Revista Primera Página Número 3
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REVISTA LITERARIA
PRIMERAPAGINA
2015, Mayo,3
Primera Página, Año 1 , No. 2, Marzo – Mayo
201 5, es una publicación bimestral editada y
publicada por Jul io Emil iano de la Rosa Velasco
y Cristopher Alejandro Yescas Arreola, cal le
Morelos, 90, Col. El Vergel, Delegación
Iztapalapa, C.P. 09880, Tel. (55) 22921 930,
http: //www.primerapaginarevista.com.mx,
[email protected]. Editor
responsable: Jul io Emil iano de la Rosa Velasco.
Reserva de Derechos al Uso Exclusivo en
trámite, ISSN: en trámite, ambos otorgados por
el Instituto Nacional del Derecho de Autor.
Responsable de la última actual ización de éste
Número, Cristopher Yescas Arreola, cal le
Morelos, 90, Col. El vergel, Delegación
Iztapalapa, C.P. 09880, fecha última de
modificación, 26 de enero de 201 5. Las
opiniones expresadas por los autores no
necesariamente reflejan la postura del editor
de la publicación. Queda prohibida la
reproducción total o parcial de los contenidos e
imágenes de la publicación sin previa
autorización del Instituto Nacional del Derecho
de Autor.
DirectorioDirecciónJ. Emiliano de la Rosa Velasco
Diseño editorialCristopher A. Yescas Arreola
Editor responsableCristopher A. Yescas Arreola
Consejo editorialCristopher A. Yescas ArreolaJ. Emiliano de la Rosa Velasco
IlustraciónAntonio de la Rosa VelascoCristopher A. Yescas Arreola
FotografíaMarte MaldonadoCristopher A. Yescas Arreola
ColaboracionesCreación literaria
Cristopher Yescas
Miguel Angel Jaramillo Rubach
José Luis Álvarez Rodríguez
Alejandro Gonzaga
Flor Villanueva
Creación críticaEmiliano de la Rosa
EntrevistasIván Cruz
(entrevistado por Cristopher Yescas y Emiliano de la Rosa)
Tania Carrera(entrevistada por Cristopher Yescas)
Paginasadentro
El tapiz de avellanasCris Yescas
ÁrbolesMiguel Angel Jaramillo Rubach
Sobre mi muerteAlejandro Gonzaga
Lecciones de saltoJosé Luis Álvarez Rodríguez
VértigoFlor Villanueva
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Ortiga del pacíficoy Dos poemas al estilo Dadácon título de Roger WolfeDiego Arredondo
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Camaradería y poesía:Max Rojas por Iván Cruz
(Entrevista)
El dios lubricante deTania Carrera
(Entrevista)
Nada:CiudadeMéxico
Emiliano de la Rosa20
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30
miscelanea
El tapiz deavellanas
Por: Cris YescasCaminaba por las oscuras y silenciosas calles de San Sebastián, que de oscuras y
silenciosas no tenían nada. Era una maraña de callejuelas escandalosas tapizadas con
prostitutas a ambos lados, luces de neón colándose fuera de las puertas de todos y cada uno
de los tugurios de mala muerte que proliferaban en la zona, dentro de los cuales retumbaban
bocinas en las que sonaba música de mal gusto. Era un lugar horrible, pero precisamente eso
buscaba. Un hombre tan desgraciado como yo no podría aspirar a algo menos degradante.
Escogí un lugar al azar, con un letrero color verde que se encendía y se apagaba
intermitentemente. El nombre no lo recuerdo, pero era algo así como Ricardo’s Harem o una
tontería por el estilo. Seguramente el dueño no sabía hablar una pizca de inglés, pero él debía
suponer que el nombre en otro idioma le daba clase a su negocio de cuarta categoría.
Entré, me acerqué a la barra y pedí un Gin Tonic que más bien sabía a alcohol etílico
con jugo de limón artificial. Pero me sentí incluso agradecido, ya que mí desgraciada lengua
no merecía más que ese asqueroso menjurje. Unos brazos desconocidos me rodearon el cuello
por la espalda y me dieron un beso en la mejilla.
—¿No me vas a invitar un trago, mi amor? — me dijo una mujer de mediana edad, unos
cuarenta años cuando mucho, con los pechos casi de fuera y un rostro horrible y
ridículamente maquillado.
Esa tarde al salir del trabajo había recibido una llamada de mi odiosa y entrometida
vecina, la señora Juventina. Había visto entrar a mi hermano a mi casa junto con Elena, mi
mujer. Alberto no me había avisado nada sobre una visita, sin embargo nada tenía de raro
que alguien tan cercano a la familia llegase a nuestra casa sin avisar.
—Ya sé Julián, hijito. Pero lo malo es lo que vi por la ventana. Ya ves que las cortinas de
su cocina se transparentan todito. Yo les dije que las cambiaran, y mira que caso me hicieron.
Estaba tu hermano besuqueando a tu mujer, medio encuerados, pasándole las manos por
todito el cuerpo.
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creacion
primera
¿Qué le iba yo a creer a una vieja loca? Era una mujer paranoica, que después de
tantos años de vivir con gatos ya alucinaba novelas pornográficas en las ventanas, saliendo
así de su asquerosa cotidianeidad. Colgué y metí el celular al bolsillo del saco. Duró dos
segundos allí cuando sonó de nuevo.
—Hermano, soy Ger. Tengo que decirte algo.
Gerardo era mi amigo de toda la vida. Desde la preparatoria habíamos sido
inseparables, incluso habíamos perdido la virginidad la misma noche. Con la misma
muchacha. No, no al mismo tiempo. Primero él y después yo.
—Tu esposa te está poniendo el cuerno con tu hermano. Todo el que pasó por la calle
desde hace un rato ya lo sabe, se veía todo por la ventana. Estaban en la sala, y se han
movido, supongo que a tu recámara.
Dos en la ventana frente a un hotel de paso de Marte Maldonado
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literaria
8 Colgué. Gerardo no podía mentir. Era esa persona que tenía conmigo algo parecido a
un pacto de sangre que no existía. Una complicidad pactada sin palabras.
—¿Qué tomas, preciosa?
—¿Pues qué te parece si te tomo a ti? Cuatrocientos el privado, con servicio completo y
cuartito incluido.
Pedí una botella de mezcal para así adquirir valor y que ese adefesio me tomara y me
enroscara con sus piernas.
Me bebí la mitad de camino al cuartucho a donde me dirigió aquella mujer. ¿Cómo
podía haberme traicionado de esa manera Elena? ¿Y Alberto? El mismo que había jugado
canicas conmigo, que había asistido por años a la misma escuela, que había sido parido por
la misma madre y que llevaba en él la misma sangre que yo, estaba cogiéndose en este
momento a mi esposa. Existiendo tantas mujeres en el mundo. Existiendo tantas que eran
más bellas, o más jóvenes, que tenían los pechos más firmes o un trasero más carnoso. Pero
entre todas ellas, entre las bellas y las horribles —como la que estaba desnuda frente a mí—
tenía que escoger a mi esposa. Tuvo que escoger a la mujer a la que yo había jurado frente a
un altar amar toda la vida, en las buenas y en las malas.
