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25 aniversario de la Misión de Brasil El diálogo entre una cultura africana y la fe católica 25 aniversario de la Misión de Brasil El diálogo entre una cultura africana y la fe católica Publicación de Misioneros de Guadalupe Abril 2013 Año LXIV • Núm. 760 • Ejemplar gratuito

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Publicacion mensual de Misioneros de Guadalupe

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25 aniversario de la Misión de Brasil

El diálogo entre una cultura africana yla fe católica

25 aniversario de laMisión de Brasil

El diálogo entre unacultura africana yla fe católica

Publicación de Misioneros de Guadalupe

Abril 2013Año LXIV • Núm. 760 • Ejemplar gratuito

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PaPa Benedicto XVi

La Eucaristía es sacramento de la unidad

La Iglesia nace con la Eucaristía. Todos nosotros comemos del mismo pan, recibimos el mismo cuerpo del Señor y

eso significa: Él nos abre a cada uno más allá de sí mismo. Él nos hace uno entre todos nosotros. La Eucaristía es el mis-terio de la íntima cercanía y comunión de cada uno con el Señor. Y, al mismo tiempo, es la unión visible entre todos.

Benedicto xvi

Homilía por la Santa Misa en la cena del Señor21 de abril de 2011

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Abril 2013 1

intenciones

P. Juan Antonio Muñoz Hernández, mg

General: Por la vivencia de la li-turgia.

Que la celebración pública y orante de la fe sea fuente de vida para los creyentes.

Misionera: Por las Iglesias de Mi-sión.

Que las Iglesias locales de los territorios de Misión sean signos e instrumentos de espe-ranza y de resurrección.

La liturgia alimenta nuestra relación personal con Cristo, pues es el camino para encontrarnos con Él y ponernos al servicio del Evangelio, en la cons-trucción de una sociedad con paz y justicia. Entre cantos y música, al atender o meditar la Palabra, y al recibir la Eucaristía, renovamos la vida de Dios en nosotros: el amor de Dios Padre, que se ha derramado por siglos; que Dios Hijo nos ha dejado con su sacrificio; y que nos santifica y nos transforma por efusión de Dios Espíritu Santo, al celebrar los sacramentos. La vivencia de la liturgia debe llevarnos a la búsqueda del bien común, con el entusiasmo de colaborar según la vocación y las posibilidades personales.

La Misión es el movimiento de amor de Dios, que envía a su Hijo para estar entre nosotros. Se extiende a la humanidad en general y a los discípulos en particular: “Como el Padre me envió, así yo también los envío” (cfr. Jn 20, 21). La Misión pone en movimiento un proceso complejo, rico y dinámico, con múltiples aspectos y elementos que aparecen desde Pentecostés, en los primordios de la Iglesia, y alcanzan nuestros días. Las Iglesias locales, especial-mente en territorios de Misión, se involucran y comprometen en este proce-so que promueve, entre otras cosas, los valores del Reino, el diálogo con otras religiones y la solución de problemas según el contexto de cada lugar.

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Almas es editada por Editora Escalante, sa de cv, Córdoba 17, pb, local 1, Col. Roma, Del. Cuauhtémoc, cp 06700, México, df; editor responsable: P. Juan José Márquez Echeverría. Distribuida por Misioneros de Guadalupe, ar, Cantera 29, Col. Tlalpan, Del. Tlalpan, cp 14000, México, df. Certificado de Licitud de Título Núm. 555 (Época SEP), y Certificado de Licitud de Contenido Núm. 4414. Certificado de Reserva de Derechos al uso exclusivo del Título Núm. 04-1999-050317152800-102. Impresa en QuadGraphics Reproducciones Fotomecánicas, sa de cv, Duraznos 1, esquina Ejido, Col. Las Peritas Tepepan, Del. Xochimilco, cp 16010, México, df. Tel. 5334 1750. Registro Postal Publicaciones Núm. PP09-0298 autorizado por Sepomex.

El Instituto de Santa María de Guadalupe para las Misiones Extranjeras fue fundado en 1949 por el Episcopado Mexicano y la Pontificia Unión Misional del Clero para formar y enviar misioneros a los países no cristianos que le señale el Santo Padre. El Papa Pío xii aprobó sus Constituciones. El Primer Superior General fue Mons. Alonso M. Escalante. El Instituto es sostenido por los católicos mexicanos.

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Celebración de la Eucaristíaen tierra maasaiP. Filiberto SerranoCancino, mg

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¿Cuál es el tamaño de laIglesa japonesa?P. Rodolfo Navarro Guerra, mg

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Recuerdo de un Misionero de GuadalupeBenigno UrreaShahuano

PortadaEl P. Filiberto Serrano C., mg,

celebra Misa dominical con las comunidades de la Parroquia de Cristo Rey, en Nairobi, Kenia.

