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I. Definición y epidemiología

A. Definición: Un paciente víctima de un traumatismo grave es todo el que ha sufrido lesiones letales o po-tencialmente letales o con riesgo de pérdida de una extremidad y necesita ingresar en el hospital.

B. Epidemiología

1. Los traumatismos son la cuarta causa de morta-lidad en Estados Unidos y la primera en menores de 44 años. En el año 2004, uno de cada 14 fa-llecimientos se debió a lesiones traumáticas. Las muertes por traumatismo supusieron más de la mitad de los casos en el grupo de edad de 13 a 32 años. Cuatro de cada cinco muertes traumáticas se dieron entre los 18 y los 19 años.

2. A nivel mundial, los accidentes causan una déci-ma parte de las muertes.

3. Cada año 1,5 millones de personas ingresan en el hospital por un traumatismo y representan el 8% de las altas. De las visitas al servicio de urgencias, el 38% se deben a lesiones traumáticas.

4. El coste del tratamiento de los traumatismos se estima en 1.100 millones de dólares por las lesiones mortales, 33.700 millones por los ingresos, 31.800 millones por las visitas a urgencias y 13.600 millones por otras vi-sitas ambulatorias. Las pérdidas de productividad se estiman en 142.000 millones por las lesiones mortales, 58.700 millones por los ingresos y 125.300 millones por las lesiones que no precisan ingreso (cifras ajusta-das al dólar actual).

5. Los ancianos (65 años o más) tienen el riesgo más alto de accidentes, mortales o no, que requieren

hospitalización. La incidencia de lesiones que acaban provocando la muerte es de 120 por cada 100.000 en los pacientes de 65 años o más y de 169 por cada 100.000 en los pacientes de 75 años o más.

6. Lesiones mortales.

a. Los mecanismos principales de la mortalidad por lesiones accidentales en 2004 se enumeran en la Tabla 1.

b. Las causas principales de mortalidad por trau-matismos son las lesiones del sistema nervioso central (40% a 50%) y las hemorragias (30% a 35%).

c. Las muertes no accidentales representan el 31% de las muertes traumáticas, de las que el 63% corresponden a suicidios y el 37% a ho-micidios.

7. Lesiones no letales.

a. Las lesiones no letales más frecuentes son las caídas (que representan el 39% de los ingre-sos).

b. Las lesiones de las extremidades son la causa más frecuente de ingreso (47%) y de visitas a los servicios de urgencias tras un traumatismo no letal. Una tercera parte de las lesiones de extremidades que precisan ingreso tienen una puntuación en la escala AIS (Abbreviated In-jury Scale) de 3 o más. Se trata de lesiones mo-deradamente graves o graves que pueden tener un largo período de recuperación y dar lugar a incapacidades permanentes.

II. Mortalidad y primera hora crítica

A. Cronología: Hay tres momentos en los que la morta-lidad tras un traumatismo es mayor:

1. El 50% se da en los primeros minutos, por lesio-nes neurológicas o hemorragia masiva.

2. Otro 30% aparece en los primeros días del acciden-te, casi en su totalidad por lesiones neurológicas.

3. El 20% restante se da en los siguientes días y se-manas tras la lesión a consecuencia de infección o fallo multiorgánico.

Capítulo 25

Evaluación del paciente traumatizadoPhilip Wolinsky, MD; William Min, MD, MS, MBA

Dr. Wolinsky o un familiar inmediato es miembro de la oficina de oradores o han recibido pago o prestaciones en nombre de Zimmer; sirve como un consultor pagado o es un empleado de Biomet y Zimmer; sirve como miembro del consejo, propietario, directivo o miembro del comi-té de Orthopaedic Trauma Association, la American Aca-demy of Orthopaedic Surgeons y la American Orthopae-dic Association. Ni el Dr. Min ni ningún miembro de su familia inmediata han recibido regalías o tiene opciones sobre acciones o de acciones en poder de una empresa co-mercial o institución relacionada directa o indirectamente con el tema de este capítulo.

