Abad Sansón - Apologético

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El traductor, José Palacios Royan, Profesor Titular de

Filología Latina en la Universidad de Málaga, trabaja en el

cam po de los mozárabe s cor dobe ses del siglo tx. Ha publi-

cado artículos sobre las personas de Hostegesis y de»  A  V • • •

Sansón, y tiene preparados otros trabajos acerca de Alvaro

de Córdoba y su Epistolario.

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y i o %O

 A k a ^ C l á s i c o s   L a t i n o s   M edi evales /8

DIRF.CTOH

ENRIQUE M ONTERO CARTELLE

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Maqueta: RAG

Diseño de cubierta: Sergio Ramírez

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de multa y privac ión de libertad quienes reproduzcan o plagien,en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica fijada

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 Tres CantosMadrid - España Tel f. : 806 19 96Fax: 804 40 28

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APOLOGÉTICO DELABAD SANSÓN

Edición de

 José Pala cio s R oyan  Pro feso r de la Un iversidad de Málaga

Introducción deG o n za lo d el Cer ro Ca ld erón

a k a l -

^ e \ i c 0 ^ LO P 6   

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 A m i m u je r , Ana E.  y a mis hijos , Alfonso y Pilar.

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I. P r e s e n t a c i ó n

Sobre los mozárabes se ha escrito mucho y bien. Ilustres eruditos del pasado, como Flórez, Amador de los Ríos, Menéndez Pclayo y Simonet trazaronde mano maestra las azarosas peripecias que hubo de sufrir la población cristiana sometida en la Península Ibérica al yugo musulmán. Después, su lenguafue ilustrada por Menéndcz Pidal, y su arte por Gómez Moreno. Lejos dedecrecer, el interés por la mozarabía ha ido en aumento (baste citar los nombres de Colbcrt, Griffin, Sanchís Guarner, Galmés, Jiménez Pedrajas), de suerte que cada vez es mayor el número de investigadores que se dedican alestudio de diversas facetas de su cultura; a veces hasta se exhuma su testimoniocomo argumento muy actual de polémica partidista (recuérdese el debatesobre el origen del valenciano, atribuido por algunos a un estrato mozárabe yno a un transplante lingüístico de los conquistadores catalanes).

No es de extrañar este interés en una época como la nuestra, que ha visto y ve cernerse tantos desastres sobre las minorías y ha asistido y asiste angustiadaal auge amenazador de los integrismos. La mozárabe, en efecto, fue una cultu

ra que se desarrolló en un medio hostil y que, por tanto, estuvo condicionadamás que ninguna otra de su entorno por las circunstancias. No es cosa baladítener que convivir, de la noche a la mañana, con un pueblo extraño de raza,religión, lengua y cultura diferentes. Lo que en el 711 d. C. empezó como unaguerra civil entre Rodrigo y los hijos de Witiza acabó por ser, dos o tres añosmás tarde, una confusión indescriptible, un desconcierto general. ¿Quien iba apensar que las tropas mercenarias habían de convertirse en conquistadoras? Y,sin embargo, ahí estaban, dominando en España toda y acuñando monedas afuer de amos, con extrañas leyendas invocando a un único Dios llamado Alá.

 Ante esta si tuac ión tan nueva como incómoda hubo diferentes reacciones:al estupor y pánico de unos respondió también —todo hay que decirlo— laalegría y complacencia de otros. Así, el autor de la Crónica bizantino-arábiga,la primera fuente historiográfica de este período, no pareció sentirse a disgusto

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bajo el Islam: no sólo dedicó grandes alabanzas a Mahoma («varón prudentísimo, vaticinador de muchos hechos futuros»), sino que describió la conquista

de Hispania de un modo impersonal, sin poner pasión alguna («Ulit, atacandoa Hispania por medio de un jefe de su ejército llamado Muza, la conquistó y lahizo tributaria, poniendo fin al reino godo»). El polo opuesto fue el cronistamozárabe del 754, que pintó ya con tintas muy sombrías el cuadro que se presentaba ante sus ojos: a el se debe el primer «llanto por la destrucción deHispania» de que tengamos noticia.

 Ahí está el drama . Mientras buena parte del pueb lo fue arab izándose pocoa poco, por las buenas o por las malas, otros vieron en esta islamización el finde su cultura, la extirpación de sus raíces ancestrales. Desde su peculiar puntode vista, los plañideros nostálgicos tenían toda la razón. La conquista musulmana había tronchado de raíz el interesante proceso de desarrollo intelectualque había puesto al reino visigodo a la cabeza de la Europa del siglo VII d. C.

 A partir de entonces, los mozárabes que aceptaron conscientemente la herenciade Isidoros y Braulios, Ildefonsos y Fructuosos tuvieron que resignarse a vivirdel pasado. Ahora bien, sumirse para siempre en las excelencias de los tiempospretéritos supone lanzar un anatema general al presente; o lo que es lo mismo,implica un peligroso extremismo. Y puestos ya en el disparadero de adoptarposturas radicales, algunos cristianos forzaron más aún su intransigencia,negándose a aceptar la convivencia pacífica con los musulmanes: de ahí el

drama tremendo e inacabable de los martirios voluntarios, cuando no de larebelión a rmada, condenada por sistema al fracaso.

Hay que vivir, sin embargo. Por tanto, muchos mozárabes hicieron de tripas corazón y aprend ieron la lengua del conquistador. En árabe vocearon unosdesde los puestecillos del zoco sus mercancías, quizás el tiraz, el pergamino, elcuero repujado; otros, como nuestro abad Sansón, hicieron de truchimanes delos embajadores cristianos que acudían a Córdoba, muy orgullosos de estar alservicio del «rey de Hispania, es decir, y para que nadie se llame a engaño, delemir de al-Andalus; otros, por fin, como los miembros de la comunidad tole

dana, acabaron por utili zar exclusivamente el árabe para redactar sus escrituras.La islamización afectó a todos los estamentos de la sociedad: hubo clérigos quese retajaron a la moda musulmana o que abrazaron de mil amores una vidalicenciosa y libertina; los jóvenes se dejaron seducir por el encanto de la poesíaislámica, y hasta se llegó a traducir la Biblia al árabe. Era inevitable que sucediera así, como hoy se nos cuela de manera inconsciente en nuestras vidas cotidianas la cocacola y el wh i sk e y  , los wes t e rns   o los tbrillers.

En esta tensión agónica entre adaptación e integrismo transcurrió la existencia de la minoría religiosa mozárabe, sacudida intermitentemente por hon

das convulsiones emocionales. La comunidad tuvo que soportar heroicasllamaradas suicidas, pero también lamentables envilecimientos. Los obispos, yno ya el herético Hostegesis, sino el propio Saulo y Recemundo, obtuvieronsus mitras por simonía, mientras que algunos cristianos de mala laya compra

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ron por grandes sumas el derecho a recaudar impuestos, a fin de gravar y vejaraún más a sus hermanos de fe. Así, junto a la más exaltada religiosidad, pulula

ron la corrupción y el vicio, la delación y la cobardía: reacciones propias de lacondición humana, sí, pero exasperadas por siglos de sujeción a un yugoextranjero.

En este mundo extraño y ambivalente, misterioso y enigmático nos introduce el presente libro, el  Apologético   del abad Sansón, pulcramente vertido alcastellano por José Palacios con la ayuda de Gonzalo del Cerro, un curtidoespecialista en la Literatura visigoda y mozárabe y un experto teólogo, respectivamente, y los dos profesores de la Universidad de Málaga, ciudad muy diferente hoy de la que vio nacer a Hostegesis: colaboración necesaria porque la

cultura mozárabe, religiosa en su mayor parte, estuvo preocupada al máximopor problemas de orden cristológico, como otra cuestión cristológica tambiénfue la que dio origen, al otro extremo del Mediterráneo, a la minoría nestoria-na. Es de justicia recalcar el valor de esta traducción, ajustada y jugosa, porquea nadie medianamente culto se le escapa lo difícil que resulta salir airoso de loscircunloquios y recovecos retóricos de la prosa mozárabe, en cuyas trampaspuede caer el latinista más pintado; ahora, gracias al común y meritorio esfuerzo de J. Palacios y G. del Cerro, queda definitivamente a nuestro alcance unaobra tan notable como el A po logét ico , algunas de cuyas páginas —en especial elprólogo del libro segundo, un dechado de sarcasmo e ironía— se leen todavía

hoy de un tirón. Juan Gil

Universidad de Sevilla.

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II. T e o l o g í a d e l a b a d S a n s ó n

e n  s u A p o l o g é t i c o

I. RAZÓN Y CONTEXTO DE UN CONFLICTO TEOLÓGICO.

El siglo IX cordobés ofreció a la Iglesia y a la Historia de España grandeslumbreras que alumbraron aquella noche oscura de la dominación musulmana.Un siglo después de la conquista, las posturas parecían haberse endurecido porambas partes. Los musulmanes pretendían relajar los compromisos adquiridosen los primeros tiempos y extender su influjo en personas, ideas, instituciones.Los cristianos mozárabes se sentían incómodos con una evolución de la sociedad que amenazaba la supervivencia misma de su religión y sus costumbre s1.

En una situación tan crítica como complicada, era obvio que surgieranconflictos entre personas que contemplaban los hechos desde puntos de vistadiferentes. El problema de los mártires voluntarios no es más que un ejemplo,por muy importante que sea2. Pero la actitud que tomaron los mozárabes tuvo

 visos de escisión. Los «colaboracionis tas» propugnaban la convivencia pacíficaa cambio de determinadas concesiones. Los «nacionalistas» se atrincheraban

en sus posiciones tradicionales con la firme decisión de defender sus dogmas ysu disciplina hasta las últimas consecuencias.

Hubo extremistas por ambos lados. Los mártires voluntarios representabanuna reacción entre el fanatismo y la desesperación. En el extremo opuesto, habíacristianos que, al decir de algunos hombres moderados, vendían su fe y la de losdemás cristianos a cambio de los favores de la corte musulmana3. Uno de ellos

1 J. SIM ON ET describe los detalles de esta nueva situación en su His to r ia d e l o s mozá rabe s   d e España , Madrid 1897-1903 (reimpr. 1983), vol. II, págs. 443 y 357-380.

2 El problema de estos mártires es el tema central de la obra de P. E. COL BE RT , The   M artyrs o f C o rd ob a (850-859): A S tud y o f t h c S ou r ccsy  Washing ton 1962.

3 Era uno de los aspectos criticables de la conducta de Hostegesis, el mortal enemigo deSansón, su amistad incondicional con la corte. De las fechorías del mal obispo escribe Sansón contodo lujo de detalles en el Prefacio al libro II de su  A po lo gé tico .

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fue Hostegesis, obispo de Málaga. Su conducta tiene para Sansón aspectos morales y dogmáticos abiertamente censurables. Adquirió la mitra por medios simo-

níacos y ejerció su ministerio vendiendo por dinero los sacerdocios y otroscargos eclesiásticos. Lo que era libre colaboración de los fieles para ayudar a losobispos a resolver las necesidades de sus iglesias, lo convirtió Hostegesis en unimpuesto abusivo. Impuesto que gravaba particularmente a los más pobres yque, en vez de servir para el mantenimiento de los templos y la ayuda a los necesitados, iba a parar a manos de las autoridades musulmanas en forma de regalos yde contribuc ión a banquetes suntuosos y a prácticas deshonestas con los infieles4.

Otra fuente de escándalo fue la postura de Hostegesis en determinadosaspectos del dogma. «Maestro de herejía», lo llama Sansón (Apolog.  II, Pref. 7).

En efecto, algunas afirmaciones del malacitano rozaban la heterodoxia, sobretodas, aquella en la que decía que «Dios está dentro de todo por sutileza, nopor sustancia»5. Con ella, se situaba Hostegesis dentro de los parámetros delantropomorfismo, ya que de ese modo quedaba Dios condicionado por lamateria. El antropomorfismo es precisamente el aspecto heterodoxo que estudia M. MENÉN DEZ PELA YO en su Historia de los Hetero dox os Españoles 6.El obispo de Málaga, l levado quizá de una enemistad inconfesada contraSansón, pretendió desacreditarle ante los Padres del Concilio, celebrado enCórdoba el año 859. Para ello, arrancó de los obispos asistentes, por medio deamenazas y engaños, la firma a una sentencia condenatoria contra Sansón, queHostegesis l levaba preparada. El piadoso Abad la recoge fielmente en su

 A pologét ico   II, 3.

II. SAN SÓN , EL DIALÉ CTICO .

a) Las acusacion es d e H ostegesis.

Éste es el tenor de la sentencia que Hostegesis entregó a los Padres del

Concilio de Córdoba:1. Sansón ha proferido impiedad es contra Dios y opiniones contra la

doctrina tradicional, hasta el punto de parecer más un idólatra que un defensorde Cristo.

2. Permite los matrimonios entre primos hermanos.

4 Son aspectos de la conducta inmoral del mal obispo, recogidos en el relato de Sansón

(Apolog . Prefacio al libro II 2).5 Cf.  Apolo g.  II, Pref., 7. La importancia que esta desviación doctrinal tiene a los ojos de

Sansón se aprecia en la insistencia con que repite la acusación a lo largo de la obra.'• Cf. M. MEN ÉNDE Z PELA YO , His tor ia d e l o s H e t e r odoxos E spaño le s  , Madrid 1953, II,

II, págs. 73-91.

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3. Pretende condenar una antífona que se canta en la liturgia con textosde los Santos Padres.

4. Según Sansón, la divinidad se difunde como la tierra, el agua, el aire ola luz.

5. Dios, dice Sansón, está por esencia tanto en el profeta que vaticinacomo en el diablo o en los ídolos. Está, incluso, en los más insignificantes gusanillos. «Y eso, comenta Hostegesis, no se puede decir»7.

6. Además de las tres personas de la Trinidad, Sansón admite «no sé quéotra clase de seres parecidos», que no son criaturas sino creadores. Admitiría,pues, según Hostegesis, un politeísmo contrario a la más pura tradición doctrinal de la Iglesia.

Hasta aquí, la presentación de los presuntos errores de Sansón8. A conti

nuación, Hostegesis enumera las penas con las que intenta castigar a Sansónpara evitar que tal peste contagie con su corrupción a los miembros sanos de lacomunidad cristiana. Son éstas:

1. Condena a Sansón juntamente con su error.2. Lo envía al destierro.3. Lo despoja de la dign idad sacerdotal.4. Lo priva a perpetuidad de toda función propia de clérigos.5. Lo aparta del cuerpo de la Iglesia cortando los lazos de comunión con

el cauterio canónico.

6. Amenaza a cualquiera que se solidarice con Sansón o se adhiera a susdoctrinas.

Sansón añade un brevísimo comentario, y reconoce honradamente que lasentencia lleva la firma de los obispos presentes. Aunque algunos lo lamentaron más adelante y trataron de rehabilitarle.

El capítulo siguiente,  Apolog.  II, 4, refiere la disputa que Hostegesis mantuvo con Leovigildo, el hijo de Ansefredo9. Este presbítero, con fama de sabio,hizo recapacitar a Hostegesis, que escribió a los fieles de Martos una nuevaprofesión de fe en la que modifica en parte sus viejas doctrin as10. Es la conten i

da en el largo capítulo 5 del libro II del  Apologético .  Hostegesis evita en ella

7 El orig inal de Sansón dice textualmente:  Q u od n e fa s cs t d i c i (Apo lo g.   II 3, 1, 18). La traducción que usaremos en nuestras citas es la de J. PALACIOS ROYÁN, que estamos prologando.Mencionaremos primero el título de la obra seguida de un número romano referido a uno de losdos libros, luego ponemos en numeración arábiga el capítulo, seguido de otro guarismo referido alpárrafo y un tercero que indica la línea en la edición de J. GIL, Corp us Scriptorum Mozarabicorum> I-II, Madrid 1973. Si falta un guarismo, el c apítulo tiene un solo párrafo.

K La sentencia ocupa todo el capítulo 3 del libro II. Las acusaciones van desde la línea 1 a la25 en la edición de J. GIL.

 v J. GÓM EZ BRAVO, en su Catá l o g o d e l o s Ob i s po s d e Có r doba  , Córdoba 1739, cap. VI,págs. 174 ss., nos da detalles de este Leovigildo, «presbítero de gran fama y sabiduría».

10 Sansón había huido de Córdo ba en el año 864 y se había refugiado en Marto s, provinciade Jaén. Dos años antes, en el 862, Hostegesis y Servando, su «auxiliar y colega» (  A po lo g . II Pref.

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cuidadosamente su desliz dogmático más llamativo, aquel en el que profesabaque Dios estaba presente en las criaturas «por sutileza, no por sustancia».

Después de una declaración de intenciones, en la que expresa su deseo deevitar escándalos, fomentar la concordia y defender la fe, reduce su acusación,dirigida a unos innominados h i , nonnul l i  , illi, a los puntos siguientes:

1. Los personajes cuestionados condenan la antífona famosa, cuyo textopresenta Hostegesis pero sin dar explicaciones concretas. La antífona, compuesta contra Nestorio, decía así: «¡Oh qué gran e inaudito milagro! El podermiró desde el ciclo, cubrió con su sombra el vientre de la Virgen, y la majestadpudo encerrarse dentro del aposento del corazón con las puertas ce rradas»11. Acont inuac ión, Hosteges i s hace una profes ión perfectamente or todoxa :«Creemos, creemos que el Verbo de Dios omnipotente penetró en el vientre de

la Virgen y que estuvo allí con las puertas cerradas en unidad de perso na»12.2. De una forma un tanto forzada, repite la acusación, ahora poniendo en

plural a los acusados, de que permiten los matrimonios entre primos hermanos.3. Aseguran algunos, dice Hostegesis, que Dios habita «especialmente

entre inmundicias, ídolos, moscas, gusanos, chinches y mosquitos».4. Amenaza, finalmente, con una «perpetua condena» y con exclusión del

cuerpo de la Iglesia a quien plantee «la ociosa cuestión sobre los cerdos, losmosquitos, las chinches , los ídolos, las inm undicia s»13.

Hostegesis protesta formalmente que no se atreve a proclamar que Dios

habite «dentro de los ídolos, inmundicias y cloacas». Y curándose en salud, repite reiteradamente que Dios «está todo en todas las cosas», que «está todo enteroen todas las cosas», que «el Señor todopoderoso está todo en todo». Con ello,cree haber defendido correctamente la doctrina sobre la presencia universal deDios, apoyando sus confesiones en abundantes textos patrísticos. Pero de formatambién insistente, repite que no hace falta recurrir a los gusanos, mosquitos,chinches y otras inmundicias para explicarla, tal como hacen sus adversar ios14.

Fue toda esta serie de infundios la que colmó la paciencia de Sansón. El Abad, nervioso y visiblemente preocupado, se decidió a escr ib ir para defender

5, 1), habían desencadenado una campaña contra Sansón. Hostegesis persigue a Sansón hasta ellugar de su refugio. Sobre la personalidad de Servando, puede verse el bosquejo que de el haceSansón en A po lo g . II, Pref. 5.

11 Éste es el texto latino de la antífona: O quam m agnu m m i r a cu l um i naud i tum ! U i rtus d e   c e l o p r o sp ex i t, o b t im bran i t u t e r u m u i rg i n is , p o t e n s e s t ma go s t a s i n c lu d i i n f ra c ub i c u l um c o r d i s   ianuis clausis (Apolog. II 5, 2, 8-11).

Cred imus , c r ed im us Uerbum De i om nipo t en t i s i n labsum in u t e rum u i r g in is c t iux ta un i ó -   nem pe r s ona e fu i s s e i anui s cl au si s   (Apo l o g  . II 5, 2, 11-12).

ü Cf. A polo g . II 5, 3 (103-107). La amenaza empieza con un solemne si quis> como era habitual en las conclusiones conciliares a partir, por lo menos, del Concilio Romano, celebrado en el382 bajo la auto ridad del papa san Dámaso.

14Cf.  A polo g .  II 5, 3 (líneas 21-23.39 -40.4 5.49 -50.67-68 .104-105) ; 4(1. 26-27 ). Estos sietepasajes citados delatan la obsesión de Hostegesis por el tema. En cuanto a la enumeración de losdistintos animales, parece ser propia de Hostegesis según A polo g.  II 17, 3, 4.

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se su Apologético . Tanto más cuanto que sus acusaciones obraban en manos delos obispos de la región y en las de los fieles de Martos.

b) La respuesta de Sansón. A par ti r del capítulo 7 del libro II, inicia Sansón la respuesta a las imputa

ciones de Hostegesis. En primer lugar critica con todo detalle los errores de suadversario en el uso del latín. Pero luego, da cumplida respuesta a todas y cadauna de sus acusaciones. Este es el tenor de su apología:

1. Sansón ratifica su opinión de que «Dios no puede estar encerrado dentro del aposento del corazón y que verdaderamente está dentro y fuera detodas las cosas» (Apolog.   II 7, 4, 18-20).

2. Deja para otro momento el tema de los «ma trimonios entre parientes

cercanos», lo mismo que tratará en su lugar de la polémica antífona (ibid.   II8, lss).

3. No es verdad, dice Sansón, que haya dicho aquello de «que la esenciade la divinidad se difunde como la tierra o el agua o el aire o la luz» (ibid.  II 8,2, 12-14). La razón es obvia: todas estas cosas son corpóreas; Dios, en cambio,es espíritu y está por esencia presente en todas las cosas, buenas y malas, grandes y pequeñas, nobles y mezquinas. Dios «está todo él en cada cosa y es unosolo en todas las cosas» (ibid.  II 8, 2, 28-29). «La divinidad, como lo llena todo,no puede trasladarse de un lugar a otro» (ibid.  II 8, 3, 30-31). «He creído siem

pre y creo que Dios está todo por esencia en cada una de las cosas creadas porél» (ibid.  II 8, 2, 38-39). Los equivocados, añade, son los que admiten una presencia de Dios «po r sutileza, no por sustancia».

4. Una acusación de Hostegesis , aparentemente grave, es aque lla en laque denuncia la presunta aberración de Sansón al admitir en la Trinidad «no séqué clase de seres» con categoría de creadores. Se trata de una apreciación deHostegesis claramente excesiva y errónea.

Sansón comienza su respuesta subrayando la ambigüedad de la acusación:«N o sé qué clase de seres parecidos que no son criaturas, sino creadores» (ibid. 

II 3, 1. 22-23; 9, 2, 17 y 28). La expresión pone de manifiesto una velada intención de urdir mentiras. En efecto, una acusación tan grave debiera ir avaladapor los nombres concretos de esos seres. Pero, además, está basada en unaburda ignorancia, ya que las cualidades divinas no se distinguen de la esenciaúnica de Dios. Lo dirá más adelante: En Dios, «conocer es lo mismo que ser» y«ser es lo mismo que sa ber »15. Pero Hostegesis y los suyos confunden nombresy personas en la Trinidad. Sansón, en cambio, en perfecta comunión con losPadres de la Iglesia, sabe que «todos estos nombres designan sin ambigüedadalguna una sola sustancia creadora» (ibid.  II 9, 5, 73-74. Es la doctrina que

,s  A polo g . II 24, 2, 29-30 y 3, 11-12. Esta última vez en cita de san Fulgencio.

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siempre ha profesado. No así, Hostegesis, que traiciona con su silencio lo queen otro tiempo confesaba, es decir, que «Dios está dentro de todo por sutileza,no por sustancia». Esta expresión antropomorfista está cautamente silenciada

en la segunda profesión de fe que Hostegesis remitió a la comunidad cristianade Martos. Pero Sansón se la recuerda con reiterativa insistencia calificándolade blasfema16.

5. Aborda luego la discutida antífona. Una antífona que ahora Hostegesisinterpreta con más libertad. Las palabras más criticables eran: «La majestadpudo encerrase — inc ludi   — dentro del aposento del corazón». Hosteges is rectificó también en este punto, y ahora confiesa, con Sansón, que el Verbo«penetró en el vientre de la Virgen y estuvo allí con las puertas cerradas» {ibid. II 12, 2, 48-49). Es un hecho evidente para Sansón que la antífona no tenía una

formulación feliz. Sansón ya la había calificado de «muy mala»17. Y es que lanaturaleza divina, al ser ilocal e incircunscrita, no pudo estar encerrada en elcorazón de la Virgen. Además, la expresión podía dar pie para que alguienentendiera que la encarnación se había realizado en el corazón y no en el vientre de María. Hubo versiones de la antífona, en las que se hablaba de «aposentodel vientre» o «del reino». Pero se trataba, dice Sansón, de simples adulteraciones, ya que la antífona, en su tenor original, pudo formularse en ambientesarríanos, para quienes la divinidad del Hijo era creada y, por lo mismo, circunscr ita a un lug ar18. Pero si inc ludi   pudiera entenderse en latín como esse, o si

se pudiera denominar c o r   al vientre, la antífona sería susceptible de una interpretac ión teológicamente correcta19.6. Responde luego Sansón a la acusación de Hostegesis sobre la presencia

de Dios en los más pequeños e inmundos animales. Le bastaría con insistir ensu confesión sobre la presencia de Dios en todas las cosas por esencia. Pues alser una afirmación de carácter general, no hay razón para introducir excepciones. Pero Hostegesis vuelve a confundir los conceptos de sutileza y de sustancia, aunque en una segunda fase prefiera silenciar el tema.

En la primera sentencia {ibid. II, 3), aseguraba de forma categórica que «nose puede decir» que Dios esté «dentro de los más insignificantes gusanillos»20.En la segunda, se pregunta «por qué algunos ociosos partidarios confiesan que

16 Nad a menos que siete veces menciona Sansón, sólo en el capítulo 8 del libro II, la viejaconfesión de Hostegesis. Era, en efecto, un argumento de peso en su defensa.

17 Iuxta hurte sens um cst ua lde tnaU (Apolog . II 12, 2, 44).lt   Puede verse esta opinión de Sansón en  Apol og .  II 15, 2. En efecto, los arríanos eran per

sonas a s s e r en t e s d iu in i t a t cm F ili i De i c r c a tam , a ep r o in d e l o c a l em   (líneas 9-10).19  Cf. A polo g. II 15, 3. Es sorprendente la importanc ia y la extensión con que Sansón trata el

tema de la antífona. Pero, realmente, había un hecho que parecía ir contra sus opiniones. La antífona era usada corrientemente en la liturgia de la Iglesia, por lo que sus adversarios la esgrimían comoargumento de grueso calibre.

20  Q u od n e fa s c s t d ic i , asegura Sansón en II 3,1. 18.

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ha de habitar especialmente entre inmundicias, ídolos, moscas, gusanos, chinches y mosquitos» (ibid.   II 5, 3, 21-23). Aquí desliza el adverbio special i ter ,pero más adelante se ratifica en su antigua opinión al repetir que «de ningúnmodo» se atrevería a proclamar que Dios habita entre las inmundicias.

El mismo Sansón subraya la relativa evolución que ha experimentadoHostegesis en sus opiniones. Además, miente el obispo malacitano al introducir la palabra specialiter. Y es él quien emplea denominaciones suyas personalesal mencionar toda la lista de pequeños animales. Sansón cree que podría tratarse una vez más de las limitaciones expresivas de su adversario, que dice speciali t e r   cuando lo que pretendía decir era nominatim ( ib id .  II 17, 3, 29-30). Laúnica presencia verdaderamente especial es la del Verbo de Dios en la humanidad de Cristo. En cuanto a las demás cosas, caen todas dentro de la afirmación

general contenida en el marco de la Creación: «Vio Dios todas las cosas quehabía hecho, y eran muy buenas»21.

III. SAN SÓN, EL TEÓL OGO.

La mayor parte del  A pologético   discurre en torno a los temas controvertidos. Sansón da cumplida respuesta en los largos y detallados capítulos del libro II. Por ellos, descubrimos el talento dialéctico del piadoso Abad, sus

 valores li terarios, sus acti tudes socio-cu lturales , su piedad, su ironía, su sensibilidad. Una sensibilidad que le hace reaccionar vivamente contra las gravesacusaciones que Hostegesis vierte sobre él. Esas acusaciones podrían resumirseen una: Sansón es un hereje peligroso, por lo que procede apartarlo del cuerpode la Iglesia. Para una persona piadosa y sensible, era demasiado. Y no sin cierto nerviosismo y apasionamiento, Sansón se decide a despejar el problema. Esimportante responder directa y puntualmente a las imputaciones que se le hanhecho. Pero prefiere dejar zanjado desde el principio el asunto de su ortodoxia.

 Y lo hizo Sansón entregando a los Padres del Conci li o de Córdoba una profe

sión de fe. Es la contenida en el capítulo 1 del libro II y que viene a ser unresumen, casi un guión, de su visión de la Teología, tal como la desarrolla en ellibro I. Los puntos fundamentales son en ambos casos los mismos:

1. Dios uno en esencia y trino en personas.2. Encarnación del Hi jo de Dios en el vientre de María en unidad de per

sona y dos naturalezas.3. Presencia de Dios en todas las cosas creadas.

La doctrina trinitaria estaba implicada en la primera sentencia de Hostegesis,en la que acusa a Sansón de introducir en la Trinidad otros seres distintos de las

21 Cf. Gen 1, 31; Apolo g.  1121,3,4.

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tres personas. La Encarnación quedaba comprometida con el tema de la «inclusión» del Verbo «en el tabernáculo del corazón» de la Virgen. Y la presencia de

Dios era objeto de airadas disensiones entre Sansón y Hostegesis.El tratamiento que Sansón hace de estos temas es el tradicional en los textos dogmáticos. Todos ellos, desde la Fide s Damas i  , la fórmula Cl emen s   Trinitas   y el Libe llus in m odu m symb ol i    del Concilio I de Toledo22, presentandos partes perfectamente estructuradas, una dedicada a la Trinidad, otra al misterio de la Encarnación. La novedad en el desarrollo de Sansón está en laimportancia y la amplitud con que trata el tema de la presencia de Dios. Larazón es obvia: La interpretación de la presencia de Dios en sus criaturas esprecisamente objeto de enconado debate entre Sansón y Hostegesis. Las fórmulas de fe no suelen detenerse en este detalle. Les basta con recordar la

inmensidad de Dios o con afirmar que Dios omn ia posse. .. e t o mnia nosse e t  ub ique e s s e  , como hace el Concilio Romano del año 38223.

Lo mismo que hacen las fórmulas de fe, y con ellas los Santos Padres,Sansón acumula citas de la Biblia como confirmación de sus asertos24. Todaslas citas de los tres capítulos que dedica a cada una de las tres divinas personas{Apolog.  I 2.3 y 4) son exclusivamente bíblicas. Los primeros párrafos de loscapítulos suelen contener la presentación personal de la doctrina dogmática.Luego, el autor desarrolla el tema y lo ilumina con abundantes referencias a lostextos bíblicos.

La doctrina teológica está enraizada en la más pura ortodoxia. Lo quedemuestra que Sansón conoce, domina y utiliza oportunamente las fuentesdogmáticas. Y además de los Padres, profusamente presentes en la obra, maneja también con familiaridad la doctrina de los símbolos y las reglas de fe que secontienen en los documentos de la Iglesia.

En la doctrina sobre la Trinidad, era fundamental no confundir las personasni separar la sustancia, tal como lo exige el Símbolo Atanasiano o  Quicumque:  

 Ñ eque con fund en te s personas , ñe qu e substantiam separ antes2* . El Símbolo delConci lio Toledano IV (a. 633), inspirado en la Fides Damasi  y en el  Q uicumque ,

proclamaba: Predicamos la unidad en la divinidad ne c personas confundimus nec  substantiam separamus   (D-Sch 297). Lo mismo requiere Sansón en su exégesis

22 El Concil io I de Toledo es del año 400. Pero su f o rm u la f i d e i   fue retocada en el que secelebró en el año 447, entre otros detalles, con la famosa expresión Filioque.   La Fides Damasi  y laClemens Tr in i ta s   son probablem ente del siglo V.

23 Cf. el  E nch irid ion S ym b o lo ru m  de H. DENZINGER, edición antigua (D), 75.24 Las más antiguas fórmulas de fe, como la de san Dionisio (s. III), la del Concilio I de

 Tol ed o y las mencion ad as de la Fides Damas i} la Clemens Tr in i ta s  , etc., citan pasajes bíblicoscomo apoyo de sus doctrinas.

25 Se llama Símbolo Atanasiano por haber sido erróneamente atribuido a san Atanasio, y Símbolo  Q u i cu m q u e  por em pezar por esa palabra. Prob ablemente del siglo IV, ha sido atrib uido a va rios autores, en tre ot ros, a san Am bros io . Y por su carácter antipr isci lian is ta , se ha que rido veren él una obra de origen español.

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de I s. 6, 3:  Nec personas confundunt, n e c substantiam d iv idunt {ib id .  I 5, 2, 32).El mismo Símbolo  Quicumque   explica las relaciones entre las divinas personas

diciendo que no hay nada  prius au t pos ter iu sy nihil maius aut m inus   (D-Sch39/71 )26. Como Sansón, que dice al hablar de la unidad en la Trinidad: En ellanih il maius a ut min us {Apolog. I 5, 2, 2). «Ni el Padre, porque engendró, es anterior en el tiempo o mejor en dignidad...» {ibid.  I 5, 2, 9-10). Nullum fuisse cred i mus temporis interuallum , decía el Concilio XI de Toledo, celebrado el año 675(D-Sch 281/531). Y tomando como punto de referencia al Espíritu Santo, repiteotra vez la idea el mencionado Concilio de Toledo (D-Sch 277/527), idea expresada también por Sansón en Apo log . 14, 1.21.

Da la impresión de que Sansón tiene a flor de pluma fórmulas y expresio

nes de los concilios toledanos, tan importantes en la historia de la teología dogmática. Así, la formulación de Sansón Deus a Deoy lux a luce {ibid.  I 2, 2, 1)recuerda el Deus De um }lux luc em  del Concilio XI de Toledo (D-Sch 275/525).La idea de que con la generación del Hijo, la naturaleza divina «ni recibeaumento ni sufre menoscabo» {Apolog.  I 3, 1, 18; cf. 5, 1, 28-31), está implícitaen la fórmula del Concilio toledano, según la cual, el Padre engendra al Hijo s ine d iminutione , s ine des e c t ion e   (D-Sch 276/526).

Lo que Sansón asegura cuando dice que «la persona del Hijo no estáseparada de la persona del Padre..., ni el Hijo está nunca sin el Padre»{Apolog.  I 5, 2, 40-42), lo afirmaba otro Concilio de Toledo, el VI, en suregla de fe:  N ec Pater um quam sine Filio n e c Fi lius exs isti t s in e Patre   (D-Sch490)27. Lo repetía unos años más tarde el Concilio XI con palabras muysimilares:  N ec en im Pa ter ab squ e Fi lio cognoscitur\ n e c sine Patre Fi lius inu e-  n i tu r   (D-Sch 281/531).

Igualmente, la reiterativa fórmula ternaria del Símbolo  Q u icum que  aparecetextualmente en el citado Concilio XI de Toledo y en Sansón sobre la omnipotencia divina: Omnipo t en s Pa t e r  , omnipotens Fi l ius  , om nipo t en s e t Spi ri tu s   Sanctus : e t tamen non tr e s omnipotente s  , s ed unus omnipotens    (D-Sch 39/75).Sansón invierte el orden de la adversativa: Omnipo t en s Pa t e r  , omn i p o t e n s   

Filius , om nip oten s etia m Spiritus Sanctus , s ed unus omnipotens  , non tr e s omni   p o t en t e s .   El Concilio XI de Toledo proclama:  Et Pater om n ipo ten s e t Filius  omnipotens et Spiritus Sanctus omnipotens s ingulariter dici tur: nec tamen tres  omnipo t en t e s  , s ed unus omn ipotens   (D-Sch 279/529).

2('   La abreviatura D-Sch se refiere a la edición del  Enchir id ion S ym b o lo ru m   de H. DEN-ZINGER, publicada (y ampliada) en 1967 por Adolf SCHÓ NM ETZ ER. Los dos guarismos sonlos correspondientes a las numeraciones antig ua y moderna.

27 El Conc ilio VI de Toled o se inició el día 9 de enero del 638, cuatro años después de otro

Concilio importante, el IV, comenzado el 5 de diciembre del 633. Era tan grande la autoridad delos concilios toledanos que el Papa León II rogó al rey visigodo, Ervigio, que convocara el que fueConcilio XIV de Toledo (mayo del 693), para que los Padres toledanos confirmaran y suscribieran los decretos del Con cilio III de Con stantinopla (VI de los ecuménicos) contra los monoteletas(a. 680-681 ).

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Otros dos detalles llaman poderosamente la atención en la exposición personal que hace Sansón sobre la unidad de esencia en la Trinidad. Dos detallessubrayados también, y en un mismo contexto, por el Concilio toledano del

año 675. El primero se refiere al hecho dogmático de que cada persona conser va sus propiedades personales. Es decir, el Padre engendra al Hijo; el Hijo esengendrado por el Padre; el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. ElConcilio reconoce que, aunque haec tr ia s int unum e t unum tr ia  , e s t tamen  uni cu ique p e r s on ae manens sua propr ie ta s   (D-Sch 281/531). De las propiedadesde las tres personas de la Trinidad habla Sansón en  Apolog.  I 5, 1, 31ss. Y sinsolución de continuidad, añade un l o go s   que es la repetición prácticamente literal de un l o go s    del Concilio XI de Toledo: «El Padre tiene la eternidad sinnacimiento, el Hijo el nacimiento con la eternidad, y el Espíritu Santo el proce

der sin nacimiento con la eternidad» (ibid.   I 5, 1, 38-40). La fórmula de losPadres toledanos suena así: Pat e r e n im a e t e rn i t a t em bab e t s i n e na t iu i t a t e  ,Fi l iu s a e t e rn i ta t em cum nat iu i ta t e , Sp i r i tu s ue ro Sanc tus p ro c e s s i onem s ine   nat iu i tat e cum ae t em i ta t e    (D-Sch 281/531). Las únicas, insignificantes diferencias, son que el texto de Sansón antepone el verbo hab e t   al objeto ae t e rn i ta t em ;luego, invierte las posiciones y las funciones gramaticales de ae t e rn i ta t em   ynatiuitate  en el párrafo sobre el Hijo.

Que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, es decir, ab utroque   había sido una valiosa aportación de los teólogos españoles a la historia deldogma. La corrección hecha por el Concilio Toledano del año 447 sobre el textodel Concilio del año 400 incluía ya la expresión: Ingenitus Pater ,  g enitu s Fil ius ,non genit us Paracle tus , sed a Patre Filioque pro ced ens   (D-Sch 19/188). Lo habíanratificado los concilios toledanos de los años 675 y 693. Y obviamente, lo repiteSansón cuando se refiere al origen del Espíritu Santo, cuidando siempre deemplear la palabra técnica en el dogma que es processio, pr o c ed e r e  y derivados.

La explicación de que el Hijo cum Patre est al ius , non aliud (Apolog.  I 7, 34) es un eco del Concilio XVI de Toledo, celebrado en el 693, que explicaba lasrelaciones entre las personas divinas con las mismas palabras. En efecto, cadauna de ellas, respecto a las otras, es non a l iud , sed alius  (D-Sch 296/573). Por la

misma razón, no se pueden distinguir en Cristo dos personas aunque haya dosnaturalezas, sino que, como Dios con el Padre, es una sustancia (unum)   y dospersonas (alius e t alius),  mientras que con el hombre es una persona (alius), pero dos sustancias (aliud et aliud).

La idea de que, en la Trinidad, no se distingue la esencia de las propiedadescomunes es para Sansón algo indiscutible. Pero la expresión en la que condensaesa idea es reflejo de otro Concilio toledano, el XV del año 688. Decían losPadres conciliares: H oc enim es t Deo e s sey qu od ue l l e ; ho c ue l l e  , quod sape r e   (D-Sch 294/566). Y Sansón: Cui (Deo) tamen h oc e s t noss e quo d e ss e. En Dios,

añade, es lo mismo qu od ha be t e t qu od e st (Apolog. II 24, 2, 29-30). Al misterio de la Encarnación dedica Sansón los capítulos VI-VIII del libro I

del  Apologético . Pero amplía lógicamente los aspectos controvertidos en su dis

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puta con Hostegesis. Así, después de hablar de la humanidad de Cristo comonaturaleza creada (cap. VI) y de su única persona en dos naturalezas (cap. VII),aborda con relativa amplitud los temas de la formación de la humanidad del

Hijo de Dios en el vientre de la Virgen (cap. VIII) y de la presencia universal deDios (cap. IX-X), que está en todas partes llenando toda la creación sin ocuparlugar. Como estos temas han aparecido en el largo debate que hemos vistodesde la perspectiva del Sansón dialéctico, vamos a subrayar únicamente algunos ejemplos de la indudable conexión de la doctrina —y la forma— de Sansóncon las fórmulas de fe más autorizadas en la tradición dogmática.

Empieza el capítulo dedicado a la creación de la humanidad del Hijo deDios diciendo: «La fe católica confiesa que en la única persona de nuestroSeñor y Salvador Jesucristo hay dos sustancias» {Apolog.  I 6, 1, 1-2). Y así es.

La fe de la Iglesia lo ha confesado claramente desde las más antiguas fórmulasde fe. El Concilio I de Toledo reconoce que el Hijo de Dios nació de la VirgenMaría duabu s dumtaxat naturis , id e s t  , Deitatis e t camis}in unam conuenienti-  bus omnino p e r s onam   (D-Sch 20/189). En consecuencia, aunque sea a la vezDios y hombre, Deus est ex substantia Patris ante saecula genitus, e t ho m o est  ex substantia matris in saec ulo natus. Sin embargo, non dúo tamen , sed unus est  Chistus , concluye el Símbolo  Q u icum que   (D-Sch 40/76). Es lo que tambiénprofesa Sansón cuando escribe: Deus de essentia Patris et homo ex substantia  matris unus c red itu r Christus in utrisqu e naturis {Apolog.  I 7, 4, 33-34).

Otra sorprendente coincidencia aparece en ese mismo capítulo que dedicaSansón a explicar las bases teológicas de la Encarnación. Acerca de la unión dela divinidad y la humanidad del Hijo de Dios para formar una única persona,escribe textualmente: «Igual que el alma y el cuerpo, aunque son sustanciasdiversas, constituyen una sola persona en cada hombre, así la divinidad y lahumanidad constituyen un solo Cristo en unidad de persona» {ibid.  I 7, 1, 18-20). Es una comparación mu y util izada en la teología y que tiene su fundamento en el Símbolo  Q u icum que .   Éstas son las palabras concretas del Símbolo:Si cu t an ima ra t i ona l i s e t c a r o unu s e s t h omo , i t a Deu s e t h omo unu s e s t   Christus   (D-Sch 40/76). Es una idea que recogía san León en su carta Licet p er  nos tros    contra la herejía de Eutiqucs, fechada el 13 de junio del 449 (D-Sch297). Lo que hace Sansón es tomar la idea y expresarla con términos más abstractos que la formulación original.

IV. CONCLUSIÓN.

 Ante la lucha feroz que mantuvieron Sansón y Hosteges is , uno llega a laconclusión de que, más allá de los conceptos puramente teológicos, existían

razones personales para que surgiera una enemistad tan enconada. Quizá lapostura política y la actitud social de Hostegesis chocaron contra la fidelidad yla competencia del piadoso Abad. Del choque brotó la chispa de una disputa

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que nos deparó el gozo de una obra, nunca suficientemente apreciada. Unaobra que nos brinda una inmensa riqueza en valores históricos, literarios, religiosos y teológicos. Una obra que es una lumbrera que ilumina un siglo de la

Historia de España, el IX de la era cristiana, con tantos claroscuros en la convi vencia de los mozárabes de Córdoba con el poder musulmán.

Ojalá sirva esta segunda edición de la traducción del  Apologét ico , que nosofrece J. Palacios Royan para que sus lectores conozcan y valoren el mérito deunos hombres que, contra toda esperanza, mantuvieron encendidas las lámparas de su fe y sus tradiciones durante unos siglos, vitales para la supervivenciadel pensamiento cristiano en España.

Gonzalo del Cerro Calderón

Universidad de Málaga.

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E l  A  p o l o g é t i c o

 Aunque la intención de Sansón fue escrib ir tres libros1, el  A po lo g é t i co  comprende solamente dos. Colb ert2 piensa que el texto que conocemos contiene los tres libros que pensara Sansón. Cree que tal vez el segundo fuera acomprender solamente el Prefacio y los cinco primeros capítulos, mientrasque el libro tercero empezaría en la oración del capítulo VI y continuaría del

 VII al XXVII del actual libro segundo. Que Sansón parece dar por conclu ida

su tarea, pudiera deducirse de las palabras ultimas del capítulo final del librosegundo3.

Se abre el libro I con un Prefacio en el que Sansón expone cómo la osadíay obstinación de sus enemigos le obliga a escribir la presente obra. Sigue a ellouna oración pidiendo ayuda a Dios en la tarea emprendida. El capítulo I lodedica al elogio de la fe «fundamento de todos los bienes»4. En los nuevesiguientes presenta pruebas de la divin idad del Padre (cap. II), de la consustan-cialidad del Hijo con el Padre (cap. III), de la procesión del Espíritu Santo delPadre y del Hijo (cap. IV), de la unidad de la esencia de la Trinidad (cap. V),

de la humanidad creada del Hijo (cap. VI), de la única persona y dos naturalezas del Hijo (cap. VII), de la encarnación del Hijo en el vientre de la Virgen(cap. VIII), de la infinitud de Dios (cap. IX) y de su ubicuidad (cap. X).

El libro II consta de 27 capítulos. En el Prefacio narra Sansón su disputacon Hostegesis, a quien considera mejor llamar Hostis Jes u 5, y su cómplice

1 Sane t r e s l i b c l l o s d c c r cu i c on f i c e r e ,  I Prcf. 9.2 P. E.C olbcrt, ob. cit.

 J Sed qu ia l i b e llu s i s t e po r tu m p e t i t qu i d iu t iu s nau i gans s c opo l o sa t ransmeamt , Patr i e t F il io e t Sp i ri tui Sanc to g ra t e s quas ua l e r e *** r e f e ro , cu iu s mu ñe r e ad iu tu s su f f i c i en t e r m e r e spond i s s e   bostibus credo. Finis.

4 I, I 5.5 II Preí. 9.

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Servando. En los cinco primeros capítulos de este libro recoge los textos de suconflicto con el obispo malacitano. Suplica luego ayuda al Espíritu Santo parapoder llevar de nuevo la luz a los herejes. En el VII se burla del latín de su enemigo, y en los tres siguientes refuta los errores de Hostegesis. Del capítulo X alXXVII responde a las creencias expuestas por su enemigo en la confesión de feque le envía a Martos. Particularmente interesante es el XIII, en el que sedemuestra que Cristo no estuvo encerrado en el corazón de la Virgen.

Los últimos doce capítulos los dedica a discutir por qué Dios está presenteincluso en los mosquitos y en los lugares en donde se comete pecado.Concluye Sansón su  A pologét ico   dando gracias al Padre y al Hijo y al EspírituSanto, con cuya ayuda ha podido llegar a puerto, tras haber dado a los enemigos la respuesta que merecían.

EL AUTO R.

Sansón nació en Córdoba en el año 810. Se dedicó al estudio de lasSagradas Escrituras, que llegó a dominar perfectamente, como puede verse através de su obra. Buen conocedor también de la lengua árabe, fue llamado endiversas ocasiones por ‘Abd al-Rahmán II para pasar del árabe al latín las cartas que dirigía al rey de Francia. Se ordenó sacerdote y fue abad del Monaste rio

de Peñamclaria. Allí se encontraba cuando se produce su enfrentamiento conHostegesis.

 Aparte de lo que ha llamos en su obra, poco más conocemos de él. Sansónescribió además el tratado sobre los grados de parentesco que anunciara ya enel  A p o l o g é t i c o 6, y unos epitafios en verso dedicados al abad Ofilón, a

 Atanagildo y al presb ítero Valentiniano.Cansado de años, muere Sansón el 21 de agosto de 890, según consta en el

epitafio que el arcipreste Cipriano escribió para su tumba:

EPITAPHYU M QU OD ISDEM IN SEPULCRO DOM INISAMSONIS EDIDIT METRO EROYC O

Quis quantusne fuit Samson clarissimus abba,Cuius in urna manent hac sacra membra in avia,

Personat Esperia illius famine fota.Flectc Deum precibus, lector, nune flecte, peroro,

 Acthera ut culpis ua leat conscendere tersis.Discessit longe notus plenusque dierum,

'• IIVI II, 2.

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Sextilis namquc mcnsis die uicesima prima,Sextilis namque mensis primo et uicesimo solé,

Era DCCCCX XVIII

LAS FUENTES.

Sansón refuerza todas sus afirmaciones con textos de las Sagradas Escriturasy de los Santos Padres y Escritores Eclesiásticos.

De los 45 libros que componen el Antiguo Testamento, emplea 21; y de los27 del Nuevo , 24.

Éstos son los Padres y Escritores Eclesiásticos a que acude y las obras quede ellos se citan:

San Agustín: Con f e s s i on e s  , De c i v i t a t e De i  , De d i v e r si s quae s t i on ibus  ,Dialogas Q uaes t ionum ,  Epistulae , Sermones.

Casiano: Collationes.San Cipriano:  Epis tu lae.Claudiano: De statu animae.San Efrén: No cita libro.Euquerio de Lión: In stru ctio num ad Salonium libri 11.San Fulgencio de Ruspe: De ji d e ad Petrum, De in cam atio ne Filii Dei.San Gregorio: Homil iae in Euangelia, Homilia in Ezechielem, M oralia in Job.  San Hilario de Poitiers: De Trinitate.San Ildefonso de Toledo: De uirg ini tat e perp e tua beatae Mariae.San Isidoro: De eclesiasticis officiis , Different iarum l ibr iy Etym ologiarum  

libri , Sententiae.San Jerónimo: Com mentar ius in ep i stu lam a d Phi l em onem , Epi stula e , Vita  

Pauli.San Julián de Toledo:  Antikeimenon , De com prob at ion e sextae aetatis  , De  

 Missa Quotidiana, P rognosti cum fu tu r i s aecu li libri t re s.

 Juvenco : De natiuitate ,  Euangeliorum libri IV.Sedulio: Paschale Carmen.

 También cita en una ocasión las Actas del Concil io de Éfeso. H ay ademásuna serie de citas no localizadas.

LA TRADUCCIÓN.

Para la traducción del  Apologético , he seguido la edición del profesor Gil

Fernández en el volumen II, páginas 505-658 de su Corpu s S c r i p to r um   M uzarab icorum ,  publicado en Madrid en 1973.Por lo que se refiere a los criterios que he tratado de tener en cuenta, den

tro del principio general de la «Correspondencia dinámica», he perseguido

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particularmente dos objetivos: recoger todo el contenido del texto original yprocurar dar al texto una formulación clara y comprensible. Para ello, he respetado, por fidelidad del autor, su pensamiento tanto en sus aspectos teológicos como sociológicos. Dentro de esta fidelidad, pretendo ofrecer unatraducción que refleje la antigüedad del original y su profundo sabor religioso.

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 A  p o l o g é t i c o  d e S a n s ó n

CONTRA LOS HEREJES.E n  e l   n o m b r e  d e l  P a d r e  y  d e l  H ijo

y  d e l  E spír itu  Sa n t o ,

Sa n s ó n , siervo  d e  l o s  siervos d e l  Se ñ o r  , s a l u d a  a l  p i a d o s o  l e c t o r  

1. Deseando satisfacer la volun tad de muchísimos que se afanan poragradar a Dios, y queriendo mostrar a muchos las cosas que se deben creerpiadosamente  y   que conviene predicar, me siento animado y estimulado porlas palabras de aquel que inspiró al apóstol Pedro, el más excelso y destacadoentre los discípulos de Cristo, y habló por su boca diciendo: «Santificad alSeñor Jesús en vuestros corazones, dispuestos siempre a satisfacer a todo el

que os pide razón de la esperanza que tenéis, pero con humildad y temor deD io s»1. El apóstol Pablo, ll eno también del mismo don r igua la la fe con laesperanza de tal manera que describe su sustancia diciendo: «Es la fe unagarantía de las cosas que se esperan, argumento de las que no se ven»2. Porello, con razón confiamos en satisfacer al que justamente nos pide cuentas dela fe que tenemos, cuando reverentemente hacemos público, con la ayuda deDios, lo que p iadosamente creemos.

2. Las cosas grand es han de ser expuestas por los grandes y las cosassutiles contadas por los espirituales y amigos de Dios. Por ello, yo no intentoabordar cosas prohibidas ni exponer cosas inalcanzables, confiado en la audacia de mi ingenio ni protegido por la confianza en mis méritos, sino sacandomi confianza de la sola ingénita bondad del que, sin necesidad, creó lo visible ylo invisible y, sin esfuerzo, hace lo que quiere en el cielo y en la tierra, en elmar y en los abismos. Pues no sólo devolvió la facultad de hablar, tras quitar elbarro del silencio a las lenguas de los tartamudos, sino que incluso, cuandoquiso, enseñó a hablar con voz clara a un animal sometido al yugo3. A veces

1 l P e 3 15-16.

2 Hc b 11 1. El cap. 11 de la Car ta a los hebreos contiene el elogio de la fe y su importancia alo largo d e la historia de la salvación.

} Cf. N úm 22 28; 2 Pe 2 16. El animal parlan te es la burra de Balaam, que abr ió su boca paraprotestar del castigo que le daba su dueño. La 2 Pe alude al mismo pasaje del libro de los Números.

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abre la puerta de la clemencia al indigno que pide inoportunamente y le da conmisericordia tres místicos panes para que con ellos se alimente y alimente a loshuéspedes que vengan después4. El apóstol Santiago, al enviar a su abundantísima fuente a sus seguidores, entre los que me complazco en encontrarme, dice:«Si alguno se ve falto de sabiduría, pídala a Dios, que da a todos en abundancia, y le será concedida»5.

3. Robustecido por su gracia, yo, que durante largo tiempo pedí y pido,rogué y ruego, supliqué y suplico, confío en recibir lo deseado y me empeñaréen distribuir de las migajas de la mesa del Señor a mis compañeros. Y no porque no pueda cumplir la tarea de la pátera en los vasos del templo, evitaré poreso realizar el oficio de la copa cuando me lo permita la Ley Sagrada. Escritoestá: «Los pobres son evangeli zados»6 y «Bienaventurado el que no se escan

dalice de mí»7. Y en el Apocalipsis: «El espíritu y la esposa dicen: ven», y«Quien oye diga: ven»8. Yo, que oí de la multitud de maestros anteriores loque creo y que, instruido por la lectura frecuente de las palabras celestialesque dijeron los profetas y los apóstoles, comprendí algunas cosas, en la medida de mi corto ingenio, intentaré exponer en el momento y lugar adecuadoslas que aprendí estudiando y razonando estudié, o las que, con la ayuda deDios, pude descubrir.

4. A veces daré a conocer humildemente a mis hermanos lo que descubra . A veces opondré el escudo de la fe a los adversarios y a los que, bajo el pretex

to de la fe, lanzan los dardos inflamados de la impiedad9. Luego dirigiré contralos enemigos la espada de dos filos de la palabra de Dios10.5. La audacia de algunos suele ser tan obstinada y su obstinació n tan

terca que, oyendo lo que desconocen, sacan la lengua para blasfemar antes queatender para discutir la verdad. Y, mientras los legañosos ojos de sus mentes noles permiten mirar la luz de la justicia, desatada su boca en maldiciones, notemen amenazar, retorciendo su lengua. Si de algún modo llegan a conocer larazón, prefieren contradecir a la justicia antes que reconocer su error, actitudque puede en gran manera señalar que son hijos de aquel pérfido diablo que,sin arrepentirse de sus pecados, se hizo peor cada día.

6. Aqu ellos a quienes ilumina la gracia del Espíritu Santo saben cederante la verdad y mejorar a veces sus enseñanzas. Sabemos que entre éstos seencuentra el profeta Natán, quien, al consultarle el rey David si debía construirun templo, dijo primero: «Haz todo lo que has pensado, porque el Señor está

4 Cf . Le 11 5 ss.5 Sant 1 15'• Mt 11 5.

7 Mt 11 6.* Ap 22 17.Imágenes tomadas de Pablo en la Carta a los efesios, 6 16.

10 Cf. H eb4 12.

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contigo»11. Y después, por el poder del Espíritu Santo, le dijo: «Tú no me edificarás, dice el Señor, una casa para la eternidad»12. No se avergonzó de contrade

cir las palabras de su propia boca, como suelen avergonzarse los que están llenosde espíritu malvado. La loca rivalidad hace que éstos, odiando a sus prójimoscon odio desatado, rehúsen oír de ellos la verdad y no duden en atacarlos sincomprender el daño que ocasionan a la Iglesia. Dicen engañosamente que hanhablado cosas falsas aquéllos a quienes aborrecen, aunque saben que han enseñado la verdad. Así les sucede que, odiando a sus hermanos, odian también a la

 Verdad , que es Dios, y con sus impuros dientes no la saborean; la destrozan, nola mastican. En éstos se comprueba la afirmación de san Juan cuando dice:«Quien odia a su propio hermano, en las tinieblas está y en las tinieblas anda yno sabe adonde va, pues las tinieblas cegaron sus ojos»13. Entre éstos están mis

rivales, hombres carnales, o lo que es peor, animales que no saben lo que son lascosas del espíritu. Y no pueden saberlo porque la necedad reside en aquellos que,oyendo las reglas de la fe católica que discutí con algunos discípulos, al no comprenderlas, las criticaron14. Después, convertidos en locos furiosos, enorgullecidos por el privilegio de sus riquezas o por sus altos cargos, engreídos por lasoberbia, hinchados de arrogancia, vacíos de razón, privados de la ciencia de lasEscrituras, ignorantes del latín, desnudos de bondad, llenos de estupidez y arrastrados por la presunción, han creído poder propagar las nuevas doctrinas que lle

 vaban en su corazón. Entonces, cuando vieron que cedía por miedo la multitud

de los indiferentes, que se hace pueril en la vejez, obligaron por la fuerza a estarde acuerdo con ellos a algunos obispos. Con esto piensan debilitar el estadoinvencible de la fe católica y destruir el edificio que ha de durar eternamente.

7. Por último, con la ayu da de Dios, trataré de colocar.un muro en defensa de la casa de Israel. Y, si algo puedo, volveré sus armas contra ellos mismosy no consentiré que sea devorado por los lobos el pequeño rebaño de miSeñor15, en el que se complació el Padre, pues a ellos prometió entregarse paraque lo heredaran. No cederé a los terrores, porque confío en el Señor, ni tendrémiedo a lo que me pueda hacer el hombre16. Si tengo que soportar algo a causa

de la justicia, seré feliz17 y no me será ignominioso aguantar con Cristo a losherejes ni será elogiable para ellos castigar a un inocente con el perseguidor

 Judas. Pues, como dice san Cipriano, «el sacerdote de Cris to, por defender elevangelio, puede morir , pero no ser venc ido»18.

" 2 Re 7 3.12 3 Re 8 19.13 Jn 2 11.14 Cf. 1 Co r 2 14. Pablo, en el pasaje citado, divide los hombres en carnales y espirituales.

Los carnales no perciben las cosas de Dios; los espirituales las comprenden y valoran.

15 Cf. Le 12 32. Alusión a las palabras de Jesús sobre la Providencia.Cf. Sal 55 11.

»7 Cf . Mt 5 10.,x Cipr.  Ep. LIX  17 1.

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8. Por ello pido humildemente al lector piadoso que no prejuzgue la con tinuación de este libro antes de aplicar a sus palabras la balanza de la justicia. Y

si advierte que me he desviado en algo, lo que no permita la piedad divina, queme corrija a mí, que soy hombre humilde, de modo amistoso, y que no corroacon la boca de la Escila a aquel que, por su inocencia, no es digno de ningúnmal. Pues con corazón sincero y mente pura, de igual manera que estoy dispuesto a hablar contra la impiedad, así también estoy contento con obedeceren todo a la justicia.

9. He decidido componer tres libros, en los que no dudaré en exponerpúblicamente mi fe y hacer frente a las necedades de los herejes. A aquel aquien una intención estudiosa invite a la lectura y a quien los ejemplos denuestros mayores hayan hecho más sabio que a muchos para distinguir la fe

católica de la maldad de la herejía, le ofrezco la posibilidad de juzgar, bien alabando o vituperando, si Cristo sale vencedor en mí, o si mi corto ingenio andaa la deriva.

Comienza la oración del pecador y paupérrimo Sansón.

10. Oh Dios, siempre el mismo y lo mismo, que eres diverso en personas

y único en esencia; oh Dios, cuya excelente naturaleza no tiene principio ni fin;oh Dios, cuya infinita luz ilumina de tal modo las mentes que resplandecerepentinamente en otros, ilumina los escondrijos de mi mente con el verdaderoconocimiento de tu verdad, aparta la oscuridad que me ofusca o las nubes demi ignorancia para que la explicación de tus palabras me ilumine, y dame a mí,que soy insignificante, intel igenc ia19a fin de que, conociéndote a ti y conoc iéndome a mí, sea yo conocido por ti. Abre la boca en la alabanza de tu nombrepara que, con tu ayuda, pueda yo defender tus derechos y permite que reivindique por boca de mi pequeñez lo que es tuyo. Confío, no por afán mío, sino

más bien por un don tuyo, entablar una lucha en la que pueda expulsar de tusdominios al malvado enemigo o, si me lo ordenas, una vez vencido, colocarlo atus pies juntamente conmigo.

11. Tú, Señor, que viniste a salvar a los pecadores, no a perderlos, quebrillas para los fieles con indescriptible resplandor en medio de las tinieblas, da voz a mi boca para que pueda expl icar la verdad sin el disfraz de la mentira.Concede a los sentidos de los que oyen un amor sincero hacia ti, por el que,descubierta la justicia, puedan rechazar la superficialidad de las vanidades yreclamar los privilegios de la verdad. Si me asistes, podré evitar fácilmente con

,v Cf. Sal 118 130. «L a explicación de las palabras de Dios ilum ina» , dice el salmista.

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tu ayuda las bagatelas de la insensatez y hablar cuanto antes con prudencia alos ignorantes. Si tú, Maestro, los enseñas inspirándolos en lo más íntimo de su

ser, e imprimes en sus mentes las palabras de mi pequeñez, no me darás gloria amí, que no soy nada, sino a tu nombre. No quiero ser mío, sino que sólo deseoser tuyo siempre. Arráncame de mí, piadosísimo Padre, y devuélveme a ti. Arráncame mi voluntad pa ra que mi vo luntad sea toda tuya, pues creo quecomienzo a ser cuando empiezo a ser tuyo y no mío. Veo que arrastro mi serhacia el no ser, puesto que no puedo ser dichoso sino siendo partícipe del piadoso afecto de tu bondad, y carezco de valor para hacer frente a los enemigos,a no ser que mis fuerzas sean sustituidas por las de tu eterna fortaleza. Álzate,pues, hacia mí en bien tuyo, defensor de mi vida, y convierte en escabel de tuspies20 a los adversarios míos, mejor dicho, tuyos, para que, al comenzar ellos asometer sus cuellos a tu suave yugo, corra yo en pos de ti junto a ellos, al olorde tus perfumes21, a fin de conseguirte como premio de la recta fe a ti, de quienla Santa Iglesia cree que, siendo uno en la Trinidad, permaneces en la gloria dela divinidad. Termina la oración.

CAP ÍTULO S DEL LIBRO PRIMERO.

I. Elogios de la fe.

II. Testimonios con los que se demuest ra que el Padre todopoderosoes Dios.

III. Testimonios con los que se demuestra que la divinidad del Hi jo deDios nació de la esencia del Padre.

IV. El Espíritu Santo es Dios y procede del Padre y del Hijo. V. Un idad en la esencia de toda la Trinidad. VI. La humanidad del Hijo de Dios fue creada. VII. La única persona y las dos naturalezas que hay en el Hijo único de

Dios.