DIRECTORIO

Director:P. Víctor Manuel Zavala Contreras

Coeditor:Juan José Ramírez Escarza

Diseño editorial:Lourdes Reyes Esquivel

Ilustración:Daniel Baltazar Sarabia

Enlace administrativo:Mariana Valeria Córdova Sosa

Webmaster:Jorge Hugo Guerrero Luna

Sitio web:www.revistaalmas.com.mx

Ejemplar gratuito. Prohibida su venta.Año Lxiv • Núm. 760 • Abril 2013

Publicación de Misioneros de Guadalupe

Índice

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Papa Benedicto xvi

IntencionesEditorialPágina del lectorPastoral de la saludVida mg

Ad GentesPastoral vocacionalSólo para niños. Club de Niños mg BienhechoresCentro de Orientación Vocacional

Línea Misionera: 01 800 00 58 100 www.mg.org.mx

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editorial

En nuestra profesión de fe reconocemos que el designio salvador de Dios se ha cum-plido por la muerte redentora de su Hijo y su gloriosa re-surrección. Es a través de los evangelios que conocemos aspectos de la vida y de la muerte de Jesús. En ellos se nos dice que, a los ojos de las autoridades religiosas de su tiempo, Él parecía actuar en contra de las instituciones esenciales del pueblo judío.

Jesús fue acusado de crímenes que se castigaban con pena de muerte y aceptó su destino. Pero ello ocurrió en cumplimiento de un designio divino: la salva-ción de los hombres a través de la muerte del Hijo. Se trata de un designio de amor sin excepción. Jesús no pecó, pero se ofreció libremente en sacrificio por nosotros, y ordenó toda su vida en torno a esa ofrenda: desde su Encarnación aceptó el designio de salvación y en la última cena estableció la Eucaristía y la Nueva Alianza de Dios con los hombres.

Su muerte se constituye en el sacrificio único por medio del cual se lleva a cabo la redención definitiva de los hombres. Él nos invita a seguirlo en su vida y en su muerte, a tomar la cruz y ser sus discípulos. Dios dispuso que Jesús conociera el estado de muerte, y de forma similar quienes aceptamos la fe por medio del Bautismo morimos al pecado, con Cristo, para renacer a una nueva vida en Él.

Así mismo, aunque la muerte separó el alma del cuerpo de Jesús, el designio divino fue volverlos a reunir por medio de la Resurrección. Al tercer día des-pués de morir, Jesús se manifiesta incorrupto, en el estado glorioso de quien ha vencido a la muerte. Esta misma victoria está asegurada para quienes siguen a Jesús en sus propias vidas, según queda afirmado en el Credo.

Este mes el Padre Filiberto Serrano explica cómo se vive la Eucaristía en el pueblo maasai. Un fiel de Pucallpa recuerda el trabajo de un sacerdote mg. Y el Padre Rodolfo Navarro comparte algunas reflexiones en torno a la Iglesia de Japón. Esperamos que estos artículos inviten a nuestros lectores a confi-gurar su vida con la de nuestro Salvador.

Jesucristo: crucificado, muertoy resucitado

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Reverendos Padres Misioneros de Guadalupe:

Mi nombre es Juana P. F. y tengo el gusto de saludarlos aunque sea por este medio. Tengo 84 años de edad y soy originaria del estado de Nayarit. Nací en un ranchito pequeño llamado Coapan, en el Municipio de Jala. Ahí pase mi niñez y mi juventud, al lado de mis padres y de mis siete hermanos. Fui catequista y preparaba a los niños para la Primera Comunión. Tam-bién pertenecí al grupo de acción católica de jóvenes y luego me casé.

Tenía 17 años de casada cuando llegó a mi casa una señorita que me explicó la labor que reali-zaban ustedes. Llevaba una revista al mes, para darla a conocer, y nos pedía una cooperación conforme a la capacidad de cada persona. Yo

me ilusioné mucho cuando nos dijo que en cada Misa que oficiaban pedían por nosotros. Así pasaron diez años en que cada mes ponía mi granito de arena. Sin embargo, la señorita que juntaba la cooperación enfermó, fue enviada a un asilo en Tepic y nadie volvió a juntar la cooperación.

A los 30 años de casada nos mudamos de ciudad. Ahí entré al grupo de acción católica y al grupo de escuela pastoral. Un día vi que una amiga tenía la revista Almas y le pregunté cómo se había hecho de ella. Me dijo que un señor se la llevaba a domicilio y me alegré mucho porque encontré el tesoro que había perdido.

Tengo 58 años de casada, siete hijos, dieciocho nietos, cinco bisnietos y soy muy feliz. A pesar de que mi esposo y yo estamos enfermos, caminamos y con eso me basta. No dejo de ir a mi rancho, donde platico de ustedes. Ya se inscribieron 12 personas y además cada que voy llevo la revista que llega a mi domicilio.

Les envío una foto de mis Bodas de Oro. ¡No se olviden de sus Padrinos! ¡Que Dios los bendiga!

Atentamente,Juana P. F.

Página del lector

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Estimados Misioneros de Guadalupe:

Primeramente deseo felicitar-los por su labor de llevar el Evangelio a personas que viven en lugares lejanos del mundo. Cuando recibo la revista Al-mas me gusta leer todos los artículos, pero especialmente la sección “Página del lector”, donde cada hermano escribe sus vivencias. Mi nombre es Mercedes Socorro C. H. Soy Madrina de ustedes desde hace años, no sé cuántos, pero lo hago porque hay voluntad en mí y creo que eso le agrada a Dios. Deseo participar en la obra que realizan, y al no poder hacerlo personalmente lo hago en forma económica; aunque no sea una cantidad grande, lo hago con amor.

