ABC 21-06-2014-Página 1-PRIMERA

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E n 2001, aterrizó en Brasil como director general de operaciones para América Latina de un conocido gru- po editorial. Formado en Administración y Gestión de Empresas y especializado en comer- cio y marketing, Antonio Alcaraz (Lor- ca, 45 años) se pasaba un día sí y otro también de aeropuerto en aeropuerto y de reunión en reunión. En una de ellas, conoció a Jan Santos, nativo de Río, pez gordo por entonces del Banco de Brasil y enamorado de la cocina española des- de que años atrás realizara en Barcelo- na un MBA en Comercio Internacional. Nueve años después, el 12 de noviem- bre de 2010, Antonio y Jan Santos abrían en el barrio de Humaitá, en la popular zona Sul de Río, Entretapas. Hoy, este restaurante es uno de los mejores de la ciudad carioca: «En Brasil, la cocina es- pañola se ve como en nuestro país la gas- tronomía japonesa: con un punto exóti- co. En Entretapas trabajamos con el con- cepto y la tradición española de las tapas y una carta que abarca desde el salmo- rejo hasta los churros con chocolate, pa- sando por el pulpo a la gallega, las cro- quetas, el pan tumaca o los huevos ro- tos con chorizo», cuenta a ABC Antonio. El objetivo de este imberbe pero exi- toso restaurante español de Río de Ja- neiro es dar a conocer nuestra comi- da al habitante carioca, ávido de dis- frutar experiencias culinarias que hasta hace pocos años eran impensables en un país no tan avanzado como se su- pondría si hablamos de la séptima po- tencia económica del planeta: «Espa- ña es un referente mundial detrás de los fogones y en esta ciudad había una deuda gastronómica inexplicable que nosotros estamos inten- tando saldar. En su mo- mento nos percatamos de que al carioca, que su- pone el 98% de nuestra clientela, le gusta mucho ‘beliscar’, que es una tér- mino muy similar al de tapear: alude al encuen- tro, la informalidad, la convivencia y el compartir experien- cias alrededor de una mesa». El coste medio por persona de una cena en En- tretapas es de unos 100 reales (30 eu- ros) y no se aceptan reservas. Es el po- der del que tiene la sartén por el man- go. Cada noche, cola asegurada para hacerse con una mesa. Expansión El éxito de Entretapas ha espoleado a Antonio y Jan Santos a abrir nuevas vías de negocio: «Bajo nuestro punto de vista, gastronomía es cultura. Por eso llegamos a un acuerdo con el Ins- tituto Cervantes del que ha nacido «Como na Espanha», un evento anual en el que durante dos semanas home- najeamos a una comunidad autóno- ma de nuestro país, utilizando su co- cina como la excusa perfecta para dar- la a conocer. En esos 14 días, tenemos como invitado a un cocinero de la re- gión que estamos promocionando que se dedica a elaborar sus platos más re- presentativos. Además, organizamos distintas conferencias en las universidades donde divulgamos los produc- tos de esa tierra». Pero hay más. Desde el pasado mes de marzo está en marcha su se- gundo restaurante, Ibé- rico, que está enfocado a la cocina contemporá- nea, tan en boga en nuestra tierra y en los «reality-shows» de televisión: «Ibérico muestra la gastronomía es- pañola desde un punto más sofistica- do, pero siempre basándonos en la ca- lidad de nuestra cocina tradicional». Entre sus especialidades, arroz de Ali- cante con pulpo, camarones y pesca- do; ajoblanco andaluz con almendras, coco, atún ahumado, jalea de uva y vi- nagre de jerez; o el cochinillo de Se- govia, con migas granadillas. Marca España a mansalva a las faldas del Cristo Redentor. La cocina española triunfa en Río de Janeiro Las recetas «hechas en España» seducen a los cariocas. Entretapas e Ibérico, ambos propiedad de un murciano, son dos restaurantes de moda en la ciudad En su Discurso el Rey apeló a su generación, que no es la de Normandía, ni siquiera la de «la Movida», suponiendo que aquello tuviera la menor relevancia (no lo creo) E n su Discurso de Proclamación, y como garantía de algo, el Rey apeló a su generación. Pero la generación del Rey no es la de Normandía. Ni siquiera la de «la Movida», suponiendo que aque- llo tuviera la menor relevancia (no lo creo). –La nuestra es la generación de la normalidad –me dice un amigo sólo un poco más joven que el Rey. Mi amigo llama «normalidad» a vi- vir de los padres hasta que se pueda vivir de los hijos y tiene de la monar- quía una idea parecida a la que yo pueda tener de las guerras médicas. Chesterton razonaba que el cato- licismo tenía que ser la religión ver- dadera si ha sobrevivido a los curas, y uno llegó el jueves a la conclusión de que el monarquismo es el mejor régimen si ha sobrevivido a los ani- madores monárquicos de TV en el día de la proclamación, no a los re- publicanos de Madina y Cayo Lara, que esos no van a ningún sitio, y si van a la Puerta del Sol a pegar cua- tro voces, les sale Santos Juliá a pe- garles una colleja «paisana», pues de colleja, y «paisana», son. Que el sueño de la izquierda, his- tóricamente, no fue la república, sino los soviets, recuerda ahora Juliá a unos mozos que nunca se atreverán con los dos tomos de los diarios de don Niceto Alcalá-Zamora, donde se explica eso y más. La llegada al poder en Madrid de la generación del Rey ha coincidido con el entierro futbolístico en Brasil de la sardina (la sardina sería Xavi, su símbolo) para la generación del ti- quitaca, con su falso buenismo y su falso 9. –El Rey debe ser servidor de la ejemplaridad –dijo el Rey, haciendo suyo el ideal de Gomá, un pensador (el pensador) de su generación, que es una generación que ha puesto el ideal de libertad en una bicicleta. Frente al yo y mi circunstancia de Max Stirner, el yo y mi bicicleta del español contemporáneo, que, en el sillín, se siente investido de una su- perioridad moral que le permite mo- verse sin sujeción a ningún código de circulación. Y a ver a dónde va el Rey con esta gente. IGNACIO RUIZ-QUINTANO GENERACIÓN VISTO Y NO VISTO Brasil 2014 El pulso del planeta RUBÉN CAÑIZARES RÍO DE JANEIRO El coste por persona de una cena en Entretapas es de 30 euros, y no se aceptan reservas ABC El restaurante Entretapas está ubicado en el barrio de Humaitá, en la popular zona Sul de Río

