Escritores Venezolanos

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La temática de la poesía de Sal- merón abarca buena cantidad de sentimientos vividos, de pensamientos iluminados por la corta vida y matizados por Una actitud razonable de fata- lismo. Entre sus temas se en- cuentran: el amor a su querida novia Conchita Bruzual, el pai- saje de su tierra, la separación y el alejamiento entre los dos, la imposibilidad física de vivir a plenitud sus mejores años, la soledad, el sufrimiento y el miedo a la muerte. En este volumen de la Revista Castellano y Literatura se pre- senta un extracto de su vida, obras, sus poemas más emble- máticos. (Pags. 2 – 8) Cruz Salmeron Acosta el Solitario de la cima de Manicuare El Pasajero de Truman— Autor: Francisco Suniaga Esta novela traza la historia trágica del candidato a Presi- dente de Venezuela, Diógenes Escalante. Amparado en un acucioso trabajo de investiga- ción, Francisco Suniaga nos ofrece la crónica de un período político crucial, cuyo fracaso dio pie a cuatro golpes de Estado y gran parte de la ingobernabilidad del país a mediados del siglo XX. Se presenta en esta edición la bio- grafía del autor, una sinopsis del libro, entrevista realizada y los ele- mentos de la obra. (Pags. 9 - 13) CASTELLANO Y LITERATURA REVISTA DE Volumen 1, nº 1 Noviembre, 2014

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Revista con contenido acerca a Cruz Salmeron Acosta y Francisco Suniaga

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Page 1: Escritores Venezolanos

La temática de la poesía de Sal-merón abarca buena cantidad de sentimientos vividos, de pensamientos iluminados por la corta vida y matizados por

Una actitud razonable de fata-lismo. Entre sus temas se en-cuentran: el amor a su querida novia Conchita Bruzual, el pai-saje de su tierra, la separación y el alejamiento entre los dos, la imposibilidad física de vivir a plenitud sus mejores años, la soledad, el sufrimiento y el miedo a la muerte. En este volumen de la Revista Castellano y Literatura se pre-senta un extracto de su vida, obras, sus poemas más emble-máticos. (Pags. 2 – 8)

Cruz Salmeron Acosta el Solitario de la cima de Manicuare

El Pasajero de Truman— Autor: Francisco Suniaga

Esta novela traza la historia trágica del candidato a Presi-dente de Venezuela, Diógenes Escalante. Amparado en un acucioso trabajo de investiga-ción, Francisco Suniaga nos ofrece la crónica de un período político crucial, cuyo fracaso

dio pie a cuatro golpes de Estado y gran parte de la ingobernabilidad del país a mediados del siglo XX.

Se presenta en esta edición la bio-grafía del autor, una sinopsis del libro, entrevista realizada y los ele-mentos de la obra. (Pags. 9 - 13)

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Volumen 1, nº 1

Noviembre, 2014

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Para nuestra primera edición de

la Revista Castellano y Litera-

tura que se publica, la dedica-

mos al destino en la vida y obra

de Cruz María Salmerón Acos-

ta. La forma en que transcurre su

vida antes y después de la enfer-

medad. El dolor acarreado por

ésta en la vida del poeta y cómo

se relaciona con su obra poética.

Se intenta también con ella res-

catar el aspecto humano y sensi-

ble de este personaje de la poesía

venezolana. Hasta ahora tan po-

co conocido; casi soslayado. Re-

sulta verdaderamente una falta

imperdonable la escasa diversi-

dad de los estudios realizados

sobre el poeta.

Adicional se hará referencia al

libro “El Pasajero de Truman”

de Francisco Suniaga, quien nos

muestra en este libro momentos

históricos que son difíciles de

entender por carecer de algunos

eslabones que hacen que el todo

se cubra de nubes. También se

hace referencia de la biografía de

Francisco Suniaga, considera por

muchos como el escritos venezo-

lano de mayor proyección del

Siglo XXI.

Mauricio Hernández

U.E. San Martín de Porres

3er. Año

Asignatura: Castellano y Literatura

Docente: Marlene Mata

Página 2

EDITORIAL

CA ST ELLA NO Y LI T ERA TU RA

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V OLU ME N 1 , Nº 1

Nace en Manicuare, pequeño pueblo del estado Sucre, en el año de 1892. Crece y se desen-vuelve ante el paisaje más her-

moso de la Pe-nínsula de Ara-ya. La vida del poeta hasta ahora no aso-ma la incle-mencia del destino. La vi-da transcurre en apacible armonía: los juegos infanti-les, la contem-plación del pai-saje, la escuela. Su corazón aún no entiende de penas ni an-gustias. Sus días se incor-poran sutil-mente con los de su gente y su pueblo. Nin-gún presagio todavía.

