99 Inquietudes humanas, y soluciones E tecnología y política en [lainexistencia de ... ·...

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99 Inquietudes humanas, problemas científicos y soluciones tecnológicas: ciencia, tecnología y política en [la inexistencia de la] crisis ecológica global Juan Manuel Iranzo Introducción E ste artículo expone la construcción de un nuevo fenómeno social, la Crisis Ecológica Global (CEO), y el «juego» de negociaciones y ejercicios de poder en el que distintos grupos sociales participan para. definirlo o ignorarlo, conferirle un refe- rente estable o mantener sus componentes bajo diferentes etiquetas, determinar las implicacio- nes prácticas que ese nuevo concepto compor- ta, incluso si consisten en negarlo. En este caso, la comunidad científica y la red social dedicada a producir innovación tecnológica, en tanto que construcciones sociales heterogéneas, son sujetos agentes y pacientes (de otros grupos) que juegan papeles diversos en esta dinámica de (de)construcción social de realidad. El texto reconstruye la evolución del con- cepto de naturaleza desde una versión organi- cista a otra mecanicista. En este contexto, la construcción social de la CEO ocurre como un conflicto centrado en la agregación de las va- riaciones bio-físicas de origen antropogénico del planeta (construidas como evidencias ex- peflas en gran medida por medios científicos) en términos de «avería reparable tecnológica- mente» o de «modelo de civilización que soca- va sus propias bases de supervivencia». Mues- tra cómo el debate ha evolucionado en favor de la primera propuesta, no sólo gracias a la apro- piación y acumulación de información científi- ca y técnica por parte de grandes burocracias internacionales, sino también debido a la coin- cidencia de intereses tanto de influyentes gru- pos de presión como de la población de los países desarrollados en general. Salvo que ocu- rran acontecimientos dramáticos que el para- digma dominante sea incapaz de explicar y/o remediar, ya pesar del activismo de la oposi- ción radical, es previsible que esta concepción de la CEO permanezca estable y aumente su predicamento en el próximo futuro. Finalmen- te, el artículo acaba con un giro reflexivo que pone de manifiesto la construcción social del propio artículo y cede la palabra —y la acción— al lector. Juan Manuel Iranzo. Opto. de Sociología 1, Universidad Complutense, Madrid. Política y Sociedad, 14/15(1993-1994), Madrid (PP. 99-114).

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Inquietudes humanas,problemas científicosy solucionestecnológicas: ciencia,tecnología y política en[la inexistencia de la]crisis ecológica global

JuanManuelIranzo

Introducción

E ste artículo exponela construcciónde un nuevo fenómeno social, laCrisisEcológicaGlobal (CEO), y el

«juego»de negociacionesy ejerciciosde poderen el que distintosgrupossocialesparticipanpara.definirlo o ignorarlo, conferirleun refe-renteestableo mantenersuscomponentesbajodiferentesetiquetas,determinarlas implicacio-nesprácticasque esenuevoconceptocompor-ta, inclusosi consistenen negarlo.En estecaso,la comunidadcientíficay la redsocial dedicadaa producir innovación tecnológica, en tantoqueconstruccionessocialesheterogéneas,sonsujetos agentesy pacientes(de otros grupos)que juegan papelesdiversosen estadinámicade (de)construcciónsocialde realidad.

El texto reconstruyela evolución del con-cepto de naturalezadesdeunaversiónorgani-cista a otra mecanicista.En este contexto, laconstrucciónsocialde la CEO ocurrecomounconflicto centradoen la agregaciónde las va-riacionesbio-físicas de origen antropogénicodel planeta (construidascomo evidenciasex-peflasen gran medidapor medioscientíficos)en términos de «avería reparabletecnológica-mente»o de «modelode civilización quesoca-va sus propiasbasesde supervivencia».Mues-tra cómoeldebateha evolucionadoen favor dela primera propuesta,no sólo graciasa la apro-piacióny acumulaciónde informacióncientífi-ca y técnicapor partede grandesburocraciasinternacionales,sino tambiéndebidoala coin-cidenciade interesestantode influyentesgru-pos de presión comode la población de lospaísesdesarrolladosen general.Salvo queocu-rran acontecimientosdramáticosque el para-digma dominanteseaincapazde explicar y/oremediar,y a pesardel activismo de la oposi-ción radical, es previsibleque esta concepciónde la CEO permanezcaestabley aumentesupredicamentoen el próximo futuro. Finalmen-te, el artículo acabaconun giro reflexivo quepone de manifiesto la construcciónsocial delpropioartículoy cedela palabra—y la acción—al lector.

JuanManuelIranzo.Opto.deSociología1,UniversidadComplutense,Madrid.PolíticaySociedad,14/15(1993-1994),Madrid (PP. 99-114).

Juan Manuel Iranzo

Naturaleza,¿organismoo máquina?DeMadreaCapital

E s unacaracterísticapropiade los se-res humanosel expresarsemediantesímbolos —y no sólo mediantesig-

nos, como otras especies—y el emplearlosparagobernarsea símismosy a susrelaciones;el sis-tema simbólico humano más importante es ellenguaje.Lejosde las operacioneshiper-abstrac-tas quedefinenel sentidode un símboloen tér-minos de otros (lógica proposicional,dicciona-rios), el significado de un símbolo es laregularidad de conducta que consolidan losmiembrosde la comunidadde hablantesque lointercambian.En la práctica,el signficadode unsímbolo se transmite por ostensióndurantelasocialización.Un hablanteexpertoempleasuex-periencia vital para enjuiciar la adecuacióndeun símbolo a los sucesivoscasosquedebedeci-dir cómo clasificar, llegandoel casodetenerqueinnovar e idear nuevas categorías (Barnes,1986). El conceptoqueaquí nos interesaes elde «Naturaleza».Ninguna constricción tísicapuede determinarunívocamenteel significadode <‘Naturaleza» (o de cualquier otro términoBarnes,1981). Las posibilidadesde fragmentarsemánticay prácticamentelo realson innumera-bles y, consecuentementecon la aperturacon-ductualy la flexibilidad interpretativadela espe-cie humana, las nocionesde «Naturaleza»hanvariadoy varíanespacio-temporaly socialmente.

Parael pensamientotradicional, hablar,gui-sar, producir instrumentoso hacer«arte»(musí-ca, danza,decoraciónde cuerpos,objetos,luga-res...) sonrasgosdistintivosdela especiehumana,su naturalezaespecífica.Aquel articulapronto lanoción de causaparacomprenderel devenirge-neral, humano y no-humano.La causade uncambio «por contacto»(encenderun hogar, ta-llar un bastón)es casi inmediata;el problemare-side en la explicaciónde loscambiossin contac-to causalaparente.Esaexplicación,por analogíaconla racionalizacióndela conductahumanasehace en términos de voluntades; el mundo sepueblade dioses:cadaobjeto albergasuespíritu(Horton, 1982).Sólo con la polis clásicay la re-dacciónde constitucionesconvencionalesel no-mosabandonala phisis.En Greciase separanla«Naturaleza»y la “Sociedad»,pero aquéllaim-pregnaéstacasi completamente:las leyes se es-

criben para regir y armonizar la «naturaleza»conflictiva de los individuos.Aún así, la separa-ción sepercibecomo unarupturatraumática;deahí los cultos mistéricos:órficos, dionisíacosysaturnales.Y cristianos.El éxito de estosúltimoscomportael triunfo de una cierta solución: latrascendentalizacióndel logos divinizado comofundamentonormativo de los dos ámbitos; laHumanidades unaaleacióndeambosk

Duranteel Renacimientoel mundoesorgáni-co —los metalesson vegetales—y el micro-cos-mos refleja el macro-cosmos(Webster, 1988).La Reformasignificala rupturacon estaconcep-ción: el imperativo calvinista de eliminar cual-quier doctrinaque supusierauna mermade laomnipotenciadivina incide directamenteen lanoción newtonianadel carácterinertede la ma-teria —en Galileo aúnhabíaun movimiento«na-tural» de todos los cuerpos:la inercia circular—.La Ilustraciónes un movimiento enbuenapartenewtoniano (Barfoot, 1989; Jacob, 1988) ymantieneesaconcepción.Frentea los ideologuestranco-alemanes,la economíapolítica británica,quetambiénsurgede la Ilustración, toma comomodelo la filosotía natural e intenta crearunadisciplina empírica.Con esacoartadateórica ylos medios analíticos y experimentalesde lacienciamoderna,la industria toma a la naturale-za bien como un haz de materiasprimas,biencomosoportetísico (quesuelehaberque limpiarde susmoradoreshumanosy no-humanos)parael transportey ubicaciónde sus desarrollos.Laoposiciónal deterioro socio-ambientalquecau-sa el industrialismose estigmatizacomo ilusoriao irracional —hipersensibilidadartísticarománti-ca(«novelesca»),moralismoreligioso, y socialis-mo utópico—2~ Los primeroscambiosde actitudy las primerasactuacionesa favor dela naturale-zasurgen, durantey tras la Gran Depresióndefinales del s.XIX, con la «revolución del con-trol» k Surgecon ellaunanuevademanda:queelestadogaranticeciertos bienespúblicos4; el ac-cesoa éstede unageneracióneducadaen «técni-cas de gestión»posibilita el diseño de políticaspúblicasde conservacióndel ambiente.Así mis-mo, el desarrollode unanuevaciencia —la eco-logía— proporcionasu primer portavoz«autori-zado»a «La Naturaleza».No obstante,la visiónqueesavoz transmiteincorporatambiénmode-los sociales.La «Naturaleza»aparececomo unmodelo normativo de conductassociales(Mit-man, 1992).Es desdeesadoble condición nor-mativa (socialy natural)quela «CrisisEcológica

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Global,,,como descripcióndel «Estadode la Na-turaleza»es tambiénuna«Crisis Social Mundial»tangraveo más,si cabe,quela primera.

