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¿A dónde ir?�
Boris Salazar, María del Pilar Castillo yy Federico Pinzónz
February 25, 2008
Contents
1 Introducción 2
2 Guerra y desplazamiento 72.1 El espacio de la guerra y el desplazamiento . . . . . . . . . . . . 10
2.2 Guerra, información y orden . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
2.3 Árbol de jerarquía, memoria y desplazamiento . . . . . . . . . . . 15
3 Información y memoria en el suroccidente 19
4 Los componentes de la red de desplazamiento 22
5 Índice de atracción 275.1 Distribución y ley de potencia en el suroccidente . . . . . . . . . 31
6 Capacidad, aprendizaje y saturación 34
7 Procesos de desplazamiento: Un primer método 367.1 Un segundo método . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
7.2 ¿Cuál es el signi�cado de las triadas? . . . . . . . . . . . . . . . . 44
7.3 ¿Cuál es el modelo de elección de los agentes que incorporan esa
probabilidad? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
�Ganador del premio al mejor trabajo de investigación en Ciencias Sociales, Ascun-Elespectador y Embajada de Francia.
yProfesores de economía de la Universidad del Valle, Facultad de Ciencias Sociales yEconómicas, Cali, Colombia. Contactos: [email protected]; [email protected]
zEconomista, Universidad del Valle
1
8 El desplazamiento como una red de capacidad 51
9 Nodos receptores 539.1 ¿Cuántos nodos receptores? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
9.2 El tamaño de las redes en los nodos receptores . . . . . . . . . . 58
10 Desplazamiento y estructura regional 63
11 Desplazamiento y estructura urbana 67
12 La pobreza en el desplazamiento 7012.1 Trampas de pobreza y estructura social . . . . . . . . . . . . . . 71
13 Intercambio recíproco y comunidades 73
14 El rostro protector del Estado 75
15 Conclusiones 79
1 Introducción
En los últimos diez años, todos los días, desde miles de veredas, corregimien-
tos, inspecciones de policía y ciudades del país, en grupos familiares, en forma
individual, o en oleadas masivas, centenares de colombianos se han desplazado
hacia las ciudades más grandes, y otras no tan grandes, del país. Detrás del
movimiento físico de más de dos millones de colombianos hacia los centros ur-
banos está uno de los procesos sociales más complejos ocurridos en Colombia en
el último medio siglo. Los enfoques convencionales, ligados a fenómenos de mi-
gración económica y a La violencia clásica colombiana, no son su�cientes para
explicar ni la magnitud ni la genealogía ni la dinámica ni los efectos de los pro-
cesos sociales asociados al desplazamiento forzado de colombianos. El propósito
de este trabajo es desentrañar y entender las interacciones, los mecanismos
y los efectos del desplazamiento sobre la supervivencia de los más pobres, la
estructura regional, la desigualdad y la legitimidad del Estado en Colombia.
Todos los fenómenos y estructuras mencionados hacen parte de un sistema más
amplio que �toma�a los más débiles y pobres del campo y los envía, mediante
la guerra, a la periferia de las ciudades y transforma, de paso, las estructuras
regionales y urbanas, generando una nueva clase de colombianos que sobreviven
2
en la condición que Giorgio Agamben [1] denomina como la vida desnuda (bare
life): la pura supervivencia sin ciudadanía.
¿A dónde van los desplazados? Hacia donde ya están otros desplazados.
Más que una tautología vacía, es un hecho observable: los desplazados tienden
a concentrarse en las nuevas periferias de las ciudades, sobre todo de las áreas
metropolitanas. ¿Cómo lo hacen? A través del procesamiento de la informa-
ción contenida en sus redes sociales, activadas por la amenaza proveniente de
la guerra irregular. ¿De quién aprenden? De los desplazados anteriores, de
la memoria de desplazamientos ocurridos antes, de la interacción entre los de-
splazados de hoy y los desplazados de ayer, de los puentes creados entre el pasado
y el presente y entre unos desplazados y otros. La complejidad del proceso de
desplazamiento puede apreciarse en la interrelación entre un pasado de migra-
ciones y de interacciones violentas y un presente en el que la guerra irregular ha
alcanzado niveles muy altos de so�sticación estratégica y de crueldad.
El desplazamiento de seres humanos por efecto de la guerra pone a prueba
la capacidad de supervivencia de individuos y comunidades, la capacidad de
las redes sociales de los ciudadanos para generar la información requerida en
muy poco tiempo, la �exibilidad de los sistemas espaciales� urbanos y rurales�
para adaptarse a grandes e inesperados movimientos de población en periodos
muy cortos, y la capacidad del Estado y de la sociedad para integrar a los
desplazados a la vida ciudadana. La investigación social ha concentrado sus
esfuerzos en los problemas de adaptación de individuos y comunidades sometidos
al terror, la amenaza y el destierro, a entender las consecuencias económicas
del desplazamiento[12], o a desentrañar los motivos estratégicos de los agentes
armados que conducen a la población civil al desplazamiento ([26]). De un lado,
ha habido un énfasis en el estudio de las tensiones que viven los desplazados
debido a los procesos de terror, destierro y adaptación a nuevos lugares, y del
otro una preocupación válida por descifrar las estrategias de largo plazo de
los agentes armados. Las políticas públicas, a su vez, se han concentrado en
el tratamiento inmediato de las condiciones mínimas de supervivencia de los
desplazados, en su integración al Estado, y en su posible regreso a sus lugares
de origen en un mundo más estable y menos amenazado.
¿Qué ha quedado por fuera? La evolución ocurrida en los sistemas espa-
ciales, su capacidad de absorber desplazados en periodos cortos de tiempo, de
adaptarse a las nuevas circunstancias, de combinar estabilidad con inestabili-
dad y, en general, su resiliencia para enfrentar un fenómeno de la magnitud
del desplazamiento colombiano de la última década. Más que en la indudable
3
capacidad de los individuos y de las comunidades para sobreponerse a la adver-
sidad, el enigma por descifrar está en la �exibilidad de los sistemas espaciales
del país para adaptarse, a través del cambio, a un fenómeno tan complejo, y en
la capacidad de las comunidades, sometidas a la amenaza y al terror, de generar
y procesar la información requerida y rehacerse como nuevas comunidades en
las ciudades de destino. Sin dejar de ver a los desplazados como víctimas de
una guerra muy dura, queremos descifrar su capacidad para generar los proce-
sos sociales que les han permitido sobrevivir y enfrentar, otra vez, en las peores
condiciones, procesos de adaptación a la vida urbana. Por supuesto, el enigma
se hace más dí�cil de descifrar debido a la compleja interacción entre los indi-
viduos y las comunidades, las estrategias de los agentes armados, y la estructura
y capacidad de respuesta de los sistema espaciales. El punto decisivo es que los
agentes armados, los individuos y las comunidades hacen parte de un sistema
más grande y contribuyen a transformarlo en su interacción permanente con él
y dentro de él. Esa transformación incluye a la estructura social y económica y
a las formas de hegemonía política y de desigualdad en las ciudades.
El propósito fundamental de esta investigación es encontrar, mediante el uso
sistemático de la metodología de las redes sociales y complejas, los resultados de
las interacciones entre los individuos y las comunidades que deben desplazarse
para asegurar su supervivencia, de un lado, y los sistemas espaciales en los que
deben moverse, del otro1 . Al hacerlo, deberá detectar los cambios, tanto en el
sistema espacial, como en las estructuras sociales y en las estrategias de super-
vivencia y de procesamiento de la información de las comunidades afectadas,
tanto expulsoras como receptoras. Nos interesa conocer cómo cambian los sis-
temas espaciales ante movimientos masivos y rápidos de población civil, cómo
evolucionan los procesos de generación de información que llevan a los desplaza-
dos de un lugar a otro, cómo las decisiones en red de individuos y comunidades
transforman la ponderación de ciudades, corregimientos y veredas y alteran el
balance entre lo rural y lo urbano� dentro de las regiones y entre ellas� y cómo
nuevas comunidades, por regla general muy pobres, con una representación de-
sproporcionada de las minorías étnicas, y fundiéndose con otras comunidades ya
pobres, emergen en ciertas ciudades de Colombia, generando problemas inéditos,
y transformando y acelerando los problemas de pobreza, violencia, y exclusión
1Barbary y Ho¤man [5], desde un enfoque distinto, han desarrollado la noción de sistemade lugares para estudiar los cambios sistémicos ocurridos en la Costa Pací�ca colombiana,no sólo por el desplazamiento, sino por otros procesos de desarrollo económico y social. Lasnociones de sistemas de lugares y de unidades colectivas que ellos usan son cercanas a nuestraidea de decisiones colectivas en redes sociales, y de movilidad sobre una red espacial.
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ya existentes. Lo nuevo no es que los pobres estén juntos en las ciudades, sino
la extrema concentración de pobres y desplazados en asentamientos segregados,
inseguros, con mínimas oportunidades económicas y casi desconectados del resto
de la sociedad.
¿Cómo lo hemos hecho? Casi todos los estudios sobre el desplazamiento de
civiles en Colombia se han concentrado en dilucidar las causas, los mecanismos y
los motivos que conducen al desplazamiento masivo de ciudadanos. En términos
técnicos, han concentrado sus esfuerzos en estudiar el lugar de origen o nodo de
expulsión del desplazamiento y han dedicado muy poco tiempo a los procesos de
desplazamiento y a los lugares de destino, o nodos receptores, y a los cambios en
las estructuras urbanas y territoriales resultantes de esos movimientos masivos
de seres humanos. Aquí, por el contrario, hemos querido estudiar, primero, los
procesos de decisión que conducen a elegir ciertos nodos de destino, y no otros,
y segundo, los efectos de esas elecciones sobre la estructura espacial del país
y sobre la situación de las comunidades resultantes en los nodos de destino.
Adoptamos la siguiente hipótesis: las elecciones de los individuos dependen
del alcance de las redes sociales en las que se encuentran, de la dinámica de
esas redes en una situación de guerra, de la estructura jerárquica subyacente al
territorio, y de la capacidad de absorción de los nodos receptores.
Lo único nuevo de esta propuesta está en el uso de la metodología de las
redes sociales para entender los procesos que conducen a la elección de ciertos
lugares como nodos de recepción de los desplazados. ¿Por qué la elegimos?
La justi�cación es inmediata: las redes permiten relacionar las decisiones y
los movimientos de los desplazados con la estructura espacial y económica en
la que lo hacen. En cada nodo de la red espacial, individuos sometidos a la
amenaza, o a la violencia directa, por parte de agentes armados, tienen que
decidir si abandonan ese nodo para trasladarse a otro, o si permanecen en él.
Si se deciden desplazarse, están tomando una decisión con fuertes implicaciones
sociales y económicas. Dejan de percibir un ingreso, de pertenecer a un tejido
social, y de ejercer derechos de propiedad sobre sus bienes. Si permanecen en
el lugar están poniendo en peligro su vida y la de su familia. En términos un
poco más técnicos, si decide permanecer en el lugar de origen su probabilidad
de supervivencia caerá por debajo de un nivel aceptable. Al mismo tiempo,
si decide desplazarse, su ingreso económico y su tejido social sufrirán pérdidas
evidentes. Más pronunciadas en el primero que en el segundo, pues una de las
claves de los procesos de desplazamiento en Colombia es el uso y la conservación
de redes sociales y comunitarias.
5
Paralelo al descubrimiento de la red espacial sobre la que deben moverse
los individuos, tratamos de encontrar la estructura de las redes sociales que
garantizan el �ujo de información entre individuos situados en nodos distintos
y generan las decisiones que llevan a la formación de una red social más grande
en los nodos de recepción. La red social y la red de desplazamiento resultante
se convierten en objetos con existencia propia, cuya evolución puede ser seguida
en el tiempo. Otra vez, la teoría de las redes es la herramienta metodológ-
ica y teórica que brinda una estructura apropiada para entender las decisiones
asociadas al desplazamiento de civiles. La razón fundamental es que permite
tratar en una sola estructura las decisiones de los agentes individuales, la forma
en que buscan y usan la información existente, y la evolución de sus efectos
globales en el tiempo. Lo hace de una forma muy económica condensando, en
las propiedades de la red, en las regularidades que siguen sus distribuciones
de probabilidad y en la evolución de sus características sus efectos globales, la
interacción entre los agentes y el sistema espacial.
Aunque el Sistema de Información RUT, realizada en forma sistemática por
la Conferencia Episcopal en todas las parroquias que están bajo su supervisión,
tiene el sesgo evidente de seguir su propia red de apoyo, y dejar por fuera todos
los desplazados que no han acudido a ella, sigue siendo, de lejos, el mejor instru-
mento estadístico disponible. Tiene una ventaja inicial muy fuerte: distingue y
etiqueta en forma precisa el nodo de origen de los desplazados, los nodos inter-
medios de sus trayectorias (si los hay) y los nodos de asentamiento o de destino.
En general, las otras fuentes estadísticas no son precisas y no tienen el registro
espacial riguroso logrado por el Sistema de Información RUT. De otra parte,
como lo señalan con precisión Ana María Íbañez y Pedro Querubín:
El Sistema de Información Rut, pese a no ser representativo de
la población desplazada, posee varias ventajas frente a las bases de
datos de la RSS y CODHES. Primero, el Sistema Rut fue implemen-
tado a partir de 1997 y, por tanto, contiene un lapso de tiempo más
prolongado. Además, el sistema contiene hogares desplazados desde
1980 pues no está restringido por la disposición legal de considerar
hogares con un año o menos de expulsión. Segundo, el cuestionario
del Sistema RUT, a diferencia del registro de la RSS, contiene in-
formación detallada acerca de la estructura del hogar, los actores de
expulsión y la tenencia de la tierra. Por último, el Sistema RUT
cobija un porcentaje considerable del territorio nacional a través de
6
sus parroquias mientras que la base de datos de CODHES contiene
estudios de caso de algunos municipios del país ([12], 31).
Sin embargo, los investigadores en general no han explotado las posibilidades
analíticas de la base de datos del Rut. En particular, no han usado la estruc-
tura relacional que conecta a los nodos de expulsión con los receptores, y han
preferido agregar todas las relaciones a nivel regional, sin distinguir, como sí
lo hace su base de datos, entre los nodos expulsores (rurales) y receptores (ur-
banos). Peor aun, otra de las ventajas más grandes de la base de datos del Rut
tampoco es explotada por los analistas que la han usado: la �na caracterización
que hace de las comunidades, tanto de expulsión como de recepción, hasta el
punto de registrar corregimientos, veredas, inspecciones de policía, en los nodos
de expulsión, y barrios, comunas y distritos, en los de recepción. Esta distin-
ción tan �na permite detectar la emergencia de barrios, comunas y distritos de
desplazados en las grandes ciudades, y concluir que los desplazados no van a las
grandes ciudades en general, sino a ciertos lugares, de extrema concentración
de pobreza, que están dentro de esas ciudades, pero fuera de ellas en términos
sociales, económicos y físicos. La división entre el centro y la periferia, que sep-
araba a los habitantes del campo de los de la ciudad es transferida a las grandes
ciudades en la forma de asentamientos de desplazados situados en la extrema
periferia social y económica de las ciudades.
2 Guerra y desplazamiento
Es la guerra la que produce el desplazamiento. Lo hace a través de varios proce-
sos. El primero es el producto de las estrategias deliberadas y racionales de los
agentes armados y de sus aliados, que han usado y usan la amenaza, la violencia,
y el destierro como formas de socavar y destruir la base social de las fuerzas
enemigas. El avance de las guerrillas, las redes sociales que logró crear en vastas
zonas del país, los procesos de lealtad que generó en distintas poblaciones, la
penetración del aparato del estado ocurrido en muchos municipios de Colombia,
y el uso sistemático de sus recursos económicos constituían una amenaza real
para los poderes locales y para el poder del estado central. La respuesta fue
una estrategia implacable de destrucción de sus bases sociales y de sus redes de
apoyo y penetración. Lo que fue pensado como una estrategia controlada que
seleccionaba� a través de información proveniente de la inteligencia del estado,
de informantes profesionales y de la población que quería colaborar� a los �ver-
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daderos�militantes y colaboradores de la guerrilla se convirtió, en muy poco
tiempo, en una estrategia que golpeaba a sectores muy amplios de la población
civil de las zonas en disputa.
Contrario a lo que proclamaban sus creadores, la estrategia de amenaza y
destierro no se circunscribió a los �verdaderos�agentes del enemigo: se amplió
hasta cubrir vastas capas de la población civil. Los procesos de persecusión,
amenaza y ejecución de la base social del enemigo desencadenaron fenómenos
sociales imprevisibles: un mayor número de denunciados y de amenazados, y
una información creciente que ponía en peligro de muerte a todos los que no
ejercían como informantes. Las fuerzas invasoras descubrieron que poblaciones
enteras podían estar, en apariencia, del lado del enemigo. No eran unos pocos
los amenazados y los asesinados: todos eran amenazados y todos podrían ser
asesinados.
Esta incertidumbre básica no es, por supuesto, exclusiva de la guerra irreg-
ular colombiana. Toda guerra irregular implica la misma incertidumbre fun-
damental con respecto a la lealtad de los civiles. En la guerra de Vietnam,
las fuerzas norteamericanas y sus aliados de Vietnam del Sur presumían que
todos los civiles eran sus enemigos, que todos estaban del lado del Vietcong y
que la señora que llevaba unas cuantas libras de arroz y un pato en un canasto
podía ser una guerrillera encubierta. La implicación era obvia: si no había
forma de distinguir al guerrillero encubierto del que no lo era, todos podían
ser guerrilleros, o sus colaboradores, y cualquiera podía y debía ser eliminado.
¿Cómo saber, con certeza, quién era colaborador del enemigo y quién no? No
era posible. Y como no lo era las consecuencias fueron terribles para los civiles:
bombardeos indiscriminados, ejecuciones, terror. En la guerra colombiana una
variación perversa ha introducido formas de disminuir la incertidumbre básica
para los victimarios: los informantes, las pequeñas venganzas personales o fa-
miliares, los que cambian de bando y trans�eren toda la información que poseían
para hacer la guerra contra sus antiguos camaradas y aliados. La información
es transferida a los victimarios, pero la incertidumbre crece para las víctimas.
Y si todas las víctimas potenciales no terminaron asesinadas fue porque la
estrategia de amenaza y destierro produjo una respuesta espontánea2 de su
2María Teresa Uribe ha interpretado la decisión de desplazarse como una forma de resisten-cia indirecta a la dominación de los agentes armados. Jaramillo et al. [14] siguiendo a Uribe,y desde una perspectiva psicoanalítica, han visto la resistencia a la guerra como una respuestaante el miedo a la muerte y al Otro. Uno de sus entrevistados dice.
El que huye de la guerra no quiere coger un arma, aunque se la pusieran enlas manos. Entonces ahí viene el enemigo y vea, agarre, y entonces uno no quiere
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parte: desplazarse para sobrevivir. He aquí el segundo proceso producido por
la guerra. Las víctimas potenciales aprendieron que permanecer en los lugares
en disputa, bajo la amenaza de fuerzas de aniquilación dotadas de información
incierta, podía conducir a la muerte o a una vida bajo una amenaza constante y
una incertidumbre creciente. Como el Estado no estaba dispuesto a protegerlos
ni tenía la capacidad para hacerlo, y como la guerrilla no contaba con la su�-
ciente fuerza armada para defender sus territorios y poblaciones, la única opción
para los civiles bajo amenaza era el desplazamiento. Pero desplazarse no es un
simple movimiento de un lugar a otro. Es un proceso de transformación de las
estructuras espaciales, de la cooperación social y de los problemas urbanos. La
guerra generó, sin proponérselo, nuevos procesos de transferencia de informa-
ción y de cooperación social, que han transformado el balance interno entre el
centro y la periferia de las regiones en disputa, y el balance total de población,
recursos y desigualdad social entre todas las regiones y, sobre todo, dentro de
las ciudades más grandes y sus vecindades.
Esta última consecuencia merece un poco más de atención. La expansión de
las grandes ciudades y de sus áreas metropolitanas están ligadas a los procesos
de desplazamiento ocurridos en los últimos años. Grandes distritos, separados
del resto de la ciudad por profundas barreras espaciales y sociales, han aparecido
en Bogotá, Cali, Medellín, Cartagena, Montería y sus vecindades, y en menor
escala en Rionegro y en Buenaventura. Impulsados por el desplazamiento, la
falta de vivienda y el dé�cit de tierras en las grandes ciudades, desplazados y
pobres se han unido para construir asentamientos humanos, casi siempre en las
peores condiciones geológicas, de dotación de servicios públicos y de acceso a las
oportunidades económicas. En esos distritos está concentrada la exclusión social
producida por la guerra y por la estructura social predominante en Colombia.
Sus habitantes son negros, indígenas, pobres, varias veces desplazados. Son
portadores de la memoria de procesos de guerra, terror, amenaza y destierro.
Y aunque autores como Pécaut ([23]) insisten en subrayar el deseo de perder
la identidad de desplazados, de desaparecer en el anonimato y el olvido, y de
no participar en estrategias colectivas que los hagan visibles, es difícil imaginar
su supervivencia, en las extremas condiciones de debilidad impuestas por el
destierro, sin la puesta en marcha de procesos efectivos de cooperación social y
de organización� no importa cuán frágiles y faltos de continuidad.
coger el arma y los otros también dicen: ¡ah! es que este está es a favor de losotros. ([14], 68).
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Es indudable que el miedo a perder la vida, o a ser otra vez perseguido,
permanece. Uno de los entrevistados en el libro de Jaramillo, Villa y Sánchez
expresa el miedo fundamental de los desplazados cuando ya están en las ciu-
dades:
Al ser uno desplazado tiene temor a los que vienen, porque quizás
vienen a averiguar de qué manera está uno viviendo en el barrio.
Uno que está aquí, en la ciudad, entonces debe tener temor de los
conocidos que vienen de pronto ([14], 115).
Pero la línea que separa la visibilidad y de la invisibilidad es muy tenue y fácil
de cruzar. Los desplazados pre�eren no ser vistos como desplazados, pero tienen
que unirse y actuar en forma colectiva para sobrevivir, y aunque quieran desa-
parecer en las grandes ciudades, los procesos colectivos que los han conducido a
ellas los hacen visibles, muy visibles. Después de ganar la vida desplazándose,
tienen que enfrentar ahora la difícil supervivencia bajo el control, otra vez, de
agentes armados y de las fuerzas del Estado. La guerra se ha ido trasladando,
bajo otra modalidades, a los espacios de los desplazados en las grandes ciudades,
en donde los agentes armados aspiran a controlarlos, neutralizarlos, usarlos y,
en el mejor de los casos, sumarlos a sus actividades. El desplazamiento urbano
emerge entonces como un efecto del regreso de la guerra y del control social que
regresan, bajo otras formas, a amenazar sus vidas y su independencia. Más aun,
la extrema concentración de desplazados en las periferias más precarias de las
ciudades plantea un problema más profundo para el Estado y la sociedad: ¿No
es el universo en el que viven los desplazados similar, en ciertas dimensiones, al
de los campos de concentración? Por supuesto, aquí no hay guardas armados
del Estado ni una política estatal deliberada ni la intención de liquidar una etnia
o un pueblo, pero sí hay agentes armados, vigilancia, exclusión y concentración
en lugares de�nidos, con muy pocas, casi nulas, conexiones con el resto de la
sociedad.
2.1 El espacio de la guerra y el desplazamiento
¿Por qué el conjunto de nodos expulsores es mucho más grande que el de no-
dos receptores? ¿Por qué hay tantos corregimientos, veredas, inspecciones de
policía y municipios que expulsan colombianos? ¿Por qué los que los reciben
son menos, muchos menos? La respuesta es clara: por la expansión de la guerra
sobre el espacio nacional. A partir de 1997 la guerra se expandió de una forma
10
rápida y dramática sobre todo el territorio nacional. Como respuesta al avance
de las guerrillas, las fuerzas paramilitares y las fuerzas armadas desarrollaron
estrategias ofensivas en aquellas regiones en las que el avance de las guerrillas
era más evidente. Mientras que las fuerzas armadas enfrentaron, en términos
militares, a las guerrillas en sus territorios, las fuerzas paramilitares, en alianza
con políticos y empresarios locales, golpearon en forma implacable a sus bases
sociales. Fue una estrategia nacional que se extendió sobre todo el territorio
del país y, concentrándose con mayor intensidad en aquellas regiones en las que
las guerrillas habían consolidado procesos de control territorial y de creación
de redes sociales de apoyo. En Casanare y Arauca, en Cundinamarca y el
Meta, en Caquetá, Huila y Tolima, en el Guaviare y Guanía, en Putumayo,
Nariño y Cauca, en vastas regiones de la Costa Norte, en muchas regiones del
muy complejo departamento de Antioquia, en la región Pací�ca del Valle del
Cauca las fuerzas paramilitares penetraron en rápidas incursiones y golpearon
en forma efectiva las bases sociales de la guerrilla. El número de villorios, cor-
regimientos, veredas, inspecciones de policía afectados por la guerra creció en
forma dramática. En aquellas regiones en las que la lucha era más intensa el
desplazamiento ha ocurrido una y otra vez a lo largo de varios años. El regreso
de las guerrillas a sus antiguos territorios ha implicado también procesos de re-
taliación y de terror: ejecuciones sumarias, asesinatos de presuntos informantes
y de políticos que habían cambiado de bando.