 VIII. La humanidad del Hijo de Dios fue creada en el vientre de la Virgen.IX. La divin idad no tiene fin.X. Dios está en todas partes.

20 Cf . Sal 1091 .21 Cf. C an t 1 3.

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EN EL NOM BRE DEL SEÑOR, COM IENZA EL LIBRO PRIMERO.

I. Elogios de la fe.

1. Al comenzar esta obra, oh Espíritu Santo, te pido ayuda. Sin ella séque nada bueno puede empezar, avanzar o acabar. Con tu luz se concede atodos los fieles el don de la fe y el principio del verdadero credo. De ti dice elSalvador en el Evangelio que enseñas todas las cosas, y haces saber lo que va asuceder22. Por eso, deseando decir algo sobre el elogio de la verdadera fe, esdecir, de tu inspiración o revelación, te suplico con toda mi alma que me asistaspor medio de la doctrina verdadera y apartes de mis sentidos la nube de la

ignorancia, a fin de que pueda demostrar con testimonios verdaderos que es verdad lo que voy a decir, de tal modo que el que desee aprender no encuentrenada dudoso, y el burlón no halle nada apropiado para las burlas. Ahora empezaré a hablar y me esforzaré en manifestar públicamente lo que pueda descubrir con tu ayuda.

2. Dicen las Escrituras: «C re yó Abrahán a Dios y le fue reputado porjusticia, y fue llamado amigo de Dios»23, ¡Oh hecho digno de todo elogio quejustifica al hombre de tal modo que lo transfiere de la condición de siervo alderecho de amigo! También por el profeta se dice: «El justo vive por la fe»24. Y

con razón se reconoce que el hombre justo vive por la fe, ya que los primeroshombres incurrieron en el mal de la muerte precisamente porque dudaron de lafe, al no creer que la muerte podía llegar a los seres vivos, pues no habían vistonunca que hubiera muerto nada que tuviera vida.

3. Las cartas de san Pablo pueden enseñar fácilmente al lector atento quédebe pensar la religión cristiana sobre su eximia gracia. Dice Pablo a los romanos: «Justificados por la fe, mantengamos la paz con Dios por mediación denuestro Señor Jesucristo, por quien, por la fe, hemos obtenido también elacceso a esta gracia en que nos hallamos y nos gloriamos por la esperanza dela gloria de los hijos de Dios»25. Cuando dice que justificados por la fe se ele

 van en la esperanza de la glori a de los hi jos de Dios, no comprendo qué biennecesitan los que son justos e hijos de Dios, pues los hijos de Dios serán sinduda alguna herederos del Padre y coherederos de Cristo. Pero, puesto que,como he dicho, cada uno puede sacar suficientemente para su sed las purísimas aguas de la transparentísima fuente de este hombre, prefiero por ahora

22 Jn 14 26.23 Gen 15 6. El pasaje del Génesis es citado en Rom 4 3 y Gál 3 6 en el contex to de la just ifi

cación.24 Hab 2 4. El texto de Habacuc aparece recogido en Rom 1 17; Gál 3 11 y Hcb 10 38.25 Rom 5 1-2.

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exponer un solo testimonio de su carta a los hebreos, porque creo que puedebastar para su alabanza. Además, el muy bienaventurado apóstol, tras enumerar a todos los Patriarcas que resplandecieron por la fe en diversas virtudes,termina diciendo: «Todos los santos conquistaron reinos por la fe, alcanzaronpromesas de redención, extinguieron la violencia del fuego, escaparon del filode la espada, convalecieron de su enfermedad, se hicieron valerosos en la guerra, tomaron campamentos de extranjeros, recobraron las mujeres a sus difuntos resucitados»26.

4. Si todos los santos «conquistaron reinos por la fe», es lógico que todoslos infieles se consideren sometidos a la esclavitud de la muerte y del diablo.Cada uno es esclavo de aquel que lo vence. Si se pregunta qué reinos alcanzaron, es evidente, por la historia de los cananeos y demás pueblos, según el sen

tido místico, que son los reinos de los que decía: «No reine el pecado en vuest ro cuerpo mortal , de manera que seáis esclavos de su concupiscencia»27.Lo que sigue: «A lcanzaron promesas de redención», se refiere, o bien a la tierraque mana leche y miel que, según las Escrituras les distribuyó Josué28, o mejor,a la gracia del Espíritu Santo, con la que, enriquecidos los profetas no sólo creyeron en l a e senc i a de l a Tr in idad , s ino que inc luso l a anunc i a ron .«Extinguieron la violencia del fuego», tanto del de Babilonia, del que fueronsalvados los tres niños29, como del ardor de las pasiones carnales que los santosdominan. «Escaparon del filo de la espada». Nadie ignora, por muy poco que

conozca la historia, que esto ocurrió a Samuel y David cuando Saúl, que iba amatarlos, acabó cantando con los videntes en Ramá desnudo durante todo eldía30. De este modo escapan los santos del filo de la espada mientras, protegidos con el escudo de la fe, esquivan la espada de la que dice el salmista: «Si noos convertís, blandirá su espada; ha tensado su arco y lo preparó, y dispuso lasarmas de la muerte y encendió sus saetas»31. Alegrándose de haber escapado deesto, prorrumpe en acción de gracias diciendo: «Oh Dios, te cantaré un cantonuevo, tocaré con el salterio de diez cuerdas para ti, que das la salvación a losreyes y libras a tu siervo David de la espada maligna»32. «Convalecieron, dice,

de la enfermedad» , tanto el Santo Job como el rey Ezequías convalecieron de laenfermedad, según la historia33. Pero de la salud, entendida en sentido místico,

26 Heb 11 33-35.27 Rom 6 12.2X La segunda parte del libro de Josu é (Jos 13-22) habla de la distribución de las tierras que

hizo el caudillo hebreo.2V El milagro de la liberación de los tres jóvenes, uno de los más usados en la hagiografía y

la imaginería de la Iglesia, está narrado en el cap. 3 de la profecía de Daniel.30 1 Sam 19 19-24.31 Sal 7 13-14.32 Sa l 143 9-10.33 1 Re 15 9-24 y Jo b 42 10-17.

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dicen los que convalecen: «El Señor es mi fortaleza y mi alabanza, y fue paramí la salvación»34. «Se hicieron valerosos en la guerra los reyes Asa y Josafat yotros muchos nacidos de la estirpe de David, que aniquilaron a muchos adver

sarios tanto con la oración como con la espada35. Pero fueron especialmente valientes quienes, luchando con el diablo , di jeron: «Ponme junto a ti y luche lamano de cualquiera contra mí»36. Con éstos dice también e l Apóstol :«Nosotro s no luchamos contra la carne y la sangre, sino contra los principadosy las potestades, contra los rectores de las tinieblas de este mundo, contra losespíritus malignos de los aires»37. «Se apoderaron del campamento de extranjeros», tanto en los tiempos de Eliseo, cuando el ejército de los Sirios huyó porel temor a Dios, como cuando el pueblo de Judca con su rey dispersó a lamuchedumbre de Cusán Risataim38. Destrozaron efectivamente los campa

mentos de los enemigos los que con las riquezas del mundo se procuran losreinos de los cielos. A éstos dice el Señor: «Haceos amigos con las riquezas dela iniquidad para que, cuando os falten, os reciban en las moradas eternas»39.«Recobraron las mujeres a sus difuntos resucitados», bien aquellas cuyos hijosresucitaron Elias y Eliseo, o aquellas a quienes el Señor, en el Evangelio, entregó a sus muertos resucitados; o incluso, según otro sentido, aquellas almas que,al mortificar sus cuerpos con sus culpas, dicen: «Pero vivo no ya yo, sinoCristo vive en mí. Y aunque ahora vivo en carne, vivo en la fe de Jesucristo,que me amó y se entregó por m í»40.

5. He aqu í cuántos y cuán grandes bienes produce la fe inviolada, sin laque nada bueno puede nadie alcanzar, como dice el Apóstol: «Sin fe es imposible agradar a Dios»41. «La fe es, efectivamente, como dice san Fulgencio, fundamento de todos los bienes, principio de salvación. Sin fe nadie puedeencontrarse entre los hijos de Dios* porque sin ella nadie consigue en estemundo la gracia de la justificación, ni en el futuro poseerá la vida eterna. Y sialguno no anda en esta vida por la fe, no llega a la visión directa de Dios. Sin fetodo el trabajo de los hombres está muerto. Es igual querer agradar a Dios sinfe que si alguien, al dirigirse a su patria, en la que espera vivir felizmente, abandona el camino y se lanza a la muerte por un sendero equivocado»42. Pero, «es verdadera, como él mismo dice, la fe que no es fingida»43. El Apóstol, al recomendarla, dice: «El fin de este precepto es la caridad, nacida de un corazón

* Sal 117 14.35 C f . l R e 15 9-24 y 2 Par 14-20.* Job 17 3.37 Ef 6 12.•'K Juc 3 7-11. Cusa m Risataim, r ey de Edón, fue vencido por el juez Otoniei.* Le 16 9.

40 Gal 2 20.41 Heb 11 6.42 Fulg. De f i d e P r ol . (PL 65, c. 671).43 Fulg. D e i n c am .   1 (PL 65, c. 573).

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puro y de una conciencia buena y de una fe sincera»44. No poseemos la graciade la fe porque la merezcamos, sino por un don divino, pues dice el Señor:«Nadie puede venir a mí si no le ha sido concedido por mi Padre»45. También aPedro, cuando dice: «Tú eres Cristo, el Hijo de Dios», le responde así :«Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan, pues no te lo reveló ni la carne ni lasangre, sino mi Padre que está en los cielos»46.

6. Hay algunos entregados a tal grado de desidia que descuidan aprenderlos misterios de su propia fe. Y, lo que es peor, algunos son sacerdotes, porquienes todo el cuerpo de la Iglesia debía conocer la verdad. Pero no piensanque esto es un pecado, porque evidentemente desconocen la verdadera fe. Elsalmista, considerando la rebeldía de éstos, dice: «No quiso tener buen juiciopara obrar; en su propio lecho maquinó la iniquidad»47. Está claro que conocen

bien a Dios quienes distinguen, como conviene, personas en la Trinidad y deningún modo dividen la única sustancia, ni creen que hay diversas naturalezasen la única y suprema esencia de la Trinidad. Éstos no dudan que el Hijo deDios se hizo hombre con desinteresada piedad, que verdaderamente nació,sufrió y murió; que por su propia virtud resucitó de entre los muertos y que seelevó por encima de todo lo que existe. Confían en que en la Iglesia Católicales son perdonados los pecados. Creen que la resurrección de los muertos llegaa todos los hombres. No niegan que los santos alcanzarán el reino de los cielospor sus merecimientos y los impíos un eterno castigo por sus malas acciones.

Sienten que están llenos de fe quienes viven, no material, sino espiritualmentedentro de la Iglesia. Anteponen la virginidad y la castidad al matrimonio ydicen que pueden casarse no sólo las solteras, si no se han atado con un voto,sino incluso las viudas, si quisieran. Afirman con razón que es preciso quetanto los réprobos como los justos, para confesarse pecadores, porque no haynadie inmaculado entre los santos, digan: «Perdónanos nuestras deudas»48.Confiesan fielmente que Dios es juez no sólo de sus obras, sino también de suspensamientos, de los que es testigo. A quienes preguntan, dice a boca llena queno hay nada que Dios no haya creado; que no ha sido creado nada que perma

nezca esencialmente y no sea Dios; que no hay naturaleza alguna que la divinaesencia no complete, presida, sustente y circunde. Cuando se dan cuenta deque Dios está junto a ellos en cada momento, dicen desde lo más hondo de sualma con el Santo Job: «Siempre tuve a Dios sobre mí como encrespadasolas»49. Empujados por semejante miedo, viviendo como huéspedes y peregri

44 1 Tim 1 5.45 Jn 6 66.

46 Mt 16 16-17.47 Sa l 35 4-5.4X Mt 6 12.4V Job 31 23.

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nos sobre la tierra, se dirigen anhelantes a la patria eterna, en la que creen queabandonarán el miedo cuando, vencido ya el enemigo, reinen seguros conCristo.

II. Testimonios con que se dem uest ra que el Padre todopodero so es Dios.

1. Aunque todos debemos creer en un Dios único y verdadero, honrarloy adorarlo, pues dice el Señor por medio de Moisés: «Oye, Israel, el SeñorDios es tu único Dios»50, sin embargo, se dice al comienzo del Génesis: «Alprincipio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra estaba confusa y vacía y lastinieblas estaban sobre la faz del abismo y el Espíritu del Señor se cernía sobre

las aguas»51. Con estas palabras, la ley de Dios admite tres personas en una solanaturaleza divina y afirma que constituyen un solo Dios, que es el único quedebe ser honrado: que hay evidentemente un Dios, que debe entenderse comoPadre; un princ ipio, al que debemos considerar Hijo, como se lee que él mismorespondió a los judíos que le preguntaban quién era: «El principio que os estáhablando»52; y también un Espíritu Santo. Por eso, al hablar de la propiedad decada una de las personas, lo primero que tengo que hacer es tratar de confirmarlo que voy a decir, según los libros de los profetas, las palabras del evangelio ylas sentencias de los apóstoles. Por lo que, deseando mostrar que Dios Padre es

fuente y origen de toda la divinidad, creo oportuno citar como testigo al maestro de los gentiles, a quien sería impío no creer. Dice, en efecto, a los efesios:«Un solo Dios, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos,que está sobre todo, por todo y en todos nosotros»53. Y «sobre todo», no enlugar, sino en potestad, porque Dios no ocupa lugar. «Por todas las cosas», yasea el tiempo, porque nada fue, es o será antes de él, ni sin él, ni después de él,que siempre permanece igual; ya sea lo creado, pues gobierna y preside todaslas cosas. «Y está en todos nosotros» porque, aunque está en todos por naturaleza, sin embargo, se halla en los santos por su gracia. También el mismo após

tol demuestra que el Padre es Dios con estas palabras: «Doblo mis rodillas anteel Padre de nuestro Señor Jesucristo , de quien toma su nombre toda paternidaden los cielos y en la tie rra»54. También en su carta a los tesalonicenses dice: «Osconvertisteis de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero y esperarde los cielos a su Hijo Jesús, a quien resucitó de entre los muertos»55. Porque le

50 Dt 4. Es el prin cipio de la orac ión sh emá,   que contiene los dogmas básicos de la fe deIsrael.

51 Gen 11 -2 .52 Jn 8 25.» Ef 4 5-6.54 Ef 3 14-15 .55 1 Tes. 1 9-10.

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llamó Dios verdadero, lo separó de los falsos dioses y, llamando por su nombre al Padre, lo distinguió de las personas del Hijo y del Espíritu Santo. Pero,

puesto que confirmó realmente que de él toma su nombre toda paternidad enel cielo y en la tierra, es preciso que muestre con razones hasta qué puntopuede conocerse la naturaleza de su persona en la medida en que, siendo inexplicable, puede ser investigada por los caducos y los mortales.

2. Dios Padre no ha nacido, pues, de ningún dios, pero de él nace el DiosHijo. Es verdadera luz, no surgida de ninguna luz, pero de él surge el Hijo,

 verdadera luz. Es todopoderoso por su propia omnipotencia , no nacido nihecho de ningún todopoderoso. De él nace toda la omnipotencia del Hijo yprocede la omnipotencia del Espíritu Santo. Es inmenso, no nacido de ningún

inmenso, engendrador del inmenso Hijo. Es la verdad y autor de la verdad, sinproceder de ninguna verdad anterior. De su divinidad surge igualmente la divinidad del Hijo y la del Espíritu Santo, pero su divinidad no viene del Hijo nidel Espíritu Santo. Por lo tanto, el Padre, creador de todas las cosas, engendraal Hijo creador, pero él mismo no fue engendrado por ningún creador. Notomó su origen de nadie, pero de él nace el Hijo y procede el Espíritu Santo. ElSeñor y Salvador nuestro lo mostró diciendo: «No he venido de mí mismo,sino que es mi Padre verdadero quien me ha enviado»56. Y de nuevo: «El Padreama a su Hijo y lo ha puesto todo en sus manos»57. Lo envió y le dio todo precisamente cuando lo engendró verdaderamente. Engendrar al Hijo es dar todoal Hijo, cosa que señala diciendo: «En verdad, en verdad os digo, no puede elHijo hacer nada por sí mismo sino lo que ve hacer al Padre. Porque cuantoaquél hace, esto igualmente hace también el Hijo. Porque el Padre ama al Hijoy le muestra todo cuanto él hace»58. El Hijo no obra por sí mismo, porque noes por sí mismo, sino por el Padre. El Padre le mostró todo lo que hace, porque engendró su propia sabiduría, que es el Hijo, sin el Hijo. Y no le enseñódespués algunas cosas como si hubiera nacido menos instruido. Eso mismo lodemostraba Cristo al decir: «Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me haenviado. Si alguien quisiera cumplir mi voluntad, conocerá si mi doctrina es de

Dios o si yo hablo por mi propia cuenta»59. Quien no es por sí ni para sí, enseña la doctrina de aquel por quien es y de quien es. El Hijo enseña la doctrinadel Padre, porque procede del Padre. El propio Dios Padre es el único queexiste por sí, pero no para sí, porque él no procede de otro padre ni del Hijo nidel Espíritu Santo, como el Hijo y el Espíritu Santo proceden de él, puesto queson una misma cosa con él. Pero no es para sí, porque el Padre no es para símismo, sino más bien para el Hijo , porque es Padre del Hijo.

* Jn 7 28.57 Jn 5 20.5* Jn 5 19-20.59 Jn 7 16-17.

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3. Que es la luz verdadera y origen de luz verdadera, lo señala san Juancuando dice: «Éste es el mensaje que hemos oído de Dios y os anunciamos a

 vosotros : que Dios es luz y no hay tinieblas en él»60. Y poco después: «Si caminamos en la luz, como él es también la luz, tenemos comunión con él y la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado»61. Santiago, hablando sobre elloen términos semejantes, dice: «Tod a dádiva buena y todo don perfecto, de arriba desciende del Padre de las luces, en el cual no existen mudanza ni señal dealteración»62, cuya voz, aunque por mediación de una criatura humilde, sinembargo, se oyó sobre el Hijo por segunda vez al decir: «Éste es mi Hijo querido en quien me he complacido. Oídle»63. Y el Señor Jesucristo, orando, ledice: «Padre, todas las cosas te son posibles. Aparta de mí este cáliz»64. Aunquehay otros muchos testimonios sobre la persona del Padre en las Sagradas

Escrituras, sin embargo, para que nuestra larga exposición no canse al lector,bástenos añad ir uno o dos testimonios de las cartas de Pedro, Juan y Judas. Porejemplo, dice san Pedro: «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor

 Jesucristo que por su mis ericordia nos reengendró a una esperanza de vidamediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos»65. Y poco másadelante: «En todas las cosas sea glorificado Dios y Padre de nuestro Señor

 Jesucris to , para quien es la gloria y el poderío por los siglos de los siglo s»66. También Juan clama as í dic iendo: «Tenem os como abogado ante el Padre a Jesucris to justo, y él mismo es la súpl ica por nuest ros pecados»67. El Padre,

pues, es Dios, ante quien está nuestro abogado Jesucristo, como señala este discípulo amado, que dice en otro pasaje: «En esto se manifestó el amor de Dioshacia nosotros, en que a su Hijo unigénito lo envió Dios al mundo para que

 vivamos por él»68. Envió a su Hijo al mundo el mismo que lo engendró de supropia sustancia antes de todos los siglos.

4. Qu e el Padre es Dios, lo dice Jud as al princ ipio de su carta: «Judas,siervo de Jesucristo y hermano de Santiago, a los que son amados en DiosPadre y conservados en Jesucristo, la misericordia, la paz y la caridad se realicen abundantemente en vosotros»69. Con estos testimonios que ofrece el

Nuevo Testamento concuerdan las palabras de los profetas más arriba citadas.David, mostrando la persona del Padre, dice: «Exhaló mi corazón la buena

M 1 Jn 1 5.61 1 Jn 1 7.« Sant 1 17.61 Mt 17 5.64 Me 14 36.

65 1 Pe 1 3.46 1 Pe 4 11.'•7 1Jn 2 1-2.“ 1Jn 4 9.» Jds 1 1-2.

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palabra»70, es decir, el Hijo único. Y de nuevo: «Yo seré para él un padre y elserá para mí un hijo»71. Se llama padre al que tiene un hijo del que es auténtica

mente padre, pues quien no tiene un hijo, en vano utiliza el nombre de padre.Pero, puesto que Dios es veraz, con razón es llamado Padre quien engendró alHijo de su propia sustancia, como personalmente se muestra a su Hijo en elsalmo diciendo: «Contigo el principado en el día de tu poderío. Del vientre teengendré antes de la aurora»72. Engendró el Padre al Hijo antes de la aurora, osea, antes de los ángeles y de todas las cosas. Y lo engendró de su vientre, esdecir, del inestimable misterio de su divinidad. Que es Dios y Padre, lo dice asíel profeta Isaías con palabras claras: «Es la voz del Señor, que da a sus enemigos el pago merecido. Antes de ponerse de parto, parió, y antes de que le llegara el parto, dio a luz un varón»73. Antes de que se pusiera de parto, parió elPadre al Hijo, porque no lo engendró ni por placer ni por necesidad, pues Diosno tiene necesidad. Ni el placer precedió al nacimiento del Hijo, que nacidodesde siempre, tiene su propia existencia, como cree la fe católica.

III. Testim onios con que se dem uestra que la divinidad del Hijo de Dios nació de la esencia del Padre.

1. Ya anter iormente he expuesto sobre la persona del Padre lo que con la

ayuda de Dios, que dice: «Abre tu boca y yo la colmaré»74, encontré en misinvestigaciones. Ahora intentaré dar a conocer lo que se me ha venido al pensamiento acerca de las propiedades de la persona del Hijo de Dios en su primeranatividad, con la asistencia de él mismo, que es la palabra del Padre. Cristo,Hijo de Dios, que en la ley es llamado ya «principio», ya «palabra», ya «brazode Dios», ya «sabiduría», ya «ángel», es Dios, pero procede de Dios, por el queademás es Dios. Es eterno, de un eterno, por lo que es igualmente eterno. Esinmortal, de un inmortal, por lo que es inmortal. Es engendrado por uno queno fue engendrado, y él no engendra a nadie. Es inmutable e ilocal, nacido de

un inmutable e ilocal, de quien procede como inmutable e ilocal. Nacido deuno que no nació, de él procede el Dios que ni engendra ni es engendrado.Perfecto de un perfecto, por lo que es perfecto. Dios entero de Dios entero,por lo que es Dios entero. Es lo mismo que el Padre, pero no es el mismo queel Padre. Nació de tal manera que no se separa del Padre. Habita de tal modoen el Padre que no se confunde con él. El Padre que lo engendró sin el Hijo,

70 Sal 44 2.71 2 Re 7 14.72 Sa l 109 3.73 Is 66 6-7.74 Sa l 80 11.

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nunca existió sin el Hijo, pues el Padre lo engendró sin él, porque no fue propio de él engendrarse a sí mismo con el Padre, aunque siempre tuvo el ser conel Padre. Aquella naturaleza perfecta ni recibe aumento ni sufre menoscabo.Por eso tenía en él al que engendró, porque lo engendró de su propia esencia.Por lo que ni se multiplica la divinidad al crecer el número de las personas, nise reduce en cada una de ellas.

2. Que es Dios nacido de Dios, el salmista lo proclama cuando dice:«Bendito el que viene en nombre del Señor, el Señor es Dios y nos ilumina»75.Sobre su eterna natividad, el evangelista san Juan declara: «En el principio existía el Verbo y el Verbo estaba en Dios y el Verbo era Dios. Éste estaba en elprincipio ante Dios»76. Con estas palabras manifestó que el Hijo de Dios, quees Dios, estaba junto a Dios, y proclamó que el Verbo había existido en un

principio y que no había sido creado. Eso es lo que enseña la misma Verdad aldecir por su propia boca: «Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padrey nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni nadie conoce al Padre sino el Hijo yaquél a quien el Hijo quisie ra reve larlo»77. Al decir: «N adi e conoce al Hijo sinoel Padre y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisierarevelarlo», nos enseña que ninguna criatura puede o pudo conocer al Padre o alHijo como ellos se conocen a sí mismos, pues en su esencia es lo mismo conocer que ser. De aquí aquello de: «El Padre y yo somos una misma cosa»78.Diciendo «una misma cosa», señaló la naturaleza. Al decir «somos», distinguió

las personas. Queriendo mostrar el mismo Dios su nacimiento del Padre, dice:«Pues de tal modo amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo unigénito paraque todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Pues no envióDios a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sesalve por él. Quien cree en él no será juzgado, pero quien no cree, ya ha sidojuzgado, porque no cree en el nombre del Hijo unigénito de Dios. Éste es eljuicio: que la luz ha venido al mundo y amaron los hombres más las tinieblasque la luz»79. Al llamarse Hijo unigénito, declaró que había nacido no de lanada, como los ángeles, que son hijos adoptivos de Dios, sino de la esencia del

Padre, de la que no nació ningún otro. De la misma manera, el salmista dice deél: «¿Quién sobre las nubes es comparable al Señor, o quién es semejante aDios entre los hijos de Dios?»80 El propio Hijo de Dios, dando testimonio desí mismo, afirma no sólo que él existe, sino que el Padre permanece con él y enél. «Yo salí del Padre y he venido»81. También en otro pasaje dice: «Yo soy la

75 Sal 117 26-27 .74 Jn 1 1-2.77 Mt 11 27.

7X Jn 10 30.77 Jn 3 16-19. Palabras de Jesús dura nte su visita a Nicodcm o.*° Sal 88 7.« Jn 8 42.

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luz del mundo»82. Al decir: «Yo salí de Dios», mostró, no que había sido creado, sino que había sido engendrado del Padre creador. Cuando enseñó que éles «la luz del mundo», señaló que no era ésta que se ve, sino aquella invisible,de la que dice el profeta: «Lo que ojo no vio ni oído oyó ni al corazón delhombre subió»83. Es, en fin, la resurrección y la vida él, que dice a Felipe:«Quien me ve, ve también al Padre»84, no con los ojos del cuerpo, sino delalma, «porque yo estoy en el Padre y el Padre está en mí». Que es decir: «Yosoy Dios pleno y perfecto y el Padre es Dios perfecto y pleno. No porque nacídel Padre, el Padre se alejó de mí o yo del Padre, sino que en mí está el Padre yel Espíritu Santo, aunque yo no soy el Padre ni la persona del Espíritu Santo».

3. Na rran do la parábo la de la viña y los colonos, se mostró tambiéncomo Hijo único de Dios al decir: «Todavía tenía uno, su Hijo queridísimo; y

lo envió el último a ellos diciendo: Respetarán a mi Hijo»85. San Pablo demuestra que es Hijo de Dios con estas palabras: «Fiel es Dios, por quien fuisteis llamados a la comunión de su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro»S6. Y también:«Para los llamados, ya judíos, ya griegos, predicamos a Cristo, fuerza de Diosy sabiduría de Dios»87. Por medio de Salomón da testimonio de sí mismodiciendo de la Sabiduría: «Todavía no existían los abismos y yo ya había sidoconcebida; todavía no se habían asentado los montes con su pesada mole, antesque los collados, yo había nacido. Aún no había hecho la tierra ni los ríos nilos polos del orbe de la tierra. Cuando disponía los cielos, allí estaba yo; cuan

do trazó un círculo sobre la faz del abismo, cuando echaba los cimientos de latierra, con él estaba yo disponiendo todas las cosas»88. La sabiduría, de la quese dice que, en unión con el Padre, había formado todo lo que fue hecho, nofue ella misma creada, sino que nació del Creador como sustancia creadora.Sobre ella leemos en Job: «¿De dónde viene la sabiduría de Dios Padre? Seoculta de los ojos de los hombres y se esconde de las aves del cielo»89, es decir,de los ángeles. Acerca de esta misma sabiduría dice san Pablo: «Hablamos lasabiduría de Dios, que está encerrada en el misterio, la que predestinó Diosantes de los siglos para gloria nuestra»90. También dice en otra parte: «Te con

juro en la presencia de Dios y de Cris to Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos por su advenimiento y por reino»91. Es necesario creer que es Dios quien

X2  Jn 8 12.KJ 1 Cor 1 9.X4  Jn 14 9-10.X5 Me 12 6.XA 1 Cor 1 9.X7 1 Cor 1 24.XX Prov8 24-30.XV  Job 28 20-21.VO 1 Cor 2 7. ¥1 2 Tim 4 1.

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ha de juzgar a vivos y muertos. El mismo apóstol declara que Cristo es la imagen de Dios invisible cuando dice: «Damos gracias a Dios Padre, que nos arrebató del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor, en

quien tenemos la redención y la remisión de los pecados, el cual es imagen deDios invisible, primogénito de toda la creación, porque por él fueron creadastodas las cosas en el ciclo y en la tierra, las visibles y las invisibles, ya los tronos, ya las dominaciones, ya los principados, ya las potestades. Todas las cosashan sido creadas por medio de él y en él; y él es la cabeza del cuerpo de laIglesia, él, que es el principio, primogénito de entre los muertos, para que entodas las cosas tenga él la primacía, porque complacía a Dios que morase en éltoda la plenitud de la divinidad y por medio de él reconcilia las cosas consigo»92. Lo llamó primogénito de la creación y principio. En modo alguno lo

silenció como autor de las virtudes celestiales y de las criaturas de la tierra. Afi rm ando que en él reside toda la plen itud de la divinidad , mostró que poseetoda la potestad del Padre, como dice con otras palabras: «Toda la potestad dela divinidad reside en la potestad del Hijo». Igualmente Cristo dice de símismo en el Evangelio: «Todo lo que tiene el Padre es mío»93. Y lo mismosubraya el Apóstol al decir que «en él reside toda la plenitud de la divinidadcorporalmente»94. Comienza así su carta a los hebreos: «En muchos lugares yde muchas maneras habló Dios en otros tiempos a nuestros padres por mediode los profetas. Pero en los últimos tiempos nos ha hablado por medio de su

Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por quien hizo tambiénlos mundos; él es el esplendor de su gloria y la imagen de su sustancia. El Padrele dice: “Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado”95. Y de nuevo: “Adórenlotodos los ángeles de Dios”96. Sobre los ángeles dice: “Hace que sus ángeles sean

 ve loces como el viento y sus ministros activos como el fuego abrasador”97.Sobre el Hijo: “Tu trono subsistirá por los siglos de los siglos; cetro de equidad es el cetro de tu reino. Amas la justicia y aborreces la iniquidad. Por eso tuDios te ha ungido con el óleo de la alegría más que a tus compañeros”98.

 También : “Tú, Señor, hiciste al pr inc ip io la tierra, y obra de tus manos son loscielos. Éstos perecerán, pero tú permanecerás”99»100. El santo apóstol, que lo

llama Hijo de Dios, manifiesta, además, que es el fundador de la tierra y verdaderamente Dios, y añade que permanecerá eternamente. También el príncipe

« Col 1 12-20.» Jn 16 15. V4 Col 2 9.* Sal 2 7.% Sal 96 7.

 v7 Sal 103 4.* Sal 44 7-8. w Sa l 101 27-28.100 Heb 11-13.

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de los apóstoles, san Pedro, llama a Cristo Verbo de Dios, al decir: «Habéisnacido, no de la semilla corruptible, sino incorruptible, por la palabra de Dios

eterno, puesto que toda carne es como heno y toda su gloria como la flor delheno. Se secó el heno y su flor cayó. Pero la palabra del Señor dura eternamente. Ésta es la palabra que os he predicado»101. Dice también: «No os hemosdado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendofábulas ingeniosas, sino como testigos oculares de su grandeza. Pues recibe deDios Padre honor y gloria cuando hasta él descendió con gran gloria la voz delcielo: “Éste es mi Hijo amado, en quien me he complacido”102»103.También eldiscípulo predilecto dio en su primera carta un testimonio parecido: «En estosabemos que amamos al Hijo de Dios, en que amamos a Dios y guardamos sus

mandamientos»104. Al final de esta carta dice: «Sabemos que el Hijo de Dios vino y nos dio capacidad para conocer al verdadero Dios y para es tar en suHi jo verdadero , Jesucris to. Éste es el verdadero Dios y la vida ete rna»105. Isaías,lleno del Espíritu Santo, lo declara así brazo de Dios y Dios verdadero:«Levántate, levántate, revístete de valor, brazo del Señor, levántate como en losdías antiguos y en las pasadas edades. ¿No destruiste tú al soberbio y heriste aldragón? ¿No secaste tú el mar, el agua del tempestuoso abismo? Tú, que hiciste un camino en las profundidades del mar para que pasaran los redimidos»106.El profeta, al decir: «Con el brazo de Dios secaste el mar», confirma que esDios. Dice a su vez el salmista: «Dividió el mar Rojo en partes, porque sumisericordia es eterna»107. Sobre los nombres del Hijo de Dios, tanto de lospropios, que son adecuados a la naturaleza de su divinidad, como de los comunes, es decir, de los accidentales, no me parece necesario introducir nada enesta obra. Es sabido que san Isidoro ha tratado admirablemente sobre ellos. Ellector, al estudiar su obra, podrá conocer claramente que este escritor habíasido colmado de dones celestiales.

IV. El Espíritu S anto es Dios y procede del Padre y del Hijo.

1. Para defin ir la persona del Espíritu Santo, suplico humildemente queme asista el mismo que inflamó las lenguas de sus discípulos con su impetuosa

 venida. Al venir, no tuvo que abandonar al Padre o dejar los ejércitos de losángeles, ya que por el Espíritu Santo aquella multitud no dejó de vivir feliz y 

101 1 Pe 1 23-25.102 Mt 3 17.

,0J 2 Pe 1 16-17. La vozaludida es la que se oyó en la transfiguración de Jesús ( Mt 17 5).104 1 Jn 2 3; 5 2.105 1 Jn 5 20.106 Is 51 9-10. Isaías recuerdael paso del marRojo, narrado enel L ibro del Éxodo, 1 cap . 4.107 Sal 135 13.

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permanecer gozosamente dedicada al amor del Padre y del Hijo. Y no estuvopresente por primera vez en la tierra al venir localmente, pues por su propiainmensidad no falta ni faltó nunca de ella. Pero vino para infundir en los cre

yentes un deseo de la Santísima Trinidad tan grande que, despreciando lamuerte del cuerpo y abriendo las puertas, dejaron su casa y predicaron por lasplazas el evangelio de Cristo, que no se atrevían a mostrar a nadie más que a símismos por el miedo a los judíos, tanto que habían puesto un cerrojo en la casaen que vivían. También es Dios de dioses y Señor de señores, pero procede delPadre, Dios de los dioses, y del Hijo, Señor de los señores. En cambio, de el noprocede ni Dios Padre, ni el Hijo, Señor. Es altísimo, procedente de un altísimo, pero él no es principio ni de un altísimo ni de otro altísimo. Es perenne,del Padre perenne y del Hijo perenne; pero de él no procede ningún otro

perenne consustancial a él. Procede del engendrador y del engendrado, pero élmismo no engendra ni ha sido engendrado por nadie. Procede del no nacido ydel nacido, pero él no es el origen de la divinidad del Hijo, ni nace sólo de lapersona del Padre, como el Hijo. Procede del Padre dador y del Hijo dador, yes igual a los dadores. Fue enviado por el Padre y por el Hijo, pero no esmenor que el Padre ni que el Hijo. Procede de ellos, es igual a ellos, no es posterior en el tiempo, ni menor en majestad, ni desigual en virtud, ni inferior engloria, ni peor en naturaleza, ni distinto en esencia. Procede atemporalmentedel Padre y del Hijo por lo mismo por lo que existieron el Padre y el Hijo. De

la misma manera que siempre fue el Padre y siempre fue el Hijo, también fuesiempre el Espíritu Santo. Pues igual que no es propio de Dios el no ser, así noes propio del Espíritu Santo el no haber procedido. Ya que, como el Padre y elHijo siempre se amaron, nunca fueron sin el Espíritu Santo, que es el amor deambos. Es, sin duda para ambos, el amor sin principio. Por tanto, el EspírituSanto, sin haber empezado, tiene con ellos una unidad natural y una mismaeternidad. Es además Espíritu del Padre y del Hijo, pero no es Padre para elHijo ni Hijo para el Padre. Permanece en el Padre, pero es una persona distintadel Padre; permanece en el Hijo, pero no es el Hijo. Aunque el Padre y el Hijo

están en él, nunca se cambió de su propia persona a las otras dos personas.Pues, a pesar de que es tenido por Señor y Padre por lo que a las criaturas serefiere, nunca es llamado Padre entre los nombres relativos de las personas,igual que toda la Trinidad es Espíritu por la sustancia, aunque la Trinidad nosea la persona del Espíritu Santo en la verdadera e inseparable Trinidad.

2. Recordando al Espíritu Santo, dice entre otras cosas Salomón: «ElEspíritu Santo es único, simple, diverso, sutil, inmaculado, claro y suave»108. Aldecir «único», mostró que era la persona de la Trinidad. Agregando «simple»,mostró su naturaleza divina, enseñando que no es una cosa y otra cosa, de

,w Sab 7 22.

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modo que se diga que es una cosa y que tiene otra, sino que lo que tiene y loque es viene a ser lo mismo. «Diverso», porque reúne muchas cosas o presentadiversas revelaciones en diversas personas. Pues Isaías, señalando que descen

derá sobre Cristo hombre y permanecerá inextricablemente en Dios y enCristo hombre, dice: «Brotará un retoño del tronco de Jesé y de sus raícessubirá una flor; y descansará sobre ella el espíritu del Señor, espíritu de sabidu ría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento y de piedad, y estará lleno del espíritu de temor del Seño r»109. El Apocalipsislo ve figuradamente en los siete cuernos y las siete estrellas, y dice: «Que sonlos siete espíritus de Dios enviados a toda la tierra»110. También san Pablo, ensu carta a los corintios, señala no siete, sino muchos miembros más. «Sutil»,porque nada le es impenetrable. Pues, aunque el propio apóstol de los gentilesdecía: «L o que ojo no vio, ni oído oyó, ni al corazón del hombre subió, tal preparó Dios a los que le aman»111. A continuación añadió: «A nosotros nos loreveló Dios por medio de su Espíritu. Pues el Espíritu todo lo cscrudriña,incluso las profundidades de Dios»112. Y más abajo: «Así también las cosas deDios nadie las conoce, sino el Espíritu de Dios»113. Se le dice «Inmaculado»porque, aunque está junto a buenos y malos, no es manchado por aquellos alos que deja obrar mal. Sobre él está escrito también: «Llega a todas partes acausa de su pureza »114, pues está al lado de los malos dejándolos, no ordenándolos; conociéndolos, no ayudándolos. Está, en cambio, al lado de los buenosinspirándolos, ayudándolos y conservándolos. Por eso está escrito: «Tambiénel Espíritu Santo acude en socorro de la flaqueza de nuestra oración. Pues nosabemos cómo tenemos que orar, pero el Espíritu mismo pide por nosotroscon gemidos inenarrable s»115 las cosas que no pueden expresarse con palabras.Lo que equivale a decir: «Hace que ardamos por encima de nosotros mismosen deseo de la vida eterna y que lamentemos nuestro peregrinaje como nopodemos expresar». «El que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo delEspíritu»116. Escudriña y ayuda el mismo que da forma al bien que encuentraen nosotros. «Claro», porque es verdadero su amor, que es considerado luz.De ahí que Juan diga: «El que ama a su hermano permanece en la luz y no hay

escándalo en él»117. «Suave», porque él mismo enseñó a los profetas y a losapóstoles lo que debían decir. Por eso también dice Simón Pedro: «No por

I s 11 1-3. Ap 5 6.1 Cor 2 9.1 Cor 2 10.1 Co r 2 11.

Sab 7 24.Rom 8 26.Rom 8 27.1Jn2 10.

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 vo luntad del Padre fue traída alguna vez la profecía, sino que, inspirados por elEspíritu Santo, hablaron los hombres santos de Dios»118. Por lo mismo, el salmista, afirmando que las palabras del Espíritu Santo son puras y suaves, dice:

«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, más que la miel y el panal para miboca!» 1,<; El Santo Job confirma con su propio testimonio que es Dios d ici endo: «El Espíritu de Dios me hizo y el soplo del Todopoderoso me vivifica. Heaquí que también me hizo Dios como a ti»120. A este Espíritu, aquel hombreilustre y justo lo llamó Espíritu Santo y hacedor suyo. Y dice, demostrandoclaramente que es Dios: «He aquí que Dios me hizo también como a ti». Otroprofeta demuestra así su divinidad, pues hablando sobre la persona del Hijo,dice: «Óyeme, Jacob e Israel, yo soy el que os llama; no os he hablado ensecreto desde el principio; desde antes de que esto ocurriera, allí estaba yo. Y

ahora el Señor y su Espíritu me han enviado»121. El que lo envía con el Padre,el que es antes de que existieran los tiempos, ha de ser considerado como Dioscon fe absoluta. El Señor lo indica al decir en el Evangelio: «Espíritu es Dios ylos que le adoran, en Espíritu y en verdad le deben adorar»122. También sanPablo dice: «El Señor Dios es Espíritu. Donde está el Espíritu del Señor, allíhay libertad»123.

3. Acerca de la divinidad del Espíritu Santo, sea suficiente lo que hemoshablado hasta aquí. A partir de este momento, voy a demostrar, con las pruebas que pueda, que procede del Padre y del Hijo. El Señor enseña que es suyoy que procede de él diciendo: «Si alguien tiene sed, venga a mí y beba. Quiencree en mí, como dice la Escritura, manarán de sus entrañas ríos de agua viva»12'1. El que descansó en el pecho del Señor y comprendió claramente loque se decía, así lo expuso: «Esto dijo del Espíritu Santo que habían de recibirlos que creyeran en él»125. Cristo demuestra que es del Padre y que procede delPadre, al decir: «Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré alPadre, y os dará otro Paráclito para que permanezca con vosotros eternamente:el Espíritu de la Verdad, que el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni loconoce. Vosotros lo conocéis, pues a vuestro lado permanece y en vosotrosestá»126. Dando a entender que es suyo, sopló sobre sus discípulos diciendo:

«Recib id el Espíritu Santo» 127. Declarando que es del Padre, dice: «El Parácl ito,el Espíritu que enviará el Padre en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y 

,,x 2 Pe 121 .in   Sal 118 103.120 Job 33 4, 6.,2‘ Is 48 12, 16.122 Jn 4 24.123 2 Cor 3 17.124 Jn 7 37-38.125 Jn 7 39.,2fc Jn 14 15-17.127 Jn 22 23.

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os recordará todo lo que yo os he dicho»128. Que procede del Hijo, lo demuestra así: «Vosotros sois testigos de estas cosas. Y yo enviaré al prometido de miPadre sobre vosotros. Vosotros quedáos en la ciudad hasta que seáis revestidos

de fortaleza desde lo alto»129. Así manifiesta Cristo que el Espíritu Santo procede del Padre y que es enviado por el Hijo: «Cuando venga el Paráclito queyo os enviaré de parte del Padre, el Espíritu de la Verdad que procede delPadre, él os dará testimonio de mí»130. Y añade: «Os conviene que yo me vaya,pues si no me fuere, el Paráclito no vendrá a vosotros. Pero si me voy, os loenviaré»131. Continúa: «Cuando venga el Espíritu de la Verdad, os enseñarátoda la verdad. Pues no hablará en nombre propio, sino que hablará de lo queoiga y os dará a conocer lo que ha de suceder. Él me glorificará porque recibiráde lo mío y os lo dará a conocer»132. No habla en nombre propio, sino dice loque oye quien no procede de sí mismo, sino del Padre y del Hijo. Recibir delHijo y oír del Padre significa que ha salido del uno y del otro y procede deluno y del otro, como dice Pablo: «Vosotros no estáis en la carne, sino en elEspíritu, si el Espíritu de Dios habita en vosotros. Si alguno no tiene elEspíritu de Cristo, éste no es de él»133. He aquí que el Apóstol señala que elEspíritu Santo es Espíritu de Cristo. Quien no lo tenga, no será de Cristo.Continúa demostrando que es también Espíritu del Padre y dice: «Y si elEspíritu del que resucitó a Jesucristo de entre los muertos habita en vosotros,el que resucitó a Cristo de entre los muertos os vivificará también a vosotros ya vuestros cuerpos mortales por obra de su Espíri tu que habita en vos otros»134.

Dice después: «Porque sois hijos de Dios, envió Dios a vuestros corazones alEspíritu de su H ijo que clama: ¡Abbá, Pad re !»135 Su venida representa sin dudala plenitud del verdadero amor a Dios y al prójimo. Pues no es enviado porquees más pequeño, sino porque es inspirador de todo lo bueno. Por eso se diceque es enviado por el Padre y el Hi jo para iluminar y fortalecer a los que creen.Pablo declara qué efecto tiene en nosotros su venida, cuando dice: «Llenáos delEspíritu Santo hablando con vosotros mismos con salmos e himnos y cánticosespiri tuales , cantando y tañendo en vuestros co razones» 136. También Pedro,príncipe de los apóstoles, señala que los profetas habían hablado por medio del

Espíritu Santo diciendo: «Acerca de esta salud indagaron c investigaron losprofetas, que profetizaron acerca de la gracia destinada a vosotros, escudriñan-

I2X  Jn 14 26.i 2') Le 24 48-49.13 0  Jn 15 26.1.11  Jn 16 7.13 2  Jn 16 13-14.13 3 Rom 8 9.134

Rom 8 1113 5 5 Gál 4 6.I3f. Ef 5 18-19.

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do en qué o cuál tiempo les indicaría el Espíritu de Cristo que estaba enellos»137. Mostrando en otro lugar que procede de Dios Padre, dice: «Si soisultrajados en nombre de Cristo, dichosos sois, porque el Espíritu de la gloria

está en vosotro s»138. Tam bién el hijo del trueno llega a la misma conclusión:«En esto conocemos que permanece Dios en nosotros, por el Espíritu Santoque nos dio»139. Aquel a quien se da el Espíritu, tiene en sí el amor, como estáescrito: «El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por elEspíritu Santo que nos fue dado»140. Y quien tiene amor, tiene en sí la moradadel Padre y del Hijo. Pues sin él, nadie tiene al Padre ni al Hijo, porque sin élno es amado ni el Padre ni el Hijo. Su venida de modo invisible e insensible esdesinteresada, pues comunica un amor en crecimiento, y aumenta el simpleafecto en aquellos a quienes concede la gracia del Paráclito para huir de la

amistad de este mundo, que es enemiga sobre todo de Dios 141.Como ya, por mandato divino, hemos hablado sobre la persona delEspíritu Santo cuanto consideramos suficiente para el lector, debemos dirigirahora nuestra pluma hacia otros temas.

 V. Unid ad en esencia de toda la Trinidad .

1. En el sacramento del bautismo, por el que se nos abre el camino de lasalvación142, se nos enseña a aceptar un solo Dios en la Trinidad y tres personasen una única esencia. Pues nuestro Salvador, que es camino, verdad y vida, sedignó instruir a sus discípulos con estas palabras: «Id, pues, y enseñad a todaslas gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del EspírituSanto, enseñándoles a observar cuanto yo os he mandado»143. Les ordenó bautizar a las gentes, no en los nombres, sino en el nombre del Padre y del Hijo ydel Espíritu Santo. Mostró así que se debe adorar a un solo Dios en las trespersonas, pues no es propio que haya un nombre solo para tres naturalezas nila razón permite en un solo nombre diferentes esencias y personas. Por esoestán comprendidos en un solo nombre el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo,

porque están unidos en una sola majestad, omnipotencia y divinidad. Y no esjusto sospechar que hay diversas esencias en la Santa Trinidad, puesto que lastres personas son designadas por el propio Verbo de Dios en número singular.

,J7 1 Pe 110-11 ..3H 1 Pe 4 14.,JV 1Jn 3 24.140 Rom 5 5

141 Cf. Sant 4 4.142 Cf. Jn 14 6. El pasaje aludido por Sansón es el de la Ultima Cena, en donde Jesús dijo:«Yo soy el camino, la verdad y la vida».

143 Mt 28 19-20.

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Si de la misma manera que hay tres personas, hubiese también tres naturalezas,diría en los nombres, no en el nombre, y no quedaría nada en lo que verdaderamente pudiera apoyarse lo que respondió el Señor al diablo: «Escrito está: al

Señor tu Dios adorarás y a él sólo servirás»144. Pero porque es verdad que hayque dar culto a un solo Dios, no menos verdad es que la Trinidad es una únicaesencia, pues al joven que le decía: «Maestro bueno», le respondió el Señor:«¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios»145. No negó queera bueno el mismo que en otro momento dijo: «Yo soy el buen pastor»146,pero más bien demostró saber que era un solo Dios con el Padre, cuya infinitabondad puede manifestarse especialmente en que no desdeñó crear ni gobernarlo que se considera incluso despreciable e inmundo para los hombres. Una es,en fin, la gloria incomprensible e inestimable de la Santa Trinidad, una es suserena e impasible esencia, en la que no se encuentra nada diferente, nada, enabsoluto, o añadido o cambiado o disminuido. Porque su simple y perfectanaturaleza ni tiene dónde avanzar, ni está sometida a cambio, ni es ella mismaotra cosa que lo que en sí misma tiene. En la suprema y verdadera Trinidadsólo encontramos distinto el que cada persona tiene su propio nombre. Es, enfin, propio del Padre tener un Hijo y no ser Hijo; es propio del Hijo serengendrado por un ingénito y no engendrar; es propio del Espíritu Santo proceder de uno y de otro, pero no engendrar ni ser engendrado. De donde tieneel Padre lo que no tiene el Hijo, y el Hijo tiene lo que el Padre no tiene, y elEspíritu Santo tiene lo que no tienen ni el Padre ni el Hijo. El Padre tiene la

eternidad sin nacimiento, el Hijo el nacimiento con la eternidad, y el EspírituSanto el proceder sin nacimiento con la eternidad.

2. Pero en esta ind ivisib le Tr inidad , como dice san Agu st ín 147, no haynada diverso, nada dividido, nada separado, nada mayor o menor, nada buenopor un lado y mejor por otro, nada corrupto por una parte e incorrupto porotra, nada corpóreo por una parte e incorpóreo por otra, nada mortal por unaparte e inmortal por otra, nada visible por una parte e invisible por otra, nadacierto por un lado y falso por otro, nada creado por un lado y no creado porotro, sino que todo es igual, todo inmortal, todo invisible, todo increado, nada

opuesto o separado, mayor o menor, bueno o mejor. Ni el Padre, porqueengendró, es anterior en el tiempo o mejor en dignidad o más excelente en gloria que el Hijo, ni la majestad, eternidad o perpetuidad del Hijo supera la eternidad, majestad u omnipotencia del Espíritu Santo, sino que existe la mayorigualdad allí donde es una la indivisa verdad natural y la verdadera unidad.

 También al lí cada persona tiene tan gran eternidad e inmensidad cuanta tienen

144 Mt 4 10. Es la escena de las tentaciones de Jesús.145 Me 10 17-18.,4ft Jn 10 14.147 Agust. ubi n e s c io .

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las tres personas juntas, porque todo el Hijo está en el Padre; y en el Padre y enel Hijo está todo el Espíritu Santo, según el dicho de los profetas: «Tú eresDios y en ti está Dios y fuera de ti no hay ningún Dios»148. El Salvador señala

que el Padre está en el Hijo y el Hijo en el Padre, cuando dice: «Yo estoy en elPadre y el Padre está en mí»149. Enseña también que el Espíritu Santo procedede él y está en él al decir: «Recibirá de lo mío y os lo dará a conocer»150. «Enesta Trinidad, como dice san Fulgencio, cada persona tiene sus propiedadesque la distinguen pero no la separan de las otras. Es natural de éstas que, siendo inseparables, no puedan confundirse, sino que cada persona permanezca encada una de las otras para demostrar tanto la unidad de naturaleza de la verdadera Trinidad como la unidad de las personas en la Trinidad»151. «Pues en laeternidad de Dios Padre, que no tiene principio, nace el Hijo y procede elEspíritu Santo, de tal modo que no sólo el nacimiento sino la procesión es coe-terna a aquel origen en el que de ningún modo puede encontrarse principio»152.Los Serafines proclaman que hay un solo Dios inextricablemente en tres personas, cuando dicen sin cesar: «Santo, santo, santo es el Señor Dios de losEjércitos»153. Al decir tres veces «Santo», y al mismo tiempo «Señor Dios», niconfunden las personas ni dividen la sustancia. Cuando dicen: «Santo, santo,santo», es como si dijesen: «Santo el Padre, santo el Hijo y santo también elEspíritu Santo». Porque estas tres personas son uno solo, se añade con razón:«Señor Dios de los Ejércitos», y no «Señores dioses de los Ejércitos». Peroaunque son uno solo en naturaleza, no puede decirse que los tres son una sola

persona. Pues la persona del Padre es Dios, pero no es la Trinidad. Del mismomodo, la persona del Hijo es Dios y Señor, pero es una persona de la Trinidad.

 También la persona de l Esp ír itu Santo es Dios, es Señor, es todopoderoso,pero es sólo una subsistencia de la Trinidad y no toda la Trinidad. La personadel Hijo no está separada de la persona del Padre, aunque el Padre no es elHijo ni el Hijo está nunca sin el Padre, ni es el propio Padre, sino que es elmismo Dios que el Padre. El Espíritu Santo está en el Padre y en el Hijo, procede del Padre y del Hijo, en él está el Padre y el Hijo, y es el mismo Dios queel Padre y que el Hijo, pero no la misma persona que el Padre o que el Hijo.

Pues dice el Señor a Moisés: «Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, elDios de Ja c o b »154. Al decir «Yo so y» , y no «No sotr os somos el Dios de

 Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob», mostró la un idad de na turaleza,y demostró la diversidad de personas diciendo «Dios, Dios y Dios». Pues el

,4K Is 45 14.,4V Jn 14 11.150 Jn 16 15.151 Fulg. D e i n c a m .  4 (PL 65, c. 575).

152 Fulg. ib id .»" Is 6 3.154 Éx 3 6.

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Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios, pero no son tres dioses, sino un solo Dios en tres personas. Es todopoderoso el Padre, es todopoderoso el Hijo, es todopoderoso también el Espíritu Santo, pero hay un solo

todopoderoso, no tres todopoderosos. El Espíritu Santo, al hablar a los creyentes de la creación del mundo, dice por medio de Moisés: «Dijo Dios:Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. E hizo Dios al hombre aimagen y semejanza suya»155. Lo creó a imagen de Dios, hablando de lo cualdice san Agustín: «Uno es el que habla, otro es el que actúa»156. No es propiode uno solo decir: «Hagamos». Nadie se dice a sí mismo «hagamos». Tienes aun Dios que habla y a un Dios que actúa. No es de distinta naturaleza el quehabla y el que actúa, ni realiza una acción común con un dios extraño, pues nocrea «a imágenes de ellos», sino «a su propia imagen». No hay una sola imagen

sino donde hay una sola naturaleza. Pues donde hay diversas esencias, allí también hay imágenes diversas. Tienes a un solo Dios cuando oyes una sola imagen, a un Dios trino cuando oyes «hagamos a nuestra imagen».

3. Igualmente, enseñando que hay tres personas y una sola soberanía,dice: «Se apareció el Señor en el encinar de Mambré a Abrahán, que estaba sentado en la puerta de su tienda a la hora del calor»157. Y como si se le hubierapreguntado en qué forma se había aparecido, dice: «Habiendo alzado los ojos,se le aparecieron tres varones». Vio, pues, a tres varones iguales en su porte,iguales en dignidad, semejantes en naturaleza. Y estos tres eran el Señor, a

quien dijo: «Te suplico, Señor, si he hallado gracia a tus ojos». He aquí las trespersonas que distingue Abrahán no en su propia naturaleza, sino a través de lanaturaleza humana. El Legislador, contemplando la unidad en esencia, confirma que es un solo Dios diciendo: «Se apareció el Señor a Abrahán en el encinarde Mambré». Al no decir: «Se le aparecieron tres varones», silenció la diversidad de las personas; y diciendo: «Te suplico, Señor», y no «Señores», demostróque la naturaleza de Dios es única. Adora a un solo Señor, pero distingue lastres personas bajo las figuras de los tres varones. Pero para que no fueran considerados ángeles, sino más bien Señor de ángeles y arcángeles, dicen lasEscrituras: «Dijo el Señor a Abrahán: el clamor de Sodoma y Gomorra ha llegado hasta mí y su pecado se ha agravado en exceso»158. Y Abrahán, al darsecuenta de que la perdición de estas ciudades era inminente, respondió al Señor:«No es propio de ti, que juzgas el mundo, perder al justo con los malvados»159.Oímos que se aparecieron a Abrahán tres varones para que conozcamos laspersonas. Oímos que hasta el Señor llega el clamor de los pecadores para que

155 Gén 1 26-27.

156 Agust. ub i n e s c io .157 Gén 18 1-3.,5* Gén 18 20.159 Gen 18 23.

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advirtamos su naturaleza. Oímos que es el juez del mundo para que dejemos derecelar que es pura criatura, sino que más bien confesemos que es el mismo dequien dice el salmista: «Del Señor es la tierra y su plenitud, el orbe de la tierra y

todos los que la habitan. El la fundó sobre los mares»160. El mismo es, pues, fundador y Señor del mundo, es juez y Dios, como dice David, puesto que «juzgará el Señor a su pueblo y se mostrará propicio con sus siervos»161. De donderesulta evidente que el Señor al que Abrahán adoró en tres varones es juez detodos los tiempos y es Dios. El apóstol Pablo nos enseñó que Dios es uno ytrino con estas palabras: «¿Quién conoció el pensamiento del Señor o quién fueconsejero suyo o quién le dio primero y se lo devolverá? Porque de él y por élson todas las cosas, a él la gloria por los siglos de los siglos»162. Para que nadiepiense que esto se ha dicho de una sola persona, oiga lo que dice el mismo

 Apóstol : «Aunque algunos son llamados dioses, ya en el cielo, ya en la tierra,para nosotros, sin embargo, hay un solo Dios, el Padre, de quien procedentodas las cosas y de quien somos nosotros, y un solo Señor Jesucristo, por quienson todas las cosas y nosotros por él»163. Si, pues, existimos gracias al Padre yhemos sido creados por mediación del Hijo, no vivimos sin el Espíritu Santo,cuyas obras son también comunes al Padre y al Hijo. Dice el salmista: «Por lapalabra del Señor fueron hechos los cielos y todo su poder por el aliento de suboca»164. Pues el que estableció las virtudes celestiales en lo alto, creó abajo también todo lo que de algún modo subsiste y no es Dios. En esto se manifiesta

especialmente su omnipotencia, en que creó ángeles con la misma facilidad conque creó bestias, aves, peces y gusanos. Como dice el salmista: «Nuestro Dioshizo en el cielo y en la tierra todo lo que quiso»165. Y puesto que otro texto de laEscritura dice: «Hizo Dios todo en medida, número y peso»166, es él peso impe-sable, número incontable y medida inmedible, él mismo que es trino, de maneraque siempre es uno y es uno de manera que sin duda también es siempre trino.Creyéndolo así dice el salmista: «Bendíganos Dios, nuestro Dios, bendíganosDios y témanle todos los confines de la tierra»167. Diciendo: «Bendíganos Dios,Dios y Dios», muestra las personas; añadiendo «témanle» y no «témanles»«todos los confines de la tierra», subraya la naturaleza. Como dice Juan el evangelista: «Tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Hijo y elEspíritu Santo, pero estos tres son uno»168. San Gregorio, definiendo así la

,w Sal 23 1-2.Sal 134 14.

162 Rom 11 34-36.Itt 1 Cor 8 5-6.164 Sal 32 6.

165 Sal 113 B 3.166 Sab 11 21."•7 Sal 66 7-8.

1 Jn 5 7.

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 Trinidad, dice: «Dios es la Trinidad en el que engendra, en el engendrado y en elque procede, es decir, en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo; a saber, porlos nombres respectivos de cada persona, pero en realidad es Dios, Dios y Dios.

En esto no se admite la triplicidad, porque Dios es uno»169.Pero puesto que muchos y doctísimos varones han discutido sobre la Trinidad, baste con lo que hasta aquí hemos dicho.

 VI. La humanidad del Hijo de Dios fue creada.

1. La fe católic a confiesa que en la única persona de nuestro Señor ySalvador Jesucristo hay dos sustancias, de las que una es creadora y la otracreada. Pero puesto que ya he dicho sobre la sustancia creadora lo que me vinoa la memoria, me queda empezar a contar inmediatamente lo que descubra, conla ayu da de Dios, acerca de la naturaleza creada.

2. Jesucristo, bajo la figura de siervo, es hombre verdadero, concebido ynacido sin semi lla humana, creado por toda la Trinidad, pero asumido sólo porla persona del Hijo. Fue concebido sin pecado y sin pecado murió, y es elúnico que resucitó de entre los muertos, el único que pudo decir verdaderamente: «H e aqu í que viene el príncipe de este mundo y no ha encontrado en mínada suyo»170. Sobre él dice el apóstol Pedro: «Pues por esto fuisteis llamados,porque Cristo murió por nuestros pecados, dejándonos el ejemplo para que

sigamos sus huellas; él no cometió pecado ni se halló engaño en su boca»171. Lomismo afirma también Juan al decir: «Sabemos que él se apareció para quitar elpecado y en él no existe pecado»172.

3. A Cris to le concibió una virginidad no quebrantada y lo parió una vir ginidad inviolada. Porque no fue arrastrada por ninguna llama de pasión, niseducida por ningún deseo de varón, ni atraída por ningún deleite de la carne,sino que, dispuesta sólo a cumplir sus deberes para con Dios, aceptó la venidade la Trinidad para que hiciera en ella el nuevo milagro, Trinidad que muchas

 veces le había asist ido como vivif icadora, protectora e inspiradora de todo lo

bueno. De la sustancia de la Virgen tomó principio la humanidad del Hijo, alser creada por el autor de todas las cosas. Cristo no fue formado de la nada nide un cuerpo celestial o aéreo, sino que nació de la semilla de Abrahán, comoseñala el testimonio de san Pablo: «Pues en ningún momento socorrió a losángeles, sino al linaje de A brahá n»173. Creemos que la semilla de Abrahán está

169 Grcg., i m m o  Taio Sent.  I 7.170 Jn 14 30.171 1 Pe 2 21-22.172 1 Jn 3 5.173 Hcb 2 16.

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en el que tomó verdadera carne de la Virgen. De lo contrario, el autor y Señorno seria semilla de Abrahán si no hubiese tomado de la hija de Abrahán la figura y no la persona. De modo que el Verbo se hizo carne para habitar entre

nosotros. Esto lo señala así de nuevo san Pablo al decir: «Vimos a Jesús coronado de gloria y honor por su pasión y muerte para que, por la gracia de Dios,gustase la muerte por todos. Pues convenía que aquél, para quien y por quienson todas las cosas, que había llevado a muchos hijos a la gloria, muriera paraque ellos se salvaran. Pues el que santifica y los que son santificados, de uno vienen todos. Por esta razón no se equivoca al llamarlos hermanos diciendo:«Anunciaré tu nombre a mis hermanos. En medio de la Iglesia te alabaré»174. Ypoco después: «Por donde debió asemejarse en todo a sus hermanos, para sercompasivo y fiel pontífice ante Dios a fin de expiar los pecados del pueblo. Pues

por cuanto él mismo fue probado con lo que padeció, puede socorrer a los queson tentados. Por donde, hermanos santos, partícipes del llamamiento celestial,considerad al apóstol y pontífice de nuestra fe, Jesús, que es fiel al que lehizo»175. He aquí, pues, que según el Apóstol, fue hecho y creado de la semillade Abrahán y no de otra criatura, sino de aquella sustancia de la que son formados todos los hombres. Se diferencia de los demás hombres creados en que ningún hombre puede nacer de una madre si no ha sido seducido antes elpensamiento y el cuerpo de la madre. Esta destrucción de la virginidad va acompañada del ardor de la pasión y por lo mismo, de la mancha del pecado, que no

se lava sino con la gracia del sagrado baut ismo o con la propia sangre derramadapor amor de Cristo. Igual que fue concebido sin el mal de la concupiscencia, asífue creado sin pecado por el todopoderoso. Además, muerto voluntariamentesin estar condenado a morir, él solo venció a la muerte, librando de la obligación de morir a los que estaban sujetos a la muerte. Y, mostrando la propiedadde su humanidad, dice: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»176Pues el que se hizo hombre tiene como Dios a aquel por cuya intervención sabeque fue creado. Por eso también dijo así a María: «No me toques. Todavía nohe subido al Padre. Pero ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestroPadre, a mi Dios y a vuestro Dios»177. Cristo puede hablar de su Dios por lasustancia por la que no sólo se sometió al Padre, sino también a su madre, sustancia que es ciertamente una verdadera humanidad, es decir, compuesta dealma y cuerpo. No creemos que está compuesto de un alma o una carne increadas aquél de quien en Isaías el Padre dice: «Que se abra la tierra y produzca elfruto de la salvación y germine a la vez la justicia. Yo el Señor, lo he creado»178.Pues el Señor Dios creó a aquel que brotó de la tierra de un cuerpo virginal.