Me tomé el resto de la botella de golpe, anestesiando mis sentidos. Tiré a la mujer
sobre la cama a la que se le salían los resortes y se le notaban manchas de humedad. Le
apreté un pecho con violencia mientras con la otra me desabrochaba el pantalón. Abrí sus
piernas con ambas manos y las paredes se tornaron negras. El colchón mohoso y el ruido, y
las luces que brillaban fuera del cuarto desaparecieron. Después desapareció el rostro de
esa mujer, y su cuerpo. Se volvió una masa antropomorfa por unos segundos, y de
inmediato tomó otra forma. Era el cuerpo y el rostro de Elena. Las paredes también se
transformaron. Ya no era la pintura desgajada de unos segundos antes. Era la pintura
blanca y el papel tapiz de avellanas del cuarto donde dormía todas las noches. El colchón
mohoso era ahora la cómoda king size que velaba mi sueño todas las noches. Miré mis
manos, que ya no eran mías. Observé que mi miembro también había crecido en largo y
grosor. Era él. Yo era él. A fin de cuentas, la misma sangre corría a la misma velocidad por
nuestras venas, en diferentes lugares. Y este despojo de mujer en el pasado, era ahora Elena.
Miré a ese cuerpo bello y ese rostro conocido con odio.
—¿Cómo pudiste hacerme esto? — le gritaba, al tiempo que descargaba mi puño
cerrado sobre su rostro. Golpeaba con rencor los pómulos rosados que antes hubiese besado
con ternura. Puñetazo tras puñetazo me sentía yo más libre. Los nudillos estaban
manchados de sangre y yo hecho una bestia. Me detuve sin querer y vi su rostro vuelto un
puré rosado, sin ojos y con los dientes regados de forma macabra. Pero ya no era Elena. Las
paredes blancas volvían a ser aquellas de la pintura maltrecha. Noté que mis manos
volvían también a ser las mías.
Me subí el cierre y salí dando tumbos a la barra. Le pedí al cantinero otra botella de
mezcal, y dejé mi cartera allí, como pago a la sorpresa que esperaba en el cuarto.
Salí a la calle corriendo, ebrio.
9El rostro desecho de la mujer se presentó ante mí, se dibujó en el cielo y me miró con sus
ojos que ya no existían. Vomité en la acera e intente correr pero mis piernas se negaban a
llevarme a casa.
Eran las tres de la mañana y me arrastraba por las calles escuchando las risas
inaudibles de todo el mundo, burlándose de mí, de que mi mujer estaba engañándome con
mi hermano.
Había perdido la noción del tiempo y el espacio cuando de repente, como de milagro,
la puerta de mi casa apareció frente a mí entreabierta. La empujé con mis manos cubiertas
de sangre de una prostituta desconocida. Recorrí a rastras la sala hasta llegar a las escaleras,
las cuales escalé con dificultad. Me arrastré hasta mi cuarto, cuya puerta también estaba
entreabierta. La empujé y entré. Allí estaban las paredes desgajadas, el colchón mohoso y el
ruido molesto de la música de mal gusto. En la cama estaba la mujer sin rostro y sin nombre,
de los pechos caídos y el maquillaje ridículo, y yo encima de ella, destrozando su rostro a
puñetazos.
Cerré los ojos, los apreté tan fuerte que pensé se saldrían de las cuencas, todo se
volvió negro un segundo y cuando me decidí de nuevo a mirar lo que sucedía el que
observaba sobre la cama ya no era yo, ni era la mujer desconocida, ni las paredes
maltrechas. Eran mis paredes blancas, mi king size, era el tapiz de avellanas. En la cama
estaba Elena, y su rostro deshecho se le presentó a mi hermano, mirándolo con ojos que ya
no existían.
ÁrbolesPor: Miguel AngelJaramillo Rubach
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Historia sobre la naturaleza viva ysentimental de la madera y del espíritu añejofotosintético. Árboles que demuestran susoledad y la dan a conocer por medio denarraciones a un pequeño público a lo largode la historia humana, siendo historias que semantienen y se mantendrán en el anonimatocolectivo. ¡Historias de ultratumba que hanvisto estos seres! Capaces de hablar sin hablarlo que han visto. Son cómo estrellas perocercanas que demuestran ser libres peroatadas a sus raíces. Encuentran su fe en lasoledad y en lo pacífico y turbio de los años.Han demostrado ser fuertes y espirituales másaún por su anonimato, que los ha hechohumildes de su dolor y de su regocijo enmomentos. Seres que no duermen pero sisueñan su realidad. Aman y no se alertan.Seres capaces de sentir, como por fuera roza elviento, cómo por dentro hay huracán.Huracanadas visiones, sentimentalesficciones. Son mis amigos: los dadores de vida,que despiertan a lo que se ha de respirar ycrean el papel para poetizar.
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Leccionesde salto
Por: José Luis ÁlvarezRodríguez
Del l ibro Onirocracia,201 4
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A correr se aprende sobre el cadalso,temblando ante los muñones en altode aquella turba de párpados y retinasque luchan por amarrar los cordonesde los zapatos que llevan en las rodillas.Sólo entonces, las manecillas caminany gritan que nadie ha nacido descalzo.
Ahora que lo has aprendido en la tinta,si tu corazón pendular está decididoa que tus principios se vuelvan finales,termina con eso que nunca empezastey endosa en retorno los talismanespara saltar a las minas que conocimoscuando la plumas no habían nacido.
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Detrás de una gran mujer de Cristopher Yescas
primeraliteraria
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Sobremimuerte
Por: Alejandro GonzagaHoy vi a la Muerte paseando a su perro. Un schnauzer
negro, enteramente negro salvo los ojos plateados. Es ciego. La
Muerte no llevaba sombrero, eso me sorprendió, en todos lados la
he visto con sombrero. Me miró directamente a los ojos, sentí que
me estaba esperando al otro lado de la calle. No le daría el gusto
de encontrarla de frente voluntariamente, esperaría al siguiente
semáforo. Mi corazón tocaba “Lágrimas negras”. El semáforo se
puso en rojo y el schnauzer comenzó a caminar, guiado por algún
aroma. Detrás de él, la Muerte venía, sin dejar de mirarme. El
perro se detuvo junto a mí, el aroma que seguía era el mío. Al
sentir a la Muerte a mi lado todo quedó en silencio por un
instante, la temperatura de mi cuerpo bajó y me dijo en voz baja:
“Espera a la próxima semana”.