Urabá es una de las regiones en las que la intensidad de la guerra hizo que el
desplazamiento ocurriera a lo largo de casi una década y produjera trayectorias
incluso pendulares para los desplazados. Victor Negrete [18] ha mostrado, en sus
trabajos sobre Córdoba, cómo la vieja vinculación de los cordobeses con Urabá
hizo que en tiempos de guerra en Urabá regresaran a Córdoba, y en tiempos
difíciles en su departamento de origen volvieran a Urabá. La vasta zona rural de
Buenaventura vivió, debido a la guerra entre las Farc y las fuerzas armadas, y a
las incursiones punitivas de los paramilitares del Bloque Calima, un periodo de
unos cuatro años de constante amenaza y terror que la dejaron casi despoblada.
Los puntos de expulsión de los desplazados coinciden con los lugares en los
que la guerra fue librada con mayor fuerza y violencia. Pero la correspondencia
no es uno a uno: las víctimas potenciales aprenden a percibir hacia dónde se va
a mover la trayectoria de los invasores y huyen antes de sufrir las consecuencias
de la guerra. En otras ocasiones, el escenario de la guerra real entre las fuerzas
armadas y la guerrilla se amplía hasta cubrir zonas muy grandes. Los que
huyen lo hacen no sólo por amenazas directas de los agentes armados, sino por
11
el riesgo que implica la guerra y la falta de alimentos. El avance de la guerra
produce, además, in�ltrados, probables traidores e informantes de lado y lado,
y paranoia creciente en los combatientes. La respuesta de los amenazados es
el desplazamiento. El efecto de la guerra sobre el desplazamiento es entonces
expansivo. No se requiere que el terror sea ejercido en cada punto local. Sólo
que el terror y la guerra estén en la vecindad para que el desplazamiento ocurra.
La función que relaciona a los puntos de ejercicio del terror con el rango de
expansión de la guerra y de sus efectos, envía a los puntos de ejercicio del terror
y de la violencia sobre todos los puntos vecinos a los que puedan arribar, a través
de la transferencia de información, los efectos de la guerra. Si u es un nodo
concreto (corregimiento, vereda, inspección de policía) sobre el que un agente j
está ejerciendo el terror, la función � envía los efectos de la guerra, a través de
la información, sobre todos los puntos vecinos (en términos de redes sociales)
v; v�; v��: Si U es el conjunto de todos los nodos sobre los que un agente armado j
está ejerciendo terror, y V el conjunto de todos los puntos vecinos hacia los que
puede tranferirse información sobre las actividades del agente invasor, entonces
� : U � V:En la medida en que la información relevante llega a más puntos
vecinos, la expansión de la guerra es mayor y mayor será el desplazamiento.
Este proceso permite establecer una relación clara entre el número de víc-
timas y la magnitud y expansión del desplazamiento. Cuando las operaciones
punitivas son rápidas, localizadas en un punto especí�co y secretas, el número
de víctimas crece sin remedio. Las masacres más grandes toman esa forma.
Mapiripán es un buen ejemplo de ese tipo de intervención rápida, letal y sec-
reta, basada en fuerzas que son transportadas desde un lugar lejano para realizar
su tarea punitiva. Las fuerzas invasoras llegan en forma expresa a un lugar, con
una lista de los colaboradores del enemigo y proceden a exterminarlos en uno,
dos, tres días de actividad. Si logran hacerlo en secreto, sin que la información
se �ltre hacia las probables víctimas, el número de muertos es mayor.
Por el contrario, cuando la información circula, o cuando una masacre en un
lugar genera una cascada informativa hacia las regiones vecinas, los civiles op-
tarán por desplazarse y salvar sus vidas. Esa es la razón que permite hablar de la
expansión de la guerra y del desplazamiento. El efecto de una masacre, o de un
proceso de terror en un punto del territorio genera efectos� vía información�
sobre toda la región mucho mayores que los correspondientes al ámbito local.
Nótese que no es el puro efecto de la guerra en términos de su expansión
física, sino de la transferencia de información entre vecindades, entre amigos
y paisanos, entre familiares, o la puesta en marcha de sistemas de alerta. La
12
información transferida genera desplazamiento y este asegura menos víctimas.
El índice de victimización cae, entonces, con el desplazamiento y la información,
y crece con la falta de información y con el secreto.
El desenlace de los procesos de castigo y terror depende del tipo de juego
que resulte de la interacción entre civiles y agentes armados en los territorios
en disputa. Si, a través de las cascadas informativas, el juego se convierte en
uno de información perfecta (los civiles conocen la acción del enemigo o del
victimario) y completa (conocen todos los estados del mundo relevantes para
su supervivencia), los civiles amenazados tienen la oportunidad de elegir la
estrategia dominante de desplazarse. Pero si la información es imperfecta (no
saben qué va a hacer el enemigo o victimario) e incompleta (no conocen todos
los estados del mundo relevantes), entonces eligen permanecer y la cantidad de
víctimas aumenta y con ella el índice de victimización.
En los estudios sobre la guerra irregular y el desplazamiento en Colombia
poca importancia ha tenido, hasta ahora, el papel de la información y de los pro-
cesos sociales que la producen y trans�eren. Este trabajo intenta avanzar sobre
ese vacío analítico y plantear algunas opciones para tratar la transferencia de
información y sus efectos sobre la guerra y el desplazamiento. Una consecuencia
evidente de la información y el desplazamiento es que crece el número de los
que se salvan. Al salvarse de la guerra, el control social sobre los sobrevivientes
debe hacerse ahora en espacios urbanos más complejos y bajo la vigilancia de
organismos internacionales. Lo que antes podía resolverse a través de la guerra y
el terror requiere de otros medios más sutiles de control social. Salvarse a través
del desplazamiento no implica, entonces, la salvación de�nitiva. Las amenazas y
los intentos de control social no hacen más que trasladarse del campo a la ciudad.
La situación de los desplazados en la periferia de las grandes ciudades, sobre-
viviendo en medio de la guerra irregular y de las estrategias de reclutamiento
de los agentes armados, se convierte en una instancia de la biopolítica: ¿quién
puede vivir? ¿Bajo qué reglas? ¿Obedeciendo a cuál hegemonía? Hasta hoy,
que sepamos, ni la ciencia política ni la sociología han intentado estudiar la
situación especial de los desplazados como objetos del cuidado del Estado en
tanto que seres vivos que no disponen sino de su condición de estar vivos, sin
ningún otro atributo humano.
13
2.2 Guerra, información y orden
El arribo de la guerra y del terror a distintas regiones del país ha generado,
primero, procesos de desorden y de ruptura con el orden establecido. Si las
guerrillas habían logrado, a través de distintos procesos, desarrollar lealtades de
los civiles o mantener el control social sobre ellos, las fuerzas paramilitares han
intentado, y logrado, romper el orden existente mediante el terror, la creación
de nuevas alianzas y la violencia generalizada. El desorden creció entonces en
forma rápida. Los civiles amenazados perdieron sus tierras, propiedades y tejido
social y tuvieron que elegir, en muy poco tiempo, a dónde ir. Ese desorden
inicial, que estaba en los cerebros de los desplazados, y que era consecuencia
de la destrucción del orden social existente, desencadenó procesos de creación
espontánea de información. En medio de la incertidumbre creada por la guerra,
la activación de las redes sociales de las víctimas generó información que redujo
la incertidumbre y permitió descubrir, al menos, para dónde ir y con quién. La
creación de orden se ha concretado en procesos de desplazamiento paralelos y
convergentes, que han emergido, al mismo tiempo, en lugares muy diversos del
país. Sus efectos más notorios son la red de desplazamiento y la nueva estructura
regional y urbana del país.
El aprendizaje resultante de la activación de las redes sociales comenzó a
generar orden en medio del ruido y del desorden. Algunos lugares de recepción
aparecieron unas pocas veces para ser desechados más tarde. Otros comenzaron
a mostrar ventajas sobre sus competidores y terminaron imponiéndose. En
distintas regiones del país ciertos nodos emergieron como los más atrayentes
y dentro de esos nodos, ciertos distritos, comunas o barrios se convirtieron en
los centros de atracción preferidos. Cuando crece la probabilidad de que los
desplazados marchen hacia un subconjunto reducido de nodos, el resultado es
la emergencia de orden vía la información intercambiada y creada por las redes
sociales activadas.
El proceso de desplazamiento está compuesto por dos partes fundamentales.
La primera es la información que genera orden y que se expresa en la convergen-
cia de los desplazados hacia un subconjunto reducido de nodos. La concentración
de los desplazados en ciertos barrios y distritos de las ciudades receptoras re�eja
muy bien la convergencia informativa creada por el proceso de activación de las
redes sociales de los desplazados. La segunda es el ruido generado por todos los
nodos de recepción ensayados, pero desechados después. Son los muchos nodos
receptores usados muy pocas veces y luego dejados de usar. Representan la cola
14
de la distribución de nodos receptores: son muchos nodos con muy desplazados
recibidos. En cierta forma re�ejan los errores cometidos por los desplazados en
su búsqueda de un lugar para sobrevivir. En el otro extremo de la distribución
están los muy pocos nodos que reciben a la gran mayoría de los desplazados.
No hay, por supuesto, un óptimo global: es imposible en un proceso espontáneo
de generación de orden. Los desplazados descubren, a través de la activación de
sus redes, los óptimos locales a los que convergen en distintas regiones del país.
Un ejercicio que permitiría ver el papel de la información y de las redes so-
ciales en la superación de la incertidumbre asociada al desorden creado por la
guerra es el siguiente. Quítese de la red de desplazamiento todos los grandes
nodos receptores. Obsérvese luego el estado de la red. ¿Qué es lo que queda?
Una gran cantidad de nodos sueltos o de pequeños componentes: es la frag-
mentación absoluta de la red generada por la pérdida de información asociada
a la desaparición de los grandes nodos receptores.
2.3 Árbol de jerarquía, memoria y desplazamiento
Nuestra hipótesis es que una vez descubierta una trayectoria, y dado el alcance
máximo de las redes de los desplazados, la probabilidad de que esta se conserve
en la memoria es casi uno. Para justi�car esta proposición veamos primero
la relación entre la estructura de la red espacial y la memoria del proceso de
desplazamiento. Para hacerlo necesitamos caracterizar con más precisión a la
red espacial. Imaginemos la red espacial como un árbol en el que cada nodo
tiene un solo antecesor, y en cuya cúspide o raíz está la ciudad con el mayor
número de habitantes.
Para ser más exactos, olvidemos el título de red espacial y veamos el árbol
como un ordenamiento de los nodos espaciales por el tamaño de su población.
Arriba, en su cúspide o raíz, estará Bogotá distrito capital con el mayor número
de habitantes. Hacia abajo, en la siguiente capa, podremos encontrar a las
dos ciudades que la siguen en número de habitantes, Medellín y Cali. Más
hacia abajo estarán las ciudades que siguen a las anteriores en población. Una
pregunta válida inquiriría por el criterio que llevaría a colocar a ciertas ciudades
más pequeñas como sucesoras de una u otra más grande, y a las más grandes
como antecesoras de unas y no de otras más pequeñas. Como se trata de un
orden abstracto no tenemos, en principio, un criterio que permita elegir una
relación de sucesión o de precedencia entre las varias existentes. Esas relaciones
van a emerger, de forma espontánea, de las decisiones de los desplazados para
15
viajar de un nodo expulsor a uno receptor, y van a depender de las redes sociales
subyacentes. Un criterio alternativo sería la vecindad geográ�ca. Pero este tiene
un rango de aplicación mucho menor. Intuimos que, en general, los �ujos de
desplazados generarán los vínculos más usados entre los distintos nodos del
orden espacial. Con toda seguridad, sin embargo, podemos a�rmar que el �ujo
del desplazamiento se moverá hacia arriba en el árbol del orden espacial.
También sabemos que es posible crear vínculos entre cualquier par de no-
dos del orden planteado. Pero unos vínculos serán más probables que otros, y
unos cuantos vínculos serán usados por �ujos de personas que pueden llegar a
sumar las centenas de miles. La relación entre ese orden y la red de capacidad
resultante depende, en forma crucial, del alcance máximo de la red social de
cada desplazado potencial. He aquí nuestra diferencia fundamental con las in-
vestigaciones basadas en la maximización individual de la utilidad o en el terror
colectivo: los individuos deciden a dónde ir dependiendo del alcance máximo de
sus redes sociales y de lo que han hecho otros individuos en el pasado. Es cierto
que buscan nodos situados más arriba en el orden espacial, pero a cuál irán
depende en forma crucial de la información que reciban a través de sus redes
sociales. Es la memoria que está detrás de la información la que determina ha-
cia dónde irán los desplazados. Y es esta relación compleja entre redes sociales,
memoria, información y capacidad de los nodos receptores lo que determina qué
tan capaz es una región de retener a sus desplazados.
En un lenguaje un poco más técnico, la memoria del desplazamiento�
conservada y difundida a través de las redes sociales� genera los atajos que
unen nodos receptores y expulsores que pueden ser lejanos en términos físicos y
geográ�cos, pero más visibles y cercanos en términos de las redes sociales en las
que viven los individuos y las comunidades. ¿Qué es un atajo? Es un vínculo
cuyo rango es mayor que dos en la red espacial, o en el orden poblacional de los
nodos. Es decir, es un vínculo entre un nodo expulsor y un nodo receptor que
no el antecesor inmediato del primero. Nótese que puede ser una triada en tér-
minos sociales, pero no en términos espaciales. Por ejemplo, un desplazado de
San Juan de Atrato, en Chocó, que no va a Quibdó, sino que marcha a Medel-
lín, a Cartagena o a Bogotá, que están mucho más arriba en el árbol de orden
poblacional ha tomado un atajo. Ese atajo no es su descubrimiento: es obra
de su red social que ya ha llegado hasta allí. Alguien en el pasado, un amigo,
un paisano, un familiar, un colega ya lo ha hecho antes. Ya ha �saltado�hasta
arribar a un punto más alto que el antecesor inmediato en el orden poblacional.
¿Por qué los que huyen van hacia ciertos lugares? ¿Qué los hace recorrer
16
rutas antiguas, conocidas, caminos ya recorridos por otros en el pasado reciente
y lejano? ¿Cómo ha podido conservarse la memoria de las múltiples rutas del
destierro y de la supervivencia? ¿Y cómo hacen para encontrar rutas nuevas
cuando llega el momento de la amenaza y del terror? La primera pregunta
tiene una respuesta directa: para recorrer los caminos de sus antecesores, los
desplazados de hoy deben activar la memoria de los que ya han recorrido, en el
pasado, las mismas trayectorias, o regresar a las relaciones lejanas y distantes de
hoy para encontrar información, pistas y señales. Vuelven a familiares, amigos,
colegas, vecinos y comparten lo que ellos saben a través de sus propias relaciones.
O encuentran, en medio de la zozobra, a otros que saben más que ellos, que son
especialistas en conocer a dónde ir, o están organizados para hacer más fácil y
menos miserable el desplazamiento de los que huyen o han decidido salvar sus
vidas.
Aunque toda memoria es individual, la memoria relevante en los procesos de
desplazamiento tiende a volverse colectiva. Es el resultado de la activación de
múltiples redes sociales que buscan, mediante un proceso espontáneo, resolver
dos problemas inmediatos: a dónde ir y por cuáles vías, que puede decidir, in-
cluso, si vale la pena regresar y permanecer cerca, por lo tanto. La activación
súbita y paralela de las redes sociales trae a casa la memoria de procesos an-
teriores y conduce al encuentro de nuevas trayectorias para llegar a los lugares
de destino. No es, por lo tanto, el ejercicio de una memoria nostálgica. Es una
memoria pragmática, transformada por la actividad de búsqueda del presente
y convertida en fuente de información. Más que el ejercicio del recuerdo, es la
reactivación de información anterior, a través de las relaciones cercanas y lejanas
de las redes sociales de cada desplazado, para crear y transferir la información
que hoy asegura su supervivencia inmediata.
No es sólo la memoria de La violencia clásica que sugiere Pécaut [23]. Es
mucho más. Es la memoria múltiple de un país en movimiento. Una memoria
que no ha dejado de crecer en el tiempo. O que se despierta en los momentos en
que es requerida para verse transformada por las necesidades y el conocimiento
del presente. Es múltiple porque está conformada por muchas fuentes que se
cristalizan en caminos, en rutas, en trayectorias, en aprendizaje silencioso. La
nación de migrantes recientes se une con la nación de desplazados para confor-
mar una nación que no deja de moverse, guiada por una memoria conservada
por múltiples redes paralelas y convergentes que generan, al activarse, un nuevo
país, una nueva cofradía de pobres, y una nueva estructura territorial.
Pécaut incluso sugiere que la �jación de la violencia en la memoria de los
17
colombianos los ha llevado a falsi�car y a miti�car su historia creando un mito
fundador vioento del que se desprendería todo lo que hoy somos. El mito de
la violencia actuaría entonces como el gran obstáculo para entender nuestra
historia a la manera so�sticada de los historiadores, de los sociólogos y de los
cientí�cos políticos. Sólo ellos verían que en el origen de los movimientos de los
colombianos no está la violencia o alguna violencia en particular, sino tendencias
y cambios menos violentos y más gramáticos, menos derivados de la sangre y
del terror y más ligados a decisiones racionales y económicas, o a instituciones
más o menos democráticas. Ellos saben, o creen, que el mito fundador debería
ser reemplazado por imaginarios más �exibles y menos dependientes de la vio-
lencia. Quizás, suponen, si hubiéramos diversi�cado nuestro imaginario habría
habido menos violencia o seríamos prisioneros de un imaginario más �exible y
lleno de posibilidades. Más allá de la fuerza analítica del mito fundador de la
violencia, está la e�cacia de la memoria como herramienta de supervivencia.
Lo que olvidan los analistas más so�sticados es la e�cacia primordial de ciertos
mitos fundadores en la supervivencia de seres humanos cuya supervivencia está
amenazada por fuerzas que no controlan ni el Estado ni la democracia.
Pécaut juzga frágil la memoria guardada en �itinerarios familiares o individ-
uales de un lugar a otro�. ¿Qué habría sido de esos individuos sin esa memoria?
¿Qué sería de ellos hoy? Frente a la memoria colectiva ideal de una comunidad
que se encuentra a sí misma en su historia verdadera (¿quién la escribe? ¿quién
la está escribiendo? ¿quién juzga que es la verdadera y no una falsa historia
mimetizada en un discurso verdadero?), la precaria memoria de los itinerarios
familiares o individuales luce frágil y empobrecida. Pero es e�caz. Sin ella
muchos no habrían sobrevivido, sin ella muchos no sabrían qué hacer hoy. Sin
glori�car esa memoria no parece aconsejable perder de vista su efectividad y su
profunda relación con los indispensables instintos de supervivencia generados en
una historia de terror y amenaza. Entre la memoria pragmática de los familiares
que han recorrido la misma ruta en el pasado y el gran mito de La violencia
hay, por supuesto, una gran distancia. El segundo puede ser criticado por sus
efectos deformadores sobre el conocimiento del pasado y la acción política de
hoy, la primera no puede ser desconocida como un mecanismo de supervivencia
y aprendizaje.
¿Vale la pena distinguir entre migración y desplazamiento? Sí, por supuesto.
Lo dí�cil es asegurar, en términos históricos, que los dos procesos son independi-
entes. Nadie discute que la migración por motivos económicos y sociales di�ere
del desplazamiento originado en la violencia, pero los procesos de migración no
18
pueden separarse, en general, del desplazamiento debido a la violencia.
3 Información y memoria en el suroccidente
Veamos ahora cómo la memoria y la información convergen en la explicación
de los procesos de desplazamiento en el suroccidente colombiano. Es un hecho
bien conocido que en las redes sociales sólo disponemos de información local.
Algún político estaunidense dijo que �toda política es local�. En las redes so-
ciales es fácil aceptar que toda información es local y que nadie puede saber
mucho más que lo permitido por el alcance de su mundo[27]. Sólo sé lo que
me permite saber el alcance de mis relaciones cercanas y lejanas, puede a�rmar
cualquiera. Y la mayoría, claro, son cercanas. Están situadas a una distancia
muy corta en términos geográ�cos y sociales. Piensen ahora en la estructura
social de los caseríos, inspecciones de policía, corregimientos y veredas de los
que vienen la gran mayoría de los desplazados. Son comunidades cerradas, con
muy poco acceso al mundo exterior, escasos contactos con otros mundos, y rela-
ciones muy densas dentro de ellas. ¿Qué pueden hacer sus habitantes cuando
su supervivencia es amenazada por la acción de los agentes de la guerra? El
alcance de su mundo inmediato los amarra a él y los encierra dentro de sus fron-
teras estrechas, haciéndolos más vulnerables al ejercicio de la fuerza por parte
de los armados. Las consecuencias inmediatas y de largo plazo de esta premisa
son sombrías. Primero, el desplazamiento será más difícil y costoso debido a
la muy limitada, o nula, información derivada de las relaciones sociales de los
amenazados. Segundo, los desplazados perderán toda autonomía y quedarán en
manos de quienes quieran dirigirlos y manipularlos. Tercero, tenderán a elegir
un lugar de destino contra su mejor juicio. Deberán ir a dónde les digan y no
tendrán ningún criterio, ni fuentes de información, para lograr mejores deci-
siones. Una tendencia de pensamiento cree que esta es la situación de hecho de
los desplazados en Colombia. Nuestro punto de vista di�ere en ciertos aspectos
cruciales.
Si bien es cierto que los mundos de los desplazados tienen estructuras sociales
cerradas, también lo es que en todos ellos hay, aún en proporción ín�ma, rela-
ciones de largo alcance con amigos, parientes, paisanos, conocidos o compadres
que viven en otros lugares. Y aunque varios autores han insistido, desde hace
varias décadas, en la importancia de los vínculos débiles [[10]]y de los puentes
que llenan huecos estructurales [[7],[8]], sólo con la última oleada de investigación
19
en los mundos pequeños [[30], [29], [20]] ha quedado establecida su importancia
en la formación de mundos pequeños y en el incremento de la conectividad en
redes muy grandes y en apariencia aglomeradas y desconectadas.
¿Cuál es el efecto, entonces, de una única relación de largo alcance sobre
un mundo denso y cerrado sometido a la amenaza y al terror? Transferir la
información provista por ese canal a todos los habitantes de ese mundo. Cada
contacto de largo alcance geográ�co une, no sólo a los dos individuos que lo
conforman, sino a todos los individuos ligados a ellos. Como los desplazados
potenciales viven casi siempre en nodos pertenecientes a las capas más bajas
del orden espacial, es muy probable que sus contactos de largo alcance vivan en
lugares con mayor población, un conjunto mayor de oportunidades económicas
y situados, por lo tanto, más arriba en el árbol que representa a la jerarquía
espacial. Proveen, entonces, una conexión con los nodos urbanos a los que
tenderán a desplazarse los que no pueden permanecer en dónde están.
Pero esa conexión tiene efectos no lineales sobre el número de desplazados
hacia un nodo de destino. Una conexión que sirve como puente entre un nodo
rural y un nodo urbano, no importa qué tan débil sea, conduce por esa vía
no sólo al personaje o familia conectada en forma directa al amigo o conocido
lejano, sino a muchas familias, no tan cercanas y desconocidas, la gran mayoría,
del segundo. Este efecto no lineal es el resultado de un proceso de cierre de
triadas que involucra al menos una conexión entre un individuo en el nodo
expulsor s y otro individuo en el nodo receptor t; y muchas relaciones entre el
primero y los otros habitantes de s:3
Veamos ahora sí la evolución del número de desplazados y de la formación
de triadas en el tiempo en el suroccidente colombiano (Grá�co 1). La evolución
del número de desplazados re�eja la magnitud del fenómeno en la región y el
impacto cambiante de la guerra sobre las decisiones de los civiles amenazados.
El número de triadas re�eja el proceso de activación de redes sociales generado
por la guerra irregular. Es la forma en que los amenazados buscan información
mediante la activación urgente de sus redes sociales. En 1998, tanto escaso
número de desplazados como de triadas formadas re�ejaban el tímido despegue
de la guerra en la región. En 1999, las primeras masacres, amenazas y acciones
3 [15] al estudiar procesos de formación de redes sociales muy grandes llegan a conclusionesun poco distintas. La diferencia más obvia está en la gigantesca cantidad de datos que ellosmanejan, y la reducida cantidad de nuestra base. En su caso, las redes pueden tomar elcamino de preferir la información (vía puentes y vínculos débiles) o la con�anza (vía mundosmuy densos). Sin embargo, también encuentran que la formación de triadas se suaviza luegode cierto punto.