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5. Monitorizar las tasas de clasificación de gravedad por exceso y por defecto.

C. Componentes del triaje en el lugar del accidente

1. Toma de decisiones rápida según criterios fisioló-gicos, anatómicos, mecanismo lesional (para valo-rar la cantidad de energía absorbida en el momen-to del accidente) y las situaciones y enfermedades asociadas.

a. Los criterios fisiológicos incluyen los signos vitales, como presión arterial, frecuencia car-díaca, frecuencia y esfuerzo respiratorios, nivel de conciencia y temperatura. Los cambios o tendencias de los mismos pueden tardar algo de tiempo en manifestarse, sobre todo en jóve-nes.

b. Entre los criterios anatómicos están los datos de la exploración física, como heridas penetran-tes de cabeza, cuello o torso; fracturas evidentes; quemaduras, y amputaciones. La valoración de algunos de estos aspectos puede ser difícil en el lugar del accidente, en particular en pa-cientes inconscientes.

c. Los mecanismos lesionales que pueden traer consecuencias graves incluyen caídas des-de más de 4-5 m; accidentes de coche en los que ha habido fallecidos, un pasajero ha sa-lido despedido, el rescate entre los hierros del vehículo ha tardado más de 20 minutos o se ha atropellado a un peatón; accidentes de motocicleta a más de 30-35 km/h, o heridas penetrantes evidentes. Emplear únicamente el mecanismo lesional para valorar la gravedad de las lesiones puede llevar a exagerar la clasi-ficación, mientras que combinar este dato con la valoración anatómica o fisiológica mejora la clasificación de riesgo.

d. Los factores asociados incluyen la edad avanza-da, enfermedades crónicas y situaciones agudas como intoxicación por drogas o alcohol.

2. Hay numerosos baremos numéricos para el tria-je en el lugar del accidente, que emplean todos o parte de los aspectos mencionados.

D. Componentes de la evaluación en el lugar del acci-dente

1. Objetivos.

a. Debe ser rápida y sistemática.

b. Los pacientes con las lesiones más graves o po-tencialmente letales deben ser trasladados rá-pidamente al hospital adecuado más cercano. El tratamiento definitivo de las hemorragias internas no puede hacerse en el lugar del acci-dente.

2. Inspección inmediata (ABCDE: Vía aérea, Respi-ración, Circulación, Discapacidad, Exposición).

B. El período crítico (“la hora dorada”)

1. Se define como el intervalo durante el cual deben tratarse las lesiones potencialmente letales o con riesgo de pérdida de extremidad para que el trata-miento ofrezca un resultado satisfactorio.

2. Puede oscilar entre minutos si hay compromiso de la vía aérea hasta varias horas en una fractura abierta.

3. Aproximadamente el 60% de las muertes hospi-talarias prevenibles se dan en este período.

4. La sepsis es la causa principal de mortalidad y morbilidad en los pacientes traumatizados pasa-do este período.

III. Atención prehospitalaria y triaje en el lugar del accidente

A. Principios generales

1. Evaluación rápida para identificar lesiones con riesgo vital.

2. Triaje en el lugar del accidente, esencial para aprovechar los recursos al máximo. Sólo del 7% al 15% de los pacientes traumatizados ne-cesitan los recursos de un centro traumatológi-co de nivel I o II.

3. Intervenciones para tratar las situaciones con riesgo vital (vía aérea, ventilación, circulación, control de hemorragias externas). El objetivo del tratamiento prehospitalario es reducir al mínimo las muertes prevenibles.

4. Traslado rápido.

B. Objetivos de la tría en el lugar del accidente

1. Combinar las necesidades del paciente con los re-cursos del hospital.

2. Trasladar a todos pacientes con traumatismos graves al hospital adecuado.

3. Determinar qué recursos se necesitan a la llegada del paciente.

4. Identificar a los pacientes con traumatismo grave.

Tabla 1

Mecanismos de las muertes accidentalesMecanismoa Porcentaje de las muertes

Accidentes de tráfico 34%

Heridas por armas 25%

Intoxicaciones 18%

Caídas 8%

Asfixia 5%aDatos del año 2007.