Cuando nací ya se le decía la Muerte. Me dio mucho miedo
desde niño siquiera escuchar de ella. Piel clara, vitíligo en cuello y
pecho. Huesuda, sus ojos negros muy delineados y sombreados.
Principios de alopecia que ocultaba con un sombrero de ala ancha.
En el mundo hay muchas así… muchas Muertes. No era su físico lo que me daba miedo
y era solo una excusa para decirle la Muerte. Lo que me aterraba, era lo que decían mis padres
y amigos de ellos. ¿Cómo no tener miedo de una señora que se come a los hombres que rondan
su casa?
14Yo más bien la miraba con respeto, dando los buenos días y las buenas tardes (era raro
mirarla de noche), pidiendo permiso al pasar junto a ella, era muy amable conmigo, me
sonreía y me llamaba por mi nombre.
Eso me asustaba más. Quien es amigo de la muerte, es amigo del poder, y el poder
siempre ha de corromper.
Cuando dejó de sonreírme y de hablarme, fue cuando notó que la evitaba. Tenía una
buena razón. Si antes daba espacio para la duda, ahora confirmaba que se comía a los
hombres. Escuché a papá contarle a su nueva mujer (mamá murió dos años atrás), que su
compadre se había muerto por cruzarse con la Muerte. Entonces yo seguía vivo de milagro,
porque nos cruzábamos a cada rato. Ella me saludaba desde lejos, pero tras saber que si me
cruzaba con ella podía comerme allí mismo, solo le respondía con la mano y cambiaba de
acera. No la miraba, pero sentía en mi nuca sus ojos siguiéndome, sentía a la Muerte colgada
de mi nuca.
Ray, su schnauzer no nació ciego, le oí a mi segunda madrastra decir que se lo había
regalado el Diablo, a ella le pareció gracioso, a mí me alarmó ¿Qué plan traerá la Muerte con
el Diablo? Tan malo uno como misteriosa la otra. Al perrito lo atropellaron. Fue el que vende
la fruta en la parte de atrás de su camioneta, la anuncia con un megáfono en su capó. No
entiendo cómo matar a un hombre que solo se cruzó con ella pero deja vivo al que le apaga la
luz a su perro. Trabaja de un modo muy extraño la Muerte.
La Muerte tiene sombrero nuevo. Me encontró volviendo de la escuela, había sacado
su mecedora a la calle. Suele hacer eso los domingos, pero no los jueves.
—¿Ya viste qué bonito sombrero, Ivan?— Me preguntó con los ojos escondidos bajo el
ala de su sombrero.
—Lo es, señora… es muy bonito— le contesté titubeando y avanzando –Con permiso.
—¿Ya se te olvidó lo que te dije el otro día? Han pasado cuatro días y no te veo muy
preparado para la Muerte…
—Aún hay muchas cosas que desearía antes de la muerte y sinceramente…
—Ah! Tonterías—Me interrumpió y tomándome la mano en la suya, huesuda y llena
de anillos, añadió—Después de la Muerte no hay algo más…
Asentí con la cabeza sin mirarla a la cara, si lo hacía probablemente comía ahí, en
plena calle. No quiero morir.
Llegué a casa hace un rato y papá me preguntó por qué no hablaba ni leía, como
acostumbro, pero no me di cuenta de que me hablaba hasta que se había ido. La muerte está
cerca y parece no importarme.
15No era un sombrero nuevo, era el mismo, pero arreglado, lo mandó enmendar el
día que la vi sin sombrero. Lo había remendado, me di cuenta cuando se lo quitó.
Yo iba para la escuela, sin ganas, porque no había hecho la tarea. Una cuadra antes
de llegar, la vi en una esquina con su vestido de principios de siglo pasado con una
sombrilla abierta a pesar de que ni llovía ni había salido el sol entero. Quise hacer el que
no la veía y pasar de largo, pero me detuvo el paso con su sombrilla.
—No te ves con muchas ganas de ir a la escuela… ven conmigo y si quieres desde
mañana me voy chingando a todos tus profesores. Podrás faltar más.
Solo acepté ir con ella por miedo, si la obedecía tal vez no me haría daño o me
perdonaría. Ahora, escondido en el baño pienso en qué fácil habría sido hacer la tarea.
El vencer a la muerte me ha convertido en un hombre y hasta ahora lo
comprendo. Lenguaje de hombres y mujeres temerosos del saber temprano, ocultan al ser
en su etapa más comprensiva de la verdadera sapiencia humana. La muerte también me
ha comido a mí como se comió antes a tantos hombres.
miscelanea16
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VértigoPor: Flor Villanueva
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VértigoPor: Flor Villanueva Para Nowaki
Del cielo cae el vértigo sobre su boca, la luz apenas toca su lenguareflejada en ese abismo que conocemos como boca. Paredes de sombrapor cada árbol lo van dejando descontinuado con la sensación viva delpresente. Recurre a sus recuerdos, comienza a buscar su cuerpo, vacontando los brazos, dedos, piernas, espaldas, una cara, dos carasmirando el horizonte. La imagen persiste y lo absorbe, no se siente másque un punto entre lagunas de color, el bosque se diluye con unparpadeo. Se declara perdido, quisiera huir de ese océano de madera, deesa ininterrumpida nausea, quisiera nunca haber ido a la guerra. Sebusca en cada cajoncito de tiempo: en un año: con un mes: está en un día(¿en qué año está?). Su nombre es... (él no lo sabe). Abre los ojos, nota quese desliza en su respiración, la controla, se rinde y siente las paredes debaba susurrando la capacidad de hablar, la única factible para nosentirse más muerto. Quiso quebrar el silencio con una gota de ruido,diluir su palabra en otra, dejarse caer. Y así, yo grito la primera palabraque no pudo pensar.
—¡Nowaki!
miscelanea18
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Ortiga del pacífico yPor: Diego M. ArredondoMorales
creacioncreacion
Naciste en el decapite de tu madreresistiendo el Cámbrico para envenenar los maresaños ha durado tu linajede alargadas piernas y tentáculos fecundosGozas por el hundimiento de tu presapierde en una bolsa el equilibrio mi espermatozoideno en la danza de cortejome zambullo entre tus púas a bocanadasnado suelto al tumbarme en tu riveracapturarte a la deriva invertebrada.
primeraliteraria
Ortiga del pacífico y
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Dos poemas al estilo Dadá contítulos de Roger Wolfe.
IEl pasado es un país lejanoy la muerte es la única vergüenzaNada de esto viene en el manual:• La última noche en la tierra• Días tranquilos ante el televisoreso es lo que llevo más de 30 años intentando averiguar
ríete de esto.
IIDías perdidos en los transportes públicoste levantas de la camay es la guerra
la torturaviejo y literario género
la verdad por finnada de particularYa no queda tiempo para perder el sueño¿Poética?
expedientes20
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Nada:Ciudademéxico
creacioncreacion
Por: Emiliano de la RosaLa historia se desarrolla en el espacio y el espacio cambia, los habitantes lo modifican.
