A Los Jóvenes

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Escrito durante el año de 1880, este corto ensayo del teórico libertario del anarcocomunalismo, Pedro Kro- potkin, A los jóvenes, fue publicado en el periódico Le Révolté, teniendo, desde ese momento, una enorme aceptación entre los lectores, acep- tación que se vió reflejada en las nu- merosas reediciones del ensayo, el cual fue traducido a varios idiomas, siendo también incluido en la cono- cida recopilación de escritos de Kro- potkin, Palabras de un rebelde, edi- tada a fines del siglo XIX. Con toda certeza podemos afirmar que A los jóvenes es el escrito de Kropotkin que más se difundió en el mundo entero, llegando a constituir- se en un verdadero baluarte de la propaganda socialista en general y socialista libertaria en particular, de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. [email protected] www.laletraindomita.blogspot.com.ar

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A los jóvenes.

Transcript of A Los Jóvenes

  • Escrito durante el ao de 1880, este

    corto ensayo del terico libertario

    del anarcocomunalismo, Pedro Kro-

    potkin, A los jvenes, fue publicado

    en el peridico Le Rvolt, teniendo,

    desde ese momento, una enorme

    aceptacin entre los lectores, acep-

    tacin que se vi reflejada en las nu-

    merosas reediciones del ensayo, el

    cual fue traducido a varios idiomas,

    siendo tambin incluido en la cono-

    cida recopilacin de escritos de Kro-

    potkin, Palabras de un rebelde, edi-

    tada a fines del siglo XIX.

    Con toda certeza podemos afirmar

    que A los jvenes es el escrito de

    Kropotkin que ms se difundi en el

    mundo entero, llegando a constituir-

    se en un verdadero baluarte de la

    propaganda socialista en general y

    socialista libertaria en particular, de

    finales del siglo XIX y principios del

    siglo XX.

    [email protected] www.laletraindomita.blogspot.com.ar

  • Piotr Kropotkin

    mismo instante mordern el polvo los tiranos del mun-

    do.

    A los jvenes

    Presentacin

    Escrito durante el ao de 1880, este corto ensayo del

    terico libertario del anarcocomunalismo, Pedro Kro-

    potkin, A los jvenes, fue publicado en el peridico Le

    Rvolt, teniendo, desde ese momento, una enorme

    aceptacin entre los lectores, aceptacin que se vi

    reflejada en las numerosas reediciones del ensayo, el

    cual fue traducido a varios idiomas, siendo tambin

    incluido en la conocida recopilacin de escritos de

    Kropotkin, Palabras de un rebelde, editada a fines del

    siglo XIX.

    Con toda certeza podemos afirmar que A los jvenes

    es el escrito de Kropotkin que ms se difundi en el

    mundo entero, llegando a constituirse en un verdade-

    ro baluarte de la propaganda socialista en general y

    socialista libertaria en particular, de finales del siglo

    XIX y principios del siglo XX.

    Recordamos que cuando, en 1972, editamos este es-

    crito en la serie de folletos que titulamos Diario de

    Combate, su contenido nos cautiv.

    El lenguaje utilizado por Kropotkin, es de una peculiar

    frescura y representa a las mil maravillas el entorno

    en el que de seguro fue ideado y escrito, esto es, el

    denominado movimiento populista ruso con su inse-

    parable ida al pueblo.

    En efecto, Kropotkin no para mientes buscando con-

    vencer al estudiantado para que dedicase el aprove-

    chamiento de sus estudios yendo a bregar por causas

    justas en unin del pueblo. Intentar inyectar una bue-

    na dosis de altruismo a los jvenes recin egresados

    de alguna carrera; hacerles comprender la enorme res-

    ponsabilidad social que han adquirido para con el

    pueblo, a quien a fin de cuentas deben la totalidad de

    sus estudios, es, sin duda, el principal objetivo perse-

    guido por el prncipe anarquista.

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  • Piotr Kropotkin

    Como comentario no podemos pasar por alto el asom-

    broso parecido en el estilo utilizado por Kropotkin en

    este ensayo, con muchos de los artculos de Ricardo

    Flores Magn. Parece no haber la menor duda de que

    uno de los escritos, de este gran terico libertario ru-

    so, que en mucho influy a Ricardo Flores Magn, fue,

    precisamente, A los jvenes.

    Chantal Lpez y Omar Corts

    A los jvenes

    rrer todo vestigio de esclavitud, que arrancar toda

    cadena, que quebrar todas las tradiciones viejas y

    gastadas y que abrir a la especie humana un campo

    nuevo y mayor de vida jubilosa y establecer al fin li-

    bertad verdadera, igualdad real, fraternidad sin trabas

    entre todos los seres humanos. Trabajo de todos, tra-

    bajo para todos: el goce pleno de los frutos del traba-

    jo, el desarrollo completo de todas las facultades, una

    vida racional, humana y feliz!

    No dejes decir a nadie que nosotros, slo un pequeo

    grupo, somos demasiado dbiles para alcanzar el ma-

    jestuoso objetivo al que nos dirigimos. Mira y vers

    cuntos hay que sufren injusticia. Nosotros, labrado-

    res que trabajamos para otro, y mascamos paja mien-

    tras el amo come trigo, nosotros, somos millones de

    hombres. Nosotros, trabajadores que tejemos la seda y

    el terciopelo para poder vestir andrajos, nosotros,

    tambin, somos una multitud innumerable; y cuando

    el estruendo de las fbricas nos conceda un momento

    de reposo, inundaremos calles y plazas como el mar

    en una marea viva. Nosotros, soldados a quienes se

    conduce con una voz de mando, o a golpes, nosotros,

    que recibimos balas para que nuestros oficiales consi-

    gan cruces y pensiones, nosotros, tambin, pobres

    idiotas que no hemos sabido hasta ahora nada mejor

    que enfilar los fusiles contra nuestros hermanos, slo

    tendramos que volverlos atrs, hacia esos personajes

    emplumados y condecorados que son tan buenos co-

    mo para mandarnos, para ver que una palidez de pa-

    vor cubrira sus rostros.

    Ay, todos nosotros juntos, nosotros que sufrimos y

    somos insultados diariamente, nosotros somos multi-

    tud infinita, nosotros somos ocano que puede abarcar

    todo y cubrir todo. Cuando tengamos la voluntad de

    hacerlo, en ese mismo instante, habr justicia: en ese

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  • Piotr Kropotkin

    hambre. Comprenders entonces lo absolutamente

    repugnante que es esta sociedad. Reflexionars enton-

    ces sobre las causas de esta crisis, y tus reflexiones

    penetrarn hasta las profundidades de esa abomina-

    cin que coloca a millones de seres a merced de la co-

    dicia brutal de un puado de frvolos intiles. Enton-

    ces comprenders que los socialistas tienen razn

    cuando dicen que nuestra sociedad actual puede y de-

    be ser reorganizada por completo.