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e. El entablillado en tracción es lo recomendable en las fracturas de fémur porque estabiliza la fractura y reduce el dolor. Está contraindicado en pacientes con lesiones o deformidades de la rodilla evidentes.

8. Amputaciones.

a. Las partes amputadas deben limpiarse enjua-gándolas con solución de Ringer lactato.

b. Luego se cubren con gasas estériles humedeci-das con dicha solución y se introducen en una bolsa de plástico.

c. La bolsa se etiqueta y se mete dentro de un contenedor con hielo.

d. Las partes amputadas no deben congelarse ni sumergirse directamente en un líquido.

e. Las partes amputadas se trasladan con el paciente.

IV. Baremos para la evaluación de los traumatismos

A. Los baremos actuales incorporan datos fisiológicos, anatómicos, combinaciones de ambos y resultados de estudios especializados.

B. Ninguno de los baremos propuestos es de aceptación universal, pues todos tienen sus ventajas y sus limita-ciones.

C. Tipos de baremos fisiológicos.

1. La Acute Physiology and Chronic Health Evaluation.

a. Combina las enfermedades previas con aspec-tos fisiológicos actuales.

b. Es de uso frecuente para evaluar a los pacien-tes con patologías médicas y quirúrgicas en las unidades de cuidados intensivos, pero no es del todo buena para los pacientes con trauma-tismos.

c. Una de las limitaciones en el contexto de los traumatismos es que incluye datos recogidos pasadas las 24 horas del ingreso.

2. El Systemic Inflammatory Response Syndrome Score.

a. Califica las frecuencias cardíaca y respiratoria, la temperatura y los leucocitos.

b. Predice la mortalidad y la duración del ingreso en los pacientes traumatizados.

D. Tipos de baremos anatómicos

1. La escala de coma de Glasgow.

a. Pretende graduar la situación funcional del sis-tema nervioso central (nivel de conciencia).

b. Los componentes se resumen en la (Tabla 2).

a. Se realiza según el protocolo ATLS (Advanced Trauma Life Support [Soporte Vital Avanzado tras Traumatismo]) para establecer las priori-dades del tratamiento.

b. El tratamiento se inicia a medida que se van de-tectando los problemas (igual que en el ATLS).

3. Indicaciones de intubación en el lugar del acci-dente.

a. Puntuación en la escala del coma de Glasgow de menos de 8 (incapacidad para mentener la vía aérea en condiciones).

b. Necesidad de ventilación.

c. Lesiones de las vías aéreas peligrosas (p. ej., inhalación de humos o hematoma del cuello en expansión).

d. Se necesita ventilación si la frecuencia respira-toria es de menos de 10 por minuto.

4. Las hemorragias externas se controlan mediante compresión directa.

5. El inicio de la venoclisis en el lugar del accidente sigue siendo un tema discutido. En general, no es aconsejable demorar el traslado sólo por este mo-tivo.

6. Inspección secundaria.

a. Se practica una vez abordados los problemas agudos, quizás durante el traslado.

b. Historia clínica según el acrónimo AMPLE (Alergias a fármacos, Medicación que toma el paciente, antecedentes médicos Pertinentes, úl-tima comida que tomó, Eventos que causaron las lesiones).

c. Exploración de cabeza a pies. Puede ser nece-sario repetirla si el paciente está obnubilado o inconsciente.