Cuando una ciudad, como la nuestra, es habitada por veinte millones de personas, su
condición es el cambio, cada día, cada momento es mudanza. Luego, si concebimos a la ciudad
como un espacio histórico e intentamos, apenas, reconstruirlo por medio de sus ocupantes es
imprescindible comenzar con los pobladores del Valle de Anáhuac. En ellos ésta cuenca
fungía como un lugar de paso, vivían al día por causa de la imprescindible certeza de la diaria
muerte solar. Cada día era nacer, era revivir. Con el día nacía el mundo. Esta planicie llena de
agua no era tan solo una extensión fecundísima cuanto como un regalo divino, una dadiva; el
evento de la separación divina para permanecer: la serpiente emplumada que se dividió, que
se mostró como dos entes, un águila y una serpiente, lo celeste y lo terreno conjugado y a la
vez dividido, un mitema creacionista. La separación de lo tangible con lo intangible para
poder asentarse, para poder habitar. El valle se convirtió en un ente físico en plenitud, se
desarrolló el medio y se erigieron los templos. Se estableció el orden, se dotó la forma, se
otorgó el color. Los canales que hasta hoy utilizamos se abrieron en la tierra, las calzadas y los
caminos. Fue una extensión advertida en distancias inmediatas por el sentido de pertenecía.
A la conquista, el derrumbamiento de la ciudad trajo el consabido sincretismo. Se
extendieron los asentamientos, se desarrolló la transformación, sí, de los mismos lugares. En
el cerro del chapulín, por ejemplo, el Castillo de Chapultepec es la construcción que refleja la
relación con los espacios que refiero. Con una terraza circular que otorga una perfecta visión
periférica todo el terreno se otorga a la vista. Incluso el zócalo con su escandaloso orden
angular, la ciudad sobre la ciudad. Pese al cambio, al crecimiento en el espacio, las distancias
son las mismas, mismo lo que mira el ojo, mismo el horizonte. Pero, ¿cuándo renunciamos a lo
terreno? ¿Cuándo nos desasimos del horizonte y miramos nada? Bien pensado ¿Cuándo el
águila devora a la serpiente? Y si hablamos de las representaciones artísticas, ¿qué
demostración hay de dicha separación?
Pienso en la pintura. A mitad del siglo XIX una generación de artistas se dio a la tarea
CriticosENSAYISTICa
21
de salir de la urbe para contemplar el paisaje.
El propósito, asimilar las extensiones rurales para plasmarlas únicas, por todos los
ángulos y como unidad. Entre ellos un prodigio apellidado María Velasco logró unir dos
dimensiones, digamos, la inmediata (la vida en la superficie) y otra no inmediata (el cielo vivo).
Sus pinturas son un dimorfismo en la que la dimensión no inmediata es la protagonista. No
obstante, un elemento fundamental en estas representaciones es el ferrocarril que lo
entendemos, en María Velasco, no solo desde el desarrollo industrial como desde el nivel
simbólico sutil (no siempre) que testimonia la evolución de la cuidad hasta llegar a nuestra
ciudad. Al disminuir el tiempo en las distancias, el lugar es otro, ya no importa por sí, sino por
la movilidad, a dónde se puede ir, la importancia de viajar, de estar en movimiento. Con el
desplazamiento el espacio se hace pequeño e irrelevante y por tanto la persona da de bruces
en el ensimismamiento, se desmorona en sí mismo. Si ya no hay horizonte, mira al cielo y el
cielo es la nada; luego, la ciudad es otra. Ésta que está que es mientras caminas.
Y pienso en la literatura. ¿Qué se escribe de la cuidad hoy? ¿Quién la escribe? ¿Cómo
este cambio de mirada afecta lo que se escribe de la cuidad? La Ciudad se vuelve todo en el
citadino, es una dominación total sobre el que la habita, no por su forma ni por el placer de ella
sino por el estar en ella y esto a la vez es su evolución. Sí la se ha mudado, si es un no lugar de
ensimismamiento, si poco interesa ya el espacio concreto y la mutación de la misma ha llevado
a un individualismo, no se escribe la ciudad sino a través de la cuidad. Una de las obras
narrativas más recientes acerca es Ciudademexico, novela escrita por Manuel Cuellar. La
narración es la demostración de un recogimiento a ultranza. La anécdota se deslía a partir de
una voz que en ocasiones zozobra, se ahoga y nunca abandona el monólogo. La primera
persona traza a detalle los sentimientos del hombre en la ciudad, no hay ciudad sino lluvia
sobre la ciudad, tristeza de caminar por la ciudad, un escenario que pasa mientras me muevo.
Tampoco hay colectividad, no hay nombres, no hay pertenencia, no hay horizonte, no hay
conocidos. Los caminos, trazados y sin salida. La metrópoli (que eres tú) tiene vida, gobierna tu
estrato, tus esferas. Luego miras al cielo y escribes todo esto. Así es como comienza la creación
en la urbe.
Finalmente, el texto que se acerque a la ciudad posee tres características: el aislamiento,
la ausencia de las descripciones físicas y la angustia. Para que un texto genere una
identificación en el lector es precisa la angustia, porque esto vivimos porque vivimos en la
ciudad. Basta, acaso, contemplar desde un quinto piso el paisaje y es la sensación de soledad y
amplitud lo que nos identifica unos con otros. Nos negamos el habla, la mirada, el saludo. En el
metro nadie se conoce, todo es sospechoso. No podemos hablar de nuestra convivencia pero si
podemos relacionarnos como terceros implicados en este sueño de la ciudad.
lOS ESCRITORES22
ENTREVISTA
Max Rojascamaradería ypoesía
(por Iván Cruz)
Iván Cruz es co-fundador de Malpaís ediciones, poeta, gran amigo y editor del también poeta Max
Rojas. Iván charló con los editores de Primera Página durante casi dos horas y nos platicó acerca
de su relación de camaradería con Max y de su obra poética. A continuación se transcribe la
mayor parte de esta charla, como tercera entrega de la serie “Los escritores por sus lectores”
Cristopher Yescas
Yo tomaba unos cursos de poesía en la escuela de escritores de SOGEM, que está aquí en
Coyoacán, en Héroes del 47, con el poeta Saúl Ibargoyen. Y una vez nos comentó que se iba a
presentar una antología de poesía mexicana. Fue un libro que editó Océano y compiló Juan
Domingo Argüelles. La habían editado en 2002 y en 2003 fueron al SOGEM a presentarlo.Y yo decidí quedarme. En
la presentación estaban
Elsa Cross, Francisco
Hernández y Max. En esa
época yo solo conocía a
Francisco Hernández que
era un poeta que me
gustaba mucho, alguien a
quien ya había leído y que
de hecho la UNAM
acababa de sacar una
antología de su obra.
