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ISSN (impresa) 0590-1901 / ISSN (en línea) 2362-485x Cuadernos de filosofía /60 .2013 27 La significación ética de la MÍMESIS poética en la REPÚBLICA de Platón y... [27-42] " Lucas Soares* Universidad de Buenos Aires / CONICET Resumen En los libros II, III y X de República, Platón les exige a los poetas tradicionales que justifiquen su pretensión educativa y de verdad desde diferentes ángulos (religioso, ético-político, ontológico-epistemológico y psicológico). Más allá de las claras dife- rencias que podamos encontrar entre tales ángulos de la crítica platónica a la poesía tradicional, hay una palabra clave que atraviesa todos: la noción de mímesis, cuyo abordaje varía según el libro en que nos ubiquemos. Partiendo de la concepción de los poetas tradicionales como educadores morales de las almas jóvenes, en el presente trabajo enfoco, en primer lugar, la crítica platónica a la poesía a la luz de la significa- ción ética de la mímesis, que aparece en el libro III, a fin de sostener que la supervisión filosófica de la tradición poética descansa, en última instancia, sobre tal significación, clave en la formación del carácter y la conducta. En segundo lugar, abordo el tema de la influencia que la significación ética de la mímesis y el gesto platónico de exclusión han tenido en Hans-Georg Gadamer y Alain Badiou, dos importantes representantes de la filosofía contemporánea que, tomando como hilo conductor el problema de la legitimación filosófica del arte abierto por Platón en República, se ocupan del vínculo entre ética y estética. Abstract In The Republic –books II, III and X– Plato demands that traditional poets justify their right to educate from several perspectives (religious, ethical-political, ontologi- cal-epistemological and psychological). In spite of the clear differences found among these perspectives from which Plato criticises traditional poetry, we find a keyword running through them: the concept of mímesis, whose focus varies depending on the book analysed. Against the backdrop of the conception of poets as moral teachers of young souls, we examine, in the first place, Platonic criticism of poetry in the light of the ethical meaning of mímesis that appears in book III. This is done in order to sustain that philosophical supervision of the poetic tradition ultimately rests on this meaning. Secondly, we analyse the influence that the ethical significance of mímesis La significación ética de la mímesis poética en la República de Platón y su influencia en la estética de Gadamer y Badiou * Doctor en Filosofía (Universidad de Buenos Aires). Profesor adjunto de Historia de la Filosofía Antigua (Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires). Investigador adjunto (Conicet). Palabras clave mímesis ética estética poesía Key words mímesis ethics aesthetics poetry

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    Cuadernos de filosofa /60 .2013 27PB La significacin tica de la mmesis potica en la Repblica de Platn y... [27-42]

    " Lucas Soares*Universidad de Buenos Aires / ConiCet

    Resumen

    En los libros II, III y X de Repblica, Platn les exige a los poetas tradicionales que justifiquen su pretensin educativa y de verdad desde diferentes ngulos (religioso, tico-poltico, ontolgico-epistemolgico y psicolgico). Ms all de las claras dife-rencias que podamos encontrar entre tales ngulos de la crtica platnica a la poesa tradicional, hay una palabra clave que atraviesa todos: la nocin de mmesis, cuyo abordaje vara segn el libro en que nos ubiquemos. Partiendo de la concepcin de los poetas tradicionales como educadores morales de las almas jvenes, en el presente trabajo enfoco, en primer lugar, la crtica platnica a la poesa a la luz de la significa-cin tica de la mmesis, que aparece en el libro III, a fin de sostener que la supervisin filosfica de la tradicin potica descansa, en ltima instancia, sobre tal significacin, clave en la formacin del carcter y la conducta. En segundo lugar, abordo el tema de la influencia que la significacin tica de la mmesis y el gesto platnico de exclusin han tenido en Hans-Georg Gadamer y Alain Badiou, dos importantes representantes de la filosofa contempornea que, tomando como hilo conductor el problema de la legitimacin filosfica del arte abierto por Platn en Repblica, se ocupan del vnculo entre tica y esttica.

    Abstract

    In The Republic books II, III and X Plato demands that traditional poets justify their right to educate from several perspectives (religious, ethical-political, ontologi-cal-epistemological and psychological). In spite of the clear differences found among these perspectives from which Plato criticises traditional poetry, we find a keyword running through them: the concept of mmesis, whose focus varies depending on the book analysed. Against the backdrop of the conception of poets as moral teachers of young souls, we examine, in the first place, Platonic criticism of poetry in the light of the ethical meaning of mmesis that appears in book III. This is done in order to sustain that philosophical supervision of the poetic tradition ultimately rests on this meaning. Secondly, we analyse the influence that the ethical significance of mmesis

    La significacin tica de la mmesis potica en la Repblica de Platn y su influencia en la esttica de Gadamer y Badiou

    * Doctor en Filosofa (Universidad de Buenos Aires). Profesor adjunto de Historia de la Filosofa Antigua (Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Buenos Aires). Investigador adjunto (Conicet).

    Palabras clave

    mmesisticaestticapoesa

    Key words

    mmesisethicsaestheticspoetry

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    Cuadernos de filosofa /60 .2013 2928 [27-42] Lucas Soares

    and the Platonic gesture of exclusion have had on Hans-Georg Gadamer and Alain Badiou, two important representatives of contemporary philosophy that, taking the problem of the philosophical legitimization of art initiated by Plato in The Republic as their axis, are concerned with the relation between ethics and aesthetics.

    Pero qu derecho tiene nuestra poca en general a dar una respuesta a la gran pregunta de Platn acerca de la influencia moral del arte? Nietzsche1

    En los libros II, III y X de Repblica, Platn les exige a los poetas tradicionales que justifiquen su pretensin educativa y de verdad desde diferentes ngulos: religioso (R. II, 375 e-383 c), tico-poltico (R. III, 386 a-398 b), ontolgico-epistemolgico y psicolgico (R. X, 595 a-608 b). Ya conocemos el drstico y doloroso final de esa antigua discrepancia (diaphor) entre la filosofa y la poesa: acorralado desde todos los ngulos, el poeta tradicional es objeto de sospecha, censura y exclusin. Un des-tierro no exento de dolor pues Platn como bien afirma Badiou es en todo momen-to sensible al encanto de lo que excluye.2 Pero ms all de las claras diferencias que podamos encontrar entre tales ngulos de la crtica platnica a la poesa tradicional, hay una palabra clave que atraviesa todos. Me refiero a la nocin de mmesis, cuyo abordaje vara segn el libro en que nos ubiquemos. Partiendo de la concepcin de los poetas tradicionales como educadores morales de las almas jvenes,3 quisiera enfocar aqu, en primer lugar, la crtica platnica a la poesa a la luz de la significacin tica de la mmesis, que aparece en el libro III, a fin de sostener que la supervisin filosfica de la tradicin potica descansa, en ltima instancia, sobre tal significacin, clave en la formacin del carcter y la conducta. En segundo lugar, me propongo abordar el tema de la influencia que la significacin tica de la mmesis y el gesto platnico de exclusin ha tenido en Hans-Georg Gadamer y Alain Badiou, dos impor-tantes representantes de la filosofa contempornea que, tomando como hilo conduc-tor el problema de la legitimacin filosfica del arte abierto por Platn en Repblica, se ocupan del vnculo entre tica y esttica.4

