciativas de la Facultad de Comunicación Social y Periodismo: Centro de Investigación sobre la Comunicación Organizacional (CICCO) y el Observatorio de Medios.

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Consideramos como puntos de partida para la configuración de comunidades académicas los trabajos de algunos profesores, teniendo en cuenta: su actual pertenencia a comunidades académicas nacionales o internacionales; la relevancia de sus objetos de estudio; la visibilidad de sus avances; el reconocimiento institucional y externo de su autoridad académica; y el apoyo administrativo con que cuentan, por parte de la Universidad o de su Unidad, para el desarrollo de sus proyectos. Dentro de esta categoría podemos situar el trabajo de investigación en el área de Biología Molecular y el proyecto de investigación en Neurociencias, ambos al interior de la Facultad de Medicina. Los desarrollos del Departamento de Lingüística y Literatura, la actividad de investigación y publicación de una profesora del Departamento de Filosofía, y el Centro de Estudios sobre Derechos Humanos; todos estos en el Instituto de Humanidades. Nos parecen significativos también los trabajos de investigación teórica de dos profesores del Instituto de la Familia, la actividad de divulgación, en área de Derecho Constitucional de un profesor de la Facultad de Derecho. Desde otra óptica, el presente estudio nos mostró la presencia de una tendencia positiva en el campo de la investigación didáctica: la preocupación en varias unidades de la Universidad por indagar acerca de la enseñanza de la disciplina o profesión que constituyen su objeto y, de otra parte, el papel de las nuevas tecnologías de la información. Son representativas en este campo las reflexiones de las Facultades de Comunicación y Enfermería; el trabajo sobre evaluación y rediseño curricular en la Faculta de Ciencias Administrativas; la investigación-acción en el Área de Lenguas Extranjeras sobre auto aprendizaje. Finalmente también los desarrollos del Área de Informática para la Docencia. Entre los factores asociados que los profesores perciben como más determinantes para el fortalecimiento de las comunidades académicas dentro de la Universidad, se encuentran dos de carácter institucional y una de carácter personal. Las institucionales son la asignación de tiempos y funciones en su facultad, y las políticas curriculares y de investigación de la Universidad. Sobre el primer aspecto habría que ponderar varias posibilidades. Por una parte, si por consideraciones de orden económico al reducir el número de profesores se ha sobrecargado en actividades docentes a algunos de ellos, en detrimento del tiempo para estudio y trabajo crítico en sus áreas de conocimiento. Por otra parte, estaría la consideración del trabajo de orden administrativo de profesores que podrían estar fomentando y liderando grupos de estudio y proyectos de investigación. El factor asociado de carácter personal es la responsabilidad y el interés de cada profesor por mantenerse actualizado y profundizar en su campo de estudio. Al respecto afirman que existe la motivación intrínseca para hacerlo, pero que hay factores institucionales que les obstaculizan su desarrollo, en particular la carencia de tiempo. Para terminar, nos parece atrevido formular una tabla de recomendaciones, pues de una parte no es la función de este estudio, y de otra, no está dentro de nuestro ámbito de competencia orientar las políticas institucionales en un tema tan sensible y determinante para la identidad de la Universidad como es el de su función académica. Pero sí queremos expresar algunas reflexiones que nos ha suscitado el desarrollo del presente trabajo, que no pretenden ser concluyentes, sino aportar una visión que enriquezca la discusión académica, propia de la actividad universitaria.

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Encontramos un colectivo de profesores más preocupado por su labor docente y por el cumplimiento de parámetros administrativos, que por el cultivo del saber. La identidad con el PEI es manifiesto a modo de intención, pero en general no se logra traducirlo en acciones concretas en la actividad académica, en particular en lo que se refiere al compromiso con la búsqueda del saber superior. Los profesores se identifican como docentes, son concientes de la importancia de su papel en la difusión del saber, pero no así en su generación y validación. No se sienten llamados a reconfigurar los paradigmas científicos, sino solamente a apropiarlos y transmitirlos con una baja valoración crítica. Todo esto muestra la juventud de nuestra comunidad universitaria, pero también la gran posibilidad para orientarla hacia el logro de los fines institucionales, mediante un acompañamiento cercano, positivo y motivador, por parte de quienes dirigen los procesos de formación docente.

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