20
armadas en diversos nodos de la región hacen activar las redes sociales, y generar
los primeros picos en el número de desplazados y en la formación de triadas.
Es evidente que unas pocas triadas permiten desplazar a muchas más personas
entre los nodos expulsores y los receptores. Se trata del efecto no lineal que
mencionábamos antes: una vez encontrado un vínculo, una trayectoria o una
ruta, los desplazados siguen usándolo en un clásico proceso de coordinación con
costos mínimos de búsqueda. Para decirlo de otra forma: el hallazgo de un
vínculo viable permite que decenas o cientos de desplazados lo sigan usando a
un costo de búsqueda y de información decreciente.
020406080
100120140160180200220240
260280300320340360380400
420440460480500
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1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004
Triadas Total desplazados triadas
Fuente: Sistema Rut y cálculos de los autores
Grá�co 1
Pero el uso de cada vínculo descubierto varía con la intensidad de la guerra
y con la población existente, tanto en el nodo expulsor como en el receptor. En
el año 2000, por ejemplo, la súbita intensi�cación de la guerra y el incremento
de las masacres condujeron a que el �ujo de desplazados creciera de una man-
era vertiginosa, provocando un pico en la evolución del número de desplazados,
sin un incremento signi�cativo en el número de triadas. La explicación simple
es que los desplazamientos colectivos ocurridos en junio y julio de 2000 fueron
realizados sobre vínculos ya conocidos y formando triadas que transferían una
mayor cantidad de desplazados a sus lugares de destino. El giro estratégico de
las autodefensas en la zona rural de Buenaventura, y su sangrienta incursión en
la región del Alto y del bajo Naya, entre enero y abril de 2000, generó el pico
21
más alto en el número de desplazados y un crecimiento no tan pronunciado del
número de triadas formadas en el proceso de desplazamiento. Después del ver-
tiginoso ascenso en el número de desplazados ocurrido en 2001, el año siguiente
fue de relativa calma, con bajo desplazamiento y poca búsqueda de información.
¿Cómo puede apreciarse el aprendizaje de la población amenazada? En el
uso sistemático de los mismos vínculos y en la e�ciencia en la formación de
triadas que permiten la movilización de un mayor número de personas. Ante la
excursión punitiva de las Auc en el 2001, miles de campesinos, de comunidades
muy pobres, aisladas y densas, pusieron en marcha sus redes sociales y se movi-
lizaron muy rápido hacia el casco urbano de Buenaventura. Lo hicieron usando
los vínculos ya existentes, activando la memoria colectiva y formando las triadas
requeridas. Fue una acción colectiva salvadora de vidas: de no haberlo hecho
así, las víctimas de la expedición punitiva de las Auc habrían sido muchas más.
4 Los componentes de la red de desplazamiento
¿Qué es lo que hemos encontrado en el estudio del desplazamiento para toda
Colombia? Primero, que un conjunto pequeño de nodos receptores, con Bogotá
a la cabeza, absorben la mayor parte de los desplazados provenientes de los
muchos nodos expulsores de un país asolado por la guerra. Lo hacen a través de
un proceso de búsqueda de información, realizado a través de la activación de
unas redes sociales cuyo alcance (¿cuál es el nodo más grande en el que tienen
familiares, amigos, paisanos?) es la clave para entender en dónde terminan
los desplazados, y mediante el cual los civiles construyen una red de desplaza-
miento que varía en el tiempo, de acuerdo a la intensidad de la guerra y a su
localización, pero cuya estructura básica se mantiene. De este primer hallazgo
se desprende que a través de unos pocos vínculos circulan centenares, y hasta
miles de personas, mientras que por muchos vínculos sólo circula una o muy
pocas personas.
Contrario a lo que podría esperarse en un país en guerra, y de una red
derivada de la activación de redes sociales, la red del desplazamiento comenzó
muy fragmentada, con muchos componentes, ordenados por el tamaño de sus
hubs y variando en tamaño y en conectividad de acuerdo a la intensidad de
la guerra en los distintos territorios del país. Pero la alta fragmentación de
la red de desplazamiento no implica desorden ni ausencia de estructura. Por
el contrario, la evolución del número de componentes en el tiempo re�eja el
22
aprendizaje de los desplazados y de sus redes sociales. Veamos el grá�co 2. En
junio de 1998, en el primero año que tomamos en cuenta, la red contaba con un
número alto de componentes, 22, y alcanzó su mayor número en junio de 1999,
con 33, para luego caer en forma sistemática hasta alcanzar 11, en junio de
2003, y llegar a un mínimo global de un único componente en mayo de 2004, el
último mes que analizamos. Observando el grá�co 2 cualquiera estaría tentado a
decir que en los siete años transcurridos entre 1998 y 2004, se impuso el proceso
de convergencia hacia una red con un solo componente. Salvo el extraño caso
de octubre de 1998, en el que con un alto número total de nodos (174) y de
nodos receptores (29), se formó también un único componente para la red, en
el resto del periodo es fácil observar que la tendencia principal marcha hacia la
reducción del número de componentes y hacia la integración de todos los nodos
receptores y expulsores en un único componente gigante.
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1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004
COMPONENTESReceptores total
Fuente: Sistema Rut y cálculos de los autores
Grá�co 2
Del grá�co 2 puede inferirse otra relación interesante. Cuando el número to-
tal de receptores crece en forma dramática, decrece al mismo tiempo el número
de componentes. Esto es consistente con la hipótesis de aprendizaje: los nodos
receptores, que disfrutan al principio del proceso de una ventaja inicial, aunque
pequeña, absorben un mayor número de desplazados cuando la guerra se vuelve
más intensa, incrementando su ventaja sobre los nodos �competidores�. El re-
sultado es un menor número de componentes y una menor fragmentación de la
23
red en su conjunto. Ahora observen las variaciones en el tiempo del principal
nodo receptor. En los dos primeros años, a pesar de la mayor intensidad y exten-
sión de la guerra, Bogotá se mantiene como el principal nodo receptor. A partir
del año 2000 la situación gira en forma radical. En varios meses el principal
nodo receptor deja de ser la capital de la república, y varios nodos de la Costa
Atlántica colombiana pasar a ser el principal nodo receptor. La intensidad del
con�icto en la costa norte puede apreciarse en un hecho sorprendente: en varios
meses el principal receptor no es una ciudad, sino barrios situados en la perife-
ria de Cartagena: Pozón y Nelson Mandela. La precisión con la que las redes
sociales envían a los desplazados a ciertos lugares y no a otros, puede apreciarse
en la vecindad evidente entre Cartagena y los dos barrios mencionados, en las
elecciones realizadas por lo desplazados y en los distintos nodos expulsores de
donde vienen.
Más abajo, en la tabla 1, en la que se registran los nodos receptores con el
mayor índice de atracción, pueden apreciar que el barrio Pozón está vinculado
al departamento de la Guajira como principal expulsor, que el Nelson Man-
dela atrae desplazados del departamento del Cesar y que el barrio Olaya, en
Cartagena, está ligado al departamento, relativamente lejano de Norte de San-
tander. Igual cosa puede decirse de la ciudad de Cartagena y sus principales
expulsores: los departamentos de Córdoba, Magdalena, Santander, Sucre y, por
supuesto, Bolívar. La tabla 1 detecta una partición muy �na en las elecciones
de los desplazados y en la operación de sus redes sociales: nodos muy cercanos
en términos geográ�cos reciben desplazados de lugares distantes entre sí. To-
dos no van a Cartagena, muchos van a barrios y sectores especí�cos situados
en la periferia de la ciudad. ¿Cómo explicar esa extraordinaria precisión en las
elecciones de los desplazados? Esa precisión en las elecciones de los desplazados
sólo pueden ser explicadas en términos del alcance de sus redes sociales y por la
activación de estas últimas. Sin ellas sería imposible explicar el �no proceso de
partición realizado por los desplazados en la hora difícil de elegir un lugar para
sobrevivir.
Es claro que en el periodo de estudio el aprendizaje de los individuos y de
sus redes sociales se vio re�ejado en la caída sistemática, y con altibajos, del
número de componentes de la red. A partir de un tiempo inicial, en el que
cualquier nodo puede tener la misma atracción, el número de nodos hacia los
que van los desplazados se hace más pequeño, y la probabilidad de elegir uno de
los nodos más �demandados�crecerá en consecuencia. El proceso de formación
de la red de desplazamiento en sus etapas iniciales puede ser similar al de una
24
red aleatoria. Una vez pasado un cierto umbral la aleatoriedad desaparece
y algunos nodos, situados en distintas regiones del país, comienzan a tener
ventaja sobre los demás hasta llegar a tener probabilidades de ser elegidos por
los desplazados que no pueden ser igualados por otros nodos. ¿Por qué entonces
si hay convergencia hacia ciertos nodos no cae en forma más rápida el número
de componentes? ¿Por qué la red de desplazamiento no es más conectada entre
sí? ¿Por qué sólo al �nal del periodo estudiado la red logra aglomerarse en un
único componente, como debería ocurrir con toda red social? ¿Cómo justi�car
esas aparentes contradicciones?
A diferencia de las redes sociales, la red de desplazamiento no genera los
procesos de aglomeración propios de las primeras. Los desplazados no intentan
multiplicar sus vínculos en la red de desplazamiento, sino encontrar nodos re-
ceptores que sean óptimos locales al costo más bajo posible. Hay, por supuesto,
aglomeración en los nodos receptores más grandes, pero no hay conexiones entre
los distintos componentes, o sólo la hay en ocasiones, como si las fuerzas cen-
trípetas locales fueran más fuertes que las fuerzas gravitacionales de los centros
lejanos más grandes. En otras palabras, entre la capacidad de atracción de los
centros lejanos y la distancia parece prevalecer la segunda cuando los centros
globalese de atracción no son tan fuertes: los desplazados pre�eren permanecer
en lugares grandes (de acuerdo al alcance de sus redes sociales) y cercanos a
recorrer distancias más grandes para arribar a centros más grandes. Esa dis-
tancia, sin embargo, no es sólo física o geográ�ca: re�eja el alcance real de sus
propias redes sociales y es el nodo más grande y lejano al que pueden llegar a
través de sus amigos, conocidos, paisanos, familiares. No es una distancia física
o geográ�ca simple. Es una distancia derivada del alcance de las relaciones so-
ciales de los individuos obligados a desplazarse. En últimas, la distancia social
es la que hace a los colombianos, de distintas regiones, más distantes entre sí
y más dispuestos a marchar hacia aquellos lugares en los que sus camaradas y
conocidos están.
Al mismo tiempo puede observarse otro fenómeno importante: en la medida
en que los centros atractores locales no son lo su�cientemente fuertes, el poder de
atracción de los nodos más grandes supera la gravitación local y los desplazados
de Meta, Caquetá, Vichada, Casanare, Guaviare, Vaupés y Amazonas terminan,
por ejemplo, en Bogotá. Sin haber de�nido todavía el índice de atracción en
términos formales, puede apreciarse desde ahora que con índices más bien bajos,
Bogotá puede atraer desplazados desde lugares muy lejanos del país. Lugares,
además, que todavía no han logrado desarrollar centros urbanos tan grandes y
25
atrayentes como para que la distancia se imponga y los desplazados no tengan
que marchar a la capital, como ocurría en tiempos remotos.
Por ser una red dirigida y asimétrica, con muchos nodos expulsores, y unos
pocos nodos receptores grandes, la red de desplazamiento presenta una anti-
correlación entre el grado de los nodos más grandes y el grado de sus nodos
vecinos. Mientras que el grado de los nodos receptores crece a una cierta tasa de
acuerdo a la intensidad de la guerra, el grado de los nodos cercanos (expulsores)
cae de acuerdo a una cierta potencia. Esto explica la alta ponderación de ciertos
nodos centrales, y el menor grado de los nodos expulsores, pero no explica el
por qué de la falta de conectividad entre los componentes de la red o su alto
grado de fragmentación durante una fracción importante del periodo estudiado.
Una primera observación indica que si bien las redes sociales de los desplazados
tienden a seguir las propiedades de aglomeración de otras redes sociales, las
redes de desplazamiento, al re�ejar el alcance de las primeras, se concentran
en componentes separados. Es decir, las redes de desplazamiento re�ejan las
preferencias geográ�cas o de localización de las redes sociales y su capacidad
para superar las distancias físicas mediante el uso de sus relaciones sociales. Esto
implicaría que el alcance de las redes sociales toma la forma de �paquetes� o
�quantums�discretos con un nodo receptor central, otros pocos nodos receptores
más pequeños y muchos nodos expulsores pequeños.
El crecimiento de los componentes conduce a la emergencia de otro tipo de
proceso que explica la convergencia de los desplazados hacia lugares más especí-
�cos y concentrados. Cuando los nodos centrales tienden a saturarse, tanto en
términos de capacidad espacial y económica, como de aceptación social, los de-
splazados crean sus propios espacios de supervivencia, casi siempre lejos de los
centros residenciales y �nancieros, en la periferia de las áreas metropolitanas,
y en las peores condiciones físicas, ambientales y de bienestar. Este fenómeno
ha ocurrido y sigue ocurriendo en muchos puntos de varias de la ciudades más
grandes del país. Ya no se trata de la adición de desplazados a las ciudades
más grandes, sino de la localización de desplazados en ciertos lugares periféricos
en las grandes ciudades. Cualquiera de los barrios y distritos que concentran
a los desplazados en Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena, Buenaventura y Mon-
tería poseen las mismas propiedades y tienden a concentrar al mismo tipo de
habitantes. Estas vecindades se convierten en las nuevas periferias de las áreas
metropolitanas y representan el fenómeno del traslado de las periferias rurales
al mundo urbano. Independiente de la escala y de la división entre lo urbano y
lo rural, las periferias de pobres, minorías y desplazados se están convirtiendo
26
en parte fundamental y extraña de las áreas metropolitanas. El gran desafío
para el Estado es cómo tratar este fenómeno inédito y hasta ahora inmanejable.
5 Índice de atracción
¿Cómo captar las distintas fuerzas que contribuyen a la emergencia de algunos
nodos receptores más grandes? ¿Cómo medir la fuerza de atracción de estos
nodos centrales situados en partes muy distintas del país? En términos intuitivos
un nodo es atractivo si otros desplazados ya lo han usado antes, y si coincide con
el alcance de la red social de los desplazados o del alcance de la red resultante de
la superposición de las distintas redes sociales de los desplazados. Para realizar
la medición involucrada hemos construido un índice de atracción que mide la
fuerza que ejerce un nodo receptor sobre un desplazado de un nodo expulsor.
Dos fuerzas básicas de�nen la atracción de un nodo receptor: de un lado, toda
la información transferida a través de las redes sociales de los desplazados, y del
otro, la distancia entre un nodo expulsor y uno receptor. La primera tiene una
relación positiva con el índice de atracción y la segunda una relación inversa.
Para construir el índice hemos tenido en cuenta la información, contenida en
la base de datos del sistema RUT, acerca del número de desplazados del nodo
expulsor s, el número total de desplazados, el número de vínculos que conectan a
s con el nodo receptor t; el grado de suy la cardinalidad del conjunto de vínculos
de la red. La distancia física a la que se encuentra un desplazado del posible
nodo receptor fue construida de la siguiente forma: un nodo receptor situado
dentro del mismo departamento expulsor está a distancia 1 del nodo expulsor,
y cada departamento que deba superar en su trayectoria hacia el nodo receptor
es contado también como 1.
Sea el índice de atracción 's;t, que existe en el rango [0; 2]:Compuesto por
nst : el número de desplazados expulsados desde el nodo s al nodo tXns : el número total de desplazados expulsados
Pt : el número de vínculos que conectan con el nodo t
gt : el grado del nodo receptor t:
j V j : la cardinalidad del conjunto de vínculos de la redds;t : la distancia física del nodo s al nodo t.
Esta distancia se mide por el mínimo número de departamentos que debe
transitar un desplazado para ir del nodo s al nodo t. Si s y t pertenecen a un
mismo departamento, entonces, ds;t = 1:
27
Ahora sí de�nimos el índice de atracción 's;t como:
'st =
"nstXns
+ gtjV j
#1ds;t
[� � � - A � � �] [�B �]
La parte A del índice explica la atracción que produce un nodo a partir de
la información de la red. La parte B da cuenta del efecto inverso que produce
la distancia física sobre la atracción de un nodo receptor.
Si el cálculo del índice 'st es igual a 2, se concluye que todos los desplazados
que salen del nodo s tendrán como único destino el nodo t. Por el contrario, si
es igual a 0 el nodo no es un receptor elegible para los desplazados del nodo s
debido a la nula fuerza de atracción que ejerce este receptor sobre el expulsor.
Los resultados de la aplicación del índice de atracción parecen sorprendentes.
Cualquiera podría suponer que el mayor índice debería corresponder a Bogotá.
La capital, en efecto, es el nodo que recibe desplazados del mayor número de
nodos expulsores. Es la columna que tiene el mayor número de celdas llenas en
la matriz correspondiente. Pero Bogotá recibe desplazados de todo el país. No
recibe la mayoría de desplazados de esos lugares, sino sólo una parte de ellos, a
pesar de la gran distancia geográ�ca que los separa. Por eso, aunque sus índices
nunca son altos sí atrae desplazados de todo el país. Al sumar desplazados
de todas partes, en proporciones menores, Bogotá tiene el mayor número de
desplazados, pero sus índices de atracción no pasan de 0:5: Los índices más altos
son alcanzados en distintos nodos receptores del departamento de Antioquia.
Las razones son simples. Primero, el peso de la distancia es menor porque los
nodos expulsores y los receptores están casi siempre a distancia 1. Segundo, al
ser un departamento tan lleno de subregiones, los centros de cada una de ellas
atraerán a los desplazados de sus vecindades. Al disminuir la ponderación de
la distancia y aumentar la asociada a la información, los valores de los índices
superan el valor de 1; siendo los más altos de Colombia, en la base de datos del
Rut.
Una conclusión inmediata es que los desplazados sí convergen a unos pocos
nodos, pre�riendo lugares relativamente cercanos y re�ejando la división regional
del país. El que Bogotá tenga el mayor rango de in�uencia suaviza su índice
de atracción. En cambio regiones más complejas con menores distancias entre
expulsores y receptores, el índice es mucho más alto, re�ejando la aglomeración
regional. En la tabla 1 puede observarse la partición en regiones de expulsores
y receptores realizada a partir de la aplicación del índice de atracción. Aunque
parezca extraño a primera vista, Antioquia, Caldas y Arauca conforman una
28
región con los dos nodos receptores de Antioquia, Rionegro y Casabe-Yondó. Los
movimientos desde el mismo departamento de Antioquia son previsibles, pero
no lo son los que emergen desde Arauca hacia Casabe-Yondó. Sin embargo, no
es difícil formular una hipótesis. Puede tratarse de un movimiento pendular de
los desplazados: los que salieron hacia Arauca por motivos económicos regresan
a un nodo fronterizo de Antioquia, Casabe-Yondó, del que deben haber salido
ellos, o sus ancestros en el pasado.
Receptor ValorCaracterísticas
del receptorBogotá D.C Bogotá D.C 1,287478944 Interno
Bolívar Cartagena Bolívar 1,057271196 InternoValle Cali Valle 1,044357103 Interno
Cundinamarca GirardotCundinamarca 1,039865244 InternoAntioquia RionegroAntioquia 1,035373386 Interno
Huila Bogotá D.C 0,643739472 ExternoMeta Bogotá D.C 0,643739472 Externo
Cordoba Cartagena Bolívar 0,528635598 ExternoMagdalena Cartagena Bolívar 0,528635598 ExternoSantander Cartagena Bolívar 0,528635598 Externo
Sucre Cartagena Bolívar 0,528635598 ExternoCauca Cali Valle 0,522178551 ExternoChocó Cali Valle 0,522178551 Externo
Quindio Cali Valle 0,522178551 ExternoTolima Cali Valle 0,522178551 ExternoCesar Nelson Mandela Bolívar 0,521055587 ExternoCaldas RionegroAntioquia 0,517686693 ExternoBoyacá Zipaquira Cundinamarca 0,505895564 Externo
Risaralda Restrepo Valle 0,500842223 ExternoCaqueta Bogotá D.C 0,429159648 ExternoCasanare Bogotá D.C 0,429159648 ExternoGuaviare Bogotá D.C 0,429159648 ExternoVichada Bogotá D.C 0,362492981 ExternoGuajira Pozón Bolívar 0,349803481 ExternoNariño Cali Valle 0,348119034 Externo
Putumayo Cali Valle 0,348119034 ExternoNorte de Santander OlayaBolívar 0,34456298 Externo
Arauca CasabeYondó Antioquia 0,334269137 ExternoVaupes Bogotá D.C 0,321869736 Externo
Amazonas Bogotá D.C 0,321869736 ExternoAtlántico Bogotá D.C 0,257495789 Externo
Interno 16,13Externo 83,87
Mayor Índice Expulsor
Porcentaje
Fuente: Sistema Rut y cálculos de los autores
Tabla 1
Obsérvese el papel fundamental de Bogotá como el gran atractor por de-
fecto de la red de desplazamiento nacional. A la capital con�uyen desplazados
de Huila, Meta, Caquetá, Casanare, Guaviare, Vichada, Vaupés, Amazonas y
Atlántico. ¿Cómo es posible esa convergencia con índices de atracción no muy
altos. El punto clave, ya sugerido más arriba, es que los centros atractores lo-
cales en esas regiones son muy débiles frente al poder de atracción de la capital.
Algo similar ocurre con el Valle, contando a Cali como su gran centro. Hacia la
capital del Valle del Cauca convergen desplazados del mismo departamento, de
Quindío, Putumayo, Cauca, Chocó, Tolima, Nariño y Risaralda. De nuevo las
redes sociales y la debilidad relativa de los centros atractores locales permiten
29
explicar porque Cali con índices de atracción no muy fuertes (sólo por encima
de 1 para el mismo Valle, pero �uctuando entre 0.2 y 0.6 en los demás) termina
imponiéndo sobre los centros atractores de los departamentos mencionados. Es
más: se van formando circuitos que se refuerzan con las redes familiares, el
paisanaje y los procesos de transmisión de la información. Hacia Cali marchan
los que huyen de Putumayo, Nariño y Cauca, sobre todo los que vienen de la
Costa Pací�ca.
La in�uencia fundamental de Cartagena, y sus distritos periféricos, sobre
la costa Atlántica puede apreciarse en su absorción de desplazados de departa-
mentos de todo el Norte del país, y hasta de los distantes Santander y Norte
de Santander. Al mismo tiempo si quisiéramos reconstruir la genealogía del
desplazamiento tendríamos que ir a la guerra y encontrar que su crueldad a
comienzos de este siglo en esas zonas del país explica por qué ciertos lugares
crecen como receptores y por qué también varios nodos receptores y expulsores
se unen para conformar regiones derivadas del desplazamiento y de la guerra. Y
aunque no a�rmamos que la guerra ha generado una nueva distribución regional,
sí podemos decir que las estrategias de los agentes armados y de sus víctimas
han conducido a la formación de circuitos regionales y de aglomeraciones de
expulsores y receptores provenientes de sitios diversos del país.
La tabla 2 ordena los principales nodos receptores de la red de desplaza-
miento por su índice de atracción. Nótese que cada índice está ligado a un
departamento expulsor que es, en realidad, un conjunto de nodos expulsores.
Es notorio también que los nodos receptores con los índices más altos están lig-
ados a expulsores internos lo que implica, primero, que la distancia y el alcance
de las redes sociales cuentan, y que los mayores índices corresponden a rela-
ciones con nodos vecinos o situados a distancias no muy lejanas. Sin embargo,
la mayor parte de los vínculos que generan los mayores índices de atracción son
externos, lo que supone que los departamentos y las regiones no son capaces
de absorber todos sus desplazados generando nuevos circuitos regionales que se
extienden, por ejemplo, desde Bogotá hasta el Amazonas o el Vaupés. ¿Consti-
tuye el conjunto de vínculos conformados por los nodos expulsores y Bogotá una
región? No, en el sentido estricto, pero sí re�ejan un circuito regional que supone
no sólo redes sociales superpuestas y convergentes, sino historias económicas y
de violencias pasadas que con�uyen hasta producir las relaciones visibles en la
tabla 2.