7. Traumatismos de las extremidades.

a. Las hemorragias causadas por las fracturas pueden ser letales.

b. Las hemorragias externas se controlan me-diante compresión directa. Sigue discutiéndose la pertinencia de aplicar torniquetes en las ex-tremidades. No se deben hacer pinzamientos a ciegas.

c. La inmovilización de la extremidad ayuda al control de la hemorragia interna. La correc-ción provisional de deformaciones evidentes también mejora la perfusión tisular y reduce ulteriores complicaciones de los tejidos blan-dos.

d. En las heridas críticas, es suficiente la inmovi-lización con un tablero. En los demás casos, cada una de las fracturas deben entablillarse o colocarse bajo tracción.

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c. En un estudio sobre pacientes con traumatis-mos cerrados se encontró que el nuevo ISS era superior al ISS original.

E. Baremos combinados.

1. El Trauma and Injury Severity Score.

a. Predice la mortalidad en función de las altera-ciones anatómicas y fisiológicas posteriores.

b. Incluye la edad, el Revised Trauma Score (cuan-tificado en el servicio de urgencias), el ISS (cal-culado a partir del diagnóstico al alta) y si el mecanismo lesional fue contuso o penetrante.

c. Permite comparar los resultados de cada cen-tro con la mortalidad del registro Major Trau-ma Outcomes Study realizado por el American College of Surgeons en 1990.

2. El Harborview Assessment for Risk of Mortali-ty: consta de 80 variables, incluyendo los códigos diagnósticos CIE-9, enfermedades asociadas, me-canismos de las lesiones, lesiones accidentales o autoinfligidas, lesiones múltiples y edad.

V. Tratamiento inicial en el hospital y reanimación

A. Objetivos

1. El diagnóstico y el tratamiento de las lesiones po-tencialmente letales prevalecen sobre la planifica-ción secuencial, detallada y definitiva del abordaje a los problemas.

2. El protocolo ATLS, que compendia el plantea-miento sistemático para enfrentarse a los pacien-tes traumatizados, se elaboró para difundir este concepto y mejorar en última instancia la super-vivencia de los pacientes.

B. Componentes del protocolo ATLS

1. Exploración primaria.

a. La actuación sistemática para identificar las lesiones potencialmente letales se aplica inme-diatamente.

2. La Abbreviated Injury Scale (AIS).

a. Se desarrolló con la finalidad de valorar con precisión y poder comparar las lesiones sufri-das en accidentes de tráfico.

b. Las lesiones se puntúan desde 1 (leves) a 6 (mortales en las primeras 24 horas).

c. Incluye baremación para 73 tipos diferentes de lesiones, pero no hay posibilidad de combi-nar las puntuaciones individuales en un índice conjunto.

3. El Injury Severity Score (ISS).

a. El índice de gravedad global se obtiene de la suma de los cuadrados de las tres puntuacio-nes más altas en el baremo AIS de seis zonas corporales (cabeza y cuello, cara, tórax, abdo-men, pelvis, extremidades).

b. A cada una de estas zonas se le adjudica una puntuación de 1 (lesiones leves) a 6 (lesiones casi siempre fatales).

c. A cualquier zona con una puntuación AIS de 6 se le asigna directamente un valor ISS de 75, que representa lesiones incompatibles con la supervivencia.

d. La puntuación de 15 o más es el límite a partir del cual se considera un traumatismo grave y se correlaciona bien con la mortalidad.

e. Como el índice ISS valora sólo una lesión por zona, no es fiel reflejo de la morbilidad de los pacientes con fracturas múltiples de las extre-midades inferiores.

4. El nuevo baremo ISS.

a. La modificación del ISS utiliza la suma de los cuadrados de las puntuaciones AIS de las tres lesiones más graves, aunque estén en la misma zona.

b. Predice mejor la supervivencia que el índice ISS original.

Tabla 2

Escala de coma de GlasgowParámetro

Puntuación Apertura de los ojos Respuesta verbal Respuesta motora

6 Obedece a la orden

5 Orientada Localiza el dolor

4 Espontánea Confusa Retirada al dolor

3 A la orden verbal Incorrecta Flexión al dolor

2 Al dolor Incomprensible Extensión al dolor

1 Nula Nula Nula

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f. La presión del pulso puede caer con pérdidas de volemia menores, del 15%.

g. La oliguria, aunque útil para valorar el éxito de las medidas de recuperación, no es de mu-cho valor en la exploración inicial.