Ya cerca de la adolescencia, Sal-merón viaja a Cumaná. El moti-vo: continuar su formación. Las condiciones económicas de su familia así lo permiten. Sus años de bachillerato le hacen conocer a quienes jamás lo olvidarían. Entre ellos, a José Antonio Ra-mos Sucre. La amistad profesa-da por ambos es sincera y pro-

funda. Es respetado por sus ami-gos casi con reverencia. El joven Salmerón demuestra un sentido primordial del valor. En él es depositada con absoluta tranqui-lidad de espíritu la confianza de todos sus compañeros de estu-dio. Llega el momento en que cada quien debe correr su propio ca-mino: la graduación. Obtiene el título de bachiller, en 1910, en el Colegio Federal dirigido por Jo-sé Silverio González, Luego, la universidad. Decide trasladarse a Caracas para cursar estudio de leyes en la Universidad Central. Una vez en la capital, Salmerón se hospeda en una residencia de estudiantes. Con él dos compa-ñeros, uno de éstos su amigo Ra-mos Sucre, quien es compañero de promoción. La vida estudiantil se llena de promesas e ilusiones. Aventuras, nuevas experiencias y andanzas en el desconocido ritmo capita-lino. Durante su estadía en la ciudad, Salmerón conoce a quien será el eterno amor de su vida. Una joven caraqueña llamada Conchita Bruzual Serra. Desde entonces, y para siempre, Con-chita se convierte en el objeto de un amor entrañable por parte del poeta. Inesperadamente, el destino co-mienza a dar indicios. Salmerón recibe las primeras noticias acer-ca de los síntomas que tanto le habían extrañado. El diagnósti-

Página 3

Cruz Salmeron Acosta

co es impreciso pero parece ser algo serio. Desde este momento su vida no cesará de copiar en el alma los sucesivos signos del destino.

“En esta época hay muy poca gente que crea en el destino. El mío es muy triste, y hasta creo que en algo tiene que ver, culpa-blemente, el nombre que me pu-sieron: Cruz significa cosa de tumba, y María es nombre de mujer”.

Cruz Salmerón Acosta

Los padres de Cruz María Salmerón Acosta

fueron Antonio Santiago Salmerón Patiño,

quien fuera hijo legítimo de Pedro Salmerón y

Petronila Patiño, y Ana Rosa Acosta

Salmerón hija legítima de José de la Cruz

Acosta y María Bernarda Salmerón,

naturales y vecinos de esta tierra llena de vida.

Antonio y Ana se casaron el 29/11/1877.

PADRES DEL POETA

El poeta Cruz María

Salmerón Acosta, nació en

Manicuare el 3 de enero de

1892. En una ensenada

donde estaba la hacienda de

su padre, a pocos pasos del

mar y a unos centenares de

m et ro s de M a n i cua r e ,

prolongación de Araya, a

orillas del Golfo de Cariaco,

desde donde se divisa

Cumaná, la capital. Un pueblo

muy pobre, colmado de

soledad, pescado y sal, donde

las piedras son de ceniza y cal,

la mayoría de las aves

silenciosas y grisáceas y la

vegetación escasa y espinosa;

en una época de guerras

internas y de autoritarismo

institucionalizado, durante el

Gobierno de Juan Vicente

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ber con certidumbre de qué se trataba el padecimiento del jo-ven, la sintomatología le llega a preocupar. No obstante el “temperamento” que ordena, las visitas al leprocomio nada tienen que ver con indicación o suge-rencia hecha por su persona. Fueron hechas por iniciativa propia de Salmerón Acosta. En tal sentido, Salmerón nunca llegó a dar a sus familiares algu-na explicación convincente so-bre la razón de aquellas visitas. Obviamente presintió algo. Ésta es una faceta sumamente intere-sante del poeta; su facultad de premonición era conocida y aún hoy día es recordada por fami-liares. Definitivamente poseía un raro don que lo hacía muy singular. De esto se hablará más adelante a medida que se avance en la lectura. Una vez terminado el reposo de dos meses en Maiquetía, Salme-rón se dirige a Caracas. Encuen-tra la Universidad Central clau-surada por motivos políticos (durante la dictadura de Juan Vicente Gómez). Sus sueños paulatinamente dejan de tener cabida bajo tales circunstancias. Decide regresar a su pueblo na-tal. Apenas llegado a Manicuare consigue grave a su hermana Encarnación, quien muere al día siguiente de su regreso. De los siete hermanos de Cruz María, Encarnación tenía una significa-ción especial debido a la simili-tud con su carácter. La enfermedad es finalmente diagnosticada en 1920. Sin em-bargo, ya para 1913 Salmerón conocía cuál era su padecimien-to. El doctor Juan Francisco Pes-ticott es quien hace el examen de las condiciones del paciente. Su

Es menester señalar datos fide-dignos cuando se construye una reseña sobre la vida de un autor. Sobre todo por apego a la reali-dad de las cosas del poeta. Por esto, resulta un tanto revelador conocer las verdaderas circuns-tancias enfrentadas por Salme-rón Acosta en relación con su enfermedad. Los primeros síntomas padeci-dos se manifestaron en brazos y dedos. Al recibir los informes médicos Salmerón aún descono-cía con exactitud la enfermedad

que lo aquejaba; y es que los propios doctores también lo ig-noraban. Fue mucho después cuando se supo de la naturaleza del mal. Sin embargo, desde el primer momento, Salmerón ya sabía que de algo grave se trata-ba. No por mera casualidad realizó algunas visitas al lepro-comio de Cabo Blanco en Mai-quetía. Salmerón se encontraba en Mai-q u e t í a d e b i d o a u n “temperamento” al cual fue so-metido durante dos meses por orden de un doctor caraqueño. El doctor Guevara Rojas, enton-ces rector de la Universidad Central de Venezuela, fue quien tomó el caso. A pesar de no sa-

diagnóstico: lepra anestésica nerviosa con neuritis cubital. Para aquel entonces, la enferme-dad se mezcló y potenció con los efectos de una epidemia contraí-da por el poeta en 1918. En este año hubo un epidemia de gripe española que no excluyó al jo-ven, quien tenía sólo veintiséis años.