30
Receptor Valor SubregiónCundinamarca GirardotCundinamarca 1,039865244
Boyacá Zipaquirá Cundinamarca 0,505895564Antioquia RionegroAntioquia 1,035373386
Caldas RionegroAntioquia 0,517686693Arauca CasabeYondó Antioquia 0,334269137Bolívar Cartagena Bolívar 1,057271196
Cordoba Cartagena Bolívar 0,528635598Magdalena Cartagena Bolívar 0,528635598Santander Cartagena Bolívar 0,528635598
Sucre Cartagena Bolívar 0,528635598Guajira Pozón Bolívar 0,349803481
Norte de Santander OlayaBolívar 0,34456298Cesar Nelson Mandela Bolívar 0,521055587Valle Cali Valle 1,044357103
Quindio Cali Valle 0,522178551Putumayo Cali Valle 0,348119034
Cauca Cali Valle 0,522178551Chocó Cali Valle 0,522178551Tolima Cali Valle 0,522178551Nariño Cali Valle 0,348119034
Risaralda Restrepo Valle 0,500842223Bogotá D.C Bogotá D.C 1,287478944
Huila Bogotá D.C 0,643739472Meta Bogotá D.C 0,643739472
Caquetá Bogotá D.C 0,429159648Casanare Bogotá D.C 0,429159648Guaviare Bogotá D.C 0,429159648Vichada Bogotá D.C 0,362492981Vaupes Bogotá D.C 0,321869736
Amazonas Bogotá D.C 0,321869736Atlántico Bogotá D.C 0,257495789
Expulsor Mayor Índice
Bogotá D.C
Antioquia
Bolívar
Cundinamarca
Valle
Fuente: Sistema Rut y cálculos de los autores
Tabla 2
Bogotá, Cartagena, Cali, Buenaventura; Medellín y Montería sobresalen
como los nodos receptores más grandes. Dentro de cada una de ellos es fá-
cil encontrar los distritos, las comunas y los barrios con la mayor concentración
de desplazados. Nelson Mandela y Pozón, en Cartagena; Viento Libre, Alfonso
López, Juan XXIII, Alberto Lleras en Buenaventura, el distrito de Aguablanca
de Cali; Vallejuelos, el Trébol, la Esperanza, El Pací�co en Medellin; Mano de
Dios en la periferia de Medellín; Altos de Cazucá, en Soacha, y Bosa Naranjos,
Patio Bonito y Ciudad Bolívar en Bogotá. Esos barrios y comunas de desplaza-
dos con�guran la periferia de las mayores ciudades receptoras. Es más: en
ciudades cercanas a Bogotá, como Soacha, se conforman asentamientos de de-
splazados. Algo similar ocurre en los alrededores de Medellín: tanto Rionegro
como Bello son grandes receptores, y otros receptores menores también están
dentro de su área metropolitana, como Mano de Dios. Es fácil comprobar que la
población negra está representada en exceso en estos lugares de concentración
de desplazados, al igual que la población más pobre y, en menor medida, la
indígena.
5.1 Distribución y ley de potencia en el suroccidente
En el grá�co 3 puede observarse este hecho fundamental que caracteriza los pro-
cesos de desplazamiento en Colombia. La probabilidad k de que un jefe de hogar
31
se desplace a través de un vínculo que lo lleve a él solo resulta relativamente
alta, k = 0:143: Esta probabilidad indica qué tan probable es que un jefe de
hogar se desplace a través de un vínculo que sólo lo trans�era a él mismo. La
intuición es que muchas personas huyen de sus lugares de origen por sí mismas,
a través de vínculos que no volverán a ser usados en el futuro. La probabilidad
sigue cayendo hasta alcanzar su valor más bajo para vínculos que trans�eren a
6 jefes de hogar. Luego asciende levemente y permanece más o menos estable
hasta llegar a vínculos que trans�eren 33 jefes de hogar. A partir de este número
de desplazados por vínculo la probabilidad continúa subiendo hasta alcanzar su
nivel más alto en el vínculo con mayor capacidad de todos: el que puede lle-
var 823 jefes de hogar desplazados con probabilidad de ocurrencia k = 0:238.
Nótese que las probabilidades más altas se encuentran en los extremos de la
distribución de probabilidad. Resulta muy probable que alguien se desplace a
través de un vínculo que puede transferir a 823 jefes de hogar. Como también
resulta probable que muchas personas, cada una por su cuenta, sigan caminos
equivocados o que nadie seguirá en el futuro. Entre los dos extremos están las
otras situaciones posibles. Resulta obvio, por ejemplo, que para vínculos que
trans�eren más de 33 personas la probabilidad sea cada vez más alta, hasta
llegar a su valor máximo en el vínculo que transporta la mayor cantidad de jefes
de hogar.
32
PROBABILIDAD (N/vínculo)
0
0,05
0,1
0,15
0,2
0,25N
º 2 4 6 8 10 12 14 17 20 22 25 30 33 39 75 218
Fuente: Sistema Rut y cálculos de los autores
Grá�co 3
Una medida alternativa es la probabilidad de que un vínculo de tamaño k
ocurra. No es equivalente a la anterior. Esta intenta captar la probabilidad
de que un vínculo de cierto tamaño dentro de la población considerada. En
el grá�co 4 puede observarse cómo el vínculo más probable es el que trans�ere
un solo jefe de hogar hasta su nodo de destino, mientras que un vínculo que
permita un �ujo de 823 es el menos probable de todos, con una k = 0:000135:
Es claro que en esta distribución la probabilidad de que un vínculo ocurra cae
muy rápido desde k = 0:670 hasta hacerse muy cercana a cero. Como era
de esperar es una distribución que sigue una ley de potencia, una propiedad
recurrente de las redes sociales y de las redes complejas.
33
Probabilidad de formación de un vínculo
0
0,1
0,2
0,3
0,4
0,5
0,6
0,7
0,8
Nº 2 4 6 8 10 12 14 17 20 22 25 30 33 39 75 218
Fuente: Sistema Rut y cálculos de los autores
Grá�co 4
6 Capacidad, aprendizaje y saturación
El proceso de desplazamiento puede interpretarse como un proceso de apren-
dizaje en el que el insumo (los desplazados) elige hacia qué nodo moverse (el pro-
ducto), con la ayuda de la información existente en las redes a las que pertenecen.
Los desplazados potenciales activan sus redes sociales y de acuerdo al alcance de
ellas, y a la capacidad de los nodos señalados por las redes, eligen un nodo hacia
el cual desplazarse. Como ya lo hemos planteado más arriba hay diversos pro-
cesos mediante los cuales los desplazados eligen el lugar hacia el que marcharán.
Lo que nos interesa aquí es mostrar el proceso que conduce a la emergencia de
ciertos nodos dominantes o hubs en el proceso de desplazamiento. Los primeros
nodos que emergen como preferidos por los desplazados adquieren una ventaja
inicial: la probabilidad de que un próximo desplazado, o una nueva oleada de
desplazados, elija uno de esos nodos es más grande que la probabilidad de que
elijan cualquiera de los otros nodos en el conjunto de alternativas disponibles.
Este conjunto de alternativas es �nito y es reducido por dos factores: primero,
son pocos los nodos percibidos con capacidad para recibir desplazados y, se-
gundo, hay superposición entre el alcance de las redes sociales de desplazados
que viven en la misma vecindad, municipio o región. Ambos factores reducen el
34
número de alternativas disponibles.
Tomando como modelo el aprendizaje en redes neuronales, ¿cómo podrían
interpretarse los procesos de desplazamiento? Distintos nodos de llegada �com-
piten�por absorber desplazados desde diversos nodos de la capa de input (ex-
pulsores). Los recursos escasos son la capacidad de absorción de los nodos de
llegada, y la información de los desplazados. Como la capacidad de los nodos
es una restricción, sólo los nodos percibidos como de mayor capacidad por la
memoria de anteriores procesos de desplazamiento aparecerán en el conjunto
de alternativas de los desplazados. Al mismo tiempo, la superposición del al-
cance de las redes sociales de los desplazados también disminuye el número de
nodos elegibles, mediante un proceso intuitivo de convergencia: habitantes de
una misma vecindad o región tienen una probabilidad alta de converger a un
mismo nodo de llegada, mientras que habitantes de distintas regiones tienen
probabilidades mucho menores de converger a un mismo nodo de llegada.
Si hubiera un único hub dominante, la probabilidad de converger a Bogotá,
por ejemplo, debería ser igual en cualquier región de Colombia. Pero no lo es.
La implicación es evidente: la distancia entre el nodo de expulsión y el nodo
potencial de absorción cuenta. A mayor distancia menor la probabilidad de que
los desplazados elijan ese nodo de llegada, a pesar de su mayor capacidad de
absorción. O, mejor, la probabilidad de conectarse a un nodo disminuye con
la distancia y crece con su capacidad de absorción y con el alcance de la red
social. Dado que la distribución de centros de atracción en el espacio es �ja,
lo que hacen los desplazados es detectar el centro más grande y menos lejano
al que pueden acceder. La capacidad de absorción de un centro es ponderada,
entonces, por la distancia entre él y el nodo de expulsión. Las implicaciones
son fuertes: no puede haber convergencia a un único nodo dominante que se
quede con todos, o con casi todos los desplazados, y la emergencia de hubs o
centros dominantes seguirá la distribución de la población sobre el espacio y la
trayectoria de la guerra irregular.
Una vez que un nodo absorbe más desplazados que sus competidores, nuevos
desplazados tenderán a preferir ese nodo y a conectarse más a él. Es un proceso
de aprendizaje por reforzamiento, que no requiere de una elección óptima por
parte de los desplazados, ni de información completa y perfecta con respecto
a todas las alternativas existentes. Como se trata de una red de capacidad,
el aprendizaje puede corregirse cuando los nodos ganadores alcanzan su punto
de saturación. Los desplazados saben que deben buscar nuevos nodos para
localizarse y que lo pueden hacer en la vecindad de los nodos receptores ya sat-
35
urados. El proceso vuelve a empezar y los nodos vecinos que aparecen como
ganadores tempranos deberán imponerse a través de procesos de reforzamiento.
Nodos cercanos a los nodos saturados aparecen como los candidatos más prob-
ables para absorber a los desplazados sin lugar. Los ganadores tempranos, vía
redes sociales y aprendizaje, deberán imponerse y convertirse en los nuevos no-
dos ganadores. Un caso ejemplar es el de Soacha, en Cundinamarca, un lugar
muy cercano a Bogotá, hacia el que han estado convergiendo desplazados desde
hacia casi diez años, y que en los últimos cuatro años se ha convertido en el nodo
de absorción predominante en el centro del país. Más aun: sus comunas cuatro y
cinco, conocidas como Altos de Cazucá, constituyen una de las concentraciones
más grandes de desplazados de todo el país. Codhes explicaba la preminencia
de Soacha como nodo receptor de desplazados por la saturación del nodo más
cercano�Ciudad Bolívar:
La reducción del espacio físico real urbano que di�culta la creación
de nuevos asentamientos o la ubicación de desplazados en zonas ex-
tremadamente pobladas como Ciudad Bolívar ([9], 2).
7 Procesos de desplazamiento: Un primer método
Queremos presentar ahora la construcción del modelo de transferencia de infor-
mación que está detrás de los procesos de desplazamiento y de sus resultados.
El modelo está basado en tres ideas fundamentales: los desplazados eligen los
lugares a los que van de acuerdo al alcance de sus redes sociales, al pode de atrac-
ción de los nodos receptores potenciales y a los procesos espontáneos de trans-
ferencia de información que emergen en el desplazamiento. Antes de describir el
proceso de desplazamiento, vamos a de�nir sus elementos. Sea N = f1; ::::; ngun conjunto �nito de individuos. Cada elemento i 2 N , tiene de�nida una redsocial gi = fN;V g, en la que
V = f(i; j) 2 NxN , (i; j) = 1, con i 6= jg
Estos vínculos no dirigidos pueden representar relaciones de amistad o de
parentesco. Sea C el conjunto de lugares espaciales o comunidades como los
llamaremos en el segundo modelo : Sean S y T los conjuntos de elementos
designados como sitios expulsores y receptores, respectivamente, con C � S[T;S \ T 6= ;. De�nimos una relación binaria R entre los elementos de N y los
elementos de C, de forma que:
36
gr(R) = f(i; c) 2 Nxc : iRcg
La correspondencia gr(R) nos permite establecer que cualquier individuo
i 2 N , está asociado o se localiza en un lugar espacial c 2 C, en el que c = s
y=�o t: Para ser más explícitos veamos el siguiente ejemplo: iRc y jRc, con
(i; j) 2 V; signi�ca que i; j están ubicados en el mismo lugar entonces ellos
tienen un vínculo geográ�co de�nido por R. En este caso la relación de j con i
es doble: además de pertenecer a la red social de i también habita en su mismo
lugar. Ahora si particularizamos el conjunto C, podemos decir que si iRs1 y
jRs2 con s1; s2 2 S � C; s1 6= s2, signi�ca que j pertenece a la red social de
i; pero los dos no habitan en el mismo lugar. Ahora podemos de�nir la red
espacial del individuo i como:
gei = fN;V eg = fN; f(i; j) 2 NxN = iRc ^ jRcgg
Vamos ahora a describir el proceso básico de desplazamiento: Una vez ocur-
rida la amenaza la red social a la que pertenecen los amenazados se activa. Se
desencadena entonces el siguiente proceso: al menos un individuo i de la red
social gi, situado en el nodo espacial s, iRs, y conectado al menos con otro
individuo j en s; jRs, tiene, a su vez, un vínculo social con otro individuo k
situado en el nodo t� kRt. La primera parte está diciendo que i y j tienen un
vínculo directo por estar ubicados en un mismo nodo espacial s, es decir j hace
parte de la red gei , de�nida por la relación R. La segunda parte establece que el
individuo k pertenece a la red social de j, gj , pero está localizado en otro lugar
t 2 E. El proceso puede ocurrir también mediante otra vía: un individuo i engi tiene un vínculo con un individuo con j a través de R, y éste a su vez tiene
un vínculo social con k que habita en t: En ambos casos sólo se requiere que el
individuo j adquiera el conocimiento de la existencia del vínculo espacial (j; k)
a través de un vínculo indirecto (i; k), de trayectoria (s; t), con jRs y kRt: En
el primer caso, el estar relacionado con un individuo que vive en otro nodo de
la red espacial le permite conocer la posibilidad de ir a ese nodo y de pasar esa
información a alguien conectado con él en el nodo de origen. En el segundo, el
estar relacionado con alguien que conoce a otro en t lo puede llevar a converger
al mismo nodo (ver Grá�co 5 ).
37
Grá�co 5
En términos formales tenemos:
(i; j) 2 gi^(j; k) 2 gj �! (i; k) generan un puente entre las redes sociales de
gi y gk a través de j, lo que a su vez crea una trayectoría entre s y t, originados
por iRs, jRs y kRt:
Nótese que no estamos considerando conexiones entre un nodo s y otro s0.
Sólo estamos considerando vínculos dentro del nodo original, o desde éste con
el nodo receptor. En términos de cierre de triángulos transitivos, en el primer
proceso conocer a alguien en t y estar conectado al menos a otro individuo j en
su nodo original s, lleva a que j también viaje hacia t. En el segundo proceso,
el que i conozca a j y éste a su vez conozca a alguien en t los puede llevar a
ambos a converger hacia t. En general, todos los procesos de desplazamiento,
sin importar su tamaño o su distribución en el tiempo están conformados por
estas estructuras básicas. Piensen, ahora, en quién puede ser el individuo i o
j que conoce la información relevante. Puede ser un vecino, un familiar, un
conocido con esa información, pero también puede ser el organizador de una red
más grande de ayuda a los desplazados, o un activista social que tiene una red
más amplia y sabe hacia dónde moverse en caso de que la amenaza se haga muy
fuerte.
La alta densidad de las redes de las comunidades del Pací�co, por ejemplo,
tiene un impacto notorio sobre el �ujo de información y sobre la convergencia
hacia ciertos nodos de la red espacial. Varios investigadores [[5],[16]] han es-
38
tablecido la existencia de vínculos familiares, matrimoniales y de compadrazgo
a la largo y ancho del Pací�co colombiano. La alta densidad y conectividad
ocurren dentro de cada comunidad y entre las comunidades de la región. Los
primeros migrantes hacia Cali generaron unas vías iniciales de aproximación a
la ciudad que luego fueron aprendidas y guardadas en la memoria de migrantes
y desplazados posteriores. Constituyeron la �semilla mínima�desde la cual se
sembraría la red dotada de memoria que sería activada en los momentos requeri-
dos.La alta densidad de las redes de las comunidades del Pací�co, por ejemplo,
tiene un impacto notorio sobre el �ujo de información y sobre la convergencia
hacia ciertos nodos de la red espacial. Varios investigadores han establecido la
existencia de vínculos familiares, matrimoniales y de compadrazgo a la largo y
ancho del Pací�co colombiano. La alta densidad y conectividad ocurren dentro
de cada comunidad y entre las comunidades de la región. Los primeros mi-
grantes hacia Cali generaron unas vías iniciales de aproximación a la ciudad que
luego fueron aprendidas y guardadas en la memoria de migrantes y desplazados
posteriores. Constituyeron la �semilla mínima� desde la cual se sembraría la
red dotada de memoria que sería activada en los momentos requeridos. Con-
trario a la visión ortodoxa del desplazamiento como un fenómeno catastró�co y
ausente de orden, gobernado por las fuerzas del miedo y del terror, la memoria
guardada y activada por las redes sociales provenientes de comunidades densas
y conectadas sugieren la existencia de orden, memoria y conocimiento en los
procesos de desplazamiento. La función del miedo y del terror no desaparecen:
ambos generan los procesos de desplazamiento y los que conducen a la toma
de decisiones tan radicales como dejar el espacio en el que ha transcurrido casi
toda la vida de miles de personas. Pero el miedo no implica, per se, desorden,
falta de información o mal uso de la información disponible. Por el contrario, el
miedo y el terror, en lugar de tener efectos paralizantes pueden conducir, ante
la larga sombra de la muerte, a usar muy rápido la poca información disponible,
a activar la memoria histórica, y a regresar a los lazos familiares o de amistad
lejanos.
El punto crucial es que las trayectorias no desaparecen sino que pasan a hacer
parte de la memoria colectiva y son reactivadas cada vez que un individuo, una
familia o una comunidad enfrenta la decisión de desplazarse o de migrar dentro
y desde la región Pací�ca. Al hacerlo, las trayectorias devienen permanentes
y los procesos de migración y desplazamiento devienen procesos con memoria
incorporada. Urrea [6] de�ne la red de parentesco ampliada como la estructura
social que explicaría por qué los migrantes y los desplazados de la costa Pací�ca
39
eligen a Cali como su lugar de llegada. Los efectos de esta red de parentesco
se conservan en el tiempo y hacen parte de la memoria histórica de toda la red
y no sólo de cada individuo o de cada familia. En los momentos requeridos la
memoria de la red se activa y los individuos encuentran en ella, otra vez, las
rutas aprendidas a través del tiempo por sus familiares, amigos y compadres.
¿Cuál es el efecto del proceso de desplazamiento sobre la estructura de las
redes? Distingamos varios tipos de estructuras. Una estructura de comunidades
muy densas unidas por vínculos débiles y desconectada de otros mundos, o de
comunidades exteriores, o conectada a otros familiares situados en la misma
región, al activar las redes sociales correspondientes, debe generar la creación
creciente de cierres triádicos. La intuición inmediata es que el coe�ciente de
aglomeración (clustering) crecerá también. Si, además, la estructura inicial
no es balanceada y tiene un nodo de mayor tamaño y mayor capacidad de
absorción, el resultado del incremento de la aglomeración es la convergencia de
los desplazados hacia el nodo con mayor poder de atracción, o el nodo que es
equivalente al máximo alcance de la red local.
Queremos mostrar que en las condiciones de aislamiento espacial, con re-
specto al resto del mundo, de muchas de las comunidades de la Buenaventura
rural, la con�uencia de una alta densidad interna, alta conectividad con sus
vecinos espaciales, la existencia de vínculos débiles con la cabecera municipal, y
la preminencia de Buenaventura urbana como el único nodo capaz de absorber
miles de desplazados en muy poco tiempo, han asegurado la convergencia de
miles de desplazados hacia el casco urbano de Buenaventura. Para decirlo de
una forma un poco más técnica y más metafórica: en las condiciones de conec-
tividad, densidad y aislamiento de Buenaventura, todos los caminos conducían
y conducen hacia la ciudad de Buenaventura. De ahí su crecimiento desaforado,
su desigualdad y pobreza crecientes y su estado de permanente disputa armada.
7.1 Un segundo método
Vamos a presentar un método alternativo, también basado en el uso de la teoría
de grafos, para explicar cómo ocurre el desplazamiento a nivel individual. Es
nuestra intuición que los dos describen procesos de desplazamiento convergentes
y no excluyentes.
Sea Nc el conjunto �nito de individuos de cada comunidad c y C el conjunto
�nito de todas esas comunidades, que anteriormente lo llamabamos el conjunto
de lugares espaciales. Diremos que para todo par i, j 2 Nc hay un vínculo
40
no dirigido (i; j) entre ellos, lo que conduce a que cada comunidad c 2 C sea,
entonces, un grafo completo con vi(c) = n � 1, en el que vi(c) denota el gradodel individuo i en la comunidad c y n el cardinal de Nc. En el lenguaje de la
teoría de grafos, cada comunidad c es un clique, o grafo completo de densidad
máxima, en el que todo el mundo conoce a todo el mundo.
La geografía y la historia contribuyen a entender la emergencia de vínculos
débiles entre las comunidades densas de las que salen los desplazados. Entre
cualquier par de comunidades vecinas, en el sentido geográ�co del término,
siempre habrá al menos un vínculo que las una. Puede ser un mismo individuo
que pertenezca a ambas comunidades, o dos individuos, uno en cada una de ellas,
que mantengan algún tipo de relación. Diremos, entonces, que dos comunidades
ci, cj 2 C están unidas por un vínculo débil (ci; cj)w, si son vecinas geográ�cas.Esto implica que hay un par de individuos i; j, con i 2 ci y j 2 cj que estánconectados. Por lo tanto,
(ci; cj)w =
�1 si i, j están conectados, con i 6=j0 en caso contrario
Veamos la primera estructura de la �gura . Apreciamos dos comunidades
etiquetadas con ci y cj 2 C. Cada una está formada por cuatro individuosrepresentados por nodos, y con card cl = 4 para todo nodo l = i, j. En cada
comunidad los individuos forman un grafo completo.
Grá�co 6
En términos intuitivos, esto quiere decir que los individuos se conocen entre
sí, ya sea por relaciones de parentesco, paisanaje o amistad. Al ser un grafo
41
completo, cada i en ci y cada j en cj tienen grado 3 (Grá�co 6). Aquí incorpo-
ramos el primer supuesto: si dos individuos pertenecen a una misma comunidad,
se garantiza que habrá un vínculo entre ellos. Este supuesto es plausible porque
estamos considerando comunidades pequeñas, con pocos habitantes, bajo nivel
de desarrollo económico, pobreza y, por consiguiente, relaciones de dependencia
entre sus miembros mucho más fuertes que en lugares con mayor población y
mayor nivel económico. Esta noción de grafo completo o de densidad máxima
nos permite hablar de la posibilidad de que ocurra un �ujo de información per-
manente entre ellos, y asumir que cualquier hecho que ocurra en la comunidad
es conocido por todos de forma rápida y directa a través de sus vínculos.
Si ubicamos estas comunidades en un entorno geográ�co, como nodos es-
paciales, diremos que estas dos comunidades estarán conectadas débilmente si
son vecinas. En la primera estructura, vemos a las dos comunidades conectadas
a través de un vínculo débil. En la segunda estructura representamos a las
mismas comunidades mediante nodos pertenecientes a una estructura espacial,
unidas por el mismo vínculo débil de la estructura inicial. Con la de�nición de
arriba, tenemos que dentro del conjunto C, habrá comunidades unidas a través
de sus vínculos débiles, es decir, de este conjunto harán parte nodos aislados y
componentes de grafos.
¿Cuál es la importancia de los vínculos débiles? ¿En qué sentido es útil para
una comunidad mantener vínculos débiles con otras comunidades? En la tradi-
ción iniciada por Granovetter ([10]), interpretamos a los vínculos débiles como la
forma más efectiva de transferir información en redes sociales. Para una comu-
nidad que enfrenta una situación de vida o muerte, la información proveniente
del exterior es decisiva para asegurar su supervivencia. Si otras comunidades
han enfrentado antes situaciones similares, el conocimiento derivado de ellas no
sólo disminuye el costo de búsqueda de la comunidad que hoy enfrenta una ame-
naza de vida o muerte, sino que le permite ver soluciones inmediatas para su
problema. En lugar de emprender una búsqueda costosa sobre todas las posi-
bles alternativas, la presencia de un vínculo débil puede generar una solución
más económica y efectiva. Al usar los vínculos débiles para obtener información
proveniente de otras comunidades, la comunidad inicial está desencadenando un
proceso que convierte al vínculo débil en uno fuerte.
¿Cómo ocurre tal proceso? Imaginemos una acción violenta de un agente
armado contra una comunidad cualquiera. Este hecho hace que los individuos
que habitan en ella decidan desplazarse. Tienen, en principio, un conjunto de
posibilidades muy grande: todos los lugares a los cuales podrían desplazarse. La
42
búsqueda del lugar puede ser muy costosa y nada garantiza que el lugar elegido
sea el mejor. Sin embargo, tiene la opción de usar la información que �uye por
el vínculo débil que la une con otras comunidades que han estado en la misma
disyuntiva. El uso que hace la comunidad de la información generada por otra
comunidad, que ya ha resuelto en el pasado el mismo problema, convierte el
vínculo débil existente entre ellas en uno fuerte. ¿En qué forma? A través de
la repetición de los mismos vínculos por nuevos desplazados que han recibido la
información requerida a través del vínculo débil inicial. Si un desplazado de cjconoció, a través del vínculo débil que unía a su comunidad con ci, que podía
marchar a t, y esta información es transferida a otros miembros de su comunidad,
el triángulo inicial comenzará a repetirse una y otra vez. Esa repetición convierte
al vínculo débil original en uno fuerte. Lo que antes eran triples no transitivos,
o triángulos potenciales, ahora se convierten en triples transitivos y cerrados,
con un mayor grado de aglomeración.