174 Heb 2 9-12.

175 Heb 2 17-32.,7fc Sal 21 2; Mt 27 46; Me 15 34.177 Jn 20 17.,7* Is 45 8.

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4. Por medio del mismo profeta dice de nuevo: «He aquí que mi siervocomprenderá y será elevado, ensalzado y puesto muy alto. Como de él se pasmaron muchos, tan desfigurado estaba su rostro que no parecía ser de hombre,

sí se admirarán muchos pueblos, y los reyes cerrarán ante él su boca porque verán lo que no se les había contado, y comprenderán lo que no habían oído.¿Quién creerá lo que hemos oído? ¿A quién fue revelado el brazo del Señor?Subió ante él como un retorno, como raíz en tierra árida. No hay en él parecer,no hay hermosura para que le miremos, ni apariencia para que en él nos complazcamos, despreciado y abandonado de los hombres, varón de dolores yfamiliarizado con el sufrimiento, y como uno ante el cual se oculta el rostro,menospreciado sin que lo tengamos en cuenta. Pero fue él ciertamente quiensoportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores, mientras que

nosotros lo tuvimos por castigado, herido por Dios y abatido. Fue humilladopor nuestras iniquidades y molido por nuestros pecados. El castigo de nuestrapaz fue sobre él y en sus llagas hemos sido curados. Todos nosotros andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno su camino y Yahvé cargó sobreél la iniquidad de todos nosotros. Fue sacrificado porque quiso, y no abrió laboca. Como cordero fue llevado al matadero, como oveja permaneció mudaentre los trasquiladores. Fue arrebatado por un juicio inicuo sin que nadiedefendiese su causa, pues fue arrancado de la tierra de los vivientes y herido demuerte por el pecado del pueblo. Dispuesta estaba entre los impíos su sepultu

ra, y fue en la muerte igualado a los malhechores, a pesar de no haber cometidomaldad ni haber mentira en su boca. Quiso Yahvé quebrantarle con sus padecimientos. Ofreciendo su vida en sacrificio por el pecado, tendrá descendenciaque prolongará sus días, y el deseo de Yahvé prosperará en sus manos. Por lafatiga de su alma verá y se saciará. Con su conocimiento el Justo, mi siervo,justificará a muchos y cargará con las iniquidades de ellos. Por eso yo le darépor parte suya muchedumbres, y dividirá la presa con los poderosos porhaberse entregado a la muerte y haber sido contado entre los pecadores, llevando sobre sí los pecad os de muchos e inte rcediendo por los pe ca do re s»179.Igualmente dice por el mismo Isaías: «He aquí mi siervo, yo lo tomaré. Es mielegido, mi alma se ha complacido en él»180. Por medio del profeta, el Padre lellama siervo, porque lo creó de la carne en el vientre virginal de su madre conel Hijo en cuanto Dios y con el Espíritu Santo. Por ello se demuestra no sóloque fue creado, sino también que es una criatura, de modo que tiene una verdadera alma que poder ofrecer. Sobre esta naturaleza dice a sus discípulos: «Si meamaseis, os alegraríais porque voy al Padre, pues el Padre es mayor que yo»181.El Padre es mayor que él porque es Dios inmortal, impasible, inmutable, invi

177 Is 52 13-53 12.Is 42 1.

'* Jn 14 28.

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sible, incomprehensible. En cambio, esta naturaleza que definimos es hombre,de quien san Juan Bautista da testimonio: «He aquí el cordero de Dios quequita el pecado del mundo»182. Sobre él se dice de nuevo en el Evangelio:

«Aquel hombre que se llama Jesús hizo barro con la saliva y abrió mis o jo s» 183.Comprehensible, porque está circunscrito por la cantidad de la materia, y vivióy descansó y pasó de un lugar a otro. Visible, porque, hecho hombre verdadero, fue visto por los pastores y fue circuncidado al octavo día, como nacido

 verdaderamente de la semi lla de Abrahán y del lina je de David. De él dio estetestimonio: «Vemos que Cristo fue hecho ministro de la circuncisión para confirmar las promesas hechas a los Padres»184. Simeón, tomándolo en sus brazos,dijo que había sido colocado para ruina y resurrección de muchos y comosigno de contradicción. Mudable, porque, comenzando desde la infancia, cre

ció hasta ser un varón perfecto, que no sólo pasó hambre y sed, sino que secansó y durmió y lloró y sufrió dolor e, indignado, dijo a Pedro: «Apártate demí, Satanás»185. Aparece además como capaz de sufrir, sobre todo porque fueatado, golpeado, abofeteado, escupido, hecho objeto de burla por los soldados,coronado de espinas, herido con una caña, azotado, alimentado con amargoalimento, se le dio de beber una bebida agria, crucificado, atravesado con unalanza, como testimonian los sagrados evangelios. Mortal, porque expiró y,encomendado el espíritu al Padre, dijo: «Padre, en tus manos encomiendo miespíritu»186. También entregó su alma y volvió a tomarla al tercer día paralibrarnos de la muerte perpetua y cumplir lo que antes había predicho: «ElPadre me ama porque yo entrego mi alma por mis oveja s»187. Y añade: «Tengopoder para entregar mi alma y volver a tomarla de nuevo»188. Todas estas cosas,de la misma manera que se ajustan a la humanidad de Cristo, no concuerdancon su inefable e inestimable divinidad, porque «la pasión de Cristo, como dicesan Isidoro, fue del cuerpo, pero la divinidad permaneció libre de daño»189. Porello es hombre mortal, capaz de sufrir, mudable, visible y comprehensible. Poreso es menor que el Padre y siervo del Padre. También el Padre le habla pormedio del profeta diciendo: «Poca cosa es para mí que seas siervo para restablecer las tribus de Jacob y reconducir a los malvados de Israel. Yo te he pues

to como luz de las gentes para que seas mi salvación hasta los confines de latierra»190.

,u Jn 1 29.110 Jn 9 11. Alusión a la curación del ciego de nacimiento en la piscina de Siloé.,M Rom 15 8.,,<5 Mt 16 23.»*'• Le 23 46.

,,<7 Jn 10 17.,K1( Jn 10 18.m   Isid. De ccc l . o f f .  I 30 2 (PL 83, c. 765).,w Is 49 6.

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Pero aunque hasta aquí he afirmado que Cristo es siervo de Dios y es evidente que fue hecho de una mujer y dentro de la le y191, sin embargo, voy ahablar ahora de la unidad de la persona en las dos naturalezas. Por esa personaestá claro que él podía redimir razonablemente a los que estaban dentro dela Ley.

 VII. La ún ica pe rs ona y las dos natu ralezas que hay en el Hijo  único de Dios.

1. En cuanto a que hay un solo Redentor y Señor nuestro en dos naturalezas, así habló el ángel a la Virgen María: «He aquí que concebirás y darás a

luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Este será grande y será llamadoHijo del Altísimo y le dará el Señor Dios el trono de David, su padre, y reinarásobre la casa de Jacob eternamente y su reino no tendrá fin»192. Si tuviera unasola naturaleza, no podría ser hijo de David y a la vez hijo del Altísimo. Encambio, al ser una sola persona, sí puede ser hijo de David e hijo del Altísimo.Nació de Dios y de hombre, aunque lo uno lo engendró el Padre y lo otro sumadre. Mientras que el Padre engendró al Verbo consustancial a él y no a loshombres, la madre dio a luz un hijo consustancial tanto a ella como al Padre.

 Así había anunciado el ángel celestial su nacimiento a la madre: «El Espíritu

Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cobijará con su sombra,por lo cual, lo que nacerá de ti será llamado Santo, Hijo de Dios»193. Pues nodijo el ángel: «Los que nacerán de ti serán llamados hijo del hombre e Hijo deDios», de forma que lo mismo que son dos las naturalezas, serían también doslas personas. Pero «lo que nacerá de ti, dice, será llamado Hijo de Dios» paramostrar que debemos confesar una sola persona en dos naturalezas. En efecto,Cristo tiene una sola persona unida inconfundiblemente en dos naturalezas.Pues igual que el alma y el cuerpo, aunque son sustancias diversas constituyenuna sola persona en cada hombre, así la divinidad y la humanidad constituyen

un solo Cristo en unidad de persona, no por haber cambiado cualquiera de lassustancias, de modo que pueda pensarse que el Verbo de Dios se cambió enalma y carne, o bien la carne humana o el alma se cambian en divinidad o enprincipio divino, sino que permanecen las propiedades de cada esencia. Así lasdistintas na turalezas están unidas en una sola persona, de modo que se dice conrazón: «Cristo, que hizo la ley, fue hecho bajo la ley. Él, que es inmortal,murió también, porque una parte es inmortal y otra murió. Él, que es impasi

,vl Cf. Gal 4 4. Jesús, en efecto, como hombre verdadero, nació de una mujer (María), den tro de las normas de la ley mosaica.

»* Le 131-33.»» Le 1 35.

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ble, sufrió, pero no sufrió la parte que es impasible. Él, que hizo el mundo, enel mundo nació, creador de su madre e hijo de ella, alimentando a su madre y

alimentado por ella, superior a los ángeles y sometido a sus padres, gobernándolo todo y pidiendo agua a una mu jer194, dando la vida con el Padre y teniendo con su madre una sustancia mortal, creado bajo el sol y autor del sol, nacidosin t iempo y hecho y nacido en el t iempo»; «el primero», como dice el Apoca lipsi s, y «el último», el viviente que estuvo muer to y vive ahora por lossiglos de los siglos»195.

2. H ay en él dos naturalezas unidas de tal manera que nadie se atreve aafirmar sin impiedad que se ha convertido en una sola sustancia o se han dividido en dos personas. Pues el Hijo de Dios se llama a sí mismo Hijo del hombre y nadie conoce su unidad mejor que él. En efecto, dice así: «Nadie sube alcielo sino el que ha bajado del cielo, el H ijo del hombre que está en el c ie lo»196.Por su humanidad estaba en la tierra y era visible a los hombres. Pero como élmismo era también Dios, estaba todo en el ciclo con el Padre y estaba todo enla tierra con su madre. Finalmente, la santísima Virgen acogió a Dios y engendró a Dios en forma de hombre, por lo que es llamada sierva y Madre de Dios.En ella estuvo alguna vez la divinidad sin humanidad, pero la humanidad deCristo sin divinidad ni estuvo ni estará en la Virgen. No es adorado Jesús hom bre a causa del Dios que en él habita ni es adorada la carne con el Verbo que enella mora, sino que, glorificado como Dios y unido a Dios, es honrado y ado

rado Cristo, hombre y Dios. Él mismo, mostrando que es uno solo en dosnaturalezas, dijo: «Enseguida veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra delpoder y viniendo con las nubes del cielo»197. Lo mismo, pero con otras palabras, dice por medio de san Juan: «Así como me envió el Padre viviente, también yo vivo por el Padre, y quien me come a mí, también él vive por mí. Éstees el pan que bajó del cielo. No como el maná que comieron vuestros padres ymurieron, el que come este pan vivirá eternamente»198. Cuando dice que él es elpan celestial y enseña que su carne, alimento que da la vida, ha bajado del cielo,manifiesta que tiene una sola persona inconfundible e inseparable en dos natu

ralezas. Dice además: «El pan de Dios es el que desciende del cielo y da la vidaal mundo»199. Al decir que ha bajado del cielo y que, no obstante, se ha hechohombre, por lo que tiene la carne que manda comer al género humano, enseñaque tiene no dos personas, sino una sola persona en dos naturalezas. A travésde la persona era visto en el mundo y reinaba y reina en el cielo. Por eso a los

1,4 Cf. Jn 4 7, escena del encuentro de Jesús con la Samaritana.** Ap 1 18.

 Jn 3 13.1,7 Mt 26 64. Son las palabras pronunciadas por Jesús delante del Sanedrín.,v,i Jn 6 58-59.m Jn 6 33.

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discípulos que decían: «Duro es este lenguaje. ¿Quién puede oírlo?», respondió: «¿Esto os escandaliza? Pues si vieseis al Hijo del hombre subir a dondeestaba antes»200. Porque es evidente que el Hijo del hombre había estado en los

cielos antes de ser concebido por su madre para la unidad de persona, por laque lo divino se relaciona con lo humano y lo humano con lo divino, pero nopara la separación de las naturalezas. De ahí se demuestra que unas cosas sonpropias de la divinidad y otras de la forma de siervo de Dios. Por esta unidadde persona, Cristo, Dios y hombre, vino del cielo; Cristo, Dios y hombre,nació de una virgen; Cristo, Dios y hombre, dice: «Me conocéis y sabéis dedónde soy»201; Cristo, Dios y hombre, dice: «Ni me conocéis ni sabéisde dónde soy»202. Los Santos Evangelios dicen que, durante el reinado deHerodes, nació Cristo, Dios y hombre. Y, como le dijesen los judíos en el

tiempo de la pasión: «No tienes aún cincuenta años y ¿has visto a Abrahán?»,el mismo Dios y hombre les respondió con toda verdad: «Antes de que

 Abrahán fuese, soy yo »203. Sus palabras en el Evangelio demuestran que eshombre y Dios al decir: «Cuando venga el Hijo del hombre en su majestad ytodos los ángeles con él, entonces se congregarán ante él todas las gentes y lasseparará unas de otras como el pastor separa a las ovejas de los cabritos»204.

 Anunciando que existía antes de Abrahán y que vendrá majestuosamente conlos ángeles para el juicio, enseña que él es Dios, a quien pertenece el juicio detodas las cosas y el ser antes de todas ellas. De él dice el salmista: «De la madre

Sión se dirá: Hombres y más hombres han nacido de ella, y el mismo Altísimoes quien la ha fundado»205. Fue creado y es altísimo porque es Dios y hombre.El llama a Sión su madre y nació de la estirpe de la que dice el Apóstol: «Misparientes son los israelitas, de quienes es la adopción de los hijos y la gloria y eltestamento y la legislación y el culto y las promesas; de ellos son los patriarcasy desciende Jesucristo según la carne». Afirma que es altísimo diciendo: «Élestá por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos»206. LuegoCristo procede de los israelitas según la carne y al mismo tiempo es Dios, queestá sobre todas las cosas, bendito por los siglos.

3. No dividas las personas ni consideres dos Cristos en un solo Cri sto acausa de las dos sustancias, porque es uno con el hombre el mismo que es unasola cosa con el Padre. Con el Padre es una sola cosa, no uno solo; en cambio,con el hombre es uno solo, no una sola cosa. Con respecto al Padre es otro, no

200 Jn 6 61-63. Sansón está glosando el «discu rso eucar ístico» de Jesús en la sinanoga deCafarnaum.

201 Jn 7 28.202 Jn 7 27.203 Jn 8 57-58.204 Mt 25 31-32.205 Sal 86 5.206 Rom 9 3-5.

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otra cosa; con respecto al hombre es otra cosa, no otro. Es lo mismo que elPadre, pero no el mismo que el Padre. Sin embargo, el mismo que es hombre,no es lo mismo que un hombre, pues con el Padre es una sola naturaleza y dospersonas, con el hombre dos naturalezas, pero una sola persona. Sin embargo,es en el Padre el mismo Dios que en el hombre, «el cual, existiendo en la formade Dios, no consideró como rapiña el ser igual a Dios, sino que se anonadó a símismo tomando forma de siervo y, reducido a la condición de hombre, sehumilló a sí mismo hasta la muerte y muerte de cruz»207. No arrebató la figurade Dios quien siempre fue, es y será Dios con el Padre. Ni vació la mismainmutable divinidad en lo que era propio de su esencia cuando por nuestra sal

 vación tomó la figura de hombre , sino que, permanec iendo igua l al Padre en supropia esencia, tomó la figura de hombre, en la que fue considerado menor al

Padre. San Pablo, p roponiendo a este Señor y Salvador nuestro para emulaciónde los hebreos, habla con estas palabras: «Considerad al Pontífice de nuestra fe,

 Je sús, que es fiel al que le hizo, como también lo fue Moisés , en toda su casa.Fue considerado digno de gloria tanto mayor que la de Moisés, cuanto mayordignidad que la casa tiene aquel que la fabricó. Pues toda casa es fabricada poralguien, pero el que todo lo ha fabricado es Dios»208. El santo apóstol dice queuno solo y el mismo es Jesús pontífice y que es fiel al que le hizo. Y demuestraque el único y mismo creador de todo es también Dios. Mostrando que no esel Padre ni el Espíritu Santo, sino sólo el Hijo de Dios, añade: «Moisés cierta

mente era fiel en toda su casa como criado para dar testimonio de las cosas quese decían, pero Cristo lo era, como Hijo sobre su propia casa, la cual casasomos nosotros»209. San Pablo, enseñando que él es la casa de Dios, es decir, deCristo, decía: «¿Acaso buscáis una comprobación de que es Cristo quien hablaen mí?»210 Cristo no estaba en Pablo por su naturaleza humana, sino porsu divina sustancia. Pero, señalando que es uno solo en dos naturalezas, nodice: «Buscáis una comprobación de la divinidad de Cristo que habla en mí»,sino «Buscáis una comprobación de que es Cristo quien habla en mí». Puessabía que él había dicho: «He aquí que yo estoy con vosotros todos los días

hasta la consumación de los siglos»211; y también: «Siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no si empre me tendré is»212. No está presente en el mundobajo su forma humana, pero bajo su divinidad ilimitada está siempre presenteen todo lugar. En efecto, estuvo ausente y por eso decía: «Me conocéis y sabéisde dónde procedo», pero está presente al afirmar: «No me conocéis ni sabéis

20 7 Flp 2 ( >-8.20X Heb 3 1-4.20*; Heb 3 5-6.21 0 2 Cor 13 3.2 1 ! Mt 28 20.21 2 Mt 26 11.

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de dónde soy». Él mismo es un solo Dios y hombre lleno de gracia y de verdad213 y en él se abrazaron la paz y la just ic ia214. De él decía Juan el Bautista

a las muchedumbres: «El que ha de venir detrás de mí es más fuerte que yo,cuyo calzado no soy digno de llevar. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego;en su mano tiene su bieldo y limpiará su era y amontonará trigo en su granero,pero la paja la quemará con fuego inextinguible»215. Vino después de Juan porque, según la carne, Juan había nacido antes que él, pero es más fuerte que élporque es Dios verdadero que vendrá resplandeciente para limpiar la era, esdecir, para juzgar a todos los ángeles y los hombres. Sobre él profetiza asíDavid: «Vendrá Dios claramente y no en silencio. Ante él arderá un fuego y ensu derredor una furiosa tempestad. Convocará desde arriba a los cielos y a latierra para juzgar a su pueblo»216. El Señor explica el sentido de este juicio conestas palabras: «Entonces se lamentarán sobre él todas las tribus de la tierra, y

 verán al Hijo de l hombre venir sobre las nubes del cielo con mucho poderío ymajestad. Y enviará a sus ángeles con una trompeta, y a grandes voces congregarán a sus elegidos de los cuatro vientos desde un extremo del cielo hasta otroextremo»217. Con estas palabras, pronunciadas por la voz de la Verdad, aparececlaro que el Hijo del hombre es Dios y que los ángeles le sirven en la tarea decongregar a sus elegidos. San Pedro declara así el poder de Cristo en el cielocuando, citando los tiempos de Noé y las ocho almas salvadas en el arca, añadió: «El bautismo también os salvará ahora a vosotros de igual manera, no qui

tando las manchas de la carne, sino renovando la buena conciencia para conDios mediante la resurrección de Jesucristo, que está a la diestra de Dios después que se fue al cielo y le sometieron los ángeles, las potestades y las virtudes»218. Sobre esto dice san Pablo: «Cristo murió y resucitó para ser Señor de vivos y muertos»219. A él se sometieron los ángeles, los pr incipados y las potestades. Y domina sobre vivos y muertos él, que es Dios y Señor, soberano detodas las criaturas.

4. Es nuestro deber servirle a él solo, porque no podemos servir a dosseñores, como dice el Señor: «No podéis servir a dos señores»220. Sin embargo,

este único Señor murió y resucitó y está sentado a la derecha del Padre, porquetiene en sí toda la fuerza del poder de su Padre, como él mismo dice: «Todo loque tiene el Padre es mío»221. En nombre suyo toda rodilla se dobla tanto en el

Cf. Jn 1 14.Cf. Sal 8 11.Mt3 11-12.Sal 49 3-4.

M t 24 30-31.1 Pe 321-22 .Rom 14 9.Mt 6 24.

 Jn 1 33-34.

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cielo como en la tierra y en los horrendos abismos del infierno222. Pues a él «lehan sido dadas, como dice, toda potestad en el cielo y en la tierra»223. Viene del

Padre el mismo que recibió de su madre la carne, no la divinidad, carne quecon su alma racional unió a su divinidad en unidad de persona. Esto no lo pasópor alto Juan Bautista cuando dice: «El que me ha enviado a bautizar en agua,me dijo: Aquel sobre quien vieres venir al Espíritu Santo y posarse sobre él,éste es el que os bautiza en el Espíritu Santo y en el fuego. Yo lo he visto y doytestimonio de que éste es el Hijo de Dios»224. Enseña que ha venido del cielocon estas palabras: «El que viene de arriba está por encima de todo. El que procede de la tierra es terreno y habla de la tierra; pero el que viene del cielo estápor encima de todos»225. Vino del cielo y, bautizado por Juan, recibió elEspíritu Santo porque tuvo no sólo carne verdadera a la que Juan bautizó, sinotambién verdadera divinidad, gracias a la cual estaba por encima de todas lascosas. Es Dios y Señor en una y otra naturaleza, lo que particularmente y demanera evidente confiesa el apóstol santo Tomás, quien, viendo las heridas delos clavos, que no fueron sino en la carne, y el lugar de la lanza en el sacratísimo costado, con voz clara confesó: «Señor mío y Dios mío»226, afirmando quees una sola persona el Dios a quien pocos días antes había herido un soldado.

 Así describe también el profeta su futura apar ic ión en el juic io : «Verán al quetraspasaron»227. Y también: «En aquel día se le dirá: ¿Qué heridas son esas quetienes en medio de tus manos? Y les responderá diciendo: He aquí cómo he

sido herido por aquellos a quienes amaba. Ahora me levantaré y alzaré la espada contra el hombre que me acompaña»228. Todo esto puede mostrar al lectorque, siendo Dios, es hombre y puede ser cubierto de llagas y que, siendo hombre, es Dios, que resucita de entre los muertos y debe dominar sobre vivos ymuertos, y estar por encima de los ángeles y arcángeles. Pero no es hombre apartir de la naturaleza por la que es Dios, ni Dios a partir de la naturaleza porla que es hombre, sino que es Dios por la esencia del Padre y hombre por lasustancia de la madre.

 VIII. La humanidad del Hi jo de Dios fue creada en el vientre de la Virgen.

1. Puesto que, con la ayu da de Dios, he hablado lo que he podido alcanzar acerca de la unidad de persona en las dos naturalezas de Cristo, sólo me

Cf. FIP 2 10.Mt 28 18.

 Jn 1 33 -34. Jn 3 21. Jn 20 28.Zac 12 10.Zac 13 6-7.

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falta abordar aquella doctrina según la cual tomó del vientre de la Virgen lacarne que unió a su inmutab le persona. De manera que, al quedar claro que fue

creado en el vientre materno, se conozca lejos de toda duda que estuvo encerrado en él, según la naturaleza de hombre que había tomado. Así, al decir queestaba no sólo dentro del aposento del corazón, sino incluso encerrado en él,nadie piense, o bien que había existido sin cuerpo en la Virgen o que habíanacido de ella sin cuerpo verdadero229, lo cual es impío sospechar aun ligeramente, o que no había tomado de ella carne y huesos, cosas que él asegurótener y que, está claro, no pueden formarse dentro del corazón de la Virgen.Por el contrario, se supone con maldad que había tomado consigo un cuerpocelestial y aéreo formado de los mismos elementos. El profeta Isaías, lleno delEspíritu Santo y purificados los ojos de la mente por su luz, observa: «Dijo elSeñor a Acaz: Pide al Señor tu Dios una señal en las profundidades del Infiernoo arriba en lo alto. Contestó Acaz: No pediré y no tentaré al Señor, Dios. Ydijo: Oye, pues, casa de David: ¿Os es poco todavía molestar a los hombresque molestáis también a mi Dios? El Señor mismo os dará por eso la señal. Heaquí que la Virgen concebirá en su vientre y parirá un hijo y le l lamaráEmmanuel»230. La Virgen, pues, lo recibió en su vientre, y de su vientre loengendró. Ella es la única que permaneció virgen, a pesar de concebir, gestar ydar a luz. Sólo a ella le fue posible concebir siendo virgen, pues concibió alHijo de Dios, no por el ardor de la concupiscencia y los abrazos de varón, que

quitan la virginidad de la mente y del cuerpo, sino por un don divino y por lasombra del Espíritu Santo, y lo dio a luz inefablemente. Por ello permaneció

 verdaderam ente virgen antes de concebir, después de concebir, vi rgen tambiénen el momento del parto y virgen al alimentar al Hijo con sus pechos. Y noperdió la virginidad de su cuerpo la que no perdió nunca la integridad de sumente, cosa que el evangelista Mateo dice con estas palabras: «La generación deCristo fue así: Habiéndose desposado su madre María con José, antes de quecohabitasen, se halló que había concebido por obra del Espíritu Santo. José, sumarido, como fuese justo y no quisiera denunciarla, quiso repudiarla secreta

mente. Estando él en estos pensamientos, he aquí que un ángel del Señor se leapareció en sueños y dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tumujer, pues lo que se engendró en ella es del Espíritu Santo»231. Con estas palabras se demuestra claramente que concibió quedando virgen intacta y que laconcepción misma, lograda con la ayuda del Espíritu Santo, no se había realizado al crecer los miembros dentro de su corazón, sino en el aula real de su

 vientre, como enseñan las pa labras del Evangelio.

22v Cf. Le 24 39. Jesú s resuc itado trataba de convencer a los apóstoles de que no era un fantasma, sino de que tenía un cuerpo verdadero.

230 Is 7 10-14.231 Mt 1 18-20.

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2. Por esta razón, según el vaticinio de Ezequiel, la puerta del pudor de la Virgen no fue abierta, ni pasó por el la nadie cuyo tránsi to pudie ra vio larl a o

corromperla232, sino que el Señor Dios , habiendo salido a través de ella, la mantuvo cerrada, ya que tuvo el poder de nacer hecho hombre sin borrar el sellode la virginidad. Pues según otra significación de la puerta del corazón , cuandose usa corazón en lugar de alma, no se menciona una sola puerta, sino muchas,es decir, los ojos, los oídos, la boca y hasta la nariz. No se niega que estas puertas estuvieron abiertas antes de la concepción y en el parto y después del partode la Virgen. Pues cuando ya tenía la Virgen al Señor en el vientre, al decirIsabel «Salve», mereció oír: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto detu vientre. ¿Y de dónde a mí que venga la madre de mi Señor a visitarme? Heaquí que cuando sonó la voz de tu salutación en mis oídos, dio saltos de alborozo el niño en mi seno»233. En resumen, Isabel oyó su voz, luego la Virgentuvo abierta la boca al hablar. La razón no permite creer que tenía obstruidoslos orificios de los oídos aquella que oyó a la que la saludaba, o que perdió la

 vi sta o el olfato la que llegó en su rápida carrera a las montañas de Judea paracomprobar lo que había oído. Pero puesto que tengo intención de tratar estacuestión a su tiempo, conviene que refiera las palabras de Gabriel recordadaspor san Lucas. Dice: «Fue enviado el ángel Gabriel por el Señor a una ciudadde Galilea, llamada Nazaret, a una doncella desposada con un varón llamado

 José , de la casa de David. El nombre de la doncel la era María. Y, habiendo llegado a ella, dijo: Salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo, bendita túeres entre las mujeres»234. Y después continúa diciendo: «Concebirás en tu senoy darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús»235. He aquí, pues, que loque proclaman los evangelistas concuerda con las palabras de los profetas yconfirma que el Señor Jesucristo creció en el vientre de su madre. Además, unhombre prestigioso por su elocuencia y famoso por sus poemas, Juvenco, poneen verso las palabras evangélicas diciendo:

«Y clamando grandemente: salve, oh mujer feliz,que gestes un feliz parto en tu curvado vientre»23'’.

 Y de nuevo:

«Entretanto los milagros al esposo de Maríapreocupan, porque ve claro el volumen del vientre»237.

232 Cf. Ez. 44 2. Ezequie l habla en este pasaje de la puer ta oriental del templo , cerrada porque por ella había entrado la gloria de Yavhé. Los Padres vieron en aquella puerta una imagen dela virginidad de María.

233 Le 1 41-44.234 Le 1 26-28.235 Le 131.2}('   Juvenc. D e nat iu. I 86-87.237 Juvenc. i b id .  I 133-34.

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 También Sedulio, maestro católico, sin reservas aprueba esto mismo aldecir: «El vientre de la Virgen se hincha, la cerradura del pudor permanece»238.Pero puesto que ahora he decidido exponer mi propia fe y hablar abundantemente en otro pasaje contra las vanidades relacionadas con este capítulo, deboponer fin a este tema.

IX. La divin idad no tiene fin.

1. Con las palabras del capítulo anterior se ha señalado que Cristo seencarnó en el vientre de la Virgen, por lo que su naturaleza fue local, finita,sometida al dolor y mortal. Pero puesto que Cristo es Dios y hombre, tiene

una misma naturaleza con su madre, pero otra común con el Padre, inmensa,impasible, infinita e inestimable. Pues la suprema e inseparable Trinidad, de lamisma manera que no es temporal, tampoco es local. Y de la misma maneraque no tiene principio alguno, así no tolera que se la encierre en ningún lugar.Pues si se pudiera encerrar en un sitio, se diría con razón que es local y medi-ble, no ilocalizable e inmensa. Como dice san Gregorio: «El continente envuel

 ve al contenido»239. Pero quien cont iene todo bajo su poder, no está sometidoen absoluto a ninguna limitación. Por esta razón es necesario creer que es infinito porque encierra dentro de los límites de su omnipotente majestad no sólo

aquello que ha de ser protegido para que se salve, sino lo que ha de ser extirpado para que perezca. Pues, respecto a la afirmación según la cual no se contieneen ningún lugar, dice así Salomón con ocasión de la dedicación del templo: «Siel cielo y los cielos de los cielos no pueden contenerte, cuánto menos esta casaque yo te he edificado»240. Lo que no cabe, tampoco puede medirse; y lo queno se mide, no puede limitarse, de modo que no puede decirse que otra cosa loenvuelva. Y, según la profecía de Isaías, quien mide todo con un palmo, losopesa con tres dedos, lo abarca con un puño241, permaneciendo sobre todo,dentro de todo y fuera de todo, es ilimitado, incorpóreo e inestimable. Sobre

esto dice David: «Grande es el Señor y digno de todo elogio y su grandeza notiene fin»242. Y en otro lugar: «Grande es el Señor nuestro y grande su poder, ysu sabiduría no tiene límite»243. Por tanto, aquello que nunca termina ni puedecontarse, no está sometido a limitación de ninguna clase. Todo lo que terminadebe considerarse finito, pero lo que la voz del profeta dice que es innumerable

2M Sedul ., i m m o  Ambr. Hymn .  4 9-10 (P L 16, c. 1410).u* Greg.  Mor . II 12 20 (PL 75, c. 565).

3 Re 8 27.241 Cf. Is40 12.

Sai 144 3.Sal 146 5.

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e infinito, ¿quien, sino el impío o el lleno de espíritu siniestro se atreve a sospechar que es limitado? Enriquecido por la gracia de Dios, clama Pablo diciendoque «de él y por él y en él son todas las cosas»244. Si en él está todo, nada estáfuera de él, pero él mismo está más bien fuera de todo, de manera que él mismolo abarca todo. Como dice también hablando de sí misma la Sabiduría: «Solarecorrí el círculo del cielo»245. Al decir que ella recorre sola los círculos delcielo, no debe entenderse que había recorrido los círculos del cielo con movimiento local o temporal, sino que encierra todo con perpetua estabilidad en elfondo de su omnipotencia. Admirándola, dice también el Apóstol: «Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e irrastreables sus caminos»!246 ¿Quién puede pensar quees limitado o mensurable aquel de quien Pablo predica, no sin gran estupor por

parte de sus seguidores, que sus juicios son incomprensibles y sus caminosinalcanzables? Pues lo que no se pude investigar, no se comprende y lo que nopuede comprenderse, de ningún modo es limitado. Ahora bien, lo que no eslimitado ni comprensible ni investigable por nadie, la razón aconseja creer sinduda que es infinito. La esencia de la Trinidad carece de estas cosas y no puedesometerse a ninguna investigación, comprensión o limitación. Por eso sanIsidoro, definiendo su excelencia, dice: «La inmensidad de la divina grandezaes tal que Dios está dentro de todo, pero no encerrado; fuera de todo, pero noexcluido»247. Pero puesto que en este libro he decidido explicar el texto de la fe

católica y no, como dicen, luchar a brazo partido contra un enemigo ímprobo,me dispongo a ordenar contra este enemigo la batalla del libro segundo. Meparece, por tanto, oportuno dejar ya este tema, aunque no haya sido completamente estudiado, y pasar a tratar lo que resta según lo vaya exigiendo el ordende la materia.

X. Dios está en todas partes.

1. Que Dios está en todas partes y que llena inefablemente toda la creación, lo puede persuadir fácilmente y mostrar sin dificultad a los dóciles la sentencia del citado maestro Isidoro, quien enseñó que Dios está dentro de todo,pero no encerrado; fuera de todo, pero no excluido. También mostró que nohay nada que pueda ser impenetrable para Dios. Excluido quiere decir dejadofuera. Está claro que Dios, al no estar fuera de nada, está localmente dentro detodo lo que ha sido creado por él, tanto en el cielo como en la tierra, o incluso

244 Rom 11 36.245 Eclo 24 8.2"’ Rom 11 33.247 Isid. Sent. I 2 3 (PL 83, c. 541); cf. Agust. Spcc . 22-23; Lib. Med. 30 (PL 40, c. 924).

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en las profundidades del mar. Pues lo mismo que Dios llena y posee las criaturas del cielo, alumbrándolas con su luz, y las hace más resplandecientes parapoder gozar de la felicidad de su contemplación, así también forma, vivifica,

gobierna, modera y rige lo terrestre, y hasta de los mismos infiernos no sedesentiende su justicia, por más que tenga que rechazarlos su misericordia. All íhace aumentar sin molestia suya los ardores del fuego contra cada uno de loscondenados, tanto cuanto más graves son los delitos cometidos, que él conoce,no por el relato de otro, sino por su propio testimonio. Así es allí vengadorquien aquí es testigo de la maldad, como dice por el profeta: «Yo soy testigo yjuez»248. En otro pasaje dice: «Callé, siempre estuve en silencio, me aguanté;ahora, como mujer en parto hablaré»249. Pues lo que aguantó durante muchotiempo sin inmutarse, lo castiga severísimamente en el infierno después de juz

garlo con justicia sin ninguna perturbación mental. Sobre esto dice Salomón:«Están delante del Señor el infierno y la perdición, cuánto más los corazonesde los hombres»230. Y un poco después añade: «Antorcha del Señor es el espíritu del hombre que escudriña todos los secretos de las entrañas»251. Tambiéndice en otro lugar: «Hijo, los ojos del Señor contemplan en todas partes a buenos y malos»252. Si escudriña los escondrijos de las entrañas y mira a buenos ymalos con continuos movimientos de cabeza, y ve con ojos infatigables elinfierno y la perdición, como si estuvieran ante él, ¿qué podrá ser para él impenetrable en las criaturas?

2. Pues aquel la incorpórea e incomprehens ible esencia no mira de lejos alos buenos y a los malos, según nuestra manera, ni conoce local o temporalmente los secretos escondrijos de nuestro vientre, ni descubre los riñones y elcorazón con interrogatorios intermitentes, sino que más bien, aquella fuerza dela divinidad que está de algún modo en todas las cosas creadas por su bondades lo que se llama el ojo del Creador. En aquella simple e ilimitada esencia, noes una cosa el ojo y otra la mano, o una cosa el saber y otra el ser. Ya lo dijoalguno de los nuestros: «Dios es una naturaleza simple y no unida y compuesta. A Dios no le ocurre nada, sino que sólo tiene en su naturaleza lo que esdivino. El lo llena todo, nunca se mezcla con nada, lo penetra todo, pero nuncapuede ser él penetrado, y está presente al mismo tiempo en el cielo, en la tierray en las profundidades del mar»253. También el salmista enseña que está presente en todas partes diciendo: «Entended ahora, insensatos y necios del pueblo,tened de una vez cordura. El que hizo el oído, ¿no va a oír?; y el que formó el

2<* Jcr 29 23.24'> Is 42 14.

Prov 15 3.251 Prov 20 27.252 Prov 15 3.251 Ambr. D e f i d e   I 16 106 (PL 16, c. 552-53).

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ojo, ¿no va a ver? El que educa al hombre, ¿no va a reprender? El Señor, queenseña al hombre la sabiduría, conoce los pensamientos de los hombres y sabecuán vanos son»254. Enseña la sabiduría al hombre el que tiene por sí mismo supropia sabiduría, el que no la recibió tomada o concedida de alguna otra naturaleza. Sobre esto dicen las Escrituras en el libro de Job: «Es sabio de corazóny robusto de fuerza. ¿Quién se le opondrá y tendrá paz255?» Dice san Gregorioexplicando esta sentencia: «¿Qué hay de extraño si llamamos sabio al creadorde los sabios, que es la propia sabiduría? Y ¿qué hay de extraño cuando recuerda que es fuerte aquel que es la fortaleza misma? Pero el hagiógrafo, con dospalabras en alabanza del Creador, nos inculca que debemos ser humildes siqueremos llegar a conocernos. Dios es llamado sabio porque conoce sutilmente nuestros pensamientos ocultos. Y se añade que es fuerte porque, al conocer

los, los castiga enérgicamente. No puede ser engañado por nosotros porque essabio, ni ser evitado porque es fuerte. Unas veces como sabio observa todoinvisib lemente, otras como fuerte castiga a los que reprueba»256.

3. Lo sabe todo, pero lo conoce por su propia sabiduría. Nad ie engaña susabiduría, porque no puede ocultarse de él. San Agustín, en los libros acerca dela Trinidad, mostró así que Dios está presente en todas partes: «Presta atencióny demostraré lo que te mueve»257. Y ello aunque se nos enseña que toda criaturaespiritual y corporal está contenida por el poder y la presencia de Dios, según loque dice Dios Padre: «Yo lleno el cielo y la tierra»258. Puesto que Dios llena el

cielo y la tierra, nada hay ni en el ciclo ni en la tierra, ni en cualquier naturalezaque él mismo ha hecho, que no llene con la inmensidad de su sustancia. Dios,pues, llena el cielo y la tierra, aunque san Pablo diga: «Mientras estamos en elcuerpo, peregrinamos lejos del Señor, pues tenemos confianza y preferimosausentarnos del cuerpo y estar presentes junto al Señor»259. Exponiendo esto,dice nuestro Claudiano: «Puesto que el alma sagrada es arrebatada hacia Diospor un casto deseo, advertid que no es una peregrinación de un lugar a otro yque el alma no tiene propiamente patria. ¿Acaso en esta vida no está Dios con elalma incluso aunque el alma no esté con Dios? Pues una cosa es estar con Dios,

otra no estar sin Dios, porque nadie llega a él localmente ni localmente se apartade él. Por consiguiente, está con Dios el alma que ve, es decir, que comprende aDios; y no está con Dios el alma que no comprende a Dios. Dios, en cambio,está presente ilocalmente en el que le comprende y en el que no le comprende.Pero ésos se alejan de Dios en tanto en cuanto se apartan de la contemplación

254 Sa l 93 8-11 . *2» Job 9 4.

Greg.  Mor.  1X4 4 (PL 75, c. 860).257 Agust. ubi nes c io .25x Jer 23 24.25v 2 Cor 5 6-8.

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del sumo bien por los placeres y dolores del cuerpo, por lugares o tiempos, porfantasía o fantasmas, lo que no ocurrirá en el momento “en que lo corruptiblese revista de incorrupt ibi lidad y lo mortal se revista de inmorta lidad”260»261.

 A nadie, pues, le falta Dios , que está presente ilocalmente en el que le comprende y en el que no le comprende. Pues aunque dice Salomón: «En almamaliciosa no entrará la sabiduría ni morará en cuerpo esclavo del pecado»262,hemos de preguntarnos con cuidado cómo es que no puede entrar allí dedonde nunca se ausenta. Si se ausentase y faltare, en el caso de que pudiera,nunca podría decir: «Apartad de mis ojos la iniquidad de vuestros pensamientos»263. Pero ya quedó claro para el lector cómo el apóstol Pablo se lamentabade estar lejos de Dios, a pesar de que en otro lugar decía: «¿Buscáis una comprobación de que es Cristo quien habla en mí?»264 Por ello no hemos de esfor

zamos mucho en explicarlo, ya que conocéis la solución de este problema. Puesaquel a quien naturalmente le pertenece contener y llenar todo, de ningúnmodo puede por naturaleza ni retirarse ni regresar, aunque por su gracia seretire y regrese alguna vez. La sabiduría no entra en mente maliciosa mientrasno la inflame iluminándola y llevándola hacia el amor de Dios y del prójimo.No s e   aparta de la mente maliciosa porque ve todos sus malos pensamientos ysabe con qué sentencia vengadora abatirlos. Él mismo, de una unión sacrilegacrea una descendencia en el seno de cualquier meretriz. Por eso le canta el salmista: «Mis huesos no te eran ocultos cuando me modelaste en secreto»265. Y el

santo Job le dice: «¿No me exprimiste como leche y me cuajaste comoqueso?»266 Se ordeña con la semilla y se coagula todo hombre en su carne conla fuerza de la divinidad, que lo crea todo sin fatiga, lo preside sin desprecio ylo gobierna sin dificultad. Salomón confi rma el principio uniforme de los hombres al decir: «Una misma es la entrada de todos los hombres en la vida e igualla salida»267. Pero puesto que ya reclama su fin este libro, en el que no sólo hehecho profesión de lo que creo en mi corazón, sino que incluso lo he puestopor escrito, do y gracias a Dios por el trabajo realizado, y le ruego que venga enmi ayuda para acabar con todas las necedades del enemigo de su Iglesia.

Fin del Libro Primero. Gracias a Dios.

260 1 Co r 15 53.261 Claud. De s ta tu an im.  I 22 1 (PL 53, c . 727).2 62 Sab 1 4.263 I s 1 16.

264 2 Cor 13 3.265 Sal 138 15.2U   Jo b 10 10.267 Sab 7 6.

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C o m ie n z a e l l i b r o s e g u n d o

d e l  A  p o l o g é t i c oCONTRA LOS HEREJES.

P r e f a c i o  d e  la  c o n t i n u a c i ó n

DE LA OBRA

1. He expuesto el contenido de mi credo y he hecho un breve resumende la verdadera fe; con ello he demostrado, según creo, que estoy en comunióncon todos los católicos y de acuerdo con todos los ortodoxos, y me opongo alos herejes y corrompidos por la llaga de la perfidia. A ti, pues, Señor todopoderoso, te doy las gracias en la medida en que me lo permite tu clemencia, yensalzo tu nombre sobre todo lo que existe o puede existir. Tú, inestimable y

eterno Señor, ayudaste a tu humilde servidor en el trabajo anterior e infundisteen el espíritu de un hombrecillo insignificante el misterio del verdadero credo,por mediación del cual desvele, como pude, el secreto de la ortodoxia. Por esoyo, animado por la confianza en tu bondad, me apresuro a llegar al seno de tuclemencia, confiado en tu misericordia, para que, según tu costumbre, pisoteesa los enemigos míos, o mejor dicho, tuyos. Acude, acude, te suplico, ahoratambién en mi auxilio para que con tu ayuda pueda yo responder a los que seesfuerzan en socavar las murallas de la eterna Jerusalén y en devorar a la navede la Iglesia colocada entre Escila y C ar ibdi s1. Toma, te ruego, invicto vencedor, las armas y el escudo y álzate en mi ayud a2 no local o temporalmente,sino, más bien, en potencia y dilc a mi alma, a la que las insidias de los enemigos obligaron por tu nombre a vivir en el destierro: «Soy tu ayuda. Notemas». Confórmate en ti, te lo pido, defensor de mi vida para que, con tuayuda, no tema responder con la verdad a los ultrajes de mis perseguidores ydecir con el salmista: «Aunque acampe contra mí un ejército, no temerá micorazón y, aunque se alce la guerra contra mí, estaré tranquilo en ella»3, o

1 Eran el monstruo y el escollo que Ulises debía evitar durante su viaje de regreso a supatria, ítaca.

2 Cf . Sal 34 2.3 Sal 26 3.

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aquel vaticinio del profeta Jeremías: «El Señor está conmigo como fuerte guerrero, por eso los que me persiguen caerán y serán debilitados. Que quedenconfundidos porque no comprendieron el oprobio sempiterno»4. Pero ellos,confiados en la fuerza de riquezas perecederas y enriquecidos con la rapiñas delos pobres, no dejan que viva yo desdichado en mi casa, sino que, como bárbaros, se esfuerzan sin parar en molestarme persiguiendo a un pobre, que ha

 vuel to del destierro , para que no pueda defender tus derechos di scutiendo conellos en viva polémica. Tratan de que yo, apartado de su vista, me vea obligadoa abandonar a las almas de los que van a caer, para que ellos puedan atacarlas ysepultarlas con ellos en el abismo del infierno. Y aunque no me permiten quediscuta con ellos cara a cara, puesto que tu palabra no sufre destierro, ni se atacon grilletes, ni se liga con ataduras, alejado de ellos, pero cercano a tu poder

por'el pensamiento, comenzaré a hablar de ti en tu nombre, lo que con tuinmensa clemencia puedas concederme. Antes, sin embargo, daré a conocer,como pueda, a las personas por las que silba la serpiente, canta la sirena conengañosas cadencias, aúlla el lobo rapaz con gestos arrogantes y la boca de paren par, amenaza el león rabioso rugiendo con sus fauces abiertas y anunciainsultante que los templos serán el botín de sus cachorros; pondré a la vista, enla medida de mis posibilidades, sus actos y costumbres, con los que sospechoperjudicaron a muchas personas humildísimas. Por ello veo que casi todo elmundo los conoce. Pero si hay todavía alguien que no los conozca, yo los

publicaré. No porque yo me baste para sacar a la luz pública todas sus impiedades, sino porque, de lo que yo revele, el prudente lector podrá deducir porsus frutos y sin dificultad alguna de quién son miembros esos enemigos delSeñor.

2. El primer autor y renovador de esta herejía es Hostegesis, malacitano,a quien podríamos llamar mejor Hostis Je su 5. Pues, arrastrado por una pésimacodicia e instigado por un vergonzoso error, no creyó satisfacer su rabia másque comenzando, para desdicha de su alma, a amasar tesoros de los bienes delos desgraciados, tras recibir la mitra episcopal, a los veinte años aproximada

mente, en contra de las leyes de los sagrados cánones. Así, la jerarquía mal conseguida no cesó de utilizarla peor. Comenzó a disipar el sacerdocio de Cristo,comprado por simonía, al hacer que el cargo de sacerdote, si se le puede dar esenombre, lo desempeñaran quienes lo conseguían de él con presentes. Y, quiense sospecha que había adquirido la gracia del Espíritu Santo con mucho dinero,no vacila en amontonar plata con ventas simoníacas, a pesar de que y a el Señor,arrojando del templo con un látigo a hombres semejantes, había dicho: «Micasa se llama casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en cueva de

4 J er 20 11.5 Sansón hace un juego de palabras con la fonética del nombre Hostegesis para subra yar el

carácter de «enemigo de Jesús» que distinguió al mal obispo.

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ladrones»6. Después, el susodicho Hostis , incitado por el mal de la codicia, notuvo reparo en apalear con varas y vergajos a un siervo de Dios revestido de ladignidad sacerdotal, llamado xxx, pues creyó que podría arrancarle las nume

rosas monedas de oro que alguien, con intención de quedarse con ellas, habíaescamoteado a Cercilio. Y le apaleó hasta que, dejándole medio muerto, muriópocos días después, según dicen, hizo que sufriera un daño desproporcionado.En cuanto a la tercera parte de los donativos de la Iglesia, que los obispos suelen recibir legalmente y gastarlos en el mantenimiento de los templos y enlimosnas a los pobres, como sacrilego y tirano que es, no toma lo que se le da,sino que extorsiona lo que entra en sus libros, de manera que no parece ya querecibe las tercias, sino más bien que exige impuestos.

Enriquecido con estos recursos, ofreciendo a los reyes y jefes de palacio

presentes y regalos, y preparando delicados manjares y doradas copas, seentregó a la crápula hasta la náusea con los hijos de los reyes, hermanos y oficiales de palacio. Éstos, en medio de los banquetes, se alzaron unos contraotros en desenfrenada pasión y cometieron actos impuros. Pues, como dice el Apóstol, donde hay embriaguez, allí domina el desenfreno y la locura7. Y,como es propio de impíos vanagloriarse de sus malas acciones, se cuenta queun indiv iduo impurísimo, al que llamaban Ibin Calamauc, se jactaba de haberseprostituido con él en numerosas ocasiones. De ahí que, quien debiera habersegranjeado un buen nombre ayudando a los necesitados, es considerado más

malvado que ellos por participar en las crápulas de los malvados, ya que la fortuna une a los que encuentra iguales. Pues mientras una tropa de soldadosarmados guarda sus puertas, Cristo ausente, pasa hambre en sus miembros.Pero, ¿por qué continúo con tantas cosas cuando apoyado en el poder delgobernador y en las tropas de su escolta, hizo que en la plaza unos clérigos,surcados por los latigazos de los soldados, pelados a rape, fueran arrastradospor las calles a la voz del pregonero, y fueran desnudos gritando: «Que sufranesto quienes no paguen al obispo los impuestos debidos»? Me callo lo demás.Para esto creen todos los fieles que se apoderó de su cargo episcopal, para que,considerado más rico que Creso8, por el dinero de los cultos divinos, pudierafácilmente tender emboscadas a todo el pueblo malacitano. Finalmente, recorriendo todas las iglesias so pretexto de una visita, como suelen hacer los obispos, comenzó a preguntar los nombres de cada uno de los cristianos y aescrutar con particular atención los de los niños y jóvenes, como si fuera a orarpor ellos. Después, teniendo anotados los nombres de cada uno, según atestigua toda la provincia, se dirigió a Córdoba, ciudad principal de España, y,

6 Mt 21 13.7 Ef 5 18.K Creso, re y de Lidia (s. VI a. C.) fue para los antiguos el paradigma de los hombres ricos y

opulentos.

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como enemigo de sus conciudadanos, exigió que las gentes de su provincia fuesen castigadas con contribuciones excesivas. Luego, como un nuevo Simón,entró en el Sancta Sanctorum   dispuesto a presentar la acusación. Y hasta tal

punto asediaba diariamente, mañana y tarde, las casas de todos los príncipes yeunucos que, incluso en el día en que la Iglesia acostumbra a celebrar los oficios vespertinos en honor de la Madre del Señor, despreciando las obligacionesde su ministerio y posponiendo el honor de la venerable solemnidad, se entretuvo a la puerta de un jefe de la casa real llamado Hescim, cosa que tuvo lugar ala vista de todos los hijos de la iglesia cordobesa. Este notable hecho ocurrió el17 de dic iembre del año 863.

3. Pero para que, quien no lo conozca, pueda saber quién es peor por esterelato mío, considero conveniente poner al descubierto su vergonzoso linaje

para que todos sepan que esta iniquidad es en él de nacimiento y no la ha contraído por casualidad. Fue su padre Auvarno, por cuya maldad fueron maltratados y arruinados en otro tiempo los pobres del rebaño de Cristo hasta que,por permisión divina, sufrió el castigo por su maldad. Pues, amenazando con laapostasía, dijo que se haría muzlemita y después, como es costumbre de estasecta, comenzó a cumplir punto por punto todos sus preceptos. Así, segúnsupe de oídas, desnudando su ya canoso pubis y, como viejo desvergonzado,permitiendo que el mancebo circuncisor operase con sus manos sus vergüenzasya envejecidas, perdió con mucho trabajo la durísima piel del prepucio y reci

bió en su carne anciana una herida para que se viese de manera perceptible quehabía negado a Cristo otro Hamor padre de Siquem, que en latín quiere decir«asno padre de la pesadumbre»9.

4. El tío paterno de su madre fue el malvado Samuel, quien, bajo el pretexto de su episcopado, oprimió vergonzosamente durante largo tiempo a laiglesia Iliberitana y, siendo autor de este tipo de crímenes, introdujo las costumbres que ahora Hostegesis practica. Entregándose a toda clase de vicios,como quien no creía en la futura resurrección de los muertos, no sólo él viviómal, sino que incluso dejó en herencia al pariente que con el tiempo le sucedería, tanto la dignidad como la maldad, cuyo fin se cumplió de la siguientemanera. En el día de la Parasceve, habiendo sido apartado poco antes delministerio pontifical por su mala conducta, como un nuevo Judas Iscariote, sedirigió a Córdoba. Con la cabeza afeitada, negando a Cristo, se adhirió fácilmente a los muzlemitas, puesto que ya estaba circuncidado, y, después dehaber sido sacerdote, se dedicó a los ritos profanos. Luego persiguió al Señor

 v Alusión al suceso narrado en Gen 34. Siquem, hi jo de Ja mor, viola a Dina , hija de Jacob.

Para casarse con ella deberá circuncidarse. Y con él se circuncidarán todos los varones de la casade su padre. Al tercer día, cuando los circuncidados están bajo los dolores y la fiebre, llegan loshijos de Jacob  y   los matan a todos. Así Jamor, que en hebreo quiere decir «asno», es padre deSiquem, culpable de una gran pesadumbre.

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 Je sús en sus miembros y encarceló a sus sacerdotes y gravó con impuestos a losaltares de Dios.

He aquí de qué familia nació y creció este enemigo sanguinario que me per

sigue. Pues, como dice la Escritura, aunque yo no soy el adecuado para estacomparación, el hombre impío es abominación para el jus to 10. A su vez, losimpíos detestan al que camina por un recto sendero y, como dice san Jerónimo,«el consuelo de los malos es denigrar a los buenos, porque piensan que la culpade los que pecan disminuye con la multitud de los pecadores»11.

5. El auxil iar y colega de este crudclísimo Hostis Je su   es Servando, necioy provocador, orgulloso y arrogante, avaro y rapaz, cruel y obstinado, soberbio y más audaz que su maestro. Aunque de diferente rango, calumnia, sinembargo, a la Iglesia de Dios con la misma crueldad. Tras alcanzar el condado

de la ciudad principal de Córdoba por los pecados del pueblo, sin ninguna dignidad de linaje y sin ninguna nobleza de origen, sino más bien nacido de entrelos siervos de la Iglesia, se casó con una prima de Hostis Je su  porque, según lasentencia de Sa lomón, todo pájaro busca a otro semejante a él12. As í un malvado se encadenó a otro peor, de tal manera que no discrepaban en nada el unodel otro, se apoyaban mutuamente en sus malas acciones y mutuamente sehacían felices con sus malvadas invenciones. Y así, persiguiendo en diversasciudades con un mismo espíritu de perseguidor al humilde pueblo de Dios,Hosti s J e s u    devasta a Málaga, y Servando a su señora la iglesia cordobesa.

Hasta tal punto extendió las insidias de su precoz crueldad que, sometiendo atributos públicos a los más pobres, expuso a un número infinito de cristianosal peligro de la prevaricación. Y a aquellos a quienes la misericordia divina hizointrépidos y fuertes para soportar los males presentes por la esperanza de una

 vida eterna , los obligó a pagar impuestos a los reyes ismael itas . Después, nocontento con dar muerte a los vivos, para que no pareciera que sentía piedadpor nadie, sacó de las tumbas, como experto v iolador de cementerios, los cuerpos de los difuntos que estaban depositados bajo el altar de Dios. Y ya que nopodía causar molestias a sus almas, mutiló los cuerpos con espada de doble filoy los mostró a los vasallos del rey con el fin de excitar con esta acción los ánimos del rey para perdición de los nuestros. Así podrían ser considerados reosde muerte quienes se hubieran atrevido a enterrar a los caídos bajo su puñal.Después hizo tributarias a todas las iglesias de la citada ciudad y, como enemigo impuro, deseó ávidamente incrementar los tesoros del fisco con las purísimas ofrendas de los fieles, recogidas para uso del templo del Señor. Yexpoliando la mesa de Cristo y enriqueciendo los tesoros del fisco, parecía qui

10 Cf. Prov 29 27.11 J erón . ep .  54 13.12 Cf. Eclo 27 10. El Eclesiástico afirma que, como las aves buscan a sus semejantes, así los

hombres leales buscan la amistad de los leales.

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tar el agua a los que tenían sed y arrojarla en las profundidades del mar. Asíocurrió que las iglesias, que soportaban la venta de los sacerdocios, no podíanrecibir a los sacerdotes dignos y rechazar a los indignos, según la costumbre,

sino que, más bien se quedaban con aquellos que habían tenido la oportunidadde conseguir dichas iglesias de Servando. Por eso la desdichada muchedumbrede los ignorantes se ve obligada, a su pesar, a silenciar la verdad y proclamar lafalsedad a voz en grito. Y de sus obligaciones pastorales se han pasado a la adulación como perros mudos que no saben ladrar, es decir, aplaudiendo a loslobos y ladrando a sus pastores.

6. Confiando en tales victorias y ensoberbecido por sus triunfos, se unió aRomano y Sebastián, contaminados por la herejía antropomorfita y manchadospor los vicios inmundos de los pecados. El primero de ellos, que es el padre, casi

con ochenta años, además de muchas inmundicias que mejor es silenciar, entrelas que se cuenta que abusó de un yerno eunuco contra naturam , despreciandolas advertencias del Evangelio, había amontonado concubinas para aumentar sulujuria. Del otro, que es su hijo, se cuenta que, dejando a un lado a su legítimaesposa, ha tenido una hija de una unión adúltera. Y no puede negarlo de ninguna manera porque todavía vive con él en su casa. Además, despreciando a supadre y rechazando la ley de Dios, que manda honrar a los padres como a élmismo, aquel hijo desvergonzado tuvo la osadía de arrancar las inútiles canas desu padre. Y, como lo demuestra el relato exacto de testigos presenciales, con los

dedos crispados, arrancó a su padre los pelos de la barba.7. Éstos mismos, llevados por la locura, hasta intenta ron tacharme dehereje y condenarme públicamente como sacrilego a mí, defensor de la verdad.

Por entonces fue consagrado el obispo Valencio, mi señor, a quien la iglesia cordobesa mereció recibir como pastor en el año 862, hombre lleno de fe,adornado por la castidad, entregado a la abstinencia, asentado en la humildad,fervoroso en la caridad, inflamado por el celo de la verdad, conocedor de laciencia de las Escrituras, amigo de la justicia y de la rectitud. Sucedió poco después que, al oír de mí que Dios está en las cosas más grandes y en las máspequeñas por la inmensidad de su esencia, y que ninguna naturaleza puedeencerrarlo en su sustancia eterna, llevados por la envidia, arrastrados por lanecesidad y cegados justamente por el Señor todopoderoso como castigo porsus maldades anteriores, se alzaron para perderme. Pues yo no creía con ellosque Dios, sentado solamente sobre su trono, mira desde lo alto como un vendimiador a las criaturas que están debajo de él y que se halla dentro de todopor sutileza, no por sustancia, y porque me atrevía a negar que había estadoencerrado en el aposento del corazón de la Virgen, como mandaba creer elmaestro de la herejía, Host is Jesu>  extendiendo su brazo y cerrando el puño.Como mi pequeñez dijera que Dios está dentro de todo y afirmara sin reparos

que para la unidad de la persona había estado encerrado dentro del vientre dela Virgen, no en su corazón, la citada bestia, llena de viperino veneno y cegadapara la luz del conocimiento, apretando los dedos y cerrando el puño, dijo: «O

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dices, que Cristo estuvo encerrado dentro del corazón de la Virgen o, tachadode anatema, perderás tu propio ministerio».

 Al no estar yo de acuerdo con él ni ceder por un momento a esta blasfemia,

mandó que se leyese una sentencia, ya redactada, contra mí, llena de la hiel desu herejía, como demostraré por su contenido. Además, a los demás obisposque tomaban parte en la reunión, poseídos de una ignorante simplicidad y atemorizados por el miedo a los impíos que viven en la soberbia y se glorían desus malas obras, los obligó contra su voluntad a firmar con su propia mano lasentencia. Y como Valencio hacía tiempo que vivía con ellos, fue inducido aratificarlo en el mismo papel, para que no pareciera que contradecía a los quepoco antes le habían consagrado. Pensaba que podría inculcarles mejor la verdad con su conversación diaria, llevar de nuevo al buen camino sus corazones

endurecidos como castigo por Dios y restaurarme a mí en mi propia dignidad,mejor que contrariar y abandonar en su ceguera a aquellos soberbios que confiaban en su orgullo. Valencio, después de observar durante algún tiempo suinsensato corazón, que estaba herido por la hiel del veneno, corroído por losgusanos de la envidia, lleno de la hinchazón del orgullo y dispuesto sólo para elmal, se atrevió a pedir, para absolverme, el consentimiento de aquellos obisposque, aun en contra de su voluntad, habían confirmado la herejía con la que noestaban de acuerdo. Asintiendo todos, unos de palabra, otros por carta, meconsideraron católico y fueron de la opinión de que yo debía ser restaurado enmi propia dign idad y que no era culpable de daño alguno.