Deseo compartir mi dolor con ustedes y con los lectores de la revista Almas. A pesar de que Dios me dio la oportunidad de disfrutar por muchos años a mi mamá, Eloisa H. de C., el pasado 15 de septiembre, fiesta de la Virgen de los Dolores o de la Soledad, ella terminó su misión terrenal para pasar a la gloria celestial. Durante su vida, con fortaleza y mucha fe entregó a algunos de sus seres queridos: a cuatro de los 10 hermanos que fuimos, y a mi papá. Sólo quedamos seis hermanos, tres mujeres y tres hombres, para quienes su muerte ha sido muy triste. Sin embargo, nos queda un ejemplo de vida al recordar su fe, su fortaleza, su nobleza, su humildad y su entrega a Dios, mismos que inculcó a toda su familia.

Página del lector

Cuando recibo la revista Almas me gusta leer todos los artículos, pero especialmente la sección “Página del lector”,

donde cada hermano escribe sus vivencias.

Agradezco a Dios la oportunidad que tuvimos de tener unos padres amorosos y, en particular, una madre que siempre nos inculcó el amor a Dios y a nues-tro prójimo. Ella nunca se olvidaba de las fechas en que nacimos sus hijos, y en mi último cumpleaños me envió por carta, a donde vivo desde que me casé, una oración muy bonita. Que en paz descanse mi adorada madrecita.

Dios los bendiga y proteja, les desea su MadrinaMercedes C. H.

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Celebración dela Eucaristíaen tierra maasai

El Padre Filiberto Serrano comenta la manera en que algunos elementos propios de la cultura maasai se han adaptado en la celebración de la Eu-caristía en la Misión de Kenia.

Padre Filiberto Serrano Cancino, mg

El sentido de celebración es muy importante para la tribu maasai. Se dice que si la gente no está atendiendo a su ganado, se en-cuentra en una ceremonia o una fiesta. La participación de la co-munidad es tan importante que to-dos tienen que contribuir o asistir a las celebraciones. Así mismo, los maasai tienen un fuerte sentido religioso, el cual se manifiesta de varias maneras, en especial du-rante las ceremonias de eventos importantes, como el paso de los jóvenes guerreros para conver-tirse en adultos, entre otros. En estas ceremonias se cuenta con ritos, símbolos y mucho colorido.

Al tener en cuenta los aspectos mencionados, los misioneros he-mos adaptado elementos propios de la cultura maasai a la celebra-ción de la Misa. Por ejemplo, en el rito de entrada de las festivi-

dades católicas más importantes, como la Pascua o la Navidad, se ha introducido el saludo de mano, muy importante para esta tribu. Al comenzar la celebración los par-ticipantes forman un semicírculo fuera del templo y reciben a los acólitos, a los señores que darán la bendición inicial y a los sacer-dotes, quienes cierran el círculo. Entonces la gente saluda de mano a los adultos, y a los niños tocán-doles la cabeza.

Este diálogo entre una cultura y la fe católica se denomina “proceso de inculturación”

Otro ejemplo es el sentido de ali-mento que se da a la Eucaristía. En las ceremonias maasai no puede faltar comida, por lo cual se matan animales domésticos para consumo ordinario o a ma-nera de sacrificio. Cuando se tra-

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dujo la Misa al idioma maasai, en las partes que se menciona a la Eucaristía como pan, se usó la pa-labra emukate, que literalmente significa “pan”. Por ello, la Euca-ristía es vista como un alimento, y sólo quienes han aceptado la fe la reconocen como el pan que da vida. Por otra parte, los maasai saben que el pan contiene varios ingredientes, entre ellos aceite o manteca, y según la tradición los guerreros no pueden ingerir co-mida con cualquier clase de gra-sa enfrente de las señoras. De ahí que en un principio los jóvenes se negaban a comulgar delan-te de las mujeres y recibían la Comunión en la sacristía, después de la Misa, aunque ahora ya la reciben con el resto de la comunidad.

Poco a poco, a partir del es-tudio crítico de los rituales,

con la ayuda de los catequistas maasai y en diálogo con los sa-bios o ancianos de la comunidad, la celebración de la Misa ha inte-grado aspectos de la cultura y las costumbres maasai. Este diálogo entre una cultura y la fe católica se denomina “proceso de incul-turación”; es una parte funda-mental del quehacer misionero e involucra esfuerzo y dedicación. Por eso pedimos a nuestros bien-hechores su oración, que nos for-talece y ayuda a perseverar en el trabajo de evangelización.

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Recuerdo deun Misionero de Guadalupe

Benigno Urrea, llamado cariño-samente “Bush” por el P. Miguel Ángel González A., mg, recuerda hechos de su vida de fe y de la labor que el Padre González realizó en Pucallpa, Perú.

Benigno Urrea Shahuano

Hace varios años, en la Capilla del Niño Jesús, del Vicariato Apostó-lico de Pucallpa, se llevó a cabo un verdadero acontecimiento de fe, organizado por la comunidad cristiana: un grupo de niños, así como algunos jóvenes y adultos, recibieron los sacramentos del Bautismo y la Primera Comunión. Los rostros de los niños mostra-ban expresiones de alegría y júbi-lo. El motivo no era para menos, pues se trataba de una primera e inolvidable experiencia en la vida cristiana de los párvulos.