    Pasemos de la crisis general a tu caso concreto. Un da

    en que tu patrn intenta una nueva reduccin de sala-

    rios para exprimirte unos cntimos ms y aumentar

    as, an ms, su fortuna, protestas. Pero l te contesta

    altivo: Pues vete y come hierba, si no quieres trabajar

    al precio que te ofrezco. Entonces comprenders que

    tu patrn no slo intenta esquilarte como a una oveja,

    sino que adems te considera una especie de animal

    inferior; que no contento con tenerte apresado en sus

    garras implacables por el sistema salarial, ansa ade-

    ms convertirte en su esclavo en todos los aspectos.

    Quizs te doblegues entonces, prescindas del senti-

    miento de dignidad humana y acabes soportando to-

    das las humillaciones posibles. Pero quizs se te suba

    la sangre a la cabeza, te estremezcas ante la odiosa

    pendiente por la que te deslizas, contestes y, sin tra-

    bajo, en la calle, comprendas cunta razn tienen los

    socialistas cuando dicen: Reblate! lzate contra esta

    esclavitud econmica! Entonces vendrs y ocupars tu

    puesto en las filas socialistas, y luchars en ellas por

    la completa destruccin de toda esclavitud: econmi-

    ca, social y poltica.

    Todos vosotros, pues, jvenes honrados, hombres y

    mujeres, campesinos, trabajadores, artesanos, solda-

    dos, comprenderis cules son vuestros derechos y

    os uniris a nosotros. Vendris a trabajar con vues-

    tros hermanos para preparar esa revolucin que ba-

    A los jvenes

    Juventud

    Es a los jvenes a los que quiero dirigirme. Que los vie-

    jos, me refiero, claro, a los viejos de corazn y pensa-

    miento, dejen esto y no cansen sus ojos leyendo lo que

    nada les dir.

    Te supongo de dieciocho o veinte aos, has acabado tu

    aprendizaje o tus estudios, te incorporas en este mo-

    mento a la vida. Supongo tu pensamiento libre de las

    supersticiones que han intentado imponerte tus maes-

    tros; supongo que no temes al demonio, que no vas a

    or perorar a curas y ministros. Y tambin que no eres

    un petimetre, uno de esos tristes productos de una so-

    ciedad en decadencia que despliegan sus pantalones

    bien cortados y sus gestos simiescos en los parques,

    que incluso a su temprana edad slo desean insaciable

    placer a cualquier precio ... supngote, por el contra-

    rio, un buen corazn; y por esta razn a ti me dirijo.

    S que se te plantear una primera pregunta. Te has

    dicho muchas veces: Qu voy a ser? De hecho, cuando

    un hombre/mujer es joven comprende que despus de

    haber estudiado un oficio o una ciencia varios aos (a

    costa de la sociedad, no lo olvides) no lo ha hecho para

    utilizar lo adquirido como instrumento de pillaje en

    beneficio propio, y ha de ser realmente un depravado,

    estar del todo corrompido por el vicio, si no ha soado

    aplicar un da su inteligencia, su capacidad, sus cono-

    cimientos a ayudar a la liberacin de los que se arras-

    tran hoy en la miseria y la ignorancia.

    Eres uno de los que han tenido esa visin, verdad?

    Pues bien, veamos lo que has de hacer para convertir

    en realidad tus sueos.

    No s en qu clase social naciste. Quizs te favoreci

    la fortuna, y pudiste centrar tu atencin en el estudio

    de la ciencia; quizs seas mdico, abogado, hombre de

    letras o cientfico. Ante ti se abre ancho campo. Entras

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  • Piotr Kropotkin

    en la vida con amplios conocimientos, con una inteli-

    gencia adiestrada. O quizs seas slo un artesano y tus

    conocimientos cientficos se limiten a lo poco que

    aprendiste en la escuela. Has tenido sin embargo la

    ventaja de aprender directamente que la suerte del tra-

    bajador de nuestro tiempo es una vida agotadora de

    trabajo.

    4 A los jvenes

    ofrece pan y patatas como nico alimento, enjugado

    con un brebaje negruzco irnicamente llamado t. Y

    para distraer tus pensamientos hay siempre una misma

    pregunta inacabable: Cmo podr pagar maana al

    panadero, y pasado maana al casero?

    Vas a arrastrar la misma existencia agotadora de tu

    padre y tu madre treinta o cuarenta aos? Vas a con-

    sumirte toda tu vida para procurar a otros todos los

    placeres del bienestar, la ciencia, el arte, y dejar para ti

    mismo nicamente la eterna ansiedad de si vas a poder

    conseguir un pedazo de pan? Vas a renunciar para

    siempre a todo lo que hace tan hermosa la vida y con-

    sagrarte a proporcionar todos los lujos a un puado de

    vagos? Te consumirs en un trabajo agotador que te

    reportar slo problemas, si es que no miseria, en

    cuanto los tiempos difciles, los terribles tiempos dif-

    ciles, te lleguen? Es esto lo que deseas para toda la

    vida?

    Quizs renuncies. Quizs al no ver ningn medio de

    salir de tu condicin te digas: Generaciones enteras

    han sufrido igual suerte, y yo, que no puedo cambiar

    esto, debo someterme. Trabajemos pues y procuremos

    vivir lo mejor posible!

    Muy bien. En ese caso la propia vida se tomar la mo-

    lestia de iluminarte. Un da llega una crisis, una de

    esas crisis que ya no son meros fenmenos pasajeros,

    como antes, sino una crisis que destruye completa una

    industria, que hunde a miles de obreros en la miseria,

    que destroza a familias enteras. Luchars contra la

    desgracia como el resto. Pero vers pronto que tu mu-

    jer, tu hijo, tu amigo, sucumben poco a poco a las pri-

    vaciones, se desmoronan ante tus propios ojos. Por

    pura necesidad de comida, por falta de cuidados y de

    asistencia mdica, acaban sus das en el jergn del po-

    bre, mientras el rico vive su vida gozosa en las calles

    soleadas de la gran ciudad, ignorando a los muertos de

    29

  • Piotr Kropotkin

    A los jvenes de la clase trabajadora

    Es fcil ser breve hoy, al dirigirme a vosotros, la ju-

    ventud del pueblo. La presin misma de los hechos os

    empuja a haceros socialistas, por poco coraje que ten-

    gis para pensar y actuar.

    Nacer entre la gente trabajadora, y no dedicarse a lu-

    char por el triunfo del socialismo, es interpretar mal

    los autnticos intereses en juego, renunciar a la causa

    y a la verdadera misin histrica.