    I. La significacin tica de la mmesis en Repblica III

    En el libro III de Repblica, Platn retoma una cuestin abierta en el libro II, referida a la normativa a la que deben ajustarse los poetas a la hora de componer sus relatos. Tras haber considerado en este ltimo libro lo que es adecuado contar sobre los dioses, prosigue al comienzo del libro III su plan normativo enfocando ahora la mira hacia la forma en que los poetas deben representar a los dioses, los dmones, el Hades, los hroes y los hombres. En este libro, Platn terminar por definir las cuestiones de contenido (i.e., cmo hay que hablar o lo que hay que decir) y de estilo (i.e., cmo hay que decirlo, R. III 392 c7-8)5 que tendrn que tener en cuenta aquellos que pre-tendan abocarse a la composicin potica en la plis proyectada. La nocin de mme-sis hace su entrada a la hora de clasificar los tipos o estilos narrativos que emplean los mitlogos (mytholgoi) y poetas al relatarnos cosas pasadas, presentes o futuras (R. III 392 d2-3), a saber: la narracin simple (haplos), ejemplificada en los ditiram-bos; la imitativa (mimetiks), propia de la tragedia y la comedia; y, por ltimo, un tipo de narracin mixta que combina las dos anteriores y que se encuentra principalmen-te en la pica (R. III 394 b8-c5).6 En el primer tipo narrativo, el poeta no se oculta bajo otro nombre, es decir, habla directamente l mismo sin intentar inducirnos a pensar que sea otro y no l quien habla;7 en el segundo, el poeta habla de manera indirecta acomodando todo lo posible su modo de hablar (lxis) al de otro (R. III 393

    1. Nietzsche (1996 [1878]: 212).

    2. Badiou (2003a: 85).

    3. Ver al respecto Brisson (2000: 60): En todo caso, el hecho es que, para la mayora de los griegos de la

    poca clsica, Homero y todos los dems poetas eran considerados como los agentes de transmisin

    del saber compartido por el conjunto de los griegos sobre lo que

    consideraban como su pasado o sobre lo que generalmente admitan

    como valores positivos. Cfr., en la misma lnea, Giuliano (2005: 260-

    263), quien remarca la importancia de la poesa tradicional en la cons-titucin de la plis y del individuo.

    4. Gadamer (1998: 29) da inicio a su libro La actualidad de lo bello con el

    antiguo problema de la justificacin del arte. All seala que este tiene

    su origen en Platn pues, a partir de l, el arte se revela como necesitado

    de justificacin filosfica. Platn encarna as, por vez primera, la

    exigencia de la filosofa respecto del arte: De hecho, fue desde la nueva

    mentalidad filosfica y las nuevas exigencias de saber planteadas por

    el socratismo cuando por primera vez en la historia de Occidente,

    que sepamos, se le exigi al arte una legitimacin. Ver, en la

    misma lnea, Gadamer (1977: 24).

    5. Como al respecto seala Jaeger (1957: 615): Esto justi-fica la estructura de la crtica

    platnica de la cultura msica anterior y su divisin en dos partes

    fundamentales: sobre los mitos y sobre el estilo del lenguaje.

    6. Al elaborar una tipologa formal general de los discursos poticos,

    Rodrigo (2001: 158, 162-163) encuentra en los libros II y III de

    Repblica todos los elementos de una esttica de la forma literaria o teora del formalismo esttico.

    7. Para una ejemplificacin de este estilo narrativo que se desarrolla-

    ra sin ayuda de la imitacin, ver especialmente R. III 393 c11-394 b1.

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    a6-7, c1-3). Hasta aqu, la mmesis aparece definida, en el contexto de una clasificacin genrica de los estilos narrativos, como el asimilarse uno mismo a otro en habla o aspecto (t ge homoion heautn lloi kat phonn kat schma, R. III 393 c5-6),8 defi-nicin que an no permite dimensionar la implicancia tica que tal nocin cobrar ms adelante, y cuyo rol ser central con vistas a la supervisin filosfico-poltica de la poesa tradicional.

    Es evidente que esta clasificacin de los tipos narrativos no cumple una funcin menor en la arquitectura general de la obra, sino que Platn la trae a colacin a fin de acordar el estilo que debern usar de all en ms los poetas y, ms precisamente, para ver si a estos se les debe permitir la narracin puramente imitativa o tan solo la forma mixta con breves intervalos de imitacin (R. III 394 d1-4, 397 d1-3). El tema de la prescripcin del estilo que deben utilizar los poetas y, principalmente, los que practican los gneros trgico y cmico termina por comprometer la funcin misma de los futuros guardianes pues cabe preguntarse si estos, al ser personas instruidas, deben o no imitar: Pues bien, considera, Adimanto, lo siguiente: Deben ser imitadores nuestros guardianes o no? (R. III 394 e1-2). La respuesta a esta pregunta depende, a su vez, del principio de la especializacin de las funciones asentado en el libro II, principio que opera, junto con el proyecto de reforma filosfico-poltica de la paidea tradicional, como uno de los pilares fundamentales de la plis ideal. Segn este principio, una persona produce ms y mejor al ejercer un solo trabajo de acuerdo con sus aptitudes naturales, en el momen-to oportuno y sin ocuparse de ninguna otra cosa (R. II 370 c3-5).9 Si nos atenemos, entonces, al principio de la especializacin, segn el cual es preciso que los guardianes queden exentos de la prctica de cualquier otro oficio sin dedicarse ms que al gobier-no de la plis, parecera ser imposible que se abocasen alguna vez a la tarea de imitar. No obstante ello, advertimos que, por lo menos en trminos eventuales, Platn formu-la claramente la posibilidad de un guardin imitador:

    Pero si imitan, que imiten ya desde nios los caracteres que les convienen: valientes, moderados, piadosos, libres y todos los semejantes (en d mimntai, mimesthai t totois proskonta euths ek padon, andreous, sphronas, hosous, eleuthrous, ka t toiata pnta), pero no deben hacer ni ser hbiles para imitar cosas innobles, ni ninguna de las vergonzosas, para que a partir de la imitacin no disfruten de ser aquello que imitan (hna m ek ts mimseos to enai apolasosin) (R. III 395 c3-d1).

    A partir de aqu empieza a cobrar fuerza la significacin tica de la mmesis, cuyo poder pasa ahora por inducir al destinatario a ser o emular en la realidad aquello imitado, con el consiguiente olvido y abandono pasajero de la propia identidad.10 Tal identificacin y asimilacin de gestos, conductas y costumbres ajenas redunda en una transformacin del thos del joven receptor:

    No has observado que, cuando se practica durante mucho tiempo y desde la niez, la imitacin se infiltra en el cuerpo, en la voz, en el modo de ser, y transforma el carcter alterando su naturaleza ( ouk sthesai hti ai mimseis, en ek non prro diatelsosin, eis the te ka phsin kathstantai ka kat sma ka phons ka kat tn dinoian)? (R. III 395 d1-3).

    Si bien el acto de imitar (mimesthai) compromete tres trminos (el modelo, el imitador y el receptor),11 se advierte en estos pasajes del libro III una gran ambigedad en el uso de la nocin de mmesis por parte de Platn, cuyo sentido vara segn los intrpretes. Para algunos, por ejemplo, esta nocin se caracteriza, principalmente en Repblica y Sofista, por dos sentidos: uno especfico, tipificado como dramtico o artstico, en tanto impli-ca un representar que se hace pasar por otra cosa; y otro generalizado o metafsico, relativo al proceso creativo en todas las artes productivas y, ms concretamente, al esta-tus ontolgico del producto artstico.12 Siguiendo a otros intrpretes, pueden relevarse,

    8. Cfr. asimismo dos pasajes clave de Leyes II: Pero qu pasa con todas las artes que son imitativas porque producen objetos que se asemejan a otros (t d ti tn hom-oon ergasai hsai tchnai eikastika)? [] Pues la correccin de la imita-cin se daba, as decamos, si se re-produca lo imitado en cuanto y tal cual era posible (mimseos gr n, hs phamen, orthtes, ei t mimethn hson te ka oon n apoteloto) (Lg. 667 c9-d1; 668 b6-7). Como al respecto apunta Jaeger (1957: 615, n. 86): El concepto de la imitacin, que Platn toma como base en esta clasificacin de los gneros del arte potico, no es la imitacin de cualesquiera objetos naturales por el hombre, sino el hecho de que el poeta o el pintor se hagan pa-recidos (homoion heautn), como personalidad, en todos aquellos casos en que no hablen en primera persona, sino a travs de otro.