8. Hubo obispos que decidieron absolverme por carta: Ariulfo, que nohabía estado en el concilio, obispo metropolitano de Mérida; Saro, obispo deBaeza, que tampoco había estado en la asamblea anterior; Reculfo, obispo deCabra; también Beato, obispo de Écija, que puso su decisión en manos del obispo Valencio. Juan, obispo de Baza, Genesio, obispo de Almería y Teudeguto,pontífice de Elche, opinaron personalmente que aquella injusta condena seremediaba con la justa absolución del obispo Valencio. Mirón, obispo deMedina Sidonia, leyendo las cartas de sus compañeros en el episcopado y pensando cuidadosamente su adhesión, reunido con mi señor Valencio, decidió

modificar su juicio anterior y, haciendo uso de una madura reflexión, prefiriórestablecerme en mi anterior jerarquía. Como hombre ilustre que era, generosamente no dejó para más tarde su rectificación, sino que, escuchando la peticiónde clérigos y fieles de la iglesia de san Zoilo, en la que está sepultado el cuerpode este santísimo mártir, decidió encomendarme su cuidado, a pesar de ser yo elmenos idóneo. Este hecho quemó con una llama más grande los espíritus malé

 volos de las bestias referidas y los abrasó en un enorme fuego. Viendo los impíos que no podían apartar de las normas de la verdad la inocencia de aquel justo,ni los herejes su mentalidad católica, armados con el consejo de su padre el dia

blo y por la autoridad del rey ismaelita, que niega que Jesucristo sea Hijo del Alt ísimo, intentaron pr ivar le de su minister io pontifical . Depuesto Valenc io ,según creen ellos, con la complacencia de un cortejo de sayones muzlemitas,

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mandaron venir a Córdoba al inoportuno Estefano, apodado Flacón, sin elección ni designación alguna. Había sido consagrado sin la presencia, ni siquierainformal, de ningún metropolitano y le hicieron su obispo metropolitano con la

sola orden del rey. Juntamente con él, mandaron venir a Córdoba a Reculfo deCabra y a Beato de Écija, a los que asustaron con multitud de temores. Y aterrándolos con un sinfín de amenazas, les obligaron a residir en la iglesia de san

 Acisclo. Como estaban ausentes todos los católicos de la Iglesia cordobesa, queen el momento del concilio eran llamados por su nombre, en vez de ellos, asistieron algunos judíos y también algunos sayones muzlemitas. En esta asamblea,atemorizados y coaccionados los presbíteros y los diáconos que reciben losministerios de Dios del mismo abominable Hostis , mandaron ratificar con susfirmas la sentencia dictada por la inmundísima boca de ese loco bandido con laintención de deponer al obispo Valencio, que declaró creer y predicar comoconfiesa y predica toda la asamblea de la Iglesia Católica, el último de cuyosmiembros soy yo. Así ocurrió que muchos, portándose como niños al cabo dela vejez, temblaron de miedo allí donde no había razón para temer; no temiendoal único dueño de todas las cosas, temieron a un hombre, hijo de la perdición ydel diablo. Entretanto, el pestífero Servando en persona, inflamado por losencendidos dardos de su propio padre, tramó un plan contra el Señor y contrasu cuerpo, que es la Iglesia y pidió al rey que todos los cristianos de la mencionada ciudad principal se le dieran por cien mil ducados para que aquel insaciable homicida se saciara a sí mismo y a los suyos con las carnes de aquellos cuya

intrepidez de espíritu persistía en la verdad de la fe.9. Retroced iendo un poco en mi relato, en una ocasión en que el rey de

España tenía que dirigir una carta al rey de los Francos en el año 863, fui llamado por disposición del rey. Puesto que, como acostumbraba a hacerlo ya dehacía tiempo, debía yo traducir la carta del árabe al latín, me presenté y lo hice.Hecha la traducción, deseando ávidamente perderme, mintió diciendo que yohabía revelado los secretos del rey a sus enemigos. Y como un cierto cristianodebiera ser castigado por blasfemar contra aquel a quien el pueblo árabe honracomo profeta, él, con sus envenenadas palabras, dijo que sus incitadores eran

 Va lencio y Sansón. Y añadió con su sacri lega boca: «Que vuestra excelenciahaga que se presenten éstos y que se les pregunte si esc cristiano ha dicho verdad o mentira. Si afirman que ha dicho la verdad, sean castigados ellos tambiénal mismo tiempo. Pero si, aterrorizados por el miedo, dicen que ha mentido,que vuestra gloria haga que ellos mismos lo maten a puñaladas. Si no quierenhacerlo, advertid que ellos le han instigado. Dignáos ofrecerme a mí tambiénuna espada para lanzarme contra ellos. Yo, con el permiso de vuestra serenidad, haré que tanto éste como ellos expíen la más amarga de las muertes». Sinembargo, oh Dios del cielo, me asistió tu piedad, que sabe apartar a los piadosos de las diversas tentaciones y conservar a los impíos para el día de la ira, piedad que no sólo no dejó que se enfureciera el corazón del rey, sino quetambién redujo a la nada los insidiosos planes de ese criminal. Pues, al levantar

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se con tra nosotros, tal vez nos habría tragado vivos13 y, al encole rizarse suespíritu contra nosotros, quizás nos hubiera sorbido como el agua. Como nopudo cumplir sus deseos, se volvió a aquellas artimañas que mencionamos, es

decir, a que, llamados por él, los obispos y clérigos dictaran sentencia de deposición contra mi señor Valencio. Como yo, en la medida en que he podido, hepuesto ya al descubierto tanto a los hombres como a sus obras, queda para elprudente lector el investigar cuidadosamente y descubrir la verdad de todocuanto he dicho para saber con certeza quién de nosotros es enemigo y quiénpartidario de Cristo. Así, conocida por fin la verdad, juzgue a quién de nosotros debe llamar católico y a quién hereje.

10. Llega el momento en que conviene ya que luche, haciendo oír mi vozcontra sus bagatelas, y que actúe abiertamente con el ministerio de la palabra«especialmente cuando, como dice san Julián, no querer confesar la fe es lomismo que negar la»14. Y no porque como Jacob, David y Elias, huyendo de lasemboscadas de los asesinos consideré mejor cambiar de sitio que de pensamiento, abandonar las comodidades del hogar más que perder la verdad de lafe. Pues, o había que ceder ante ellos o actuar no ya con palabras, sino conarmas, y había que luchar, no con procesos legales, sino con las manos o conlas peores acusaciones, cosa impropia de cristianos. Por eso no es fácil que measuste con las sombras de lémures y fantasmas o por los siniestros cantos delechuzas y de los búhos tanto como para no luchar contra tan malvados enemi gos, al menos con palabras. Me pondré en pie, me levantaré y ahuyentaré de las

puertas del que me redimió a los malignos cuervos y buitres, milanos y avesdañinas hasta que, al apagarse el fervor de su iniquidad, se quemen con el fuegodel Espíritu Santo las almas colocadas sobre la venerable ara de su cruz. Poreso, exponiendo primero lo que leí o lo que dictó contra mí en el momento delconcilio, intentaré responder a cada una de sus erróneas opiniones sobre Dios,y refutar su no pequeña locura así como sus creencias, a las que obligaron asometerse a los hijos de la iglesia de Martos, entre los que creo encontrarme. Ydespués de haberlas expuesto en la primera parte de esta obra, no tendré miedode responder, oh Cristo, lo que tu gracia me permita. Termina a quí e l pr e fa c io  

de l Libro Segundo.

13 Cf. Sal 13 5.14 Jul ián , De c ompr ob . s ex ta c a e t. P r a c f   (PL 96, c. 539).

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COMIENZAN LOS CAPÍTULOS DEL LIBRO SEGUNDO.

I. Credo que Sansón entregó a los obispos en el concilio.

II. Los obispos no censuraron en nada este Credo, sino que inclusolo elogiaron.

III. Copia de la sentencia dictada por Hostis Jes u   en nombre del concilio.

IV. Llegada de Hostegesis y su disputa con Leovigildo. V. Copia de la profesión de fe de los que están en comun ión con

Hostis JesUy  diri gida a la sede de Martos. VI. Orac ión. VII. Expone los términos de la pr imera sentencia dictada por Hostis  

 J e su   en nombre del concilio y censura cuantos errores hubo enun principio. VIII. Se expone a continuación la sentencia dictada y lo que parece que

es contrario a ella.IX. La natu ralez a de Dios es simple y es una blasfemia afirmar:

Creemos que Dios está dentro de todas las cosas por sutileza, nopor sustancia.

X. Contra lo que aparece al principio de este libro.XI. Continuación de las palabras del libro hasta laexposic ión de la

antífona.

XII. Respuesta.XIII. Cris to no estuvo encerrado en la parte del cuerpo llamada cora

zón. Ejemplos con que se demuestra que el corazón debe llamarse aposento del corazón.

XIIII. Según la fe, no puede estar encerrada la majestad que, cier tamente, es incomprehensible.

XV. Muchas son las puertas que no siempre mantuvocerradas la Virgen Marí a, a través de las cuales el alma da entrada a las formascorpóreas.

XVI. Continuación de las palabras del libro en que se dice que Diosestá dentro de todas las cosas, pero no dentro de los animalespequeñísimos.

XVII. Respuesta con que se prueba que son falsas sus acusaciones y sedemuestra que la divinidad permanece especialmente en Cristo.

XVIII. El Espíritu Santo se acerca y se aleja por la gracia, pero por sunaturaleza está en todas partes.

XVIIII. Qué significa el venir y el permanecer de Dios.XX. Qué es el cielo en donde Dios habita.

XXI. Todo lo que hizo el Todopoderoso es bueno por naturaleza y loque es bueno está lleno del buen Dios.XXII . Qué es el todo.

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XXV.

XXVI.

XXVII.

XXIII.XXIIII.

Diferencias de las criaturas.Dios, que llena a las criaturas de la primera clase, no abandona alas de la tercera clase, que es mejor, sino que se ocupa de todas.

Para Dios no existe más mal que la maldad de las criaturas racionales. Ante él despiden mal olor los vicios y buen olor las virtudes.Dios, por esencia, no puede ser expulsado del lugar donde seobra el mal, y así es a la vez testigo de la maldad y creador delhombre.Dios está presente incluso en los malos.

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C o m i e n z a  e l  l i b r o  s e g u n d o

I. Cr ed o que Sansón ent reg ó a los obispos en el concilio de Có rdo ba .

1. Creo y confieso que la santa e indivisible Trinid ad, Padre e Hi jo yEspíritu Santo, es por naturaleza un solo Dios, de una sola esencia, de una solaomnipotencia, de una sola majestad y de un sola virtud; que no tuvo principioni tendrá fin; que no está sometida a ninguna delimitación, ni en cuanto a la

esencia de la divinidad hay nada que lo contenga; que el Padre, el Hijo y elEspíritu Santo son una misma cosa; que el Padre no ha sido engendrado nicreado, ni toma su existencia de otro, sino que es eterno, permanente y origende toda la divinidad; que el Hijo, por su parte, según la esencia de la divinidad,ha sido engendrado por el Padre fuera del tiempo y está unido al Padre paratodo en autoridad, omnipotencia, infinitud e inmensidad; que el EspírituSanto procede del Padre y del Hijo sin extensión ni división. Por eso, confiesoque esta Trinidad es un solo Dios, porque es una sola naturaleza y no es másen las tres personas ni menos en una persona, sino que cada una de las personas posee tanta perfección en su divinidad cuanta la divinidad tiene en las trespersonas. El Padre está todo entero en el Hijo y todo entero en sí mismo; elHijo también está todo entero en el Padre y todo entero en sí mismo; igualmente, el Espíritu Santo permanece todo entero en el Padre, todo entero en elHijo y todo entero en sí mismo. Siendo esta Trinidad autora de todo lo visibley lo invisible, llena y abarca todo lo que creó, contiene y gobierna todo lo quehizo, está toda entera en cada cosa y la misma en todas las cosas. Está toda encada cosa porque es indivisible, y es la misma en todas las cosas, porque esinfinita e inmensa. Penetra todas las cosas que hizo, y conoce lo que hay dentro de ellas, se introduce en las criaturas visibles e invisibles y da la vida a lo

que creó. Todo lo creado, por haber sido hecho por el buen Dios, es bueno ypor eso todo es contemplado por él. Cuando se dice que está dentro de todaslas cosas, no debe entenderse que se mezcla o se confunde con las criaturas, de

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manera que pierda algo de su pureza, sino que, como todas las cosas viven porél, todas son contempladas por él, todas son conocidas por él, precisamentepor eso está dentro de todas las cosas. Todo lo sabe por sí mismo, no lo conoce

por mediadores. Todo lo crea por sí mismo sin molestarse ni cansarse. Nomanda crear por medio de criaturas, como si hubiera con Dios otro creadorpor quien subsista cualquier naturaleza creada. Y no está fuera de ninguna cria tura quien está todo entero en todas partes y en todas partes presente.

2. También creo y confieso que el Hijo de Dios, poder y sabiduría deDios, en el tiempo fijado, fue concebido en cuanto hombre por la Virgen ynació de ella sin menoscabo de su pudor. Porque la Madre de Dios oyó con suoído, creyó en su corazón y concibió en su vientre. Así, el que es Dios nacidodel Padre, nació de su madre como verdadero hombre y verdadero Dios. Por

eso, para la unidad de persona, la majestad estuvo encerrada en el vientre de la Virgen y permaneció all í por espacio de nueve meses. En efecto, tanto el Padrecomo el Espíritu Santo estuvieron en el mismo vientre, pero no pudieron estarencerrados, porque ni Dios Padre es una sola persona con Cristo hombre, nitampoco el Espíritu Santo es una sola persona con Cristo hombre, por lo queno se puede decir que estuvo encerrado en el vientre. En cambio, el Hijo deDios y del hombre, el Verbo que se hizo carne, nuestro Emmanuel, es unamisma y única persona y estuvo encerrado en el vientre de la Virgen, no en sucorazón. Com o Dios, puede estar en todas partes y, como hombre, puede estarencerrado por algo. Su humanidad, por la que pudo estar encerrado para distinguir su naturaleza humana, estuvo en el vientre, no en el corazón, comoprueba san Ildefonso al señalar la creación del Hijo de Dios en las entrañas desu madre: «Con nacimiento humano, dice, bajo leyes humanas, con costumbres humanas, con condición hum an a»1. Su naturaleza divina, que hizo que la

 Virgen creyera y concib iera, pudo es ta r en el corazón, pero no pudo estarencerrada en él. San Agustín, en el libro de los Sermones, habla de esto así:«¿Có mo estuvo tal Verbo en la Virgen, cómo es que el Verbo de Dios, estandoen el vientre de la Virgen, no dejó a los ángeles, cómo no dejó al Padre, cómopudo encerrarse en aquel vientre? De ningún modo. Pudo estar, pero no pudo

estar encerrado»2. Después dice: «El que por su humanidad era engendrado enla carne, por su divinidad reinaba y reina con el Padre en todas partes. Pudoestar en el vientre de la Virgen, pero no pudo estar encerrado»3. Pero puestoque es Dios y hombre, fue encerrado por lo mismo por lo que sufrió y murió.

 Y dice de sí mismo: «Yo soy el primero y el últ imo, es toy vivo y fui muerto yhe aquí que vivo por los siglos de los siglos»4.

1 Ildef. De uirg .   1.2 Agust. W * . 225 3 (PL 38, c. 1097).3 Agust. i m m o   Ildef ibid.4 A p i 17-18.

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3. San Isidoro, maestro egregio e ilustre por sus méritos y elocuencia,dice en el libro de las Sentencias: «No llena Dios el cielo y la tierra de modoque lo contengan, sino que más bien él los contiene. No llena Dios particular

mente todo, sino que, siendo uno solo, está, sin embargo, todo entero en todaspartes. La inmensidad de la grandeza d ivina es tal que está dentro de todo, perono encerrado; fuera de todo, pero no excluido; tan dentro que todo lo contiene, tan fuera que todo lo encierra con la inmensidad de su grandeza ilimitada.Por el hecho de estar fuera es creador; por el de estar dentro, lo gobierna todo. Y para que lo que ha sido creado no esté sin Dios, Dios está dentro de todo;pero para que no esté fuera de Dios, Dios está fuera de todo, de manera que loabarca todo»5. Dice por boca del profeta: «Yo lleno el cielo y la tierra»6. Y de laSabiduría se dice: «Se extiende vigorosamente de un confín a otro y gobiernatodo con suavidad»7. En otro lugar, la Escritura dice: «El Espíritu del Señorllena el orbe de la tierra»8. También dice el salmo: «¿A dónde iré lejos de tuespíritu y a dónde podré huir lejos de tu rostro? Si subo al cielo, allí estás tú; ysi bajo al infierno, allí estás. Si tomo alas antes de la aurora y habito en los confines del mar, también allí me tomará tu mano y me tendrá tu diestra»9. Dicetambién san Agustín: «Se dice que Dios está todo entero en todas las cosasporque no se hace presente en las partes de las cosas mediante una parte de símismo, de modo que a una parte de esas cosas corresponda una parte suya,coincidiendo las iguales con las iguales, la menor con la menor y la mayor conla mayor, sino que él está todo presente no sólo en todas las criaturas, sino en

cada parte de las criaturas»10. San Gregorio, por su parte, en los libros de losMorales, habla acerca de Dios de esta manera: Dios «mismo está dentro detodo, está fuera de todo, está por encima de todo, está debajo de todo. Estáarriba por poder y abajo por sustentación; fuera por grandeza y dentro porsutileza; gobernando arriba, sustentando abajo; abarcando fuera, penetrandodentro. No es superior por una parte e inferior por otra, ni exterior por unaparte e interior por otra, sino que es uno solo, el mismo y entero en todas partes. Presidiendo, sustenta; sustentando, preside; abarcando, penetra, y,penetrando, abarca. Porque preside desde arriba, por eso sustenta desde abajo,

y porque abarca por fuera, por eso llena por dentro, gobernando desde arribasin inquietud, sosteniendo por abajo sin esfuerzo, penetrando por dentro sinextenuación y abarcando por fuera sin extensión. Así pues, está arriba y abajosin espacio, es amplio sin extensión, es sutil sin agotamiento. ¿Cómo, pues, se

5 Isid. Sent.  1 2 l , 3 (P L 83 ,c . 541).6  Jer 23 24.7 Sab 8 1.X Sab 1 7.V Sal 138 7-10.

 JO  Agu st . cp .   187 17.

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 va a poder es tar fuera de aquel que si por la materia del cuerpo no está en ninguna parte, por su sustancia ilimitada no falta en ninguna part e? »11

II.  Los obispos no censur aron en nada este Credo , sino que inclusolo elogiaron .

 Tres días antes de la celebración del concil io, entregue esta confesión de fe,resumida en muy pocas palabras y defendida no por muchos, pero sí por fidelísimos testimonios, a todos los obispos que habían asistido, para que la leyeran y meditaran oportunamente con toda escrupulosidad. Y como admitieranque no sólo no era condenable sino que incluso merecía ser elogiada, aquel cri

minal sanguinario y enemigo de toda la gente de bien, como primogénito deldiablo, acusador de sus hermanos y de sus conciudadanos, el hereje impurísimo Hos t i s J e su  , apoyado por el brazo de su pariente Servando, presentó contramí, en nombre del concilio, una sentencia judicial dictada por su cenagosocorazón, llena de acusaciones y empapada del malvado veneno de su herejía.Pocos días después envió dicha sentencia a la iglesia de Martos, donde yo laencontré en manos de un hermano. Por lo que algunos me animaron a escribiruna copia y a reservarla como prueba de su locura, para que nadie piense queyo había mentido en algo, usando su nombre. El texto de esta hoja es el

siguiente.

III.  Copia de la sentencia dictada por Hostis Jesu en nom bre del concilio.

1. En el nombre de la santa y venerable Trinidad, todos nosotros, siervosinsignificantes de Cristo, humildes sacerdotes, asist íamos al concil io deCórd oba. Mientras en nuestra asamblea se trataban asuntos eclesiásticos y estábamos contentos con la sencillez cristiana concedida por Dios, de repente, unindividuo llamado Sansón, peste corrompida, saltando por su cuenta, profiriómuchas impiedades contra Dios y muchas opiniones en contra de las reglas, demanera que más parecía un idólatra que un defensor de Cristo. Así, para empezar, permitía los matrimonios entre primos hermanos. De este modo, al darcosas carnales a hombres carnales, pasando inmediatamente a otras impiedades,buscaba partidarios por las calles. Continuando con otras afirmaciones, intentócondenar ciertos textos de los Padres, que suelen cantarse en la Iglesia. Y cayóen tal grado de impiedad y perfidia, y pensaba tan locamente de Dios que dijo,cosa que no se puede decir, que la divinidad del Todopoderoso se difunde

" Greg.  Mor . 2 12 20-21 (PL 75, c. 565-66).

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como la tierra, el agua, el aire o la luz12. Llegaba hasta el extremo de afirmarque Dios está con la misma esencia tanto en el profeta mientras vaticina, comoen el diablo, que se desliza por el aire, o en el ídolo que es venerado por los

infieles. Incluso asegura que está dentro de los más insignificantes gusanillos; yeso no se puede decir. Nosotros, en cambio, creemos que está dentro de todopor sutileza, no por sustancia. A partir de esto, ha caído en la aberración deafirmar que, además de las tres personas de la divinidad, es decir, Padre, Hijo yEspíritu Santo, hay no sé qué otra clase de seres parecidos que no son criaturas, sino creadores. De este modo introduce tan neciamente como los gentilesla pluralidad de dioses, y se desliza con tanta maldad y tanta perfidia de unerror a otro, que parece romper toda regla. Anticipándonos a estos trucos ypalabras engreídas, condenamos a su autor juntamente con su error para que la

sencillez cristiana, que no sabe ceder al error y a la charlatanería, arranque desus miembros tan abominable error. Por eso lo hemos condenado al destierro,lo hemos despojado de su honor sacerdotal y le apartamos para siempre detodo cargo clerical. Más aún, lo separamos con la mayor severidad del cuerpode toda la Iglesia, no sea que la peste de un solo miembro, con su pestilentecorrupción, arrastre a los demás miembros sanos y sinceros. Por eso decidimoscortarle con el cauterio canónico y evitamos sus vanas afirmaciones, contentoscon la enseñanza del Apóstol: «Del hereje, después de la primera y segundaamonestación, apár tat e»13. Entretanto, si alguno, después de nuestras saludables advertencias se asocia o se une a él, si alguno sigue sus vanos e inútilescomentarios, los escucha o les da su asentimiento».

 Y esta página , con estas y otras estupideces semejantes , merecedoras de quese burlen de ellas todos los cristianos, está firmada después por los obispos.

IIII. Llegada de Hostegesis y su disputa con Leovigildo.

1. En el año 862 el sac rile go Hosti s J e su  , al dirigirse a Córdoba, fuereprendido por un tal Leovigildo, hijo de Ansefredo, por haber introducido la

peor de las herejías, al no sentir vergüenza de proclamar que en Dios una cosaes la sutileza y otra la naturaleza. Por ello, decidió escribir una segunda profesión de fe a los fieles citados de la iglesia de Martos, en nombre propio y en elde sus compañeros los obispos. A pesar de insertar en ella muchas cosas dignasde risa y merecedoras de burla, no creyó haber cometido error o fallo alguno,sino más bien, haber expuesto ideas que ningún católico podía censurar. Sobretodo, cuando había puesto en ellas todas las energías de su poderoso ingenio, y 

12 Cf. Agust . cp . 187 11 (PL 33, c. 838).13 Tit 3 10.

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las había adornado con las flores de su, según creía, mucha sab iduría. Y com enzó a vanagloriarse públicamente de que se había acercado a sus opiniones aquelLeovigildo que antes estaba tan alejado. Pero no mencionó el nombre del

 varón que, aunque no lo censuró en todo, como convenía, sí lo hizo en algunosaspectos. Por lo que, convicto, comenzó a ocultar con un silencio mal precavido lo que en otro tiempo su presuntuosa estupidez no había tenido miedo deproclamar cuando decía: «Nosotros creemos que Dios está dentro de todas lascosas por sutileza, no por sustancia». Dejando a un lado la mención de sutilezay esencia, aunque de mala gana, confesó que Dios está dentro de todas lascosas. Pero no lograba escapar del todo de su cazador, a causa de los lazos desu herejía, pues después de haber dicho que creía que Dios habita dentro detodas las cosas, negó que estuviera dentro de los espíritus racionales, los anima

les irracionales y las criaturas insensibles.Pero para que nadie piense que esto es un invento mío y no fruto de su

inepta pluma y de su cancerosa boca, no me causará molestia transcribir palabra por palabra en esta obra el texto del escrito, tal como me fue enviado, y así,como respuesta, unir a mis eventuales escritos las afirmaciones de los Padres,contrarias a sus rancias opiniones. En esos escritos pido con insistencia que ellector ponga toda su atención, sopese y coloque en la balanza de su mente misrazonamientos y los suyos, y vea así a quién de nosotros debe llamar hereje y aquién católico.

 V. Copia de la pro fesión de fe de los que están en comunióncon Hostis Jesu, d irigida a la sede de Martos.

1. Velando con el ma yor empeño y sagaz indagación por la Iglesia quenos entregó el Señor y que nos confió para que fielmente la gobernáramos,intentamos apartar todo tipo de escándalo y acallar toda clase de charlatanería,a fin de que la Santa Iglesia, que es atacada por enemigos extraños, se consuele

al menos con la concordia de los suyos. De modo que, uniéndose por el solomérito de la fe y viviendo según la misma doctrina, no sólo crezca en el amor,sino también en las demás virtudes. Sabemos, sabemos y estamos completamente convencidos de que debemos preocuparnos de este asunto, prestar unaprudente atención a las normas de esta sagrada fe, predicar con devoción y,entre los méritos de la fe, cumplir las sentencias de los Padres con todo cuidado. Pues ya lo dice el profeta: «No violes las normas de los padres»14. Y puestoque hay algunos que con su juicio quieren sancionar cosas dudosas y pasar poralto las reglas de los Padres, sin darse cuenta de que los Padres han sido inspi

u Prov 22 28.

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rados en sus reglas por el Espíritu divino, no temen transgredirlas con sus juicios o utilizarlas inadecuadamente, como hacen los procaces y los charlatanes,quienes, deshonrando los libros de los Padres, desean con su incauta moderación conseguirse un nombre. Justamente nos anticipamos a la reciente contro

 versia en la que algunos se oponen a las reglas de la fe y condenamos aperpetuidad a los que se han mantenido en su obstinación. En cambio, a aquellos que después de las turbaciones normales han vuelto devotamente a la pazde la Iglesia y a las enseñanzas de los Padres, los recibimos de buen grado y losreintegramos en el seno de la Iglesia con un abrazo de reconciliación. Y no nosengreímos como vencedores, puesto que no creemos en nosotros, sino en la

 verdad div ina. La victoria es, pues, de las dos partes, porque Cri sto, victor iosoen nosotros, repartiendo caridad a unos y otros, decidió mantenerlos en la pro

fesión de una misma fe. Y para que abiertamente se apresure a salir a la luzdesde la oscuridad, ocultamos en parte las afirmaciones ambiguas y contrariasque la confusión ha llevado a la mente de muchos, para que el calor delEspíritu Santo pueda, según nuestro deseo, disipar esta neblina que las cubre.

2. En primer lugar, sin ir más lejos, al comienzo de esta sentencia que dictamos, hemos ocultado aquello que se divulgó en un principio mal, imprudentey precipitadamente, es decir, la salmodia que desde los más antiguos Padreshasta ahora cantaron entre las órdenes religiosas. En su antífona, no sólo expre

saron los autores la virtud del canto, sino que también se apartaron de la raíz delas herejías. Éstos, en cambio, la condenaron imprudente y precipitadamente.No debe, pues, pasarse por alto el texto de esta antífona para que por ella semuestre el mérito de la fe que entonces se expuso con razón contra Nestorio.Dice: «¡Oh qué gran e inaudito milagro! El poder miró desde el cielo, cubriócon su sombra el vientre de la Virgen y la majestad pudo encerrarse dentro delaposento del corazón con las puertas cerradas». Creemos, creemos que el Verbode Dios todopoderoso penetró en el vientre de la Virgen y que estuvo allí conlas puertas cerradas en unidad de persona. Y para que la doctrina de Nestorio

quede refutada, no dudamos que Cristo estuvo encerrado como Hijo único deDios y creemos que se encarnó, no en el río Jordán, sino en el vientre de la

 Virgen. Pero el los, trastornando los grados de consanguinid ad y utilizandoindebidamente el concepto de afinidad, permitían los matrimonios entre primoshermanos. Aplastadas estas revueltas, suprimimos estas creencias en la Iglesia yrecuperamos, para que aceptaran la autoridad verdadera de los Padres, a lamayoría de los que pensaban así y se sometían a tales doctrinas. Ellos, en cambio, abundando en muchas afirmaciones, intentaron discutir lo que los autoreseclesiásticos con toda cautela no habían determinado, sino que pretendían expli

car con toda clase de precauciones, en la medida de sus posibilidades, ya quesobre tales cuestiones no dicen nada los libros divinos.3. No obstante, sirviéndonos de las Escrituras, por recomendación divina,

dando muchas vueltas al tema de la presencia de Dios, ratificamos sobre ella

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una opinión segura, que no es nuestra, sino divina y basada en las opiniones delos autores. Pues creemos que Dios es incorpóreo e inmenso y que dispone,

rige y abarca todo con su justo gobierno y que está todo en todas las cosas, nodisperso, como se dispersa la tierra , el agua, el aire o la luz15, que en cada parteson menos que el todo. Por el contrario, Dios está entero en todas las cosas, demodo que todo se contiene dentro de él. Sobre su presencia hablan así lasSagradas Escrituras: «Yo lleno el cielo y la tie rra»16; y también: «Sola recorrí elcírculo del cielo»17. Dice además: «El Espíritu del Señor llena el orbe de la tierr a»18. De aquí también las palabras del Señor: «El cielo es mi trono y la tierrael escabel de mis pies»19. De nuevo está escrito sobre él: «Mide el cielo con lapalma de la mano, abarcando la tierra con su puño»20. Dice san Gregorio:«Dios está en todas partes fuera de las cosas que ha creado, pues lo que estáencerrado queda contenido dentro de lo que lo encierra». Y más abajo: «Élmismo permanece dentro de todo, él mismo está fuera de todo, él mismo encima de todo, él mismo debajo de todo, a saber, encima por poder, debajo porsustentación, fuera por inmensidad y dentro por sutileza»21. Para explicar bre vemente su presencia, dice también brevemente san Gregor io : «Está arriba yabajo sin lugar»22. Por lo que, si hay que creer que no ocupa lugar, ¿por quéalgunos ociosos partidarios confiesan que ha de habitar especialmente entreinmundicias, ídolos, moscas, gusanos, chinches y mosquitos? Nosotros, pornuestra parte, confesando que la altísima Trinidad está en general en todas par

tes y sin ocupar lugar, aunque creemos que en general está dentro de todas lascosas, sin embargo, declaramos que especialmente sólo se encuentra en nuestroSeñor Jesucristo. Sobre el don singular de la presencia de la Trinidad en nuestro Señor Jesucristo, dice así de nuevo san Gregorio en el libro segundo de losMorales: «Si el espíritu de profecía estuviera siempre en los profetas, al reyDavid, cuando consultaba sobre la construcción del templo, nunca le habríaconcedido el profeta Natán lo que poco después le negaría. Por eso con razónestá escrito en el Evangelio: “Aquel sobre el que veáis descender al Espíritu ypermanecer sobre El, ése es el que os bautiza”23. El Espíritu viene sobre todos

los fieles, pero sólo permanece de modo singular en el Mediador, porque jamásabandonó la humanidad de aquel de cuya divinidad procede. Así pues, permanece en aquel que es único y lo puede todo siempre. Pero los fieles que lo reci-

15 Cf. supra  II 3.K.  Jer 23 24.17 Ecl. 24 8.IX  Sab 1 7.IV  Is 66 1.20 Is 40 12.21 Grcg.  Mor.  II 12 20 (PL 75, c. 565).22 Greg. ibid.23  Jn 1 33.

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ben, al no poder tener siempre, como quieren, las señales de sus dones, testimonian ostensiblemente que lo han recibido como de pasada»24. Así pues, si el

Espíritu Santo, permaneciendo sólo en el Mediador, no está siempre en lossantos varones, ocioso es proclamar que se encuentra en los gusanos, inmundicias, ídolos y demonios. San Jerónim o, en el comentario de Isaías, dice que hayque tener cuidado con tal afirmación: «La casa de Dios que está arriba, aparecellena de gloria; pero ésta que está abajo, no sé si está llena de gloria, a no sersegún el sentido que le da el salmista cuando dice: “Del Señor es la tierra y suplenitud”23»26. ¿Por qué predican algunos negligentemente y sin razón que estáen las inmundicias? Las Sagradas Escrituras guardan silencio a este respecto,pero, no obstante, hombres muy ilustres, hablando prudentemente sobre la

plenitud y presencia de Dios, pasando por alto a los ídolos, gusanos y moscas,confesaron sólo de manera general y enseñaron libremente que la omnipotencia de la Altísima Trinidad está dentro de todo, pero no encerrada, fuera detodo, pero no excluida, sin mencionar en absoluto a las chinches y los mosquitos . Sobre esta presencia especia l del Espír i tu Santo en nuestro Señor

 Je sucr isto , dice de nuevo san Jerónimo en el comentario a la epísto la de sanPablo: «El Espíritu Santo no ha permanecido en nadie, salvo en el Señor. Y

 Juan el Baut ista había recibido esta señal , de manera que sobre quien viese alEspíritu bajar y permanecer sobre él, supiese que era el Mesías. Por esto,demuestra que el Espíritu Santo desciende sobre muchos, pero es propio del

Salvador el que permanezca en él»27. También san Gregorio, en el libro decimonoveno de los Morales dice de nuevo: «Dios conoce el camino de Cristo, yCristo conoce el lugar de Dios. Esta Sabiduría, eterna como Dios, posee uncamino como hombre y un lugar como Dios, pero un lugar, si alguien puedeentenderlo, no local, pues Dios no puede ser contenido corporalmente, sinoque, como se ha dicho, se trata de un lugar no local. El lugar de la Sabiduría esel Padre, el lugar del Padre, la Sabiduría, como atestigua la propia Sabiduría aldecir: “Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí”28»29. Según la palabra divina,oímos la voz del Espíritu Santo, pero no sabemos de dónde viene ni a dónde

 va. Y en cuanto a aque l de qu ien confesamos que es inmenso e incomprehens ible, de ningún modo nos atrevemos a proclamar que habita dentro de los ídolos, inmundicias y cloacas. Es absurdo afirmar que el que habita en losdemonios es morada de Dios, cuando a menudo dicen los profetas que Dios nohabita en las cosas hechas por las manos del hombre. De Dios no creemos

24 Grcg. M or.  II 56 89-90 (PL 75, c. 589).

25 Sal 23 1.2(>  Je ró n. ep.\8   A 5.27 Jerón. Cotnm. in ep. ad. Phil. Proi  (PL 26, c. 637).2K Jn 14 10.» Greg.  Mor . XIX 3 5 (PL 76, c. 98).

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siquiera que permanece en los Santos Varones, porque no podemos trascender aaquel de quien confesamos que no ocupa lugar. No dudamos de que nos apoyacon su luz el Espíritu Santo, luz de la que dice Juan el Evangelista: «Existía laluz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo»30. Y también: «De su plenitud todos recibimos»31. Creemos que nos ilumina a todos, demodo que confesamos que es inmenso e incomprehensible, y algunas veces noestá en los santos varones. Para enseñarnos la manera de orar y que su casa estállena de gloria, el propio Jesucristo enseñó así a sus discípulos: «Cuando ospongáis a orar, decid: Padre nuestro, que estás en los cielos»32. Sobre el temadicen otra vez las Sagradas Escrituras: «Su morada está arriba»33, y también: «Elcielo es mi trono y la tierra el escabel de mis pies»34. Más abajo se le dice: «Tú,que te sientas en un trono como justo juez»35. Además: «Oye desde los cielos,

Señor»36. En otra parte: «Alabad al Señor desde los cielos»37; y con frecuencia enmuchos pasajes: «Levantamos nuestros ojos hacia ti, que vives en los cie los »38; y«Uno es nuestro verdadero Padre, que está en los cielos»39. Salomón, para mostrar el lugar donde habita, dice: «Si alguien, reconociendo la llaga de su corazóny alzando las manos hacia este lugar, te hiciere oraciones y súplicas, óyele desdelos cielos, desde el lugar de tu morada»40. En otros pasajes dice el mismoSalomón: «¿Se debe creer que verdaderamente Dios habita sobre la tierra? Si elcielo y el cielo de los cielos no pueden contenerte, cuánto menos esta casa queyo te he edificado»41, y al referir la bendición general con motivo de la consa

gración del templo, varones muy ilustres dicen así: «Dios, que no habitas en locreado por la mano del hombre, pero que bendices las obras de sus manos». Poreso el Señor Jesucristo, encarnado por obra del Espíritu Santo, ocupa lugarcomo persona. Pero Dios en cuanto ilocal, lo colocó no en la tierra, sino en elcielo, a su derecha. Según Isaías, los ángeles, criaturas espirituales, no cesan decantar en el cielo con voces incansables: «Tres veces santo»42. Contentos conesta confesión, baste a toda la Iglesia creer que la incomprehensible divinidad dela altísima Trinidad está sobre todo y debajo de todo, antes de todo y despuésde todo. Luego, procure consagrar a Dios, que está en los cielos, los ojos, la

30 Jn 1 9.31 J n 1 16.32 Le 11 2.33 Dt 33 27.34 Is 66 1.35 Sa l 9 A 5.3f* 2 Par 6 27.37 Sa l 148 1.3» Sa l 122 1." Mt 23 9.40 3 Re 8 38-39.41 3 Re 8 27 .42 Is 6 3.

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mente y las manos,  y   confesarlo con las fuerzas de la mente. Pero si alguien,hecha esta confesión, planteara la ociosa cuestión sobre los cerdos, los mosquitos, las chinches, los ídolos y las inmundicias, o predicara sin pudor que Dioshabita especialmente en estas cosas, ese tal sea castigado por nosotros conperpetua condena y excluido severamente de los miembros de la Iglesia. Bastepara nuestra fe creer que el Señor todopoderoso está todo en todo y es creadorde todas las cosas. Confesamos libremente que no hay dos principios, sino unsolo creador de todo. Y confesamos y creemos que son obra suya los grandes ypequeños animales así como todo lo que existe y se mueve tanto en los cieloscomo en la tierra.

4. Renunciamos, pues, a cuestiones vanas y propias de charlatanes que el Apósto l recomienda que evitemos: «Evita, dice, las cuestiones necias y absur

das»43. Para nada aprovechan, salvo para la perdición de las almas. Bástennos lostestimonios de los profetas y, contentos con las palabras del Santo Evangelio,pero siguiendo los pasos de los doctores, guardemos silencio sobre aquellascosas que ni se han dicho ni aprovechan en absoluto para la fe. Quienes hacentales afirmaciones arrastrados por el deseo de ser alabados y, por así decirlo, poruna perezosa inactividad, en modo alguno tienen reparo en proclamar que elCreador de todo habita en los ídolos y que ésa es su morada. «Por eso, bajo laimagen de Judea, el Profeta se lamenta del alma entorpecida por la inactividad,cuando dice: “Los enemigos la vieron y se burlaron de sus sábados”44. Pues por

un mandamiento se descansa de todo trabajo exterior el día del sábado. Los enemigos, al contemplar los sábados, se burlan, ya que los espíritus malignos arrastran la inactividad hacia pensamientos ilícitos»45. Dice san Gregorio sobresemejante ocio de los hombres: «La mayor parte de las veces sucede que, cuantomás seguramente descansan las almas de las ocupaciones exteriores, tanto másamplia y vergonzosamente proliferan con el ocio sus ruidosos pensamientos»46.

 También el mismo san Gregorio habla así sobre la grandeza e incomprehensibi lidad de la divina omnipotencia: «Las cosas invisibles, que son creadas por el

 Todopoderoso, no pueden ser comprehendidas por los ojos humanos. En los

seres creados aprendemos con cuánta humildad debemos venerar al Creador detodo, de modo que la mente humana no se atreva en esta vida a usurpar nadaque sea propio de Dios todopoderoso, premio que reserva únicamente para suselegidos en la futura, es decir, en la eterna recompensa. De aquí la exactitud delas palabras: “La sabiduría está escondida a los ojos de los vivientes”47»48. Y sihemos de reconocer con todo temor que el Espíritu Santo desciende a veces

43 2 Tim 2 23.44 Jcr Lam.  1 7.45 Greg. M or . V 31 55 (PL 75, c. 709).4r' Greg. ib id.47 Job 28 21.4* Greg.  Mor . XIX 1(PL 76, c. 95).

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sobre los santos varones y que a veces se retira de ellos, ¿cómo podremos proclamar que se encuentra especialmente en los cerdos, templos paganos  y   demonios quien abarca y  rodea todo con su inmensidad, y  no habita ni siquiera en lospecadores? Confesamos y.creemos que en todas partes y sin lugar se halla lamorada de aquel que alcanza todo de un extremo a otro y lo dispone todo condulzura. El incluso, según nuestra costumbre, es llamado principio y fin, aunque, sin embargo, es principio sin principio y fin sin fin.

5. Gozosos, abrazamos en ti ya a toda la Iglesia consolidada en la paz y,orando con alegría, decimos: «Confirma, oh Dios, lo que has hecho en nosotros»49. Y también aquello: «Que sea fuerte tu mano, oh Dios, y se alce tu diestra»50. Creemos que tu diestra se alza con poder cuando nos vemos en armonía,cuando tenemos en abundancia las riquezas del mutuo amor. Y ahora alabamos

tu santo e inefable nombre y decimos festivamente y sin cesar con el profeta:«Bendito sea todos los días el Señor. Que el Señor, nuestro Dios, haga próspero nuestro camino»51. Deseamos que camine con nosotros mientras recorremoslas peripecias de esta vida con éxito en la fe y en las costumbres hasta que, llegados a la tierra eterna de promisión, por gracia del eterno Jesús, recibamos laherencia perpetua de aquel que vive junto con el Padre y el Espíritu Santo, y esigual que ellos en sustancia por los infinitos siglos de los siglos. Amén.

 VI. Oración.

1. Ayúd ame, ayúd ame, Espíritu Santo, inspirador y protector mío y, si tales tu voluntad, lleva de nuevo la luz de la fe a estos enemigos tuyos y míos o, almenos, muestra que merecen ser pisoteados por toda la Iglesia como el barrode las calles. Yo, en fin, porque me lo concediste tú, de quien sé que comienzatodo bien, por amor a tu nombre, desdeñando patria y padres, elegí sufrir eldestierro y, por defender la justicia, que no dudo que eres tú, estoy dispuesto amorir, si me lo ordenas. Tú, defensor de mi vida, dígnate conceder a tu siervo

la paciencia de espíritu, limpia de moho mi lengua y, si place a los ojos de tuclemencia, afílala para destrucción de la perfidia y alabanza de la verdadera fe.Quiero con tu ayuda defender tu campamento y dar gloria no a mi nombre,sino al tuyo. Entra conmigo en el campo de batalla, vencedor invicto y, tapando las bocas de los leones, rómpeles las muelas y saca la presa, engullida por laboca del Lev iatán52 a través de su mandíbu la, y lleva a tu redil a los heridos por

« Sal 67 29.50 Sa l 88 14.51 Sal 67 20.’>1 Leviatán es el nombre de un monstruo marino que aparece en el Antiguo Testamento y

compendio de todas las desgracias. Fue vencido por Jahv e (Sal 73, 1311). En los textos mitológicosde Ugarit, ex iste un homónimo, vencido en lucha con los dioses.

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las dentelladas de los insensatos para que se curen. Tu enemigo, y, por tanto, elmío, viéndose elevado a la dignidad pontifical, no sometió su corazón a ti, quele concediste el honor, no para su salvación, sino para su perdición. AI contrario, imitando al primer querubín y jactándose de que, tanto por su posicióncomo por sus méritos y su ciencia, pod ía aventajar a todos, no se dignó escucharde un hombre de inferior posición la verdad que había oído, pero no había aúncomprendido. Antes bien, como su maestro Behemoth53, creyendo que estabadebajo de él, no sólo tuvo la osadía de atacar con su pestilente boca al defensorde la verdad, sino también a la verdad misma, que eres tú, y blasfemar con susinmundas fauces, pues se atrevió a decir que podías estar encerrado dentro delcorazón y afirmó que estás en todas partes por sutileza, no por esencia.

 VII. Expone los términos de la primera sente ncia dictada por Hostis Jesuen nom bre del concilio y censura cuantos erroreshubo en un principio.

1. Dice el cruel Hostis Jesu: In n om in e sánete et u en era nd e Trinitat is nos  om nes pusi l l i fam uli Xpi pres iden tes in conc i l io Cord obens i m inimi sacerdot es  ,qu um in nost ro conuen tu e c le s iás t i ca dis c e me ren tur negot ia e t diuini tus dispen-   sata co nte mp ti essem us simplic itas Xpiana , ex improuisu qui dam corrupta pest is ,

Samson nomine  , sponte pros i l iens  , multas impie tat es in Deum multasque sen-   t ent ias contra regulam predicauit  , in tantum ut imm o idolatrix quam Xpianus  asser tor uidere tur 

Éstos son los términos de la primera sentencia dictada en nombre del concilio por sus impurísimos labios. Si alguno busca en ella un buen latín, difícilmente podrá hallarlo. Si busca una ortografía correcta, se dará cuenta de queno hay ninguna. Si examina el sentido, podrá pensar enseguida que son laspalabras de un loco. ¿Quién, no digo ya un gramático o un dialéctico, un filósofo o un maestro de ortografía, sino, por decirlo de alguna manera, una perso

na con conocimientos elementales, no podrá calificarle de ridículo y mostrarcomo digno de ser corregido por niños al que, confiado en su estupidez, conuna mente henchida de engañoso orgullo, desconoce incluso el orden de lassílabas y no sabe los tiempos de los verbos, sino que se atreve a dictar como las

 viejas en nombre de los obispos y a boca llena tan rancios princip ios? Estáclaro que es más un bárbaro que un elocuente orador latino. Dice: Pres identes   in conc i l io C ordo bens i minim i sacerdot es  , quum in nostro conuentu ec les iást ica 

53 Aunque es la forma plural del nombre «bestia» en hebreo, Behemoth pasó a significaranimal infame o peligroso. Isaías, 30, 6, habla de las bestias meridionales. Y en Job, 40, 15, se tratadel hipopótamo como representativo de Egipto.

54 Cf. supra  II 3.

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di s c emer entur nego t ia e t d iu in i tus d i spensa ta c ont empt i e s s emus s impl i c i t a s    Xpiana.

2. Venid acá, os ruego, todos los que sabéis latín y, si podéis , contened larisa, cosa que yo no puedo. Si no, riéndoos conmigo, frotad ambas manos,como hacen los que se ríen. ¡Oh admirable elocuencia!, ¡oh temible pompa delas palabras!, para no decir nada de lo demás. Sace rdot e s  , dice, Xpist i c on t em p  t i sunt simplic itas Xpiana.  Desde luego, ése es el doctor de quien el santoEfraín dice: «Antes de entregarse para salvar su alma quiere tener súbditos, yantes de conocer el orden de las sílabas empieza a filosofar»55. ¿Cómo podránllamarse sacerdotes y no más bien, como tú, flámines? ¡Oh el más desdichadode los hombres, si  Xpianam c on t em p t i sunt s imp l i c i ta t em , no como dijiste,sino como quizás pensaste decir, que no lo llegaste a decir por culpa de tu

estupidez. ¿Qué es c o n t emn e r e   con m , como escribiste, sino despreciar, comoaquello de: Contempserunt sanc t i ui tam mundi}   También Pablo prohíbe quese desprecie a su discípulo cuando dice: H ec loquer e e t exor tar e e t argü e cum  omni imper io . Nemo t e c ont emnat  56. También el Señor se lamenta por bocadel profeta diciendo:  Q u om od o si c on t emna t mu li e r amato r em suum, sic c on -  t emps i t m e dom us Srahe l  57. Si ésos despreciaron la sencillez cristiana, se apartaron del Señor y, desdeñando su fe, pervirtieron su camino, como aquellos aquienes censuró. ¿O quizá quisiste decir c o n t e n t i  , es decir, «satisfechos»,según las palabras de Juan el Bautista cuando ordena a los soldados:  Neminem  

concut iat is ñeq ue moles t ia m faciat is e t conten t i e s tot e s t ipendi is uest r i s  »58? Loque equivale a decir: «Conformáos con los sueldos que habéis recibido paraluchar», lo cual se escribe con n   y no con m , como tú, inculto doctor, intentaste escribir.

3. Pero si por la semejanza de las letras n   y m,   parece que c ont ent i    es lomismo que c on t emp t i  , llevado por tal ejemplo, podrías pensar fácilmente queo l eum   es igual que o d i um  , que lo mismo es ouium   que bo r d e um , por el principio de las palabras y la terminación de las sílabas finales. ¿Quién, al oír cambios tan insólitos de casos, frunciendo el ceño, arrugando la nariz, alzando las

cejas, no se atrevería a llamarte idiota con toda justicia? Pues, para decir:Co nt en t i e s s emus s imp li c it a t i Xp iane  , dijiste c on t em pt i s impli c i ta s Xpiana. Cambiando el caso, al poner nominativo en lugar de dativo, tú, que antescometiste un barbarismo al cambiar las letras, ahora, al cambiar los casos, hascometido un solecismo. Para aclarar mis palabras, el evangelista no dice ennominativo: Content i e s tot e s t ipendia ues t ra , como dices tú, inventor de unnuevo latín, sino Con tenti est ote st ipendiis uestris , en dativo.

55 Efraín ub i ncscio> sed cf. Elip. cp.  1 2 41.* Tit 2 15.57 Jcr 3 20.* Le 3 14.

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4. Debes considerar tu ignorancia y ocultar bajo el velo del silencio tustonterías. Tú, que ignoras las faltas y las maneras de decir, ¿por qué presumesde maestro? ¿Por qué, insensato, crees a los aduladores, o mejor, a los que seríen de ti y no más bien, poniéndote al lado de un maestro, te esfuerzas poraprender lo que luego puedas enseñar? Pues añades a continuación:  Ex  improuisu q uídam corrupta pest i s. Quídam   se dice cuando se trata de un hombre y qu e d am  , si es una mujer; peste es del mismo género que mujer, es decir,femenino. Igual que decimos h e c m u l í er  , decimos también b e c p e st í s    y, portanto, deberías haber dicho qued am pe st i s y    no qu ídam , como dijiste. Y después de decir quídam corrupta pes tí s , continúas y dices: Samson nom ine sponte   

 pros il iens multas impietates in Deum multasque sententias contra r e gu lam p r e -  dicauit.  Oh hombre sujeto a toda clase de engaños, mi fe, brevemente resumida

y recogida en muy pocas palabras y testimonios, la oyeron entonces todos losque asistieron a la asamblea y la conocieron cuantos cristianos, judíos y árabesquisieron discutirla conmigo. Y ahora, al principio de esta obra que publicopara defenderme, lee y podrá leerlas quien quiso, quiere o querrá. ¿Qué juiciosse han introducido en ella que se consideren contrarios a las normas, quéimpiedades contra Dios? ¿Acaso porque eres un embustero probado te pareceque es impío aquello que dije piadosa, justa y razonablemente: que creo queDios no puede estar encerrado dentro del aposento del corazón, y que verdaderamente está dentro y fuera de todas las cosas? Si piensas que esto es una

impiedad, debes alzarte contra los que fueron, después de los apóstoles, lascolumnas de la Iglesia Católica. Me refiero a Agustín, Fulgencio, Gregorio,Isidoro y Euquerio y a casi todos los príncipes de la Iglesia. Y, como nuevodogmatizador, debes refutar las palabras de quienes proclaman al unísono que,por la esencia de la divinidad, por la que estuvo en el corazón de la Virgen vivificando, inspirando, iluminando y protegiendo, Cristo está en todas partes yno puede estar encerrado en ningún lugar.

5. No me llames con tu errónea imaginación autor de esa verdad, puesyo afirmo que no soy el autor, sino el último acólito de los que la proclaman.

Después de esto añades: In tantu m ut imm o idolatr ix qua m Xpianus asser tor   esse uidere tur .   Maravillaos, os suplico, todos los hombres doctos que sabéisapreciar las palabras escolásticas; maravillaos con las expresiones de este creador de una nueva lengua. ¿Dónde la aprendió? ¿Las tomó del Tuliano o de lafuente de Cicerón? ¿Introdujo en nuestros oídos, ese inaudito nombresiguiendo los ejemplos de Cipriano, Jerónimo o Agustín o, lo que es máscierto, dictó esas estupideces siguiendo las enseñanzas de su propio corazón?Dice: Ido la t r ix mag i s quam Xpianus a s s e r t o r .   Si la lengua latina, necio,pudiera admitir esto, si la elocuencia romana lo aceptara, si la lengua culta

mostrara que puede utilizarse, cualquiera podría decir ido la t or u i r   e idolatrix  mul i e r .  Por eso mismo, a quien en género masculino llamaste cristiano y nocristiana, que es el femenino, y llamaste defensor y no defensora, podrías llamarle i d o la t o r em y    no i d o la t r i c em , si tratabas de insultarme. Pero como casi

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todos los códices de nuestros autores que hablan de los paganos llaman id o -l o rum cu l t or e s    a los varones gentiles  y cul tr ic es  a sus mujeres y nunca idolato-   res   o idolátricos,  debes advertir en qué medida es señal de cabeza trastornada

el empleo de términos que en ninguna parte se utilizaron ni en lugar algunose oyeron. Y aunque se usaran, como he dicho, deberías diferenciar encorrecto latín si es que lo sabes, los géneros de las palabras, y no poner a unapersona bajo géneros diferentes, como si se tratase de un nombre común. Y sila nube de la ignorancia que ciega tus ojos ocultándote el género de los nombres, pronombres y participios no te deja ver las personas y los tiempos,deberías haber encerrado con el candado de tus dientes la trompeta de tu vozinarticulada, y no poner por escrito estupideces verbales dignas de burla paralos siglos futuros. Porque, créeme, esas tinieblas de la ignorancia se borrarán

un día , y otra vez España recobrará e l conocimiento de la gramát ica .Entonces todos verán qué grandes errores hay en ti, a quien hoy los hombresincultos consideran entendido en letras. Presiento que se me va a decir:«Pierde el aceite y el gasto el que envía un buey a la batalla»59. Básteme parami propósito haber dicho esto a Hostis Jes u y   haber refutado hasta aquí laignorancia de aquél, cuya barbarie y desconocimiento de la lengua latina hedemostrado en pocas líneas. No me gusta criticar detalladamente su incultura, ya que está claro que escribe pocas cosas o ninguna con corrección, y estono por un conocimiento básico, sino por casualidad, ya que no sabe evitar los

errores ni es capaz de hallar el esplendor de la lengua romana. Por eso se lepuede decir con Virgilio:

«Quien no odia a Fabio, ame tus versos, Mevio,y que ate a las zorras y ordeñe a los machos cabríos»60.

No quiero talar la aspereza de su boca ni las espinas de sus palabras. Peroreuniré todas las armas de mi elocuencia para hacer frente a lo que él, pensandode Dios equivocadamente, quiso decir, aunque no fuese capaz. Y lo haré hastaque sus frivolidades, transformadas en pavesas, sean alejadas por el bieldo de la

cruz de la era de mi Señor.

 VIII. Se expone a co ntinu ación la sentencia dictada y lo que parece que es contrario a ella.

1. El bosque de los errores de este Centau ro, que más murmu ra quehabla y cuya ignorancia del idioma he demostrado con un breve texto, ha cre-

» Cf. Jerón. cp .  57 12.60 Virg. Ég l.   3 90-91 (cf. Isid. Ety nu   1 37 30).

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cido con tan grandes ramas y está enredado y cubierto por tan espesos zarzalesque es inútil buscar con los rastrillos escolásticos todas las raíces de sus erroreso echar por tierra con el tridente las armas de su bruñida elocuencia. Esto exi

giría una tarea no pequeña. Pues esa elocuencia es un amasijo de barbarismos,solecismos, impropiedades de lenguaje, irregularidades en la flexión, anfibologías y todos los defectos contrarios a un correcto escribir y hablar, hasta talpunto que escandaliza los oídos doctos y produce un sonido más propio debestias que de hombres. Por eso entrego sus afirmaciones, tal como fueronhechas, a los entendidos para que las corrijan, de manera que yo quede librepara responder a sus errores acerca de Dios y tensar los nervios de mi discursocontra sus inmundicias. Donde no pueda contener la risa, allí consentiré quemi pluma trabaje con brevedad. En fin, a lo anteriormente dicho, nuestro anti-

frásico doctor, en nombre de los obispos, añadió unas líneas a las ya ridiculizadas en el capitulo anterior: «Cayó en tal grado de impiedad y perfidia ypensaba tan insensatamente de Dios, que afirmó, cosa que no se puede decir,que la divinidad del Todopoderoso se difunde como la tierra o el agua o el aire;hasta el extremo de afirmar que está con igual sustancia tanto en los profetascuando vaticinan, como en el diablo que se desliza por el aire o en el ídolo quees venerado por los infieles. Hasta asegura que está dentro de los más insignificantes gusanillos. Y eso no se puede decir. Nosotros, en cambio, creemos queestá dentro de todo por sutileza, no por sustancia. A partir de aquí, ha caído en

la aberración de afirmar que, además de las tres personas de la divinidad, esdecir, Padre, Hijo y Espíritu Santo, hay no sé qué otra clase de seres parecidosque no son criaturas, sino creadores. De este modo introduce tan neciamentecomo los gentiles la pluralidad de dioses»61.

2. Pero que nadie piense que paso por alto aquellas mentiras suyas de queyo permitía los matrimonios entre parientes cercanos, o que oculto con astutosilencio la crítica de la antífona. Sepan que quiero responder sobre la antífonaen el momento en que comience a discutir las creencias que él insertó en estedocumento, en el que pretendió colocar la antífona y su explicación. Mis opiniones sobre los grados de parentesco pienso publicarlas al final del tercer

libro62. Por último, puesto que las huellas de la mentira no pueden ocultarse alos entendidos y a aquellos cuyo corazón toca el Espíritu Santo, deseo que lamente del lector sea sacudida por la espuela de mis oraciones y por el estímulode mis súplicas para que pueda dis tinguir prudentemente la verdad de la menti ra. Pues, ¿quién no encontrará allí las ficciones de la mentira, quién no se darácuenta de que la lengua de mi acusador está llena de iniquidad y resentimiento,cuando oye que yo he dicho que la esencia de la divinidad se difunde como la

M Cf. supra  II 3.62 Parece ser que escribió tres libros , pero el último se ha perdido. Otro s opinan que no

llegó a escribirlo.

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tierra o el agua o el aire o la luz visible, y que es igual en los profetas, demonios, ídolos y gusanos? Nadie ignora que la tierra, el agua o el aire son cosascorpóreas. Los enemigos, en cambio, son espíritus, no cuerpos, como enseña

no sólo la razón, sino también la verdad evangélica, según la cual el Señor arrojó una legión de demonios fuera del cuerpo de un hombre63. ¿Cómo podríapensarse que yo he dicho que la divinidad está, como cualquier otra cosa corpórea, en las cosas corpóreas e incorpóreas, cuando lo que he dicho muchas veces y digo ahora es que está si empre igua lmente presente por su propia naturaleza incomprehensible en los ángeles y demonios, en justos e impíos? Elcuerpo del profeta está sometido a la cuantidad y puede ser grande o puede serpequeño. Si hablé de Dios como de algo corpóreo, no pude decir que está conigual esencia en lo corpóreo e incorpóreo, pues todo cuerpo, por su naturalezacorpórea, puede contener más o menos cantidad. Así, los diversos cuerpos notienen una misma cantidad de masa, pues existe una gran diferencia de masaentre los miembros de los animales salvajes, de los hombres y de las chinches.Si yo hubiera dicho, como miente ese embustero, que Dios está difuso, nohubiera afirmado, como afirmé: «Está todo él en cada cosa y es uno solo entodas las cosas»64. Una cosa corpórea, difusa entre muchas otras, no puedeencontrarse entera en una. Ni la naturaleza de la tierra, del agua o del airepuede penetrar el oro, el bronce, el hierro, el mármol, el plomo y ni siquiera lamadera de los bosques, con las que se hacen las esculturas de los ídolos. Demodo que no puedo decir que Dios, como estos elementos, se halla difuso, y

afirmar que lo llena, lo contiene, lo rodea todo, sino que, como es incorpóreo,por eso es uno solo indivisiblemente en toda criatura y en cualquier parte deella se encuentra en su totalidad. Si se difundiese como el aire, tendrían más deél las bestias que los profetas, puesto que son más grandes sus cuerpos. Por elcontrario, siguiendo las huellas de los Padres, he creído siempre y creo queDios está todo por esencia en cada una de las cosas creadas por él, y no me damiedo decir que actúa de distinta forma en las diferentes cosas; esta misma afirmación la hace san Gregorio: «Dios todopoderoso tiene en sí mismo poderpara disponer las cosas mudables sin mudarse, de hacer cosas distintas sin ser él

mismo distinto, de formar cosas diversas sin cambiar de pensamiento. LuegoDios, jamás distinto de sí mismo, obra de modo distinto cosas distintas y estáen todas partes y en todas partes entero»65. Quien está en todas partes y entodas partes todo, no está difuso como la luz o el aire, el agua o la tierra, puesestas criaturas, al ser corpóreas, están contenidas en un lugar y pasan de unlugar a otro y están más en la totalidad que en una parte y, limitadas por partes,

43 Se refiere a la curac ión del poseso narrada en Marcos 5 8 ss. y paralelos. El espíritu im puro, preguntado po r Jesús, responde que se llama Legión, porqueson muchos.

64 Cf. supra   II 1 1.65 Greg. Hom. in Ez.  II 5 10 (PL 76, c. 991).

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aparecen sin ningún género de duda divisibles. Cada una de estas criaturas,como verdaderamente corpóreas e inanimadas, tienen longitud, anchura y altura, dimensiones que las contienen. Tienen, en fin, un arriba y un abajo, undelante y un detrás, una derecha y una izquierda, como dice el presbíteroClaudiano: «Está claro que todo cuerpo único se duplica con la adición de otroigual, que puede estar arriba y abajo, a derecha e izquierda, delante y detrás, yque tiene, según sus dimensiones, longitud, anchura y altura. Pero en Dios, enla Trinidad misma, no existen divisiones, lugares ni dimensiones»66. Y pocodespués: Todo cuerpo, por grande o pequeño que sea, puede sin duda dividirse, cosa que le ocurre porque consta de partes. Todo lo que tiene partes, puededividirse, porque una parte puede ser arrancada de otra»67. Pero Dios no estácontenido por lugar alguno ni se mueve de un lugar a otro, no está limitado

por partes ni determinado por la longitud, anchura o altura, ni es posible distinguir en él parte superior o inferior, anterior o posterior. Dice san Gregorio,tantas veces citado, como ya dijimos en otra ocasión: «Dios no está arriba poruna parte y abajo por otra, ni permanece fuera por una parte y dentro por otra,sino que él mismo, siendo uno y todo en todas partes, sostiene presidiendo,preside sosteniendo, penetra rodeando, rodea penetrando, preside estando arriba, sostiene estando abajo, rodea por fuera, llena por dentro»68. La luz o el aireno pueden estar en su totalidad tanto en el interior como en el exterior, ni a lanaturaleza de la tierra ni a la del agua corresponde presidir todo desde arriba y

sostenerlo desde abajo. Llegar a todas partes no es posible a la luz, puesto queincluso en la hora del mediodía se hallan lugares menos iluminados que otros yalgunos incluso oscurecidos por las tinieblas. Por tanto, creo que el lector tieneya claro lo que yo he dicho o lo que aquel mentiroso, sacándolo de su cosechao tomándo lo prestado de su propio padre, fingió que yo había dicho.