    Recordis cuando, siendo an simples muchachos,

    bajabais un da de invierno a jugar en vuestro patio

    oscuro? El fro os helaba la espalda, no tenais abrigo,

    y el barro calaba vuestros pobres zapatos. Incluso en-

    tonces, cuando veais pasar a lo lejos rechonchos ni-

    os ricamente vestidos, que os miraban con despre-

    cio, sabais muy bien que aquellos nios no eran igua-

    les a vosotros ni a vuestros camaradas, ni en inteli-

    gencia ni en sentido comn ni en energa. Pero ms

    tarde, cuando fuisteis obligados a sepultaros en una

    sucia fbrica desde las siete de la maana, a permane-

    cer horas interminables junto a una mquina y, m-

    quinas vosotros, os visteis forzados a seguir da tras

    da, durante aos enteros, sus movimientos y giros

    con inexorable pulsacin, durante todo este tiempo,

    ellos, los otros, reciban tranquilamente una instruc-

    cin en escuelas magnficas, en academias, en la uni-

    versidad. Y ahora esos mismos nios, menos inteli-

    gentes, pero mejor adiestrados que vosotros, se han

    convertido en vuestros amos, disfrutan de todos los

    placeres de la vida y de todas las ventajas de la civili-

    zacin. Y vosotros? Qu destino os aguarda?

    Volver a viviendas pequeas, oscuras, hmedas, en

    las que se hacinan en unos cuantos metros cinco o

    seis seres humanos. Donde tu madre, cansada de vi-

    vir, envejecida por el trabajo ms que por los aos, te

    28 A los Jvenes

    A los mdicos

    Me detengo en el primer supuesto, ya volver al segun-

    do; supongo pues, que has recibido educacin cientfi-

    ca. Supongamos que piensas ser mdico.

    Maana un hombre vestido pobremente vendr a bus-

    carte para ir a ver a una mujer enferma. Te conducir a

    una de esas callejuelas donde los vecinos de enfrente

    casi pueden darse la mano sobre las cabezas de los

    transentes. Subes en una atmsfera hedionda a la

    temblorosa luz de una lamparita mal ajustada. Subes

    dos, tres, cuatro, cinco tramos de sucias escaleras; y

    en una habitacin oscura y fra encuentras a una mujer

    enferma tendida en un jergn cubierta de sucios an-

    drajos. Lvidos y plidos nios tiritan bajo escasas ro-

    pas, y te miran con grandes ojos muy abiertos. El mari-

    do ha trabajado toda su vida doce o trece horas diarias

    en no importa qu. Ahora lleva parado tres meses. Es-

    tar parado no es raro en su oficio; pasa todos los aos,

    peridicamente. Pero antes, cuando estaba parado, su

    mujer sala a trabajar como asistenta ... quizs a lavar

    tus camisas; ahora lleva en la cama dos meses, y la mi-

    seria atenaza a la familia con todo su srdido horror.

    Qu recetars a esa mujer enferma, doctor? Has visto

    inmediatamente que la causa de su enfermedad es

    anemia general, falta de buenos alimentos, falta de aire

    fresco. Le recetars un buen filete cada da? Un poco

    de ejercicio en el campo? Un dormitorio seco y venti-

    lado? Qu irona! Eso ya lo habra hecho, de poder, sin

    esperar tu ayuda.

    Si tienes buen corazn, trato franco y pareces honrado,

    la familia te contar algunas cosas. Te dirn que la mu-

    jer que est al otro lado del tabique, cuyas toses te

    destrozan el corazn, es una pobre planchadora; que

    un tramo de escaleras ms abajo todos los nios tie-

    nen fiebre; que la lavandera que ocupa la planta baja

    5

  • Piotr Kropotkin

    no llegar a la primavera; y que en la casa de al lado

    an estn peor.

    Qu dirs t a esos enfermos? Les recomendars dieta

    abundante, cambio de aires, menos trabajo agotador ...

    te gustara poder hacerlo, pero no te atrevers y sal-

    drs de all con el corazn destrozado y una maldicin

    en los labios.

    Al da siguiente, cuando cavilas an sobre el destino

    de los habitantes de aquella casa miserable, tu colega

    te dice que el da anterior vino un mensajero a avisar-

    le, esta vez en un carruaje. Era para que fuese a ver a

    la propietaria de una casa rica, a una dama agotada

    por noches de insomnio, que dedica toda su vida a en-

    galanarse, a hacer visitas, asistir a bailes y reir con

    un marido estpido. Tu amigo le ha recetado una for-

    ma de vida menos absurda, dieta ms suave, paseos al

    aire libre, humor equilibrado y, para compensar un

    poco la falta de trabajo til, algo de gimnasia en su

    cuarto.

    La una est muriendo por no haber tenido comida sufi-

    ciente ni descanso bastante en toda su vida. La otra se

    consume porque nunca ha sabido lo que es el trabajo.

    Si eres una de esas personas sin carcter que se adap-

    tan a todo, que a la vista de los espectculos ms viles

    se consuelan con un suave suspiro, acabars acostum-

    brndote gradualmente a esos contrastes y, al favore-

    cer tu lado animal tales tendencias, slo pensars en

    seguir en las filas de los buscadores de placer, y en no

    rozarte nunca con los desvalidos.

    Pero si eres un hombre/mujer, si traduces tu senti-

    miento en accin voluntaria, si en ti la bestia no ha

    aplastado al ser inteligente, volvers un da a casa di-

    cindote: No, es injusto: esto no ha de seguir. No basta

    curar enfermedades; debemos prevenirlas. Una vida

    algo mejor y un desarrollo intelectual eliminaran de

    6 A los jvenes

    luego a trabajar, sin prisa y sin tregua, con todo el ar-

    dor de la juventud y toda la prudencia de la madurez,

    para convertirla en vida real. Entonces y slo enton-

    ces, llevaris una existencia completa, noble, racional.

    Entonces veris que vuestro esfuerzo en este viaje rin-

    de abundantes frutos, y esta sublime armona asenta-

    da entre vuestras acciones y los dictados de vuestra

    conciencia os proporcionar una capacidad y unos

    poderes que jams soasteis que estuvieran en voso-

    tros, la lucha incesante por la verdad, la justicia y la

    igualdad entre todos los hombres, cuya gratitud gana-

    ris..., Qu carrera ms noble podis desear, oh jve-

    nes de todos los pueblos?

    Me ha llevado mucho mostraros, a vosotros, los de las

    clases acomodadas, que ante el dilema que la vida

    presenta, os veris forzados, si sois valerosos y jus-

    tos, a venir y trabajar codo a codo con los socialistas,

    a defender en sus filas la causa de la revolucin social

    de la especie.