LaCrisisEcológicaGlobal:demolestialocal apreocupación

universal

L ossereshumanosconstruyensu com-prensióngeneraldel «mundo»enqueviven a partir de suexperienciaprác-

tica y reflexiva. Esaexperienciaestáconformaday mediada socialmente(Berger y Luckmann,1979), peropareceevidentee inmediata—salvocuando,por lo quesea,seproblematiza(Callon,1980)—; estácircunscritapor unapercepciónyuna comprensión,que el sujeto cree «natural»,del tiempo (Nowotny, 1992), el espacio (Sea-mon y Mugerauer, 1985), el cuerpo (Feher,1990), el discurso(Mulkay, 1985) y los seresyobjetosque «le rodean»(Pinch y Bijker, 1984;Bijker, 1993; Latour, 1993). Cuantasentidadesescapana esaexperiencia«inmediata»—pasadoso futuros, micro— o mega-cósmicos,lejanos ocolectivos—los percibey «comprende»sólo demaneraabstractay analógica,por referenciaa suconocimientocotidiano (inclusosi pasaa travésde otras abstraccionesprevias).Los individuosconstruyensusexpectativassobrela basedecer-tidumbresnormativassustanciadaspor nocionesde «justicia»,paralosasuntoshumanos,y de «ne-cesidad»,para las cuestionesno-humanas.Am-bosprincipios secontundencuandoseaplicanacambios antropogénicosen el ambiente. LaCEG estanto unacuestióntécnicacomo moral,pues se refiere a fenómenosque ocurren (pornecesidad)cuando no deberían (en justicia)estarocurriendo (Everden, 1992). Ahora bien,aunqueindividuos aisladospuedenevaluarcier-tos sucesoscomo «molestias»,eso no explica lacreenciacadavezmásextendidaen la CEG.LaCEG es una de esasabstracciones(y expectati-vas) que acabamosde citar. De un lado, esteconceptorefiere a tenómenosque,segúnsudefi-nición aceptada,son inaprehensiblesen sí mis-mos5; de otro lado, define esos fenómenoscomo «problemas»,es decir, como acaecimien-tos emergentesqueson,en principio,analizablesy cuyaíndole perjudiciales,quizá, remediable.

Esaconceptualizacióndealgo inaccesiblea laexperienciaindividual y ese cambio de escalaevidenciansuconstrucciónsocial en centrosdecálculo y arenasde controversia(Callon y La-tour, 1981;Latour, 1992).La propuestade crea-ción de la CEG como una noción socialmenteválida, como un hechosocial, esproductodeunmovimiento social, el movimiento ecologista;mejor dicho,dela movilización,confrontaciónynegociaciónde múltiples fuerzas económicas,políticas y científicas —sociales, en suma— entorno a la pretensiónde múltiples abanderadosde esemovimientode definir quées«la naturale-za»—o un ambiente«natural»—y quéporcióndeésta—o qué nivel de preservación—es un dere-cho humano inalienable (Yearley, 1992). Enotras palabras,se polemiza para decidir si losportavocesdel movimiento verde son tambiénlos legítimosrepresentantesde «la Naturaleza»y«la Humanidad»(Callon, 1986).En estaempre-sa cuentandesdehacetiempo con importantesaliadosen la comunidadcientífica y en la buro-craciainternacional,pero el apoyo y el eco queencuentranenestasinstanciases,cuandomenos,limitado e incierto, como veremosa continua-cion.

La sintomatología:descripcionesycontroversiascientíficas

R epasarlas múltiples propuestasy de-batesen torno a la definición de laCEG desbordaríael espacio de

este artículo ~. No obstante,el contenido de laCEG parecehaberseestabilizadoen la Agenda21 (Sitarz, 1993).Hastallegar a estedocumen-to, la agregaciónde información, intereses,pro-yectosy propuestasha sidoinmensa.En esepro-ceso,la definición científica dela problemáticaha desempeñadoun papelclave.Ningunaapor-tación relevanteal debatepúblico sobrela CEGaparecesin un muy nutrido contingentede estu-dios científicosque sancionanla realidadde losprocesosquesedescriben,analizany critican (ominimizan) ~. Sin embargo,Agenda21 está lla-madaa convertirse—graciasa contarcon el avaluniversalde lasNacionesUnidas—en la versiónoficial deesaproblemática.Merece,pues,queleprestemosunadetenidaatencion.

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El primer punto del preámbulotiene el tonosolemne y transcendentede las Declaracionesde DerechosHumanosy de la DeclaracióndeIndependenciade losEstadosUnidosdeAméri-ca. En cierto modo,Agenda21 establecey fun-daquela Naturalezay la Humanidadconstituyenunaunidadpolítica. El texto rezaasí:

La Humanidadse halla en un momentocru-cial de suhistoria. Nos enfrentamosa la per-petuaciónde las desigualdadesdentroy entrelas naciones,a un empeoramientode la po-breza,el hambre,la enfermedad,el analfabe-tismo y el continuo deterioro de los ecosiste-mas de que dependenuestro bienestar.Sinembargo,unamayory másatentaintegraciónde las preocupacionessobreel entornoy eldesarrollonos conduciráa la satisfaccióndelas necesidadesbásicas,a un mejor nivel devida paratodos, a ecosistemasmejor protegi-dosy gestionadosy a un futuro másseguroypróspero. Ninguna nación lo logrará sola;perojuntospodremos,si torjamos unacama-radería global para el desarrollo sostenible(pg.28).

Este preámbulocumple al menos tres fun-cionesretóricas:primero, semuestraciegamen-te optimista con objeto de evitar el fatalismo(que podría generaruna reacciónde pánico,acedíay «carnavaldestructivodel último día»);segundo, hace el futuro responsabilidaddetodosy cadauno de los habitantesdel planetay, enparticular,de losgobiernosquehande es-pecificar los detalles locales del plan generalquees la Agenda21, y de las instanciasecono-micasquedebenfinanciarlo y ejecutarlo;terce-ro, mantienela CEG situadaen relación conmetashumanasde bienestar,equidady seguri-dad.Porestemotivo los capítulossiguientesdeAgenda21 sededicana los temasqueseenun-cian a continuación: Calidadde vida, recursosapropiables,bienes comunes, asentamientoshumanos,desechosy residuos,política econo-mica, capital humano y movimientos socialesactivables.En otraspalabras,Agenda 21 indicael producto, los insumos materialesprecisospara producirlo, la organizaciónsocial y eco-nómica de la producción, la gestión de losefluentesen prevenciónde quepuedanllegaraempecerel procesoy, finalmente,su fuentedefinanciación. Lo vemos a continuación concierto detalle.

1. Problemáticadc la población: pobrezayopulencia,explosióndemográfica,deterioro dela salud y dependencia.Han sido burocracias—la OMS, el FNUP, el HDGCP, etc.—, quieneshan problematizadoestosfenómenosmediantela producciónde indicadoresy estadísticas.Suprecedenciaen el texto indica queel primer pro-blemaecológicoes la degradaciónvital de la es-peciehumana.La soluciónpasapor unamejorade los servicios sanitariosy educativos,lo cualrequiereuna actuaciónsolidaria que mejore lasituacióneconómicade lospaisesen desarrollo.El apoyo sólo seráefectivo, empero,si cambianlospatronesmundialesde consumoy semoderala demografía,puesel númeroabsolutomultipli-calos efectosadversossobreel entornotanto delas prácticaseconómicasa queobliga la miseriacomo de las quepermiteel caprichode la rique-za.

II. Problemáticadel suelo: reducciónde losrecursosde aguapotablepor agotamientoy con-taminaciónde cursosy acuíferos,progresivadis-minución de los recursosenergéticosy minera-les, pérdidade suelo por prácticasde pastoreo,labranza,irrigación,abonoy desparasitaciónquegeneranerosión,salinización,encharcamientoypérdidade basebiológica,riesgo de irradiaciónultravioletaa causade la pérdidade ozono,des-trucciónde los bosques(enespecial,de los plu-viales),deposiciónácida,desertificacióny deser-tización, pérdidadediversidadgenéticatantodeespeciesdomesticadascomolibres.