3. Instruido por san Agust ín, digo sin vacilación: «Todos y cada uno denosotros somos templos de Dios porque se digna habitar en todos y en cadauno de nosotros sin que esté más en todos que en cada uno, pues ni se amplíacon la extensión ni se disminuye con la participación»69. Concuerdan también

con esta definición las palabras de san Gregorio: «No debe pensarse que Diosestá en todas las cosas de tal modo que cada una lo contiene según la proporción de su participación, es decir, más la mayor y menos la menor, sino queestá más bien todo entero en todo, todo en todas las cosas o todas las cosas enél»70. Con estas palabras el santísimo maestro afirma que la presencia delCreador, por su propia naturaleza, está no sólo en las criaturas más grandes,

u   Claudian. De s tatu anim .  115 (PL 53, c. 717).

1,7  Claudian. De s tatu anim .  I 17 (PL 53, c. 719).M Grcg.  Mor .  II 12 20 (PL 75, c. 565).6V Agust. De ciu. Dei  X 3 2.70 Grcg. i m m o   Isid. Scnt. I 2 1 (PL 83, c. 541).

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que son el fuego, el aire, la tierra y el agua o incluso los cielos y lo que hay enellos, sino también en las cosas más pequeñas que viven en el aire, en el agua oen la tierra. Siguiendo gustosamente a este maestro, creo que Dios está todoentero por naturaleza igualmente en demonios, hombres y bestias. Confieso,sin embargo, que por los dones de la gracia, obra de distinto modo en los distintos santos, según la opinión de san Pablo: «Cada uno tiene su propio don,uno de una manera, otro de otra»71. No obstante, el dador de los dones, tanto aquienes se les da como a quienes se les niega, los abarca a todos llenándolospor igual con la presencia de su sustancia y, abarcándolos, los llena, como afirma el venerable presbítero Claudiano, al decir: «El alma irracional gobierna alcuerpo animal para su salud. Al alma racional la gobierna el entendimientoracional para salvación del alma racional. Y ello bajo la acción y dirección de

Dios, que es el poder primero, el movimiento inmóvil y el quicio eterno en elque subsisten las sustancias. En efecto, Dios primero hace que existan; después,que cada cosa sea según sus normas o según sus méritos, como decidió quedebía ser aquel que todo lo dispone justamente»72. Puesto que la suma esenciade la divinidad no puede trasladarse de un lugar a otro, san Euquerio dice asíen forma de diálogo, presentando a la persona del que pregunta: «Pregunta: ElEspíritu de Dios, ¿cómo camina sobre las aguas? Respuesta: No de un modoerrante, sino por su poder, puesto que se alza sobre las criaturas con la autoridad de quien gobierna»73. La divinidad, como lo llena todo, no puede trasla

darse de un lugar a otro. También el mencionado Claudiano da su opiniónsobre Dios diciendo: «Su eternidad inmutable e inalterable abarca todo, dandoa unas cosas la salvación, a otras la justificación, a otras dejándolas a su albedrío. Ella, en cambio, permanece ajena a todo cambio o movimiento temporalo local, dotada sólo del movimiento llamado estable. De ella, por ella y en ellaexiste todo lo que se mueve sólo en el tiempo y sólo por ella misma. Todo loque se mueve temporal y localmente»74, se mueve por el poder de aquella quees la única capaz de mover en el tiempo. Después de unas cuantas cosas, refuerza también sus anteriores afirmaciones diciendo: «Es cosa sabida que los movi

mientos son tres: estable, ilocal y local. Estable es el movimiento de Dios,ilocal el del alma, local el del cuerpo. Es movimiento estable porque Dios nohizo siempre a la criatura y, sin embargo, quiso crearla entonces en el momento en que la creó. Y ello, no por voluntad nueva, puesto que siempre tuvo la

 vo luntad de crear la en el momento en que luego la hizo. “Entonces” tiene unsignificado temporal; “siempre” no pertenece al tiempo. Pues “entonces” serefiere al principio del tiempo, no al tiempo, puesto que la estabilidad de la

71 1 C or 7 7.72 Claud ian. De s tatu anim. I 23 (PL 53, c. 728).7)  Euqucr. Instr.  I 2.74 Claudian. De s tatu anim. I 3 5 (PL 53, c. 703).

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 vo luntad eterna incluye un movimiento temporal y por ello es un movimientoestable ese querer crear siempre en tal momento. Conviene saber aquí que nadapuede moverse si no lo mueve el Inmóvil. Para demostrarlo con un ejemplo,

no podemos mover un dedo si no está firme la mano, y el movimiento delbrazo depende de la estabilidad del hombro. Para poner un último ejemplo, alavanzar ha de afianzarse un pie para que pueda moverse el otro»75. Esto mismolo indica también san Isidoro con pocas palabras al decir: «Dios se mueve sinlugar y sin tiempo, el espíritu se mueve a través del tiempo sin lugar; el cuerpose mueve local y temporalmente»76. Quien no se mueve de un lugar a otro y,según el vaticinio del profeta, llena el cielo y la tierra77, está presente tanto en laiglesia como en una cloaca, pues ni viene localmente ni localmente se retira.Por lo tanto, en las cloacas da vida a los gusanos creándolos y en la iglesia reci

be las oraciones escrutando los corazones. No es mayor en un lugar y menoren otro, dado que es indivisible la esencia que está en todas partes y en todaspartes está toda. También Claudiano, al hablar sobre el estado del alma de losfilósofos, dice de la prudencia de los mismos: «Nada puede moverse si no lomueve el Inmóvil, y así ha de ser estable el alma para poder mover el cuerpo enel espacio y en el tiempo. Pero Dios es estable en sí mismo para mover el almaen el tiempo y el cuerpo en el espacio y en el tiempo»78. Por tanto, Dios, quesiempre es estable, ni se acerca ni retrocede, sino que, permaneciendo en símismo y estando presente en todas partes, mueve las almas y los cuerpos tanto

de los seres racionales como de los irracionales sin molestarse ni cansarse.Por fin, satisfaciendo, creo, al lector, he mostrado que es un embustero elque había pretendido mancillarme. Y he sacado el fuego oculto de la verdadhaciendo chocar mi pedernal en su fría roca, para que la dureza de sus mejillaspueda ablandarse, herida con el rubor de la vergüenza. Pero ahora, con laayuda de Dios, empezaré a exponer lo que él ha confesado creer.

 VIIII. La natura leza de Dios es simple y es una blasfemia afirmar:Cree mos que Dios está dentro de todas las cosas por sutileza,no por sustancia.

1. Igual que las tinieb las son rivales de la luz, la muerte de la vida y lanoche del día, así también lo son la falsedad de la mentira, la necedad de lasabiduría y la impiedad de la justicia. El Apósto l de los gentiles, lleno de la gra

75 Claudian. De s tatu anim. 11 8 1 (PL 53, c. 719-20).

76 Isid. ubi n c s c i o ,  sed cf. Scnt.   I 2 5 (PL 83, c. 542), y Agust. De Gen. ad l i tt. VIII 20 39 (PL34, c. 388).

77 Jcr 23 24.7X Claudian. De s tatu anim. II 2 2 (PL 53, c. 737).

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cia del Paráclito, dice así en su carta: «Está escrito que Abrahán tuvo dos hijos,uno de la esclava y otro de la libre»79. Más abajo añade: «Pero como entoncesel que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el espí

ritu, así también ahora»so. Por eso es oportuno considerar el linaje de estoshombres y examinar sagazmente de qué padre han nacido. Dice el que fue llamado por la boca divina hijo de la madre del Señor: «El que ha nacido de Diosno peca, pero el germen de Dios permanece en él y el maligno no le toca»81. Yañade : «En es to sabemos que somos de Dios : s i guardamos susmandamientos»82. Y para darnos a conocer este precepto, agrega: «Éste es sumandamiento: que nos amemos los unos a los otros»83. Y en otro lugar: «Sialguien dice que ama a Dios y odia a su hermano, es un mentiroso»84. Ahorabien, el que miente no ha nacido de Dios, que es veraz y padre de la verdad,

sino del diablo, que es mentiroso y padre de la mentira. Y no sólo es hijo suyo,sino también su esclavo, como dice el Apóstol: «Quien peca es esclavo delpecado y del diablo»85.

2. Estos amigos míos, impulsad os por la envidia y desprecian do mipobreza, intentaron perseguirme con odio injusto con sus lenguas engañosastanto ante el rey de los ismaelitas como ante las iglesias de Cristo. Veamos,pues, hasta dónde los arrastró su propia maldad.

Habiendo oído que yo afirmaba que Dios está entero por su esencia ilocaltanto en las cosas más grandes como en las más insignificantes, hechas por su

bondad, añadieron de su propia cosecha que yo creía que Dios es como la tierra,el agua, el aire o la luz visible. Pero esta afirmación no es mía, sino de aquellosque no tienen reparo en decir que estuvo encerrado en el aposento del corazónde la Virgen , su madre. Y lo explican con el puño cerrado o están de acuerdo conquien así lo explica. En definitiva, cegados por el justo juicio de Dios, lanzandolos dardos de su lengua contra el poder inefable de la divinidad, esparcieron consus bocas espumantes por los oídos de los católicos un nuevo tipo de blasfemiadiciendo: «Nosotros creemos que Dios está dentro de todas las cosas por sutileza, no por sustancia»86. Después, retrocediendo a sus acusaciones habituales,dijeron: «Hasta tal punto cayó en otras aberraciones que, además de las tres personas divinas, afirma que no sé qué otras formas no son criaturas, sino creadores,de modo que introduce más dioses que las vanidades de los gentiles». Debemosescuchar atentamente sus palabras y prestar la vigilancia esforzada de la mente y,

n   Gál 4 22.*° Gá l 4 29.*' Jn 3 9.« 1Jn 2 3.

« 1 Jn 3 23.M 1 Jn 4 20.» Jn 8 34.

Cf. supra   II 3.

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tratando escrupulosamente cada una de las palabras y explorándolas prudentemente, descubrir lo que allí ocultan, de modo que podamos distinguir la verdadde la falsedad. Pues afirman que yo he dicho que no sabemos qué otras formas

son creadores y no criaturas. Si yo a Júpi ter o a Mercur io, a Minerva o a Saturno,a los Querubines y Serafines, a Miguel o a Gabriel, al cielo o al abismo, a la tierra, al aire o al disco del sol o de la luna, al coro de los astros o a algún elementolos había llamado, no criaturas, sino creadores de las cosas, a las cosas que yohabía mencionado, habrían debido llamarlas con sus propios nombres y nodecir: «No sabemos qué clase de representaciones». Por ello se ve claramente quetenían intención de mentir. Pues si yo lo he dicho, lo saben; y si lo ignoran, ¿porqué mienten diciendo que lo he dicho? Ahora bien, todas las cosas creadas sondenominadas por sus nombres propios o comunes. Yo, por mi parte, no ignoro

lo que dije, ni niego haberlo dicho, pues, al mencionar la omnipotencia divina,aseguré: «Crea todas las cosas por sí misma, no manda crearlas por mediación decriaturas, de modo que no hay otro creador con Dios»87.

3. Pero, para volver a lo que había dicho, que por una parte fingen igno rar y por otra aseguran que yo lo he dicho, faltan a la lealtad y dejan marcadauna cierta huella de su mentira. Esto es, a mi juicio , lo que entonces revelé yellos conocen, pero que con un silencio incauto piensan que es mejor ocultarque publicar. Y es que, por disposición divina, en su ceguera son incapaces dereconocerlo y, sin embargo, no se atreven a desacreditarlo abiertamente. Pero,

como en su infiel corazón no creen, intentan con su boca impura negar la sabiduría y especialmente la fortaleza, la eternidad, la sutileza y la grandeza, lamano, el pie, el oído y el ojo de Dios. Todas estas cosas aseguro yo que son lomismo en aquella naturaleza simple, no partible e indivisible. Pues toda la

 Trinidad y no una parte de el la se llama oído, porque toda la Trinidad lo oyetodo. Toda es ojo, porque lo ve todo y lo que ve lo ve toda la Trinidad y no vecomo la naturaleza corpórea a través de los pequeños agujeros de sus ojos.

 Toda es mano, porque obra toda la Trin id ad, aunque, según el vaticinio de lprofeta, se trata de un modo especial de obrar, ya que para Dios querer eshacer. Toda es grandeza, porque abarca toda a las criaturas, ya que no estásometida a las dimensiones cuantitativas de la materia física. Toda es sutileza,porque, sin agotarse ni mucho ni poco, penetra lo corpóreo y lo incorpóreo y,sin debilitarse en absoluto, está presente en cualquier parte de la criatura. Todaes fortaleza, porque todo lo soporta sin cansancio. Personalmente el Hijo deDios es la sabiduría de Diosss, pues el magisterio de Pablo nos enseña que

 Jesucristo es el poder y la sabiduría de Dios, al decir del Padre: «Es sabio decorazón y robusto de fuerza»89.Y del Espíritu Santo dice: «Espíritu de sabidu

Cf. supra   II 1 1.» Cf. 1 Cor 1 24." Job 9 4.

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ría y entendimiento»90. Aunque se puede llamar al Hijo de Dios sabiduría enrelación con la persona, la Trinidad toda y el Espíritu Santo es también sabiduría por naturaleza, porque toda ella lo sabe todo porque lo encierra todo

dentro de sí misma. En suma, los que separan la sutileza de la esencia y dicencon boca blasfema que Dios está dentro por sutileza y no por sustancia, y aseguran además, delirando, que la naturaleza de Dios no es simple, sino compuesta, piensan que los nombres propios adecuados a la esencia divina serefieren más a las criaturas que al Creador y que las designaciones relativasson las únicas que convienen cuando oye que afirmaban: «Nosotros creemosque está dentro de todo por sutileza, no por sustancia». ¿Qué es, por favor, lasustancia de Dios si en él la sutileza, la grandeza, la eternidad, la fortaleza, la

 v ida y la sab id u r ía no son la su stanc ia? Sobre la sab id uría d iv ina diceSalomón: «Hay en ella un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil,ágil, perspicaz, inmaculado, dulce, amante del bien, agudo, bienhechor, humano, firme, seguro, que todo lo puede, todo lo observa y que penetra todos losespíritus»91. Si la sabiduría divina tiene en sí al Espíritu Santo único y múltiple, sutil y, para pasar por alto otras muchas cualidades, todo lo puede y penetra todos los espíritus, es claro que el Espíritu Santo está en la sabiduría deDios, que es el Hijo, y que es sutil y capaz de penetrar todos los espíritus. Nose dice sobre él en este pasaje: tiene sutileza, sino más bien, es sutil. Éstos, encambio, al asegurar que una cosa es la esencia de Dios y otra la sutileza, cegados por su maldad, caen en la ignorancia y, ensoberbecidos por la hinchazón

de su orgullo, no temen blasfemar a boca llena. Luego, como pretexto, meacusan de introducir multitud de divinidades a mí que, aparte de los nombresrelativos, utilizó algunos términos acordes con la divinidad que po r su sentidoindican evidentemente los poderes de su omnipotencia. Sin embargo, afirmóque no hay en la divinidad tantas personas como nombres, sino que, por susactos convienen a la Trinidad los nombres diversos de la indivisible Trinidad.Ellos, creyendo que todos estos nombres son accidentes de Dios o criaturas,piensan que la naturaleza divina no es simple, sino compuesta, cegados, sinduda, por el justo juicio de Dios, como si desearan perder el alma, redimida

con la preciosa sangre de Cristo.4. Pero como dijeron: «No sabemos qué otras representaciones yo he lla

mado no criaturas, sino creadores», si Dios me lo concede, procuraré afirmarque Dios es la fortaleza de Dios, su sabiduría, su vida, su mano, su pie, subrazo, su ojo y su oído. Y demostraré por las sentencias de los Padres que essimple toda aquella sustancia a la que nada puede suceder, nada agregarse onada en modo alguno quitarse. Si le sucediera algo, ciertamente sería mutable,

*> Is U 2. w Sab 7 22-23.

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pues recibir ía un aumento y, al perder éste, experimentaría un daño o se consideraría imperfecto, si necesitara de algún accidente. Dios perfecto siempre einmutable, no está sometido a accidente ni a cambio, pues todo lo que está

sometido a accidente cambia al añadírsele aquello que no tenía. Y todo lo quecambia, precisamente porque se cambia en otra cosa, no realiza, sino que recibeel cambio, y, por eso, no es impasible, sino mas bien sometido a la posibilidadde padecer. Dios, como dice san Gregorio, «es el único inmutable en sí mismo,puesto que “es el único que tiene la inmortalidad”92. Sobre él dice Santiago:“En él no hay cambio ni sombra de variación”93. Y precisamente porque no seda cambio en Dios, ninguna sombra de variación obstaculiza su luz»94. «¿Quées la mutabilidad de las cosas sino una forma de muerte? Ésta, al cambiar unacosa en otra, mata, como quien dice, al ser anterior para que empiece a ser lo

que no era95. Sobre la inmutabilidad de Dios está escrito: «El único que poseela inmutabilidad y que mora en una luz inaccesible»96. La opinión de este doctor veraz, que es san Gregorio, reforzada con las palabras apostólicas, asignó aDios como algo específico: que es el único que puede ser declarado inmutabley, por ello, el único inmortal. Si Dios es el único que tiene la inmortalidad porel hecho de ser inmutable, ¿cómo puede sobrevenirle la sutileza, la sabiduría ola voluntad, o cómo puede adquirir la fortaleza y no ser eterno por naturaleza?Sobre todo, como dice el mismo san Gregorio: «Es propio de Dios todopoderoso el ser siempre el mismo. El único que existe de verdad, porque es el único

que es inmutable. Todo lo que unas veces es de una manera y otras de otra, estáa punto de caer en la nada. Pues no puede permanecer en su estado, sino que dealgún modo avanza hacia el no ser, puesto que se dirige de lo que había sidosiempre hacia otra cosa distinta en una sucesión temporal. Por tanto, para queseamos algo en la participación de aquella esencia, reconozcamos que nosotrosmismos no somos casi nada»97. Luego ya está claro para todos, a mi parecer,que Dios es inmutable.

5. Así pues, se ha refutado ya la opinión por la que se consideraba que lasutileza en Dios es accidental. Queda tan sólo el trabajo de mostrar, con la

ayuda de Dios, que la naturaleza de Dios no es compuesta, sino simple, deacuerdo con las opiniones de los Santos Padres. Dice así uno de nuestros autores: «Dios es simple por naturaleza y nada le acontece, sino que tiene en sunaturaleza todo lo que es divino»98. Si tiene por naturaleza todo lo que es divino, para no hablar de otras propiedades, en él sutileza es lo mismo que natura

 v2 1 Tim 6 16. V1 Sant 1 17. v4 Greg.  Mor . XII 33 38 (PL 75, c. 1004).

 w Greg. ib id. w 1 Tim 6 16.*7 Greg.  Mor.  XVIII 50 82 (PL 76, c. 87-88).* Ambr. D e f i d e   I 16 (PL 16, c. 552-53).

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leza, naturaleza lo mismo que Dios. La sutileza no es una parte de Dios, porque, como ya se ha puesto de manifiesto, no puede tener partes la indivisibledivinidad, pero puede distribuir los bienes a cada uno según quiere. Sin embar

go, la divinidad está toda de modo inmutable en todas partes. Pero hablemosde otra cosa. Si la sutileza de Dios fuera una criatura y por ella estuviera Diosdentro de todas las cosas, sería también ilocal e inestimable, y todo lo llenaría ylo penetraría, y sería más grande que Dios o semejante a él. Por tanto, san

 Je rónimo, en el dogma de los Padres, como también Casiano, en el libro de lasConsolaciones, rehúsan aceptar esto y dicen: «Penetrar y llenar todo sólo esposible a la Trinidad, que penetra en toda naturaleza intelectual de tal modoque no sólo puede rodearla y abarcarla, sino incluso deslizarse en su interior einfundirse en el cuerpo de forma incorpórea»99. Por lo demás, aunque tal suti

leza, cosa que no ocurre, fuese una criatura capaz de penetrar todo lo visible ylo invisible, ni aun así impediría que la esencia de la divinidad penetrase y llenase la criatura formada por ella. Pero ellos dicen: «Creemos que Dios estádentro de todo por sutileza, no por sustancia». Por tanto, si la sutileza es unacriatura, puede creerse que tanto Dios, que está por ella en todas partes, comoella misma, están dentro de todas las cosas; y eso no se puede decir. Pero estolo sacaron del seno de su mentira, no de la fuente de las Sagradas Escrituras, enlas que se dice: «Dios que escruta los corazones y los riñones»100. Pero tal vezpretenden hacer a Dios compuesto y por lo mismo desigual, de modo que susustancia esté muy alejada de todas las cosas. Pues, al ser Dios lo más grande,sería indigno de él estar dentro de todo. La sutileza, en cambio, sería una cosadespreciable c insignificante, y propio de ella sería estar dentro de todo. Si porcasualidad es tal su delirio, que oigan las opiniones de san Agustín en la definición de la Santa Trinidad: «En esta divina Trinidad, dice, nada hay diferente,nada dividido, nada separado, nada mayor o menor, nada bueno en parte y enparte mejor»101. Luego, si este maestro de maestros dice: «Nada hay en ellabueno ni mejor, nada mayor ni menor», es evidente que éstos han dicho unablasfemia no pequeña refiriéndose a la suma, simple y perfecta naturaleza,cuando definieron que Dios está dentro de todo por sutileza, no por sustancia.

 Y me od ian con el pretexto de que introduc ía muchos dioses a mí, que no tuvemiedo de predicar que en Dios voluntad, sabiduría, fortaleza, eternidad es lomismo que naturaleza, según las palabras de los Santos Padres. De entre éstosdice san Gregorio: «Aunque Dios todopoderoso es la eternidad misma, sinembargo, no sabemos cómo es su propia eternidad»102. Y en otro pasaje, comoya antes señalé: «¿Qué hay de extraño en llamar sabio al creador de los sabios,

Casian. Coll. VII 13 (PL 49, c. 683-84).100 Sal 7 10.101 Agust. u b i n a c i ó .102 Greg. Mor . XVI 43 54 (PL 75, c. 1147).

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que es la sabiduría misma? ¿Y qué hay de extraño en recordar que es muerteaque l que, como todos saben, es la fortaleza m ism a? »103 ¡Oh tú, el más santode los hombres!, ¿por qué no temes decir que la eternidad, la sabiduría, la for

taleza de Dios son lo mismo que su naturaleza? Y añades además que nadie loignora, cuando hoy Hostis Jes u   y los suyos pensaron condenarme porque dijeesto, pues les parecía que había introducido muchos dioses, porque afirméque, aparte del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, cualquier otro hombrepodría adaptarse a la esencia divina. Pero veamos si hay otro que se atreva aafirmar esto contigo. El venerable Agustín, lo mismo que tú, se atrevió a deciren el libro de las Cuestiones: «La causa de toda criatura es la voluntad delCreador. Ahora bien, la voluntad del Creador no está fuera de la naturalezadel Creador. Es decir, en él la voluntad es lo mismo que la naturaleza y la

naturaleza lo mismo que Dios. Como es eterna su naturaleza, así es eterna su voluntad, sin que surja ningún nuevo pensamiento de formar la cr ia tura. Portanto, todo lo dispuso en sí la Trinidad, Dios, que tuvo en sí todo lo quehizo»104. También dice en los libros sobre la Ciudad de Dios: «En relación a símismo se dice viviente porque tiene vida, pero es la vida misma. Por esto sedice que es simple su naturaleza, porque no tiene nada que pueda perder, ni enella una cosa es el que posee y otra lo poseído»103. En el mismo lugar se dice:«El espíritu de sabiduría es múltiple porque contiene en sí muchas cosas, perolo que tiene, no sólo es él, sino que es una sola cosa con él. No son muchas,sino una la sabiduría en la que son inmensos e infinitos los tesoros de las cosasinteligibles, en las que están todas las razones invisibles e inmutables»106. Ydice que la voluntad, la vida y la sabiduría de Dios es lo mismo que Dios. Sinembargo, nadie le acusó de creer en muchos dioses, a pesar de que habla dichoincluso que «el espíritu de sabiduría tiene muchas cosas y que lo que tiene loes también él». Pero como Hostis Je su   no puede captar eso, los que piensanque sabe algo andan inventando que yo he dicho: «No se qué otras representaciones no son criaturas, sino creadores», cuando son los únicos que ignoranque todos estos nombres designan sin ambigüedad alguna una sola sustanciacreadora.

6. Entre otras cosas dice así san Isidoro en los libros de las Etimologías:«Se dice que Dios es simple, sea porque no pierde lo que tiene, sea porque noes una cosa él y otra lo que está en él, como en el hombre en quien una cosaes ser y otra saber; pues puede existir y no ser sabio. En cambio, Dios tiene laesencia y tiene también la sabiduría. Pero lo que tiene, lo es también poresencia en unidad perfecta. Por lo tanto, es simple, ya que no hay en él acci

103 Greg. Mor.   IX 10 1-2 (PL 75, c. 860).104 Agust. Dial, qua est.   LXV, 39 (PL 40, c. 746).105 Agust. De ciu. D ei  XI 10 1-2.,0Í' Agust. De ciu. Dei  XI 10 3.

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dente alguno, sino que lo que es y lo que existe en él, pertenecen a su esencia,salvo lo que se relaciona con cualquiera de las personas»107. Se dice que esinmenso porque abarca todas las cosas y no es abarcado por nada, sino que

todo lo contiene bajo su omnipotencia»108. «La mano de Dios es el Hijo, porque por él todo fue hecho. Se llama también su diestra, porque todas las criaturas llegaron a la existencia formadas por él. Se llama brazo de Dios, porquelo contiene todo. Poder de Dios, porque tiene en sí todo el poder del Padre,gobierna, mantiene y rige a todas las criaturas del cielo y de la tierra»109. Si eladversario hubiese querido ceder a la razón, hubiera debido dar gloria a Diosal sentirse vencido por estos testimonios y tanto él como los que piensancomo él debieran reconocer que en Dios no es una cosa la esencia y otra lasutileza ni sospechar que la sabiduría, la voluntad y la fortaleza de Dios soncriaturas. Por ello, dejando a un lado los nombres, deberían decir: «no sabemos qué otras representaciones». Añadiré aún algunos testimonios de loslibros de san Agustín que, aunque ellos no los quieran creer, podrán almenos beneficiar al lector. Dice en los citados libros sobre la Ciudad deDios: Dios es «la verdadera eternidad, la verdad eterna, la eterna y verdaderacaridad. Y esta Trinidad eterna, verdadera y querida existe sin confusión nidivisión en aquellas cosas que están dentro de nosotros. Porque de ningúnmodo existirían, ni tendrían apariencia alguna, ni apetecerían o poseerían unrango si no hubiesen sido creadas por el que es la existencia suprema, la sumasabiduría y la suma bondad. Tratemos, pues, de descubrir, en un sitio más y

en otro menos, las huellas de la belleza de Dios, ya que con admirable estabilidad recorre las cosas que ha hecho»110. Igualmente, en el libro de lasCuestiones, donde expone qué significan las palabras de Dios: «M e a rrepiento de haber creado al hombre sobre la tierra»111, dice así: «Se llama mano deDios la fuerza que opera, y pie de Dios la fuerza que se orienta hacia el establecimiento y dirección de todo, y oído y ojo de Dios la fuerza que percibe ycomprende todo, y rostro de Dios la fuerza con que se manifiesta y se reconoce»112. Y así otras cosas por el estilo. También dice en otro pasaje: «Dios eslo que tiene y tiene lo que es, pues tener y ser son para él la misma cosa»113.

No obstante, bástenos haber dicho todo esto a la carrera contra su primeraopinión; ahora, contra el resto del escrito, presentamos las pruebas que nosdé el Señor.

107 Isid. Ety m.  VII 1 26-27.,0K Isid.  Etym.  VII 1 30.,w Isid.  Ety m. VII 2 23-24.1,0 Agust. D e c í h . D ci  XI 28.

Gén 6 6-7.

1.2 Agust. De diu. quacst .  L XXXIII, 52 (PL 40, c. 34).1.3 Agust. cf. De c íh . Dci   XI 10 1,Tract ine v ang . l o an .  XLVIII 6 (PL 35, c. 1743), LIV 7 (c.1783), LXX 1 (c. 1818), XC IX 4 (c. 1887), De Tnn.   I 12 26.

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X. C o n tr a lo que aparece al principio de este libro.

1. Con la ayuda de aquel que es el camino, la verdad y la vida, he expues

to, como he podido, las mentiras de la sentencia dictada contra mí y las hedifundido ampliamente para que sean objeto de risa más que de temor. Hedado también a conocer la herejía de aquellos a los que la ignoraban. Por eso,ahora debe examinar el lector si es verdad lo que voy a decir contra aquel credoque Host is J e su , escribiendo en nombre de los obispos de la Bética, ordenó alpueblo de Martos que aceptase sin vacilar. Pues el mismo mentiroso e hijo depadre mentiroso, que había afirmado que yo me había levantado de repente yhabía dicho muchas impiedades contra Dios, olvidando pronto su acción, enun segundo credo incorporado al anterior, añadió tras unas palabras moderadas bien escritas, otras malvadas, al decir: «Hay algunos que con su juicio quie

ren sancionar cosas dudosas y pasar por alto las reglas de los Padres, sin darsecuenta de que los Padres fueron inspirados en sus reglas por el Espíritu Santo. Y no temen transgredir las reglas con sus opin iones o ut il izarlas inadecua da mente, como procaces y charlatanes que, deshonrando los libros de los mayores, desean con su imprudente limitación conseguirse un nombre. Con razónnos anticipamos a la reciente disputa de algunos, contraria a las reglas de la fe,y damos justamente una sentencia perpetua contra los que se han mantenido ensu obstinación. En cambio, a aquellos, que, después de las turbaciones normales, han vuelto devotamente a la paz de la Iglesia, a la concordia de la fe y a las

enseñanzas de los Padres, los recibimos con aplauso y, abrazándolos con caridad, los reintegramos en el seno de la Iglesia». Ya me he reído bastante. Ahoraprefiero llorar a reír, cuando veo que los que debían gobernar a la esposa deCristo, oprimidos por una ignorancia tan grande asignan la tarea de redactarsecretos en su nombre a quien no sabe qué preposición rige cada caso ni distinguir entre verdad y mentira, hasta el punto de que por sus cartas se demuestraque mienten siempre. Me gustaría preguntarle si he sido yo solo condenado osi lo han sido otros también conmigo. Si responde «con otros», irá contra suprimera sentencia. Pero si dice «solo», le argumentaré: Oh lengua bífida c hijode dos padres mentirosos, uno de los cuales prometió dar a Cristo, si lo adoraba, todos los reinos del mundo, y el otro, por su parte, negando el gloriosonombre de Cristo, confesó públicamente que sería muzlemita, si me levantésolo de repente, como habías escrito hace tiempo, y prediqué muchas impiedades contra Dios y muchas opiniones contrarias a las reglas, como tú escribiste,¿quiénes son los que tú dices en el segundo escrito que quisieron con su propiojuicio y contra la doctrina de los Padres sancionar am bag e s c au s a rum    pordubias causas , como pensaste tal vez decir, cosa que no pudiste hacer porque telo impidió tu ignorancia? ¿Acaso yo, Sansón, tengo muchos cuerpos y diversasalmas, de manera que soy uno solo quien se levantó de repente, como dijiste en

otra ocasión, y muchos, hasta el punto de que me llamen «algunos», como túacabas de afirmar? En aquella ocasión pensaste desautorizarme a mí solo. En

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ésta, sin embargo, dices que fueron condenados muchos, cuyos nombres ocultas con silencio culpable. A algunos de ellos no te avergüenzas de inventar queretornaron a ti y que fueron acogidos en el seno de la Iglesia, cuando más biennadie duda que aquel de quien te glorías es Leovigildo. Éste, cansado de lasmuchas persecuciones, emboscadas y blasfemias de tu cómplice Servando,trató de desviar hacia otro el rigor de la justicia y ponerse en comunión contigoy con los tuyos, aunque sabe que sois unos sacrilegos y perseguidores de laIglesia. Pensó que de otro modo no podía escapar a otras emboscadas. Él, sinembargo, no hizo esto antes de obligarte a ti y a Sebastián a negar parcialmenteen la asamblea de toda la Iglesia vuestro antropomorfismo. Y para que consteque es verdad lo que dije, traicionaste con tu silencio lo que habías dicho enotro tiempo: «nosotros creemos que Dios está dentro de todo por sutileza, nopor sustancia». ¿Acaso ambos escritos, contradictorios entre sí, no revelan a

todos los hombres que tú estás al servicio de una mentira poseída por derechohereditario? Si sólo yo me levanté y sólo fui condenado, ¿por qué dices quefueron acogidos en el seno de la Iglesia los que nunca se apartaron de ella?

 Justamente, según afirmas, os anticipasteis a la controvers ia de éstos, contrar iaa las reglas de la fe y pronunciasteis con razón una condena perpetua contra losque se mantuvieron en ella obstinadamente. Di la verdad, desgraciado, di la

 verdad y podrás ser creído sin esfuerzo. Pues, ¿qu ién en su sano ju ic io creeráfácilmente tus ligerezas, cuando tú mismo te contradices y por tus escritosmuestras que has mentido, al ser contrarios entre sí ambos textos?

XI. Cont inuación de las palabras del libro hasta la exposición de la antí fona.

1. Continú a diciendo:  Et ut f a tu l o e t ab oscuris a d lu cem uen ir e f es t in et ,  ea que a mb igua o bu iaqu e in pl erasq ue m entes turbo con gessera t ips is nihi lomi-   nus causis e pa rte conteximus, ut interiecta n ub e c alore m Sancti Spiritus possi t ,ob tamus  , ha n c n eb u lam dis sip are UA.  ¡Oh estupidez suficientemente merecedorade burla, o mejor, de lamentación!  Ad lu c em uen ir e f e s t in e t   dice, o sea, utilizaun singular e ignora que amb i g uum   y obuium  son neutros singulares y agrega,

comenzando por plural:  Ea qu e am b igua obu iaque in p le ra squ e m en te s turbo  c ong e s s e ra t    y, lo que es peor, comete un solecismo por cambio de casos. Sisupiera lo que había dicho, tendría que ser considerado blasfemo contra elEspíritu Santo. En fin, debería hacerse presente el Espíritu Santo para disiparcon su calor la nube interpuesta por delante. Pero éste lo que desea es una nubepuesta delante para ver si puede disipar el calor del Espíritu Santo. Si la nube,oh desgraciado, porque eres un desgraciado, pudiese disipar al Espíritu Santo

1,4 Cf. supra    II 5 1.

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sería más fuerte que él. Pero cuando el calor del Espíritu Santo disipa facilísi-mamente la nube de la ceguera o de la oscuridad, actúa misericordiosa y poderosamente, según su costumbre.

2. Pero dejando a un lado lo que fue escrito incorrectamente contra lasreglas de la Latinidad, dirijamos nuestra atención hacia aquellas frases quecualquier intérprete puede creer que fueron dictadas por un estúpido notario.Por ejemplo: Obtamus Spir i tum Sanctum ut suo calore int er ie c tam cal ig inis   nu bem non d i f f e ra t so luer e . Se añade después: Primo eatenu s in huius late sen-  t en t i e in f ront e c ont eximus que pr imi tus mal e e t in caut e a c pr e c eps uu lga ta   sunty sc i l icet salmodia m qua m ab anterioribu s patribus actenu s inter ec lesiast ic is  r e gu l is c an ue ru n tu s.  Estás viendo, lector, que paso por alto los solecismos;pero lo hago por brevedad, no por desconocimiento. In qua quippe antífona  

non solum psal l endi uir tus ab auc tor ibus es t expressum, ueru m et iam fornes ere -   sum abdi ca tum.  ¡Ay qué dolor! Me veo obligado a escribir cosas tan incultasque tengo que  p sa llend i uirtus ab au ctor ibus expressum , cuando hay que poneruir tus «expressa », de ningún modo expressum.  Añade después: Hii incaute   inma tureque damnauerunt . N ecpr e t e r i end um e st huius ant i fone t extum expr i-   m ere }ut i l ico ex ea os t end atur f id e i m er i tum que tune re c t e expressa es t contra  

 Nestorium: O quam m agnum , dice, miraculum inauditum! Uirtus de c e lo pros -    p exit , obum brau it u t erum uirginis, pot ens es t mages tas inc ludi infra cubiculum  cordis ianuis c lausis . Credimus, credimus JJerbum Dei Omnipotentis inlabsum  in uterum uirginis et iuxta unionem persone fuisse ianuis c lausis . Et ut cedat  

 Nestorii d o gm a , non a mb igim us esse inc lusum iuxta unicum deniq ue Fi lium n ec   in I o rdan e f l um ine  , sed in útero c redimus incama tum.

Como hasta aquí he reproducido el texto del escrito en el que se dice quese contiene la verdadera fe que nadie puede contradecir, a partir de ahoracomenzaré a interrogar a este dogmático y a responderle modestamente.

XII. Respuesta.

1. Dime, amigo, tú que hoy afirmas conmigo que Cristo, Hijo de Diosy del hombre, se encarnó en el vientre de la Virgen y por ello estuvo encerrado en él para constituir una sola persona, ¿por qué no confiesas lo quedices que crees, y corriges a los demás, según aquellos ejemplos en los que sedice «dentro del aposento del reino» o «del vientre»? Y para citar otro caso.Si tú, como quien recientemente ha sido corregido por Leovigildo, asegurasque crees —y haces bien en creerlo— que Dios estuvo encerrado en el vientre y no en el corazón de su madre, como siempre confesabas, ¿por qué me

115 Cf. supra  II 5 2.

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condenabas como hereje y añadías que yo había dicho muchas impiedades,cuando en la asamblea de todos los reunidos en concilio una breve confesiónde mi fe confirmó que yo siempre había creído lo mismo? Pero para demos

trar que es verdad lo que digo, algunos sacaron para ellos copias de la referida confesión antes del día del concilio. Y hasta ahora las han conservado íntegras y las guardan en sus registros. Para aclarar todo este asunto, seinsertan estas palabras.

2. «Creo y confieso que el Hijo de Dios, que es esencialmente el poder deDios y la sabiduría de Dios, fue concebido como hombre por la Virgen en eltiempo y nació de ella sin que se manchara su pudor. Porque la madre de Diosoyó con su oído, creyó en su corazón y concibió en el vientre. Así, el que naciódel Padre como Dios, nació de su madre como verdadero hombre y verdaderoDios. Por ello, para constituir una sola persona, la majestad estuvo encerrada enel vientre de la Virgen y permaneció allí por espacio de nueve meses. En efecto,tanto el Padre como el Espíritu Santo estuvieron en el mismo vientre, pero nopudieron estar encerrados, porque ni Dios Padre es una sola persona con Cristohombre, ni el Espíritu Santo es con Cristo hombre una persona, por la que sepueda decir que estuvo encerrado en el vientre. En cambio, el Hijo de Dios ydel hombre, el Verbo que se hizo carne, nuestro Emmanuel, es una misma yúnica persona y estuvo encerrado en el vientre de la Virgen, no en su corazón,teniendo como Dios el estar en todas las cosas y como hombre el poder estarencerrado»116. Yo, como se ve claramente, dije entonces lo mismo que hoy, pero

tú no; tú obligabas a confesar que el Hijo de Dios estuvo encerrado dentro delaposento del corazón, donde la divinidad pudo estar, pero no pudo estar encerrada. Y lo indicabas con el puño cerrado, como todos saben. ¡Y de qué manera!Pero ¿por qué se me detestaba a mí como blasfemo porque decía entonces loque tú has comenzado a decir hace poco? ¿Acaso cuando yo preguntaba si lamajestad divina puede estar encerrada en el corazón, no dijiste tú, cosa querecuerdo muy bien y muchos conmigo: «¿Y qué puede haber de imposible parala majestad?» Pregunta sobre la que digo a todos los que entonces estuvieronpresentes si, cosa que no creo, te has olvidado tú mismo. Pues pienso que

entonces estuvo allí Leovigildo y sabe lo que digo. A esto te he respondido confiadamente según el libro de san Isidoro: «Se Llama todopoderoso porque hacelo que quiere y no consiente lo que no quiere»117. Nuestro Claudiano lo pruebatambién diciendo: «Dios no pudo querer lo que no debió hacer»118. Despuésdice: «Ni puede cambiar la nada de ninguna manera, porque carece de sustancia,ni Dios, porque no experimenta pérdida ni recibe aumento»119. Yo añadí tam-

114 Cf. supra   II 1 2.

117 Isid.  Ety m . VII 1 17 (= Aug. De ciu. Dei  V 10 1).1,1 Claudian. De s ta tu an im.  I 5 1 (PL 53, c. 707).I,v Claudian. De statu anim.  13 2 (PL 53, c. 702).

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bien: «¿Acaso porque Dios es verdaderamente todopoderoso puede mejorar o,siendo la verdad, mentir o, despojándose de la esencia divina, ser un demonio, omorir, siendo de naturaleza inmortal, o asumir el Hijo o el Espíritu Santo la

persona del Padre, o el Padre y el Espíritu Santo la persona del Hijo, siendo pornaturaleza propio de la divinidad el ser inmutable? Igual que todas estas cosasno son propias de la naturaleza divina ni pueden sobrevenirle a ella, que hizotodo lo que quiso y todo lo que hizo lo hizo sabiamente, así ni es propio deDios sobrevenirle la posibilidad de estar contenido en un lugar, ya que noocupa lugar, ni de estar encerrado en un corazón, ya que es ilimitado. Cuandohace algunos años escuché esta antífona, pregunté a un presbítero que parecíaculto, qué entendía por: «¿Puede la majestad estar encerrada en el corazón?».Opinando también como tú, me respondió: «¿Y qué es lo que no puede Dios?

 Todo es posible para qu ien es todopoderoso. Pues si hubiese algo que Dios nopudiera, no podría llamarse todopoderoso». Enseguida quedó vencido por larazón, le señalé esta antífona y añadí a manera de observación: «mala». Y realmente, según este sentido, es muy mala. Pero, como te apartaste ya de aquellaherejía, gracias al favor divino, tú, que para sostener que Dios puede estar encerrado en el corazón, decías entonces: «Puede introducir toda la masa del mundoen el pequeñísimo agujero de una aguja », dices ahora conmigo: «Creemos , creemos que el Verbo de Dios todopoderoso penetró en el vientre de la Virgen yestuvo allí con las puertas cerradas para constituir una persona». Abre ya la

mano que habías cerrado un día, no sea que el ángel de Dios, al oír tal opinión,la corte del hombro o, desecada junto con el plectro de tu boca, alcances el castigo que te mereces por tan monstruosa blasfemia. Confiesa también que nopuede estar encerrado en el corazón. Y da gloria a Dios, no sea que por la maldad de tu blasfemia te imponga ahora un castigo y te convierta en escarmientopara todos.

XIII. Cri sto no estuvo encerrado en la parte del cuerpo llamad a corazón.

Ejemplos con que se demuestra que el corazón debe llamarseaposento del corazón.

1. Finalm ente, puesto que con la ayu da de Cristo he mostrado habercreído siempre lo que ésos afirman ahora creer, y haber respetado desde loscomienzos mismos de mi infancia la fe inviolada de la Iglesia, considero con veniente responder a aquellos que, asegurando como niños y con un flojoempeño, que todo es posible a la naturaleza divina, pretenden que el Verbo sehizo carne en la parte del cuerpo llamada corazón o, queriendo que se entienda que el aposento del corazón es algo distinto del corazón, dicen que la antífona es correcta. A éstos, al punto les tengo que responder decididamente: la verdad de este asunto debe buscarse en la ley, en los profetas , en los evangelistas, en los apóstoles y en los doctores, y no esperarla de los hombres ignoran

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tes. No debemos estar de acuerdo con las opiniones del vulgo y pasar por altolo que es verdad, ya que no es costumbre nuestra apartar el oído de la verdady prestar atención a las fábulas120. Isaías, como se ha dicho en el libro anterior,

asegura: «H e aqu í que una virgen concebirá y parirá un hi jo »121. Y el evangelista cuenta que Gabriel dijo: «He aquí que concebirás en el vientre y parirásun hijo y le pondrás por nombre Jesús»122. Y aquello de: «Se halló que habíaconcebido por obra del Espíritu Santo»123. También por boca de Isabel se dicea la Virgen: «Bendito el fruto de tu vientre»124. Según todo esto, ¿por qué

 vamos a tener que deja r de lado esas af irmaciones y asentir a pa labrer ías de vie ja y no creer más bien que la div in idad es tuvo junta y unida de modo inextricable y sin confusión a la humanidad en el vientre, donde ciertamente seforman los miembros y, en cambio, vamos a tener que creer lo que ninguna

razón puede demostrar: que «Cristo, porque es todopoderoso, pudo formarseen el corazón de una nueva manera, y estar encerrado en él». «Corazón»,como dice san Isidoro en los libros de las Etimologías, se deriva de un nombregriego llamado kardía , o de cura  , pues en él se asienta toda la inquietud y elprincipio de la ciencia»125. El corazón no concibe, pues, miembros, sino pensamientos y da a luz por medio de la lengua y el servicio de las manos. Por esodice también el Señor en el Evangelio: «Del corazón salen los malos pensamientos los hurtos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones; estascosas son las que ensucian al hombre»126. Apartando a sus discípulos de las

inquietudes mundanas, dice: «Procurad que no se emboten vuestros corazones con la crápula, la borrachera y las preocupaciones de este mundo»127. Puesel que concibe pensamientos y preocupaciones, ha de dar a luz mediante lasobras y la palabra para que se conozcan. Pues de igual modo que es propioque nazcan los cuerpos humanos por la puerta del pudor, así los pensamientosdel corazón nacen a través del órgano de la lengua. Por eso, si los miembrosdel Señor se hubiesen formado en el corazón de la Virgen, el Señor habríanacido por la boca más bien que por la puerta de la Virgen. Por eso se consideraría falso lo que dice el profeta Ezequiel: «Vi cerrada la puerta en la casadel Señor y me dijo el ángel: Esta puerta que ves, no se abrirá y no pasaránadie por ella, porque por ella ha salido el Señor, Dios de Israel y quedarácerrada»128. Antes de la concepción, en la concepción, en el parto y después

120 Cf. 2 Tim 4 4.121 Is 7 14.122 Le 131.123 Mt 1 18.124 Le 1 42.125

Isid. Ety m.  XI 1 118.126 Mt 15 19-20.127 Le 21 34.12X Ez 44 1-3.

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del parto se abrió la boca de la madre del Señor y dio a luz muchas palabras, ytomó comida y bebida. Todo lo apropiado para la alimentación de la naturaleza humana pasó a través de ella. En cambio, permaneció siempre cerrada la

puerta que sirve para dar a luz, que se llama vulva porque es la puerta paraconcebir y nacer. No nació, pues, Cristo en la carne por la boca de su madre,sino que salió por donde nadie salió jamás, mientras que Dios fue elogiadomuchas veces por la boca de la Virgen. No estuvo encerrado en el claustro delcorazón el que salió por la puerta del vientre.

2. Pero puesto que hay algunos que no comprenden o fingen no comprender, y afirman que no puede decirse «aposento del corazón, en lugar decorazón», a ésos puede corregirlos con estos ejemplos. Dice el salmista: «Noentraré en el tabernáculo de mi casa ni subiré a mi lecho»129. Quien afirmó que

no iba a entrar en la morada de su casa, no quiso nombrar otra morada de sucasa que su propia casa ni, al decir que no subiría al lecho, quiso referirse a otracosa que a su lecho. En esta línea, el venerable maestro Julián dice en la misadiaria: «Queridísimos hermanos, que vais a recibir dentro de vuestras entrañasmortales el sacramento celestial y a Dios como huésped en el interior del aposento del pecho humano, limpiemos nuestros corazones de toda mancha depecado»130. Cuando dice que vamos a recibir a Dios como huésped dentro delaposento del pecho, es decir, por el preciosísimo sacramento de su cuerpo ysangre, indica que no son paredes o suelo el hospedaje del pecho, sino más bien,el corazón y el espíritu lo que manda purificar. Digamos, pues, también nosotros que Cristo estuvo encerrado dentro del aposento del reino o del vientre,donde por la omnipotencia de Dios se formaron los miembros que pudieronestar encerrados allí, quedando intacto el sello del pudor de la Virgen. De ellaconocemos una sola puerta, por la que, sin mancharla, entró el Hijo de Dios alser concebido y, al nacer, la dejó inviolada. Dejemos de llamar morada al aposento del corazón, de la carne y de los huesos, de la piel y de los nervios, cosasque existieron verdaderamente en el cuerpo del Señor. Pues, mostrando la verdad de su humanidad, dice: «Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne nihuesos, como veis que tengo yo»,3!. Así lo afirma también san Agustín al decir:

«Jesucristo fue concebido en el tiempo y nació de la Virgen. Debes pensar quesu carne no es celestial ni etérea ni de cualquier otra naturaleza, sino de la naturaleza que es propia de todos los hombres, es decir, de la que Dios formó al primer hombre y forma los demás hombres, a los que crea por la propagación delos hombres»132.

Sal 131 3.130 Julián, Lib. sacr. c. 626 (1378).•3‘ Luc 24 39.132 Agust. i m m o  Fulg. De f í e l e   15 (PL 65, c. 678.79), cf. Agust. Serm. 174 2 (PL 38, c. 941).

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XIIII. Según la fe, no puede estar encerrada la majestad, que, ciertamente,  es incomprehensible.

1. Pero hay algunos que conciben estúpidamente opiniones contrarias ala ortodoxia católica, las afirman sin fundamento, las mantienen con orgullo,las public an con temeridad, las defienden con obstinación»133. Y dicen: « Asícomo pudo Dios estar en el corazón de la Virgen, así por la fe igualmenteestuvo encerrado». Por eso quiero que oigan de mí lo que tal vez recuerdanque dijo san Pablo: «El amor de Dios, que sobrepasa a todo entendimiento,guarde vuestros corazones, vuestros cuerpos y vuestros pensamientos»134. Siel amor, que es Dios, sobrepasa a todo sentimiento de los hombres y de losángeles, ¿cómo puede estar encerrado lo que está encima de todo? De aquí

también aquello que dice san Pablo con admiración: « ¡O h profundidad de lasriquezas, de la sab iduría y de la ciencia de Dios, cuán insondables son sus jui cios e inescrutables sus cam inos!» 135 Y en otro lugar: «Más grande es Diosque nuestro corazón»136. Si es más grande que el corazón, es evidentementemás grande que la fe, que no puede estar en otra parte que en el corazón, esdecir, en el espíritu. Pues la fe se concede por graciosa misericordia de Dios yse desarrolla por su generosidad. Si los apóstoles no supieran que puede crecer, habrían dicho en vano al Señor: «Señor, acrecienta nuestra fe»137. Pero,como por inspiración divina, creyeron pedir lo que, por concesión de Diosmerecieron alcanzar, es completamente absurdo creer que algo imperfecto ydestinado a perecer algún día, pueda encerrar algo perfecto y eterno, y queuna cosa limitada, como la naturaleza, creada a imagen de Dios, pueda abarcar de algún modo una esencia i l imitada y creadora de todas las cosas.Leemos que san Gregorio dice en los libros de los Morales: «La esencia divina es más elevada que el cielo porque los mismos espíritus bienaventuradosno pueden comprender perfectamente tanta grandeza. Es más profunda queel infierno porque condena con sus juicios las astucias de los espíritus malignos mucho más sutilmente de lo que ellos pensaron»138. Si los espíritus biena

 venturados no pueden comprender perfectamente a Dios en la visión, es

decir, en el conocimiento de tanta grandeza, ¿cómo pudo, por la fe, encerra rlo el corazón de la Virgen, cuando no pudo comprender perfectamente cómoes? Pues, si todo el que cree, por el hecho de creer, encierra la majestad dentro del aposento de su corazón, la majestad puede y pudo estar encerrada nosólo en el corazón de la Virgen, sino también dentro del corazón del demo

133 Claudian. D e s tatu anim.   I 1 (PL 53, c. 699).134 Flp 4 7.

135 Rom 11 33.I3'’ 1 Jn 3 20.137 Le 17 5.

Grcg.  M or.  X 9 14 (PL 75, c. 929).I3K

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nio, lo que es impío sospechar. Dice Santiago: «Tú crees en un único Dios.Haces bien. También los demonios creen  y s e   estremecen»139. La fe no encierra a Dios, sino que Dios lo abarca  y   l lena todo. Sobre esto escribe san

Gregorio en el libro de los Morales: Conociste «tal vez siguiendo las huellasde Dios»140. «Tanto la mente angélica», dice el doctor, «como la humana, alansiar llegar a la infinita luz, por el hecho mismo de ser una criatura, pretende alzarse sobre sí misma. Pero ni aunque se ampliara podría abarcar el resplandor de aquél que enc ierra todo t rascendiéndolo, sustentándolo yllenándolo»141. Puesto que el citado maestro afirma con verdad que las inteligencias humanas y angélicas, al desear vivamente el conocimiento de la luzilimitada, sufren estrecheces por ser limitadas y creadas, y no silencia queDios contiene todas las cosas, ¿qué hay más vergonzoso que decir que puede

ser encerrado de cualquier manera por la fe? También en los libros de susSentencias insinúa que Dios no puede ser comprehendido plenamente en elarcano de la inteligencia, al decir: «Cuando el espíritu se esfuerza en tender ala visión de Dios, queda deslumbrado por el brillo de su inmensidad. PuesDios, llenándolo todo, lo rodea todo, y por eso nuestra inteligencia no tienecapacidad para abarcar una sustancia que carece de límites, ya que está cortada por su pequeñez y su limitación. Por eso, nuestra mente no puede traspasar sus propias barreras, sino que después de observar, como quien dice, los

 vestigio s de Dios, el alma se re coge sobre sí m isma»142. Y es que el alma espobre y estrecha, porque ha sido creada y está sujeta a limitaciones. ¿Cómose puede decir que puede encerrar la sustancia ilimitada de la divinidad estrechánd ola dentro de sí o estrecharla encerrándola?

2. También san Agus tín dice: Los filósofos «no encierran la sustancia deDios ni la determinan ni la extienden en un lugar, sino que, como es digno sentir de Dios, confiesan que está de forma incorpórea en todas partes»143. ¡Ohpobreza digna de lamento y estupidez merecedora de llanto! Los filósofos delos paganos, sin el Evangelio y sin la ley, afirman que Dios no tiene fin y que esinmenso. Pero hoy ocupa la cátedra episcopal quien afirmó en la asamblea detoda la Iglesia que Dios estuvo encerrado en el corazón y, estrechando el pul

gar con los demás dedos, no temió explicarlo de este modo. Finalmente, ycomo ya dijimos, así habla san Agustín en el libro de los Sermones: «El Verbopudo estar en el vientre de la Virgen, pero no pudo estar encerr ado»144. Declaróesto para diferenciar las naturalezas, no para establecer la unidad de persona.

«w Sant 2 19.140 Iob 11 7.

141 Grcg.  Mor . X 8 13 (PL 75, c. 928).142 Greg.  Mor.  XXIV 6 12 (PL 76, c. 292).143 Agust . De ciu. Dei  XI 5.144 Agust . i m m o  Ildef. (cf. II 1 2 22).

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Pues san Hilario, obispo Pictabiense, dice: «El Verbo aún no puede hablar,pero su naturaleza no puede estar encerrada»143. Su naturaleza no puede encerrarse, es verdad porque no está cercado jamás ni en los seres corpóreos ni en

los incorpóreos. Pero, como he dicho antes, no niego que, para la unidad depersona, fue creado en el vientre de su madre, siempre virgen, y estuvo encerrado en él. Así lo canta el profeta Isaías por boca del Padre: «Yo, el Señor, tecreé para que plantes los cielos y fundes la tierra y digas a Sión: Tú eres mipueblo»146. Porque a su naturaleza divina corresponde formar los cielos, y a sunaturaleza humana ser creada. También Ana alaba al Señor diciendo: «Señor,que reinas eternamente, cuyos ojos se elevan sobre las alturas del cielo, cuyotrono es inestimable e incomprehensible la gloria»147. Quien es llamado incomprehensible por la gracia reveladora del Espíritu Santo, ¿cómo puede decirse

que estuvo encerrado en el aposento del corazón? Como dije en mi primerlibro, puede estar encerrado lo que puede comprenderse y contenerse. Peroquien no es conocido con toda plenitud, ¿cómo, sin caer en herejía, puedealguien afirmar que estuvo encerrado en el seno, cuando él mismo dice quetanto su madre y todo el género humano, como incluso la asamblea de los ciudadanos del cielo, sin más excepción que él mismo, no conocen plenamente aDios, al decir: «Nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre,sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiera revelárselo148»? Puesto que el Hijoconoce perfectísimamente al Padre y es conocido perfectísimamente por él,

concede a las criaturas el conocimiento sobre él y sobre el Padre, en la medidaen que cada una merece conocerlo. Y, aunque una lo conozca más y otramenos, por sus diferentes méritos, sin embargo, ninguna conoce a Dios comoél se conoce a sí mismo, ya que en la naturaleza divina saber es lo mismo queser. Pero aunque se diga que cualquier naturaleza conoce a Dios, no puedeconocerle como él se conoce a sí mismo, porque sus reducidos límites coartanla comprensión de lo ilimitado, dado que ella es una cosa y otra lo que quieresaber. Finalmente, san Fulgencio afirma que Dios no puede estar encerrado, aldecir: «Ninguna lo limita, porque ninguna lo encierra»149. Y en otro pasaje: «La

divinidad, única por naturaleza, del Padre, Hijo y Espíritu Santo, no está limitada por ningún lugar, de igual modo que no varía con el tie mpo »150; y pocodespués: «Dios, inefable y completamente admirable, por la propia inmensidadde su naturaleza, está todo en cada uno de los seres, pero ninguno de ellos lolimita». También el preclaro Isidoro lo asegura al decir: «La inmensidad de la

145 Hil. De Trin. II 6 (PL 10, c. 55).14 6 Is 51 16.14 ? 4 Esdr 8 20-21.I4X Mt 11 27.I4V Fulg. D e f i d e   III 27 (PL 65, c. 684).15 0 Fulg. De irtcarn. 7  (PL 65, c . 577).

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divina grandeza es tal que comprendemos que Dios está dentro de todo, perono encerrado, fuera de todo, pero no excluido»151. Por tanto, es conveniente

desdeñar la escarcha de la falsedad, disuelta por los ardientes testimonios detan destacados hombres, y provocar a Hostis ] e su  a que abra la mano, destinadaa ser consumida por la corrupción, y decirle con libertad y gran constancia: Espreciso creer a la Verdad. No delires diciendo que Dios puede estar encerradodentro del aposento del corazón, sino cree, como empezaste a creer, y cantaque estuvo dentro del aposento del vientre, donde el Verbo se hizo carne.

 Aunque al lí hay dos na tura lezas, no hay , sin embargo, dos personas, sino quede ambas sustancias, no confundidas, se formó un solo y mismo Señor, nuestroSalvador, Hijo de Dios y del hombre, Jesucristo. Así lo confirma la sentenciadel santo y venerable concilio de Éfeso: «No se puede transformar», está escrito allí, es inmutable y permanece siempre el mismo, según las Escrituras. Apareció pequeño cuando aún estaba en la cuna y en el regazo de su madre, la Virgen. Pero , como Dios, llenaba toda la creación , pues exis tía unido de unmodo indivisible a su Padre. Lo que es propio de la divinidad, no tiene cantidad ni masa, ni puede ser contenido por límite alguno»152. Y lo que no puedeser contenido, tampoco puede ser encerrado, porque Dios es incorpóreo, inestimable y totalmente ajeno a toda limitación y localización.

XV. Muc has son las puertas que no siempre ma ntu vo cerradas la VirgenM arí a, a travé s de las cuales el alma da entr ada a las formas corpóreas.

1. Sí es posible que alguno intente hacerme aquella vana objeción: «Pudoestar encerrado sin duda dentro del corazón de su madre para la unidad de persona, puesto que es evidente que en las Sagradas Escrituras a veces se utilizacorazón en vez de carne y otras«en lugar de alma, según aquel versículo delsalmo en el que se dice: “Mi corazón y mi carne saltan de júbilo por el Dios vivo”153, donde corazón no es otra cosa que alma». Por eso, al instante, me

aprestaré a disipar esa frívola tontería, y haré desaparecer ese insensato murmullo sin esfuerzo alguno, como si fuera una telaraña. Demostraré que es verdad lo que escribí en mi primer libro, es decir, que son diversas las puertas porlas que el espíritu concibe en su seno las especies corporales. Entre estas puertas están en primer lugar los ojos que, distinguiendo los colores, ven lo queestá situado lejos, y lo transmiten para su conocimiento a la memoria. Lessiguen inmediatamente los orificios en forma de espiral de los oídos, a través delos cuales se perciben las palabras de los demás, y el espíritu conoce el alboroto

151 Fulg. D e i n c a m .  8 (PL 65, c. 577).152 Isid. Serit. 12 3 (PL 83, c. 541).153 Sal 83 3.

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de las gentes, el estrépito de los truenos, el grito de los animales y el tintineo delos metales. Siguen en tercer lugar las narices abiertas, por las que el espíritureconoce la fragancia del tomillo, el vaho ondulante de los alimentos, los dife

rentes tipos de incienso y de ungüentos o la horrible diversidad de los malosolores. La cuarta función, pasando por alto otros lugares, la cumple la boca,por cuyo servicio el espíritu distingue lo dulce de lo amargo y diferencia la acidez del vinagre de la suavidad de la miel, separando uno de otro, según elconocimiento que tiene de ambos sabores. Por medio de ella, traduce tambiénsus pensamientos en palabras y, como piensa Santiago, bendecimos a DiosPadre y amontonamos maldiciones contra los hombres hechos a imagen deDios. Estas puertas, sin embargo, como ya se ha señalado, no permanecieroncerradas en la madre del Señor en el momento en que concibió la Virgen

Madre, sino que sirvieron al alma para conocer o hicieron salir por la lengua,para conocimiento de muchos, lo que la mente había concebido, como aquellaspalabras: «Engrandece mi alma el Señor y se regocija mi espíritu en Dios, miSalvador»154. He aquí que su alma, por el conducto de su boca, engendró alabanzas convertidas en palabras cuando todavía la Virgen no había dado a luz al

 Verbo hecho carne. Por eso, no es verdad que la antífona se refiera a la moradadel alma, es decir, a todo el cuerpo ni que puedan creer los sensatos lo que allíse dice: «La majestad puede estar encerrada dentro del aposento del corazóncon las puertas cerradas». Además la razón enseña que estuvieron abiertas en la

 Virgen todas estas puertas de la mente, a través de las cuales los hombres acostumbran a conocer las especies corporales.2. Por ello, es justo que, dejada a un lado la fiereza de su espíritu , estos

enemigos míos están de acuerdo, no conmigo, sino con aquellos libros en losque está escrito: «dentro del aposento del reino», o al menos con aquellos enlos que aparece «dentro del aposento del vientre», términos ambos que, evidentemente, son empleados por matriz. Yo no escribí esto en sus copias, sinoque fue quizás el autor o el corrector de la antífona. Y si el autor la dio a conocer de manera que ponía aposento del reino o del vientre, palabras ambas quedesignan una misma cosa, debe echarse la culpa al escribano, que fue quien laadulteró. Pero si no, es que casualmente fue divulgada por los antiguos que,sometidos a la herejía de Arrio, ocupaban España hacía tiempo y afirmabanque la divinidad del Hijo de Dios fue creada. Estimando por ello que es local ycircunscrita, y por lo mismo, limitada, dijeron que había estado encerrada en elcorazón de su madre, la Virgen. Después que, por don de Dios, se concedió lapaz a la Iglesia, y todos los pueblos con sus reyes y príncipes volvieron ala unidad católica por deseo de los auténticos israelitas, es decir, de los jefesde la muchedumbre católica, fue introducida sin omisiones en el acervo de

154 L e 1 4 64 7.

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nuestra Madre . U na vez santificada, se canta: «Puede la majestad estar encerra da dentro del aposento del vientre», o «del reino». Pero algunos, con ligereza,la emplean adulterada y sin corrección alguna, como había sido divulgada por

los arríanos. Por eso, es preciso que todos se muestren de acuerdo en lo que laortodox ia acepta sin vacilación dejando a un lado cuestiones inútiles.3. Si, cosa que no creo, el latín consintiera en identif icar inc ludi  con esse> 

o u t e rum   con cor, esta antífona podría tal vez considerarse correcta. Pues si sepuede llamar c o r   al ut e rum   de la Virgen, el autor la dio a conocer correcta yútilmente. Pero si se cree que inc ludi    es igual que esse , aunque no es propiamente incorrecto, sin embargo, deja de ser milagro inaudito cuando se dice queestá todo en el corazón de la Virgen quien está todo en todas partes. En toda laantífona, no hay ningún prodigio inaudito si no se dice que el Verbo de Dioshecho hombre estuvo encerrado para formar una sola persona. De hecho, leemos con frecuencia en las Escrituras que el Todopoderoso miró desde el ciclo,como se dice en aquel pasaje: «El Señor, desde el cielo, ha dirigido su miradasobre los hijos de los hom bres»1*5. Y en otro lugar: «El que mira a la tierra y lahace temblar»156, o «Mírame y ten compasión de mí»157, y «Mira, Señor Dios,desde el cielo y observa»158, y muchos otros textos similares. También leemosque Dios extiende su sombra sobre los hombres: «Me protegió con la sombrade su mano»159. En otro sitio: «Protégeme bajo la sombra de tus alas»160. Ytambién: «Te cubr irá con la sombra de sus plumas »161. Sólo se cons idera allí unprodigio inaudito si se dice que Dios estuvo encerrado en el vientre de la

 Virgen sin menoscabo de su pudor. Por eso, debemos es tar de acuerdo conla verdad porque es buena. Además «está cerca de Dios el que sabe callar ante la razón»162. Por una parte, se debe demostrar con citas del Antiguo yNuevo Testamento y con los escritos de los antiguos Padres que el «vientre»puede llamarse «corazón», lo mismo que por su enorme capacidad de memoriase dice que el corazón tiene vientre, por ser capaz de concebir y dar a luz elespíritu de salvación o, en sentido contrario, porque concibe el dolor y da a luzla iniquidad. Y por otra, deben ser corregidos algunos libros por no ser todosiguales, sobre todo, aquellos que dicen «que Dios puede encerrarse dentro del

aposento del corazón». Serán redactados según los que dicen «dentro del aposento del reino», o «del vientre» para que sean todos semejantes entre sí. Pueses falso enseñar que son cosas distintas. Y aunque toda alma puede llamarse

155 Sal 13 2.156 Sal 103 32.157 Sal 24 16.I5X Sal 79 15.I5V  Is 49 2.160 Sal 16 8.161 Sal 90 4.162 Catonis dist. 13 2.

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«vientre» por la memoria que abarca en su interior, no creo que en cualquierescritura pueda todo vientre denominarse correctamente «corazón».