La Misa comenzó y se desarrolló en un ambiente de recogimiento y devoción. El Padre Miguel Ángel González A., mg, quien entonces colaboraba aquí, procedió a ad-ministrar los sacramentos a más de 20 niños que se habían pre-parado adecuadamente. Este acto constituyó una gran motivación, los corazones de esos niños vi-braron de emoción y alegría por haber entrado a un mundo de fe y esperanza, por haber recibido la gracia de Dios y encontrado a Cristo Jesús, nuestro salvador.

Al igual que ahora, aquel singular acontecimiento me trajo a la memoria el gra-to momento en que tuve el bien de recibir la Primera Comunión, allá por el año 1945. Recuerdo que el Padre Antonio Maestu, misionero franciscano, quien recién

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había llegado de España, fue quien administró el sacramento.

Desde entonces he caminado en Cristo Jesús. Aunque he tenido mu-chas y largas horas de diálogo con evangélicos, adventistas, testigos de Jehová, pentecostales, mormo-nes, etcétera, quienes me han in-vitado a pertenecer a sus Iglesias, nunca he pensado en cambiar mi religión y me he mantenido firme y leal a la Iglesia católica.

Así como recuerdo la labor del Padre Antonio Maestu, también rememoro el trabajo del Padre Mi-guel Ángel González, quien vino desde México para responder al llamado del Señor. Dejó a sus pa-dres, hermanos, familiares, ami-gos y todo cuanto tenía para venir a Perú. Aquí cumplió su labor sa-cerdotal misionera en diferentes lugares, entre ellos el Vicariato

Apostólico de Pucallpa, donde la-boró con tesón como asesor espi-ritual de la Capilla del Niño Jesús, además de coordinar acciones con otras capillas e iglesias.

Cumplió su sagrada vocación misionera al servir a los más

humildes, tal como lo pide Cristo en su divino Evangelio.

El Padre Miguel Ángel cumplió su sagrada vocación misionera al servir a los más humildes, tal como lo pide Cristo en su divino Evangelio. Por su parte, la comu-nidad cristiana de la Capilla del Niño Jesús le prestó su activa par-ticipación y su apoyo, como ex-presión de aprecio, estima y reco-nocimiento al delicado y complejo trabajo de evangelización que rea-lizó. Esperamos que donde se en-cuentre ahora siga cumpliendo la voluntad del Señor.

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Diario de capellán de hospital en Corea (1 de 2)

Enero 7 de 2000Hoy murió Gabriel Lee. Este hombre de 50 años de edad sufría de cáncer en el estómago. Se le enseñaron los elementos básicos del cristianismo. Antes de la fiesta de la Asunción fue bautizado junto con otros tres en-fermos, de los cuales uno murió al poco tiempo, habiendo comulgado todos los días.

Gabriel no pudo comulgar cuando se bautizó ni después, sino hasta el día de su muerte, pues incluso unas pocas gotas de agua le causa-ban vómito. Estuvo meses sin agua ni alimento; sólo recibía suero día y noche. Es impresionante ver cómo puede sufrir un ser humano y, sin embargo, él soportó sin una queja.

También fue admirable la fortaleza de su mujer, que lo atendió día y no-che con mucho cariño y dedicación.

La muerte vino a poner fin a ese cal-vario en el que sin duda se identificó con el Cristo doliente. Que Él lo ten-ga en su gloria.

Enero 11 de 2000Murió Valentín, quien estuvo en el hospital durante muchos meses. Pri-mero fue operado de cáncer en el estómago, y después en el cerebro. Recibió diariamente la Comunión, pero semanas antes de morir su es-tado ya no le permitía ingerir cosa alguna y sólo lo visitaba para rezar y acompañarlo un rato.

Pastoral de la salud

“El bautismo de Jesús”, de Paolo Veronese

El estado miserable de Valentín le había enseñado que en este

mundo todo es fugaz y pasajero.

Valentín y su esposa, Valentina, llega-ron al hospital en un estado de com-pleto distanciamiento, y cada quien culpaba al otro de la enfermedad.

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Comparto fragmentos de un diario donde apunté casos que me dejaron una

profunda impresión, pues en ellos se manifestaron de manera palpable el gran

amor y la infinita misericordia de Dios.

Con el tiempo aquella frial-dad fue dando lugar a un cariño verdadero y a la reconcilia-ción. Era admirable ver cómo ella lo acariciaba y lo atendía cada día con mucho esmero.

Valentín fue aceptando su condición y preparándose para la muerte. En Valentina se dio una maduración profunda y adquirió la verdadera sa-biduría de la vida. Comentó que ya no se sentía atraída por las vanidades del mundo. El estado miserable de Valentín le había enseñado que en este mundo todo es fugaz y pasajero, y en adelante sólo sus hijos le darían sentido a su vida.

Enero 14 de 2000Pedro fue bautizado en el hospital, donde permaneció varios meses has-ta su muerte, acaecida este día. Se verificó un cambio notable en su

vida. Al principio contestaba mi sa-ludo con frialdad e indiferencia. Co-mo tenía problemas en el hígado, se le hinchaba el estómago de manera alarmante por la acumulación de lí-quido, y los médicos, de cuando en cuando, tenían que drenarlo.