Salmerón vivía apartado de su familia desde su venida definiti-va de Caracas. A partir de su re-torno al oriente venezolano ya nada será igual. Alrededor de 1913 comienza el retiro físico y espiritual del poeta. Por petición suya es levantada una pequeña vivienda cerca de la casa paterna en Guarataro. Allí se interna, desde 1916, aferrado a su sole-dad hasta la muerte.

Cruz Salmeron Acosta

Casa de Cruz Salmeron Acosta en Manicuare, estado

Sucre

Cama Cruz Salmeron Acosta en el cerro El Guarata-

ro, Manicuare, estado Sucre

V OLU ME N 1 , Nº 1 Página 4

Casa de reclusión de Cruz Salmeron Acosta en el

cerro El Guarataro, Manicuare, estado Sucre

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Acosta con esmero y dedicación, un grupo de muchachos mani-cuareros dedicados a conservar viva la memoria del poeta y que celebran de manera especial el natalicio (3 de enero) y muerte del poeta. Además, han construi-do el Museo Cruz Salmerón Acosta en el lugar donde vivie-ron los padres del mismo. Es menester señalar datos fide-dignos cuando se construye una reseña sobre la vida de un autor. Sobre todo por apego a la reali-dad de las cosas del poeta. Por esto, resulta un tanto revelador conocer las verdaderas circuns-

tancias enfrentadas por Salme-rón Acosta en relación con su enfermedad. Su obra poética se enmarca en la etapa de la transición del clásico a la modernidad. Sencillez con dimensión mística de la palabra, recreando la belleza sonora de antiguas tradiciones rítmicas en

el verso, la reli-giosidad y el imaginario me-dieval; la inge-nuidad, la can-didez, y el hipér-baton tan carac-terístico de la literatura espa-ñola del siglo XV y del barro-co, que invierte el orden normal

OBRAS DEL POETA LLamado "poeta del martirio", el “poeta azul del Golfo de Caria-co”, “el poeta lacerado” y “solitario de la cima de Manicua-re”. En colaboración con otro poeta cumanés, su gran amigo José Ramos Sucre, fundó la re-vista literaria "Broche de Oro". Víctima del mal de Hansen, de-signación casi poética de la en-fermedad conocida como lepra, se recluyó en Manicuare, un pueblo que creció a lo largo de la costa de la península de Araya y desde el cual se puede ver Cu-maná. Allí, postrado en la cama,

tuvo que dictar muchos de sus poemas cuando la enfermedad le impidió escribir. Su obra refleja la adversidad, la angustia y la restricción que le acompañaron durante su vida. Hoy en día, la casa de Cruz Salmerón Acosta, lugar de destierro físico y espi-tirual del poeta, aún con vida al reposo para contemplar, desde la pequeña colina en que se encuen-tra, aquella costa que tanto amó y el ancho azul que in-suflara a sus poe-mas toda esa carga de melancolía y desconsuelo. La ca-sa es conservada por los jóvenes del Centro Cultural Cruz Salmerón

de la frase, con armazones fre-cuentes cortando la frase final inacabada de un verso y conti-nuándola en el siguiente, legado de la poesía medieval y del clasi-cismo renacentista. Quizás lo que más caracteriza a la poética de Cruz Salmerón Acosta es su claridad de estilo, la plasticidad espontánea de las imágenes y la fluidez del numen en el lírico estuche del soneto. Así, como el predominio de con-ceptos como tormento, esperan-za, amor, pesimismo y muerte, que lo acercan tardíamente con el romanticismo venezolano, siempre con la búsqueda religio-sa como centro. En su poesía vemos un dolor sin agresividad, sin ironía, sin sarcasmo, sin des-confianza, sin rebeldía y sin re-proche. El joven Cruz Salmerón Acosta que fue torturado por la lepra no sembró en su corazón odio y de su alma de hombre so-l i t a r i o y a p a s i o n a -do únicamente broto una poesía q u e c u a n d o s e l e e , “irremediablemente” ya no se puede olvidar. Dentro de la obra poética de Sal-merón Acosta destaca la reduci-da cantidad de poemas conser-vados. Gracias a la labor exhaus-tiva de su amigo Dionisio López Orihuela hoy conocemos una buena parte de los escritos, reco-pilados en forma de poemario y publicado éste como Fuente de amargura.

Cruz Salmeron Acosta

Poemario: Fuente de Amargura—Cruz

Azul de aquella cumbre tan lejana—Fuente de inspira-

ción del poeta Cruz Salmeron Acosta

Museo Cruz Salmeron Acosta Manicuare, estado Sucre

“Soy hombre porque soy libre. Y soy libre porque he decidido some-terme al rigor de un dolor.”