XV I. Co nt in ua ción de las palabras del libro en que se dice que Dios está dentro de todas las cosas, pero no dentro de los animales  pequeñís imos.

1. En el mismo escrito, tras exponer su desacuerdo con la antífona, continúa diciendo: «Además, extendiéndose en muchas afirmaciones, trataron dediscutir lo que los autores eclesiásticos no tanto habían determinado con todaprecaución, sino que habían intentado explicar con todo temor, en la medidaen que les fue posible, ya que sobre tal cuestión los libros divinos han guarda

do generalmente silencio. No obstante, valiéndonos de las Escrituras que nossugiere la inspiración divina, afirmamos muchas y variadas cosas sobre la presencia de Dios, y ratificamos acerca de ellas una opinión segura, que 1 1 0   esnuestra, sino divina y basada en las disposiciones de los autores»163. Con estaspalabras, como puede encontrarlas en el texto del citado escrito quien quieraleerlas, confirma que Dios está todo en todas las cosas. Y leyendo en las palabras de san Gregorio que no ocupa lugar, llama inútiles a quienes dicen queestá dentro de los animales más pequeños. Y enseñando que el Espíritu Santoestá especialmente en Cristo, asegura que a veces viene a los profetas y que de

nuevo a intervalos se aparta de ellos. Además confirma que el Espíritu Santohabita en los cielos y aconseja a las criaturas que allí le dirijan plegarias y a quecrean que está allí. Pero después de afirmar que es impío asegurar que Dioshabita en los demonios, dice que hablaba, no de la habitación de los demonios,sino de la habitación de Dios, y que los que tratan de demonios, inmundicias oanimales inferiores deben ser separados del cuerpo de la Iglesia. Y terminadiciendo: «Confesamos y creemos que Dios habita en todas partes y sin ocuparlugar».

XV II. Respuesta con que se prueba que son falsas sus acusaciones y se demuestra que la div inidad perman ece especialmente en Cristo.

1. El Señor Todopoderoso, conocedor de todas las cosas y escudriñadorde corazones y riñones, para quien es presente todo lo que para nosotros espasado o futuro, al anunciar al fidelísimo Abrahán la futura destrucción deSodoma, dijo: «El clamor de Sodoma y Gomorra ha llegado hasta mí y su

163 Cf. supra  II 5 2.

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pecado se ha agravado demasiado. Voy a bajar a ver si sus obras son como elclamor que ha llegado hasta mí para saber lo»164. Quien di jo que bajaría y com probaría los hechos, parece que no indica a su siervo más que un ejemplo, para

que el santo varón no juzgue nada antes de comprobarlo. Pues oye decir al quees fuente de todo conocimiento: «Bajaré y comprobaré». Por tanto, si queremos ser considerados hijos de Abrahán en la presencia del Señor, debemoscomprobar todo lo que cada uno pretende imputar a otro y, una vez que descubra la verdad, aceptarla con sinceridad. También san Pablo, máxima columnadel templo de Dios, nos enseña que hagamos lo mismo: «No creáis a todo espíritu, sino comprobad los espíritus que son de Dios»165.

2. Así pues, debe examinarse lo que dijeron esos amigos míos, o han deaprobarse sus mezquinos escritos, si son verdad, o han de rechazarse, si son

falsos. Afirman que yo y algunos, no sé quiénes, hemos abordado cuestionesjamás discutidas por nadie, excepto por nosotros, acerca de la presencia deDios, que está en todas partes sin ocupar lugar. Pero ellos, aunque afirman enmuchos testimonios, cosa que es verdad, que está dentro de todo y fuera detodo, encima de todo y debajo de todo, utilizando una copa untada con la mielde la falsedad, se atrevieron a decir: «Si Dios no ocupa lugar, ¿por qué algunospartidarios ociosos confiesan que habita especialmente entre inmundicias, ídolos, moscas, chinches y mosquitos? Nosotros, en cambio, confesando que, engeneral, la Suprema Trinidad está en todas partes y no ocupa lugar, aunque

creemos que Dios está en general dentro de todas las cosas, sin embargo confesamos que está de manera especial en nuestro Señor Jesucristo»166. Ahora noses grato recorrer paso a paso los dos escritos de aquéllos y, por sus palabras,averiguar la verdad y conocer con evidencia las mentiras que contienen. En laprimera sentencia, censurándome a mí solo, hablan de ministerio de mis labios:«Afirma que está con igual esencia tanto en el profeta cuando vaticina, comoen el diablo que se desliza por el aire, hasta decir que está dentro de los másdiminutos gusanos»167. Hay que escuchar atentamente sus palabras y no pasarpor alto lo que dicen: que «está por esencia en el demonio y en el profeta, yque no habita especialmente en las moscas y las chinches». Aquí, en cambio,dicen que «vanos partidarios confiesan que Dios habita especialmente enmedio de inmundicias, ídolos, gusanos y moscas». ¡Oh admirables opinionesdictadas por la boca de un hombre inmundo y loco, tan diferenciadas entre sípor el veneno de la falsedad! Aquí, lector inteligente, observa una mentira evidente. Aquí, considerando la diversidad de opiniones, recuerda el versículo delsalmo: «Odias, Señor, a los que obran la injusticia, pierdes a los que hablan la

164 Gén 18 20- 21 .»« 1 Jn 4 1.,6r’ Cf. supra   II 5 3.167 Cf. supra   II 3.

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men ti ra »168. Añade también tú: «Pie rda el Señor a todos los labios mentirosos ya toda lengua jactanciosa»169. El mismo que dictó ambas sentencias, después delanzar contra mí la primera, ni vio jamás mi cara estando despierto, ni oyó

palabra alguna de mi boca. Si dije entonces que habita especialmente dentro delos animales inferiores, ¿por qué dejó para otra ocasión el escribirlo, ya queafirmó falsamente que yo había dicho muchas cosas que ni siquiera pensé?

3. Y si entonces aseguré, como escribió, que Dios está por esencia en losángeles y en los demonios, en los hombres y en los gusanillos, cosa que todavíadigo como lo dije, ¿por qué ahora no recuerda el texto de su escrito, sino quemiente diciendo que yo afirmo que Dios habita especialmente en las inmundicias, los ídolos, las moscas, por emplear sus propias palabras, los gusanos, laschinches y los mosquitos? ¿Acaso porque estando despierto no me vio, oyó demí en sueños lo que cuenta? Pero, mentiroso a menudo y olvidadizo, cae en supropia trampa. A no ser que quizá, como maestro insensato, piense que es lomismo «esta r» que «habitar especialmente», cuando es evidente para los doctosque lo mismo es «especialmente» que «singularmente». Ahora bien, puesto quees lo mismo especial que singular, ¿quién no encontrará falsas sus objeciones aloírle decir que yo he afirmado que Dios habita especialmente dentro de criaturas tan diversas y diferentes, cuando él mismo hace poco no se había apartadomucho de la verdad y decía que yo aseguraba que Dios se halla substancialmente dentro de los seres mencionados? Pero, siendo muchas las inmundicias,muchos los ídolos, muchas las moscas e infinito el número de todas las criatu

ras, ¿cómo puede ser consecuente al decir que Dios habita especialmente dentrode unas criaturas determinadas, si por otra parte afirma que está dentro de todaslas cosas? Por lo demás, puesto que he dejado enteramente al descubierto losmotivos de su mentira, debo de nuevo, «de puntillas», como quien dice, «másbien tantear que recorrer», la nueva Latinidad de su elocuencia como «un camino desconocido»170. Y según nuestra costumbre, debo avanzar hacia los lugaresque «corren peligro de inundación o están colgados en el vacío, o son abruptospor sus altísimas rocas o están «erizados de estacas»171. Pues pretendo vencercualquier dificultad y ofrecer una interpretación más bien que una lectura, si es

que logro, presentando diversas opiniones, llegar a lo que quiso decir. Es evidente que ese medio sabio inexperto quiere decir una cosa y dice otra, de modoque se le puede decir aquel trillado proverbio popular: un alfarero quería haceruna jarra y le salió un ánfora172. Por tanto, tengamos cuidado, no sea que, cometiendo quizá s una equivocación normal, al decir «especialmente», haya pensado

161 Sal 5 7.Sal 11 4.

170 Cf. Claudian . De statuan im . I 2 (PL 53, c. 700-01).

171 Cf . C laud ian. ib id.172 Cf. Jerón. cp .  107 3,Braul. ep. 11, 36, 44.

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decir «nominalmente» para censurar el atrevimiento de mis palabras. Puestoque yo osé decir que Dios está presente por esencia todo entero en el ángel y enel hombre bueno, todo en el demonio y en el hombre malo, todo en el cielo y

en la tierra, todo también en las bestias y en todas las plantas y, sin embargo,por los dones de sus gracias obra de distinto modo en los distintos seres. Si porcasualidad quiso decir esto, yo, como con voz de pregonero, confieso que todocatólico, interrogado por cualquiera sobre la presencia de Dios, debe responderque Dios está todo en los santos ángeles revelando admirablemente sus propiosjuicios y todo conociendo y reprobando los caminos del diablo desde el fondode sus pensamientos y censurándolos fuertemente, una vez reprobados. PeroDios no habla a nadie por medio de sonidos cualesquiera en su naturaleza, sinoque sólo realiza lo que ha elegido con el pensamiento.

4. Por las enseñanzas de san Gregorio, he aprendido que esto es verdad.Dice en el libro segundo de los Morales: «Hemos de investigar hábilmente quées lo que habla el Señor a Satán o qué responde Satán al Señor. Debemos discutir cuál es ese modo de hablar, pues ni el Señor, que es el espíritu supremo eincircunscrito, ni Satanás, que no está revestido de naturaleza corpórea, sacandel fuelle de los pulmones un soplo de aire al modo humano, de manera quesalga la voz a través de la garganta. Pero mientras la naturaleza incomprehensible habla a la naturaleza invisible, es justo que nuestra inteligencia, que rebasala cualidad del lenguaje del cuerpo, se eleve hacia una modalidad de lenguaje

interior sublime y desconocida. Pues nosotros, para expresar exteriormentenuestros sentimientos íntimos, los hacemos salir a través de la garganta y de la voz. Ante los ojos de los demás pe rmanecemos encerrados, por así decirlo, trasla pared del cuerpo, pero cuando deseamos manifestarnos nosotros mismos,salimos por la puerta de la lengua para mostrarnos tal como somos interiormente. N o pasa lo mismo con la naturaleza espiritual, que no está compuesta ala vez de espíritu y cuerpo. Pero debemos recordar que incluso la propia naturaleza incorpórea, cuando habla, no se expresa siempre de la misma manera.Pues Dios habla de una manera a los ángeles, de otra los ángeles a Dios, demodo diferente Dios a las almas de los santos, de manera distinta las almasde los santos a Dios, de otro modo Dios al diablo, de distinta forma el diablo aDios. Y como ningún obstáculo procedente de la oposición material se oponea la naturaleza espiritual, Dios habla a los santos ángeles al mostrar a sus corazones sus invisibles secretos, de manera que, con la contemplación de la verdad, los ángeles aprenden cuanto deben hacer , y e l gozo mismo de lacontemplación es para ellos como un precepto oral. Es como si dijera a los queoyen cuanto inspira a los que ven. Por eso, al comunicar Dios a sus corazonesla condena de la venganza contra la soberbia humana, dice: “Venid, bajemos yconfundamos allí sus lenguas”173. Se dice a quienes estaban presentes: “Venid”,

173 Gen 11 7.

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porque verdaderamente el hecho mismo de no alejarse nunca de la contemplación divina es crecer siempre en ella, y no apartarse nunca con el corazón conun movimiento estable es venir siempre. Les dice también: “Descendamos

y confundamos sus lenguas”. Ascienden los ángeles por el hecho de ver alCreador, descienden los ángeles cuando oprimen con la severidad de su juicioa la criatura que aspira a cosas ilícitas. Pues decir: “Descendamos y confundamos sus lenguas”, es en sí mismo mostrarles lo que piensa hacer con toda razóne inspirar a sus mentes por la fuerza de la visión interior, con movimientosocultos, los juicios que quiere mostrar. De modo distinto hablan los ángeles aDios, como dicen en el Apocalipsis de san Juan: “Digno es el cordero que hasido muerto, de recibir el poder, la divinidad y la sabiduría”174. Pues la admiración que sienten los ángeles al contemplar íntimamente el poder de Dios es

como una voz en alabanza del Creador. Porque el movimiento y la excitacióndel corazón ante el relato es ya una voz clamorosa a los oídos de Dios. Esta vozse va expresando como por medio de palabras distintas mientras se forma porlas innumerables maneras de admiración. Por lo tanto, Dios habla a los ángelescuando les manifiesta su íntima voluntad. Y los ángeles hablan a Dios cuandopor encima de lo que ven se sienten movidos a admirarle»175.

5. Luego ya es patente, creo yo, a todos los hombres, que Aquel que sinel sonido de la voz, habla a los ángeles sólo con su mente, está allí donde inspira lo que éstos perciben de él. Nos resta, pues, tomar de la fuente del mismo

san Gregorio argumentos con que mostrar que Dios, que habla sin voz inclusoa los demonios, está allí donde habla. «Dios habla, dice, al diablo de un modo,de otro el diablo a Dios. Cuando Dios habla al diablo censura y reprende suscaminos y actividades con secreta severidad, como cuando le dice: “¿De dónde vienes?”176 La respuesta del diab lo es que nada puede esta r ocu lto a su majestadomnipotente. Por eso dice: “Rodeé la tierra y la recorrí entera”177. Equivalen,por así decirlo, sus palabras a reconocer que Dios sabe lo que ha hecho, porqueno puede ocultar sus actos a los ojos de Dios. Pero, como aprendemos por estepasaje, Dios habla de cuatro modos al diablo y de tres el diablo a Dios. Dioshabla de cuatro modos al diablo porque revela en tono de censura sus injustos

caminos, expone la justicia de sus elegidos contra aquél, permite por concesiónque el diablo pueda tentar la inocencia de los justos, y a veces le prohíbe que seatreva a tentar. Revela sus injustos caminos, como ya se ha dicho: “¿De dónde

 vienes?” Expone la justicia de sus eleg idos contra aquél, al deci r: “¿Te fi jaste enmi siervo Job, que no hay nadie como él sobre la tier ra ?”178 Con su concesiónpermite que sea tentada la inocencia de los justos, como dice: “He aquí que

174 A p 5 12.

175 Grcg.  M or . I I 7 8-10 (PL 75, c. 558-60).,7fc Jo b 1 9-10.177 Job 1 7.■7* Job 1 8.

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todas las cosas que tiene están en tu mano”179. Y le aparta de la tentación cuando le prohibe: “No extiendas tu mano contra el”180. El diablo habla de tresmaneras a Dios cuando o insinúa sus caminos o acusa la inocencia de los elegi

dos con calumnias o pide que se le permita tentar su inocencia. Insinúa suscaminos, pues dice: “Rodeé la tierra y la recorrí por completo”. Acusa a la inocencia de los elegidos al afirmar: “¿Acaso teme en vano Job a Dios? ¿No rodeaste tú su persona, su casa y toda su hacienda con una valla pro tecto ra?”181 Pideque se tiente su inocencia, al decir: “Extiende tu mano y toca todo lo queposee, a ver si te sigue bendiciendo”182. La palabra de Dios: “¿De dónde vienes?”, como indicamos más arriba, es la censura de los caminos de su maldadcon la fuerza de su justicia. Las palabras de Dios: “¿Te fijaste en mi siervo Job,que no hay nadie como él sobre la tierra?”183, son para excusar a sus elegidos y

para que el ángel apóstata los envidie. Las palabras de Dios: “He aquí quetodas las cosas que tiene están en tu mano”, tienen la intención de debilitaraquel ataque de su maldad ocultamente, para probar a sus fieles. Las palabrasde Dios: “No extiendas tu brazo contra él”, quieren apartarlo, incluso permitiendo la tentación, de un ataque desmesurado. Las palabras del diablo: “Rodeéla tierra y la recorrí por completo”, representan la imposibilidad de ocultar alos ojos invisibles de Dios la sagacidad de su maldad. Las palabras del diablo:“¿Acaso teme en vano Job a Dios?”, son para quejarse contra los buenos en elinterior de sus pensamientos, envidiar sus progresos y con su envidia buscaralgún resquicio para perderlos. Las palabras del diablo: “Extiende tu mano y

toca todo lo que posee”, significan respirar el fuego de la maldad para aflicciónde los buenos»1S4.

6. Si, pues, el oído de Dios está presente dentro de los escondri jos de lospensamientos del diablo y no sólo oye sus quejas contra los buenos, sino quetambién lo oye a él voluntariamente, aunque no para su provecho, ¿por quédicen de mí que he dicho lo que nadie ha dicho, si digo lo que aprendí de él?Quien increpa a este espíritu inmundo censurando en el arcano de su mente loscaminos que contempla con la fuerza de su omnipotencia, ¿como puede ausentarse del hombre por naturaleza quien no ve, oye o increpa al modo humano

nada que esté lejos de él? Sobre todo cuando el que encierra todas las cosasdentro de sí no tiene nada por fuera que pueda ver por los agujeros de sus ojos. Al contrar io, todo él ve todo lo que ve, todo él oye todo lo que oye , todo élhabla sin sonido todo lo que dice. En suma, él está entero, sin duda alguna, allí

 Jo b 1 12.1X0 Job 112.«■ Job 1 9-10.

1X2 Job 111.1X3 Job 1 8.w   Greg.  M or . II 7 12 (PL 75, c. 561-62).

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donde ve lo oculto de la maldad, Oye las quejas y, tras escucharlas, permite elataque del diablo para probar a sus elegidos y lo sujeta con el freno de su poderpara que no tiente más de lo debido. Ahora bien, puesto que es evidente que

yo no he introducido nada nuevo, sino que, por imitación, he seguido las huellas de un papa egregio, cuyas enseñanzas acepté después de comprobarlas en lamedida de mis posibilidades, está claro que ha mentido el que bromea diciendoque yo he enseñado lo que nadie ha dicho. Por tanto, quiero, para abreviar,tratar rápidamente con los testimonios más firmes de los Santos Padres sobrelo que prefirió embrollar acerca de la morada especial del Espíritu Santo en lahumanidad de Cristo, que yo creo con toda certeza, sostengo con la mayor firmeza y fielmente proclamo. Creemos que el Verbo Divino habita especialmente en su humanidad porque no está unido a ninguna otra naturaleza como a

ella. As í pues, permanece especialmente allí porque la asumió inextricablemente y, glorificándola, la adoptó en unidad de persona, cosa que no se ha concedido nunca a ninguna virtud celestial ni a ninguna naturaleza creada. Por eso dicebien Pablo cuando escribe a los hebreos: «No socorrió a los ángeles, sino allinaje de Abrahán»185, es decir, «socorrió a la humanidad de Cristo». Aunque elejército de los ángeles está a menudo junto a Dios y, contemplando los secretosjuicios de Dios, los admira y admirándolos los conoce, sin embargo, no constituye una sola esencia con cualquier persona de la Trinidad, como esta moradaque construyó para sí la Sabiduría en el vientre de la Virgen con el Padre y el

Espíritu Santo. Por eso, sólo la misma humanidad de Cristo conoce de aquellaincomprehensible naturaleza cuanto conoce de sí misma, aunque lo conozca demodo distinto de como se conoce ella a sí misma. Pues, aunque en la esencia dela divinidad conocer es lo mismo que ser, sin embargo, una cosa es la naturaleza de la humanidad que conoce y otra la esencia de la divinidad, a la que conoce como es. Sin embargo, el hombre que conoce no es otro que el Hijo mismode Dios, quien, a la vez es el que se conoce a sí mismo y al Padre y al EspírituSanto, y también lo que es conocido. El Padre permanece especialmente en elHijo, porque a él sólo le dio todo lo que tiene, como está escrito: «Todo lo quetiene el Padre es mío»186. Y de nuevo: «El Padre no juzga a nadie, sino que todojuicio se lo ha dado al H ij o »187. También el Espíritu Santo habita espec ialmenteen el Hijo porque procede de la divinidad del Hijo. Por eso el Hijo puede también dar al Espíritu Santo, cosa que ninguna de las criaturas puede hacer. Ni elPadre ni la persona del Espíritu Santo faltó nunca, falta o faltará de la humanidad del Hijo de Dios, porque la indivisible Trinidad, colocando bajo él todo loque existe en los cielos y todo lo que hay sobre y bajo la tierra, decidió quetoda rodilla se inclinase ante su nombre, como dice recomendando san Pablo:

1X5 Hcb 2 16.'* Jn 16 15.,K7 Jn 5 22.

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«A su nombre se doble toda rodilla de los seres celestes, terrestres e infernales»188. También dice: «En él habita toda la plenitud de la divinidad corporal

mente»189. Según las palabras de san Juan: «De su plenitud todos nosotrosrecibimos gracia por gracia»190. Pues quien dio de su plenitud a todos, tienecompletamente todas las riquezas, y de ellas reparte o quita a quienes quiere,como quiere y cuando quiere.

7. Fina lmente, al decir que toda la Trin idad habi ta en Cristo y en él per manece especialmente, debemos prestar atención para que no se piense que hayallí por naturaleza más de la esencia indivisible que en las demás criaturas, oque la humanidad, que en verdad fue creada, rodea la esencia de la divinidadcreadora de todas las cosas e incorpórea. Por el contrario, en Cristo habitaespecialmente la Trinidad porque jamás le faltó, falta o faltará alguna gracia de

carismas espirituales. De manera que no se puede decir que no haya podidocolmar cualquier cosa plenísimamente queriéndolo o que no pueda hacerlocuando quiera él, a quien la divinidad dio todo el poder en el cielo y en la tierra. Aunque a ninguno de los santos le han sido dadas todas las cosas ni nadiepuede tener siempre las que ostensiblemente recibe, sin embargo, el EspírituSanto, administrador de las virtudes, ni puede apartarse ni venir alguna vez pornaturaleza, pues para él es natural estar todo entero y siempre en todas partes.

8. En cambio, Jesucri sto, que dijo ser suyo todo lo que tiene el Padre,hizo y hace todo lo que quiere en el cielo y en la tierra, en el mar y en los abis

mos. Por eso también la carne y el alma que asumió para sí la persona divinadel Hijo de Dios, vivifica y mortifica, gobierna y rige, dispone y ordena todaslas cosas y es Dios bendecido por encima de todo por los siglos. Ésta es la morada especial de la Trinidad bajo la forma humana que asumió el Hijo. Por esono permitió que le tocara María cuando le buscaba, pues, al verlo hombre, aúnno creía que lo podía todo, como el Padre. Si queremos tocarlo con la boca dela mente, creamos que conserva eternamente todo el poder de la divinidad, talcomo le fue dado, por la unidad de persona.

XVIII. El Espíritu S anto se acerca y se aleja por la graci a,pero por su naturaleza está en todas partes.

1. Así pues, aquel indiscreto orador y creador de una nueva herejía, o almenos, reanimador del viejo antropomorfismo, empleando los testimonios delos Santos Padres, que prueban que la plenitud del Espíritu Santo permaneceespecialmente sólo en Cristo, Mediador entre Dios y los hombres, según su

■“ Flp 2 10.,w Col 2 9.,vo Jn 1 16.

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acostumbrada perfidia, no tardó en objetar contra nosotros y en defensa suya,que ellos enseñan correctamente lo que correctamente creen. Los mismosSantos Padres han afirmado en verdad que el Espíritu Santo se acerca a los profetas y a los apóstoles por la gracia y a casi todos los santos se acerca, o se aleja,por diversos tipos de dones. Además, el Espíritu Santo enseña lo que se debepredicar y realiza cosas admirables o ayuda en el ministerio de la doctrina o enel ejercicio de las virtudes, para que todos comprendan lo que pueden por él olo que son por sí mismos. Pero éste, arrastrados por las sugerencias de su espíritu siniestro pretende con esto inducir a creer que el Espíritu Santo permaneció por naturaleza sólo en Cristo y que, por la misma esencia natural de sudivinidad, se acerca a los santos y se retira, se retira y se acerca, pero que enninguno de ellos permanece por naturaleza. Dice así: «Si el Espíritu Santo, per

maneciendo sólo en el Mediador, se aparta incluso de los santos, es inútil proclamar que está dentro de los gusanillos, inmundicias, ídolos y demonios». Yluego añade: «No creemos, dice, que permanece en los santos». Y de nuevo:«Creemos que ilumina a todos de tal manera que no ocupa lugar, que esincomprehensible y que está lejos a veces de los santos»191.

2. Así pues, al afirmar que el Espíritu Santo permanece en el Med iador yque se aleja ocasionalmente de los demás santos y al decir que por eso es inútilproclamar que está en los ídolos y en los demonios, evidentemente enseña queDios se aleja de los santos por naturaleza y sospecha que no está en los demo

nios por naturaleza. Por eso afirma que no está en los demonios, porque sealeja de los santos, y se ausenta de los profetas no sólo por los dones de su gracia, por los que nadie dijo jamás que se encuentra en los ídolos. Pero cree queDios, por su propia esencia, se aparta de los santos, aunque, al abandonarlos,los contiene por naturaleza, a la par que por la clemencia de su piedad. Dicesan Gregorio, comentando aquello de la Biblia: «Me vestiste de carne y de piel,me cubriste de nervios»192. Como si dijese abiertamente: «Me dejas fuera paraprobarme, pero, sin embargo, me guardas dentro para que no perezca, atándome con las virtudes»193. Y también: «La divina providencia deja guardándolo, a

su elegido y, dejándolo, lo guarda»194. Si Dios no los abandonase en ciertomodo en provecho de ellos mismos para hacer una demostración de su poder,demostración que no tienen siempre ni cuando quieren, ni como quieren, tal vez se cor romper ían con la enfermedad de la soberbia, por la que los cast igaríaeternamente, abandonándolos con razón. Entonces el Señor, mirando demanera admirable por sus elegidos, dirige sus pensamientos para que crezcanen la riqueza de la humildad. Mientras tanto, los impulsa ocultamente a que

»» Cf. supra   II 5 3.,y2 Job 10 11.,V3 Grcg.  Mor . I X 53 80 (PL 75, c. 902).,w Grcg.  Mor.  III 5 6 (PL 75, c. 602).

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pidan, pero no les concede lo que piden ni les permite manifestar lo que desean. Así muestra a san Pablo los secretos del tercer cielo, que no se pueden

decir a ningún hombre, y luego deja que sea tentado por el espíritu maligno. Asan Pablo, que le rogó tres veces que le purificara, le oyó favorablemente, peroretrasó indefinidamente la solución. También el mismo apóstol, elegido porCristo, instruido por Cristo y destinado a predicar el Evangelio, muestra queCristo habita en él verdaderamente y se queja nuevamente de que en su carneno habita el bien. De estas palabras surge la cuestión de si el que tiene al SeñorDios viviendo en él y se lamenta de que en su carne no habita el bien, tiene ensí a Dios que va y viene, que viene y se va. Si la divina sustancia se acerca y sealeja, está sujeta a movimiento. Si Dios está sujeto a movimientos locales otemporales, debe ser considerado mudable y, según esta opinión, debe pensarse

que no sólo ocupa lugar, sino que también es capaz de sufrir. Y si Dios fueraasí, no estaría siempre en todas partes, sino que solamente estaría allí donde seacercase y faltaría allí de donde se alejase. Y entonces, o se dilataría para llenarlo que antes había estado vacío y se contraería para dejar libre lo que había llenado, o se movería con excesiva ligereza para llegar corriendo a donde no esta ba y alejarse de aquellas cosas en las que se hallaba. Pero san Pablo ni recibe aDios ni lo pierde momentáneamente, sino que lo tiene siempre en sí tanto pornaturaleza como por gracia, tanto cuando brilla por los milagros en presenciade los que han de creer, como cuando se somete a las enfermedades para que1 1 0

  se ensoberbezca. Por eso, es generoso en los dones para poder ser útil amuchos. Por eso, se lamenta de que el bien no habita en sus miembros, no seaque, seducido por la seguridad, sea abatido de repente por los ángeles apóstatas. En ambos casos, obraba en san Pablo misericordiosa y clementemente lapresencia del Salvador, que abandona a unos para que crezcan en la gracia yconcede a otros tener esa misma gracia, pero sólo en la medida justa para queperezcan inexcusablemente. Por eso está claro que quien dice: «Dios es el queobra en nosotros tanto el querer como el obrar por su benevolencia»195, se viotal vez privado de él cuando no buscó el bien, pero sólo cuando no buscó el

bien. Pues san Pablo, gloriándose de estar muerto para este mundo, dice: «Elmundo está crucificado para mí y yo para el mundo»196. Y de nuevo: «Pero yano vivo yo, sino Cristo vive en mí»197. Y aquello de: «Porque estoy seguro deque ni la muerte ni la vida ni las cosas presentes ni, pasando por alto otrasmuchas, las futuras, podrán apartarnos del amor de Dios»198. Pero puesto queDios es amor y un amor tal que no puede amar sino el bien, ni cosa algunapuede ser amada por su caridad a no ser santamente, no se aparta de Dios

Flp 2 13.m   Gal 6 14.1,7 Gal 2 20.m Rom 8 38-39.

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quien no se aparta del amor. Por lo tanto, ya que los santos aman siempre aDios, es justo que posean siempre al Espíritu Santo por quien aman, ya que,según la enseñanza del Apóstol, «el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado»199.

3. Aunqu e no siempre los santos hacen milagros como quieren, milagrosque, no obstante, realizan a veces incluso con la sola sombra de su cuerpo,como aman siempre a Dios y al prójimo, nunca están sin el Espíritu Santo.Pero el Espíritu Santo es simple y diverso, móvil y estable200 y, según Salomón,«huye de la falsa sabiduría y se aparta de los pensamientos insensatos y se retira cuando sobreviene la injusticia»201. Dice también: «El Espíritu del Señorllena el orbe de la tierra y, como lo contiene todo, tiene conocimiento de todo,hasta de lo que se dice. Por eso el que habla cosas malas no puede escondérsele

ni le pasará de largo la justicia vengadora. Pues se interrogará al impío hastasobre sus pensamientos y llegarán a los oídos de Dios sus palabras para castigode sus maldades, porque el oído celoso de Dios todo lo oye y no puede ocultársele el ru ido de las murmuraciones»202. Por eso debe examinarse atentamentesi por revelación de Cristo se nos permite de algún modo saber cómo se mueveesc Espíritu estable, o cómo se aleja de los pensamientos insensatos, o por quéno pasa de largo ante el impío la justicia vengadora o de qué manera el oídoceloso de Dios oye el rumor de las murmuraciones. Quien asegura que dirá alos impíos: «No os conozco; apartaos de mí los que obráis la injusticia»203,

conoce desde luego para condenarlos a los que ignora para perdonarlos. Así,por ejemplo, quien habla impíamente no puede quedar oculto como para huirdel castigo. Por otra parte, el Espíritu Santo huye de la falsa sabiduría, no inspirando ni favoreciendo los pensamientos insensatos que, aunque consienteque sucedan, conserva, sin embargo, para castigarlos en el futuro. Que elEspíritu Santo no se mueve local ni temporalmente como creador, rector yseñor de todas las cosas, lo demuestra san Agustín en el libro de las Cuestionesdiciendo: «El Espíritu Santo es Dios, que no es retenido por lugar alguno nibaja de un sitio a otro, ni está sujeto a movimientos temporales, sino que está

todo entero en todas partes»204. De acuerdo con él dice san Fulgencio: «Aquelque por naturaleza lo llena todo, no puede de ningún modo ni retirarse ni acercarse. Pues la naturaleza de la inmensa divinidad ni se extiende para llenar loque antes había estado vacío, ni se contrae para vaciar lo que había llenado»205.Por tanto, si no se contrae, ni se extiende, ni se mueve de un lugar a otro, es

m   Rom 5 5.200 Cf. Sab 7 22.

201 Sab 1 5.202 Sab 1 7-10.203 Mt 7 23.204 Agust. D ia l Qua c s t. LXV, 22 (PL 40, c. 740).205 Fulg. De in carn . 8 (PL 65, c. 577).

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absurdo creer que estando presente permanece y estando presente se retira. SanGregorio papa lo confirma al decir: «Por decirlo así, Dios vuelve a acordarsede los buenos, a quienes, sin embargo, nunca abandonó. Y por así decirlo, deningún modo acepta a los malos, cuyas acciones observa, sino que sobre éstasreserva el juicio de la condenación final»206. Por tanto, aquella esencia estable,como quiere Hostis Je su , permaneciendo sólo en Cristo por naturaleza, no seaparta de los santos si, como ellos mismos atestiguan, no les abandona nunca.Esto mismo expone san Gregorio en la interpretación de Ezequiel: «Diostodopoderoso rechaza sosteniendo y rechazando sostiene, cuando deja caer enla tribulación a los que ama junto con aquellos a quienes juzga»207. Tambiéndice por medio de Moisés al pueblo que murmuraba: «“No subáis ni luchéis,pues yo no estoy con vosotros, no sea que caigáis ante vuestros enemigos”208.

Por esto debe pensarse que, si no estaba con ellos, ¿por qué les prohibía subirpara que no cayeran? Y si estaba con ellos, ¿por qué dice: “No estoy con vosotros?” Pero por un admirable don de su sabiduría y de su misericordia, estabacon ellos y no estaba con ellos. No estaba con ellos para que vencieran, pero,sin embargo, estaba con ellos para que no perecieran a manos de los enemigos.¡Oh inefables entrañas de piedad! Persigue las culpas y, no obstante, protege alos pecadores. Se muestra irritado y, sin embargo, los defiende de los enemigos»209. Por eso es momento ya de saber cómo se dice que Dios no está con lossantos si siempre está incluso con los pecadores. Pero, como se indicó en el

prólogo del citado libro, «algunas veces el espíritu de profecía inspira al profetaacerca de lo presente y nunca sobre lo futuro; algunas veces le asiste acerca delo futuro y no sobre lo presente; otras veces sobre lo presente y lo futuro; otras

 veces insp ir a al profeta igualmente sobre lo pasado, lo presente y lo futuro;otras, sobre lo pasado y no sobre lo futuro; otras sobre el futuro y no sobre elpasado; otras veces le inspira sobre el presente en parte sí y en parte no; otras veces le insp ira sobre el fu turo en parte sí y en parte no»210. Pero generalmentesuele ocurrir que no pueda vaticinar el profeta aunque tenga, sin embargo, lapresencia del Espíritu Santo para guardarle. Pues no se aleja nunca su naturale

za inefable, sino que se dice que se aleja en el momento en que no asiste consus enseñanzas. Así pues, por un lado, los profetas tienen capacidad para serinspirados, por otro, tienen lo que incapacita para aprender a otros que lodesean.

4. Ni Isaías, que en los mismos días en que Ozía s, azotado por la lepra, vivió en una casa apartada, pudo profeti zar. Por eso es tuvo sin el Esp ír itu

204 Greg. Mor . XVII 2 2 (PL 76, c. 11).207 Grcg. Hom. in Ez.  II 18 (PL 76, c. 794-95).20x Deut. 1 42.20v   Greg. Hom . in Ez.  I 10 32.2,0 Greg. H om. in Ez. 114 (PL 76, c. 788).

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Santo, aunque, dejando a un lado otros temas, tuvo entre los dones del EspírituSanto la fe verdadera. Y además, al tener el amor puro, mantuvo la pureza desu corazón, por la que mereció gozar de la visión de Dios. Es evidente que el

Espíritu Santo está afectado sólo por el movimiento llamado estable, de modoque todo él está en todas las cosas y por la plenitud de sus gracias no permanece todo él en ningún hombre, salvo en Cristo, cuya humanidad lo poseyósiempre y no careció de sus siete dones. Los demás santos, aunque no pierdensu presencia natural, no obstante ni cuando quieren ni como quieren tienen enabundancia todos los dones de la gracia por el Espíritu Santo, como ratifica sanGregorio: «No se conceden todas las gracias a uno solo, no sea que, engreído,caiga en la soberbia, sino que se le da a éste lo que a ti no se te da, y se te da a tilo que a aquél se le niega»211. Dice el Apóstol: «Pero tenemos dones diferentes

según la gracia que nos ha sido dada: si es profecía, guardando proporción conla fe; si ministerio, en el ministerio; el que enseña, en la enseñanza; el queexhorta, en la exhortación; el que reparte de lo suyo, con liberalidad; el quepreside, con solicitud; el que hace misericordias, con jovialidad; que la caridadsea sin fingimiento»212. Para demostrar que estos dones no se dan todos a unsolo santo para que los tenga en esta vida, dice en otro pasaje: «Distribucioneshay de gracias, pero un mismo Espíritu. Y distribuciones hay de ministerios,pero un mismo Señor y distribuciones hay de operaciones, pero un mismoDios, que obra todas las cosas en todos. A cada cual se le da manifestación delEspíritu para su provecho. Porque a uno se le da lenguaje de sabiduría por elEspíritu; a otro, lenguaje de ciencia; al otro, fe en el propio Espíritu; a otro, lagracia de curaciones en un mismo espíritu; a otro, el ejercicio de las virtudes; aotro, profecía; a otro interpretación de lenguas. Todas estas cosas obra unmismo y solo Espíritu, repartiendo a cada uno según quiere»213. Y de nuevo:«A unos puso Dios en la Iglesia, primeramente apóstoles; en segundo lugar,profetas; en tercero, doctores; luego virtudes; luego, gracia de curaciones, asistencias, gobiernos, variedades de lenguas. ¿Acaso son todos apóstoles, acasotodos profetas, acaso todos doctores, acaso todos virtudes? ¿Acaso tienentodos la gracia de curaciones? ¿Acaso hablan todos lenguas? ¿Acaso todos

interpreta n? »214 Por tanto, todos estos dones, aunque están repartidos entretodos, no se conceden a uno solo. Sin embargo, cada uno de estos a quienesdice estas cosas es templo del Espíritu Santo, como el mismo san Pablo describió antes cuando, hablando a los corintios, después de reprender su celo equi

 vocado y de increpar les sus actos censurables, añad ió: «¿No sabéis que soistemplos de Dios y el Espíritu Santo habita en vosotros? Si alguno profana el

2.1 Greg. Hom. in Ez. 1 10 32 (PL 76, c. 899).2.2 Rom 12 6-9.2.3 1 Cor 12 4-11.2.4 1 Cor 12 28-30.

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templo de Dios, Dios lo destruirá. Pues es sagrado el templo de Dios, que sois vosotros»21*. Y de nuevo: «¿N o sabéis que vuestro cuerpo es templo delEspíritu Santo, que tenéis recibido de Dios, y no sois de vosotros? Porque

fuisteis comprados a mucho precio. Glorificad y llevad a Dios en vuestro cuerpo, porque vosotros sois el cuerpo de Cristo y miembros de sus miembros»216.Es preciso insistir en esto y advertir que el Espíritu Santo está presente poralgunos dones, y por otros, en cambio, está ausente. No obstante, por suinmensidad natural en ninguna parte está ausente, aunque habita especialmenteen Cristo, puesto que todas las virtudes del Espíritu Santo están con la mayorplenitud en él. Tampoco careció de la custodia del Espíritu Santo Zacarías, dequien dice san Lucas que fue justo ante Dios. Pues nadie alcanza la justicia sinla cooperación de la gracia divina, porque por ella se concede la inocencia para

custodiarla y, una vez concedida, se custodia. Sin embargo, habiéndosele concedido el don de la profecía, que antes no había tenido, fue lleno del EspírituSanto. Pero no recibió algo más de la indivisible sustancia que ya tenía en sí,pues la tuvo toda consigo para su propia justificación, sino que conoció porella más de lo que solía saber. Por eso dice profetizando: «Bendito el Señor,Dios de Israel, porque visitó y rescató a su pueblo»217. Eliseo estaba en verdadlleno del Espíritu Santo cuando pidió y mereció recibir doble porción del espíritu de su maestro218. Pero permaneciendo el Espíritu Santo en él por naturaleza, como lo había estado antes, no recibió Eliseo del Espíritu más cantidad que

Elias, sino que hizo por el Espíritu más obras que Elias, puesto que Elias hizosiete milagros y Eliseo catorce. También el Señor Jesús dice a sus discípuloscuando deseaban castigar con el fuego a los samaritanos que no le habían acogido: «No sabéis de qué espíritu sois. El Hijo del Hombre no ha venido a perder las almas, sino a salvarlas»219. Los apóstoles mismos tenían íntegro, sindisminución de su esencia, al Espíritu Santo, a quien pertenecían. Y por mediode él mostraban a los hombres milagros y prodigios y anunciaban que el reinode los cielos estaba cerca. Pero aún no habían conocido por el Espíritu quemuchos samaritanos habían de salvarse. A ese Espíritu Santo ya lo habían recibido los romanos, a quienes decía el Apóstol: «No recibisteis espíritu de escla

 vitud para recaer en el temor, sino que recibisteis espíri tu de adopción, con elcual clamáis: «¡Abbá Padre!»220 Y sin embargo, todavía no estaban totalmenteenraizados por él en la gracia de la humildad. Por eso, considerándose los unos

2.5 1 Co r 3 16-17.2.6 1 Cor 6 19-20.2.7 Le 1 68. .2,K Cf. 1 Re 2 9. La doble porción del Espíritu que Eliseo pide a su maestro, quiere decir

que se considera como u n hijo prim ogénito de Elias. Según la ley de Dcuteronom io 21 15 22, alprimo génito le corresponde el doble que a sus hermanos en el reparto de la herencia.219   Le 9 55-56.220 Rom 8 15.

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mejores que los otros, discordaban entre sí, por lo que necesitaban ser enseñados por el Apóstol. También a éstos les decía: «Justificados en la virtud de la fe,mantengamos la paz con Dios»221, enseñándoles que pueden alcanzar la paz de

Dios aquellos que abrazan el amor fraterno con sinceridad.5. Escribiendo también san Pablo a los efesios, dice: «A cada uno de vosotros le fue dada la gracia según la medida con la que la da Cristo. Por lo cualdice: Subió a lo alto, llevó consigo cautiva la cautividad, repartió dones a loshombres»222. Sin embargo, mostrando su preocupación por los efesios, dice:«Doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien tomanombre toda familia en los cielos y sobre la tierra, para que os conceda, segúnlas riquezas de su gloria, que seáis firmemente corroborados por la virtud de suEspíritu en el hombre interior, que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, y estéis enraizados y cimentados en la caridad»223. Si los efesios no tenían elEspíritu Santo, ¿por qué les decía el Apóstol: «A cada uno de vosotros le fuedada la gracia según la medida con que la da Cristo? Y si cada uno tenía la plenitud de sus dones, ¿cómo suplicaba de rodillas que se les diese lo que ya tenían? Quienes tenían en abundancia unos dones y carecían de otros, en partetenían al Espíritu Santo y en parte no lo tenían. Por eso se dice que el EspírituSanto se acerca y se aleja al conceder y retirar sus dones, aunque él está siempreen todas partes y en todas partes todo entero. San Gregorio, conforme a la gracia del Espíritu Santo, abundante en él, dice en la explicación de Ezequiel:«Puesto que el Espíritu Santo es Dios, coeterno al Padre y al Hijo antes de los

siglos, hemos de aver iguar por qué se dice que va de un lado a otro. Pues todo elque va de un lado a otro, llega a un lugar en el que no estaba y abandona aquelen el que estaba. ¿Por qué razón podríamos decir que el Espíritu Santo va de unlado a otro, si todo está dentro de él y no hay lugar donde no esté, como estáescrito: “el Espíritu Santo llena el orbe de la tierra”224. Y sin embargo, al hacerseel elogio de la sabiduría, se añadió: “En ella está el Espíritu de entendimiento,único, múltiple, sutil y móvil”225; y poco después: “Humano, estable”. Conestas palabras nos surge de nuevo la gran pregunta de por qué el Espíritu Santoque todo lo llena, es al mismo tiempo móvil y estable. Pero si recurrimos a los

usos habituales de los hombres, encontramos más fácilmente el sentido de estaspalabras. Pues el hombre, que en la región en que está, corre por todas partes,indudablemente te sale al paso en todas partes y se encuentra de repente dondeno se espera. Por eso, para señalar la presencia del Espíritu omnipotente entodas partes, se dice que es al mismo tiempo móvil y estable. Estable, porque

221 Rom 5 1.222 Ef 4 7-8.223 Ef 3 14-17.224 Sab 1 7.225 Sab 7 22-23.

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por naturaleza lo contiene todo; móvil, porque sale al encuentro incluso de losque le desconocen»226. Y más adelante: «La movilidad del Espíritu de un lado aotro puede comprenderse con una segunda consideración. En los corazones de

los santos permanece siempre por lo que se refiere a ciertas virtudes. En cambio,por lo que se refiere a otras, viene y se vuelve a marchar. Así en la fe, en la esperanza y en la caridad y en otras virtudes, sin las cuales no se puede llegar a lapatria celestial, como son, la humildad, la castidad, la justicia y la misericordia,no abandona los corazones en la elocuencia de la doctrina, en la realización demilagros, a veces asiste a sus elegidos, a veces se retira de ellos. Les asiste paraaliviarlos y se retira para que se humillen. Les asiste para glorificarlos, mostrando su poder; se retira para que se conozcan a sí mismos, cuando se les quita supoder. Les asiste para mostrar lo que son gracias a él; se retira para evidenciar lo

que son y cómo son sin él. Así pues, por lo que se refiere a esas virtudes, sin lascuales no se llega en modo alguno a la vida, el Espíritu Santo permanece en loscorazones de los elegidos. Pero, en cuanto a aquellas por las que se muestra la vi rtud de la sant idad, a veces asiste misericordiosamente y a veces mise ricordiosamente se retira»227. Es evidente, creo yo, que el Espíritu Santo no se retira nise acerca nunca por naturaleza. Pero está claro que para algunas virtudes, enningún momento se retira de los santos. Así pues, está especialmente en elMediador de Dios y de los hombres, porque siempre le asiste en el ejercicio detodas las virtudes.

XVI III. Qu é significa el ve ni r y el perm anec er de Dios.

1. De diversas maneras se describe en el texto de las Sagradas Escri turas la ven ida del Señor, para est imular un poco el espíri tu de los hombres a considerar la incomprehensible esencia de la divinidad. Por eso se apareció Dios a

 Abrahán en forma de cr iatura, permanec ió en casa de Lot cuando iba a dest ru irSodoma, y luchó con Jacob. También se mostró a Moisés por medición del elemento visible del fuego y habló con Salomón desde una nube de modo perceptible a los oídos. Pero al final de los tiempos para beneficiar a la miseriahumana, a la que en su origen había corrompido la serpiente, se dignó tomar lafigura de siervo y unirla a la incomprehensible divinidad. En fin, es verdad que Abrahán, según las pa labras del Salvador, se alegró de ver al Señor, y Jacobdice que había hablado con Dios cara a cara y Moisés asegura que había con

 ver sado con él de viva voz, como suele hacerlo un hombre con su amigo , ySalomón oyó hablar a Dios desde una nube. Sin embargo, ninguno de ellos lo

226 Grcg. Hom. in Ez. I 5 9-10 (PL 76, c. 824).227 Grcg. Hom. in Ez.  15 11 (PL 76, c. 825).

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oyó en su propia esencia, ni el mismo Dios unió a su persona la naturaleza, através de la cual se mostró a los Padres del Viejo Testamento, sino que Diosmismo se apareció o en algunas figuras pasajeras o como el Hijo de Dios que

había de venir en la plenitud de los tiempos en la humanidad que asumiríainseparablemente. Pues no es propio de aquella divinidad inmutable y siemprepermanente por su propia esencia, el venir al mundo temporal o localmente. Esopinión general que la divinidad nunca se aparta del mundo, sino que, o muestra su presencia en forma de criatura, o enciende con su amor las inteligenciasde los seres racionales de modo invisible c inestimable, o aparece bajo la figurade hombre, al que se ha unido para formar una persona. Por eso dice sanFulgencio: «Como según la divinidad Dios no pasa de un lugar a otro, la fecristiana conoce que el Hijo de Dios vino al mundo porque tomó la forma de

siervo»228. Esto, por lo que se refiere al Hijo. Del Espíritu Santo dice: «ElEspíritu Santo no adoptó la forma de paloma, como el Hijo había adoptado laforma de siervo»229. Y de nuevo: «El Espíritu Santo, al venir en forma de paloma, no se transformó en paloma, como el Hijo se hizo hombre, sino que, bajola figura de una paloma, mostró el amor con que su gracia había de regalarnos»230. Y después añadió: «Aquella paloma, bajo cuya figura el Espíritu Santodescendió sobre Cristo cuando fue bautizado, apareció para dar a entenderalgo y, acto seguido, despareció»231. De la venida del Espíritu Santo dice también san Gregorio: «De la venida del Espíritu Santo está escrito: “Se produjo

un estrépito desde el cielo, semejante a la llegada de un viento impetuoso yllenó toda la casa en que se encontraban; y se les aparecieron divididas unaslenguas como de fuego y se posó sobre cada uno de ellos”232. El Señor se apareció por el fuego, pero por sí mismo habló anteriormente. Dios no era ni aquelfuego ni aquel estrépito, pero por lo que mostró externamente, expresó lo queel Espíritu Santo realizó interiormente. Mostró exteriormente lenguas defuego, porque interiormente inflamó a los discípulos con su celo y los instruyóen lenguas. Estos elementos tenían un valor significativo, de modo que loscuerpos percibían el fuego y el ruido, y los corazones se instruían con un fuego

 visible y un sonido sin voz. Por fuera hubo un fuego que aparec ió , pero pordentro hubo otro que infundió la ciencia»233. Porque, cuando habla el Señorpor sí mismo, sólo se nos descubre la fuerza de la inspiración interior. Es decir,cuando habla por sí mismo, el corazón se instruye con su palabra, sin palabrasni sílabas, y a que su virtud se reconoce por una cierta íntima elevación.

22K Fulg. De in c am.  8 (PL 65, c. 577).22v Fulg.De inca rn .   12 (PL 65, c. 580).

230 Fulg.D e i n c a m .   13 (PL 65, c. 580).231 Fulg. ib id .232 Act 2 2-3 .233 Grcg. M or. XXVIII 1 2 (PL 76, c. 447-48).

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2. San Fulgencio explica así que no siempre se produce de igual modo la venida de Dios: «La venida del Hijo de Dios no siempre se percibe de una solamanera, pues una veces viene enviado por el Padre, otras se digna venir con Él.

Se digna venir con el Padre como igual al Padre; pero cuando es enviado por elPadre, viene como un poco inferior a los ángeles. Sabemos que vino una sola

 vez enviado por el Padre, en cambio se digna venir innumerables veces con elPadre. No fijó el número ni la forma de su venida. Cuando dice: “Si alguno meama, guardará mi palabra y mi Padre le amará y a él vendremos y en él haremosmansión”234»235. Y para indicar al mismo tiempo la venida y permanencia de lamisma Santa Trinidad, después de algunas palabras, añadió: «Para el que ama aCristo existe una sola venida de la Santa Trinidad, pues Dios viene a él invisiblemente y habita en él invisiblemente. Permaneciendo en quien le ama, multiplica

su propio amor, en virtud del cual habita en el hombre. Viene porque es amado,y con su venida hace que se le ame más»236. Y de nuevo: «El Padre y el Hijo no vienen de ninguna manera a qu ien le ama sin el Espíritu Santo, porque el amorque hace que vengan es un don concedido por el Espíritu Santo. Y así, la venidainvisible siempre es común al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. No pasan deun lugar a otro, sino que la misma Trinidad, en cuanto Dios único, se dignaconceder la gracia de la caridad para aumentarla o aumentar la que ya hadado»237. Sobre esta permanencia también el Hijo del Trueno hace ya tiempohabía dicho: «Vosotros, lo que oísteis desde el principio, que se mantenga en

 vosotros . Si se mantuv iera en vosotros lo que oísteis desde el pr incipio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. Y ésta es la promesa que Él nosha prometido: la vida eterna»238. Y de nuevo: «El que observa sus mandamientos, en él permanece y él en él; y en esto conocemos que permanece en nosotros,por el Espíritu que nos dio»239. E igualmente: «A Dios nadie jamás lo ha visto.Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegadoen nosotros a su perfección. En esto conocemos que permanecemos en él y él ennosotros, en que nos ha dado su Espíritu»240. Todas las criaturas irracionales einsensibles, ni tuvieron nunca, ni tienen esta permanencia de la suprema e indi

 vi sible Trinidad, porque quienes no tienen posibi lidad de conocer a Dios, tampoco pueden amarle. Por eso no crece en ellos el amor a Dios, porque les falta lafacultad racional para amar. San Fulgencio, citado a menudo, lo dice en estostérminos: «No hay naturaleza que pueda vivir eternamente, ya desgraciada, yafelizmente, salvo la que puede pensar sobre Dios por don del mismo Dios.

234 Jn 14 23.235 Fulg.D e i n c am .  9 (PL 65, c. 578).236 Fulg.D e incarn.  11 (PL 65, c. 579).

237 Fulg.De in carn .  12 (PL 65, c. 580).23,1 Jn 2 24-25.23’ 1Jn 3 24.240 1 Jn 4 12-13.

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3. Esta naturaleza intelectual está en las almas de los hombres y en losespíritus de los ángeles. Dios no ha dado la facultad de conocerlo y amarlonada más que a los ángeles y a los hombres»241. Por esto puede otra vez cole

girse que, aunque se confiese con fidelidad que Dios está por naturaleza en losseres insensibles e irracionales, sin embargo, no permanece en ellos por la gracia de la caridad, ni llega a ellos de algún modo. Pero tampoco viene la Trinidad a las criaturas racionales que desobedecen a los divinos preceptos (puesno ama a Dios quien no cumple sus mandamientos) ni pone su morada enellas, sino que concede y nutre la gracia de la caridad sólo en los que le aman.Sobre los que no aman a Dios sencillamente en el secreto de su mente, estáescrito: «Este pueblo me honra sólo con los labios, pero su corazón está lejosde mí»242. Por eso acosan a Jesús, pero no le tocan, como claramente se com

prueba cuando dice: «¿Quién me tocó los vestidos?»243 En aquel momento erarodeado por la multitud quien era a la vez la verdad y la vida. Pero, como notodos lo amaban con pureza ni creían fielmente en él, de ahí que no lo tocabanni con la caridad ni con la fe. Por eso dice también Salomón: «Brillante es lasabiduría que nunca se marchita y se deja ver fácilmente de los que la aman yse deja encontrar de los que la buscan. Se anticipa a los que la desean, demanera que se muestra la primera en ellos. El que velare desde el amanecer, notendrá que esforzarse por alcanzarla, pues la encontrará sentada en su puerta.Pensar en ella es prudencia consumada. El que velare por ella pronto estaráseguro, puesto que ella misma busca en derredor a los dignos y en los caminosse les muestra gozosa y en todos sus pensamientos les sale al paso. Su principio es el deseo de aprender; luego la preocupación por aprender es amor y elamor es la observación de sus leyes. La observación de las leyes es la perfección de la pureza y la pureza permite estar cerca de Dios. Y así el deseo de lasabiduría conduce al reino eterno»244. Luego ni los espíritus apóstatas ni loshombres entregados a malas acciones pueden tener en sí la morada y la presencia de Dios ni alcanzar la visión, cosa que no se consigue, a no ser por lacaridad y la pureza del corazón. «En alma maliciosa no entrará la sabiduría,como dice Salomón, ni morará en cuerpo esclavo del pecado»245. En todos,

pues, está presente la naturaleza divina, pero sólo en los ángeles y en los santos habita por la gracia especial del amor de Dios y del prójimo. Como dicetambién el Señor: «El que come mi carne y bebe mi sangre, se sobreentiendeque dignamente, en mí permanece y yo en él»246. Pues, «el que come, como

241 Fulg. D c f i d c   III 32 (PL 65, c. 686).24 2 Is 29 13.20

Me 5 30.24 4 Sab6 13-21.24 5 Sab 1 4.24 6  Jn 6 57.

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dice el Apóstol, come y bebe su propia condenación»247. Así queda expuesto,creo, que es el venir o qué el permanecer o habitar de Dios, que siempre estátodo entero en todas partes.

X X . Qu é es el cielo en donde Dios habita.

1. M uy grande es entre los hombres el pecado de la arrogancia, por cuyoinflujo comienzan los ignorantes a enseñar lo que desconocen y, quienes debían haber aprendido de los maestros las míst icas palabras de la Sagrada Escritura, prefieren aplicar a Dios, partiendo de los textos de esa mismaEscritura y contra las reglas de la fe, las cosas que no le corresponden. Y es que

los hechos que deben ser interpretados simbólicamente, si no se examinan cuidadosamente por dentro, no permiten llegar al espíritu vivificador, sino que sequedan en letra muerta. Como consecuencia de ello, tenemos que creer que laesencia incontaminable de la excelsa divinidad es mudable, si pensamos solamente en el sentido literal de las palabras de las Escrituras, animadas ordinariamente de un secreto simbolismo. El hijo de prosélito, esclavo de este defecto,se atrevió a proclamar que el Espíritu Santo es esencialmente móvil y que Diospuede estar encerrado en el corazón y que por sutileza, no por esencia, estádentro de todo. También dice que es inimaginable e impensable el lugar de unDios que no ocupa lugar, donde habite y deba ser invocado con las manosextendidas. Y aunque este cielo visible ocupa una gran extensión, sin embargo,lo llama local, por ser corpóreo, según las palabras del Señor: «El cielo es mitrono y la tierra el escabel de mis pies»24S. Y el profeta le dice: «Tú, que te sientas sobre un trono y juzgas con justicia»249, o al menos cuando decimos: «Padrenuestro que estás en los cielos»250. Y así, otros muchos pasajes de las SagradasEscrituras, que muestran que el Señor no está por la gracia inmensa de su caridad en los cuerpos inanimados, sino que reside en aquellos cielos espiritualesque conocen a Dios y le aman. Sobre éstos se dice en el salmo: «Los cielos pregonan la gloria de Dios y el cielo anuncia la obra de sus manos»251. El sonido

de estos cielos llegó a toda la tierra y sus palabras hasta los confines del orbe dela tierra. Y es que éstos, dotados del don de la discreción, tienen en sí a Diospor su constante amor y permanecen en él y pueden llamarse no ciclos, sinocielos de los cielos, al estar unidos a los ejércitos de los ángeles. Así está escrito:«Los cielos son cielos para el Señor, la tierra se la dio a los hijos de los hom

247 ICor 11 29.24X Is 66 1.

247 Sal 9 A 5.250 M t 6 9.

251 Sal 18 1.

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bres»252. Dios habita en este cielo corpóreo, que las Sagradas Escrituras pensaron que debía designarse con el nombre de firmamento, al decir: «Hágase elfirmamento en medio de las aguas»253. Y de nuevo: «Hizo Dios el sol y la luna

y las estrellas, y las colocó en el firmamento del cielo»254. Dios habita en el firmamento, no por los dones de sus gracias, ya que se trata de un cuerpo inanimado e insensible, sino sólo por la inmensidad de su esencia ilocal, por la queestá todo en la tierra, todo en el mar y todo siempre en infiernos. Con razónlos cielos de los cielos pueden llamarse tanto trono como sede y templo suyo,pues en ellos habita Dios por los dones diversos de sus gracias espirituales. Además, pueden estos cielos poseer sin cesar a Dios amándolo y contemplándolo sin cansancio o presentarle sus deseos en la oración o alabarlo sin palabrasmediante una admiración mu y grande.

2. San Gregor io asegura que esto es así, al decir: «El profeta Isaías afirma:“Vi al Señor sentado sobre un solio excelso y elevado”255. El solio de Dios es lacriatura angélica o la humana, a las que gobierna por la inteligencia que les dio.Dice que este solio es excelso y elevado porque la naturaleza, que fue elevada,camina hacia la gloria celestial, y la criatura angélica, después de haber caídomuchos espíritus y quedar asegurada en el cielo, para no caer, fue elevada porlo mismo por lo que fue confirmada. Ahora bien, su templo es lo mismo quesu solio, porque el rey eterno habita allí donde se sienta»256. Dice también otra

 vez: «También son llamados tronos aquellos ej ércitos de ángeles en los queDios todopoderoso reside siempre para administrar justicia. Como en latín sellama tronos a los asientos, por eso son llamados tronos de Dios los que estántan llenos de la gracia de la divinidad, que Dios se asienta en ellos y por ellosdecreta sus decisiones. Por ello dice también el salmista: “Te sientas sobre eltrono tú que juzgas con justicia”257. Y de nuevo: “Tú que te sientas sobre losQuerubines”258»259. Este santísimo maestro muestra clarísimamente que Dios,por su gracia, habita o reside sólo en las criaturas racionales, no en las irracionales. Por ello debe ruborizarse aquél, el más estúpido de los hombres que, sinsaber lo que dice, ignora lo que afirma y, dejándose atraer por un vano error,desea demostrar que un cuerpo inanimado puede ser morada especial de Dios.