III. Problemáticade la atmósferay los océa-nos: polución por combustión de fuentes deenergíafósiles y por metales pesados,cambioclimático a consecuenciadel incrementoen lasemisionesdegasesde efecto invernadero,pérdi-dade ozono,contaminaciónpor vertidosorgáni-cos, sanitarios,agrícolas,industriales,del trans-porte (en especial, de crudo y de residuostóxicos, nuclearesy peligrosos),agotamientodepesquerías,pérdida de diversidad genética yamenazaa la cadenatrófica queempiezaen el fi-toplanctonpor excesode radiaciónultravioleta.

IV. Problemática de los asentamientos:dañosy residuosdelas actividadesextractivas,laconstrucción,el transportey la produccióndeenergía,carenciade serviciosde salud e higieneen muchasáreas,áreasde desastre(vulnerablesa terremotos,inundaciones,ascensodel nivel delmar, etc.).

V. Problemáticade residuos:proliteraciónde desechostóxicos,peligrosos,radioactivos,sa-

POLI~CA~ft

nitarios,urbanos,etc.; taItade lugaresy métodossegurospara depositarlos,falta de alternativaseconómicas,comerciointernacionalirregular.

La evidencia de que todos esos fenómenosson realesha sido producidapor múltiples redesde centrosde investigacióncientífica alrededordel mundo;hanconvertidocuestioneslocalesenproblemascientíficosy éstosen inscripcionesdelaboratorio (Latour y Woolgar, 1986); la buro-cracia mundiallos ha reconvertidoen inquietu-desplanetarias.Esteprocesono ha sido directoy aproblemático.Como señalaYearley (1992),la ciencia es un aliado ambiguo al menos portres motivos: epistemológicamente,las conclu-sionesde la cienciasonsiempretentativasy es-tán sujetas a futura cualificación U); empírica-mente, la ciencia puedeno teneruna respuestadefendible,incluso para sus propios niveles deexigenciau; politicamente, incluso cuando laciencia dictaminaun hecho,éstedebeser inter-pretado:primero como contaminación,segundocomo relevante, tercero como amenazador,cuartocomo susceptible(segúncriterioseconó-micoso deprincipios) desercorregido,y quintoevaluadoconrespectoa la posibilidadde quelasdiversasactuaciones«técnicamente»posiblesfa-vorezcan,perjudiqueno seanneutralesparaconel crecimientoeconómico.

Vale decir que la ciencia (no los científicos)haatestiguadocambiosmasivosaescalaplaneta-ria enla composicióny dinámicade losecosiste-mas; pero han sido diferentesgrupos socialesquieneshan hechode ésto un problemaglobal,lo queaquídenominamosla CEG.

Diagnósticodela crisisglobal:el juicio

E xisteun consensomuy extendidoen-tre los científicos acercade la reali-dad de la CEG, de su origen antro-

pogénicoy de que amenazamuchosde los lo-gros que la especiehumanaha acumuladoa lolargo de su historia reciente,cuandono su mis-ma existencia.El logro de eseconsenso,y de lainformaciónqueabarca,hatenido un costeeco-nómico nada despreciable,sufragado,directa-mente o a través de la ONU, por numerososestados.Comoocurreen el mercado,los capita-

listas exigen la propiedaddel productoy despi-deno mantienenprecariamentea quieneslo hanfabricado.El papelde la ciencia—al menosel dela ciencianatural—haacabadoen estecaso(sal-vo que debaanunciaralgún nuevo mal aún des-conocido)o sólo se mantienecomo monitoriza-doradela evolución de losdistintosfenómenos.Ahora bien,si la causade la CEG esantropogé-nica, hay que identificar un culpable12 —unasuntoestrictamentesocialdondeloscientíficosnaturalesno tienen autoridad—.La investigaciónha resultadoen la identificación de un culpabledirecto y dos cómplices.Paul y Anne Ehrlich(1991) exponenel veredicto medianteuna es-cuetafórmula ya clásica:1 = P X A ~ T, el impac-to ambientales el producto de la población,la«afluencia»y la tecnologíausadapara suminis-traréstaa aquélla.

Al examinarlos factoresse concluyeque lapoblaciónno puedeserla causadirecta:prime-ro, es la mismapoblaciónhumanalo quese in-tentasalvar;segundo,la poblacióntiendea esta-bilizarse en torno al valor máximo que lepermite la eficacia de la tecnologíadisponiblepara la obtenciónde energía—una cohortede-masiadonumerosasueleencontrardificultadesal llegar a su madurezy tiende a tener menoshijos—(Hannon, 1989);tercero,la poblaciónnopuedeserel factor determinanteporqueaúnnoha alcanzadoel límite absolutode la capacidadde cargadel planeta;y cuarto,remediarla CEGexigirá la colaboraciónde todos, una demandaque es dudosoatiendansi seempiezapor acu-sarlesde habergeneradoel problema(para nohablardel incentivo a los discursos«eugenistas»queestaposturafacilitaría).

Hablar de «afluencia»en un mundodondelamitad de la poblaciónmalvive en condicionestales que las denominamos«infrahumanas»re-sultalisa y llanamenteofensivo.Sin embargo,seha estimadoque la rentapercápitamediamun-dial (aproximadamentela de losestadoslatinoa-mericanosmenospobres),en condicionesidea-les de eticienciaproductiva, reciclaje y justiciadistributiva, podría proporcionar el bienestarmedio de la CEE a unapoblaciónmundial algomayor —quizá hastaun 50% más— de la actual(Meadowsa al, 1992).Estodejaun sólo culpa-ble material:la tecnología;pero¿quétecnología?

Una acepcióndel concepto «tecnología»lacontemplacomo «un modo particular de hacerciertas cosas,de realizarciertosproductosme-diante unasherramientasespecificas»(Medina,

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1987). Desdeestaóptica,las «tecnologías»quehan caídobajo sospechapuedenagruparsebajocuatro etiquetas:la «tecnologíacognitiva» —losinstrumentosintelectualesmediantelos que sedefinela situacióny susposibilidades—,la «tec-nologíaorganizativa»—los procedimientosparaestablecery decidir orientacionesteleológicasde la acción social—, la «tecnologíaproductiva»—la seleccióny articulaciónde medios para laobtenciónde losfines predefinidos—y la «tecno-logía distributiva»—los procedimientosmedian-te los que se repartenlos productosobtenidosentrelos distintosagentessociales.

Dentro del primer tipo, la tecnologíacogniti-va, se ha acusadoa la ciencia de emplearunametodologíaanalíticay reduccionista,y de re-nunciara un enfoquemás integradoy holisticopor unamayorsuperficiede hiperespecialidadesaisladascapacesde atraerunafinanciaciónmásabundante.Así mismo,se haacusadoa la tecní-ca de dejarsearrastrarpor el «imperativotecno-lógico», es decir, por la inercia a realizar todoaquello quefueseposiblecon independenciadecualquierotraconsideración.No obstante,inclu-so sí esas acusacionesson en alguna medidaciertas,la meranecesidadde recurrir a los pro-ductosde la cienciay la técnicaparaafrontarlaCEO les bariaacreedorasa un indulto inclusosilas actualesdinámicashaciael estudiointerdisci-plinar y la modelizaciónintegradadel entornojunto a la producciónde tecnologías«adecua-das»y «amistosascon el ambiente»no les acredi-taseciertaredención.

La críticaa la tecnologíaorganizativa(la guíamoral de la acción social) ha argumentadoqueel triunfo de la pura rapacidadcapitalista haconvertidoen hegemónicauna racionalidades-trictamenteinstrumental,mitificada en la figuradel horno oeconomicus,queha producidoel de-vastadorfetichismodel crecimientoa todacosta,estoes,a costade todo. No obstante,estacríticadel individualismo posesivo (MacPherson,1979),aunqueestuviesejustificada,entrentanu-merosasdificultadesde ordenprácticoparasus-tentarunaalternativa:no hay un modelode ope-ración alternativocapazde articular la sociedadmundial >2; ese motor ha generadoo sostenidocuantosbeneficiosmaterialespuedenseñalarseen la sociedadactual frentea las anteriores;unavez puestoen marchaes imparable,puesquienrompaun pactouniversalpara ralentizarloten-drá ventajasobrelos demásen todo ámbito decompetencia;si los indicadoresde bienestarba-

sadosen losflujos económicossoninadecuadosen el mundodesarrollado,y poco fiables en elresto,sonal menosmás operativoscomo instru-mentode evaluacióndel logro quelos indicado-resdebienestarbasadosenla estimacióndebie-nes no cuantificables,sobrelos que ni siquieraexisteconsenso.