Esto signi�ca que si una comunidad se ha desplazado en el pasado, ha creado
una trayectoria desde la comunidad de origen al sitio de destino. Esta trayectoria
es real en el sentido de que se creó por la existencia de un �ujo desplazados
que eligió seguirla. Esta información es transmitida a través de los vínculos
de vecindad geográ�ca a otras comunidades que se encuentran enfrentadas al
fenómeno del desplazamiento. Nos interesa mostrar cómo, en situaciones como
éstas, la decisión sobre a qué lugar desplazarse no es el resultado de un proceso
de maximización del posible ingreso que obtendrían los agentes en el lugar de
destino, sino de usar una información generada, de forma rápida y efectiva, a
través de las redes sociales con las que cuentan los individuos. En cada momento,
entonces, el nodo de llegada t, y el tamaño del desplazamiento, dependerán de
la información disponible a través de todas las redes a las que pertenecen los
individuos y a la red que forman ellos mismos, y de las decisiones que han
tomado en el pasado sus conocidos y familiares. Las trayectorias más usadas
en el pasado se conservarán a través de las conexiones entre individuos, y de la
memoria de decisiones pasadas contenida en la información proveniente de estar
situados en otro lugar.
Veamos una formulación sencilla de lo que estamos exponiendo. Sea S el
conjunto �nito de comunidades expulsoras y T el conjunto �nito de comunidades
receptoras, con C = S[T y S\T 6= �. Supongamos dos comunidades expulsorassi y sj , conectadas débilmente, con (si; sj)w = 1. Este vínculo podría convertirse
en un vínculo fuerte, (si; sj)f = 1, si al menos un individuo de cualquiera de estas
comunidades elige un receptor t 2 T , en un periodo � y en el periodo � + 1, lo
43
elige el individuo de la otra comunidad. De�nimos un vínculo de desplazamiento,
(si; t)d, entre si 2 S y t 2 T , con si 6= t, cuando al menos un individuo i 2 s se
desplace a t. En términos formales: tenemos que (si; sj)w = (si; sj)f = 1 en el
periodo t+ 1 si se cumplen las siguientes condiciones:
i) Que exista el vínculo débil (si; sj)w = 1 con si; sj 2 C y, en el periodo� , al menos un vínculo de desplazamiento (si; t)d con i 2 Nc:ii) Y que en el periodo � + 1 se produzca el vínculo (sj ; t)d con j 2 Nc;
sj 2 S con si 6= sj y t 2 T .La aparición de vínculos fuertes en un grafo permite construir tríadas tem-
porales que indican el �ujo de información entre comunidades. Una tríada en
el periodo � + 1 se forma con al menos un vínculo fuerte y dos vínculos de
desplazamiento (Ver Grá�co 7)
Grá�co 7
7.2 ¿Cuál es el signi�cado de las triadas?
Cuando suponemos un grafo en el que sus vínculos son débiles, formado por
comunidades, lo que estamos sugiriendo es una red que siempre existe y que
puede ser activada en cualquier momento. Digamos que en el periodo � , un
individuo de una cierta comunidad se desplaza a otra comunidad creando un
vínculo de desplazamiento. En ese momento la red del individuo se activa, y la
44
aparición de este nuevo vínculo hace que al menos un individuo de las demás
comunidades (por ser un grafo completo) tenga información sobre el nuevo
vínculo. Si en el periodo � + 1, alguna de esas comunidades decidió usar esa
información y se desplaza al mismo receptor, entonces tenemos que un vínculo
débil entre comunidades se convirtió, en � + 1, en un vínculo fuerte y por ende
en la formación de una triada. Si en �+2, una tercera comunidad elige el mismo
receptor, tendríamos dos triadas.
Veamos la formulación de la probabilidad de formar un vínculo de desplaza-
miento en un periodo �+1, p�+1(sj ; t)d, en función del número de los vínculos de
desplazamiento (si; t)d y de los vínculos débiles en el periodo anterior (si; sj)w
pt+1(sj ; t)d = f t[(si; sj)
w ^ (si; t)d] = # de triadas en �2(#v�{nculos d�ebiles)
Con esta expresión podemos decir que la tendencia de un individuo a elegir
un receptor especí�co depende de las observaciones que él hace con respecto al
comportamiento de sus vecinos que han estado en situaciones similares. Esto
signi�ca que elegirá un determinado receptor si observa que otros, vinculados
con él, lo han elegido en el pasado al mismo nodo. La formulación matématica
está contando los triángulos que se forman entre los vínculos que se activan �al
pasar de débiles a fuertes� por acción del individuo que está eligiendo en este
momento, y por los vínculos de desplazamiento que él renueva y que otros ya
han creado en el pasado.
Esta probabilidad estaría asociada a todos los nodos receptores y, por tanto,
de�niría la posición dentro del conjunto de comunidades receptoras. Cuando
un nodo incrementa su probabilidad de ser elegido, por defecto los demás nodos
empiezan a desaparecer de ese mismo conjunto. Este método eliminaría a todos
los nodos que no superen cierto umbral en probabilidad, creando el subconjunto
de nodos con probabilidad mayor o igual a una cierta probabilidad de�nida por
el investigador. La característica que nos interesa resaltar de este subconjunto
es que, en el interior de esos mismos nodos, la red de desplazados está creciendo
y está modi�cando a la red social que pueda existir en ese momento en ese nodo.
El �ujo de información entre desplazados, a la vez que crea una subconjunto
de nodos con mayor probabilidad de ser elegidos y un menor cardinal� esto
signi�caría que el número de nodos debería caer� también está teniendo un
efecto contrario en las redes sociales de estos mismos nodos. Cuando el número
de nodos disminuye en la red de las comunidades receptoras, en su interior las
redes sociales se están incrementando en número de nodos y de relaciones.
45
Un ejemplo claro de esta situación es lo que ocurre en el municipio de Bue-
naventura. Entre 1995 y 2004, los nodos receptores se han concentrado en unos
pocos, haciendo que el casco urbano de Buenaventura sea el que más capture
desplazados de la zona rural del municipio. Sin embargo, si miráramos con un
microscopio lo que está sucendiendo en ese nodo en particular, lo que encon-
traríamos es una red social que está creciendo dentro de la ciudad. El que Bue-
naventura reciba familias de diferentes lugares hace que en ese nodo, formado a
su vez por barrios, se vislumbre una red social que crece con la llegada de nuevos
desplazados. Podríamos decir, incluso, que si en un nodo la probabilidad de ser
elegido como receptor se incrementa, entonces, la probabilidad de convertirse en
un nodo expulsor sube ya que dentro del nodo las redes sociales están creciendo
y pueden sobrepasar la capacidad del nodo para mantenerlas. Esto ocurre en
nodos expulsores con ciertas características económicas y sociales. Por ejemplo,
en Buenaventura es claro que el fenómeno esta ocurriendo: la ciudad está expul-
sando familias a otros lugares de Colombia porque su capacidad económica de
brindarles ayuda asistencial y de mantenerlos en condiciones mínimas de super-
vivencia se ha agotado. No ocurre los mismo con otras ciudades como Bogotá,
por citar el receptor más importante.
La idea es tratar de establecer que cuando los nodos son expulsores y recep-
tores se debe a un proceso de creación y destrucción de vínculos en los que las
características de los nodos in�uyen. Si Buenaventura es receptor en un periodo,
su poca capacidad de sostener nuevos vínculos puede convertirlo en un nodo ex-
pulsor. Es importante señalar que esta característica no debería sorprender,
pues los nodos con una probabilidad alta de ser receptores� después de veri�car
sus características� también tiene una alta probabilidad de ser expulsor, ya sea
que se produzca un desplazamiento interno o que expulse desplazados fuera del
municipio.
7.3 ¿Cuál es el modelo de elección de los agentes que in-corporan esa probabilidad?
La construcción de un modelo de elección debería apuntar a estructurar la par-
ticipación de los agentes en la conversión de vínculos fuertes a partir de la
creación de vínculos de desplazamiento. Aunque estamos partiendo de una red
subyacente� la que está de�nida por comunidades como nodos y vínculos por
vecindad geográ�ca�, esta no deja de modi�carse de acuerdo al comportamiento
que siguen los agentes que hacen parte de la comunidad.
46
Supongamos cualquier agente i 2 si;se enfrenta a la decisión de elegir unnodo al cual deberá desplazarse. Su conjunto de alternativas es bastante extenso,
digamos que ese conjunto es el conjunto T de todos los posibles receptores.
¿Cómo ordenará el conjunto? ¿Qué información le será útil para crear algún
tipo de ordenación en el conjunto, por ejemplo, los lugares más preferidos a los
menos?
Sea el conjunto N , ya de�nido arriba, en el que cada i 2 N es miembro de
una comunidad diferente c 2 C: Entonces llamamos a ci la comunidad del agenterepresentativo i: Por tanto, ci 6= cj : En el conjunto C, tenemos el subconjuntode comunidades expulsoras S. Dado la red subyacente, formada por vínculos
débiles (si; sj)w = 1; se in�ere que la conexión entre dos comunidades pasa por
la relación entre individuos de esas comunidades de forma que el vínculo débil
se puede ver como el vínculo entre i y j, si (i; j)w = 1; 8i; j 2 N; i 6= j, i 2 ci yj 2 cj :Estamos interesados en modelar una situación en la cada uno de estos
agentes, haciendo uso de esa de la información que circula por esa red, elige
un elemento del subconjunto de comunidades receptoras para hacer un vínculo
de desplazamiento. Tal vez las primeras decisiones son el resultado de un proceso
aleatorio, pero una vez éstas ocurren, el proceso se puede volver determínistico
o, incluso, podemos hablar de un proceso que se retroalimenta en el tiempo.
Formalmente, la red espacial g = fN; �(w)g. En el que N es el conjunto de
nodos representados por individuos que pertenecen, cada uno, a una comunidad
distinta, y �(w) el conjunto de vínculos débiles de�nidos como:
�(w) = f(i; j)w 2 NxN : (i; j)w = 1g
y de�nimos el vi(�) � fj 2 N : (i; j)w = 1g como el conjunto de individuosj con quien i tienen un vínculo débil, el j vi(�) j denotará el grado o númerode vínculos débiles del agente i en g: Ante un hecho de violencia, el agente i
deberá elegir un nodo receptor del conjunto T = f1; 2; :::::;Kg que representael sitio elegido. Supongamos que T es un grafo formado por nodos aislados.
En principio, a los agentes no les interesa saber si hay algún tipo de conexión
o comunicación entre los nodos de este conjunto� podría haberlo pero no es
relevante a la hora de elegir el receptor. En términos del modelo, el individuo i
elige un agente representativo k de una comunidad t, con el cual establecerá un
vínculo de desplazamiento. ¿Cuál es el proceso que este agente sigue? Él hará
una búsqueda dentro de su conjunto vi(�) de los j diferentes de él que tienen al
menos un vínculo de desplazamiento con algún k de T . Esta búsqueda supone
47
usar sus vínculos débiles� los de la red subyacente o espacial, de�nida por g�
para extraer información de los individuos que, en condiciones muy similares
de violencia, tomaron la decisión de trasladarse a un lugar especí�co. En esta
primera etapa él podrá descartar a todos las comunidades receptoras de T �o
a todos los individuos en este conjunto�que no tienen un vínculo de desplaza-
miento con algún j de vi(�): El nuevo conjunto resultado de la primera etapa
lo llamaremos
T (1) = fk 2 T : (j; k)d = 1; j 6= i; j 2 vi(�)g con T (1) � T:
En la segunda etapa, el agente i; observará el número de veces que la co-
munidad del agente k fue elegida por sus vecinos y de acuerdo con ese número
el agente i impartirá algún tipo de ordenación sobre el conjunto T (1). Lo que
estamos suponiendo es que la red subyacente �o sus vínculos débiles�le permite
conocer de forma directa las elecciones de los vecinos con quien está conectados,
esto podría implicar que el agente i tiene información perfecta pero esto sólo es
posible porque él tiene un vínculo directo con los j que, en el pasado, tomaron
esa decisión. Al hacer esto, él agente i está creando un orden parcial sobre T
a través del grado de sus elementos. Sea vk(T (1)) = fj 2 N : (k; j)d = 1g elconjunto de los j que hicieron vínculos de desplazamiento con k, y j vk(T (1)) jel grado de cada uno de los elementos del conjunto T (1): De acuerdo con este
número, el más preferido será aquella comunidad, representado por el individuo
k, con el mayor número de vínculos de desplazamiento. Si en el conjunto T (1)
sobrevive un sólo elemento, entonces el agente elegirá esa comunidad pero, ¿qué
pasa si hay más de un elemento en T (1) con un mayor número de vínculos? El
agente elegirá con igual probabilidad cualquiera de esos nodos. Esta decisión
es fundamental porque está cambiando la estructura de g; y está convirtiendo
un vínculo débil ya existente en uno fuerte. El hecho de contar con la apari-
ción de vínculos fuertes nos lleva, primero, a la formación de triadas, que son,
en últimas la representación del paso y uso de la información entre individ-
uos, y segundo, a la creación de trayectorias entre nodos, en principio aislados,
del conjunto de receptores T . Esto ocurre, por ejemplo, cuando desplazados
salen de Buenaventura a otros lugares fuera del municipio e incluso del departa-
mento. Buenaventura, que en principio se constituye como el principal receptor
de la zona suroccidental de Colombia, cuando expulsa gente a hacia otras co-
munidades, está tejiendo lazos con otros nodos del conjunto T .
48
Caso 1: Los vínculos de desplazamiento simples En � + 1, el agente i
observa que j y j0, con los que él tiene vínculos débiles, tienen cada uno, en el
conjunto T , un vínculo con k y k0, respectivamente. En este caso, el grado de
los nodos en T es igual, y por tanto, el agente i será indiferente con respecto a
con quién hacer vínculos. Dado que hasta este momento no hay formación de
triadas, porque en el periodo � ; los agentes, j y j0, simultáneamente eligieron
un receptor distinto, que no �nalizaron en triadas. Ahora, en el periodo � + 1,
el agente debe elegir un nodo receptor y el efecto de esta decisión y lo que
ocurra en los periodos subsiguientes "determinará" hacia qué receptores va a
converger el proceso. Podemos suponer que él está en capacidad de mantener
el status quo, en el sentido de elegir un nodo diferente al elegido por j y j0,
y delegar la responsabilidad a un próximo individuo. Sin embargo, el modelo
considera individuos racionales que buscan disminuir los efectos negativos de
una decisión que ya es problemática para sus vidas. Los agentes buscan reducir
la incertidumbre que le puede generar elegir un sitio cualquiera, y buscan en
cambio aprovechar la información producida por otros agentes que antes han
estado en su misma situación. Es por eso que nos parece lógico pensar que los
agentes elegirán nodos receptores que otros ya han elegido, es decir, ellos son
concientes de la existencia de una red subyacente que genera información para
guiarlos en sus decisiones y disminuir el error. Aunque estemos considerando
modelar la toma de decisiones de individuos, sabemos que la decisión no es
individual y que estos individuos son cabezas de hogar que no sólo tienen la
responsabilidad de elegir un destino para ellos, sino que también están eligiendo
un destino para sus familias.
Volviendo a la discusión en términos formales, en el caso que estamos ex-
poniendo, la formación de triadas tiene un carácter aleatorio. Las triadas se
forman con vínculos de desplazamientos y con vínculos débiles ya existentes,
convertidos en fuertes. Sin embargo, por la decisión que tomaron dos agentes
en el periodo t, no fue posible formar una triada y, entonces, el agente que es
llamado a elegir en � + 1, no tiene un criterio claro para establecer el nodo
receptor con quién hará vínculo. Lo único que tiene claro es que dentro del
conjunto de receptores, T , hay unos nodos que son más preferidos a otros y
será a los que tendrá en cuenta en su decisión. Hasta este momento, lo que
él observa es que hay dos nodos que tienen igual número o grado. Dado que
j vk(T (1)) j=j vk0 (T (1)) j= 1, el agente i formará un vínculo con k con probabili-dad � y con k
0con probabilidad (1��):En el periodo �+1 la decisión del agente
i quedará de�nida de acuerdo con la ocurrencia de uno de estos dos eventos:
49
(i; k)d = 1 ! (i; j)f = 1, con probabilidad p si (j; k)d = 1 o
(i; k0)d = 1 ! (i; j
0)f = 1, con probabilidad (1� p) si (j0 ; k0)d = 1,8j; j0 2 S; 8k; k0 2 T (1)
Dado s(�) = g + [(j; k)d ^ (j0 ; k0)d], el sistema en � + 1 quedaría de�nido deesta forma
s(�+1) � [s(�)�(i; j)f_s(�)�(i; j0)f con probabilidad 0 6 p 6 1]+[(i; k)d_(i; k
0)d] = 1 triada. El símbolo � indica que en el grafo g �o red subyacente�hay
un vínculo débil convertido en fuerte.
En � + 2; el agente i + 1, quien ahora enfrenta una situación de violencia,
elegirá hacer un vínculo de desplazamiento con el nodo del conjunto T que
fue elegido en s(� + 1): Este sistema cuenta el número de triadas que se están
formando y que de�nen al nodo más opcionado, con una alta probabilidad de
ser elegido.
¿Pueden los agentes equivocarse? Por supuesto los agentes pueden come-
ter errores a la hora de tomar sus decisiones pero, de nuevo, la existencia de
redes puede llevar a que el sistema tome la senda correcta. Consideremos que
el agente i en el periodo � + 1 eligió el nodo k. Si todos los agentes siguen el
mismo proceso, en el periodo �+2, el nodo k, dentro del conjunto de receptores,
T , sería el más preferido y, por tanto, el que tiene la mayor probabilidad de ser
elegido por los individuos que sean llamados a tomar su decisión. Sin embargo,
el proceso por sí sólo no garantiza que no haya un individuo que se desvíe en
el periodo � + n y elija un nodo l diferente de k. En este caso, su elección no
debería cambiar la percepción de los agentes próximos a elegir. La razón está
en que, a pesar de haber un cambio en la posición del nodo l dentro del T (n),
su lugar en el orden sigue estando por debajo del nodo k. Y la probabilidad de
elegir k, sigue siendo mayor que la probabilidad de elegir l, para el agente que
elija en � + n+ 1.
Caso 2: Los vínculos de desplazamiento son ponderados El fenómeno
de desplazamiento tiene una particularidad que se obvía cuando se intenta mod-
elarlo. Los desplazamientos generalmente son masivos: no se desplaza un indi-
viduo sino cientos de familias de una comunidad son las que llegan a un lugar.
En este caso, los vínculos de desplazamientos podrían dejar de ser simples y
empezar a ponderarse por el número de familias que un periodo determinado lo
eligen. Si los agentes que deben elegir tienen información adicional sobre cuán-
50
tos fueron los que se desplazaron, entonces estarían en capacidad de mejorar
aún más los resultados de su proceso de elección y, por tanto, la probabilidad de
cometer un error se disminuiría. El tratamiento del problema con vínculos de
desplazamiento ponderados implicaría considerar la valoración de estos vínculos
como el número de personas que se desplazan en una cierta comunidad. Esto
podría justi�carse con la idea de que los agentes representativos tienen peso en
su comunidad y que, al interior de ella los agentes están eligiendo seguirlos o
no. Si del lugar de origen de un cierto individuo se desplazan muchos, entonces
el vínculo de desplazamiento que él forma tendría una ponderación mayor que
si se desplaza un número menor.
8 El desplazamiento como una red de capacidad
De�nimos a la red espacial por la que se mueven los desplazados como una red
de capacidad, en la que el movimiento de personas entre dos o más nodos de
ella constituye el �ujo de la red. La capacidad de cada nodo y de la red en
su conjunto depende de los recursos existentes para recibir, atender y asegurar
la supervivencia de los desplazados. Es una red que emerge de la guerra y
de los movimientos de los desplazados como respuesta a las estrategias de los
agentes armados. No es una red que está planeada para recibirlos. Y no es igual
tampoco a la red territorial que absorbe la migración interna de colombianos. Se
superpone a ella y compite con ella. Como se superpone, también, con la red de
ayuda de la Conferencia Episcopal. Es posible, como lo veremos más tarde, que
los procesos de migración interna y de desplazamiento terminen confundiéndose
y superponiéndose hasta terminar siendo un único fenómeno. Sin embargo, el
desplazamiento está ligado de forma directa a la guerra irregular que se libra en
Colombia y a sus consecuencias, mientras que la migración interna sólo lo está
en forma indirecta.
Vamos a de�nir en términos más formales la red de capacidad[21]que nos
interesa estudiar. Sea gs = fC;�g una red con un conjunto de nodos C y un
conjunto de vínculos � = f(s; t) 2 CxC : (s; t) = 1 con s 6= tg. Cada vínculo(s; t) � � tiene una capacidad asociada al nodo t, ust = 0: Tal red ponderada esllamada una red de capacidad.
Supongamos ahora que s es un nodo fuente (de dónde parte o sale la demanda
por localización) y t es un nodo receptor (el que recibe la demanda y ofrece la
localización). Un �ujo factible es una función x = (xs;t) de�nida sobre los
51
vínculos (s; t) 2 � y que satisface, en general, las siguientes restricciones: (i)una restricción de balance de masaP
ftj(s;t)2V g xs;t =P
ftj(s;t)2V g xt;s
y, (ii) una restricción de capacidad
0 � xs;t � us;t:Decimos que un nodo t 2 C está saturado en el �ujo x si xs;t = us;t:El valor del �ujo x es v =
Pftj(s;t)2V g xs;t; el �ujo total que sale del nodo
fuente. Es evidente, sin embargo, que las redes espaciales de desplazamiento
no son balanceadas. Por el contrario, son desbalanceadas en sentido extremo.
El �ujo de ciudadanos desde las zonas rurales, o desde cabeceras pequeñas,
hacia las grandes ciudades va en un sentido, vaciando regiones rurales enteras
y concentrando grandes cantidades de población en unos cuantos centros ur-
banos. Este desbalance es una de las consecuencias más fuertes de las guerras
irregulares.
Ahora bien, ¿cómo podemos caracterizar la capacidad de la red? Es evi-
dente que no puede ser de�nida de antemano por alguna medida diseñada por
los investigadores. No hay un procedimiento explícito que permita medir la ca-
pacidad intrínseca de un nodo y de una red espacial para absorber desplazados.
El tamaño de su población y su complejidad económica podrían constituir un
criterio aceptable, pero no captaría el efecto sobre su estructura social, en el
sentido de captar el rechazo, la aceptación o la adaptación de grandes �ujos de
desplazados en un nodo espacial. Como tampoco captaría el crecimiento des-
balanceado de redes sociales con mayor incidencia del desempleo, concentradas
en las vecindades más pobres de las ciudades receptoras.
Nuestra propuesta va en otra dirección. Suponemos que la capacidad de la
red espacial emerge de la interacción entre las redes sociales y la red espacial.
Es más, suponemos que la interacción entre la red social y la red espacial genera
la red de capacidad de desplazamiento. Es el movimiento de desplazados hacia
un nodo lo que determina si ha alcanzado su capacidad máxima a través de la
única prueba disponible: su transformación en nodo expulsor después de haber
sido un nodo receptor. El movimiento de desplazados hacia municipios y bar-
rios periféricos situados en la vecindad de los grandes receptores es un re�ejo
de su saturación. Ha estado ocurriendo alrededor de Bogotá, de Cartagena, de
Medellín y de Cali. Hay otras señales, por supuesto. La primera de ellas es la
presión sobre los servicios públicos y el espacio habitable en las ciudades recep-
toras. . La segunda es la explosión de manifestaciones violentas, de con�ictos
sociales por el espacio y de lucha abierta por el control territorial en las ciudades
52
receptoras. Un caso extremo, de nuevo, es Buenaventura urbana sitiada por la
violencia, la lucha entre diversas facciones armadas y la pobreza extrema.
Dijimos que la red territorial del desplazamiento es una red de capacidad:
por ella �uyen los desplazados desde sus nodos de expulsión hacia sus nodos de
destino. Pero como red de capacidad es una red particular. La red de desplaza-
miento no intenta llevar desplazados de un nodo de partida hacia cualquier
otro. No es, por lo tanto, una red de transporte o una red de comunicación.