D. Tratamiento de rescate del shock

1. Comienza con la administración de 2 l de solu-ción cristaloide, que puede repetirse si no se resta-blece la situación hemodinámica.

2. Los pacientes que responden bien a la adminis-tración de líquidos tienen un déficit de volumen del 10% al 20%. Los que no responden tienen pérdidas mayores.

3. Tras administrar la segunda dosis debe solicitarse transfusión.

E. Estudio radiológico inicial

1. El estudio radiográfico inicial incluye placas de tórax y de pelvis posteroanteriores. En pacientes con pérdida de conciencia o sospecha de lesión cervical (signos de déficit neurológico, dolor u otra lesión equívoca), se requieren también pla-cas de columna cervical. Las placas laterales de columna cervical apenas aportan datos y han sido remplazadas por la TC.

2. Las radiografías posteroanteriores de pelvis y de tórax pueden ayudar a identificar posibles fuentes de hemorragia.

3. En los pacientes con hipotensión persistente se aplica el protocolo FAST (Focused Assessment for the Sonographic Evaluation of the Trauma Patient). Al igual que las radiografías, el proto-colo de evaluación ecográfica FAST es rápido de aplicar y puede hacerse en la zona acotada del ac-cidente.

4. El FAST es útil para detectar líquido intraperi-toneal libre y colecciones hemáticas en el saco pericárdico y en los cuadrantes superiores del abdomen y en la pelvis, pero no permite detectar lesiones de las asas intestinales ni retroperitonea-les.

5. Tomografía computarizada: está indicada para la evaluación de pacientes con traumatismos abdo-minales cerrados, lesiones neurológicas, lesiones

b. El tratamiento de rescate se lleva a cabo a la vez que se van identificando los problemas.

c. Consiste en la evaluación de los aspectos ABCDE y puede ser necesario repetirla varias veces, pues las circunstancias del paciente van cambiando continuamente durante este perío-do.

2. Exploración secundaria.

a. Se realiza más tarde y consiste en una explo-ración sistemática de cabeza a pies, además de una anamnesis detallada.

b. Está dirigida a diagnosticar y tratar lesiones que no suponen peligro vital inmediato mien-tras se normalizan los signos vitales del pa-ciente.

c. En esta fase se practican los estudios radio-lógicos, de tomografía computarizada (TC) y analíticos complementarios.

C. Shock

1. El shock hipovolémico es el más común en los pa-cientes con traumatismos.

2. Signos y síntomas.

a. Pulsos periféricos y central débiles; la vaso-constricción periférica es el mecanismo com-pensador inicial en el shock.

b. Extremidades pálidas, frías y con sudor pe-gajoso; un paciente con taquicardia y con la piel fría y pegajosa está en shock hipovolémico mientras no se demuestre lo contrario.

c. La frecuencia cardíaca por encima de 120-130 lpm en un adulto accidentado en princi-pio se debe atribuir al shock.

d. La reducción del nivel de consciencia puede indicar traumatismo cerebral, shock hipovo-lémico o ambos; la clave para evitar lesiones cerebrales secundarias es prevenir (o tratar, si están presentes) la hipoxia y la hipotensión.

e. Basarse únicamente en las medidas de presión arterial sistólica puede ser engañoso. Gracias a los mecanismos compensadores, puede perder-se hasta el 30% del volumen hemático antes de que el paciente presente hipotensión (Tabla 3).