La tecnologíaproductivaha sido criticadaendos vertientes,la que apuntaa la indiferenciahaciala suertede losbienespúblicoscuandolapropiedadde los mediosde producciónespri-vaday la queseñalaque la práctica ingenierilhabitual es maximizar la potenciao la eficien-cia internasde un artefactosin teneren cuentala externalizaciónde costes (residuos,polu-ción,costeshumanos)queeseartefactoprodu-ce. La caídadel telón de acero—que permitióconocerla devastaciónecológicaen las econo-míasdel Comecon—,la implicaciónde empre-saspúblicasen estilos de producciónambien-talmente dañinos y la amplia indiferenciasindical hacia los temas ambientales(fueradelas condicionesde trabajo) han debilitado laprimera objeción.De otro lado, la externaliza-ción de deseconomías,una práctica apenascuestionadaen el diseño tecnológicoproducti-vo, se atribuyea la exigenciade minimizar loscostes internos que comporta una economíaabiertay competitiva. Vale decir que se reco-nocela culpa, pero se alegaque se tratade unfallo (o efecto indeseado)del mecanismodelmercado.

Quedaun último sospechoso:la «tecnología»de distribución,el mercado.Su culpabilidadre-sulta casi universalmenteincuestionablemásallá de toda duda razonable.Además,la exis-tenciade una largay respetabletradición polí-tica socialdemócrata,que atribuye a las insufi-ciencias del mercado el deterioro de lascondicionesde vida de los trabajadores,hafa-vorecidola rápidaconstruccióndeargumentosque replican esatesiscon respectoal entornonatural. No pareceexistir, pues,ningúnobstá-culo paraqueuna intervenciónsobreel merca-do promuevay extiendala adopciónde tecno-logias productivas ambientalmentesegurasysostenibles.El liderazgoen esta dirección demuchasempresasmultinacionales—cuyosmer-cadossuelen ser menos inestables—,pero nosolo de ellas,se presentacomo evidenciaposi-tiva al respecto(Schmidheiny,1992). No obs-tante, la fórmula concretade esaintervenciónestásometidaaconsiderablesdisputas.

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Terapéuticadela crisisglobal:la refriega

L a horade las solucioneses de nuevoun tiempo para los expertos.Puestoque un buen experto nunca ofrece

unasola respuesta—no searriesgaa queel clien-te se disgustey recurra a otro— ha habido unaenormeproliferaciónde propuestas.No obstan-te, se perfilan doslíneasclarasy distintas:el eco-logismoarcádicoy el ecologismoprometéico(Le-wis, 1992).El primerotiendea considerarqueelmal resideen el capitalismo,un fenómenomo-nolítico e irreformableabocadoa la centraliza-ción del poder y la destruccióndel entorno acausade suracionalidadlimitada al corto plazo.El carácteralienantey destructivode estemodode producciónderiva de su origenen la cienciamoderna,cuyos métodosanalíticos y reduccio-nistashan separadoa las personasde la natura-leza;asimismo,ha dado origena unatecnologíaintrínsecamentedestructiva.En general,el eco-logista «arcádico»proponela adopciónde unaeconomíade estadoestacionariobasadaen eltrueque,un menornivel devida enel mundode-sarrollado,un ruralismo “Amish”, la adopciónde formasde producciónartesanales,contecno-logía <‘adecuada»y a pequeñaescala(<‘small isbeautiful») y renunciaa las tecnologíasde la in-formaciónmás allá de la prensay al empleodeenergíasno renovables.Consideraque deberíaevitarsela industrializacióndel TercerMundo yqueéstedeberíadesarrollarsedesvinculadodelPrimero —quevive de explotarle—sobrela basede iniciativas agrarias basadasen tecnologíaslocalesy apropiadas.Su modelopolítico seriaunbio-regionalismobasadoen la autarquíaeconó-micay política.

El ecologismoprometéico,por el contrario,consideraque el capitalismo es un fenómenoplural y reformableque incluyetendenciastantomonopolísticascomo descentralizadorasy quefuncionamejorsi lascondicionessocialesle per-miten tomaren cuantael largo plazo. Creequetanto la cienciacomo la tecnología,aunquepo-tencialmente peligrosas, son imprescindiblespara salvar la situación. Proponeun desarrolloeconómicobasadoen un incrementode la pro-ductividad (cuyo bajo nivel, y no la mecaniza-ción seria la causadel paro) de un capitalismocon intervenciónpública,una agriculturabioló-

gicaquehagael mejoruso de la biotecnología,laautomatizaciónflexible en la industria, el em-pleo de las tecnologíasmás eficientescon inde-pendenciade su dimensión (centralessolares,grandes bases de datos y redes informáticasmundiales,etc.). Mantieneque el éxito del Pri-mer Mundo resideen supropiadinámicainter-na,no en la explotacióndeotros,y queel TercerMundo debeluchar por integrarseen la econo-mía mundial —si bien,con mejorestérminos deintercambioqueenla actualidad—y adoptarunalíneademejoratantoagrariacomo industrialba-sadaen toda clasede tecnologíascompatiblescon el ambientey la justicia social. Su modelopolítico sebasaen la integracióneconómica,po-lítica y ambientalinternacional.

No hacefalta decirquela solución«arcádica»comportaríala destrucciónde la estructuraeco-nomicay política que sostienela burocraciain-ternacional.Eso implica que,antessiquiera demencionarsoluciones,los radicalespartidariosde la «ecologíaprofunda>’ (deep-ecology)hayansido condenadosal ostracismoen los foros in-ternacionalesi4; de hecho, constituyeron sólounareducidaparte,aunquemuy notoria, y apre-ciadapor la incisivaprofundidadde superspec-tiva crítica, del Foro Global paraleloa la Cum-bredeRío (Tamames,1993).

En los «centrosde cálculo»políticos interna-cionalesse ha concluido,por consiguiente,quela CEG debe tratarsemediantepolíticaspúbli-cas;pero eso es sólo el comienzo.El punto departida es un doble consenso:de un lado, hayque apoyar la innovación tecnológicaque pre-vengael impactoambiental(pueses claroquelatecnologíapaliativa se ve anteso despuésdes-bordadapor el crecimientode la producción);de otro lado, hay que establecerlímites de im-pactoambiental.Pero aquíacabael acuerdo.Ladecisiónsobresi se establecenlímites discretosparacadacontaminanteo si se indagany regulanlas emisionesteniendo en cuenta sus posiblesefectossinérgicos—másaún,plantearla posibili-dadde un límite absolutoparael «desarrollo»deáreasnaturaleso para las emisionestotales— esuna cuestiónabierta y debatida.De momento,las actuacionesmás importantesse reducena lacreacióny defensade espaciosprotegidosy aproduciro asumirlegislación—conmayor o me-nor grado de implementaciónde los mecanis-mosparagarantizarsucumplimiento—.

Aún máscomplejoes el problemaqueatañeala tecnología.La tecnologíaes inherentemente

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un instrumentode poder(Winner,1993).La es-calay la eficienciacon queopera,el capital pre-ciso para producirla y mantenerla,el conoci-miento necesarioparamanejarlay repararla,loscomplementos,el entornofísico-técnicoquere-quierey la seleccióndel procesoaquese aplicasonsólo algunosfactoresque configuransu ca-pacidadde adaptacióna un determinadoentor-no productivo —empresarial,local y nacional—.Si, además,advertimosque en 1983 los paisesmiembros de la OCDE gastabanel 72.7% dclpresupuestomundialde I+D, frenteal 24.2%delos del Comecon(hoy notablementereducido)yel Tercer Mundo sólo un 3.1% (que no habrácrecidomucho en términosabsolutos)nostopa-mosde inmediatocon el riesgode imperialismotécnico y dependenciacognitiva y financieradelos paisesmáspobresrespectode los másricos.El propósitoprobablede generarunanuevaon-da largade crecimientoeconómicomundial ba-sadoen una nuevageneraciónde innovacionestecnológicas,orientadasa la minimización delimpactoambientaly a la maximizaciónde lasca-pacidadesy especialidadesde reciclaje,es muyprobablequetome precedenciasobrela opciónalternativa—pero no incompatible— de investi-gar métodosde producciónqueprescindanengran medidade los insumosque generanla de-gradaciónecológica.No cabeolvidar quehay in-dustriasenteras(la petroquímica,la quimico-far-macéutica,la de pesticidaso el sectorenergéticocasi al completo,sin olvidar el transporte)tanpoco susceptiblesde mejorarsu negativoimpac-to ambientalcomo importanteessupesoy estra-tégicasuposiciónen casi la totalidadde las eco-nomíasdesarrolladas.Como señalaD.A. Smith,el autorde quien procedenlas cifras antesmen-cionadas,en respuestaal comentariocrítico deun revisor:

(El revisorsugiereque)Las nacionesdel Ter-cerMundo,seanperiféricaso semi-periféricaspuedenelegir no desarrollarse«como noso-tros» y buscarunaestrategiaalternativamássostenible...quelos paísesdel Sur puedenin-tentar«re-tomar»y «re-modelar»la ciencia yla tecnologíaparasatisfacerlas enormesnece-sidadesde suspropios pueblos que hoy díasufrengrandescarencias.Creo quees impor-tantereconoceresaposibilidady animara lasgentesdel TercerMundo a explorarestetipode trayectoriasalternativascreativas.Sin em-bargo, la realidad de la globalización de la

ciencia y la tecnología en un sistema-mun-dial capitalistacadavez más estrechamenteintegradodeja probablementepoco «desa-hogo»parael desarrollode talesmodelosal-ternativos. Como mínimo, los diseñadoresde estrategiasdiferentes tendránque com-prenderla lógica dominantedel sistemaglo-bal, aunquesólo seaparadecidir cómo elu-dirla. (1993:193)

Este proceso,en el cual la sociedadintentaconformarla tecnologíaparaqueésta,a su vez, re/conformea la sociedades sin dudael mayor«ex-perimento»de quedisponehoy la Sociologíade laTecnología.Cabepreguntarse,sin embargo,quéocurre conla vía directadeauto-regulaciónsocial—que no pasapor,aunquese sirve de,la técnica—,con la intervenciónsobreel mercado.Existe unconsensobásicosobrela convenienciade fomen-tar el reciclaje,la producciónde bienesde consu-momásduraderos,el empleode energíasalterna-tivas, la reducciónde componentessuperfluos(unenvasadomás austero,por ejemplo) y estilos devida menosdespilfarradores.Pordesgracia,no es-tá clarosi esosobjetivospuedenlograrsemásfácily/o sosteniblementemedianteuna intervenciónreguladorao desreguladoraiS. Todo se complicaaún mássi se considerael mecanismode evalua-ción a través del que se controla el éxito de laprácticaeconomíca.