El contacto diario con las religiosas y conmigo le provocó interés por la fe y comenzó a prepararse para el Bau-tismo, que recibió junto con otros tres enfermos. Después le llevé Co-munión cada día durante meses, y era admirable su devoción y recogi-miento; pedía la Comunión aunque tuviera grandes dolores físicos.

Con él se sentía un lazo de amistad y de pertenencia al mismo Señor, sal-vador de todos. Que Él lo tenga en su Reino.

P. José Sandoval Íñiguez, mg

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La Misión de Brasil cumple 25 años de fundada y el festejo co-incide con el Año de la Fe y la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud, a realizarse en Río de Janeiro este año.

Los primeros Misioneros de Guada-lupe que llegaron a Brasil arribaron a la Prelatura de Itacoatiara, en la selva del Amazonas, en abril de 1988, en respuesta a la invitación hecha por Mons. Jorge Eduardo Marskell (sfm), segundo Obispo de Itacoatiara, para participar en un proyecto evangeliza-dor que agruparía a diversas congre-gaciones misioneras.

Nuestros misioneros llegaron a un país que, a pesar de haber vivido una larga dictadura militar, se hallaba fortalecido en la fe y tenía una Iglesia

dinámica y activa, que había recibido con entusiasmo los documentos del Concilio Vaticano ii y de las conferen-cias generales del Episcopado Latino-americano y del Caribe celebradas en Medellín, Colombia, en 1968, y enPuebla, México, en 1979.

Llegaron, además, a una Iglesia en la que desde entonces los laicos juegan un papel importante en la evangeli-zación y colaboran de forma decisi-va al ejercer su compromiso cristia-no, lo cual se reflejó en la labor que, durante algún tiempo, realizaron

Vida Mg

Misión de Brasil25 años de vida

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algunas Misioneras Laicas Asociadas al Instituto.

Brasil es uno de los países con mayor porcentaje poblacional de católicos en el mundo, y uno de los que cuen-ta con mayor número de religiosos, sacerdotes, obispos y cardenales. Así mismo, la parroquias donde han co-laborado los Padres mg se encuen-

tran en lugares donde el clero local escasea, por lo que se ha buscado promover comunidades evangeliza-das, que a su vez evangelicen.

El trabajo que han desarrollado nuestros misioneros se ha apoyado en su testimonio de vida y en su vo-cación de servicio, entrega y genero-sidad hacia el pueblo al cual fueron enviados. La tarea no ha sido senci-lla, sobre todo por las condiciones geográficas y el clima, así como por la escasez de recursos, las enferme-dades y otros peligros que se han

tenido que sortear. Sin embargo, la colaboración que ha desempeñado el Instituto es invaluable para una Iglesia que coloca a la actividad mi-sionera en el centro de sus acciones.

No resulta extraño que el lema de la Jornada Mundial de la Juventud, que se realizará este año en Río de Janeiro, aluda al mandato que Cris-

to hizo a sus discípulos: “Id y haced discípulos a todos los pueblos (cf. Mt 28, 19)”. Así, pues, en el marco de esta jornada especial para los jóvenes y el Año de la Fe, el 25 aniversario de la fundación de la Misión de Brasil adquiere una connotación especial y nos invita a Padres, seminaristas, bienhechores, colaboradores y ami-gos de mg a redoblar los esfuerzos en favor de la Misión de la Iglesia.

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ad gentes

El testimonio cristiano debe ir acompañado, siempre que sea posible, del anuncio del Dios vivo y de Jesucristo, a fin de que los no cristianos acepten libremente al Señor. La Iglesia defien-de la libertad de credo, prohíbe forzar la conversión y exige el respeto al derecho de los fieles a profesar la fe; el decreto Ad Gentes pide que incluso se investiguen los motivos de una persona para convertirse. A la conversión sigue un proceso de cambio espiritual y de costumbres que se desarrolla durante el catecumenado, cuya culminación es la recepción de los sa-cramentos de iniciación cristiana. La posterior integración de los nuevos bautizados a la comunidad, de acuerdo a la propia vocación y los necesarios ministerios, favorece su desarrollo y contribuye a la implantación de la Iglesia.

El catecumenado no es una mera exposición de dogmas, con-siste en la iniciación en el misterio de la salvación, el ejercicio de las costumbres evangélicas, la vida de fe, la liturgia y la caridad. Esto no es responsabilidad única de catequistas y sacerdotes,

La predicación del Evangelio

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sino de toda la comunidad de fieles, a fin de que los catecúmenos sientan, desde el principio, su pertenencia al Pueblo de Dios. En realidad, los ad-mitidos al catecumenado ya están vinculados a la Iglesia, cooperan en su edificación mediante el testimo-nio de su vida y su profesión de fe.

quistas, colaboradores eficaces del orden sacerdotal, pues resultan es-casos los clérigos para evangelizar multitudes y ejercer el ministerio pastoral. Por tanto, ha de cuidarse la educación de catequistas en escue-las diocesanas y regionales, donde estudien la doctrina católica, a fin de que desarrollen su cometido de la mejor manera posible.