El movimiento de cada desplazado, o de cada contingente de desplazados, se
detiene una vez que ha encontrado un sitio apropiado para permanecer en él,
o cuando coincide con el alcance de su red social. Por eso, ciertos vínculos se
repetirán miles de veces más que otros y algunos nodos tendrán también una
mayor capacidad de absorber desplazados. Mientras que unos nodos se especial-
izan en enviar desplazados hacia otros lugares de la red, otros se especializan en
recibirlos. La división más gruesa entre estos dos tipos de nodos es la división
urbano/rural. Con un elemento nuevo: el desplazamiento hacia ciertas ciudades
ha llevado con él a los agentes de la guerra y ha conducido a la reproducción
de las condiciones de terror y de peligro para la supervivencia en los nodos
receptores. Ha estado surgiendo, entonces, el fenómeno del desplazamiento in-
traurbano, en el que cada calle, cada manzana, cada barrio se convierten en
objetos de disputa, y el desplazarse de un barrio a otro puede signi�car la vida
o la muerte. El único lugar posible para los desplazados es la periferia extrema
de las ciudades más grandes. Su condición es paradójica: están a salvo de las
balas y de las amenazas de los agentes armados en el campo, pero sobreviven en
el limbo urbano como no ciudadanos, puros cuerpos dotados de vida desnuda,
como lo plantea Giorgio Agamben [1]
9 Nodos receptores
Una mirada más �na a los nodos receptores indica que los procesos de de-
splazamiento di�eren de los puros procesos de migración en varias dimensiones
fundamentales. Ni los desplazados pueden llegar a cualquier lugar de los no-
dos elegidos ni su arribo y asentamiento en esos lugares son procesos fáciles o
naturales. El ejercicio de una mirada más �na permite ver un fenómeno funda-
mental y poco estudiado: los desplazados se concentran en ciertas áreas de las
ciudades a las que arriban. Son, casi siempre, las más pobres, menos deseadas,
menos disputadas, con menos servicios, y con las peores condiciones geológicas
53
y de seguridad. Se sitúan, como era de esperar, en los espacios de menor valor,
los más alejados de las comodidades de la vida urbana, los más distantes de la
sociedad más integrada a la que esperaban entrar. La idea común de un tránsito
del campo a la ciudad no es cierta del todo. Hay un tránsito desde el campo
hacia un limbo urbano del que hay muy pocas probabilidades de salir.
Pero situarse en los lugares de menor valor no es fácil. Casi todos los asen-
tamientos de desplazados han sido creados por ellos mismos, a partir de esfuer-
zos cooperativos, en alianza con activistas locales, en procesos sociales complejos
que no han sido estudiados todavía. Su llegada a las ciudades no es, entonces, el
arribo al paraíso protector del estado y de una sociedad que aspira a saldar sus
cuentas con los ellos. Por el contrario, es el arribo a un espacio de lucha con-
stante en el que deben asociarse para sobrevivir y, sobre todo, deben asociarse
para lograr primero un espacio vital mínimo.
El asentamiento Nelson Mandela, de Cartagena, es uno de los mejores ejem-
plos de los complejos procesos sociales que llevan a los desplazados, desde sus
lugares de origen, hasta los espacios urbanos en los que deben sobrevivir a través
del esfuerzo colectivo en las peores condiciones posibles. El terreno sobre el que
hoy está situado fue invadido en 1994, por iniciativa de algunos activistas locales
y con la ayuda de políticos tradicionales, incluido el hoy alcalde de la ciudad,
Nicolás Curi (Salud y desplazamiento). Se trataba de conseguir un espacio para
los que no tenían un lugar en la Cartagena de ese momento. Con la intensi�-
cación de la guerra en la Costa Atlántica y en Urabá los desplazados de múltiples
corregimientos, veredas, pueblos y villorios de esas zonas, a través de sus rela-
ciones con familiares y amigos y organizadores en Cartagena, comenzaron a
localizarse en el asentamiento que apenas despuntaba. Por un proceso de re-
forzamiento informativo, el Mandela se convirtió en el lugar de elección para
los nuevos desplazados. Y por procesos de identidad étnica, cultural y social el
Mandela se convirtió, también, en una inmensa concentración de colombianos
pobres y de las minorías étnicas. El proceso de convergencia hacia el Mandela
es, entonces, social en todos los sentidos. Son las redes sociales las que trans-
�eren la información acerca de su existencia y es el orden social el que concentra
excluídos, pobres y desplazados en un mismo lugar. Las vertientes de exclusión
social, étnica y económica convergen sobre una misma zona espacial. Estos mis-
mos procesos de convergencia social, económica y étnica pueden observarse en
el Pozón, de la misma Cartagena, en comunas y barrios de Buenaventura, en
el distrito de Aguablanca de Cali, en Altos de Cazucá, en Soacha, y en Ciudad
Bolívar en Bogotá. Es fácil comprobar que la población negra está represen-
54
tada en exceso en estos lugares de concentración de desplazados, al igual que la
población más pobre y, en menor medida, la indígena.
9.1 ¿Cuántos nodos receptores?
No todos los nodos llegan a ser nodos receptores. La evidencia conocida muestra
que las elecciones de los desplazados los conducen a un subconjunto reducido de
nodos receptores. Podríamos hacer una lista rápida de las características de es-
tos nodos: tienen un tamaño mayor (en población) que el promedio nacional, un
tamaño mayor que el nodo expulsor y un conjunto de oportunidades económicas
mayor que el correspondiente al nodo expulsor. Hasta aquí la elección parece
seguir una racionalidad simple: elegir un nodo de mayor tamaño, por encima
del promedio nacional y con mayores oportunidades económicas. En ese sen-
tido su lógica sería similar a la de un proceso de migración. Los desplazados se
moverían hacia un nuevo nodo buscando mayor bienestar (utilidad), un mayor
conjunto de oportunidades y mayor seguridad, por supuesto. La ganancia de su
movimiento sería positiva: al moverse hacia el nuevo nodo estaría mejorando su
situación económica o al menos tendría un horizonte con mayores oportunidades
económicas. La diferencia brutal está en que la decisiones de los desplazados
dependen en forma directa del terror y de las amenazas derivadas de la guerra.
En consecuencia esas decisiones deben ser tomadas en una situación de vida o
muerte en la que es imposible realizar la búsqueda necesaria para alcanzar una
elección óptima.
Por lo tanto, el proceso de elección del nodo de recepción está restringido por
varios factores. Primero, por el alcance de la red social de cada desplazado� que
es una función del grado de aglomeración de las relaciones sociales en la región
de referencia: a mayor aglomeración mayor probabilidad de que todos terminen
en el mismo lugar de llegada, a menor aglomeración mayor probabilidad de que
elijan nodos de recepción distintos. Segundo, por la estructura espacial de la
región de referencia. Una estructura balanceada con nodos cercanos, dotados
de una su�ciente capacidad de absorción, implicará que los movimientos de
los desplazados no sean muy largos y no sobrepasen los límites de la región
inicial. Por el contrario, una estructura desbalanceada y frágil, como la del
departamento del Chocó, se convertirá en un expulsor neto de población que
no puede retener dentro de sus fronteras casi que a ningún desplazado. De
allí, de paso, el mayor alcance de las redes de los chocoanos: con puntos de
alcance máximo en Bogotá, Cartagena y Medellín. Una estructura desligada
55
del mundo exterior� tipo Mundo de las cavernas de Watts[29]� y con un único
nodo atractor grande terminará teniendo una estructura de desplazamiento en
forma de estrella, con el nodo central urbano recibiendo la gran mayoría de los
desplazados, y los nodos rurales expulsando a la gran mayoría de su población.
En general, la estructura espacial de la región en la que ocurre el desplazamiento
determinará la forma que tomará la estructura de su red de desplazamiento.
Tercero, por la capacidad de la red espacial en la que se mueven los de-
splazados y por la historia pasada del desplazamiento. El punto es que cada
nodo, sin importar ni su tamaño ni su importancia, tiene una capacidad máxima
que sólo el proceso de desplazamiento puede descubrir. Una vez que el nodo
alcance su valor máximo se convertirá en un expulsor. Es lo que ha ocurrido
con Buenaventura, gran receptor de su zona rural y de algunas regiones vecinas,
sobrepasada por el �ujo de desplazados y convertida en expulsora interna (entre
partes del casco urbano) y hacia afuera (hacia nodos de mayor atracción).
Una característica esencial de la evolución de la red de capacidad del de-
splazamiento es que capta nuevos nodos expulsores para enviar desplazados so-
bre un mismo subconjunto, pequeño, de nodos receptores, mientras que crecen
los vínculos que empiezan en los nuevos y viejos nodos expulsores y terminan en
el mismo subconjunto de nodos receptores. Esto la hace una red muy especial.
En otros tipos de redes, el crecimiento está caracterizado por la forma en que
la red capta o conecta nuevos nodos. En la red de desplazamiento, aparecen
nuevos nodos expulsores que, sin embargo, generan vínculos con algún nodo
perteneciente a un mismo subconjunto reducido de nodos receptores. Esta car-
acterística puede englobarse dentro del mecanismo más amplio de vinculación
preferencial (preferential attachment) propuesto por Barábasi y Albert[4]. Aquí,
como en la propuesta de esos autores, nuevos nodos tienden a vincularse, con
una probabilidad más alta a nodos con mayor capacidad o que ya cuentan con
más vínculos que otros nodos competidores o, en el lenguaje de la teoría, poseen
un grado mayor. La consecuencia fundamental es que la distribución probabilís-
tica de los desplazados en los nodos de recepción no es una distribución normal:
no todos los nodos cuentan con una probabilidad similar de recibir desplazados.
Un número muy pequeño de nodos de mayor capacidad y al alcance de las redes
sociales existentes recibirá a la mayor parte de los desplazados, dejando para los
otros nodos receptores potenciales números muy pequeños de desplazados. La
distribución resultante luce como una distribución clásica de ley de potencia:
unos pocos nodos receptores con muchos vínculos de llegada y muchos nodos
receptores con muy pocos vínculos arribando a ellos.
56
Sin embargo, hay diferencias importantes entre nuestra propuesta y el mecan-
ismo construido por Barábasi y Albert. Para ellos, los vínculos de las redes con-
sideradas son no dirigidos. Como lo plantea Mark Newman en un artículo de
revisión([19],32), esto tiene sus pros y sus contras. En términos empíricos tanto
la Web como las redes de citaciones entre autores cientí�cas son grafos dirigidos.
La implicación más fuerte es que se estaría perdiendo una característica crucial
de estas redes. En nuestro caso, el grafo de la red de desplazamiento es dirigido:
los desplazados se mueven desde un lugar de expulsión hacia un lugar de recep-
ción. La dirección del movimiento es crucial para entender el proceso. Suponer
que el grafo es no dirigido es perder la esencia del proceso por describir. Sin em-
bargo, hay un aspecto positivo en la decisión de Barábasi y Albert: al suponer
que todos los vínculos son no dirigidos, no hay necesidad de explicar cómo cada
nodo, o cada página, obtiene su primer vínculo. La simplicidad ganada, como
sugiere Newman, tiene el precio del realismo perdido.
¿Cómo crece, entonces, una red de desplazamiento? Tengan en cuenta que
el crecimiento de una red de capacidad está relacionado con el mayor uso de
los mismos vínculos que conducen a los nodos receptores principales. El de-
splazamiento enlaza nuevos nodos expulsores y, a través de la memoria y de la
interacción de las redes sociales, envía a los nuevos desplazados por trayecto-
rias que los conducen al mismo subconjunto de nodos. En últimas, la red de
desplazamiento toma nodos del conjunto de nodos de la red espacial y envía
desplazados, a través de vínculos ya conocidos, hasta un subconjunto de nodos
preferenciales de la misma red espacial. En ese sentido, la red de desplazamiento
es una función que �toma�desplazados de los nodos expulsores y los envía ha-
cia unos pocos nodos receptores. Para hacerlo, ha tenido que activar las redes
sociales existentes, a través de las cuales �uye la memoria de procesos anteriores.
La permanencia del fenómeno tiene una justi�cación en el carácter de los
procesos de desplazamiento. En estos, la memoria social, dependiente de las
redes sociales y comunitarias de los desplazados, es la que permite encontrar
muy rápido los vínculos correctos en los momentos decisivos de la huída y de la
elección de un nuevo lugar para sobrevivir. La memoria es lo que garantiza la
repetición de vínculos. Pero esta memoria tiene incorporada un proceso racional.
Los nodos elegidos son, en general, más grandes que los otros, ofrecen mayores
oportunidades y ya han sido usados antes por otros ciudadanos en la misma
situación. Por todas esas razones, los nodos receptores preferidos disfrutan de
la propiedad de saliencia o de la prominencia: en el momento de elegir a dónde ir
son ellos los que aparecen en los primeros lugares de los subconjuntos reducidos
57
de nodos de llegada entre los que deben elegir los desplazados. Esta saliencia
puede provenir, por supuesto, de procesos de migración voluntaria y forzada
anteriores. Otra vez la memoria tiene un papel fundamental: los que salieron
antes hacia las grandes ciudades generan los puentes para los que los desplazados
de hoy puedan marchar hacia ellas.
9.2 El tamaño de las redes en los nodos receptores
¿Es posible medir o lograr una medida aproximada de las redes sociales de los
desplazados en sus puntos de llegada? Sí, he aquí un procedimiento posible.
Supongamos que el número de individuos, o de jefes de hogar, que se han de-
splazado antes, desde un nodo expulsor s�S hasta un nodo receptor t�T , en un
cierto periodo de tiempo, deben constituir la base de la red social en la que
está inscrito un individuo que decide desplazarse hoy hacia t. En términos más
formales queremos saber cuál es la proporción k de individuos desplazados de
la comunidad ci�S que deciden localizarse en una comunidad cj�T; en función
del número de desplazados de ci, y de sus vecinos, que ya están en cj�T . La
inclusión de los vecinos es fundamental porque re�eja el papel de los vínculos
débiles y de los puentes en la generación de trayectorias para los desplazados.
Es probable que ningún vínculo directo le permita a un desplazado adquirir la
información requerida, pero un vínculo indirecto sí puede hacerlo. Es la mejor
forma de captar la in�uencia de la red subyacente sobre las decisiones de los
desplazados y el carácter colectivo de las acciones de los desplazados.
Este procedimiento es similar al seguido por Munshi [17]en su trabajo sobre
los migrantes estacionales mexicanos a los Estados Unidos. El autor lo plantea
así:
Si la red individual en el lugar de destino consiste de otros mi-
grantes de su misma comunidad de origen, entonces esto nos dice
que tanto el tamaño, como la cepa de la red estará cambiando en el
tiempo [[17],550].
En su trabajo Munshi encontró, con�rmando hallazgos de otros investi-
gadores, que los lazos entre los paisanos tendían a hacerse más fuertes una
vez en los Estados Unidos, y que este cambio sociológico se veía reforzado por
la emergencia de instituciones basadas en lazos comunitarios� clubes de fútbol,
por ejemplo. Hasta aquí llegan las similitudes inmediatas entre el trabajo y
el objeto de Munshi y el nuestro. La primera diferencia tiene que ver con la
58
capacidad económica de los nodos de llegada en los dos contextos. En los Es-
tados Unidos la demanda por fuerza de trabajo de agrícola mexicana no parece
disminuir en el tiempo. En Colombia, los desplazados tienden a caer o en el
desempleo o en el subempleo cuando logran establecerse en ciudades de destino,
en las que en muchas ocasiones el desempleo ya era alto. En pocas palabras, los
desplazados ya eran pobres en sus lugares de origen y se hacen más pobres en
sus nodos de destino. Peor aún: la probabilidad de que salgan de la pobreza en
la que siguen atrapados en las ciudades es muy baja, cercana a cero.
Diversos estudios han establecido que los desplazados tienden a localizarse
cerca a los que tienen orígenes similares, vienen de la misma región, o incluso de
la misma comunidad rural. Un informe de la Comisión de Vida, justicia y paz
de la Arquidiocésis de Bogotá caracteriza así la aglomeración de desplazados
según su lugar de origen:
Los desplazados y en general, los migrantes pobres tienden a ubi-
carse según su lugar de origen, dando paso a la integración espon-
tánea de �colonias�que reúnen paisanos cuya identidad es el sitio de
partida y en donde a veces no es importante el motivo de la llegada.
Son barrios pobres caracterizados por la precariedad de los servicios
públicos, el hacinamiento, la mayoría de sus habitantes se dedican al
sector informal de la economía, al rebusque, al servicio doméstico, a
los servicios varios, a las actividades de reciclaje, a la construcción,
etc.[3]
La aglomeración de desplazados de orígenes y de posición social similares en
los mismos espacios de las ciudades permiten establecer que conservan parte de
sus relaciones comunitarias y que, con alta probabilidad, entran a pertenecer
a los grupos más vulnerables de la sociedad, separados del resto por brechas
económicas, sociales, físicas, culturales y étnicas. Es decir, los nuevos desplaza-
dos tienden a localizarse en lugares en los que ya hay desplazados, familiares,
amigos, paisanos o conocidos. Si el vínculo es el del paisanaje es probable que se
formen aglomeraciones de familias provenientes de la misma región, con historias
similares, con lazos cercanos o lejanos de amistad o con puentes naturales hacia
personas con las que comparten una historia común. La información compar-
tida y distribuida a través de triadas y de atajos genera rendimientos crecientes
de búsqueda: con muy poco esfuerzo adicional de búsqueda, los desplazados
logran situarse en el lugar en el que tienen acceso a la red más grande, o más
parecida a la que tenían cuando se encontraban en su lugar de origen. No es
59
fácil evaluar la situación de conjunto de los desplazados. Por una lado, la ac-
tivación de sus redes sociales para decidir hacia dónde desplazarse les asegura
conservar una parte de sus relaciones comunitarias o reconstruirlas en el lugar
de destino con comunidades similares a la que perdieron en su desplazamiento.
Dicho de otra forma, hay una minimización de la pérdida de capital social y
de lazos comunitarios por efecto de los mecanismos sociales espontáneos que
pone en marcha el desplazamiento. Por el otro, su inserción social en las capas
sociales más vulnerables de la ciudades los enfrenta a una competencia violenta
en un medio desconocido, con muy poco capital humano y nulo capital físico,
y sin posibilidades de interactuar con otras capas sociales. La tragedia de los
desplazados está en que las mismas redes sociales que los salvan en un primer
momento pueden conducirlos a una trampa social de pobreza, vía su falta de
conectividad en el mundo en el que ahora se encuentran.
Veamos ahora lo que sugieren los resultados socioeconómicos de la encuesta
Rut para el suroccidente del país. La distribución de las ocupaciones actuales de
3,452 jefes de hogar reportados por la encuesta Rut sugiere la fragilidad de los
desplazados, su alta dependencia de empleos y de o�cios mal remunerados, sin
ninguna relación con el conocimiento, casi siempre concentrados en los o�cios
varios y domésticos, y con muy poca capacidad de producir valor agregado. La
mitad de los encuestados manifestó ser agricultor en su lugar de origen. Sólo
el 16% lo sigue siendo en el lugar de destino. Cae en general el peso de las
ocupaciones más ligadas al campo y que requieren o de tierra o de capital para
ser realizadas en las ciudades. Ocupaciones como la agricultura, la pesca y el
comercio bajan de forma sensible en las ciudades. Mientras que las ocupaciones
con menor capital humano, como los o�cios varios y el empleo doméstico se
conservan en las ciudades y emerge el de vendedor ambulante. Es notorio que
el efecto más fuerte del desplazamiento es la drástica desvalorización del capital
humano de los desplazados. Ocupaciones como la agricultura y la pesca no
puede ejercerse en la economía urbana y otras, como el comercio, serán muy
difíciles de desempeñar ante la falta de propiedad y de capital inicial. Aunque
no es posible hacer un cálculo exacto de la pérdida de capital humano sufrido
por los desplazados es evidente que es, junto con la pérdida de propiedad, el
efecto económico más fuerte del desplazamiento.
Un estudio realizado por Solidaridad Internacional [25]para una población
de151 familias de desplazados en el casco urbano de Buenaventura encontró que
el rango etáreo más representativo era el de 18 a 40 años, con un 26%. Para
este grupo, en plena edad productiva, el cambio en los modos de producción
60
y la desvalorización del capital humano son más fuertes que en otros grupos
etáreos. Mientras que los menores todavía pueden reconstruir o construir su
capital humano, y los los mayores ya están a punto de dejar la edad produc-
tiva, los que se encuentran en edad productiva están ante la imposibilidad de
reconstruir su capital humano. Las actividades económicas más frecuentes en
sus lugares de origen� concentradas en la recolección o extracción de elementos
naturales (agricultura, pesca, minería)� no tienen ninguna demanda en las ciu-
dades y sólo la pesca, en una proporción débil, continúa siendo una ocupación
efectiva en la zona urbana de Buenavantura.
Al inquirir por sus pérdidas globales, un 90% señaló que sus mayores pérdidas
eran económicas en dos formas fundamentales: capital físico (vivienda, cultivos,
animales, ahorros) y capital humano (lo que el estudio denomina las formas de
trabajo: pesca en los ríos, recolección de mariscos, etc.). Desde el punto de
vista de la generación de ingresos presentes y futuros es obvio que la pérdida
de capital humano se torna crucial en una situación de desplazamiento: todo lo
que sabían desaparece de repente y no tiene ningún valor de mercado y ninguna
capacidad para producir ingresos. La pérdida de capital humano se hace más
dramática al tener en cuenta que los desplazados de Buenaventura vienen de
comunidades con poco uso del dinero, con altos grados de autosu�ciencia, poca
o nula acumulación, y relaciones armoniosas con sus ecosistemas. La llegada
a un medio en el que sólo a través del mercado y del dinero pueden acceder a
los bienes básicos de la supervivencia los convierte en víctimas con muy poca
capacidad para sobrevivir por sí mismos.
Su frágil relación con el mercado se con�rma en el carácter esporádico e
independiente de las ocupaciones de los desplazados en Buenaventura urbana.
El 90% dijo desarrollar actividades independientes, es decir, que no contaban
con un contrato de trabajo. Un 78% dijo realizar actividades esporádicas. Y
sólo un 22% dijo realizar actividades continuas. El carácter discontinuo de sus
actividades con�rma la pérdida de capital humano y su escasa inserción en las
relaciones formales de mercado. Sin embargo, la relación con el mercado debe
matizarse. En realidad, la mayor parte de los jefes de hogar entrevistados estaba
dedicado a las ventas informales: 56 personas o el 37% del total. Sus ingresos
mensuales con�rman, otra vez, la fragilidad de su situación: el 89% no ganaba
más de 200,000 pesos, y sólo un 11% dijo ganar más que esa cantidad.
El que un 61% de la población sea menor de edad tiene otras implicaciones:
tener acceso a las oportunidades de educación, nutrición y protección puede ser
más difícil en las ciudades, dada la vulnerable posición económica en la que se
61
encuentran.
El desempleo es importante en el nodo de expulsión y mucho más en el de
llegada. El cuadro general que surge de estos datos indica que tanto el capital
humano como el capital físico de los desplazados son reducidos y frágiles y
poco útiles en su paso a las ciudades. Es más: sugiere una situación de poca
educación, poco conocimiento, desempleo y pobreza. Algo distante de la idea
bucólica de campesinos viviendo en paraísos naturales, con propiedad, seguridad
y capital humano.
El acervo educativo de los desplazados tiende a ser reducido. El 49% de la
muestra dice tener la primaria completa, mientras que sólo un 15% ha cursado
la educación secundaria, en forma parcial o total.
La segunda gran diferencia está relacionada con la medición de los vínculos
reales de los desplazados cuando se establecen en una ciudad. La red mexi-
cana de Munshi tiene, sobre todo, una motivación económica. Casi todos los
migrantes son temporales y casi ninguno aspira a quedarse en forma de�nitiva
en los Estados Unidos. Aún así el desarrollo de lazos con otros miembros de
sus comunidades de origen genera una repitición, en los nodos de destino, de las
estructuras existentes en sus nodos de partida. De hecho, al ser una red formada
con objetivos económicos, el valor asociado a la migración debe ser positivo. Los
migrantes no pierden sus hogares en sus nodos de salida y el ahorro obtenido
en los nodos de destino debe convertirse en inversiones en los primeros.
¿Ocurre lo mismo en Colombia? No, no es posible asociar ganancias económi-
cas evidentes al desplazamiento. Primero, porque la pérdida de propiedad, de
capital físico y humano son casi irreversibles. Segundo, porque la gran mayoría
cae en la trampa de pobreza en la que ya han caído los pobres de las ciudades.
En cuanto a las redes sociales, no hay estudios especí�cos o bases de datos que
registren la evolución de las redes sociales y del capital social de los desplazados
en los nodos de llegada. En el estudio citado de Solidaridad Internacional hay
alguna evidencia directa acerca de la preservación de los lazos comunitarios pro-
pios de sus redes sociales basadas en el parentesco ampliado para los desplazados
de la zona rural de Buenaventura. La estructura social de las comunidades de-
splazadas, fundamentada en clanes familiares extensos con muchas conexiones
dentro de cada comunidad y con conexiones en otras comunidades, ha favorecido
la emergencia de desplazamientos colectivos que conservan la estructura social.