Finalmente, nuestro elocuente Casiano, pensando lo mismo, dice: «“Dios,según dice David, es famoso en Judea”260, es decir, en el alma que aún ahora se

252 Sal 113 16.253 Gén 1 6.254 Gén 11 6-17 .255 Is 6 1.2% Grcg. H om. in Ez. II 2 4.257 Sal 9 A 5.25* Sal 79 2.

259 Greg. Hom. in cuang .   II 34 10 (PL 76, c. 1252).2,i0 Sal 75 2. El autor jueg a con las posibles etim ologías de Judá (confesión, alabanza) , Israel

(el que ve a Dios o el justo de Dios) y Salem (paz).

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mantiene bajo la confesión de los pecados. Judea quiere decir confesión. “EnIsrael”, es decir, en el que ve a Dios o, como interpretan algunos, el justo deDios, no es sólo famoso, sino que incluso es “muy grande su nombre”.

Después, incitándonos a cosas más sublimes y queriendo mostrarnos el lugarmismo en el que el Señor se complace, dice: “Y puso Dios su morada en lapaz”261, es decir, no entre las luchas y las contiendas de las pasiones, sino en lapaz de la castidad y en la tranquilidad perpetua del corazón. Así pues, sialguien merece alcanzar este lugar de la paz por haber vencido sus pasionescarnales, avanzando desde este nivel y convertido consecuentemente en Siónespiritual, es decir, en atalaya de Dios, será también morada suya. Pues Diosno habita en las luchas de la continencia, sino en la perseverante atalaya de las

 vir tudes . Allí ya no golpea ni opr ime, sino que ha roto para siempre el arco

poderoso con el que lanzaban en otro tiempo contra nosotros los dardos inflamados de las pasiones»262. Está ya claro para todos, creo yo, que la morada deDios no está ni en el cuerpo inanimado de un cielo visible ni en el accesiblemonte Sión, donde hoy habitan muchos muzlemitas, sino en los espíritusracionales por la gracia de la paz. Pues en otro pasaje se dice: «Eligió el Señor aSión, la eligió por morada suya»263. Diciendo: «Ésta será mi mansión por lossiglos de los siglos, aquí habitaré porque la elegí», no se refiere a la ciudadterrestre donde, como hemos dicho, dominan hoy los hombres, sino más biena aquellos que, iluminados interiormente por la gracia del Paráclito, ven ahoraa Dios en enigma y después han de verle tal como es en la verdad misma de suconocimiento.

3. Que con el nom bre de cielo se design a la men te un ida a Dios,lo demuestra el egregio maestro san Julián al hablar del Paraíso diciendo:«Leemos en san Agustín cuando explica de manera muy clara las palabras desan Pablo, con las que el Apóstol recuerda que fue arrebatado al tercer cielo,que el tercer cielo es el Paraíso, a donde fue arrebatado el Apóstol y donde sehallan las almas de los bienaventurados, despojados de sus cuerpos. Define elmismo doctor que el primer cielo es corpóreo, el segundo espiritual, el terceromental, al que se asciende por la contemplación mental264. Y dice: Si sabemos

correctamente que ese primer cielo corpóreo designa en general todo lo queestá sobre las aguas y la tierra; el segundo, semejante al corpóreo, lo que se vecon el espíritu, como aquel desde donde se le ofreció a Pedro en éxtasis unplato lleno de animales265; y el tercero, al que se ve con una mente tan apartada,

261 Sal 75 3.262 Casiano, Coll. XII 11 (PL 49, c. 890).

2W Sal 131 13-14.2ft4 Agust. De Gen. ad l i tt. XII 34 67 (PL 34, c. 483).2',s Se refiere a la escena de la visión que tiene Pedro antes de la conversión del centurión

Cornelio (Hechos, 10 9-16).

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alejada y totalmente arrancada de los sentimientos carnales y tan limpia, quepuede ver y oír inefablemente en el amor del Espíritu Santo aquello que está enaquel cielo, como la sustancia misma de Dios y el Verbo de Dios, por media

ción del cual se hizo todo, consecuentemente creemos que el Apóstol fue arrebatado hasta allí y que allí tal vez esté el paraíso mejor de todos y, si convienellamarlo así, el paraíso de los paraísos»266. También nuestro Claudiano pareciódisputar sobre estas palabras del Apóstol: «Cuando el apóstol dice que fue arrebatado al tercer cielo, asegura que oyó, no sé qué cosa divina que el hombre nopuede expresar. Y así, dinos, en fin, Apóstol, ¿se busca a Dios por distintoslugares o la Verdad no se encuentra sino en un solo lugar? Si es así y, en consecuencia, Dios ocupa lugar, también tú pierdes localmente a Dios, a quien localmente encuentras. Y si sólo está en el tercer cielo, sigue estando allí donde tú lo

encontraste. Pero como tú no eres feliz por el ciclo corpóreo, sino por el Señordel cielo, y el Señor del cielo está todo en todas partes, dado que ni se buscalocalmente ni localmente se encuentra, se te ofrecerá como prueba verdadera detu ascensión el que asciendes desde el cielo de una sustancia inferior al cielo deuna sustancia superior. Pues para los que buscan a Dios, no hay ningún ascensode lo corpóreo hacia lo corpóreo, por donde pueda escapar de la corporeidadahora prisionera»267. Y poco después dice: «“Los cielos son cielos para el Señor;la tierra se la dio a los hijos de los hombres”268. ¿Qué decimos, pues? ¿Acasoque no se ha dado a los hombres este cielo visible o el brillo y el calor del sol,los cambios de la luna creciente y menguante o las órbitas errantes y calculadas

de los astros, los encuentros de las estrellas por sus grandes círculos y su marchaestablecida, sea cuando hacen alternar las noches y los días, sea porque templanel mundo alternativamente con calor y frío, sea porque, señalados los límites,marcan las divisiones de los tiempos y vuelven sin fin al mismo punto por elsendero interminable de sus órbitas a través de los mismos círculos, sea porquedecoran el éter con distintos números, horas e intervalos musicales? ¿Son todasestas cosas convenientes de ver o gratas de contemplar a los mortales? Y así, estecielo corpóreo, por el hecho de haber sido dado a los hombres, se llama tierra. Y, aunque el vo lumen de las aguas y del aire es de diferente magn itud y densi

dad que la tierra, sin embargo, por haber sido cosas dadas a los hijos de loshombres, se llama tierra. A esto se añade que el tacto de todos los seres vivosdotados de sentido procede principalmente de la tierra. Ahora bien, igual quenada puede verse sin el fuego, así nada puede tocarse sin la tierra. Y como eltacto es sensible al fuego y el éter es fuego, el éter tiene algo de terreno. ¿Porqué? Porque el nombre de tierra abarca todo lo corpóreo y, dando por válidotal juicio, se llama tierra todo lo corpóreo comparado con lo incorpóreo. Puesto

26f* Julián, Progn .  II. 2.267 Claud. De s ta tu amm .   II 12 5 (PL 53, c. 757-58).

Sal 113 16.

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que este mundo sensible, junto con el cielo visible, es la tierra, que fue dada a loshombres, ¿qué diremos del cielo, que fue dado a Dios y no a los hijos de loshombres? Recurramos, pues, igualmente a las palabras divinas. Dice el mismosalmista: “Alabad al Señor, que hizo sabiamente los cielos”269. Luego, si están enel entendimiento los cielos que Dios habita y el ciclo que fue dado al Señor esincorpóreo, para quien es tierra todo lo corpóreo, está bien claro que no es corpóreo lo que tiene entendimiento. Ahora bien, el alma humana es esencialmenteintelectual; luego el alma humana es incorpórea. Por consiguiente, es tierra todacriatura corpórea, y es cielo la sustancia incorpórea e intelectual. Ahora, paraque puedas ser arrebatado a través de los dos ciclos hasta el tercero, siguiendo aPablo, transmite todo lo corpóreo del mundo a lo incorpóreo de tu persona.Después, trasciende lo creado incorpóreo y mutable con un esfuerzo impetuoso

y con un vuelo ligero, y desde allí hasta llegar al tercer cielo, descansa en la felicísima contemplación de la inmutable incorporeidad. Luego reconoce que eresincorpórea, oh alma humana, a quien, por la excelencia de tu naturaleza, al estarcomo sustancia intermedia entre la más baja y la más alta, resulta fácil y adecuado a la vez, o mirar hacia abajo a los cuerpos inferiores o contemplar hacia arriba al Dios supremo»270. Tienes, pues, una mente humana llamada no sólo cielo,sino cielo del cielo.

4. También san Agustín dice en el libro de las Confesiones: «En efecto, elcielo del cielo, que hiciste en el principio, es una criatura intelectual, aunque de

ninguna manera coeterna a ti, Trinidad. Sin embargo, esa criatura participade tu eternidad y suaviza en gran manera su propia mutabilidad por la dulzura de tu felicísima contemplación. Además, sin caer, como está unida a ti desdeque fue hecha, trasciende toda voluble mutación de los tiempos»271. Y algo después añade: «Este es la casa de Dios, no hecha de materiales terrenos ni de alguna materia celestial corpórea, sino espiritual y partícipe de tu eternidad, puestoque permanece eternamente sin derrumbarse. Pues tú la estableciste por lossiglos de los siglos. Tú le diste un mandamiento que no quedará incumplido. Sinembargo, no es coeterna a ti, puesto que tuvo principio, es decir, fue hecha.Pues, antes de ella no encontramos tiempo alguno, ya que antes de todas lascosas fue creada la sabiduría. Pero no nos referimos a aquella sabiduría enteramente coeterna e igual a ti, Dios nuestro y Padre suyo, por la que todo fuecreado, y principio en el que hiciste el cielo y la tierra, sino a la sabiduría quefue creada, es decir, la naturaleza intelectual, que es la luz por la contemplaciónde tu luz»272. Y de nuevo: «Luego antes de todas las cosas fue hecha una sabiduría que fue creada, que es mente racional e intelectual de tu casta ciudad, nuestra

2M Sal 135 3.270 Claud. De statu anim.  II 12 6-8 (PL 53, c. 758-59).271 Agust . Con f . XII 9 9.272 Agust. Conf .   XII 15 19-20.

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madre, y que está arriba en los ciclos y es libre y eterna. ¿En qué cielos, sino enlos que te alaban, los cielos de los cielos, puesto que eso quiere decir el cielo escielo para el Señor?»273 Es evidente, creo yo, y parece más claro que la luz, queen los cielos intelectuales, que son por naturaleza mucho mejores que este cielocorpóreo e irracional, habita Dios inestimable por la caridad y los demás donesde su gracia, aunque ningún cuerpo ni espíritu carece de su presencia natural.

XXI. Todo lo que hizo el Todopoderoso es bueno por na tur ale zay lo que es bueno está lleno del buen Dios.

1. El inventor de la nueva secta o renovador, más bien, de la vieja herejía,

dice que, en general, Dios habita dentro de todo y de manera especial permanece en Cristo, y afirma que su lugar está en la región del cielo. Sin embargo,olvidando lo que había dicho o ignorando lo que había enseñado, aparta algunas criaturas, en las que considera absurdo e impío que Dios habite o esté, yasegura que deben ser apartados de los miembros de la Iglesia quienes prediquen tales cosas. Aquél, junto con sus cómplices, ataca a la Iglesia de Cristoabiertamente como un rinoceronte. Me agrada, pues, indagar preguntando eindagando preguntarle si la suprema y eterna bondad debe estar ausente de losmalos o de los buenos, si, quizás, por esencia, no está presente en buenos y ma

los. Luego, supimos que a esta pregunta respondía adecuadamente: «Confesamos y creemos que habita en todas partes sin ocupar lugar»274. Confesó yaque Dios habita en todas partes, y quien hacía tiempo había dicho que el cielocorpóreo es el lugar de Dios, ahora reconoce que no sólo está sino que inclusohabita sin lugar en todas partes. Dijo, refiriéndose a su presencia natural, no ala gracia de sus dones, que Dios habita dentro de todo sin lugar, puesto que,como hemos dicho, los Santos Padres declaran que habita allí donde permanece la gracia máxima de la caridad. Pero sigamos paso a paso al que dio más delo que debía, no sea que vaya a negar lo que la razón prohíbe negar. Pasemos

por alto la mención de la morada, pues pertenece a la gracia de la caridad, quees la más importante de todos los dones, y empecemos por preguntarle solamente si no niega que Dios está en las criaturas irracionales. Pero puesto quehace tiempo, u tilizando su elevado ingenio, se anticipó a nuestra pregunta, veamos qué nos responde.

2. «A sí pues, dijo , s i el Esp íritu Santo, perman ecien do sólo en elMediador, se retira incluso de los santos, es ocioso proclamar que está entre losgusanillos, las inmundicias, los ídolos y los demonios»275. Y de nuevo, al confe

27J Agust. Conf . XII 15 20.274 Cf. supra  II 5 4.275 Cf. supra  II 5 3.

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sar que es lo mismo habitar que estar, niega que está presente en los ídolosdiciendo: «Es completamente absurdo llamar habitación de Dios al que habitaen los demonios»276. Ya en otro escrito había dicho que el diablo se desliza por

el aire277. Porque si donde el diablo habita, Dios no puede estar, entonces, Diosno está ni en el ídolo, ni siquiera en el aire, porque allí, como él mismo proclamó, está la morada de los demonios. Así la mayor parte del mundo comienza aestar sin la presencia de la divinidad y a quedar sólo apta para los demonios.Sigue luego dic iendo que todos los energúmenos carecen de la esencia de Dios, viv if icadora de todo, cuya presencia es incompatible con el demonio en cualquier cuerpo. ¿Y dónde estarán los exorcismos reunidos en los libros de sanCipriano, en los que se dice: «Apóstata, he aquí que ahora salva a los hombresaquel a quien considerabas sólo un hombre?»278 Y poco después: «Él mismo te

persigue ahora que te ocultas y escondes en lo más profundo del cuerpo paraexpulsarte»279. Tampoco estará Dios en el infierno si no está donde estáSatanás, aunque lo haya condenado al fuego. Pero puesto que ya podemosinterrogarle también de otro modo, debemos decirle: Si dices que habita entodas partes sin excepción alguna, ¿por qué razón prohíbes decir, como sifuera absurdo, que Dios habita dentro de los cerdos o gusanillos, en los demonios y en sus moradas, no como dijiste, sino como quisiste decir? A no ser quepienses decir que el hombre es todo, como afirmaba Sebastián, y por eso afirmas que Dios habita dentro de todo, o consideres malas las sustancias nombra

das y que por ello les falta totalmente la presencia del buen Dios.3. Pero como prefiero hablar en el capítulo siguiente de lo que se llama«todo», debemos considerar ahora si hay algo malo por naturaleza, donde nopueda estar Dios o cuya esencia le sea odiosa. Dice, en fin, Moisés: «Vio Diostodas las cosas que había hecho y eran muy buenas»280. Si no sólo son buenas,sino muy buenas las cosas que hizo el Creador, puesto que esta opinión nopuede eludirse con palabras, ni falsearse con argumentos, ni vencerse con valor,ni evitarse con habilidad, ¿por que razón iba a estar ausente el Sumo Bien delas cosas muy buenas? Pero tal vez, aunque sean buenas, el Sumo e Inmutable

Bien las odia contra toda razón. De ningún modo. Sale al paso de tal sospechael sapientísimo Salomón cuando dice al autor de todo: «Pues amas todo cuantoexiste y nada aborreces de lo que has hecho, pues si hubieras odiado algunacosa, no la habrías creado. ¿Cómo podría permanecer nada si tú no quisieras, ocómo podría conservarse si no la hubieses llamado?»281 Continuando esto, dice

m   Cf. supra  5 3.277 Cf. supra  II 3.

m   Cipr. imm o L i be r Ord . c. 77 40.m I b id . c. 78 18.2X0 Gen 131.2X1 Sab 11 25-26.

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san Fulgencio: «Es tal el poder del Creador y tal la condición de la criatura que,como no podría existir ninguna sustancia si el no la creara, así ninguna sustancia

podría permanecer si él no la sostuviera»282. ¿Acaso debería decir a continuación: «El ama y sustenta toda sustancia; sin embargo, es impío creer que Diosestá dentro de ellas?» Oigamos cómo responde la Sabiduría: «Toda criatura, ensu propia naturaleza, recibió desde el principio una forma nueva sirviendo a tusmandatos para que tus hijos fuesen guardados incólumes»283. Y nuevamente:«H ay vientos que han sido creados para la venganza y en su furor han endurecido sus azotes. Al tiempo de la consumación desplegarán su poder y aplacarán lacólera del que los hizo: el fuego, el granizo, el hambre y la mortandad, todo estoha sido creado para la venganza. Los dientes de las fieras, los escorpiones, las

 víboras y la espada vengadora se al imentarán con sus mandatos para exterminiode los impíos. Cuando llegue el día, no pasarán por alto su palabra. Por esto,desde el principio me confirmé en este juicio y lo medité y lo consigné porescrito: que las obras del Señor son todas buenas y, llegada la hora, todas cumplen su destino»284. A salvo el sentido místico de estas palabras, puesto que también puede investigarse históricamente sin error, debemos averiguar cómo nodesoyen la palabra de Dios las criaturas irracionales, que no recibieron de Diosla capacidad de razonar y por lo mismo no pueden obedecer a su creador. Pero,como el propio Dios se halla en las criaturas por esencia natural, haciendo enellas todo lo que quiere, se alimentan de sus mandatos puesto que no se entris

tecen, y no pasan por alto su palabra ya que no se oponen a la acción de Dios.Por eso está escrito sobre Dios: «¿Quién perturba el fondo del mar? ¿Quiénaplaca el estrue nd o de sus ola s? »285 De ahí las palabras del E vang elio:«Levantándose, ordenó a los vientos y al mar y se hizo una gran calma»286. Sinuna cierta fuerza de la esencia divina, ni el mar ni los vientos hubieran obedecido a la voz humana, a la que, aunque fueran naturalezas intelectuales, podríanoír los que estaban cerca, pero no las más alejadas. Mas, como quien lo mandóera Dios y hombre, por eso precisamente se sujetaron a sus órdenes los elementos irracionales, que siempre son regulados por Dios, quien viste a los lirios y

alimenta a los pájaros. Dios, según las palabras del Apóstol, vivifica la semillamuerta y da cuerpo, como quiere, a cada semilla. Como se lee en el Génesis,presentó a Adán todos los animales a quienes el propio Adán, inspirado porDios, impuso los nombres. Hablando de este pasaje de las Escrituras, dice san

 Agustín: «Los animales terrestres o aéreos no recibieron la capacidad de razonarpara poder obedecer a su creador. Sin embargo, dentro de su especie, obedecen

282 Fulg. D e i n c am .  8 (PL 65, c. 577).283 Sab 19 6.2M Eclo 39 33-39.2*s Sa l 64 8.2“ Mt 8 26.

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a Dios, no con la voluntad racional, sino, como el, que no experimenta movimiento alguno, mueve todas las cosas en su momento oportuno»287. De nuevo

dice san Agustín en los libros sobre la Ciudad de Dios: «Dios, así como es óptimo creador de las naturalezas buenas, así es justísimo ordenador de las malas voluntades , de manera que, cuando ellas usan mal de las naturalezas buenas, élusa bien incluso de las voluntades malas»288.

4. Hemos de decir, pues, como enseñan las Sagradas Escrituras, que todaslas obras de Dios son muy buenas, y todas las cosas buenas están llenas y sostenidas por el buen Dios. Sobre esto dice san Pablo: «Viva es la palabra de Diosy eficaz y más penetrante que toda espada de doble filo y que llega hasta ladivisión del alma y del espíritu y de las coyunturas y de las médulas, y discierne los sentimientos y pensamientos del corazón; y no hay criatura invisible ensu presencia, pues todo está desnudo y descubierto a sus ojos, delante de quientendremos que dar cuenta»289. Esta palabra de Dios, que es Dios, cuando sedice que tiene ojos y que es vivificadora y que nada puede ocultársele, escrutalas mentes no sólo de los ángeles y de los hombres, sino también de los demonios y de los animales, puesto que son criaturas y, como está escrito, no hayninguna criatura invisible a su mirada.

5. El oro, la plata, el bronce y el hierro, la piedra y la madera, cosas de lasque hace imágenes y a las que adora en su diversidad la vana supersticiónhumana, no están sustentadas ni aprobadas por Dios, ante cuyas miradas nada

permanece oculto. Pero el vulgo insensato de los hombres les llama divinidades, aun teniendo todos los bienes en los propios metales y aprovechando fragmentos para el uso humano. Como el Señor todopoderoso conoce en el ídololo que el mismo ídolo desconoce, dado que es una imagen inanimada, y lo queno puede conocer quien lo hizo, cuyos ojos, como mortales que son, no pueden ver más que la superficie, ¿por qué no se va a decir que Dios está tambiénen el ído lo que conoce? ¿Acaso ha de creerse que, cuando han sido hechos altares o vasos de oro o de cualquier metal para uso del santuario, tienen a Diosdentro y fuera de sí, encima y debajo, pero que cuando, como suele ocurrir,

son destruidos y transformados en ídolos, como reos de un crimen, pierden aDios que los sustentaba y los penetraba por su presencia esencial? O cuando sedice: «No hay ninguna criatura invisible para Dios»290, ha de pensarse que vepor fuera, como los hombres, y no más bien que lo rodea todo por fuera y lopenetra por dentro? En ocasiones, frena con la fuerza de su majestad las intenciones de los malos demonios, que a menudo escudriña, y anula los deseos desu mala voluntad, hasta el punto de que cumple por esos malos deseos su pro

2X7 Agust. Dial, quaest. LXV 40 (PL 40, c. 746).2kk Agust. De ciu. D ei  X I17.» Heb 4 12-13.

Hcb 4 13.

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pia voluntad, que siempre es buena. Como dice san Gregorio en el libro de losMorales, al tratar el pasaje en que Job dice al Señor: «Si digo: Hallaré consueloen mi lecho»291, afirma: «El enemigo que acecha ataca tanto más violentamentea quienes duermen cuanto menos vence a los que velan. No obstante, la administración divina consiente benévolamente en que el demonio realice estasmalas acciones para que en el corazón de los elegidos el sueño no esté privadodel premio del sufrimiento. Con razón, pues, se dice al que gobierna todas lascosas: “Si digo: Me consolará mi lecho y me reconfortaré hablando conmigomismo en mi cama, me aterrarás durante el sueño y me sacudirás con el horrora través de las visiones”. Porque Dios dispone admirablemente todo y realizalo que injustamente desea realizar el espíritu maligno, aunque sólo permite loque se hace justamente»292. Que escudriña e instiga a las criaturas irracionales,

el mismo maestro lo afirma al hacer mención de Jonás: «Por orden de Dios elhombre no quiso ejercer la profecía; por inspiración divina la bestia vomitó alprofeta»293. En la exposición del libro de Ezequiel, dice también: «Pues nuestro Creador dirige de modo muy distinto a sus criaturas, hace unas cosas paraque sean y, sin embargo, no vivan, otras, en cambio, para que sean y vivan,aunque no pueden entender nada de la vida, otras para que vivan y disciernan. Y todo lo hace uno solo, pero no dividiéndose en todas las cosas»294. Despuésañade: «Dios está dentro y fuera, abajo y arriba; arriba para gobernar, abajopara sostener; llenándolo dentro, rodeándolo fuera. Está dentro de forma que

también está fuera, rodea de forma que también penetra, lo mismo dirige quesostiene, lo mismo sostiene que dirige»295. Y en otro pasaje: «Que el espíritu seaparte de todo, trascienda todo lo creado y fije los ojos de la fe únicamente enla luz de su Creador, porque sólo Dios está dando la vida a todo lo que ha creado. Porque está en todas partes y en todas partes todo. Porque, siendo incir-cunscrito e incomprehensible, puede ser conocido, pero no puede ser visto.Porque jamás está ausente y, sin embargo, está lejos de los pensamientos de losinjustos. Porque ni siqu iera está ausente de allí de donde está lejos, pues dondeno está por la gracia, está presente por el castigo. Porque todo lo toca, pero no!•» toca todo de igual manera; pues toca unas cosas para que existan, pero nopara que vivan y sientan, como son todos los seres insensibles; toca otras cosaspara que existan, vivan y sientan, pero no para que entiendan, como son losbrutos animales; toca otras cosas para que existan, vivan, sientan y entiendan,como son la naturaleza humana y la angélica. Y aunque él es siempre igual a símismo, toca de manera distinta las distintas cosas. Porque en todas partes está

2,1 Jo b 7 13.

292 Greg. Afor.VIII 24 43 (PL 75, c. 827-28).Greg.  M or. VI 18 31 (PL 75, c. 746). W4 Greg. H om. in Ez.  I 8 16 (PL 76, c. 860).2« Greg. Hom. in Ez.  II 5 11 (PL 76, c. 991).

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presente y apenas puede ser encontrado. Porque, aunque él esté parado, leseguimos y no podemos alcanzarle. Imaginemos qué clase de naturaleza es

aquella que tiene todas estas cosas, que las llena todas, las abarca a todas,sobresale por encima de todas, las sostiene a todas y no las sostiene por unaparte y las sobrepasa por otra, ni por una parte las llena y por otra las abarca,sino que, abarcándolas las llena, llenándolas las abarca, sosteniéndolas lassobrepasa y sobrepasándolas las sostiene»296.

6. Hemos oído de ese supremo maestro que Dios gobierna los elementosinsensibles y los brutos animales, que los toca y los llena. ¿Por qué, pues, se meacusa de haber dicho lo que nunca nadie dijo, cuando digo lo que san Gregoriome enseñó? O, ¿por qué va a ser odioso decir que Dios está dentro de los gusanillos si san Gregorio muestra que gobierna y llena los seres insensibles y lossensibles? En efecto, bajo inspiración divina, describe cómo un oso apacentó aun rebaño. Leemos en san Je rónim o297 que unos leones cavaron una tumbapara san Pablo, y que una vaca habló en el nacimiento de Eliseo, y que unaburra censuró la locura del profeta necio. Y también que un león dejó intactoal profeta muerto por su desobediencia y que, contra la ley natural no produjoherida alguna a su asno. Para citar hechos un poco más antiguos, es precisorecordar lo que ocurrió en el tiempo del diluvio, cuando aquel que lo muevetodo con su invencible brazo, recogió y encerró en el momento oportuno,como dice san Agustín298, todo lo que se mueve y vive sobre la tierra o corre

por el aire en rápido vuelo, bajo el techo de un arca, donde ni el fiero león aterrorizó o hirió a la novilla, ni el feroz lobo a la cabrilla, ni la loba al tímidogamo, ni el veloz tigre a la oveja, ni el rapaz gavilán a la pequeña codorniz, sinoque, aplacadas aquellas bestias insignes por el poder divino que estaba en ellas,se despojaron de su fiereza habitual, así como las liebrecillas y los grillos de suacostumbrado pavor. ¿Quién producía en ellos estos efectos sino el que hizotodas las cosas bien y gobierna, sostiene, rodea y llena todo cuanto hizo? Si

 volvemos los ojos de la mente hacia las cosas que vemos a diar io cerca de nosotros, admirando en ellas las obras de su autor, podremos comprender facilísi-

mamente su presencia. Pues si él lo crea todo, está presente allí donde crea,porque lo crea todo con su poder. Y si está allí donde crea, no está ausente denada, puesto que todo lo que se mueve y existe procede de él. Tienen, pues, ensí la presencia activa de su Cread or el cerdo, el perro y la zorra, que engendranno sólo uno, sino a veces una caterva de hijos dotados de vida. En fin, sialguien se horroriza de que se diga que Dios inspecciona dentro de los demonios sus maldades y de que en las profundidades del infierno, con su poder dejuez da a cada uno la sentencia por lo que ha hecho, es lógico que se horrorice

296 Greg. Hom. in Ez. 18 16 (PL 76, c. 860).297 Jerón. Vita Pau li  16 (PL 23, c. 28).2Víi Agust. Dial, quacst.  LXV, 40 (PL 40, c. 746).

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de que dentro de él ardan los calores del fuego del infierno y de que su inmensidad abarque las multitudes de demonios. Pero esas afirmaciones no están de

acuerdo con la doctrina católica, que no vacila en proclamar que Dios está dentro y fuera de todo, sino con la herejía de los antropomorfitas, que enseña queDios contempla desde lo alto todas las cosas situadas fuera de él. Es, por tanto,tarea nuestra afirmar que, por la pureza de su propia naturaleza, no puede sermanchado por las inmundicias, humedecido por las aguas, quemado por elfuego ni mancillado por ningún mal olor, pues no debe su pureza permanenteal hecho de estar alejado de todas estas cosas. Pues quien encierra todo dentrode sí, los secretos del paraíso y los abismos del infierno, los anchos espacios dela tierra y las profundidades ondeantes del mar, así como lo abarca todo sinocupar espacio, así sin cansancio está presente todo entero en cualquier parte

de cualquier criatura.He considerado superfluo demostrar por los libros de los sabios que todas

las obras del Señor son muy buenas, porque todos ellos claman de modo unánime que son muy buenas las obras de Dios. De entre éstos, san Isidoro299 afirma que quien dice que al menos un gusanillo es malo por naturaleza, parecehacer una afrenta a toda criatura, de la misma manera que quien afeitase a unhombre una sola ceja, parecería haber afeado todo el cuerpo.

He procurado añadir en esta obra una pregunta, sacada del libro  An-  t i c imen , del querido Julián, por medio de la cual puede advertir el lector que no

sólo son buenas las cosas que reciben el nombre de buenas, sino incluso las quese llaman malas:

7. «Pregunta: Puesto que Dios no es autor o creador del mal, pues dice laEscritura en el Génesis300, sobre lo que Dios creó, que todo es muy bueno,¿cómo el propio Señor, hablando por boca de Isaías, dice casi lo contrario: “Yosoy el Señor y no hay ningún otro, que forma la luz y crea las tinieblas, quehace la paz y crea los malcs,,30,. Respuesta: Si todas las cosas creadas por elbuen Creador son buenas, ¿cómo proclama el Señor que crea las cosas malas?Pero ambas cosas, si se les presta atención más cuidadosamente, 1 1 0  son contra

rias: pues el Señor, creador de las criaturas, creó buenas todas las cosas; portanto, no pueden llamarse malas por naturaleza. He aquí que el buen Dios,como se lee en el Génesis, creó buenas todas las cosas. ¿Por qué dijo que creólas malas? No declaró que las creó de modo semejante por naturaleza, puesDios no creó las cosas malas que no subsisten por su propia naturaleza, sinoque el Señor indica que creó las cosas malas cuando transforma en azote paranosotros, si obramos mal, las cosas creadas como buenas. De esta manera, lasmismas cosas son malas por el dolor con que hieren a los que delinquen y son

Isid. Scnt.  I 9 7 (PL 83, c. 552-53), cf. Agust. De c iu  . Det  XI 22.300 Cf . Gen 131 .301 Is 45 6-7.

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buenas por la naturaleza por la que existen. De ahí que el veneno es muertepara el hombre, pero, en cambio, vida para la serpiente. Con razón se dice:“Forma la luz y crea las tinieblas”. Porque cuando se crean por fuera las tinie

blas del dolor para castigo, la luz de la inteligencia se enciende por dentro porla instrucción. “Hace la paz y crea lo malo”, porque se nos devuelve la paz conDios en el momento en que lo que ha sido bien creado, pero no bien deseado,se transforma en los castigos que son males para nosotros. Por el pecado nosmostramos en desacuerdo con Dios. Es justo que volvamos a su paz por el castigo, para que, cuando cada cosa bien creada se convierta en dolor para nosotros, nuestra mente, corregida, se encamine humildemente a la paz de suCreador»302.

XXI I. Qu é es el todo.

1. Puesto que, por insp iración divina, he enseñado ya que todo lo creadopor Dios es bueno por esencia natural, y por ello tiene en sí la presencia delCreador, debemos considerar a qué se refirieron los más destacados Padres alusar la expresión «todo», o a qué cosa puede aplicarse correctamente esta palabra. De modo que, una vez aclarado que esc nombre se refiere al universo entero, la perfidia de los adversarios, adormecida o abrumada por los testimonios,

al menos dejará con sus falsedades que Dios descanse de las cosas que creó y deperseguir malévolamente a los que tienen la fe verdadera. En verdad, ellos mismos dicen: «Abarca y rodea todo ilocalmente, pero confesamos y creemos quese halla en todas partes sin ocupar lugar»303. Sin embargo, puesto que su estúpido maestro, o ignora qué es «todo», o pretende llamar «todo» sólo a la naturaleza humana, según aquello de: «Id al mundo entero y predicad el Evangelio atoda la Creación»304, donde se mandó predicar el Evangelio del reino sólo a loshombres, sobre este asunto debo buscar las opiniones de los Padres y averiguarpor ellos qué es el «todo» que el Todopoderoso llena y contiene.

2. De entre los Padres debe citarse en prim er término, como testigo, a san Agustín, qu ien podría bastar , él solo, ante todos los católicos. Dice en el librode las Cuestiones: «Puesto que Dios lo hizo todo, ¿por qué no lo hizo igual?Porque no sería todo si fuera igual: pues no existirían las diversas clases decosas que son las que componen la totalidad. Esa totalidad tiene criaturas primeras, segundas, y así sucesivamente hasta las últimas de la serie. Y esto es loque se llama todo»305. Que siempre, oh santísimo padre, resuene en la asamblea

302 Julián, Antic im . I 7 (PL 96, c. 598) = Greg.  Mor .  III 9 15 (PL 75, c. 607).m   Cf. supra  II 5 4.

Me 16 15.30S Agust. De div . quacs t . LXXXIII, 41 (PL 40, c. 27).

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de los católicos tu palabra, que no pensó llamar «todo» a una sola criatura, sinoque pasa desde la primera, que es angélica y humana, por las intermedias, queson sensibles e insensibles pero dotadas de vida, hasta las últimas, que son las

que no tiene vida. Es evidente, pues, que las moscas, las pulgas, las chinches ylos gusanillos, las hierbas, los árboles, la tierra, el cielo y todos los elementospueden contarse como «todo». Pero añadiré al tuyo otro testimonio sobre estetema, ya divulgado. En el libro sobre la Trinidad, que escribiste en doce capítulos, parece que dijiste: «Todo fue creado por esta suprema e inmutable

 Trinidad»306. Y para most ra r qué era el «todo» creado por la Santa Trinidad,según confesión tuya, añadiste: «Ya los seres visibles e invisibles, ya los cuerpos invisibles inanimados, ya el espíritu incorpóreo racional e intelectual, ya elespíritu irracional». En estas cinco clases creo que están contenidas todas las

criaturas; primero, hablando de «visibles e invisibles», simbólicamente, enpocas palabras, comprendiste a todas las criaturas; pero añadiendo: «y a el cuerpo visible e inanimado, vivo y sin consistencia», piensas que son creación de lasanta e indivisible Trinidad y que deben ser contados como «todo» tanto loshombres como los animales, tanto las aves como los reptiles que se arrastranpor la tierra y el agua, tanto los animales gigantescos como los gusanos o losmosquitos que tienen espíritus vivificadores de sus cuerpos, tanto las plantascomo los árboles que tú mismo dices que poseen vida, tanto el cielo y la tierracomo el mar, los astros o las piedras que tú mismo afirmas que carecen de con

sistencia, «ya el espíritu incorpóreo racional e intelectual» que mueve a losángeles, demonios y a los hombres interiormente, «ya el espíritu irracional»que mueve todos los seres que viven sin la facultad de discernir tanto en el airecomo en la tierra y en el agua. Pero desearía conocer por tu propio testimoniosi Dios está presente en todos estos seres. Dices: «Está presente no sólo en latotalidad de la criatura, sino incluso por igual y entero en cualquier parte deésta». Por tanto, no sólo no está ausente del mosquito, la chinche o el gusano,sino que como son divisibles como los cuerpos, está por igual presente y entero en cualquier parte de éstos porque, siendo incorpóreo e ilocal, no se hallaausente de ningún cuerpo o espíritu.

3. Consultaré a san Hi lar io para ver en él qué es lo que el Espíritu Santodefine como «todo». Dice: «Mueve tu inteligencia y trata de comprender loque es el todo. El todo tiene la particularidad de no carecer de nada; en cambio,el resto, la de estar siempre en el todo. Luego ni el todo es lo que es el resto, niel resto es todo lo que es el todo. El resto es una parte, mientras que el conjunto es el todo. Pero Dios está en todas partes y en todas partes todo»307. SanHilario, discurriendo admirablemente, llama todo a lo que no carece de nada.

30f‘ Agust. ub i nc s c io .307 Hil. D e Trin.  II 6 (PL 10, c. 55).

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Pues lo que carece de algo, no puede llamarse estrictamente todo. Luego si esun todo lo que no carece de nada, y Dios está todo en todas las cosas, no existecriatura alguna fuera de Dios o situada al margen de Dios que permanezcaajena a la esencia divina.

4. Por su parte, san Fulgencio , obispo Ruspense, no me dejó ocasión dehablar, sino que ya adelantó él todo lo que yo podía pensar. Si alguno quiereoírle de manera más completa, debe investigar y conocer atentamente suslibros dedicados a Pedro y Escarila. Yo, para abreviar, sacando unas cuantasideas de su clarísima fuente, procuraré insertarlas en este capítulo. Dice: «Juanel Evangelista, el que se reclinó en el pecho del Señor, clama diciendo: “Todaslas cosas fueron hechas por él y nada fue hecho sin él”»308. «Luego quienquieraque intente negar que Dios hizo las moscas, las pulgas, los escorpiones o todos

los demás seres que molestan los sentidos del hombre, de manera que diga quetodas estas cosas o no han sido hechas en absoluto o, si han sido hechas, no lohan sido por el Padre a través del Hijo, ¿qué le queda sino decir que san JuanEvangelista había mentido en su predicación? “Todas las cosas, dice, fueronhechas por él”. No existe, por tanto, nada que no haya hecho el Padre quetodo lo hizo; ni existe nada que el Padre no haya hecho por medio del Hijo,por el que lo hizo todo. Así que todo lo que existe naturalmente, hay que considerarlo como obra de aquel por el que todo fue hecho y sin el que nada fuehecho»309. ¿Qué dices, bienaventurado Fulgencio, qué enseñas creer y mandas

predicar al discípulo de Escarilano? El evangelista dijo que todo ha sido creadopor Dios, pero no mencionó a las moscas, pulgas, chinches o escorpiones. ¿Porqué no te basta con decir «todo» y con enseñar a tu discípulo lo que aprendistedel discípulo amado, sino que, designando a las criaturas con sus propios nombres, intentas incluirlas de manera especial dentro de ese todo? ¿Por qué no teaterran las amenazas de esos monstruos que dicen deben ser apartados de losmiembros de la Iglesia los que afirman que Dios está dentro de los mosquitos olas chinches, después de confesar de viva voz y por escrito que habita dentrode todas las cosas? Pero tal vez afirmas esto porque sabes que no existe el todo

si faltan las moscas o las chinches, ya que puede hablarse verdaderamente acerca del todo cuando no falta nada de aquello que es algo substancialmente. Puesaquello a lo que falta una parte, por pequeña que sea, no puede ser un todo. Encambio, un todo supone no carecer de nada. De ahí lo que dijiste en otro pasaje: «Nada hay en el cielo, nada en la tierra, nada bajo la tierra, nada en cualquie r naturaleza hecha por el Increado, donde pueda faltar el único Dios Padree Hijo y Espíritu Santo»310. Luego la chinche, la mosca, el mosquito, o son algoy en ellos está Dios o, si no está, no son nada. Pero como cada uno de ellos

Cf. infra u.  8.Fulg. D e i n c am .  26-27 (PL 65, c. 588).

310 Fulg. De in c am .  7 (PL 65, c. 577).

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tiene una forma, simetría de miembros y alma vivificante, aunque irracional,son obras de Dios, de quien todas las obras son buenas. Por eso pueden contarse entre ellas aquellas cosas que el Señor hizo, llena, rodea, gobierna y sos

tiene, como tú mismo dijiste en otra ocasión: «Todo lo que hizo, es decir, losespíritus y los cuerpos, lo más elevado y lo más bajo, lo celestial y lo terrestre,lo que vive y aquello a lo que no dio la facultad de vivir, el Señor Dios, queestá todo en todas partes, lo llena y lo contiene todo de modo inefable y no sedivide en las cosas que admiten división ni sufre cambio alguno en las cosasque varían»311. Debemos ahora meditar y sopesar atentamente una por una tussincerísimas palabras y considerar a qué tienes la costumbre de llamar «todo».

Hace tiempo dijiste que las moscas, las pulgas, los escorpiones, las chinchesy todos los demás seres que molestan los sentidos de los hombres deben con

tarse entre las obras de aquel que hizo todo lo creado. Pero ahora, para enseñarqué es ese todo, añades: «Es decir, los espíritus y los cuerpos». Pues todo loque ha sido creado o es espíritu o es cuerpo. Todo lo que se ve, se oye, sehuele, se gusta o se siente, son criaturas corpóreas. Lo que no se percibe porestos cinco sentidos son espíritus. Pero continúas y dices: «Lo más elevado y lomás bajo, lo celestial y lo terrestre, lo que vive y aquello a lo que no dio lafacultad de vivir el Señor Dios, que está todo en todas partes y lo llena y locontiene todo de manera inefable». ¿Qué habrías debido decir, que no dijistetú, que llamaste así al todo? También los santos ángeles y los ángeles apóstatas

y las almas humanas son espíritus, mientras que los brutos animales, igual quela raza humana y todo lo que se mueve en la tierra y en las aguas, viven y sienten; e igualmente los árboles y las hierbas viven, aunque no sienten. Quedan elcielo y las estrellas, el aire, la tierra y el agua, las piedras y todos los metalesque llamas no vivos y que, sin embargo, confiesas, están todos llenos del SeñorDios. Para anular las palabras de los que dicen: «Si está en la pulga, con ellaperece, y, si está en la madera, con ella se divide, o si está en un adúltero o enun ladrón, con él peca», añades: «Ni se divide en lo que admite división, nisufre cambio alguno en lo que varía». Para consumar la estupidez de los quecreen que el todo está en Cristo por esencia natural y no creen que el todo estáen otro cuerpo o espíritu cualquiera, dices en otro pasaje: «Por eso el mismoúnico Dios, Padre e Hijo y Espíritu Santo, lo llena todo, lo contiene todo. Asíestá todo en cada ser, todo en todos, todo en los pequeños, todo en los grandes; y ello por naturaleza, no por gracia»312. Sabías que Pablo dijo sobre lasdivisiones de las gracias: «A uno se le da lenguaje de sabiduría por el Espíritu, aotro, lenguaje de ciencia según el mismo Espíritu, al otro, gracia de curacionesen un mismo espíritu; a otro, realizaciones de milagros; a otros, profecía; a

3.1 Fulg. D e f i d e   III 27 (PL 65, c. 684).3.2 Fulg. De incarn.  7 (PL 65, c. 577).

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otro, discernimiento de espíritus; al otro, diversidad de lenguas; a otro, interpretación de lenguas. Todas estas cosas obra un mismo y solo Espíritu repartiendo a cada uno como quiere»313. Quien, siendo invisible, distribuyó losdones a cada uno como quiere, está siempre presente tanto en lo más grandecomo en lo más pequeño, porque igual que, estando presente todo él, no concede a uno solo todas las riquezas inmensas que tiene, así también, estandotodo presente, no concede n inguna, si quiere.

XXIII. Diferen cias d e las criaturas .

1. Cinco son las diferencias entre las criaturas, según la definición de san

 Agustín en los libros sobre la Ciudad de Dios. Pues dice: «En los seres que dealgún modo son, pero que no son Dios, sino que han sido hechos por él, sonsuperiores los vivientes a los no vivientes, como los que tienen el poder deengendrar a los que carecen de él. Entre los vivientes, son superiores los quesienten a los que no sienten, como los animales a los árboles. Entre los quesienten, son superiores los inteligentes a los que no tienen inteligencia, comolos hombres a las bestias. Y entre los que tienen inteligencia, son superiores losinmortales a los mortales, como los ángeles a los hombres»314. Pero, discurriendo admirablemente, nos mostró que en las criaturas hay cinco grados, de los

que, dijo, el inferior es el que carece de vida. Hemos, pues, de preguntar a san Agustín, en qué grado coloca a este cielo corpóreo en donde Hostis f e s u   nosmanda buscar y adorar a Dios.

En el libro de las Cuestiones, hablando del Evangelio, dice: «“Lo que fuehecho, era en él vida”315. Así pues, todas las cosas creadas que carecen de vidason vida en el Verbo mismo de Dios, pero en sí mismas no son vida. El cielo, latierra, la piedra, no tienen vida, sin embargo son vida en Dios. Por tanto, vivenen Dios sin principio ni cambio todas las ideas de las criaturas. Por esto losángeles santos las ven en el Verbo de Dios, donde son vida, más que en sí mis

mos»316. También san Isidoro dice en el libro de las Diferencias: «¿Cuántos sonlos grados o las diferencias de las cosas? Seis. ¿Cuáles? No vivientes, vivientes,dotados de sentidos, racionales, inmortales y, finalmente, el que está por encima de todo, que es Dios. El primer grado es el de los que no crecen ni tienen

 vida ni movimiento , como las piedras. El segundo, los que crecen, tienen vida ymovimiento, pero no tienen sensibilidad, como las plantas y los árboles, en losque si no hubiese en absoluto vida, aunque insensible, y movimiento, no

3,3 1 Cor 12 8-11.314 Agust. De ciu. Dei  XI 16.3.5 Jn I 3, 4.3.6 Agust. Dial. Quaest.  LXV, 26 (PL 40, c. 741).

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hubiesen podido germinar y crecer. Por tanto, esos seres que tienen vida sin lafacultad de sentir, se anteponen a las piedras y a la tierra. El tercer grado es elde los que no sólo crecen y viven, sino que sienten, como ocurre con los animales. El cuarto grado es el de los que crecen, sienten, comprenden, pero sonmortales, como animales que son; tal es el hombre. El quinto es el de los quesienten, comprenden y son inmortales, como los ángeles. El sexto, lo que esinmutable, infinito y simple, es decir, Dios, que inspira, gobierna, rige y muevea todas estas criaturas. De igual modo que estos seres crecen por grados, asíaventajan unos a otros en calidad natural, pues el árbol es mejor que la piedra,el animal que el árbol, el hombre que el animal, el ángel que el hombre y Diosque el ángel»317. Finalmente dice también Claudiano sobre esta opinión: «Todolo incorpóreo se antepone a lo corpóreo, lo ilocal a lo local, lo indivisible a lo

divisible, lo viviente a lo no viviente en la dignidad de su naturaleza»318. Luegosi estas naturalezas son de este modo unas mejores que otras, mejor es la cicutaque el oro, la ortiga que la esmeralda, la palma que el cielo corpóreo y todo elemento carente de vida. Después aventaja en dignidad de origen el cerdo alcinamomo, la pestilente chinche al oloroso bálsamo, la pequeñísima pulga alaromático lirio y cualquier hombrecillo a toda la raza de los cuadrúpedos.Pensando así, el muy erudito Claudiano dice luego: «Todo hombre debe dargracias a su Creador, si no cuantas debe, sí cuantas puede, pues por la inefablegenerosidad de su bondad le dio el ser como a las piedras, la vida seminal como

a las hierbas, la vida sensual y animal como a los ganados, la vida racionalcomo a los ángeles»319.2. Por eso tamb ién san Gregorio, al dividir por grados a las criatu ras,

afirma que el hombre tiene algunas cosas comunes con ellas diciendo: «Tiene elser común con las piedras; el vivir, con los árboles; el sentir, con los animales;el comprender, con los ángeles»320. Luego, según la opinión de san Isidoro,todas estas criaturas son inspiradas, gobernadas y movidas por la firme yperenne esencia divina, dentro de la que corren y permanecen los ángeles,según las palabras de san Gregorio: «Los ángeles son enviados y están junto aDios porque, aunque el espíritu evangélico es limitado, el espíritu supremo,que es Dios, es infinito. Así los ángeles son enviados delante de él porque adondequiera que vayan enviados corren ante Dios»321. No hay ninguna criatura que no tenga a Dios todo en sí misma por naturaleza, puesto que él la rige ymueve. También san Julián nos lo enseña en la misa diaria con estas palabras:«Es digno y justo que te demos gracias, Dios todopoderoso, cuya inmensidad

3,7 Isid. Diff . II 13 36-40 (PL 83, c. 75-76).

Claud. De s ta tu an im.  I 5 (PL 53, c. 707).3IV Claud. De s ta tu an im.   1211 (PL 53, c. 723).320 Grcg. M or. VI 16 20 (PL 75, c. 740).321 Greg. Hom. in evang .   II 34 13 (PL 76, c. 1255).

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divina abarca todo de modo inefable hasta el punto de que permanece toda encada una de las criaturas y habita entera en todas ellas. No disminuye en lascosas pequeñas ni aumenta en las grandes»322. Quien no aumenta ni disminuyeen nada y, sin embargo, aumenta y disminuye los dones con el poder de suautoridad, por sus dones se halla presente y ausente, se aleja y se acerca. Y ello,no por la estabilidad de su propia naturaleza, como dice también san Gregorio,cuando expone aquellas palabras de Job: «Si viene a mí, no lo veré, y si se aleja,no lo comprenderé»323. «A menudo es un don de la gracia lo que el hombreconsidera ira, y a menudo la ira de la divina severidad es lo que considera gracia. Pues la mayor parte de las veces estima como gracia los dones de las virtudes y, sin embargo, engreído por estos mismos dones, se viene abajo. Confrecuencia teme la adversidad de las tentaciones, como si fuera efecto de la ira

y, sin embargo, oprimido por esas mismas tentaciones, se alza engrandecido ala observancia de las virtudes. ¿Quién no pensará que se acerca a Dios cuandoreconoce que crece en dones celestiales, cuando posee el don de la profecía o elmagisterio de la doctrina o la gracia para hacer curaciones? Sin embargo, a

 veces la mente, mientras se despreocupa de la seguridad de su virtud , es at ravesada por el dardo del pecado, al ser atacada inesperadamente por su adversario»324. Si volvemos el oído de la mente a las palabras de este santísimo varón,podemos saber fácilmente que Dios viene cuando nos conserva para que leamemos y que se aleja para perdernos cuando nos deja en manos del enemigo.

XXIIII. Dios, que llena a las cri atu ras de la prim era clase, no aban donaa las de la tercera clase, que es mejor, sino que se ocupa de todas.

1. Una vez que hemos definido y determinado, de acuerdo con las opi niones de los venerables Padres, las diferencias de las criaturas y cuál aventaja acuál en jerarquía, creo que me incumbe ahora mostrar, comenzando por la primera clase, que Dios se preocupa de todas ellas y conteniéndolas las gobierna y

rodeándola s las llena. De manera que, siendo claro, como ya hemos dicho multitud de veces, que Dios está todo entero por su esencia ilocal dentro de losseres que carecen del bien de la vida, fácilmente se vea que ocurre igual en los viv iente s poster iores que carecen de sent ido. Avanzando oportunamente , sehalla sin dificultad que los seres vivientes y dotados de sensibilidad son vivificados, sensibilizados, movidos y modificados por él. Finalmente, los doctísimos profetas que hemos citado, dicen que el cielo y la tierra, los elementos ylas piedras son naturalezas del grado primero e inferior, como cosas que no tie

322 Julián, Lib. Sacr. c. 624-25.323 Job 9 11.32< Greg. M or. IX 13 20 (PL 75, c. 870).

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nen vida alguna. Pero la esencia divina, que no creó nada involuntariamente,llena también los seres a los que, conforme a su deseo, hizo sin alma, como noslo aseguran las Sagradas Escrituras. Dice en ellas de sí mismo el Padre: «Yo

lleno el ciclo y la tierra»325. Se lee también sobre el Hijo: «De su majestad quedará llena toda la tierra. Así sea, así sea»326. En Salomón, sobre el EspírituSanto: «El Espíritu del Señor llena el orbe de la tierra»327. También en Isaías,acerca de toda la Trinidad: «Llenos están el cielo y la tierra de su gloria»328.Para que nos guardemos de huir de su presencia, se nos advierte: «No digas:me esconderé de Dios. Y desde allá arriba: ¿Quién se acordará de mí? No mereconocerá en medio de tan gran muchedumbre. ¿Qué es mi alma entre tantainmensidad de criaturas? He aquí que el cielo y los cielos de los ciclos, los abismos y todo lo que hay en ellos temblará a una mirada suya, los montes tam

bién y las colinas y los cimientos de la tierra. Y cuando Dios los mire, seagitarán de temor»329. El salmista se refiere también a los caminos de Dios, aldecir: «Por el mar iba tu camino, por las inmensas aguas tu sendero»330. Esdecir, porque permaneciendo en sí, lo renueva todo y todo lo hace según su

 voluntad en el cielo y en la tierra.2. Si rige y llena sin desdén alguno a las criaturas insignificantes de la pri

mera clase, como muestra el texto de sus leyes, es evidente que, gobernando demanera semejante a esos seres en los que se dignó infundir potencialmente la

 vida sin sensibilidad, los nutr e pro tegiéndolos y forma el cuerpo propio de

cada uno de ellos. No debemos creer que las plantas o los arbustos se hanengendrado a sí mismos, sino más bien que se han formado por la acción deaquél, de quien dice el Apóstol: «Porque de él y por él y en él son todas lascosas»331. Y añade: «Necio, lo que tú siembras no cobra vida si antes no hamuerto. Lo que siembras, no es el cuerpo que ha de ser, sino un simple grano,por ejemplo, de trigo o de cualquier semilla. Pero Dios le da un cuerpo comoquiere y a cada una de las semillas le da también su propio cuerpo»332. ElCreador de todo da forma a los cuerpos inanimados y encierra la vida sin sensibilidad dentro del corpúsculo de una semilla, por ejemplo, en la pequeñísimasemilla del higo, de donde nace la hoja, la madera y la corteza. Él mismo, quees creador de todo esto, conoce, cosa que nadie es capaz de conocer, por quérazón hace esas cosas. También san Pablo proclama: «Ni el que planta es algo,ni el que riega, sino el que hace crecer, que es Dios»333. ¿Y dicen hoy aquéllos

325 Jcr 23 24.m   Sal 71 19.327 Sab 1 7.32* Is 6 3.32V Eclo 16 16-19.

330 Sal 76 20.331 Rom 11 36.332 1 Cor 15 36-38.333 1 Cor 3 7.

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que no está en los seres a los que hace crecer? «El que produce, canta el salmista, en los montes el heno y la hierba para utilidad de los hombres»334. Pues no

sale de sí mismo lo que es obra de otro. «Para sacar el pan de la tierra y paraque el vino alegre el corazón del hombre, para iluminar el rostro con aceite ypara que el pan sustente el corazón del hombre»335. Aunque todo esto debeentenderse en sentido espiritual, sin embargo, también es verdad en el sentidoliteral de la palabra. Con la fuerza que pudo en un principio formar lo inexistente, Dios, presente hoy en todas partes, hace que estos seres adornen latierra con la belleza de su verdor y la decoren con ílorecillas diversas. Pues nosólo les asiste exteriormente, sino que también sin cansancio alguno se halla enellas interiormente. Introduce en algunas maderas la médula y decide conadmirable disposición que algunas cosas sean sólidas. Viste diversos arbustoscon yemas diversas y también sabe qué es lo que ha de preparar para cada cosa.Para él, conocer es lo mismo que ser, porque en aquella esencia, como ya hemostrado por multitud de testimonios, no hay nada diverso ni ningún accidente nuevo, sino que lo que tiene y lo que es son una misma cosa.

3. Pero veamos si se preocupa de los espíritus de los brutos quien dio acada uno un cuerpo dotado de vida. Dice san Fulgencio: «Su omnipotencia sereconoce en que hizo de la nada a todas las criaturas visibles e invisibles, esdecir, corporales y espirituales en las que su misma diversidad dice mucho másde la bondad y omnipotencia del Creador. Si no fuera todopoderoso, no habría

hecho con la misma e idéntica facilidad las cosas más elevadas y las más bajas. Y si no fuese extraord inariamente bueno, no hubiera cumplido su tarea en elgobierno de los seres, incluso de los más insignificantes. Así pues, en los serescreados, tanto en los grandes como en los pequeños, grande es la bondad yomnipotencia de su Creador. Sabiamente, con suprema y verdadera sabiduríahizo todas las cosas aquel para quien ser por naturaleza es lo mismo que sersabio, y hacer, lo mismo que hacer sabiamente»336. Dice de él Salomón: «Él hahecho al pequeño y al grande, y cuida igualmente a todos»337. Puesto que sepreocupa de todos, a todos los cuerpos a los que infundió la vida da también

alimento aquel de quien dice el salmista: «Todas las cosas esperan de ti, Señor,y tú les das alimento en el momento oportuno»338. Sobre él añade el mismoautor: «Da alimento a toda carne porque su misericordia es eterna»339. Y denuevo: «Da alimento al ganado y a los polluelos de los cuervos que le claman»340. De él «son todas las bestias de las selvas, los animales de los montes y 

 W4 Sal 146 8.33S Sa l 103 14-15.

33'* Fulg. D c f i d c   III 25-26 (PL 65, c. 683).337 Sab 6 8.33x Sal 103 27.33* Sa l 135 25.340 Sal 146 9.

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los bueyes»341. Él «conoce todas las aves del cielo»342, y, según el Evangelio,«las alimenta»343. De él «es el orbe de la tierra y cuantos la habitan»344; y, aunque no come «la carne de los toros» ni bebe «la sangre de los cabritos»345, sin

embargo, ni los creó ni los crea en vano, sino que, al hacerlos, destinó a unospara la comida, a otros para curar, a algunos los hizo para corrección de lostiranos, a fin de que el orgullo humano, con la sumisión de los grandes animales, conozca el beneficio de su Creador y con las molestias de las pulgas, chinches, tábanos e insectos, el castigo por el pecado cometido. Pues el hombre, apesar de que, con la clemencia divina puede domar a los leones y a los osos, alos toros, a los camellos, a los rápidos caballos e incluso a los robustísimos elefantes y puede someter a su servicio a las fieras salvajes, sin embargo, no puedesometer a los pequeñísimos mosquitos, a los que cualquiera podría aplastar

con un solo dedo. ¿Quién, pregunto, infunde en estos seres tan pequeños unespíritu indomable? ¿No es acaso aquel que, presente en todas partes, amansalos espíritus de las bestias? O ¿por qué causa horror, en el caso de una mosca,el que se diga que Dios habita dentro de todas las cosas, pero que no está enella a pesar de que, por la dignidad de su condición, aventaja a las piedras y a latierra y de que incluso en ocasiones el rigor divino castiga por medio de ella alos contumaces? Como nos enseña la Ley Sagrada, en la que se dice: «Mandócontra ellos tábanos que los comieron y ranas que los infestaron»346. Y también: «Habló él y vinieron los tábanos y los mosquitos por todas sus re

giones»347. Y de nuevo: «Habló y vino la langosta y el saltamontes en grannúmero»348. Dios los llama su fuerza cuando dice: «La langosta y el saltamontes, mi gran ejército que envié contra vosotros»349. Al decir Dios que él envíatodos estos seres, ¿se evidencia acaso que tiene un espíritu intelectual hasta elpunto de que, oído el mandato de su Creador, le obedecen o, más bien, queellos se mueven por la misma fuerza con la que él lo mueve todo? Está claroque aquellos seres ignoran lo que hacen, y que Dios hace por ellos su voluntad,utilizándolos como una vara en sus manos. Según las palabras de Job, no realiza nada en la tierra sin un motivo350. Si en ellos hace el artífice lo que le agrada,sin duda está en ellos Dios, que lleva a cabo su justa voluntad. ¿Acaso no cumplieron la voluntad de Dios con el impío Herodes y con el muy malvado

341 Sal 49 10.342 Sa l 49 11.343 Mt 6 26.344 Sal 23 1.345 Sa l 49 13.346 Sal 77 45.

347 Sal 104 31.34“ Sal 104 34.34> Jl 2 25.350 Cf . Job 5 6.

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 Antíoco los gusani llos que obligaron a uno a ceder ante Dios y al otro a arrancarse la vida con la espada vengadora, y a quienes temió una tropa de soldadosarmados, no temió devorar una muchedumbre inerme y blanda de gusanos?¿Quién, pregunto, hizo entonces esto? ¿No fue aquel cuya justicia y misericordia canta la Iglesia? También Jonás soportó la corrección de un gusano, comodicen las Escrituras: «Dispuso Dios un gusano que a la mañana siguiente atacóla hiedra, y ésta se secó»351. Quien lo dispuso, lo hizo estando presente, y quienimpulsó al gusano a cortar la hiedra, no se horrorizó de estar dentro de él.Pero, como demostraré en otro momento, a muchas otras criaturas parecebeneficiar aquello que a nosotros nos suele dañar.

4. ¿Qué puedo decir? ¿Acaso se preocupa Dios sólo de los hombres y nomás bien de todos los seres que ha creado? De ningún modo. San Julián dice:

«Pregunta: Al decir el salmista: “Salvarás, Señor, a hombres y animales”352,¿cómo es que san Pablo parece decir casi lo contrario? ¿Acaso se preocupaDios de los bueyes?353. Respuesta: San Agustín hace la siguiente distinción: Sedice que Dios no se preocupa de los bueyes; y en otra ocasión: “Salvarás, Señor, a hombres y mujeres”. ¿Son acaso contrarias esas ideas? No. Pues, segúnlas palabras de la Ley, no es que deba preocuparse Dios de los bueyes, peropor su general providencia se preocupa de todos los seres. ¿Por qué, pues, diceel Apóstol: “¿Acaso Dios se ocupa de los bueyes?” Donde la Ley dice: “Nopongas bozal al buey que trilla”354, ¿no pensó Dios allí en los bueyes? Luego

quiso referirse a algunos bueyes. Pues no se preocupa Dios de aconsejar qué sedebe hacer con los bueyes: la propia naturaleza humana lo sabe. El hombre hasido hecho de tal manera que sabe mirar por sus animales y, por tanto, no recibe órdenes de Dios, sino que Dios infunde en su inteligencia la posibilidad dehacerlo sin que se lo ordenen. As í hizo Dios al hombre. Pero, ¿cómo di rigirá elganado qu ien debe ser dirigido por otro? Recibió la orden de aquél que lo dirige todo. Por tanto, Dios no se preocupa de los bueyes, según la Ley, sinosegún su general providencia, por la que creó todas las cosas, dirige el mundo y“salva a hombres y animales”. Atiend a vuestra caridad. Tal vez me diga alguien

entonces: Según el Nuevo Testamento, “Dios no se preocupa de los bueyes”;según el Antiguo, “Salvarás a hombres y animales”. Hay quienes critican sinrazón y dicen que, para ellos, no están de acuerdo estos dos Testamentos. Ypara que no parezca que se dice una cosa en el Antiguo y otra en el Nuevo, mepiden que les dé una frase del Nuevo parecida a: “Salvarás al hombre y anima les, Señor”. ¿Qué hago? Nada hay tan importante en el Nuevo Testamentocomo el Evangelio. En el Evangelio encuentro que todo eso corresponde a

351 Jn 4 7.Sal 35 7.

353 1 Cor 9 9.354 Dt 25 4.