Tabla 3

Síntomas del shock hipovolémico según la cuantía de la hemorragiaGrupo Volumen de pérdida hemática (%) Pérdida hemática Síntomas

I 15 750 ml Mínimos

II 15–30 750–1.500 ml Taquicardia, taquipnea, estupor leve, caída de la presión del pulso

III 30–40 1.500–2.000 ml Caída de la presión sistólica

IV > 40 > 2 l

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4. La cirugía precoz requiere más sangre y líquidos, y también monitorización cruenta para asegurar que el flujo cerebral durante la intervención es adecuado.

VII. Decisión de operar: elección del momento oportuno

A. Planteamientos anteriores

1. Antes del año 1970, el tratamiento definitivo de las fracturas se hacía de forma diferida.

2. Pasó a adoptarse el tratamiento total precoz cuando se demostró que la estabilización inicial de las frac-turas de los huesos largos en pacientes politraumati-zados (ISS ≥ 18) reducía las complicaciones pulmo-nares y tal vez la mortalidad en los casos más graves.

B. Consideraciones actuales

1. No se sabe bien qué subgrupos de pacientes tienen riesgo con la intervención precoz, en particular en los que tienen fracturas femorales diafisarias esta-bilizadas con clavos intramedulares acerrojados.

2. Anteriormente se trataban primordialmente los pacientes con lesiones torácicas, pero el consenso actual es que la extensión del daño pulmonar se relaciona con la gravedad del traumatismo toráci-co inicial.

3. Aunque sigue en discusión, hay datos que con-firman que los pacientes con hipotensión oculta tienen tasas de complicaciones más altas con la intervención definitiva precoz, al igual que los que no se compensan suficientemente desde el inicio.

C. Técnicas ortopédicas para minimizar los daños

1. Los huesos largos se estabilizan temporalmente con fijaciones externas, que se pasan a definitivas una vez estabilizada la situación hemodinámica del paciente. Se recomienda que la conversión a fijación definitiva se realice en las primeras dos semanas tras la terapia de rescate, para evitar los riesgos de complicaciones quirúrgicas (infec-ción).

2. Las tasas de complicaciones con este abordaje son más bajas que con las fijaciones definitivas precoces.

D. Hipotermia

1. Debe detectarse y corregirse antes de la fijación definitiva de las fracturas.

2. Aumenta la mortalidad en los pacientes traumati-zados.

3. Se define a temperaturas centrales por debajo de 35°C.

4. Los pacientes con hipotermia y con un índice in-ternacional normalizado (INR) >1,5 tienen coa-gulopatía, salvo demostración en contrario.

extrabdominales múltiples y hallazgos dudosos en la exploración física. Los pacientes enviados a estudio de TC deben estar hemodinámicamente estables.

F. Puede ser necesario lavado peritoneal diagnóstico.

VI. Lesiones asociadas

A. Lesiones en el cuello

1. En todo paciente con traumatismo por encima de la clavícula y que está inconsciente o tiene signos neurológicos hay que presuponer que tiene lesión de columna cervical.

2. El cuello se inmoviliza hasta que no se demuestre la ausencia de lesiones.

B. Hemorragia pélvica (retroperitoneal) o intrabdomi-nal

1. Ambas lesiones pueden coexistir.

2. Si se practica lavado peritoneal diagnóstico en presencia de fractura de pelvis, debe ser supraum-bilical y practicarse precozmente, antes de que el hematoma pélvico se extienda hacia adelante. Como alternativa puede recurrirse a la TC (siem-pre que el paciente esté hemodinámicamente esta-ble).

3. El lavado peritoneal diagnóstico tiene un 15% de resultados falsos positivos en este contexto. Los falsos negativos son raros.

4. Las fracturas pélvicas inestables deben estabiliza-se lo antes posible. Las fajas pélvicas o las propias sábanas son métodos sencillos y rápidos para lo-grarlo. Las fajas no deben tenerse más de 24 horas puestas, pues pueden lesionar los tejidos blandos.

5. A los pacientes hemodinámicamente inestables con fracturas pélvicas mínimamente desplazadas o “en libro abierto” que no responden a las me-didas de estabilización inicial debe practicárseles angiografía.