Contra la advertenciade Axelrod (1986), losagenteseconómicosevalúan su actuación me-dianteunatécnica«envidiosa»:comparansupo-sición monopolística, hegemónica,dominante,paritaria,menoro marginal en los mercadosdeproductos—y el númeroy montantede ellos enlos queestánpresentes—con la de otros agentescon los quecompitenpor crearlosy ocuparlos.La competitividad,no los logros concretos,es lamedidadel éxito económico.Esta conductanoes —o no ha sido hastaahora— irracional. Lacompetitividades un buenindicadorde la con-fianzaque unaeconomíaabiertapuedetenerenel mantenimientode su bienestar,en su capaci-dad paraafrontar los retos que suponenlas in-novacionestecnológicasy las accionesde suscompetidores,y, por lo tanto, de la confianzaque los inversorespuedendepositar(en nume-rario) paraseguir impulsándola.La competitivi-dades un indicadorque«predice»si el futuro se-rámejor,peoro igual queel presente.

Sin embargo,en un escenariodondeel futurono dependatanto de la habilidadeconómicadel

actor como de cambios(quizá catastróficos)enel entornodondeactúa,la competitividadcomoindicadorpuedeconvertirseen un cantode sire-na.De un lado,muchasactuacionesfavorablesala naturalezay al bienestarsocial producen(almenosa corto plazo) unapérdidade competiti-vidad frente a adversariosque aún no las hanadoptado,lo cual disuadede su implementación.Si se compensaa los perdedorespuntuales,elmontodebesalir de la economíaen suconjuntoy es el conjuntoel que se vuelve así menosefi-ciente.De otro lado,si nadieempiezael resulta-do global puede ser un desastreuniversal.Estamosanteun casotípico del dilemadel pri-sionero(Axelrod, 1986;Poundstone,1992).

La concienciao el supuestoautovalidadordeque nuestromundoestácompuestopor actoresracionales y egoístasdeja, pues,poco espacioparala esperanzaen la cooperacióndesinteresa-da ~ En el debatesobrela CEO y susremedios,la confianzade los actoresmás influyentesdes-cansa,finalmente,enque«la tecnología»—la acti-vidad de innovación y difusiónde los investiga-dores, las empresasy las agencias de ayudainternacional— sea capazde mejorar absoluta-mentela actuacióneconómicay el bienestarglo-bales,de formaque inclusosi no existecoopera-clon, incluso si la distribución es desigual einjusta,el resultadofinal arrojeun balanceposi-tivo.

Consideracionesfinales

E n este articulo he intentado mostrarcómo la Humanidadha evoluciona-do desdeuna situación de integra-

ción material y cognitiva —con suséxitosy limi-taciones—con la Naturalezahacia otra concep-ción donde el «Entorno»se concibecomo unainmensamáquinacibernética(como el receptá-culo de un niño-burbuja)y actúaen consecuen-cia. Durantevarios siglos, estaconcepciónmo-dernase ha impuestode maneracadavez másamplia e incuestionada.El daño causadoa losecosistemasno humanosse considerabacomoun costeinevitable,y amenudodespreciable,delprogresomaterialy moral de la Humanidad.Esasituación ha entradoen crisis con la aparicióndel concepto—construidopor los movimientos

ambientalistasy las burocraciasque lesapoyan—de CrisisEcológicaGlobal.

La producciónde la CEO se ha expuestosi-guiendounaformaretóricaquepuedereflejarla«granestructura»(Tilly, 1984) dela negociaciónsobre su existencia y sentido. Esa estructuramundialpareceanálogaa la de unaformadein-teraccióncotidiana: la consultamédica.La dife-rencia de escalano modifica el nexo social quese da entreactoresde distinto tamaño(White,1992). Numerosasexpresionesacercade «unplanetaenfermo”, «la muertede la naturaleza”o«la salvacióndel planeta»abonanestalectura.

La tres partesde nuestraexposiciónreflejanla posición dominantede un actor en distintosmomentosde la producciónsituadade la crisis.En un primer momento, ciertas molestias(losactivistas) inducen a acudir a un experto (loscientíficos) y éste identifica varias modificacio-nesbio-fisicascomo síntomasrelevantesdel mal—algunasde las cualesel «paciente”no habíasi-do, ni es propiamente,capazde captar—.Actoseguido,identifica,en abstracto,los tiposde cau-sas (actividadesantropogénicasagresivascon elambiente) que pueden haber producido esossíntomas.A partir de esainformación,el pacien-te debereconoceren su propia experienciains-tanciasdeesascausasquehan ocurridoefectiva-mentey queseránel desencadenantedirecto delmal. No hay ningunacertezadequeseacapazdeidentificar todas esasinstanciasni de jerarqui-zarías,pero es sobreesainformación incierta ylimitadacomo la del terapeuta,queéstepropon-drá un tratamiento. Aquí empiezala negocia-clon. El pacientepide un rangode elecciónquele permitadecidirhastaquépuntoestádispuestoa creeren unasrecetasmásqueenotrasy enquémedida prefiere padecerciertos síntomasa su-frir ciertos remedios.La cuestión se complicaaún mássi hacemosla analogíacon un grupodeatletasque sufrenuna epidemia,que ni puedenni deseansuspenderla carrera,y queestánsobretodo atentosa la diferenteactuaciónqueunosyotros puedentenersegúncómo les afecteel tra-tamiento. (Además, hay convencionesque en-marcanla situación:vgr., las barrerascomercia-les basadas en criterios ambientales seconsiderandopping).Al final, noshemosencon-trado con un dilema del prisionero donde elmiedo decadajugadora salir peorparadoqueelotro (pérdida de competitividad) les impideadoptarla estrategiaqueevitaríael peorresulta-do paratodos.

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El peorresultadode un dilema del prisionerose evita (en ausenciade una autoridadcentralcoercitiva capazde cambiarlos valoresdel jue-go) abriendo canalesde comunicacióny ofre-ciendooportunidadesde cooperaciónquemejo-ren los resultadosposibles. Históricamente,las«comunidadesactualesde diálogo” queconstitu-yen, por ejemplo, la comunidadcientífica y eldebatepolítico de unasociedadcivil libre y vitalhanfuncionadocomo mecanismoseficacesparael establecimientode normasy pactosbeneficio-sos.En cambio,ámbitosmás cerradose interna-mente más hostiles como las burocraciaso la«comunidad>’de tecnólogoshan tendido más atomar decisionesen favor de gruposde interésmás reducidosy a imponer políticasde hechosconsumados.La hegemoníadeestosámbitosenel debaterecientesobrela CEO hacepensarquela opción de futuro dominanteseráburocrática,globalizadora,tecnocráticay gerencialista.Esto,a su vez, puedederivarsede supreferenciagene-ral por mantenerlas imágenesde la Naturalezayla Sociedadcomo distintasmáquinas,cuyospro-blemas,definidoscomopuramentede conexión,puedenrepararsetecnológicamente17

Estapolítica comportasindudaseriosriesgos.El principal de elloses queel cambiode actitudhacia unaeconomíamenosagresivacon la Natu-raleza—y másjustasocialmente—no seproduz-ca con la suficienteceleridadcomo para evitarun deteriorofatal parael sistemaensuconjunto.La crisis del Sahel y los desastresde Liberia,Mozambiquey Somalia(sin mencionarBhopalyChernobil) se han construidoen los medios decomunicaciónmasivacomo casospuntuales,y elargumentode queconstituyenlos primerossín-tomascríticosde un modelo de civilización queestárebasandosuslímites no hacaptadograndesaudiencias—o cuandomenosno ha sido capazde movilizaríasdemanerasensible—.No obstan-te habersido enbuenamedidasilenciada,la ver-tienteradical del ambientalismono hadesapare-cido por completoy siguenmanteniendoqueelsistemaseencaminaaunadebaclequequizánin-gúnargumentoracionalpuedaevitar.