El capítulo dos del decreto Ad Gentes concluye con una exhortación a que las Iglesias jóvenes cultiven diversas formas de vida religiosa, que presen-ten los diversos aspectos de la Misión de Cristo y de la vida de la Iglesia, se entreguen a variadas obras pastorales y preparen convenientemente a sus miembros para cumplirlas. Adaptán-dose a las condiciones locales, invita a establecer comunidades de vida contemplativa, porque esta consa-gración pertenece a la plenitud de la presencia de la Iglesia.

Los misioneros deben suscitar comunidades de fieles que ejerciten las funciones que Dios

les ha confiado, arraigadas en las riquezas de la cultura de su nación.

1 Decreto Unitatis Redintegratio, emanado del Concilio Vaticano ii, 21 de noviembre de 1964.

La comunidad cristiana ha de esta-blecerse desde el principio de tal for-ma que sea capaz de satisfacer por sí misma sus propias necesidades. Las nuevas comunidades eclesiales pro-fundizan sus más firmes raíces cuan-do cada comunidad de fieles tiene entre sus miembros a los propios ministros de la salvación; es decir, obispos, presbíteros y diáconos. Por ello, los misioneros deben suscitar comunidades de fieles que ejerciten las funciones que Dios les ha confia-do, arraigadas en las riquezas de la cultura de su nación, y que colabo-ren fraternalmente con los hermanos separados, según las normas del de-creto sobre el ecumenismo1, de ma-nera privada y en las comunidades eclesiales a juicio del obispo local.

El decreto subraya la importancia extraordinaria del oficio de los cate-

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Pastoral Vocacional

En el Catecismo de la Iglesia Católica se nos enseña que los tres primeros sacramentos que recibimos corres-ponden a la iniciación cristiana y son: el Bautismo, la Confirmación y la Comunión. Una de las mayores alegrías que he recibido durante mi experiencia misionera ocurrió cuan-do realizaba mi servicio diaconal en la Misión de Angola, pues en aquel país el Señor me regaló el privile-gio de bautizar en su nombre a 17 personas, todas ellas de diferentes edades. Aquellas personas fueron configuradas con Cristo, quien mu-rió y resucitó por todos nosotros, y su bautizo significó una alegría más para la Iglesia en África, que conti-núa creciendo o fortaleciéndose en lugares lejanos de ese continente.

Sin embargo, el solo Bautismo no es suficiente. Los angoleños a quienes administré ese sacramento, siguiendo su vocación al llamado cristiano, fie-les a la nueva fe que profesan, prosi-guieron con la preparación continua que, desde hace años y hasta la ac-tualidad, han recibido para crecer en su vida espiritual, y encaminaron sus esfuerzos a recibir el Sacramento de la Confirmación. Y es que la evangeli-zación que realizamos los misioneros no concluye con el Bautismo, sino que prosigue con la administración de los sacramentos restantes y la

predicación de la Palabra de Dios, a fin de que todos juntos tengamos, en cada etapa de nuestro peregrinar, un ininterrumpido encuentro con Cristo vivo.

A través del Sacramento de la Con-firmación, nuestro Señor nos permi-te ahondar en el misterio bautismal que hemos recibido con anterio-ridad. Esta unción nos fortalece a través del don del Espíritu Santo, quien nos motiva e impulsa a ser testigos fieles del amor de Dios entre nuestros propios hermanos; de esa manera seguimos configurándonos con Cristo. Por consiguiente, el Sa-cramento de la Confirmación nos habilita para cumplir nuestra Misión de vivir según el plan divino.

En estos días de Pascua es significa-tivo recordar la esencia de la Confir-mación, no solamente en relación con nuestra vida cristiana personal, sino también en cuanto a nuestro compromiso misionero. A todos los católicos nos corresponde transmi-tir el amor de Dios, invitar a los no

P. Ignacio Flores García, mg

El Espírituque mueve

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cristianos a conocer a Jesús y a que se bauticen, para después acompa-ñarlos mientras reafirman la fe que reciben; esa es nuestra Misión.

Por mi parte, me alegra que el Se-ñor me haya permitido bautizar a aquellas personas en Angola. Sé que a otros hermanos, llamados a la vocación sacerdotal misionera, les corresponderá confirmar y adminis-trar los demás sacramentos a esos y otros nuevos fieles mientras desarro-llan su ministerio en Misiones. Esta

es la dinámica del Espíritu, que no sólo se preocupa por integrarnos al amor de Dios, sino también por ha-cernos crecer como Iglesia a través de los dones que recibimos precisa-mente mediante la Confirmación.

A ustedes, queridos Padrinos y Ma-drinas que han sido ungidos por el Espíritu Santo y colaboran en la obra misionera, les pido su oración para que les sean otorgados todos los do-nes que necesiten para extender, jun-to con nosotros, la obra de salvación.

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¿Cuál es el tamaño de la Iglesia japonesa?

El Padre Rodolfo Navarro comenta algunos aspectos de su reciente visi-ta a la Misión de Japón y comparte las reflexiones que realizó a partir de dicho viaje.

Durante mi pasada estancia de varios meses en Corea del Sur acepté con agrado una invitación para predicar un retiro en Japón. Además, quería visitar la ciudad de Nagasaki, pues en mis anteriores visitas al País del sol naciente no había tenido la oportunidad de hacerlo. Tam-bién quería conocer la situación actual tras el tsunami del 11 de marzo 2011, que aún es noticia allá.