C. Traumatismos craneales

1. Al estar alterada la autorregulación del flujo cere-bral tras un traumatismo craneal, el flujo se hace dependiente de la presión arterial media.

2. Puede haber lesiones cerebrales secundarias si hay hipoperfusión o hipoxia tras la lesión inicial.

3. Se sigue debatiendo si el tratamiento quirúrgico precoz de las fracturas influye desfavorablemente sobre los desenlaces neurólogicos. Hay al menos un estudio con tests neuropsicológicos en el que se demuestra que no es tal el caso. Un objetivo importante durante la intervención sigue siendo el mantenimiento de la perfusión y la oxigenación del cerebro.

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pacientes con shock descompensado y se normalizan al compensarlo.

E. Datos científicos de nivel 1 muestran que el déficit de bases o la lactacidemia al ingreso predicen las tasas de complicaciones y la mortalidad, pero los paráme-tros hemodinámicos no.

F. Datos científicos de nivel 2 señalan que el seguimien-to del déficit de bases o del lactato (tiempo hasta la normalización) predice el resultado de la terapia de rescate.

G. Los pacientes con riesgo de complicaciones tras el tratamiento definitivo precoz son:

1. Shock evidente: presión arterial sistólica menor de 90 mmHg mantenida.

2. Déficit de bases o lactato.

a. Depende no sólo del valor absoluto sino tam-bién de la tendencia.

b. La normalización es un signo positivo, mientras que el empeoramiento o la falta de mejoría puede indicar hemorragia per-sistente.

5. Los pacientes con traumatismo craneal grave tie-nen riesgo de hipotermia.

VIII. Determinación del alcance del tratamiento de rescate

A. Determinar qué pacientes tienen shock compensado y cuáles han sido completamente recuperados es difí-cil.

B. La distinción, de todos modos, es crítica, pues si la terapia de rescate es insuficiente, permite que la infla-mación local se transforme en sistémica, lo que puede dar lugar a disfunciones de órganos distantes, como el síndrome de compromiso respiratorio del adulto y el fallo multiorgánico.

C. Los pacientes con perfusión anormal también tienen riesgo del fenómeno de la segunda línea, que se re-fiere a que el sistema inmunitario sensibilizado tiene una respuesta supranormal a una segunda estimula-ción (pérdida hemática quirúrgica).

D. Los signos vitales, entre ellos la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la diuresis, son anormales en

Puntos clave a recordar

1. El paciente con traumatismo grave tiene riesgo de lesiones letales o de pérdida de miembros y debe ser hospitalizado.

2. El objetivo del tratamiento prehospitalario es redu-cir al mínimo las muertes evitables.

3. El triaje en el lugar del accidente requiere decisio-nes rápidas basadas en factores fisiológicos y ana-tómicos, mecanismos de la lesión y enfermedades asociadas.

4. La valoración rápida y la inspección inicial son plan-teamientos sistemáticos para identificar rápidamen-te lesiones letales.

5. En la atención inicial al paciente traumatizado, el diagnóstico y el tratamiento de las lesiones críticas prevalecen sobre la planificación secuencial, detalla-da y definitiva del abordaje a los problemas.

6. El mecanismo más frecuente del shock en el pacien-te traumatizado es el hipovolémico.

7. El tratamiento de emergencia del shock comienza con la administración de 2 l de solución cristaloide, que puede repetirse si no se restablece la situación hemodinámica.

8. El estudio radiográfico inicial incluye placas de tórax y de pelvis posteroanteriores. En pacientes con pérdida de conciencia o sospecha de lesión de la medula cervical se requieren también placas de columna cervical. Las placas laterales de columna cervical apenas aportan datos y han sido remplaza-das por la TC.

9. Es difícil determinar qué pacientes tienen un shock compensado y cuáles necesitan terapia de rescate inmediata.

10. El déficit de bases o los niveles de lactato al ingreso predicen las tasas de complicaciones y la mortalidad.

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