Entonces cuando los
poetas empezaron a leer
su trabajo lo que todos
esperábamos era escuchar
Max Rojascamaradería ypoesía
POR sUS LECTORESENTREVISTA
23
Max Rojascamaradería ypoesía
(por Iván Cruz)
a Francisco Hernández. Y toca primero el turno a Max Rojas, y lee el poema diez de El turno
del aullante. Que en ese momento yo no sabía que era el poema diez, yo no sabía
absolutamente nada de Max. Y fue impresionante. Max tenía una voz impresionante. Y
además de eso uno no sabía que estaba haciendo allí con el lenguaje. De repente groserías,
pero groserías que no sonaban mal, neologismos, cosas muy complejas que estaban
funcionando dentro del poema. Era apabullante. De momento lo dejé allí. Terminó la
presentación y no hubo más. Pero después dije: “voy a buscar más de este autor”. Y me
encontré con una edición de El turno del aullante de Trilce ediciones y el FONCA que habían
sido editada en el 97. La conseguí en una librería de viejo. Leí el libro y quedé fascinado. Yo no
entendía lo que estaba haciendo este hombre, pero me encantaba.a en ese entonces yo estaba
haciendo mi lista de escritores que no encontraba en el canon.Pensaba: “Estos escritores sonmuy chingones pero no están en
ningún lado”. Varios de mi lista son
los que aparecieron ahora en el
Archivo negro de la poesía mexicana.
Y allí quedó todo con Max. Lector y
no hubo más.
Yo publico mi primer libro de
poesía en 2005 que se llama Tiempo
de Guernica. A finales de ese año,
por Noviembre, una amiga común
entre Max y yo, Mária Cruz, me
invitó a una lectura de poesía en
Iztacalco donde iba a estar Max
Rojas. Cuando terminó de leer me
acerqué y le di mi libro. Le dije
Max Rojascamaradería ypoesía
24Le dije que era un placer conocerlo y él fue muy amable y recibió mi libro. Allí quedó todo enese momento. Fue hasta en 2006 que Mária Cruz me habla y me dice que Max quería platicar
conmigo. Fuimos al Café la blanca, que está en 5 de Mayo casi con Isabel la Católica. Fuimos y
Max estaba muy contento. Él había sido militante comunista, absoluto creyente del
stalinismo en su momento. Un comunista de la vieja guardia que no podía ser doblegado
fácilmente, con él siempre tenías que estar argumentando, fundamentando tu postura
política e incluso tu poética. Mi libro era enteramente poesía política, aunque yo no estaba
dentro de una poesía comunista, socialista ni nada por el estilo. Más bien era una poesía de la
desesperanza. En ese libro hablo de lo que pasó en Acteal, de lo que pasó en Irak, del 9/11.
Max era el poeta más enterado de las cosas que pasaban en el mundo que yo conocía hasta el
momento. Era un crítico total, siempre estaba hablando de esas cosas y te pedía tu opinión. Y
a él le alegraba que alguien estuviera hablando en su poesía, él ya estaba harto de la poesía
rosa. Allí fue donde empezó en realidad mi relación con Max. Íbamos a tomar café, siempre a
algún café del centro. Sobre todo uno que había en Gante, que ahora ya no existe. Y eran
pláticas. Sobre todo sobre poesía y sobre política. Eso fue lo que nos mantuvo cercanos. Así
pasaron el 2006, 2007 En 2008 yo ya sabía que Max tenía en creación este libro, Cuerpos. Él
tenía muchos amigos poetas de mi edad o un poco más grandes. También conocía a la gente
de Verso destierro que le habían publicado Ser en la sombra en 2006, y estaban ya viendo la
posibilidad de publicar con ellos estos Cuerpos. Max los había dividido en Cuerpos 1¸Cuerpos
2, Cuerpos 3, hasta los veinticinco que tiene. La asociación de escritores de México, donde
Max también tenía amigos comienzan a pensar la publicación. Se reúnen para esta labor
cuatro editoriales: Verso destierro, Literal, Fridaura y Generación espontánea. Deciden sacar
los primeros cuatro Cuerpos, en 2008 salen los primeros tres, en 2009 sale el cuarto. Hasta allí
alcanzó el ímpetu. Para esto Max gana el premio Carlos Pellicer por el primer Cuerpos. Para
esta época Max y yo ya éramos muy amigos. Por primera vez Max me dejó llegar hasta su
casa, convivir con él y con su esposa. Aunque Max era una persona muy amable, el que Max
te abriera las puertas de su casa ya era otra cosa. Finalmente su familia era su familia.
Fue una experiencia muy padre. Esto me permitió conocer otra época que yo
desconocía. Cuando platicábamos Max, su esposa y yo, evidentemente lo único que yo hacía
era escuchar. Contaban por ejemplo, de cuando ambos estuvieron en las elecciones para
diputado federal de Raúl Macín, uno de los comunistas más notables del Partido Comunista,
en el setenta y nueve. Me platicaban todo lo que estaba sucediendo en esa época. Y yo solo
podía escuchar. Les hacía una que otra pregunta pero solamente eso. Allí estaba conociendo
una faceta del país que yo desconocía totalmente, al menos así, las entrañas, con esa
minuciosidad. Tanto Max como su esposa pintaban para mí el paisaje de una ciudad que era
totalmente distinto al de ahora.
Obviamente este tipo de interacción suscitó que creciera la confianza entre nosotros
dos, hasta llegar al punto de que por ejemplo, Max me dijera “Oye, me acaban de marcar de
Conaculta, que quieren publicar los primeros seis libros de Cuerpos. Ayúdame a editarlos.”
Max sabía que yo estaba muy metido en la edición, y pidió mi ayuda, en parte porque él ya no
25veía muy bien. Esa edición que salió de Cuerpos en Conaculta, yo ayudé a Max a editarla. Que
además era un trabajo brutal para dos personas, eran seis apartados y casi setecientas páginas.
Los dos primeros libros si los editamos muy bien, casi los dejamos limpios. A los otros cuatro
solo le dimos una repasada. Le ayudé a Max a re-acomodar versos, a quitar algunas cosas.
También a redactar la nota preliminar. Yo leía para Max el libro y él me decía “Quita eso, corta
esto otro”. Fue una labor titánica.
Era la primera vez que Max se sentaba a editar su propia obra. Él había sido editor y
corrector de estilo en varias editoriales, pero con su trabajo poético era muy descuidado. Él
publicó El turno del aullante en 1971, en una edición de autor. Se negó a revisar galeras, a hacercorrección de estilo. Prácticamente el
trabajo editorial lo hizo el impresor y
entregó un producto. Tú ves el libro y
evidentemente lo hizo un impresor, no
tiene ni pies ni cabeza. Era un trabajo
hecho al aventón. Pero eso saciaba la
necesidad de Max de publicar el
poemario. Él decía: “Tenía que publicar
ese libro. Yo sentía que me iba a morir,
que esos poemas se iban a quedar
inéditos”. E impulsado por esa
necesidad es que los sacó.