Cruz Salmerón Acosta

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profundidades del mar que le vio aparecer y desaparecer como si de un rayo se tratara. Así fue la vida de Salmerón; honda y fu-gaz. En el año 1911, a los 19 años, es-cribe su primer soneto “Cielo y Mar”, cargado de gran intuición y fuerte premonición. Dedicado a su entrañable amigo el insigne poeta José Antonio Ramos Su-cre, paisano, contemporáneo, condiscípulo y compañero en la poesía y la tragedia.

CIELO Y MAR

En este panorama que diseño para tormento de mis horas malas,

el cielo dice de ilusión y galas, el mar discurre de esperanza y sueño.

La libélula errante de mi ensueño abre la transparencia de sus alas, con el beso de miel que me regalas

a la caricia de tu amor risueño.

Al extinguirse el último celaje, copio en mi alma el alma del paisaje azul de ensueño y verde de añoranza;

Y pienso con oscuro pesimismo,

que mi ilusión está sobre un abismo

Su amor, Conchita Bruzual Se-

OBRAS DEL POETA Cada poema fue creado con gran ingenio y sensibilidad. En 1911, Salmerón irrumpe como poeta formalizando un primer intento serio en “Cielo y mar”, dedicado a “su hermano” José Antonio Ramos Sucre. Su soneto más conocido se titula Azul, el cual fue musicalizado por el Grupo Oriente en forma de polo oriental. Se publica una selección de sus poemas más representativos, tomados del libro Fuente de Amargura, el cual fue editado por la imprenta de la Universidad de Oriente en 1987. Lo sublime de la poesía de Sal-merón Acosta se halla en su sen-cillez. Esa humildad propia del hombre de pueblo. Cada palabra de sus poemas reúne a la vez lo genuino y lo hermoso del habla

de Manicuare. Sus versos no son erudiciones rebuscadas ni falsas pretensio-nes. Únicamente son el lenguaje de su pueblo. Ni más ni menos. No obstante la sencillez de su poesía Salmerón Acosta supo darle al lenguaje un uso poético muy hondo. Su vida se fue extin-guiendo en toda la hondura de su poesía. Más hondo que las

rra, una mujer nativa de Cuma-ná, a la que él llama “Cordera”, y para ella, son la mayoría de sus emocionados poemas.

PIEDAD

No, no era amor lo que ella me tenía;

era tal vez piedad, lástima era, porque mi oculta pena comprendía y ella se compadece de cualquiera.

Mientras voy recobrando mi alegría animado quizás de una quimera, se va tornando mucho menos mía como si ella ya no me quisiera.

Yo si he formado de mi amor un cul-to, desde que aquí mi juventud sepulto

y la aureola del martirio ciño.

No me quites, Señor, mi sufrimiento si es que habré de perder con mi tor-

mento,

En 1923, cuando Cruz María tie-ne 21 años, otro poeta cumanés, Andrés Eloy Blanco, regresa triunfal a Venezuela con su “Canto a España”, entrando al Golfo de Cariaco en un buque que lo trae desde Madrid. Cruz Salmerón, desde su aislada ribe-ra, le declama en voz alta su poe-ma “Bienvenida” y se lo envía con un pescador de la localidad.

Cruz Salmeron Acosta

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que a mi me da miedo, porque me figuro que dentro del pecho se me va romper.

Yo hubiera querido, hoy en mi aislamien-to, hacer, olvidando la pena que siento, lo que en su clausura hace el ruiseñor, que a pesar de su ansia de espacio y

follaje trina tan alegre como en el ramaje que oyó sus primeras canciones de amor.

Llegas a tu cuna cuando muere el día

y nace la hora de la poesía cuando más nos pesa del duelo la cruz, y

finge el lucero triste de la tarde, en el cielo, un cirio fúnebre que arde, y al sol

que agoniza envía su luz.

¡Cómo evoco ahora tu gran Canto a Es-paña que tanta belleza poética entraña! yo siento, evocándolo, el goce interior que se siente ante una risueña pradera donde

hay mariposas, y por dondequiera un pájaro vuela y se una flor.

En él las estrofas parecen diamantes

y fingen los versos hermosos cambiantes, y todo el poema semeja un joyel.

No tienen las perlas más ricos fulgores, ni pintan paisajes con más bellas flores, la

luz que en el lienzo derrama el pincel.

Poeta: eterna será tu memoria. Más grandes laureles reserva la gloria

para coronarte. Ve de ellos en pos mientras yo me quedo aquí con el alma

ya sin ilusiones y una sola palma la que da a los mártires la mano de Dios.

OBRAS DEL POETA

BIENVENIDA

Un pobre poeta que casi no existe, de los que han quedado, como ayer dijis-

te, aquí con sus llagas, que no olvida Dios, perfumadas siempre de flor de

poesía un tierno e ingenuo saludo te envía que por ser tan triste parece un adiós.

Desde mi sombrío y eterno retiro

esta tarde, el buque donde viajas, miro, y sufro mirándote ante mi pasar, pues

quiero y no logro dar unas palmadas con mis dolorosas manos mutiladas que ya ni

la pluma pueden empuñar.