    9. Para otras apariciones de este principio de la especializacin, ver R. I 353 a9-b3, II 374 a5-d6, III 394 e1-6, 395 b8-c3, 397 e4-8, IV 423 d2-6, V 453 b2-5. Sobre las razones econmico-polticas que sustentan dicho principio, ver, entre otros, Bar-ker (1961: 192) y Annas (1981: 73-75).

    10. Sobre el valor tico-paidu-tico de la mmesis potica, cfr. especialmente Giuliano (2005: 64-66) y Lear (2011: 209-216).

    11. Cfr. Vernant (1975: 135).

    12. Ver, en esta lnea, Philip (1961: 453-454, 465-468).

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    Cuadernos de filosofa /60 .2013 3130 [27-42] Lucas Soares

    a su vez, tres usos del trmino. El primero designa el acto de composicin del autor cuando, al no hablar en su nombre, se oculta bajo los personajes que crea; el segundo uso hace referencia al acto de aprendizaje y formacin llevado a cabo por el discpulo (III 395 c); y el tercero se vincula con la labor de representacin-interpretacin del actor (III 398 a).13 Aun cuando es innegable la ambigedad que denota el trmino en estos pasajes, Platn busca resaltar en todos ellos que el acto imitativo compromete una asimi-lacin con lo representado y, como tal, un abandono de la propia identidad o naturaleza.14 Para Gadamer, incluso, quien, sin imitar, presencia nicamente tal imitacin se entrega a lo imitado en el modo de la simpata, es decir, se olvida de s en el vivir lo mismo con el otro al que observa. Por tanto, tambin ser espectador, en cuanto enajenacin autool-vidada de vibrar con la emocin ajena, es siempre un poco autoextraamiento.15

    A travs de la significacin tica de la mmesis, Platn muestra cmo en aquel hacerse semejante (aphomoiosthai) o acomodarse uno mismo a otro en habla o aspecto se termina por asimilar un thos que opera como regulador de nuestra praxis individual y poltica (R. III 387 b1-c5). En Protgoras leemos un pasaje clave para la comprensin del sentido tico de la mmesis potica como emulacin-imitacin (zlos). Tras la ms-cara del personaje homnimo, Platn afirma que los escolares atenienses aprendan de memoria buenos poemas con el objeto de estimular en ellos la emulacin de las obras de los hroes all relatadas y glorificadas:

    Y los maestros se cuidan de estas cosas, y despus de que los nios aprenden las letras y estn en estado de comprender los escritos como antes lo hablado, los colocan en los bancos de la escuela para leer los poemas de los buenos poetas y les obligan a aprendrselos de memoria. En ellos hay muchas exhortaciones, muchas digresiones y elogios y encomios de los virtuosos hombres de antao, para que el muchacho, con emulacin, los imite y desee hacerse su semejante (hna ho pas zeln mimtai ka orgetai toiotos gensthai) (Prt. 325 e1-326 a4).16

    La mmesis se vuelve as contagiosa o, mejor dicho, se convierte en identificacin17 por cuanto el supuesto que est en juego en la argumentacin platnica es que, cuan-do uno imita, se adapta al patrn de lo que est imitando: si se imita a un hombre de bien, nos amoldamos o asimilamos inmediatamente a l; si se trata de un hombre vil, nos volvemos de tal cualidad.18 De ah que la mmesis de malos caracteres que pone en prctica el poeta tradicional engendre, para Platn, una fuerte inclinacin hacia el vicio en las almas de los nios y jvenes:

    Por consiguiente, no solo tenemos que vigilar a los poetas y obligarlos a introducir en sus poemas imgenes de buen carcter (tn to agatho eikna thous) o, de lo contrario, a no divulgarlos entre nosotros, sino que tambin hay que ejercer inspeccin sobre los dems artistas e impedirles que copien la maldad, intemperancia, vileza o fealdad en sus imitaciones de seres vivos, o en las edificaciones, o en cualquier otros objeto de su arte; y al que no sea capaz de ello no se le dejar producir entre nosotros, para que no crezcan nuestros guardianes rodeados de imgenes del vicio (kakas eiksi) (R. III 401 b1-8).

    Partiendo del estilo y de los contenidos que emplee un poeta a fin de componer sus obras, Platn desprende una valoracin tica acerca de su persona, la cual ser juz-gada como buena (guardin imitador) o mala (poeta tradicional) de acuerdo con el determinado tipo de lxis que elija:

    Entonces, si comprendo bien lo que quieres decir, hay una forma de diccin y narracin (lxes ka diegseos) propia para que la emplee, cuando tenga que decir algo, el verdadero hombre de bien; y otra forma muy distinta de la primera a la que siempre recurre y con arreglo a la cual se expresa aquella persona cuyo

    13. Cfr. Havelock (1963: 35-39). Al respecto, Guthrie (1975: 434, n. 41) destaca el modo en que un recita-

    dor griego y su auditorio se entrega-ban ellos mismos a los personajes

    y acontecimientos del poema, y cmo, asimismo, un rapsoda era tan actor como un actor trgico.

    14. Cfr., en este sentido, Janaway (1995: 10-11) y Pra-

    deau (2009: 82-98).

    15. Gadamer (1934: 206).

    16. El verbo zelo tiene, entre otras acepciones, justamente el significa-

    do de emular e imitar (a partir de un mirar con admiracin). (contina en pgina 37)

    17. Respecto del sentido de la m-mesis potica en Repblica, pueden

    encontrase diversas interpreta-ciones.

    (contina en pgina 37)

    18. Cfr. al respecto R. III 396 c5-e2; y VI 500 c6-7: O crees que hay

    alguna posibilidad de que no imite cada cual a aquello con lo que

    convive y a lo cual admira ( oei tin mechann enai, htoi tis homile agmenos, m mimesthai ekeno)?.

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    modo de ser y educacin son opuestos a los del hombre de bien (R. III 396 b10-c3).

    Se despliegan, de este modo, dos clases de diccin, vinculadas respectivamente con dos tipos de poetas: tradicional y platnico. Para el trazado de esta distincin, es clave la nocin de mmesis y, sobre todo, la confluencia de su significacin dramtica con la tica; en otras palabras, la afinidad entre el estilo narrativo y la clase de persona (R. III 396 b10-c3).19 Tenemos, por una parte, la eleccin del tipo de narracin puramente imita-tivo (propio de la tragedia y la comedia) por parte del poeta tradicional, estilo que concuerda con los caracteres y conductas indignas a las que apunta su mmesis (i.e., mujeres jvenes o viejas que insultan a sus esposos, desafan a los dioses o cadas en desgracia; escenas de enfermas, enamoradas o presas del dolor de parto; de esclavos y de hombres viles y cobardes; escenas de dementes, herreros y dems artesanos; de sonidos de animales o naturales, R. III 395 d5-396 b7, 397 a1-b2). No es casual que todas estas imgenes del vicio (kakas eiksi), censurables para Platn desde el punto de vista tico, constituyan un lugar comn en las tragedias y comedias. Por otra parte, hallamos en manos del guardin imitador un estilo austero y menos agradable que el puramen-te imitativo, a saber, el tipo de narracin mixto en el que la imitacin constituye una pequea parte con respecto a largos tramos de narracin (R. III 387 b1-6, 396 e4-8, 397 d6-8).20 Al admirable y seductor poeta tradicional, Platn termina por oponerle el guar-din imitador, quien de ahora en ms estar obligado a realizar una mmesis de lo bueno, o sea, de los modelos de aret encarnados en el hombre de bien:

    Y, por lo que a nosotros toca, nos contentaramos, por nuestro bien, con escuchar a otro poeta o fabulista ms austero (austerotroi), aunque menos agradable (aedestroi), que no nos imitar ms que lo que dicen los hombres de bien ni se saliera en su lenguaje de aquellas lneas (tpois) que establecimos en un principio, cuando comenzamos a educar a nuestros soldados. [] Hay que buscar, en cambio, a aquellos artistas (ekenous tos demiourgos) cuyas dotes naturales les guan al encuentro de todo lo bello y agraciado (R. III 398 a8-b4, 401 c4-5).21

    Un paradigma de poesa austera y saludable, cuyo fin es producir, a travs de la repre-sentacin mimtica de un patrn positivo de hombre y de divinidad, un mejoramiento en las almas de los nios y jvenes al infundir en ellos un tipo de vida ordenado y feliz.