Con este motivo metí entre mis papeles una copia de un magnífico artículo del señor Juan Villoro, titulado “El gol que cruzó el mar”. En ese artículo se hace referencia a una pelota de un estudiante japonés que recorrió miles de kilómetros desde Japón hasta Alaska, donde fue encontrada, en abril del año pasado, por el señor David Baxter, en una playa de Anchorage.

Misaki Murakami es un joven de 16 años que perdió su casa debido al tsunami de 2011. El balón de futbol que fue encontrado en Alaska era un obsequio que le entregaron sus compañeros de clase, cuando en 2005 fue transferido a otro colegio. La esposa del señor Baxter, de origen japonés, ayudó a traducir el contenido del balón, y gracias a diversos medios la pareja logró contactar al joven japonés para devol-verle su preciada posesión.

Con esta historia en la mente, realicé un recorrido por lugares donde nuestros sacerdotes ofrecen su servicio. El P. José Alfredo González M., mg, me invitó a una convivencia con damnificados en Sendai, y junto a ellos cantamos el “Cielito lindo” en el parque donde se improvisó el refugio donde esperan su futuro acomodo en lugares aún no definidos.

Padre Rodolfo Navarro Guerra, mg

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travesía en las costas de Japón. Debido a la persecución religiosa, meses después, en la ciudad de Nagasaki, 26 católicos encontra-ron su martirio, entre ellos san Felipe de Jesús, a quien venera-mos como protomártir mexicano.

Lo referente a estos mártires está narrado en un monumento en la llamada “Colina de los Mártires” y en su museo adjunto, ubicados en la hermosa ciudad de Naga-saki. En esta ciudad también se encuentra la Iglesia de los Már-tires, construida con limosnas de

Desde luego, durante la conviven-cia no faltaron los cantos japone-ses, tampoco el té ni el helado.

Los Padres mg visitan a los des-plazados, y al pensar en eso re-cuerdo que, según el salmista, Dios señaló lugar y límites al mar (Sal 33, 7), pero no le prohibió que enviara mensajes, y el mar ha mandando advertencias a los hombres desde hace mucho tiem-po, y continúa haciéndolo, como lo demuestran el tsunami en Ja-pón y, en días más recientes, el huracán Sandy, que afectó la cos-ta este de Estados Unidos.

Ya en noviembre de 1596 el mar provocó la tempes-tad que desvió el galeón en el que viajaba el clérigo Fe-lipe de Jesús, quien volvía de Manila a Nueva España para su ordenación sacer-dotal. A causa de esa tor-menta, el barco culminó su

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México, bendecida a su tiempo por Mons. Alonso Manuel Esca-lante, cofundador de Misioneros de Guadalupe, la cual ahora es atendida por Padres jesuitas.

Gracias a los días que pasé en Japón tuve la siguiente reflexión, que ahora comparto con uste-des. Cuando los católicos visita-mos aquel país, por lo general nos preguntamos cuántos fieles tiene la Iglesia en Japón, y casi siempre nos desalentamos al es-cuchar un número pequeño para un país tan poblado. Pero pensar a la Iglesia sólo con base en el número de bautizados es casi un insulto, pues en los asuntos es-pirituales los datos numéricos no reflejan toda la realidad.

La Iglesia católica japonesa tie-ne certeza, como la Iglesia uni-versal, de que sus mártires son y serán semilla de cristianos. Por otra parte, la teología explica

que al morir cada uno de noso-tros (católicos, protestantes, mu-sulmanes, budistas, etcétera) se presentará personalmente ante Dios, que busca a cada hombre, y, con las manos vacías, nos encontraremos con nuestra Ver-dad. Estaremos entonces frente a ese Dios paternal y misericor-dioso de los Evangelios.

La voluntad de Dios es que todos nos salvemos (1Tm 2, 4). Pedir obreros para la mies también es su voluntad y su mandato. Si sólo se tomaran en cuenta los núme-ros, ¿las oraciones a Dios de to-das las comunidades católicas por la conversión de los no cristianos quedarían en vano? Más que pre-ocuparnos por números, debemos tener en cuenta la nueva evan-gelización, recordar que la Iglesia es el sacramento de salvación de Cristo para todos los hombres, y cooperar con la Misión que Él nos encomendó.

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S

Se cuenta que cuando dejaron a Jesús en el sepulcro había dentro de la cueva un conejo escondido, que veía asustado a la gente que lloraba porque Jesús había muerto. Después de que cerraron la entrada, el conejo se quedó viendo el cuerpo de Jesús y se preguntaba quién sería aquella persona. El conejo fue testigo de algo sorprendente, pues vio el momento en que Jesús se levantó y dobló las sábanas con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra de la entrada y Jesús salió vivo de aquella cueva.

El conejo comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y decidió enterar a la gente que debía alegrarse pues Él había resucitado. Sin embargo, no sabía hablar, por lo que pensó que al obsequiar un huevo pintado con muchos colores, las personas comprenderían el mensaje de vida y de alegría. Desde entonces cada Domingo de Pascua regalamos huevos de colores, para recordar que Jesús resucitó y es motivo de nuestra felicidad.