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En 2001, aterrizó en Brasil como director general de operaciones para América Latina de un conocido gru-po editorial. Formado en Administración y Gestión

de Empresas y especializado en comer-cio y marketing, Antonio Alcaraz (Lor-ca, 45 años) se pasaba un día sí y otro también de aeropuerto en aeropuerto y de reunión en reunión. En una de ellas, conoció a Jan Santos, nativo de Río, pez gordo por entonces del Banco de Brasil y enamorado de la cocina española des-de que años atrás realizara en Barcelo-na un MBA en Comercio Internacional.

Nueve años después, el 12 de noviem-bre de 2010, Antonio y Jan Santos abrían en el barrio de Humaitá, en la popular zona Sul de Río, Entretapas. Hoy, este restaurante es uno de los mejores de la ciudad carioca: «En Brasil, la cocina es-pañola se ve como en nuestro país la gas-tronomía japonesa: con un punto exóti-co. En Entretapas trabajamos con el con-cepto y la tradición española de las tapas y una carta que abarca desde el salmo-rejo hasta los churros con chocolate, pa-sando por el pulpo a la gallega, las cro-quetas, el pan tumaca o los huevos ro-tos con chorizo», cuenta a ABC Antonio.

El objetivo de este imberbe pero exi-toso restaurante español de Río de Ja-neiro es dar a conocer nuestra comi-da al habitante carioca, ávido de dis-frutar experiencias culinarias que hasta hace pocos años eran impensables en un país no tan avanzado como se su-pondría si hablamos de la séptima po-tencia económica del planeta: «Espa-ña es un referente mundial detrás de los fogones y en esta ciudad había una deuda gastronómica inexplicable que nosotros estamos inten-tando saldar. En su mo-mento nos percatamos de que al carioca, que su-pone el 98% de nuestra clientela, le gusta mucho ‘beliscar’, que es una tér-mino muy similar al de tapear: alude al encuen-tro, la informalidad, la convivencia y el compartir experien-cias alrededor de una mesa». El coste medio por persona de una cena en En-tretapas es de unos 100 reales (30 eu-ros) y no se aceptan reservas. Es el po-der del que tiene la sartén por el man-go. Cada noche, cola asegurada para hacerse con una mesa.