    As como hace referencia a una buena (euarmosta) y mala armona (anarmosta), y a un ritmo bueno (euruthma) y malo (arruthma) (R. III 400 c7-e3),22 Platn distingue tambin en Repblica entre una buena y una mala mmesis, distincin que ya poda vislumbrarse en un dilogo de transicin como el Gorgias.23 All, en efecto, encontramos un intere-sante pasaje en el que Platn pone como ejemplo de mala mmesis (o de mmesis de un modelo malo) la que lleva a cabo el adulador, quien, como medio de protegerse para no sufrir injusticia, se asimila al gobernante existente (un feroz tirano, en el ejemplo) a travs de la adulacin, lo que lo lleva finalmente a cometerla. Al acostumbrarse ya desde joven a alegrarse y disgustarse con las mismas cosas que su dueo, y procurar hacerse lo ms semejante a l, el adulador termina corrompiendo su alma al imitar a su injusto dueo y poner en prctica el poder resultante: Por consiguiente, a este le sobrevendr el mayor mal, puesto que su alma es perversa y est corrompido por la imitacin de su dueo y por el poder (di tn mmesin to desptou ka dnamin) (Grg. 511 a2-3). Tal distincin en el seno de la mmesis llega incluso hasta Leyes, dilogo en el que Platn vuelve a priorizar su dimensin tica en relacin con la crtica a la poesa tradicional:

    Decamos, creo, que los cantores sexagenarios de Dioniso deban tener una muy buena percepcin de los tiempos de las danzas y de la estructura de las combinaciones tonales, para que, cuando el alma sea afectada por la buena y la mala imitacin (mmesin tn e ka tn kaks), el integrante del coro sea capaz de distinguir las rplicas del alma buena de las de la contraria, rechace las unas y, haciendo pblicas las otras, cante y

    19. Sobre esta relacin entre el modo de hablar (lxis) y los conteni-dos ticos, cfr. especialmente lo que seala Nussbaum (1986: 44): Los contenidos trgicos no son separa-bles del estilo potico. Los griegos no consideraban, ni nosotros debe-mos hacerlo, que ser poeta fuese un asunto neutral desde el punto de vista tico. Las decisiones estilsti-cas la eleccin de ciertos metros, imgenes y vocabularios se relacionan estrechamente con una determinada concepcin del bien.

    20. Para la vinculacin del estilo narrativo mixto con la propia escritura de los dilogos platnicos, cfr. Pachet (1993: 14-18).

    21. No cabe, como bien destaca Guthrie (1975: 440-442), suponer aqu una alusin directa a las Formas, sino ms bien a los rasgos, caracteres o apariencia externa de lo bello y agraciado. Ver, en la mis-ma lnea, Lg. VII 802 c6-d6, donde la preferencia de Platn por un tipo de msica sobria y ordenada, contrapuesta a una dulce y popu-lar, puede aplicarse claramente al caso especfico de la contraposicin entre los paradigmas poticos de tipo platnico y tradicional.

    22. El plan de reforma o de ktharsis de la paidea tradicional no se reduce al mbito de lo potico. En efecto, en el punto dedicado al anlisis del canto y la meloda (R. III 398 c1-2), Platn nos sigue ofreciendo elementos relacionados con la significacin tica de la mmesis. De all la supresin de las armonas lastimeras (lidia mixta y lidia aguda o tensa), muelles y convivales u orgisticas (jonia y lidia laxas), ya que si partimos del supuesto de la mmesis como asimi-lacin indiscriminada, la audicin de estas armonas comprometera una identificacin plena con lo que ellas imitan y expresan a los ojos de Platn: quejas, lamentaciones, embriaguez, molicie y pereza. Deben admitirse, por el contrario, las armonas de tipo doria y frigia ya que tienen un claro carcter edu-cativo ms acorde al temple de los futuros guardianes (R. III 399 c1-4).

    23. Para otros ejemplos de mala y buena mmesis en Repblica, ver es-pecialmente II 377 e1-3, V 472 d4-e4. Esta significacin dual de la mmesis platnica fue destacada princi-palmente por Tate (1928: 21; 1932: 161) en dos trabajos claves sobre la materia. En contra, cfr., entre otros, Grube (1970: 288, n. 16), quien suscribe una concepcin esen-cialmente unitaria de tal nocin.

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    encante las almas de los jvenes, urgiendo a cada uno a seguirlo en el camino hacia la virtud y a acompaarlo a travs de las imitaciones (Lg. VII 812 b9-c7).24

    Para Platn, no se trata de que en la plis ideal de Repblica lo mismo para la Mag-nesia esbozada en Leyes deje de existir la poesa como tal. La cuestin no pasa por excluir cualquier tipo de poeta o de excluir toda clase de mmesis ya que, a pesar de los distintos significados que denota este trmino a lo largo de Repblica, Platn deja siempre constancia de la posibilidad de una buena mmesis como base para un nuevo tipo de poesa.25 Desterrar, por lo dems, toda clase de mmesis comprometera en ltima instancia la base ontolgica de su propia teora de las Ideas desarrollada en los dilogos de madurez, puesto que esta se estructura en torno al dualismo modelo (Ideas)/copia (cosas sensibles o imitaciones imperfectas), y sita al filsofo, tal como puede observarse en Repblica, como un consumado imitador (mimets) o pintor de regmenes polticos (politein zogrphos), cuyo modelo es el mbito divino y ordenado de las Ideas.26 No se trata de un problema con la mmesis per se (as como en el Gorgias tampoco se trataba de un problema con la persuasin per se), sino ms bien de argu-mentar contra la mmesis que apunta al thos injusto (mala mmesis), y a favor de la orientada hacia el carcter y conducta del hombre de bien.27