Él decía:“Tenía quepublicar ese libro. Yosentía que me iba amorir, que esospoemas se iban aquedar inéditos”
Finalmente en 2011 sale Cuerpos en Conaculta, evidentemente ya con la labor de los
correctores de dicha dependencia, que fueron los que hicieron el trabajo editorial realmente.
Pero para ese momento Max quería sacar una nueva edición de El turno del aullante y de Ser en
la sombra, y para entonces ya había nacido Malpaís y le digo: “Max, vamos a sacarlo en
Malpaís. Pero vamos a editarlo bien, vamos a cuidar la edición, nunca lo has hecho con esos
poemas”. Yo tuve que digitalizar los poemas, los imprimí y se los llevaba a Max. El leía y
quitaba versos, fue una depuración total, Obra primera, es la versión definitiva de esos
poemas, según el propio Max.
Este libro de Max, Obra Primera¸ fue el primero que publicamos en Malpaís y fue una
labor titánica. Desde el diseño. Fue un trabajo conjunto, no solamente del diseñador o los
editores. Para este libro escogimos un eje temático para que la situación con la ilustración no
se disparara y en una página hubiese una viñeta de Terminator y la siguiente una de
naturaleza muerta.. No tendría ningún sentido. Entonces buscamos que podía aportar
visualmente el libro. Y lo que el diseñador encontró fue uno de los alter egos de Max que son
los perros. El perro siempre aparece tanto en su narrativa como en su poesía. De una u otra
forma. Bajo esa idea trabajamos este primer libro. Buscamos trabajar el humor negro tan
cabrón que tenía Max, y a él le fascinó. Obra primera salió en 2011, y solo fueron 500
ejemplares. No entró a librerías. Max no era una persona a la que le importara ver su nombre
26nombre en las vitrinas. Hicimos
todo una gira para promocionar
ese libro, y Max nos acompañó. La
presentación del libro fue en el
Museo del fuego nuevo en
Iztapalapa, que está en el Cerro de
la estrella. Habrán llegado unas
cien personas. Y de esas cien
ochenta compraron el libro. Ya en
ese momento había avanzado
muchísimo la venta. Y no era
precisamente barato. Costaba
Max no era unapersona a la que leinteresara ver sunombre en lasvitrinas.
doscientos pesos. Era un poco caro por el cuidado de la edición, por el formato. Era un libro
grande, que fue hecho así precisamente para que Max pudiera leerlo, pues ya no veía bien.
Además de esa presentación fuimos a Morelos, a Oaxaca, a Guerrero a Michoacán. Y Max
fue a todas. Así lo quiso él. Nos dijo: “Quiero que esto sea así. Quiero conocer a la gente que
lee mi poesía”. A Max lo dominaba la camaradería. No le interesaba presentarse en lugares
grandilocuentes o leer sus poemas en Bellas Artes. Él estaba donde y con quién se sentía
mejor. Finalmente era la primera vez que editaba un libro suyo con amigos. Tenía toda la
confianza de decir “Quiero hacer esto” y lo hacíamos. Nosotros, todo el equipo de Malpaís,
lo veíamos como un camarada. El próximo año se cumplen cuarenta y cinco años de la
primera edición de El turno del aullante, y vamos a re-editarlo. Y a mitad de 2016 queremos
re-editar Ser en la sombra, que cumple treinta años.
Max Rojas nació en el seno de una familia comunista stalinista, su papá era de
origen oaxaqueño, zapoteco. Jorge Rojas Mendoza. Y su mamá era cubana, que salió
exiliada de Cuba durante la época del dictador Gerardo Machado, que fue un muy buen
presidente hasta que comenzó a reelegirse, contra toda la oposición. Evidentemente, esa
parte de la familia también era comunista. Solo su madre, Caridad Proenza y su tía Teresa
Proenza llegan a México con una formación comunista férrea .
Teresa Proenza, la tía de Max, fue secretaria particular de Diego Rivera durante
muchos años. También muy amiga de Frida. Y Max admiraba muchísimo a su tía.
Entonces, la familia de Max, padre y madre, siempre llevaban a su casa, que estaba en la
colonia Cuauhtémoc a distintos celebres y anónimos comunistas. José Revueltas y Efraín
Huerta eran muy amigos de la familia. Entonces Max se vio revuelto desde muy joven de
personalidades del mundo de los escritores, y también de la política.
Era un gran lector. Él estudió Filosofía en la UNAM. Nunca terminó la carrera, nada
más estudió, y estudiaba las clases que él quería. “Quiero ir a tal clase con Gaos, o con
Sanchéz Vazquez, etc”. Él iba a las clases que él deseaba y con la gente que le iba a dejar
27
“Yo soy de la viejaguardia. Yo no me voya juntar con los rositasni voy a ser un socialdemócrata. Jamás”,
me decía.
algo. Pero en realidad nadie sabía que él escribía.
Max me decía “Prácticamente nadie sabía que yo era poeta, que yo escribía. Yo
visité muchas veces a Efraín Huerta en su casa, pero nunca le dije que escribía.
Hablábamos de filosofía, de marxismo. Pero no de poesía, al menos no de la mía”. Fue poeta
de clóset muchos años.
Su primer poema, el primero que aparece en El turno del aullante es de 1958.
Entonces él escribe desde 1958 desde los 18 años, hasta los 31. Escribió durante todo este
tiempo los fue acumulando hasta que se sintió en una edad desesperada, los 31, y decidió
publicarlos. Pero publicarlos él.
Max empieza a escribir en los años 50. Y la primera persona que lee sus poemas es
Emilio Prados, el poeta español. Era muy poderos tener una referencia como esa. Max en
realidad era un personaje que prefirió vivir en la sombra, pero no porque lo relegaran, sino
porque él así lo decía. Él me contaba que se llevaba mejor con los operadores del ferrocarril
que con los poetas. Prefería estar con los obreros. Max estuvo en varias luchas sindicales
para la democratización de los sindicatos. Prefería estar con ellos que con los escritores. Te
lo decía directamente: “Yo no tengo nada que ver con esas personas” y así fue siempre.
Y escribía poco, sí. Él me decía “Yo me dediqué a la vida”. Él estuvo muy metido en
la lucha de los electricistas y la democratización de los sindicatos, así como en el partido
comunista, hasta que dejó de ser partido comunista y se adhieren otras fuerzas para
terminar convirtiéndose en el PRD. En ese momento fue cuando Max de plano pintó su
raya. La vida partidista de Max terminó a principios de los 80. “Yo soy de la vieja guardia.