Como señalaEverden(1992), no existe nin-gún razonamiento que permita decidir entreestasopciones:adaptarnosa la naturalezay re-ducirnosa nuestrosnichos«óptimos>’,expandir-nosen competenciacon otras especieshastalo-grar nuestramáximapotencia,o sobreexplotarelmundo hastadestruirnos—que pareceser aunhoy nuestraopción principal—. No obstante,«la

destruccióndel planeta>’o «la muertede la natu-raleza»sonmetonimiasque,de hecho,se refie-ren al fracasoy prospectivocolapsode la civili-zación tal como la conocemos:un inmensomercadomundial cuya producciónde bienesyservicios prometíaextenderel bienestarde lasclasesmediasoccidentalesa toda la Humanidad.Quizáel mayor éxito de los economistas«alter-nativos” y los activistasverdesen las últimasdé-cadasha sido universalizarla convicciónde queesa meta es inalcanzable.Nuestra cultura estávolviendo los ojos, en consecuencia,a los «pri-mitivos>’. La lamentaciónde Platónen el diálogoCritias sobreel deteriorodel campoático desdela llegadade los prolíficos aqueosy la descrip-ción del abundanteocio de quegozanlas socie-dadesde cazadoresy recolectoresse han con-vertido en tópicas (Seymoury Giradet, 1990).Incluso hay visiones tecnocráticasmoderadasque prefieren una economíamundial integradapor economíasbio-regionalesbasadasen tecno-logías «blandas»(Myers, 1987; Myers, 1992;Ekins etat, 1992).

Grandesburocraciascomo la ONU o el Con-sejo de la CEE estánproduciendoun volumencrecientede disposicioneslegalesy políticasdeorientación ambientalista; muchas EmpresasTransnacionalesse esfuerzantambiénpor ade-lantarsea las legislacionesambientaleslocalesy,junto con empresasmás pequeñas,y en ocasio-nesmásdinámicas,exploran«nichos>’ comercia-les de productos«verdes’>y modificacionesren-tables y «amistosascon el medio» de susprocesosde producción.Estaprogresivadecan-tación hacia una conductaseguray sosteniblepara con la Naturalezapor partede los agentessocio-políticosy económicosde más peso con-tribuye a extenderla convicciónde que,antesodespués,todaslas actividadese institucionesso-cialesdeberán«seguiral líder>’. De maneracadavez más frecuente,el discurso del progresoco-mienzaa esbozarel retratode un modelode ci-vilización quecombinelos logros técnicosy po-líticos de la edad modernacon las virtudes yventajasdela cultura«primitiva».

Una cuestión relevantees por qué esta con-vicción no aparececomo guíade conductay ra-cionalizaciónde decisionesen los discursospú-blicos. La comparacióndel ecologismoarcádicocon el prometéiconoshallevadoa constatarquelos poderes mundiales no están dispuestosacurar la CEO con «retiro, ayuno,dieta,ejercicioy meditación» sino con más integración, más

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producción,más crecimiento,más organizacio-nes formales, más tecnología. Prácticamentetodo el mundo«quecuenta”estáinvolucradoenla producción de esos «bienes»;prácticamentetodoel mundo«quecuenta>’está,pues,interesa-do en apoyarla visión prometéica.Tal situaciónseraprobablementeduraderaa medio plazo (amenosqueaparezcaunamasacríticade activis-tas en ciertossectores—vgr., de agricultoresor-gánicosprósperosquefinancien la reconversiónde otroscolegas—).

Esta combinaciónde interesescreadosy au-senciademasacríticaexplica,en parte,el limita-do eco popularde las propuestasambientalistasduras(en gran medidasurgidasde estudiosso-bre el fracasode la modernizacióndel TercerMundoy más difícil y costosamenteaplicablesalmundodesarrollado).No obstante,no dacuentade por qué«los miembrosmásconscientesde laclasedominante»no dan más pábulo a un dis-cursocreativoy potencialmentetanmovilizador,sobretodo en una«sociedadde la información»tan abierta y diversacomo la actual, donde lacantidade intensidadde información precisasparamovilizar al público padeceunagraveinfla-cion. Evidenciade que esamovilización es de-seable lo constituye la llamada de Al Gore(1993)a adoptarunamoral deguerraparahacerfrente a cuantossacrificios demandela recon-versiónglobal a unaeconomíasostenible.

Existen al menostres motivos por los cualeslos principalesgestoresdel sistemapuedenasu-mir en la forma, perono en el fondo,el discursoambientalista.En primer lugar, la granprioridadactualno es evitar la degradaciónambiental,si-no restaurarlas tasasde beneficio empresariales(con el fin, desdela óptica del interés público,de evitar el derrumbedel Estadodel Bienestar).La comunidad de negocios se resistirá a cual-quier intervenciónquesignifique un aumentodesuscostes—por regulacióno mayorpresiónfis-cal— o desventajascompetitivasen el mercado.Sólosi llega a serevidentequeel agotamientodelos recursos,el rebosamientode los sumiderosde desechosy la degradacióngeneraldel entor-no formanparteo alimentanla crisisde rentabi-lidad aceptarán—pidiendo ayuda al estado—modificar susprácticaslesivas y alentarána lospoderespúblicosa socializarlos costesde repa-ración.Si eseprocesoes finito cabela esperanzade volver algún día a seguir con «los negocioscomo siempre».Peroaúnasí, no seentiendeporquése privilegian los interesesde unaminoría si

esposibleconstruircomo «interesesobjetivosdela mayoría»(lo que hacenlos ecologistas)otrosdiferentes.No bastacon reconocerque una so-ciedad o nación desarrolladaes su comunidadde negociosy el entorno social e institucionalque la alberga(segundarazón) porqueeso po-dría serdiferente:esacomunidadpodríaponer-se al serviciode la mayoría.

La tercerarazóntocamásprofundamentelossupuestosde la sociedadmoderna.El desarrolloeconómicode los últimos siglosse ha apoyadomaterialmenteen una capacidadextractiva ytransformadorade recursossin precedentesenla historia. Pero también se ha basadoen unaconvicción social crucial: la importanciade ladesigualdadcomo motordel progreso.Los indi-viduos buscaríanel modo de auto-explotarseoaceptaríanla explotaciónde otrosa cambiodelapromesaverosímilde llegara pertenecera la mi-noría satisfecha(Galbraith, 1992). No obstante,el acceso(digamos,subjetivo) a esaminoría tie-ne consecuenciastranscendentesparael conjun-to. Así lo describeGalbraitb:

La primeracaracterística,y la másgeneraliza-da, de la mayoríasatisfechaes su afirmaciónde que los quela componenestánrecibiendolo quesemerecenenjusticia...La buenafortu-na se gana o es recompensaal mérito y, enconsecuencia,la equidadno justifica ningunaactuaciónque la menoscabeo que reduzcalaque se disfruta... La segundacaracterísticadela mayoríasatisfecha,menosconscienteperode sumaimportancia...es su actitud hacia eltiempo.Sintetizandoal máximo,siemprepre-fiere la no actuacióngubernamental,aun ariesgo de que las consecuenciaspudieranseralarmantesa largoplazo.La razónesbastanteevidente.El largo plazo puedeno llegar; ésaes la cómoday frecuentecreencia.Y una ra-zón más decisivae importante:el costede laactuaciónhoy recaeo podría recaersobrelacomunidadprivilegiada;podríansubir los im-puestos.Los beneficios a largo plazo muybien puedenserpara que los disfruten otros.En cualquier caso, la tranquila teología dellaissezfaire sostieneque,al final, todo saldrábien.(1992:33)

En otraspalabras,y por lo quea nuestrocasose refiere, ¿quiénse sacrificaríapara accederaun nivel socialdondese le crucificaríaa impues-tos para favorecera unos bisnietosque nunca

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conoceráo aunoshabitantesdel TercerMundohacialos que probablementesienteunaconfusamezclade vagacompasión,contenidodesprecioy temor?Y para accedera esenivel social hayque generaractividad económicay beneficios.Sin esametatradicional,sobrevieneel marasmoeconómico.Así pues,la desigualdaddebeman-tenersea todacosta.El mercado,queha servidobiendurantelosúltimos mil añosparaproducir-la y mantenerladebemodificarselo menosposi-ble —por supuestoqueesposibleplanificara ni-vel mundial la provisión de ciertos bienes yservicios: Coca-Cola,Visa y Holliwood lo ha-cen; pero ese no es el caso—. Si ocurre algúnproblema—y un problemasedefineen el merca-do como la demandasolventede una utilidad—surgirála tecnologíaprecisapararesolverlo.Si latecnologíaes difícil y se demoray en el ínterinalgunasvidas sepierden—como ocurrehoy conel problemadel Siday lleva cuarentaañosocu-rriendocon el cáncer—ello sedeberáa la cicate-ra contribucióndel estadocuandose le reclamesinduda.