    La valoracin de la mmesis potica se halla, en una palabra, condicionada por el objeto que se imita: patrones positivos o negativos de conducta individual y social. Es intere-sante al respecto un pasaje de Leyes en el que Platn deja bien en claro el objeto que persigue la mmesis potica: Damos fe a nuestras afirmaciones anteriores cuando decamos que los ritmos y la msica en general son imitaciones de maneras de ser de hombres buenos y malos (trpon mimmata beltinon ka cheipnon anthrpon)? (Lg. VII 798 d7-9). Pese a todas sus advertencias sobre el perjuicio de la imitacin de lo malo, afirma en algunos pasajes que esta debe llegar de algn modo al receptor de los poemas, si bien procurando que no se realice por medio de la imitacin-identificacin: Pues aunque es necesario conocer cundo est loco o es malo un hombre o una mujer, no se debe hacer ni imitar nada de los que ellos hacen (R. III 396 a4-6). La cuestin pasa entonces por no imitar seriamente (spoudi: R. III 396 d4, 397 a3) lo malo o indigno, y, si se lo llegara a hacer, que sea a la manera de un mero pasatiempo (paidis chrin), como algo dicho al pasar o en pocas palabras (kat brach: R. III 396 e2; 396 d5). En otra seccin de este libro III, dedicada al tema de la funcin tico-poltica de los mdi-cos y de los jueces en la plis, Platn resalta el tipo de conocimiento terico que estos ltimos deben tener acerca del mal o lo injusto, conocimiento que puede hacerse exten-sivo a la competencia del guardin imitador. En efecto, para Platn, el hecho de no experimentar personalmente la maldad o la escala de los disvalores morales no impli-ca necesariamente su desconocimiento. Si bien, como sealamos, el eventual guardin imitador no debe prestarse a la mmesis de los modelos de maldad, tiene que estar al tanto de su existencia y conocerlos mediante un estudio de tipo terico (R. III 409 a1-e1). Puede decirse, por tanto, que la supervisin filosfica de la tradicin potica descansa, en ltima instancia, sobre la significacin tica de la mmesis, por cuanto esta, al ensear desde la niez la naturaleza del vicio y la virtud, se torna un elemento crucial para la modelacin del thos de las almas jvenes.28

    II. La influencia de la significacin tica de la mmesis platnica en Hans-Georg Gadamer y Alain Badiou

    Pasemos ahora al tema de la influencia que la significacin tica de la mmesis plat-nica ha tenido en Gadamer y Badiou. La eleccin de estos dos filsofos contempor-neos no es casual ni arbitraria. Gadamer, en efecto, no solo se declara un discpulo permanente de Platn, sino que incluso lleg a decir que los dilogos platnicos lo haban influido ms que los grandes pensadores del idealismo alemn puesto que lo

    24. Ver, asimismo, Ti. 19 d2-e2, 28 a6-b2; Phlb. 38 e12-39 c6,

    40 a9; y Criti. 107 b5-e3.

    25. Recordemos, entre otros pasajes, R. V 459 e5-460 a2: Ser,

    pues, preciso instituir fiestas en las cuales unamos a las novias y novios y hacer sacrificios, y que

    nuestros poetas (hemetrois poie-tas) compongan himnos adecuados

    a las bodas que se celebren.

    26. Cfr. aquellos pasajes clave de R. VI 500 c6-d2: O crees que hay alguna posibilidad de que no imite

    (mimesthai) cada cual a aquello con lo que convive y a lo cual admira?

    [] De modo que, por convivir con lo divino y ordenado, el filsofo se

    hace todo lo ordenado y divino que puede serlo un hombre (contina en pgina 38)

    (theoi d ka kosmoi h ge philso-

    27. En torno a la controversia acerca de si Platn desvirta en el libro X de Repblica sobre todo a raz de

    aquel pasaje clave en el que afirma que no debe admitirse en la plis

    poesa alguna que sea imitativa (Rep. X 595 a5-b1) lo que haba

    sostenido en el libro III respecto del estilo dramtico imitativo, cfr., especialmente, Guicheteau (1956: 220-221) y Cross y Woozley (1964:

    277-281). Algunos intrpretes como, por ejemplo, Cook (1996: 78), sostie-

    nen, a la luz de dicho pasaje, que, en el libro X, Platn condena no

    solo la mimtica de tipo tradicional, sino toda clase de poesa mimtica. Otros, como Halliwell (2002: 48-49),

    argumentan en favor de un desa-rrollo flexible y dinmico de la

    terminologa asociada a la mmesis, nocin que se ajusta y resignifica en

    funcin de la problemtica central que Platn aborda en cada libro.

    28. En el marco de su descripcin de los usos de guerra, Platn brinda

    en Repblica un ejemplo para la comprensin de la identificacin-

    asimilacin de caracteres que com-promete la mmesis. En l propone

    llevar a los nios a la guerra para que imiten all lo que acontece a fin

    de ponerlo en prctica cuando lle-guen a su madurez (R. V 466 e4-467 a5). Lo que en trminos tico-polti-cos ofrecen los poetas tradicionales

    por medio de sus imitaciones son como bien apunta Havelock (1963: 93) directivas sobre lo que hay que hacer y sentir, las cuales contrastan

    claramente con lo que no se debe hacer ni sentir por inadecuado, ex-cesivo o temerario. En una palabra, pautas acerca de lo correcto y de lo incorrecto en materia de conducta.

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    Cuadernos de filosofa /60 .2013 3332 La significacin tica de la mmesis potica en la Repblica de Platn y... [27-42]

    acompaaron constantemente.29 Por su parte, Badiou afirma que la filosofa contem-pornea de Nietzsche en adelante caracterizada por un ferviente antiplatonismo debe asumir imperiosamente un gesto platnico.30

    Empecemos con Gadamer. Cuando este filsofo se pregunta sobre la actualidad de los conceptos estticos que heredamos de la antigedad, suele recaer en la nocin de mmesis, a la que llega a otorgarle el estatus de categora esttica universal.31 Para su caracterizacin, Gadamer se adentra en la tradicin filosfica apoyndose sobre todo en los planteos de Platn y de Aristteles. Aqu solo me interesa detenerme en el rescate y redefinicin que Gadamer hace del concepto de mmesis artstica desarro-llado por Platn. Para ello, me voy a apoyar en algunos pasajes tomados de Verdad y mtodo as como tambin en tres trabajos puntuales: Platn y los poetas, Arte e imitacin y Poesa y mmesis.

    Al abordar el concepto platnico de mmesis, Gadamer atiende fundamentalmente a su significacin ontolgica, cognitiva y tica. A travs del sentido ontolgico, Platn busca, segn Gadamer, acentuar la distancia ontolgica entre imagen (Abbild) y arquetipo (Urbild), entre la representacin y lo representado; de ah que la mmesis artstica se reduzca, tal como leemos en el libro X de Repblica, a una imitacin de una imitacin, ubicada a triple distancia de la verdad-Idea.32 El sentido cognitivo de la mmesis pasa por el re-conocimiento en la imitacin, lo cual no quiere decir que la representacin mimtica consista en comparar y juzgar cunto se aproxima la repre-sentacin a lo que se quiere representar en ella, sino ms bien que lo representado reside verdaderamente en la representacin, de modo que el espectador ve en ella lo representado mismo: Mmesis es una representacin en la cual solo est a la vista el qu, el contenido de lo representado, lo que se tiene ante s y se conoce.33 Pero es en el sentido tico de la mmesis en el que Gadamer pone el acento. En este caso, la representacin mimtica implica siempre que, al reconocer lo representado, se deba atender al grado de parecido o de semejanza con el original. Como los nios y jve-nes no pueden, a causa de la incapacidad crtica que Platn supone en ellos, llevar a cabo la distincin entre la representacin y lo representado, surge la no-distincin o confusin entre ambos polos. El acto de plena identificacin con lo representado es el modo en el que, para Gadamer, se realiza la significacin tica de la mmesis en Platn: La no-distincin de la mediacin respecto a la obra misma es la verdadera experiencia de esta.34

    A diferencia del sentido ontolgico, cuya mira apunta a resaltar la distancia entre la representacin y lo representado, y del cognitivo, basado en la distincin a partir de la cual algo es re-conocido, el significado tico de la mmesis que Gadamer apoyndose en Platn destaca tiende a anular la distancia mediante la plena identificacin entre la representacin y lo representado, entre el actor y el espectador:

    Lo mmico es y ser una relacin originaria en la que no sucede tanto una imitacin como, ms bien, una transformacin. Es, como la he llamado en otro contexto y con consciente artificiosidad, la no-distincin esttica lo que constituye la experiencia del arte. Mmesis, entonces, no es tanto el que algo remita a otra cosa que fuera su arquetipo, sino que algo est ah en s mismo como con sentido.35

    En un texto clave de 1934, Platn y los poetas, Gadamer precisa mejor el punto de vista desde el cual enfoca el efecto de la representacin mimtica en la plis platnica. Partiendo all de la tesis de que lo que gua al Platn de Repblica es un moralismo pedaggico,36 seala que el ncleo duro de la crtica platnica apun-ta, en el fondo, a la educacin moral representada mimticamente en la poesa tradicional, eticidad basada en los arquetipos divinos y heroicos del mundo hom-rico-hesidico. La crtica decisiva que Platn dirige contra la mmesis potica

    29. Gadamer (1992: 395, 400).

    30. Badiou (1990: 70, 72): La filosofa contempornea del lenguaje toma partido por los sofistas contra Platn. El siglo y Europa deben imperativamente sanar del antiplatonismo.31. Gadamer (2006a: 89, 92; 1977: 180).