Yo no me voy a juntar con los rositas ni voy a ser un social demócrata. Jamás” ,me decía. Tú
le hablabas de la social democracia y él se espantaba. Siempre al hablar de Max hablas de
un hombre de una sola pieza. Tanto en lo política como en lo poético. El hombre y el poeta
en Max son espejos paralelos. Max tenía por ejemplo muchos poemas políticos que nunca
publicó. Nosotros teníamos planeados publicarlos en algo que llamaríamos Poemas inéditos,
ya después lo haremos en Malpaís. Tiene un poema llamado “La muerte del Che Guevara”que es grandioso. Otro poema acerca
de Guatemala, de las matanzas.
También sobre España. Max quería
mucho a este país. Aunque sin tener
que llegar a lo explicito, su persona se
nota en su obra. Max fue un
revolucionario de la palabra. Él
revolucionó la forma, por ejemplo, de
usar malas palabras, de hacerlo de
manera certera, por ejemplo, cuando
dice “Caidal mi pinche extrañación
vino de golpe a/ albucir sepa qué
tantas pendejadas”. ,
Ese pinche cabe perfectamente. Max estaba haciendo otra revolución. Por eso su poesía toca
tanto y a tanta gente. No ha terminado de asimilarse su obra. Los estudios y los ensayos
acerca de su obra son en realidad muy recientes.
Max sin quererlo se esforzó por alejarse del mundillo literario. Él estuvo muy a gusto
en las cantinas o en su casa, tomando mezcal con sus amigos. Alabar a tal o cual escritor era
algo que le chocaba mucho. Yo creo que ahora que él no está su poesía va a navegar por
otros rumbos, más gente va a empezar a conocerlo pues están volteando a ver lo que fue su
obra, que es lo que van a conocer de él, ahora que Max ya no existe en su mundo corporal.
Así que todos se acercarán a él solamente por su obra.
En realidad Max es un personaje que salió a la luz por la gente que lo rodeaba. Si por
Max hubiera sido, mucho de su trabajo se habría mantenido inédito. En realidad la idea de
publicar Cuerpos es idea de sus amigos. Editar Obra primera también fue iniciativa nuestra,
no de él. Él nunca nos pidió el favor. Ni iba a Conaculta a pedirles que lo publicaran. Fue el
azar o la sinergia que permitió que esto sucediera. Yo creo que ahora su obra va a circular
más, ahora que ya no está. A veces se ponía de muy mal humor. Ya no podrá decir “Yo no
quiero ir a presentar nada”. Después de la gira que hizo con nosotros en la que se prestó muy
bien par todo, le chocaba muchísimo salir. Él hablaba mucho de la fama tardía. Decía “Ya la
estoy rasguñando juventud a mi vejez”. Era un hombre que estaba decidido a explotar su
cuerpo hasta los últimos límites. Max tenía diabetes y aún así seguía bebiendo y fumando
cantidades bestiales; podía acabarse dos cajetillas diarias. Era una persona que fumaba todo
el tiempo, y un gran bebedor. Y de hombre a hombre, un gran conversador.
Él tuvo la amabilidad de dejarme varios archivos. Tú ves los trabajos en papel que él
tenía, y hay versiones de un poema, trabajo veinte o treinta veces. Y para esto se llevaba
cuatro o cinco años. Por eso en los 70 y 80 que fue cuando emergió su obra él no tenía
muchos libros. Solo dos, y anoréxicos, como decía él. Era un poeta muy trabajado. Aunque
esto él nunca te lo decía, pero en sus papeles se nota. Tenía un oído un perfecto. Decía “yo
no sé nada de rima, yo no sé nada de versificación”, pero también era una mentira. Max
sabía mucho, su oído era impecable, los ritmos que producía. Y en Cuerpos es evidente. Ya es
un perfecto escucha.
Sus influencias son notables: la generación del 27 que llegó a México, como Emilio
Prados, Miguel Hernández, Luis Cernuda y Pedro Garfias, que le encantaba. Se sabía casi de
memoria Primavera en Eaton Hastings. El García Lorca de Poeta en Nueva York. Su otra gran
influencia, por su familia, fue la literatura cubana. Lezama Lima, Gastón Baquero, entre
otros. También la generación de la revolución cubana. José María Heredia, y su gran ídolo
que era José Martí. Todo lo que pudiera tener de él, Max lo tenía.
Él platicaba mucho, que desde joven le gustaba irse con un amigo a una cantina y
platicar durante horas, y salir borracho, perdido. Dando tumbos por la calle. Eso era lo que
le encantaba. Y Max extrañaba mucho eso. Él conoció la Ciudad de México cuando era otra
otra cosa. Que podías caminarla borracho y cantando en las calles, y llegar en el último
28
tranvía, con sus amigos obreros. Añoraba mucho esa ciudad. Y en su última novela, Vencedor
de otras batallas, que fue su último proyecto en el Sistema nacional de creadores del FONCA,
es lo retrata. Esa Ciudad de México ya no existe. Él me decía “Esto no es una ciudad, esto es un
desmadre. Ciudad era la que yo conocí”
Max, en este rollo de nuestra amistad, me agarró totalmente de su editor. Yo trabajé
tres años en Conaculta, y en ese tiempo difícilmente veía a Max. Renuncié apenas en
Diciembre y cuando Max se enteró me dijo “Perfecto, porque tienes que ayudarme a terminar
de editar Cuerpos y la novela”. La penúltima vez que nos vimos me dijo que ya no tenía
fuerzas, que yo tenía terminar de editar “eso”, que él ya no quería saber nada. Max, muy
generoso, me dejó ese trabajo tan importante. En cierta forma, él sabía que había construido
la muralla china y no se iba a poner a pasear sobre ella.
Como amigos y camaradas Max y yo compartimos mucho tiempo, escuchamos mucha
música que a él le gustaba. Cantamos ya borrachos, cosas que yo ni siquiera sabía cantar, que
nada más tarareaba. Fiestamos como compas y como camaradas. Sacarle palabras de ternura
a Max era casi imposible, sin embargo era un borracho muy buena onda en ese sentido. Max
me podía decir “te agradezco mucho lo que has hecho” o “eres una parte importante de mi
Es como a esos amigosque dejas de ver porqueestás metido en otras
cosas de la vida y despuéste enteras que estánmuriendo. Eso es locomplicado
mi vida”, y yo también se lo decía. En ese
sentido no me quedé con nada que le
tuviera que decir. Tal vez en este tiempo
que trabajé como burócrata en Conaculta
dejé de hacer muchas cosas con él. Es
como a esos amigos que dejas de ver
porque estás metido en otras cosas de la
vida y después te enteras que están
muriendo. Eso es lo complicado. El
decirse “Porque no salí más con él” ,
“hubiéramos ido acá” , “pudimos haberhecho esto o aquello”, pero yo creo que todo lo que pudimos hacer juntos lo hicimos: viajamos
juntos, platicamos mucho, hablamos mal de medio mundo juntos. Nos insultábamos muy
respestuosamente: pinchearnos y cosas por el estilo. Ya fuera en momentos jocosos o en
momentos mala onda. Yo no me quedé con ganas de decirle nada, fuimos grandes, grandes
amigos. Ahora en su velorio tuvimos la oportunidad de escuchar una de sus canciones
favoritas, que se llama Aburrido me voy de Joaquín Pardavé. Max se fue contento, al final de
sus días él siempre hablaba de su muerte; nos decía “quiero que pongan mis canciones cuando
yo me muera, y después se tomen unos tequilas o unos mezcales y que briden por mí”. Los
últimos meses Max estaba muy consciente de que se estaba despidiendo. La última vez que
pude hablar con él fue vía telefónica, dos semanas antes que muriera. Y siempre hubo esa
cercanía, esa idea de mucha amistad y mucho cariño. En ese sentido, solamente me avocaría a
terminar el encargo que me dejó, el terminar de editar su obra, y decirle, una última vez
“Gracias”.