Paraconcluir, la tecnología«técnica>’seconsi-derahoy casi uníversalmentecomo la respuestaa una eventualCEO. La razón fundamentaldeesaconvicciónes que la tecnología«social»estáfuerade cuestión.Las cienciasdurasrespaldanala primera,mientras que a la segundasólo unafracción de las cienciasblandas—y cuandoloscientíficosnaturaleslas apoyanse consideraquehablancomo «aficionados”o en calidadde «ciu-dadanosparticulares”—.Estefenómenoobedecea la agregaciónde grupos y movimientossocia-les con interesescreadosen definir el problemade unacierta manera,demodoque unasoluciónparticularparezcaúnica.

La ironía del casoresideen que,en aparien-cia, el papelsocial de la cienciay la tecnologíasale reforzadode la controversiasobrela CEO.Es probablequeun renovadoflujo de financia-ción sustentelos trabajosde los científicos quevigilan la crisis y los tecnólogosllamados a in-ventarlas técnicasquela prevengano remedien.Sin embargo,esto es cuandomenoscuestiona-ble. ¿Noganaríarecursosy autonomíaun siste-ma decienciay tecnologíaque,enlugar deence-rrarseen sus grandescentrosde observaciónylaboratorios-talleres(mejor dicho, que ademásde eso), saliesea estudiarlos logros técnicosysocialesde las culturasqueseestápretendiendomodernizar?¿No se enriqueceríala sociedadcon unamayory másabiertadiscusiónde alter-

nativas sociotécnicas que con el esporádicoanunciode panaceaspuntuales?No existe unarespuestaa priori, aunquees plausible pensarque así seria.Pero, de nuevo,hay que volver aGalbraith:¿quiénpagaríaeseesfuerzo?Y ¿quiénsebeneficiaría?

Un modestogiro reflexivo

L os miembros de toda cultura creenquepercibeny comprendeninmedia-tamente los procesos, objetos y

sujetosque les rodean.Sin embargo,no parecequeestoseaasí.Primero,la cienciaamplianues-tra capacidadde percepcióny comprensióndelmundo y muestraquehay algo más en las cosasque su apariencia.Los EstudiosSocialesde laCienciay la TecnologíaiS (ESCT)hanmostradoque esascreenciasse constituyeny conformansocialmente.La reflexividad, a su vez, muestracómo estascreenciasse han constituido y con-formadosocialmente(Woolgar, 1988).Y así adinfinitum... Paradetenerla regresióninfinita dela construcciónsocialde las creencias,los refle-xivistas han ideado algunas técnicas retóricas(«nuevas”formas literariascomo los textosmuí-tivocales, la autorreferencia,la narraciónde laconstrucción del texto o su auto-deconstruc-ción) con las que pretendencelebrar,no reme-diar, la incertidumbreque impregnatoda cons-truccióndeun conocimientoque,en el fondo,sejustifica siemprepor su referenciaa esa «reali-dad»queél mismodefiney hace«real>’.

La reflexividad tambiénesunaprácticasocio-cognitiva situada.Floreceen el marcodeunaco-munidad académicaabiertay modesta,honestay moderadamentepróspera,que se regocija enun escepticismohumanitario y comprometidocon el pleno respetopor todaslas creencias—síno por todos los valores— incluyendo las queconsideranla reflexividadcomo unapérdidadetiempo. En estesentido,el texto que constituyeestearticulo no essólo un ensayode sociologíade la ciencia—de cómo diversosinteresesy gru-pos sociales negocian la definición, realidad,gravedady soluciónde la Crisis EcológicaGlo-bal, sirviéndosepara ello de (la imposición desuspropiasdefinicionesde cuál es) la ciencia yla tecnologíarelevante.Tambiénesun ensayodesociologíadela sociologíay, en particular,sobre

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cómo los estudiossocialesde la ciencia (véasesupesoen la bibliografía) reconstruyenla CEO(véaseel pesode la literatura correspondienteen la bibliografía)como unaconstrucciónsocial(véaseestemismo artículo). Y sobrecómo esaempresaes reflexiva (véasela sección«un mo-desto giro reflexivo» en este mismo articulo).Esteartículoreúney sirve,ensuma,los interesesde los polemistasde la CEG por haceroir susposicionesy ganar influencia social, los de lospracticantesde los ESCTpara ganaraudienciaacadémicay con ella prestigio profesionale in-fluencia social, y los interesesdel autor por irsiempreun pasopor delantedel lector con obje-to de persuadirlede susopinionesy asíganarin-fluencia académicay social. En manos de esteúltimo personaje,el lector, ausentedurantecasitodoesteartículo,quedaahorael juicio de sure-levanciay validez.

NOTAS

De hecho,la articulacióndeestadualidadcon la doc-trina capitaldel almano serealizósin dificuitades.Ajena almundo«material,’ de la Naturaleza,el alma no podíasernó-mica, convencional,si debíaser análogaal Verbo (logos).La solución final fue unanuevadivisión del «alma»en dospartes—razonantey transcendente—queeliminabael espi-nosoproblemadesi la poseíanlos locos,los tarados,la mu-jereso los infieles.El «alma»razonantefue unespíritu hastaquelafilosofíamecanicistalaconvirtió enunapartediscipli-nable (entrenable,mecanizable)delcuerpo.Con ello, al mis-mo tiempo, convertia la Naturaleza no humana en una simplemdquinct Parael procesoculturalde la progresiva«maquini-zaclon»(auto-alienación)de la Naturalezay del SerHuma-no véaseRomanyshyn,1989.

2 Parala economíapolítica clásicael mercadoesel ins-trumentoóptimo paraconectarlas aptitudes¡disponibles,estoes, capitalizadasícon las demandasIsolventesí,puesdefine el bien»loperativizadocomocrecimiento o progresojcomola provisión de mercancías.La «cientificidad»de estadisciplina se manifiestaen la aceptaciónacríticade la es-tructurapolítica de la sociedadenquesurge,lo cualsereile-ja ensu definiciónde«los factoresdeproducción segúnlosgruposde poderrelevantesde la época,no segúnlos requi-sitosprecisosparaejecutarla;no diceTierra(recursosnatu-rales),energía(movilizadorade recursos),saber (paradarlela formadeterminadaporun métodoconcreto),sino Tierra(propiedadde recursosnaturales),Capital (propiedaddeinstrumentosartificialesdeproducción,incluido el dinero),Trabajo (desposeídoperomasivo). Esta weltanschaung sesostienesobrela creenciainsostenibledequeel trabajoy latierra se auto-reproducensin apenascostes;el esfuerzoprácticodebedirigirse,por tanto, a reproduciry acumularel capital—ese es el valor añadidoqueaportael empresarioy larazónpor la quedebeapropiarseelbeneficio (pueseselúnico competenteparagestionarlo)—.La primeratipologíaevidenciala propiedadcomounaconvencionimproductiva

y deslegitimatoda rentaporella queexcedala tasade inte-réscorrientee incluso la hacecuestionableen todaocasiónen queobstruyael bienpúblico. La discusiónsobrela fun-ción de la propiedadseconsideróvalorativay a-científica,empero.El efectofinal, abolido todo prejuicio axiológico,fue unacarrerafáustica(Berman,1991)porexplotarlos re-cursos humanosy no-humanosdel planeta a una escalacomojamáshabíaocurridoni volveráaserposible.

Beniger (1986) describe la «revolucióndel control»comolos procesossocialesque se produjeronsimultánea-mentey aprovechandorápidoscambiostecnológicoscomolafotografía,el telégrafo,la rotativa,la máquinade escribir,elcablesubmarino,el teléfono,el cine, la radio,el magnetó-fono, la radioy la televisión,y quepermitieronaumentardetal formala eficienciadelas burocraciasempresarialesy es-tatalesque «representaronel comienzode la restauración—si bien con una crecientecentralización—del podereco-nomíco y político que se había perdido en los niveleslocalesde la sociedada raíz de la Revolución Industrial»(pg.7).El análisis de Beniger,centradoen los cambiostec-nológicosy organizativosdelasinstitucionesdescribey ana-liza el surgimientodelaGranCorporaciónEconómicay delaMáquinaBurocráticaqueevolucionaríahaciael actual (ocasidiríamosmejor, reciente)EstadodelBienestar.

Entre ellos destacanla defensadel mercadomedianteleyes anti-trust y antí-monopolio,la regulacióndel movi-mientoobrero(y la defensaconcomitaniedel«ordenpúbli-co<>) y la preservaciónde bienesambientales<recreativos(cuyademandaaumentóconla disponibilidadde víasy me-dios deaccesorápidoaellos)mediantela declaracióny ges-tión de«Parques”Nacionales.

La “aprehensibilídad”de un fenómenoes un rasgoso-cialmenteconstruido.El fenómenodel agujerode ozono,vgr., pareceabsolutamenteinmediatoenlasimágenesdesa-télite; peroesaobviedadsólo aparececuandoel lectorhasi-do instruido paraentenderlasasíporun colectivocientíficoquepreviamentehacerradola controversiasobrequédatos(y dequién) son relevantesy fiablesy cómointerpretarlos(Iranzo, 1993).Por darotro ejemplo,el fenómenodel cam-bio climático antropogénico,puedepreversesólo teórica-mente, pero no veríficarse empíricamente:ocurra lo queocurraen las próximasdécadascon el clima, siempreseráposibleargilir demaneraad <‘<oc queel cambio —si se cons-truye la evidenciacomoun cambio— es natural (Lakatos,1970).