El conejo de Pascua

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En muchos lugares, después de haber participado en la Misa de la Resurrec-ción del Señor, la gente sale al jardín de la parroquia para que los niños bus-quen huevos de colores que han sido escondidos para esa ocasión.

Con su resurrección Jesucristo nos ha alcanzado una vida nueva y eterna. La Pascua significa el paso del pecado a la gracia y de la muerte a la vida eterna. Así mismo, el huevo es símbolo de una vida nueva. Por eso en esta época se regalan pintados de colores. Aunque ahora se usan de chocolate o de jugue-te, originalmente se utilizaban huevos de gallina.

Ahora podrás contarle a tus amigos por qué el conejo de Pascua regala huevos de colores, y cuál es el significado real de esta costumbre. ¡Felices Pascuas!

El significado del huevo de Pascua

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1. Dobla a la mitad. 2. Dobla y desdobla por la mitad.

3. Dobla en la línea punteada.

4. Dobla en las líneas punteadas.

5. Dobla en la línea punteada.

6. Gira.

7. Dobla en la línea punteada hacia adentro

9. ¡Tu conejo está listo!

8. Dibuja ojos, nariz y boca.

Akira nos invita a jugar con él y a elaborar un conejo de Pascua en origami. Sólo necesitas una hoja de papel con los cuatro lados iguales y seguir las instrucciones.

Elabora en origami un conejo de Pascua

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Queridas Madrinas:

Los Misioneros de Guadalupe en México y en Misiones las felicitamos y celebramos el don de la maternidad que Dios les ha concedido. Agradecemos el apoyo que nos brindan y elevamos nuestras oraciones por ustedes. ¡Que Dios las bendiga en abundancia!

Dulce Madre, no te alejes, tu vista de mí no apartes, ven conmigo a todas partes, y solo nunca me dejes. Ya que me proteges tanto, como verdadera Madre, haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

Estimados bienhechores, los invitamos a enviar los nombres de las mamás a quienes deseen que tengamos presentes en las

Eucaristías que celebraremos en el mes de mayo.

Lo pueden hacer por diferentes medios:Correo postal: A cualquiera de las direcciones de

nuestras oficinas, las cuales aparecen en lacontraportada de la revista Almas.

Correo electrónico: [email protected] Misionera (sin costo): 01 800 00 58 100

Mediante su Promotor Misionero.

Atentamente,

Les pedimos, de la manera más atenta, que en caso necesario nos indiquen con una † si la persona es difunta, o con una E si está enferma.

Estimados ahijados, les pido que nos unamos en oración por las siguientes mamás:

Nombre y núm. de Padrino:

Feliz Día de las MadresFeliz Día de las Madres

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¡Tú puedes ser misionero!

Joven mexicano, ¿has sentido el llamado de Jesús y quiere llevar su mensaje de salvación a las personas que no lo conocen?

Participa en las actividades que organiza su Centro de Orientación Vocacional (cov). Comparte experiencias recreativas y formativas con otros jóvenes que también buscan tomar decisiones acertadas que darán sentido a sus propias vidas.

Misioneros de Guadalupe te invitaa descubrir tu vocación.

Informes:cov México

Tel. (01 55) 5573 3000 • [email protected]ínea Misionera (sin costo): 01 800 00 58 100

cov GuadalajaraTel. (01 33) 3601 0815 • [email protected]

cov MonterreyTel. (01 81) 8358 2101 • [email protected]ínea Misionera (sin costo): 01 800 83 15 350

cov VillahermosaTel. (01 993) 315 2934 • [email protected]

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www.revistaalmas.com.mxLínea Misionera: 01 800 00 58 100

Únete a la Misión

Nació en Chapala, Jal., en 1939. Ingresó al Seminario de Misiones en 1955. Fue ordenado sacerdote el 23 de septiembre de 1967, por el Cardenal José Garibi y Rivera, Arzobispo de Guadalajara. Ha desarrollado su ministerio sa-cerdotal en diversas áreas del Instituto: trabajo en Misiones (Kenia y Cuba), promoción en Los Ángeles, Cal., eua, Consejo General y formación de jóve-nes seminaristas, tanto en el Seminario Menor como en el Seminario Mayor de Misiones. Recientemente ha sido nombrado al Centro de Formación en África, localizado en Kenia, para seminaristas mg.

Padre Francisco Sanabria EncisoMisionero de Guadalupe en Kenia

Ciudad de MéxicoCantera 29,Col. Tlalpan,Del. Tlalpan,

cp 14000, México, df.

Tel. (01 55) 5655 2691

GuadalajaraMadero 837,esq. Escorza,

Centro, sj, cp 44100,

Guadalajara, Jalisco.Tel. (01 33) 3825 2315

MonterreyHabana 105,Col. Altavista,

cp 64840,Monterrey,

Nuevo León. Tel. (01 81) 8358 2101

VillahermosaEjército Mexicano 167,Col. Atasta de Serra,

cp 86100,Villahermosa,

Tabasco. Tel. (01 993) 315 2934

El Padre Francisco descubrió su voca-ción gracias a una actividad misionera realizada en su pueblo y al conocimien-to de Almas. Tú también puedes llevar el Evangelio a los no cristianos de otros continentes.

¡Responde al llamadode tu vocación!