    Y qu simple es esta verdad, sin embargo, despus de

    todo! Pero cuando uno habla a los que han sufrido los

    efectos de los medios burgueses, cuntos sofismas

    han de combatirse, cuntos prejuicios superarse,

    cuntas objeciones interesadas desecharse!

    27

  • Piotr Kropotkin

    Vosotros que habis trabajado en la aplicacin de la

    ciencia a la industria, venid y decidnos con franqueza

    cul ha sido el resultado de vuestros descubrimientos.

    Decid a los que no se atreven a avanzar con audacia

    hacia el futuro lo que las nuevas invenciones, lo que el

    conocimiento ya adquirido, lleva en su seno, lo que la

    industria podra hacer en condiciones mejores, lo que

    podran producir los hombres fcilmente si trabajasen

    siempre con el objetivo de mejorar sus propias pro-

    ducciones.

    Y vosotros poetas, pintores, escultores, msicos, si

    entendis vuestra autntica misin y los mismos in-

    tereses del arte, venid con nosotros. Poned pluma, pin-

    cel y buril, vuestras ideas, al servicio de la revolucin.

    Pintad ante nosotros, en estilo elocuente, en soberbios

    cuadros, las luchas heroicas del pueblo contra sus

    opresores, inflamad los corazones de nuestra juventud

    con aquel glorioso entusiasmo revolucionario que in-

    flam las almas de nuestros ancestros. Contad a las

    mujeres qu noble vida es la del marido que dedica su

    vida a la gran causa de la emancipacin social! Mos-

    trad a los hombres qu odiosa es su vida actual, y se-

    alad claramente las causas de su fealdad. Decidnos

    cmo habra de ser la vida racional, si no chocase,

    constantemente, a cada paso, con la locura y la igno-

    minia de nuestro orden social presente.

    Por ltimo, todos vosotros que tenis ciencia, talento,

    capacidad, ingenio, si poseis una chispa de compren-

    sin, venid, y que vengan vuestros camaradas, venid y

    poneos al servicio de quienes ms os necesitan. Y re-

    cordad, si vens, que no lo hacis como amos, sino co-

    mo camaradas de lucha; que no vens para gobernar

    sino para ganar nuevo vigor vosotros mismos en una

    vida nueva que avanza incontenible a la conquista del

    futuro: que vens menos a ensear que a captar la as-

    piracin de la mayora; a adivinarla, a darle forma, y

    26 A los Jvenes

    nuestras listas la mitad de los pacientes y la mitad de

    las enfermedades ... Al diablo la medicina! Aire, bue-

    nos alimentos, menos trabajo agotador ... es por aqu

    por dnde hay que empezar. Sin todo esto, la profe-

    sin de mdico no es ms que farsa e hipocresa.

    Ese mismo da entenders el socialismo. Desears co-

    nocerlo totalmente, y si altruismo no es para ti una

    palabra vaca de significado, si aplicas al estudio de lo

    social la induccin rgida del filsofo de la Naturale-

    za, acabars en nuestras filas, y trabajars, como no-

    sotros, por traer la revolucin social.

    7

  • Piotr Kropotkin

    A los cientficos

    Pero puede que digas: Los simples asuntos prcticos

    pueden irse al diablo! Como astrnomo, como fisilo-

    go, como qumico, me dedicar a la ciencia. Es un tra-

    bajo que siempre rinde frutos, aunque slo sea para

    las generaciones futuras.

    Intentemos comprender primero lo que buscas al con-

    sagrarte a la ciencia. Es slo el placer (inmenso sin

    duda) que obtenemos estudiando la naturaleza y ejer-

    citando nuestras facultades mentales? En ese caso te

    pregunto: En qu se diferencia el filsofo, que persi-

    gue la ciencia para poder llevar una vida ms grata, del

    borracho que slo busca la gratificacin momentnea

    que le proporciona la ginebra? El filsofo ha elegido,

    sin duda, mucho ms sabiamente su placer, pues le

    permite una satisfaccin mucho ms honda y perdura-

    ble que la del ebrio. Pero eso es todo! Ambos persi-

    guen el mismo fin egosta: gratificacin personal.

    Pero no, t no deseas llevar esa existencia egosta. Tra-

    bajando para la ciencia deseas trabajar para la humani-

    dad toda; esa idea te guiar en tus investigaciones.

    Una maravillosa ilusin! Quin no la abraz por un

    momento al entregarse por primera vez a la ciencia?

    Pero, si piensas realmente en la humanidad, si es el

    bien de la especie humana lo que buscas, se te plantea

    un interrogante formidable; porque, a poco espritu

    crtico que tengas, advertirs inmediatamente que en

    nuestra sociedad actual la ciencia no es ms que un

    artculo de lujo, destinado a hacer ms placentera la

    vida a unos cuantos, y que es absolutamente inaccesi-

    ble a la gran mayora del gnero humano. Hace ya ms

    de un siglo que estableci la ciencia proposiciones s-

    lidas sobre el origen del universo, pero cuntos las

    conocen y cuntos poseen espritu crtico realmente

    A los jvenes

    damentos a sus infinitas aplicaciones? Que la antro-

    pologa, la sociologa, la tica, deben remodelarse por

    completo, y que las propias ciencias naturales, enca-

    radas desde otro punto de vista, deben experimentar

    una modificacin profunda, tanto en cuanto a la con-

    cepcin de los fenmenos naturales como en cuanto

    al mtodo de ordenacin?

    Pues bien, entonces, a trabajar! Poned vuestro talento

    al servicio de la buena causa. Ayudadnos sobre todo

    con vuestra clara lgica a combatir el prejuicio y con-

    vertid vuestra sntesis en el fundamento de una orga-

    nizacin mejor. An ms, enseadnos a aplicar en

    nuestros razonamientos diarios el valor de la autnti-

    ca investigacin cientfica, demostradnos, como hicie-

    ron vuestros predecesores, cmo se arriesga el hom-

    bre a sacrificar hasta la vida misma porque la verdad

    triunfe.

    Vosotros, mdicos que habis aprendido el socialismo

    por amarga experiencia, no os cansis nunca de decir-

    nos hoy, maana, en todo instante, que la propia es-

    pecie humana se precipitar en la decadencia si el

    hombre sigue en las condiciones de existencia y de

    trabajo actuales; que todos vuestros medicamentos

    sern impotentes frente a la enfermedad mientras la

    mayora de la especie humana vegete en condiciones

    absolutamente contrarias a lo que la ciencia considera

    sano. Convenced a la gente de que es la causa de la

    enfermedad la que hay que desarraigar, y mostradnos

    a todos que es necesario eliminarla.