Estas estructuras sociales densas se reproducen a escala del núcleo familiar: es-
tos tienden a ser más numerosos que el promedio nacional, superando los cuatro
miembros y alcanzando en ocasiones los diez.
62
Como la mayor parte de los encuestados por Solidaridad se desplazó en forma
colectiva, muchos de ellos dicen haberse conocido en los procesos de desplaza-
miento desde distintos lugares del Pací�co. Más importante aún, los que vienen
de los mismos lugares, en grupos grandes, tienden a seguir juntos en Buenaven-
tura urbana y a localizarse en los mismos barrios. Esta es una evidencia fuerte
de que, al menos en el caso de Buenaventura, no hay pérdida de los lazos
comunitarios originales, y de que el tamaño de la red en el nodo de llegada sí
puede aproximarse por el número de desplazados desde un cierto lugar de ori-
gen. Si, además, la probabilidad de que haya una relación entre desplazados
de comunidades distintas no es baja, la densidad de los vínculos entre los de-
splazados que viven en el casco urbano tiende a ser alta. De hecho, como lo
sugiere el mismo estudio, hay una gran diferencia entre el desplazamiento indi-
vidual de ciudadanos del interior del país, casi siempre por motivos económicos
(los llamados �paisas�), y los desplazamientos colectivos de las comunidades ne-
gras de la Buenaventura rural y de otros lugares del Pací�co colombiano hacia
Buenaventura urbana.
Veamos ahora cómo registra el estudio la existencia de redes sociales de los
desplazados en Buenaventura urbana. El estudio plantea dos medios de inte-
gración social: el propio, desarrollado a partir de su iniciativa, y el de apoyo,
generado organizaciones internacionales y nacionales y por el Estado. El peso
de la redes propias es signi�cativa: un 49% dijo contar con el apoyo de amigos,
paisanos y familiares. Las redes de apoyo son también importantes: un 66%
a�rmó haber recibido apoyo de distintas organizaciones, entre ellas, y en forma
sobresaliente, la Conferencia Episcopal (Pastoral Social) y la Cruz Roja Colom-
biana. Sin embargo, y en sentido contrario al esfuerzo que el Estado central dice
estar haciendo, los encuestados dicen haber recibido poco apoyo de las institu-
ciones del Estado colombiano. Sólo un 10% reconoce a la Alcaldía como una
entidad que ha contribuido a su bienestar, mientras que la Red de Solidaridad
Social sólo fue reconocida por un 4% de los encuestados. Aunque estos datos
fueron recolectados en el periodo 2002-2003, expresan una percepción muy fuerte
de ausencia del Estado en una ciudad crucial para los desplazados en Colombia.
10 Desplazamiento y estructura regional
Los procesos de desplazamiento tensan la estructura territorial del país. Al
mover colombianos desde las zonas de guerra hacia las cabeceras municipales,
63
ciudades y áreas metropolitanas, el balance entre el campo y la ciudad se trans-
forma, haciendo que los centros de gravedad regionales adquieran un peso mayor
dentro de sus estructuras. En lugar de transformaciones regionales, sugerimos
hablar de cambios en el balance entre los centros y los nodos de la periferia, tanto
en lo regional como en lo nacional. En forma más precisa, sugerimos hablar de
cambios en el balance interno de las regiones, de un lado, y de cambios del
balance entre las regiones, del otro.
Esta relación entre el adentro y el afuera de una región es clave para entender
la interacción entre las regiones y el proceso de desplazamiento en Colombia.
Si el alcance de las redes sociales de los desplazados de una región y la cascada
informativa resultante de su interacción convergen hacia un solo centro, y si
este se encuentra dentro de la región original, podemos decir que el centro de
gravedad del desplazamiento está dentro de la región y que el desplazamiento
no cambia la estructura regional, pero sí el balance entre el centro y la periferia
dentro de ella. El caso más extremo de un cambio en el balance interno de una
región es el ocurrido en el municipio de Buenaventura, en donde los desplazados
de su zona rural convergieron a su casco urbano. El origen de esta extrema
concentración está en la convergencia del alcance de las redes sociales de sus
habitantes rurales sobre la cabecera del municipio. Una explicación razonable
de esa convergencia está en la historia anterior de sus redes sociales, cuyos
caminos conducían hacia la ciudad de Buenaventura y no hacia otro lugar.
Si el centro, o los centros, de gravedad de una región no se encuentran dentro
de ella, diremos que hay cambios en la estructura regional, y que el balance
entre el centro y la periferia cambia por fuera de la región, haciendo variar la
estructura interregional. Esta de�nición supone que una proporción creciente de
los desplazados de una región especí�ca decide localizarse en nodos situados por
fuera de la región original. Es evidente que si los procesos de desplazamiento de
una región convergen en forma sistemática hacia centros de gravedad situados
por fuera de ella, la viabilidad de la región estará en peligro. Es el caso, por
ejemplo, del departamento del Chocó.
Una primera ojeada a la red del desplazamiento indica la existencia de varios
hubs o centros regionales, y de un único centro nacional� Bogotá, la capital�
que no alcanza a tener el predominio absoluto que el hub principal adquiere en
otras redes complejas. Alrededor de Bogotá y de todos los centros receptores
más grandes se han ido conformando subgrafos. Sea G = fV;Eg el grafo di-rigido y ponderado que representa la red de desplazamiento de Colombia en un
momento especí�co. Los vínculos E son dirigidos y van en general desde un
64
nodo u; situado a una altura h, hacia un nodo v; situado a una altura h + k;
siendo k = 1; 2; :::;K: La altura de cada nodo representa su capacidad de ab-
sorber desplazados y puede ser aproximada por su población. Un grafo G�=
fV�; E�g es un subgrafo de G = fV;Eg si V�� V y E�� E: A pesar de la existen-cia de subgrafos, la red de desplazamiento es débilmente conectada, en ciertos
momentos conectada en un solo componente y en otros en dos componentes.
Para el conjunto de la red de desplazamiento colombiano los nodos recep-
tores pueden ordenarse por su capacidad de absorción y por la probabilidad de
que aparezcan como el alcance máximo de las redes sociales de los desplazados.
En la tabla 3 puede apreciarse el orden de los principales nodos receptores de
acuerdo a su índice de atracción. Bogotá es, por supuesto, el nodo receptor
número uno y el hub de toda la red de desplazamiento. Pero la probabilidad
de marchar hacia Bogotá no es la misma en todos los nodos expulsores de la
red. En nuestra investigación encontramos que Bogotá tiene mayores índices
de atracción para desplazados provenientes de Tolima, Meta, Caquetá, Huila,
Cundinamarca, Guaviare, Casanare, Vichada, Vaupés y Amazonas. Bogotá y
sus nodos expulsores conforman el subgrafo más grande de la red de desplaza-
miento. No decimos que conforman una región, sólo a�rmamos que tienen como
su centro receptor a Bogotá y que el poder de atracción de este hub es superior
al de los centros más grandes de los departamentos originales. Es decir, el centro
de gravedad de la red de desplazamiento deja de estar en las regiones y departa-
mentos originales para situarse en el hub principal de la red de desplazamiento.
Al mismo tiempo Cartagena, Montería, Medellín, Cali y Buenaventura son
centros o hubs para otros subgrafos de nodos expulsores. No son tan grandes
como Bogotá, pero dentro de su rango de in�uencia pueden ser hubs con total
predominio en la recepción de desplazados, como ocurre en el caso de Buenaven-
tura urbana y de todos los nodos de su zona rural.
Comparemos el orden regional encontrado en este trabajo con la clasi�cación
por regiones del sistema Rut. Ese sistema deja a Bogotá como una �región�por
sí misma, y agrupa a las demás de la siguiente forma:
La región Atlántica: Atlántico, Guajira, Magdalena, Cesar, Bolívar, Sucre y
Córdoba.
Pací�ca: Chocó, Valle, Cauca, Nariño.
Central: Huila, Tolima, Caldas, Quindío, Risaralda, Antioquia.
Oriental: Cundinamarca, Boyacá, Santander y Norte de Santander
Orinoquía: Meta, Arauca, Casanare, Vichada.
Amazonia: Putumayo, Caquetá, Guaviare, Vaupés, Guainía, Amazonas.
65
Fronteras: territorios de fronteras en Venezuela, Panamá y Ecuador.
Es evidente que esta agrupación sigue un criterio de pura vecindad geográ-
�ca, combinado, quizás, y en menor medida, con criterios culturales y étnicos.
Al no tener en cuenta las relaciones entre nodos expulsores y receptores, los
análisis del sistema Rut sólo registran cuántos habitantes son desplazados de
cada región y cuántos son recibidos en cada una de las regiones en que han
dividido al país. En general, sus resultados muestran una gran capacidad de las
regiones para retener a sus propios desplazados. La región más fuerte en absor-
ción de sus propios desplazados es la Atlántica, con un 92.4%, la sigue la región
Pací�ca con un 80.1, la Andina con 62%, la Orinoquia con 68.6, la Oriental con
58.7%, la Amazonia con un 50.3%, y por último Bogotá con un 10%. Es obvio
que el bajo resultado de Bogotá es debido a que expulsa muy pocos habitantes.
De hecho, según los datos del Sistema Rut sólo expulsó, en términos absolutos,
34 personas.
En nuestra metodología suponemos que la localización depende del alcance
de las redes sociales, de la capacidad de absorción de los nodos receptores y
del aprendizaje realizado por los agentes en el proceso de desplazamiento. Los
subgrafos que emergen de su aplicación atraviesan y sobrepasan las regiones del
sistema Rut, pues son el resultado de las relaciones existentes entre individuos
pertenecientes a ellas y de las nuevas relaciones surgidas en el proceso de de-
splazamiento. Obsérvese de nuevo la tabla 2. Además de algunas coincidencias
puede observarse que el orden regional proveniente de las interacciones entre
desplazados y redes sociales sobre un contexto regional o supra regional di�ere
de la clasi�cación regional del Rut. Bogotá aparece con un área de in�uencia
mucho mayor, atravesando buena parte del centro, del oriente y del suroriente
del país. Cali, en el Valle, es el centro de un circuito más amplio que la región
pací�ca y que va desde Quindío hasta Nariño y Putumayo, pasando por Tolima,
Risaralda, Cauca y Chocó.
La transformación de la estructura regional ocurre a través de varías vías.
La primera es el paso de población hacia los centros de gravedad, local o re-
gional, a unos ritmos distintos a los de la tendencia histórica, o de la migración
económica. Los efectos del movimiento, por de�nición, conducen a la destruc-
ción del balance existente entre el centro y la periferia, o entre la ciudad y el
campo. Aldeas, veredas, corregimientos llegan incluso a desaparecer, o en el
mejor de los casos, pierden su actividad económica y su tejido social. Al mismo
tiempo �ujos de personas arriban a los centros locales, regionales o nacionales, a
ocupar posiciones débiles dentro de la estructura social y económica, de acuerdo
66
al alcance de sus redes sociales y a la posición en que éstas últimas se encuentran
dentro de las ciudades.
La segunda tiene que ver con la transformación de las relaciones de propiedad
en el campo y con la emergencia de proyectos económicos de largo plazo, con una
menor cantidad de fuerza de trabajo, casi siempre importada de otras regiones,
y sin requerir de las comunidades originales. Aunque la mayoría de los desplaza-
dos eran pequeños propietarios que combinaban su actividad propia con trabajo
asalariado, su único capital físico estaba en la tierra. Al desplazarse, ese capital
se esfuma y la tierra pasa a manos de los que han aplicado con éxito sus estrate-
gias de guerra. Las relaciones de dominación y de control, tanto de la población
como del territorio, que antes estaban en disputa, dejan de estarlo para iniciar
vastos experimentos sociales, sin sociedad y sin contradicciones� por ahora.
La tercera vía involucra al estado. Al arribar a los centros urbanos, los
desplazados generan nuevas demandas para el estado. El balance de las necesi-
dades básicas insatisfechas cambia de forma radical. Si antes había que atender
a una cierta cantidad de pobres, el �ujo de desplazados dispara, de un mo-
mento a otro, esa cantidad, generando una presión creciente sobre unos fondos
restringidos y para un estado que nunca ha sido efectivo en el tratamiento de
la pobreza. De un momento a otro, el estado debe enfrentar a una nueva clase
de pobres, que vienen del campo, con capitales físicos, humanos y sociales poco
compatibles con la vida urbana. La oferta de asistencia, servicios y bienes tiene
diversas fuentes, sin embargo. Las organizaciones no gubernamentales, con vasta
experiencia en el tratamiento de desplazados, entran a disputarle al estado el
espacio de la protección a los desplazados. Es más: no sólo disputan el espacio
de la asistencia, sino que cuestionan al estado por su incapacidad para hac-
erlo. De repente, el estado tiene que enfrentar, ante la mirada internacional, el
problema de la pobreza interna, radicalizado por el desplazamiento. Tiene que
generar estrategias, asignar recursos, crear sobre la marcha la fuerza de trabajo
especializada en un campo en el que nunca lo ha hecho bien. Los pobres, pues,
devienen importantes para cali�car la misión del estado en un mundo global.
11 Desplazamiento y estructura urbana
Una primera hipótesis natural es que los �ujos de desplazados siguen la jerarquía
de la estructura urbana del país. La mayoría, por supuesto, debería concentrarse
en la capital Bogotá, las siguientes concentraciones deberían estar en Medellín y
67
Cali, y luego deberían aparecer Barranquilla, Bucaramanga, Cartagena y otras
capitales departamentales del país. Pero la evidencia encontrada cuenta otra
historia. Una historia que permite captar, o al menos sospechar, cuáles son las
fuerzas de absorción regionales, las trayectorias y las redes sociales invisibles
que determinan los movimientos de los desplazados. La capital conserva, como
era de esperar, su primer lugar como nodo receptor en Colombia. Pero Medellín
y Cali no están a la par como los segundos nodos receptores. Ambos están lejos
de Bogotá, y ambos cuentan con varios nodos relativamente cercanos con gran
capacidad de absorción. En Antioquia� dadas la multiplicidad de regiones y las
condiciones muy diversas de la guerra� la absorción de desplazados, si bien tiene
una mayor concentración en Medellín, ha sido mucho más balanceada que en
otras regiones del país. En Urabá la transferencia de desplazados de una ciudad
a otra ha hecho que el balance de habitantes de esa región no varíe mucho. En
el suroriente San Francisco y San Luis son grandes receptores, dado su tamaño.
Buga y Tuluá en el Valle juegan un papel similar. Siendo nodos de tamaño
intermedio tienen, sin embargo, la capacidad de absorber los desplazados de sus
propios espacios rurales y no generan desplazados hacia Cali o hacia fuera del
departamento.
La idea aceptada [?]de un conjunto estable de cuencas migratorias (Bogotá,Medellín, Cali, Barranquilla) se vuelve insostenible ante los rápidos y violentos
cambios generados por el desplazamiento de la última década. Es necesario
subrayar, de paso, que Barranquilla deja de ser un centro importante de absor-
ción debido, en parte, al sesgo del Sistema Rut que no le da la representación
adecuada en su base de datos. Sin embargo, aun con sus sesgos, la prominencia
de Cartagena y de sus distritos periféricos como lugar de recepción de miles de
desplazados y de Buenaventura, una ciudad de un tamaño mucho menor, sí son
el efecto del alcance de las redes sociales de los desplazados y de la intensidad
de la guerra en ciertas regiones del país. Según datos de Codhes, distintos a los
del Rut que hemos usado en esta investigación, la población total recibida en
Buenaventura en el periodo 1999-2005 asciende a 28,857. Esta cifra de una idea
de la dimensión del problema social de Buenaventura, si tenemos en cuenta el
tamaño relativamente pequeño de la población urbana original de Buenaventura
(alrededor de 250, 000 habitantes). Bogotá sigue siendo igual de importante para
su área más cercana, pero Medellín ya no lo es tanto en su territorio, ante la
creciente capacidad de absorción de otras ciudades más pequeñas en un depar-
tamento con divisiones regionales muy fuertes. Cali [5]ha transformado su papel
como centro de recepción al cubrir un área mucho más grande y convertirse en
68
la gran receptora de los desplazados de Cauca, Nariño y hasta de Putumayo.
Buenaventura es un caso aparte. Poco conectada con el resto del país y
sólo conectada, en forma débil, con Cali, ha absorbido los casi 30,000 desplaza-
dos provenientes de la vasta zona rural del municipio y ha llegado al punto de
tener desplazamiento urbano interno de una magnitud alta. Las fuerzas que
han mantenido a los desplazados en sus cabeceras municipales o que no los han
dejado llegar hasta las grandes capitales no son las mismas, sin embargo. En
Buenaventura una muy alta densidad interna del municipio, tanto en lo rural
como en lo urbano, como entre los dos, va de la mano con una muy baja, casi
nula, conectividad con el mundo exterior. Esa baja conectividad se expresa
en redes sociales muy densas y muy poco conectadas al mundo exterior y en
una muy baja conectividad del conjunto del municipio con el mundo exterior.
La primera característica se expresa en las muy tupidas redes de parentesco,
amistad, paisanaje y compadrazgo existentes en la parte rural y urbana de
Buenaventura. En la parte rural, la existencia de pequeñas comunidades muy
densas, unidas por vínculos de parentesco y amistad ha permitido el rápido in-
tercambio de información, y la toma de decisiones que convergen muy rápido.
El espectáculo de comunidades enteras viajando en canoa, a pie, por caminos
veredales o en transportes improvisados re�eja la existencia de redes muy densas
con vínculos intensos que permanecen juntas en situaciones de extrema di�cul-
tad.
En la costa Norte, Cartagena es un atractor que también se desvía del or-
den que podría predecir la jerarquía urbana. A pesar de más pequeña que
Barranquilla, con más problemas sociales, con mayor desigualdad y con menor
capacidad de absorción de desplazados, en abstracto, Cartagena ha superado a
Barranquilla como nodo receptor. De nuevo la explicación está en el alcance de
las redes sociales y en el sesgo que pueden inducir cuando se activan en momen-
tos de di�cultad o de amenaza para la supervivencia. A Cartagena con�uyen
redes que vienen desde el Chocó, en la costa Pací�ca colombiana, desde los mu-
nicipios del sur de Bolívar, desde otros departamentos vecinos y aun desde la
misma Antioquia. Cómo lograron estas redes tan diversas alcanzar a Cartagena
es un enigma que debe ser descifrado en el futuro.
69
12 La pobreza en el desplazamiento
Uno de los resultados más evidentes, y menos estudiados, de las guerra irreg-
ulares es relocalizar a los pobres de acuerdo a los objetivos estratégicos de los
agentes armados y del Estado central. El desplazamiento forzado de civiles no
es más que la expresión práctica y visible de esa estrategia no tan visible. Sigu-
iendo la línea de fractura marcada por la distinción amigo/enemigo, los agentes
armados precipitan la salida de los civiles que han estado bajo el dominio o el
control del enemigo. En ocasiones, esos civiles son reemplazados con población
afecta, o en apariencia leal, al nuevo agente, o coalición, que llega a dominar un
territorio especí�co. En otras, los territorios permanecen vacíos por un tiempo,
a la espera de nuevos proyectos de poblamiento bajo la dirección del agente
vencedor. La vieja máxima de Mao� la guerrilla debe moverse como pez en
el agua, siendo el agua la población� se ha convertido, con la evolución de la
guerra irregular, en: todo agente armado debe moverse dentro de una población
amiga. O, por lo menos, tan neutralizada que no pueda, o no se atreva, a tener
comunicación con el enemigo. Las implicaciones son fuertes. La primera es que
si la guerra irregular se libra, sobre todo, en las áreas rurales, en donde la con-
centración de pobres es mayor que en la Colombia urbana, los pobres son los
que tienen la mayor probabilidad de ser afectados por el desplazamiento forzado
de civiles. La segunda, es que son los pobres los que se han estado moviendo
por la geografía colombiana tratando de sobrevivir. La tercera, es que dada la
extensión de la guerra por las zonas rurales del país, las opciones económicas
disponibles y las redes a las que pertenecen, la mayor parte de los desplazados
pobres terminan viviendo en las ciudades más grandes del país.
Este capítulo tiene tres propósitos básicos. El primero es defender una tesis:
el desplazamiento es un mecanismo social y estratégico que relocaliza a los po-
bres del campo en las cabeceras urbanas y en las ciudades más grandes del
país, llevándolos a competir por la supervivencia con sus congéneres urbanos.
El segundo es explorar la fuerza explicativa de una hipótesis paradójica: es la
guerra irregular, en cuyo origen está la debilidad del Estado central, la que ha
permitido el encuentro entre los pobres del campo y el Estado central. Es su
desplazamiento, su estado de indefensión y la fragilidad de su expectativas de
supervivencia lo que los convierte, de pronto, en objetos de atención por parte
del Estado. Pasan de la oscuridad total de una existencia separada del Estado,
sin ninguna interrelación con él (salvo la presencia de sus fuerzas armadas o
de algún funcionario despistado), a una relación de dependencia para asegurar
70
la vida. El tercero es explorar, otra vez, las posibilidades de una hipótesis:
la probabilidad de supervivencia y de adaptación de los desplazados depende
del tamaño, del alcance y de las condiciones laborales de las redes sociales a
las pertenecen. Redes con alta incidencia de desempleo, bajos niveles educa-
tivos, alta informalidad, y escasa o nula información laboral deberán conducir
al rebusque, al desempleo y a una pobreza más profunda de la que vivían en
el campo. Al mismo tiempo, el desplazamiento colectivo, cuyo vehículo son las
redes sociales, ha conducido a elevar los niveles de solidaridad social entre los
más pobres, en las ciudades a las que llegan los desplazados de la guerra. En
la defensa de la tesis planteada y en la exploración de la hipótesis usaremos la
base de datos de la encuesta Rut, realizada en forma continua por el Episcopado
colombiano.
El propósito inicial de los agentes armados es limpiar el territorio de la
población afecta al enemigo, con la idea de hacerlo más seguro para el agente
vencedor. Su resultado �nal es transferir a los pobres desde el campo hacia
las ciudades, en donde deben sobrevivir bajo la protección del Estado, de orga-
nizaciones internacionales, con la ayuda del rebusque y de la caridad pública,
y con el evidente riesgo de enfrentar, en los espacios a los que arriban, una
versión urbana de la lucha por el control territorial. Más allá de los objetivos
de los agentes armados, están las acciones reales de los desplazados. Cuando
unos civiles, amenazados por algún agente armado, deciden desplazarse ponen
en acción las redes sociales a las que pertenecen. Una vez que alguien ha de-
cidido desplazarse la pregunta más apremiante es a dónde ir. Para resolverla,
todo desplazado requiere información. A dónde ir, con quién, a qué costo, con
qué riesgo para su vida y para su supervivencia son preguntas cuyas respues-
tas dependen de la información que él, o ella, tengan acerca de dónde podrían
localizarse en el futuro. ¿En dónde encontrar la información necesaria? La re-
spuesta está en las relaciones sociales de cada uno de los desplazados. A quién
conozca, y en dónde, determinará cuáles son las alternativas existentes, a qué
distancia se encuentran de su localización actual, y quién podría ayudarlo en
cada uno de los probables lugares de llegada.
12.1 Trampas de pobreza y estructura social
La Misión de Pobreza identi�có las 15 trampas de la pobreza en su informe de
2006. Aunque las 15 trampas pretenden ser exhaustivas, la Misión pasó por
alto una de las trampas fundamentales de la pobreza: la falta de capital social
71
debida a la situación de los pobres en la estructura social. Digámoslo de esta
forma: los pobres tienden a relacionarse con otros pobres o con más pobres que
ellos, conformando una trampa clásica de pobreza. Si la inmensa mayoría de
mis conocidos y amigos es desempleado o subempleado, la probabilidad de que
encuentre un empleo formal o desarrolle un negocio propio es casi cero. Si las
redes sociales en las que me encuentro sólo tienen trayectorias hacia individuos
situados por debajo de la línea de pobreza, o afectados por el desempleo y el
subempleo, de nuevo la probabilidad de encontrar puentes o vínculos débiles
hacia otros subgrafos con mayor presencia de empleados y de empleadores es
casi cero. Los efectos de este tipo de situación sólo son captados en la trampa
4, correspondiente con el acceso a la información. Es evidente que la falta de
conectividad con otros grupos sociales y con los mundos en los que hay una
actividad económica más alta lleva a que los más pobres tengan acceso a una
información mucho menor que la información promedio a la que puede acceder
un habitante de la ciudad. Nuestra hipótesis es que los desplazados se localizan
en dónde está la población más pobres de las ciudades, y entran a disputar su
supervivencia con ellos.
Vamos a utilizar el concepto de hueco estructural de Burt [[7], [8] ] para en-
tender cómo la estructura social reproduce y generaliza la imposibilidad de que
individuos situados en la parte más baja de la estructura social puedan conec-
tarse con individuos situados más arriba y dotados de mayor capital social y
económico, y logren, al conectarse, un mayor valor agregado para ambos. Según
Burt un hueco estructural está constituido por todos los vínculos cuya inexis-
tencia desconecta o separa distintos subgrafos o componentes de una red. La
falta de los vínculos requeridos para la existencia de conexiones genera pérdidas
económicas y una posición inferior al óptimo. El efecto negativo de la falta de
vínculos es más fuerte para los más pobres. Para los más ricos, la pérdida de
oportunidades de intercambio económico con agentes más pobres tiene un efecto
mucho menor.