    32. Gadamer (1934: 201-202; 1977: 159).

    33. Gadamer (2006b: 126, 128; 1977: 158-160; 2006a: 90, 93). Para este sentido, Gadamer se apoya, sobre todo, en el concepto aristotlico de mmesis trgica que se desprende de la Potica de Aristteles: Con Aristteles, este concepto gana un significado positivo y fundamen-tador (Gadamer, 2006a: 87).

    34. Gadamer (1977: 165; 2006a: 87-88).

    35. Gadamer (1977: 165; 2006b: 128). Cabe sealar, no obstante, que Gadamer establece por momen-tos un cruce entre los sentidos ontolgico y tico de la nocin de mmesis: Por tanto, como el pintor que toma la medida directriz de su reproduccin no de las medidas reales de las cosas, sino de la apariencia que ofrecen en la pers-pectiva de la multitud, as tambin la representacin potica de la existencia humana es apartada de las medidas reales de su esencia hacia las formas aparentes de la eticidad, tal como aparecen bellas a la multitud ante la que el poeta representa (Gadamer, 1934: 203).

    36. Gadamer (1934: 195-196, 201).

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    estriba, para Gadamer, en su implicancia tica ya que, al imitar a otro, nos amol-damos o acomodamos a una forma ajena. El encanto de imitar y la alegra en la imitacin suponen un dejar de estar con nosotros mismos, una escisin y olvido de s.37 Un autoextraamiento esttico:

    As, esta crtica a la poesa mimtica toca ciertamente ms hondo. No critica simplemente los contenidos falsos y peligrosos del arte mimtico o la eleccin de un modo de representacin ilcito. Es al mismo tiempo una crtica a la conciencia esttica en su problemtica moral. El mundo vivencial de la imitacin engaosa es ya la corrupcin del alma.38

    Notamos as cmo la herencia platnica cobra plena vigencia en el rescate que Gad-amer hace del concepto de mmesis y, sobre todo, de su significacin tica, concepto que se erige, por lo dems, como palabra clave en la crtica de Platn a la poesa.39

    Aun cuando haga referencia al concepto de mmesis, en el caso de Badiou no se trata tanto de la reapropiacin de su significacin tica como de la recuperacin, en un sentido ms general, de un gesto platnico para pensar la funcin de la filosofa en nuestra poca, y, ms puntualmente, el vnculo entre tica y esttica. La recuperacin de tal gesto puede leerse, entre otros textos, en Manifiesto por la filosofa, El ser y el acontecimiento, El recurso filosfico al poema y en sus escritos sobre cine y teatro. En todos ellos, Badiou encuentra en Platn el primer modelo filosfico que logra aunar en un marco conceptual lo que l denomina las cuatro condiciones o pro-cedimientos genricos de la filosofa, a saber: la ciencia (ms precisamente, la mate-mtica), el arte (la poesa), la poltica y el amor. Estas cuatro condiciones genricas (poema, matema, poltica y amor) de la filosofa especifican y clasifican, a la vez, los procedimientos susceptibles de producir verdades, en la medida en que, para Badiou, solo cabe hablar de verdad en cuatro sentidos: verdad cientfica, artstica, poltica o amorosa. De ah que muchas veces denomine procedimientos de verdad a estos cuatro procedimientos genricos que condicionan la filosofa:

    En este sentido, es cierto que la nica cuestin de la filosofa es la de la verdad, no porque produzca ninguna, sino porque propone un modo de acceso a la unidad de un momento de las verdades, un emplazamiento conceptual en donde se reflexionan como composibles los procedimientos genricos. La filosofa pronuncia no la verdad, sino la coyuntura es decir, la conjuncin pensable de las verdades. Sus cuatro condiciones genricas (poema, matema, poltica, amor) son composibles en la forma de acontecimiento que prescribe las verdades del tiempo.40

    La novedad filosfica que introduce Platn estriba, para Badiou, en haber permitido pensar conjuntamente esos cuatro procedimientos genricos, intrnsecamente hete-rogneos.41 Partiendo de la idea de que la tarea de la filosofa pasa por proponer un marco conceptual en el que se pueda reflejar la composibilidad (compossibilit) con-tempornea de esos elementos,42 Badiou propone volver a Platn dado que en l la filosofa se hallaba bajo las condiciones del arte, la ciencia, la poltica y el amor, sin coincidir al mismo tiempo con ninguna de ellas:

    Levantar acta del final de una edad de los poetas, convocar como vector de la ontologa las formas contemporneas del matema, pensar el amor en su funcin de verdad, inscribir las vas de un comienzo de la poltica: estos cuatro rasgos son platnicos.43

    A contramano del antiplatonismo que, segn l, caracteriza la filosofa contempor-nea del lenguaje (una gran sofstica moderna), Badiou se decide por la recuperacin del platonismo: En cuanto a su forma, el gesto filosfico que propongo es platnico.44

    37. Para la cuestin del autoolvido, ver tambin Gadamer (1977: 171).

    38. Gadamer (1934: 206). Los himnos a los dioses y los encomios

    a los hroes representan, para Gadamer, el nico gnero de poesa

    que resiste a la crtica platnica, ya que, en cuanto representacin del thos justo (la vida ms bella y

    mejor) mediante un lenguaje serio y austero, tales cantos de alabanza no

    comprometen el peligro del autoe-xtraamiento: Tanto quien alaba

    como aquel ante quien se alaba no estn precisamente olvidados, sino

    en todo momento presentes e in-terpelados en su propia existencia. Quien alaba se habla a s mismo y

    a aquellos ante quienes alaba (e in-cluso en cierto modo tambin al ob-jeto de la alabanza) de algo que une

    y compromete a todos en comn (Gadamer, 1934: 192, 206-207).

    39. No voy a adentrarme aqu, dado que implicara un desvo

    respecto del eje central del trabajo, en la espinosa cuestin del marco

    histrico-poltico de recepcin gadameriana de la crtica platnica

    de la poesa, plasmada en el ensayo de 1934, Plato und die Dichter.

    Para dicha recepcin y los usos de Platn en el contexto del nacio-nalsocialismo, pueden verse los

    trabajos de Orozco (1995), Sullivan (1989) y Wolin (2000: 36-45).

    40. Badiou (1990: 16-17, 37; 2003b: 71).

    41. Ver, en este sentido, Badiou (1990: 14-15, 22): No entre aqu

    quien no sea gemetra, prescribe el matema como condicin de la

    filosofa. El despido doloroso de los poetas, desterrados de la ciudad a

    causa de sus cualidades imitativas entendamos: de captura demasiado

    sensible de la Idea, indica a la vez que el poema est en tela de juicio,

    y que hay que confrontarlo a la in-eluctable interrupcin del relato. El Banquete o el Fedn articulan amor

    y verdad en textos insuperables. Por ltimo, la invencin poltica est

    argumentada como condicin del pensamiento bajo la jurisdiccin de la Idea (de ah el rey-filsofo, y el notable papel jugado por la

    aritmtica y la geometra en la educacin de este rey, o guardin).