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Dios. Ya no habrá nadie que me diga lo contrario. ¿Acaso podrá el Apóstolcontradecir al Evangelio? Oigamos al Señor mismo, guía y maestro de losapóstoles: “Mira, dice, las aves del cielo que ni siembran ni siegan ni recogen engraneros, y vuestro Padre celestial las alimenta. Y por el vestido, ¿por qué ospreocupáis? Mirad los lirios del campo cómo crecen. No se fatigan ni hilan.Pues yo os digo que ni Salomón en toda su vida se cubrió como uno de ésos. Sial heno del campo, que hoy aparece y mañana se echa al horno, Dios lo visteasí, cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?”355 Por tanto, corresponde aDios preocuparse no sólo del hombre, sino también de los animales y de lashierbas, pero de los animales, para que sean alimentados, no para que reciban laLey. Por lo que se refiere a darles la Ley, Dios no se ocupa de los bueyes, perosí se ocupa Dios de todos estos seres para crearlos, alimentarlos, gobernarlos y

dirigirlos. Por eso se dice también en el evangelio de san Mateo: “¿Acaso no se venden dos pá jaros por una moneda? Y ni uno de ellos caerá en tier ra sin la vo luntad de nuestro Padre”356. Lucas , por su parte, dice: “¿No se venden cincopájaros por dos cuartos y ni uno de ellos está olvidado en el acatamiento deDios?”357. Los recuerda y los alimenta, los gobierna y los divide, y sin su

 vo luntad ninguno de ellos cae en tierra . Pues no sólo está con el los y dentro deellos, sino incluso en aquellas cosas de las que potencialmente dispuso alimentarlos el mismo Dios, que se preocupa por igual de todos»358.

XXV. Para Dios no existe más mal que la maldad de las criatu ras racionales. Ante él despiden mal olor los vicios y buen olor las vir tudes .

1. Puesto que no existe esen cialmente el mal y, sin emb argo, el malmismo es una cosa odiosa a Dios, se comprende que no existe de por sí, peropuede existir en las demás cosas. Por ello debemos investigar cuidadosamenteel origen de este nombre, para que podamos saber quién fue el primero quehalló esto que llamamos mal. El Salvador de todos dio el siguiente testimonio

sobre el diablo: «Es mentiroso y padre de la mentira»359. Esta mentira, descubierta como tal mentira, es descrita así por el profeta: «Dijiste en tu corazón: subiré por encima de las estrellas, pondré mi trono por el aquilón paraasemejarme al Altísimo»360. Esto es evidentemente falso, porque una naturalezalimitada y hecha de la nada, no puede compararse a su Creador, que no está so

355 Mt 6 26-30.3S* M t 10 29.337 Le 12 6.358 Julián, Anti cim.  I 70 (PL 96, c. 626-27) = Agust.  Enarr. in Ps. 145 13-14 (PL 37, c. 1893).35v Jn 8 44.3,10 Is 14 13.

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metido a ninguna limitación. Pero si descubrimos que el inventor de la mentiraes el diablo, está claro que la mentira es un mal y que nace ya de la soberbia, yade la codicia. Estos vicios están tan entrelazados y tan inextricablemente unidos, que uno se inserta en el otro, de manera que no pueden separarse fácilmente. Están tan unidos el uno al otro que difícilmente se distingue cuál tomasu principio de cuál. Dice Salomón: «La soberbia es el principio de todo pecado»361. El Apóstol, en cambio, enseña que la codicia es la raíz de todos losmales362. Luego, como es cierto que ambas afirmaciones son verdaderas y difícilmente puede negarse que el único inventor de ambos males es el ángelapóstata, es evidente que se ensoberbeció en tanto en cuanto quiso disfrutar delpoder en contra de la naturaleza de la divinidad. Y deseó lo prohibido con sumente henchida de orgullosa soberbia, por lo que prefirió arrojar de sí los pri

 vileg ios divinos y tuvo la osadía de ex igir un poder part icular . Eva, la primeradiscípula del diablo, fue arrastrada por las palabras de la serpiente a pisotear elprecepto divino por la soberbia y a tener en poco, por su ambición, el podersobre todas las criaturas de la tierra, si no era, como los dioses, conocedora delbien y del mal. Por esto se demuestra que el mal sólo se halla en las criaturasque, dotadas de la facultad de discernir, pueden ensoberbecerse, ambicionar ymentir. En cambio, están libres del mal las criaturas a quienes, por haberlesinfundido Dios un espíritu animal o no haberles concedido ninguno, ni se lespromete el reino del paraíso ni se les amenaza con el fuego del infierno. A los

ojos de la esencia que no tiene principio, reina el mal solamente en aquellosque fueron creados de forma que pueden distinguir entre el bien y el mal. Enefecto, aquellos a quienes privó de su conocimiento, ni pueden ambicionarcontra el poder del Creador, ni ensoberbecerse, sino que se contentan solamente con lo que la divina providencia se dignó concederles. Por eso está escrito: «Viendo Dios que todos los pensamientos de los hombres estaban dirigidosal mal, se arrepintió de haber creado al hombre sobre la tierra»363. Por eso dicepor boca del profeta: «Apartad vuestros malos pensamientos de mis ojos»364.

2. Dice el salmista: «El Señor pregunta al justo y al impío, pero el que

ama la iniquidad, odia su propia alma»365. Dice así la Verdad: «Del corazónsalen los malos pensamientos»366. De ahí que ordene por el profeta: «Limpia demalicia tu corazón»367. Y de nuevo dice el salmista: «No me arrebates, Señor,con los pecadores ni con los que obran el mal. No me pierdas con los quehablan de paz con su vecino, pero tienen el mal en su corazón. Dales, Señor,

361 Eclo 10 15.3« Cf. 1 Tim ó 10.3W Gen 6 5.364 Is 1 16.3« Sal 10 6.366 Mt 15 19.367 Jer 4 14.

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según sus obras y según la malicia de sus hechos; según las acciones de susmanos, trátalos; págales con la misma moneda, pues no comprenden los

hechos del Señor  y  no tuvieron presente la obra de sus manos; derríbalos y nolos reedifiques»368. La ira de Dios muestra por medio de Juan que odia losmales de esta criatura racional diciendo: «Aborreces los hechos de los nicolaí-tas que yo también aborrezco»369. También le dice el salmista: «Odias, Señor,

.. a todos los que obran la iniquidad»370. En otro pasaje se dice: «Contradijeronlas palabras del Señor y despreciaron los consejos del Altísimo»371. Dice también Salomón: «El Señor abomina los sacrificios del impío»372. Hay muchospasajes insertos en las Sagradas Escrituras que muestran que a Dios le desagrada únicamente la conducta malvada de la criatura racional y no la naturalezade cualquier sustancia creada por él. Por tanto, es claro que no le causa repugnancia otra cosa que el mal, ni le produce complacencia otra cosa que el servicio permanente de las naturalezas racionales. Si no hubiese sabido el Apóstolque las obras de la justicia y de la piedad producen buen olor, no hubieraescrito a los corintios: «Gracias a Dios que siempre nos hace triunfar enCristo Jesús y descubre la fragancia de su conocimiento por medio de nosotros en todo lugar. Porque somos buen olor de Cristo, entre los que se salvany entre los que se pierden; para los unos, olor de muerte para la muerte; losotros, olor de vida para la vida»373. También, ensalzando con dignos elogioslas limosnas de los filipenses, dice: «Lo tengo todo y en abundancia; estoyrepleto después de recibir de Epafrodito lo que vosotros me enviasteis, fragancia de suavidad, sacrificio acepto agradable a Dios»374. Sobre esta fraganciadice también el salmista: «Sea dispuesta mi oración como incienso en tu presencia; el alzar de mis manos como sacrificio de la tarde»375. De ahí lo que dicea la Iglesia: «M irr a y aloe y casia en todos tus vestidos»376. De nuevo: «A laba réel nombre de mi Dios con cánticos; lo ensalzaré con la acción de gracias y esoagradará a Dios más que un novillo al que empiezan a salir cuernos y pezuñas»377. El Espíritu Santo, al ver a la Iglesia exhalando estos olores, dice en elCantar de los Cantares: «Mejores son que el vino tus amores»378. Y de nuevo:

«¿Qué es eso que sube del desierto como una columna de humo con los aromas de la mirra y del incienso y de toda clase de polvos del perfumista? ¡Qué

*■ Sal 27 3-5. Ap 2 6.Sal 5 7.Sal 106 11.Prov 15 8.2 Cor 2 14-16.

Flp 2 25.Sal 140 2.Sal 44 9.Sal 68 31-32.Cant 1 1-2.

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hermosos tus pechos, hermana mía, esposa! Más hermosos son tus pechos queel vino. La fragancia de tus perfumes más que todos los bálsamos; y la fragan

cia de tus vestidos, como el aroma del incienso»379. No se elogia aquí lo quelos comerciantes de la tierra suelen ofrecer en venta en las plazas, cosas que a veces suelen agradar al olfato del hombre y que pueden encontrarse en grancantidad en las habitaciones de los reyes o en las casas de los príncipes, quedisponen del dinero con el que poder comprarlas a su capricho. Más bien seensalzan aquellas cosas que no se pueden comprar con dinero, cuya abundancia, más bien estorbo, negaban tener Pedro y Juan cuando respondieron al queles pedía limosna: «Plata y oro no tenemos, pero te damos lo que tenemos. Enel nombre de Jesucristo, levántate y anda»3S0. Empapada de tales virtudes, la

Iglesia, que es paupérrima por Cristo, pero ilustre por encima de toda medidaen Cristo, dice con voz solemne: «Mientras el rey se hallaba en su diván, minardo exhaló fragancia»381. También por medio de Juan se dice: «Se detuvo elángel ante el altar teniendo un incensario de oro, y le fueron dados muchosperfumes para que pusiese las oraciones de todos los santos sobre el altar deoro que está delante del trono, y subió el humo de los perfumes de las oraciones de los santos por la mano del ángel hasta la presencia de Dios»382. Másabajo: «Los cuatro animales y los veinticuatro ancianos se postraron delantedel Cordero teniendo cada uno de ellos una cítara y copas de oro llenas deperfumes , que son las oraciones de los san tos»383.

3. ¿Quién ignora que a quien causan buen olor las obras y las oracionesde los santos, le huelen mal las impiedades y las maldades de los demonios y delos hombres? Así nos lo enseña san Agustín en el pasaje en que habla deLázaro384. Al tratar, según su costumbre, tanto espiritual como moralmente delmuerto de cuatro días, no quiso referirse más que al hedor que producen los

 vicios y cr ímenes del alma. Llama también pestilentes y muertos de cuatro díasa aquellos que, sometidos al pecado original, no aceptan la ley natural ni elrigor del Antiguo Testamento ni la gracia del Nuevo. También de modo semejante a aquellos que, en pensamientos, palabras y obras, son abrumados por el

mal de sus costumbres, y por eso están sumergidos en pestilente infamia, losconsideró muertos de cuatro días y pestilentes en el sepulcro de sus vicios, apesar de que la mayoría de ellos lleva resplandecientes vestidos y se rocía frecuentemente con perfumes para aumentar el ardor de sus vicios. Crispados asícon los perfumes, cometen más fácilmente los crímenes que resultan pestilentes

37‘> Can t. 3 6; 4 10-11.3K0 Act 3 6.

3*' Cant . 111.31,2 Ap 8 3-4.3*3 Ap 5 8.3M Agust. n c s c i o ub i    (cf. De d i v . quae s t .   LXXXIII, 65, PL 40, c. 59-60), Tract in e v an g .  

l o a n . XLIX 11 3 (PL 35, c. 1748).

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a las divinas narices. Pero ¿qué insensato podría sospechar, siquiera ligeramente, cuando la mujer de Job sintió repugnancia por el aliento de su marido, que

Dios también lo había despreciado y no estaba junto a él para ayudarle? Ocuando Job hervía en enjambres de gusanos, ¿acaso no desprend ía su mente unaroma grato a Dios aunque sus miembros despidieran un olor pestilente paralos hombres? Ningún pestilente cadáver disgusta tanto a la esencia ilimitadacuanto la perfidia del Faraón, a pesar de que frecuentemente se ungía con bálsamo y se vaporizaba con perfume. Por eso, la indivisible Trinidad no abandonó a Daniel en medio de los leones, porque el hedor de los cadáveres, alimentode las fieras, evidentemente no ofende su esencia. Por eso, estuvo también con

 Jonás como protector y guardián en el vientre de la ba llena, porque lo que lehuele mal es el vicio, no el fango. Por eso, en medio del humo de azufre y depez anduvo con Ananías y sus compañeros porque le agradaban sus virtudes ysus alabanzas. Y Dios, que abrió los ojos del rey para que lo viera, aunque enforma de criatura humana, dijo que perdería a los ninivitas, aunque estabanadornados con vestidos y afeites espléndidos, y pensó que debían castigarse sushechos. Sin embargo, encantado con los cilicios y las cenizas de su arrepentimiento, suavizó su sentencia. ¿Quién de nosotros no dirá que Lázaro, lleno deúlceras, lamido por las lenguas de los perros, como un cadáver maloliente, fuequerido por Dios y estuvo unido a él en espíritu, y en cambio, no afirmará quefue maloliente para el olfato divino el rico que en medio de púrpura y lino

tenía en abundancia cinamomo, incienso, mirra y bálsamo?4. Estando así las cosas, no debemos consultar a nuestras narices ni esti

mar falsamente que agradan a Dios las cosas que nos agradan a nosotros, nicreer que son despreciables para él las que nos ofenden. Pues es evidente quepara muchos otros desprenden buen olor las cosas que, situadas lejos por suinconveniencia, apenas podemos percibir por la nariz. Igualmente, para nosotros son incluso muy buenas muchas cosas que a otras criaturas pueden molestar más que aprovechar. Pues no se deleita el buitre con el amomo como conun perro muerto, a pesar de que aquél huele bien y éste desprende una peste

insoportable para nosotros. También el campo estéril se abona con estiércolpara que fructifique y no con grasas de animales o con aceite o con miel.Ciertamente debió crear todas las cosas con alguna finalidad Dios, que cuidade todo y que nada hizo sin quererlo ni creó nada superfluo que, transformadoen otra cosa, causara a su Creador horror o desdén. Si queremos conocer experimentalmente lo que para él desprende buen olor, debemos mirar a nuestraalma, pues por ella creemos que hemos sido creados a imagen de Dios. Y comoes verdad que está toda en todo nuestro cuerpo y en cualquier parte del cuerpopermanece toda, ni se mancha, si es buena, en los intestinos por la proximidad

del excremento, ni en los riñones por la pestilente orina. Además, según la opinión de Claudiano, hay algo en nuestra alma como imagen de Dios por dondepodemos ascender gradualmente hasta su sustancia creadora. Dice: «Comprende, si puedes, tu entendimiento, que es el único a quien, junto con el ángel,

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le ha sido concedido ver esto. ¿Ves acaso en tu entendimiento algo largo, anchoo alto? ¿Brilla en él el esplendor de alguna luz corpórea? ¿Resuena allí alguna

cantilena bien modulada y con su debido ritmo, o exhala la suavidad de unafragancia evanescente, o se percibe allí algo material o se toca localmente algoblando o duro? La vista del alma se aclara con la prudencia, se oscurece con laignorancia; su oído se ofende con el engaño, se ablanda con la verdad. La justicia desprende para ella buen olor sin ocupar lugar, la injusticia la apesta; elalma se corrompe con la vanidad, se enriquece con la virtud; es desgraciada conel contubernio de la necedad, feliz con el abrazo de la sabiduría. Es toda ojo,porque toda entera ve todo lo que mira. En cambio, cualquier cuerpo, ni todoél ve ni lo ve todo. Es toda oído, porque toda entera oye todo lo que oye. Elcuerpo, en cambio, no oye todo el nada en su totalidad. También huele, gusta ytoca toda entera»385. Si oímos que algo brilla, es agradable, huele bien o malpara la imagen de Dios, debemos saber qué es lo que resulta inconveniente paraaquel la sustancia a cuya imagen fue creada el alma. No pensemos que las cosasbien hechas desagradan a Dios. Pues Dios ha hecho todo sabiamente, y ama,gobierna, contiene y llena lo que sabiamente hizo386. Por el contrario, sonmalolientes las cosas que prohibió a las criaturas racionales. Por eso, permaneciendo todo por los diversos dones de sus gracias en las almas de los santos, niabandona al alma que reside en el corazón, ni deja a la que reside en los intestinos o en lo riñones. Porque llega a todas partes por su propia pureza, y perma

nece limpia de las inmundicias corporales, pero no por estar ausente. Puesestuvo en el pozo con Jeremías387 y realizó milagros diversos por medio de losmártires, cuando fueron salpicados de barro por los enemigos o arrojados enlos más inmundos lugares y colocados entre pestilencias y tinieblas.

XX V I. Dios, por esencia, no puede ser expulsado del lug ar donde se obra  el mal, y así es a la vez testigo de la maldad y cread or del hombre.

1. Hostis Je su  sabe que Dios es inmaculado y puro, sin mancilla y limpio,«cuyos ojos, según Habacuc, no ven el mal»388 para comprobarlo y que noquiere .mirar la iniquidad, ya que conoce a los que ignora y ve para su castigo aquienes no ve para su salvación. Por eso, le pareció justo y recto declarar yproclamar que Dios, por la propiedad de su naturaleza, está fuera de aquellugar donde se comete una impureza vergonzosísima contra las normas de la

3X5 Claud. De s ta tu an im. 1215 .3W* Cf. Sal 103 24.3K7 Alusión a la persecución sufrida por Jeremías bajo el reinado de Sedecías, cuando perma

neció aherrojado «mucho tiempo» en una inmunda cisterna (Jer 37 16)3KX Hab 1 13.

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Ley, y que no cuadra con la sustancia divina la posibilidad de que una divinidad tan grande pueda estar presente allí donde se comete un crimen y se practica una acción vergonzosa. De ahí que todo el que cree rectamente y opinapiadosamente de Dios, debe sopesar si, por las prácticas impuras de un hombrecualquiera, puede Dios cambiar en algún aspecto sus características propias.Pues es propio de Dios estar en todas partes y en ellas todo entero, y llenar elcielo y la tierra de modo que no pueda existir substancialmente nada en elcielo, nada en la tierra, nada en el agua, que no haya hecho él, ni subsistir nadaque él no contenga. Según las normas de la fe católica establecidas por losSantos Padres, se cree que Dios llena todo lo que hizo, de modo que no puederetirarse de ninguna manera por naturaleza, ni venir, ni reducirse, ni dilatarse,sino que se mantiene perpetuamente en perenne inmutabilidad. Por eso, no

creo que sea ortodoxo decir que el Espíritu Santo, que estuvo con el rey Davidpor el don de la profecía antes de su crimen y después de su crimen, se habíaalejado de él temporal o localmente por esencia natural mientras se entregaba alpecado. Ni que el que asistió a Sansón cuando descansaba en el regazo de lacortesana Dalila, en el incendio de las cosechas y en la matanza de los filisteos,en las tres ocasiones por la gracia especial de su fortaleza, después del corte dela cabellera se redujo o apartó por naturaleza de aquél y se fue a otro sitio, ypoco después volvió a él cuando iba a morir, para la destrucción del templo389.Más bien, por el don de la gracia, estuvo ausente cuando no daba y estaba pre

sente cuando daba. Pero él, por naturaleza, ni se retiró ni se acercó en maneraalguna. Y, para presentar otros casos, quizás aquel que había prometido a suamigo Abrahán que poseería en su descendencia todas las tribus de la tierra porderecho hereditario, ¿acaso no conocía que la figura humana, por la que habíadecidido cumplir su promesa, nacería de la estirpe de Judá y brotaría de lafamilia de David? Pues el profeta dice: «Saldrá una vara de la raíz de Jesé y unaflor subirá de su raíz»390. Según las palabras del Apóstol, cuando aún estabaLeví en las entrañas de Abrahán, ofreció el d iezmo al sumo sacerdoteMelquisedec391. Por tanto, también David estuvo en las entrañas de Lot cuando

éste se unió a su hija392. De modo semejante, también estaba en el cuerpo de Judá cuando descansaba incestuosamente con su nuera Tamar393. ¿Quién es elque le conocía entonces, pregunto, en medio de esas acciones inmorales cuan

3ÍV Estas hazañas aparecen descritas en los capítulos 15 y 16 del libro de los Jueces. El poderde Sansón, como el de los Jueces en general, es consecuencia de la presencia del «espíritu de Yahv c» .

Is 11 1.»» Cf. Hebr. 7 1-10 y Gén 14 17-24. y>1 Se refiere al incesto provocado por las hijas de Lot para tener descendencia de su padre

(Génesis, 19 30-38). y,}  En Génesis 38, Tam ar se finge pros tituta para conceb ir un hijo de su suegro, Judá.

Protestab a así de la tardanza de Jud á en entregarle a su hijo, Sela, como marido.

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do disponía allí mismo su semilla bendita en la que habían de heredar los pueblos? ¿Acaso no era aquel por quien el Padre lo crea todo? Pues Moab, de cuyafamilia nació Ruth, sobre la que dice el profeta a Dios: «Enviad al corderodueño de la tierra desde la piedra del desierto al monte de la hija de Sión»394,fue hijo y nieto de Lot por nacer de su hija Oola395. Fares nació de la uniónincestuosa de Judá con su nuera Tamar, de cuya estirpe nació nuestro Salvadory Señor, quien tomando la figura de siervo, unió la humanidad a su divinidad.¿Acaso la naturaleza de aquella divinidad no estuvo donde la sustancia de suhumanidad fue creada seminalmcnte por Judá y Tamar? ¿Quién, de no ser unincrédulo, afirmó esto alguna vez? ¿Quién lo sospechó, a no ser alguien alejadode Dios? Pues el que dispone de todo el género humáno como quiere, supoanticipadamente, cuando aún estaba en el vientre de su madre, que Esaú había

de servir a Jacob y le predestinó para ello. ¿Acaso no formó también a'Fares,nacido de la semilla de Judá, el mismo Dios que sabía perfectamente antes detodos los siglos de qué linaje iba a cumplir su promesa? ¿Qué diré de Jefté,sobre quien leemos se volcó el Espíritu del Señor para vencer a los ammonitasy por cuya mano sabemos que se alcanzó una gran vic toria ?396 ¿Acaso no naciótambién él de una adúltera, por lo que no recibió parte entre los hijos deGalaad y perdió la herencia?397 ¿Acaso fue concebido en ausencia de Dios y fueformado sin Dios? De ninguna manera. Dice finalmente Job: «¿Acaso no meordeñas te como leche y me coagulaste como queso?»398

2. Tra tando sobre este tema, el papa Grego rio, sin exceptuar a nadie,dice: «El hombre creado fue hecho como el lodo, se propaga en la semillacomo la leche que se ordeña y como el queso se coagula en la carne. Se expresapor el lodo la calidad de la primera condición, por la leche el orden de lasiguiente concepción»399. De donde se deduce que, aunque somos inducidos acometer ignominias por el engaño de nuestro libre albedrío, sin embargo, elmismo Dios que forma aquellos que nacen de la promesa, hace también nacerseres de una unión adúltera. A Sansón, que era dado en exceso a amar extranjeras, de nada le valió la promesa hecha, sino que fue entregado como objeto deburla a sus rivales, una vez cortada su cabellera y sacados sus ojos. Ni fue óbicepara Jefté el que se dijera que había nacido de una cortesana, sino que, apoyadoen el don del Espíritu Santo, arrancó a sus compatriotas de manos de los amo-

**   I s 16 1.3V5 El Génesis no da los nombres de las hijas de Lot. El nombre de Oola se origin a en

Ezcquiel 23 4.Cf. Jue 12 1-7.

3V7 Tanto en el caso del nacimiento de Fares de una unión incestuosa (Gen 38) como en el

de Jefté, de una relación adúltera, se da la paradoja de que la salvación divina se cumple por m ediode personajes de dudosa conducta.

**   Iob 10 10.Greg.  M or . IX 52 78 (PL 75, c. 901).

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nitas. Pero, como ya he dicho anteriormente en otros capítulos, allí donde secomete un innoble incesto está presente Dios para horrorizarse , no para impu lsar al mal. Está como testigo del pecado, no como colaborador del crimen. Está

presente permitiendo que se cumpla el deseo concebido pecaminosamente, noparticipando en el crimen. Está presente por naturaleza, pero ausente por lagracia. Y no sería extraño decir que al mismo tiempo Dios está y no está, puesto que vemos que a veces ocurre lo mismo a su imagen, que es el espíritu delhombre, pues, como dice nuestro Claudiano: «El espíritu humano, aun estando presente, se retira y cuando está ausente permanece. De ahí que inclusomientras sirve al cuerpo y lo hace sensible, si alguna vez es elevado a las cosasmás altas e inmutables, en cierto modo abandona los sentidos corpóreos y seaparta de ellos de manera no local, de suerte que no ve lo que tiene delante ni

oye lo que suena a su lado, ni comprende la página que ha recorrido en la lectura. El alma se halla presente para señalar con la vista los signos de las letras,para unirlos y asociarlos en sílabas y para distinguirlos por palabras. Pero no sehalla presente como para saber lo que hace, por medio de estos actos. Leo claramente algo. Mientras leo, otro que fija en ello su atención, lo entiende. Peroyo mismo no sé lo que leo porque mi alma, atenta a otra cosa, se ha alejado ilo-calmentc. En fin, cuando vuelvo a mí mismo, aunque sea porque me avisan,soy yo mismo quien vuelvo y yo mismo a quien vuelvo. No estuve conmigo,porque tuve que volver a mí a través de un intervalo, no de lugar, sino de tiempo. Y no estuve fuera de mí, porque no pude estar sin mí. El alma misma estáahí para ver por el ojo lo que lee, pero ella misma no está ahí para comprenderlo que lee. Sucede a menudo que, sea cuando aplicamos la vista a algunas lecturas, sea cuando prestamos oído a algún relato, a pesar de que es facilísimo tantocomprender esas cosas, como verlas y escucharlas, sin embargo, con ambossentidos percibimos sonidos y signos aun no comprendiendo su significado.No obstante, al dirigir de nuevo la mirada del alma a aquello que no se habíacomprendido, sin dificultad alguna lo entendemos»400. «El alma está toda allídonde piensa porque piensa toda. Lo que piensa es un accidente; en cambio, laque piensa es una sustancia»401. Luego el Creador del alma está todo él en todas

partes y, sin embargo, está ausente de aquel al que nada dio, por el hecho de noconcederle nada. Como la pasión aleja al alma de sí misma, así aleja a Dios delas criaturas no la pasión, que él no puede tener, sino, más bien, el efecto de ladistribución de sus gracias. Cada hombre tiene a Dios cuando Dios le libra deperecer, y lo pierde cuando permite que perezca. No obstante, está siemprepresente y ayuda a los justos a que aprovechen y condena a los impíos consintiendo justamente el desarrollo de su maldad.

400 Claudian. De s ta tu amm .  I 23 (PL 53, c. 728-29).401 Claudian. De s ta tu an im.  I 24 2 (PL 53, c. 730).

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XXVI I. Dios está presente incluso en los malos.

1. A parti r de aquí, podemos observar que Dios se encuentra no sólo enlos buenos, sino en los malos, especialmente cuando vemos que a veces éstospredicen el futuro por el don del Espíritu Santo, y profetizan lo que aún no seha realizado tal como va a ocurrir. Para que se comprenda más fácilmente loque decimos, es bueno citar a personas que vaticinaron el futuro y, sin embargo, vivieron perversamente. Lamec, hijo de Matusael, descendiente del malditoCaín, por la gracia del Paráclito profetizó que en la setenta y siete generaciónse acabaría el pecado original con la muerte injusta de Cristo. Dice: «Oíd mi voz, mujeres de Lamec, escuchad mis palabras, puesto que yo maté a un hom

bre por una herida que me hizo y a un muchacho por un cardenal que recibí.Caín será vengado siete veces, pero Lamec lo será setenta y siete»402. LaEscritura dice que no fueron buenas las obras del Faraón. Sin embargo, elFaraón oyó de José, cuando le explicaba el sueño: «El sueño del rey es unosolo: Dios ha dado a conocer al Faraón lo que va a hacer»403. He aquí que Diosmuestra sus secretos a un impío. ¿Por qué no se va a creer que Dios estaba pre sente por presencia natural, cuando hizo que profetizara, en el momento enque quiso, un hecho que tendría lugar muchos años después? ¿Qué diré deladivino Balaam, que no sólo narra el futuro inmediato, sino que incluso, contemplando la venida de Cristo en el futuro, clama: «Lo veré, pero no ahora; lomiraré, pero no de cerca. De Jacob nacerá una estrella y un hombre nacerá deIsrael»404. ¿No es el mismo que después aconsejó que los madianitas, tendiendoemboscadas a los hijos de Israel405, les hicieron comer la carne de las víctimas yfornicar públicamente para que pudiera precipitarse sobre ellos la cólera delSeñor? Citaré ahora a Saúl y oiremos profetizar al que tenía sed de sangre pro-fética. Dice la Escritura: «Se anunció a Saúl: He aquí que David está en Nayot,en Rama. Envió Saúl unos lictores para que se apoderaran de David. Comoéstos hubiesen visto una asamblea de profetas y a Samuel de pie delante deellos, se posó sobre ellos el Espíritu Santo y también ellos comenzaron a profe

tizar. Habiéndole sido anunciado esto a Saúl, envió otros mensajeros. Tambiénellos profetizaron. De nuevo envió Saúl una tercera embajada, que igualmenteprofetizó. Saúl se irritó. También él se fue a Ramá y llegó hasta la gran cisternaque está en Socohot y preguntó: ¿Dónde están Samuel y David? Le dijeron:Están en Nayot, en Ramá. También él se despojó de sus ropas y profetizó juntamente con los demás en presencia de Samuel, y cantó desnudo todo aquel díay toda aquella noche406. De donde surgió el proverbio: ¿Acaso está Saúl entre

402 Gen 4 23-24.403 Gén 41 25.404 Núm 24 17.405 Cf. Ap 2 14.40fl Cf . ISam 19 19-24.

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los profetas?»407 Ahí tienes a un homicida profetizando y cambiado súbitamente por el Espíritu Santo hasta el punto de haberse convertido en proverbio paralas generaciones futuras.

2. Para todos, es evidente que también Nabucodonosor fue un hombreimpío, soberbio y cruel, que incendió el templo y fue enemigo déspota delpueblo de Dios. También a él se dignó el Señor mostrarse en el horno, quisoenseñarle los reinos futuros y revelarle que el Mesías nacería sin concurso de

 varón. El mismo Daniel tampoco tuvo reparo en hablar le así: «Tú, rey, comenzaste a pensar en tu lecho qué había de suceder después de esto, y el que revelalos misterios te ha dado a conocer lo que ha de venir»408. Al final de la interpretación, añade: «En los tiempos de aquellos reinos, el Dios del cielo hará surgirun reino que jamás será destruido, y su reino no pasará a otro pueblo. Pul

 verizará y aniquilar á a todos estos reinos y él subsis tirá eternamente, tal comohas visto desprenderse del monte, sin intervención de mano humana, la piedraque redujo a polvo el hierro, el bronce, la arcilla, la plata y el oro. El Diosgrande ha mostrado al rey lo que ha de suceder después, y el sueño es verdadero y su interpretación digna de confianza»409. He aquí que vio la verdad el enemigo de la verdad y conoció la venida del reino de los cielos quien no tieneparte alguna en el reino de Dios. Pero vayamos de nuevo al Evangelio y escuchemos allí las palabras del Señor: «Muchos me dirán en aquel día: Señor,Señor, ¿acaso no profetizamos en tu nombre y en tu nombre lanzamos demo

nios y en tu nombre obramos muchos prodigios? Entonces les confesaré:Nunca jamás os conocí; apartaos de mí los que obráis la iniqu idad»410. Es, pues,claro, que muchos gozan del don de hacer prodigios, pero no son reconocidospor el Señor entre los elegidos. Pues aunque hacen milagros por mediación delSeñor, son reprobados en el juicio. Entre éstos estaba aquél de quien Juan decíaal Señor: «Maestro, vimos a uno lanzando demonios en tu nombre y se loimpedimos, pues no anda con nosotros»411. En el nombre de Cristo mandaba alos demonios para granjearse el elogio de los hombres, pero no seguía al Señorpara aprender de quien era manso y humilde de corazón, a hallar la paz delalma, una vez abandonado el engreimiento de su corazón. Es muy sorprendente que los mismos que leen en la Escritura que el muy impío Caifás profetizópor el Espíritu Santo, nieguen la presencia esencial de Dios en los malos. Sobreesto está escrito en el evangelio según san Juan: «Uno de ellos, Caifás, que erael sumo sacerdote de aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada ni pensáisque os interesa que muera un solo hombre por el pueblo y que no perezca toda

407 I Re 19 19-24.

40“ Dan 2 29.409 Dan 2 44-45.4,0 Mt 7 22-23 .4 i i Le 9 49.

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la nación». El evangelista afirma que no había hablado por sí mismo. «Esto nolo dijo por sí mismo, sino que, como era el sumo sacerdote de aquel año, profetizó que Jesús había de mor ir por el pueb lo»412.

3. Hemos oído que profetizó un impío; ¿quién se atrevería, pues, a decirque Dios está apartado esencialmente de todos los malos, cuyas mentes ve ycuyos pensamientos conoce y al mismo tiempo censura? Como aquello de:«¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?»413 También lo que dice sanLucas: «Mas el fariseo, meditando interiormente, comenzó a decir que por quéno se había lavado antes de la comida. El Señor le dijo: Ahora vosotros, fariseos,limpiáis la copa y el plato por fuera, pero vuestro interior está lleno de rapiña yde maldad. Necios, ¿acaso el que ha hecho lo de fuera no hizo también lo dedentro?»414 Dios, autor y escrutador de los corazones, no ama la limpieza

de los cuerpos, sino la de las almas y no crea nada que esté lejos de él ni vigilanada acercándose momentáneamente y localmente. También recomendaba estomismo el Hijo del Trueno diciendo: «El mismo Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no tenía necesidad de que nadie diese testimonio acerca del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre»415. No es que lo supieratodo por conjeturas, sino más bien, estando presente en todas partes, conocíacomo Creador las mentes de los malvados de tal manera que nadie podía huirde él o engañarlo. También Mateo, al presentar al Señor cuando prohibía lahipocresía de los fariseos a sus discípulos, habla así: «Guardáos de la levadura

de los fariseos y los saduceos. Pero ellos discurrían entre sí diciendo: No hemostomado panes. Advirtiéndolo Jesús, dijo: ¿Por qué discurrís entre vosotros,hombres de poca fe, sobre que no tenéis panes? ¿No comprendéis ni recordáislo de los cinco panes para los cinco mil hombres y cuántos canastos recogisteis,ni de los siete panes para cuatro mil hombres y cuántas espuertas sobraron?¿Cómo no comprendéis que no os he hablado de panes, al decir: Guardaos de lalevadura de los fariseos y saduceos? Entonces comprendieron que no les habíadicho que se guardasen de la levadura de los panes, sino de la doctrina de losfariseos y saduceos»416. Refiriéndose a esta doctrina, dice un poco más explícita

mente: «En primer lugar, guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía»417. El hipócrita está atado por una doble falta, al no querer corregirse,sino ocultar la falta cometida. Trata de gloriarse del bien que no tiene y si, porcasualidad lo posee, corrompido por la vanagloria, lo convierte en instrumentode perdición para su alma. Así lo ha expuesto san Gregorio en los libros de los

4,2 Jn 11 49-51.4,J M t 9 4.

4.4 Le 11 38-40.4.5 Jn 2 24-25.4.6 Mt 16 6-12.4.7 Le 12 1.

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Morales, donde dice: «Co n el nombre de junco o de carrizo designa la vida delhipócrita, que tiene una cierta apariencia de verdor, pero no tiene utilidad parael hombre. Permanece árida por la esterilidad de sus obras y verdea únicamente

con el color de la santidad. Pues ni el junco sin humedad ni el carrizo sin aguaaprovechan, porque la vida de los hipócritas recibe la infusión del don divinopara sus buenas obras. Pero los hipócritas, al buscar en todo los elogios públicos, pierden el fruto de la infusión recibida. Con frecuencia realizan obrasadmirables, expulsan los espíritus de los posesos y, sabiendo por el don de laprofecía todo lo que va a ocurrir, lo previenen. Sin embargo, están apartadospor la intención de su pensamiento del que les concede tantos presentes, porque por sus dones no buscan la gloria de Dios, sino sus propias alabanzas. Ycuando crecen en grados de gloria por los dones recibidos, con esos mismos

dones luchan contra el que se los concede. Se ensoberbecen contra el que se losda por lo mismo por lo que debieran ser humildes. Pero enseguida, una sentencia bastante severa ha caído sobre ellos, con lo que la bondad divina confundeahora más ampliamente a los ingratos, y la grandeza del don se convierte paraellos en una condena mayor. Pues, a pesar de estar regados, no dan fruto, sinoque crecen hacia lo alto verdes pero vacíos. Bien se refiere a éstos la Verdad enel Evangelio, cuando dice: “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿noprofetizamos en tu nombre y en tu nombre expulsamos demonios y en tunombre hicimos muchos prodigios? Entonces les diré: Nunca os conocí; apartaos de mí los que obráis la injusticia”418. El junco* o el carrizo no viven sinagua, como los hipócritas no reciben el verdor de sus buenas acciones, sino deun regalo divino»419. Y de nuevo: «Con razón se dice: “Como tela de araña essu confianza”420 porque, según el testimonio del corazón, pasa todo aquelloque confía exteriormente en el favor humano»421. Algo después dice el mismosan Gregorio acerca de ellos: «Sobre un montón de piedras están sus raíces».«Pero ese hipócrita, designado con el nombre de junco, cuando con el ayunodoma su cuerpo, cuando se agota por un afán de piedad dando lo que posee,cuando se instruye en el conocimiento de la Ley Sagrada, cuando predica,¿quién, viéndole lleno de tan gran generosidad, lo considerará alejado de la

gracia de Dios, que lo da todo? Sin embargo, la divina concesión le da generosamente la gracia de las obras, pero le niega la participación en la herencia; lellena de obras y, sin embargo, no acepta su modo de vivir»422. E igualmente:«Que vea el santo varón que también el que recibe ya los supremos dones, si seensoberbece por lo recibido, pierde todo lo que había recibido»423. De ahí que

4,,c Me 7 22-23.41v Greg. Mor. VIII 42 66 (PL 75, c. 841-42).420 Job 8 14.421 Greg.  Mor. IX 3 3 (PL 75, c. 860).422 Greg. Mor . VIII 48 84 (PL 75, c. 854).42J Greg. M or . IX 3 3 (PL 75, c. 860).

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san Pablo prefiera la caridad a todos los dones. Y enseñando que todas lasdemás virtudes nada aprovechan sin ella, dice: «Codiciad los carismas mejores. Pero os mostrare un camino mejor. Si hablara con las lenguas de los hom

bres y de los ángeles y no tuviera caridad, soy como un bronce que suena ocomo un címbalo que tintinea. Si poseyera la profecía y conociera todos losmisterios y toda la ciencia, y si tuviera toda la fe hasta trasladar montañas,pero no tuviera caridad, nada soy. Si repartiera todos mis bienes para alimentode los pobres y entregara mi cuerpo para ser abrasado, pero todavía no tuvieracaridad, ningún provecho saco»424. Él mismo enseñó que todas estas virtudesson dones del Espíritu Santo y que las concede el mismo Señor todopoderosoy único. Dice así: «Todas estas cosas obra un mismo y solo Espíritu, repartiendo a cada uno según quiere»425. Pero como estos dones pueden tenerlos

también aquéllos que no aman a Dios con toda su mente y no quieren a susprójimos como a ellos mismos, por eso prefiere a estos dones la caridad, sin laque nadie verá a Dios. Pues, según san Gregorio426, el Creador no reconoceráen el juicio a quien ahora no llame por medio de sus dones para reparar la gracia perdida.

4. Mas si, por casualidad , los calumniadores dijesen que todos éstos sonmiembros de la Iglesia y que han sido bañados por el agua del bautismo, y quepor esto pueden tener los dones del Espíritu Santo aunque sin la perfección dela caridad, quiero que escuchen lo que el Apóstol dijo a los romanos: «No hay

autoridad sino de Dios, las que existen, por Dios han sido ordenadas»427.¿Quién, pregunto, mandaba entonces a los romanos y gobernaba el estado enel momento en que el Apóstol escribía esto? ¿No era acaso la mano cruel delos paganos que persiguió por el mundo entero a los apóstoles y a los mártires?

 Y si gue diciendo : «¿Quieres no temer a la autoridad? Haz el bien y obtendráselogio por ello; porque Dios es ministro para ti respecto al bien. Si obras mal,teme. Que no sin razón lleva espada. Dios es ministro vengador para castigodel que obra el mal; por eso, es inevitable someterse, no sólo por la ira, sinotambién por la conciencia. Por eso también pagáis tributos. Pues son ministros

de Dios dedicados a eso mismo»428. Pero que escuchen también ellos las palabras de Salomón: «Oíd, reyes, y entended; aprended, los que juzgáis los confines de la tierra, prestad oído vosotros que gobernáis multitudes y estáisorgullosos de la muchedumbre de los pueblos, porque el Señor os ha dado elpoder y el Altísimo la soberanía; él examinará vuestras obras y escudriñará

 vuest ras intenc iones, porque siendo minist ros de su reino, no habéis juzgado la

42 4 1 Co r 12 31-13 3.42 5 1 Cor 12 11.42 6 Grcg. ubi n c s c i o .42 7 Rom 13 1.42K Rom 13 3-6.

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 voluntad de D ios»429. Llama ministros de Dios a los impíos que no andansiguiendo la voluntad de Dios. Pero, aunque ellos abusan de sus súbditos a sucapricho, sin embargo, sirviéndose de su mala voluntad, ejerce sus juicios el

Dios bueno y justo, cuyos juic ios son todos rectos . Se dice sobre Na-bucodonosor, que había en la mano del Señor un martillo de hierro para destruir a todos los pueblos. De ahí que también en los libros de los Reyesaparece: «Se apoderaba de Saúl un espíritu malo del Señor»430. Tratando estetema, dice en el libro  Anticimen   el egregio varón san Julián: «Algunos preguntan, si es el Señor, por qué se llama malo; y si es malo, por qué se llama Espíritudel Señor. He aquí que uno y el mismo Espíritu se dice que es del Señor y quees malo. Del Señor por el poder de su justa potestad, y malo por el deseo deuna voluntad injusta. Pues toda voluntad del diablo es injusta y, sin embargo,

si lo permite Dios, todo poder es justo. De por sí busca injustamente tentar acualquiera, pero Dios permite justamente que sólo sean tentados aquellos quedeben serlo. En estos dos términos con que se dice Espíritu del Señor y, sinembargo, malo, está comprendido tanto el poder justo en el diablo como su

 vo luntad injusta. Se llama espíri tu malo por su pésima voluntad y a la vez espí ritu del Señor por el poder justísimo recibido»431. De este mismo Espíritu también dice Miqueas: «He visto al Señor sentado sobre su trono y a todo elejército del cielo ante él a su lado, a derecha y a izquierda. Dijo el Señor:¿Quién engañará a Ajab, rey de Israel, para que suba a Ramot de Galaad? Y

uno dijo unas palabras y otro otras. Un espíritu, saliendo, se detuvo ante elSeñor y dijo: Yo le engañaré. Dijo el Señor: ¿Cómo? Respondió aquél: Saldré yseré espíritu mendaz en la boca de todos sus profetas. Dijo el Señor: Lo engañarás y vencerás; sal y hazlo así»432.

5. Si recordamos las palabras de los espíritus, como las expuso san Gregorio, evidentemente no debemos pensar que Dios habló con el diablomediante el clarín de la voz, ni que el diablo respondió a Dios a través delórgano de la garganta, sino que, al decir Dios: «¿Quién engañará a Ajab, rey deIsrael?», revela íntimamente a los ángeles la justa perdición de los impíos. «Elpronunciar uno de los ángeles tales palabras y otro otras distintas», significaque cada uno se eleva hacia un movimiento de admiración tanto mejor cuantomás se le concede contemplar los juicios divinos por la dignidad de su mérito.Las palabras del diablo: «Yo le engañaré», significan que desea con ardienteesfuerzo en el escondrijo de sus pensamientos la perdición de aquel que yasabía era cómplice suyo en la falta, pero al que aún temía perder por las lágri

4" Sab 6 2-5.410 1 Re 18 10.431 Jul ián , Anti cim .  I 115 (PL 96, c. 651-52) = Greg.  Mor .  XVIII 2 4 (PL 76, c. 40), cí. Isid.

Sent. III 5 6 (PL 83, c. 661).432 3 Re 22 19-22.

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mas de la penitencia. La palabra de Dios «¿Cómo?», significa que tiene interésen conocer las interioridades de su pensamiento y que tendrá en cuenta susmalvadas intenciones. Las palabras del diablo: «Saldré y seré un espíritu mendaz en boca de sus profetas», quieren decir que no pueden ocultar a Dios susobras y sus mentiras y que busca vivamente que Dios perdone su maldad. Laspalabras de Dios: «Lo engañarás y vencerás», significan que lo abandona a supropia inclinación para que por su malvado deseo Dios pueda cumplir su justasentencia. Sobre este mal espíritu, dice así san Gregorio: «Se llama pacto deDios el permiso que da al diablo para tentar, en el que, a pesar de realizarse eldeseo de nuestro tentador, se cumple, no obstante, de modo admirable la voluntad del justo dispensador . El Señor somete a menudo a sus elegidos a latentación para ilustrarlos, como es el caso de Pablo. Después de las puertas del

paraíso, tras los secretos del tercer cielo, para que no pudiera engreírse por lamagnitud de las revelaciones, se le dio un ángel de Satanás. Pero en esta mismatentación, se dispone que quienes, engreídos, podían perecer humillados, se

 vean libres de la perd ic ión. Por el orden secreto de la Prov idencia, donde sepermite que actúe la iniquidad del diablo, allí alcanza piadosamente su plenitudla benignidad de Dios»433. Por eso dice san Pablo: «Por eso tres veces rogué alSeñor que el mal espíritu se alejase de mí. Y me dijo: Te basta mi gracia, porquela fuerza culmina en la flaqueza»434. También de este espíritu maligno dice san

 Julián en el  A ntic im en : «Satanás, que no puede ser puro de corazón, ¿cómo

puede estar viendo al Señor? Debe entenderse que está al lado del Señor, perono que ha visto al Señor. Llega Satanás para que el Señor lo vea, no para que él

 vea al Señor. El está en persona a la vista de Dios, pero el Señor no está a la vista de l diablo . Como el ciego, cuando se detiene ante el sol , es cubierto porsus rayos y, sin embargo, no ve la luz que lo ilumina, así también está Satanás asu lado entre los ángeles porque la fuerza divina, que lo penetra todo con sumirada , ve al espíritu inmundo sin ser vista por él»435.

6. Al hablar de espíritus inmundos, mis palabras se han alejado del temapropuesto. Volviendo, pues, de nuevo a lo que había comenzado, proseguiré

exponiendo las ideas que se me ocurran sobre los hombres entregados al paganismo. Dice el propio san Julián: «Puede preguntarse razonablemente cómo esque en este pasaje se dice que hace reinar al hipócrita cuando el profeta se quejaespecialmente de ello diciendo: “Ellos reinaron, pero no por mí; surgieronpríncipes, pero no los conozco”436. ¿Quién, que piense rectamente, podríadecir que el Señor hace lo que desconoce totalmente? Puesto que en Diosconocer es lo mismo que aprobar, así como ignorar es lo mismo que reprobar,

433 Grcg. Mor . XXXIII 14 28 (PL 76, c. 690).434 2 Cor 12 8-9.435 Julián, Antic im . I 124 (PL 96, c. 656-57) = Greg.  Mor . II 4 5 (PL 75, c. 557).

Os 8 4.

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es extraño que Dios haga reinar a los hipócritas y a un mismo tiempo los ignore. Los hace reinar permitiéndolo, los ignora reprobándolos»437. Igualmentetoma prestadas las palabras de san Gregorio, cuando dice: «Nada s e   realiza en

la tierra sin causa, es decir, sin la causa de la distribución o de la permisióndivinas»438. Y de nuevo: «Puesto que todo el que intenta engañar a su prójimoes   un malvado, y la Verdad dice a los malvados: “Nunca os he conocido, apartaos de mí todos los que obráis la iniquidad”439, ¿cómo se dice en este pasajeque el Señor conoce al que engaña? Pero como a veces el saber de Dios se llamaconocer, otras aprobar, no sólo conoce al injusto, porque lo juzga al conocerlo,sino que también lo ignora porque no lo aprueba»440. Pues no hubiera podidojuzgar a ningún injusto si no lo hubiera conocido, y, sin embargo, ignora alinjusto porque no aprueba sus obras. El propio Pablo dice igualmente: «No

hay autoridad sino de Dios»441. Y el profeta: «Reinaron, pero no por mí»442,como si dijera: «Sin mi voluntad, incluso con mi cólera». Por eso mismo elprofeta dice más abajo: «Te daré un rey en medio de mi cólera»443, para que se vea más claramente que Dios di spone el poder bueno y el malo, pero el buenocon misericordia, el malo, con ira. Dice también Claudiano: «El doctor de losgentiles no juzga tan ignorantes de la verdad a los filósofos como les acusa dedesdeñadores de la ciencia cuando dice: “Se alzará la cólera de Dios desde elcielo sobre toda impiedad y la injusticia de aquellos hombres que impiden la verdad ante la in just ic ia , puesto que a el los manifestó lo que es conocido deDios”444. Para mostrarlo, agrega: “Dios se les manifestó. Porque los atributosinvisibles de Dios resultan visibles por la creación del mundo, al ser percibidospor la inteligencia en sus obras: tanto su eterna potencia como su divinidad, desuerte que los incrédulos no tienen excusa. Por cuanto, habiendo conocido aDios, no le glorificaron como a Dios”445. Luego lo conocieron y la inteligenciahumana penetró en el secreto de la oculta divinidad»446. Y para mostrar el porqué, después de algunas consideraciones, dice: «Evidentemente, las almas delos filósofos han sido inspiradas por la luz de la verdad para que el dogmadifundido un día por inspiración divina en el mundo entero para la salvacióndel género humano utilizase ante las mentes toscas de las gentes testimonios

 verdaderos de los gentiles»447. Tienes a unos fi lósofos recomendados por boca

4)7   Julián,  Anti ci m. I 59 (PL 96, c. 622) = Grcg.  Mor . XXV 16 41 (PL 76, c. 348). Ju li án, Antici m. I 128 (PL 96, c. 658) = Greg.  Mor . III 11 13 (PL 75, c. 692).

4” Mt 7 23.440 Julián, Antici m.  1 129 (PL 96, c. 659) = Grcg.  Mor .  XI 12 18 (PL 75, c. 962).441 Rom 13 1.442 Os 8 4.443 Os 13 11.444 Ro m 118-19 .445 Rom 119-21 .446 Claudiano, De s ta tu an im.  II 2 1 (PL 53, c. 737).447 Claudiano, D e s ta tu an im.  II 7 4 (PL 53, c, 748).

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del apóstol porque habían conocido los secretos divinos por revelación deDios y, sin embargo, desvaneciéndose su insensato corazón, no le rindieronculto como a Dios. Por el contrario, cambiaron su gloria a semejanza de laimagen corruptible del hombre, de los pájaros, de los cuadrúpedos, y de losreptiles, pues la divinidad ausente les manifestó sus secretos, la misma que,estando presente en la tierra y en la piedra, no concedió a estos seres el don delentendimiento. ¿Acaso los filósofos que sirvieron a los ídolos después deconocer a Dios no son peores que los ídolos a los que rendían culto, que niconocían a Dios ni se conocían a sí mismos? Éstos, creados buenos por el buenCreador, con las propiedades de su naturaleza, fueron consagrados por hombres abominables como morada de espíritus apóstatas. Dios, que se halla en lospeores y malvados demonios e incluso en los hombres, a quienes se dice que

odia Dios, indudablemente no abandona las cosas que creó como quiso y a lasque no concedió la posibilidad de mejorar o empeorar. ¿Qué otra cosa podemos llamar a matemáticos o creadores de ídolos, sino impíos, de quienes dice elsalmista: «Q ue se hagan semejantes a aquéllos los que hacen estas cosas y todoslos que en ellos confían»?448

7. No obstante, conviene investigar sobre ellos la definición dada por san Agustín. Dice en el libro de las Cuestiones contra los matemáticos: «La inte li gencia humana, juzgando lo visible, puede conocer que es ella misma superiora todo lo visible. Sin embargo, cuando reconoce que es mutable tanto por

poder disminuir como progresar en sabiduría, descubre que sobre ella está la verdad inmutable . Y adhir iéndose a ella, como se di jo: “Mi alma se ha adheridoa ti”449, se hace dichosa interiormente al hablar al Creador y Señor de todo lo vis ib le e invis ib le . Pero no busca por fuera las cosas vis ib les, pues, o no seencuentran o se hallan en vano con un gran esfuerzo, a no ser que se descubrapor su belleza el artífice que está dentro y que hace primero belleza de ordensuperior en el alma y después belleza de orden inferior en el cuerpo»450. Dicetambién esto de los matemáticos en el libro en que se habla de la belleza de los

 ídolos: «Aquel arte supremo de la omnipotencia div ina por la que se creó todo

de la nada, llamado también sabiduría, personalmente hace que todo se hagahermoso y armónico a través de los artífices, aunque se haga, no de la nada,sino de alguna materia como madera, mármol o marfil o cualquier otra clase demateria que se someta a las manos del artífice. Pero por eso esos artífices nopueden hacer algo de la nada porque operan mediante el cuerpo, ya que reciben en su espíritu de aquella suprema sabiduría las medidas y la adecuada disposición de líneas que imprimen con su cuerpo en otros cuerpos. La supremasabiduría imprimió aquellas medidas y la adecuada disposición de l íneas

Sal 113 B 8.Sal 32 9. Agust . D e din . quaes t .   LXX XIII, 45 (PL 40, c. 28-29).

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mucho más artísticamente en todo el cuerpo del mundo, que fue fabricado de lanada y en el que hay también cuerpos de animales creados ya de algo, es decir,de los elementos del mundo, pero Dios obra de un modo más poderoso y exce

lente que cuando los artífices humanos imitan en sus obras las mismas figuras yformas corpóreas. No se halla en una estatua toda la armonía del cuerpo humano. Sin embargo, lo que allí se encuentra, procede a través del espíritu del artistade aquella sabiduría que crea de modo natural el mismo cuerpo humano. Nohan de ser considerados grandes aquellos que hacen o aman tales obras, porquesu alma, atenta a otras cosas menos importantes, que hace físicamente pormedio del cuerpo, participa menos de la misma sabiduría suprema, de donde le viene ese poder y del que usa ma l cuando lo eje rce por fuera. Cuando amaaquellas cosas en las que ejercita ese poder, desdeña su forma interior estable y

se hace más débil y vacía»431. Esto es lo que dijo san Agustín sobre la fabricaciónde los ídolos y lo que expresó acerca de los matemáticos.8. Ahora se debe examinar si yo he dicho lo que ningún otro ha dicho,

cuando a firmé que Dios, según las sentencias de los Padres citados, está dentrode los buenos y de los malos, por aquello de que lo llena todo. Parece que fuepor eso por lo que Hostis Jes u   me llamó ocioso. O bien si él, llevado por suestupidez y preocupado en traicionar a sus conciudadanos al buscar afanosamente los nombres de los niños, siendo desconocedor de sí mismo y de suCreador, rehusó orgullosamente aceptar de los estudiosos lo que él fue incapazde descubrir por estar dedicado a malas obras, y no tuvo reparo en impugnarlo. Pasó por alto el mandato del Señor en el que se dice: «Tranquilizaos y vedque yo soy el Señor»452, sin dejar de urdir barbaridades impropias de su dignidad episcopal ni querer dedicarse al estudio serio de las Sagradas Escrituras,puesto que las ignora. Por eso, vacío del conocimiento de su Creador , pretendeapagar la verdad con violencia.

Pero como este libro llega a puerto después de surcar en su larga travesíarutas llenas de escollos, en la medida en que puedo, doy gracias al Padre y alHijo y al Espíritu Santo, con cuyo favor creo haber dado suficiente respuesta amis enemigos.

Fin.

451 Agust. De din. qua est . LXX XIII, 78 (PL 40, c. 89-90).452 Sal 45 11.

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índice

I Presentación ................................................................................................... 5II Teolog ía del abad Sansón en su A polo gé ti co ..................................... 9

I. Razón y contexto de un conf licto teológico ............................. 9II. Sansón, el d ia léct ico ........................................................................... 10

i h . Sansón, el teólogo ............................................................................ 15

IV. Conclusión ............................................................................................. 19

El  A p o lo g é t i c o ........................................................................................................... 21El a u to r ................................................................................................................. 22

Las fuentes .......................................................................................................... 23

La traducción ..................................................................................................... 23

 A p olo gét ico   de Sansón contra los herejes.En el nombre del Padre y 25

del Hijo y del Espíritu Santo, Sansón, siervo de los siervos del

Señor, saluda al piadoso lector .................................................................... 25

Comienza la oración del pecador y paupérrimo Sansón ..................   28Capítulos del libro primero ......................................................................... 29

En elnombre del Señor, comienza el libro pr im ero ............................. 30I. Elogios de la fe ................................................................................ 30

II. Testimonios con que se demuestra que el Padre todopode-

roso es D io s ........................................................................................... 34

III. Test imonio con que se demuestra que la divinidad del Hijo

de Dios nació de la esencia del P ad re ........................................... 37

IV. El Espíritu Santo es Dios y procede del Padre y del Hijo ... 41

 V. Unidad en esencia de toda la T r in idad ........................................   46 VI. La humanidad del Hijo de Dios fue c re ad a................................ 51

 VII. La única persona y las dos natura lezas que hay en el Hijoúnico de Dios ........................................................................................ 55

 VIII. La humanidad del Hijo de Dios fue creada en el vientre de

la Virgen .................................................................................................. 60

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IX. La divinidad no tiene fin .................................................................. 63

X. Dios está en todas partes .................................................................. 64

Comienza e l l ibro segundo del  A p o l o g é t i c o   contra los herejes.

Prefac io de la co ntinuació n de la o b r a ................................................... 69

Comienzan los capítu los del libro segundo ........................................... 78

Comienza el libro se g u n d o ................................................................................. 81

I. Credo que Sansón entregó a los obispos en el concilio de

C ó rd o ba ................................................................................................... 81

II. Los obispos no censuraron en nada este Credo, sino que

incluso lo e lo g iaron.............................................................................. 84

III. Copia de la sentencia dictada por Hostis Jesu en nombre

del concil io ............................................................................................. 84

IIII. Llegada de Hostegesis y sudisputa conLeovig ildo ................ 85 V. Copia de la profesión de fe de los que están encomunión

con Hostis Jesu, dirigida a la sede de Martos ............................ 86

 VI. O rac ió n ..................................................................................................... 92

 VII. Expone los términos de la primera sentencia dict ada por

Hosti Jesu en nombre del concilio y censura cuantos erro-

res hubo en un principio ....................... ........................................... 93

 VIII. Se expone a continuación la sentencia dictada y lo que pa-

rece que es contrario a ella ............................................................ 96

 VIIII. La na tura leza de Dios es simple y es una blasfemia afirmar:

Creemos que Dios está dentro de todas las cosas por sutile-

za, no por sustancia .............................................................................. 101

X. Contra lo que aparece al principio de este libro ..................... 109

XI. Con tinuac ión de las palabras del libro hasta la exposición

de la antí fona .......................................................................................... 110

XII. Respuesta ................................................................................................ 111

XIII. Cris to no estuvo encerrado en la parte del cuerpo llamada

corazón. Ejemplos con que se demuestra que el corazón

debe llamarse aposento del co razón ............................................. 113

XIIII. Según la fe, no puede estar encerrada la majestad, que, cier-tamente, es incomprensible .............................................................. 116

XV. Muchas son las puertas que no siempre mantuvo cerrada la

 Vi rgen María, a través de las cuales el alma da entrada a las

formas corpóreas.................................................................................. 119

XVI. Continuac ión de las palabras del libro en que se dice que

Dios está dentro de todas las cosas, pero no dentro de los

animales pequeñísimos ....................................................................... 122

XVII. Respuesta con que se aprueba que son falsas sus acusac io-

nes y se demuestra que la divinidad permanece especial-

mente en C r is to ..................................................................................... 122

XVIII. El espíritu Santo se acerca y se aleja por la gracia, pero por

su naturaleza está en todas partes .................................................. 122

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XVIIII. Qué significa el venir y el permanecer de D io s .......................   137XX . Qué es el cielo en don Dios h ab i ta ............................................... 141

XXI. Todo lo que hizo el Todopoderoso es bueno por naturale- 143

za y lo que es bueno está lleno del buen D io s ..........................   153XXII . Qué es el todo .......................................................................................

XX III . Diferencias de las cr ia tu ra s ........................................:......................   157XXIIII. Dios, que llena a la criaturas de la primera clase, no aban

dona a las de la tercera clase, que es mejor, sino que seocupa de to d a s ....................................................................................... 159

XXV. Para Dios no existe más mal que la maldad de las criaturasracionales. Ante él despiden mal olor los vicios y buen olorlas vi rtudes .............................................................................................. 164

XXVI. Dios, por esencia, no puede ser expulsado del lugar dondese obra el mal, y así es a la vez testigo de la maldad y creador del hom bre ...................................................................................... 169

XXV II . Dios está presente incluso en los malos ...................................... 173Biblio grafía ...................................................................................................... 183

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COLECCIÓN

CLÁSICOS LATINOS MEDIEVALES

 A A . W . \   j f l i

1. FÁBULAS IÁTINAS MEDIEVALES

lícliciórt d e Eustaquio Sánchez Salar 

 ALEJANDRO DE VILIADEI

2. EL DOCTRINAL

 Edición ele Marco A. Gutiérrez Calirulo

3. HISTORIA COMPOSTELANA

 Edición d e Emtna Falque Rey 

GUIDO,DEIXE COLONNE

4. HISTORIA DE LA DESTRUCCIÓN

DE TROYA Edición de Manuel A'Marcos Casquero

5. ANALES DEL IMPERIO CAROLINGIO

 Edición d e Javie r d el Hoyo y  bien i 'en ido Gazpo

GAUTIER DECHÁTIIXON

6. ALEJANDREIDA

 Edición d e Franci sco P&jetiauie Rubio ABAD SANSÓN

7. APOLOGÉTICO

 Edición de José Palacios Royan 

8. CRÓNICA LATINA DE LOS REYESDE CASTILLA

 Edición d e Luis Charlo Brea 

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E l  A p o l o g é t i c o   d e l | A b a d   S  a n s ó n   e s   u n a   o b r a   e s e n c i a l   p a r a   e l   c o n o c i m i e n t o

DEL SIGLO IX CORDOBÉS. U n   SIGLO APASIONANTE POR LOS DEBATES HABIDOS ENTRE LOS  

REPRESENTANTES DE l.Ai  AUTORID AD MUSU LMANA DOMIN ANTE Y LA SOCIE DAD CRI ST IA NA

DOMINADA. HOSTEGESIS, OBISPO DE MÁLAGA Y COLABORADOR CON EL GOBIERNO DE

C Ó R D O B A , A C U S Ó DE HEREJÍA A SAN SÓ N. S l i ACUSACIÓ N IBA ENVUELTA EN OTRAS IMPU

 TA CIO NES, NACID AS D1-| a CTITUDES DE HOSTILIDAD PERSONAL. SANSÓN SE VE OBLIGADO  

 A DEFENDERSE HACÍENiIo UNA EXPOSICIÓN DE LA ORTODOXIA DE SU FE. LUEGO PASA A

RESPONDER A LAS ACUSACIONES CONCRETAS Y PRESENTA LA SITUACIÓN SOCIAL DE

CÓRDOBA DESENMASCARANDO LA ACTITUD DE PERSONAJES QUE LE RESULTAN SINIESTROS

 Y NADA EJEMPLARES83E