826 Valencia, Escritores de barrio

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826 VALENCIA Escritores de barrio No es una escuela cualquiera. Situada en el número 826 de la calle Valencia, en San Francisco, esta organización sin ánimo de lucro ayuda a niños y adolescentes a dar rienda suelta a su imaginación a través de la escritura. Los alumnos crean y publican sus propios cómics y libros donde reflejan sus deseos e inquietudes, desde convertirse en superhéroes por un día hasta enviar cartas a Barack Obama dándole peculiares consejos sobre cómo afrontar su presidencia. 826 Valencia cuenta con otras seis sedes repartidas por Estados Unidos y más de mil voluntarios que imparten clases. ¿La clave de su éxito? Atención personalizada, entusiasmo y pasión por la enseñanza. Social - p. 15 T: J. Rubén López Díaz F: Flickr

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Reportaje realizado para la revista FEW Magazine. Maquetación propia siguiendo las normas de estilo de la revista.

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826 VALENCIAEscritores de barrio

No es una escuela cualquiera. Situada en el número 826 de la calle Valencia, en San Francisco, estaorganización sin ánimo de lucro ayuda a niños y adolescentes a dar rienda suelta a su imaginación através de la escritura. Los alumnos crean y publican sus propios cómics y libros donde reflejan susdeseos e inquietudes, desde convertirse en superhéroes por un día hasta enviar cartas a BarackObama dándole peculiares consejos sobre cómo afrontar su presidencia. 826 Valencia cuenta conotras seis sedes repartidas por Estados Unidos y más de mil voluntarios que imparten clases. ¿Laclave de su éxito? Atención personalizada, entusiasmo y pasión por la enseñanza.

Social - p. 15

T: J. Rubén López Díaz F: Flickr

Dos y media de la tarde. Una marabunta de niños y adolescentes invaden lascalles. Acaban de salir de la escuela, pero se dirigen a otra muy especial: 826Valencia. Este centro, fundado en 2002 y destinado a estudiantes de entre ochoy dieciocho años, trata de despertar su creatividad a la hora de escribir, mejorarsu gramática y conseguir que el inglés sea su segunda lengua. Y todo ello sinpagar ni un dólar.

826 Valencia no podría estar situada en un lugar mejor: el barrio The Mission(La Misión). En cierto modo, la escuela realiza una labor similar a la de los mi-sioneros españoles que llegaron a la zona hace trescientos años para evange-lizar a la tribu de indios Ohlone y llevar a cabo la Misión San Francisco. Noobstante, aquí la religión no tiene cabida, ya que lo único que importa es alentara los muchachos a escribir y convencerlos de que las habilidades a la hora deredactar son fundamentales para tener éxito en el futuro. El barrio es un crisolde culturas fruto de la historia: tras la llegada de los misioneros, el territorio fueocupado por ranchos de familias mexicanas y españolas, como los Guerreroso los Valencianos, de ahí el nombre de la actual calle en la que se encuentra elcentro de escritura. Con el tiempo llegarían trabajadores inmigrantes de Irlanda,Alemania y Polonia. Como resultado, The Mission tiene la mayor población la-tina de San Francisco, por lo que el bilingüismo es algo habitual. Sin embargo,muchos niños tienen dificultades en el colegio porque en sus hogares no sehabla inglés, un problema al que se une la saturación de las escuelas públicasnorteamericanas. Fruto de estos dos factores nació 826 Valencia.

Laboratorio de escritoresEl escritor y editor Dave Eggers era consciente de los problemas de los colegios,pues su madre, su hermana y muchos de sus amigos eran profesores. Todosellos insistían en la necesidad de atender a los alumnos individualmente paraque se mantuvieran en el nivel requerido. Cuando Eggers decidió mudarse deBrooklyn a San Francisco y poner su granito de arena nunca imaginó la famaque alcanzaría el centro de escritura que fundó. En un principio, el local de 826Valencia iba a ser únicamente la sede de la revista de Dave, McSweeney’s,pero surgió una idea mejor. “Teníamos a muchos escritores y editores que ibana venir a la oficina todos los días, así que pensamos: ‘¿por qué no abrimos laparte delantera del edificio para que los muchachos vengan después del colegioy reciban ayuda con sus deberes?”, explica Eggers.

