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SIETE POEMAS Raúl Navarrete 1

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SIETE POEMASRaúl Navarrete

EDITORIAL PARVAMÉXICO, 1967

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ANTES DE AQUELLA VEZ

Antes de aquella vez no hubo sol en las brumasde la pirámide encendida,del lecho cenagoso de las flores.Se agitaban los pies,pesaban mas que nunca adormecidosy deshechos los rostrossobre la tierra el árbol, ni la raíz ni el brote.El venado y la hormiga sin huir se quedabanen apacible espera del primer manantial,y el pájaro amarillo y el pájaro encarnadoantes de aquella vezguardaban su alegría dentro de todo frutoinalcanzable sin su florecimiento.

Pero ahoralos pies ligerospersiguen al venado y a su loca carrera,aplastan las hormigasy suben a los arboles hasta alcanzar su fruto.Y si alguien pasa ahora sobre la antigua tierra, la de lo nunca visto,sentirá entre sus labioslos dientes descubiertos por la muerteque lo acecha, cercana,y ya podrá decir: la oscuridad termina.

(1962)

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LA TIERRA SIN PAÍSES

Mirad, mirad la tierra sin países;cubierta esta de polvo y de destellosy pájaros sangrantesque nunca bajan a las grutasdonde se duerme el mar.Miradla únicamente. No la nombréis ahora,pues su nombre no tiene aquel sonidoque jamas pronunciáis.Pensad que hubo el todo y la nadaque nace y que fenecebajo el peso de lo desconocido.Pensad que se ha alejadoy que esta sin embargoen donde no debaís.Pensad, y así, pensando, mirad la tierra sin países.

(1963)

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SEXTO

Mira allá, no te vuelvas que es solo un animalde rostro colorido, de múltiple plumaje.El mundo es lo que ves, en el, ahora,en este mismo instante.Dancé tu oído atento, tu voz, tu vestidura,que el mar vendrá bajo los barcos,se apagara la estrellay estará la escritura en la serpientede limitado vuelo.El mundo es lo que ves si ves la alturade roca sobre roca,de acero sobre acero.Es solo un animal, danzante.No te vuelvas, no llames, no preguntesque fue lo que se vio.

(964)

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NADA ATARA

No me atara las manos ni los pies ni la lenguaquien diga que está aquí y que no lo veodesmejorado, vuelvo al aire como al propio señorde la vida que tiene y acaba de entenderparecida a una fuerte, igual en todolo que le faltay lo que conseguirá cuando le sobrebrió, calor, paciencia, movimiento.

No me atará el resuello, nada,porque las fuentes son buenas para descenderpor las veredas, saben muy bien hacerlocasi sin dar un paso y nunca se desvivenpor conseguir tormento o darse gustocomo el que veo aquí, desmejorado y vuelto al airede las ventanas esperando escucharla inmensa voz del padre muertoque le hable desde allá, séptimo cielo,polvo, uvas, viñedos pisoteados.

Nace la gente, nace, es cierto,y sin ningún temor se va. Crece en las nochesy luego se derrumba cada día, o se olvidade proseguir en su retiro, donde gimeo se desbarata mientras ve cómo hay barcos,cordeles, agujeros, cómo negrea la noche.

Pero la vida no se alumbra, pariente del señor,con una sola vela o con un ojo:se necesitan dos y un millar, y darse carambazoscontra cinco paredes de modo que se estrelleel cráneo y se abra y entonces salga humo,fuentes de luz, el alma y agua hasta que quede quieto.

(1965)

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68 AÑOS

De una sola vuelta se apago, y hubo abundanciacuando aparecieron por primera vez igual a un solo pecho vivo y empezaron a andar. Y cómo andaban, cómo se movíande un lado para otro cuando el color se aligerabay caía la nieve.

Aunque no era nieve por más que se le pareciera:gran abundancia en los espacios, grande luz cuando la luzdejó de verse y una oscuridad cuando otra vez surgió.Porque nieve, luz y esplendor, todo eso parecíala abundancia, el movimiento y quién sabe lo que fuerael color y la forma de un solo pecho vivoajustado a un ejercito de pechosque un día apareció. Y andaban, caminabande un modo que da gusto referirlo, era la lejaníay el descanso, el color y la nieve cerrada, todo juntocae y cae, moviéndose entre luz y oscuridad,oh maravilla.

Porque no dejaba de versenada y era una abundancia en los espacios ocupadosy en los no ocupados. Y era un esplendory un estar en pie sobre la oscuridad mientras pasaba

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la nieve, el color o lo que fuera que pasaba.Porque todo se removía y se daba cuenta de algo.De no se sabe qué. Y cómo apareció, y cómo se vinoensanchando poco a poco, maravilla de ver y de sentirse,mientras caminaba y caminaba por los espacios,por todos los espacios y extensioneshasta que fue una grande luz, un movimiento y abundancia lejanos, un color que ya no se abarcaba. Todo junto era esoque vino y empezó a caminar y a extendersehasta que de una sola vuelta se apagó.

(1966)

LUZ QUE TE DUERMES, BRUJA

Luz que te duermes, bruja,dame la mano, aprieta para saber de ti,que ya crece la lumbre y habla el fuegodel día que se va, de aquel día dormidoque apareció una vez y nos tendió los brazoscomo si nos quisiera a ti y a mi,mientras tu estabas quieta y no volabascon tu linterna verde hacia el lugar,al tuyo donde ardíasacurrucada en los alerosy orinando de penapor el país, el tuyo, viejo y pobre,sin quien te lo quisiera.

Dame la mano, vieja, luz que te duermesy te hablare de el. Dame la mano y oye cómo voy hacia ti y cómo te cuentode la vez que te vi, pagado a tierra, volar, volar, desvanecerte con tu luzcuando ya era nacido y ya podía vertecon los ojos que tuveen mi propio país, el mío que ahora llorasy que ha quedado solo desde entoncessin quien le de la mano.

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Pero apriétate a mi mientras te cuentocómo esta tu país, cómo duerme la luzen él y faltan pocos díaspara que el fuego crezcaentre tus coyunturas,las que te arrancaráde modo que no vuelesy ya no hagas tu seña.

(1966)

LAS ORUGAS

A la hora de la cruz ante la mesa abastecidapara qué comerán los zopilotes y las orugasabriendo la boca, si acaso una boca guardan.Enjambre de ilusiones levantan los brazos los zopilotesy hacen signos con ellos tras las orugasy nunca se cansan de mirarlas como si comprendieranjunto a la mesa abastecida y con los enjambres.Para qué comerán si nada les falta, si no tienennecesidad y es poco lo que piden ahoray quien sabe si después sea mucho menos.

Saben llamar a las puertas y están en el mundoaunque antes ~no hace tanto~ ninguno aparecíani se sabía de ellos nada.Son inconstantes, vivos que son cuando se alejany ya no quieren más sino alejarse.

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Se olvidan de los signos y de todoporque descansan los brazos levantados y se van,cierran la boca para ya no pedir mesas abastecidasy huyen los zopilotes cada uno por su ruta.

Más solitarios van, y enjambres de ilusiones los siguen,pero no las orugas,ellas no, porque ellas se quedan como vinierony sólo se mueven para decir entre palabrasque llegan de noche:“Allá te voy, espera. Mira qué tardemi corazón se aliviacon las patadas que le doy al mundo”.

(1966)

ESTA EDICIÓN DE 100 EJEMPLARES CORRESPONDE A UN SOBRETIRO DEL NUMERO 8 DE PARVA,

NOVIEMBRE-DICIEMBRE DE 1966

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