No sé por qué, viendo tu buque, he pen-sado en el barco donde me vine abruma-do de la misma pena que debe sufrir el que para siempre se ha despedido de

todas las cosas que más ha querido con una infinita ansia de morir.

No creerás que, en tanto tu buque al

golfo entra acá en la ribera del norte se encuentra un bardo que mucho lamenta no estar con el noble pueblo que hoy va a saludarte, para con el pueblo también aclamarte con la voz que nunca habrás

de escuchar.

Mientras que sus versos mi musa te can-ta la queja que a veces sube a mi gar-

ganta con una sonrisa logro contener; y el corazón mío palpita tan duro,

Su obra cumbre, y la más cono-

cida, el soneto: “AZUL”

AZUL

Azul de aquella cumbre tan lejana hacia la cual mi pensamiento vuela bajo la paz azul de la mañana,

¡color que tantas cosas me revela!

Azul que del azul del cielo emana, y azul de este gran mar que me con-suela, mientras diviso en él la ilusión vana de la visión del ala de una vela

Azul de los paisajes abrileños,

triste azul de mis líricos ensueños, que me calman los íntimos hastíos.

Sólo me angustias cuando sufro antojo

de besar el azul de aquellos ojos que nunca más contemplarán los míos.

Durante el mes de Julio del año 1929, Manicuare vive una gran sequía, mientras agoniza el poe-ta, un poeta a quien el amor y la cercanía del amor le habían sido negado, porque ya no tenía otra visión sino del azul de los ojos de la amada, confundido con el azul de su cielo y de su mar. Ese hombre, ese poeta andaba pisan-do las puertas de la santidad.

Cruz Salmeron Acosta

V OLU ME N 1 , Nº 1 Página 7

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do dar a mi corazón la última herida.

Más, cien veces, contigo me he abra-zado junto a una tumba, entre otras mil perdidas y con gran reverencia te he llevado en mi nombre, en mi sangre

y en mi vida.

¿Qué importa que después, cuando yo muera y acompañes mi tumba, nadie quiera regarnos rosas ni piadoso lloro?

Los abrojos que nazcan en mi fosa

han de ofrecernos –oblación piadosa-

su siempre triste floración de oro. La hora pasaba y no amainaba la lluvia ni la rebeldía atmosférica, al decir del creyente, Cristo reve-renciaba a su humilde profesa-dor que había logrado cantar en sonetos bellísimos a la amargu-ra de un amor de limitaciones físicas, pero también el azul pe-renne de su limitado paisaje. Ya entrada la noche no pudo espe-rarse más, entonces se hicieron al cortejo bajo la inclemencia del tiempo, por el amigo, por el poe-ta amado, por la querida figura del pueblo, chapoteaban las pi-sadas en el barro del camino, acentuadas por la carga mortuo-ria al prolongar su martilleo. Pero era obvio que la naturaleza había previsto retardar, hasta donde fuera posible, el oculta-miento por la tierra de aquellos

OBRAS DEL POETA En Manicuare cien mil espejos de sol castigan casa, calles, árbo-les y pájaros. La sequía prolon-ga el calor casi asfixiante, hom-bres y mujeres injurian y renie-gan en su desesperación, acosa-dos por la falta de agua. Todo era imprecisión y blasfemia por-que el cielo les negaba la lluvia, pero el poeta, ya en dolorosa agonía le cerró la amargura, les apaciguó la sed y les hizo pensar nuevamente en la esperanza.

nunca de este pueblo, no blasfemen,

no renieguen de Dios, mañana cuando llegue al cielo le voy a mandar bas-

tante agua.” Y el día 29 de Julio del año 1929, el poeta se confundió con el azul que tantas veces cantara. Y llo-vió en Manicuare, sobre la tierra agradecida un diluvio bíblico que aún hoy permanece en la mirada de los ancianos y en la sonrisa de los niños preservan vivo la memoria del poeta.

A LA CRUZ

Sagrada cruz, yo si te he profanado entre unas manos de mujer querida,

y en el tosco puñal con que he intenta-

despojos. La fosa estaba totalmente llena de agua, al parecer, el llanto por tan querido infortunado no tenía límites. La pleamar propiciado-ra de una de las mejores crecien-tes de esos tiempos, entremetía la presencia del mar, vigoroso y rugiente, para no dejar dudas de

su calidad de actor.

Para el “solitario de la cima de Manicuare”, la esencia, la fuente secreta de vida, el Grial, está en la mirada de la amada, y cuando para ella escribe, es un rezo para invocarla. La mujer amada, ins-piradora de ensueños, su cora-zón como emblema de senti-mientos.

“Miróme ayer una mujer hermosa Y su presencia me causó tortura, Vi la herida más honda y dolorosa Que he sufrido en mi vida de amargura (…)

Cruz Salmeron Acosta

V OLU ME N 1 , Nº 1 Página 8

“El colibrí de tu mirada ríe sobre el agua enturbiada de mis ojos, y de tus célicas mejillas vuela un crepúsculo rosa de sonrojos.