    42. Badiou (1999: 12). 43. Badiou (1990: 69).

    44. Badiou (1990: 67, 70; 2003b: 72).

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    Cuadernos de filosofa /60 .2013 3534 La significacin tica de la mmesis potica en la Repblica de Platn y... [27-42]

    Sobre el teln de fondo de tal rescate, cabe leer la tipificacin que este pensador hace de los tres regmenes o relaciones posibles que pueden encontrarse, ya desde los griegos, entre la filosofa y la poesa. Esos tres regmenes son el parmendeo, el platnico y el aristotlico. Sin entrar en detalle, puesto que mi intencin aqu es limitarme a la reapropiacin que Badiou hace del gesto platnico, digamos que en el rgimen parmendeo, la filosofa se halla condicionada por la forma potica y la verdad an depende de la autoridad sagrada del poema. Ya inserto dentro de una clasificacin general del saber, en el rgimen aristotlico, el poema pasa a ser obje-to de la ciencia potica, una disciplina regional de la filosofa. Ledo a la luz de Repblica, el rgimen platnico supone para Badiou una interrupcin del vncu-lo entre poesa y filosofa, justamente por la desconfianza sistemtica que Platn manifiesta hacia la autoridad inmemorial de la palabra potica.45 Para tal interrup-cin, es clave la alianza platnica entre filosofa y matemtica (recordemos al res-pecto la funcin propedutica y paradigmtica que cumplen la aritmtica y la geometra en la educacin superior de los perfectos guardianes).46 A la seductora y peligrosa ambigedad del relato potico, Platn le opone la univocidad y pureza ideal del discurso matemtico; consigue con ello una desacralizacin o des-poeti-zacin de la verdad.

    En lo que concierne a la captura imitativa del poema, su seduccin sin concepto, su legitimacin sin Idea, hay que apartarla, desterrarla, del espacio donde opera la realeza del filsofo. Es una ruptura dolorosa, interminable (vase el libro X de La Repblica), pero va en ello la existencia de la filosofa, y no solo su estilo.47

    Este rgimen platnico de distancia argumentativa entre poesa y filosofa consti-tuye para Badiou la condicin de posibilidad de esta ltima, en el sentido de que solo a partir de la exclusin de la poesa pudo la filosofa llegar a instaurar un rgimen discursivo autnomo y con leyes propias.48

    Entre las razones que guan el gesto platnico de exclusin, Badiou destaca, al igual que Gadamer, la de ndole tico-poltica. De la mano de la potencia de la mmesis y del simulacro, el relato potico supone ambigedad, mentira e ilusin. Ello se hace patente para Badiou en la crtica platnica a la poesa trgica y cmica:

    Desde el origen, Platn le objeta al teatro su prctica del rol, de la mscara, de la imitacin. Hay en el teatro una suerte de polimorfismo sospechoso, de vacilacin de la apariencia. El teatro aleja de la estabilidad solar de la Idea, muestra la particin y la inversin, en lugar y en el lugar de la tenacidad con la cual el filsofo intenta remontar hacia el principio de lo que es. Y lo peor es que esa constante imitacin capta al sujeto espectador con una violencia que parecera reservada a la potente revelacin de la verdad.49

    No es casual que Badiou remarque la complicidad, ya advertida por el mismo Platn en Gorgias,50 entre poesa y retrica sofstica.51 Retomar, pues, el gesto platnico significa comenzar otra relacin o, mejor dicho, la desvinculacin entre poesa y filosofa a fin de liberar a una de la otra:

    Nuestra tarea singular es ms bien repensar, desde el punto propio de la filosofa, su vnculo o des-vnculo con el poema, en trminos que no pueden ser ni los del destierro platnico, ni los de la sutura heideggeriana, ni tampoco el cuidado clasificatorio de un Aristteles o de un Hegel.52

    All es donde el gesto platnico, por lo menos en cuanto a su aspecto formal, sigue teniendo vigencia.

    45. Cfr. al respecto Badiou (1999: 145-146): Los griegos no inventaron el poema. Ms bien interrum-pieron el poema con el matema. El matema platnico debe ser pensado exactamente como una disposicin que se ha separado y olvidado del poema preplatnico, del poema de Parmnides.

    46. Para la alianza platnica entre filosofa y matemtica, ver Badiou (1999: 16; 2003c: 160-161): Para Platn, la matemtica es una condicin del pensar, o del teorizar en general, por la razn de que constituye un punto de ruptura con la dxa, con la opinin. Platn pien-sa, o experimenta, como lo hago yo tambin, que toda ruptura con la opinin, toda discontinuidad funda-dora de pensamiento puede, y sin duda debe, recurrir a las matemti-cas, pero que existe tambin algo de violento y de opaco en ese recurso.

    47. Badiou (2003a: 85).

    48. Cfr. Badiou (2003a: 86): Se puede tambin decir que la relacin platnica con el poema es una relacin (negativa) de condicin, que implica otras condiciones (el matema, la poltica, el amor).

    49. Badiou (2005: 115).

    50. Grg. 502 c12-d8. Ver, en la misma lnea, R. VI 493 c10-d9; y Lg. II 659 b2-c3. 51. Cfr. Badiou (1990: 22, 69; 2005: 118-119): La poesa imitativa es mantenida a distancia, tanto ms cuanto que, como lo muestra Platn en el Gorgias o en el Protgoras, existe una complicidad paradjica entre poesa y sofstica: la poesa es la dimensin secreta, esotrica, de la sofstica, porque agudiza la flexibilidad, la variacin de la lengua. Platn tuvo que mantener a los poetas, cmplices inocen-tes de la sofistica, al exterior del proyecto de fundacin filosfica. 52. Badiou (2003a: 90).

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    Digamos, para terminar, que si bien puede objetrsele a Badiou el hecho de no adver-tir que, en el caso de Repblica, no se trata tanto de una desvinculacin entre filosofa y poesa como de una subordinacin de la poesa a la filosofa, que da lugar en para-lelo a la crtica al paradigma potico tradicional a la emergencia de un nuevo para-digma potico de tipo platnico (aspecto constructivo que Gadamer s reconoce, dado que, para l, Repblica y Leyes ponen en escena una potica verdaderamente filosfi-ca o en sus trminos la poesa dialogal platnica).53 Ms all de esta objecin, lo que me interesa destacar aqu es el rescate que estos dos representantes de la filoso-fa contempornea hacen de la figura de Platn a fin de seguir pensando los comple-jos vnculos entre tica y esttica. En este punto, tanto Badiou como Gadamer consuman lo que Heidegger denominaba el paso atrs:

    De cualquier modo que intentemos pensar, y pensemos lo que pensemos, pensamos en el campo de la tradicin. Solo cuando nos volvemos con el pensar hacia lo ya pensado, estamos al servicio de lo por pensar. Pero lo ya pensado solo es la preparacin de lo todava impensado, que en su sobreabundancia, retorna siempre de nuevo. Para nosotros, el dilogo con la historia del pensar ya no tiene carcter de superacin, sino de paso atrs.54

    Si, como crea Heidegger, en filosofa, yendo para atrs se avanza, podemos decir que en sus respectivas apropiaciones del concepto de mmesis y del gesto platnico de exclusin, Gadamer y Badiou no solo ponen en prctica ese paso atrs, sino que tambin se arrogan el derecho para retomar las palabras del epgrafe de Nietzsche de dar una respuesta a la gran pregunta de Platn sobre la influencia tica del arte.

    Recibido: diciembre de 2013. Aceptado: junio de 2014.