Expansión El éxito de Entretapas ha espoleado a Antonio y Jan Santos a abrir nuevas vías de negocio: «Bajo nuestro punto de vista, gastronomía es cultura. Por

eso llegamos a un acuerdo con el Ins-tituto Cervantes del que ha nacido «Como na Espanha», un evento anual en el que durante dos semanas home-najeamos a una comunidad autóno-ma de nuestro país, utilizando su co-cina como la excusa perfecta para dar-la a conocer. En esos 14 días, tenemos como invitado a un cocinero de la re-gión que estamos promocionando que se dedica a elaborar sus platos más re-presentativos. Además, organizamos

distintas conferencias en las universidades donde divulgamos los produc-tos de esa tierra».

Pero hay más. Desde el pasado mes de marzo está en marcha su se-gundo restaurante, Ibé-rico, que está enfocado a la cocina contemporá-

nea, tan en boga en nuestra tierra y en los «reality-shows» de televisión: «Ibérico muestra la gastronomía es-pañola desde un punto más sofistica-do, pero siempre basándonos en la ca-lidad de nuestra cocina tradicional». Entre sus especialidades, arroz de Ali-cante con pulpo, camarones y pesca-do; ajoblanco andaluz con almendras, coco, atún ahumado, jalea de uva y vi-nagre de jerez; o el cochinillo de Se-govia, con migas granadillas. Marca España a mansalva a las faldas del Cristo Redentor.

La cocina española triunfa en Río de JaneiroLas recetas «hechas en España» seducen a los cariocas. Entretapas e Ibérico, ambos propiedad de un murciano, son dos restaurantes de moda en la ciudad

En su Discurso el Rey apeló a su generación, que no es la de Normandía, ni siquiera la de «la Movida», suponiendo

que aquello tuviera la menor relevancia (no lo creo)

En su Discurso de Proclamación, y como garantía de algo, el Rey apeló a su generación.

Pero la generación del Rey no es la de Normandía. Ni siquiera la de «la Movida», suponiendo que aque-llo tuviera la menor relevancia (no lo creo).

–La nuestra es la generación de la normalidad –me dice un amigo sólo un poco más joven que el Rey.

Mi amigo llama «normalidad» a vi-vir de los padres hasta que se pueda vivir de los hijos y tiene de la monar-quía una idea parecida a la que yo pueda tener de las guerras médicas.

Chesterton razonaba que el cato-licismo tenía que ser la religión ver-dadera si ha sobrevivido a los curas, y uno llegó el jueves a la conclusión de que el monarquismo es el mejor régimen si ha sobrevivido a los ani-madores monárquicos de TV en el día de la proclamación, no a los re-publicanos de Madina y Cayo Lara, que esos no van a ningún sitio, y si van a la Puerta del Sol a pegar cua-tro voces, les sale Santos Juliá a pe-garles una colleja «paisana», pues de colleja, y «paisana», son.

Que el sueño de la izquierda, his-tóricamente, no fue la república, sino los soviets, recuerda ahora Juliá a unos mozos que nunca se atreverán con los dos tomos de los diarios de don Niceto Alcalá-Zamora, donde se explica eso y más.

La llegada al poder en Madrid de la generación del Rey ha coincidido con el entierro futbolístico en Brasil de la sardina (la sardina sería Xavi, su símbolo) para la generación del ti-quitaca, con su falso buenismo y su falso 9.

–El Rey debe ser servidor de la ejemplaridad –dijo el Rey, haciendo suyo el ideal de Gomá, un pensador (el pensador) de su generación, que es una generación que ha puesto el ideal de libertad en una bicicleta.

Frente al yo y mi circunstancia de Max Stirner, el yo y mi bicicleta del español contemporáneo, que, en el sillín, se siente investido de una su-perioridad moral que le permite mo-verse sin sujeción a ningún código de circulación. Y a ver a dónde va el Rey con esta gente.

IGNACIO RUIZ-QUINTANO

GENERACIÓN

VISTO Y NO VISTOBrasil 2014 El pulso del planeta

RUBÉN CAÑIZARES

RÍO DE JANEIRO

El coste por persona de una

cena en Entretapas es

de 30 euros, y no se aceptan

reservas

ABC El restaurante Entretapas está ubicado en el barrio de Humaitá, en la popular zona Sul de Río