Hilo por hilo la ilusión vana y ur-de sueños en fina filigrana la ara-

ña de mi vaga fantasía. Porque cuando me miras y te miro sale volando tu alma en un suspiro y embriagada de amor cae en la

mía.”

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por el público y considerada por los críticos entre las mejores de todos los tiempos en Venezuela. En noviembre de 2008, publicó “El Pasajero de Truman” (Random House Mondadori), su segunda novela; un auténtico éxito entre lectores y críticos. La primera edición (6 mil ejempla-

res) se agotó en me-nos de tres meses y ya está en la calle la pri-mera reimpresión. Libros Publicados: Magallanes Crónica de una Devoción, Margarita Infanta, La Otra Isla, Esta Gente, El Pasajero de Tru-man. Entre otros

cuentos y relatos.

BIOGRAFÍA Francisco Suniaga nació en 1954 en ciudad de La Asunción, esta-do Nueva Esparta. Está casado y es padre de tres hijos. Francisco Suniaga es educador, egresado del Instituto Pedagógico de Ca-racas, y abogado, de la Universi-dad Santa María. Cursó estudios de postgrado en la Universi-dad Central de V e n e z u e l a (Especialista en Derecho y Política Inter-nacionales) y en Columbia U n i v e r s i t y (Master of In-t e r n a t i o n a l Affairs). Ha sido profesor universitario por varios años y columnista de El Nacional, El Universal y Econo-mía Hoy. Entre 2004 y 2007 di-rigió la revista Exxito. Con la participación de Francis-co, se inauguro la sección de Prodavinci “Pregúntale a…”. La idea es que los lectores de Pro-davinci puedan intercambiar preguntas, inquietudes y comen-tarios directamente con Francis-co Suniaga. Para que el autor pueda responder una pregunta, el lector debe publicarla en la sección de comentarios de esta entrada. Posteriormente, en un tiempo prudencial, Francisco publicará las respuestas en Pro-davinci. Creo que esta es una excelente oportunidad para re-flexionar sobre temas importan-tes e interesantes para todos con un autor de la talla de Francisco Suniaga. En el año 2005 publicó la novela “La Otra Isla” (Editorial Oscar Todtmann) muy bien acogida

Francisco Suniaga - El Pasajero de Truman

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“Esta Gente” y refleja el conflicto nacional con un toque de humor pero sin dejar de ver la realidad y la crueldad del enfrentamiento que estamos viviendo desde hace 13 años.

Francisco Suniaga

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cuyos recuerdos, ya en las cum-bres de la vida, intentan vivificar por última vez los momentos importantes de la vida del em-blemático personaje. Se pasean ambos por reflexiones acerca de la idiosincrasia venezolana his-tórica, por anécdotas curiosas de Diógenes Escalante y de su en-torno, y sobretodo, de las razo-nes por las cuales el justo mere-cedor de la silla presidencial nunca llegó a sentarse en ella. El libro se torna interesante des-de el punto de vista literario, configurado entre cambios de época que implícitamente el lec-tor reconocerá, viajando inter-mitentemente entre el presente y el pasado. Sin embargo, posee un valor impresionante, pues las reflexiones que promueve acerca de la realidad venezolana son prácticamente leyes inmutables, que a la luz de los hechos, desde la colonia hasta la actualidad, se corroboran desde que el país fue país. Tan importantes me pare-cen dichas reflexiones, que con-s i d e r o j u s t o d e d i c a r l e s un artículo aparte, transcribién-dolas y considerándolas. Clave en la historia es la apari-ción de Ananías, hermano de Escalante, más sin embargo, tan clave es su aparición que en su conceptualización no fue del to-do acabada en la novela. Por lo demás, el final del relato es algo perturbador, para todos aquellos venezolanos que de alguna ma-nera crecieron en aquella gene-ración de Medina, Betancourt y

SINÓPSIS EL PASAJERO DE TRUMAN

En el caso de su libro “El Pasa-jero de Truman”, Francisco Suniaga sonda esa realidad ocul-ta, que casi cala en los terrenos del mito, al referirse a Diógenes Escalante. Escalante fue un di-plomático venezolano excepcio-nal que ejerció sus labores en importantes cargos durante 40 años con una intachable labor y que tuvo la oportunidad durante un par de ocasiones de asirse con el mando presidencial. Y cabe acotar que no son pocos los que han elucubrado otra Vene-zuela si Diógenes Escalante hu-biese sido presidente.

El relato se desarrolla desde la perspectiva de dos personajes ficticios, uno periodista y el otro secretario personal de Escalante,

los incipientes movimientos de Acción Democrática como parti-do político.