He aquí una formulación provisional de la ley de la pobreza en redes: La
probabilidad de trazar puentes que llenen los huecos estructurales que separan
a los más pobres de otros nodos con mayor capacidad económica y más oportu-
nidades disponibles es casi cero en sociedades divididas por la clase social y el
ingreso. Esta ley cubre, por supuesto, a los desplazados, que deben situarse en
los cinturones de miseria y en las periferias más pobres de las ciudades, y sufrir
del mismo mal estructural que afecta a los pobres urbanos. Si el horizonte de las
72
redes de los desplazados no traspasa los límites de la pobreza, su situación ini-
cial de pobres en medio de otros pobres debe sostenerse en el tiempo, a menos,
por supuesto, que cuente con capital económico y social desde su llegada a las
ciudades de destino. No hay, a pesar de los esfuerzos de algunas organizaciones
internacionales, como el Banco Mundial y Bid, ningún programa efectivo para
llenar los huecos estructurales que separan a los más pobres de los mundos en
los que se encuentran la mayor parte de las oportunidades económicas. La falta
de conectividad deja aquí de ser un concepto tecnocrático inofensivo para con-
vertirse en una barrera estructural para superar la desigualdad. La inexistencia
de programas efectivos no tiene nada qué ver con la e�cacia de esas institu-
ciones. Su solución es casi imposible porque implicaría cambiar la estructura de
la sociedad sin destruirla.
13 Intercambio recíproco y comunidades
Cuando las ciudades más grandes están cerca de su punto de saturación, nodos
cercanos se convierten en lugares de aglomeración de los desplazados. El balance
de la red de capacidad se ajusta a través de la localización de los desplazados
en lugares cercanos al nodo receptor más grande y ya saturado, por motivos
de capacidad y de rechazo social. Es lo que ha ocurrido, por ejemplo, con
Soacha, en Cundinamarca. Según la Red de Solidaridad Social en la zona 4 de
Soacha, conocida como Altos de Cazucá, vive un 36% de todos los desplazados
de Colombia. El dato sobre la proporción de desplazados no parece creíble por
dos motivos. Primero, no es claro cuál es el periodo histórico en que llegaría
ese porcentaje de desplazados a los Altos de Cazucá. Segundo, si tomáramos
el total de los desplazados de Colombia en un año (250,000 en el 2006), el 36%
superaría los 63,235 habitantes que constituyen su población total, según el
sistema de alertas tempranas (SAT) de la Defensoría del Pueblo ([22], 2). Por
otra parte, el mismo SAT estima que 53,738 habitantes de Cazucá, o 83.4%,
son desplazados. En cualquier caso, lo que está claro es la alta concentración
de desplazados en los Altos de Cazucá. Una de las razones sugeridas por un
estudio de Codhes y de la Arquidiócesis de Bogotá [2]para elegir a Soacha como
lugar de destino coinciden con la hipótesis fundamentales de nuestro estudio:
Las redes de apoyo familiares o de amigos, constituidas desde
tiempo atrás en los barrios por migraciones económicas. Antes del
desplazamiento, la cotidianidad les permitía consguir y fortalecer
73
redes familiares y vecinales en un espacio geográ�co determinado,
basadas en relaciones económicas, familiares y organizacionales; a su
vez se mantenían redes con familiares o amigos que se trasladaron
buscando mejores condiciones de vida. Estas redes por su distan-
cia, permanecen latentes (no muy fortalecidas) reactivándose en el
momento en que se ven obligados a huir de la violencia sociopolítica
generada en sus territorios; a través de ellas viven todo el proceso de
tránsito que los ubica en los nuevos espacios barriales urbanos ([2],
138).
Pero también hay procesos de retroalimentación a través de las redes creadas
por el desplazamiento reciente y no tan reciente:
La presencia de familiares o de amigos que han vivido también
el desplazamiento y que se han asentado en barrios como Santo
Domingo, Casa Loma, El Oasis, Los Pinos, El Arroyo, El Progreso,
entre otros, se convierten en punto de llegada de nuevos desplazados.
Estas relaciones facilitan la inserción en la ciudad pues se convierten
en guías principales para el aprendizaje de la dinámica urbana, la
distribución y ubicación urbana (Ídem).
La génesis de Altos Cazucá como gran concentrador de desplazados es sim-
ilar a la que hizo posible al Nelson Mandela en Cartagena. Lo que parece
indisputable es la alta aglomeración de desplazados en el lugar, y las relaciones
de intercambio recíproco y de solidaridad existentes entre sus habitantes. La
variedad étnica re�eja los lugares en los que el desplazamiento ha golpeado más
fuerte. Hay afrocolombianos, emberás, pijaos, campesinos, llegados del Tolima,
de Antioquia, del Meta, de Caquetá� departamentos en los que la guerra ir-
regular ha sido más intensa. Y la presencia activa de organizaciones interna-
cionales como Médicos sin fronteras, Pies Descalzos, Unicef, las Naciones Unidas
y muchas otras con�rma que es un lugar en el que se concentran miles de de-
splazados. Un fenómeno especial se ha desarrollado allí. Ante la precariedad
de las relaciones de mercado y la escasa o frágil inserción de sus habitantes
en las instituciones de mercado, el intercambio recíproco y la solidaridad están
reemplazando la falta de mercado y las escasas relaciones con el mundo exterior.
74
14 El rostro protector del Estado
El efecto más fuerte de las guerras irregulares es la relocalización de los civiles,
en especial de los civiles pobres. Las interacciones entre los agentes armadas
determinan quién vive y quién muere y en dónde tendrán más probabilidad de
sobrevivir los que quedan vivos. Éstos deberán decidir con quién aliarse o formar
coaliciones para incrementar su probabilidad de supervivencia y, eventualmente,
su riqueza. Dos tipos de procesos determinan la localización de los civiles. Uno
es el desplazamiento de las poblaciones afectas al agente derrotado, sospechosas
de haberle sido leales o de no ser lo su�cientemente leales con las coaliciones que
ahora ejercen el poder. El otro es más complejo y re�eja la interacción entre las
poblaciones civiles y los agentes armados. En lugar de víctimas inertes que se
moverían al vaivén de las acciones de los agentes armados, los civiles, en diversos
grados de organización y de acción colectiva, pueden cambiar los resultados de
la guerra al cambiar lealtades, pasar de una coalición a otra, o desplazarse, por
decisión propia, de un nodo hacia otro. Los dos tipos de procesos se superponen
y articulan en formas diversas de acuerdo a la evolución de las interacciones
entre civiles y agentes armados.
Foucault planteó hace algunos años la pregunta fundamental para entender
la política de los Estados frente a los desplazados y a los vencidos:
¿Pero qué pasa si los vencedores dejan con vida a los vencidos? (Fou-
cault [11], 92).
De la respuesta a esta pregunta depende la forma del Estado emergente, y
el carácter, alcance y estabilidad de su dominación. En una guerra irregular
lo que está en juego, en cada disputa local en los territorios periféricos, es la
emergencia de algún tipo de Estado primitivo, no importa qué tan precario o
ilegítimo. Y la forma más primitiva de ese Estado es la dominación que aceptan
los vencidos a quienes la vida les ha sido perdonada. Foucault presenta las
alternativas disponibles para la población vencida: o se rebela contra el vencedor
y continúa la guerra con la esperanza de �invertir la relación de fuerzas�, o acepta
obedecer, �trabajar para los otros, ceder la tierra a los vencedores, pagarles
tributos� (Foucault, Ídem). Al optar por la segunda alternativa, los vencidos
están eligiendo la vida sobre la muerte. Saben que la muerte a manos de los
vencedores es una posibilidad real y que sólo aceptando su dominación y, por
lo tanto, su soberanía, podrán asegurar su vida, al menos por el tiempo que
dure la dominación de los vencedores de hoy. Ese intercambio, marcado por
75
la posibilidad real de morir, es lo que, según Foucault, está en el centro de la
soberanía de los Estados. Lo dice así:
Para que haya soberanía, es preciso y su�ciente que esté efectiva-
mente presente una determinada voluntad radical que hace que quer-
amos vivir aun cuando no podamos hacerlo sin la voluntad de otro
(Foucault, Op. cit., 93).
Contrario a lo que podría pensarse, esa voluntad no es la voluntad del vence-
dor, sino la de los vencidos. Es una voluntad que se forma �desde abajo�: son
los que tienen miedo, los que saben que si no aceptan la dominación pueden
morir, quienes forman la voluntad que constituye la soberanía de los Estados
nacientes. No importa si usamos la metáfora del contrato social o si preferimos
el predominio de la guerra en la formación de los Estados y de su soberanía, los
mecanismos son similares:
Ya se trate de un acuerdo, una batalla o una relación padres-hijos,
de todos modos encontramos la misma serie: voluntad, miedo y
soberanía. Y poco importa que lo que desencadene la serie sea un
cálculo implícito, una relación de violencia o un hecho natural; poco
importa que el miedo genere una diplomacia in�nita, ya sea el miedo
a un cuchillo en la garganta o el grito de un niño (Foucault, Ídem).
En las guerras irregulares, en los muchos nodos de confrontación en los que
aparecen vencedores y vencidos, los civiles, enfrentados al miedo y a la posibil-
idad de morir, realizan sus cálculos racionales y contribuyen a la formación o
destrucción de precarios Estados nacientes. La discusión acerca de la genealogía
de esas formaciones estatales no es fundamental aquí: ya sea la violencia pura,
el terror total o el cálculo racional de los civiles sometidos al miedo y al terror, y
a las oportunidades asociadas a esas situaciones, en todos los casos, lo que sigue
a los resultados puros de la guerra es la aceptación o no de la dominación de
la parte vencedora. Pero, y esto es lo interesante, en el contexto de las guerras
irregulares, las elecciones de los civiles contribuyen, en formas insospechadas, a
que el vencedor sea un bando u otro, y a que la población misma aprenda, en
cada caso, a pertenecer al bando de los vencedores o al de los vencidos. Esta
compleja situación de cálculo racional con respecto a la estabilidad de una dom-
inación o de otra, y a las oportunidades implícitas en cada una genera unos
procesos de interacción arreglos políticos y sociales y unos tipos de Estado que
han sido muy poco estudiados.
76
¿Cómo captar los resultados de la interacción estratégica? Hay unas medidas
�naturales�: letalidad, efectividad, diferencia en los niveles de actividad. Si bien
todas captan dimensiones importantes del choque estratégico, todas adolecen de
una ausencia básica: ninguna de ellas capta el grado de control ejercido sobre
la población civil. Aquí control tiene el sentido de capacidad de neutralizar o
reducir el poder del enemigo para formar coaliciones con los civiles, asegurar su
lealtad o, al menos, su neutralidad. O para reducir a los civiles a la pura vida
desnuda: los desplazados son los que requieren de la protección del Estado para
apenas conservar su condición de seres vivos o con vida.
Esta de�nición luce negativa, pero puede presentarse en forma positiva tam-
bién: Un agente armado, o una coalición de ellos, ejerce control sobre la población
civil si mantiene coaliciones duraderas con ella, es capaz de excluir coaliciones
de la población con el enemigo, o por lo menos asegura su neutralidad.
Puede intentarse una clasi�cación provisional de los tipos de control de la
población civil:
1. El desplazamiento de la población civil de un nodo implica su de�nición
como enemiga y, por consiguiente, su �neutralización�, con una conse-
cuencia inmediata y fundamental: las coaliciones son imposibles con una
población que ha sido desplazada. Al considerársela enemiga, la única op-
ción viable era el desplazamiento. El paso siguiente en el aprendizaje de
los agentes armados ha sido intentar, y realizar en ocasiones, la sustitución
de los civiles desplazados por una población �segura�.
2. Si no hay desplazamiento y la población permanece, se forma una coalición
�primitiva�de la que está excluido el enemigo, pero de la que todavía no
se sabe si va a ser permanente.
3. Si la coalición se mantiene en el tiempo y toma un carácter político, será
una coalición duradera y estable, aspirante al control efectivo del territorio.
Las acciones del agente enemigo se reducirán a cero y no tendrá ningún
impacto sobre la economía y la organización social del territorio.
4. Si hay desplazamiento, la lucha por el control de los sobrevivientes entre
el Estado, los agentes armados y las organizaciones no gubernamentales
se hace más dura.
El desplazamiento desencadena, en forma paradójica, el primer contacto en-
tre los pobres del campo, los damni�cados de las violencias anteriores, de la
77
guerra irregular de hoy, y de la expropiación sistemática y violenta, con un Es-
tado central lejano, cuyo rostro no habían tenido la oportunidad de percibir.
Los que antes habían tenido que sobrevivir por su cuenta, emigrando hacia las
fronteras geográ�cas, enfrentando la naturaleza difícil y malvivir bajo la protec-
ción cambiante de distintos agentes armados, encontraron, de pronto, el rostro
benefactor del Estado. Muchos de ellos, y no pocos dentro del conjunto global,
habían abandonado las zonas centrales del país huyendo del acoso de las fuerzas
armadas del mismo Estado que hoy les ofrece ayuda y protección. El viejo
reclamo acerca de la falta de presencia del Estado parece perder vigencia ante
su actividad creciente en materia de atención a los desplazados. Desde el mo-
mento en que los desplazados arriban a las ciudades elegidas como sus lugares
de refugio, el Estado aparece ante ellos en la forma del registro obligatorio ante
la Red de Solidaridad Social (el llamado Sur), de la actividad de la person-
ería municipal, de la defensoría de los derechos humanos, y de la secretaria de
gobierno de cada municipio.
Al mismo tiempo para muchos desplazados su arribo a las ciudades de destino
es su primera oportunidad para conocer al Estado central. En Buenaventura,
por ejemplo, la actividad del Estado sólo puede percibirse en su zona urbana.
Allí se concentran sus servicios, sus agencias de ayuda, sus instituciones educa-
tivas, hospitales y medios de comunicación. Todos los cuales son inexistentes
y desconocidos en la zona rural de un municipio tan extenso como lo es Bue-
naventura. Para los miles de desplazados llegados a la ciudad, este es su primer
contacto con el Estado central. Es un contacto concentrado, además, en asis-
tencia inmediata, y en esta centrada en la alimentación.
Como la guerra colombiano ha dejado de ser local para convertirse en global,
del desplazamiento emerge, la competencia inédita entre el Estado central y
muchas organizaciones internacionales de protección a los desplazados. Desde
la Cruz Roja Internacional, hasta el Acnur de las Naciones Unidas, pasando por
cientos de ONG�s menores, múltiples organizaciones internacionales luchan por
acceder a la protección y asistencia de los desplazados. Es notorio que en la
forma de actuación de cada una hay concepciones distintas acerca de la guerra
irregular colombiana, del carácter de los desplazados, y de las obligaciones del
Estado y de la comunidad internacional. Para algunos, por ejemplo, la ayuda
internacional es indispensable, no sólo por su evidente necesidad inmediata, sino
por la incapacidad, y a veces la reticencia, del Estado central para cumplir con
sus obligaciones. De hecho, la proliferación de organizaciones internacionales
en Colombia, y su actividad continua durante largos periodos sugiere que la
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percepción internacional acerca del Estado colombiano es que o no ha querido
cumplir con sus obligaciones o, en el mejor de los casos, lo ha hecho muy mal,
sin una concepción integral de la ayuda a los desplazados y sin aceptar su papel
activo en la guerra irregular.
El entrecruzamiento entre distintas estrategias para tratar a los desplazados
y percepciones divergentes acerca del carácter del con�icto armado colombiano
ha convertido a la atención a los desplazados en un nuevo terreno de batalla en
el que se enfrentan concepciones muy distintas acerca del Estado, de su poder
y de sus relaciones con los civiles.
El centro de la política estatal para el desplazamiento y la pobreza es el pro-
grama Familias en Acción, creado en 2000 por el gobierno de Andrés Pastrana.
¿Qué es lo que ofrece el programa? El programa le entrega a las mujeres un
subsidio mensual de 46,500 pesos para alimentación, y otro que �uctúa entre los
14,000 y los 28,000 pesos por cada hijo que asista al colegio. Como contrapartida
las madres deben llevar los hijos a controles de peso y de crecimiento y tenerlos
al día en el plan de vacunación. En octubre de 2006 el programa de Familias en
Accion llegaba a 690,000 familias, en 887 municipios, de las cuales 99, 000 eran
desplazadas ([24]). No es difícil inferir que el programa bandera del Estado es
de corte asistencialista y no promueve la ampliación de las oportunidades para
los desplazados.
Pero los desplazados a quienes el Estado elige proteger no alcanzan a ser
ciudadanos: apenas si son sobrevivientes que deben agradecer, con su silencio, el
que todavía estén vivos, cuando la muerte ha sido, y sigue siendo, una alternativa
cierta.
15 Conclusiones
Primero, un conjunto pequeño de nodos receptores, con Bogotá a la cabeza,
absorben la mayor parte de los desplazados provenientes de los muchos nodos
expulsores de un país asolado por la guerra. Lo hacen a través de un proceso
de búsqueda de información, resultado de la activación de unas redes sociales
cuyo alcance (¿cuál es el nodo más grande en el que tienen familiares, amigos,
paisanos?) es la clave para entender en dónde terminan los desplazados, y
mediante el cual los civiles construyen una red de desplazamiento que varía en
el tiempo, de acuerdo a la intensidad de la guerra y a su localización, pero cuya
estructura básica se mantiene.
79
Segundo, la red de desplazamiento es el resultado de una tensión básica
entre el poder de atracción de los nodos receptores y la distancia a la que se
encuentran de los nodos expulsores. Una nueva estructura regional emerge de
esta tensión. En aquellas regiones y subregiones en las que los atractores locales
son fuertes, los desplazados eligen nodos locales, en las que no lo son, los nodos
receptores más grandes absorben a los desplazados a pesar de que sus índices
de atracción (vía distancia) sean relativamente más bajos.
Tercero, el proceso de búsqueda de información es realizado a través de la
formación sistemática de triadas que generan vínculos permanentes por los que
se desplazan cientos, y a veces miles de personas. Las triadas y la permanencia
de los vínculos en el tiempo permiten detectar la existencia de una memoria
colectiva que se renueva como respuesta a los avances de la guerra irregular.
Estas triadas explotan la existencia previa de relaciones sociales de amistad,
paisanaje, consanguinidad, colegaje, compadrazgo, situadas en la misma vecin-
dad geográ�ca o en nodos de largo alcance, casi siempre de mayor población
y con mayores oportunidades económicas. También explotan, o son el efecto,
de la actividad de organizaciones nacionales e internacionales de ayuda a los
desplazados. Llegan incluso a bene�ciarse de la competencia entre las enti-
dades del Estado y las organizaciones religiosas y no religiosas, internacionales
y nacionales, que trabajan para mejorar las condiciones de los desplazados.
Tercero, la formación de triadas tiene un efecto no lineal sobre el número de
desplazados que elige un nodo de destino especí�co. La curva que representa la
evolución de las relaciones entre el número de triadas y el número de desplazados
muestra variaciones que con�rman nuestra intuición. Los picos correspondientes
al número de desplazados son mucho más grandes que los picos de la formación
de triadas, y esta última presenta rendimientos crecientes después de cierto
punto: no es productivo formar más triadas y las que ya están formadas pierden
efectividad en términos de llevar desplazados hasta su nodo de destino.
Cuarto, las redes de los desplazados crecen en sus nodos de destino, mez-
clando a los pobres del campo con los más pobres de la ciudad y generando
aglomeraciones que siguen patrones de paisanaje, compadrazgo y amistad, situ-
adas en las posiciones más vulnerables de la estructura social. Hasta qué punto
se han mantenido, y se mantienen, las estructuras comunitarias originales y
hastá dónde se transforman o se destruyen en las ciudades debe ser el objeto
de investigaciones sociales posteriores. Por ahora, los resultados de la encuesta
Rut muestran que las redes sociales de los desplazados no pueden, y no han po-
dido, generar los puentes que llenarían los huecos estructurales que los separan
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de las capas sociales en las que los capitales físico, humano y social son más
grandes y en las que hay mayores oportunidades económicas. Como tampoco lo
pueden hacer las redes de los pobres de las ciudades más grandes. Una revisión
rápida de las políticas gubernamentales con�rma que no hay ninguna estrategia
explícita que tenga en cuenta la necesidad de generar puentes sociales entre las
aglomeraciones de desplazados y de pobres y el resto de la sociedad. Sin ella aún
las muy so�sticadas estrategias de la Misión contra la pobreza pueden naufragar
en un asistencialismo de última generación.
Es fácil apreciar el profundo desbalance creado en las relaciones entre el
campo y la ciudad por el desplazamiento de colombianos. Mientras corregimien-
tos, veredas, inspecciones de policía, ciudades pequeñas, a veces municipios en-
teros, pertenecientes a las zonas rurales del país pierden población en forma acel-
erada, llegando incluso a desaparecer del todo en ciertas ocasiones, las grandes
ciudades y ciudades intermedias� que son el nodo central de municipios muy
extensos y poco conectados, con el resto del país� crecen de forma acelerada.
En las zonas rurales vacías emergen ahora grandes explotaciones ganaderas y
de agricultura comercial o grandes proyectos mineros con menores requerimien-
tos de fuerza de trabajo y con comunidades arti�ciales, creadas por los grupos
sociales dominantes y por alianzas entre empresarios y agentes armados. El
efecto del desplazamiento no puede apreciarse sólo en los cambios ocurridos en
las ciudades: requiere entender lo que está ocurriendo en las zonas rurales y su
rápida transformación. Las últimas oleadas de desplazamiento han puesto en
el escenario la proproción creciente de indígenas y de afrocolombianos entre los
desplazados. No es una sorpresa, por supuesto: su localización coincide con el
trazo de la nuevas fronteras de desarrollo del país.
El crecimiento de las ciudades receptoras tampoco ha sido balanceado. Han
estado creciendo en forma rápida asentamientos humanos con altos índices de
pobreza e indigencia, hacinamiento, baja conectividad, baja seguridad, baja
cobertura de servicios públicos, y malas condiciones ambientales. Están situados
en las periferias de las ciudades, en las zonas de menor valor económico, con
menor cubrimiento de servicios públicos, y más bajos índices de educación y
salud. Con probabilidad creciente los agentes armados tienden a situarse de
nuevo en estos barrios con el objetivo de ordenar las vidas de los más débiles,
protegerlos y ganar adeptos y probables votantes para sus ejercicios electorales.
La disputa por su lealtad esceni�cada en las zonas rurales de las que vienen
se repite en el espacio más reducido de la ciudad. Las calles se convierten
en fronteras para la actividad militar y económica de los agentes armados y
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los barrios en territorios bajo el control de un agente y bajo el asedio de otros,
incluso de las fuerzas del Estado. Al mismo tiempo, una proporción creciente de
desplazados proviene de grupos étnicos minoritarios, protegidos por legislaciones
especiales, pero expulsados de territorios periféricos hoy en disputa por parte de
los agentes armados. La formación de grandes ghettos étnicos en ciudades como
Cartagena, Buenaventura y Cali es el resultado de estos procesos de desarraigo y
está en la base de la creación de comunidades encerradas, muy poco conectadas
con el mundo exterior, que producen escaso valor agregado, y sometidas al asedio
constante de los agentes armados y de la delincuencia organizada.
Si bien Colombia ha sido un país de grandes migraciones internas, algunas de
ellas relacionadas también con la violencia, ha sido el desplazamiento masivo de
civiles el que ha puesto al orden del día la posibilidad de detectar la capacidad de
absorción y de adaptación de un sistema espacial complejo frente a las presiones
crecientes de una guerra irregular de menor intensidad. Al mismo tiempo, el
desplazamiento permite ver qué tan resistente al cambio es el sistema, qué tan
fragmentado está, y qué tanto depende de la geografía, de la historia, de la es-
tructura social y de la economía. En términos más formales, el desplazamiento
de la última década puede estudiarse como un violento choque de demanda para
el sistema espacial colombiano. Nuestro trabajo intenta detectar algunos de los
efectos del choque generado por el desplazamiento en lo espacial, lo económico,
lo social y lo político. En particular, ha descubierto que las concentraciones de
desplazados en las periferias de las grandes ciudades los coloca en el estado de
sobrevivir en la vida desnuda, sin ciudadanía y sin oportunidades, en lugares
segregados y sin conexiones con la vida urbana. Hasta ahora el Estado no ha
podido estar a la altura del desafío propuesto por el fenómeno. En cierto sen-
tido ha renunciado a resolverlo, dejándolo en manos de otros agentes privados.
El Estado colombiano, múltiples organizaciones internacionales y nacionales y
los agentes armados compiten hoy por el control de la vida desnuda de los de-
splazados. Lo que pueda resultar de esa competencia debe ser el objeto de otra
investigación.
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