Dicho y hecho. Lo que comenzó con un grupo de doce personas ahora cuentacon 1.400 tutores voluntarios y 18.000 alumnos anuales. Lo primero que llamala atención de 826 Valencia es el enorme mural de su fachada, del artista ChrisWare, que narra la historia de la escritura relacionada con la evolución del hom-

bre a través de sencillas viñetas. Al entrar, nadie diría quenos encontramos en un centro de enseñanza, pues el es-pacio está inundado de parches, patas de palo y ojos decristal: es la famosa tienda de piratas de la bahía de SanFrancisco, el pretexto para construir la escuela en unazona comercial y, hoy en día, una fuente de ingresos vitalpara un trabajo altruista. Justo detrás de la tienda se lo-caliza el núcleo de actividad creativa, donde los alumnosrealizan diariamente sus deberes atendidos por un tutor.“Está comprobado que con 35 horas de atención indivi-dualizada al año, los estudiantes pueden alcanzar el nivel

de un curso superior”, indica Dave. Si él es el alma de 826 Valencia, la profesoray escritora Nínive Calegari es el corazón. Eggers la convenció para que se mu-dara de Mexico D.F. a San Francisco y se convirtiera en su directora ejecutiva.Calegari habla perfectamente inglés, pero también se maneja en español conun dulce acento mexicano, algo esencial para trabajar con niños y adolescentesde origen latino. “Mi ambición real es que los estudiantes adquieran unas habi-lidades para el resto de su vida, aunque no se conviertan en escritores”, co-menta Nínive, que asegura que el programa de 826 Valencia da preferencia aaquellos estudiantes cuyas familias tienen menos dinero.

“Con 35 horas de atención in-dividualizada al año, los estu-diantes pueden alcanzar elnivel de un curso superior”,asegura el fundador de 826 Va-lencia, Dave Eggers.

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Información General

Nombre: David EggersNacido en: 1970Origen: Boston, EEUUOcupación: escritor y editorwww.onceuponaschool.org

Información General

Nombre: Nínive Clements CalegariNacida en: 1971Origen: Mexico/San Francisco, EEUUOcupación: profesora y escritorawww.826valencia.org

Otra de las claves del centro es que los jóvenes se relacionan y aprenden con

personas que tienen profesiones muy diversas: periodistas, artistas, dibujantes,

escritores o educadores. “Cuando los estudiantes trabajan de manera individual

con un tutor en la escritura, los beneficios son excelentes. Todos los cambios

que se producen en la forma de escribir afectan a la manera de pensar”, señala

Pirette McKamey, profesora de Mission High School. En este privilegiado am-

biente, los alumnos realizan sus deberes y

sobre las cinco y media han acabado, por lo

que tienen el resto de la tarde libre para jugar

y disfrutar de su familia. “Esto es lo que hace

feliz a una familia, y un montón de familias fe-

lices en un barrio forma una comunidad feliz,

y un montón de comunidades felices juntas es

una ciudad feliz y, así, un mundo feliz. ¡La

clave de todo son los deberes!”, bromea (aun-

que no sin razón) Dave.

Adictos a los libros

826 Valencia también lleva su ayuda hasta las escuelas, que sólo tienen que

pedir un número de tutores para un día concreto y los voluntarios irán hasta allí

para trabajar con los alumnos. Del mismo modo, los colegios pueden organizar

excursiones hasta el centro para participar en talleres. El más popular, ‘Contar

historias y hacer libros’, consiste en crear un cuento con ilustraciones del que

cada estudiante se lleva una copia. Así es como han conseguido que los jóvenes

se hagan adictos a los libros, pues éstos ven cómo se tienen en cuenta y se pu-

blican sus ideas. “No podía creer que existiera un lugar como este. Si quieres

que tus hijos estén seguros, con gente adorable y aprovechando el tiempo, 826

Valencia es el sitio”, asegura emocionada Danielle Bolognia, una de las madres

que lleva a sus hijos al centro.

“Si yo fuera presidente, ayudaría a todas las naciones, incluida Hawaii”. Este

consejo, realizado por un niño de nueve años llamado Chad Timsing, forma

parte de una serie de cartas dirigidas a Barack Obama y recogidas en el libro

Thanks and have fun running the country. Hasta Isabel Allende pidió a los niños

de 826 que escribieran sus ideas sobre cómo conseguir la paz en un mundo

violento. Da igual que traten sobre una tostada superhéroe o una casa encan-

tada, ya que todos los libros de los alumnos

se publican y se venden.

El concepto de 826 Valencia ha gustado tanto

que ya cuenta con sedes en Los Angeles,

Nueva York, Seattle, Chicago, Michigan y

Boston. Cuando le pregunto a Nínive sobre

los proyectos futuros de la organización, su

tono es firme y sosegado: “Nuestro objetivo

es ampliar el programa a otras ciudades, pero

no tenemos millones de dólares. Aún así, ha

interesado a gente de todas partes del

mundo, incluso un escritor irlandés con el que

colaboramos ha elaborado su propio proyecto

basándose en el nuestro”. Por el momento,

quizás sirvan de inspiración las palabras de

Dave al asegurar que algunos niños no saben

lo buenos e inteligentes que son y lo mucho

que tienen que decir. “Ustedes pueden decír-

selo, pueden hacer brillar esa luz sobre ellos”.

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Nínive Calegari comenta que su objetivoes ampliar el programa a otras ciudades.“Ha interesado a gente de todas partesdel mundo, incluso un escritor irlandéscon el que colaboramos ha elaborado suproyecto basándose en el nuestro”.

Portada del libro Thanks and have fun running the country, en el que se recogen cartas de los niños de 826 a Barack Obama