    Venid, y con vuestro escalpelo diseccionad ante nues-

    tros ojos con mano firme esta sociedad nuestra que se

    precipita en la putrefaccin y la muerte. Explicadnos

    lo que debera y podra ser una existencia razonable.

    Insistid, como verdaderos cirujanos, en que ha de

    amputarse el miembro gangrenado para que no enve-

    nene el organismo todo.

    25 8

  • Piotr Kropotkin

    que, tras fracasar en sus primeras empresas, buscan

    obtener los votos del pueblo, pero que ms tarde se-

    rn los primeros en atacarlo, si se atreviese a intentar

    llevar a la prctica los principios por los que ellos

    mismos abogaron, y que quizs enfilen incluso el ca-

    n contra el propietario si se atreve a avanzar antes

    de que ellos, los dirigentes, den orden.

    Aadid a estos estpidos insultos, el desprecio sober-

    bio y la calumnia cobarde de un gran nmero, y sa

    ser toda la ayuda que los jvenes de la clase media

    prestan al pueblo en su vigorosa evolucin social.

    Y luego preguntas, qu hacer? Hay tanto que hacer!

    Todo un ejrcito de jvenes podra hallar campo so-

    brado para emplear todo el vigor de su energa juve-

    nil, toda la fuerza de su inteligencia y de su talento,

    ayudando al pueblo en la vasta empresa que ha em-

    prendido!

    Qu hacer? Escucha:

    Vosotros, amantes de la ciencia pura, si estis imbui-

    dos de los principios del socialismo, si habis com-

    prendido el autntico significado de la revolucin que

    est llamando en este mismo instante a la puerta, no

    veis que ha de remodelarse la ciencia toda para poner-

    la en armona con los nuevos principios? Que es ta-

    rea vuestra lograr en este campo una revolucin mu-

    cho mayor que la lograda en todas las ramas de la

    ciencia durante el siglo dieciocho? No comprendis

    que la historia, que es hoy cuento de viejas sobre los

    grandes reyes, los grandes estadistas y los parlamen-

    tos, que la propia historia ha de escribirse desde el

    punto de vista del pueblo y de la larga evolucin de

    los seres humanos? Que la economa social, que no

    es hoy ms que la santificacin del robo capitalista,

    ha de estructurarse de nuevo desde sus mismos fun-

    A los Jvenes

    cientfico? Unos miles aislados, perdidos entre cente-

    nas de miles a quienes an agobian prejuicios y su-

    persticiones dignos de salvajes, y que, en consecuen-

    cia, an estn en condiciones de servir como marione-

    tas a los impostores religiosos.

    O, yendo un paso ms all, consideremos lo que ha

    hecho la ciencia para establecer las bases racionales

    de la salud fsica y moral. La ciencia nos dice cmo

    hemos de vivir para preservar la salud de nuestros

    propios cuerpos, cmo mantener en buenas condicio-

    nes a las hacinadas masas de nuestra poblacin. Pero,

    no ha sido acaso todo el abundante trabajo hecho en

    estos dos campos letra muerta en los libros? Sabemos

    que as ha sido. Por qu? Porque la ciencia slo existe

    hoy para un puado de individuos privilegiados, por-

    que la desigualdad social, que divide la sociedad en

    dos clases (esclavos del salario y acaparadores del ca-

    pital) convierte todas sus enseanzas en cuanto a las

    condiciones para una existencia racional en la ms

    amarga irona para el noventa por ciento de la especie.

    En la actualidad, no necesitamos ya acumular verda-

    des y descubrimientos cientficos. Lo que importa es

    propagar las verdades ya adquiridas, practicarlas en la

    vida diaria, convertirlas en herencia comn. Tenemos

    que ordenar las cosas de modo que toda la especie

    pueda conseguir asimilarlas y aplicarlas, de modo tal

    que la ciencia deje de ser un lujo y se transforme en

    base de vida cotidiana. Lo exige la justicia. Y los pro-

    pios intereses de la ciencia.

    La ciencia slo realiza autnticos progresos cuando

    sus verdades hallan un medio dispuesto y preparado

    para su recepcin. La teora del origen mecnico del

    calor permaneci ochenta aos enterrada en archivos

    acadmicos hasta que este conocimiento de la ciencia

    fsica se propag lo bastante para crear pblico capaz

    de aceptarlo. Tres generaciones hubieron de pasar pa-

    9 24

  • Piotr Kropotkin

    ra que las ideas de Erasmo Darwin sobre la variacin

    de las especies pudiese recibirlas favorablemente su

    nieto y admitirlas los filsofos acadmicos, e, incluso

    entonces, hizo falta la presin de la opinin pblica.

    El filsofo es siempre, como el poeta y el artista, pro-

    ducto de la sociedad en que ensea y se mueve.

    Si ests imbuido de estas ideas, comprenders que lo

    ms importante es impulsar un cambio radical en este

    estado de cosas que condena hoy al filsofo a verse

    aplastado con verdades cientficas, mientras casi todo

    el resto de los seres humanos siguen igual que hace

    cinco o diez siglos: como esclavos y mquinas que ig-

    noran las verdades establecidas. Y el da en que ests

    imbuido de esta verdad amplia, profunda, humana y

    slidamente cientfica, ese da perders tu gusto por

    la ciencia pura. Empezars a buscar medios de lograr

    esta transformacin, y, si aportas a tus investigacio-

    nes la imparcialidad que te ha guiado en tus investiga-

    ciones cientficas, adoptars inevitablemente la causa

    socialista; dejars los sofismas y te unirs a nosotros.

    Cansado de trabajar para proporcionar placeres a ese

    pequeo grupo, que tiene ya muchos, pondrs tus co-

    nocimientos y tu abnegacin al servicio de los oprimi-

    dos.

    Y estate seguro de que el sentimiento del deber cum-

    plido, de haber establecido una correspondencia real

    entre sentimientos y acciones, te har descubrir en ti

    mismo capacidades cuya existencia jams soaste.

    Cuando, adems, un da, no est muy lejano en reali-

    dad, pese a lo que digan nuestros profesores, cuando

    un da, repito, llegue ese cambio por el que has traba-

    jado, entonces, obteniendo nuevas fuerzas del trabajo

    cientfico colectivo, y de la poderosa ayuda de ejrci-

    tos de trabajadores que pondrn sus energas a su ser-

    vicio, la ciencia dar un nuevo salto adelante, infinita-

    mente mayor que el lento progreso de hoy, que pare-

    A los jvenes

    del alimento y del sueo. Apoyan la agitacin los cnti-

    mos que los trabajadores ahorran del mnimo estricto

    necesario para la vida. Y todo esto a la sombra del mie-

    do constante a ver sus familias hundidas en la miseria

    si el patrono se entera de que su trabajador, su escla-

    vo, es socialista.