    53. Cfr. al respecto Gadamer (1934: 210): En el mbito mimtico de

    la conversacin fundacional de un nuevo Estado se refleja en tales frases la conciencia que Platn

    tiene de su propia obra literaria y de aquello en relacin con lo cual hay, para l, seriedad. Ver, en la misma

    lnea, Palumbo (2008: 298-301).

    54. Heidegger (1957: 97, 111).

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    Cuadernos de filosofa /60 .2013 3736 La significacin tica de la mmesis potica en la Repblica de Platn y... [27-42]

    a Notas

    16 El verbo zelo tiene, entre otras acepciones, justamente el significado de emu-lar e imitar (a partir de un mirar con admiracin). Ver, asimismo, R. VI 500 c5 (la relacin entre mimesthai y aphomoiosthai), VIII 550 e1-2 y Lg. VII 798 d7-e7, 812 b9-c7, donde Platn vuelve a resaltar la significacin tica de la mmesis. Al respecto, Aristteles brinda en la Retrica una clara definicin de la emulacin (zlos), la cual es vista all como una pasin que, si bien es semejante a la envidia (vicio propio de hombres inmorales), tiene tambin una dimensin virtuosa y positiva, similar a la que leemos en los pasajes de Platn arriba mencionados. En efecto, al referirse a quienes son objeto de emulacin en este sentido positivo (i.e., como producto de la admiracin), Aristteles afirma, trazando una intere-sante vinculacin con la poesa, que son aquellos a quienes muchos quieren asemejarse, o de los que muchos sus conocidos o sus amigos, o a los que muchos admiran o nosotros mismos admiramos. Y tambin aquellos de quienes se dicen elogios y encomios, sea por los poetas o por los prosistas (Rh. II 1388 b18-22). Desde esta dimensin positiva, la emulacin supone para Aristteles una actitud honrosa y propia de hombres honrados (Rh. II 1388 a35-36). (En pgina 30.)

    17 Respecto del sentido de la mmesis potica en Repblica, pueden encontrase diversas interpretaciones. Ver, entre otros, Guthrie (1962: 223; 1975: 434, n. 41, 523), quien apunta al respecto que el antiguo significado de mmesis no solo hace referencia a la imitacin, sino, en un sentido ms profundo, a la representa-cin, como aparece atestiguado en la relacin del actor con su papel. Para este intrprete, lo que a Platn realmente le interesa respecto de la mmesis potica es el hecho de que, a travs de ella, nuestros caracteres llegan a asimilarse al papel que nosotros representamos o al disfrute que nos procura verlo y orlo representado. Segn Verdenius (1949: 17, 21, 22-27, 37), el concepto platnico de imitacin se halla estrechamente relacionado con la idea de aproximacin y no con la de copia verdadera. En este sentido, destaca que, para Platn, el buen arte se distinguira por su veracidad y su modestia, por cuanto la tarea del artista no apunta a una imitacin ciega, sino a una fiel interpretacin o transposicin de su objeto; de aqu que Platn nunca deje de enfatizar las limitaciones del arte y que, para l, el verdadero artista tenga que ser capaz de reconocer el carcter relativo y deficiente de sus obras. Segn Jaeger (1957: 616 y n. 91), Platn tiene plena conciencia de que la imitacin continuada influye fuertemente en el carcter del imitador al producir un abandono pasajero de la forma anmica propia y la consiguiente adaptacin a la esencia de lo que se trata de representar. Por su parte, Grube (1970: 282) seala que el trmino mmesis tiene bsicamente una significacin general (i.e., imitar) y otra particular (i.e., imitar de una forma en particular, personificando). Esta ltima significacin de la mmesis como personificacin indiscriminada o acrtica es, justamente, la que vertebra el libro III de Repblica. Refirindose a esta cuestin en los trminos de un proceso de identificacin mimtica, Rodrigo (2001: 157-163) remarca asimismo la posibilidad de una buena mmesis por contraposicin a una mala, fuente de identificacin nefasta del auditor con los hroes de la epopeya, puesto que este juego de espejos no hace ms que envenenar su alma. Para una reconstruccin del sentido de mmesis en el siglo v a. C. como trasfondo para entender sus diferentes usos por parte Platn, ver, entre otros, Else (1958: 73-90). (En pgina 30.)

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    22 El verbo zelo tiene, entre otras acepciones, justamente el significado de emu-lar e imitar (a partir de un mirar con admiracin). Ver, asimismo, R. VI 500 c5 (la relacin entre mimesthai y aphomoiosthai), VIII 550 e1-2 y Lg. VII 798 d7-e7, 812 b9-c7, donde Platn vuelve a resaltar la significacin tica de la mmesis. Al respecto, Aristteles brinda en la Retrica una clara definicin de la emulacin (zlos), la cual es vista all como una pasin que, si bien es semejante a la envidia (vicio propio de hombres inmorales), tiene tambin una dimensin virtuosa y positiva, similar a la que leemos en los pasajes de Platn arriba mencionados. En efecto, al referirse a quienes son objeto de emulacin en este sentido positivo (i.e., como producto de la admiracin), Aristteles afirma, trazando una intere-sante vinculacin con la poesa, que son aquellos a quienes muchos quieren asemejarse, o de los que muchos sus conocidos o sus amigos, o a los que muchos admiran o nosotros mismos admiramos. Y tambin aquellos de quienes se dicen elogios y encomios, sea por los poetas o por los prosistas (Rh. II 1388 b18-22). Desde esta dimensin positiva, la emulacin supone para Aristteles una actitud honrosa y propia de hombres honrados (Rh. II 1388 a35-36). (En pgina 31.)

    26 Cfr. aquellos pasajes clave de R. VI 500 c6-d2: O crees que hay alguna posi-bilidad de que no imite (mimesthai) cada cual a aquello con lo que convive y a lo cual admira? [] De modo que, por convivir con lo divino y ordenado, el filsofo se hace todo lo ordenado y divino que puede serlo un hombre (theoi d ka kosmoi h ge philsophos homiln ksmis te ka theos eis t dynatn anthrpoi ggnetai); 500 d10-e4. Sobre la importancia fundamental que para Platn reviste la nocin de mmesis a la hora de pretender explicar la naturaleza y funcin del plano visual y discursivo (propio, entre otros, de la poesa y de la filosofa), cfr., especialmente, Criti. 107 b5-c6: Todo lo que decimos es, necesariamente, pienso, una imitacin y representacin (mmesin ka apeikasan). Consideremos la representacin pictrica (tn tn graphon eidolopoian) de cuerpos divinos y humanos desde la perspectiva de su facilidad o dificultad para dar a los espec-tadores la impresin de una imitacin correcta y veremos que, en el caso de la tierra, las montaas, los ros, el bosque, todo el cielo y todo lo que se encuentra y se mueve en l, en primer lugar, nos agrada si alguien es capaz de imitar algo con un poco de exactitud. Por lo dems, como bien seala Guicheteau (1956: 225), el objeto de la creacin artstica no escapa a la imperfeccin que, bajo la perspectiva ontolgica de Platn, afecta a todo lo sensible. Respecto de la importancia de la nocin de imagen para la conformacin de la teora de las Ideas, cfr., entre los numerosos trabajos existentes sobre el tema, Ringbom (1965: 86-87), quien distingue tres usos (metafsico, semntico y axiolgico) platnicos del concepto de imagen: en primer lugar, la imagen como un modelo metafsico (uso en el que Platn considera los objetos de nuestra experiencia como imgenes de las Ideas); en segundo lugar, la relacin original-imagen como una explicacin semntica; y, por ltimo, tal relacin como un argumento de valor; Murdoch (1977: 93): A travs de toda su obra, Platn usa la imagen de mmesis, imagen que la teora de las Formas necesita pero no puede explicar; Halliwell (2002: 37-61) y Palumbo (2008: 196-211), quien llega a hablar del teatro de la Idea. (En pgina 32.)

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