29
nuevaS30
ENTREVISTA
El Dios lubricantede Tania Carrera
Me llamo Tania Carrera y escribo poesía. Además
de eso trabajo haciendo estrategias de
comunicación digital.
A la literatura me acercaron de chica, mis
papás tenían muchos libros y me acuerdo, por
ejemplo, que cuando nos robaron la tele leíamos
Dracula por capítulos.
Me acuerdo mucho de El árbol de las
Brujas de Ray Bradbury oMomo de Michael Ende.
La fantasía era lo que más apreciaba en esos años.
Pero más que a la literatura, me acuerdo de mi
primer acercamiento a la escritura en específico.
Estaba chica y fue padre encontrar algo que
pareciera muy personal y sólo mío. Escribí
muchos cuentitos cortos que de pronto se fueron
convirtiendo en prosas poéticas y que se anclaron
en la poesía.
Más que tener poetas, de pronto hay ideas
y libros en los que esas ideas se logran
técnicamente pero con algún otro matiz. Uno va
tomando pedazos de aquí y allá, cosas que no
necesariamente ha leído tan a conciencia para
llamarlas “influencias”. Estas referencias para mí
muchas veces vienen de conversaciones con los
amigos sobre el proyecto en turno.
nuevaS vocESENTREVISTA
31
El Dios lubricantede Tania Carrera
Y, aunque no quisiera señalarlo como un eje de
mi trabajo, hay que reconocerse y tengo una
gran inclinación por la escritura femenina, leer
a mis contemporáneas ha sido medular; como
también encontrar voces como Yolanda Patin,
Inés Arredondo, María Auxiliadora o Marosa di
Giorgio.
Igual habrá que mencionar a las
vanguardias, siempre en su significado
renovable de actualización de los recursos y
pretensiones literarias o artísticas. La libertad
de lo que se renueva.
Además de Un dios lubricante,escribí un
poemario que se llama Espejos, publicado en
2013 en la editorial independiente Gato Negro.
Decidí publicar el libro en formato digital
por varios motivos, la inquietud nació en un
principio por explorar los formatos de
publicación electrónica, un terreno en el que yo
trabajaba pero que no había llevado a la práctica
creativa.
32Un dios lubricante es un libro que tomó unos cinco en terminarse, y en el camino sufrió varios
conatos de publicación, incluido un premio Jaime Reyes por una versión muy anterior de la
que sobrevivieron apenas un par de poemas. Entre los sobrevivientes está Albedrío, que
siempre me preocupó porque consideré que por las limitantes espaciales no iba a poder
imprimirse respetando la idea original de que el árbol bifurcaciones se desbordara de la caja
de texto, no iba a caber en una página.
Partiendo de ese poema, me clavé en la cualidad espacial de la página digital, la idea de
descenso -un libro que se lee hacia abajo y no hacia la derecha o hacia adelante- y usar eso
como recurso expresivo, aunque no sé si se logre, considero que mi investigación en cuanto a
los formatos digitales es muy temprana. En este caso, la idea era simple: hacer un libro en una
sola página.
Por otra parte, luego de pasar mucho tiempo diciendo que era poeta pero sin tener
nada a la mano para poder mostrar mi trabajo, algo importante eran las capacidades de
difusión en digital que permiten que la distribución sea un tema mucho menos costoso y tan
simple como fotocopiar unos flyers o armar unos banners.
El libro se hizo de forma muy casera. El diseño lo idee yo, me asesoré con Cesar Castro,
un amigo diseñador, quien me ayudó a recomendar tipografías, a afinar el diseño del GIF de la
portada y en general a darme su visto bueno. Por otra parte, el responsable en cuanto a
diseño de navegación, programación y edición web, es decir, todo el trabajo fino de revisar
esos otros apartados que se encuentran en publicaciones web: el texto del error 404, acerca de
y hasta los urls de cada poema; es José Luis Leguízamo.
Yo propongo una solución digital, por los motivos que mencioné antes. Pero también
cabe la aclaración de que los poemas no necesariamente son texto enriquecido, es decir,
funcionarían impresos. Y si parte de los objetivos de hacer una publicación digital era dar a
conocer mi trabajo de una forma más sencilla, sería de alguna manera contradictorio cerrarse
a la idea de una versión impresa. Sin embargo, luego de lograr este formato de
autopublicación, no busco darle más a los temas de gestión de este libro sino ocuparme en
trabajar nuevos proyectos.
De cualquier forma UDL está publicado bajo una licencia de Creative Commons. Si alguien
considera que vale la pena hacer algo más con esos textos, puede hacerlo libremente.
Como autora me es muy difícil hablar de lo innovador en mi libro, digamos que como
todo aprendizaje a nivel personal es innovador. Fue un proceso que sin duda podría yo
considerar que expande los terrenos sobre los que yo trabajaba. Pero a nivel general y como
para montarlo como tema de conversación, creo que no es un libro particularmente
innovador; es un poemario que encontró salida en una plataforma digital, pero es un
poemario al fin.
Ahora estoy escribiendo dos proyectos, uno es un poema digital que trabaja un poco
más con los recursos interactivos que va a medio camino. Y un poemario de prositas que
estoy poniendo changuitos para que encuentre donde publicarse.
33A perpetuidad el drama sin aterrizaje:
www.undioslubricante.com
"Me enorgullece lo que no gobierno en mí, lo quese escapa a mis manos. Arraigado, el lugarcomún que no puedo controlar; siempre seesconde en alguna arista lejana o tan inmediataque no la percibo. Lo cierto es que disfruto saberque existe la palabra enterrada en la idea, antesde mí, antes siempre: está en la médula, en lomás profundo. (La médula. Casi alma la solapalabra: médula.)"
Fragmento de Un Dios lubricante de Tania Carrera
www.undioslubricante.com