    Todo esto vers si te unes al pueblo. Y cuntas veces

    en esta lucha incesante ha exclamado en vano el traba-

    jador, agobiado por el peso de sus dificultades: Dnde

    estn esos jvenes que se educaron a costa nuestra, a

    los que vestimos y alimentamos mientras estudiaban?

    Para quin construimos, doblando la espalda bajo pe-

    sadas cargas y vacos los estmagos, esas casas, esas

    academias, esos museos? Para quin imprimimos, p-

    lidos y famlicos, los magnficos libros que ni leer po-

    demos? Dnde estn esos profesores que proclaman

    saber toda la ciencia de los hombres, y a cuyos ojos,

    sin embargo, la humanidad significa tanto como una

    especie rara de orugas? Dnde estn esos hombres

    que predican la libertad y que jams se alzan a defen-

    der la nuestra, que se aplasta a diario? Dnde los es-

    critores y poetas, dnde los pintores, ese hatajo de hi-

    pcritas. En suma, que hablan del pueblo con lgrimas

    en los ojos y que sin embargo jams acuden a nosotros

    para ayudarnos en nuestra tarea?

    Unos disfrutan complacientes su situacin de cobarde

    indiferencia; otros, la mayora, desprecian a la chusma

    y estn siempre dispuestos a aplastarla si se atreve a

    atacar sus privilegios.

    De cuando en cuando, es cierto, aparece en escena un

    joven que suea con tambores y barricadas, y que bus-

    ca escenas y situaciones sensacionales, pero que deser-

    ta de la causa del pueblo en cuanto percibe que el ca-

    mino de las barricadas es largo, que los laureles que

    cuenta ganar en el camino tienen tambin espinas. En

    general estos hombres son aventureros ambiciosos

    23 10

  • Piotr Kropotkin

    desarrolla un vigoroso movimiento entre las clases

    trabajadoras, un movimiento que busca destruir para

    siempre la esclavitud impuesta por los capitalistas, y

    echar los cimientos de una sociedad nueva basada en

    principios de igualdad y justicia. No basta ya el que la

    gente proclame su miseria en aquellas canciones que

    los siervos del siglo dieciocho cantaban y cuya melo-

    da an nos destroza el corazn. El trabajador acta

    hoy con plena conciencia de sus actos, pese a todos

    los obstculos que se oponen a su libertad. Centra sus

    pensamientos en lo que ha de hacer para que la vida,

    en lugar de mera maldicin para las tres cuartas par-

    tes del gnero humano, pueda ser bendicin para to-

    dos. Aborda los problemas ms difciles de la sociolo-

    ga, y lucha por resolverlos con su slido sentido co-

    mn, su observacin y su amarga experiencia. Para

    llegar a entenderse con sus compaeros de desdicha,

    procura formar grupos, organizarse. Crea asociacio-

    nes, a duras penas sostenidas con sus magros apor-

    tes. Intenta ponerse de acuerdo con sus camaradas

    por encima de las fronteras, y hace ms que todos los

    vociferantes filntropos por acelerar el advenimiento

    del da en que las guerras entre naciones resulten im-

    posibles. Para saber lo que estn haciendo sus herma-

    nos, para mejorar su conocimiento de ellos, para ela-

    borar y propagar sus ideas, sostiene (y a costa de

    cuntos esfuerzos!) una prensa obrera. Qu lucha in-

    cesante! Qu trabajo, que constantemente exige reini-

    ciarse. A veces para llenar los huecos que dejan la de-

    sercin, la flaqueza, la corrupcin, las persecuciones;

    a veces para reorganizar las filas diezmadas por los fusiles y la metralla, a veces para reanudar estudios

    sbitamente interrumpidos por matanzas generaliza-

    das.

    Dirigen los peridicos hombres que han tenido que

    arrancar a la sociedad migajas de ciencia privndose

    A los Jvenes

    cer simple trabajo de aprendices. Entonces gozars

    de la ciencia; ese placer ser un placer de todos.

    22 11

  • Piotr Kropotkin

    A los abogados

    Si has acabado de estudiar derecho y ests a punto de

    entrar en el foro, quizs tengas tambin algunas ilusio-

    nes en cuanto a tu actividad futura: doy por supuesto

    que eres un individuo de espritu noble, que sabes lo

    que significa el altruismo. Quizs pienses: Dedicar mi

    vida a una lucha incesante y vigorosa contra toda in-

    justicia; consagrar todas mis facultades al triunfo de

    la ley, expresin pblica de suprema justicia ... puede

    haber carrera ms noble!. Inicias la tarea real de la vida

    confiando en ti mismo y en la profesin que has elegi-

    do.

    Muy bien; acudamos a cualquier pgina del cdigo y

    veamos lo que te dir la vida real.

    Tenemos un rico propietario. Exige el desahucio de un

    campesino, un arrendatario, que no ha pagado su ren-

    ta. Desde el punto de vista legal, el caso no ofrece du-

    das. Si el campesino pobre no puede pagar, debe irse.

    Pero si analizamos los hechos veremos lo siguiente:

    El terrateniente ha derrochado sus rentas en juergas y

    placeres; el arrendatario ha trabajo duramente da a

    da. El terrateniente no ha hecho nada por mejorar su

    finca. Sin embargo, su valor se ha triplicado en cin-

    cuenta aos debido al aumento del precio de la tierra

    por la construccin de un ferrocarril, por la apertura

    de nuevas carreteras, por el drenaje de una marisma,

    por el cercado y el cultivo de tierras sin cultivar. Pero

    el arrendatario, que ha contribuido notablemente a es-

    te aumento de precio, se ha arruinado.

    Cae en manos de usureros, y agobiado de deudas no

    puede ya pagar al terrateniente. La ley, siempre del

    lado del propietario, es muy clara; el terrateniente est

    en su derecho. Pero t, a quien las ficciones legales

    an no han ahogado el sentimiento de justicia, qu

    hars? Aceptars que debe arrojarse a los caminos al

    A los jvenes

    Lo que puedes hacer

    Al fin me mandas parar! Qu demonios! dices. Pero si

    la ciencia abstracta es un lujo y la prctica de la medi-

    cina una farsa; si ley significa injusticia y los inventos

    mecnicos son puros instrumentos de robo; si la es-

    cuela, a diferencia de la sabidura del hombre prctico,

    no va a servir de nada, y el arte sin la idea revoluciona-

    ria slo puede degenerar, qu hacer?

    Hay una tarea inmensa y subyugante, un trabajo en el

    que tus actos estarn en completa armona con tu con-

    ciencia, una empresa capaz de despertar a las natura-

    lezas ms nobles y ms firmes.

    Qu tarea? dices. Escucha.