En la Universidad Simón Bolívar, Se realizó una actividad, que se en-marca dentro de los cursos “Venezuela ante el Siglo XXI” del Ciclo Básico y las asignaturas de Estudios Generales, coordinada por la Prof. Hécmy García del Ciclo Pro-fesional de EEGG, y presentada por la Prof. Josefina Flórez, decano de EEGG, contó como panelistas con los profesores Pablo Sánchez del Dpto. de Ciencias Sociales y Violeta Rojo del Dpto. de Lengua y Litera-tura, donde fue invitado Francisco Suniaga para conversar sobre su segunda novela (2008) El Pasajero de Truman, crónica de un período político crucial, relevante para to-dos aquellos interesados en la polí-tica venezolana de la primera mitad del siglo veinte. El video del encuentro con el escri-tor Francisco Suniaga, puede verse en el canalUSB, en: 01: http://www.youtube.com/watch?v=pIz_4LCTvaI 02: http://www.youtube.com/watch?v=iy51-I93x8w 03: http://www.youtube.com/watch?v=AQ3PaOH056U 04 http://www.youtube.com/watch?v=8VgZ5yrm8-A 05: http://www.youtube.com/watch?v=OIA7EusFJ8w

06: http://www.youtube.com/watch?v=1x1vJXsaUiM 07: http://www.youtube.com/watch?v=MEkho7xGSrQ

Francisco Suniaga - El Pasajero de Truman

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Diógenes Escalante

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cos han señalado que la novela tiene un tono pedagógico. Dicho tono tal vez sea inevitable si to-mamos en cuenta quienes son los personajes que narran: tres ancianos. Eso es más probable, aunque no descarta, que exista una especie de “filtración “de mi viejo oficio. Si hay una lección en todo esto es que aquello de que la historia se repite como una farsa es verdad. Escalante era un personaje que teníamos olvidado en la historia de Vene-zuela. ¿Qué otro personaje o episodio de la vida nacional crees que valdría la pena resca-tar para la actualidad? Por cierto, felicitaciones. Anónimus. Si tuviera que sugerir uno, su-geriría a Jóvito Villalba, otro héroe roto.

Francisco, en El pasajero de Truman encontré la mejor des-cripción del éxito en el oficio de la política. El diálogo entre Leoni y el Dr. Lares Martínez, es una verdadera joya. Ahora, se supone que uno debe pregun-tar más que opinar. Así que la mía va orientada a un hecho histórico. ¿Efectivamente Esca-lante se regreso a EEUU en el avión de Truman? Armando Briquet. FS: Regresó en un avión que le

Entrevista a Francisco Suniaga publicada en la Página de PRO-DAVINCI en el espacio “FRANCISCO SUNIAGA RESPONDE…”

Leí con interés y gusto El Pasa-jero de Truman. Mi pregunta es sobre tu concepción del azar, la vida y la política. En la historia de Escalante, pareciera que la locura de un hombre afecto el destino de un país. Se que en general los historiadores han debatido mucho sobre esto. Me gustaría saber tu opinión. Salu-dos, Alberto.

FS: La novela sigue la línea ar-gumental sostenida por muchos venezolanos de que, con Esca-lante, Venezuela habría sido otra. En lo personal creo que aun el mejor Escalante no ha-bría sido capaz de contener las fuerzas políticas desatadas en-tonces. Se me hace difícil pensar que aquella Venezuela, que casi no contaba con instituciones democráticas, se hubiese man-tenido a flote. En una entrevista dada en Madrid en los años se-senta, Pérez Jiménez afirma que habrían dado el golpe de todas maneras. De hecho, se lo dieron a Gallegos que fue elegido por el voto de todos los venezolanos, ¿por qué no se lo iban a dar a Escalante que fue el resultado de un acuerdo de élites?

Veo que eres educador. ¿Tenías alguna intención pedagógica con la publicación de El Pasaje-ro de Truman?¿Crees que los venezolanos tenemos algo que aprender del proceso de Esca-lante?¿Qué sería eso que debe-mos aprender? Alex C.

FS: Ciertamente, algunos críti-

mandó Truman, pero no en el famoso Sacred Cow, el avión presidencial, sino en un bom-bardero acondicionado para ser avión de pasajeros, cuyo tipo y firma constructora no recuerdo ahora. De esos aviones se cons-truyeron tres y fueron destina-dos a uso protocolar.

Usted comprende en profundi-dad la sicología colectiva, de este lugar del Caribe , sus dos nove-las para mi , son un tratado para la comprensión de la venezolani-dad , uno desde la ficción , y otro desde un ensayo histórico , Co-mo siente este proceso reciente? y Que debemos esperar los ciu-dadanos de este país, en el futu-ro inmediato de acuerdo a esas claves nacionales que usted do-mina en profundidad? Tintán.

FS: Creo que lo más importante sería reconocer que Venezuela ha sido dominada políticamente por una gran tendencia históri-ca: el autoritarismo caudillista y militarista. Estando conscien-tes de eso, pienso que los vene-zolanos tenemos que estar cla-ros en que para construir el país libre, democrático y moderno que necesitamos hay que luchar a diario contra esa tendencia que tanto ha pesado en nuestra historia.

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IMAGEN DEL AUTOR:

ESPACIO (AMBIENTE): el

ambiente es el espacio en el cual se desarrolla el relato, en el se mueven los perso-najes, y pueden ser físico ,

temporal y sicológico.

En las tardes de agosto, el trópico sitia a Caracas y la derrota. Las montañas que rodean el valle, sus guardas naturales, nada pueden hacer

ante un enemigo telúrico trastornado por las emana-

ciones de la modernidad. Llu-vias torrenciales se alternan con un sol venusiano, y de las profundidades de la ciu-dad brota un calor amazóni-co que torna miserable la vida de sus habitantes.