« No obstante,puedeconsultarsecon interésUNESCO(1989) parauna aproximaciónpreliminar a esos debates,encuentrosy negociaciones.Endichovolumen,la CEO [nolsepresentacomola combinacióndedosprocesosdefinidoscomoel objeto de dos programasde investigación:el Pro-gramaInternacionalsobrela Geosferay la Biosfera(IGBP)y el Programasobrelas DimensionesSocialesde los Cam-bios en el Medio AmbientePlanetario(1-IDGCP) —y esso-ciológicamentesignificativa la «mala>’ traducciónde las si-glas de esteúltimo programa:Human Dimensionsof theGlobalChangeProgramme,Programaparael estudiode lasDimensionesHumanasdel CambioGlobal—.A estasalturasdel texto el lector ya sehabrápercatadode quela CEO esuna‘<ficción’> —vale decir,un términoacuñadoporel autordeestaslineas(cuyousono estágeneralizadoni sancionadopor otros autores, es decir, no-real), como <término-vale,,(token) detoda preocupaciónglobal por las dificultadesdearticularun desarrollosostenibley socialmentejustoaesca-la planetariaen el contextode unadegradaciónambiental

creciente—.Es unodelos objetivosde esteartículo mostrarporquéla CEO «no existe»y cómoesa«existencianegativa»se produce,en buenaparte,medianteel dobleexpedienteretóricode mantenercomoámbitosdisjuntos“la Naturale-za”, “la Sociedad»y «la Tecnología»y que la únicaposihili-dad realistadeacciónconsisteenque“la Sociedad»,media-tizando «la Tecnología>’, mejore su incidencia sobre “laNaturaleza».

Agenda 21 es un completo programade acción parahacerfrentea la CEO. Todoslos paísesqueasistierona laCumbrede la Tierra de Río deJaneiroen 1992 la acepta-ron como documentobasede sus políticas económicasyambientales.Sin embargo,no me constaqueningúngobier-no hayaempleadola fidelidad aestedocumentocomome-dio delegitimarpolítica alguna.

King y Schneider(1991)recuerdancómoel Club deRoma ideóla expresión<Problemática”—por analogíacon“informática»o «telemática»—comonombrede la disciplinaa quese obligó el grupo: el estudio interdisciplinar,minu-ciosoy a largo plazo de «la peligrosasituaciónde la Huma-nidad»para proponer soluciones prácticas viables —de ahí suconstantepreocupaciónpor la ‘gobernabilidad”de proce-sosy sociedades—.

Véanse,por ejemplo, Adams (1990), Brown (1993),Commoner(1992), Douthwaite(1993), Gore(1993), Leg-getí (1990),WCED (1989)0White(1993).Parael casoes-pañolpuedeconsultarse,por ejemplo,Araujo (1990).

Puededefenderse,y se hahecho,queel deterioroam-biental no es tan profundo, ni tan gravepara la humanidadcomosepostula,y queenbuenaparteno resultadeactivida-desantropogénicaso éstasno sonrealo seriamentenocivas.

Así, por ejemplo,el calentamientoglobal o el peligrode los residuosradiactivosdebajaintensidadson hipótesismuy verosímiles,perono hayconsensosobrequehayansi-doo puedanserprobadas.

i2 Prácticamentetodaslas obrasde temaambientalquese refieren en la bibliografía de estearticulo, ya seandeorientacióneconómica,divulgadora,activista,política o deotro tipo, incluyenunadiscusióndeestacuestióny un vere-dicto propio. La secciónquesigue recopilay resumeesasdiscusiones.

>~ La estabilizaciónrelativa y temporaldeun modelo desociedad,efectono intencionalde innumerablesfuerzasy di-námicassocialesentrelazadasenconflicto y sinergia,es unprocesoinmensoy prolongado(Polanyi, 1992). Tal vez lasfundacionesy lasorganizacionesaltruistasno-gubernamenta-les(queempiezanya aestarconectadasinformáticamenteenunared de redesglobal) podríanllegara serunaalternativaal capitalismo.Las primerasbuscansatisfacerde maneraca-da vezmas sostenibleunanecesidadpermanente,las segun-dassereorientano desaparecencuandolos agentesa los queasistenson capacesde solventarsu carenciapor sus propiosmedios o cuandoéstadesaparece.Operativamente,suelenpadecerla misma escasezrelativa de recursosy funcionarbajo la misma lógicademaximizacióndela eficienciaquelasfirmas capitalistas;perosus efectosson opuestos:no buscangenerarnecesidades,ni ofrecenbienesposicionaleso adictí-vos, ni tratande apropiarsedebienesy serviciospúblicosocomunespara ofrecerlosluego artificialmentea cambio deobteneruna plusvalía.Si estees un camino,otro es la buro-cratizacióninternacionalde la economíay lapolitica. Llevarátiempoobservarcómosearticulano chocanestasdinámicas.

~ El ecologismo arcádico recuperanumerososrasgosdel primitivo anarquismopacifista—incluso en el casodel

grupo norteamericanoEarth First!que, ocasionalmente,re-curre amediosviolentos (terrorismo)paradefenderel am-bientededeterminadasagresiones,cuidandodedañarel ca-pital físico y nuncaa sereshumanos—.La condenade los“arcádicos»siguelineasretóricassimilaresa las empleadasauncontrael anarquismoclásico:selestachadeutópicosyretrógrados.

~ A la vista deldeteriorocausadopor laseconomías“li-bres»—sin quelas economíasde estadolo hayanhecho,nlcon mucho,mejor— la evidenciapareceestaren contradelos partidariosde la no-intervención.No obstante,aferrán-doseal dogmadelmercadoperfectorespondenqueel mer-cadosiempreproporcionabienes. Por consiguiente,si unaconductarespetuosacon el ambienteesmás rentableno ca-bedudadequelasempresasseprecipitaránaadoptarla.Enaquelloscasosenqueno lo sea,se tratasólo dequelos gus-tosopreferenciasdelconsumidorlo haganasí: lasempresasno tienenporquéproporcionar(respetar)un entornoporelque el consumidorno estádispuestoa pagar más que porlos beneficiosquele proporcionasu utilización (el términohabituales“aprovechamiento»)o inclusosu destrucción.Dehecho,posiblementela única intervenciónquelos liberalesortodoxos(o doctrinarios)contemplancon simpatíaesunareducción(temporal,aunquesin limite preciso)de la capa-cidadadquisitivadela poblaciónengeneral,lo queayudaríaa recuperarla tasade beneficio de muchasempresas.Lapérdidadedemandaagregadaqueesosupondríaserepara-ria, enunaprimerafase,conel pagodeladeudaacumuladapor lasadministracionespúblicas,lo cualreportaríaun des-censoreal de los tipos deinterésy otro nuevofactorcoad-yuvantea la recuperacióndelasempresas—el descensodelprecio del crédito—y, en unasegundafase, mediantegastopúblico, incluso en“obraspúblicas»de carácterambientaloenla subvencióndelasempresasy actividadesqueincorpo-rasentecnologíasdemenorimpactoambiental.

16 Engeneral,lospaisesricosprefierenayudaraaquellospaísespobresque no son competidoresdirectos suyosenlos mercadosprincipales,y hacerlofundamentalmenteparafavorecersu posición comocompradoresen éstosy comoproveedoresen aquellos otros donde son dependientes(Yearley,1988).

17 El empleoanalíticodeldilemadelprisioneropuedesermuy fértil paraestudiarel conflicto de interesesqueagrega-mos bajo la problemáticade la CEO. Prácticamentetoda lateoríasocialistadescribela sociedadmodernacomoun dile-ma del prisionero dondelos “capitalistas» explotana los«proletarios».La Teoríasdel Imperialismoy la Teoríade laDependenciarenombranlos jugadorescomo«PrimerMun-do>’ versus«TercerMundo».Enel marcodela CEO los juga-doresserian“los ecosistemasvitalesparael funcionamientoydesarrollode la economíamundial»y “la economíamundial’.A nadiese le escaparáqueesasdescripcionesseasemejanamuñecasrusas,dondeal menosuno de los jugadoreses unacoalición precariade jugadoresinvolucrados,a su vez, enotro dilema delprisioneroen el nivel inferior. Estadescrip-ción del problemaperilla la complejidadde la tomadedeci-sionesrespectoa la formacióndealianzasquedefinany des-puésproduzcanel «resultadoracional»delproblema.

< Introduccionesmáso menosextensasen castellanoala evoluciónde estadisciplinapuedenencontrarseenOon-zalezde la Fe y SánchezNavarro(1988), Medina (1989),Blanco et aL (1992), iranzo (1992)y Torres(1992). Quie-nesprefieranun acceso(casi)directoa las fuentespuedenacudira Iranzoel aL <1994)y aestemismovolumen.

POLIflCAt

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