    Se abren ante ti dos caminos. Puedes corromper tu

    conciencia para siempre y acabar diciendo un da: Qu

    me importa la humanidad mientras yo goce plenamen-

    te de todos los placeres y la gente sea tan idiota como

    para permitrmelo. O puedes unirte a las filas de los

    socialistas y trabajar con ellos por la completa trans-

    formacin de la sociedad. Este es el resultado inevita-

    ble del anlisis hecho. Tal es la conclusin lgica a que

    todo ser inteligente ha de llegar si juzga con nimo

    imparcial lo que ve en torno suyo y desecha los sofis-

    mas que le sugieren la educacin de clase media y los

    puntos de vista interesados de la familia.

    Cuando se llega a esta conclusin, se plantea un inte-

    rrogante: Qu hacer? Fcil es la respuesta. Abandona

    el medio en que vives y en el que suele hablarse de los

    obreros como de un hatajo de bestias; nete al pueblo

    y el interrogante se aclarar por s.

    Descubrirs que, en todas partes, tanto en Inglaterra

    como en Alemania, lo mismo en Italia que en Estados

    Unidos, donde hay clases privilegiadas y oprimidos, se

    12 21

  • Piotr Kropotkin

    sin frente a prfida astucia, si ves todo esto, no pue-

    des ser neutral. Vendrs y te unirs a los oprimidos

    porque sabes que lo bello, lo sublime, el espritu mis-

    mo de la vida estn del lado de los que luchan por la

    luz, la humanidad y la justicia!

    A los jvenes

    labriego, tal como la ley ordena, o pedirs que el terra-

    teniente le devuelva todo el aumento de valor de la

    propiedad debido a su trabajo, segn decreta la equi-

    dad? Qu partido tomars? El de la ley contra la jus-

    ticia, o el de la justicia contra la ley?

    O qu partido tomars cuando los trabajadores se de-

    claren en huelga contra un patrn sin notificrselo? El

    de la ley, es decir el del patrn, que aprovechndose

    de un perodo de crisis ha obtenido vergonzosos bene-

    ficios, o contra la ley pero del lado de los trabajadores

    que recibieron slo durante ese tiempo mseros sala-

    rios, y vieron languidecer ante sus ojos a sus mujeres

    e hijos? Defenders esa burda farsa que llaman liber-

    tad de contratacin? O defenders la equidad, que

    dice que un contrato establecido entre un hombre que

    ha comido bien y otro que vende su trabajo para poder

    subsistir escasamente, entre el fuerte y el dbil, no es

    en absoluto un contrato?

    Consideremos otro caso. Aqu, en Londres, un hombre

    entra en una carnicera, roba un filete y sale corriendo.

    Detenido e interrogado resulta ser un artesano sin tra-

    bajo, y que llevan, l y su familia, cuatro das sin co-

    mer. Se pide al carnicero que le deje libre, pero el car-

    nicero exige que la ley se cumpla! Presenta denuncia y

    el delincuente es condenado a seis meses de crcel.

    No se rebela tu conciencia contra la sociedad cuando

    sabes que se pronuncian sentencias similares a diario?

    Pedirs el cumplimiento de la ley contra el hombre

    que deficientemente educado y mal acostumbrado des-

    de su niez, ha llegado a la vida adulta sin haber odo

    una palabra comprensiva y que completa su carrera

    asesinando a su vecino para robarle? Exigirs su eje-

    cucin, o, peor an, que le encarcelen veinte aos, sa-

    biendo como sabes muy bien que es ms un loco que

    un criminal, y que, en cualquier caso, su crimen es cul-

    pa de la sociedad toda?

    20 13

  • Piotr Kropotkin

    Exigirs que esos tejedores que en un momento de

    desesperacin prendieron fuego a un taller sean arro-

    jados a la crcel; que este hombre que dispar contra

    un asesino coronado pase en prisin el resto de sus

    das; que se fusile a los insurrectos que plantan la ban-

    dera del futuro en las barricadas? No y mil veces no!

    Si razonas en vez de repetir lo que se te ense; si ana-

    lizas la ley y desnudas las nebulosas ficciones con que

    la han envuelto para ocultar su autntico origen, que

    es el derecho del ms fuerte, y su substancia, que ha

    sido siempre la consagracin de todas las tiranas

    transmitidas a la especie humana a lo largo de su larga

    y sangrienta historia; cuando hayas comprendido esto,

    sentirs realmente un profundo desprecio por la ley.

    Comprenders que dedicarse a servir la ley escrita es

    colocarse de continuo en oposicin a la ley de la con-

    ciencia, y sumarse al bando de la iniquidad y la injusti-

    cia; y como esta lucha no puede continuar eternamen-

    te, o acabars silenciando tu conciencia y convirtin-

    dote en un miserable, o rompes con la tradicin y tra-

    bajas con nosotros para la destruccin absoluta de to-

    da la injusticia social, poltica y econmica. Y enton-

    ces sers un socialista, un revolucionarlo!

    A los jvenes

    A los artistas

    Por ltimo t, joven artista, escultor, pintor, poeta,

    msico, no has advertido que el sagrado fuego que

    inspir a tus predecesores est ausente en los hom-

    bres de hoy, que el arte es vulgaridad, que impera lo

    mediocre?

    Podra ser de otro modo? El gozo de redescubrir el

    mundo antiguo, de baarse de nuevo en los arroyos

    de la naturaleza que crearon las obras maestras del

    Renacimiento no existe ya en el arte de nuestra poca.

    El ideal revolucionario le ha abandonado hasta ahora,

    y, sin un ideal, suea nuestro arte hallado en el realis-

    mo, y fotografa laboriosamente en colores la gota de

    roco sobre la hoja de una planta, remeda los mscu-

    los de la pata de una vaca, o describe minuciosamente

    en prosa y en verso la sofocante basura de una alcan-

    tarilla o el tocador de una puta de alto rango.

    Pero si esto es as, qu hacer? dices. Si el fuego sagra-

    do que dices poseer, contesto yo, slo es pbilo

    humeante y sin llama, seguirs haciendo lo que has

    hecho, tu arte degenerar muy pronto en el oficio de

    decorar tiendas de comerciantes, de proveer de libreto

    operetas mediocres y de escribir cuentos para libros

    de Navidad... la mayora de vosotros descendis ya a

    toda prisa por esa pendiente...