Capítulo VI

A comienzos de julio, un mes antes de mi viaje, y días an-tes del suyo a Potsdam, Ale-mania, a repartirse el mundo con Stalin, me entrevisté con Truman en la Casa Blanca. Le había enviado una nota de despedida un par de se-manas antes informándole de mi propio regreso a Venezue-la y las razones que motiva-ban mi partida.

Capítulo XII

ELEMENTOS DE LA OBRA

En esta parte de la revista se presentan los elementos de la obra: El Pasajero de Truman, de Francisco Suniaga, consideran-do los siguientes aspectos: Título de la obra, nombre del autor, año de publicación, imagen del libro y del autor, espacio (ambiente), tiempo, personajes, planos narrativos, contenido afectivo y sensorial, modo del discurso.

TÍTULO DE LA OBRA:

El Pasajero de Truman

NOMBRE DEL AUTOR:

Francisco Suniaga

AÑO DE LA PUBLICACIÓN:

1era. Edición 2008

2da. Edición 2010

IMAGEN DEL LIBRO:

1era. Edición

2008

2da. Edición

2010

TIEMPO: Extensión, mar-cha y tiempo interior.

Esta novela traza la historia

trágica del candidato a Presi-

dente de Venezuela, Diógenes

Escalante, la crónica de un

período político crucial, cuyo

fracaso dio pie a cuatro gol-

pes de Estado y gran parte

de la ingobernabilidad del

país a mediados del siglo XX,

en la vida política de Vene-

zuela, como lo fue la candi-

datura presidencial del Dr.

Diógenes Escalante en 1945

y el desarrollo de una enfer-

medad que terminó en locu-

ra.

El mal acabó no sólo con las

aspiraciones del candidato,

sino que también sirvió de

detonante para una serie de

acontecimientos que desem-

bocaron en el derrocamiento

del presidente Isaías Medina

Angarita. Es más, muchos ex-

pertos están convencidos que

la locura de Escalante dejó

su impronta deletérea en el

quehacer político nacional,

por cuanto no se detuvo en

el derrocamiento de Medina

el 18 de octubre del 45, sino

que influyó en la materializa-

ción del de Rómulo Gallegos

el 24 de noviembre de 1948,

en la implantación de la dic-

tadura de Marcos Pérez Ji-

ménez.

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“Al mediodía, el candidato

puso término a sus audien-

cias; trabajamos contra reloj,

usted lo sabe, allí no había

distingos entre días de asue-

to y laborables. Incluso los

domingos había siempre una

fila de personas que amane-

cía a la puerta de su oficina

esperando ser recibida. Capítulo XV

PLANOS NARRATIVOS:

Narración en primera persona

CONTENIDO SENSORIAL:

EL traje oscuro que llevaba

Román Velandia era un blan-

co perfecto para los rayos

solares y, aunque la empela-

da silenciosa abrió presta el

portón de la quinta de Alta-

mira, el par de minutos

transcurridos desde que dejó

el aire acondicionado del au-

to hasta la sombra del por-

che se le hicieron intermina-

bles. A sus años prefería los

meses de calor a los fríos de

enero y febrero. Pero , como

todos los demás caraqueños,

se asfixiaba en las tardes

rotundas de agosto. Capítulo VI

CONTENIDO AFECTIVO:

Comimos en medio de un

silencio muy raro; lo ususal

era una cháchara cruzada de

ELEMENTOS DE LA OBRA

PERSONAJE: Referencial,

secundarios, circunstancial, de comparación, principal.

Román Velandia, periodista e

historiador, ex ministro, ex

senador y expresidente de la

República, debió esperar más

de sesenta años para tener a

Humberto Ordoñez de nuevo

frente a así y poder hablarle. Capítulo I

Le abrió una empleada de

edad indefinible, austera de

carnes y de caminar sigiloso.

La sala de recibo era amplia

y estaba sumida en una lige-

ra penumbra, pero la mujer

no se detuvo en ella. Capítulo I

En la década de los sesenta,

cuando después de un largo

peregrinar diplomático me

establecí e Venezuela y viví

su realidad, supe por qué el

doctor Escalante quería pro-

mover a los empresarios. Capítulo VIII

Necesitábamos a alguien que

fuese realmente de aquí, con

conocimiento de la política y

sus personeros y, en eso,

apareció su entrevista. Al ver-

la, el doctor Escalante me la

mostró y dijo: “Este es el

hombre que estamos buscan-

do”. Capítulo XV

un lado a otro de la mesa.

Llegado el momento del pos-

tre, el doctor hizo la obser-

vación de que entre sus cu-

biertos faltaba la cuchara

para comerlo. Algo insólito en

esa casa porque esos eran

detalles que la propia señora

Isabel cuidaba hasta la exa-

geración. “Mira bien, Dióge-

nes, yo puse la mesa y verifi-

qué que los seis puestos es-

tuvieran completos”, dijo muy

asertiva, mostrando rezagos

de la molestia por la conver-

sación anterior. Capítulo XIII

MODOS DEL DISCURSO:

Forma Literaria que nos

muestra la narración de la

reflexión y el ensayo político

— histórico.

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