    Pero si tu corazn late de veras al unsono con el de la

    humanidad toda, si como autntico poeta eres capaz

    de or la vida, entonces, contemplando este mar de

    afliccin cuya marea te cerca, mirando cara a cara a

    esas gentes que se mueren de hambre, a los cadveres

    que se apilan en las minas, a los cuerpos mutilados

    que se amontonan en las barricadas, si ves de verdad

    la batalla desesperada que se est librando, entre gri-

    tos de afliccin de los conquistados y orgas de los

    triunfadores, herosmo frente a cobarda, noble deci-

    19 14

  • Piotr Kropotkin

    todo cuando un hombre ha estado enseando todo el

    da la regla de tres, pero que los poetas estn siempre

    en las nubes y sus ideas nada tienen que ver con la vi-

    da de hoy, ni con la prxima visita del inspector de se-

    gunda enseanza ...

    O, por el contrario, los sueos de tu juventud se con-

    vierten en las firmes convicciones de tu edad madura.

    Desears entonces educacin amplia y humana para

    todos, en la escuela y fuera de ella. Y al verlo imposi-

    ble en las condiciones actuales, atacars los fundamen-

    tos mismos de la sociedad burguesa. Sers entonces

    expulsado por la delegacin de enseanza, abandona-

    rs tu escuela y te unirs a nosotros, sers de los nues-

    tros. Explicars a hombres de ms aos pero de menos

    ciencia que t, lo atractivo que es el conocimiento, lo

    que debera ser el gnero humano, s, lo que podra-

    mos ser. Vendrs a trabajar con los socialistas por la

    completa transformacin del sistema presente y lucha-

    rs hombro con hombro para lograr igualdad verdade-

    ra, verdadera fraternidad, libertad infinita para el mun-

    do.

    A los jvenes

    A los ingenieros

    Y t, joven ingeniero, que sueas mejorar la condicin

    de los trabajadores aplicando a la industria las inven-

    ciones de la ciencia, qu triste desencanto, qu decep-

    ciones te esperan. Dedicars la energa juvenil de tu

    inteligencia a proyectar el trazado de un ferrocarril

    que, bordeando precipicios y atravesando el corazn

    de montaas inmensas, unir dos pases que la natura-

    leza separ. Pero una vez el trabajo se inicie, vers re-

    gimientos completos de trabajadores diezmados por

    las privaciones y la enfermedad en el lbrego tnel,

    vers que otros vuelven a casa llevando consigo slo

    unas monedas y las semillas de la enfermedad, vers

    cada metro de la lnea frrea marcado por cadveres de

    seres humanos, por la rapaz codicia, y finalmente,

    cuando la lnea se abra al fin, vers que la utilizan para

    transportar la artillera de un ejrcito invasor.

    Has dedicado tu juventud a hacer un descubrimiento

    que simplificar la produccin, y tras muchos trabajos

    y muchas noches en vela, tienes al fin el valioso inven-

    to. Lo pones en prctica. El resultado supera tus espe-

    ranzas. Diez, veinte mil seres humanos se quedan sin

    trabajo y los que quedan, nios la mayora, reducidos a

    la condicin de simples mquinas! Tres, cuatro o qui-

    zs diez capitalistas harn una fortuna y bebern

    champn a raudales. Era ste tu sueo?

    Por ltimo, estudias los recientes avances industriales

    y ves que las costureras no han ganado nada, absoluta-

    mente nada, con el invento de la mquina de coser;

    que el trabajador del tnel del San Gotardo muere de

    anquilostomiasis, pese a las perforadoras de punta de

    diamante; que el albail y el jornalero estn tan sin tra-

    bajo como antes. Si analizas los problemas sociales

    con la misma independencia de espritu que te ha guia-

    do en tus investigaciones mecnicas, llegars inevita-

    18 15

  • Piotr Kropotkin

    blemente a la conclusin de que bajo el dominio de la

    propiedad privada y la esclavitud salarial, todo nuevo

    invento, lejos de aumentar el bienestar del trabajador,

    slo hace ms pesada su esclavitud, ms degradante

    su trabajo, ms frecuentes los perodos de paro, ms

    aguda la crisis, y slo se aprovechan de l quienes dis-

    ponen ya de todos los placeres imaginables.

    Qu hars t cuando llegues a esta conclusin? O em-

    pezars a silenciar tu conciencia con sofismas, hasta

    que un buen da digas adis a los honrados sueos de

    tu juventud e intentes obtener, para ti mismo, lo que

    proporcione placer y gozo y te unas a las filas de los

    explotadores; o, si tienes corazn, te dirs: No, no es

    tiempo para inventos. Transformemos primero la pro-

    duccin. Cuando desaparezca la propiedad privada,

    entonces, todo nuevo avance de la industria ser en

    beneficio de la especie, y toda esta masa de trabajado-

    res, hoy meras mquinas, sern entonces seres pen-

    santes que aplicarn a la industria su inteligencia, for-

    talecida por el estudio y adiestrada por el trabajo ma-

    nual, y el progreso mecnico dar as un salto adelante

    que traer en cincuenta aos lo que hoy ni siquiera

    podemos soar.

    A los jvenes

    A los maestros

    Y qu le dir yo al maestro, no al hombre que conside-

    ra su profesin una tarea tediosa, sino a aqul que, ro-

    deado de un alegre grupo de jvenes, se siente exalta-

    do por sus graciosas miradas y sus risas felices; al que

    intenta plantar en sus cabecitas aquellas ideas de hu-

    manidad que l mismo acarici cuando era joven.

    Te veo a menudo triste, y conozco el motivo. El otro

    da tu alumno favorito, que no est muy bien en latn,

    es cierto, pero que no por eso deja de tener un excelen-

    te corazn, recit la historia de Guillermo Tell con tan-

    to vigor... chispeaban sus ojos; pareca querer apualar

    a todos los tiranos all mismo; recitaba con un ardor tal

    los versos apasionados de Schiller:

    Adelante el esclavo que rompe su cadena,

    Adelante los hombres libres que no tiemblan.

    Pero cuando volvi a casa, su madre, su padre, su to,

    le reprendieron con aspereza por faltar al respeto al

    cura o al polica rural. Le discursearon luego sobre la

    prudencia, el respeto a la autoridad, la sumisin a sus

    superiores, hasta que dej a un lado a Schiller para leer

    cosas prcticas.

    Y despus, ayer mismo, te dijeron que tus mejores

    alumnos se haban descarriado. Uno slo suea en con-

    vertirse en un oficial; otro, de acuerdo con su patrono,

    roba a los trabajadores de sus parcos salarios; y t, que

    tantas esperanzas habas puesto en estos jvenes, cavi-

    las ahora sobre el triste contraste entre tu ideal y la

    realidad de la vida.

    Sigues cavilando sobre ello. Y preveo que en dos aos

    de trabajo, despus de sufrir un desengao tras otro,

    dejars en la estantera a tus autores favoritos y acaba-

    rs diciendo que Guillermo Tell era sin duda un hom-

    bre muy honrado, pero que estaba un poco loco; que la

    poesa est muy bien para leer junto al fuego, sobre

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